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VILLARREAL - JULIO - AGOSTO - SEPTIEMBRE 2000
AZUVI D i s e 1l o en C e r d m i t a
EXPOSICION Avda. de Italia, 58 - Villarreal - Tel. 50 91 00 - Sábados abierto
E D IT O R IA L
BOLETIN INFORMATIVO DEL SANTUARIO EUCARISTICO INTERNACIONAL DE SAN PASCUAL. VILA·REAL AÑO XXXVII Julio· Agosto· Septiembre 2000 N.o326
D1RECCION:
M" Dolores Pérez, o.s.c. FOTOGRAFIA:
Publicaciones de la Basílicade SanPascual. ADMINISTRACION:
M.M. Clarisas SanPascual. Dirección: Plaza SanPascual. Teléfono96452 03 88. IMPRIME:
Imprenta Sichet, S.L. Depósito Legal: CS-176-89 PORTADA: SanPascual Baylón. Cerámica de Alcora. S. XVIII. Monasterio deSanPascual. Villarreal.
Presentamos este nue vo boletín especialmente ilusionados y con sat isfacción plen a. De todos es conocido que nuestra Basílica cuenta desde el pasado mes de oct ubre con la asistencia de tres nuevos sacerdotes y un diáco no, con el fin de ocuparse del culto y la atención continuad a y diaria de todos los fieles que ac ude n al Santuario pascual ino. Esta medida adoptada por nuestro Obi spo para pro veer y aume ntar la atenció n tant o a los devotos de nuestro Santo como a los peregrinos, ha provocad o una alegría entus iasta y un hondo gozo entre nuestra co mu nidad cat ólica . Es moti vo de orgullo que nuestra Basíli ca cuente desde ahora con esta inestimable co laboración de sace rdo tes regulares, los cuales se unen a los Padr es franci scan os que sigue n ate ndiendo el Santuario con la dil igen cia y consta ncia de la que han hecho ga la durante todos estos años. Esta mos seguros que uni dos con tinua rán ensalzan do y engrandeciendo al Patrón de Vila-real, de la Diócesis y de l Culto Eucarístico Uni versal. y aú n podem os anunc iar una buena nueva más. Este periodo ve raniego que ya hem os superado y que nos ha se rvido para co me nza r el nuevo año lectivo con fuerzas reno vadas, ha sido un tiempo fruct ífero para Sa n Pascual. Hay not icias fund ad as que se está es tudia ndo un ambic ioso proyecto de ampliación de la Basíli ca. Todavía es prematuro ade lantar acontec im ientos, pe ro nues tra lealtad con los suscriptores y lectores nos obliga a man ten erl es pu ntua lme nte info rma dos sobre cuestio nes que cumplan requisitos mínimos de verosim ilitud. Yen este sentido, parece que en breve puede co nfirma rse la decisión de enca rgar el estudio sobre la posibilidad de ampliar la Basíli ca, de acu erdo a una concepción sim ilar a la primigeni a, en e l cua l se inclu ya una nueva nave e inclu so la cúpula. Nin guna noti ci a podría se r más gozosa pa ra los fieles pascualin os, pero en es tos instantes tan só lo nos resta mos trar nuest ro más unáni me apoyo a este proyecto que nun ca ha dejado de ser una sec reta ambic ión pa ra todos . Dios quiera que muy pron to esta intenc ión se co nvie rta en realidad facti ble y que, de igua l manera que entre todos hem os sido capaces de levantar las dos torr es ca mpana rio y la fach ada prin cip al en el increíble plazo de un año, podamos ver ampliada la Basíli ca y surgir esbelta la cúpula que la culm ine.
OPIN IÓN
UN FUTURO ESPLENDOROSO PARA LA BASÍLICA Aún pode mos recordar la ilusión co n la que Vi la-rea l y los devoto s pasc ualinos afro nta ro n las ce lebrac iones de 1992 . Se conmemoraba el IV Centenari o de la muerte de San Pascu al y el evento se hizo co incidir con la inau guración de la remo de lada Real Ca pilla, el traslad o de los restos del Sant o a su nuevo Sepulcro y la presencia de S. M. el Rey de Es paña Don Ju an Ca rlos I. o men os import ant es fueron las solemnidades co n oc as ión del Centen ario de la procl amación de San Pascual, como Patrono Universa l de los Congr esos y Ob ras Eucarísticas en 1997 . Las mismas dieron lugar a es plendo ros os act os, que se culminaron en lo material co n la construc ción de las dos torres ca mpanarios ge me las, la fachada pri ncipal de la Basíl ica con su impresionante fro ntó n clásico y el escudo pont ificio en bronce, la plaza de nuestr o Sant o con su image n también en bronce y el monolito de fondo, así co mo la co locación de las campa nas y el carilló n. En es ta segunda fase es im presc indi ble hacer mención a la desinteresada co laboración de uno de lo s más sig ni f icat ivos devo tos pascualinos q ue se hizo cargo de sufragar importantes partidas económicas. Hoy, en puert as del sig lo XXI , Vila-rea l sig ue ilusionado en culminar las obras de la Basílica de San Pascual, sin necesidad siquiera de apoyar su pre tens ión en otro evento sig nificativo. Tras más de sesenta años de trabajo, no siempre agradec ido y exento de sac rific ios y frus traciones, ha llegado el mo me nto de de mo stra rnos a
nosotros mism os que resulta inap lazable el ofrecer en nue stro Santo la mo rada di gna q ue preci sa. Es un deber de nuestra soc ieda d el enco ntra r sus oríge nes , despoj arse de falsos maniqueísmos y obscenos resquemores, pro pios del enq uis ta mie nto de unos valores pretendidamente modern os, y ava nzar unid os en el convenc imiento que nues tra tradi ción pascu alin a só lo pued e de pa ram os el benefi ci o de la ide ntidad cultura l, human a y religiosa qu e desde sie mpre nos ha hermanado y que nos es propia co mo lo más sig nifica do de nuestra substancia co mú n. A nadi e se le puede escapar que San Pascual es el prin cipal aglutinador de los ci uda da nos de Vila-rea l, y no hoy, sino que nuest ra historia co lec tiva nos de mues tra q ue de sde los mism os tie mpos co ntemporáneos a nuestro Sant o, és te se co nstituyó co mo el ejemplo vivo y cercano de lo que en un futuro iba a ser nuestra soc ieda d. Sólo la influe ncia de nues tro bendit o Pascual puede ex plicar que hoy nuestras ge ntes sigan haciendo ga la de una religiosid ad y unos valores éticos qu e no encuentran parangón en nue stro entorno. Algunos podrán tac har este se ntimie nto popular de moj igate ría beateril , pero a bue n seguro que lo harán desde la más profun da ignoranc ia y la falta de res pe to a una trad ición heredada de nuestros antepasados que, afortuna da me nte, co ntinúa perdurando en nuestros co razo nes . Obj etivam ent e, nadi e po drá recri mina r cualquie r mu estra de amor a nue stro Sant o que trasladem os a la rea lidad
por medi o del engrandecimiento de su Basíl ica, pues no es más que un símbolo de en trega al que co nside ramos la máxima represe ntación de nuestro s más profundos valores humanos y reli giosos. osotros sabe mos que cada peseta invertida en ensalzar la idea pascualina y dotar a Vilareal de un emporio artístico y arquitectónico de prim er ode n, es un legad o que tran smitimos a nue stros hijo s como la más preciada herencia de nue stra identidad común . Hoy, ya es una realidad, que mo stremos a los visitantes y pere grinos la respuesta que hem os sa bido dar a la bestialidad blasfema que nos vimos obligado s a sufrir durante nuestra tragedi a civil. Es una muestra de resignac ión en el trabajo, de reconstrucció n des de la nada sin conces ió n alguna al rencor o a la ira, que nuestra población haya sido ca paz de sobreponerse a la destru cción de 1936, ofreciendo a San Pascu al una nueva Basíli ca más esplendorosa, si cabe, que la originaria. Pero este sentimiento se quedará pequeño ant e la posibilidad de poder mostrar a nue stro s hijo s y nieto s, dentro de uno s pocos año s, un ejemplo únic o de aunamiento de fuerzas que permita la elevac ión de l mayor templo en mérito de este último siglo en nuestro entorno territorial. y lo anterior viene al hilo de ciertas noticias, dotadas de mayor vero similitud a medida que avan zan las fechas, en cuanto a que se está barajando la posibilidad de ampliar la Basílica, añadiendo una nueva nave al cruc ero, y con struir la gran cúpula ce ntral. A ello, habría que agregar que tamb ién sería factible la con strucción de un nuevo altar, dotado de un retablo de mayo res dim en siones que el actual de San
Pascu al, en el presbit erio qu e se hab ilitaría en la nueva nave, ded icado posibl em ente a la Eucari stía; y un co ro emplaza do obre la entrada prin cipal que procurará al culto el esp lendor necesario de la mú sica sac ra. Si al final acaba cuajando este pro yecto, que sería definiti vo en cua nto a la culm inación de las obras en la Basílica, una vez recubi ert o el interior y substituido el pavimento, no podemos dejar pasar la oca sión de mostrar una vez más nue stro se ntimiento pascualino y vilarealense. La oca sión histórica que se nos presenta es única, y ahora ha llegado el momento de impli carnos defi nitivamente en un obj eti va añorado por nuestros abue los y padres. Así, e preciso impl icar, sin que se nos aduzca remil go alguno, a nuestras instituciones públi cas, a toda la sociedad, de mod o que de mostremos definiti vam ent e que el amor a un Santo que holl ó nu estra tierra es ac reditable en lo mat erial por medi o de la sensibilida d del arte y la arquitectura. Ahora que somos una ciudad mod erna, dotada de todos los serv icios, con una rent a per cápita codiciable, un paro prá ctic am ente cero, con los indicadores soc ioeconómicos envidiables por cualquier otra comunidad y, porqué no decirlo, con un equipo de fútbol en la primera división, resulta inaplazable que seamos capaces de culminar el pro yecto que ha ilu sionado a nuestros conciudadanos durante las últimas década s. Por ello , ahora se debe ofrecer un esfuerzo final, una responsab ilización plen a, un grito unánime y cerrado: POR SA PASCUAL y SU TEMPLO... ADELA TE! SA 'TlAGO P. ALBl O L
OPINIÓN
VATICANERÍAS La his tor ia de la hum anidad está llen a de anéc dotas. Cuando és tas se refi eren a la vida de los papas y del Vaticano result an es pecialmente atracti vas, tal vez por el ca rácter aparentemente ce rrado y sec reto, misterioso, propi o de la Iglesia. A descubrir alguna de es tas «curiosidade s pontifi cias » se dirig e e l Libro « VATI CANE RÍAS», esc rito por NIN O LO BELLO, co rres ponsa l que fue de distintos medios de pren sa es tadou nide nses . No se trata de vulnerar ningún secreto de confesión, lo cual, aunque pudi era interesa r a una buen a part e de los lectores, co nvertiría dich o libr o en una es pec ie de Tómbola «a la Vaticana», o mejor, «al Vaticano». Se pretend e por el autor relatar detalles de la vida pap al en la Historia de nuestra Iglesia , a mod o de breviario, lo cual le do ta de un es pec ial interés y de ágil lectura. De todos los relatos que co ntie ne este libro, al qu e co n seg uridad me remitiré en posteriores escritos, voy a detern erme ahora en uno refer ido al Papa Juan XXIII. Juan XX III era hij o de una familia pobre cuyo medio de subs istencia era la agricultura. En alguna ocasión él mismo, comentando sus humildes oríge nes, dij o co n notable se ntido del humor: «En es te mundo ex isten tres formas de arr uinarse : el j uego, las muj eres y la agricu ltura . Mi padre eligió la manera más aburrida ». La agr icultura ha sido , por el co ntrar io, en nuestro puebl o, la principal fuente de
riq ueza qu e ha permitido el nacimiento de instituciones financi era s y de un flujo monetario qu e determinó, con el tiempo, el surg imiento de una brill ante indu stria encaramada al primer puesto de nue tro «mini» siste ma eco nómico. Co nocí en tiempos a un hombre, ya fallec ido, que era gran ami go de un astuto, hábil y luch ador hombre de negocios qu e logró acumular una inm ensa fort una con la agr icultura . No lo tuvo fáci l, sin embargo , pues es sabido qu e la agricultura está sujeta a designi os qu e están fuer a de la voluntad humana; no obstante, co n encomia ble tesón e intelige ncia natural, aq uél hombre logró burlar las feroces embes tidas del infortun io. Aquél anciano era amigo, así mism o, de otro, que tambi én vivía de la tierra: mo ldeándo la y aca riciándo la hasta logr ar bellas formas y volúme nes, inverosím iles figuras, atractivos co lores y mag níficas compos iciones. Era tod o un artista. Sin em ba rgo, se podría decir que el din ero no era su prin cipal riqu eza . Incomprendido, incl uso men ospreciado por un puebl o q ue no podía alcanza r su inteligencia adqu irida , embestido mil veces por la ma la fortuna, vivió y murió del mism o modo en que había nacido: env ue lto en un maravill oso mun do imagin ario de fant ásticos paisajes y ob ras de arte. En todos ellos , fue co mún su rec titud, aún de distin ta forma entendida . Tod os ellos serían, seg ura me nte, en su tiemp o
criticados . Pero ningun o de los tres alzaron ni una so la palabr a, ni un mal ges to en co ntra de sus propi os prin cip ios. Sus ac tos podrían ser discutibles, pero no su form a de aco me terlos co n absol uta hon estidad y seriedad. Esta rect itud en el co mportamiento humano se está perd iend o, co nv irtiéndose las personas, o mej or, determ inad as personas en unos auténticos hipócritas, haciendo de la menti ra y el engaño el modo más fáci l para alcanzar sus fines, retorciendo us más hondos principios para lograr sus objetivos (por lo general vanidosos y arrogantes), y viviendo en una riqu eza empobrec ida por la falsedad de su co mportamiento, sin co noce r amigo alguno en ese camino.
De todos modos no nos pode mos engañar: ¡Así es la vida], que di rían los franceses . En co nclusión, en este mundo hay tres mod os de arruinarse y uno de no sa lir nun ca de ella: la falta de rectitud. Éste es, actual y desafortu nad am ent e, el más común, y por eso el más aburrido. NOTA DEL ARTICULIST A: Deb o agradecer a D. Ped ro que se haya hech o eco de mi anterio r artícu lo y utili ce la expresión «San Pascual pide naranj as». Él, como también los que creemos con fe en nuestro patro no, no dej am os de «pedir naranj as por San Pascual ».
o. '.M .
EUCA RISTÍA
LA EUCARISTÍA: DIOS CON NOSOTROS De la presencia real de Jesús en la Eucaristía La presenc ia real del cuerpo y de la sa ngre de Je sú s en la E ucaristía ha sido acogida por la Igl esia co mo un a verdad de fe. Primero lo s Ev angelios co n San Pabl o, la Tradi ción y los antig uos Padres de la Igl esia as í lo han afirmado. S in e m ba rgo, ante al gunas co ntrove rsias surgi das en re lac ió n a la esencia de la Eucaristía, se pro nunció de fini tivamente e l Con cili o de Trento . El Conc ilio de Trento defi ne la pr ese ncia real de C risto e n la Eucaristía como ver d a d de fe. En el Decreto so bre la Santísima E uc aristía (Ses. X III) afi rma: "En primer lugar, el sagrado concilio abierta y simplemente profesa que en el sacramento vivificador de la Santa Eucaristía, despu és de la consagración delpan y del vino, nuestro SeñorJesús Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, está contenido verdaderamente, realmente y substancialm ente bajo la especie de aquellas cosas sensibles» (DS 1636 ). Y. como reafirm a ci án se pronuncia: «E n el santísimo sacramento de la Eucaristía están contenidos verdaderamente, realmente y substancialmente el cuerpo y la sangre a la vez que el alma y la divinidad de nuestro
Señor Jesucristo y, por lo tanto, Cristo entero (O S 1651 ). Por otra parte, e l conc ilio resp onde a la posibl e objeció n so bre , si C ris to está e n c ue rpo y alma en e l cie lo, có mo pue de, al mi sm o tiempo, es tar presen te en la Eu cari stía «N o existe contradicción alguna entre el hecho de que nuestro Salvador esté sentado para siemp re a la derecha del Padre en los cielos, según la existencia que le es natural, y que, para nosotros, se encuen tre también en otros muchos lugares sacramentalmente presente en su substancia, con una existencia que, aunque con nuestras palabras ca si 110 podemos expresar, sin embargo, con nuestro pensamiento, iluminado por lafe, podemos reconocer y debemos creer firmemente que es posible para Dios " (O S 1636). Y no ex iste in compatibilidad c uando re flex io namos qu e, es tando se ntado el Señ or a la derec ha de l Padre, tiene e l pod er de hacerse presente e n el Sacramento . Resp ecto a la forma de presen ci a e l Conc ilio destaca el carácter mi sterioso; es una forma de ex iste nc ia qu e nu estras palabras intentan ex pres ar, per o que nuestra inteligencia, ilumi nad a por la fe , pu ede co nocer. Por lo
tanto , e l Sacramento permanecerá s ie m pre como un mi sterio, es una ve rd ad que supe ra nu estro entendimiento , es superior a la razó n pero no la contra d ice. La palabra qu e más propiamente define e l hecho de la co ns agrac ió n del pan y del vino es e l de transubstanciación. Se trata de la co nversión de una substanc ia en otra, aunque persitan las es pec ies del pan y del vino. La Igl esi a ha acogido desd e e l s ig lo XII, e n q ue a pa rece es te términ o de
tra nsubstanciación , como e l má apropiado y e l qu e mejor ex pres a c uanto acontece e n el momento de la cons agrac ión del pan y del vino . El fundam ento de la doctrina de la transubstanciaci ón so n las pal ab ras de Jesús: «Esto es mi cuer po» y «Esto es mi sang re». A sí pu es, lo qu e primero e ra e l pan y e l vino, e n virtu d de us palabras, se han con vertido e n c uerpo y sang re, aunq ue co nservan do la a par iencia d el pan y d el vino. G . BORRAS
on ró
SER DIScípULO DE CRISTO Ser cri stiano es ser hombre honrado y vivir en gracia de Dio s. ¿Has pen sad o que si te falla alguna de esta s cos as eres un mal cristiano? El ser cristiano no es cosa de una hora a la sema na, ino , de tod os los días co n sus vei nticuatro horas. El ser buen cri stiano nos lleva a luch ar par a ser de Cristo, eliminando defectos y adquiriendo virtudes. Esto es, co mo dic e San Pablo : «Morir con Cristo y resucitar con Él». Es co mo una gran luch a diari a co ntra los pecados qu e impi den nuestra sa lvación. Cristo deb e ser el ideal de todo ser human o. Para ello, debes con ocerlo mu y bien, leyendo el Evangelio. Por lo cual, no debemos ol vidar que e l Baut ismo nos hace cristianos y el pecado nos descri stianiza. Entonces nos debemos hacer la siguiente pregunta: «¿Mi vida cristiana es tá llen a o por el co ntrario es tá va, 'J
Cia ..
Los prece ptos di vinos nos mues tran la ruta que nos lleva al Ciel o. Por lo tant o, no es lógico ni razonable el querer burl ar a Di os ~lo lógico es conocerle bien y cumplir sus mandatos, pero llevándolos a la práctica . ya que es to último es lo qu e agrada al Señor. Tamp oco deb em os olvida r q ue la co nciencia necesita de una buen a formac ión. ¿Cree q ue pones lo necesario para formarla? ¿Haces tod os los días exame n de co nc ienc ia? No abuses pues. de la ta n so nada frase: «M i co nciencia me dice... » . Antes de apoy arte en es ta frase , pien sa si tu co nc iencia es tá bien formada y si es verdade ra.
Tenemos los mortales la mal a cos tumbre de coment ar los defectos de los dem ás, y yo me pre gunto: ¿ o se ría de mayor pro vech o e l que co me ntára mo sus virtudes y las imit áramos? Ciert o es que tendremos muchas tentaciones, pero las vence remos si tenemos esa conciencia bien limpia. ¿ Has pen sad o alguna vez qu e la peor esclav itud del hombre es no ser dueñ o de sus ac tos? Pues bien , no olvides que la verda d te hará libre. Lucha co ntra el error y busca co n pas ión la verda d. Precisam ent e el ser hum ano es libre pa ra se r responsabl e de sus act os. Pero, no co nfundamos la LIBE RTAD con e l libertin aje, y no ol vide s que si no qui eres ser responsable tampoco tienes derecho a se r libr e. P. PARDO
EPISODIOS PASCUALINOS CAPÍTULO II
DE LA JUVENTUD DELHERMANO PASCUAL (Continuación)
El pequeño Pascual contaba con tal só lo ocho o nueve años de edad cuando sus padres le enco me ndaro n el cuidado del magro rebaño de ovejas que ten ía la familia. Durante unos años se afa nó en su cuidado y se le pudo ver de pastoreo por el término de Torre hermosa, alejándose en busca de mejores pastos a medida que crecía en edad y experiencia. Durante los días que est uve e n Torrehermosa oí numerosos relatos de la vida del jovencito Pascual en su ocupación de pastor. Muy sabrosa fue la referencia de l episodio en el que su tía Isabel le ofreció el cuidado de un rebaño de cabras, las cua les pastoreó junto a sus ovejas po r un tiemp o. Pero resu ltaba que estos anima les era n much o menos dóciles y obedie ntes que los corderos, y sie mp re aca baban por realizar alguna fechoría. So lían encaramarse a las higueras y comerse su dul ce fruto, sie ndo capaces de destrozar cua lquier árbo l que se les pusiera a su alca nce en los linderos de los caminos o en las haciendas que deb ían cruzar en el camino desde el redi l a los pastos. A tal punto llegó la deso lació n de l pequeño Pascual que se presentó ante su madre so licitá ndo le que le dispensara de tan ingrata tarea, pues - no sé guardarlas porque son perversas, que se comen los higos y yo no quiero hacer daño a nadie- oAún siendo un niño, nuestro herma-
renunciar a una tarea que seg ura me nte le supon drí a alguna gratifi caci ón por evi ta r el causar perjui cio a alguno de sus veci nos . Esc uchaba los relatos de las buenas ge ntes que se ace rcaban a la casa de mi anfitrión, el párroco de Torrehermosa, sentado a la vera del fuego del hogar procu rando mitigar el frío prop io de la meseta arago nesa que advertía de lo ade ntrado del otoño. En los ojos de los vecinos, ya de avanzada edad, que conociero n a nuestro bendito hermano se podía ad ivinar un brillo misterioso y sencillo, de latador de la impronta que les había dej ado ese pastorcillo que abandonó su lugar de nacimiento siendo un adolescente. Me impres ionó que todos los que le conocieron hab laran maravillas de su Pascual, cuando una vez ha bía ma rchado hacia las tierras levan tinas jamás pudo retomar a su lugar de orige n. Era como si de bien niño ya poseyera un aura qu e anunciaba su bea titud, su proximidad co n nuestro Se ñor. Cada noche, antes de co nci liar el sue ño, meciénd om e en el sopor que me provocaban las ráfagas de viento que se enroscaban en las casas, reco rdaba las histor ias que esa mismajomada me habían co ntado . Imaginaba a nuestro ben dito hermano siendo un mozalbete, con su cayado y zurrón, conduciendo a su rebaño desde el alba y caminando alegre por los cercanos montes de su pequeño pueblo . A med ida que el sueño me vencía se en-
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EPISODIOS PASCUALINOS
me hab ían sido contadas con el recuerdo de fray Pascu al , indeleble por siempre en mi espírit u. Le ve ía po strado, de rodillas, divisando en lont an anza los encalados muros de la Ermi ta de uestra Señora de la Sierra. Mi amado herm ano sentía una especial devoc ión por es ta Ermita, situada en el muni cipio de Villarroya del Jalón, y siempre, desde la loma de las viñas, dedicaba largo tiempo de orac ión co n los ojo s dirigidos haci a es te enclave mari ano. Fray Pascual era habilidoso ta llando la mad era, era de suponer que esta destre za la adquirió durante las innumerables hora s que pasaba dedicado a l pastoreo , y tod os sus vecinos le recu erdan siempre acompañado de su cayado, en e l cual hab ía grabado una cruz y le hacía colgar una virge n primorosamente ex traída de un toc ón de madera. So lía cla va rlo en la tie rra y po strarse ant e él, a modo de altar, y j untando sus man os oraba a uestra Señora cua ndo no pod ía divisar a lo lej os su amada Ermi ta. Era simpática su figura infanti l y ris ueña, atavi ado con una ropas que intentaban simular un hábi to franc iscano. Tamb ién solía di rigi r cá nticos a la Virge n acompañado de un rudime ntario rabe l que él mismo fabrica ba co n ca ña y cuerda, y que inc luso regalaba a otros pastores para que mitigaran las largas jornadas de pastoreo. Desde peque ño, se tej ía un rosari o de es parto y 10 llevaba co lgando de la cintura. Co ntaba un parie nte que con sólo doce años le veía con dos co rdeles anuda dos, y pre guntándole para que los usab a, el bendi to Pascual le respondi ó : .- Éste para reza r el rosario y és te para recordar mis pecados . .- ¿En qué puedes pecar tú ahora?- Le res pondió Francisco Del gad o, que así se llama ba su sorpren dido familiar. .- En pisar la tierra, en mir ar, en pensa mien tos...
IV,-
De buena mañana, tra s cinco jornadas inolvidables en Torrehermosa, me diri gí ap oyá ndome pesadamente en mi cayado hacía la cercana villa de A lconchel. Me habí a propues to recomponer la etapa de j uventud del hermano Pascual, visitando los mism os luga res que habitó y conociendo a las ge ntes que le trataron . El paisaje era triste , avan zaba despac io por el pára mo , e l viento raseaba, pero no levantaba polvo porque el campo se enc ontraba mojado por el rocío de la noche. La escarcha tiznaba de blanco los matorrales y los prime ros rayos de so l bañaban mi rostro. Ca minaba recordando los innumerables testimo n ios qu e la s buena s ge n tes de Tor re he rmosa me habían o frec ido de fray Pascu al , y a l ver a algún rebaño en los pastos cercanos a la ve reda, podí a imaginar la estampa de mi bendito herman o, co mo si el tie mpo hubi era retroc edido. El pequeño Pascual hab ía a lcanza do a los doce años una fama entre sus par ientes y vecinos de excelente pastor, desta cand o po r su labo rios idad y responsa bilida d. Tanto era así que su pequ eño rebaño fam iliar se hab ía amp liado porque mu cho s paisan os le encomendaban el cuidado de sus ovej as y corderos, a cambio de pequeñas gratificaciones co n las que el jove n pastorcito pod ía ay udar a su fa milia. Tal era su buen hacer que desde la cerca na villa de A lconchel fue so licitado para servi r los re baños de una casa patentada . Quizás fuese su prime r patrón Ju an Ibáñ ez, y a su se rvicio pasó la primera época fuera de la cas a paterna, ganá ndose la vida co n el oficio que desde mu y niño había apre ndido. Lleg ado a A lconche l, pude apre ciar co mo el ben dito Pascu al tambi én hab ía destacado allí. v todos se va nag loriaban de habe rle co -
EPISODIOS PASCUALINOS
na cido haciendo infinitas referen cias a su tem planza y virtudes. Aún así, se me pre sentaba una difi cultad en cua nto a la reconstru cción de sus años mozos. Result a que entre Torre he nnosa y A lco nc he l ex iste una distancia men or a la de una legu a, de forma qu e los lugareñ os co nfundían edade s, patronos y referencia s, por qu e e l joven Pascual po r su ofic io pastorea ba en los pasto s de es tas dos vi llas y las veci nas de E l Rorn eroso , La Escampiada , Co ba tilla y Caba lafue nte. Sin em ba rgo, logr é comprobar qu e e n Alconche l resi dían algunos famil iare s suyos, por lo que es fáci l concl uir qu e Pascual se trasladó a esta villa para pastorear desde los doce años, al servicio de varios amos, y qu e incluso llegó a pasar alguna época en ot ros pueblos cercanos . Conocí a pari ent es de algunos am igos y co mpai'ieros de oficio, co mo el ya co noc ido Ju an Ap aricio, Pascu al Carre tero y Juan Ca mpos . Por ell os ave rigüé que durante toda su infan cia y juventud fray Pasc ua l no co noc ió otro ofic io qu e e l de pastor, sirviendo a varios patronos y dando siempre muestras de probado amo r a uestra Señora y al Se ñor, de forma tan ence nd ida qu e a nad ie se la hací a ex traño llegar a conocer que, una vez fra ile, hab ía ganado fam a de sa ntidad en vida y qu e se iniciara el mism o año de su mu erte el pro ceso de beatificación que yo ahora me encargaba de investi gar. Pero las dudas me seg uían embarga ndo el ánimo , me preguntaba qu ien le hab ía ense ñado a lee r y esc ribir, pues tod os ates tiguaban que desde niño llevaba con él un devoc ionario que acostumbraba a leerles al cae r la noche, m ientras co nsumía n la ce na a lrede dor de la lumbre. Sólo pued o atreverme a pe nsar que en sus deseos por pod er co nocer las letras en las qu e se alababa al Señor, preguntara a las poc as gentes instru idas qu e lIeoa ra a co nocer en aquellos campos para qu e
le descifraran el sec reto del a lfabe to. M i perso na puede dar fe de la prod igiosa intel igencia y memor ia del amado Pascu al, y su primoro sa man era de compe ndiar las mej o res referencia s qu e enco ntraba en los textos que devoraba en la bibli oteca de nuestro Co nve nto de Villarreal. Pero siempre me intrigaba el modo en que es cribía, pues sus letra s parecían intentar imitar las de la imprenta. Ahora, sabiendo qu e jamás tuvo maestro y só lo di spu so de breviarios y de vocionarios qu e gua rdaba en su zur rón como el más cod iciado tesoro, puedo deducir que su apre ndizaje só lo pudo responder a un sacrificio co nstante y a una curi osidad innata qu e su intel igenc ia aprovech ó para pro veerl e las luces de la literatura. Me produj o inten sa em oción co nocer en A lco nche l a Juan Ca mpos, pasto r natural de Torreh ermosa qu e pastor eó j unto a Pascual en los campos de Montuen ga, villa del Re ino de Cas tilla pero dis tante tan só lo una legua del luga r de nac imie nto de ambos pastores. El tiempo le hab ía envejeci do y curtido la piel, pero en sus ojos se veía encendida la llama del recu erd o de su co mpa ñe ro de fatigas durante los dos años que pasaron apace ntando reba i'ios. Él me ofreció un surtido anec do tario de nuestro herm an o qu e me hizo co mponer e l tiempo en el que eje rció su oficio pastoril en aque llos campos. o se ca nsaba de hac erm e ver qu e tod os los pastores le tenían un aprec io al pequei'io Pascu a lillo que só lo podía responder a la bond ad que les regalab a, como si una perla res plandeciera entre aque llas ge ntes rud as pero puras de co razó n. Le s co n mov ía s u esta m pa d e fra ilec illo pastor, siempre a legr e y atento . Evitaba siempre j uramentos y palabras vanas, y pasaba las hor as que co mpartían ent re toas a Dios y su Santí sim a Mad re. Era tan austero en sus prácti ca s, y era tal la devo-
ció n que mostr aba hacia el prójimo qu e a nadie inco mo da ba su humildad y beatitud. En ocas iones algún malicioso pastor o mayoral le te ntaba o provocaba para ver si su mansedumbre de espíritu y bond ad era n cie rtas. El resultado era siempre invar iabl emente idé ntico , Pascual daba siempre mu estra s de su sinceridad en el amo r qu e profesaba a sus hermanos y al Señor. Pascual Carretero, otro viejo pastor que le conoció, me re lató un episodio co nmovedor. El mayoral para e l que trabaja ba n les obligó a ir a una viña ce rcana a rob ar uvas, Pascual se negó , pero ante la có lera que mostró aqué l les acompañó mansamente con la mirada perdida en la tristeza y afeá ndo les la intención mal vad a qu e les llevab a a co me ter tamaña fechoría. Pero al llegar a la vi ña, con firmeza les dijo: .o entraré aunque me maten, porq ue yo no qui ero hu rtar. El mayora l burl ón , co m iendo de l racimo que llevaba en las manos, le insultó llamánd ole cobarde, dici éndole además que no co me ría de esas uvas. .-No se me da nada de no co mer uvas porque son hurtadas. Y si quie ro co merlas, prefiero comprarlas.- Respondió muy apenado el jovencito Pascual. A continuación a Carretero y al mayoral se les revo lvió el estómago, vo mitando las uvas con sumidas entre retortijo nes y dolor de tripa. Y Pascual , dirigié ndose a su amigo, le reprendi ó con cariño: .- Bien digo yo que no hurten uva s, que siendo hurtadas cosa cierta es qu e han de hacer mal. Este es só lo un ejemplo de la virtuosa vida de nuestro bendito fraile , dando siempre muestra s de bon dad y cortesía, haciendo ga la de un valor ante el mal que dem ostraba su firm eza de carácter en la resolu ción de su servi cio al Señ or y a sus hermanos.
V.-
La es tancia en la villa de A lco nc he l cambió para nuestro venera b le hermano cuando alcanzó la edad de los quince o los dieciséis años. Fue requ erido para en trar al servicio de un nuevo amo, Mart ín Ga rcía, un hacendado vec ino que disp on ía de ga nado, tierras y pro piedades . Al parecer fue el padre de fray Pascual quien se encargó de recomendarle. De mis invest igacion es pude ext raer, aunque s in ce rteza pl en a, qu e María García "La Cape llan a" , anterior espo sa del pad re de Pascual, pudo se r herma na de Martín, y por el lo éste se decidió en acoger al aún jovencito pastorcillo de Torrehennosa. Lo cierto es que su nuevo amo no ten ía hij os y con el trato diario llegó a profesar un gran cariño y aprecio a nue stro amado hermano. Este tiempo, aproximadamente tres añ os, al servicio de Martín Ga rcía fue deci sivo para que Pascual tuviera la ce rteza y convicción para abrazar la vida relig iosa. Fueron los último s años en los que residió entre sus gentes, y las muestras de excepcionalidad en su person a se acrecentaron de forma evidente a ojos de tod os. Era ya un auté ntico fraile , que caminaba por los pastos junto a sus ov ejas descal zo o con una s albarcas viejas qu e de poco le podían servir. Su raidísimo sayal francisca no le hacía inco nfu nd ible, y era estampa hab itua l ver le de rodi llas orando ant e e l tabernáculo que había con struido con su propio cayado de pastor, o con los ojo s enc endi do s rezando a la vista de su Ermita amada de Nues tra Seño ra de la Sie rra , m irando al cielo cuando oía la ca mpana de la consagración como si pudiese con templar el respl and or de la Eucaristía en elevación. El aprecio que su nuevo se ñor le tenía llevó a éste a ofrecerle a Pascua l la condici ón de heredero , adoptándol o como el hijo qu e Dios no le había en viado. Era la última ten-
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tación que se le oponía antes de afirmar la decisión de profesar el hábito de San Francisco. Por ello el bend ito fray Pascual rehusó con humi ldad y agra dec im iento la grac ia que su patrón le ofrecía, manifestándole que ya había tomado con firmeza la resolución de hacerse fraile y con ello abrazar la pobreza. Meditaba sobre todo ello sentado sobre un rústico asiento de madera, en la que fue cocina de los García, miran do el banco de piedra junto al hogar que le hab ía serv ido de
cama a Pascual dura nte los años que permanec ió al serv icio de Mart ín. La mirad a se posa ba tamb ién plácid am en te sobre la alacena que usaba co mo arma rio mi humilde hermano, y que según cuentan los lugareños jamás ha vuelto a ser abierta desde que se ausentó. Así , emocionado, rendido por las pruebas de templanza y devoción que había obtenido, abandoné A lconchel, quizás por el mismo cam ino en el que un amanecer desaparec ió en el horizo nte el viejo saya l del jovencito que acudía al encuen tro de su fe.
EL 1 GENIERO DE MARIA (Breve biografía de Uberto Mori) "Nuestro único obje tivo debe ser Ia gloria del Se ñor en cualquier circunstancia en que I IO S hallemo s. Si a Él le place tenernos en el mundo trabajando en los hornos, hágase su Voluntad". Uberto Mari El 29 de j unio de es te año , en la Catedral de Módena, el arzobispo mo nseñor Benito Cocchi presidió la solemne ceremonia de c ie rre de l Proce so Info rmativo Diocesano sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad del siervo de Dios Uberto Mari ; proceso abierto el 6 de diciembre de 1997 , en la Basílic a Aba cial de San Pedro. Enviados tod os los datos al Vatican o en Roma, qu eda en man os de los co laborado res del Papa profundizar en cuanto ha sido recogido para que su Santidad en última instancia decid a. Pero, ¿quién es Uberto Mari ? Conforme a su legado , existen dos posibilidades para co noce rlo más de cerca: en prim er luga r medi ante su obra como ingeniero y empresa rio, y en seg undo lugar, espiritualment e a tra vés de la caridad, de la piedad y de la entreg a. Reconozcam os desde aquí al Ingeni ero Mari , que vivió y encarnó plenament e en la vida de cada día los co nsejos y las ense ñanzas del Concili o Ecuménico Vatica no 11. Perm itidme acercaros algunos da tos y refe rencias sobre etapas capitales de u vida, y así dar luz sobre es te hombre que laico, casado y co n hij os ha despertado el interés y el reco noc imiento de la Iglesia.
UBERTO MaRI
SU VIDA. Uberto nace en Módena el 28 de enero de 1926. Es su madre Edmea Scabazzi , y su padre, un ofici al milit ar reconoc ido y condecorado en varias oca siones en la Prim era Guerra Mun dial: Mario Mori. La infancia y la j uve ntud de Uberto transcurren alteradas por los continuos traslados a los que la famili a se ve obli gada por la profesión de l padre . Hasta 1940, los Mori residen en Florencia, Trie ste, Gori zia, Ca serío Monferrato, y Verona: último destino de Mario Mori. Un año más tarde , con la Segunda Guerra Mundi al con vulsion ando Europa. Mario es nombrado ge neral de brigada y le asignan el mando de la artillería en Montenegro. En esta oca sión , la familia parte s in é l ha sta Mon ticello di Levizzano Rangore (Módena). Hasta agosto de 1943. En esa fecha Mario regre sa a casa gracias a un breve permi . o. pero le dia gnostican en el hospit al milit ar de San Donnino un tumor maligno y apena s le dan uno s meses de vida . En el mom ent o de la noti cia sólo está pre sent e Ubert o, que decide ocultarles la gra vedad real de la enferm edad a su madre y su hermana. Ellas no se enterarán hasta ocho día s ant es de la mue rte del padre. Indiferente al es tado de salud de Mario Mori . el mando de la Repúbl ica Social reclama al ge neral para el frent e, y Uberto, con só lo diecisiete años de edad, se ofrece a reemplazarl o. El ca mbio es ace ptado y el joven marcha a Pavia. En onantola. poc o después del armi sticio del 8 de setiembre por el que Itali a se rendía a los aliados, Ube rto advirti ó a 107 muchachos hebreos refugiados en Vill a Ern ma, que los alemanes iban a oc upar la zo na. Pudi eron poner se así a salvo de una muerte seg ura, refu giándose en seminarios y casas pri vada s.
El 13 de ago sto de 1944 muere el ge neral Mori y Uberto so lic ita permiso para asistir a sus funerale s. Sin embargo, una vez fa llecido su padre, se con sid era libre de la de uda co ntraída y decide quedar se en casa. En cuanto se co noce la noticia de su vuelta, la guerrilla part isana le hace preso e intenta acabar con su vida, utili zand o para ello la mism a pistola de su padre. Afortu nadamen te la pistola se ata sca y Ub ert o huye. Intentan detenerlo con una ráfa ga de metralleta , pero su he rmana con sigu e desviar los di sparos tirándose contra e l hom bre que empuñaba e l arma. La fuga , el ánimo de su hermana y, sin dud a, la ay uda de la Virgen le salvaron la vida. Consigue alca nzar Módena en una bicicleta que encon tró en un ca serío abandonado y va hasta la ca lle Prampolini , a la ca sa qu e lo vio nacer, dond e aún vive n su abuela y sus tías. y do nde permanecerá hasta el final de la gueITa .
I I
En 1948. trabajando ya en los horn os Leon ardi , conoce Uberto a la que se rá su muje r: Gilda Caved oni . El 23 de j ulio de 1950 se prometieron . y el 14 de abril de 1952 se ca saron en la igle sia de San Biagio de Módena. Ya que ambos eran huérfanos de padre, qui sieron una ceremonia íntima, co n la pre sencia única de los testigos y de los dos hermanos. Pero la iglesia e llenó igu alm ent e de ami gos y pari ent es. El 15 de marzo de 195 3 nac e su primogénito Mario, y el 19 de febrero de 1955 su segunda hija María Teresa. El 22 de octubre de 1961 viene al mundo Mar ía Manu ela, pero nace con una mal form ación cardiaca que no le permitirá so brev ivir. muri end o la pequ eña e l 19 de noviembre de 196 2.
MORI EM PRESARIO. En 1944 Uberto se inscribe en la Facultad de Inge niería Mecáni ca de Bologn a; no obstante, cuatro años despu és, por moti vos familiares, tiene que sac rificar los es tudios para trabaj ar en los Ho rn os Leonardi de Fo rmigi ne (Módena). Desde ese momen to Mari, atento, curioso e interesado en todas las innovaciones téc nicas, no cederá en su empeño por apre nder, por profund izar, por es pecializa rse, por recoger un patrimoni o de experi en cias que enriquecerán aún más sus capacidades innatas . El 23 de julio de 1959 se licencia bri lla ntemente co mo inge nie ro indu strial; y apenas termina los es tudios recibe un encargo, como docente voluntario, de la Cá tedra de Química y Tecnología de Productos Cerámicos de la Universidad de Bologna. No pasa un año, y aú n trabaja nd o para la em presa Leona rdi , Ube rto se d ispo ne a co me nzar su andadura autó no ma fund and o el Estudio Téc nico Mari . La soc iedad de Mari creció tan to en tan poco tie mpo que no tuvo má s opc ión que retirar defi niti vamente su colaboración a la empresa Leo nardi . Se tras ladó a otra sede más apta a pocas ma nza nas de distancia de la avenida Tassoni , y la denominó Horn os e Instalacion es Ce rá micas Mari . Mientras, la Unive rs ida d de Bol o oana le ofrece un puesto retribuido co mo encargado ex terno de técni co de horn os de altas tem peraturas . En 1965 es nombrado di rector y doce nte de las Instalacion es Indu tria les Cerámicas e n Fae nza , en el Institu to de l Arte para la Ce rá mica «Gaetano Be lla rd i n i » . dir igie ndo lo s est u d io s trie nales de l Curso Superi or de diseño y tec no logía ce rá mica durant e la seg unda mitad de los años 60 . Entretanto, los viajes de trabajo fueron haciéndose más frecuen -
tes. En 1968 se fund a la soc iedad Horn os e Instalaciones Indu striales Cer ámi cas M ari en la Avda . Tassoni , y tres años más tard e, la Sociedad del Ingeni er o Ube rto M a ri, donde co me nzó la plani ficación y la producc ión de los horn os a rul os para cerámica . A finales de los años 70, la industr ia cerám ica empezó a so licitar horn os a ru lo para aume ntar la produ ctivid ad y reducir los cos tes frent e a la crisis energé tica de la época. Mari, siempre di spu esto a inn ovar, profundi za en e l ca mpo de la resistencia de los me tale a las altas te mperaturas, y aceptando el de safío marcha a EEU U pa ra adq uir ir la pa tente de los horno que fue ron utilizados en la ASA para cocer los aislante de los transbordadare espaciales. Esta téc nica co nsiste en usar una base res istente al ca lor que soporta la cerámica en su paso por e l horn o, ev ita ndo el uso de mold es indepe ndie ntes y redu c iendo a una la cocc ión, así se acorta el tie mpo empleado en la fabricac ión. Entre 1975 y 1976 comenzaron a probarse los primeros pro tot ipos de ho rno s a ru los sin soporte de monococción , y para los año s 78 , 79 ya habían sido introducid os e n las fá bricas . . Para hacern os una idea de lo qu e aque lla intui ción técni ca y empresa rial supuso para e l sec tor cerámico só lo hemos de comparar: los anterio res horn os de túne l nece itaban 3 e mp lea dos y 12 horas de cocción, y la rend ición prod uctiva no supe raba el 60 % (40 % de descarte ); con los nue vo horn os a rulo sin so porte basta un operario para dos horn os adyacentes, men os de una hora para la cocción y la re nd ició n supera el 80 %. En 1977 se tras ladó la Soc iedad Ingeni ero Mari a la ca lle Sallustio Móden a
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y comienza la producción de horno s a rulos, como ha quedado dicho sin soporte, para cerámica en monococción, lo que permitía qu e la calidad y rendimiento de los hornos alcanza ra cot as inimaginables hasta la fecha. En 1980 crea el GR UPO MaRI que compre nde Mari Spa, Ma ri Ibérica en España, Ingeni ero Uberto Mari Sp a y la emi sora de televisión Antenna Uno. Algunas de las fábricas de cerámica de Vila-real, como Porc elano sa, fueron pioneras en la implantación de esto s hornos, lo cual supuso un aumento significa tivo en el desarro llo, la producción y la calidad de la cerámica villa rrae lense . MaRI CRISTIANO. " Es más dulce secar una lágrima que poder sonreír", escri be cariñosame nte Ub ert o a su muje r, y retra ta en su simpleza el es píritu de entre-
ga y caridad que irradió siempre Mari . A lo largo de todo s estos año s de trabajo, el ingeniero se fue acercando cada vez más a la Igle sia, y atraído de sde siempre por la espiritualidad franciscana decid e pro fesar en la Tercera Orden fran ciscan a en 1967. El padre Rafael Spallanzani, trasladado a Pui anello di Levizanno Rangone en el curso del siguiente año, será su guía es piritual. La actitud emprendedora de Mari también se vio reflejada en la acti vidad y dedi cación que desarrolló incansable en el ámbito de la Iglesia a lo largo de su vida. Intentar enumerar tod as las obras, materiales y es pirituales que Uberto reali zó necesitaría de un tom o ex tensísimo, pero baste mencionar algunas para hacemos una idea aproxi mada de la labor desarr ollada por el ingeni ero .
En 1968 la pareja Mori inicia la contribuci ón mat erial con el Santuario de uestra Señora de la Salud de Puianello. Este antuario no tardó en con vertir se en un concurrido centro de espiritualidad y oración, y en 1969 fue erigido como Centro de la Terc era Orden Franci scana. En ese mismo año Uberto diseña y sustenta personalmente el pro yecto de la Aldea Ghirlandina en Centroáfrica, en colaboración co n el misionero padre Raimundo Bard elli y con el padre Rafa el, consiguiendo inaugurarla dos años después. En 1970 , Uberto da vida a la Hora de Guardia a Nue stra Señora de la Salud , co nduciéndola él mismo una hora cada domingo, meditando y rezando el Santo Rosari o. Ese mism o año, y j unto al Padre Rafael, organiza la Marcha Penit enci al de Puianell o a F átirna, cada mes de mayo a octubre . En noviem bre parti cip a j unto a u mujer Gilda, en el co ngreso de los Rectores de l Santuario Mariano. aco mpa ñando al Rector P. Rom ero. siendo ellos lo único laicos prese ntes. Aque lla ocasión le serviría para ex poner la Marcha Peni tencia l y la Hor a de Gu ardi a de arro lladas en el Sa ntuario de Nuest ra Se ñora de la Salud. para u divulgaci ón a otros santuarios. Su Sa ntidad Pablo VI los recibi ó en audiencia privada, y los Mor i le presentaron co mo devoto hom enaje dos volúme nes co n las activ idades del Sa ntuario y la reali zación de la Aldea Gh irlandina. En mayo de 1972 se insti tuye co mo fiesta anual la Hora de Guardia. coi nc idiendo este aco nteci mien to co n la pub licación de El Correo Mariano. boletín mens ual rel igioso dirig ido por él mismo. Pero la piedad de Mori no se lim ita al en to rno eclesiá s tico . So r Ben ed etta
Martinelli , de las Hermanas Adoratrice . relata una anécdota de la singular ca ridad y humildad de Uberto: " En una fa milia del entorno, murió el padre dejando a la madre con cuatro hijos menores. El primogénito de quince a ños tuvo que suspender sus estudios para ayudar a la fa milia. Cuando el ingeniero tuvo conocimiento de esta triste situaci án, se llevó la mano al corazón y ofrec iá enseguida una suma bastante elevada y la obligación de dar todos los meses una contribución y de tanto en tanto una ayuda de orden alim enticio. Y para no darse a co noce r; lo dej ó todo en mis manos. Esta obra continuó por bastantes añ os ". Y es que Mori contestó siempre co n rapidez y discreción a las nece idades de orden mat erial ; per o aún se aplicaba más e n aque llas nec esid ade s. a menudo má urgente s e importantes. de orde n espiritual, aco nsejando a todo aquel que lo req uiriese: sirviendo él mism o co mo punto de referencia y guía en el ca mino hacia Cristo . El 28 de setiembre de 1972 e ntra a fo rmar part e d e la Prim era Orde n Franciscana Ca puchina. de la mano de P. Pasc ual Rywal ski, mini stro ge neral de la Orde n Franci scana de los Capu chinos. Entre 197 3 y 1974 promovió y co labor ó.j unto a la hermandad de la TOF de Móden a, el pe nsio nado j uestra Señ ora de la Sa lud para terciari os, sacerdo tes, reli gioso y peronas necesitadas. Ese último año estab lece la fiesta anua l por la co nsagración de los niño a la Virge n. Un año despué se apunta a un curso de teología. y en 1978 reci be de mo nse ño r Foresti, Obi spo de l ódena , el diploma diocesano de Teología . En agosto de 1976. j unto al pad re Gerolamo (Paulino) for ma en Mó de na el
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grupo de la Renovación en el espíritu. Inter vien e personalmente en su emi sora de televisión , Antenna Uno , con el programa Cielos Abiertos, que da inicio en 1984 . Un año más tarde pasa a formar parte del UCIO (U nión Cri stiana de Empresarios y Ejecutivos); y aún constitu ye la asociación AVO, donando la primera sede y los medi os finan ciero s en el 86.
El 7 de abril de 1987 , durante una tran smisión de Antenna Uno dedicada a la Virgen, sufre un infarto. Fue ho spitalizado, y Mori, comprendiendo la gravedad de la situación, con serenidad e ilimitada confianza en el amor de Dios y María Santísima repite las palabras de Jesús en la noche del Getzemaní: "Padre, no se haga mi voluntad, sino la Tuya ", y solicita que le sea impartida la Unci ón de Enfermos, A partir de ese momento no volverá a restablecer se completamente. A lo largo de do s año s, Uberto alternará periodos de aparente mejoría en los que vive en su casa (desde donde mantiene contacto con el trabajo; escr ibe artículos para el se manal diocesan o Nuestro tiempo y para el Correo Mari ano ; e incluso sigue la fundación de la Asociación Virgen de los Angeles (AMA) para el sostén de personas minu sválidas, a la que do nó también los medios financieros, co n recaídas cada vez má s graves que lo llevan a finale s de ago sto de 1989 a someterse a una operación a corazón abierto en e l hospit al de Pavi a, recibiendo pre viamente el Sacramento de Unción de Enfermos por segunda vez . Uberto Mori muere sin hab er podido volver a ver a sus seres queridos, y lo hace solo, en una fría y estéril habitació n de reanimación el 6 de septiembre. D o s día s má s tard e , el Santuari o d e Puianello lo acoge co n sus ca mpanas toca ndo a fie sta , era el día del nacimiento de la Virgen María a la que sirvió con tant o amor. Uberto Mori descansa hoy en el ce menterio de San Cataldo de Módena, pero su ejemplo sigue vivo en la memoria de cuantos lo conoc ieron. E.M.M. C.
VIDA EN EL SANTUARIO Día 25: Peregr inación proveni ent e de T alaver a, celebrando la Eucaristía el cura párr oco qu e les aco mpa ña ba .
J LIO Durant e es te mes vacac iona l cient os de peregrinos han acudido a visitar la Basíl ica y la Real Ca pilla de San Pascual. Es de destacar la afl uencia de grupos proven ientes de la totalidad del territori o nacion al así como del ex tranjero. Se sigue ganando el Jub ileo por las di stintas peregrinaciones que ac ude n ex presa me nte al Santu ario.
Día 29: Grupo d e sac e rdot e d e Cocentaina, aco mpañados de frailes francisca nos y un es tudia nte dom inico.
SEPT IEM BRE
Día 23: Una especial men ción merece la peregrinación de Mari Paz Dornenech , acompañada de su familia (María, Ismael, Anto nia y Rafael ), que vinieron ex pro feso desde Al icante para agradecer a San Pascual un favor mu y es pecial qu e les co ncedi ó.
Día 3: Fiesta de la Vi rgen de Gracia. Visitan San Pascual la total idad de Provinciales de la O rden Franciscan a en España. Se celebra la Euca ristía por el Rvdo . Padre Don Raimun do Dom ínguez en la ce lda del Sa nto .
AGOSTO Día 11: FIESTA DE SANTA C LA RA: Se ce lebra la fiesta de la Sa nta madre fundadora de las C larisas. El Padre Don Vicente Pascu al Esteller predi có un Tridu o solemne, de stacando a Sa nta C lara co mo fie l imi tadora de l Eva nge lio, una mujer de es pe ranza q ue surge de sus propi as seg uridades. En el seg undo día se present ó a la sa nta co mo amante de la pobreza, pobreza que le oto rga la libertad para seg uir a Cr isto y para co nstruir frate rnidad . En el tercer día se co mparó la vida de Clara co n la Eucari stía. ofrenda vita l al Padr e en unión de su Hijo Unigé nito, hech o hombre, cruc ifica do y re uc itado. El día de la fiesta se present ó a C lara co mo mujer de orac ión. fuent e de alegría y man ant ial de tod as las gracias.
Día 11: El rec ién ordenado Padre Don César Alejandro Ca stillo Flores, ce lebra su primera M isa en la Basíl ica, para pedir la protección de San Pascu al como ce lestia l Patrono de nuestra Diócesis. Le acompañaban num erosos amigos, sus padres y algunos familiare s qu e viniero n desde México. Día 23: Ce lebrac ión del hall azgo del cuerpo de Sa nta Clar a, fech a mu y significati va para la Com un idad de M adres Cl arisas qu e guarda n el Sepulcro de San Pascual. Misa concelebrada por tre ace rdote jesuit as en la ce lda de nue tro Sant o.
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Día 24: Fiesta de la ca lle de San M igueI. co nme morada con gra n afl uencia de veci nos e n la Basílica.
VIDA E
EL SANTUARIO
RECUERDOS DE LA TRASLACIÓN DE LAS MADRES CLARISAS A SAN PASCUAL El día 16 de se ptiembre record am os la llegada de nuestra Comunidad a este querido Puebl o de Villarreal. Hac e 164 años en que Villarr eal abrió sus puertas para acoger a las mo njitas, cuando por moti vos políti cos el Gobi ern o de Ca stell ón les quit ó su Mon asterio, dándoles el co nvento de San Pascu al. Lo que moti vó este ca mbio fue hacer de su Mon asteri o el ce ntro de la de fen sa de la ciudad de Castell ón, por se r el único edificio que reunía las cualidades qu e buscaban pa ra su prop ósit o . Era e l Mon asteri o de Clarisas de la Inmacul ada Concepci ón. El 27 de Agosto de 1836 se rec ibió la orde n del Jefe Político de la Junta de Forti ficac ión de desal ojar el Monasteri o. Y el mismo Jefe puso en co noc imiento al Obi spad o de Tort osa, qu e por aqu él entonces te nía la vig ila nc ia del Mon a st e ri o de Clarisas de Cas te llón. En princ ipio, se aco rdó darl es el Co nvento de los Capu chinos de Castell ón , que es ta ba va cío; pero la M adre A bades a, Vice nta Villarro ig, viendo que dich o con vento no era sano ni seg uro para la Comu nida d, pidi ó vo lve r al Monasterio de la Puridad de Valencia, que era su Mon aster io de orige n, o al Con vent o de los Fra nciscanos A lcantarinos de Villarr eal , que desde el año anterio r se enco ntraba vacío . Estas razones hicier on fuerza en el Jefe y dispu so qu e la tr aslaci ón fuera al con vent o de Villarreal. El 12 de se ptiembre se co menza ron las obras y a limpi ar el Con vent o de Villarreal.
el Procurador y otras person as, pero no se pudo continuar por observar los operar ios que no lo dejaban en libert ad para dichas d il igen ci a s . Habl aron co n O. Vic ente Puchol, que era Admini strador suba lterno de Amortización. O. Miguel Cacho les dij o por orden de Puchol , qu e si las Mad res Clarisas habían de oc upar el conve nto tenían que pagar el alquiler de 200 duro s anuales. A l reci bir es ta noticia perm aneciero n en Cas tell ón. alega ndo que no era j usto y que les paga ran otro tant o por el que dejaban. Si la traslación deb ía verifica rse al co nvento de San Pascu al , que fuese libr e de alquiler, de lo contrario no podían dejar su morada. Así la Madre Abadesa se puso en su sitio de velar por la Comunidad, por lo cua l, el Señor Je fe le co ntes tó una ca rta al Procurador de la Co munidad, co n fec ha 15 de se ptiembre de 1836 , dond e decía lo sigu iente: El Alc ald e Segundo de Villarrea l y el albañil tienen las llaves del Con vento hace unos días en nombre de Ustedes, co mo que es tán trabajando en nombre de la Co munidad , de co nsigui ente no hay nin gun a dificultad para que maña a las cuatro de la mañana se verifique la traslaci ón. En cuanto al alq uiler, no es justo que paguen y es tá en mis atribuciones que nada pagu en. Francisco Ag ustín Vich ela . Caste ll ón, 15 de eptiembre, 1836 . Continua r á... SO R MARÍA DOLORES PÉREZ TO RRES
o.s.c.
VIVENCIAS PASCUALINAS La vive ncia que hoy les vaya contar se dió en una familia de vota del Santo, la cual, me la co ntó a mí para difundirla, poniéndola en el co noc imiento de todos ustedes y co mo todas, para mayor gloria de San Pa cual. Se trata de una familia que tenía una hija única de 18 años, la que estaba desahucia da por los médi cos y a la que le daban a lo sumo, seis meses de vida, pues e tratab a de un a afecc ió n pan creát ica ga lopante. La ci tada familia, sumida en la desespera ción y ya no viendo otra sa lida para su hija , recurrió a San Pascual , pues tenían en él una gran fe y, un día , fuero n a visitar el sepulcro del Santo. Llegados los padr es y la hij a a la Basílica, entraron primero a oír la Santa Misa que se ce lebra todo s los días a las 19'00 horas. Me cuentan los padres que, en el moment o de la Comunión , comulgaron los tres, pero, aquellos, esto es los padres, no se diero n cue nta de que la hija no tragab a la Sagrada Forma, sino que se la puso entre las manos y así la tuvo retenida co n gran amo r y delicadeza , hasta que al terminar la Eucaristía y subir a la Real Capi lla, los padres, arrodillados y llorosos junto a su hij a vieron co n es tupor co mo és ta la depositab a, co mo pegada, en la puerta del sepulcro en donde reposan los resto s del Sant o, y llorosa con gran desconsuelo le decía: «Aunque so lamente ten go 18 años, quiero que sepas Pascual Santo, que no me postro ante tu Sepulcro para que me sanes, sino sólo, para ofrecerte es ta
Hostia Consagrada a la que tú tanto adoraste. Pero para que no pueda ser profanada por nadie la con sumo ant e tu presencia y sí que te pido enca rec ida me nte, de que en la hora de mi muert e, que pare ce no lejana, me des un poco de e a forta leza es piritua l que tú tant o e ma naste y poder as í alcanzar la aut én tica felicida d unida al Señ or y a tí, allá en el Cie lo». La cosa qued ó así y pad res e hij a salieron de la Basíli ca para irse a ca sa. Ya por el ca mino, la j oven notó que algo anormal le pasaba en su interi or y que al mismo tiempo notaba una se nsación de bienestar que jamás había experiment ado. Se acos taron y aunque no durmieron en toda la noche, al día sig uie nte la hij a les dijo que estaba curada y que quería ir a ver al equipo médico que la trataba. Fueron y despu és de dad as las ex plicac iones pertinentes, le hicieron los médicos las ex ploraciones oportunas y pa rece ser que no creían lo que estaban viendo . El tumor pancreático que tenía en su cuerpo el día anterior co n su co rres po ndient e metásta sis mort al , había desaparecido en ape nas 24 horas. ¿Será mila gr o de San Pa cua l? Seguram ente... pues los médico qu e la atendieron no tendrían ningún incon veni ent e en testificarlo. ¡Es qué San Pascual tiene unas cosas! P. PARDO
VIDA EN EL SANTUARIO
CRIT DE PREGARIA
Escolta Maria la veu de tot U11 poble esco lta els crits amorosos qu e t 'aclamen fidels pro clamant als vents qu e t'estimen i admiren, Escolta M aria com els ix del COI' aqu ests crits passionals qu e et lIa11 f e11 les teu es filies. SÓ11 paraules d 'amor e11 veu alta, preg áries curtes, oració viscuda, sentiments qu e naix en e11 l'anima. És l'express ió popular d'U11a fe profunda d 'U11a creenca antiga tramesa des deis brecols, per les teues filies que tamb éSÓ11 mares.
És I'esclat del momen t, el gest espontani sense vergony es 11i miramen ts. És l'orgull fet crit, el sentir e11 estat pur, tot l'ésser obertament. Em ociá i devoció que s 'apleguen p er conjurar e11 U11 sol verb l'amor e11 vers D éu mitjancant Maria. Es colta Mare Inmacu lada els seus precs d'interc essió, les seues lloances e11 forma de visques, perque SÓ11 la manifesta expressi á del seu sincer amor, i a la fi la millor lletania. E 11 cada crit U11 graó, e11 cada visea U11 escaló del cami celestial. i Visca la Purissima... Visea! i Visca la Regina del Cel... Visea! i Visca per sempre la Mare de Vila-real... Visca! JORDI LLORET BASIERO
LA MÚSICA SAGRADA «Cantad al Seiior, que la música es buena» (Salmo 146, 1). «Para ti es mi música, Señor», (Sa l. 100, 1). Desde tiempos muy antiguos, Israel ha practicado el culto a Dios con ayuda de cantos aco mpañados de toda suerte de instru me ntos , para dar nobleza y dignidad a la ado ración divina. El libro de los Salmos es el testimonio más fehac iente de esta rem ota tradición: «Cantad al Se ñor» (más de 24 veces), «Tocad en su honor los instrumentos» (más de 40 vece s). El Salmo 150 es muy ilustrativo a es te respecto: Para honrar a Dios comparecen voces (coro y asamblea) e instrumentos en sus variados timb res, como so n la cu erda (arpas y cítaras), el viento (flautas, trompas, trompetas) y la percusión (tambores y platill os). Por ser un hom enaj e al Rey del Universo, al creado r y salvador, al misericordio so, hay que cantar y tocar siempre y con destreza y habilidad: «Tocad para nuestro Rey, ...tocad con maestria» (Sa l. 46 , 7-8 ), «Cantaré al S e ñor mientras viva, tocaré para mi Dios mi entras ex ista» (Sal. 104, 33), «Cantaré eternamente las misericordias del Señ or» (Sa l. 88, 2).
Ha sido ésta una cos tumbre inmemorial , que la Iglesia no ha dejado de cultivar a lo largo de los siglos, creando así un patrimoni o musical de valor inestimab le. El mismo Concilio Vate 11, en la con stitu ción sobre la Sagrada Liturgia (Se, 11 2,-1 21 ), anima a co nse rvar y cultivar co n es mero el tesoro de la música sag rada por ser «parte necesaria de la liturgia solem ne», «p or expresar con mayor delicadeza la oración» y porque confie re nobleza al culto «cuando los divinos oficios se celebran solem nemente con canto». Fieles a esta magnífica trad ición y por ex preso deseo del Sr. Obispo, nuestra Basílica de San Pascual se propone cultivar la Mú sica Sagrada co n el canto coral de adultos y tambi én de niños, con el aco mpañamiento de instrumentos y, por qué no, con el soporte de l órgano de tub os «cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias ecle siásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dio s» (Se 120). De esta manera, los sonidos de la belleza podrán alca nzar el tro no divino como homenaj e de nuestro pueb lo creyente y, por su medio, de la creación entera. i\I.A. P. Ca pellá n Vlla-rea l, Se ptiem bre 2000
VID A EN EL SANTUARIO
NUEVOS NOMBRAMIENTOS EN LA BASÍLICA El día 4 de octubre de 2000, en presencia de l Ob ispo de la Diócesis, Dr. D. Juan Antonio Reig PIa, en un acto emotivo e íntimo ante la ce lda y el Sepu lcro de San Pascual, se celebró el acto de toma de posesión de los nuevos cargos no mbrados para el servicio a la Basílic a y Santu ario de San Pascual. Allí se reuni ó un reducido grupo de fieles, j unto con la Comunidad de Madres Clarisas y una represe ntac ión de Padres fra nciscanos del Con vento de Vila-real, para dar la bienvenida a los sacerdotes nombrados para asistir a la Basílica y el culto. Lo s nombrami ent o s se habían protocolizado en fecha 10 de septiembre de 2000 por e l Sr. Obi spo en su se de episco pal de Castellón, quedando pendi ente precisamente esta ceremonia de aceptació n y toma de posesión por los sacerdotes designados. Los cargos son temporales y se extienden al período de un año, tiem po en el que se habrán de redactar los Estatuto s de la Basílica de San Pascual, por medio de los cuales se regulará de forma autónoma el culto y asistencia del Santuario. Así pues, a continuación se transcriben los nombramiento s efectuados y la función enco mendada a cada uno de los designados: Rvdo . Sr. D. SERAFÍN SO RR IBES CA RCEL LER, PR IOR HONORARIO DE LA BASÍLICA DE SAN PASCUAL BAYLÓ DE VILA -REAL, con la com petencia de acompañar al Prelado en las celebraciones y coordinar la actividad pas-
toral de los capellanes que sirven a la Basílica. Rvdo . Sr. D. CÉSAR ALEJANDRO CASTILLO FLORES, CAP ELLÁ DE LA BASÍLIC A DE SAN PAS C UAL BAYLÓN DE VILA-REAL , con especial atención al cuidado pastor al de los fieles de la Basílica, con todas las facultades, atribuciones y obligaciones inherentes al cargo. R vd o. Sr. D. M IGUEL ALEPUZ PENALBA ,CAPELLÁ -PREFECTO DE MÚSICA DE LA BASÍLICA DE SA PASCUAL BAYLÓN DE VILA -REA L, con el encargo de formar la Escolan ía de San Pascu al y cultivar de manera especia l el canto gregoriano y la polifon ía religiosa más significativa, con toda s las facult ades, atribuciones y obli gaciones inhe rentes al cargo. Sr. D. AN T ON I O J E SÚS L OSAS LATO R RE, Acólito (hoy Diácono) instituido MA ESTRO DE CEREMO lAS DE L A BASÍLICA DE SAN PASC UAL BAYLÓN DE VILA-REAL, co n todas las facultades, atribuciones y obli gacion es inherente s al cargo. A todo s ellos, nuestro Obispo les exhortó a que , asistidos por la Gracia, cumplan con celo, diligencia, fide lidad, sabiduría y prudencia las obligaciones con las que se vinculan a la Iglesia Diocesana y Universal. Especial sentimiento provoc ó la presencia de los Padre s franciscanos, los cuales seg uirán colaborando en el servicio de la Basílica del mismo modo como durante
años han venido desempeñando tan diligentement e esta encomi able función. En defi niti va e l ac to fue un a ceremonia de herma na mie nto entre e l c le ro regul ar diocesan o y los propios herm anos franciscanos, unidos bajo la intercesión de San Pascual , santo franci scano por excelencia, Patrón de nuestra ciudad, de la Diócesis y del Culto Eucarístico Universal. No podem os ev itar un breve recuerdo al Reverend o Padre Don Serafín Sorribes, nombrado Prior de la Basílica y Arcipreste de Vila-rea l, el cual en estas fechas se encuentra co nva leciente, deseándol e una rápida recup eración . Su arraigo entre nuestra comunidad católica no sólo hace acertado el nombrami ent o, sino que nos asegura la presencia de un sacerdote de demostrado amor por nuestro Sant o.
Por otra parte, es deseo de nuestro Obi spo el que la Basílica sea un centro de devoc ión en el que se le preste muy espe cial atención a la música sac ra, de manera que se cree una Escolanía. No pod ía ser más ace rtada esta decisión, la cual se pone en mano s del Padre Miguel Alepuz, contrastado músico que ya ha dej ado huell a en nuestra población con la creac ión de la reputada Coral Sant Jaume. Felicitamos, por tanto, a los designados para la asis tencia de nuestra Basílica y le deseamos de corazón que el dese mpe ño de su función les co lme de grac ias y satisfacción, máxime en es tos momentos de gran trascenden ci a para el Santuar io de San Pascual en cuanto a lo nuevos retos que se nos present an.
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CLAUSli[
FRA PASQUAL
Con este núm ero pon em os casi punto final al verano; septie mbre sirve para que Vi la-real recob re la normali dad. Vue lta a ca sa des de masets y playas, la ciudad recob ra su pulso y, co n ella, la Basílica ca mbia un poco de visitantes. Ma rcha n los ocasionales, peregrinos que, aprovec hando el período vacaciona l se acercan al Sa ntuar io y recobran su protagoni smo los habi tua les, quie nes , en es te Año Jubilar y, durante tod a su vida, tie nen una cita permanente co n el Sa ntísi mo Sacramento y con San Pasc ua l. Si a nivel del mun do ca tólico , es te especial Jubi leo de l 2000 ha suscitado gran interés entre millon es de ferv iente s cris tianos, no lo ha sido men os a nivel diocesano do nde, esta Basílica, Templo Jubil ar , ha ido recibiendo día a día peregrinos que, pri vilegiado s por es te don es pecial de l perdón, acudieron en su cas a, a la llamada de S.S. el Papa. Porqué... ¿Q ué es un Año Jubilar sino una llamada al perd ón ? La co nfes ión sac ramental, la Sa nta Misa, el partic ipar del banquete eucarístico y, las preces j ubilares no so n sino, una gracia especial concedida por quien tiene las llaves de l Reino de los C ielos a cuantos voluntar iamente, hemos decidid o aprovechar tan fau sta ocasión para reco nciliarn os con Dios Nuestro Señor. Se iniciaba este Ju bileo Santo el 24 de dic iemb re pasado en Rom a, en la Basíl ica de San Pedro. Iniciábam os así tod o un año de felicidades por un cumplea ños especial; Jesucr isto, nuestro Sal vad or y Redent or del Mundo ha-
su Sa ntís ima Madre por la Gr acia Divina, vivió co n nosot ros unos años y, lo más importante, cu mp lió la misión Redent ora encomenda da por el Padre. To davía tene mos tiempo . Se rá hasta la próx ima Epifanía, ya en la primera semana de enero de 200 1, co menzado el Siglo XX I; en estos meses que res tan para acabar con tan salvífica llamada, la diócesis, de for ma oficial y co lectiva peregrin ará a esta Basílica pasc ualina. A la espera de esa fec ha por decidir, todos los días so n aptos en este Sa ntuar io para renovar nuestras pro mesas con Jesucristo, imp lorar el perdón del Padre y llenarno s de Espíritu Santo co n las gracias del Ju bileo, Todo ello, necesa riame nte adornado por la ca ridad hacia los dem ás pues,... ¿Cómo entender este Año Jubilar sin el ejercicio de l amor a todos los herm anos en la Fe? Máxi me, qui en es peregr inam os a la Basílica de San Pascu al, pues, aq uí, además de apren de r del amo r de Sa n Pascual por el Sacrame nto, él nos ense ña la caridad para co n tod os. Oja lá qu e, vivifica dos por la graci a santificante del eje rcicio Ju bil ar, salgamos a la ca lle para abrazar a quie nes est ima mos poco, socorrer a qui en lo necesita y reconciliarn os co n el ene migo pues" .. ¿Q uié n no quiere a sus padres, hermanos o amigos? Lo grande de nuestra Fe en Jesuc risto es amar a tod os y, de entre ellos, a los más pobres, desvalid os, ex traños y, hasta enemi gos pues, ... ¿Quién creye ndo en la sa lvaci ón que nos otorga la Reden ción de Cristo en la Cruz, puede seg uir llamando as í a un herma-
cín ?()()() nño" ClI lP tOnl :¡n n o r:¡rnp p n I\¡h " í ...
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nuevos tiempos, nuevas ideas.
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