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PLANIFICACIÓN FAMILIAR NATURAL AMOR, MISERICORDIA Y VIDA Abriendo el Corazòn del Matrimonio Semana Nacional de Concientización sobre Planificación Familiar Natural Julio 24-30 de 2016 Rev. Samuel A. Martin, STL, Diócesis de La Crosse
APUNTES PARA LA HOMILIA DOMINICAL Nota para el homilista: El siguiente texto le proporciona contenidos en caso de que esté considerando cómo integrar la enseñanza de la Iglesia en cuanto a matrimonio, amor conyugal , paternidad responsable y los métodos de Planificación Familiar Natural en sus homilías. No se pretende que el texto sea proclamado en su totalidad, aunque usted puede escoger hacerlo.
Domingo 24 de Julio de 2016 DECIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Primera lectura: Génesis 18: 20-32 Salmo Responsorial: 138: 1-2, 2-3, 6-7, 7-8 R. Señor, el día en que te llamé, me respondiste. Segunda Lectura: Colosenses 2:12-14 Evangelio: Lucas 11:1-13 (111) En nuestros días la longevidad es considerada una bendición. Cuando nos referimos a nuestro futuro como ciudadanos mayores, repetimos con frecuencia frases como “los años dorados”. Aunque esto puede darnos una sensación de consuelo, desafortunadamente como muchas cosas en la vida, “la vejez” puede convertirse en una mezcla de bendiciones y de cruces. Cuando una persona envejece dignamente puede experimentar algunos de los años más felices de su vida: liberación del estrés del trabajo y de horarios implacables, mucho tiempo para compartir con familiares y amigos y tiempo para detenerse a “oler las rosas”. Sin embargo, para otros, los años dorados pueden ser tiempo de constantes ciclos de enfermedad, lenta recuperación y recaída; sentimientos molestos de inutilidad y de ser una carga para los que ama. Tomemos como ejemplo la demencia. A medida que el promedio de expectativa de vida aumenta, más personas que conocemos o a las que amamos viven con demencia. Esto puede ser muy difícil tanto para los pacientes como para sus seres amados. Afortunadamente, hay muchos días que incluyen solo cortos instantes de alteración mental. Tristemente otros días pueden no ser tan buenos ya que están llenos de lenguaje y comportamiento irracional. Aquellos de nosotros que pasamos tiempo con personas que están muy
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afectadas, puede que tengamos que acortar la visita en un mal día tan sólo para regresar otro día cuando el paciente esté pasando por un mejor momento. Comento esto para enfatizar que “el tiempo adecuado es lo más importante”.
¿Han experimentado alguna vez lo que la gente suele llamar “la tormenta perfecta”? Esto ocurre cuando las circunstancias conspiran para que las cosas se den de la peor manera imaginable. Algo así ocurrió en 1968 al Beato Papa Pablo VI cuando promulgó la encíclica papal (carta) Humanae vitae. Si han escuchado de esta encíclica es muy probable que hayan oido que no es buena. ¡Esto no podría estar más lejos de la verdad! Humanae vitae es una moderna encíclica papal que reafirma las enseñanzas de la iglesia en cuanto al amor conyugal, la paternidad responsable, la bondad de los niños, y la prohibición moral de la anticoncepción. Para expresarlo de una manera ligera, este documento cayó como una bola de plomo y nunca se le dio la oportunidad de ser comprendido adecuadamente por parte de los fieles (y de algunos miembros del clero)1. Sin embargo, la enseñanza de la iglesia expresa la verdad de Dios. ¡Y la verdad prevalecerá!. No sería hasta que el Papa San Juan Pablo II presentara la enseñanza de la iglesia en lo que hoy es llamado “Teología del Cuerpo”, que los fieles se abrirían al aprendizaje de la sexualidad humana, la naturaleza del matrimonio, y las regulaciones éticas de la fertilidad en el matrimonio. ¡El Papa San Juan Pablo II leyó adecuadamente estos tiempos y supo que lo que la Iglesia Católica enseña acerca de sexualidad humana son buenas noticias para todos! Esta semana celebramos la Concientización sobre la Planificación Familiar y providencialmente las lecturas de hoy nos muestran a un Dios cuyo tiempo es impecable y cuya pedagogía es extraordinariamente paciente y efectiva. Entender un poco mejor la previsión y paciencia de Dios nos ayudará acoger lo que él nos enseña acerca del matrimonio y la familia. En la primera lectura de hoy, la paciencia de Dios ciertamente es puesta a prueba por Abraham. Cualquiera de nosotros que haya sido fastidiado por el incesante cuestionamiento de otro, sabe que rápidamente llegamos a nuestro límite. Abraham llega incluso más lejos al insinuar que Dios sería injusto si él fuera a “arrasar los inocentes junto con los culpables”. Volveremos a la paciencia de Dios en un momento. Primero, consideremos un par de aspectos en esta historia. A primera vista podríamos concluir que Dios es muy permisivo – en tanto tengamos buenas personas a nuestro alrededor podremos hacer lo que queramos. Pero la verdad es que nunca ni Abraham, ni Dios trataron superficialmente el hecho de que algunos son inocentes y otros son culpables. Por el contrario, la conversación evoca una línea del Papa Pio XII en su encíclica Mystici Corporis Christi:
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Con respecto a la idea de que el tiempo adecuado es decisivo en como algo es recibido, predicar a los pecadores de Sodoma y Gomorra podia no ser prudente en ese momento. Dado el nivel del discurso irracional que rodea el llamado “matrimonio del mismo sexo" se puede concluir que un discurso productivo no era muy probable en ese tiempo. En imitación de Jesus, que generalmente evitaba provocar a las personas, nosotros, cumplimos nuestro deber de mantenernos, es decir, pronunciarnos clara, firme , paciente y caritativamente que el matrimonio es entra hombre y mujer, y Dios. Oramos y esperamos por el dia en que podamos ser mas firmes en compartir las buenas nuevas del amor conyugal y el matrimonio con personas dispuestas y capaces de escuchar.
3 Constituye un profundo misterio, e inagotable materia de meditación, el que la salvación de muchos dependa de las oraciones y penitencias que los miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo ofrezcan por esta intención y en la cooperación de Pastores y fieles, particularmente de los padres y madres de familia. Una cooperación que ellos han de ofrecer a nuestro Divino Salvador como si fueran Sus asistentes. (Mystici Corporis Christi, no. 44)
En otras palabras, ¡la salvación de muchos depende de la bondad de unos pocos! La providencia de Dios es tal ,que la bondad, aunque ampliamente sobrepasada por el mal, es mayor y al final siempre triunfará. En el caso de Sodoma y Gomorra, Dios no aprueba sus pecaminosas acciones, ni tampoco abandona a los bondadosos que aún están entre ellos. De hecho, Dios cree que la gente buena, aunque poca, será suficiente para perdonar el merecido castigo de aquellos que son malvados. Hasta cierto punto nosotros podríamos creer lo mismo, excepto que nuestras experiencias a menudo lo contradicen. Ejemplos tan solo del siglo 20 desafían la tesis de que la bondad prevalece sobre la maldad; depravaciones como en el caso del Holocausto, la eugenesia, y el terrorismo incontrolado hacen surgir la pregunta de cómo Dios puede permitir tales horrores y aún esperar que confiemos en él, que creamos en él. Cuando el Papa Benedicto XVI fue electo, meditaba sobre este punto: Nosotros sufrimos por cuenta de la paciencia de Dios. Y no obstante, todos necesitamos de su paciencia. El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado, no por los que lo crucificaron. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres. (Benedicto XVI, Homilía, Santa Misa de Imposición del Palio y entrega del anillo del pescador en el solemne inicio del ministerio Petrino del Obispo de Roma, Abril 24 de 2005)
Dios muestra su paciencia a Abraham perdonando al pueblo. Siglos después, entendemos que esto presagia la manera como Dios salvaría definitivamente a su pueblo de un castigo que sería inevitable. Lo que en realidad queríamos era “ Un Dios exento de ira, que trajo hombres sin pecado a un reino sin juicio, por medio de la ayuda de un Cristo sin una cruz…” H. Richard Niebuhr, The Kingdom of God in America, NY: Harper & Row, 1959, p. 193). Como lo señala San Pablo en la segunda lectura, lo que conseguimos a cambio fue un Dios dispuesto a morir así como a clavar nuestros pecados en la cruz. Hace algún tiempo me encontré esta perla de sabiduría que de manera convincente, explica cómo Jesús es aquel cuya perfecta bondad borró la culpa de todos nosotros: “Todo se ha cumplido” (Jn. 19:30) Esas palabras en el Griego, idioma original de los Evangelios, son solo una palabra: tetelestai. Hace pocos años, los académicos lograron un mejor entendimiento del significado de esta expresión después de que un grupo de arqueólogos excavaron la oficina de un recolector de impuestos en Tierra Santa, la cual estaba casi intacta, incluyendo todos los registros de impuestos. Había dos pilas de registros de impuestos y uno de ellos tenía escrita la palabra “tetelestai” encima. En otras palabras, “pagado”. Esas personas no debían ya nada. Entonces, cuando Jesús dice, “todo se ha cumplido”, ¿Qué se ha cumplido? Es la deuda que todos tenemos con Dios por nuestros pecados. Esta se ha pagado en su totalidad ( Rev. Munachi Ezegu, CSSP, Homilía para el viernes Santo https://justmehomely.wordpress.com/2012/03/31/good- friday-of-the-lordspassion-year-b-2).
Como en la historia de Abraham y el pecado desenfrenado de Sodoma y Gomorra, Dios no cierra los ojos al mal. Al contrario, él continuamente nos muestra el camino del amor verdadero, la misericordia, y la vida. En los Evangelios Dios se extiende al explicar la bondad de su Padre – en como él nunca nos daría una serpiente cuando le pedimos un pez. De todas las cosas que Jesús enseñó, quizá una de las más recurrentes es
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que su Padre es merecedor de toda nuestra confianza. Aunque es relativamente fácil de decir “En Dios confiamos”, generalmente es muy difícil vivir acorde con esa afirmación. Dios lo sabe mejor que nosotros, por lo tanto espera a que llegue el tiempo apropiado. Cuando enseñaba acerca de la Eucaristía, Jesús sabía que muchos lo abandonarían -él le da permiso a los apóstoles para hacerlo. Hace esto para dejar perfectamente claro que desea que nosotros vengamos a él libremente. A través de los siglos, la Iglesia como esposa de Cristo, ha tratado de hacer lo mismo. Como el Papa San Juan Pablo II lo expresó: “La Iglesia propone, no impone nada “ .Así es como comprendemos mejor la paciencia de Dios y vemos como él espera hasta que estemos listos a recibirlo. Hace años, el Papa Pablo VI proclamó la belleza del amor conyugal refiriéndose a su inherente libertad, fidelidad y aptitud hacia la vida. Lo que fue rechazado entonces es más apreciado estos días, a medida de que los jóvenes estudian y viven la Teología del Cuerpo. Y mientras los Evangelios ensalzan el valor de la persistencia humana, nadie se acerca a Dios en cuanto a su determinación por impartir la verdad De 1979 a 1984 San Pablo II pasó la mayoría de las audiencias de los miércoles explicando el plan de Dios para el amor y el matrimonio. Fundamentalmente, el Papa enseñó que jamás ninguna persona debe ser usada o manipulada -tristemente, esto ocurre frecuentemente cuando el corazón humano se abre a la mentalidad de la anticoncepción. El Santo Padre citó el documento del Concilio Vaticano Segundo, Gaudium et spes recordándonos que sólo podremos descubrir quienes somos realmente a través del regalo sincero de nosotros mismos (GS, no. 24). Así como lo aclara Humanae vitae, tal regalo sincero debe darse libremente, debe ser un regalo completo de uno mismo que se auto-comprueba por la fidelidad y fecundidad tan concreta que hasta hemos de darle un nombre (HV, nos. 9, 10). Estos días un sinnúmero de parejas se esfuerzan por vivir el plan de Dios para su matrimonio, los resultados son obvios: más ruido en la iglesia y aun mas caos cuando la Misa ha concluido, pero también mucha más felicidad y un futuro brillante! Ahora que, acertadamente, el Papa Francisco ha intuido que muchos están entendiblemente preocupados por la naturaleza y las muchas manipulaciones de la misma, no es de extrañar que la gente joven encuentre atractiva la Planificación Familiar Natural: no químicos, no manipulación perjudicial del cuerpo, no efectos secundarios permanentes. Debido a que el Papa Pablo VI proféticamente predijo muchos de los resultados del movimiento de los anticonceptivos, hoy muchos son más escépticos acerca de los reclamos de que podemos, caprichosamente, hacer que nuestro cuerpo sirva a un ilimitado deseo de placer. Y mientras los viejos hábitos son duros de matar (algunos han comparado la anticoncepción con otras adicciones), la verdad del plan de Dios para el amor conyugal está demostrando ser más resistente de lo que fue hace dos generaciones. En conclusión, si la salvación de muchos todavía depende de la santidad de unos pocos, podemos estar seguros que el Espíritu Santo está hablando a los corazones de muchos en la iglesia, invitándonos a abrir los corazones a Dios. Si bien hay muchos beneficios en la Planificación Familiar Natural, posiblemente su más grande atributo sea el que ésta demanda sacrificio y comunicación. Así como el amor verdadero. Es el tiempo preciso no sólo para escuchar estas buenas nuevas, sino también, por la gracia que Dios nos da en el Sacramento, para vivirlas plena y valientemente. El Padre John Harvey lo expresó acertadamente cuando escribió:
5 Todos necesitamos amor ; y tristemente, muchos encontraran poco o ningún amor verdadero durante la vida. Esto ocurre porque hay muchas falsificaciones del amor. Algunos son simplemente hipócritas, tal como las manipulaciones o proyecciones narcisistas, las cuales son amor hacia sí mismo mostrándose como amor por alguien más. Otras falsificaciones son más sinceras y honestas, pero no son amor verdadero. Ellas pueden ser la simpatía, la indulgencia o incluso afecto edificado sobre preocupaciones comunes o la atracción; pero estas no alcanzan a ser amor verdadero. Como San Pablo nos lo recuerda, el amor nunca falla (1 Cor. 13:3). El amor no es egoísta sino soporta todas las cosas, resiste todas las cosas, y espera todas las cosas (The Homosexual Person, Ignatius Press, 1987, p11). El Padre Martin, sacerdote de la Diócesis de La Crosse, Wisconsin, posee un grado en Teología Sagrada de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma y licenciatura en Teología Sagrada del Instituto Pontificio Juan Pablo II para Estudios en Matrimonio y Familia, en la Universidad Lateran de Roma. ©Rev Samuel A. Martin 2016. Este trabajo es utilizado con permiso. Usted tiene permiso del autor para usar parte o la totalidad de este texto para el desarrollo de su homilía sin referirse al autor. Si esta homilía es impresa en parte o en su totalidad ya sea mediante copia en papel o electrónica, por favor incluya el siguiente texto: “©Rev. Samuel A. Martin 2016, Homily Notes, National NFP Awareness Week, U.S. Conference of Catholic Bishops, Washington, DC, reprinted with permission of the author.”