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'BOLETIN DE LA
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ACADEMIA- ARGENTINA pE .LETRAS
TOMO XI. - N0 42 Abril-junio de 1943
BUENOS AIRES 1943
BOLE'l'íN DNLA ACAm}MIA ARGEN'rINA DE IJ~}TRAS Director : Académico ARTURO MARASSO
Redaclores: Acadéniicos
R."AEL ALBERTO ARRIETA, ÁiVARO M.,.I""
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LAFINun, CA.RLOS O,RUGADO ... ELEUTERJO
TIBCORI!IU
SUMARIO Discurso de don Carlos 1borgul'en en la recepción de don J. C .. de Mocedo Soares •... ...•...•.....•..•.....•...•.....•. , . Viscurso de don J. C. de Mocedo Soares. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . M ARASSO, ARTURO, A la bandera argentina................. . . TISCORIlIA, ELEUTERIO F., Diálogos de Ascasubi y ()uiroga. . . . . . MALARET, AUGUSTO, Diccwllw'io de ·americanismos. SlIplemento. (Conlinuació;,) . .... . .... .. ..... . .. . . ..... ... . .... .. . .. Bosca, MARUllO G., Desbrozo definitivo.... . . . . . . . . . . . . . . . . . SEL"", JUAN B., El arcaísmo en la Argentina. Voces anticuadas que revjv~n. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . WILns. J. T., La música del Himno Na:ional Aryentino........
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Acuerdos.. . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Noticias ....•.......................... ,. . .... . .. . .... ..
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El lenguaje en las transmisiones radiotelef6nicall··········
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PRECIOS
Subscripci6n anual (4 nlimeros). • N6mero suelto.................
mI. 5.00 1.50
NÚMEROS ATRASADOS
Un año (4 niímeros) ........ : .. Nlimero suelto •..............•.
• mI. ~.OO 2.00
BOLETÍN DE LA
ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS TOMO
XI
A8RIL-J~NIO DE
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DISCURSO DE DON CARLOS IBARGUREN .. EN LA RECEPCIÓN DE DON J. C. DE MACEDO SOARES
Señor: Al saludaros como invitado de honor a esta sesión, y al entregaros el diploma de Académico, correspondiente, hemos querido tributar un homenaje a vuestra ilustre persona. y también .8 la Academia Brasilera de Letras cuya presidencia ejercéis con tanta dignidad y prestigio. Visita como la gratísima que ahora nos hacéis no es vano formulismo social de efímera cortesía, porque fortalece cordialmente con el calor de la presencia y de la atracción personal las relaciones intelectuales entre escritores brasileños y argentinos que debemos estrechar cada día con mayor fuerza en beneficio de nuestras recíprocas culturas. Así hemos creado vínculos de amistad duradera con algunos de vuestros eminentes colegas recibiendo en años anteriores, con íntima satisfacción en el seno de nuestra Compañía, a Rodrigo Octavio, a Pedro Calmon, a Tristan de Athayde. Vuestra Academia y la nuestra persiguen un fin semejante 19
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y están formadas por valores afines, pues al reunirse en asociaciones como éstas hombres dedicados a las diversas labores de la mente: poetas, literatos, historiadores y c~ltores de la filosofía y de las ciencias, solidarizan en cuerpos homogéneos y representativos los esfuerzos y las obras superiores y desinteresadas del espíritu. En esta hora de terrible conmoción para los hombres sentimos, con ansia mayor que en cualquier otro momento, la necesidad de agruparnos en refugios que abriguen y defiendan a las expresiones altas y puras de la inteligencia, Y mientras el rugir del odio y el explotar del fuego truenan arrasando al mundo, nosotros cuidamos devotamente este sosegado huerto· y recordamos con fervor el verso de Lucrecio, al invocar a Venus en el p~e ma De Rerum Natura: « i Apaciguad los combates y dejad en reposo la tierra y mar! Per maria ac terras omneis, sopita quiescant)). Nuestra~ respectivas Corporaciones nacieron en épocas y en formas distintas: la Brasilera hace poco· menos de medio siglo y la Argentina hace poco más de una década; la vuesb'a surgió por iuiciativa espontánea de un grupo selecto de literatos reunidos llajo la presidencia del gran escritor Machado de Assis y adquirió bien pronto la importancia y la autoridad oficial y pública de legisladora de vuestro idioma; la nuestra fué creada por el Gobierno como entidad integrante del Estado para velar por la pureza del lenguaje. Ambas llenan la misma necesidad de elevar el nivel de la cultura en uno de sus aspectos sustanciales, cual es el de conservar limpia la expresión mental que es el índice precioso de la civilización de una sociedad porque refleja con todos los matices sus ideas y sus sentimientos. Elhabla grosera es la muestra más cabal de la incultura.
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La elocución exterioriza y fija las impresiones y las palpitaciones más sutiles de· la sensibilidad y de la vida interior. Por ello, la función primordial de nuestras Academias es perfeccionar esa elocución que mana del pueblo y.es afinada pOI" el ingenio de los escritores; tal tarea reviste excepcional importancia en estos países sudamericanos, en los que la inmigración cosmopolita enturbia el habla con vocablqs y acentos exóticos que la ensucian y afean. El idioma, elemento pcecioso que enriquece el.patrimonio espiritual de un pueblo, es una de las expresiones de la patria cuando tradu~e con modalidades propias el alma de la Nación. Al labrar con ahinco el lenguaje investigándolo desde sus raíces profundas, realizamos una obra superior de servicio nacional y sorprendemos la belleza de las voces en su esencia recóndita y esquiva. De tal suerte, la Academia Brasilera dió una hermosa prueba de intenso amor a su tierra al iniciar sus trabajos en el año mismo de su fundación con el estudio, a propuesta de José Verissimo, del vocablo más preciado y entrañable para el sentimiento de su pueblo: la palabra Brasil. El culto de la tradición - que no significa estancamiento ni retroceso - está en la índole de las Academias, porque lo tradicional teje la trama de ese complejo de ideas, de sentimientos, de evocaciones, de recuerdos de nuestros antepasados, de costumbres, de leyendas y de glorias comunes, que constituye una de las vibraciones espirituales de la patria. Impulsadas por esa fuerza de la tradición que lleva a tener siempre presente al pasado y a rendir homenaje a los hombres y a las obras que dieron lustre al pensamiento, lasCorporaciones Brasilera y Argentina perpetúan el recuerdo de sus esCritores clásicos dando sus nombres a los sillones académicos. Gonc;afves Días, José de Alencar, Bernardo Gui-
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maráes, Rio Branco, Joaquinde Macedo, Adelino Fontoura, Alvares de A~evedo y muchos de losdestácados escritores del siglo pasado están inscriptos patrocinando vuestros sillories, a la vez que los nuestros están dedicados a la memoria de Sarmiento, Mitre, Guido Spano, Rafael Obligado, Vicente Fidel López, Joaquín V. Gonzáiez y otros compatriotas eminentes que fueron en su momento cumbres de la mentalidad de nuestro pueplo. Tales nombres son los patronos cuya evocación perdura y se actualiza en todos los actos ql,le celebran nuestros respectivos Institutos .. Vuestros asientos y • nuestros registran, pues, con sus denominaciones toda la los historia literaria de ambos países, representada por las esclarecidas personalidades que elaboraron con sus obras el pedestal de sus letras y de su cultura superior. Ocupáis, señor, en la Academia Brasilera, el lugar que lleva el nombre de Frant;a Junior, comediógrafo y dramaturgo que en la segunda mitad del siglo XIX contribuyó, como lo hizo Agrario Menezes, Augusto de Castro y Manuel de Macedo, a desarrollar la literatura teatral reflejando en la escena, a diferencia de los autores románticos, la pequeña realidad cotidiana ~e la vida burguesa. Si la personalidad tutelar de la silla Iiúmero doce que os fVe' .!ldjudicada por vuestra Compañía literaria, concibió su bbra sobre la base de la ficción del teatro, vuestra produccióD. intelectual, sólida y nutrida de pensamiento y de realidad, pone de manifiesto fielmente el espíritu y la acción que habéis desarrollado en las multiples facetas de vuestra fecunda vida. Sois, señor Macedo Soares, más que un escritor dado a puras especulaciones imaginativas e intelectuales, un jurisconsulto y a la vez un hombre de Estado. La producción que habéis escrito está palpitante de vida y de verdad, sea en pá-
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ginas de jurista, de sociólogo o de historiador, sea en estudios financieros o políticos, sea en discursos en los que la elocuencia misma es acción. Puede decirse que vuestra bibl iografía es rastro luminoso de vuestra actividad en el gobierno, en el pensamiento, en el foro, en los altos Institutos, en las Academias y en la cátedra universitaria. Una honda cultura que ensancha el horizonte. y eleva la visión del panorama social abarcándolo en todos sus aspectos sin salir de la realidad, es necesario complemento del verdadero estadista; sin ella la actuación de un astuto gobernante podrá ser eficaz y útil para la política momentánea, pero no tendrá trascendencia y será siempre mediocre porque le falta la llama que proyecta luz y presta brillo a los actos de gobierno. Así en vuestros escritos tan diversos que tratan muchos de los complejos problemas que haMis afrontado en la acción pública, asoma esa llama de idealismo que es resplandor de una gran cultura. Por todo ello, señor, por los méritos de vuestras obras y de vuestros actos, la Academia Argentina de Letras os ha conferido el honroso diploma de Académico correspondiente que tengo el vivísimo agrado de entregaros.
DISCURSO DE DON J. C. DE MACEDO SOARES
Agradeciendo las palabras, tan generosas, de vuestro eminente orador y la honra que la Academia Argentina de Letras me ha concedido eligiéndome su socio correspondiente, deseo tejer con vosotros algunas consideraciones en torno del emblema que escogisteis para vuestro sodalicio. Fué en uno de los números del Boletín de la Academia Argentina de Letras, que encontré el emblema de esta casa de cultura: una columna jónica y el lema Recia Sustenta. No conociendo aún la hermosa explicación de su significado, hecha por Enrique Banchs, procuré, yo mismo, en los adagiarios de mi biblioteca, y en los recuerdos de mis viajes, lo que debería expresar tan elegante emblema. Sabía que nosotros - latinoamericanos - tenemos gusto en conservar el patrimonio de la sabiduría popular, expresa en. sus adagios, lemas, proverbios y refranes. Sin querer establecer la diferencia, en verdad sutil, entre tales formas de expresión, sobre todo popular, vamos a·abarcarlas todas en un solo término: adagiario, prestando en lo hondo un homenaje 11 Erasmo, el gran humanista de Rotterdam, que lo empleó en su famoso libro Adagiarium. Para tentar una asociación de ideas. procuré recordar las numerosas inscripciones por mí anotadas, en mis viajes, en castillos, palacios, escuelas, monedas y tantos otros frontispicios.
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Me acordé de las frases tan usadas por los romanos, con invocación del Omnipotente: Tn solus, Domim!s, « Sólo tú, Señor» ; Lans Deo, « Gracias a Dios» ; Dei auxilio, « Con la ayuda de Dios ,); A Deo omnia, « Todo nos viene de DiQs ». Forma de sumisión a la Divinidad, que los portugueses adoptaron, graciosamente, en sus lozas con las palabras « Dios sea en esta casa ji. Una asociación cultural de Inglaterra adoptó el lema: All was others, all will others, ( Todo era de otros, todo será de otros». En realidad, ellos, como nosotros, miembros de Academias de Letras, han recibido de los antepasados' un patrimonio valioso que, aumentado, pertenecerá a las generaciones venideras. All was others, all will others. Leí en cierta morada antigua de Bruselas esta invocación tan anhelada: Pax hllic Domlli, « Paz a esta casa». 'En el suntuoso Palacio Capidoglio, de Roma, el poderoso Ascanio CafTarelli hizo grabar: Grande~ 91'andia decent, « Para los grandes, grandes cosas». No pasaron muchos decenios, se' acabó la descendencia del orgulloso Duque. Su palacio fué arrendado a Guillermo 11, que en él instaló faustosamente la Embajada de Alemania, y de donde, probablemente, se recordó muchas veces en su exilio en Holanda ... En la eterna contradicción de los sentimientos humanos, alguno del otro lado de la vanidad inmensa de CafTarelli, inscribió en una pequeña casa en Baviera: Klein, aber mein, « Pequeña, pero mía)). No me olvido de una graciosa placa que he visto en Italia, conteniendo dos figuras: la del Tiempo y la de Cupido, encimadas por esta frase: L'Amore fá pass are il Tempo; il Tempo fá passare ['Amore. En una placa portuguesa del siglo XVI leí este adagio, aun hoy tan en moda: « Amor con amor se paga)), a que un fraile,
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dice la leyenda, añadió: « Amor con amor se apaga Il. Gustavo Doré, el famoso ilustrador de libros inmortales, hizo grabar para su pequeñito recanto de París, una pauta de música, con las notas siguientes: Do, Mi,.Si, La. Do, Re - « Domicile a Doré Il. Un vecino, parodiando al gran artista, con las mismas notas, escribió: « Domicile adoré ll. En un palacio de España leí esta pretenciosa frase: A¡lornatum urbis, « Para ornamento de la ciudad Il. Y en el palacio de los Borgia, en Roma, se leía el jactancioso lema: Slet domus haee donee jluelas formiga marinos ebilat, el totum testudo perambulet orbem. « Estará de pie esta casa hasta que la hormiga haya bebido toda el agua de los mares, y la tortuga haya completado el giro del orbe terrestre,)). En una bella chacra de la zona vinícola de Süo Paulo, el propietario grabó el siguiente dístico: « El vino y la música alegran el corazón Il. Alguno añadió a carbón « ... y más que ambos, el amor de la sabiduría )1. Un hombre de negocios de Río de Janeiro mandó grabar en la puerta de su sala de trab~jo : Esto brevis, el plaeebis, « Sed breve y agradarás ll. Otra gentil advertencia deparé yo en una casa de Génova: Nee semperlilia jloÍ'ent, « Ni siempre los lirios están en flor )1. Me recuerdo del expresivo emblema de la Academia de los Generosos, de Portugal; una vela encendida, y el lema: Non extinguetur, luz imortal. Son bastante conocidos los siete famosos adagios de los siete sabios de Grecia. Chilon, natural de Macedonia, hizo grabar en el Templo de Delfos, en letras de oro, unas palabras que traducidas del griego para el latín expresa: Nosce te ipsum, que quiere decir « Conócete a ti mismo ,).
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A Solón, de Atenas, se atribuye: Neqnid nimis, « Nada con demasía l). Bias, de Priene, por ocasión del sitio de la ciudad, y huida de sus habitantes, cuando cada uno llevaba lo que de más precioso poseía, Bias salió con las manos vacías. Preguntado por qué no llevaba algún objeto valioso, contestó: Omnia bona mea mecnm porto, « Lo que tengo, comigo lo traigo l). Pitaco, de Mililena, en una de sus leyes declaró: Paucos amicos reblls adversis proba. « Tanto en la fortuna próspera como en la adversa son indispensables los amigos)). Realmente, en la fortuna próspera la prudencia del amigo aplaca el orgullo que la prosperidad inspira, y ayuda a conocer los engaños de la adulación. En la fortuna adversa, como bien dice el escritor portugués padre Rafael Bluleau « la amistad es como la sombra, que no acompaña a los cuerpos, sino en las horas en que hay sol; mientras. dura la magnífica claridad, es la sombra compañera inseparable, asiste a los lados, precede y sigue; en el oscuro desaparece )). El adagio de Cleobulo de la isla de Rhodes, enseña: « Haz bien a todos; ·a los amigos para conservarlos y a los enemigos para reducirlos)). Periandro, de Corinto, dijo, en traducción latina: Si Fortllna jlwat, cavaeli tolli, que los portugueses han traducido: (( La rueda de la fortuna nunca es una )), y que los castellanos pudieron repetir: «A. gran suhida, gran caída )l. Thales, de Mileto, el que primero mereció en Grecia el título de sabio, afirmó: Vita perit, mortis gloria non moriinr, (( Piérdase todo, quede el buen nombre )). He estado yo divagando en el adagiario, que representa al final la cristalización en frases breves de la moral, del saber
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y de la experiencia de los pueblos, cuando me cayó en las manos la publicación conmemorativa del decenio de la Academia Argentina de Letras, y adonde he encontrado la bella explicación de Enrique Banchs de la significación de vuestro emblema. La columna jónica - conjunción perfecta de solidez y esbeltez - , asienta en la tierra, como el habla del pueblo, y va rectamente hacia la altitud. (( Elemento entre todos eminentemente constructivo - dijo Enrique Banchs - bien puede ser la columna una semejanza del propósito que la Academia de Letras se impone, y del espíritu con que hay que realizarlo: sostendrá con rectitud, como lo confirma su lema. y aquel que sostenga, tiene que poseer, asimismo, la belleza dirigida hacia el alto, .irreductiblemente sencilla, sobria y cabal del fuste jónico». Señores académicos: La destreza lúcida de vuestro inteligente comentador, no nos impide de, a mi modo, mirar en vuestro emblema, aun mucho más. Casi todas las academias incluyeron en sus blasones los laureles con que se coronan las frentes de los talentos consagrados. Vosotros e~cogisteis el propio sol, la causa de don~e adviene la luz para aquellas frentes, y la clorófila para aquellos laureles. En esta casa que cultiva la Verdad yel Ideal, vuestro emblema tiene algo de trascendente. Respetando los derechos imprescriptibles y las regalías inconsútiles del Ideal, vuestro emblema abarca, en su significación, la propia y muy noble Nación Argentina. Recta Sustenta: Tú has de sostener eternamente la cultura de tu pueblo, y con la proverbial rectitud de tu carácter, simbolizarás las glorias eternas de la gran Nación Argentina.
A LA BANDERA ARGENTINA
Ya « el grito sagrado» nos reúne junto a la bandera. Sentimos la presencia de la patria. Viene a llamarnos a una realidad, a un destino. Centellea su mirada·. Nos escruta. Nos infunde su fe. La patria invencible nos pregunta si le somos fieles. ¡Más cerca de la bandera, más cerGa! Bandera argentina, nos estrechamos junto a ti, vol vemos a ser lo que fuimos, tus hijos, a ser definitivamente tuyos; definitivamente. Sólo a ti debemos oír y obedecer, inspiradora. Deja que hable en el instante en que una onda rumorosa te despliega en el firmamento; deja que hable con voz que llega de los cimientos de la República; traigo en los oídos palabras de siglos; los ojos