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Marita González
Cambios en la estructura social y productiva en Argentina. Desafíos sindicales. Índice Introducción Capítulo 1. De discursos y prácticas sobre la reestructuración productiva Las mutaciones productivas – tecnológicas de la economía argentina El sector industrial: La persistencia de la incertidumbre y la vulnerabilidad. La reprimarización de la economía argentina El Sector Servicios y Comercio - El sector del comercio minorista - Los servicios privatizados y la extranjerización del aparato productivo argentino Conclusiones sobre la heterogeneidad productiva argentina Capítulo 2. Cambios de Gestión Empresarial como dispositivos de control laboral Capítulo 3. Caracterización de la estructura social argentina. Capítulo 4. Las mutaciones en la estructura sociolaboral argentina Una aproximación a los cambios normativos laborales. La hiperregulación. La segmentación sociolaboral argentina La Precarización en el Sector Público. La precarización en el Sector Privado Descentralización – Subcontratación y Tercerización. El Tercer Sector: el caso de las cooperativas. El desmantelamiento del trabajador protegido – Algunas aproximaciones a la informalidad laboral argentina El vínculo entre la regresividad de la distribución del ingreso y la informalidad
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La flexibilización como denominador común de las relaciones laborales en la Argentina. Capítulo 5. A modo de Conclusiones. Desafíos Sindicales para el Siglo XXI. 1. Estrategias en el ámbito Internacional 2. Las nuevas estrategias en el ámbito nacional Los Convenios Colectivos La inclusión de los “colectivos atípicos” en la estrategia sindical La Promoción de la Igualdad de Oportunidades y Género La Juventud Los Migrantes Educación Obrera y Formación Profesional La estrategia sindical por excelencia: Luchar por una justa distribución de la riqueza Bibliografía Utilizada Índice de Gráficos Índice de Cuadros e Ilustraciones AENXO 1 Compendio Actual de Normativa sobre Subcontratación y Tercerización en el Ámbito de las Relaciones Laborales de Argentina
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Introducción La Argentina expuso en los últimos 30 años cambios productivos y de gestión empresarial que transformaron profundamente la estructura social tal como se había conformado en el período de posguerra. En dicho período, los procesos de inclusión social se desarrollaron a través de un núcleo extendido de relaciones laborales asalariadas protegidas, por la cual la identidad comunitaria se establecía a través de la afiliación laboral y los derechos inherentes al trabajo. El modelo de bienestar argentino se asentaba en el marco de la industrialización sustitutiva de bienes finales, políticas fiscales y tributarias que alentaban la expansión del mercado interno a través del sostén de la demanda efectiva, tanto por niveles salariales altos, un sistema de salario indirecto que aseguraba la reproducción de la fuerza de trabajo intergeneracional, como así también con un mercado altamente protegido en el marco de una economía mixta, con fuertes controles estatales. La característica distintiva de esta política fue el respeto a las exigencias derivadas del llamado “modelo de crecimiento hacia dentro”, consistente en una industrialización basada en el mercado interno, reservado a la producción local mediante la protección arancelaria y con una significativa complementación de la acción del Estado. El desmantelamiento de esta matriz económica – social se remonta a los años de la última dictadura (1976-1983), que comenzaron con lo que se denominó “privatización periférica” y apertura de la economía, y afectó, sobre todo aunque no exclusivamente, a bienes finales e intermedios. Sin embargo, la integración total de Argentina a los mercados internacionales transcurre en la década del noventa a través de una apertura comercial indiscriminada y una transformación del paradigma económico. La apertura comercial y
financiera se encuadró en las políticas de reformas
económicas operadas en toda América Latina, cuyo paradigma se dio en llamar “Consenso de Washington”. Este nuevo paradigma económico estableció como prioridad la disciplina presupuestaria, una mutación en las prioridades del gasto público – afectando en particular 2
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a los servicios de salud, educación, infraestructura -, una reforma fiscal regresiva que amplió la base imponible, la apertura comercial y financiera, la liberalización de las tasas de interés, un tipo de cambio fijo –Convertibilidad-1, una amplia gama de privatizaciones y entrada de inversiones extranjeras directas, la desregulación de los mercados de bienes y servicios. La base de la filosofía económica de este modelo se asienta en la re mercantilización de las relaciones laborales, y por tanto la modificación de la normativa laboral, tal como este fuera concebida en el período de industrialización por sustitución de importaciones. Los resultados de la aplicación de este tipo de políticas económicas, constituyen la base de la heterogeneidad estructural productiva y social que hoy se verifica en la Argentina y que no obstante el cambio de orientación en los últimos años, resulta ser una tendencia muy difícil de revertir. La integración al mercado mundial generó que la Argentina quedara sujeta a los vaivenes de la economía internacional, tal como tal como quedara expresada en la crisis del Tequila y la crisis de los inicios del presente milenio. El conjunto de la estructura empresaria fue afectada considerablemente por las reformas de mercado efectuadas. En primer lugar, se impuso una nueva composición de la cúspide empresarial, y en dicha mutación se establecieron nuevas redes empresariales nacionales –extranjeras y una fuerte concentración del capital. El proceso de desindustrialización que comenzó en la década del ’70 con la apertura económica y las privatizaciones periféricas, se aceleró y condujo a una fuerte reducción de la participación industrial en la economía nacional. 1
Los teóricos monetaristas del Consenso de Washington no promovían un tipo de cambio fijo, sino tipos de cambio flexibles competitivos. Argentina, por su historia reciente de procesos de inflación muy alta, aplicó un sistema de ajuste a través de un tipo de cambio fijo expresado en la paridad cambiaria respecto al dólar. Este sistema, ya desechado desde la década del ’70, en las instituciones de Bretton Woods, solo fue exitosos en la Argentina neoliberal a partir de la afluencia de dólares vía procesos de privatizaciones hasta mediados de la década del ’90 y luego a partir del endeudamiento público y privado.
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El modelo neoliberal instituido en la Argentina impuso una profunda crisis del “trabajo” 2 que tuvo diversas manifestaciones, entre las que se pueden enumerar: el incremento exponencial de la desocupación y la informalidad -tanto en períodos de crecimiento como de retracción económica-, la extensión de la precariedad laboral, la reaparición del trabajo forzoso y la explotación de mano de obra infantil. La desprotección laboral a la que se vio sometida gran parte de la población argentina se tradujo en un incremento constante de los niveles de pobreza, cuyo punto de inflexión se alcanzó en Octubre de 2002, y una concentración de los ingresos en los deciles más altos de la estructura social. Este proceso de desafiliación social, tal como lo describe Robert Castel 3, condujo a la reducción de la incidencia del sindicalismo en la correlación de fuerzas sociales, y la implementación de una cultura individualista y atomizador de la vida común. Se instituyó de ese modo una sociedad dual y heterogénea. Los cambios económicos y políticos registrados durante la década del noventa, articulados con procesos de más largo plazo, modificaron profundamente la composición de la base social de las representaciones sindicales y empresarias y afectaron sus vínculos tradicionales con el Estado y el sistema político. Asimismo, las transformaciones registradas respecto a la estructura y el papel del Estado fueron muy significativas. Es común afirmar que con la aplicación de las políticas neoliberales, el Estado fue desmantelado y que la economía se autorreguló sin ninguna intervención; sin embargo, es más realista afirmar que el Estado fue desmontado en algunas dependencias públicas –por ejemplo: en su función empresarial de economía mixta, o en la administración del trabajo- para ser fortalecido en otras áreas de intervención – por ejemplo: 2
Siguiendo a la OIT que afirma que el trabajo no es una mercancía, se evitará en la medida de lo posible, el uso lingüístico de “mercado de trabajo”, para definir al conjunto de relaciones laborales en el sistema capitalista de producción. Sin embargo, como se observará a lo largo de este ensayo, las mutaciones operadas implicó en gran parte un remercantilización de dichas relaciones entre capital y trabajo. 3 Castel Robert (1997) La metamorfosis de la cuestión social. Crónica del salariado. Paidos Estado y Sociedad. Buenos Aires.
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en las agencias de ingresos fiscales, AFIP, o como reasignador de recursos al nuevo establishment empresarial. Las dimensiones descriptas en la década del ’90, eclosionaron hacia finales de 2001. En dicho contexto de crisis más de la mitad de la población se hundió por debajo de la línea de pobreza, un amplio sector tradicionalmente de quintiles medios vieron pauperizadas sus condiciones de vida y se observaron fuertes corrientes de emigración hacia los países desarrollados, fuga de cerebros. La economía se contrajo sustancialmente; la caótica situación monetaria, con la emergencia de varias cuasimonedas y la extensión del trueque, caracterizó la crisis más profunda de la Argentina. La economía argentina en el período 2002- 2007 revirtió todos los indicadores productivos y sociales. La implementación de un modelo económico basado en la creación de empleo restituyó rápidamente el proceso de crecimiento económico. Dicho modelo fue favorecido por factores endógenos favorables tales como la protección a las industrias de bienes finales e intermedios, la existencia de una capacidad ociosa disponible para el rápido acondicionamiento de las industrias preexistentes, políticas estatales de incentivos, un tipo de cambio flexible y una política salarial a través del incremento escalonado y constante del salario mínimo y en una segunda instancia la reactivación de las paritarias en el marco de convenciones colectivas de trabajo. Desde los factores exógenos que favorecieron un rápido crecimiento es importante señalar el alza espectacular de los precios de los commodities de especialización productiva del país, la cual comenzó a revertir en el segundo semestre de 2008. En Argentina, la expansión económica en el período 2002- 2007, que sucedió a la modificación del esquema cambiario, se explica principalmente por el impulso de la demanda interna que, habiendo estado contenida por una larga recesión, incentivó a los sectores productivos. En el mercado interno, el impulso de la demanda se debió a las fuertes expansiones de la inversión y el consumo. Al mismo tiempo, la demanda externa fue 5
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motorizada por la mejora en la competitividad-precio y por el aumento de la demanda gran parte de los productos que integran nuestra canasta exportadora. En ese lapso, la inversión se duplicó en relación con el PBI conduciendo el crecimiento económico. Sin embargo, en dicho proceso, el incremento del empleo se dio más aceleradamente en el sector informal que en el sector formal de la economía. El déficit del trabajo decente sigue siendo entonces una asignatura pendiente para el desarrollo sustentable de la economía productiva del país. La persistencia y consolidación de un sistema productivo y social caracterizado por la heterogeneidad estructural constituye una de las fuerzas básicas que presionan en forma adversa sobre la pobreza, la distribución del ingreso y la dualidad en los mercados laborales. El concepto de heterogeneidad se asocia a la existencia, por una parte, de un sector de productividad media del trabajo relativamente próxima a la que permiten las técnicas disponibles, y por otro lado, a la existencia de una amplia gama de actividades rezagadas, debajo nivel de productividad donde se manifiestan habitualmente altos niveles de subempleo, informalidad y diversas estrategias de subsistencia. Esta coexistencia constituye la evidencia visible en el mercado de trabajo de dicha heterogeneidad estructural4. A partir de esta sucinta introducción, se analizará en los acápites subsiguientes: la reestructuración productiva el marco de la globalización, las transformaciones tecnológicas, las características de la heterogeneidad productiva; su impacto en la estructura social, para delinear a continuación las posibles estrategias sindicales preactivas y reactivas al nuevo modelo de relaciones laborales.
Capítulo 1. De discursos y prácticas sobre la reestructuración productiva
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Salvia, A. y otros (2008) “Cambios en las estructura social del trabajo bajo los regímenes de convertibilidad y posdevaluación. Una mirada desde la perspectiva de la heterogeneidad estructural” en Lindemboim, Javier. Trabajo, Ingresos y Políticas en Argentina. Contribuciones para pensar el Siglo XXI. Editorial Eudeba, Buenos Aires.
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Resulta muy común en estas latitudes, adscribir a la teoría según la cual, la consolidación del proceso de globalización de los mercados durante las últimas décadas del siglo XX y la emergencia de un nuevo paradigma tecno-organizacional basado en un uso intensivo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC’S) han provocado una fuerte redefinición de los procesos de interacción tanto a nivel internacional como organizacional e individual, afectando, la estructura interna y las relaciones externas de las empresas (Mariotti 2000). Este cambio de paradigma viene acompañado de una revalorización de los procesos de innovación y de cambio tecnológico, claves para el desempeño de la firma en el nuevo escenario competitivo5. Desde esta perspectiva, Desde ciertas perspectivas, la introducción de tecnologías "ahorradoras" de mano de obra en los sectores productivos más dinámicos de la economía, la reorganización de los procesos, y la supresión de extensas líneas de producción constituyen las variables más importantes de mutación del sistema productivo. Desde esas escuelas de la sociología del trabajo, el pleno empleo se ha retirado para siempre de nuestras vidas, y no hay posibilidad de retorno 6. Por el contrario, emergen referentes de diversas disciplinas7 que consideran que no es posible semejante afirmación; para éstos, el aumento persistente del desempleo se explica no tanto 5
Mariotti S. (2000), “Nuevos paradigmas tecnológicos”, en Boscherini F. y Poma L. (comp.), Territorio, conocimiento y competitividad de las empresas: El rol de las instituciones en el espacio global, Miño y Dávila editores, Buenos Aires. 6 Ver OFFE, CLAUS (1991), Contradicciones del Estado del Bienestar; Madrid, Alianza; (1984), La sociedad del trabajo. Problemas estructurales y perspectivas de futuro; Madrid, Alianza Editorial, 1984. RIFKIN Jeremy (1996), El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo; el nacimiento de una nueva era, Barcelona. Paidós; GORZ, ANDRÉ (1997) La metamorfosis del trabajo; Madrid, Sistema. GORZ, ANDRÉ (1994) Salir de la sociedad salarial Bs. As. Paidós. También se puede observar una perspectiva parecida en HABERMAS Jürgen (1989), "The new obscurity", en The New conservatism: cultural criticism and the historian debate, Cambridge, Polity Press. 7 Ver entre otros: CASTEL, Robert (1997) Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado; Buenos Aires, Paidós. HUSSON Michel (1998), "Fin du travail o réduction de sa durée", Ponencia en el Congrès Marx International, octubre ; ROCCARD Michel (1996), “Préface” en RIFKIN Jeremy, La fin du travail, La Découverte, París.
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por la disminución de trabajadores asalariados –ya que estos siguen siendo el sector mayoritario en las actividades remuneradas- sino que la tasa de crecimiento de la PEA es superior a la capacidad del sistema económico de absorción de mano de obra. Paralelamente a este debate contemporáneo aún no resuelto, es importante destacar que los hechos empíricos verifican que la globalización ha exacerbado el dilema de la realización del hombre a través del empleo y que este problema se acentúa en períodos de crisis, los cuales luego de la liberalización del capital financiero se ha convertido en un fenómeno recurrente en el mundo del siglo XXI. Pero además, en períodos de estabilidad macroeconómica, el régimen de acumulación capitalista no experimenta una absorción rápida de mano de obra. Dicho en otros términos, la globalización genera la expulsión masiva de trabajadores en períodos de crisis, y expresa una débil y lenta recuperación de los guarismos laborales en períodos de crecimiento económico, agravado por una población con una vida laboral más extensa que dificulta el recambio generacional. Afirmar que América Latina en general y la Argentina en particular, han atravesado un proceso de reestructuración productiva dispone mucho más que una mera descripción. Constituye una definición con implicancias políticas- sindicales. Es un axioma en cuyo seno establece que la teoría de la globalización no es abordada como meras fuerzas del mercado, como un hecho natural, tal como lo presenta la economía neoclásica. Comprender los alcances de la reestructuración productiva mundial a partir de la década del ’70 requiere de incluir en el estudio analítico la presencia de instituciones, normas y actores que revelan los significantes de los comportamientos económicos. El universo que abarca la dimensión de la reestructuración productiva instala en el seno del debate los cambios en el interior de las empresas (tecnología, organización y gestión, relaciones laborales, cultura laboral, capacidades técnicas y perfiles profesionales), y en el marco mesoeconómico el desenvolvimiento de las cadenas productivas, la conformación de redes de empresas y la inserción de las mismas en el marco de una nueva institucionalidad del orden económico 8
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mundial (De la Garza Toledo: 2000). Las teorías que abordan la reestructuración productiva se distinguen: la escuela regulacionista, los neoschumpeterianos y los estudios sobre especialización flexible8. Excede a este análisis el debate disciplinario de estas diferentes perspectivas, solo basta señalar las hipótesis de abordaje de la reestructuración productiva argentina de acuerdo a las mismas. En primer lugar, el regulacionismo explica el nuevo orden económico internacional en clave de la caída de la productividad media del trabajo en el mundo occidental a partir de la década del ’70. En el entendido que la caída de la productividad reduce la tasa de ganancia empresarial, la crisis económica de dicha época es definida como la necesidad de las empresas de retomar el control de las empresas y reducir las rígidas normativas laborales que ponían freno al incremento de las utilidades. En dicho sentido, el análisis que realizan los regulacionistas son de utilidad para comprender el comportamiento de los actores en la denominada reformas laborales, tanto las que refieren a la gestión de las empresas como a las que refieren a la legislación del trabajo. En segundo lugar, los neoschumpeterianos colocan el énfasis las fases de innovación tecnológica. Desde esa lógica, el centro de análisis se encuentra en la emergencia de una Tercera Revolución Tecnológica asociada a las nuevas tecnologías informáticas y las actuales nanotecnologías y su vinculación con los perfiles profesionales necesarios para sumarse a dicha mutación tecnológica. En tercer lugar, la teoría de la especialización flexible puntualizó el fin de la producción en masa, considerando que las nuevas condiciones de mercado en una economía global de compradores que exigen variedad de productos colisionaban con la producción de tipo fordista o producción en serie. El modelo de especialización establecería
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De la Garza Toledo, Enrique (2000) “Las teorías sobre la reestructuración productiva en América Latina”, en De la Garza Toledo (coord), E. Tratado Latinoamericano de Sociología del Trabajo. Fondo de Cultura Económica, México. Pp 716 a 734.
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una nueva división del trabajo, por un lado un núcleo productivo de alta especialización, con procesos automatizados, tecnología de punta y alta calificación de la mano de obra, y por el otro, un núcleo rezagado de producción que solo importa tecnología y exporta insumos de bienes primarios. En dicho contexto, América Latina podría a la vez, subdividirse en dos especializaciones productivas: a) el de las industrias procesadoras de recursos naturales, en los países del Cono Sur de la región, y b) el de la "maquila" -electrónica y del vestuario- en México y varios países más pequeños de América Central9. Dicho cambio en el patrón de especialización productiva y competitividad internacional se encuentra asociado a fenómenos de entrada y salida de firmas de y a los mercados, de absorción y expulsión ocupacional y de cambios en las "fuentes" de progreso tecnológico. Partiendo de las posibilidades –y también sus limitaciones para describir los procesos empíricos- que nos brindan estas teorías, se pueden esbozar algunas características de las transformaciones productivas y tecnológicas en la Argentina y su impacto en el mundo del trabajo.
Las mutaciones productivas – tecnológicas de la economía argentina El sector industrial: La persistencia de la incertidumbre y la vulnerabilidad. El proceso de transformación productiva a partir de 1976 constituye uno de los ejes temáticos ampliamente estudiados por los analistas sociales. A partir de mediados de dicha década el sector industrial argentino perdió la capacidad de dinamismo productivo, de generación de empleo y de liderazgo del proceso de inversiones, que lo habían caracterizado en el pasado. Articuladas por los cambios en la frontera tecnológica internacional y la inestabilidad e incertidumbre macroeconómica local, se fueron
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Katz, Jorge y Stumpo Giovanni (2001). Regímenes competitivos sectoriales, productividad y competitividad internacional. Documento Base del Área Temática: Producción tecnológica y competitividad internacional. Jornadas: hacia el Plan Ave Fénix. Facultad de Ciencias Económicas. 6y 7 de septiembre de 2001.
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gestando modificaciones sustantivas a nivel institucional, sectorial, microeconómico y
de inserción
comercial. Gradualmente se iría profundizando un patrón de
especialización de la industria argentina caracterizado por el predominio de actividades intensivas en recursos naturales y en capital, que tienen un escaso peso del factor trabajo en sus funciones de producción y en las que los agentes de mayor tamaño tienen un papel central 10 . Por el contrario, las actividades intensivas en "conocimientos", de elevada utilización de trabajo en su función de producción y con un peso importante de Pymes aparecen con un menor peso relativo (Kosacoff y Ramos, 2001). En el año 2004, sólo a modo de ejemplo, Argentina generó un valor agregado industrial por habitante un 40% inferior a 1974. Una de las hipótesis más usuales para fundamentar la remoción de la normativa laboral en la Argentina estuvo asociada a la ralentización de la economía argentina a partir de la década del ’70 debido a la caída de la productividad del trabajo. Bajo este diagnóstico, el incremento de la productividad, asociado al concepto de competitividad debía sostenerse a partir de diversos mecanismos, entre los cuales se destacan:
a) La remoción de barreras arancelarias para generar competencia entre la industria local y la industria internacional. b) La introducción de nuevas tecnologías que colocaran a la industria local en un nivel de competitividad análogo a los cambios productivos mundiales. c) La reducción del empleo protegido que generaba altos costos para la empresa en un contexto de caída de la productividad.
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Kosacoff, B. y A. Ramos (2001), Cambios contemporáneos en la estructura industrial argentina (19752000), Universidad Nacional de Quilmes, Bernal.
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La transformación estructural de la economía se rediseño finalmente en la década del ’90. En el sector industrial, la desaparición del carácter “endo-dirigido” del modelo productivo y tecnológico, así como también la dependencia de lo público y el proceso de privatizaciones impactó sobre la capacidad tecnológica local de manera heterogénea. Las nuevas tecnologías tuvieron un sesgo importante ahorrador de mano de obra. Asimismo, el sector secundario sufrió las consecuencias de la competencia indiscriminada con el sector externo, lo cual se reflejó en la caída de su participación en el PBI que de 26,6% en 1980, se redujo hacia el 2000 al 16,6%. El aumento de la productividad de la mano de obra, sumado a la disminución de las remuneraciones trajo aparejado un incremento en la regresividad de la distribución interna del ingreso industrial e impulsó un creciente proceso de concentración económica y centralización del capital. Los resultados fueron la disminución del grado de diversificación de la actividad manufacturera (con la virtual desaparición de numerosas empresas), la acentuación de la proporción de personas dedicadas a la producción de servicios de muy baja productividad y la concentración dentro de algunas ramas de actividad de las empresas que detentan las más altas proporciones de capital por persona ocupada y el uso de tecnologías relativamente más avanzadas. El desempleo y el subempleo de la mano de obra fueron la contrapartida de esa transformación así como la estrechez de la gama de mercancías exportadas y la “naturaleza” de éstas son el reflejo de esa conformación de las actividades productivas. En síntesis, actualmente se observa un sector industrial de menor tamaño, con mayor concentración, alta transnacionalización y con un modelo de organización de la producción de bienes muy distinto al del período de economía semi-cerrada. Las actividades metalmecánicas, aquellas de comportamiento más dinámico durante la industrialización sustitutiva, ahora representan sólo un tercio de lo que fueron tres décadas atrás. Asimismo, la producción de insumos básicos (acero, aluminio, papel, 12
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petroquímica, entre otros) se consolidó en el nuevo patrón de especialización industrial a partir de transferencias ingentes de recursos fiscales. Desde el punto de vista global (Gráfico 1) el sector industrial a lo largo de 33 años ha descendido en forma constante en el período 1980- 2002, para remontar en el lustro correspondiente al último lustro, pero si haber logrado los valores de 1975. El proceso de desindustrialización argentino remite a todos los factores descriptos en este apartado, que pueden sintetizarse en el desarrollo de una base de negocios sujeta a los condicionamientos de un acelerado proceso de apertura (acentuado por los efectos de una desproporcionada apreciación cambiaria), a las imperfecciones del mercado de capitales (con tasas de interés real en momentos inconsistentes con la producción) y un marco de políticas competitivas y de
comercio exterior escasamente evaluado, fondeado y
articulado, generó una
exposición extrema a la competencia internacional. Sin embargo, como señala Kosacoff y Ramos (2006), en la transición post convertibilidad hubo un período en el cual existía alguna
percepción
generalizada
de
una destrucción masiva de capacidades
empresariales; no obstante, se verificó, una vez más, una notable respuesta empresarial para adaptarse a contextos de incertidumbre exagerada y de pérdida de calidad institucional. Fue así que las firmas industriales y aquellas de actividades de recursos naturales encontraron un posicionamiento transitorio que les permitió mantener el desarrollo de los negocios e impedir un fenómeno de cierre masivo de empresas11.
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Kosacoff, Bernardo; Ramos Adrián (2006) Comportamientos microeconómicos en entornos de alta incertidumbre: la industria argentina. CEPAL, Santiago de Chile.
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Gráfico 1: PBI Industrial per cápita (en pesos a valores constantes. Base: 1993) 1800 1600 1400
Pesos
1200 1000 800 600 400 200 0 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
El modelo de acumulación neoliberal de la década del ’90 mostraba como argumento de crítica a la industria nacional, la escasa predisposición empresarial a la inversión y al desarrollo tecnológico. Se partía del supuesto que si se brindaba un régimen de estabilidad en el mediano plazo, las empresas e inversores adoptarían decisiones de reconversión y de innovación. Sin embargo, la literatura existente confirma que en el período no hubo una reconversión en dicho sentido. En ese sentido, algunas inversiones realizadas a mediados de los años noventa previendo escenarios más optimistas en términos de retorno económico generaron un crecimiento de la deuda financiera de las empresas que se tornó difícil de administrar en un contexto de menores retornos y de mayor carga de intereses producto de la restricción acentuada al financiamiento en general. Tasas de interés real en constante crecimiento llevaron a las empresas a niveles de endeudamiento que en muchos casos solían superar el valor de sus activos. Así, durante el período 1998/2001 un financiamiento al 25% anual en contexto de deflación de precios resultó en procesos de convocatoria de acreedores generalizados. 14
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Luego de la salida del sistema de convertibilidad, los empresarios comenzaron utilizando la capacidad ociosa instalada en un contexto de un retorno a una industria semiprotegida. A partir de 2005, la capacidad instalada llegó en algunas industrias (textil, metalúrgica) a su techo, sin embargo los empresarios optaron por cubrir ese déficit con importación de bienes finales para suplir la demanda del mercado interno. Los empresarios argentinos, sometidos a continuos cambios de coyuntura y de reglas de juego, tienden a esperar el mediano plazo para adoptar decisiones de inversión. De ello deviene la popular frase, que afirma que el sector industrial argentino, puede girar rápidamente y convertirse, de la noche a la mañana, en sector importador argentino. El resultado de este comportamiento es el escaso desarrollo de redes productivas, cadenas de proveedores y la reticencia empresarial a reconvertir o capacitar a los recursos humanos. En relación a la orientación de los procesos de innovación se puede señalar que, motivadas por las señales de precios relativos, las actividades de innovación de las empresas locales se concentraron particularmente en la adquisición en el exterior de tecnología incorporada en bienes de capital12. En este sentido, otras fuentes internas y externas de conocimiento y desarrollo de capacidades como la inversión en IyD, la transferencia de tecnología, los esfuerzos de ingeniería industrial, de gestión y capacitación o consultorías resultaron relativamente poco relevantes. E n e s t e sentido, es importante destacar que Argentina exhibe una participación exigua del sector privado (entre 20 y 25%) dentro de un gasto en IyD nacional que (con 0,4% del PBI en 2003) de por sí resulta inferior al promedio de la región y muy bajo en comparación con el de otros países de desarrollo reciente El desbalance producido puso en riesgo el desarrollo de 12
Las adquisiciones de bienes de capital y hardware representaron más del 70% del gasto en actividades de innovación (INDEC-SECYT-CEPAL, 2003). Cf. Anlló y Peirano (2005). Una mirada a los sistemas nacionales de innovación en el Mercosur: análisis y reflexiones a partir de los casos de Argentina y Uruguay, Serie Estudios y Perspectivas 22, Oficina de la CEPAL en Buenos Aires.
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capacidades importantes incluso para un aprovechamiento pleno de los equipos introducidos. En conjunto, la inversión de las empresas manufactureras en las actividades de innovación (particularmente en IyD) resultó escasa en términos absolutos; pero también como proporción de la facturación fue inferior incluso a la de otros países de la región. Según la Segunda Encuesta de Innovación el gasto en actividades de innovación de las firmas industriales argentina osciló entre 2% de la facturación en 1998 y 1.6% en 2001, mientras que el indicador correspondiente al gasto en IyD se ubicó entre 0,2% en 1998 y 0,3 en 2001. En otros términos, con gastos exiguos en IyD tanto en términos absolutos como relativos, el conjunto de empresas industriales tendió a abastecerse crecientemente de distintos acervos tecnológicos de fuentes externas a la firma principalmente mediante la adquisición de bienes de capital e informática. Esto se articuló con que la importación se convirtió en el factor más dinámico de provisión de tecnología, particularmente cuando se trataba de tecnología incorporada en bienes pero también en el caso del suministro de tecnología desincorporada13 (Yoguel y Rabetino, 2002). Chudnovsky et al (2006) demuestra en su estudio que las firmas adquiridas por inversores extranjeros tenían una mayor probabilidad de introducir nuevos productos o procesos al mercado vis a vis las firmas locales. Sin embargo, la adquisición de firmas locales por EMN no impactó sobre el nivel de gastos en I&D ni tampoco se registraron derrames horizontales o verticales hacia las firmas nacionales. En definitiva, las unidades productivas relocalizadas en la Argentina, se limitaron a recibir nuevos productos y procesos desde otras filiales y/o las respectivas casas matrices. Sin embargo, cabe acotar que la adquisición de una firma local por parte de inversores extranjeros aumentó la probabilidad de que las firmas
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Yoguel, G. y R. Rabetino (2000), "El Desarrollo de las Capacidades Tecnológicas de los Agentes de la Industria Manufacturera Argentina en los Años Noventa”, en B. Kosacoff (ed.), El Desempeño Industrial Argentino. Más Allá de la Sustitución de Importaciones, CEPAL, Buenos Aires.
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proveedoras del sector debieran adaptarse a los cambios tecnológicos de la casa matriz (derrame vertical) Esto podría indicar que los cambios de manos hacia propietarios extranjeros indujo a una mayor actividad innovadora en la cadena de valor, en particular hacia los proveedores14. Como contrapartida de ausencia de inversión tecnológica, en la industria argentina primó la incorporación de tecnologías organizacionales, y los cambios de managment organizacional en donde prevaleció la tercerización, la flexibilización interna y externa, la gestión de calidad, el justo a tiempo, dimensiones que serán desarrolladas en el siguiente capítulo de este trabajo. Como afirma Kosacoff y Ramos (2006) la característica central de este período fue el retroceso productivo en los sectores “intensivos en tecnología”, considerados como “locomotoras” en las economías de desempeño reciente más exitoso. En efecto, la regresión en la producción local farmoquímica, de algunos bienes de capital, del complejo electrónico y de telecomunicaciones privó a la actividad local de los efectos “derrame” que su desarrollo produce sobre el resto de la economía. Aunque coexisten diversas estrategias empresariales en relación a la introducción de innovaciones tecnológicas
y organizacionales, estudios recientes sugieren que las estrategias de
innovación prevalecientes en la industria argentina no son las que proporcionan mayor probabilidad de alcanzar mejoras competitivas sólidas y extensivas en los mercados internacionales. En general, no aparecen estrategias tendientes a conquistar nuevos mercados en segmentos productivos con mayor contenido esquema
económico
vigente
luego
del
colapso
de
de
conocimiento. El
la convertibilidad aún no
parece haber promovido cambios significativos en las estrategias de innovación de las 14
Chudnovsky, D., A. López y G. Rossi (2006), “Derrames de la Inversión Extranjera Directa, políticas públicas y capacidades de absorción de las firmas nacionales del sector manufacturero argentino (1992-2001)”, en M. Laplane (coord.), El desarrollo industrial del MERCOSUR: ¿qué impacto han tenido las empresas extranjeras?, Siglo XXI Editora Iberoamericana
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empresas. Es así que el wait and see resulta dominante15. Si el argumento primigenio sobre la escasa productividad media del trabajo en la industria argentina no podía ser resuelto vía la introducción de nuevas tecnologías y mayor inversión en investigación y desarrollo, el resultado fue una mayor productividad vía mayor intensificación de la fuerza de trabajo (plusvalía relativa), esto es, vía un mayor control social dentro de las firmas (supervisión, círculos de calidad, competencia a través de equipos de trabajo y tercerización). El resultado final fue una elevación de la productividad mayor al capital constante y, por supuesto, a los salarios medios del sector manufacturero (Gráfico 2). G ráfico 2: E volución de precios y salarios ajustados por productividad en la industria m anufacturera (Base 1997=100) A ños 1993-2008 Fuente: elaboración propia en base a Kosacoff – Ramos 2009 350
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250
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150
100
50 1993
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1995
1996
1997
1998
1999
2000
Ín d ic e s d e P re c io s B á s ic o s d e l P ro d u c to r
15
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
Ín d ic e s d e S a la rio O b re ro a ju s ta d o p o r P ro d u c tiv id a d
Kosacoff, Bernardo; Ramos Adrián (2006) Comportamientos microeconómicos en entornos de alta incertidumbre: la industria argentina. CEPAL, Santiago de Chile. Op cit pp 35 y 36.
18
Marita González
La reprimarización de la economía argentina La apertura de la economía argentina y su inserción en el mercado internacional se nutrió de la exportación de productos primarios, particularmente en determinados commodities en donde existían ventajas comparativas. La reestructuración del sector primario se dio a partir de la aplicación de altas tecnologías, la modificación de las cadenas de comercialización, el aumento de la productividad media del trabajo, la caída del número de trabajadores y la concentración de la riqueza agraria desplazando a los pequeños y medianos productores. Con la instrumentalización de estas transformaciones, las exportaciones primarias se caracterizan hasta la actualidad de venta de bienes en los que el grado de elaboración de sus componentes básicos es reducido, es decir con escaso valor agregado. Adicionalmente, luego de cuatro décadas de estancamiento, los recursos naturales, con el liderazgo agrícola (en particular, sojero) y energético, volvieron a expandirse y hoy se destacan como el sector más dinámico, reflejado en la substancial incorporación de innovaciones tecnológicas en los últimos tiempos. La innovación tecnológica determinó un crecimiento exponencial de la producción, en particular de los cereales y oleaginosos (Gráfico 3) de acuerdo a una nueva organización de la producción primaria.
19
Marita González G r á fic o 3 : P r o d u c c i ó n d e c e r e a le s y o le a g in o s a s (1 9 0 0 - 0 1 / 2 0 0 7 - 0 8 ) e n t o n e l a d a s
F u e n t e : e la b o r a c ió n p r o p ia e n b a s e a K o s a c o f f – R a m o s 2 0 0 9 1 0 0 .0 0 0 .0 0 0
9 0 .0 0 0 .0 0 0
8 0 .0 0 0 .0 0 0
7 0 .0 0 0 .0 0 0
6 0 .0 0 0 .0 0 0 R E V O L U C IÓ N B IO T E C N O L Ó G IC A
5 0 .0 0 0 .0 0 0
4 0 .0 0 0 .0 0 0
E N T R A D A T A R D ÍA A L A R E V O L U C IÓ N VERDE
3 0 .0 0 0 .0 0 0
R E V O L U C IÓ N V E R D E EN EL M UNDO
2 0 .0 0 0 .0 0 0
2 0 0 7 /0 8
2 0 0 0 /0 1
1 9 9 5 /9 6
1 9 9 0 /9 1
1 9 8 5 /8 6
1 9 8 0 /8 1
1 9 7 5 /7 6
1 9 7 0 /7 1
1 9 6 5 /6 6
1 9 6 0 /6 1
1 9 5 5 /5 6
1 9 5 0 /5 1
1 9 4 5 /4 6
1 9 4 0 /4 1
1 9 3 5 /3 6
1 9 3 0 /3 1
1 9 2 5 /2 6
1 9 2 0 /2 1
1 9 1 5 /1 6
1 9 1 0 /1 1
1 9 0 5 /0 6
0
1 9 0 0 /0 1
1 0 .0 0 0 .0 0 0
Dicha organización se basó en la conjunción de transformaciones en la siembra, la aplicación de fertilizantes y biocida, la introducción de productos biotecnológicos, la compra de equipamiento de tecnología de punta. A ello se sumó, el desarrollo de una red privadapública de difusión de innovaciones, la transnacionalización del campo argentino, y la ruptura de las relaciones de producción existentes a través de una dualización del sistema agrario y una tercerización del sistema de agroindustria, de comercialización y de exportación de productos primarios16. El aumento de la productividad conjugó la aplicación simultánea de la genética convencional, la biotecnología y componentes fitosanitarios complementarios. La difusión de técnicas de cultivo extensivo (característico de la agricultura argentina) con productividad intensiva mediante recursos tecnológicos generó que la Argentina volviera a redefinir su inserción al mercado internacional como un neto exportador de bienes primarios. El crecimiento de la producción, la superficie destinada a la siembra y los rendimientos de los productos exportables (cereales y soja) se plasman en el 16
Bisang, Roberto (2003), “Apertura Económica, Innovación y Estructura Productiva: La Aplicación de Biotecnología en la Producción Agrícola Pampeana Argentina", Desarrollo Económico, Vol. 43, 71, Buenos Aires.
20
Marita González
Las cifras sobre la evolución del sector terciario experimentado por la economía argentina son elocuentes: Mientras en 1980 representa el 53% del PBI, en el 2000 se eleva al 63%. Es necesario para el análisis pormenorizado de este amplio sector, una subdivisión entre el sector comercio minorista y el sector de servicios privatizado durante la década del ’90. Ambos sectores han mutado radicalmente a partir de la inversión extranjera directa (IED), pero también porque han sido las que más han soportado el cambio tecnológico.
El sector del comercio minorista El ingreso de grandes firmas internacionales en el comercio y servicios durante la década del ’90 aceleró un proceso de grandes transformaciones introduciendo nuevas formas de competencia, y desarrollando nuevas tecnologías y cambios en los procesos de distribución, marketing, control de inventarios, etc. La entrada de grandes empresas de la rama minorista – vestimenta, alimentación, electrodomésticos- conjuntamente con los avances tecnológicos integrados al proceso de producción y de distribución, impulsaron procesos de redefinición de los organigramas de los comercios, la reestructuración productiva y financiera, la transferencia en la propiedad de las empresas, a través de compra de activos o fusiones, la modificación de las relaciones con los proveedores, la inversión en equipamiento, rediseño de los locales de venta, infraestructuras logísticas e informáticas, entre otras. Las transformaciones17 operadas implicaron la adopción de prácticas relacionadas con el desarrollo de capacidades competitivas, destinadas a reducir costos operativos; con especial énfasis en aquellas dirigidas a integrar los aspectos logísticos y comerciales a lo largo de toda la cadena de distribución y circulación de bienes, tendientes a lograr una lógica 17
Para un análisis más detallado del sector comercio argentino ver: González, Marita (2008) Consecuencias Sociales y Laborales de una mayor utilización de tecnologías avanzadas para comercios minoristas, OIT, Ginebra. Suiza.
22
Marita González
de funcionamiento "just in time" (producción por demanda). Estas prácticas estuvieron y están orientadas a mejorar las ventajas competitivas y derivadas con el objeto de ampliar los márgenes de rentabilidad y mantener su posicionamiento en el mercado. Los cambios logísticos cumplieron un papel central dentro de una nuestra estrategia competitiva, estableciendo un pasaje de control eficaz del stock hacia un sistema orientado a la cadena de la demanda, a través del flujo y disponibilidad de los productos adecuados y diferenciados destinados a un consumidor cada vez más diferenciado y segmentado. En de este contexto, el "reaprovisionamiento eficiente" como estrategia articuladora de los distintos sistemas logísticos impuso cambios en las relaciones laborales. Los cambios en los aspectos logísticos y comerciales consistieron en la introducción de ciertas innovaciones tecnológicas, entre las cuales se destacan:
La introducción de cajas registradoras automatizadas, los lectores ópticos, escáner de mostrador y de códigos de barras en los productos;
La integración entre los sistemas de información de las líneas de caja y los de formación de inventarios;
La introducción de redes electrónicas para la fijación de precios
La integración de los locales, de la administración y de los depósitos a través de redes informáticas.
Centros de distribución automatizados.
Cross – Docking (trasbordo directo sin mediación de almacenamiento)
Control electrónico de los productos.
•
Tecnologías de voz
Control de vigilancia por video
En lo que refiere al servicio al cliente, los cambios en las estrategias comerciales se orientaron a: •
Soluciones en línea de venta minorista 23
Marita González
•
Programación de los equipos de servicios de venta
•
Redes protegidas de gestión para acelerar las transacciones
•
Tarjetas de Fidelidad
•
Comercio electrónico al por menor
•
Compras desde el hogar
•
Asistentes personales para las compras
•
Publicidad Digital
•
Sistema de Autopagos La introducción y rápida difusión de las denominadas TIC (Tecnologías de la
Información y Comunicación) en los canales de distribución, especialmente durante las dos últimas décadas ha permitido alcanzar progresos notables en los distintos estadios que conforman las etapas de la comercialización. La nueva tendencia en el diseño de planificación logística, denominado Planificación y Previsión y Reabastecimiento en Colaboración (CPFR, por sus siglas en inglés) tienden a sustituir el Just in Time de la década pasada. La incorporación de EPC/RFID tiene como objetivos la mejora en la gestión de procesos y operaciones, la reducción de costos y el incremento de la eficiencia de cada etapa del proceso de comercialización. Esta tecnología permite lograr una total trazabilidad desde el proveedor hasta el consumidor final. Durante la década del ’90, Gráfico 5, Argentina sufrió un aumento sistemático del desempleo, sin embargo el sector minorista no siguió la pauta de las demás ramas de la economía. Entre 1995 y 1996, según la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) el empleo total en Buenos Aires se mantuvo constante, mientras que en Comercio aumentó algo más del 4%. Este comportamiento del empleo en el Comercio se dio en un contexto de paulatina concentración en el sector. Debe notarse que la recuperación observada a partir de 1995 en el empleo en Comercio es la mayor para cada una de los grupos de actividades, incluida la construcción y el resto de sectores (que son básicamente servicios), aún cuando el 24
Marita González
fenómeno de concentración comercial no parece haberse detenido durante este último año18. Es importante señalar que la inversión realizada por los supermercados en el la década del ‘90 que fue del orden de los US$ 1350 millones19. Gráfico 5: Comparación de la evolución de trabajadores asalariados formales e informales en el Sector Comercio Período 1994-2007 (en miles de personas) Asalariados Registrados
Asalariados Precarios
1.000 900 800 700 600 500 400 300 200
III 1994
III 1995
III 1996
III 1997
III 1998
III 1999
III 2000
III 2001
III 2002
III 2003
III 2004
III 2005 III 2006
II 2007
Fuente: elaboración propia en base a Ministerio de Trabajo EMpleo y Seguridad Social Nación Argentina
En lo que refiere a la productividad horaria, tomando como base el año 1993, refleja que el aumento de la productividad media del trabajo durante la primera década del ’90, es producto de la consolidación de las grandes cadenas de supermercados y de una estabilidad económica pero también de una utilización intensiva de la mano de obra, proceso bien marcado a partir de 1997, con una caída de la productividad, que alcanza un mínimo durante la crisis del 2001 (Gráfico 6).
18
González, Marita (2008) op cit pp 34 a 40. D. Artana, M. Cristini, R. Moya y M. Panadeiros (1997). Modernización del Comercio Minorista en la Argentina. Documento de Trabajo N° 55. Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas. Buenos Aires. 19
25
Marita González Gráfico 6: Argentina: Productividad Horaria en el Sector Comercio Minorista. Promedio Sector de Trabajo Asalariado protegido y no protegido 140
129,9
130 121,2
120
126,2
125,0
123,3
118,6
116,9
100
114,9
111,3
110
103,1
100,0
101,2
101,2
97,0
90
80 1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
Fuente:Elaboración propia en base a datos de Dirección Nacional de Cuentas Nacionales - INDEC
2004
2005
2006
2007
Productividad Horaria
Los servicios privatizados y la extranjerización del aparato productivo argentino De acuerdo a Andrés López (2009), la IED ha tenido un rol importante en las últimas dos décadas en la economía argentina, observando una amplia presencia en la mayor parte de los sectores productivos, tanto de bienes como de servicios20. El masivo ingreso de IED fue facilitado por un ambiente legal que en general fue proclive al ingreso de empresas extranjeras y que en lo esencial aseguró igualdad de trato independientemente del origen del capital. Aún cuando luego de la salida de la convertibilidad se observaron conflictos con algunos inversores extranjeros, ellos estuvieron básicamente acotados a algunos casos puntuales, y los mismos abarcaron a inversores locales y extranjeros ya que su ámbito de surgimiento fue sectorial (privatizadas, bancos). La IED no llegó a la Argentina buscando mano de obra barata tampoco, y el nivel de calificación de la misma parece haber sido un factor positivo más pero no determinante. Una excepción a esta regla, sin embargo, es el fuerte ingreso de inversiones para exportar 20
López, Andrés (2009) Ejercicio piloto para evaluar el curso de la Declaración sobre las Empresas Multinacionales de la OIT. OIT Sector de Multinacionales, OIT Ginebra y Oficina de Buenos Aires. Pp 36 y subsiguientes.
26
Marita González
servicios informáticos y habilitados por la tecnología (BPO, call y contact centres, etc.), en donde el costo de la mano de obra calificada es determinante, al menos para la atracción inicial de inversiones. En la actualidad, en Argentina existen más de 2300 filiales de EMN, con inversiones repartidas aproximadamente en tercios entre la industria, los recursos naturales y los servicios. Si se analiza el origen del capital extranjero (Gráfico 7) El 60% de la IED viene de Europa (España es el principal inversor en Argentina), el 20% de América del Norte (fundamentalmente de EEUU) y el resto de América del Sur (con fuerte peso de Brasil y Chile) y los paraísos fiscales de Centroamérica y el Caribe. En cada caso hay una gran concentración de la inversión en pocos rubros. En recursos naturales, el sector petróleo concentraba el 78% de la IED (y era la principal rama receptora en general, con un 27% del stock total). En el campo de la industria, cuatro sectores -química, caucho y plástico, automotriz, metales comunes y alimentos, bebidas y tabaco-, representaban el 80% del total de IED. Por su parte, un 60% de la IED en servicios correspondía a comunicaciones, el sector eléctrico, las entidades financieras y el comercio.
27
Marita González
Gráfico 7: Distribución de Multinacionales según procedencia (continental) y período - Convertibilidad - Crisis - post convertibilidad 61
2005-2007
14
2002-2004
15
12 18
0
20
19
24
62
1992-2001
6
30 20
40
60
Europa América Central y Caribe Otras Regiones
2
10 80
6 2 100
120
América del Norte América del Sur
Fuente: Elaboración Propia en base a datos Lopez Andres (OIT Buenos Aires) Ejercicio piloto para evaluar el curso de la Declaración sobre las Empresas Multinacionales de la OIT
El fuerte peso de las EMN en la economía argentina se expresa, por ejemplo, en el dato de que más del 75% de las exportaciones del país es realizada por dichas empresas. En contraste, generan apenas el 12% del empleo en los sectores de industria, comercio y servicios (excluyendo construcción y suministro de electricidad, gas y agua), lo cual muestra que, previsiblemente, las EMN son de mayor tamaño promedio que las firmas locales y usan técnicas intensivas en capital. Las EMN no contribuyeron ni a crear ni a destruir empleo, ni tampoco parecen pagar mayores o menores salarios que las firmas locales. Sin embargo, las EMN sí tienen una tendencia a usar más empleo calificado y en ellas la brecha salarial entre trabajadores calificados y no calificados es mayor que en las empresas locales. El estudio realizado por Chudnovsky demuestra que si bien no facilitaron la creación de empleo, si propendieron al crecimiento de la brecha salarial, ya que fueron netamente absorbentes de mano de obra
28
Marita González
calificada21. Este trabajo de investigación demostró que existen evidencias de un diferencial salarial en los trabajadores del sector industrial. En base a los resultados de las regresiones se desprende que un aumento del 10% en la presencia extranjera origina un incremento del 1,02% en los salarios de los trabajadores calificados. Por lo tanto, la IED parece haber contribuido a la expansión de la desigualdad salarial en Argentina derivado del uso de nuevas tecnologías. Finalmente, un trabajo de Chudnovsky et al (2006) muestra que la presencia de EMN generó efectos negativos sobre la productividad de las firmas locales. Este tipo de inversión extranjera directa, sobre todo en áreas que fueron altamente oligopólicas o monopólicas, generó impactos negativos sobre los competidores locales de las EMN, en tanto los arrinconó en su economía de escala, y por tanto, perdieron productividad. En tanto, si bien las EMN han avanzado en general en los últimos años hacia la introducción de criterios de polivalencia y flexibilidad laboral, la transferencia de nuevas competencias en la fuerza de trabajo y hacia la descentralización de las negociaciones salariales, ello también parece haber ocurrido en la mayor parte de las grandes empresas que operan en la Argentina, producto de las circunstancias del entorno económico y productivo local e internacional.
Conclusiones sobre la heterogeneidad productiva argentina El concepto de heterogeneidad estructural de la Argentina, alude que la inelasticidad del producto- empleo, los núcleos duros de informalidad y precarización, la limitación del nuevo modelo económico implementado a partir del 2003 en Argentina, no se explica exclusivamente por la apertura económica argentina, sino que refiere a factores estructurales del aparato productivo, donde el cambio de rumbo permite un mejoramiento circunstancial de los indicadores sociolaborales, en coyunturas macroeconómicas favorables, pero no logra romper con la segmentación laboral y la dualidad social que define hoy a la 21
Chudnovsky et al (2006) op. Cit. Pp 54
29
Marita González
Argentina. La heterogeneidad productiva se define por la existencia de una diversificación intersectorial de la economía basada en la productividad y su participación en el producto nacional. De acuerdo a los estudios realizados por Lavopa (2008) en la Argentina se observan dos períodos bien diferenciados, el período de las reformas económicas – Convertibilidad- y el período del 2002- 2008. En el cuadro 1, se refleja dicha clasificación. Cuadro 1 – Clasificación de las Actividades Productivas de acuerdo a la productividad. Tipo de Actividad Enumeración de actividades Actividades Transables Minería de Productividad Alta Gráficos – Edición e Impresiones Sector Petroleo y derivados Metalúrgica Actividades Transables Silvicultura y Pesca de Productividad Media Fabricación de Alimentos, Bebidas y Tabaco Industria Textil Vestimenta, Cuerpo y Calzado Fabricación de Papel y Productos de Papel Química Caucho y Plásticos Fabricación de maquinarias y equipos Fabricación de Instrumentos médicos, ópticos, de precisión y relojería. Fabricación de Material de Transporte Ganadería Agricultura Actividades Transables Fabricación de Madera y derivados de Productividad Baja Fabricación de productos minerales no metálicos. Actividades No Generación y Distribución de energía eléctrica. Transables de Fabricación y Distribución de Gas Productividad Alta Hotelería Transporte por vía acuática y vía aérea Comunicaciones Intermediación Financiera (excepto seguros) Actividades Inmobiliarias Actividades No Captación, depuración y distribución de agua Transables de Transporte por vía Terrestre Productividad Media Seguros Servicios a Terceros y Servicios Profesionales 30
Marita González
Actividades de servicios sociales Asociaciones Civiles Actividades No Construcción Transables de Comercio Mayorista y Minorista Productividad Baja Restaurantes Agencias de Viajes Servicios de Saneamiento Servicios Personales, de reparación, actividades deportivas y culturales. Servicio Doméstico Sector Público y Administración pública y defensa actividades afines Enseñanza pública y Privada Salud Pública y Privada. Fuente: Lavopa Alejandro (2008)22 De acuerdo al modelo de insumo- producto (MIP97), durante el período de Convertibilidad, los sectores de mayor productividad (núcleo hegemónico de la economía) tanto de bienes transables como de no transables generaron en 1997 el 26% del Producto nacional, mientras que los sectores de baja productividad, solo el 4%. Si se analiza la década del ’90, se podrá observar que el sector que mayor participación tuvo en el PBI resulta de los bienes no transables de alta productividad, es decir las empresas privatizadas (Generación y Distribución de energía eléctrica, gas, transporte, comunicaciones, sistema financiero) y servicios tales como hotelería. Sin embargo si se observa el Gráfico 8, se podrá visualizar que su participación en el crecimiento de empleo, asciende a un escueto 3%. En la otra punta,
se encuentra representado el sector de bienes no transables de baja
productividad, sector que generó el 44% del empleo. Ello, explicaría, la polifacética metamorfosis del empleo, que tendió a su precarización e informalidad.
22
Lavopa Alejandro (2008). “Crecimiento económico y desarrollo en el marco de estructuras productivas heterogéneas. El caso argentino durante el período 1991- 2006. En Lindemboim, Javier (2008) Trabajo, Ingresos y Políticas en Argentina. Contribuciones para pensar el siglo XXI. Eudeba, Buenos Aires. Pp 166- 167.
31
Marita González Gráfico 8: Participación en el Producto, Empleo y Productividad de acuerdo a sectores productivos (1997) Participación en el PBI 70%
63%
Participación en el Empleo
Productividad Promedio
63%
60% 50%
44%
40% 30%
21%
20% 10% 0%
24% 13% 11%
5% 1%
27% 18% 12% 11%
3%
14% 10% 7%
12%
20% 15% 15%
Bienes Bienes No Bienes Bienes No Bienes Bienes No Sector Públic Transables de Transables de Transables de Transables de Transables de Transables de y Afines Productividad Productividad Productividad Productividad Productividad Productividad Alta alta Media Media Baja Baja Fuente: Elaboración Propia en base a datos Lavopa A (2008) de acuerdo a MIP97
Si se analiza comparativamente el período 1991- 2001 con el pos devaluación, Gráfico 9, se expone que los bienes no transables en la primera fase de inestabilidad la participación en el producto cayó estrepitosamente de 39% al 18%, para luego estabilizarse en un 29%. Por el contrario, los bienes no transables de baja productividad se duplicaron. En dicho sentido, el sector de la construcción constituyó uno de los ejes motores de la economía de la posdevaluación y queda ilustrados en el gráfico de referencia. Si el crecimiento se dio en los sectores de baja productividad, el incremento del empleo estuvo acompañado por una persistente informalidad y precariedad del trabajo. El problema se explicita en forma elocuente, el crecimiento económico pos devaluación no vino acompañado de un crecimiento del empleo de calidad. Efectivamente la desocupación cayó en 13 puntos porcentuales, sin embargo, la informalidad sigue siendo un mecanismo de segmentación laboral y constituye un factor inescindible de la inelasticidad que muestra la distribución del ingreso. 32
Marita González Gráfico 9: Participación al crecimiento del Producto de acuerdo intersectorial Período 1991 - 2006
45% 40%
41%
39%
38%
35% 30%
29%
25%
20%
20% 15%
12% 11%
10% 5%
18% 18% 9%
7%
6%
8% 6%
6%
5%
4%
3%
5% 0%
13%
1991- 2001
2002-2004
1% 2004-2006
Bienes Transables de Productividad Alta
7%
3%
1%
Bienes No Transables de Productividad alta
39%
18%
29%
Bienes Transables de Productividad Media
5%
18%
13%
Bienes No Transables de Productividad Media
11%
9%
8%
Bienes Transables de Productividad Baja
6%
5%
4%
Bienes No Transables de Productividad Baja
20%
41%
38%
Sector Públic y Afines
12%
6%
6%
Fuente: Elaboración Propia en base a Dirección de Cuentas Nacionales Ministerio de Economía
33
Marita González
Capítulo 2. Cambios de Gestión Empresarial como dispositivos de control laboral Los procesos de reforma del Estado y apertura económica descriptos en los capítulos anteriores interpelan aún a las disciplinas sociales, económicas y culturales en la Argentina. Las profundas transformaciones en la gestión del trabajo requieren poner de manifiesto no sólo los variados mecanismos de desafiliación social de los y las trabajadores/as, sino también las formas más sutiles desarrolladas para lograr un consentimiento implícito para aquellos que lograron mantenerse en el interior del sistema productivo. Es un lugar común afirmar que la fuerza del movimiento obrero argentino exigió por parte del paradigma de la doctrina de seguridad nacional en la década del ’70 y del paradigma del Consenso de Washington en la década del ’90 estrategias empresariales para retomar el control social a través del disciplinamiento de los trabajadores/as en las unidades productivas modernas y, mecanismos de precarización extrema en las unidades productivas marginales. En la Argentina, así como en otros países que sufrieron los ajustes estructurales, emergió una nueva doctrina gerencial empresaria (managment) que abrevó por el “trabajador flexible” y comprometido con la elevación de la productividad del trabajo, la eficacia y la eficiencia. El impacto en las relaciones laborales se plasmó no sólo en cambios normativos destinados a la “flexibilización y precarización”, sino también en las prácticas cotidianas de los/as trabajadores/as. Simultáneamente se desplegaron estrategias de deslegitimación y exclusión de las voces de resistencia. El objetivo principal consistió en sustituir la colaboración entre compañeros/as por la competencia entre sí, en un proceso histórico signado por la desocupación creciente, e implantar la cooperación unilateral hacia la empresa. Habida cuenta que el régimen laboral anterior se sustentaba en un modelo de fijación del empleo, mediante una relación contractual estabilizada, una alta sindicalización y 34
Marita González
una movilidad casi asegurada de la fuerza de trabajo, con negociación colectiva centralizada23 (Mournier, 2001), los cambios en la gestión empresarial conformaron un conjunto de nuevas prácticas que definieran un nuevo perfil cultural del trabajo. La siguiente enumeración no constituye un listado concluido de mecanismos de managment empresarial, sólo algunos elementos prevalecientes de las nuevas formas laborales. 1. Despolitización de las relaciones laborales. Conformó el primer elemento de disciplinamiento social, en primer lugar a través de la existencia cada vez mayor de desempleados que presionaron al interior de los incluidos como amenaza de exclusión próxima futura. La finalidad buscada fue la “desestabilización de los estables”, con diversas modalidades de actuación. La despolitización se logró a partir de la primacía de los convenios por empresa y, en forma simultánea, la casi desaparición del convenio colectivo por rama de actividad. Los conflictos laborales se tornaron órbita del derecho privado, escindiéndolo del impacto en el espacio público y por tanto, de índole meramente individual. La mercantilización de las relaciones laborales implica colocar al trabajo en un marco normativo propio del derecho comercial, y excluirlo de la tutela laboral específica que define la OIT y en la cual la Argentina poseía una amplia historia del derecho laboral. Si el trabajo volvió a ser considerado una mercancía, eso se debió también a la existencia de regimenes diferenciados y en particular de una extensión de las contrataciones por locación de obra y de servicios, que se redefinió en la normativa argentina como Monotributo. 2. El vaciamiento del saber hacer acumulado por trabajadores/as con importantes trayectorias profesionales en las empresas. La formación profesional, que poseía una amplia historia que conjugaba la participación sindical en los procesos de recalificación laboral, se escindió de todo control obrero, emergiendo la gestión por competencias, la profesionalización de los mandos y las evaluaciones por desempeño. 23
Mournier, A. (2001) The Three logics of skill. Acing working paper number 66. University of Sidney.
35
Marita González
A diferencia de lo que ocurre en los países desarrollados donde la experiencia ocupa un rol relevante en el proceso de producción, en la Argentina, sobre todo en el núcleo hegemónico de la economía (empresas privatizadas, multinacionales, grandes firmas) se tendió a sustituir mano de obra calificada por antigüedad con modalidades precarizadas de pasantías juveniles, portadores de títulos habilitantes, pero con una gran brecha entre la formación técnica formal y la práctica concreta en el lugar del trabajo. Dicha estrategia empresarial fue posible a partir de la Ley de Empleo 24.013 (1991) que permitió forma de contratos promovidos en modalidades especiales – pasantías, aprendizaje y regímenes particulares. La nueva cultura corporativa, entonces, coloco a los un nuevo colectivo “los jóvenes profesionales” la función de evaluar los ajustes hacia el interior de las empresas, generando tensiones entre aquellos que poseían la experiencia acumulada de trabajo y que a partir de este nuevo mangament fueron excluidos. Sin embargo, en la práctica, ante la necesidad de esos “antiguos trabajadores/as”, la estrategia empresarial fue la tercerización y la externalización. Externalizar o tercerizar a estos trabajadores “viejos” constituyó a la vez excluirlos de las carreras profesionales dentro de las firmas y en general, se degradaron sus condiciones laborales. 3. Los círculos de calidad concedieron a los mandos altos y de supervisión una relación de copresencia con los/as trabajadores/as, donde la finalidad fue recrear una cultura de colaboración con las empresas a través de la solución pactada, pero solo de aquello que tuviera que ver con las insatisfacciones cotidianas de menor cuantía. Para ello se segmentó a las plantillas de trabajadores, creando un vínculo directo con los sectores no conflictivos, soslayando o incluso excluyendo a los/as trabajadores/as que tuvieran actuación sindical. El propósito es “medir los comportamientos”, que construye un entramado complejo de relaciones subjetivas, donde el componente 36
Marita González
colectivo de la producción social se diluye, emergiendo culturas individualistas que cercena los posibles lazos sociales. 4. La competencia entre trabajadores/as se realizó a partir de diferentes singularidades: la segmentación entre trabajadores con contrato por tiempo indeterminado y los contratados a término, los terciarizados, los subcontratados, el trabajo en equipo a través de dispositivos de competencia entre sí, las recompensas y los beneficios heterogéneos que construyeron rivalidades, el trabajo por células. 5. La nueva gestión del trabajo se tradujo en segmentaciones de ingresos, movilidades y carreras profesionales basados en la cooperación y adhesión a la firma, y la reprofesionalización de los mandos intermedios y altos, a través de las agencias de “recursos humanos”. En las empresas privatizadas y las multinacionales se impuso la dirección por objetivos que buscó fortalecer la organización de todo el personal en la consecución de los fines de la empresa y debía ser demostrada no solo en la aptitud profesional sino también en las “actitudes”. Esta subjetivación de las relaciones laborales, imprimió una ruptura más con el sistema de solidaridades preexistente. Definió escalas salariales diferenciadas, premios por productividad, responsabilización de los propios/as trabajadores/as y un relajamiento de las medidas de seguridad y salud, de prevención de riesgos del trabajo, de la extensión de la jornada laboral no paga, de la primacía de los saberes corporativos en detrimento de los saberes técnicos24. En dicho sentido, el resultado de ese cambio, replicó en una depreciación continua de los saberes productivos y una alta valorización de los procedimientos. Esta nueva cultura empresarial, impregnada de las escuelas gerenciales norteamericanas, buscó en forma inmediata quebrar la solidaridad entre los/as trabajadores/as y eliminar las
24
Figari, Claudia; Palermo Hernán (2009). “Prácticas hegemónicas empresariales, dispositivos de control laboral y valorización de la experiencia”, en Revista THEOMAI. Estudios sobre Sociedad y Desarrollo. Pp 59 a 75. Primer Semestre.
37
Marita González
conquistas laborales, en particular el convenio colectivo de trabajo, y redefinir la disciplina en los puestos de trabajo. 6. Paralelamente a la estrategia enmarcada a la Definición por Objetivos (DXO) se instrumentó la denominada Gestión por Compromisos (GxC). Siguiendo a (Figari: 2007), este mecanismos gerencial se define como un “programa que “gestiona el capital humano”, de forma individualizada, apelando ala autonomía y la iniciativa, comprometiendo más al “empleado” con su trabajo y redefiniendo el rol de las jefaturas. Al mismo tiempo se apela a la “colaboración” para cumplir con los objetivos del equipo. La forma de gestionar a la vez lo individual y lo colectivo señala un importante desafío para los mandos, quienes deben demostrar y gestionar en forma cotidiana su profesionalidad y compromiso para administrar y gestionar la conflictividad derivada de las normalizaciones y diferenciaciones. De todos se espera la colaboración, pero de todos se requiere la competencia para la “mejora continua”. El individualismo y la meritocracia se acompañan con fuerza con un discurso corporativo que aboga la paz social y los objetivos compartidos”25.
Resumiendo, se puede afirmar que la necesidad de aumento de la productividad de los capitales en nuestro país se debió a la reorganización socio - técnica de la producción, la reducción del número de trabajadores, de la intensificación de la jornada de trabajo de los empleados, el surgimiento de los CCQ’s (Círculos de Control de Calidad) y de los sistemas de producción just-in-time y kanban, entre otros. Si la innovación tecnológica fue segmentada y limitada a pocas empresas, tal como se verificó a lo largo de este trabajo, ello no hizo que se desestimara técnicas toyotistas de producción, que se desarrollaron a través de la
25
Figari, Claudia (2007) “Competencias, mejora continua y pedagogía empresaria: crítica al patrón normalizados/evaluador en el orden laboral y profesional”. En V Congreso Latinoamericano de Sociología del Trabajo: “Hacia una nueva civilización del trabajo”. ALAST, Montevideo, 18 al 20 de abril.
38
Marita González
implantación de los recetarios oriundos de la acumulación flexible y del ideario japonés y otros similares, de la intensificación de la lean production, de las formas de subcontratación y de la tercerización de la fuerza de trabajo, de la transferencia de plantas y unidades productivas. Incluso, las empresas tradicionales, como la industria textil, sobre la imposición de la competencia internacional, pasaron a buscar, más allá de incentivos fiscales combinados con una fuerza de trabajo sobrante, niveles más bajos de remuneración de la fuerza de trabajo, sin experiencia sindical y política, poco o nada taylorizada y fordizada, carente de cualquier ocupación laboral26. Los cambios en las estrategias de gestión empresarial se asentaron muy especialmente en los procesos de tercerización y externalización productiva, generando una heterogeneidad en el aparato productivo y social argentino, proceso que se estudiará a continuación.
26
Antunes, Ricardo (2005) Los Sentidos del Trabajo. Ensayo sobre la afirmación y la negación del Trabajo. Coedición Herramientas y Taller de Estudios Laborales. Buenos Aires. Pp 234 y siguientes.
39
Marita González
Capítulo 3. Caracterización de la estructura social argentina. En Argentina, el fenómeno de la desafiliación social se vincula a las importantes transformaciones en el régimen económico reseñadas en los acápites anteriores, cuyo mayor efecto fue la pérdida del empleo para gran parte de una población que había
vivido,
medio
siglo
antes,
un
sistema
de integración social asociado al
mercado de trabajo. En consecuencia, los altos índices de desocupación se vieron acompañados de una pérdida del sentido de realización personal del trabajador, con efectos disruptivos de las relaciones sociales y familiares, y la pérdida del derecho a acceder a un sistema de protección social. Este proceso de “desafiliación” tiene amplios impactos para la dinámica social, con importantes repercusiones en la vida familiar y la imposibilidad de construir identidades colectivas, que implican el reconocimiento de la diversidad en espacios comunes que son necesarios para enriquecer la individualidad, incorporando valores y normas que favorecen la producción y reproducción de los individuos. En este sentido, la exclusión social no sólo se expresa en la pérdida del trabajo formal, sino que también implica la pérdida paulatina de las capacidades de las personas para disfrutar de la libertad y construir su identidad. La exclusión es entonces una pérdida cualitativa de ciudadanía, que se produce a partir de un debilitamiento de los derechos sociales y que comprende en su forma extrema los derechos civiles y políticos. Las consecuencias de esta reconversión económica y social se plasmaron en la precarización de las condiciones de trabajo y la primacía de nuevas formas de contratación tendientes a mercantilizar las relaciones laborales, y en un incremento en los niveles de desempleo y subempleo. Los índices de desempleo (Gráfico 10) ascendieron a niveles desconocidos en Argentina. Y si bien ya se habían acentuado en el período hiperinflacionario (1989-1990) y luego se habían reducido entre 1991 y 1993 como efecto a corto plazo de la “convertibilidad”, el desempleo se transformó en un problema estructural y ascendente, 40
Marita González
alcanzando un primer pico de 17,5% durante la “crisis del tequila” (México, 1995) y un segundo pico durante la crisis económico-institucional de fines del 2001/2002 (19,7%). El ciclo posdevaluación logró reducir el desempleo en dos puntos porcentuales por año, pero esta evolución positiva se detuvo en el primer trimestre de 2008, con la crisis interna, o “crisis del campo”, y se acentuó con la crisis internacional. Gráfico 10: Tasa de Desocupación en Porcentajes de PEA Fuente: EPH - INDEC
25% 19,70%
20%
17,50% 17,20% 14,90%
15%
17,30%
15,10% 14,30%
13,60%
12,90%
11,60%
11,50% 10,70% 9,60%
10% 5%
17,40%
10,20% 8,50% 7,90%
7,60% 7,50% 7,00% 6,50% 6,30% 6,10% 5,90% 5,60%
5,30% 4,80% 4,80% 4,70% 4,60% 3,70% 3,30% 3,30% 2,60% 2,50%
2008
2006
2004
2002
2000
1998
1996
1994
1992
1991
1989
1987
1985
1983
1981
1979
1977
1975
0%
Uno de los ejes sustantivos de análisis es la relación existente entre PBI (Producto Bruto Interno) y la oscilación en la tasa de empleo. De acuerdo a la premisa neoliberal, el crecimiento del producto redundaría en un crecimiento del empleo. Sin embargo, de acuerdo a los datos empíricos expresados en el Gráfico 11, a partir del cambio del sistema productivo, la desocupación fue inflexible a la tasa de crecimiento del producto, y por el contrario, durante las crisis, tales como la de Tequila y la crisis asiática, la desocupación trepó rápidamente.
41
Marita González
Gráfico 11: Tasa de Variación del PBI y Evolución de Tasa de Desempleo 1980-2006 Desempleo Tasa %
25
-10
-5,86 -7,01
1994
1992
-5,49
1996
5,80
2,53
-2,85
8,11
8,73
10,6 9,30
2006
7,1
3,90
2000
13,3
10,50
1990
-5,42
5,9 7,15
1988
1,5
4,4
1984
0
1982
2,3
1980
5
4,6
1986
10
18,1 14,7
17,2 15,5 15,6 13,8
1998
15
-5
22,0
19,8
2004
20
-3,39
-0,79 -4,41
2002
PBI PM Variación %
-10,89
-15 Fuente: Elaboración Propia en base a datos INDEC y Ministerio Economía
Las tasas de desocupación no afectan por igual a hombres y mujeres, Tal como se observa en el gráfico 12, el desempleo femenino duplica al de varones. Gráfico 12: Tasas de Desocupación Hombres, Mujeres y Total. 1990 - 2007. Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-Base Usuaria, INDEC. Mayo 1990 - 1er Trimestre 2007 25% 20% 15% 10% 5%
20,20% 19,50% 20,30% 19,40% 17,20% 18,90% 17,90% 17,50% 16,40% 15,00% 15,80% 15,80% 15,60% 15,60% 14,60% 15,50% 14,10% 13,60% 13,60% 13,30% 13,00% 12,50% 11,90% 11,80% 11,70% 10,10% 10,00% 8,40% 7,60%7,10%7,70%8,30% 7,20% 6,00%6,50% 7,40%
0%
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Desocupación Hombres
42
Desocupación Mujeres
Marita González
Las altas tasas de desempleo evidenciadas a fines del milenio pasado se asocian directamente con una caída sostenida de la participación de los asalariados en la distribución del ingreso, que precedió a los procesos de reforma económica, pero que se profundizó en el período de la convertibilidad. Si se analiza el período 2002-2007, se puede observar que las mejoras en la distribución del ingreso no han sido sustanciales (Gráfico 13). Gráfico 13: Participación de los asalariados en la renta total (PBI)
60% 50%
1974 50%
1954 55%
40%
1970 42%
1960 37%
30%
1982 37%
1985 32%
1978 30%
20%
1998 26%
1989 25%
10%
1995 23%
2007 26%
2002 21%
0% Fuente: Datos del Ministerio de Economía y del Centro Interdisciplinario de Políticas Públicas (CIEPP)
Si se analiza la distribución del ingreso per cápita familiar el período 1997-2006, demuestra que el mejoramiento de la distribución de la riqueza derramó sobre los estratos medios de la sociedad (Quintil 3 y 4) pero sólo en un punto porcentual, en detrimento del sector más alto de la estructura social (Quintil 5) – Cuadro 2-. Cuadro 2: Distribución del Ingreso según ingreso per cápita familiar. EPH – Octubre 1997 – 2° Semestre 2006 N° de Quintil Escala de % del Ingreso Escala de % del Ingreso Ingresos 1997 1997 Ingresos 2006 2006 Desde Hasta Desde Hasta 1° 0 86 4% 0 167 4% 2°
87
150
8% 43
168
296
8%
Marita González
3°
151
226
13%
297
474
14%
4°
227
397
21%
475
793
22%
5°
399
20000
54%
795
50480
52%
Total
0
20000
100%
0
50480
100%
Fuente: Datos extraídos de Lavopa Alejandro (2008) Un elemento adicional lo constituye la brecha de género en materia de ingresos. El Cuadro 3 refiere a la brecha de ingresos por género de acuerdo a la composición por rama de actividad. En ella, se puede observar que el promedio de la brecha de ingresos asciende 32,87%. Cuadro 3: Composición del Empleo por rama de Actividad. 2007 Ingreso Promedio Rama Actividad Textiles y Confecciones Industria Manufacturera Construcción* Comercio y Restau. y Hot. Transporte, Ser de Correo y Tele Ser Empre, Interm Fin y Ser Inmobiliarios Enseñanza Admin Pub, Ser Soc y Salud, Otros S. Soc Servicio Doméstico* Otras Ramas Sin especificar Total General
Ocupados
Hombres Mujeres Hombres
Distribución de los Ocupados
Mujeres Hombres Mujeres
Tasa Feminidad
Brecha de Ingreso
947.49
542.37
131,207
160,548
2.24
3.83
55.03
42.76
1421.90 813.60
793.27 939.33
874,913 914,726
232,560 28,767
14.93 15.61
5.55 0.69
21.00 3.05
44.21 -15.45
633.31 1,411,941
919,138
24.10
21.92
39.43
36.40
995.82
1357.74 1549.23
564,318
106,685
9.63
2.54
15.90
-14.10
1397.04 1405.10 1199.84 946.88
645,237 168,080
372,067 510,112
11.01 2.87
8.87 12.17
36.57 75.22
-0.58 21.08
1532.57 1070.26 976,615 1,014,487 357.68 315.99 22,295 810,468 1721.38 1028.45 137,993 34,432 1324.00 1084.27 11,898 3,395 1219.60 818.75 5,859,223 4,192,659
16.67 0.38 2.36 0.20 100.00
24.20 19.33 0.82 0.08 100.00
50.95 97.32 19.97 22.20 41.71
30.17 11.66 40.25 18.11 32.87
44
Marita González
Fuente: Elaboración propia a partir de EPH-Base Usuaria, INDEC. 1er Trimestre 2007. En ramas como Construcción y Servicio domestico la escasa participación de alguno de los sexos dificulta el análisis del ingreso, ya que puede haber problemas de captación del mismo en la muestra de la EPH. Si se mide en forma individual la evolución del salario medio real (Gráfico 14) se podrá verificar que sus ingresos superan los de 1993 en solamente un 16%, y esto ha ocurrido en el último bienio. Gráfico 14: Gran Buenos Aires: evolución del Salario Medio Real 1981-2001 Año Base 1993
250
Fuente: Dirección Nacional de Coordinación de Políticas Macroeconómicas, Ministerio de Economía. -EPH -Los datos de 1981y 2001 corresponden a las ondas de abril. Los datos de 1982 a 2000 corresponden a las ondas de octubre. Los datos 2003- 2008 corresponde a EPH Continua - Los valores monetarios corresponden en 1993 a: Pesos 771,60
221 200 177 162 150
109
100
109
118
116,08
100
103
100
96 82 72
76
85
94 91 94 91 91 90 89
97,92 90,11 90,03 83,75 77,57 76,21
50
Año base
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
1986
1985
1994
1983
1982
1981
0
El escaso mejoramiento del poder adquisitivo real, hunde sus raíces en la persistencia y aumento de la informalidad. El nuevo escenario socio-laboral provocó un severo estrechamiento de los márgenes participativos de los trabajadores como integrantes 45
Marita González
plenos de la sociedad, a través de un cercenamiento de los derechos anteriormente adquiridos, el desmantelamiento de gran parte del sistema de protección social asociado al trabajo y como derecho colectivo y la emergencia de inserciones laborales atípicas, informales, precarias, que construyeron un enjambre de segmentación laboral y social. El
proceso de segmentación de la fuerza laboral
produjo no sólo una migración masiva a actividades terciarias y de baja productividad, sino también una extrema heterogeneización ocupacional, cristalizada en el subempleo, la destrucción de puestos de trabajo en el sector formal de la economía, y el cuentapropismo como actividad de “refugio”
27
En comparación con un pasado
relativamente reciente de asalariados protegidos, la vulnerabilidad social actual se observa en la incertidumbre de la vida cotidiana de la población. La informalidad laboral evolucionó en forma más abrupta que el propio desempleo y actualmente alcanza al 40% de la población económicamente activa, tal como lo muestra el gráfico 15.
27
En períodos anteriores, el cuentapropismo no funcionó en Argentina como actividad de refugio, a diferencia de otros países de América Latina. Según el clásico trabajo de Gino Germani Estructura social de Argentina (Editorial Raigal, Buenos Aires, 1954), la categoría del “trabajador autónomo” agrupaba en la población económicamente activa (PEA) a trabajadores preferentemente calificados. Citado en Vinocur, Pablo, Halperin, Leopoldo, (investigación realizada por González Marita, Gurzi Laura) (2004) Pobreza y Políticas sociales en Argentina de los años '90. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (CEPAL). Santiago de Chile. Chile. Serie 85 Políticas Sociales. Abril. Pp 16.
46
Marita González Gráfico 15 Evolución de la informalidad 1989- 2007
60 50 40 30,5
28,7
30 26
20
26
36,3
36
31,2
36,2
34,1 29,3
36,5
48,5
44,2
38,6
35,2
37,6
41,3 31,9
29,7
10
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
0 Fuente: Elaboración Propia en base a datos del Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad Social
La observación de los índices de subempleo (Gráfico 16) deja entrever que el pico de desocupación se registró en 2001-2002, cuando el índice correspondiente femenino trepó al 27% y el de los varones al 21%; con posterioridad la crisis de inicios del presente siglo, decreció la tasa señalada aunque, la distancia inter-géneros de la misma comenzó a manifestar un incremento considerable. Debido a ello, es el desempleo de las mujeres el que incide de manera decisiva sobre la tasa media de aquél28.
28
Halperin Weisburd Leopoldo, Juan Antonio Labiaguerre, Angélica de Sena, Marita González (otros) (2009) Cuestiones de Género, mercado laboral y Políticas Sociales en América Latina. El caso argentino. Cuadernos del CEPED N° 13 (Centro de Estudios Población, Empleo y Desarrollo) CEPED, FCE-UBA, (Septiembre)
47
Marita González
Gráfico16: Tasas de Subocupación* Hombres, Mujeres y Total. - 2007.1995
25.00
20.00
15.00
10.00
Hombres
Mujeres
Total
* Ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas arias yinvolunt desean trabajar más horas. Fuente: Elaboración propia a partir de -Base EPH Usuaria, INDEC. Mayo-1995 1er Trimestre 2007.
Finalmente, es sumamente importante tomar en cuenta a uno de los grupos más abandonados por parte de esta sociedad excluyente: los jóvenes. En la Argentina, la mayoría de los jóvenes son pobres, con insuficiente escolaridad y pocas oportunidades laborales. La precarización del empleo, fundamentalmente las condiciones de contratación y su temporalidad (inestabilidad y estacionalidad) hace que la línea que separa el empleo del desempleo se fragilice y desdibuje. Según la Encuesta Permanente de Hogares, en el tercer 48
1T 07
4T 06
3T 06
2T 06
1T 06
4T 05
3T 05
2T 05
4T 04
1T 05
2T 04
3T 04
1T 04
3T03 4T 03
Oct-02 May-03
Oct-01 May-02
Oct-00 May-01
Oct-99 May-00
Oct-98 May-99
Oct-97 May-98
Oct-96 May-97
May-96
0.00
Oct-95
May-95
5.00
Marita González
trimestre de 2006 la tasa de desocupación de los jóvenes de 15 a 24 años ascendió a 25.1%. Esto significa que el desempleo juvenil es 2.9 veces mayor que el del total de la población y 3.6 veces mayor que el de los adultos de 25 a 59 años. La participación de los jóvenes en el desempleo global alcanza el 44%, aunque éstos solo constituyen el 19.8% de la Población Económicamente Activa (PEA). Asimismo, el segmento más joven es el más vulnerable al desempleo, al igual que las mujeres jóvenes y aquellos con menores niveles educativos. El análisis de la evolución de las tasas de desocupación de los jóvenes, durante el actual período de crecimiento del empleo, muestra una tendencia similar al comportamiento del desempleo general. Sin embargo el grupo de jóvenes que no estudian, no trabajan y no buscan trabajo, que se contrajo solo un 2.9% en el mismo período, muestra la persistencia de condiciones de vulnerabilidad laboral, que demanda intervenciones específicas por parte del Estado. La cantidad de individuos que integran este grupo es aproximadamente 750.000. En la actualidad 4 de cada 10 desocupados son jóvenes de entre los 14 y los 25 años. No menos importante, son las pautas culturales de estos jóvenes, muchos de ellos, ya son tercera generación sin haber conocido el pleno empleo, con padres, e incluso abuelos, en situación de trabajos precarios y esporádicos, lo que conlleva a un cambio en la cultura del trabajo. En el extremo más rico, nos encontramos con la denominada Generación Y, la que se caracteriza por obtener tempranamente certificaciones educativas de alta calificación, pero con muy poca experiencia laboral. En este grupo, se observa que la identidad ya no está asociada al trabajo. El trabajo solo es un instrumento que no crea identidades, como antaño. Del otro extremo, los más pobres, que en la Argentina alcanzan a dos millones y medio de jóvenes, la condena a trayectorias educativas de baja calidad, fragmentarias e interrumpidas. Muchos de ellos, no estudian ni trabajan. Y lo que está en riesgo es la propia reproducción 49
Marita González
de sistema y la profundización de una sociedad dual, donde los excluidos solo son observados como elementos peligrosos. En el sector de jóvenes trabajadores, la individuación de las relaciones laborales, el exiguo conocimiento de sus derechos, remite a una muy baja tasa de sindicalización entre ese grupo generacional, lo que repercute a su vez, en el corto plazo, a la escasa rotación de dirigentes gremiales, a la renovación de cuadros.
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Marita González
Capítulo 4. Las mutaciones en la estructura sociolaboral argentina Una aproximación a los cambios normativos laborales. La hiperregulación. En las antípodas de lo que puede sugerir este título, que expresaría desde un punto de vista neoliberal la visión de la profusa reglamentación protectora del trabajo, se utilizará este término para la gran cantidad de cambios normativos laborales que sufrió el corpus jurídico del mundo del trabajo en la Argentina. El modelo de inserción laboral que promueve la LCT puede ser descrito sintéticamente como un empleo asalariado estable o de duración indefinida, articulado con servicios de salud, institutos previsionales, derecho a la indemnización por despido y otros. En otras palabras, el ámbito actual de aplicación de la LCT, que sus gestores concibieron como pieza central del derecho del trabajo en Argentina en la época de su promulgación, un cuarto de siglo atrás, se encuentra fuertemente recortado, aunque no toda la restricción de su cobertura puede ser atribuida a los cambios de la década del noventa. En efecto, las leyes que regularon las relaciones laborales durante un cuarto de siglo fueron producto de un acuerdo social entre Estado, patrones y asalariados, pero a partir de 1976 la política de disciplinamiento sobre el movimiento obrero y la fragmentación en las modalidades de negociación desbalancearon las relaciones laborales a favor de los intereses patronales. A partir de 1991, con la promulgación de la Ley de Empleo29, se establecieron numerosas modificaciones al sistema de relaciones laborales: reglamentación del derecho a
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Ley Nacional de Empleo de 1991, en el Título III – De la promoción y defensa del empleo, el Capítulo 1 – Medidas e incentivos para la generación de empleo en los Artículos 21 a 26, se establece que el Poder Ejecutivo deberá diseñar políticas en este sentido, que tengan incidencia en el nivel y composición del empleo. Como así también, deberá llevar a cabo acciones referidas a la elevación de los niveles de utilización de la capacidad instalada, promoción del crédito y la inversión para facilitar el cambio técnico y, la recalificación de los trabajadores para adecuarlos a las nuevas formas de organización del trabajo. De este modo, la promoción del empleo vino de la mano de nuevas formas de contratación las denominadas «Modalidades Promovidas»: Contrato como medida de Fomento de Empleo, Contrato por Lanzamiento de Nueva Actividad, Contrato de
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huelga, la revisión de los convenios colectivos en el área estatal, la obligación de negociar aumentos de salarios por productividad y la autorización para negociar por empresa. En 1994, en un contexto de creciente desempleo, se sancionaron nuevas leyes tendientes a reducir los costos del trabajo, en particular, en materia de indemnizaciones por accidentes, enfermedades y despidos, en el entendimiento de que estas medidas al eliminar rigideces reducirían el desempleo. Su implementación otorgó ciertos beneficios a las pequeñas y medianas empresas, para las que se redujeron los costos del despido, y flexibilizó el uso del tiempo de trabajo, posibilitando que las convenciones colectivas definan jornadas diarias máximas superiores a las tradicionales sin que se supere el máximo anual. Cabe recordar que en este período son casi excluyente las negociaciones por empresa antes que por rama de actividad, (Beccaria y Galín, 2002). En 1995 se introdujo el período de prueba que permitió a los empleadores despedir trabajadores durante los tres primeros meses de contrato sin tener que pagar indemnizaciones ni preaviso. Durante ese lapso de prueba, tampoco se efectuaban aportes patronales excepto los correspondientes al seguro de salud. Además, se privatizó el sistema de jubilaciones por lo que se pasó del régimen público de reparto al sistema privado de capitalizaciones. Posteriormente, se estableció la obligatoriedad del aseguramiento de los riesgos derivados de los accidentes y enfermedades por trabajo en empresas privadas creadas con esta finalidad. En 1998 y luego de arduos debates se aprobó la Ley de Reforma Laboral 25.013, la cual permitió revisar el período de prueba y la descentralización de la negociación Bajo este régimen de precarización y aumento creciente de la informalidad los sindicatos se vieron seriamente debilitados.
Práctica Laboral, y Contrato de Trabajo -Formación, de duración determinada con régimen de promoción de empleo.
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En el 2000, con la Ley 25. 250 se produjo otra reforma. Esta nueva ley profundizó el sentido de los cambios ya que estableció la descentralización de la negociación colectiva; la derogación de la ultractividad legal y consolidó un extenso período de prueba. Con ello la agenda flexibilizadora, base de las recomendaciones de los organismos internacionales, buscó perpetuar un modelo que con la crisis del 2001 terminó por resquebrajarse. Por Ley 25877, esta ley fue derogada en el 2004. La etapa que se inicia en el 2002 buscó un punto de ruptura con el pasado reciente y restableció nuevos equilibrios. A partir de entonces, y hasta el 2007, la relación contexto económico relaciones laborales comienzan a transformarse en la medida en que se asienta el nuevo patrón de crecimiento. Dos elementos claves para la consolidación de un modelo más ecuánime de relaciones laborales fueron, por un lado la sanción de la Ley de Ordenamiento Laboral 25.877/2004 que, incorpora en el texto la inclusión del concepto Trabajo Decente como eje de las políticas laborales a todo nivel. Por otro, el hecho de que el sindicato recobra su función de catalizador de las inquietudes de los trabajadores y aunque persisten, en las negociaciones las cláusulas referidas a la flexibilización interna (polivalencia) y externa (formas de contratación) tienen menor peso que en el período neoliberal.
La segmentación sociolaboral argentina En diversos trabajos de sociología del trabajo 30 se esgrime la necesidad de analizar dos fenómenos de la estructura sociolaboral, por un lado, la inserción sectorial-ocupacional de la fuerza de trabajo en tanto expresión de la heterogeneidad estructural a nivel sectorial y ocupacional (empleo asalariado y no asalariado en sectores formal, informal y público) y la 30
Ver Salvia, Agustín(2005); “Segregación y nueva marginalidad en tiempos de cambio social en la Argentina”, ponencia presentada en el 7° Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, ASET, Buenos Aires; ver también Salvia, Fraguglia y Metlika (2006) “¿Disipación del desempleo o espejismos de la Argentina posdevaluación? En Revista Laboratorio. Estudios sobre el cambio estructural y desigualdad social, año 8, N° 19.
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forma de participación y la calidad de los puestos (empleo estable, precario y marginal, subempleo y desempleo en sus distintas formas)- como reflejo de la heterogeneidad de los mercados de trabajo urbanos y su funcionamiento segmentado-. Siguiendo a Salvia, Comas, Gutiérrez Ageitos, Quartuli, Stefani31 (2008) ambas dimensiones permiten componer una matriz económico-ocupacional capaz de describir las características, composición, dinámica de la estructura social del trabajo en la Argentina. En dicho sentido, la segmentación laboral es una consecuencia directa del tipo de organización productiva, pero los mercados y las actividades que conforman estos segmentos se mueven e interactúan acompañando las fluctuaciones macroeconómicas. En dicho contexto, podemos encontrar los siguientes segmentos laborales, sin perjuicio que cada segmento a su vez pueda ser estudiado analíticamente y encontrar nuevos subconjuntos que fragmentan aún más a la clase trabajadora. En primer lugar, un segmento de empleo protegido caracterizado por empleos a tiempo completo o parcial pero con estabilidad laboral, inscripción en la seguridad social e ingreso mínimo garantizado; este constituiría un núcleo hegemónico de la economía; en segundo lugar un segmento laboral secundario (empleos a tiempo completo o parcial sin estabilidad laboral o cobertura social pero con ingresos por sobre los mínimos de subsistencia) caracterizado por la vulnerabilidad, y finalmente un tercer segmento o núcleo, caracterizado por la marginal (trabajos generalmente a tiempo parcial, sin protección laboral ni cobertura social y con ingresos por debajo de los mínimos de subsistencia). Según el estudio realizado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Argentina, hacia el 2005, estos segmentos se distribuían tal como se muestra en el Cuadro 4.
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Salvia, A. Comas, Gutiérrez Ageitos, Quartulli, Stefani (2008) “Cambios en las estructura social del trabajo bajo los regímenes de convertibilidad y posdevaluación. Una mirada desde la perspectiva de la heterogeneidad estructural” en Lindemboim, Javier. Trabajo, Ingresos y Políticas en Argentina. Contribuciones para pensar el Siglo XXI. Editorial Eudeba, Buenos Aires. Pp 124 y subsiguientes.
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Cuadro 4: Porcentaje de Trabajadores ocupados según formalidad y unidad productiva Unidades Unidades Hogares Sin Totales Formales Informales Especificar Ocupados 52,1% 0,3% 0,9% 53,3% Formales Ocupados 13,7% 19,9% 7,9% 3,6% 45,1% Informales Sin ----------1,6% 1,6% Especificar 65,8% 19,9% 8,2% 6,1% 100 Fuente: MTEySS en base a datos EPH 2005 – Módulo de Informalidad. Nota: es necesario tener en cuenta que luego del 2006 por cambios metodológicos del INDEC, los datos no son considerados fiables por las bases estadísticas independientes. No obstante, si se puede afirmar que en el área de trabajadores en hogares, particularmente en servicio doméstico, el plan de regularización laboral ha incrementado en un porcentaje escaso el trabajador/a formal en dicha actividad. El ilustración 1 expresa una de las formas más desarrolladas de precarización del trabajo, tal es, la informalidad en las unidades productivas; no obstante, es necesario realizar un subclasificación más para dar cuenta de la complejidad del fenómeno. Para intentar ilustrar las diversas modalidades de precarización laboral, se tomó la clasificación de Palomino y Díaz32 (2000), para luego diversificarla, de tal forma que contenga casi todas las formas difusas de relaciones laborales, tal como se muestra en la Ilustración 1. En dicho dibujo, por un lado se distribuye el sector privado basado en relaciones de mercado, tanto en unidades productivas tradicionales, como en unidades domésticas; por otro lado, se analiza el sector público, el cual también ha sufrido mutaciones de depreciación de la relación laboral asalariada plena, y por último se describe al tercer sector, que también adquiere sus particularidades. 32
Palomino, Héctor y Díaz, Aloy (2000) “Sobre las fronteras jurídicas y sociales del trabajo asalariado en Argentina. Análisis realizado sobre una selección de fallos de la jurisprudencia laboral en Argentina entre 1993 y 1997” en Revista Sociologías, Rio Grande Do Sul, Brasil, Nº 2.
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Marita González D ib u jo 1: L as m o d alid ades de p recarizació n del trabajo E S TA D O
R E M U N E R A C IÓ N M O N E T A R IA
S E C TO R P R IV A D O
P R E C A R IZA CI ÓN Q U E IN V A D E TO D A S LA ÁRSE AS
S U B O R D IN A C IÓ N T R A B A JA D O R E S PERM ANENTES
P LE N O S
N EW M A N A G M E N T
T E R C IA R IZ A C IÓ N T R A B A JA D O R E S P O R P R E S T A C IÓ N D E S E R V IC IO S
A U TO N O M ÍA
T R A B A JA D O R E S P O R P R E S T A C IÓ N D E S E R V IC IO S
S U B C O N T R A T A C IÓ N D E S C E N T R A LIZ A C IÓ N T E L E T R A B A JO
TE R C E R S E C T O R
E C O N O M ÍA D O M É S TIC A
C O O P E R A T IV A S
F U N D A C IO N E S - O N G S
O R G A N IZ A C IO N E S C O N V O L U N T A R IA D O
E C O N O M ÍA SUBTERRÁNEA D O M É S T IC A
T R A B A JA D O R A S DEL HOGAR A YU D A F A M IL A R
S IN R E M U N E R A C IÓ N M O N E T A R IA
El segundo eje de coordenada se refiere al grado de autonomía o subordinación que los/as trabajadores/as poseen respecto a su empleador. Un tercer eje de relación se identifica por la existencia o no de remuneración monetaria u otras formas. Siendo así, se demuestra que el fenómeno de la heterogeneidad laboral en el marco de una estructura productiva segmentada, constituye un problema de difícil abordaje, ya que es posible encontrar en cada segmento, trayectorias individuales laborales de diversas características, con protecciones y tutelas laborales disímiles y sobre todo, con diferentes estrategias de precarización por parte del sector empresarial, pero también con la anuencia de reformas normativas jurídicas que facilitaron el proceso de segmentación. Con las consideraciones necesarias, se intentará sintetizar las características de precarización de cada uno de estos segmentos.
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La Precarización en el Sector Público. Históricamente, el sector público constituía un colectivo de trabajadores estables, conformado por la administración nacional, las provinciales y las municipales y los diversos servicios estatales (como educación y salud). Sin embargo, la Ley de Reforma del Estado dictada en 1991 congeló la carrera profesional burocrática del Estado e impidió nuevos ingresos al sector público en relación de dependencia. De tal forma que fue impedido aumentar la planta de trabajadores dependientes del Estado, el cual alcanzaba en 1989, el 17% de los trabajadores/as. Sin embargo, este impedimento no se pudo sostener a corto plazo y fue así que se extendieron la contratación de servicios. Esto es, una forma de mercantilización de la relación laboral, a través de contratos por tiempo determinado, o simplemente como trabajadores eventuales. Estas modalidades de precarización alcanzaron cifras exorbitantes, hasta tal punto que a finales de dicha década, el 20% de los trabajadores del Estado, se hallaban en una situación de precariedad laboral similar a la del sector privado. Con el argumento de profesionalizar sus tareas y a favor de la multiplicación de créditos externos de organismos multilaterales, el Estado estimuló la multiplicación de personal contratado bajo la figura de la prestación de servicios. La obligación de los trabajadores (sean o no profesionales) sujetos a este status de prestadores de servicios independientes es la de proveerse por sí mismos un servicio médico y aportar individualmente a la seguridad social, lo que releva de esas responsabilidades a los empleadores y constituye un caso límite de individualización del trabajo 33 .
Estos
trabajadores, llamados “los Monotributistas” han logrado en los últimos años una incorporación “temporaria” o a “planta permanente” en el Estado. Sin embargo, aún constituyen un amplio conjunto de relaciones de trabajo encubiertas en figuras mercantiles individuales. El Sector privado, muestra el mismo fenómeno pero agravado por su extensión 33
Palomino, Héctor y Díaz, Aloy 2000 op cit. Pp 160.
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y por la propia lógica de atomización de políticas públicas, que por un lado desde el Ministerio de Trabajo se expresa la necesidad de regularizar este tipo de relación de dependencia encubierta, y por el otro, la Administración Fiscal de Ingresos Públicos (AFIP) cuya filosofía consiste en la recaudación impositiva y coloca el acento de responsabilidad fiscal en los Monotributistas que no realizan en tiempo y forma los aportes impositivos correspondientes. La precarización en el Sector Privado Durante la década del noventa se promulgaron varias normas que modificaron las regulaciones laborales vigentes hasta la década anterior. Dado que esas modificaciones se realizaron sin sustituir las principales leyes laborales, esto introdujo cierta confusión normativa. Incluso, algunas modificaciones se realizaron a través de la jurisprudencia, es decir, mediante nuevas interpretaciones judiciales de antiguas normas. De este modo, en el curso de sólo cuatro años, se promulgaron normas que restringían la estabilidad laboral de los empleados públicos, restringían el derecho constitucional de huelga en los servicios públicos, habilitaban nuevas formas de contratación “flexibles” que afectaron el modelo predominante del contrato de trabajo por tiempo indeterminado y, finalmente, habilitaban la negociación colectiva en el ámbito de las empresas, lo cual afectaba el modelo de negociación centralizada en el nivel de la rama de actividad. Ya se ha hablado, en los párrafos precedentes sobre la situación de precariedad de los “Monotributistas”, donde el trabajo se ha mercantilizado, se ha tornado una relación contractual escapando de cualquier margen de relación asalariada. En algunos casos extremos esta nueva modalidad adquirió la forma de nuevos “microempresarios”, tal como ocurre en caso de los peones de taxi. La difusión de esta modalidad de trabajo erosionó la capacidad de representación y de afiliación sindical, en la medida que los prestadores de servicios están obligados a moverse de un contrato al siguiente porque carecen de 58
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estabilidad. Asimismo afectó la propia identidad de los trabajadores, que fue sustituida en parte por una nueva identidad profesional, pero que en la cotidianeidad no cuaja con la capacidad adquisitiva individual ni con la cultura laboral preexistente. La autonomía es solo una ilusión que oculta relaciones de subordinación y de precarización.
Descentralización – Subcontratación y Tercerización. La descentralización productiva, introdujo al marco normativo elementos de externalización o tercerización. Los primeros pasos, fueron la tercerización de labores de carácter secundario, tales como el mantenimiento, sistema de transporte, limpieza, comedor, portería, vigilancia, entre otros. Ello tuvo consecuencias en la representación sindical, en la medida que muchos de los trabajadores afectados a esas tareas, dejaron de pertenecer al gremio de actividad del núcleo de la planta, empresa o fábrica. Siguiendo a Ermida Uriarte y Colotuzzo (2009), la tercerización se produce cuando la empresa contrata con terceros confiándoles el cumplimiento de actividades de apoyo o periféricas o simplemente descentralizadas en relación a la organización originaria. En el ámbito de la OIT, el Informe V 34 describe las “relaciones triangulares” y hace referencia a la ejecución de obras y prestación de servicios, y al suministro de personal mediante contratos comerciales, como las dos categorías que constituyen el origen de las relaciones triangulares. La descentralización y/o tercerización es una realidad de carácter social y económica que emerge con diversas figuras jurídicas, tales como la subcontratación, la intermediación, y el suministro de mano de obra35. Como afirman los autores citados, el intento de establecer un Convenio en OIT para obstaculizar o evitar que estas modalidades
34
OIT Informe V (2005). La relación del trabajo. 95° reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, Ginebra, página 44. 35 Ermida Uriarte, Oscar; Colotuzzo, Natalia (2009) Descentralización, Tercerización, Subcontratación. Oficina Internacional del Trabajo, Uruguay. Pp 21 y siguientes.
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contractuales negaran los derechos laborales, se vio dificultada por la negativa de los empleadores y de algunos gobiernos36. En la Argentina (ver ANEXO 1), existe regulación sobre los servicios que pueden externalizarse, y en lo que refiere a la contratación de trabajadores eventuales, se promulgó el Decreto 1694/2006 que enuncia las tareas plausibles de contratación. Asimismo, se intenta regular las actividades de las empresas de trabajadores eventuales, un viejo anhelo de los constitucionalistas y laboralistas argentinos, que datan del primer proyecto de Ley del Trabajo de 1907, nunca sancionado 37 . Las empresas proveedoras de mano de obra permanente se encuentra prohibida dando lugar a que el vínculo laboral se tenga por establecido directamente con la empresa usuaria, sin perjuicio de la responsabilidad solidaria del proveedor38. En la práctica, las relaciones triangulares que afectan a personas físicas, concluyen en el sistema de locación de servicios o de obra descriptos como el conjunto de monotributistas. Sin embargo, el sistema más conflictivo está relacionado con la externalización a través de un contratista o subcontratista que contrata trabajadores/as bajo su propia dependencia, a los que organiza y, bajo su dirección, afecta al cumplimiento de la obra, trabajos o de los servicios que se comprometiera a ejecutar, sirviéndose de equipos, herramientas, y otros medios de producción. Al no existir una definición jurídica, el contrato que vincula al contratista o subcontratista es de naturaleza estrictamente comercial39. Cabe mencionar que a partir de la vigencia de la Ley 25013 de 1998, el empresario principal será solidariamente responsable por las obligaciones de sus contratistas o subcontratistas
36
Ermida Uriarte, Oscar; Colotuzzo, Natalia (2009) Op. Cit pagina 35 Joaquín V. González – constitucionalista argentino- presentó en 1904 el Primer Proyecto de Ley del Trabajo, que ya en su capítulo 4 regulaba las agencias eventuales. No fue sancionado por la negativa del sector empleador que impulsó un cabildeo con diversos actores políticos e incluso con el movimiento obrero para que ni siquiera fuera tratado. 38 Goldí, Adrián y Feldman Silvio citado por Ermida Uriarte, Oscar; Colotuzzo, Natalia (2009) pagina 65. 39 Ermida Uriarte, Oscar; Colotuzzo, Natalia (2009) op. Cit PP 51 y 52 37
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respecto del personal, en materia de seguridad social, en caso que incurrieren en incumplimientos en esta materia. En la Argentina la descentralización o externalización cumplió y sigue cumpliendo, sin perjuicio de las nuevas regulaciones, un rol disciplinador de la mano de obra, un vaciamiento de las organizaciones sindicales al verse disminuidos sus afiliados, y en general es utilizado para precarizar al conjunto de trabajadores externalizados a partir de peores condiciones de empleo y remuneración, inestabilidad laboral, prácticas antisindicales, flexibilidad en materia de condiciones de salud, seguridad e higienes, y desprotección social. El caso más extremo son los monotributistas, tal como fuera enunciado en diversos capítulos de este trabajo. Los trabajadores informales se localizan en actividades donde prevalece la subcontratación. En muchas ramas de actividad, como la rural, la estacionalidad genera cortes pronunciados en el personal del tipo centro (estable)/ periferia (inestable), que son estimulados a través de estrategias de gestión empresarial. Cuadro 5: La CSA ha sistematizado las ventajas desde el punto de vista empresarial sobre la tercerización40, a saber: - Aumenta el acceso a mejores y más eficientes procesos de gestión. - Permite realizar actividades que no han alcanzado la escala de producción adecuada. - Aumenta el acceso a mayores conocimientos y habilidades. - Reduce costos de equipamiento, materias primas e inmuebles. - Aumenta la rapidez de llegada a los mercados. - Reduce el ciclo de desarrollo del producto. - Aumenta el acceso a tecnología de vanguardia. - Ahorra conocimientos y talento, al incluir Investigación y desarrollo. - Facilita la innovación constante. - Asegura que el desempeño y el valor agregado se mantenga por encima de los competidores. - Facilita el liderazgo. - Permite el acceso a grupos de expertos interdisciplinarios. - Permite el acceso a estándares de calidad internacionales. - Aumenta la diferenciación y competitividad de las empresas. 40
CSA. Primera Reunión Técnica de Autoreforma Sindical Oficina Regional de la OIT. Lima, 27-28 abril 2009. Con el apoyo del Proyecto FSAL. PP 41 Y 42
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- Permite la utilización más eficiente de los insumos. - Ajusta mejor la plantilla a las necesidades de producción. - Reduce de forma sostenida los costos. - Permite alcanzar el volumen ideal de producción para cada fase del proceso productivo. - Adecua la relación entre volumen producido y retorno, en cada fase del proceso productivo. - Facilita la gestión empresarial, pues tiende a disminuir la diversidad de las formas de organización de la producción y del trabajo. - Permite alcanzar el volumen de producción ideal de cada proceso. - Reduce costos y mejora el control de desempeño y calidad al realizar un número menor de procesos. - Dota a las empresas de la flexibilidad necesaria en mercados muy cambiantes y caracterizados porque los productos tienen cada vez ciclos de vida más cortos. - Permite alcanzar y mantener posiciones competitivas y rentables en el mercado, mediante la reducción sostenida de costos a través del reajuste de procesos. - Permite a la empresa identificar las funciones críticas en las cuales debe desarrollar competencias. - Permite alcanzar los objetivos de negocio y lograr mayor rentabilidad brindando, al mismo tiempo, servicios de alta calidad. - Alimenta la confianza de los recursos internos y principalmente de los clientes externos. - Permite obtener, al mismo tiempo, mayor calidad y productividad. - Permite mayor control de calidad. - Permite una agilización de decisiones. - Permite una mayor creatividad. - Lleva a que mejore el nivel de vida del país en su conjunto, dado que ello es resultado de una mejora de la productividad, y ésta se obtiene mediante el Outsourcing.
Más allá de la normativa, en la vida cotidiana de los/as trabajadores/as argentinos, dentro de los establecimientos, coexisten en un mismo espacio físico actividades laborales desarrolladas por diversas empresas, entretejidas en redes de contratación y subcontratación en el seno de las cuales no resulta fácil trazar los vectores de dependencia laboral. Al mismo tiempo, los límites de las empresas coinciden cada vez menos con los ámbitos físicos de las firmas, extendiéndose por diversas ramificaciones, sea hacia el espacio económico de los mercados a través de redes de comercialización y distribución singulares, o bien hacia el espacio doméstico a través del trabajo a distancia, teletrabajo, trabajo a domicilio u otras modalidades. El Tercer Sector: el caso de las cooperativas. Por su naturaleza, las cooperativas son empresas creadas por un grupo de personas 62
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asociadas, con necesidades comunes, que están dispuestas a satisfacerlas por una acción concertada y en un ámbito de ayuda mutua y de funcionamiento democrático. Estas organizaciones, en cuyo núcleo se encuentran los miembros -propietarios-usuarios asociados a una empresa-, se distinguen por ofrecer servicios para el beneficio de su membresía y no por la búsqueda de beneficios para sí mismas. Por esta razón resulta necesario considerar el carácter específico de sus procesos de gestión para distinguirlos de los propios de las empresas privadas con fines lucrativos41 . Sin embargo, a partir del aumento continuo de la desocupación, fue periódico el plantearse la opción del cooperativismo
como
vía
para
combatir
la exclusión, el
desempleo y diversas formas de la informalidad, tal como lo expresa la OIT42. El mismo empresariado, ha sido proclive a la creación de cooperativas. Pero en algunos casos, la situación se torna ambigua e imprecisa, en particular cuando los empleadores fomentan la constitución de cooperativas con el objetivo de individualizar y sacar de la esfera laboral la relación con los trabajadores, lo que conlleva a excluirlos de toda protección social asociada al trabajo43. El propio movimiento sindical se ha visto en relaciones complejas con el cooperativismo, en la medida que por un lado, debe fortalecerlo, por tratarse de una esfera del Tercer Sector con principios democráticos, y a la vez observa como en muchas de las cooperativas se promueve situaciones de fraude y simulación de relaciones laborales. En el 2009, el Gobierno Argentino promulgó un Plan de Fomento de Cooperativas, colocando nuevamente al sector sindical en la disyuntiva de adherir a una política social destinada a la inclusión, pero a la vez con amplios riesgos de precarización de
las
condiciones de trabajo de trabajadores del ámbito formal (Novick, 2001). 41
Malo Marie – Claire (2001). "La gestion stratégique de la coopérative et de l'association d' économie sociale". Publicado en Revue Internationale de l’Économie Sociale (RECMA), nº 281 y 282, nov. 42 OIT (2001) promoción de las Cooperativas. Informe Ginebra. 43 Lucena, H; Hernández A, Herrea, J (2005) “Movimientos de los Trabajadores: Tronco Común entre sindicalismo y cooperativismo”. Compendium, Julio volumen 8, Numero 14. Universidad Centro – Occidental, Lisandro Alvarado Barquisimeto, Venezuela pp 51 - 71
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Marita González
El desmantelamiento del trabajador protegido – Algunas aproximaciones a la informalidad laboral argentina Nos interesa ahora, colocar el acento en los núcleos El trabajo informal definido como una actividad laboral desarrollada por fuera del marco jurídico legal, sin los derechos y beneficios que el mismo provee, constituye una de las problemáticas más graves que afectan al mercado laboral argentino. Ante la actual heterogeneidad productiva, la misma noción de informalidad se aplica a conceptos diferenciados. La informalidad hasta la década del ’80 se atribuía a la persona, no a la economía, era una característica que calificaba la precariedad laboral. Luego de la aplicación de las políticas neoliberales en todo el mundo, la teoría social ha colocado la lupa a la identificación del llamado “sector informal”, que define la heterogeneidad estructural en torno a las actividades productivas y las unidades económicas. Durante la década de los noventa y gran parte de los ochenta, el trabajo informal o bien no era reconocido como un problema que requiriera la aplicación de acciones específicas, o era entendido como un fenómeno que surgía como efecto derivado de un exceso en las regulaciones fiscales y laborales sobre el sector empresarial. Las consecuencias de esta interpretación fue que la única política que tuvo entre sus objetivos explícitos o implícitos enfrentar la informalidad consistió en la flexibilización de las normas, en particular, la reducción de los costos de contratación de mano de obra. Contrariamente al mito neoliberal según el cual el sector de alta productividad derramaría sus beneficios a las modalidades de producción más retrasadas, la Argentina, al igual que otros países, demuestran que los sectores informales conviven, a veces con alto grado de funcionalidad, con el núcleo hegemónico de la economía local y regional. En dicho sentido, se podría afirmar, que habría una parte de la sociedad que se encontraría integrada estable o “regularmente estable” a la economía y otra que se desenvolvería en sus márgenes. La noción de marginalidad se asocia así, a los núcleos periféricos de reproducción social que tienden a desestabilizar a los estables. Una lucha de pobres contra pobres que ha sometido 64
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al sindicalismo a la frecuente crítica de adoptar una defensa corporativa y exclusiva de los “estables”. La informalidad alcanza en el 2007 un 37,6 % de los/as trabajadores, y en tanto fenómenos heterogéneo, por las diversas modalidades de actuación, parcialmente desarrolladas en este capítulo, requiere de estrategias diversificadas para su reducción y eliminación. De igual forma, exige novedosas estrategias sindicales para poder involucrar a este colectivo en acciones colectivas. Gráfico 17: Distribución de los Trabajadores/as Informales según categoría profesional y unidad productiva Fuente: Módulo de Informalidad EPH 2005 Asalariados con unidad productiva dudosa Trabajadores por cuenta Asalariados en unidades 6% propia informales 26% 17%
Asalariados en Hogares 18% Trabajadores Familiares Patrones sin remuneración 1% 2%
Asalariados en unidades productivas formales 30%
Si se observa analíticamente, el Gráfico 17, se podrá confirmar que el 26% de los trabajadores informales son cuenta propia, en ella se incluye desde las actividades de oficio que realizan servicios personales, como los monotributistas, donde como se ha afirmado, en una gran mayoría oculta una relación de subordinación y continuidad en la contratación; por su parte, el 30% son trabajadores/as informales en unidades productivas formales, eso definiría un ámbito de actuación, que refiere a la administración del trabajo, específicamente a un fortalecimiento de la inspección. Pero también a un cambio cultura, luego de muchos años de individuación y mercantilización del trabajo, no llama la atención 65
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que desde el propio Estado se realicen campañas de regularización cuyo énfasis está puesto en la agencia de impuestos y tributos y no en los derechos del trabajo 44. Aún más llamativo, lo constituye el 17% de unidades productivas, y los asalariados en hogares, donde gran parte está constituido por mujeres que realizan cuidados y servicios de limpieza, pero también se incluye a los trabajadores domésticos, al estilo de la protindustrial previa a la revolución industrial del siglo XVIII.
El vínculo entre la regresividad de la distribución del ingreso y la informalidad La distribución funcional, también se la suele denominar apropiación factorial) del ingreso define que los ingresos de los hogares dependen de su inserción en el proceso productivo, tanto en lo que refiere al ingreso directo como a los ingresos indirectos. Sobre este último punto, la Argentina muestra una cultura de subsidiaridad a los sectores asalariados que durante el siglo XX benefició a un conjunto importantes de la población. En efecto, en la medida que el trabajo formal se encontraba ampliamente generalizado, las modalidades de salario indirecto beneficiaban a la mayoría de la población. Este tipo de distribución económica secundaria, puede clasificarse en tres niveles, representados en el cuadro 6: Cuadro 6. Distribución Secundaria del Ingreso y Colectivos de Trabajadores/as Tipo de Sumario de Asignaciones Universo beneficiario Distribución Secundaria Negociación Asignaciones Familiares Trabajadores Asalariados Colectiva Asignaciones por hijo Plenos Asignaciones por Maternidad Asignación Escolar 44
Nos referimos a la denominada campaña de “Don Carlos”, quien aparece como un pequeño empresario, que decide “blanquear” a “sus” trabajadores, y no lo hizo antes “porque la cosa estaba difícil”. Y los trabajadores, que claramente no están sindicalizados, festejan que “Don Carlos” obtenga beneficios extraordinarios en el período difícil, y no se expresa que ha incurrido en fraude laboral.
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Sistema Previsional Jubilatorio Sueldo Anual Complementario Accidente de Trabajo Enfermedad Salud Seguro de desempleo Indemnización por despido Pública
Estatal Tributaria
Educación Básica Pública Educación Universitaria Pública Salud Pública Seguridad Pública Subsidios de servicios Públicos (transporte, electricidad, gas, servicio de agua potable)
Universal
Sectores Medios con acceso a dichos servicios
En el período de industrialización por sustitución de importaciones, Argentina mostraba un mapa productivo homogéneo, con un sector de cuentapropismo cercano al 12%, y por tanto la redistribución secundaria por negociación colectiva cercana al 75% de la PEA, un sector marginal inferior al 3% no perceptor de distribución secundaria y un sector alto cercano al 10% que aún con retribuciones del primer quintil, se beneficiaba de la redistribución Estatal y tributaria. Si bien, dicho modelo pudiera instar a un cierto sesgo de exceso de gasto público, en la práctica permitía la relegitimación política de todos los actores intervinientes. De esa forma, el sector político podría legitimarse a partir de un alto grado de cohesión social. El sector sindical, por su parte, ampliaba su base de actuación y de sustento de la paz social, mientras que los sectores perceptores de altos ingresos dependían en gran parte del sistema tributario y eran usuarios asiduos del sistema público de salud y en particular de la educación universitaria pública. Luego del proceso de Reforma del Estado, en particular el efecto económico, pero no en menor medida su impacto cultural fue la atomización de la sociedad en pequeños núcleos 67
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que no son beneficiaros de la redistribución indirecta. Los primeros dos deciles (los sectores más ricos) recluidos en el abastecimiento de bienes y servicios a través de mecanismos de mercado (salud prepaga, educación universitaria privada, seguridad privada) pero siguieron siendo beneficiarios de subsidios al consumo de determinados servicios públicos. Sin embargo, el cambio más importante la fragmentación del sector asalariado, donde categoría de trabajador pleno se redujo al 52%, y simultáneamente el sector informal en sí mismo está conformado por varios subconjuntos que oscilan entre el trabajador no registrado en unidades formales hasta el teletrabajo, pasando por diversas modalidades de contratación. Ello explica en gran medida, la lógica argumental reclamativa sobre los denominados “intereses corporativos” del sector sindicalizado. Lo que oculta este testimonio es el fundamento jurídico del alcance de la negociación colectiva en la Argentina y los alcances de las acciones llevadas a cabo por los sindicatos, en particular, que: -
El sistema de obras sociales de salud sindical en Argentina es independiente de la afiliación sindical.
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Los alcances de la negociación colectiva por rama abarca a todos/as trabajadores/as del sector formal.
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El sindicalismo argentino provee formación profesional universal de carácter mixto o unilateral, independientemente del lugar que ocupa en sistema productivo. Actualmente, la mayor parte de los que acceden a este servicio son desocupados o del sector informal.
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El sindicalismo recreo sistemas de ayuda social a los desocupados y sectores en condiciones de indigencia (en especial mujeres y niños)
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El sistema de obras sociales atiende a los “trabajadores autónomos” (monotributistas) a un costo prestacional inferior a los trabajadores plenos.
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El subsistema de recreación, cultural, habitacional, y de gestión de plantas fabriles recuperadas constituyen tópicos centrales en los sindicatos. 68
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La flexibilización como denominador común de las relaciones laborales en la Argentina. Desde hace tres décadas importantes transformaciones en el régimen económico mundial conllevaron a una reorganización más flexible de la producción en masa. La producción flexible refiere en general a mecanismos diferenciados pero concomitantes y cuya aplicación en las economías nacionales no se dieron de igual forma. La primera dificultad conceptual sobre la flexibilidad laboral refiere a la óptica de análisis y sus implicancias para los actores involucrados. Un ángulo de análisis describe a la flexibilidad empresarial como una estrategia surgida ante la necesidad de las empresas en las nuevas condiciones de competencia de lograr mayor eficiencia económica (Abramo; 1998). Partiendo desde esa proposición, el sector trabajador ha enfrentado la flexibilidad a partir de posiciones muy defensivas, y en menor grado una actitud propositiva y de negociación45. Para la discusión conceptual es ciertamente importante considerar que la flexibilidad del trabajo es una construcción social, por lo cual sus contenidos y su futuro no están predeterminados. Las formas y los efectos socioeconómicos de la flexibilidad, las nuevas formas de trabajo y de las relaciones laborales, están sujetas a cómo los diversos actores laborales y sociales se desempeñan en el sistema de las relaciones industriales y en el sistema político. (De la Garza Toledo 1998). En general, se describe la flexibilización productiva como un mecanismo de gestión organizacional de las empresas basado en la reducción de la fijación de los y las trabajadoras al puesto laboral, con un régimen más participativo y transversal en las actividades cotidianas de los individuos. Desde esa perspectiva, la polivalencia laboral es observada como un mecanismo de achatamiento de la pirámide organizacional, donde el conocimiento y aptitud laboral se democratiza para una mejor interacción de los trabajadores/as de las 45
Abramo, L. (1998): “Mercado de trabajo, flexibilización y nuevas formas de regulación”, borrador para la discusión, Santiago, julio de 1998.
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empresas. Sin embargo, también la flexibilización adopta la acepción de “flexibilidad externa”, es decir la relajación de las normativas laborales que obstaculizan o impiden a los empleadores/as a la expulsión de mano de obra cuando así lo requiera. En dicho sentido, la flexibilidad laboral se asemeja a la pérdida de derechos al trabajo y la posibilidad de ser excluidos de la empresa en cualquier momento. Es bien conocido, que mientras en los países desarrollados prevaleció la flexibilidad interna, en América Latina, y en particular, la flexibilidad estuvo directamente involucrada en las prácticas de exclusión, ya sea a través de las normas, del disciplinamiento laboral, de existencia de un ejército de reserva cada vez más amplio, y de prácticas económicas, sociales y culturales que desvalorizaron al trabajo decente. Ante esta vulnerabilidad, primó la estrategia individual de supervivencia, la cual, como era previsible, resultó numerosas pérdidas para los/as trabajadores/as y el movimiento obrero. Como afirma Robert Castel (2004)46 La condición de vulnerabilidad hoy se plantea en relación a un trasfondo de protecciones anteriores y aún paralela a la estabilidad y la conservación de algunas regulaciones y conquistas laborales de un importante núcleo de trabajadores. En otras palabras la vulnerabilidad en la actualidad es definida y vivida sobre un fondo de garantías construidas por cerca de siglo y medio a raíz de las luchas del movimiento obrero, durante los cuales éste fue uno de los principales motores de la construcción de ciudadanía. Es entonces una vulnerabilidad que produce una incertidumbre muy distinta frente al futuro a la que durante siglos acompañó a los que en aquellos tiempos se les denominó el pueblo. La solución a la inseguridad social en el período del Estado de Bienestar, no pasó por la supresión o por el reparto de la propiedad privada. Por lo tanto, no realizó la estricta igualdad de las condiciones sociales. El modelo de sociedad así realizado no es una sociedad de iguales sino el de una “sociedad de semejantes”, es una sociedad diferenciada, por lo tanto jerarquizada, pero en la cual todos los miembros pueden 46
Castel, Robert (2004) La inseguridad social. ¿Qué es estar protegidos? Editorial Manantial, Buenos Aires.
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mantener relaciones de interdependencia porque disponen de un fondo de recursos comunes y de derechos comunes. La idea de semejanza es lo que hoy resulta un extrañamiento que profundiza la vulnerabilidad. Como dice este pensador, no nos equivoquemos con creer que los excluidos son “colectivos” de trabajadores, a lo sumo son “colecciones” de individuos, que no tienen nada en común más que compartir una carencia.
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Capítulo 5. A modo de Conclusiones. Desafíos Sindicales para el Siglo XXI. Los desafíos del movimiento obrero, ante los cambios aquí descritos, y otros que exceden a este informe, reconfiguran la figura del delegado o representante obrero, su labor, su profesionalismo y vocación, su militancia y su conocimiento, pero por sobre toda las cosas, pone en un compromiso al sindicalismo en su conjunto para una comprensión de los procesos novedosos de producción y de managment empresarial. El trabajador asalariado no es una vía en extinción, como predijeron los apologéticos del “Consenso de Washington”, el trabajador en relación de dependencia sigue siendo la modalidad mayoritaria donde se desarrolla el proceso productivo argentino. Lo que sí ha cambiado, y se ha precarizado, es la modalidad de contratación y las condiciones de trabajo. En dicho sentido, coincidiendo con casi todos los expertos en la materia, el trabajo ha dejado de ser el único horizonte de realización del hombre. Sigue siendo el principal, pero es importante tener en cuenta que los procesos culturales han tenido consecuencias importantes en los imaginarios sociales de las nuevas generaciones, y por tanto, el nuevo trabajador, los jóvenes, muestras diferencias sustanciales en la construcción de identidad respecto a sus predecesores. La transformación de los paradigmas productivos que orientan la economía global, así como las mutaciones en materia de gestión empresarial, han provocado una disociación entre la configuración jurídica de las empresas que hoy excede las fronteras nacionales estatales y la articulación económica que aún continúa respondiendo a un proyecto empresarial unitario. La consecuencia más importante, al decir de Ermida Uriarte y Colotuzzo, es el desdibujamiento de la figura del empleador, por un lado, y la figura del trabajador que aparece multifacética, incluso en una misma unidad productiva, sobre todo si se tiene en cuenta la globalización real, la cual determina que los niveles de negociación refieren en gran parte a desarrollar estrategias sindicales regionales, continentales y 72
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mundiales, a través de las federaciones internacionales, o a través de las coordinadoras subregionales. 1. Estrategias en el ámbito Internacional Hoy gran parte de las relaciones laborales se encuentran fuera de los márgenes nacionales. Por ello, el ámbito internacional y la solidaridad sindical mundial se tornan un imperativo para todo el movimiento obrero. En gran parte, los países en desarrollo requieren de la cooperación sindical internacional, pero dicha colaboración debe ser en base a las necesidades y características de los países de menores recursos. Es inocuo o, en algunos casos contraproducentes, intentar traspolar modelos de acción y estrategias a países con organizaciones e historia sindical muy diferente a los países desarrollados. Por ello, se sugiere que la cooperación sindical internacional se desarrolle en base a la creación de sinergias de proyectos de acuerdo a las necesidades mutuas, evitando imponer agendas por parte de los países desarrollados o los cooperantes. Debido a que en los actuales escenarios la estrategia internacional adquiere una relevancia primordial, el sindicalismo argentino debe fortalecer su participación en: - En lo sectorial, a través de las Sindicatos Globales (Global Unions) porque permite una sinergia de acción sindical y campañas globales ante las multinacionales. - En la Organización Internacional del Trabajo – a través de ACTRAV – porque permite un fortalecimiento del sector sindical en las normativas internacionales - En la Organización Mundial del Comercio, a través de una participación activa desarrollada por ITUC- CSI. -
En el G 20, a través del Grupo Sindical que permite una incidencia real en la toma de decisiones sobre la nueva arquitectura financiera global.
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En los Acuerdos Marco Globales, que permiten alianzas estrategicas y compromisos por parte del sector empresarial. 73
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En la ISO, porque está definiendo una guía de responsabilidad social que involucra tanto a la OIT como a la CSI, y abre un escenario por lo menos dudoso de solapamiento de normativa laboral a escala mundial.
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En la CSI y la CSA. En ambos, la CGT posee una amplia trayectoria y participación en el sindicalismo mundial.
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En la CCSCS, donde la CGT es fundadora, y ha actuado en pro de la democracia en la región y ha generado acciones político- sindicales para la dimensión sociolaboral del MERCOSUR.
Las nuevas estrategias en el ámbito nacional Los problemas acuciantes de la Argentina son más estructurales que la actual crisis económica – financiera. Por ello, resulta necesario refundar una ciudadanía plena para todos los argentinos/as47. La CGT debe incluir como prioridades estratégicas, para la conformación de una nueva ciudadanía que incluya a todos y todas, un conjunto de acciones en diferentes ámbitos, a saber:
Los convenios Colectivos Los colectivos Atípicos La promoción de la mujeres y la igualdad de oportunidades La promoción de los jóvenes La educación obrera y la formación profesional
Los Convenios Colectivos El diálogo social es una de las garantías de estabilidad y contribución a la consolidación del sistema democrático. Por tanto el diálogo social es un medio y fin en sí mismo, el cual
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Es importante tener en cuenta, que por historia, filosofía política y por la Constitución Nacional, para el término argentinos/as no refiere a los nativos, sino a los residentes, cualquiera sea su origen, raza y nacionalidad.
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contiene los derechos humanos fundamentales y los principios que fortalecen a la democracia, la cual contempla el objetivo de conseguir una mejora material y espiritual de la sociedad en su conjunto. El diálogo social, cuyas raíces son esencialmente la libertad sindical o de asociación y el derecho a la negociación colectiva esta, además, ligado a la voluntad política de todas las partes de alcanzar el objetivo primordial de promover el Trabajo Decente. Si analizamos los datos de los últimos años, observamos que los 172 convenios y acuerdos homologados en el primer trimestre de 2007 muestran un incremento de 16% con respecto al mismo período de 2006. A pesar de tratarse de un período de negociación estacionalmente reducida, la magnitud de convenios y acuerdos del trimestre es similar al promedio anual de la década del noventa. Sin embargo, estos convenios, se definen mejor bajo el término de paritarias, ya que gran parte de ellos, solo remiten a cuestiones salariales. Por eso, la CGT debe profundizar la estrategia de negociación a partir de: -
La Creación de ámbitos permanentes e Institucionales de Diálogo Social, desarrollar la promoción de la Libertad Sindical y la Negociación Colectiva.
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La adopción de consensos precisa fortalecimiento de los actores dentro del sistema de relaciones laborales. Para que el Diálogo Social llegue a buen puerto, es imprescindible dotarlo de “Institucionalidad”, debe haber un marco normativo en el cual se desarrolle, basado en relaciones de confianza, compromiso y respeto entre las partes.
-
La CGTRA debe elaborar e implementar programas de acción con actividades dirigidas a fortalecer las capacidades de desarrollar y aplicar planes estratégicos y operativos que impliquen a su vez, crecer en la capacidad por parte de los/as trabajadores/as, lo que supone mejorar los resultados y logros de toda la acción sindical. A fin de buscar respuestas que apunten a soluciones integrales y amplias, se 75
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hace necesario poder discernir las relaciones que se establecen entre los procesos económicos, sociales y políticos, y sus incidencias en los/as trabajadores/as. -
Contribuir con responsabilidad y participación, la promoción de la libertad sindical y la negociación colectiva, como principio fundamental para la expansión del trabajo decente.
La estrategia sindical debe incluir la determinación de “colectivos atípicos”, incluyendo la asignación de prioridades políticas y la ubicación de potencialidades y dificultades La inclusión de los “colectivos atípicos” en la estrategia sindical La segmentación laboral, desarrollada a lo largo del presente informe, ha generado una fragmentación de los colectivos laborales que antes estaban representados en el marco del empleo formal. En primer lugar, se torna indispensable generar espacios de inclusión a los trabajadores/as informales. Es necesario explicitar que la informalidad laboral en el marco de relaciones laborales asalariadas, constituye un fraude y delito laboral y como tal, las políticas deben contribuir a la sanción y corrección de este tipo de contratación. La informalidad como fenómeno heterogéneo, requiere de acciones diferenciadas con la participación de los actores sindicales. La estrategia sindical debe estar orientada a la incorporación sistemática48 de los/as trabajadores/as informales, así como la generación de acuerdos bipartitos y tripartitos tendientes a la formalización laboral.
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Se expresa el calificativo sistemático, debido a que muchos sindicatos, en forma aislada, poseen políticas específicas de inclusión de los trabajadores informales. La CGT además, posee un sindicato de trabajadores informales: SIVARA.
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Siguiendo a la CSA49, es necesario la identificación y sindicalización de los siguientes colectivos expresados en el Cuadro 7. Cuadro 7: Identificación de Colectivos de Trabajadores Atípicos TRABAJADORES DEPENDIENTES PRINCIPALES 1. Trabajadores/as temporales
2. Trabajadores/as tercerizados
3. Trabajadores/as en zonas francas
o trabajadores con contratos a tiempo parcial. o trabajadores con contratos por tiempo determinado. o trabajadores jóvenes con contratos-aprendizaje, o trabajo- formación. trabajadores a domicilio. Incluye situaciones simuladas bajo formas legales desvirtuadas: “cooperativas de trabajo asociado”, “empresas unipersonales”, “personas jurídicas”, “services”. Incluye a profesionales falsamente autónomos. Incluye al caso específico de los “teletrabajadores” jóvenes, en “centros de llamada” (call centers) o en su domicilio (“telework). Donde se desestimula o impide la organización de estos trabajadores, mediante acciones antisindicales de las empresas o normas legales internas al área, como factor promocional.
OTROS TRABAJADORES DEPENDIENTES 1. Trabajadores/as de En empresas muy pequeñas, la no sindicalización deriva de: 1. microempresas costumbres, dada la relación horizontal con el empleador; 2. abusos del titular, aprovechando la escasa visibilidad exterior de la unidad; 3. criterios legales para autorizar la creación de un sindicato de empresa. 2. Trabajadores/as voluntarios en Ongs y Algunos pueden ser trabajadores dependientes disimulados fundaciones fraudulentamente. 3. Trabajadores/as paraestatales
Se refiere a beneficiarios de programas de ingreso universal, o programas de trabajo socialmente útil, como las “madres comunitarias”.
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CSA. Primera Reunión Técnica de Autoreforma Sindical Oficina Regional de la OIT. Lima, 27-28 abril 2009. Con el apoyo del Proyecto FSAL. PP 21 A 24.
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4. Trabajadores/as estatales a quienes no se les permite la sindicalización 5. Trabajadores/as del hogar
Trabajadores de las fuerzas armadas y de seguridad.
Son trabajadores/as generalmente normados a través de regímenes especiales, que establecen condiciones en términos de duración de la jornada, que llevan a derechos subestándar. Plantea dificultades derivadas del régimen “cama adentro” y la falta de contacto con otros trabajadores. También denominado Trabajo o Servicio Doméstico o en Casas Particulares.
6. Trabajadores/as no Es el caso del trabajo de promoción de productos mediante considerados “venta directa” o “casa a casa”. dependientes TRABAJADORES AUTÓNOMOS 1. Trabajadores en la pequeña producción urbana y rural 2. Profesionales 3. Trabajadores en situaciones ambiguas desde el punto de vista contravencional de su actividad.
1.1 cuentapropistas unipersonales o titulares de unidades familiares urbanas. 1.2 artesanos urbanos y rurales. 1.3 campesinos. Incluye semiautónomos, en el sentido de que sus actividades se dirigen de forma muy concentrada a uno o dos demandantes. 3.1 trabajadores sexuales 3.2 recicladores de basura 3.3 trabajadores de juegos de azar Se excluye situaciones directamente delictivas.
EX-TRABAJADORES Y NUEVOS TRABAJADORES 1. Jubilados y pensionados que ya no trabajan 2. Jóvenes que aún no trabajan
“Trabajadores jubilados” o “Trabajadores pasivos”.
Jóvenes estudiantes en busca de su primer trabajo.
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La Promoción de la Igualdad de Oportunidades y Género En la Argentina, en los últimos veinte años, ha habido un constante incremento de la participación económica de las mujeres. Sin embargo, este proceso se ha producido en el contexto de un significativo aumento de la desocupación para ambos sexos y de precarización de los puestos de trabajo, lo que supone una importante participación de hombres y mujeres en trabajos no registrados, en los cuales no existe ningún tipo de protección de los derechos sociales y laborales. Al revisar alguno de los aspectos vinculados con la promoción del trabajo decente, se observa que de los casi 4 millones de trabajadores informales de la Argentina, el 52% son mujeres. Siendo que el número total de las trabajadoras mujeres es bastante menor que el de los trabajadores varones, esta evidencia indica que la probabilidad de participar en trabajos informales es (menos productivos, más precarios y con menor cobertura de protección social) sustantivamente más elevada en el caso de las mujeres. Un aspecto vinculado con el logro de la equidad de género, y que es ineludible para las organizaciones sindicales es reconocer, respaldar y potenciar las acciones de las mujeres que las habitan y que de modo infatigable realizan trabajos no siempre valorados pero que resultan indispensables para aportar al logro de políticas activas orientadas a mejorar la calidad de vida de las trabajadoras y los trabajadores. Es imperativo aportar a la concreción de estrategias sindicales tendientes a instalar la equidad, fomentar una mayor conciencia colectiva sindical acerca de la importancia de promover la participación de las mujeres y la visibilización de sus acciones en el mundo sindical para, a partir de ello, avanzar en la promoción de la equidad en todos los lugares de trabajo. Las organizaciones sindicales participantes deben contribuir a la conformación de mecanismos que permitan abrir, desarrollar y fortalecer espacios de equidad, dando lugar 79
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para el intercambio y el consenso de cara a la necesidad de desarrollar políticas activas y constructivas destinadas a mejorar la calidad de vida de las trabajadoras y los trabajadores. La Juventud Siguiendo los lineamientos estratégicos de la CSA, la CGT debe comprometerse en dotar de poder a la Juventud Trabajadora como sujeto social y sindical, que tenga pleno ejercicio de sus derechos políticos, laborales y sociales. Ante la baja afiliación juvenil y la escasa participación en los diferentes niveles de las estructuras, es fundamental que las dirigencias nacionales se sensibilicen sobre el valor real y urgente de la participación juvenil, adecuar el lenguaje y generar mecanismos que no solamente atraigan a la juventud, sino que la hagan permanecer activamente en las organizaciones y potenciarse dentro de ellas, teniendo pleno ejercicio de sus derechos políticos, laborales, sociales y culturales. Un tema muy relevante para la juventud es el de la formación profesional, ya que las oportunidades de trabajo son escasas y cada vez más exigentes en torno a la capacitación. Es indispensable que la CGT fortalezca las políticas en esta dirección. Ante este escenario, las tareas de la CGT, tal como lo ha definido la CSA, incluyen promover la transformación de las estructuras para que sean más flexibles para afiliar, representar y reivindicar los intereses y derechos de sectores laborales estratégicos -y a la vez vulnerables- como son las/os jóvenes, mujeres, trabajadores/as de la economía informal, migrantes y todo tipo de trabajadores/as, sin ninguna discriminación. Los Migrantes Argentina es históricamente un país receptor de inmigrantes. Antaño de países europeos, y actualmente de países limítrofes; sin embargo, sigue siendo una asignatura pendiente en lo que refiere a la integración identitaria del trabajador/a migrante, fortaleciendo los lazos entre las organizaciones de las comunidades de origen y las
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organizaciones sindicales; así como la promoción de los Convenios internacionales en materia de migrantes y los derechos fundamentales. El orden internacional contemporáneo sustentado en la idea de acceso a mercados en materia de bienes y servicios, se opone categóricamente, a la libertad de circulación de personas. La preocupación de los países desarrollados por los índices de desplazamientos de población por cuestiones laborales suele estar escindida de la preocupación por los movimientos del capital. Hombres y mujeres toman la decisión dramática de abandonar su hábitat, su lugar, sus familias, sus raíces, en última instancia en forma individual, pero en un marco de condicionantes sociales coactivos. La emigración tiene su raíz en la falta de horizonte, la pobreza, la marginalidad y el padecimiento en su lugar de origen. El capital no busca a su generador de riquezas –el hombre-, su localización tiene otros fundamentos. Por reiterada que fuera esta premisa, sigue siendo necesaria remarcarla: el hombre seguirá migrando hacia los espacios donde se garantice su subsistencia. En primer lugar, resulta necesario describir que las migraciones son en general, analizadas bajo una perspectiva legalista, a través de la óptica de la regularización de migrantes, y casi nunca se estudia desde una óptica integral, de los procesos complejos que implica la desafiliación primigenia que sufre el migrante al abandonar su lugar de origen y del entramado que nuclea los derechos civiles, políticos, sociales, y culturales de los cuales son privados. El proceso de “desafiliación” tiene amplios impactos para la dinámica social, con enormes repercusiones en la vida familiar y debilitamiento del lazo social. El migrante ve imposibilitada su capacidad de construir identidades colectivas, que implican el reconocimiento de los otros, de lo diverso, en espacios comunes necesarios para enriquecer la individualidad, incorporando valores y normas que favorecen la producción y reproducción de los individuos. Un abordaje integral de dicha problemática implica comprender y evitar la pérdida paulatina de las capacidades de las personas de construir su identidad. Los inmigrantes sufren una pérdida cualitativa de ciudadanía a partir del no 81
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acceso a los derechos civiles y políticos y la cancelación de los derechos sociales. La centralidad que adquiere la problemática de la ilegalidad pone de relieve los obstáculos de las fronteras –aún en términos de Estado –Nación- y deja en una segunda instancia el verdadero vejamen que sufre el inmigrante en términos de pérdida de identidad, ciudadanía y su carácter de trabajador, en definitiva un individuo portador de derechos. El movimiento sindical argentino, en consonancia con la legislación nacional, no diferencia entre trabajadores nativos y extranjeros, sin embargo, muchas veces las comunidades de migrantes suelen replicar la forma de organización de sus culturas, recreando colectivos laborales a través de sus comunidades, y no en torno al sindicato. Incluirlos a partir de la identidad trabajadora y sindical, constituye el máximo desafío para la CGT.
Educación Obrera y Formación Profesional La Formación Profesional es un derecho fundamental en cada uno de los/as trabajadores/as para el desarrollo humano con calidad y dignidad y necesaria para toda sociedad que esta en período de transformación. La estrategia para enfrentar e incidir en la evolución de la colectividad sólo será posible impulsando la participación de todos los actores del mundo del trabajo, promoviendo el trabajo decente y apostando a un desarrollo justo e igualitario que permita desterrar el flagelo de la exclusión social. Se han observado algunos avances en el fortalecimiento y la jerarquización de la Formación Profesional, pero no se ha logrado aun materializar acciones conjuntas que permitan la homologación de calificaciones o que garanticen la acreditación de saberes de los/as trabajadores con validez real y tangible. Esta falencia impacta sobre los/as trabajadores/as en una doble dimensión, por un lado, no es posible la validez de sus credenciales ni que las mismas articulen para la certificación de saberes de otras modalidades, por otra parte, el sistema de formación profesional no 82
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articulado con el sistema educativo formal, segmenta aún más las cualificaciones profesionales. Si nos referimos a Formación Obrera / Sindical no existe un reconocimiento de ésta como tal. Esto acarrea la escasa intervención de los Estados para el soporte técnico y financiero a acciones en este sentido. Esto resulta en un importante perjuicio en términos de diálogo social y participación de los trabajadores/as, dado que las instituciones sindicales, salvo algunos casos, no poseen el poder económico ni la infraestructura para organizar, desarrollar y solventar procesos de calificación de sus integrantes, lo cual los pone en sustancial desventaja con los otros actores sociales. La estrategia sindical por excelencia: Luchar por una justa distribución de la riqueza El desafío sindical no pasa por una metamorfosis que adapte sus estructuras a las formas que ha impuesto el capital a través de la fragilización y precarización laboral. La estrategia pasa por generar una propuesta concreta, que sea la reivindicación del movimiento obrero para un sistema de protección social integral. La fragilización multiforme del trabajo asalariado modificó y modifica en profundidad a nuestra sociedad. Así, es en su centro (precariedad y flexibilidad laboral), y no únicamente en sus márgenes donde hay que considerar la cuestión social. No debemos olvidar mirar por encima de los fenómenos o situaciones que analizamos (indigencia, pobreza, vulnerabilidad) la verdadera causa de estas situaciones: la degradación de las condiciones laborales. Es la fragilización de la masa central de trabajadores lo que termina por alimentar el crecimiento del número de excluidos, en un largo proceso de deterioro social50. El sistema de protección social, más abarcativo que en la crisis de 2001, sigue siendo incompleto, fragmentario y desarticulado, lo cual refleja la segmentación del mercado de trabajo, la persistencia de la informalidad y la gran desigualdad remanente. Tenemos un 50
EMTD- CGT (2009). Equipo Multidisciplinarlo de Trabajo Decente. Propuesta del Subgrupo de Distribución Justa del Ingreso.
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sistema contributivo más protector y abarcativo yuxtapuesto a programas no contributivos que no alcanzan a resguardar al conjunto de los sectores más vulnerables, especialmente, los niños y los desocupados. Rescatar a los hogares más vulnerables de la exclusión exige al menos una nueva modalidad de gestión pública de políticas integradas y tres medidas específicas. La propuesta prevé además dispositivos de control y seguimiento:
La creación de una RED de Gestión Interagencial de Políticas Públicas Sociales. Para ello se propone la articulación de las áreas implicadas en el diseño y desarrollo de políticas y programas que atienden la problemática infantil y juvenil.
La extensión
de las asignaciones familiares por hijo, es decir, su extensión a los
trabajadores no incluidos en el sistema contributivo, es decir no registrados y desocupados.
La extensión del seguro de empleo y capacitación para los nuevos desocupados.
La creación
de dispositivos de inclusión social, en particular para los jóvenes en
vulnerabilidad y riesgo social.
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Índice de Cuadros e Ilustraciones Cuadro 1 – Clasificación de las Actividades Productivas de acuerdo a la productividad. Cuadro 2: Distribución del Ingreso según ingreso per cápita familiar. EPH – Octubre 1997 – 2° Semestre 2006 Cuadro 3: Composición del Empleo por rama de Actividad. 2007 Cuadro 4: Porcentaje de Trabajadores ocupados según formalidad y unidad productiva Cuadro 5: CSA ventajas desde el punto de vista empresarial de la externalización Cuadro 6. Distribución Secundaria del Ingreso y Colectivos de Trabajadores/as Cuadro 7: Identificación de Colectivos de Trabajadores Atípicos Ilustración 1
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30 - 31 43-44 44 55 61 66 78 56
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ANEXO 1 Compendio Actual de Normativa sobre Subcontratación y Tercerización en el Ámbito de las Relaciones Laborales de Argentina51 I) Artículo 30 de la Ley de Contrato de Trabajo y artículo 32 de la Ley 22.250 El artículo 14 bis de la Constitución Nacional, incorporado por la reforma de 1957, establece que “El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes…”. Siguiendo esos lineamientos la Ley de Contrato de Trabajo y la Ley 22.250, estableció las normas legales que recogen ciertas reglas y principios jurídicos que caracterizan al Derecho del Trabajo en protección de los trabajadores. Así es que con el norte puesto en el principio in dubio pro operario, irrenunciabilidad de derechos, conservación del contrato de trabajo, presunción de relación de dependencia, primacía de la realidad, onerosidad del trabajo (arts. 9, 10, 12, 22, 23 y c.c. de la Ley de Contrato de Trabajo). El evidente sentido de las normas antes citadas y su correlación sistémica con las que ponemos como base del presente análisis en materia de contratación y subcontratación laboral, han sido elaborados en base a un conocimiento muy real y claro del legislador, esto es, el frecuente fraude que existe en las relaciones de trabajo. De esta forma se intenta – con dicha normativa analizada y con los alcances interpretativos de las restantes enunciadas – lograr que el verdadero empleador no evada su responsabilidad utilizando un “hombre de paja” insolvente, o una externalización de su producción o servicios, que le sirva no sólo como baja de costos estructurales, sino como una forma de deslindar sus obligaciones directas o indirectas sobre las relaciones laborales de los trabajadores propios o ajenos de los que se vale en la cadena de valor de sus servicios, tareas, que hacen a la actividad principal. Siguiendo esos lineamientos, y velando por un sistema antifraude, la Ley de Contrato, al igual que la Ley 22.250, establece distintos supuestos de solidaridad donde un tercero ajeno a la relación sustancial de la relación de trabajo -que originalmente sólo está constituida por el trabajador y el empleador- debe responder por las obligaciones emergentes del contrato. Así tenemos además de los artículos detallados bajo análisis, también los artículos 27 (supuesto de socio empleado), 28 (supuesto de auxiliares del trabajador), 29 (supuestos de interposición o intermediación de persona), 99 (trabajo eventual), 30 (solidaridad del contratista y/o subcontratista), 31 (conjunto económico), 225 a 228 transferencia o cesión de personal y/o establecimiento) son ejemplos paradigmáticos de ello.
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Este compendio se ha incluido gracias a la colaboración y sistematización realizada por Marta Pujadas y el Equipo de Legales de UOCRA. Mi agradecimiento por su ayuda, desligándolo de toda responsabilidad de omisión u error, que es exclusiva de la autora de este trabajo.
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Una de las normas con mayor aplicación práctica y conceptualmente bastante discutida es la prevista en el artículo 30 de la LCT y su homónima prevista en el artículo 32 de la Ley 22.250, que regulan la contratación o subcontratación de “trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia del establecimiento”. Este concepto - que he marcado con letra itálico y en negritas - es la que delimita el sentido y alcance de la responsabilidad solidaria en los casos de contratación o subcontratación ínter empresaria dentro del ámbito del Derecho del Trabajo. Cuando un trabajador es contratado por una empresa (A) que, a su vez, fue contratada por otra empresa (B) a fin de que realice “tareas o servicios propios y específicos de su actividad”, concurre el supuesto de la norma mencionada. Ambas empresas (A y B) son solidariamente responsables frente a las obligaciones emergentes del contrato de trabajo del trabajador, sin perjuicio de los derechos que entre ellas luego puedan ejercerse. Como es sabido, esta explicación que aquí se esboza tan simple, siempre ha sido materia de debate ya que no existe un criterio uniforme acerca de lo que debe entenderse por “actividad normal y específica propia del establecimiento” y este concepto es el que delimita si una empresa debe responder por las obligaciones laborales contraídas por otra a quién contrató para realizar determinadas funciones. Cuando un banco contrata el servicio de vigilancia, ¿es la vigilancia un servicio normal y específico del banco? O cuando el supermercado contrata el servicio de limpieza ¿Qué papel jurídico juega la empresa de limpieza en el supermercado? El supermercado debe responder por los trabajadores que limpian en su establecimiento bajo la dirección de la subcontratista? O, dicho de otro modo, ¿puede funcionar un banco sin vigilancia? o ¿un supermercado sin limpieza? Estos interrogantes son los que se debaten diariamente en nuestros tribunales para interpretar el sentido y alcance de la norma en cuestión. Existen dos tendencias interpretativas acerca del sentido y alcance de la solidaridad pasiva prevista en el artículo 30 de la LCT. Las primeras, que responden a una interpretación exegética-gramatical del texto y entiende que esta solidaridad se activa cuando la tarea (función o servicio) transferido hace al objeto de la explotación económica. Es decir, si una empresa de seguridad (A) contrata a otra empresa de seguridad (B) para que preste dichos servicios -tareas de vigilancia- las obligaciones laborales que (B) genera contratando personal para cumplir con el contrato acordado, obliga solidariamente a la primera (A). Pero, para esta corriente, esta solidaridad no se daría si la empresa A -que es de vigilancia- contrata a una empresa (B) para prestar servicios que no son de su incumbencia - en cambio de seguridad subcontrata una empresa de servicios de limpieza-; ya que no está contratando tareas específicas que hacen a su objeto empresario. De allí, que no debería responder en el marco del artículo 30 de la LCT – según esta doctrina restrictiva y fuera del marco protectorio del derecho del trabajo que detallan los artículos 9, 10, 11, 12 y c.c. de la L.C.T. que resultan de aplicación también en el marco de las relaciones laborales de los
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trabajadores alcanzados por la Ley 22.250 -, ya que no contrató o subcontrató tareas propias de su establecimiento o giro empresarial (vigilancia). Para esta corriente, los trabajadores contratados por la empresa (B) -de limpieza- para cumplir el contrato celebrado con la empresa (A) queda fuera de la aprehensión de la norma. De allí que se considere no solidaria la actividad de un banco –cuyo objeto es la concertación de operaciones financieras- con una empresa contratada para limpiar o vigilar el lugar, ya que no es esta la función principal bancaria. La segunda corriente tiene una interpretación más funcional y más acorde a los modelos de producción actual que generalmente se hayan concatenados por diversos sistemas de producción, logística, distribución, ventas, marketing. Es decir, con el fenómeno de la tercerización y/o delegación empresaria, donde intervienen varias empresas con funciones específicas que hacen a todo el proceso productivo, que se hayan tan vinculadas que no es posible separar las funciones de unas y otras sin romper con la cadena de comercialización. De manera tal que todas forman en conjunto el juego de la oferta y la demanda pública del producto. El producto o servicio sin la intervención de alguna de estas empresas no puede llegar al público, ya que el fraccionamiento es sólo un método de producción, del que no se puede prescindir en la cadena de comercialización. De allí, que se considere que la solidaridad del artículo 30 de la LCT opera también respecto las labores coadyuvantes o necesarias para el cumplimiento de la función principal de la empresa aunque estas sean calificadas como “secundarias”, “auxiliares” o de simple apoyo” ya que la función de la empresa principal no podría llevarse a cabo sin la prestación de estas últimas que funcionalmente, e independientemente del diferente objeto social para las que fueron constituidas, son imprescindibles para el cumplimiento del giro empresario-comercial de las primeras. II) Artículo 4 de la Ley 12.713 de trabajo a domicilio. El mentado cuerpo normativo, es considerado por la pacífica y uniforme doctrina y jurisprudencia, como un derecho de policía de trabajo, y que sus normas en nada enervan a las regladas por la Ley de Contrato de Trabajo que también resultan plenamente aplicables. Pero sin perjuicio de ello, la Ley 12.713 además de regular el trabajo a domicilio con los alcances antes dichos, generó una obligación de solidaridad legal que regula el artículo 4 que dice: Art. 4.- Los empresarios, los intermediarios y los talleristas que contraten un trabajo a domicilio, son responsables solidariamente: a) Del pago de los salarios fijados por las comisiones respectivas. Esta responsabilidad para el empresario, cuando el trabajo se ha remuneración contratado por un intermediario o talleristas, sólo alcanza hasta el importe de dos meses de, o hasta el valor de un trabajo determinado, cuando su ejecución ocupe un plazo mayor; b) De los accidentes del trabajo, y de las condiciones en que éste se realice, excepto cuando el trabajo se ejecuta o cuando el accidente ocurra en el domicilio privado del obrero; c) De las obligaciones establecidas en el artículo 32 de esta ley. Los intermediarios y talleristas son considerados como obreros a domicilio con relación a los dadores del trabajo y como patronos sujetos a las obligaciones que les impone esta ley y las reglamentaciones que se dicten a quienes encarguen la ejecución del trabajo.-
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Así las cosas, queda más que claro que además de los alcances y determinaciones que se detallaron en punto anterior, en lo que resulta materia de trabajo a domicilio se le agrega, la solidaridad entre intermediarios, talleristas y dadores de trabajo como patrones finales de la cadena de producción, como solidarios y mancomunadamente responsables de las relaciones laborales de sus dependientes inmediatos, como los mediatos o remotos que presten algún tipo de servicio en la producción de sus servicios o productos finales.
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