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B L A N C A P O N S - S O RO L L A
COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
COMIENDO EN LA
BARCA
COMIENDO EN LA BARCA JOAQUÍN SOROLLA
COMIENDO EN LA
BARCA
B lanca P on s - Sorolla
CONSEJO GENERAL DEL CONSORCIO DE MUSEOS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA
Presidente de honor M. Hble. Sr. Alberto Fabra Part
INSTITUCIÓN JOAQUÍN SOROLLA DE INVESTIGACIÓN Y ESTUDIOS
Presidente de la Comisión Científica Ilmo. Sr. Rafael Ripoll Navarro SECRETARIO AUTONÓMICO DE CULTURA
PRESIDENTE DE LA GENERALITAT
Y DEPORTE
Presidenta Hble. Sra. Lola Johnson Sastre
Vocales Felipe V. Garín Llombart M. Isabel Justo Fernández Francisco Javier Pérez Rojas Blanca Pons-Sorolla Facundo Tomás Ferré
CONSELLERA DE TURISMO, CULTURA Y DEPORTE
Vicepresidentes Excma. Sra. Rita Barberá Nolla ALCALDESA DE VALENCIA
Excma. Sra. Luisa Pastor Lillo PRESIDENTA DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE ALICANTE
Excmo. Sr. Juan Alfonso Bataller Vicent ALCALDE DE CASTELLÓN DE LA PLANA
Presidente de la Comisión Cientifico/artística Ilm. Sr. Rafael Ripoll Navarro SECRETARIO AUTONÓMICO DE CULTURA Y DEPORTE
Vocales Excma. Sra. Sonia Castedo Ramos ALCALDESA DE ALICANTE
Excmo. Sr. Javier Moliner Gargallo PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE CASTELLÓN
Excmo. Sr. Alfonso Rus Terol PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN
Secretario Nicolás S. Bugeda
ESTE LIBRO SE PUBLICA CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN HOMÓNIMA.
Organización, Coordinación técnica y Comisariado Institución Joaquín Sorolla de Investigación y Estudios Transporte y montaje Art i Clar Sit Diseño gráfico Tassen Estudio
PUBLICACIÓN
Coordinación Gema Ibáñez Barberán Textos Blanca Pons-Sorolla Revisión Isabel Justo Facundo Tomás Traducción valenciana SERVICIO DE ASESORAMIENTO LINGÜÍSTICO Y TRADUCCIÓN
Iluminación Jesús María Martínez Manuel
Traducción inglesa Amanda Nolen
Rotulación Magentia Projectes Gràfics
Diseño y maquetación Tassen Estudio
CENTRO DEL CARMEN
Carpintería y pintura Sebastián López Valero
Directora General de Patrimonio Cultural Ilma. Sra. Marta Alonso Rodríguez
Seguros Correduría de Seguros Olmos Axa
Impresión LaImprenta CG .....................................
Miembros de Honor Mitchell A. Codding Victoriano Lorente Sorolla
Jefa de Área de Patrimonio Cultural Valenciano Sra. D.ª Carmen Iborra Juan Jefa de Servicio de Bellas Artes y Bienes Museísticos Sra. D.ª Susana Vilaplana Sanchis
Agradecimientos Bancaja Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando Galleria D’Arte Moderna di Udine Gavin Graham María Marsans Musée d’Orsay Museo de Bellas Artes de Asturias Museo Sorolla .....................................
PROVINCIAL DE VALENCIA
Ilm. Sr. Vicente Ferrero Molina REPRESENTANTE DEL CONSELL VALENCIÀ DE CULTURA
Secretaria Ilm. Sr. Alida Mas Taberner SUBSECRETARIA DE LA CONSELLERIA DE TURISMO, CULTURA Y DEPORTE
ISBN: 978-84-482-5674-6 Depósito Legal: V-3391-2011 © De los textos: los autores © De las imágenes: los propietarios y/o depositarios Brooklyn Museum of Art Cincinnati Art Museum Colección Bancaja Colección Pedro Masaveu Galleria D’Arte Moderna di Udine Galería Lorenart Musée d’Orsay Museo de Bellas Artes de Asturias Museo Sorolla © De la presente edición: Institución Joaquín Sorolla de Investigación y Estudios, 2011
Comiendo en la barca (det.), 1898 Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
ÍNDICE
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COMIENDO EN LA BARCA. JOAQUÍN SOROLLA
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CATÁLOGO
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ESTUDIOS PREPARATORIOS
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y EXPOSICIONES CITADAS.
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Comiendo en la barca, 1898 Madrid, Museo Sorolla, nº inv. 10187.
VERSIÓN VALENCIANA VERSIÓN INGLESA
P
ocos nombres como el del genial artista Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863-
Cercedilla, 1923) despiertan en el panorama internacional del arte una admiración tan unánime y tan prolongada en el tiempo. La repercusión y alcance universal de su temática, junto a la expresión y dominio de una técnica a todas luces única y siempre dispuesta a sorprendernos, son, sin duda, algunas de las razones que mejor explican esa admiración. En su tierra, Valencia, la identificación con la obra de Sorolla es aún más intensa, por razones obvias que tienen mucho que ver con la pertenencia a una sociedad orgullosa de sus raíces culturales, identitarias y vivenciales. La Generalitat ha hecho suyo el compromiso de dar la máxima difusión y proyección social a los valores, tanto artísticos como representativos, del pintor que mejor supo llevar al lienzo la luz y el ambiente mediterráneos. En ese sentido, la recientemente creada Institución Joaquín Sorolla
de Investigación y Estudios, cuya breve trayecto-
consiguen que uno de los cometidos esenciales de
ria no está exenta de importantes logros, pone a
la Institución, esto es, mostrar obras de Sorolla de
disposición de valencianos y visitantes una obra
difícil exhibición en Valencia, se lleve a cabo de
ciertamente magistral: Comiendo en la barca, un
manera satisfactoria.
óleo pintado en Valencia en 1898, en el contexto de una etapa prolífica en la producción del artista y muy centrada específicamente en la plasmación de nuestro litoral.
Animo por todo ello a participar y disfrutar de esta nueva muestra de la actividad de la Institución Joaquín Sorolla de Investigación y Estudios, una entidad que como los restantes organismos
La escena tratada, que parte de un hecho tan co-
culturales dependientes de la Generalitat trabaja
tidiano como el descanso que unos pescadores se
para difundir la riqueza patrimonial de nuestra
toman para comer en su humilde barca, refleja,
Comunitat y la obra de nuestros artistas más
con serenidad pero a la vez con una grandeza que
destacados, proyectando así con fuerza hacia todo
va más allá de la crítica social, la sobriedad y las
el mundo el nombre de Valencia y el de nuestra
duras condiciones de vida de los valencianos de
Comunitat.
la mar. Todo en esta obra, temática, composición y colorido “deslumbran” por igual –y no es una metáfora-, haciéndonos más patente y sobre todo
ALBERTO FABRA PART
más comprensible la soltura de recursos, el domi-
President de la Generalitat
nio técnico y el modo de concebir la pintura que hicieron célebre en su momento, y siguen haciéndolo aún a día de hoy, al maestro. Acompañando a esta excepcional obra, cuya rápida adquisición supuso en su tiempo todo un récord por cuanto a la suma más elevada pagada hasta la fecha a un autor vivo, otras dos pinturas, procedentes de colecciones privadas y relacionadas cronológica y temáticamente con la expuesta,
en la barca: El santo del patrón. Este conjunto de obras destaca no sólo como ejemplo de la maestría y oficio de Sorolla sino también como momento cumbre de su madurez creativa. Comiendo en la barca es el último de un conjunto de cuadros cuya escena se desarrolla en la cubierta de una embarcación de pesca. Es una obra cumbre dentro de su género, que
D
espués de las exposiciones “Elena Sorolla en la playa” y “Familia de Estanislao Granzow”,
participó en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid de 1899.
la Institución Joaquín Sorolla de Investigación y
Con esta tercera exposición, la Institución Joaquín
Estudios presenta en su sala del Centro del Carmen
Sorolla de Investigación y Estudios continúa inves-
una muestra dedicada a la obra Comiendo en la barca
tigando sobre obras poco conocidas, inéditas o de
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,
especial interés pintadas por Joaquín Sorolla o los
acompañada de dos estudios particulares del mismo
artistas de su entorno para exponerlas y darlas a co-
tema: el óleo Mondando patatas y el gouache El
nocer al público valenciano en la sala destinada a sus
santo del patrón.
exposiciones en el Centro del Carmen.
Cuando Joaquín Sorolla pintó Comiendo en la barca
Con el apoyo del Consorcio de museos de la Comu-
en 1898 llevaba ocho años trabajando a la orilla del
nitat Valenciana, la Institución Joaquín Sorolla de
Mediterráneo. Su mayor preocupación de entonces
Investigación y Estudios está contribuyendo a difun-
era conseguir trasladar al lienzo la actividad de los
dir la vida y la obra de uno de nuestros más desta-
pescadores, junto con el reflejo de la luz del día en
cados pintores, pero su labor investigadora también
el mar. Dentro de este conjunto de obras pintadas
supone una importante aportación a la difusión y el
directamente en la playa y que reflejan la actividad
conocimiento de la historia del arte valenciano.
marinera y pesquera de la Valencia del siglo XIX, también destaca el óleo Mondando patatas, firmado en 1891. Junto a estos dos lienzos se expone uno de los
LOLA JOHNSON
trece estudios y cuadros relacionados con Comiendo
Consellera de Turismo, Cultura y Deporte
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BARCA
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Para Sorolla, desde sus comienzos como pintor, la obsesión por reproducir en sus lienzos el mar de la forma más veraz y sutil posible fue una constante hasta el final de sus días. Cuando decidió pintar Comiendo en la barca [cat. I] llevaba ya ocho años trabajando al aire libre, a la orilla del mar Mediterráneo, bajo el duro sol y con la luz sin igual de su tierra, llevando a sus lienzos aquello que desde niño le había fascinado, la vida del trabajo de los pescadores, con sus alegrías y sinsabores, pero tan estético, tan bello, con tanto carácter y con tantos contrastes. Y decide hacerlo de un modo muy personal, como hasta entonces nadie lo había hecho:
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iba a trasladar a sus lienzos aquella hermosa reali-
altas del lienzo a las que no alcanzaba con los
dad y el goce que le producía contemplarla.
largos pinceles que en estos casos utilizaba. A ese
Para ello Sorolla trasladaría a la playa su caballete y sus lienzos y allí pasaría gran parte de la jornada plasmando en ellos las escenas que tanto le gustaban y que iluminaría con la luz de las diferentes horas, desdoblada en incesantes coloraciones. Y del mismo modo que los pescadores solían comer en sus barcas en alta mar o cuando estaban varadas en la arena, a nuestro pintor le llevarían la comida a la playa para que no perdiera el tiempo, ni des-
modo de trabajar sin parar quieto un momento se refería Pérez de Ayala en años muy posteriores a la ejecución de esta obra: No paraba jamás. Estaba transido por una fiebre ligera, casi enajenado, como si le poseyese una divinidad activa y favorable. Se echaba de ver la alta tensión de su sistema vascular y nervioso. Era como una cuerda sonora estirada hasta el límite agudo de su elasticidad. Delineaba unos
perdiciara la ocasión de contemplar un nuevo efec-
trozos de dibujo; poníase en pie; paseábase con
to de luz que igual nunca se volvería a repetir. Ese
agitación; tornaba al trabajo; mascaba sin cesar
modo de “pintar con los ojos” aquello que nunca
un largo cigarro; hablaba con nerviosidad, con-
podría reproducir, por lo efímero, era de las cosas
tinuamente, en una versátil mudanza de uno a
que más le hacían disfrutar, tal y como refiere en
otro asunto, los más inesperados, formulando
sus cartas1.
acerca de todo opiniones sucintas, en frases que
Sorolla en la playa pintaba siempre de pie,
mejante, en el orden de la expresión oral, a sus
acercándose a tocar el lienzo con sus pinceles
menudas impresiones pictóricas, que yo había
cargados de pintura y alejándose para ver el efecto
anteriormente comparado con los “hai-kais”
conseguido, y en las obras de grandes formatos
(Pérez de Ayala 1923).
eran una imagen sobre manera plástica y leve, se-
como Comiendo en la barca, añadía a ese continuo vaivén un subir y bajar los peldaños de la pequeña
También Sorolla en las cartas a su mujer le comen-
escalera de madera, desde la que pintaba las zonas
taba lo cansado de esta forma de trabajar: …ayer tarde que empecé oficialmente mi cuadro,
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En dos cartas de Joaquín a Clotilde, escritas probablemente el 26 y 27 de marzo de 1918, desde Sevilla (cfr. Lorente; Pons-Sorolla; Moya 2008, cartas nº 440 y 441).
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hija mía, lo que sudé, subir y bajar la escalera
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Escribía Sorolla a su mujer en noviembre de 1907:
cada vez que debo dar una pincelada me dejó desecho, así que rabio si no trabajo, y trabajo reventándome, ¿es la vejez? Pero doy por bien em-
Querida Clotilde. Estoy ya en esta desde las 4 de la
pleado el cansancio al tedio forzoso de hoy (7 de
tarde, y he gozado mucho con el espléndido espec-
noviembre de 1914; cfr. Lorente; Pons-Sorolla;
táculo de tanta luz y color. El día tibio y agradable
Moya, carta nº 226).
contribuye; no he desperdiciado un momento viendo cosas bonitas: ¡el agua era de un azul tan
Para pintar en la playa obras de gran tamaño,
fino! y la vibración de luz era una locura. He pre-
Sorolla debía pedir las autorizaciones pertinentes
senciado el regreso de la pesca: las hermosas velas,
que le permitían delimitar su lugar de trabajo
los grupos de pescadores, las luces de mil colores
instalando ligeros biombos de tela que alejaban
reflejándose en el mar, la picante conversación de muchos de mis viejos modelos, me proporciona-
algo a curiosos y chiquillos, evitando de ese modo
ron un rato difícil de olvidar.2
que le salpicasen de arena lo que estaba pintando. También le permitían levantar casetas de madera
Es verdad que la labor de la pesca era muy dura, y
donde guardaba sus utensilios de trabajo para no tenerlos que trasladar diariamente.
desagradecida la mayor parte de las veces, que ese
Ese mar, esa luz, ese sol, ese ambiente salobre les
había modo de desengancharse de la atracción que
rudo trabajo nunca les sacaría de pobres, pero no
mantenía hechizados a ambos, a nuestro pintor y
les producía su mar.
a los pescadores. Lo mismo les ocurría a los niños y
Algo parecido le ocurría a nuestro pintor, había es-
a los viejos que no iban en la barca a las labores de
cogido una profesión y sobre todo un modo de rea-
la pesca, pero que esperaban en la playa, los prime-
lizar su trabajo que era difícil de compaginar con
ros jugando y zambulléndose en ese bendito mar
una familia, con una vida cómoda y confortable;
que les hacía menos larga la espera y los últimos,
pintar al aire libre era estar condicionado a lo que
conversando, solazándose, curtiéndose aún más
él no podía controlar, estaba a expensas de los cam-
con ese sol y ayudando en lo que podían a los más
bios de tiempo, era una lucha continua, igual que
jóvenes, mientras les adiestraban con sus consejos y experiencias o les distraían con viejas y picantes historias de sus años mozos.
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Esos viejos modelos a los que Sorolla se refiere no eran otros que los pescadores que había llevado a sus cuadros; cfr. Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta nº 205.
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les ocurría a los pescadores en la mar. Pero sobre to-
Ya terminó el día, todo lo envuelve un tono roji-
dos los inconvenientes que pudiera tener, pintar así
zo, señal evidente que continuará el tiempo apo-
le hacía el hombre más feliz del mundo, le permitía
nentat, que sufrimos desde mi llegada y que no
disfrutar de la naturaleza hasta unos límites insos-
arreciando mucho se hace uno a él, por más que
pechados. Decía en otra de sus cartas:
no sea agradable… No he podido trabajar en lo empezado ayer (por
He tenido mala mañana, solo he podido pintar 2
no tener el sol limpio) pero he empezado otro
horas, el viento horrible que hacía, y frío por ser
cuadro, y van 21, de una barca en el mar que será
poniente, me tiró el cuadro, que he podido pi-
bonito así que estoy contento, pues son sesiones
llar en el aire sin que afortunadamente se borrase
bien aprovechadas; tengo un hambre por pintar
nada. De todos modos no he perdido el tiempo
como nunca he sentido, me lo trago, me desbor-
por haber casi terminado el mar que era muy
do, es ya una locura.
hermoso, no hay pues motivo de queja, nunca peor; ahora sólo falta que la tarde no sea igual en cuyo caso nada podría hacer en la orilla del mar (3 al 4 de diciembre de 1907; cfr. Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta nº 215).
Y de nuevo unos días después, en una carta “por entregas”, le explicaba de nuevo a su mujer:
Es natural, hace muchos años que no he tenido un estado tan perfecto de salud, ni un equilibrio tan completo, además no me ocupo de nada más que de esto; hago una vida higiénica y tengo el rato delicioso este en que leo vuestras cartas y que las escribo para vosotros, soy pues muy feliz, y lo seré más el día que lleguéis. Claro está que si hoy hubiera sufrido tanto como
Querida Clotilde, el día termina muchísimo peor
el domingo no diría esto, pero un día mediano,
que empezó, esta tarde ha sido insoportable, 2
una hora feliz compensa muchos malos ratos (8
hombres me tenían el cuadro a la orilla del mar,
al 9 de diciembre de 1907; cfr. Pons-Sorolla; Lo-
he tenido que suspender el trabajo, rabioso y do-
rente 2009, carta nº 220).
lorido; es un viento sucio, frío y polvoriento que pone los nervios de punta, todo está envuelto en una atmósfera gris sucia, mascar tierra, o arena; de continuar esto yo no se qué voy a hacer…
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Los temas de mar y playa antes de Comiendo en la barca. Antes de 1891 las incursiones de Sorolla en temas de mar se habían limitado a unos ligeros apuntes o notas de color tomados en sus interminables paseos por la playa o por el puerto. También de sus inicios hay una serie de referencias a través de un conjunto de “marinas”3 muy al gusto del momento y claramente inspiradas, si no copiadas, de artistas especializados en el género, entre los que destacaba en ese momento, Rafael Monleón y Torres, valenciano como él (cfr. Díez 2009, 21). Éstas y algunas tablitas con ligeros apuntes, fueron sus inicios como pintor de mar,
1. El día feliz, 1892. Galleria D’Arte Moderna di Udine (Italia).
nada que ver con su personalísima e inconfundible forma de tratarlo diez años después.
Las primeras obras personales de Sorolla relacionadas directa o indirectamente con el
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Sorolla presentó tres marinas en la exposición Nacional de Madrid de 1881, que pasaron totalmente desapercibidas y que diferentes autores sostienen infundadamente que fueron destruidas por el pintor. Existen tres marinas de medidas similares, una en el Museo Sorolla (nº inv. 01342) y dos en colecciones particulares; una de estas últimas conserva una etiqueta de la Exposición Nacional de 1881 que acredita su participación en la muestra. Se conservan cinco obras más de las mismas características y momento, como la que se guarda el Museo de Bellas Artes de Valencia (Marina. Puerto de Valencia, ha. 1882, nº de inv. 895) de menor formato. Para Rafael Doménech El día feliz fue el primer cuadro de Sorolla que le produjo “una sensación de cosa clásica”. Para él, “el artista griego no se preocupó más que de expresar aquello que él amaba y era el encanto de sus ojos” y Sorolla a partir de este momento no tendría otro ideal que “llevar a sus lienzos las formas típicas de la gente de mar, de los pescadores y de los niños criados en las playas levantinas; las barcas, los toros, el ambiente salobre y la luz intensa descompuesta en mil tonalidades distintas cambiando a cada momento”... Y concluye que ese ideal no irá “más allá de la forma, la luz y el ambiente” (Doménech 1910, pp. XIXXX).
mar y pintadas delante de él, en la playa, fueron
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creadas a partir de 1892. De esa fecha es El día feliz4, [il. 1] un cuadro de género, de antiguas costumbres, en el que una niñita vestida de primera comunión recibe la bendición de su abuelo en uno de los barracones de la playa del Cabañal de Valencia. La escena se ilumina por los rayos que se filtran a través de los resquicios de las tablas de madera de las paredes y por la luz que penetra a través de la puerta abierta sobre la playa en un día resplandeciente, adivinándose al
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La vuelta de la pesca, y por otro lado era más fácil percatarse de una proximidad mayor a la fecha del cuadro de la vuelta de la pesca que al de la comida de los pescadores, lo que ayudaba a mantener la fecha de ejecución de Mondando patatas cercana a la datación puesta por el artista. Estos primeros estudios de mar estuvieron siempre relacionados con el mundo del trabajo de los pescadores. Es a partir de este momento cuando Sorolla se entrega con entusiasmo a pintar en la playa obras que en unos casos resultan ser la disculpa para lle-
2. La vuelta de la pesca, 1894. París, Musée d´Orsay.
var a cabo esplendorosos y complicados estudios de mar como La vuelta de la pesca, y en otros, asuntos relacionados con el mar como ¡Aún dicen
fondo el mar. También debió ser de estas fechas
que el pescado es caro!6, pero en los que el mar en sí
un delicioso cuadro de pequeño tamaño, pero de
no está representado. Esto ocurre también en otro
gran calidad, firmado en 1891, que por el avance
lienzo excepcional de 1896, Cosiendo la vela, en
que supone en su obra ha hecho pensar en más de
el que el artista interpreta una alegre y luminosa
una ocasión que era de datación muy posterior a
escena de trabajo en el patio de una de las casi-
la que aparece junto a la firma, algo que por otro
tas de pescadores de la playa del Cabañal. De este
lado no sería muy extraño conociendo al pintor.
momento y pintado en el mismo escenario es la
El cuadro al que me refiero, Mondando patatas, se
deliciosa obra Las redes [il. 3], que de algún modo
pudo contemplar y comparar con La vuelta de la
es un avance del cuadro Cosiendo la vela, un caso
pesca [il. 2] y Comiendo en la barca en una misma exposición5 y a poca distancia el uno de los otros. Al estudiarlos se podía entender perfectamente
grande una escena tan complicada de mar como
Figuraron en la exposición Joaquín Sorolla. 1863-1923, Madrid, 2009, en el Museo del Prado. Mondando patatas, cat. nº 13, La vuelta de la pesca, cat. nº 16 y Comiendo en la barca, cat. nº 21. Esta obra de denuncia, de asunto social, es también la disculpa para realizar un magistral estudio de luz y ambiente del sollado de una barca de pesca.
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cómo había sido necesario pintar esa obra antes de llegar a afrontar la osadía de llevar a un lienzo tan
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como “del costumbrismo a la vida cotidiana”; en efecto, los cuadros iniciales que se enmarcaban en el género costumbrista fueron cambiando por otros en los que el motivo dejaba de ser “la costumbre típica” para convertirse en un estudio de la cotidianidad del pueblo, a veces en la casa o el descanso y la mayoría de las ocasiones en el trabajo. Paralelamente el color iría cobrando cada vez mayor autonomía o, si se prefiere expresar así, dejaría de ser un servidor del asunto para devenir la sustancia en la que el tema se encarnaba; puede observarse la evolución en las escenas campesinas, pero las que 3. Las redes, 1893. Colección particular.
adquirían un protagonismo de primer plano serían las de la vida y el trabajo de los pescadores del Cabañal. (…) finalmente estaba pintando al
similar de Mondando patatas respecto a La vuelta
pueblo en su vida cotidiana, ello unido a la ex-
de la pesca y Comiendo en la barca.
plosión de un cromatismo que ya entonces era
Este cambio en el modo de presentar los asuntos que hasta entonces se habían tratado con la distancia y “lo falso” de lo típico, lo expresan de forma breve y acertada Garín y Tomás, cambiando el término de “escena costumbrista” por el de la representación de “la vida cotidiana”, con el importante y novedoso avance que ello supone respecto de lo que hasta entonces se había venido haciendo: En los años noventa es observable una rápida evolución que parece oportuno caracterizar
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desconocido y novedoso, de un brillo de los colores que le mereció el apelativo de “luminista” (Tomás; Garín 2007, 25).
Además de estos importantes cuadros que presenta en los salones y exposiciones de primer orden, trabaja en otros de formato más contenido cuyos asuntos siguen estando relacionados con los pescadores y el trabajo en el mar, obras que suele presentar en exposiciones más o menos importantes y que tienen muy buena acogida entre el público. En unos casos el mar es el absoluto protagonista, 31
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como ocurre con Pescadores valencianos7 [il. 4] de 1895, o en menor medida, en Niño durmiendo en una barca8 de 1896. En otros es la arena dorada de la playa la que centra la escena, como en Cordeleros. Playa de Valencia9 [il. 5] de 1893, Constructores de barcos10 de 1895 o Recogiendo las redes11 de 1896. A partir de estas fechas las playas de Sorolla se irán poblando de pescadoras con sus cestos, niños jugando a la orilla del mar o bañándose mientras sus padres trabajaban, de barcas que regresan del mar o parten con sus velas desplegadas, bueyes que arrastran las embarcaciones que arriban o parten, en esa visión arcádica de la playa de Valencia. Aun-
4. Pescadores valencianos, 1895. Colección particular.
que hasta entonces, el mundo de la playa de Sorolla seguía girando, fundamentalmente, en torno a la pesca. El éxito de estas obras tanto en los certámenes como entre el público, fue indiscutible y respon-
Pescadores valencianos sí fue presentado en una exposición de primer orden, en la Internacional de Berlín de 1896 recibió una medalla de oro. 8 Este cuadro figuró en el Salón Artal de Buenos Aires de 1899. 9 Sorolla presentó esta obra en la Exposición Bienal del Círculo de Bellas Artes de Madrid de 1894. 10 Constructores de barcos participó en la I Bienal Internacional de Venecia de 1895. 11 Pescadores recogiendo las redes fue presentado al Salón de la Société des artistes français, París 1899, a continuación en sus exposiciones individuales de París, 1906, Berlín 1907 y Londres 1908, y por último en la Exposición Internacional de Roma de 1911, donde fue adquirido en 1.000 liras para la Galleria Nazionale d’Arte Moderna de Roma. 7
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5. Cordeleros. Playa de Valencia, 1893. Galería Lorenart.
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dió en parte al estudio concienzudo que el artista realizó investigando lo que se estaba presentando en los salones más avanzados a los que acude continuamente no sólo para presentar sus obras sino también para tomar el pulso de lo que estaba ocurriendo. Sorolla pintó La vuelta de la pesca el verano de 1894, después de su visita al Salón de París de ese año, al mismo tiempo que ¡Aún dicen que el pescado es caro! y La bendición de la barca12 [il. 6]. El primero lo presentó en el Salón de París de 1895, donde obtuvo una primera medalla, siendo adquirido por el estado francés para el Museo del Luxemburgo13; el segundo y el tercero los expuso en la Nacional de Madrid de ese mismo año, con-
6. La bendición de la barca, 1895. Principado de Asturias. Colección Pedro Masaveu. Depositado en el Museo de Bellas Artes de Asturias.
siguiendo una primera medalla con ¡Aún dicen que el pescado es caro! que fue adquirido por el estado español para el Museo del Prado. La bendición de
por el marqués de Casa Riera, una cifra en aquel
barca, lo volvió a presentar Sorolla en su primera
momento excepcional.
exposición individual, que tuvo lugar en París en
En 1895 Vicente Blasco Ibáñez publicaba su nove-
1906, donde fue adquirido en veinte mil francos
la Flor de mayo que terminaba con la frase, “¡Aún dicen que el pescado es caro!”, que daba título al
12 Este cuadro figuró con su aspecto original en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid de 1895, en el Salón de la Société des Artistes Françaises de París de 1896 y en la II Bienal Internacional de Venecia de 1897. Antes de exponerse de nuevo en la primera exposición individual de Sorolla de París, en 1906, el artista suprimió la cabeza de un pescador que aparecía en el segundo plano a la izquierda, para dejar recortada sobre el mar la cabeza del pescador del primer término, ganando la composición, momento en el que fue adquirido por el Marqués de Casa Riera. 13 Adquirido en dicha exposición por el gobierno francés en 6.000 francos, para el Museo del Luxemburgo, hoy se encuentra en el Museo de Orsay.
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cuadro del pescador herido en la barca de Sorolla. El paralelismo en el trabajo de ambos artistas y el inmenso afecto que se profesaban está presente en el artículo que Blasco escribe en 1923 al hilo de la muerte de Sorolla. En él recuerda con especial emotividad la creación de su novela Flor de Mayo al tiempo que el pintor realizaba el cuadro ¡Aún
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dicen que el pescado es caro! Decía así:
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como dice su amigo Blasco Ibáñez… el primero lo había conseguido también con un cuadro de asunto so-
Muchas veces, al vagar por la playa preparando
cial, Otra Margarita, que le había aportado una me-
mentalmente mi novela, encontré a un pintor
dalla de oro en la Exposición Nacional de Madrid de
joven –sólo tenía cinco años más que yo− que la-
1892 y que al no ser adquirido por el estado español,
boraba a pleno sol, reproduciendo mágicamente
en contra de lo que era habitual con los primeros pre-
sobre sus lienzos el oro de la luz, el color invisible del aire, el azul palpitante del Mediterráneo, la blancura transparente y sólida al mismo tiempo de las velas, la mole rubia y carnal de los grandes bueyes cortando la ola majestuosamente al tirar de las barcas. Ese pintor y yo nos habíamos conocido de niños, perdiéndonos luego de vista. Venía de Italia
mios en este tipo de certámenes, lo volvió a presentar en la Exposición Internacional de Chicago de 1893, donde fue premiado con una medalla de honor y adquirido a continuación por la Washington University Gallery of Art, de San Luis, donde se conserva. Y los reconocimientos continuaron con obras relacionadas con el trabajo de los pescadores: en la Expo-
y acababa de obtener sus primeros triunfos.
sición Internacional de Berlín de 1896 le concedie-
Convertido al realismo en el arte y abominando
adquirido por la Galería Nacional de Berlín. En 1897
la pintura aprendida en las escuelas, tenía por único maestro al mar valenciano admirando fervorosamente su luminoso esplendor.
ron la medalla de oro a Pescadores valencianos que es Cosiendo la vela es expuesto en la Exposición Internacional de Munich, obteniendo una medalla de oro y en la primavera de 1898, en la Exposición Internacio-
Trabajamos juntos, él en sus lienzos, yo en mi
nal de Viena, le premiaron con la Gran medalla del
novela, teniendo enfrente el mismo modelo. Así
estado austríaco por este mismo cuadro.
se reanudó nuestra amistad, y fuimos hermanos, hasta que hace poco nos separó la muerte. Era Joaquín Sorolla.”
14
En el año 1895 ya hacía cinco que Sorolla había regresado de Italia, y si bien es verdad que acababa de conseguir importantes triunfos, no eran los primeros 36
14 La edición de Flor de Mayo publicada por Vicent García Editores en 1981 incluye el artículo de 1923 del diario El Pueblo en el que Vicente Blasco Ibáñez explica cómo se gestó su segunda novela, Flor de Mayo, siendo director del diario El Pueblo de Valencia. La vida de Blasco, tan opuesta a la de Sorolla, coincidía con la del pintor, en las horas en que ambos estudiaban en la playa, lo que Sorolla pintaba y lo que Blasco iba a escribir. Sorolla madrugaba para recoger la información que trasladaba a sus cuadros, Blasco en los primeros albores del día, después de cerrar el periódico, se convertía en novelista y escribía o vagaba por los escenarios de sus novelas hasta que bien entrada la mañana le rendía el sueño.
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
B lanca P on s -Sorolla
Comiendo en la barca El verano de 1898, antes de pintar en la playa de Valencia este cuadro, Sorolla había pasado casi un mes en Jávea trabajando al aire libre. Las estancias del pintor en esa hermosa zona de la costa alicantina suponen para su pintura importantes avances en el dominio del color y de la luz; esto es evidente en las obras que lleva a cabo a continuación en la playa de Valencia y especialmente en el cuadro Comiendo en la barca. De lo provechosa que fue esa estancia en Jávea para el artista, respecto a lo que a continuación pintaría en la playa del Cabañal, tenemos numerosas referencias en las cartas que escribió a su mujer: Ayer trabajé bastante y los estudios no van mal, pero sí con lentitud por lo difíciles que son; si es-
7. El niño de las uvas, 1898. Colección particular.
tos estudios los hubiera hecho al final de la temporada estarían mejor y hubiera sido más fácil, pues estaría más acostumbrado a pintar al aire
la cubierta de una embarcación de pesca, al cobijo
libre, pero ahora recién salido del estudio cuesta
de la vela. Una de las obras cumbre dentro de su
mucho acostumbrar la retina, pero eso no impor-
género, que la presentó en la Exposición General
ta, mejor aún para mi regreso, en que lo que pinte
de Bellas Artes de Madrid de 1899 junto con Co-
lo haré mejor (Valencia, 13 ó 14 de junio de 1898;
siendo la vela, El niño de las uvas [il. 7], La Caleta.
cfr. Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta nº 120).
Jávea [il. 8], El algarrobo. Jávea15 y dos retratos. En
Comiendo en la barca, es el último de un conjunto de cuadros de Sorolla cuya escena se desarrolla en
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15 A pesar de la datación puesta por el artista, este cuadro y el anterior, La Caleta. Jávea, los había pintado el verano anterior, en 1898.
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
B lanca P on s -Sorolla
pesca que había hecho Vicente Blasco Ibáñez en su novela Flor de mayo (1895. VI. 434); por lo demás, el cuadro significó un jalón en el desarrollo pictórico de Sorolla: asumía la experiencia del brillo del blanco de Cosiendo la vela y el brillo del sol sobre el extremo de la barca tenía ya la potencia de los blancos deslumbrantes cuajados de matices del mejor Sorolla; ensayaba además el que sería su acorde más característico, 8. La Caleta. Jávea, 1898. Colección particular.
blanco-azul-amarillo, suministrando la vela un tono amarillento al conjunto de la composición. No es de extrañar que, al verlo expuesto en París,
recompensa a la calidad de las obras presentadas le concedieron la Gran Cruz de Isabel La Católica. El cuadro fue adquirido por la marquesa de Villamejor, madre del conde de Romanones, pagando por él treinta mil pesetas, la suma más alta pagada por una obra española en esa época16. Sobre las coincidencias de las obras de Blasco Ibáñez y Sorolla, y respecto a la calidad de Comiendo en la barca, los editores del Epistolario I de Joaquín Sorolla, anotan:
dijese a su mujer en una carta que era el que más le gustaba de cuantos había enviado (Tomás; Garín; Justo; Barrón 2007, 132, nota 169).
Esta obra y Cosiendo la vela, pintada dos años antes que la anterior, son dentro del conjunto de obras relacionadas con el trabajo del mar las más avanzadas y modernas. El asunto es muy sencillo: tres pescadores mayores y tres chavales, uno de corta edad, se disponen a comer en la cubierta de una barca de pesca que
Se trata de uno de los mejores lienzos de Sorolla, cuyo tema tiene muchos puntos de contacto con la descripción de la comida en una barca de 16 Años después el cuadro fue donado a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por el conde de Romanones, donde actualmente figura con el número de inventario 804.
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se encuentra varada en la arena, a la orilla del mar. Se protegen del sol con la vela que descansa sobre la botavara de la embarcación a modo de toldo. La escena de los pescadores comiendo, en el primer término del cuadro, discurre en la penumbra creada por la vela, no ocurriendo lo mismo con el 41
COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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segundo término de la barca, en la proa, justo de-
de los pescadores de mayor edad en la actividad
trás del mástil, que reverbera al sol de un día res-
que están llevando a cabo, la avidez con la que
plandeciente. La brisa del mar sopla suavemente
toman sus alimentos, que el más pequeño parece
de babor a estribor, creando en la zona derecha de
advertir, contrasta con el relajamiento de los dos
la vela una depresión redondeada sólo cortada por
jóvenes de primer término que parecen poner más
la presión del sombrero de paja del pescador más
atención a su conversación que al acto de alimen-
anciano, sentado con el niño de menor edad en la
tarse, conocedores de que su turno llegará una vez
borda de babor. Pasada la botavara la vela se hincha
terminado el de los mayores. Veamos cómo coin-
levemente, iluminada por el sol.
cide la descripción de Sorolla de ese almuerzo con
El pintor se ha introducido en el espacio de representación, enmarcado en este caso por el casco de la barca y por el toldillo de la vela, para hacernos partícipes de la intimidad del momento de ese almuerzo y de los detalles que nos llevan a conocer y sentir todo lo que está ocurriendo en ese sencillo habitáculo creado de forma tan natural: en primer lugar el día tibio y reluciente en el que se desarrolla la escena gracias a la deliciosa brisa del mar, así como el modo en que están disfrutando pescadores y niños de ese almuerzo en su barca. Por sus
la de su amigo Blasco en Flor de mayo, aunque en este último caso, el almuerzo al que se refería tenía lugar en alta mar, después del trabajo habitual de Pascualet, el joven grumete o “gato” de la barca del tío Borrasca: No se equivocaba el muchacho al decir que había nacido para el mar… Trabajaba mucho, y además de su pitanza recibía algunos puntapiés del viejo patrón, cariñoso en tierra, pero incapaz de respeto, una vez sobre su barca, ni para su mismo padre. Trepaba por el mástil a poner
actitudes, no exentas de ternura, se trata de una
el farol o arreglar una cuerda con la ligereza de
habitual reunión de diferentes miembros de una
un gato; ayudaba a tirar de las redes cuando
misma familia, que pertenecen a generaciones dis-
llegaba el momento de chorrar; baldeaba la cu-
tintas. El modo de sujetar y atender el personaje de
bierta, alineaba en la cala los grandes cestos del
mayor edad a su nieto, sentado en una de sus pier-
pescado y soplaba el fogón, cuidando de que el
nas y la manera en que el niño apoya su manita en
guiso del caldero estuviese siempre en su punto
la de su abuelo, dice mucho del disfrute de ambos mientras comparten la comida. La concentración 42
para que no se quejase la gente de a bordo. Pero como compensación a estos trabajos, ¡cuántas
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
B lanca P on s -Sorolla
satisfacciones! Al terminar el patrón y los suyos
temprano que es este cuadro, el acierto de Sorolla
la comida –que él y el otro “gato” de la barca pre-
a la hora de reproducir las diferentes luces y el
senciaban inmóviles y respetuosos- dejaban las
“ambiente”, cálido, húmedo, salobre, denso, creado
sobras a los chicos, y los dos se instalaban en la
bajo la vela, nos está anunciando los avances que en
proa con el negro caldero entre las piernas y un pan debajo del brazo. Ellos sacaban la mejor parte, y cuando las cucharas tropezaban con el fon-
muy poco tiempo caracterizarán definitivamente sus obras.
do, entonces empezaba la rebañadura mendrugo
Antes de pintar este gran cuadro, Sorolla ya ha-
en mano, hasta que el metal quedaba limpio y
bía estudiado con detenimiento los distintos ele-
brillante como si acabasen de fregarlo (Blasco
mentos que se encontraban normalmente en una
Ibáñez 1895, 47-48).17
embarcación de pesca. De ello nos encontramos numerosos apuntes al óleo y dibujos en los que re-
De ese interés de Sorolla por penetrar físicamente
produce cubiertas de embarcaciones, la vela cayen-
en el espacio de la representación para plasmar los
do sobre la botavara, y el sinfín de utensilios que se
elementos con mayor veracidad nos habla también
encuentran en las barcas de los pescadores para, a
Javier Barón cuando describe el cuadro Mondando
continuación, volverlos a estudiar a la luz en la que
patatas, obra que a su juicio es más cercana en fecha a
los va a pintar.
Comiendo en la barca (VV.AA. 2009, nº 16, p. 248). La iluminación de la obra es soberbia. Ha sido
En uno de los dibujos para Comiendo en la barca, [il. 9] aparece la siguiente anotación autógrafa de
necesario que el artista se introduzca en el espacio
Sorolla: “hasta hora (sic) / todos los cuadros gran-
de representación para advertir en su justo valor el
des / fueron de totalidad / ahora estudiar almas
alcance de los contrastes entre la proa al sol y la popa
de las /gentes / como bendición / de la barca”, lo
en penumbra, así como la delicadeza de los reflejos
que nos indica que no sólo estaba interesado en
que ayudan a perfilar las figuras, sus facciones, y a
reproducir con precisión y veracidad absolutas los
situarlas en los diferentes planos de representación
distintos elementos de ese reducido habitáculo
en que se encuentran. A pesar de lo relativamente
con sus complejos estudios de luz, sino que también deseaba representar “el alma de las gentes”
17 En la citada edición de Flor de Mayo de Vicent García Editores esta escena se acompaña de un dibujo de Sorolla para Comiendo en la barca, de colección particular (fig. 15).
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que lo habitaban o intervenían en la composición.
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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y a “los gatos”, es tan estudiada y al tiempo tan natural, que difícilmente lo conseguiría reflejar alguien que no diera la importancia a la familia y a las relaciones familiares que Sorolla les concedía. El cuadro, infinitamente más ambicioso que los estudios que llevaba planteando desde años atrás, le permitía al pintor hacer un análisis veraz de composición, de luz, de color y de ambiente. Respecto a todo ello comenta Javier Barón: 9. Comiendo en la barca. Estudio de totalidad, ha. 1898. Colección particular.
En todo caso, sin embargo, en esta pintura los marineros se presentan acomodados a su gusto y solo
Es también en parte por esto por lo que el pintor
ocupados en el disfrute de su almuerzo, y el pin-
penetra en ese espacio de representación en som-
tor parece exento de cualquier otra intención di-
bra, pues si no la potente y vibrante luz del sol que
ferente a la estrictamente naturalista, que se hace
circunda la barca le impediría conocer y estudiar las
aquí más patente que en otras obras. Se acerca en
gentes que quería representar.
ello a las creaciones de novelistas como su ami-
También hay que tener presente a la hora de anali-
describió tres años antes una comida en la barca
go Vicente Blasco Ibáñez, que en Flor de Mayo
zar esta obra, lo importante que era para el artista
en términos parecidos, lo que indica un punto de
que aquello que iba a representar reuniera valores
partida en una realidad objetiva común.
estéticos y afectivos. Las obras que aúnan estas dos condiciones en el momento de su ejecución tienen un aura especial, que en este caso se refleja en la ternura que contiene la escena, a pesar de la rudeza de los tipos, ternura que, como comentábamos, hace pensar que las personas representadas son miembros de una misma familia. La composición, el
En el cuadro, a pesar de sus trabajos preparatorios, el pintor realizó modificaciones de distintos aspectos de la composición. Se perciben en la pintura arrepentimientos en los pliegues de la vela, en la posición del caldero del muchacho a la izquierda y, sobre todo, en la disposición de la borda a la izquierda, que varió hasta en dos ocasio-
modo de relacionar de forma sutil a esos pescadores 46
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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nes, desde posiciones más retiradas, hasta la que
que tiñen y moldean las figuras, la vela y la borda, si
ocupa, cortada enseguida por el borde inferior
no se han visto directamente.
del lienzo. Con esa última modificación el pintor conseguía introducir el asunto de modo más
Existen al menos trece estudios y cuadros relacio-
inmediato. A ese propósito responde, también el
nados con Comiendo en la barca; de ellos uno es un
acercamiento de las figuras al primer plano y la
gouache, el resto son óleos. Además hay numerosos
supresión de las que se encontraban en la parte
dibujos,18 al menos cuarenta y seis, de los cuales diez
posterior en apuntes y bocetos. Ello, y su reunión
y nueve se encuentran reproducidos en el libro Di-
según una composición oval en otro espacio ao-
bujos de Joaquín Sorolla de Luz Buelga (2000, 103-
vado, el de la barca varada en la arena, extrema el
106 y 212-220, nº 53 al nº 70). Algunos se reconocen
sentido de concentración de la escena.
como estudios para los cuadros El santo del patrón y
Ésta se desarrolla en un verdadero habitáculo resguardado del sol por la gran vela tendida, como si fuera un toldo, sobre la botavara que se proyecta hacia el fondo, a plena luz, entre el mar y el cielo. Esa marcada luminosidad del último término contrasta con la suave penumbra del resto de la barca, que permite apreciar una diversidad de tonos conseguidos por hábiles mezclas en la paleta. (VV.AA 2009, nº 21, p. 262-263).
La acertada restauración y limpieza del cuadro en los talleres del Museo del Prado el año 2009, ha sido definitiva para recuperar los colores origina-
10. En la barca, ha. 1896. Colección particular.
les y sus delicadas modulaciones, que no se podían apreciar a causa de los barnices oxidados que los recubrían. Ello, en parte, ha permitido constatar la veracidad de este estudio del natural. Es imposible pintar ciertos detalles, como los reflejos coloreados
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18 El Museo Sorolla conserva 14 dibujos relacionados con Comiendo en la barca (se puede acceder a su ficha y reproducción en el catálogo del Museo Sorolla http://museosorolla.mcu.es/catalogo.html); existen otros 32 en colecciones particulares, aquí reproducimos siete inéditos (los de las ilustraciones 10 a la 15 y 18). Esta publicación incluye ilustraciones de las pinturas estrechamente relacionadas con Comiendo en la barca y los estudios citados.
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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11. Comiendo en la barca, ha. 1898. Colección particular.
13. Pescadores en la barca, ha. 1898. Colección particular.
12. En la barca, ha. 1898. Colección particular.
14. Mondando patatas, ha. 1893. Colección particular.
Mondando patatas, que son obras que precedieron
nos da idea del tiempo que llevaba estudiando esta
a Comiendo en la barca. La anotación autógrafa en
obra. El dibujo Comiendo en la barca [il. 16] que
uno de ellos, que ya hemos comentado, con la refe-
se conserva en el Museo Sorolla es una de las obras
rencia al cuadro La bendición de la barca, de 1894,
más cercanas a la definitiva: el grupo de pescadores
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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Analicemos a continuación este conjunto de obras, comenzando por Mondando patatas [cat. II], fechada por el artista en Valencia en 1891 y a la que, de nuevo Javier Barón, se refiere así: En ésta se advierte cómo el artista se adelantó a la resolución de problemas que trató con mayor amplitud y monumentalidad en cuadros posteriores, tales como Comiendo en la barca. El en15. Comiendo en la barca, ha. 1896. Colección particular.
cuadre cortado, que se había abordado en la pintura francesa por artistas como Édouard Manet, otorga un carácter inmediato a la composición (VV.AA. 2009, nº 16, pp. 248-250).
Es probable que la fecha y firma que aparecen en el cuadro las realizara con posterioridad a su ejecución, equivocando y adelantando algo la datación real, que podría a mi juicio encontrarse entre 1892 y 1893. Esta falta de rigor en las dataciones es hasta cierto punto habitual en la obra del artista, cuando no las firma y data al terminarlas de pintar. La fecha sugerida por Pantorba, 1896, que corresponde a la 16. Comiendo en la barca, 1898. Museo Sorolla, nº inv. 10214.
fecha en que fue publicada en la revista Apuntes, se debe a que no estudió la obra directamente y por ello, como se recoge en su catálogo, desconocía la
se encuentra en el primer plano de representación, delante del mástil, y se puede ver la figura del abuelo con su nieto sentado en sus piernas en una pose similar a la del lienzo homónimo. 52
fecha puesta por su autor. La obra recoge el momento de uno de los trabajos previos a la preparación del almuerzo, que tiene
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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lugar a la sombra de la vela, visto desde una toma
de 1897 en La Ilustración Española y Americana
cenital para mostrar con detalle todos lo elementos
(año XLI, nº III, 22 de enero, pp. 52-53). A ello
de la cubierta del barco así como el balde, cuenco y
se debe su datación en 1896, aunque bien podría
puchero que sitúa próximos al joven pescador. Para
haberlo pintado en 1895 cuando escribe a su amigo
esta obra existen dos dibujos indagatorios, uno to-
Pedro Gil Moreno de Mora comentándole que
mado desde un punto de vista un poco más bajo,
está proyectando pintar un cuadro “grandecito de
en el que el pintor prescinde de la vela y añade una
comida de pescadores con el mar por fondo” (9 de
figura al fondo en la proa, que se recorta, lo mismo
agosto de 1895; cfr. Tomás; Garín; Justo; Barrón
que el muchacho que pela patatas, contra el cielo, y
2007, carta nº 56).
el segundo en el que aparece el exterior de la borda en primer término, tomado desde un punto de vista mucho más bajo, en el que la única figura, el muchacho que monda patatas, está situada tras el mástil y se recorta contra la vela (cfr. Buelga 2000, nº 24 y 23).
El santo del patrón es una de las obras más cercanas a la pintada en 1898 aunque, a diferencia de aquella, está ambientada de noche y se ilumina por los faroles situados en lo alto del mástil, cerca de la vela, a la que proyectan luz que se refleja sobre la escena. En esta obra, las figuras de los comensales se
De este mismo momento es un pequeño apunte ti-
disponen en dos grupos, en la proa y en la popa del
tulado En la barca [lám. 1], en el que aparece un
barco. En el primer término, delante del mástil, un
puchero muy similar al de Mondando patatas. Es
par de muchachos se encuentran reunidos en torno
quizás el primer apunte en el que Sorolla se plantea
a un caldero. Al fondo de la composición un nutri-
una comida de pescadores en la barca. A diferencia
do grupo de pescadores de mayor edad, en círculo,
de los estudios que se planteará a continuación, en
aparentan estar muy entretenidos mientras beben y
este caso el sol baña el primer término de la barca
fuman, después de la cena. Uno de ellos se inclina
dejando en sombra las figuras más alejadas.
hacia los muchachos del primer término probable-
Otro cuadro relacionado con esta obra es El santo del patrón [cat. III], vendido a finales de 1896 en 350 pesetas (según se anota en el cuaderno familiar) y reproducido a doble página en enero
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mente ofreciéndoles tabaco del que fuma. De ese modo se abre el círculo del fondo fortaleciendo la diagonal creada por el muchacho tumbado y el mástil, reforzándose con ello la idea de una celebración en la que todos participan. La figura de uno 55
COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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de los “gatos”, tumbado sobre la cubierta, tiene una
a Rodrigo Figueroa, En la barca [lám. 3], que como
disposición similar a la del muchacho del primer
en los dos casos anteriores hay que fechar entre los
término a la derecha en Comiendo en la barca, no
años 1895 y 1896 pues sus medidas similares, la
apareciendo con esa pose en el resto de los apuntes
dicción y la gama cromática, así lo justifican. Es el
y dibujos relacionados.
único estudio que aborda en detalle el mástil y la
La obra titulada Estudio para “Comiendo en la barca” fue el primer apunte que realizó Sorolla para el cuadro objeto de este estudio, según indica en su dedicatoria19 a Rodrigo de Figueroa y Torres, duque de Tovar. Por su similitud con El santo del patrón, tenemos que fecharlo, como éste, alrededor de
botavara con las jarcias, tal y como aparece en el cuadro definitivo. Las escotillas de la cubierta están abiertas y solo hay una figura que aparece de espaldas sujetando un caldero en el que puede estar comenzando a preparar la comida. No hay fondo de mar.
1896 e incluso en 1895. En la composición de esta
A continuación tenemos que incluir un estudio
obra aparecen de nuevo dos grupos de pescadores
muy completo de la cubierta de una barca, que se
separados por el mástil, con tres muchachos en el
conserva en el Museo Sorolla, titulado Barcas en la
primer término en vez de los dos que figuran en el
playa [lám. 4] pintado muy probablemente en las
anterior y sin que exista conexión entre ambas agru-
mismas fechas que los anteriores y en el que estudia
paciones. Se pueden relacionar con esta obra y con
detenidamente el habitáculo en el que los pescado-
El santo del patrón dos dibujos titulados Comiendo
res comían. También es de estas fechas Bajo el toldo
en la barca (cfr. Buelga 2000, figs. 016 y 022), el pri-
de la barca [lám. 5] otro apunte relacionado con la
mero con una sola figura en el primer término y el
elaboración de la comida y no con los pescadores
segundo con tres, tal y como aparece en este Estudio
comiendo, que es muy parecido a uno de los dibu-
para “Comiendo en la barca” [lám. 2], aunque to-
jos para Mondando patatas [il. 17], pero de ejecu-
mado desde un punto de vista mucho mas alto.
ción claramente posterior.
Otro de los estudios relacionados con Comiendo en
Menos elaborado y con más figuras es un peque-
la barca, es de nuevo una obra dedicada por Sorolla
ño apunte, Comiendo en la barca [lám. 6] con una composición y punto de vista muy parecido a En la
19 “Primer apunte para el cuadro / Comiendo en la barca / Al amigo Rodrigo Figueroa / su afmo / J Sorolla” (zona inf. izda.)
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barca, y en el que aparecen varios de los elementos
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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Vale la pena citar aquí un pequeño apunte que figuró en la exposición de Nueva York de 1909 y que se conserva en el Brooklyn Museum of Art; según los técnicos de dicho museo habría sido realizado hacia 1908. Sin conocerlo directamente y por lo tanto quedando pendiente de fecharlo definitivamente, parece más bien que estuviera relacionado con el cuadro Comiendo en la barca, por lo que su datación 17. Mondando patatas, ha. 1893. Colección particular.
se adelantaría en una década. Titulado Playa de Valencia [lám. 8] representa una vista de conjunto de una barca de pesca anclada en la playa, con la vela
incluidos en éste: los baldes del primer término a la izquierda y el pescador con el caldero. Regalado por Joaquín Sorolla García, el hijo del pintor, a su amigo José Campúa, podría estar fechada hacia 1898, cuando afronta definitivamente el cuadro Comiendo en la barca. Sigue estudiando el efecto del grupo de pescadores reunidos detrás del mástil y en este caso, con el mar de fondo. También debería adjudicarse a fechas próximas a 1898 otro pequeño apunte, de nuevo titulado Comiendo en la barca [lám. 7] que se conserva en el Museo Sorolla, en el que el pintor sigue ensayando nuevas opciones de composición, con el mástil muy
a modo de toldo, distinguiéndose en la proa, al sol, una serie de figuras sentadas en corro que podrían estar comiendo. Esta composición de conjunto, es sin embargo lo que Sorolla no quería llevar a cabo en su cuadro definitivo, pues como hemos comentado, su interés era estudiar “el alma de las gentes”, para lo que era imprescindible acercarse a ellas. A continuación nos encontramos con otra de las obras tardías de este conjunto, pintada hacia 1898, de pescadores comiendo en una barca que en este caso está anclada en el puerto y en la que cada personaje come de su puchero, Pescadores en la barca [lám. 9].
desplazado a la izquierda. Esta composición es muy
En último lugar citaremos un par de obras pintadas
parecida al dibujo En la barca. Dibujo de composición,
entre 1896 y 1897 en las que el tema que aborda
luz y movimiento (cfr. Buelga 2000, dibujo nº 66).
sigue siendo la comida de pescadores en una barca
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nor” (Cándido 1899). Con estas otras palabras el periódico El día hace referencia de nuevo a la injusticia cometida: ¡Sorolla sin premio de honor y por un voto!. Se han lucido los que tienen mayor obligación de velar por el prestigio del arte nacional!. Puede estar tranquilo el eminente pintor valenciano, porque la opinión del jurado y las influencias oficiales se encuentran tan distanciadas de la 18. Puerto de Valencia, 1897. Cincinnati Art Museum.
opinión pública, como lo están el néctar de los dioses de los productos de buñolería (MissTeriosa 1901).20
anclada en el puerto; Sorolla las utilizó como bocetos parciales para el cuadro Puerto de Valencia [il. 18], que se conserva en el Museo de Cincinnati. El primero, Barca [lám. 10], está dedicado a Luis Moscardó, casado con Enriqueta García del Castillo, hermana de la mujer de Sorolla; hoy se conserva en la Colección Bancaja, Caja de Ahorros de Castellón, Valencia y Alicante. El segundo se titula, Pescadores comiendo en la barca [lám. 11] y pertenece a una colección particular. Para todos los cronistas del momento las obras de mayor calidad de la muestra nacional de 1899 fueron Cosiendo la vela y Comiendo en la barca; en un
Bernardino de Pantorba en su estudio biográfico y crítico sobre Sorolla trata con detalle la presencia de Sorolla en la Exposición Nacional de 1899, criticando la actitud del jurado: Llevó Sorolla a la Exposición de 1899 dos de sus mayores creaciones: la escena de los pescadores comiendo en la barca y la de las mujeres cosiendo la vela. Esta segunda, pintada en el verano de 1896, había alcanzado ya elevadas recompensas en Munich y Viena. La otra, fechada en 1898, salía por primera vez al juicio público.
alegato contra los “manejos” del Jurado se dice que “Sorolla, injustamente, no recibe la medalla de ho60
20 En esta nota, el autor hace una mención a la exposición de 1899.
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
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Volvió a quedar desierta la Medalla de Honor,
za y energía de dibujo y pintadas con pincelada
para la que Sorolla obtuvo, pese a la grandeza de
larga, briosa, expresiva (Pantorba 1953, 46).
estas obras, sólo dos votos más que en el Certamen precedente. Los ocho miembros del Jurado que, entre los veintitrés que lo formaban, le dieron su voto probaron tener visión clara de la justicia. Citemos sus nombres: Alejandro Ferrant, Agustín Querol, Miguel Blay, Manuel Villegas Brieva, Marceliano Santa María, Eduardo Pelayo, Manuel Ramírez y Lorenzo Álvarez Capra. Si la vez anterior, la postergación de Sorolla no había levantado sino tímidas protestas, en 1899 fueron numerosísimos quienes en la prensa y en los círculos artísticos de toda España protestaron enérgicamente contra la actitud de aquellos quince jurados de arte que, no votando a Sorolla, tan por debajo de su misión se mostraban.
En el artículo firmado por Miss-Teriosa, se hace la siguiente referencia a las principales obras de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899: Comiendo en la barca es una genialidad maravillosa, que atrae y asombra, y Cosiendo la vela es un atrevimiento colosal, que seduce y fascina. Aquello −Comiendo en la barca− es un trozo de la vida real visto a través de la niebla, de la melancolía que envuelve algunas veces al pensamiento; esto −Cosiendo la vela− viene a ser un torrente de luz cayendo sobre una de las páginas más vulgares de la existencia (MissTeriosa 1899).
Comiendo en la barca y Cosiendo la vela son, en la producción del maestro anterior a 1899, los
Para Augusto Comas, Sorolla es uno de los máxi-
dos cuadros más importantes y los más caracte-
mos responsables de la renovación pictórica de ese
rísticos de su personalidad, ya a partir de ellos
momento. Según él, el cambio radical que sufre el
robustamente, inconfundiblemente afirmada. Otros cuadros playeros habían venido a servir de “precursores” de estos dos. Estos dos aciertan a ligar de manera entrañable todos los valores de la pintura de Sorolla, y en las postrimerías de nuestro arte ochocentista asumen categoría capital. Son dos obras originalísimas de composición, honradamente vistas al natural, llenas de carácter, de luz, de ambiente, trazadas con gran juste62
panorama artístico de finales de siglo, en el que el arte académico, frío y teatral, pierde toda su validez, se debe a que la verdad se impone frente a la pintura académica: ...esa verdad hay que buscarla en la playa, en la fábrica, en el hogar, en el campo, en la plaza pública, allí donde aparece a nuestros ojos la verdad
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
B lanca P on s -Sorolla
hermosa que refleja nuestras alegrías y nuestros
tenía cuando escribió en 1910 su monografía
dolores, y que impresiona hondamente nuestro
sobre Sorolla, distinguía en los cuadros Cosiendo
espíritu, por lo mismo que los dolores y alegrías
la vela y Comiendo en la barca una “modernidad”
retratados son los nuestros propios, es decir, los que constituyen la trama de nuestra vida toda (Comas 1899).
que no estaba presente en obras anteriores, y que era consecuencia de la ruptura de Sorolla con el costumbrismo valenciano, con la pintura de lo
Para el crítico, Sorolla, junto a Casas y Rusiñol, siente la necesidad de hacer una pintura moderna, y así encuentra en la playa de Valencia, en pleno
típico, regional y anecdótico, para seguir un nuevo camino, personal, en el que integraba las escenas de trabajo en la naturaleza:21
mes de agosto, el lugar perfecto para plasmar aquel
Hasta 1894 (…) la vida de la playa de Valencia no
sol ardiente que trae al arte español la influencia
había sido tratada por ningún pintor, y Sorolla,
del pleinairismo francés. Para él es evidente que
juvenil y necesitado de toda liberación artística,
las criticas suscitadas a sus obras Cosiendo la vela
pudo ponerse frente a la naturaleza aquella y
y Comiendo en la barca, proceden del sector más
frente a sus hombres y la vida de éstos, sin que
tradicional del arte, y se deben a que dichas obras
recuerdo de cuadro alguno le asaltara (…)
no representan un asunto trascendental que conmueva el espíritu. Y termina el artículo diciendo: “¡Es triste, muy triste que lo que en Europa ya no se discute hace muchos años, empiece a discutirse en España!” (ibídem.).
Sorolla en la playa valenciana, con ojos de pintor y de artista, vio espectáculos nuevos. No tenía más puntos de apoyo, de referencia, que su temperamento, el natural y la lucha por descubrir y anotar cuanto veía (Doménech 1919; cfr. Pérez
Rafael Doménech, el primer gran biógrafo
Rojas 1999, 116).
de Sorolla, escribía en 1910 que en el cuadro Comiendo en la barca es donde queda claramente
A continuación de la Exposición Nacional de Be-
manifiesto el progreso de esa tendencia de Sorolla
llas Artes de 1899, Sorolla seleccionó con cuidado
en la que la luz desempeña en la obra pictórica el
seis obras con destino a la Exposición Universal de
papel principal (Doménech 1910, XXII). Y en 1919, con una perspectiva más amplia de la que
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21 A esto hacen referencia también Garín y Tomas en su monografía de 2007, como hemos visto, en el inicio de este ensayo.
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
B lanca P on s -Sorolla
París de 1900: ¡Triste herencia!22, Cosiendo la vela,
(...) Nuestra sección es pésima por el decorado
Comiendo en la barca, El baño o Viento de mar,
y por su contenido; hay gran leyenda sobre la
El algarrobo. Jávea y La caleta. Jávea, alcanzando
bondad de la pintura, lo hacemos en total, de
el Grand Prix, como hemos comentado. A pesar de que el éxito lo obtuvo con ¡Triste herencia!, el cuadro que más le gustó al pintor fue Comiendo en la barca, como vemos en una carta que escribe a su mujer el 16 de julio de 1900 desde París:
lo peor y más atrasado; yo voy más dentro de la corriente que lo general de nuestra tierra, pero puedo y debo hacer algo más que yo procuraré y que ya me requema la sangre no haber empezado (Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta nº 128).
Sobre la vigencia de estas obras hoy día, ya apunta-
Mi querida Clota:
ba en 1909 Leonard Williams:
Ya estamos, como habrás visto, en París, y ya hoy por la tarde me di un buen atracón de pintura,
Sinceridad, precisión y sensibilidad. He aquí tres
visité a la ligera todas las naciones excepto
cualidades que hacen que las interpretaciones
Francia que la dejo para mañana, vi mis cuadros,
que Sorolla realiza de la vida española sean tan
después de vistos una porción no hacen mal.
bellas y contundentes y nos aseguran que su im-
Aquí el que produce más entusiasmo es Triste
portancia no sólo resulta vital hoy en día, sino
Herencia, es el amo según me cuentan, pero a mí
que seguirá palpitando en el futuro. Para que un
el que más me gusta es Comiendo en la barca, es
cuadro pueda considerarse obra maestra, resulta
otro cuadro, muy bien iluminado; (...) necesito
absolutamente necesario que actúen dos fuerzas
hacer alguna modificación en la forma de
en el artista. La primera es la fuerza moral, inte-
producir, es lo único que me quita el amor, pues
lectual y emocional consecuencia de la sinceri-
yo podría haber llegado a esa cosa que deseo con
dad, la precisión y la sensibilidad. La segunda es
esos mismos cuadros: espero que al final de mi
la fuerza del corazón, que se crea con la fuerza de
examen de todo lo que hay de pintura, hacerme
la mano. Y el corazón y la mano se combinaron
el mío y algo útil saldrá.
para formar y dar vida al arte de Joaquín Sorolla (Williams 1909, 97).
22 Por este cuadro le concedieron el Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1900 y la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de Madrid de 1901.
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En el ensayo de Lily Litvak “Sorolla y la recuperación de Arcadia”, contenido en el texto fundamen67
COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
B lanca P on s -Sorolla
tal del catálogo de la exposición A la playa. El mar
nes y embellece todos los elementos de la escena.
como tema de la modernidad en la pintura española,
En Comiendo en la barca (1898) los atezados
1870-1936,23 hablando de los primeros pintores
pescadores están sometidos a la omnipotencia
que afrontan los temas de playa, dice así:
del aire que moldea y cambia la luz cuando se introduce bajo la bóveda de las velas desplegadas.
En España, Sorolla fue el creador de esa temática
A partir de 1900 Sorolla buscó expresamente la
que abordó de manera genial y personalísima,
playa (…)
convirtiendo a los habitantes de la costa de Levante en algo más que simples pescadores. Celebra el maestro a esa humanidad privilegiada y, junto a ellos, aprecia el encanto y variedad del litoral, la caricia de las velas, el vértigo del arrecife, la cristalina limpidez del agua, glauco refugio de una pureza original. Los lienzos de la pesca señalan la primera página del incomparable capítulo sorollesco sobre el mar. Inicia el tema despegando del costumbrismo marinero que refleja la vida diaria de pescadores y marineros. La vuelta de la pesca abre ese capítulo, y ya aquí irrumpe la luz mediterránea que fascinaría al pintor. La pareja de bueyes en la sombra destaca de las olas iluminadas y la enorme vela corta el cielo con una línea pintoresca
En los lienzos de la playa de Jávea y de Valencia cristaliza una nueva visión arcádica del Mediterráneo. Vienen a representar, en primer lugar, un verdadero manifiesto sobre la alegría de la convivencia en la naturaleza y la acción vivificante y fecunda del mar (Litvak 2000, 37).
Comiendo en la barca despertó gran interés entre los coleccionistas y artistas de su tiempo. Enrique Martínez Cubells realizó una copia de gran calidad y buen tamaño que puede ponerse como ejemplo de la admiración que suscitó este lienzo de Joaquín Sorolla, una obra que contribuyó a aumentar las escenas luministas de playa en la pintura contemporánea.
y movida. A partir de entonces, los cuadros tomaron tonos menos naturalistas. En Cosiendo la vela (1896) utilizó la gran tela blanca como una pantalla que dispersa la luz en todas las direccio23 Tuvo lugar en Madrid en el año 2000 en las salas de la Fundación MAPFRE Vida.
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FAMILIA DE ESTANISLAO GRANZOW· JOAQUÍN SOROLLA
CATÁLOGO
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Comiendo en la barca. Joaquín Sorolla
C ATÁ L O G O
I.- Comiendo en la barca, 1898.
Bibliografía:
Óleo sobre lienzo 180,5 x 250,5 cm. Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nº inv. 804. Fdo. “J. Sorolla B / 1898” (áng. inf. izdo.) Pantorba 1953, nº 1045; BPS 783.
VV.AA. 1911, p. 44. Beruete 1921, nº 21. Escrivá de Romaní 1949, pp. 30-31 (La barca; 1ª lám.). VV.AA. 2009, pp. 262-265.
72
Exposiciones: 1899, Madrid, nº 809; 1900, París, nº 92; 1911, Roma, nº 245; 1956, Madrid, nº 423; 1963, Madrid, nº 22; 1992, Sevilla, p. 57; 1997-1998, Bilbao, nº 11; 1998, Madrid, nº 8; 2009, Madrid, nº 21. 73
Comiendo en la barca. Joaquín Sorolla
C ATÁ L O G O
II.- Mondando patatas, 1891-1894. Óleo sobre lienzo 40 x 48 cm. Gavin Graham, London. Fdo. “J Sorolla / Valencia 1891” (zona inf. izda.) Pantorba 1953, nº 1314; BPS 898.
Bibliografía: VV.AA. 1896. VV.AA. 2009, pp. 248-250.
Exposiciones: Madrid 2009, nº 16.
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Comiendo en la barca. Joaquín Sorolla
C ATÁ L O G O
III.- El santo del patrón, 1898. Gouache sobre papel 36 x 51,5 cm. Colección particular. Fdo. “J. Sorolla” (áng. inf. dcho.) En el reverso: dibujo a pluma de escenas de café de París y cabecita de Joaquín Sorolla García en gouache. Pantorba 1953, nº 1328; BPS 4757.
Bibliografía: VV.AA. 1897, pp. 52-53. VV.AA. 2009, p. 264, fig. 176.
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ESTUDIOS PREPARATORIOS
Comiendo en la barca. Joaquín Sorolla
E S T U D I O S P R E PA R ATO R I O S
Lámina 1 En la barca, ha. 1892-93. Óleo sobre cartón. 8’6 x 12 cm. Colección particular. BPS 3109.
Lámina 3 En la barca, ha. 1895-96. Óleo sobre lienzo. 41,8 x 56 cm. Colección particular. Pantorba nº 1361, BPS 929.
Lámina 2 Estudio para “Comiendo en la barca”, ha. 1895-96. Óleo sobre lienzo. 40’8 x 53’5 cm. Colección particular. Pantorba nº 1359 y BPS 926.
80
Lámina 4 Barcas en la playa, ha. 1896-98. Óleo sobre lienzo. 19’8 x 27’4 cm. Museo Sorolla, nº inv. 523. BPS 1327.
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Comiendo en la barca. Joaquín Sorolla
E S T U D I O S P R E PA R ATO R I O S
Lámina 5 Bajo el toldo de la barca, ha. 1896. Óleo sobre lienzo. 16 x 26 cm. Colección particular. BPS 3579.
Lámina 7 Comiendo en la barca, ha. 1898. Óleo sobre cartón. 8’5 x 12 cm. Museo Sorolla, nº inv. 424. BPS nº 1230.
Lámina 8 Playa de Valencia, ha. 1898. Óleo sobre tabla. 8’5 x 16 cm. Nueva York, Brooklyn Museum of Art, nº inv. 1992. BPS 3580.
Lámina 6 Comiendo en la barca, ha. 1898. Óleo sobre tabla. 19’5 x 31’5 cm. Colección particular. BPS 782.
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Comiendo en la barca. Joaquín Sorolla
E S T U D I O S P R E PA R ATO R I O S
Lámina 9 Pescadores en la barca, ha. 1898. Óleo sobre lienzo. 17’7 x 29’6 cm. Colección particular. BPS 2648. Lámina 11 Pescadores comiendo en la barca, ha. 1897. Óleo sobre lienzo. 34 x 45,5 cm. Colección particular. BPS 4082.
Lámina 10 Barca, ha. 1897. Óleo sobre lienzo. 36 x 47 cm. Valencia, Colección Bancaja. BPS 917.
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Comiendo en la barca. Joaquín Sorolla
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y E XPOSICIONES CITADAS
Referencias bibliográficas
Exposiciones citadas
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1899, Exposición General de Bellas Artes, Madrid, Palacio de las Artes e Industrias.
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87
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VALENCIÀ
P
ocs noms com el del genial artista Joaquín Sorolla i Bastida (València, 1863-Cercedilla,
1923) desperten en el panorama internacional de l’art una admiració tan unànime i tan prolongada en el temps. La repercussió i abast universal de la seua temàtica, junt amb l’expressió i domini d’una tècnica única i sempre disposada a sorprendre’ns, són, sens dubte, algunes de les raons que millor expliquen eixa admiració. En la seua terra, València, la identificació amb l’obra de Sorolla és encara més intensa, per raons òbvies que tenen molt a veure amb la pertinença a una societat orgullosa de les seues arrels culturals, identitàries i vivencials. La Generalitat ha fet seu el compromís de donar la màxima difusió i projecció social als valors, tant artístics com representatius, del pintor que millor va saber portar al llenç la llum i l’ambient mediterranis. En eixe sentit, la recentment creada Institució Joaquín Sorolla d’Investigació i Estu-
dis, la breu trajectòria de la qual no està exempta
d’importants èxits, posa a disposició de valencians
Sorolla de difícil exhibició a València, es duga a
i visitants una obra certament magistral: Menjant
terme de manera satisfactòria.
a la barca, un oli pintat a València en 1898, en el context d’una etapa prolífica en la producció de l’artista i molt centrada específicament en la plasmació del nostre litoral.
Anime per tot això a participar i disfrutar d’esta nova mostra de l’activitat de la Institució Joaquín Sorolla d’Investigació i Estudis, una entitat que com la resta d’organismes culturals dependents
L’escena tractada, que partix d’un fet tan quotidià
de la Generalitat treballa per a difondre la riquesa
com el descans que uns pescadors es prenen per
patrimonial de la nostra Comunitat i l’obra dels
a menjar en la seua humil barca, reflectix, amb
nostres artistes més destacats, projectant així amb
serenitat però al mateix temps amb una grandesa
força cap a tot el món el nom de València i el de la
que va més enllà de la crítica social, la sobrietat i
nostra Comunitat.
les dures condicions de vida dels valencians de la mar. Tot en esta obra, temàtica, composició i colorit “enlluernen” per igual –i no és una metàfora-,
ALBERTO FABRA PART
fent-nos més patent i sobretot més comprensible
President de la Generalitat
la soltesa de recursos, el domini tècnic i la manera de concebre la pintura que van fer cèlebre en el seu moment, i seguixen fent-ho encara a hores d’ara, al mestre. Acompanyant a esta excepcional obra, la ràpida adquisició del qual va suposar en el seu temps tot un rècord pel que respecta a la suma més elevada pagada fins a la data a un autor viu, altres dos pintures, procedents de col·leccions privades i relacionades cronològica i temàticament amb l’exposada, aconseguixen que una de les comeses essencials de la Institució, açò és, mostrar obres de
a la barca: El sant del patró. Este conjunt d’obres destaca no sols com a exemple de la mestria i ofici de Sorolla, sinó també com a moment culminant de la seua maduresa creativa. Menjant a la barca és l’últim d’un conjunt de quadros l’escena dels quals es desenrotlla en la coberta d’una embarcació de pesca. És una obra destacada dins del seu gènere,
D
esprés de les exposicions “Elena Sorolla en la platja” i “Família d’Estanislao Gran-
que va participar en l’Exposició General de Belles Arts de Madrid de 1899.
zow”, la Institució Joaquim Sorolla d’Investigació
Amb esta tercera exposició, la Institució Joaquim
i Estudis presenta en la seua sala del Centre del
Sorolla d’Investig ació i Estudis continua
Carme una mostra dedicada a l’obra Menjant a la
investigant sobre obres poc conegudes, inèdites o
barca, de la Reial Acadèmia de Belles Arts de San
d’especial interés, pintades per Joaquim Sorolla o
Fernando, acompanyada de dos estudis particu-
els artistes del seu entorn per a exposar-les i donar-
lars del mateix tema: l’oli Pelant creïlles i l’aiguada
les a conéixer al públic valencià en la sala destinada
El sant del patró.
a les seues exposicions en el Centre del Carme.
Quan Joaquim Sorolla va pintar Menjant a la
Amb el suport del Consorci de Museus de la
barca, en 1898, portava huit anys treballant a la
Comunitat Valenciana, la Institució Joaquim
vora del Mediterrani. La seua major preocupació
Sorolla d’Investigació i Estudis està contribuint a
de llavors era aconseguir traslladar a la tela
difondre la vida i l’obra d’un dels nostres pintors
l’activitat dels pescadors, junt amb el reflex de la
més destacats, però la seua labor investigadora
llum del dia en el mar. Dins d’este conjunt d’obres
també suposa una important aportació a la difusió
pintades directament en la platja i que reflectixen
i el coneixement de la història de l’art valencià.
l’activitat marinera i pesquera de la València del segle XIX, també destaca l’oli Pelant creïlles, firmat en 1891. Junt amb estes dos teles, s’exposa un dels
LOLA JOHNSON
tretze estudis i quadros relacionats amb Menjant
Consellera de Turisme, Cultura i Esport
MENJANT A LA
BARCA
B lanca P on s -Sorolla
Per a Sorolla, des del començament com a pintor, l’obsessió per reproduir en les seues teles la mar de la manera més veraç i subtil possible va ser una constant fins al final dels seus dies. Quan va decidir pintar Menjant a la barca [cat. I] ja feia huit anys que treballava a l’aire lliure, a la vora de la mar Mediterrània, sota el dur sol i amb la llum incomparable de la seua terra, portant a les seues teles allò que des de xiquet l’havia fascinat, la vida del treball dels pescadors, amb les seues alegries i penes, però tan estètic, tan bell, amb tant de caràcter i amb tants contrastos. I decidix fer-ho d’una manera molt personal, com fins llavors ningú ho havia fet: traslladant a les seues teles aquella bella realitat i el gaudi que li produïa contemplar-la. A este efecte, Sorolla traslladà a la platja el seu cavallet i les seues teles i allí passava gran part de la jornada plas97
MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
mant les escenes que tant li agradaven i que il·luminava amb la llum de les diferents hores, reflectida en incessants coloracions. I de la mateixa manera que els pescadors solien menjar en les seues barques en alta mar o quan les deixaven a l’arena, al nostre pintor li portaven el menjar a la platja perquè no perdera el temps, ni desaprofitara l’ocasió de contemplar un nou efecte de llum que potser mai més es tornaria a repetir. Eixa manera de “pintar amb els ulls” allò que mai podria reproduir, per efímer, era de les coses que més el feien gaudir, tal com referix en les seues cartes.1 Sorolla a la platja pintava sempre dret, acostant-se a tocar la tela amb els pinzells carregats de pintura i allunyant-se’n per a veure l’efecte aconseguit, i en les obres grans com Menjant a la barca, afegia a eixe continu vaivé un moviment de pujar i baixar els escalons d’una escaleta de fusta, des de la qual pintava les zones altes de la tela on no arribava amb els llargs pinzells que feia servir en estos casos. A eixa manera de treballar sense parar quet ni un instant es referia Pérez de Ayala en anys molt posteriors a l’execució d’esta obra: No paraba jamás. Estaba transido por una fiebre ligera, casi enajenado, como si le poseyese una divinidad activa y favorable. Se echaba de ver la alta tensión de su sistema vascular y nervioso. Era como una cuerda sonora estirada
1
En dues cartes de Joaquim a Clotilde, escrites probablement el 26 i el 27 de març de 1918, des de Sevilla (cfr. Lorente; Pons-Sorolla; Moya 2008, cartes núm. 440 i 441).
98
B lanca P on s -Sorolla
hasta el límite agudo de su elasticidad. Delineaba unos trozos de dibujo; poníase en pie; paseábase con agitación; tornaba al trabajo; mascaba sin cesar un largo cigarro; hablaba con nerviosidad, continuamente, en una versátil mudanza de uno a otro asunto, los más inesperados, formulando acerca de todo opiniones sucintas, en frases que eran una imagen sobre manera plástica y leve, semejante, en el orden de la expresión oral, a sus menudas impresiones pictóricas, que yo había anteriormente comparado con los “hai-kais” (Pérez de Ayala 1923).
També Sorolla en les cartes a la seua dona li comentava el cansament d’esta manera de treballar: … ayer tarde que empecé oficialmente mi cuadro, hija mía, lo que sudé, subir y bajar la escalera cada vez que debo dar una pincelada me dejó desecho, así que rabio si no trabajo, y trabajo reventándome, ¿es la vejez? Pero doy por bien empleado el cansancio al tedio forzoso de hoy (7 de novembre de 1914; cfr. Lorente; Pons-Sorolla; Moya, carta núm. 226).
Per a pintar a la platja obres grans, Sorolla havia de demanar les autoritzacions pertinents que li permetien delimitar el seu lloc de treball instal·lant lleugeres mampares de tela que allunyaven un poc curiosos i xiquets, i evitar d’esta manera que l’arena que alçaven anara a parar al que estava pintant. També li permetien alçar casetes de fusta on guardava els utensilis de treball per a no haver-los de traslladar diàriament. 99
MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
B lanca P on s -Sorolla
Eixa mar, eixa llum, eixe sol, eixe ambient salobre els mantenia enxisats a ambdós, al nostre pintor i als pescadors. El mateix els passava als xiquets i als vells que no se n’anaven en la barca a les labors de la pesca, però que esperaven a la platja, els primers jugant i cabussant-se en eixa benaventurada mar que els feia menys llarga l’espera, i els últims, conversant, solaçant-se, colrant-se encara més amb eixe sol i ajudant en el que podien els més jóvens, mentre els ensinistraven amb els seus consells i experiències o els distreien amb velles i picants històries dels seus anys mossos.
Una cosa pareguda li passava al nostre pintor, havia triat una professió i sobretot una manera de fer el seu treball que era difícil de compaginar amb una família, amb una vida còmoda i confortable; pintar a l’aire lliure era estar condicionat pel que ell no podia controlar, estava a mercé dels canvis de temps, era una lluita contínua, igual que els ocorria als pescadors en la mar. Però, sobre tots els inconvenients que podia tindre, pintar així el feia l’home més feliç del món, li permetia fruir de la naturalesa fins a uns límits insospitats. Deia en una altra de les seues cartes:
Escrivia Sorolla a la seua dona el novembre de 1907: Querida Clotilde. Estoy ya en esta desde las 4 de la tarde, y he gozado mucho con el espléndido espectáculo de tanta luz y color. El día tibio y agradable contribuye; no he desperdiciado un momento viendo cosas bonitas: ¡el agua era de un azul tan fino! y la vibración de luz era una locura. He presenciado el regreso de la pesca: las hermosas velas, los grupos de pescadores, las luces de mil colores reflejándose en el mar, la picante conversación de muchos de mis viejos modelos, me proporcionaron un rato difícil de olvidar.2
És veritat que la labor de la pesca era molt dura, i desagraïda la major part de les vegades, que eixe rude treball mai no els trauria de pobres, però no hi havia manera d’allunyar-se de l’atracció que els produïa la seua mar.
He tenido mala mañana, solo he podido pintar 2 horas, el viento horrible que hacía, y frío por ser poniente, me tiró el cuadro, que he podido pillar en el aire sin que afortunadamente se borrase nada. De todos modos no he perdido el tiempo por haber casi terminado el mar que era muy hermoso, no hay pues motivo de queja, nunca peor; ahora sólo falta que la tarde no sea igual en cuyo caso nada podría hacer en la orilla del mar (del 3 al 4 de desembre de 1907; cfr. Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta núm. 215).
I uns dies després, en una carta “per entregues”, explicava de nou a la seua dona: Querida Clotilde, el día termina muchísimo peor que empezó, esta tarde ha sido insoportable, 2 hombres me
2
Eixos vells models a què Sorolla es referix no eren altres que els pescadors que havia portat als seus quadros; cfr. Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta núm. 205.
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tenían el cuadro a la orilla del mar, he tenido que suspender el trabajo, rabioso y dolorido; es un viento sucio,
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frío y polvoriento que pone los nervios de punta, todo está envuelto en una atmósfera gris sucia, mascar tierra, o arena; de continuar esto yo no se qué voy a hacer… Ya terminó el día, todo lo envuelve un tono rojizo, señal evidente que continuará el tiempo aponentat, que sufrimos desde mi llegada y que no arreciando mucho se hace uno a él, por más que no sea agradable… No he podido trabajar en lo empezado ayer (por no tener el sol limpio) pero he empezado otro cuadro, y van 21, de una barca en el mar que será bonito así que estoy contento, pues son sesiones bien aprovechadas; tengo un hambre por pintar como nunca he sentido, me lo trago, me desbordo, es ya una locura. Es natural, hace muchos años que no he tenido un estado tan perfecto de salud, ni un equilibrio tan completo, además no me ocupo de nada más que de esto; hago una vida higiénica y tengo el rato delicioso este en que leo
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Els temes de mar i platja abans de Menjant a la barca. Abans de 1891 les incursions de Sorolla en temes de mar s’havien limitat a uns lleugers apunts o notes de color presos en les seues interminables passejades per la platja o pel port. També dels seus inicis hi ha una sèrie de referències a través d’un conjunt de “marines”3 molt del gust del moment i clarament inspirades, si no copiades, d’artistes especialitzats en el gènere, entre els quals destacava en eixe moment Rafael Monleon i Torres, valencià com ell (cfr. Díez 2009, 21). Estes i algunes tauletes amb lleugers apunts van ser el seu inici com a pintor de mar, res a veure amb la seua personalíssima i inconfusible forma de tractar-lo deu anys després. Les primeres obres personals de Sorolla relacionades directament o indirectament amb el mar i pintades davant seu, a la platja, van ser creades a partir de 1892. D’eixa data és El dia feliç4 [il·l. 1], un quadro de gènere, d’antics
vuestras cartas y que las escribo para vosotros, soy pues muy feliz, y lo seré más el día que lleguéis. Claro está que si hoy hubiera sufrido tanto como el domingo no diría esto, pero un día mediano, una hora feliz compensa muchos malos ratos (del 8 al 9 de desembre de 1907; cfr. Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta núm. 220).
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3 Sorolla va presentar tres marines en l’exposició Nacional de Madrid de 1881, que van passar totalment desapercebudes i que diferents autors sostenen infundadament que van ser destruïdes pel pintor. Hi ha tres marines de mides semblants, una al Museu Sorolla (núm. inv. 01342) i dues en col·leccions particulars; una d’estes últimes conserva una etiqueta de l’Exposició Nacional de 1881 que acredita la participació en la mostra. Es conserven cinc obres més de les mateixes característiques i moment, com la que es guarda al Museu de Belles Arts de València (Marina. Port de València, ca. 1882, núm. d’inv. 895), de menor format. 4 Per a Rafael Doménech El dia feliç va ser el primer quadro de Sorolla que li va produir “una sensació de cosa clàssica”. Per a ell, “el artista griego no se preocupó más que de expresar aquello que él amaba y era el encanto de sus ojos” i Sorolla a partir d’este moment no tindria un altre ideal que “llevar a sus lienzos las formas típicas de la gente de mar, de los pescadores y de los niños criados en las playas levantinas; las barcas, los toros, el ambiente salobre y la luz intensa descompuesta en mil tonalidades distintas cambiando a cada momento...” I conclou que eixe ideal no anirà “más allá de la forma, la luz y el ambiente” (Doménech 1910, pp. XIX-XX).
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costums, en què una xiqueta vestida de primera comunió rep la benedicció de l’avi en una de les barraques de la platja del Cabanyal de València. L’escena s’il·lumina amb els rajos que es filtren a través dels badalls de les taules de fusta de les parets i amb la llum que penetra a través de la porta oberta sobre la platja en un dia resplendent, on al fons s’endevina la mar. També deu ser d’estes dates un deliciós quadro de dimensions reduïdes, però de gran qualitat, firmat en 1891, que per l’avanç que suposa en la seua obra ha fet pensar en més d’una ocasió que era de datació molt posterior a la que figura al costat de la firma, fet que, d’altra banda, no seria molt estrany coneixent el pintor. El quadro a què em referisc, Pelant creïlles, es va poder contemplar i comparar amb La tornada de la pesca [il·l. 2] i Menjant a la barca en una mateixa exposició5 i a poca distància l’un dels altres. Quan s’estudiaven es podia entendre perfectament que havia sigut necessari pintar eixa obra abans d’arribar a afrontar el repte de portar a una tela tan gran una escena tan complicada de mar com La tornada de la pesca, i per un altre costat era més fàcil adonar-se d’una proximitat major respecte a la data del quadro de la tornada de la pesca que al de la menjada dels pescadors, la qual cosa ajudava a mantindre la data d’execució de Pelant creïlles pròxima a la datació assenyalada per l’artista. Estos primers estudis de mar van estar sempre relacionats amb el món del treball dels pescadors.
És a partir d’este moment que Sorolla s’entrega amb entusiasme a pintar a la platja obres que en uns casos resulten ser la disculpa per a dur a terme esplendorosos i complicats estudis de mar com La tornada de la pesca, i en d’altres, assumptes relacionats amb la mar com I encara diuen que el peix és car!,6 però en què la mar en si no està representada. Això ocorre també en una altra tela excepcional de 1896, Cosint la vela, en la qual l’artista interpreta una alegre i lluminosa escena de treball al pati d’una de les casetes de pescadors de la platja del Cabanyal. D’este moment i pintada en el mateix escenari és la deliciosa obra Les xarxes [il·l. 3], que d’alguna manera és un avanç del quadro Cosint la vela, un cas semblant al de Pelant creïlles respecte a La tornada de la pesca i Menjant a la barca.
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Van figurar en l’exposició “Joaquín Sorolla. 1863-1923”, Madrid, 2009, al Museu del Prado. Pelant creïlles, cat. núm. 13, La tornada de la pesca, cat. núm. 16 i Menjant a la barca, cat. Núm. 21.
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Este canvi en la manera de presentar els assumptes que fins aleshores s’havien tractat amb la distància i “la falsedat” del típic, l’expressen de forma breu i encertada Garín i Tomás, canviant el terme d’“escena costumista” pel de la representació de “la vida quotidiana”, amb l’important i nou avanç que això suposa respecte del que s’havia fet fins aquell moment: En els anys noranta és observable una ràpida evolució que sembla oportú caracteritzar com “del costumisme a la vida quotidiana”; en efecte, els quadros inicials que s’emmarcaven en el gènere costumista anaren canviant per d’altres en què el motiu deixa-
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Esta obra de denúncia, d’assumpte social, és també la disculpa per a fer un magistral estudi de llum i ambient de la coberta baixa d’una barca de pesca.
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va de ser “el costum típic” per a convertir-se en un estudi de la quotidianitat del poble, a vegades en la casa o el descans i majoritàriament en el treball. Paral·lelament el color anà cobrant cada vegada més autonomia o, si es preferix expressar així, deixà de ser un servidor de l’assumpte per a esdevindre la substància en què el tema s’encarnava; pot observar-se l’evolució en les escenes de camp, però les que adquiriren un protagonisme de primer pla van ser les de la vida i el treball dels pescadors del Cabanyal. (…) finalment estava pintant el poble en la seua vida quotidiana, això unit a l’explosió d’un cromatisme que ja aleshores era desconegut i nou, d’una brillantor de colors que li va meréixer l’apel·latiu de “luminista” (Tomás; Garín 2007, 25).
A més d’estos importants quadros que presenta en els salons i les exposicions de primer orde, treballa en d’altres de format més contingut amb assumptes que continuen relacionats amb els pescadors i el treball en la mar, obres que sol presentar en exposicions més o menys importants i que tenen molt bona acollida entre el públic. En uns casos la mar és l’absoluta protagonista, com ocorre amb Pescadors valencians7 [il·l. 4] de 1895, o en menor grau en Xiquet dormint en una barca8 de 1896. En d’altres és l’arena daurada de la platja la que centra l’escena, com en Corders. Platja de València9 [il·l. 5] de 1893,
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Constructors de vaixells10 de 1895 o Recollint les xarxes11 de 1896. A partir d’estes dates les platges de Sorolla s’aniran poblant de pescadores amb les seues cistelles, de xiquets jugant a la vora de la mar o banyant-se mentre els pares treballen, de barques que tornen de la mar o se’n van amb les veles desplegades, de bous que arrosseguen les embarcacions que arriben o se’n van, en eixa visió arcàdica de la platja de València. Encara que fins aleshores el món de la platja de Sorolla continua girant, fonamentalment, entorn de la pesca. L’èxit d’estes obres tant en els certàmens com entre el públic va ser indiscutible i va respondre en part a l’estudi conscienciós que l’artista va fer investigant el que s’estava presentant en els salons més avançats, a què acudix contínuament no sols per a presentar les seues obres, sinó també per a prendre el pols del que hi ocorria. Sorolla va pintar La tornada de la pesca l’estiu de 1894, després de visitar el Saló de París d’eixe any, al mateix temps que I encara diuen que el peix és car! i La benedicció de la barca12 [il·l. 6]. El
Pescadors valencians sí que va ser presentat en una exposició de primer orde, en la Internacional de Berlín de 1896 va rebre una medalla d’or. 8 Este quadro va figurar en el Saló Artal de Buenos Aires de 1899. 9 Sorolla va presentar esta obra en l’Exposició Biennal del Cercle de Belles Arts de Madrid de 1894.
10 Constructors de vaixells va participar en la I Biennal Internacional de Venècia de 1895. 11 Pescadors arreplegant les xarxes va ser presentat al Saló de la Société des Artistes Français, París 1899, a continuació en les seues exposicions individuals de París 1906, Berlín 1907 i Londres 1908, i finalment en l’Exposició Internacional de Roma de 1911, on va ser adquirit per mil lires per a la Gallera Nazionale d’Arte Moderna de Roma. 12 Este quadro va figurar amb el seu aspecte original en l’Exposició General de Belles Arts de Madrid de 1895, en el Saló de la Société des Artistes Français de París de 1896 i en la II Biennal Internacional de Venècia de 1897. Abans d’exposar-se de nou en la primera exposició individual de Sorolla a París, en 1906, l’artista va suprimir el cap d’un pescador que hi havia en el segon pla a l’esquerra, per a deixar retallat sobre el mar el cap del pescador del primer terme, amb la qual cosa la composició va guanyar, moment en què va ser adquirit pel marqués de Casa Riera.
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primer el va presentar en el Saló de París de 1895, on va obtindre una primera medalla, i va ser adquirit per l’estat francés per al Museu del Luxemburg;13 el segon i el tercer els va exposar en la Nacional de Madrid d’eixe mateix any, on va aconseguir una primera medalla amb I encara diuen que el peix és car!, que va ser adquirit per l’estat espanyol per al Museu del Prado. La benedicció de la barca, el va tornar a presentar Sorolla en la seua primera exposició individual, que va tindre lloc a París en 1906, on va ser adquirit pel marqués de Casa Riera per vint mil francs, una xifra en aquell moment excepcional.
rráneo, la blancura transparente y sólida al mismo tiempo
En 1895 Vicent Blasco Ibáñez publicava la novel·la Flor de mayo, que acabava amb la frase “¡Aún dicen que el pescado es caro!”, que donava títol al quadro del pescador ferit en la barca de Sorolla. El paral·lelisme en el treball d’ambdós artistes i l’immens afecte que es professaven estan presents en l’article que Blasco escriu en 1923 amb motiu de la mort de Sorolla. Hi recorda amb especial emotivitat la creació de la seua novel·la Flor de mayo al mateix temps que el pintor feia el quadro I encara diuen que el peix és car! Deia així:
Trabajamos juntos, él en sus lienzos, yo en mi novela, te-
Muchas veces, al vagar por la playa preparando mental-
de las velas, la mole rubia y carnal de los grandes bueyes cortando la ola majestuosamente al tirar de las barcas. Ese pintor y yo nos habíamos conocido de niños, perdiéndonos luego de vista. Venía de Italia y acababa de obtener sus primeros triunfos. Convertido al realismo en el arte y abominando la pintura aprendida en las escuelas, tenía por único maestro al mar valenciano admirando fervorosamente su luminoso esplendor.
niendo enfrente el mismo modelo. Así se reanudó nuestra amistad, y fuimos hermanos, hasta que hace poco nos separó la muerte. Era Joaquín Sorolla.”14
L’any 1895 ja en feia cinc que Sorolla havia tornat d’Itàlia, i si bé és veritat que acabava d’aconseguir importants triomfs, no eren els primers com diu el seu amic Blasco Ibáñez…, el primer l’havia aconseguit també amb un quadro d’assumpte social, Una altra Margarida, que li havia aportat una medalla
mente mi novela, encontré a un pintor joven –sólo tenía cinco años más que yo− que laboraba a pleno sol, repro-
13 Adquirit en la dita exposició per sis mil francs pel govern francés per al Museu del Luxemburg, hui es troba al Museu d’Orsay.
14 L’edició de Flor de mayo publicada per Vicent Garcia Editors en 1981 inclou l’article de 1923 del diari El Pueblo en què Vicent Blasco Ibáñez explica com es va gestar la seua segona novel·la, Flor de mayo, sent director del diari El Pueblo de València. La vida de Blasco, tan oposada a la de Sorolla, coincidia amb la del pintor en les hores en què ambdós estudiaven a la platja, Sorolla allò que pintava i Blasco allò que escriuria. Sorolla matinava per a arreplegar la informació que traslladava als seus quadros, Blasco en les primeres albors del dia, després de tancar el periòdic, es convertia en novel·lista i escrivia o vagava pels escenaris de les seues novel·les fins que, ben entrat el matí, el rendia la son.
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duciendo mágicamente sobre sus lienzos el oro de la luz, el color invisible del aire, el azul palpitante del Medite-
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d’or en l’Exposició Nacional de Madrid de 1892 i que, com que no va ser adquirit per l’estat espanyol, en contra del que era habitual amb els primers premis en este tipus de certàmens, va tornar a presentar en l’Exposició Internacional de Chicago de 1893, on va ser premiat amb una medalla d’honor i adquirit a continuació per la Washington University Gallery of Art, de Saint Louis, on es conserva. I els reconeixements van continuar amb obres relacionades amb el treball dels pescadors: en l’Exposició Internacional de Berlín de 1896 van concedir la medalla d’or a Pescadors valencians, que fou adquirit per la Galeria Nacional de Berlín. En 1897 Cosint la vela és exposat en l’Exposició Internacional de Munic, on va obtindre una medalla d’or, i la primavera de 1898, en l’Exposició Internacional de Viena, el van premiar amb la gran medalla de l’estat austríac per este mateix quadro.
Menjant a la barca L’estiu de 1898, abans de pintar a la platja de València este quadro, Sorolla havia passat quasi un mes a Xàbia treballant a l’aire lliure. Les estades del pintor en eixa bella zona de la costa alacantina suposen per a la seua pintura importants avanços en el domini del color i de la llum; això és evident en les obres que duu a terme a continuació a la platja de València i especialment en el quadro Menjant a la barca. De com va ser de profitosa eixa estada a Xàbia per a l’artista respecte del que a continuació pintarà a la platja del Cabanyal, tenim nombroses referències en les cartes que va escriure a la seua dona:
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Ayer trabajé bastante y los estudios no van mal, pero sí con lentitud por lo difíciles que son; si estos estudios los hubiera hecho al final de la temporada estarían mejor y hubiera sido más fácil, pues estaría más acostumbrado a pintar al aire libre, pero ahora recién salido del estudio cuesta mucho acostumbrar la retina, pero eso no importa, mejor aún para mi regreso, en que lo que pinte lo haré mejor(València, 13 o 14 de juny de 1898; cfr. PonsSorolla; Lorente 2009, carta núm. 120).
Menjant a la barca és l’últim d’un conjunt de quadros de Sorolla en què l’escena té lloc en la coberta d’una embarcació de pesca, a recer de la vela. Una de les obres culminants dins del seu gènere, que va presentar en l’Exposició General de Belles Arts de Madrid de 1899 al costat de Cosint la vela, El xiquet del raïm [il·l. 7], La Caleta. Xàbia [il·l. 8], El garrofer. Xàbia15 i dos retrats. En recompensa de la qualitat de les obres presentades li van concedir la Gran Creu d’Isabel la Catòlica. El quadro va ser adquirit per la marquesa de Villamejor, mare del comte de Romanones, per trenta mil pessetes, la suma més alta pagada per una obra espanyola en eixa època.16 Sobre les coincidències de les obres de Blasco Ibáñez i Sorolla, i respecte a la qualitat de Menjant a la barca, els editors de l’Epistolario I de Joaquim Sorolla anoten:
15 A pesar de la datació posada per l’artista, este quadro i l’anterior, La Caleta. Xàbia, els havia pintat l’estiu anterior, en 1898. 16 Anys després el quadro va ser donat a la Reial Acadèmia de Belles Arts de San Fernando pel comte de Romanones, on actualment figura amb el número d’inventari 804.
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Es tracta d’una de les millors teles de Sorolla, el tema de la qual té molts punts de contacte amb la descripció de la menjada en una barca de pesca que havia fet Vicent Blasco Ibáñez en la seua novel·la Flor de mayo (1895. VI. 434); d’altra banda, el quadro va significar una fita en l’evolució pictòrica de Sorolla: assumia l’experiència
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estribord, i crea en la zona dreta de la vela una depressió arredonida només tallada per la pressió del barret de palla del pescador més ancià, assegut amb el xiquet de menor edat en la borda de babord. Passada la botavara, la vela s’unfla lleument, il·luminada pel sol.
L’assumpte és molt senzill: tres pescadors majors i tres xavals, un de poca edat, es disposen a menjar en la coberta d’una barca de pesca que es troba en l’arena, a la vora del mar. Es protegixen del sol amb la vela que descansa sobre la botavara de l’embarcació a manera de tendal. L’escena dels pescadors menjant, en el primer terme del quadro, discorre en la penombra creada per la vela, però no ocorre el mateix en el segon terme de la barca, en la proa, justament darrere del pal, que reverbera al sol d’un dia resplendent. La brisa del mar bufa suaument de babord a
El pintor s’ha introduït en l’espai de representació, emmarcat en este cas pel buc de la barca i pel tenderol de la vela, per a fer-nos partícips de la intimitat del moment d’eixe esmorzar i dels detalls que ens porten a saber i sentir tot el que està ocorrent en eixe senzill habitacle creat de forma tan natural: en primer lloc el dia tebi i lluent en què es desplega l’escena gràcies a la deliciosa brisa del mar, així com la manera en què pescadors i xiquets fruïxen d’eixe esmorzar en la seua barca. Per les seues actituds, no exemptes de tendresa, es tracta d’una reunió habitual de diferents membres d’una mateixa família, que pertanyen a generacions distintes. La manera en què el personatge de més edat subjecta i atén el seu nét, assegut en una de les seues cames, i la forma en què el xiquet recolza la maneta en la del seu avi, diu molt del gaudi d’ambdós mentre compartixen el menjar. La concentració dels pescadors de més edat en l’activitat que duen a terme, l’avidesa amb què es mengen els aliments, que el més menut sembla advertir, contrasta amb el relaxament dels dos jóvens del primer terme, que pareixen posar més atenció a la seua conversació que a l’acte d’alimentar-se, coneixedors que el seu torn arribarà una vegada acabat el dels majors. Vegem com coincidix la descripció de Sorolla d’eixe esmorzar amb la del seu amic Blasco en Flor de mayo, encara que en este últim cas l’esmorzar a què es referia tenia lloc en alta mar,
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de la brillantor del blanc de Cosint la vela i la brillantor del sol sobre l’extrem de la barca tenia ja la potència dels blancs enlluernadors plens de matisos del millor Sorolla; assajava a més la que seria la seua combinació més característica, blanc-blau-groc, en què la vela subministrava un to groguenc al conjunt de la composició. No és gens estrany que, quan el va veure exposat a París, diguera a la seua dona en una carta que era el que més li agradava de tots el que havia enviat (Tomás; Garín; Justo; Barrón 2007, 132, nota 169).
Esta obra i Cosint la vela, pintada dos anys abans que l’anterior, són dins del conjunt d’obres relacionades amb el treball del mar les més avançades i modernes.
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després del treball habitual de Pascualet, el jove grumet o “gat” de la barca del tio Borrasca:
veracitat ens parla també Javier Barón quan descriu el quadro Pelant creïlles, obra que segons el seu parer està més pròxima en data a Menjant a la barca (Diversos autors 2009, núm. 16, p. 248).
No se equivocaba el muchacho al decir que había nacido para el mar… Trabajaba mucho, y además de su pitanza recibía algunos puntapiés del viejo patrón, cariñoso en tierra, pero incapaz de respeto, una vez sobre su barca, ni para su mismo padre. Trepaba por el mástil a poner el farol o arreglar una cuerda con la ligereza de un gato; ayudaba a tirar de las redes cuando llegaba el momento de chorrar; baldeaba la cubierta, alineaba en la cala los grandes cestos del pescado y soplaba el fogón, cuidando de que el guiso del caldero estuviese siempre en su punto para que no se quejase la gente de a bordo. Pero como compensación a estos trabajos, ¡cuántas satisfacciones! Al terminar el patrón y los suyos la comida –que él y el otro “gato” de la barca presenciaban inmóviles y respetuosos- dejaban las sobras a los chicos, y los dos se instalaban en la proa con el negro caldero entre las piernas y un pan debajo del brazo. Ellos sacaban la mejor parte, y cuando las cucharas tropezaban con el fondo, entonces empezaba la rebañadura mendrugo en mano, hasta que el metal quedaba limpio y brillante como si acabasen de fregarlo (Blasco Ibáñez 1895, 47-48).17
La il·luminació de l’obra és superba. Ha sigut necessari que l’artista s’introduïsca en l’espai de representació per a advertir en el seu just valor els contrastos entre la proa al sol i la popa en penombra, així com la delicadesa dels reflexos que ajuden a perfilar les figures, les seues faccions, i a situar-les en els diferents plans de representació en què es troben. A pesar que és un quadro relativament primerenc, l’encert de Sorolla a l’hora de reproduir les diferents llums i l’“ambient”, càlid, humit, salobre, dens, creat sota la vela, ens està anunciant els avanços que en molt poc de temps caracteritzaran definitivament les seues obres. Abans de pintar este gran quadro, Sorolla ja havia estudiat amb deteniment els distints elements que hi havia normalment en una embarcació de pesca, i trobem nombrosos apunts a l’oli i dibuixos en què reproduïx cobertes d’embarcacions, la vela caient sobre la botavara, i la infinitat d’utensilis que es troben a les barques dels pescadors, per a, a continuació, tornar-los a estudiar a la llum en què els pintarà.
17 En l’esmentada edició de Flor de mayo de Vicent Garcia Editors esta escena s’acompanya d’un dibuix de Sorolla per a Menjant a la barca, de col·lecció particular (fig. 15).
En un dels dibuixos per a Menjant a la barca, [il·l. 9] figura la següent anotació autògrafa de Sorolla: “hasta hora (sic) / todos los cuadros grandes / fueron de totalidad / ahora estudiar almas de las /gentes / como bendición / de la barca”, la qual cosa ens indica que no sols estava interessat a reproduir amb precisió i veracitat absolutes
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D’eixe interés de Sorolla de penetrar físicament en l’espai de la representació per a plasmar els elements amb més
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els distints elements d’eixe reduït habitacle amb els seus complexos estudis de llum, sinó que també desitjava representar “l’ànima de la gent” que l’habitava o intervenia en la composició. És també en part per això que el pintor penetra en eixe espai de representació en ombra, perquè altrament la potent i vibrant llum del sol que circumda la barca li impediria conéixer i estudiar la gent que volia representar. També cal tindre present a l’hora d’analitzar esta obra la importància que tenia per a l’artista que allò que havia de representar aplegara valors estètics i afectius. Les obres que unixen estes dues condicions en el moment de l’execució tenen una aura especial, que en este cas es reflectix en la tendresa que conté l’escena, a pesar de la rudesa dels tipus, tendresa que, com comentàvem, fa pensar que les persones representades són membres d’una mateixa família. La composició, la manera de relacionar de forma subtil eixos pescadors i “els gats”, és tan estudiada i alhora tan natural, que difícilment ho aconseguiria reflectir algú que no donara la importància a la família i a les relacions familiars que Sorolla els concedia. El quadro, infinitament més ambiciós que els estudis que plantejava des de feia anys, permetia al pintor fer una anàlisi veraç de composició, de llum, de color i d’ambient. Respecte de tot això comenta Javier Barón:
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altra intenció diferent de l’estrictament naturalista, que es fa ací més patent que en altres obres. S’acosta en això a les creacions de novel·listes com el seu amic Vicent Blasco Ibáñez, que en Flor de mayo va descriure tres anys abans una menjada en la barca en termes semblants, la qual cosa indica un punt de partida en una realitat objectiva comuna. En el quadro, a pesar dels treballs preparatoris, el pintor va fer modificacions de distints aspectes de la composició. Es perceben en la pintura correccions en els plecs de la vela, en la posició del calder del xic de l’esquerra i, sobretot, en la disposició de la borda a l’esquerra, que va variar fins en dues ocasions, des de posicions més retirades fins a la que ocupa, tallada de seguida per la vora inferior de la tela. Amb eixa última modificació el pintor aconseguia introduir l’assumpte de forma més immediata. A eixe propòsit respon també l’acostament de les figures al primer pla i la supressió de les que es trobaven en la part posterior en apunts i esbossos. Això, i la seua reunió segons una composició oval en un altre espai oval, el de la barca en l’arena, extrema el sentit de concentració de l’escena. Esta es desplega en un verdader habitacle resguardat del sol per la gran vela estesa, com si fóra un tendal, sobre la botavara que es projecta cap al fons, a plena llum, entre el mar i el cel. Eixa marcada lluminositat de l’últim terme contrasta amb la suau penombra de la resta de la barca, que permet
En tot cas, no obstant això, en esta pintura els mariners
observar una diversitat de tons aconseguits amb hàbils
es presenten acomodats com volen i només ocupats en el
mescles en la paleta. (Diversos autors, 2009, núm. 21, pp.
gaudi de l’esmorzar, i el pintor sembla exempt de qualsevol
262-263).
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MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
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L’encertada restauració i neteja del quadro als tallers del Museu del Prado l’any 2009, ha sigut definitiva per a recuperar els colors originals i les delicades modulacions, que no es podien veure a causa dels vernissos oxidats que els recobrien. Això, en part, ha permés constatar la veracitat d’este estudi del natural. És impossible pintar certs detalls, com els reflexos pintats que tinyen i modelen les figures, la vela i la borda, si no s’han vist directament.
Analitzem a continuació este conjunt d’obres, començant per Pelant creïlles [cat. II], datada per l’artista a València en 1891, i a la qual de nou Javier Barón es referix així:
Hi ha almenys tretze estudis i quadros relacionats amb Menjant a la barca, dels quals només un és un guaix i la resta, olis. A més hi ha nombrosos dibuixos,18 almenys quaranta-sis, dels quals dènou es troben reproduïts en el llibre Dibujos de Joaquín Sorolla de Luz Buelga (2000, 103-106 i 212-220, del núm. 53 al núm. 70). Alguns es reconeixen com a estudis per als quadros El sant del patró i Pelant creïlles, que són obres que van precedir Menjant a la barca. L’anotació autògrafa en un, que ja hem comentat, amb la referència al quadro La benedicció de la barca, de 1894, ens dóna idea del temps que feia que estudiava esta obra. El dibuix Menjant a la barca [il·l. 16] que es conserva al Museu Sorolla és una de les obres més pròximes a la definitiva: el grup de pescadors es troba en el primer pla de representació, davant del pal, i es pot veure la figura de l’avi amb el nét assegut a les cames en una posa semblant a la de la tela homònima. 18 El Museu Sorolla conserva catorze dibuixos relacionats amb Menjant a la barca (es pot accedir a la seua fitxa i reproducció en el catàleg del Museu Sorolla http://museosorolla.mcu.es/catalogo.html); n’hi ha 32 més en col·leccions particulars, ací en reproduïm set inèdits (els de les il·lustracions 10 a la 15 i 18). Esta publicació inclou il·lustracions de les pintures estretament relacionades amb Menjant a la barca i els estudis esmentats.
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En esta s’advertix com l’artista es va avançar en la resolució de problemes que tractà amb més amplitud i monumentalitat en quadros posteriors, com ara Menjant a la barca. L’enquadrament tallat, que havien abordat en la pintura francesa artistes com Édouard Manet, atorga un caràcter immediat a la composició (Diversos autors 2009, núm. 16, pp. 248-250).
És probable que la data i la firma que figuren en el quadro les fera després de l’execució, equivocant i avançant un poc la datació real, que podria trobar-se al meu entendre entre 1892 i 1893. Esta falta de rigor en les datacions és fins a cert punt habitual en l’obra de l’artista, quan no les firma i les data en acabar de pintar-les. La data suggerida per Pantorba, 1896, que correspon a la data en què va ser publicada en la revista Apuntes, és deguda al fet que no va estudiar l’obra directament i per això, com assenyala en el seu catàleg, desconeixia la data posada per l’autor. L’obra reflectix el moment d’un dels treballs previs a la preparació de l’esmorzar, que té lloc a l’ombra de la vela, vist des d’una presa zenital per a mostrar amb detall tots els elements de la coberta del vaixell així com el poal, el bol i l’olla que situa pròxims al jove pescador. Per a esta obra hi ha dos dibuixos indagatoris, l’un pres des d’un punt de vista un poc més baix, en què el pintor prescindix de la vela i afig
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MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
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una figura al fons en la proa, que es retalla, de la mateixa manera que el xic que pela creïlles, contra el cel, i l’altre en què es representa l’exterior de la borda en primer terme, pres des d’un punt de vista molt més baix, en què l’única figura, el xic que pela creïlles, està situada darrere del pal i es retalla contra la vela (cfr. Buelga 2000, núm. 24 i 23).
mensals es disposen en dos grups, a la proa i a la popa del vaixell. En el primer terme, davant del pal, un parell de xic s’apleguen entorn d’un calder. Al fons de la composició un nombrós grup de pescadors de més edat, en cercle, semblen estar molt entretinguts mentre beuen i fumen, després del sopar. Un d’ells s’inclina cap als xics del primer terme, probablement per a oferir-los tabac del que fuma. D’esta manera s’obri el cercle del fons i s’enfortix la diagonal creada pel xic tombat i el pal, amb la qual cosa es reforça la idea d’una celebració en què tots participen. La figura d’un dels “gats”, tombat sobre la coberta, té una disposició similar a la del xic del primer terme a la dreta de Menjant a la barca, que no és representat en eixa posa en la resta dels apunts i dibuixos relacionats.
D’este mateix moment és un apunt xicotet titulat En la barca [làm. 1], en el qual hi ha una olla molt pareguda a la de Pelant creïlles. És potser el primer apunt en què Sorolla es planteja una menjada de pescadors a la barca. A diferència dels estudis que es plantejarà a continuació, en este cas el sol banya el primer terme de la barca i deixa en ombra les figures més allunyades. Un altre quadro relacionat amb esta obra és El sant del patró [cat. III], venut al final de 1896 per 350 pessetes (segons s’anota en el quadern familiar) i reproduït a doble pàgina el gener de 1897 en La Ilustración Española y Americana (any XLI, núm. III, 22 de gener, pp. 52-53). A això és deguda la datació en 1896, encara que ben bé podria haver-lo pintat en 1895 quan escriu al seu amic Pedro Gil Moreno de Mora i li comenta que està projectant pintar un quadro “grandecito de comida de pescadores con el mar por fondo” (9 d’agost de 1895; cfr. Tomás; Garín; Justo; Barrón 2007, carta núm. 56). El sant del patró és una de les obres més pròximes a la pintada en 1898, encara que, a diferència d’aquella, està ambientada de nit i s’il·lumina amb els fanals situats en la part alta del pal, prop de la vela, a la qual projecten llum que es reflectix sobre l’escena. En esta obra, les figures dels co120
L’obra titulada Estudi per a “Menjant a la barca” va ser el primer apunt que va fer Sorolla per al quadro objecte d’este estudi, segons indica en la seua dedicatòria19 a Rodrigo de Figueroa y Torres, duc de Tovar. Per la seua similitud amb El sant del patró, hem de datar-lo, com este, al voltant de 1896 i inclús en 1895. En la composició d’esta obra hi ha de nou dos grups de pescadors separats pel pal, amb tres xics en el primer terme en compte dels dos que figuren en l’anterior i sense connexió entre ambdues agrupacions. Es poden relacionar amb esta obra i amb El sant del patró dos dibuixos titulats Menjant a la barca (cfr. Buelga 2000, figs. 016 i 022), el primer amb una sola figura en el primer terme i el segon amb tres, tal com ocorre en este Estudi per
19 “Primer apunte para el cuadro / Comiendo en la barca / al amigo Rodrigo Figueroa / su afmo / J Sorolla” (zona inferior esquerra).
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MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
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a “Menjant a la barca” [làm. 2], encara que pres des d’un punt de vista molt més alt.
del grup de pescadors reunits darrere del pal i, en este cas, amb el mar de fons.
Un altre dels estudis relacionats amb Menjant a la barca és de nou una obra dedicada per Sorolla a Rodrigo Figueroa, En la barca [làm. 3], que com en els dos casos anteriors cal datar entre els anys 1895 i 1896, perquè les mides semblants, la dicció i la gamma cromàtica així ho justifiquen. És l’únic estudi que aborda en detall el pal i la botavara amb les eixàrcies, tal com es troben en el quadro definitiu. Les escotilles de la coberta estan obertes i només hi ha una figura representada d’esquena i subjectant un calder en què pot estar començant a preparar el menjar. No hi ha fons de mar.
També hauria d’adjudicar-se a dates pròximes a 1898 un altre apunt xicotet, de nou titulat Menjant a la barca [làm. 7], que es conserva al Museu Sorolla, en què el pintor continua assajant noves opcions de composició, amb el pal molt desplaçat a l’esquerra. Esta composició és molt pareguda al dibuix En la barca. Dibuix de composició, llum i moviment (cfr. Buelga 2000, dibuix núm. 66).
A continuació hem d’incloure un estudi molt complet de la coberta d’una barca, que es conserva al Museu Sorolla, titulat Barques a la platja [làm. 4], pintat molt probablement en les mateixes dates que els anteriors i en què estudia detingudament l’habitacle on els pescadors mengen. També és d’estes dates Davall el tendal de la barca [làm. 5], un altre apunt relacionat amb l’elaboració del menjar i no amb els pescadors menjant, que és molt paregut a un dels dibuixos per a Pelant creïlles [il·l. 17], però d’execució clarament posterior.
Val la pena esmentar ací un apunt xicotet que va figurar en l’exposició de Nova York de 1909 i que es conserva al Brooklyn Museum of Art; segons els tècnics del dit museu devia fer-se cap a 1908. Sense conéixer-lo directament i, per tant, sense datar-lo definitivament, sembla que més aïna estava relacionat amb el quadro Menjant a la barca, per la qual cosa la datació s’avançaria una dècada. Titulat Platja de València [làm. 8], representa una vista de conjunt d’una barca de pesca ancorada en la platja, amb la vela a manera de tendal, en què es distingixen en la proa, al sol, una sèrie de figures assegudes en rogle que podrien estar menjant. Esta composició de conjunt, és, tanmateix, el que Sorolla no volia representar en el seu quadro definitiu, perquè, com hem comentat, el seu interés era estudiar “l’ànima de la gent”, i per a fer-ho era imprescindible acostar-se a les persones.
Menys elaborat i amb més figures és un apunt xicotet, Menjant a la barca [làm. 6], amb una composició i un punt de vista molt similars als d’En la barca, i en què hi ha alguns dels elements inclosos en este: els poals del primer terme a l’esquerra i el pescador amb el calder. Regalat per Joaquín Sorolla García, el fill del pintor, al seu amic José Campúa, podria estar datat cap a 1898, quan afronta definitivament el quadro Menjant a la barca. Continua estudiant l’efecte
A continuació trobem una altra de les obres tardanes d’este conjunt, pintada cap a 1898, de pescadors menjant en una barca que en este cas està ancorada en el port i en què cada personatge menja de la seua escudella, Pescadors en la barca [làm. 9].
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MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
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En últim lloc esmentarem un parell d’obres pintades entre 1896 i 1897 en què el tema que aborda continua sent la menjada de pescadors en una barca ancorada en el port; Sorolla les va utilitzar com a esbossos parcials per al quadro Port de València [il·l. 18], que es conserva al Museu de Cincinnati. El primer, Barca [làm. 10], està dedicat a Luis Moscardó, casat amb Enriqueta Garcia del Castillo, germana de la dona de Sorolla; hui es conserva en la Col·lecció Bancaixa, Caixa d’Estalvis de Castelló, València i Alacant. El segon es titula Pescadors menjant a la barca [làm. 11] i pertany a una col·lecció particular.
Bernardino de Pantorba en el seu estudi biogràfic i crític sobre Sorolla tracta amb detall la presència de Sorolla en l’Exposició Nacional de 1899, criticant l’actitud del Jurat:
Per a tots els cronistes del moment les obres de més qualitat de la mostra nacional de 1899 van ser Cosint la vela i Menjant a la barca; en un al·legat contra els “manejos” del Jurat es diu que “Sorolla, injustament, no rep la medalla d’honor” (Cándido 1899). Amb estes altres paraules el periòdic El Día fa referència de nou a la injustícia comesa:
que Sorolla obtuvo, pese a la grandeza de estas obras,
Llevó Sorolla a la Exposición de 1899 dos de sus mayores creaciones: la escena de los pescadores comiendo en la barca y la de las mujeres cosiendo la vela. Esta segunda, pintada en el verano de 1896, había alcanzado ya elevadas recompensas en Munich y Viena. La otra, fechada en 1898, salía por primera vez al juicio público. Volvió a quedar desierta la Medalla de Honor, para la sólo dos votos más que en el Certamen precedente. Los ocho miembros del Jurado que, entre los veintitrés que lo formaban, le dieron su voto probaron tener visión clara de la justicia. Citemos sus nombres: Alejandro Ferrant, Agustín Querol, Miguel Blay, Manuel Villegas Brieva, Marceliano Santa María, Eduardo Pelayo, Manuel Ramírez y Lorenzo Álvarez Capra. Si la vez anterior, la
¡Sorolla sin premio de honor y por un voto!. Se han
postergación de Sorolla no había levantado sino tímidas
lucido los que tienen mayor obligación de velar por el
protestas, en 1899 fueron numerosísimos quienes en
prestigio del arte nacional!. Puede estar tranquilo el
la prensa y en los círculos artísticos de toda España
eminente pintor valenciano, porque la opinión del ju-
protestaron enérgicamente contra la actitud de aquellos
rado y las influencias oficiales se encuentran tan distan-
quince jurados de arte que, no votando a Sorolla, tan por
ciadas de la opinión pública, como lo están el néctar de
debajo de su misión se mostraban.
los dioses de los productos de buñolería (Miss-Teriosa 1901).20
Comiendo en la barca y Cosiendo la vela son, en la producción del maestro anterior a 1899, los dos cuadros más importantes y los más característicos de su personalidad,
20 En esta nota, l’autor fa una menció de l’exposició de 1899.
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ya a partir de ellos robustamente, inconfundiblemente
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MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
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afirmada. Otros cuadros playeros habían venido a servir
...esa verdad hay que buscarla en la playa, en la fábrica, en
de “precursores” de estos dos. Estos dos aciertan a ligar
el hogar, en el campo, en la plaza pública, allí donde apa-
de manera entrañable todos los valores de la pintura de
rece a nuestros ojos la verdad hermosa que refleja nuestras
Sorolla, y en las postrimerías de nuestro arte ochocentis-
alegrías y nuestros dolores, y que impresiona hondamente
ta asumen categoría capital. Son dos obras originalísimas
nuestro espíritu, por lo mismo que los dolores y alegrías
de composición, honradamente vistas al natural, llenas
retratados son los nuestros propios, es decir, los que cons-
de carácter, de luz, de ambiente, trazadas con gran jus-
tituyen la trama de nuestra vida toda (Comas 1899).
teza y energía de dibujo y pintadas con pincelada larga, briosa, expresiva (Pantorba 1953, 46).
En l’article firmat per Miss-Teriosa, es fa la referència següent a les obres principals de l’Exposició Nacional de Belles Arts de 1899: Comiendo en la barca es una genialidad maravillosa, que atrae y asombra, y Cosiendo la vela es un atrevimiento colosal, que seduce y fascina. Aquello −Comiendo en la barca− es un trozo de la vida real visto a través de la niebla, de la melancolía que envuelve algunas veces al pensamiento; esto −Cosiendo la vela− viene a ser un torrente de luz cayendo sobre una de las páginas más vulgares de la existencia (Miss-Teriosa 1899).
Per a Augusto Comas, Sorolla és un dels màxims responsables de la renovació pictòrica d’eixe moment. Segons ell, el canvi radical que experimenta el panorama artístic de final de segle, en què l’art acadèmic, fred i teatral, perd tota validesa, és degut al fet que la veritat s’imposa enfront de la pintura acadèmica:
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Per al crític, Sorolla, juntament amb Casas i Rusiñol, sent la necessitat de fer una pintura moderna, i així troba en la platja de València, en ple mes d’agost, el lloc perfecte per a plasmar aquell sol ardent que porta a l’art espanyol la influència del “pleinairisme” francés. Per a ell és evident que les critiques suscitades per les seues obres Cosint la vela i Menjant a la barca procedixen del sector més tradicional de l’art, i són degudes al fet que les dites obres no representen un assumpte transcendental que commoga l’esperit. I acaba l’article dient: “¡Es triste, muy triste que lo que en Europa ya no se discute hace muchos años, empiece a discutirse en España!” (ibídem). Rafael Doménech, el primer gran biògraf de Sorolla, escrivia en 1910 que en el quadro Menjant a la barca és on queda clarament manifest el progrés d’eixa tendència de Sorolla en què la llum exercix en l’obra pictòrica el paper principal (Doménech 1910, XXII). I en 1919, amb una perspectiva més àmplia de la que tenia quan va escriure en 1910 la monografia sobre Sorolla, distingia en els quadros Cosint la vela i Menjant a la barca una “modernitat” que no estava present en obres anteriors, i que era conseqüència de la ruptura de Sorolla amb el costumisme valencià, 127
MENJANT A LA BARCA · JOAQUIM SOROLLA
amb la pintura de temes típics, regionals i anecdòtics, per a seguir un nou camí, personal, en què integrava les escenes de treball en la naturalesa:21 Hasta 1894 (…) la vida de la playa de Valencia no había sido tratada por ningún pintor, y Sorolla, juvenil y necesitado de toda liberación artística, pudo ponerse frente a la naturaleza aquella y frente a sus hombres y la vida de éstos, sin que recuerdo de cuadro alguno le asaltara (…) Sorolla en la playa valenciana, con ojos de pintor y de artista, vio espectáculos nuevos. No tenía más puntos de apoyo, de referencia, que su temperamento, el natural y la lucha por descubrir y anotar cuanto veía (Doménech 1919; cfr. Pérez Rojas 1999, 116).
B lanca P on s -Sorolla
Mi querida Clota: Ya estamos, como habrás visto, en París, y ya hoy por la tarde me di un buen atracón de pintura, visité a la ligera todas las naciones excepto Francia que la dejo para mañana, vi mis cuadros, después de vistos una porción no hacen mal. Aquí el que produce más entusiasmo es Triste Herencia, es el amo según me cuentan, pero a mí el que más me gusta es Comiendo en la barca, es otro cuadro, muy bien iluminado; (...) necesito hacer alguna modificación en la forma de producir, es lo único que me quita el amor, pues yo podría haber llegado a esa cosa que deseo con esos mismos cuadros: espero que al final de mi examen de todo lo que hay de pintura, hacerme el mío y algo útil saldrá. (...) Nuestra sección es pésima por el decorado y por su contenido; hay gran leyenda sobre la bondad de la pin-
A continuació de l’Exposició Nacional de Belles Arts de 1899, Sorolla va seleccionar amb atenció sis obres destinades a l’Exposició Universal de París de 1900: Trista herència!,22 Cosint la vela, Menjant a la barca, El bany o Vent de mar, El garrofer. Xàbia i La Caleta. Xàbia, i van aconseguir-hi el Grand Prix, com hem comentat. A pesar que l’èxit el va obtindre amb Trista herència!, el quadro que més li va agradar al pintor va ser Menjant a la barca, com veiem en una carta que escriu a la seua dona el 16 de juliol de 1900 des de París:
tura, lo hacemos en total, de lo peor y más atrasado; yo voy más dentro de la corriente que lo general de nuestra tierra, pero puedo y debo hacer algo más que yo procuraré y que ya me requema la sangre no haber empezado (Pons-Sorolla; Lorente 2009, carta núm. 128).
Sobre la vigència d’estes obres hui en dia, ja apuntava en 1909 Leonard Williams: Sinceritat, precisió i sensibilitat. Vet ací tres qualitats que fan que les interpretacions que Sorolla fa de la vida es-
21 A això fan referència també Garín i Tomás en la seua monografia de 2007, com hem vist en l’inici d’este assaig. 22 Per este quadro li van concedir el Grand Prix en l’Exposició Universal de París de 1900 i la medalla d’honor en l’Exposició Nacional de Madrid de 1901.
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panyola siguen tan belles i contundents i ens asseguren que la seua importància no sols resulta vital hui en dia, sinó que continuarà palpitant en el futur. Perquè un qua-
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dro puga considerar-se obra mestra, resulta absolutament
havia de fascinar el pintor. La parella de bous en l’ombra
necessari que actuen dues forces en l’artista. La primera
destaca de les onades il·luminades i l’enorme vela talla el
és la força moral, intel·lectual i emocional conseqüència
cel amb una línia pintoresca i moguda. A partir de llavors,
de la sinceritat, la precisió i la sensibilitat. La segona és la
els quadros van prendre tons menys naturalistes. En
força del cor, que es crea amb la força de la mà. I el cor i
Cosint la vela (1896) va utilitzar la gran tela blanca com
la mà es van combinar per a formar i donar vida a l’art de
una pantalla que dispersa la llum en totes les direccions
Joaquim Sorolla (Williams 1909, 97).
i embellix tots els elements de l’escena. En Menjant a la barca (1898) els colrats pescadors estan sotmesos a
En l’assaig de Lily Litvak “Sorolla i la recuperació d’Arcàdia”, contingut en el text fonamental del catàleg de l’exposició “A la platja. El mar com a tema de la modernitat en la pintura espanyola, 1870-1936”,23 parlant dels primers pintors que afronten els temes de platja, diu així:
l’omnipotència de l’aire que modela i canvia la llum quan
A Espanya, Sorolla va ser el creador d’eixa temàtica que
En les teles de la platja de Xàbia i de València cristal·litza
va abordar de manera genial i personalíssima, convertint
una nova visió arcàdica del Mediterrani. Vénen a re-
els habitants de la costa de llevant en alguna cosa més
presentar, en primer lloc, un verdader manifest sobre
que simples pescadors. Celebra el mestre eixa humani-
l’alegria de la convivència en la naturalesa i l’acció vivifi-
tat privilegiada i, juntament amb ells, aprecia l’encant i
cant i fecunda del mar (Litvak 2000, 37).
s’introduïx sota la volta de les veles desplegades. A partir de 1900 Sorolla va buscar expressament la platja (…)
la varietat del litoral, la carícia de les veles, el vertigen de l’escull, la cristal·lina limpidesa de l’aigua, glauc refugi d’una puresa original. Les teles de la pesca assenyalen la primera pàgina de l’incomparable capítol sorollesc sobre el mar. Inicia el tema allunyant-se del costumisme mariner que reflectix la vida diària de pescadors i mariners. La tornada de la pesca
Menjant a la barca va despertar un gran interés entre els col·leccionistes i artistes del seu temps. Enric Martínez Cubells en va fer una còpia de gran qualitat i mides que pot posar-se com a exemple de l’admiració que va suscitar esta tela de Joaquim Sorolla, una obra que va contribuir a augmentar les escenes luministes de platja en la pintura contemporània.
obri eixe capítol, i ja ací irromp la llum mediterrània que
23 Va tindre lloc a Madrid l’any 2000 a les sales de la Fundació MAPFRE Vida.
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Catàleg
Estudis preparatoris
I.- Menjant a la barca, 1898.
Lám. 1. En la barca, ca. 1892-93. Oli sobre cartó. 8,6 x 12 cm. Col·lecció particular. BPS 3109.
Oli sobre tela, 180,5 x 250,5 cm Museu de la Reial Acadèmia de Belles Arts de San Fernando, núm. inv. 804. Firmat “J. Sorolla B / 1898” (angle inf. esq.) Pantorba 1953, núm. 1045; BPS 783.
Bibliografia: Diversos autors 1911, p. 44. Beruete 1921, núm. 21; Escrivá de Romaní 1949, pp. 30-31 (La barca; 1ª lám.); Diversos autors 2009, pp. 262-265.
Exposicions: 1899, Madrid, núm. 809; 1900, París, núm. 92; 1911, Roma, núm. 245; 1956, Madrid, núm. 423; 1963, Madrid, núm. 22; 1992, Sevilla, p. 57; 1997-1998, Bilbao, núm. 11; 1998, Madrid, núm. 8; 2009, Madrid, núm. 21.
II.- Pelant creïlles, 1891-1894. Oli sobre tela, 40 x 48 cm Gavin Graham, London Firmat “J Sorolla / Valencia 1891” (zona inf. esq.) Pantorba 1953, núm. 1314; BPS 898.
Bibliografia: Diversos autors 1896. Diversos autors 2009, pp. 248-250.
Lám. 2. Estudi per a “Menjant a la barca”, ca. 1895-96. Oli sobre tela. 40,8 x 53,5 cm. Col·lecció particular. Pantorba núm. 1359 i BPS 926. Lám. 3. En la barca, ca. 1895-96. Oli sobre tela. 41,8 x 56 cm. Col·lecció particular. Pantorba núm. 1361, BPS 929. Lám. 4. Barques a la platja, ca. 1896-98. Oli sobre tela. 19,8 x 27,4 cm. Museu Sorolla, núm. inv. 523. BPS 1327. Lám. 5. Davall el tendal de la barca, ca. 1896. Oli sobre tela. 16 x 26 cm. Col·lecció particular. BPS 3579. Lám. 6. Menjant a la barca, ca. 1898. Oli sobre taula. 19,5 x 31,5 cm. Col·lecció particular. BPS 782. Lám. 7. Menjant a la barca, ca. 1898. Oli sobre cartó. 8,5 x 12 cm. Museu Sorolla, núm. inv. 424. BPS núm. 1230. Lám. 8. Platja de València, ca. 1898. Oli sobre taula. 8,5 x 16 cm. Nova York, Brooklyn Museum of Art, núm. inv. 1992. BPS 3580.
Exposicions: Madrid 2009, núm. 16.
III.- El sant del patró, 1898. Guaix sobre paper, 36 x 51,5 cm Col·lecció particular Firmat “J. Sorolla” (angle inf. dret). En el revers: dibuix a ploma d’escenes de café de París i cabet de Joaquín Sorolla García en guaix. Pantorba 1953, núm. 1328; BPS 4757.
Bibliografia:
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132
133
Índex d’il.lustracions
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136
ENGLISH
F
ew names like that of the great artist Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863 - Cercedilla,
1923) inspire such unanimous, long-lasting admiration on the international art scene. The impact and universal appeal resonance of his subject matter, along with his expressivity and command of technique (by any reckoning unique and always ready to surprise us) are surely some of the best explanations for this admiration. In his native Valencia, people identify with Sorolla’s work even more, for obvious reasons that have a lot to do with belonging to a society proud of its cultural, identitary and existential roots. The Regional Government of Valencia is committed to spreading, as much as possible, the artistic and representative values of the painter who captured the light and atmosphere of the Mediterranean better than anyone. To this end, the recently-created Joaquín Sorolla Institute for Research and Study – whose brief existence has not been without important achievements – is
now giving Valencians and visitors the chance
For all these reasons, I encourage you to enjoy and
to see an indisputably brilliant work: Eating
partake in this new initiative by the Joaquín Sorolla
on the Boat, an oil painting done in Valencia in
Institute for Research and Study, an institution
1898 during a prolific period in the artist’s career,
which, like the other cultural entities under the
focused specifically on portraying our coast.
authority of the regional government – works to
The scene depicted, a group of fishermen engaged in the daily routine of taking a break to eat on their modest boat, reflects – with serenity yet at the same time with a greatness that goes beyond
spread the rich cultural heritage of our region and the work of our most outstanding artists, making the name of Valencia and our region echo far and wide, all over the world.
social criticism – the moderation and harsh living conditions of Valencians whose livelihoods depend on the sea. Everything about this picture, its theme, composition and coloring, are equally “dazzling” (and this is no metaphor) – making clear to us and above all, more comprehensible, the ease with artistic devices, the command of technique and a way of looking at painting that made Sorolla famous in his time and continue to do so today. Along with this exceptional painting, which was swiftly acquired for the highest sum ever paid to a living artist, the exhibition also includes two paintings from private collections, chronologically and thematically related to the former, fulfilling one of the essential goals of the Institute: to show works by Sorolla which are rarely exhibited in Valencia.
ALBERTO FABRA PART President, Regional Government of Valencia
Skipper’s Saint Day is also on display. This group of works is not only a fine example of Sorolla’s skill and craftsmanship; it also reflects the creative maturity of an artist at his prime. Eating on the Boat is the last in a series of paintings set on the deck of a fishing boat. It is a masterpiece in its genre, which participated in the Fine Arts Exhibition held in
F
ollowing the exhibitions “Elena Sorolla on
Madrid in 1899.
the Beach” and “The Estanislao Granzow
With this third exhibition, the Joaquín Sorolla
Family”, the Joaquín Sorolla Institute for Research
Institute for Research and Study continues to ex-
and Study presents, in its hall at the Centro del
plore obscure, hitherto unknown and particularly
Carmen, a show dedicated to the work Eating on
interesting works by Joaquín Sorolla and other ar-
the Boat from the Royal Academy of Fine Arts of
tists from his milieu, in order to give the people of
San Fernando, along with two sketches of the same
Valencia the chance to see and discover them in its
subject: the oil Peeling Potatoes and the gouache
exhibition hall at the Centro del Carmen.
entitled The Skipper’s Saint’s Day. When Joaquín Sorolla painted Eating on the Boat
With the support of the Consortium of Museums of the Region of Valencia, the Joaquín Sorolla Ins-
in 1898, he had already been working on the shore
titute for Research and Study helps disseminate the
of the Mediterranean for eight years. His greatest
life and work of one of our most outstanding pain-
concern at the time was to capture on the canvas
ters. Yet its investigative activity also represents an
the fishermen at work, as well as the reflection of
important contribution to the dissemination and
the sunlight on the sea. Of all the paintings Sorolla
knowledge of the history of Valencian art.
did right on the beach that depict nautical scenes from 19th-century Valencia, another standout is the oil Peeling Potatoes, signed in 1891. In addi-
LOLA JOHNSON
tion these two paintings, one of the 13 sketches
Minister of Department of Tourism, Culture and
and paintings related to Eating on the Boat: The
Sports for the Region of Valencia
E AT I N G ON THE
B O AT
B lanca P on s -Sorolla
For Sorolla, reproducing the sea on the canvas with as much veracity and subtlety as possible was a constant obsession, from his beginnings as a painter until the end of his days. When he decided to paint Eating on the Boat [cat. I] he had already been working en plein air for eight years, on the shore of the Mediterranean, under the harsh sun with the incomparable light of his homeland, painting everything that had fascinated him since childhood: the life of the fishermen at work with all its joys and difficulties, but also so aesthetically pleasing, so beautiful, so full of character and contrasts. And he decides to do so in a very personal way, as no one had ever done before: he would capture on his canvases that beautiful reality and the pleasure he got out of contemplating it. To that end, Sorolla took his easel and canvases to the beach, where he spent long hours capturing the scenes 147
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that were so dear to him, illuminating them with the light of various times of day, constantly broken down into a rainbow of colors. And just as the fishermen usually ate on their boats, either out at sea or beached on the sand, our painter had his food brought out to him so as not to waste a single minute, or miss the chance to contemplate a new effect of light that he may never see again. This way of “painting with the eyes” something that he could never reproduce, due to its ephemeral nature, was one of the things he enjoyed most, as he mentions in his letters.1 On the beach, Sorolla always painted from a standing position, going up to touch the canvas with brushes loaded with paint and stepping back to look at the effect he had achieved. In his large-format paintings such Eating on the Boat, that constant movement was increased by having to go up and down the rungs of the little wooden stepladder he used to paint the upper parts of the canvas that couldn’t be reached the long brushes that he used in such cases. This way of working without standing still for moment was something Pérez de Ayala noted many years after Sorolla did this painting: He never stopped. He was suffering from a slight fever, almost out of his mind, as if he were possessed by an active, favorable divinity. The tension of his vascular and nervous system was evident. He was like a resonating
1
In two letters from Joaquín to Clotilde, probably written March 26 and 27, 1918 in Seville (cf. Lorente; Pons-Sorolla; Moya 2008, letters nº 440 and 441).
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string stretched to the sharpest limits of its elasticity. He outlined parts of his drawing, he stood up, he walked restlessly about; he went back to his work; he chewed unceasingly on his long cigar; he spoke nervously, constantly, switching from one subject to another, some of them totally unexpected, formulating succinct opinions about everything with phrases that were both supple and light, similar in the field of oral expression to his brief pictorial impressions, which I had compared earlier to “haikus” (Pérez de Ayala 1923).
In his letters to his wife, Sorolla also remarked how tiring it was to work this way: … yesterday afternoon I officially started my painting, and oh my did I sweat, going up and down the stepladder every time I had to paint a stroke left me exhausted. So it kills me if I don’t work, and when I do, I work myself to death – Is it old age? But I consider the exhaustion put to good use considering the boredom forced upon me today (November 7, 1914; cf. Lorente; Pons-Sorolla; Moya, letter nº 226).
In order to do large paintings on the beach, Sorolla had to apply for the proper permits that would allow him to section off his work space, where he would set up lightweight cloth screens to give him a bit of privacy from onlookers and children, and keeping them from getting sand on what he was painting. He was also permitted to put up wooden sheds to keep his working materials, so he wouldn’t have to bring them there every day. 149
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That sea, that light, that sun, that briny atmosphere captivated them both: our painter and the fishermen. The same was true of the children and old men who didn’t go out on the boats to fish, but who would wait on the beach, the former playing and bathing in that blessed sea that made the wait seem shorter; the latter chatting, relaxing and tanning themselves even more in the sun, doing their best to help the younger ones while training them with their advice and experience or distracting them with risqué old stories from their youth.
Something similar occurred with our painter. He had chosen a profession, and above all a way of working, that was hard to combine with having a family and an easy, comfortable life; painting en plein air was conditioned by factors beyond his control. He was at the mercy of changes in weather; it was a constant struggle, just as it was for the fishermen at sea. But in spite of all the drawbacks it may have had, painting like that made him the happiest man in the world; it allowed him enjoy nature more than he ever expected. As he wrote in another one of his letters:
In November 1907, Sorolla wrote his wife the following: Dear Clotilde, I’ve already been at it since 4 o’clock, and I have much enjoyed the splendid spectacle of so much light and color. The warm, pleasant day helps; I’ve taken advantage of every single minute to contemplate beautiful things: the water was of the finest blue! And the vibration of the light was sheer madness. I saw the fishing boats come in: the handsome sails, the groups of fishermen, lights of a thousand colors reflected on the sea, the risqué banter of many of my aged models – it was an experience that will be difficult to forget.2
It is true that fishing was very hard, usually thankless work that would never save those men from poverty. Nevertheless, they couldn’t resist the attraction they felt to their sea.
I’ve had a bad morning; I’ve only been able to paint 2 hours. The terrible wind, cold because it came from the west, blew over my painting, which I managed to catch in the air, fortunately without anything getting erased. Anyhow, I haven’t wasted any time as I have almost finished the sea, which was very beautiful, so there’s nothing to complain about, never worse; now I just hope that the afternoon doesn’t continue like this, or I won’t be able to do anything on the seashore (December 3 to 4, 1907; cf. Pons-Sorolla; Lorente 2009, letter nº 215).
A few days later, in a letter “in installments”, he wrote his wife once again: Dear Clotilde, The day ended far worse than it started off; this afternoon has been unbearable, 2 men had to
2
These aged models to which Sorolla refers were none other than the fishermen who he had put in his paintings; cf. Pons-Sorolla; Lorente 2009, letter nº 205.
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hold my painting on the seashore. To my anger and dismay, I had to quit working; it’s a dirty, cold, dusty wind
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that puts one’s nerves on edge, everything is shrouded in a gray, dirty atmosphere; you chew dirt, or sand; if it continues like this I don’t know what I shall do… The day is over, everything is shrouded in a reddish hue, a clear sign that we’re going to get more of this awful westerly wind we’ve been having since my arrival, although if it doesn’t get too much worse one gets used to it, however unpleasant it may be… I haven’t been able to work on what I started yesterday (as there wasn’t any clear sunlight) but I’ve begun another painting, my 21st so far, of a boat on the sea that is going to be very nice. So I’m content, since they’ve been sessions put to good use; I’m hungrier to paint than I’ve ever been, I gorge myself on it, I’m bursting at the seams; it’s madness. It’s quite natural; I haven’t been in such good health, in such total equilibrium, in years. What’s more, this is all I
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The sea and the beach as themes prior to Eating on the Boat. Before 1891, Sorolla had only tackled marine themes in a few quick studies or colored sketches done on his endless strolls along the beach or the harbor. From his early years, there is a series of “seascapes”3 very much in keeping with the taste of the period and clearly inspired by – if not copied from – artists specialized in the genre, including one of the most outstanding of his day, Rafael Monleón y Torres, a Valencian like Sorolla (cf. Díez 2009, 21). These and a few little panels with quick sketches marked his beginnings as a painter of the sea, but had nothing to do with the extremely personal, inimitable way he would paint it a decade later. Sorolla’s did not paint his first personal works directly or indirectly related to the sea and executed right in front of it, on the beach, until 1892. From that year we have The Happy Day4 [ill. 1] a genre painting in which a little
have to worry about; I lead a healthy life and I have this delightful moment when I read your letters and I write them for you; then I’m very happy, and I shall be even happier the day you arrive. Of course, if I had suffered today as much as I did on Sunday I wouldn’t say that, but an average day, a happy hour, makes up for many bad moments (December 8 – 9, 1907; cf. Pons-Sorolla; Lorente 2009, letter nº 220).
152
3 Sorolla presented three seascapes at the 1881 National Exhibition in Madrid, which went totally unnoticed. Several different authors argue, unfoundedly, that the painter destroyed them. There are three seascapes with similar dimensions, one at the Museo Sorolla (inv. nº. 01342) and two in private collections; one of these last two paintings has a label from the 1881 National Exhibition which proves that he participated in the show. Five more works from the same period of the same characteristics still survive, such as the one kept at the Museo de Bellas Artes de Valencia (Marina. Port of Valencia, ca. 1882, inv. nº 895), which is smaller in size. 4 For Rafael Doménech, The Happy Day was the first Sorolla painting that gave him “the sensation of something classical”. For him, “The Greek artist was only concerned about expressing that which he loved and delighted his eyes” and from that point on, Sorolla’s only ideal would be to “capture on his canvases the typical forms of the people of the sea, of the fishermen and children raised on the beaches of the Levante; the boats, the bulls, the briny atmosphere and intense light broken down into a thousand different shades of color, changing constantly”... And he concludes that this ideal would not go “beyond form, light and atmosphere” (Doménech 1910, pp. XIX-XX).
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girl wearing her first communion dress is being blessed by her grandfather in one of the modest wooden shacks on the beach of El Cabanyal in Valencia. The scene is illuminated by rays of light filtering in through the gaps between the wall boards, and by light coming in through a door that is open to the beach on a sunny day, where we can glimpse the sea in the background. Around the same time, he must have also done a delightful painting, a small yet very good picture signed in 1891. It represents a big step forward with respect to Sorolla’s other work from that period, leading many people to assume that it was painted much later than the date that appears next to his signature. Knowing Sorolla, this wouldn’t be strange at all. But after studying the painting in question, Peeling Potatoes, in close proximity to Return from Fishing [ill. 2] and Eating on the Boat in the same exhibition5 it became perfectly clear that he had needed to paint that work before daring to put a seascape as complicated as Return from Fishing, on such a large canvas. It was also clear that it was closer in date to the painting of the return from fishing than the one of the fishermen eating, supporting the argument that Peeling Potatoes had been painted close to the date supplied by the artist. These initial studies of the sea were always related to fishermen at work.
become an excuse to carry out splendid, difficult studies of the sea such as Return from Fishing. In others, like And They Still Say Fish is Expensive!,6 he tackles themes related to the sea but the actual sea is not depicted. Nor does it appear in another exceptional painting from 1896, Sewing the Sail, in which Sorolla interprets a cheerful, luminous work scene in the courtyard of one of the little fishermen’s cabins on the beach of El Cabanyal. From that same time, and painted in the same place, is Fishing Nets [ill. 3], a delightful work which is somehow a foretaste of the painting Sewing the Sail, much as Peeling Potatoes is a foretaste of Return from Fishing and Eating on the Boat.
From here on out, Sorolla enthusiastically gives himself over to painting, right on the beach, works that sometimes
others in which the theme was no longer a “typical
5
They appeared in the exhibition Joaquín Sorolla. 1863-1923, Madrid, 2009, at the Museo del Prado. Peeling Potatoes, cat. nº 13, Return from Fishing, cat. nº 16 and Eating on the Boat, cat. nº 21.
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This change in the way of presenting themes which had been previously handled with distance and “falseness” of the typical is deftly summed up by Garín and Tomás. They trade the term “costumbrismo” – the depiction of the manners and customs of a particular social milieu – for the representation of “everyday life”, which represented a big, novel step forward with regard to Sorolla’s previous work: In the 1890s, a rapid evolution can be observed that seems fitting to describe as “from costumbrismo to everyday life”; in effect, the initial paintings that fell into the category of costumbrismo were replaced by custom”, but rather a study of the everyday lives of
6
This work with a social theme also serves as the excuse to make a masterful study of light and atmosphere of the mess-deck of a fishing boat.
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the people, sometimes at home or at rest, but more often than not at work. At the same time, color took on greater and greater autonomy. In other words, it ceased to serve the theme and became the actual subject matter; this evolution can be seen in his rural scenes, but the ones that really took on a central role were the scenes depicting the life and work of the fishermen of El Cabanyal. (…) he was finally painting them going about their everyday business, joined by the explosion of a palette that was new and unknown at that time, of colors so bright that they deserved to be called “luminist” (Tomás; Garín 2007, 25).
In addition to these major paintings that he presents at the most important salons and exhibitions, he also works on other smaller ones whose subjects continue to be tied to the fishermen and work at sea, paintings which he usually presents in more or less important exhibitions and which are enthusiastically received by the public. In some cases the sea is clearly the main subject, as in Valencian Fishermen7 [ill. 4] from 1895, or to a lesser extent, in Boy Sleeping on a Boat8 from 1896. In others, the scene revolves around the golden sand of the beach, as in Ropemakers: Beach at Valencia9 [ill. 5] from 1893, Boat Builders10 from 1895 and Taking in the Nets11 from 1896. Valencian Fishermen was in fact presented at a first-rate exhibition, the Internationale Kunstausstellung held in Berlin in 1896, where it received a gold medal. 8 This picture was shown at the Salón Artal of Buenos Aires in 1899. 9 Sorolla presented this work at the biennial exhibition at the Círculo de Bellas Artes of Madrid in 1894. 7
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From that point on, Sorolla’s beaches started filling up with fishermen with their baskets, children playing on the seashore or swimming while their parents worked; boats returning from sea or departing with their sails unfurled, with oxen pulling the boats into and out of the water, in this Arcadian vision of the beach of Valencia. Before then, however, the world of Sorolla’s beach continued to revolve, essentially, around fishing. The success of these works, both in competitions and among the public, was unquestionable. This is partly due to the fact that Sorolla had conducted a thorough study of what was being presented at the most sophisticated salons, which he attends constantly, not only to present his own works but also to find out what is going on in the world of painting. Sorolla painted Return from Fishing in summer of 1894, after his visit to the Paris Salon of that year, at the same time as And They Still Say Fish is Expensive! and Blessing the Boat12 [ill. 6]. He presented the first of these paintings at the 1895 Paris Salon, where it won first prize
10 Boat Builders participated in the I Biennale Internazionale di Venezia of 1895. 11 Fishermen Taking in the Nets was presented at the Salón de la Société des Artistes Français held in Paris in 1899, and later in his individual exhibitions in Paris (1906), Berlin (1907) and London (1908), and finally at the 1911 Esposizione Internazionale di Roma, where it was purchased for 1,000 lira for the Galleria Nazionale d’Arte Moderna of Rome. 12 This painting was exhibited, with its original appearance, at the Exposición General de Bellas Artes de Madrid de 1895, at the Salón de la Société des Artistes Françaises of Paris in 1896 and at the II Biennale di Venezia in 1897. Before it was shown again in Sorolla’s individual exhibition in Paris, in 1906, the artist removed the head of a fisherman that appeared in the background on the left-hand side of the canvas, to leave the head of the fisherman in the foreground silhouetted against the sea, improving the composition. This is when it was acquired by the Marquis of Casa Riera.
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and was purchased by the French state for the Museum of Luxemburg13. That same year, he presented the other two paintings at the National Exhibition in Madrid, winning first prize for And They Still Say Fish is Expensive!, which was acquired by the Spanish government for the Prado Museum. Sorolla showed Blessing the Boat again in his first individual exhibition, held in Paris in 1906, where it was purchased for twenty thousand francs by the Marquis of Casa Riera, an exceptionally high sum at the time.
great oxen as they cut majestically through the waves,
In 1895, Vicente Blasco Ibáñez published his novel The Mayflower. Its ended with the sentence, “And they still say fish is expensive!”, which inspired the title of Sorolla’s painting of the wounded fisherman on the boat. The parallels between the work of these two artists and the great affection they professed for each other are evident in the article that Blasco writes in 1923 upon Sorolla’s death. In this emotional piece, he recalls writing his novel The Mayflower while Sorolla was painting And They Still Say Fish is Expensive!:
We worked together: he on his canvases, I on my novel,
Many times, as I wandered around the beach preparing my novel in my mind, I would encounter a young painter –he was only five years older than me− working in
pulling in the boats. That painter and I had met as children and then lost contact. He had just come from Italy, where he had achieved his first successes. Converted to realism in art and abhorring the painting taught in schools, his only teacher was the Valencian sea, whose luminous splendor he fervently admired.
with the same model before us both. Thus, we rekindled our friendship and became brothers until death separated us a short while ago. The painter was Joaquín Sorolla.”14
In 1895, it had already been five years since Sorolla had returned from Italy. Although it may be true that he had just won several awards abroad, they weren’t his first, as his friend Blasco Ibáñez points out. He had obtained his first major success in 1892, when he won the gold medal at the National Exhibition in Madrid for another painting with a social theme, Another Marguerite. Since it wasn’t acquired
the blazing sunlight, magically reproducing on his canvases the gold of the light, the invisible color of the air, the pulsating blue of the Mediterranean, the transparent yet solid white of the sails, the solid blond mass of the
13 Acquired at this exhibition by the French government for the price of 6,000 francs for the Musée du Luxembourg, it is now kept at the Musée d’Orsay.
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14 The 1981 edition of The Mayflower published by Vicent García Editores includes the 1923 article from the newspaper El Pueblo in which Vicente Blasco Ibáñez explains how his second novel, The Mayflower,was conceived, while he was the editor of the Valencian newspaper El Pueblo. Blasco’s life, the opposite of Sorolla’s, coincided with that of the painter for a few hours on the beach, when Sorolla was studying what he would paint and Blasco, what he was going to write. Sorolla would get up early to gather the information he would later put in his paintings; in the early hours of the day, Blasco, after sending the newspaper to print, would become a novelist, writing or walking around the scenes of his novels until well into the morning, when he was overcome by exhaustion. 159
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by the Spanish government, as usually occurred with the first-prize paintings at such competitions, Sorolla presented it again at the 1893 World’s Fair in Chicago. There it received a medal of honor and was subsequently acquired by the Washington University Gallery of Art in St. Louis, where it still is today. And the awards kept on coming, for paintings related to fisherman and their work: at the Internationale Kunstausstellung in Berlin de 1896 they gave him the gold medal for Valencian Fishermen, which is acquired by the Nationalgalerie of Berlin. In 1897, Sewing the Sail is shown at the Internationale Kunstausstellung in Munich, where it wins a gold medal, and in the spring of 1898, at the international exhibition in Vienna, the Austrian government gives him the gold medal for the same painting.
Eating on the Boat In the summer of 1898, before he painted this picture on the beach of Valencia, Sorolla had spent almost a month in Jávea working en plein air. During his stay on this lovely part of the Alicante coast, the painter makes major progress in his command of color and light; this is evident in the paintings he does later on the beach of Valencia, especially in Eating on the Boat. In his letters to his wife, Sorolla mentions on several occasions how beneficial that time in Jávea was to him, in terms of what he would paint next on the beach of El Cabanyal:
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Yesterday I worked a great deal and the studies are coming along quite well, but it’s slow-going because they are so difficult; if I had done them at the end of the season they would be better and it would have been easier, as I would be more accustomed to painting en plein air, but now, fresh out of the study, it is hard to get the eye to adjust. But it doesn’t matter, even better for my return, since I’ll do it better in whatever I paint (Valencia, June 13 or 14, 1898; cf. Pons-Sorolla; Lorente 2009, letter nº 120).
Eating on the Boat is the last in a group of paintings set on a fishing boat, under the shelter of the sail. A masterpiece in its genre, Sorolla presented it at the General Exhibition of Fine Arts held in Madrid in 1899 along with Sewing the Sail, Boy with Grapes [ill. 7], The Little Cove: Jávea [ill. 8], The Carob Tree: Jávea15 and two portraits. In recognition of the excellence of these works, he received the Cross of the Order of Isabella the Catholic. The painting was acquired by the Marchess of Villamejor, mother of the Count of Romanones, for the price of thirty thousand pesetas, the highest sum paid for a Spanish work in that period.16 Regarding the coincidences between the work of Blasco Ibáñez and Sorolla, and the quality of Eating on the Boat, the editors of the Epistolario I (“Collected Letters vol. 1”) of Joaquín Sorolla note:
15 Despite the date provided by the artist for this painting and the one before it, The Little Cove: Jávea, had been painted the previous summer, in 1898. 16 Years later, the painting was donated to the Real Academia de Bellas Artes de San Fernando by the Count of Romanones, where it appears now under inventory number 804. 161
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It is one of Sorolla’s best paintings, whose theme has many things in common with the description of a meal on a fishing boat Vicente Blasco Ibáñez had made in his novel The Mayflower (1895. VI. 434). What’s more, the painting marked a milestone in Sorolla’s evolution as a painter: he drew from the experience of the brightness
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softly from port to starboard, creating a concave curve on the right-hand side of the sail broken only by the straw hat of the oldest fisherman, who is sitting with the youngest child on the edge of the port side of the boat. Above the boom the sail swells a bit, illuminated by the sun.
The subject is very simple: three older fishermen and three children, one of them very young, are getting ready to eat on the deck of a fishing boat which is beached on the sand, on the seashore. They seek shelter from the sun under the sail which is draped over the boat’s boom like a kind of awning. The scene of the fishermen eating, in the foreground of the painting, takes place in the shade of the sail. In contrast, the part of the boat in the background of the picture, on the bow just behind the mast, reflects the light of a bright, sunny day. The sea breeze is blowing
The painter has entered the space of representation, framed in this case by the hull of the boat and the little awning of the sail. He does this to make us privy to the intimacy of that mealtime moment and the details that allow us to know and feel everything that is going on in that simple living space created in such a natural way: the warm, bright sunny day of the scene, thanks to the delightful sea breeze, as well as the way in which the fishermen and children are enjoying that lunch on their boat. Judging from their attitudes, not free of tenderness, it is a usual gathering of several members of the same family, from different generations. The way the oldest man holds and attends to his grandson, who is sitting on one of his legs, and the way that the child rests his hand on his grandfather’s, tells us a lot about how much they are both enjoying the meal together. The older fishermen’s concentration on what they are doing, the way in which they wolf down their food, which the youngest boy seems to notice, contrasts with the laid-back attitude of the two lads in the foreground who seem to be more concentrated on their conversation than on their food, knowing that they will get their turn once the adults have finished eating. Sorolla’s portrayal of that meal coincides with the description made by his friend Blasco in The Mayflower, although in the latter case, the meal took place on the
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of the white in Sewing the Sail and the brightness of the sun on the edge of the boat now had the power of the dazzling whites full of subtle shades of color of the best Sorolla. He was also practicing what would become his most characteristic triad: white-blue-yellow, the sail giving the entire composition a yellowish color. It is no surprise that, when he saw it in the Paris exhibition, he would remark to his wife in a letter that it was the painting he liked most out of all the ones he had sent (Tomás; Garín; Justo; Barrón 2007, 132, note 169).
This work and Sewing the Sail, painted two years earlier, are the most advanced and modern of all his pieces related to work at sea.
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high seas, after Pascualet, the young ship boy or “gato” on Uncle Borrasca’s boat had finished his chores:
ciously is something Javier Barón notes when he describes Peeling Potatoes, a painting which in his opinion is closer in date to Eating on the Boat (VV.AA. 2009, nº 16, p. 248).
The lad was not wrong in saying he was born for the sea… he worked hard, and apart from his daily ration he also got an occasional kick from the old captain, who was affectionate on land but incapable of showing respect on his boat, not even to his own father. He scaled the mast to hang the lantern or to fix a rope with the light-footedness of a cat; he helped pull in the nets; he washed the deck, lined up the big baskets of fish on the beach and fanned the flame, making sure that the stew was always cooked to perfection so the men on board wouldn’t complain. But in compensation for all these tasks, there were so many satisfactions! Once the captain and his men had finished eating – while he and the other ship boy looked on, immobile and respectful – they would give the boys their leftovers, and the two of them would sit on the bow with the black pot between their legs and bread under their arms. They would scoop out most of it, and when their spoons hit the bottom, they would mop up the rest, chunk of bread in hand, until the metal was clean and shiny as if they had just finished
The lighting of the work is splendid. The artist had to enter the space of representation in order to show the true value of the contrasts between the bow in the sun and the starboard in the shade, as well as the delicate reflections that help outline the figures and their features, and situate them in the different planes of representation where they are located. Although he painted it quite early on, Sorolla’s successful rendering of the different lights and the “atmosphere” under the sail – warm, humid, briny, dense– heralds advances that would soon become definitive characteristics of his work. Before doing this painting, Sorolla had already studied, in great detail, all the different elements usually found on a fishing boat. Of these we find several oil sketches and drawings in which he reproduces the decks of boats, the sail draped over the boom and the endless number of utensils found on fishing boats, going back to study them once again in the light he is going to paint them in.
17 In the cited edition of The Mayflower published by Vicent García Editores, this scene is accompanied by a drawing Sorolla did for Eating on the Boat, which belongs to a private collection (fig. 15).
In one of the drawings for Eating on the Boat, [ill. 9], the following autograph note by Sorolla appears: “so far / all the big paintings / were of the whole / now study souls of the /people / like blessing / of the boat”. This indicates that he wasn’t just interested in reproducing, precisely and accurately, the different elements in that little room with his complex studies of light; he also wanted to represent “the soul of the people” that inhabited it or appeared
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scrubbing it (Blasco Ibáñez 1895, 47-48).17
Sorolla’s interest in physically penetrating the space of representation in order to depict the elements more vera-
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in the composition. This is also partly the reason why the painter enters that space of representation in the shade; otherwise, the powerful, vibrating sunlight that surrounds the boat would keep him from knowing and studying the people he wished to depict. When we analyze this work, we must also remember that for Sorolla, it was extremely important for the subject he was going to portray to have a series of aesthetic and emotional values. The works that meet these two conditions at the time of their execution have a special aura about them. In this case it is reflected in the tenderness of the scene, despite the coarseness of the figures. It is a tenderness which, as we mentioned earlier, suggests that the people in the picture are from the same family. The composition, the way of subtly relating to these fishermen and to the ship boys, is so carefully studied yet at the same time so natural that it would be difficult to capture for someone who didn’t attach as much importance to family and family relationships as Sorolla did. The painting, infinitely more ambitious than the studies he had been doing for years, allows the painter to make a veracious analysis of composition, light, color and atmosphere. Regarding all of this, Javier Barón makes the following observation:
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works. In this regard, Sorolla’s painterly output is similar to the literary creations of novelists such as his friend Vicente Blasco Ibáñez, whose The Mayflower described a lunch on the boat in similar terms three years before. This indicates that he started from the same objective reality. Despite his preparatory studies, Sorolla modified various aspects of the composition in the final painting. There are visible pentimenti in the folds of the sail, in the position of the pot held by the boy on the left and above all, in the placement of the gunwale on the left, which he changed twice. The artist moved it from a very distant position –as in the drawings– to its final placement, immediately cut off by the bottom edge of the canvas. With this last modification, he managed to introduce the subject in a more immediate way. This is also why he brought the figures into the foreground and eliminated the ones that appeared in the background in drawings and sketches. This, and his decision to bring them together into an oval composition, in another egg-shaped space – the space of the beached boat – makes the scene feel even more concentrated. The setting is a true living space, sheltered from the sun by the large sail which is draped, like an awning, over the boom that extends into the sun-drenched background between the sea and the sky. The marked luminosity of the
All the same, in this painting the sailors appear comfor-
background contrasts with the soft shadows of the rest of
tably settled in and concerned only with enjoying their
the boat, allowing us to appreciate a diverse range of hues
lunch, and the painter’s only intention seems to be a strictly
achieved by skillful mixtures of paint on the palette. (VV.
naturalist one, which is more evident here than in other
AA. 2009, nº 21, pp. 262-263).
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The 2009 restoration and cleaning of the painting at the workshops of the Museo del Prado has finally managed to recover its original colors and their delicate modulations, which had been covered up oxidized varnishes. That, in part, has allowed us to confirm the veracity of this natural study. It would have been impossible to paint certain details, such as the colored reflections that tint and shape the figures, the sail and the gunwale, if they had not been seen directly.
Now let us analyze this group of works, starting with Peeling Potatoes [cat. II], dated by the artist in Valencia in 1891, which Javier Barón refers to once again as follows:
There are at least three studies and paintings related to Eating on the Boat, one is a gouache, the other two are oils. There are also numerous drawings,18 at least forty-six altogether, nineteen of which are reproduced in the book Dibujos de Joaquín Sorolla by Luz Buelga (2000, 103-106 and 212220, nº 53 to nº 70). Some of them are acknowledged to be studies for the paintings The Skipper’s Saint’s Day and Peeling Potatoes, both produced prior to Eating on the Boat. The abovementioned autographical note on one of them, which contains a reference to the 1894 painting Blessing the Boat, gives us an idea of how long he had been preparing for this work. The drawing Eating on the Boat [ill. 16] at the Sorolla Museum is one most similar to the final work: the group of fishermen is in the foreground, in front of the mast, and the pose of the grandfather with his grandson sitting on his legs is similar to that of the eponymous painting. 18 The Museo Sorolla has 14 drawings related to Eating on the Boat (the details of these drawings and reproductions of them can be found in the Museo Sorolla catalog, http://museosorolla.mcu.es/catalogo.html); there are another 32 drawings in private collections. In this catalog we have reproduced seven which have never been published before (illustrations 10 to 15 and 18). This catalog includes illustrations of the paintings closely tied to Eating on the Boat and the cited studies. 168
In this one, you can see how the artist worked out problems that he would tackle later on in larger, more monumental paintings such as Eating on the Boat. The fact that the picture is cut off by the frame, something which French painters such as Édouard Manet had done, lends immediacy to the composition (VV.AA. 2009, nº 16, pp. 248-250).
The date and signature that appear on the painting were probably put there after it was executed, erroneously dating it before it was actually painted, which in my opinion might have been somewhere between 1892 and 1893. This lack of rigor when it came to dating his paintings is somewhat common in the work of Sorolla, when he doesn’t sign and date them right after he finishes them. The date suggested by Pantorba, 1896, the same year that it appeared in the magazine Apuntes, is due to the fact that he wasn’t able to study the work firsthand. For that reason, as it says in his catalog, he was not aware of the date supplied by the artist. The work captures one of the tasks prior to preparing the meal, which takes place in the shade of the sail, portrayed from above to show every last detail of the objects on the deck of the ship such as the bucket, bowl and pot that he places next to the young fisherman. Sorolla did two preparatory drawings for this painting, one from a slightly lower
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vantage point, in which he removes the sail and adds a figure in the background on the bow, who is outlined, as is the young man peeling potatoes, against the sky; and another in which the exterior of the gunwale appears in the foreground, from a much lower vantage point, where the only figure, the lad peeling potatoes, is behind the mast, silhouetted against the sail (cf. Buelga 2000, nº 24 and 23).
onto which they cast light which reflects on the scene. In this work, the figures of the fishermen eating are divided up into two groups, the ones on the bow and the ones on the stern. In the foreground, in front of the mast, two young men are gathered around a pot. In the background, a large group of older fishermen, arranged in a circle, seem to be enjoying a drink and a smoke after dinner. One of them is leaning towards the young men in the foreground, probably offering them his cigarette. Thus, the circle in the background is opened up, accentuating the diagonal formed by the young man lying down and the mast. This reinforces the idea of a celebration which they are all taking part in. The position of one of the ship boys, lying on the deck, is very similar to that of the young man in the foreground on the right side of Eating on the Boat, He does not have this same pose in any other of the related sketches and drawings.
He also did a small sketch of this same moment titled On the Boat [plate 1], which contains a pot much like the one that appears in Peeling Potatoes. It is perhaps the first study in which Sorolla attempts to portray fishermen eating on the boat. Unlike the studies he would tackle later, in this case the foreground of the boat is bathed in sunlight, leaving the figures farther in the background in the shade. Another painting related to this work is The Skipper’s Saint’s Day [cat. III], sold in late 1896 for 350 pesetas (according to a family record) and reproduced in a doublepage spread in January 1897 in La Ilustración Española y Americana (year XLI, nº III, January 22, pp. 52-53). This is the reason why it was dated 1896, although it could have been painted in 1895, the year in which he writes to his friend Pedro Gil Moreno de Mora, telling him that he is planning on doing a “rather large” painting “of fishermen eating, with the sea as a backdrop” (August 9, 1895; cf. Tomás; Garín; Justo; Barrón 2007, letter nº 56). The Skipper’s Saint’s Day is one of the works that bears the closest resemblance to the one painted in 1898. Unlike that picture, however, it is set at night and is illuminated by lanterns situated at the top of the mast, near the sail, 170
The work titled Study for “Eating on the Boat” was the first sketch that Sorolla did for the painting we are analyzing here, as he indicates in its dedication19 to Rodrigo de Figueroa y Torres, the Duke of Tovar. Due to its similarity to The Skipper’s Saint’s Day, it must be dated, like that painting, around 1896, or even in 1895. In the composition of this work, once again there are two groups of fishermen, separated by the mast, with three young men in the foreground rather than the two that appear in the previous work, with no connection between the two groups.
19 “First sketch for the painting / Eating on the Boat / To my friend Rodrigo Figueroa / yours truly / J Sorolla” (lower left part.)
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This work and The Skipper’s Saint’s Day can be related to two drawings titled Eating on the Boat (cf. Buelga 2000, figs. 016 and 022), the former with a single figure in the foreground and the latter with three, just like in this Study for “Eating on the Boat” [plate 2], although from a much higher vantage point.
picture: the buckets from the foreground on the left and the fisherman with the pot. A gift from Joaquín Sorolla García, the painter’s son, to his friend José Campúa, it may have been done around 1898, the year Sorolla finally tackles the painting Eating on the Boat. He continues to study the effect of the group of fishermen gathered behind the mast, in this case with the sea as a backdrop.
Another one of the studies related to Eating on the Boat is, once again, a work Sorolla dedicated to Rodrigo Figueroa, On the Boat [plate 3]. As in the two previous cases, it must be dated between 1895 and 1896, since its similar dimensions, language and chromatic range call for it. It is the only study that depicts in detail the mast and boom with the riggings, as in the final painting. The hatches of the deck are open, and there is only one figure facing away from us, holding a pot where he may be starting to make the meal. There is no sea background. Now we must mention a very complete study of the deck of a ship, which is at the Sorolla Museum, entitled Boats on the Beach [plate 4], most likely painted around the same time as the previous ones, in which he makes a detailed study of the room where there fishermen were eating. Also from this time is Under the Awning of the Boat [plate 5] another sketch related to preparing the meal and not to the fishermen eating. It is very similar to one of the drawings for Peeling Potatoes [ill. 17], but was clearly done later. Less elaborate and with more figures is a small sketch, Eating on the Boat [plate 6]. It has a composition and vantage point very similar to those of On the Boat, and also contains several of the elements that appear in this 172
Another small sketch, once again entitled Eating on the Boat [plate 7] should also be dated somewhere around 1898. In this sketch, which is at the Sorolla Museum, the painter keeps on trying out new compositions, with the mast on the far left-hand side of the canvas. This composition is very similar to that of the drawing On the Boat. Drawing of Composition, Light and Movement (cf. Buelga 2000, drawing nº 66). It is worth mentioning, at this point, a small sketch that appeared in the New York exhibition of 1909 which is now at the Brooklyn Museum of Art. According to the experts from that museum, it was done around 1908. Without having seen it directly, which means that its definitive dating will have to wait, it seems to be related to the painting Eating on the Boat, which means that it would have actually been done a decade earlier. Titled Playa de Valencia [plate 8] it depicts a group view of a fishing boat anchored on the beach, with a sail as an awning. On the bow, in the sun, a series of figures sitting in a circle, who may be eating, stand out. This group composition is, however, the one that Sorolla opted not to use in his final painting, since as we have already noted, studying “the souls of the people” is what interested him. And to do that, it was essential to get close to them.
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Next we have another one of the late works from this group, painted around 1898, of fishermen eating on a boat, in this case anchored in the harbor, in which each person is eating from his own pot: Fishermen on the Boat [plate 9]. Finally, we shall mention a couple of works painted between 1896 and 1897, in which the theme continues to be fishermen eating on a boat anchored in the harbor; Sorolla used them as partial sketches for the painting Port of Valencia [ill. 18], which is at the Cincinnati Museum. The first of these, Boat [plate 10], is dedicated to Luis Moscardó, who was married to Enriqueta García del Castillo, the sister of Sorolla’s wife; today it belongs to the Bancaja Collection (Caja de Ahorros de Castellón, Valencia y Alicante). The second is called Fishermen Eating on the Boat [plate 11] and belongs to a private collection. For all the chroniclers of the period, the best works in the national exhibition of 1899 were Sewing the Sail and Eating on the Boat; Accusing the jury of “manipulation”, one of them says that “Unfairly, Sorolla does not receive the medal of honor” (Cándido 1899). The newspaper El Día also mentions the injustice committed against him: Sorolla without a prize of honor, and by one vote! Those who have the greatest obligation of defending the prestige of national art have really outdone themselves!
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to do with public opinion as the nectar of the gods has to do with bakery products (Miss-Teriosa 1901).20
In his biographical, critical work on Sorolla, Bernardino de Pantorba devotes a considerable amount of ink to Sorolla’s participation in the National Exhibition of 1899, criticizing the jury’s attitude: Sorolla took two of his best works to the 1899 Exhibition: the scene of the fishermen eating on the boat and the one of the women sewing the sail. The latter, painted in the summer of 1896, had already received major awards in Munich and Vienna. The other, dated in 1898, was being shown to the public for the first time. Once again, the Medal of Honor was not given out. Despite the greatness of these works, Sorolla only received two votes just two more than at the last competition. The eight members of the 23-person jury who voted for him proved to have a clear vision of justice. We shall cite their names: Alejandro Ferrant, Agustín Querol, Miguel Blay, Manuel Villegas Brieva, Marceliano Santa María, Eduardo Pelayo, Manuel Ramírez and Lorenzo Álvarez Capra. If the time before that, the fact that Sorolla was denied the medal had only generated timid protests, in 1899 there were a lot of people in the press and in artistic circles all over Spain who fervently objected to the attitude of those 15 jurors who, by not voting for Sorolla, failed to live up to their mission.
The eminent Valencian painter can rest assured, because the opinion of the jury and official influences has as little
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20 In this note, the author mentions the 1899 exhibition.
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Eating on the Boat and Sewing the Sail are, of all of the master’s works prior to 1899, the two most important paintings and the ones most characteristic of his perso-
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the end of the century, when cold, theatrical art loses all its validity, is due to the fact that truth prevails over academic painting:
nality, which is strongly, unmistakably asserted after that. Other beach paintings had come to serve as “precursors”
...that truth must be sought in the beach, in the factory,
to these two. These two successfully bring together, in a
in the home, in the field, in the town square; wherever we
charming way, all the values of Sorolla’s painting, and in
see the beautiful truth that reflects our joys and hardships,
the final years of our 19 -century art, they take on capi-
and which makes a deep impression on our soul, since the
tal importance. They are two works with an extremely
joys and sufferings portrayed are our own; that is, the ones
original composition, truthfully shown as they appear
that make up the story of our entire existence (Comas
in nature, full of character, light and atmosphere, drawn
1899).
th
with great impartiality and energy and painted with long, energetic, expressive strokes (Pantorba 1953, 46).
In the Miss-Teriosa article, the following reference is made to the main works in the National Exhibition of Fine Arts of 1899: Eating on the Boat is of a marvelous brilliance that is attractive and astounding, and Sewing the Sail is of a colossal audaciousness that is seductive and fascinating. One of them −Eating on the Boat− is a slice of life itself seen through the fog, through the melancholy that sometimes enshrouds thought; the other −Sewing the Sail− is a beam of light falling upon one of the most ordinary pages of existence (Miss-Teriosa 1899).
For Augusto Comas, Sorolla is one of the main artists responsible for renovating painting of the period. According to him, the radical change that the art scene undergoes at 176
In the opinion of this critic, artists like Sorolla, along with Casas and Rusiñol, feel the need to do more modern paintings. And he finds in the beach of Valencia, in the middle of the month of August, the perfect place to capture that blazing sun that brings the influence of French plein air painting to Spain. For him, it is evident that the criticism generated by his works Sewing the Sail and Eating on the Boat comes from the most conventional art circles, and is due to the fact that these works do not depict a transcendental subject that stirs the soul. Comas ends his article by saying: “It is sad, so sad, that what in Europe has not been questioned for years is starting to be questioned in Spain!” (ibídem). Rafael Doménech, the first great Sorolla biographer, argued in 1910 that the painting Eating on the Boat is the one that clearly shows Sorolla’s growing tendency to make light the central subject of his work (Doménech 1910,
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XXII). And in 1919, with much more hindsight than he had when he wrote his monograph on Sorolla in 1910, he detected in the paintings Sewing the Sail and Eating on the Boat a “modernity” that could not be found in his previous works. This modernity was a result of Sorolla’s decision to break away from Valencian costumbrismo, trading typical, regional, anecdotal themes for a pursue a new, personal path that included scenes of working outdoors:21
Bath or Sea Wind, The Carob Tree. Jávea and The Little Cove: Jávea, obtaining the Grand Prix, as we have already mentioned. Despite the success of Sad Inheritance!, the artist’s favorite painting was Eating on the Boat, as he says in a letter he writes to his wife on July 16, 1900 from Paris:
Before 1894 (…) no one had painted life on the beach of Valencia, and Sorolla, young and in need of total artistic freedom, was able to get in front of that nature and its men and their lives, without being seized by any painting that I recall (…)
Dear Clota, As you can see we are already in Paris, and this afternoon I gorged myself on painting. I made a brief visit to all the countries except France, which I’ve left for tomorrow. I saw my paintings and after looking at them they don’t seem so bad. The one that generates the most enthusiasm is Sad Inheritance; they tell me it’s the leader, but the one I like most is Eating on the Boat, which is another well-lit
Sorolla on the beach of Valencia, with the eyes of a painter and an artist, saw new spectacles. He had nothing else to go on, no points of reference, other than his temperament, the natural and the struggle to discover and sketch everything he saw (Doménech 1919; cf. Pérez Rojas 1999, 116).
painting; (...) I need to make some changes in the way I work; it’s the only thing I do not like, because with these same pictures I could have achieved what I’m after. I hope that after my examination of all the paintings here I can do my own work and that something useful will come of it. (...) Our section is dreadful due to its decoration and content; there is a big legend about the goodness of the
Later on, at the 1899 National Exhibition of Fine Arts, Sorolla carefully selected six works to send to the Exposition Internationale Universelle held in 1900 in Paris: Sad Inheritance!,22 ! , Sewing the Sail, Eating on the Boat, The
21 Garín and Tomás also refer to this in their 2007 monograph, as we have noted at the beginning of this essay. 22 For this painting he received the Grand Prix at the Exposition Universelle held in Paris in 1900 and the Medal of Honor at the Exposición Nacional held in Madrid in 1901. 178
painting in our country, all in all the worst and the most backward; I’m more in tune with the trends than most Spanish painters, but I can and must do more, which I will try to do, and my blood boils for not having begun to do so yet (Pons-Sorolla; Lorente 2009, letter nº 128).
Regarding the continued relevance of these works, Leonard Williams noted back in 1909: 179
E AT I N G O N T H E B O AT · J O A Q U Í N S O R O L L A
B lanca P on s -Sorolla
Sincerity, precision and sensitivity: these are three
The fishing paintings mark the beginning of Sorolla’s in-
qualities that make Sorolla’s interpretations of Spanish
comparable chapter dedicated to the sea. He introduces
life so beautiful and powerful, and ensure that not only is
the theme by breaking away from the costumbrismo of
he of vital importance today, but that he will continue to
seascapes that show the everyday life of fishermen and
be in the future. In order for a painting to be considered
sailors. The chapter begins with Return from Fishing,
a masterpiece, it is absolutely necessary for two forces to
and in it we can already see the Mediterranean light that
be at work in an artist. The first is the moral, intellectual
would fascinate the painter. The pair of oxen in the shade
and emotional strength that comes from sincerity,
stands out against the sunlit waves and the huge sail cuts
precision and sensitivity. The second is the strength of
through the sky in a picturesque, blurry line. From then
the heart, which is created with the strength of the hand.
on, his paintings took on less naturalistic hues. In Sewing
And the heart and hand unite to form and give life to the
the Sail (1896) he uses the big white sheet of the sail as a
art of Joaquín Sorolla (Williams 1909, 97).
screen that scatters the light in all directions and makes all the elements of the scene more beautiful. In Eating on
In Lily Litvak’s essay “Sorolla y la recuperación de Arcadia”, which appears in the exhibition catalog for A la playa. El mar como tema de la modernidad en la pintura española, 1870-1936,23 she talks about the first painters who tackle beach themes:
the Boat (1898) the bronzed fishermen are subject to the omnipotence of the air that shapes and changes the light as it passes under the arch of the unfurled sails.From 1900 onward, Sorolla expressly sought the beach (…)In the paintings of the beach of Jávea and Valencia, a new, Arcadian vision of the Mediterranean crystallizes. They
In Spain, Sorolla was the creator of that subject matter that he tackled in a brilliant, highly personal way, making the inhabitants of the Levante coast more than just fishermen. The master celebrates their exceptional humanity, and with them he appreciates the charm and diversity of the coast, the caress of the sails, the vertigo of the reef, the crystal-clearness of the water, glassy sanctuary of an original purity.
come to represent, first and foremost, a true manifesto about living together in nature and the invigorating, fertile action of the sea (Litvak 2000, 37).
Eating on the Boat generated a great deal of interest among collectors and artists of Sorolla’s day. Enrique Martínez Cubells made a very high-quality, good-sized copy of it, which can be cited as an indication of how much people admired this picture, a work that helped increase the popularity of luminist beach scenes in painting of the period.
23 It took place in Madrid in the year 2000 at the Fundación MAPFRE Vida exhibition center. 180
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Catalog
Preparatory studies
I.- Eating on the Boat, 1898.
Plate. 1. On the Boat, ca. 1892-93. Oil on cardboard. 8.6 x 12 cm. Private collection. BPS 3109.
Oil on canvas, 180,5 x 250,5 cm Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, inv. nº. 804. Signed “J. Sorolla B / 1898” (lower left corner) Pantorba 1953, nº 1045; BPS 783.
Literature:
Plate. 2. Study for “Eating on the Boat”, ca. 1895-96. Oil on canvas. 40.8 x 53.5 cm. Private collection. Pantorba nº 1359 and BPS 926.
VV.AA. 1911, p. 44. Beruete 1921, nº 21. Escrivá de Romaní 1949, pp. 30-31 (La barca; 1st plate). VV.AA. 2009, pp. 262-265.
Plate. 3. On the Boat, ca. 1895-96. Oil on canvas. 41.8 x 56 cm. Private collection. Pantorba nº 1361, BPS 929.
Exhibitions:
Plate. 4. Boats on the Beach, ca. 1896-98. Oil on canvas. 19.8 x 27.4 cm. Museo Sorolla, inv. nº 523. BPS 1327.
1899, Madrid, nº 809; 1900, Paris, nº 92; 1911, Rome, nº 245; 1956, Madrid, nº 423; 1963, Madrid, nº 22; 1992, Seville, p. 57; 1997-1998, Bilbao, nº 11; 1998, Madrid, nº 8; 2009, Madrid, nº 21.
II.- Peeling Potatoes, 1891-1894. Oil on canvas, 40 x 48 cm Gavin Graham, London Fdo. “J Sorolla / Valencia 1891” (lower left part.) Pantorba 1953, nº 1314; BPS 898.
Literature: VV.AA. 1896. VV.AA. 2009, pp. 248-250.
Exhibitions: Madrid 2009, nº 16.
III.- The Skipper’s Saint’s Day, 1898. Gouache on paper, 36 x 51,5 cm Private collection Fdo. “J. Sorolla” (lower right corner). On the back side: pen and ink drawings of café scenes in Paris and a little head of Joaquín Sorolla García in gouache. Pantorba 1953, nº 1328; BPS 4757.
Plate. 5. Under the Awning of the Boat, ca. 1896. Oil on canvas. 16 x 26 cm. Private collection. BPS 3579. Plate. 6. Eating on the Boat, ca. 1898. Oil on panel. 19.5 x 31.5 cm. Private collection. BPS 782. Plate. 7. Eating on the Boat, ca. 1898. Oil on cardboard. 8.5 x 12 cm. Museo Sorolla, inv. nº 424. BPS nº 1230. Plate. 8. Beach at Valencia, ca. 1898. Oil on panel. 8.5 x 16 cm. New York, Brooklyn Museum of Art, inv. nº 1992. BPS 3580. Plate. 9. Fishermen on the Boat, ca. 1898. Oil on canvas. 17.7 x 29.6 cm. Private collection. BPS 2648. Plate. 10. Boat, ca. 1897. Oil on canvas. 36 x 47 cm. Valencia, Bancaja Collection. BPS 917. Plate. 11. Fishermen Eating on the Boat, ca. 1897. Oil on canvas. 34 x 45.5 cm. Private collection. BPS 4082.
Literature: VV.AA. 1897, pp. 52-53. VV.AA. 2009, p. 264, fig. 176.
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List of Illustrations
Works cited
1. The Happy Day, 1892. Galleria D’Arte Moderna di Udine (Italy).. 2. Return from Fishing, 1894. Paris, Musée d´Orsay. 3. Fishing Nets, 1893. Private collection. 4. Valencian Fishermen, 1895. Private collection. 5. Ropemakers: Valencia Beach, 1893. Lorenart Gallery 6. Blessing the Boat, 1895. Principality of Asturias. Pedro Masaveu Collection. At the Museo de Bellas Artes de Asturias. 7. Boy with Grapes, 1898. Private collection. 8. The Little Cove: Jávea, 1898. Private collection. 9. Eating on the Boat. Full Study, ca. 1898. Private collection. 10. On the Boat, ca. 1896. Private collection. 11. Eating on the Boat, ca. 1898. Private collection. 12. On the Boat, ca. 1898. Private collection. 13. Fishermen on the Boat, ca. 1898. Private collection. 14. Peeling Potatoes, ca. 1893. Private collection. 15. Eating on the Boat, ca. 1896. Private collection. 16. Eating on the Boat, 1898. Museo Sorolla, inv. nº. 10214. 17. Peeling Potatoes, ca. 1893. Private collection. 18. Port of Valencia, 1897. Cincinnati Art Museum.
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Exhibitions cited 1899, Exposición General de Bellas Artes, Madrid, Palacio de las Artes e Industrias. 1900, Exposition Internationale Universelle, Paris, Spanish pavilion. 1911, Esposizione internazionale di Roma, room of honor in the Spanish pavillion. 1956, Un siglo de arte español (1856-1956), Madrid, exhibition palace at the Retiro. 1963, I Centenario del Nacimiento de Sorolla, Madrid, Casón del Buen Retiro. 1992, Paisaje mediterráneo, Seville, Santa María de las Cuevas Monastery. 1997-1998, Sorolla/Zuloaga. Dos visiones para un cambio de siglo, Bilbao, Museo de Bellas Artes. 1998, Sorolla/Zuloaga. Dos visiones para un cambio de siglo, Madrid, Fundación Cultural Mapfre Vida 2009, Joaquín Sorolla, Madrid, Museo Nacional del Prado. Abbreviations used BPS: Catalog number for Joaquín Sorolla’s paintings established by Blanca Pons Sorolla.
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Se acabo de imprimir este libro en Valencia en los talleres de La Imprenta CG el dia 29 de septiembre de 2011 festividad dedicada a los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
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COMIENDO EN LA BARCA · JOAQUÍN SOROLLA
COMIENDO EN LA
BARCA