Benito Juárez y la solidaridad dominicana: La Doctrina Juárez y el Benemérito de las Américas

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Benito Juárez y la solidaridad dominicana: La Doctrina Juárez y el Benemérito de las Américas Patricia Galeana

El personaje más destacado de la historia mexicana es Benito Juárez. Se le ha conocido internacionalmente con el adjetivo que le asignó el Congreso Dominicano como Benemérito de las Américas. Veamos cuáles fueron las razones de semejante reconocimiento y la trascendencia que las acciones de Juárez tuvieron para México y América Latina. México tuvo un azaroso surgimiento a la vida independiente. Después de once años de guerra insurgente, la consumación de su independencia no se dio por los líderes de la insurgencia social, sino por un plan conciliador de paz, que llevó al establecimiento de un efímero imperio y no modificó las estructuras coloniales. La antigua metrópoli no quería desprenderse de la Nueva España, intentó fallidamente la reconquista y no reconoció la independencia sino hasta 1836. Por estas razones el proceso de construcción del Estado nacional fue largo y difícil. Hubo dos constituciones federales, dos centralistas y un segundo imperio, antes que pudiera consolidarse el Estado nacional mexicano. 1. Conferencia pronunciada en el salón de actos de la Academia Dominicana de la Historia la noche del 30 de julio de 2007. 2. Historiadora y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. 119

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Las potencias europeas de la época y la emergente de América, Estados Unidos, trataron de ocupar el lugar del imperio español y apoderarse de México. En 1836 Texas se separó de México, con el apoyo de los norteamericanos; en 1838 hubo un intento de intervención francesa; y de 1846 a 1848 el ejército estadounidense invadió al país, quitándole más de la mitad de su territorio. Ante la inestabilidad política interna y el acoso internacional, el país vivió en bancarrota hasta el fin del siglo XIX, viéndose obligado a concertar empréstitos ruinosos con Gran Bretaña. La generación de mexicanos que sufrió estos avatares se creció en la lucha, y a mediados de siglo llegó al poder. Logró consumar la reforma liberal, después de una guerra civil. Y llegó al triunfo de la República, después de un lustro de resistencia contra la intervención francesa que buscó imponer el Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Finalmente consolidó al Estado nacional mexicano republicano y laico. Durante este período que constituye el tiempo eje de México, Benito Juárez encabezó a la República. Los países de nuestra América, tuvieron conciencia de que el triunfo de México sobre la intervención extranjera, tenía una significación para toda la región. Había que poner un alto a los intentos imperialistas en contra de las nuevas naciones latinoamericanas. Salvo el caso de Guatemala y Brasil, que reconocieron al Imperio, la adversidad revivió la solidaridad que se había dado en tiempos de las guerras de Independencia de España. Todos se manifestaron en contra de la intervención francesa y del establecimiento de una monarquía en México. A través de sus representantes en Estados Unidos, demandaron la aplicación de la Doctrina Monroe, para exigir el retiro de las tropas francesas. 120

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El representante de El Salvador, Antonio José Irrizari, pidió apoyo al gobierno norteamericano para preservar las instituciones republicanas y la autonomía del continente. El encargado de negocios de la República de Chile en Washington, J. S. Asta Buruaga, propuso hacer una demostración de fuerza para manifestar la indignación de los países americanos ante la intervención europea. Ésta debía ser encabezada por Estados Unidos, por ser el único país americano que en ese momento, a su juicio, podía salvar a la América hispana. En Chile, en la población chilena de Copiapó, se organizaron colectas para auxiliar a los soldados republicanos heridos en la guerra y enviaron un comisionado para entregar los recursos reunidos. El general José Antonio Páez, quien había luchado al lado de Bolívar por la Independencia de Venezuela y que fue varias veces presidente de ese país, se ofreció a luchar contra los franceses. Estaba dispuesto a declarar la guerra a Francia cuando Estados Unidos lo hiciera. Colombia y Venezuela plantearon la necesidad de hacer una declaración solemne por parte de sus respectivos poderes legislativos, en el sentido de que ambos países jamás reconocerían el establecimiento de monarquías en América apoyadas en fuerzas exteriores, ni gobiernos análogos sostenidos por otras naciones, ni mucho menos protectorados. Se pronunciaron por una alianza de ambas Américas opuesta

3. Tamayo, Jorge L. Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencia. México, 2006, T.12, Cap. CCXXXV, p. 4 (Secretaría de Cultura del D .F.-UAM, Azcapotzalco). 121

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a los conservadores que conspiraban contra el progreso de la libertad verdadera. El representante de la República del Perú, Manuel Nicolás Corpancho exhortó a los gobiernos hispanoamericanos a unirse para enfrentar esta agresión común. Presentó a consideración el Tratado de Santiago, firmado por Chile, Ecuador y Perú, en el que se fijaban las bases de la Unión Americana. El 11 de junio de 1862, con base en este tratado se firmó la Liga Fraternal con México. Al tomar los franceses la Ciudad de México, el subsecretario de Estado y Negocios Extranjeros de la Regencia, José Miguel Arroyo, expulsó al embajador peruano, obligándole a salir de la ciudad y del territorio mexicano en el plazo perentorio de tres días. Lamentablemente, Nicolás Corpancho murió al hundirse el barco en que fue expulsado. No obstante, el ministerio de Relaciones Exteriores de Perú consideró que la causa de México no estaba perdida porque el presidente Juárez era la personificación y el símbolo de la República.

4. Tamayo, Jorge L. Ob. cit., T. 5, Cap. XLVI, p. 50. 5. “Tratado de Amistad de México y Perú de Alcance Interamericano, Palacio Nacional, 11 de junio de 1862”. En Tamayo, Ob. cit., T. 6, Cap. LVIII, pp. 129–139. 6. Correspondencia entre la Legación de la República Mexicana en Washington, el Departamento de Estado de los Estados Unidos y el Gobierno de México, con relación a la exportación de armas y municiones de guerra de los Estados Unidos para puertos de naciones beligerantes, Nueva York, 1866, p. 108. 7. Fragmento de la Memoria del Ministro de Relaciones de Perú, presentada al Congreso de 1864. En Tamayo, Ob. cit., T. 9, Cap. CXXV, p. 39. 122

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La República de Uruguay envió una medalla de reconocimiento al general Ignacio Zaragoza por haber derrotado el 5 de mayo en Puebla, al ejército invasor francés. Colombia manifestó su adhesión a la resistencia mexicana y el 1° de mayo de 1865 declaró que Juárez “merecía el bien de América”. En la opinión pública norteamericana y en el Congreso estadounidense, hubo quienes se manifestaron en diversas ocasiones a favor de prestar una ayuda efectiva a México para acabar con la intervención francesa. Consideraron una prioridad para la seguridad nacional de Estados Unidos que desapareciera la amenaza monárquica en el continente. En abril de 1864 el diputado Henry Winter Davis, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, presentó una moción de condena para la intervención francesa y el Imperio de Maximiliano.”10 Pero Estados Unidos se declaró neutral y no aplicó la Doctrina Monroe. El 12 de abril de 1861 había estallado la Guerra de Secesión y tuvo temor de que Napoleón quisiera intervenir también en su país. Violó incluso la neutralidad, 8. Fue entregada al representante de México en Washington que le hizo llegar a doña Margarita Maza, esposa del presidente Juárez, que se encontraba exilada en Estados Unidos. “Carta de Matías Romero a Margarita Maza, Washington, 17 de noviembre de 1864”. En Tamayo, Ob. cit., T. 9, Cap. CCXXXV, p. 34. 9. “Decreto del Congreso de los Estados Unidos de Colombia por el que se declara que el ciudadano mexicano Benito Juárez ha merecido el bien de la América por su constancia en defender la libertad e independencia de México. Bogotá, Colombia, 1° de mayo de 1865”. En BNM-UNAM, Archivo Juárez, carta suplementaria 129. 10. Correspondencia de la Legación Mexicana en Washington, V. IV, pp. 122–123. 123

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permitiendo la venta de armas y bastimentos a las tropas imperiales francesas. Fue hasta el fin de la Guerra de Secesión (1865), cuando el gobierno de Abraham Lincoln manifestó su inconformidad por la intervención y evitó que se enviaran voluntarios austríacos para sustituir a los franceses. En el Congreso Dominicano se leyó la digna contestación que Juárez dio a Maximiliano rechazando al Imperio: “(…) Un hombre, a quien está confiado el cargo de Presidente de la República, saliendo como ha salido de las oscuras masas del pueblo, sucumbirá (…), desempeñando su deber hasta lo último (…). Al hombre le es dado a veces atacar los derechos de otro, apoderarse de sus propiedades, amenazar las vidas de los que se atreven a defender su nacionalidad, hacer aparecer las más esclarecidas virtudes como crímenes y hacer resplandecer sus vicios como virtudes. Pero hay una cosa que está fuera del alcance de los falsos y perversos, y esta es la sentencia tremenda de la historia. Ella nos juzgará” .11 Al triunfo de la República sobre la Intervención francesa y el Segundo Imperio, Benito Juárez fue declarado Benemérito por la República Dominicana. En sesión del 11 de mayo de 1867, el Diputado Antonio Madrigal: “(…) puso en conocimiento de la Cámara que Juárez acababa de conseguir un espléndido triunfo, dando un golpe 11. Publicada en el New York Herald, 15 de julio de 1864. En Tamayo, Ob. cit., T. 9, Cap. CXIX, p. 25. 124

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de muerte al imperio en mala hora fundado en México; que el presidente Juárez por este hecho se hacía acreedor a los vítores de toda la América, pues que destruyendo para siempre la preponderancia de Europa en este hemisferio, mataba cuantas esperanzas de dominio pudiera ésta abrigar en lo sucesivo; (…) que el Congreso Dominicano por su parte aclamase a Juárez “Benemérito de la América”; (…) dando así el ejemplo a las demás repúblicas hermanas (…). El diputado Melitón Valverde habló en el mismo sentido (…). A invitación de la Presidencia, la Cámara toda se puso de pie en honor del Presidente Juárez, aplaudiendo de este modo el triunfo de la causa republicana en México y tomando en consideración lo propuesto por el diputado Madrigal”.12 Por su parte, el Congreso de Argentina aprobó dar el nombre de Benito Juárez a un poblado de la provincia de Buenos Aires.13 De los trágicos sucesos que vivió México ante el acoso extranjero, surgió la Doctrina Juárez: de defensa de la soberanía nacional, de la igualdad de los estados, la autodeterminación de los pueblos y de la no intervención. Estos principios están contenidos en los diferentes manifiestos juaristas desde el inicio de la intervención francesa. Recordemos los hechos: 12. Presente la mayoría compuesta del Presidente (Juan Bautista Zafra) y de los diputados Carlos Nouel, Pedro Valverde, Antonio D. Madrigal, Jacinto de Castro, Melitón Valverde, Manuel M. Castillo, Wenceslao de la Concha. Deogracia Linares, Faustino de Soto, Telésforo Objío, Alvarado Fernández, Ramón Mella, Olegario Pérez y Juan Bautista Morel. “Decreto del Congreso Nacional Dominicano de la sesión del 11 de mayo de 1867, por el que se declara a Juárez Benemérito de la América”. Memoria de la Academia Nacional de Historia y Geografía, Boletín 1, Año décimo, 2ª época, 1954, p. 53. 13. Octubre de 1867. En Tamayo, Ob- cit., T. 12, Cap. CCXXXV, p. 5. 125

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Al escindirse el país en dos gobiernos ante la guerra civil contra la constitución liberal de 1857, todos los países europeos, Estados Unidos y algunos países latinoamericanos habían reconocido al gobierno conservador establecido en la capital. Por tanto, el gobierno liberal constitucional no existía para la comunidad internacional. Era una práctica diplomática común reconocer al gobierno de facto establecido en la capital. Entre las filas liberales había el temor fundado de que a la guerra civil se sumara una guerra con el exterior. En un mensaje dirigido a la nación en octubre de 1858, Juárez alertaba sobre tal posibilidad, por lo que México debía “prepararse para rechazar toda agresión”.14 Sabía que no tenía recursos y que era mejor evitar cualquier confrontación extranjera. Cuando el gobierno francés, para encubrir sus intenciones de establecer un protectorado en México, firmó una alianza con Gran Bretaña y España para venir a cobrar sus deudas, Juárez explica en un manifiesto a la nación15 las razones que le asistían para rechazar las demandas, así como el uso de la fuerza. Sus argumentos coinciden con lo que será años después la Cláusula Calvo,16 que los extranjeros deben aceptar la jurisdicción 14. “Manifiesto de Juárez a los mexicanos. Palacio Nacional de Veracruz, 31 de octubre de 1858”. En Ángel Pola, Miscelánea. Biblioteca Reformista, V. VIII. México, 1906, pp. 78 y ss. 15. “Manifiesto de Juárez a los mexicanos, Palacio Nacional de Veracruz, 31 de octubre de 1858”. E En Ángel Pola, Miscelánea. Biblioteca Reformista, V. VIII, México, 1906, pp. 78 y ss. 16. Carlos Calvo (1822-1906), N. Buenos Aires, Argentina, estudió Derecho internacional. Dedicó la mayor parte de su vida a misiones diplomáticas ante gobiernos europeos. En 1863 publicó su Derecho internacional teórico y práctico de Europa y América, lo que más tarde se conocería como la Doctrina Calvo, expone el principio de que ningún gobierno debe apoyar en las armas reclamaciones pecuniarias contra otro país. 126

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territorial del Estado en que se encuentren y renunciar a la protección diplomática de su país. Pero faltaba mucho para que dicha doctrina se incorporara al Derecho Internacional.17 La lucha de Juárez en defensa de la soberanía de México coincide también con lo que será la Doctrina Drago,18 acuñada Entre sus escritos figura una completa recopilación de tratados y otros acuerdos diplomáticos de todos los estados latinoamericanos en once volúmenes (París), y varios trabajos teóricos sobre derecho internacional. 17. Aunque Estados Unidos se opuso a la Doctrina Clavo, quedó incluída en la Carta de la Organización de los Estados Americanos en Bogotá, en 1948, cuyo artículo 15 dice: “La jurisdicción de los Estados en los límites del territorio nacional se ejerce igualmente sobre todos los habitantes, sean nacionales o extranjeros”. En la misma Conferencia se aprobó el Pacto de Bogotá, en cuyo artículo 7 se lee: “Las Partes se obligan a no intentar reclamación diplomática para proteger a sus nacionales ni a iniciar al efecto una controversia ante la jurisdicción internacional cuando dichos nacionales hayan tenido expeditos los medios para acudir a los tribunales nacionales competentes del Estado respectivo.” 18. El canciller argentino Luis María Drago acuñó su doctrina en 1902, en contraposición por el bombardeo a puertos venezolanos por parte de Alemania, Gran Bretaña e Italia, para obligar a ese país sudamericano a pagar sus deudas. Aunque tal agresión fue contraria a la Doctrina Monroe, –de América para los americanos–, en el sentido de proscribir la intervención europea en el continente, los Estados Unidos justificaron la agresión de los tres países europeos con el “Primer Corolario Roosevelt”. En él se limitaba la aplicación de la Doctrina Monroe a casos de adquisición de territorio en América por una potencia no americana y respaldaba la intervención de potencias extrarregionales para el cobro de sus deudas. Tales hechos fueron vistos en Latinoamérica como una amenaza a toda la región. El canciller argentino destacó que “la deuda pública no puede dar lugar a una intervención armada, ni menos a la ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea”. La Doctrina Drago constituyó una condena de las prácticas intervencionistas tanto europeas como estadounidenses. Cf. Gustavo Ferrari. La Argentina del Ochenta al Centenario. Buenos Aires, Sudamericana, 1980 ,p. 63. Ver también Alberto Conil Paz. Historia de la Doctrina Drago. Buenos Aires, 1975, y Carlos Alberto Silva. La política internacional de la Nación Argentina. Buenos Aires, Imprenta de la Cámara de Diputados, 1946, pp. 492-517. 127

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en 1902, que establece como principio fundamental del Derecho Internacional la igualdad de los Estados, la no intervención y la proscripción del uso de la fuerza; así como de la ocupación territorial. El gobierno de la República hizo esfuerzos extraordinarios para evitar la intervención francesa. José de Jesús Terán19 enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ante los gobiernos de España e Inglaterra no escatimó acciones, se entrevistó también con Maximiliano para disuadirlo de venir a México. Una vez que el Archiduque se ciñó la Corona de México, Terán no desmayó en su esfuerzo y dedicó el resto de su vida a la defensa de la causa republicana en Europa. Ante la ocupación extranjera, Juárez afirmó: “Las naciones tienen que luchar hasta salvarse o sucumbir cuando se intenta ponerlas fuera de la ley común y arrancarles el derecho de existir por sí mismas y de regirse por voluntad propia”.20 El Presidente externó su deseo de que: “El triunfo de México sirviera para asegurar la independencia y respetabilidad de las repúblicas hermanas!”.21 Al triunfo de la República, exhortó a que el pueblo y el gobierno respetaran los derechos de todos, 19. El Ministro Terán era hombre de experiencia política. Abogado de formación, fue gobernador de Aguascalientes y Ministro de Gobernación en el Gobierno de Ignacio Comonfort. Con Juárez había estado Encargado del Despacho en Relaciones y ocupó la Secretaría de Justicia. 20. “Discurso de Benito Juárez, 15 de abril de 1862”. EnTamayo, Ob. cit., T. 6, Cap. L, p. 105. 21. “Discurso de Juárez, pronunciado el 31 de mayo de 1862, al cerrar las sesiones ordinarias del Congreso”. En Tamayo, Ob. ccit., T. 6, Cap. LVII, p. 100. 128

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“Porque entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”22 Juárez tuvo conciencia de que el triunfo de México contribuiría a la “absoluta independencia de este continente del de Europa.23 Escribió que: “ya no habría términos medios ni contemplaciones con los que tanto provecho han sacado de las repúblicas latinoamericanas”.24 Desde Florencia, el 20 de abril de 1865, Jesús Terán había propuesto al gobierno juarista una nueva política exterior: “El triunfo que el gobierno obtenga sobre las fuerzas extranjeras que han invadido a México, es a mi ver la ocasión más oportuna y quizá la única que puede presentársele para modificar los antiguos tratados con los gabinetes europeos, que tanto han perjudicado a la nación. (…) Como, por otra parte, ellas han desconocido al gobierno nacional cuando el derecho de gentes no las autorizaba para ello, creo que aquél está en su derecho dando por terminados los tratados antiguos. Mi opinión, en consecuencia, es que el gobierno se abstenga de toda relación con las potencias europeas, limitándose a cumplir lo mejor que le sea posible los compromisos pecuniarios que están pendientes; esperar a que ellas reclamen la observancia de los antiguos tratados y manifestarles entonces que habiéndolos dado ellas mismas por terminados, México no entrará con ellas en relaciones diplomáticas sino mediante otros 22. “Manifiesto de Benito Juárez al volver a la capital de la República, 15 de julio de 1867”. En Tamayo, Ob. cit., T. 12, Cap. CCXXII pp. 272-274. 23. En 1864 se inició la guerra peruano-española. Chile, Bolivia y Ecuador se aliaron a Perú. Los españoles bombardearon e incendiaron Valparaíso. 24. “Carta de Benito Juárez a Pedro Santacilia, El Paso del Norte, 1° de junio de 1866”. En Tamayo, Ob. cit., T. 11, Cap. CLXXXI, p. 10. 129

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nuevos, prometiendo entretanto una estricta observancia de las leyes y del derecho de gentes con los extranjeros”.25 Al triunfo de la República, las sugerencias de Terán se pusieron en práctica, estableciendo una política exterior independiente y digna.26 Desde Paso del Norte, en junio de 1866, Juárez hizo suya la propuesta de Terán: “Debemos consolarnos con el porvenir, para mí casi próximo y seguro, de que después de la presente guerra, las repúblicas americanas (…) quedarán absolutamente libres del triple yugo de la religión de Estado, clases privilegiadas y tratados onerosos con las potencias europeas. El reconocimiento de éstas al emperador Maximiliano ha roto los pactos con que nos redujeron a un pupilaje”.27

25. “Visto ya lo que cuesta a una nación europea una guerra contra México, debemos estar seguros de que ninguna nos la hará, sino por motivos muy poderosos en que se interesara su conservación”. Cf. Libro de Minutas de don Jesús Terán. En Tamayo, Ob. cit., T. X, p. 29. 26. Con gran ahínco se dedicó don Jesús Terán a desmentir las falsas noticias que se publicaban en los periódicos europeos sobre al situación en México. La prensa extranjera aseguraba que el Gobierno Republicano o estaba en vías de extinguirse o ya había desaparecido, y que el Emperador se encontraba en México de una manera pacífica. Las cartas que enviaba Terán a los periódicos no tenían el efecto que se proponía; o llegaban tarde o era incomprendidas, aunque algunas veces lograron influir en al opinión pública de Londres y de Madrid. No obstante los continuos intentos de Jesús Terán para ser aceptado o recibido por los gobiernos de Inglaterra y España, no consiguió su cometido. Estos gobiernos habían reconocido la administración imperial. Agobiado por el trabajo en Europa y las enfermedades, murió el 25 de abril de 1866 en la ciudad de París. 27. “Carta de Juárez a Pedro Santacilia, El Paso, 1° de junio de 1866”: ·En Tamayo, Ob.cit., T. 11, Cap. CLXXXI, p. 11. 130

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La defensa del principio de no intervención se convirtió en al base de la política exterior juarista. En agosto de 1867, Juárez señaló que: “(…) Los principios justos del derecho internacional (…) sostienen el principio de no intervención como una de las primeras obligaciones de los gobiernos, en el respeto debido a la libertad de los pueblos y a los derechos de las naciones”.28 Después del fusilamiento de Maximiliano, México vivió aislado del mundo europeo. Los países del viejo continente no reconocieron al Gobierno de la República y éste tampoco buscó dicho reconocimiento. La nueva política mexicana en materia de relaciones internacionales estableció la insubsistencia de los tratados y convenciones firmados con los países intervencionistas, así como con los que apoyaron al Imperio. Al abrirse las sesiones del primer periodo del Cuarto Congreso de la Unión, el 8 de diciembre de 1867, el Presidente marcó los lineamientos de su política exterior, que se constituyó en doctrina. En tan significativa ocasión hizo un reconocimiento a la solidaridad brindada por las naciones americanas: “El intento de intervención monárquica europea hizo que México conserve buenas relaciones de amistad sólo con las Repúblicas Americanas, por la identidad de los mismos principios e instituciones democráticas. Durante nuestra lucha, aquellas Repúblicas demostraron sus simpatías por la causa de la independencia y de la libertad de México”.29 28. “Contestación del presidente de la República al discurso que Marcos Otterbourg pronunció al presentar sus credenciales como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de los Estados Unidos en México, 19 de agosto de 1867”. En Tamayo, Ob. cit., T. 12, Cap. CCXXVIII, p. 19. 29. Discurso de inauguración de Benito Juárez en el Cuarto Congreso, 8 de diciembre de 1867”. En Tamayo, Ob. cit., T. 12, Cap. CCXLV, p. 889. 131

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La solidaridad latinoamericana fue fundamental para infundir ánimo en los republicanos mexicanos. Con la convicción de que la justicia estaba de su parte y habrían de triunfar “sosteniendo los justos principios del derecho internacional”.30 La Doctrina Juárez comprende los principios de defensa de la soberanía nacional, que Juárez planteó desde su manifiesto del 12 de abril de 1862: “México es un pueblo tan libre, tan soberano, tan independiente como los más poderosos de la tierra (...) tengamos fe en la justicia de nuestra causa, tengamos fe en nuestros propios esfuerzos y unidos salvaremos a nuestra Patria y a los principios de respeto y de inviolabilidad de la soberanía de las naciones”.31 Al triunfo de la Revolución mexicana, la Doctrina del Benemérito fue retomada por Venustiano Carranza. El 1° de septiembre de 1918, en la apertura de sesiones de la Cámara, Carranza se pronunció en contra de cualquier tipo de intervención, ni siquiera para la protección de sus nacionales; ya que las leyes del país debían ser iguales para todos. Exigió el respeto mutuo a las leyes e instituciones. Con base en la igualdad de todas las naciones, demandó que se respetara a México como a toda nación soberana y que: • “Todos los países son iguales; deben respetar mutua y escrupulosamente sus instituciones, sus leyes y soberanía;

30. “Contestación de Juárez a Marcos Otterbourg, 18 de agosto de 1867”. En Tamayo, Ob. cit., T.12, Cap. CCXXVIII, p. 19 (v.e.) 31. “Manifiesto de Benito Juárez, México, 12 de abril de 1862”. En Tamayo, Ob. cit., T. 6, p. 246. 132

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• Ningún país debe intervenir en ninguna forma y por ningún motivo en los asuntos exteriores de otro; • Todos deben someterse estrictamente y sin excepciones al principio universal de no intervención; • Ningún individuo debe pretender una situación mejor que la de lo ciudadanos del país a donde va a establecerse, ni hacer de su calidad de extranjero un título de protección y de privilegio. Nacionales y extranjeros deben ser iguales ante la soberanía del país en que se encuentran; y, finalmente, • Las legislaciones deben ser uniformes e iguales en lo posible, sin establecer distinciones por causa de nacionalidad, excepto en lo referente al ejercicio de la soberanía”.32 La Doctrina Juárez influyó también en la Doctrina Estrada de no reconocimiento o desconocimiento a los gobiernos que cada pueblo decide darse, con estricto respeto al principio de autodeterminación de los pueblos.33 Estos principios históricos están consagrados en la Constitución Mexicana en vigor que en su artículo 89 establece los lineamientos que debe observar la política exterior mexicana: 32. “Doctrina Carranza”. En Diccionario de Política Internacional. México, Porrúa, 1988, pp. 21 – 22. 33. Con motivo de la invasión de Estados Unidos a Nicaragua en 1927, durante el gobierno del presidente Emilio Portes Gil, el Secretario de Relaciones Exteriores, Genaro Estrada, en el comunicado de la cancillería mexicana de septiembre de 1930, formuló la doctrina que hoy lleva su nombre: “(...) El gobierno de México se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos y a continuar aceptando, cuando también lo considera procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar, ni precipitadamente ni a posteriori, el derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades (...)”. 133

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“En la conducción de tal política, el titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos; • La autodeterminación de los pueblos; • La no intervención; • La solución pacífica de controversias; • La proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; • La igualdad jurídica de los Estados; • La cooperación internacional para el desarrollo; y • La lucha por la paz y la seguridad internacionales (…).”34 Hoy, frente al proceso de globalización, en el proceso de desmantelamiento del Estado Nacional, hay quienes consideran obsoletos estos principios, que son los principios esenciales del Derecho Internacional de defensa de la democracia y de Derechos Humanos. En un contexto internacional ─no democrático como el que vivimos─ tales principios parecen utópicos, pero como escribió Eugenio María de Hostos: ”Por pequeña que sea la nacioncita llegaría a ser la madre de la gran nacionalidad que algún día mediará entre el Norte y el Sur del Continente, como media el fiel en la balanza, para ponderar y equilibrar y dar a cada uno lo que es suyo”.

34. Por Decreto publicado en el Diario Oficial, del 11 de mayo de 1988, fue reformada la Sección X de este Artículo 89 con importantes definiciones. Corresponde a las facultades presidenciales. 134

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