Aproximaciones para el manejo del acoso escolar 1

Aproximaciones para el manejo del acoso escolar1 Según Rigby (2010) existen seis aproximaciones para el manejo de casos de acoso escolar (intimidación

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Aproximaciones para el manejo del acoso escolar1 Según Rigby (2010) existen seis aproximaciones para el manejo de casos de acoso escolar (intimidación), las cuales pueden ser apropiadas en algunas situaciones de acoso escolar. A continuación se describen brevemente tres de ellas. Sin embargo, para la aplicación de cada una de estas estrategias, es esencial contar con una formación específica. Práctica restaurativa. Esta estrategia está diseñada para reparar el daño causado a relaciones entre individuos o entre grupos. Este tipo de estrategias requieren que el agresor/intimidador reconozca que ha actuado mal y sea consciente del daño que ha causado y luego actúa para restaurar el daño causado (ej. mediante una disculpa o una acción compensatoria). Para que lo anterior tenga lugar, se organiza una reunión en donde a la(s) persona(s) que están acosando/intimidando se les pide que escuchen cómo su víctima se siente con el trato que le están dando. Se les exige reflexionar sobre lo que ha estado pasando y actuar de manera restaurativa, por ejemplo pidiendo una disculpa a quienes ha(n) ofendido. Para la reunión deben estar presentes la(s) víctima(s), el/los intimidador(es) y otras personas interesadas (padres, compañeros del salón). A continuación se presenta un guion como ejemplo para la intervención: 1. En la presencia de la víctima, se le pregunta al intimidador lo siguiente:  ¿qué pasó?  ¿qué estabas pensando en ese momento?  ¿qué has pensando desde que eso pasó?  ¿quién se ha visto afectado/perjudicado por lo que has hecho? ¿de qué manera? 2. Se le pregunta a la víctima:  ¿qué pensaste cuando te diste cuenta de lo que había pasado?  ¿qué has pensando desde ese entonces?  ¿qué impacto ha tenido esto en ti y/u otros?  ¿qué ha sido lo más difícil para ti? 1 Adaptación de Rigby, K (2010) Bullying interventions in schools: Six major methods. Camberwell: ACER..



¿qué crees que debe pasar para que las cosas se resuelvan/para que todo esté bien? 3. Se le pregunta al intimidador:  ¿qué crees que necesitas para hacer que todo esté bien nuevamente y se resuelva la situación?  ¿cómo nos podemos asegurar de que esto no va a volver a pasar? Luego de que se haya sugerido una acción restauradora (tomada y aceptada por el intimidador), el caso puede ser cerrado, pero la situación debe continuar siendo monitoreada. El grupo de apoyo. En esta estrategia la persona que está siendo víctima de la intimidación es entrevistada y la situación (desde su punto de vista y su dolor) es comunicado a los que han sido identificados como intimidadores. Este comunicado se realiza en una reunión a la cual atienden los intimidadores y otras personas que apoyan a la víctima. A todos en la reunión se les pide que digan cómo van a ayudar a resolver el problema. El resultado de la reunión es después monitoreado cuidadosamente. Hay siete pasos para este método: 1. Hablar con la víctima. Un interventor se reúne con la víctima y establecen el impacto que ha causado el acoso. No se le pide a la víctima que describa los incidentes particulares del acoso escolar, pero sí se le motiva a hablar en detalle sobre cómo la situación le ha afectado. La víctima puede expresar por escrito o mediante un dibujo cómo se ha visto afectada. Se le pide a la víctima que identifique a los agresores/intimidadores y que sugiera nombres de personas que podrían ayudar a resolver el problema. Se le debe comunicar y asegurar a la víctima que nadie será castigado. 2. Convocatoria a reunión grupal. Esta reunión incluye a los que han sido identificados como agresores/intimidadores y otras personas seleccionadas porque podrían contribuir positivamente a dar una solución al problema. La víctima no debe estar en esta reunión. El tamaño del grupo generalmente es de 6 a 8 personas. 3. Explicar el problema. El interventor demuestra cómo lo que ha pasado es un problema y hace énfasis en las consecuencias que

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éste ha traído a la víctima. No se describen incidentes específicos del caso y no se hacen acusaciones. Promover responsabilidad compartida. Se ha aclarado que nadie va a ser castigado y que el grupo ha sido convocado para ayudar a resolver el problema, por lo que todos son responsables de mejorar la situación. Preguntar por ideas. EL interventor pregunta al grupo por sugerencias de cómo pueden mejor la situación de la víctima. Cada persona debe decir explícitamente qué va a hacer él o ella para ayudar. El grupo asume la responsabilidad. Luego de haber explicado la situación, el interventor pasa la responsabilidad del problema al grupo, les agradece por su apoyo y les indica que van a realizarse más adelante otras reuniones con cada estudiante para conocer cómo van las cosas. Reuniones finales. Una semana o un poco más adelante, el interventor se reúne con cada miembro del grupo individualmente para conocer el progreso de la situación. La víctima también es entrevistada como parte del proceso de monitoreo del caso.

Método de preocupación compartida (MPC) (Pikas, 1989, 2004)2. Esta estrategia está compuesta por cinco fases, algunas de las cuales tienen varios pasos. Cada una de estas fases debe ser desarrollada por completo antes de pasar a la siguiente. Fase 1. Conversaciones individuales con los intimidadores: El interventor se reúne individualmente con cada uno de los intimidadores (empezando por el líder) con el fin de empezar a establecer con ellos una relación de confianza y romper con la influencia que el resto del grupo ejerce. En estas conversaciones el interventor empieza generando confianza (paso 1) en el intimidador a través de una postura cercana y del contacto visual. En este paso el interventor debe evitar decir frases que generen sentimientos de culpa en el intimidador, y por el contrario mostrar interés por la situación de la víctima.

2 Esta descripción es tomada de: Jimenez, M., Castellanos, M. & Chaux, E. (2009). Manejo de casos de intimidación escolar: Método de Preocupación Compartida. Pensamiento Psicológico, 6,13, 69-86.

Cuando el intimidador empieza a compartir la preocupación del interventor (paso 2), éste indaga acerca de la percepción que tiene el intimidador sobre la situación (p.ej., “¿Qué opinas de la situación de X?”), dejando de lado, por ahora, la parte emocional ( “¿Cómo te sentirías si tú fueras X?”). Uno de los objetivos de esta fase es que el intimidador empiece a mostrar signos de reconocer su responsabilidad frente a dicha situación (paso 3). Cuando el intimidador empieza a reconocer su rol en la intimidación, es posible retomar la parte emocional y empezar a generar empatía hacia la víctima. Posteriormente, el interventor empezará a fomentar que el intimidador genere posibles soluciones a la situación, reforzando todos los comentarios positivos del estudiante. Finalmente, el interventor resume lo dicho por el intimidador y comenta que más adelante se hará otra reunión con los demás intimidadores y la víctima para continuar con el proceso de solución de la situación. Al terminar esta conversación (que suele ser de corta duración), el interventor seguirá con los demás intimidadores. Según Pikas (1989), empezar con los intimidadores protege a las víctimas de ser acusadas de “soplones”, y permite que se genere un lazo de confidencia e intimidad entre el interventor y los intimidadores que facilitará el proceso. Fase 2. Conversación con la víctima. Inmediatamente después de las conversaciones con los intimidadores, el interventor deberá hablar con la víctima para escuchar su punto de vista frente a la situación, dando muestras de empatía (e.g “Esa debe ser una situación difícil, debes sentirte muy triste cuando te dicen eso”). En este momento el interventor deberá indagar para saber si la víctima es pasiva (que no contribuye a la intimidación) o provocadora (que tiene conductas que incomodan a los intimidadores, con frecuencia agresivas, las cuales ellos usan como “excusa” para sus acciones). Si la víctima es pasiva, el interventor empezará a discutir con ella posibles formas en las que puede contribuir para que la intimidación cese. Si es provocadora, el interventor establece con ella una conversación similar a la establecida con los intimidadores, en la que se busca que reconozca lo preocupante de la situación y su responsabilidad frente a la misma.

Segundo encuentro con los intimidadores: tras conversar con la víctima, el interventor retoma las conversaciones individuales con los intimidadores para saber acerca de la puesta en práctica de las ideas sugeridas en la reunión anterior y para recordarles que realizará una reunión de todos con la víctima para seguir discutiendo el problema. Fase 3. Preparación para una reunión entre intimidadores y víctima: en esta conversación el interventor reúne a los intimidadores y los felicita por los progresos alcanzados. Posteriormente sugiere incorporar a la víctima a este proceso y busca que los intimidadores expresen una actitud positiva frente a su participación. Fase 4. Reunión con intimidadores y víctima. Esta es la primera fase en que se encuentran intimidadores y víctima, así que se inicia asegurando a la víctima que los intimidadores no tienen actitudes negativas contra ella y se espera que ésta confirme que las acciones intimidatorias han disminuido sustancialmente. El objetivo de esta fase es que todos establezcan acuerdos constructivos que permitan una coexistencia pacífica entre las partes (Pikas, 2004), explicitando claramente qué es lo que cada uno va a hacer. Estos acuerdos deben ser oficializados a través de algún gesto simbólico (p.ej., la firma de todos los involucrados). Además, el interventor ayuda a que el grupo establezca qué sucederá si alguien no cumple lo acordado. Pikas (1989) llama a esta reunión mediación. Sin embargo, no es una mediación en el sentido estricto debido a que el interventor no cumple el rol de mediador neutral. Además, mientras que en una mediación la solución es definida por las partes, en este caso el proceso es muy guiado por el interventor, quien, además de buscar compensar el desbalance de poder entre las partes, debe permitir solamente las soluciones que impliquen que la intimidación termine. Fase 5. Seguimiento: finalmente, el interventor deberá reunirse con los intimidadores un tiempo después de la reunión del grupo, con el fin de conocer los progresos logrados y de felicitarlos por su conducta.

Referencias Jimenez, M., Castellanos, M. & Chaux, E. (2009). Manejo de casos de intimidación escolar: Método de Preocupación Compartida. Pensamiento Psicológico, 6, 13, 69-86. Pikas, A. (1989) The Common Concern Method for the treatment of mobbing. En: E. Roland & E. Munthe (Eds.) Bullying: An international perspective. Londres: David Fulton. Pp. 91-104. Pikas, A. (2004) La méthode d’intéret commun (MIC): intervener stratégiquement auprès des intimidateurs et de Leurs victims. SCRASSC : Monteregie. Rigby, K (2010) Bullying interventions in schools: Six major methods. Camberwell: ACER.. Ken Rigby, PhD., Es Profesor Adjunto (Investigación) en la Facultad de Educación y el Instituto de Investigación de Hawke en la Universidad de Australia del Sur. Es miembro de largo plazo del Centro Nacional (Australia) contra la Intimidación. Después de completar una licenciatura en Economía y un Certificado de Postgrado en Educación de la Universidad de Leicester, Inglaterra, enseñó en las escuelas secundarias durante diez años, primero en Essex, Inglaterra, y luego en Tasmania y Australia del Sur. Obtuvo un doctorado en Psicología en la Universidad de Adelaide y fue registrado como un psicólogo en Australia del Sur. De 1969 a 1996, fue contratado como profesor de psicología y los métodos de investigación de la Universidad de Australia del Sur.

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