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Cap. II La industria de la Construcción en México En el primer inciso de este capítulo se caracteriza a la industria de la construcción en general como una actividad con rasgos peculiares distintivos de industrias como la manufacturera. Posteriormente, en el inciso B se analiza el caso de la construcción de vivienda en México, los encadenamientos productivos que se pueden identificar, los actores que participan y la configuración de un marco institucional para esta actividad. Este capítulo introduce el análisis de la empresa Casas Geo y su red de subcontratistas en el siguiente capítulo
A.- Caracterización de la industria de la construcción. En su sentido más amplio la actividad constructora no solamente cubre la edificación de nuevas construcciones o los trabajos de ingeniería civil sino también el ensamble e instalación de elementos prefabricados, incluyendo a los departamentos de manufactura comprometidos en esa actividad. Además, cubre otras actividades como la remodelación reparación o demolición de los edificios o construcciones en general. Una industria es también un conglomerado de relaciones entre diversos actores sociales, de acuerdo con Patricia Hillebrandt: "The construction industry comprises all those organizations and persons concerned with the process by which building and civil engineering works (...) are procured, produced, altered, repaired, maintained and demolished. This includes companies, firms and individuals working as consultants, main and subcontractors, material producers, equipment suppliers and builders´ merchants. The industry has a close relationship with clients and financiers.” (2000 :4) Otras definiciones aún más amplias incluyen al desarrollo o promoción inmobiliario.1 Ciertamente −y de acuerdo a los resultados de esta investigación− la promoción inmobiliaria es una actividad cada vez más estrechamente relacionada con la construcción. En realidad se trata de una actividad diferente, pero que queda incorporada en los encadenamientos productivos estructurados en torno a la actividad constructora. Asimismo, la actividad financiera, es otro tipo de actividad cuya vinculación resulta imprescindible para comprender el desarrollo actual de la construcción. En la práctica, la inclusión de la promotoría no está exenta de conflictos legales. Hace un par de años, los constructores de vivienda organizados en torno a una asociación civil (Promotoría de vivienda AC) se constituyeron −tras de varios intentos fallidos en los años previos− en una nueva cámara empresarial: la Cámara Nacional de Desarrolladores de Vivienda (Canadevi) como instancia alternativa a la Cámara Mexicana de la industria de la construcción (CMIC) en la cual venían estando representados. El argumento legal para hacerlo fue el reconocimiento por parte de la
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"The term "construction" covers the erection, maintenance, and repair of immobile structures, the demolition of existing structures, and land development.” (Eccles 1981b :2)
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Secretaría de Economía, de la promotoría inmobiliaria de vivienda como un nuevo giro de actividad. La inconformidad de la CMIC no se ha dejado de manifestar. Tanto el contenido de las actividades de la construcción como su clasificación están replanteándose sistemáticamente. Así por ejemplo, en los Estados Unidos recientemente se modificaron los criterios a partir de la sustitución en 1997 del sistema SIC (Standard Industrial Classification) por el NAICS (North American Industry Classification System). La diferencia mas significativa entre ambos sistemas fue justamente la inclusión en este giro, de las empresas administradoras de construcción (construction management), las fraccionadoras (land subdividers) y las desarrolladoras o promotoras (developers), lo que da cuenta de la estrecha relación organizacional que se ha desarrollado entre estas actividades y la construcción.2 Por su parte, el sistema Catálogo Mexicano de Actividades Productivas (CMAP) utilizado en México por la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI) no concuerda puntualmente con ninguno de los catálogos de clasificación arriba mencionados, lo que dificulta los estudios comparativos.3 A pesar de las diferencias, todos los sistemas de clasificación se conforman con base en dos criterios primarios. El primero es la clasificación respecto al tipo de construcción, haciendo una primera distinción entre edificación y construcción pesada. Comúnmente la primera se asocia con la idea de obras de arquitectura, y la construcción pesada con las de ingeniería. (Bode, 1982:61) El segundo criterio corresponde al papel que las empresas juegan en el proceso productivo, estableciéndose una diferenciación entre contratistas generales y subcontratistas. Mediante la aplicación de ambos criterios, las tres grandes subramas que conforman el primer nivel de clasificación quedan constituidas por contratistas generales de edificación, de construcción pesada (ingeniería) y por subcontratistas. La edificación pueden desglosarse en edificación residencial y no residencial, y ésta en (oficinas, escuelas, comercios, hospitales, iglesias, plantas industriales, bodegas, etc.): mientras que la construcción pesada abarca vías de comunicación, infraestructura industrial de uso colectivo, infraestructura hidráulica (presas, puertos) o instalaciones militares. Los contratistas generales se encargan del proyecto entero: además de la administración general del proyecto, realizan con sus propios recursos una parte del mismo y se apoyan en los subcontratistas para el resto de las tareas. Éstos están representados por unidades económicas que estando especializados en algunas tareas, no dirigen ningún tipo de proyecto en su totalidad sino que se encargan sólo de una parte del mismo. El sistema de clasificación mexicano se asemeja más al sistema antiguo norteamericano (SIC) en la medida en que no considera como parte de esta industria a los servicios de apoyo (asesoría técnica, promoción inmobiliaria , etc)
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Un análisis detallado de las diferencias entre ambos sistemas puede encontrarse en: www. Census.gov/econ/www/ history.html 3 El CMAP puede consultarse en: http://www.siem.gob.mx/portalsiem/estadisticas/ estCmap2002. asp
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A pesar de las diferencias de clasificación, un estudio comparativo grosso modo permite identificar una diferencia sustancial entre ambos países. En los Estados Unidos, los subcontratistas representan cuantitativamente la base organizativa de la industria de la construcción pues aportan más de 400 mil de las aproximadamente 650 mil empresas de este giro, lo que representa el 63.2%. En el caso mexicano, la participación de la clave 502 que constituiría el sistema equivalente censal aporta escasamente el 5.7%. (Ver cuadros II.A.1 y 2) Seguramente existen algunos problemas de comparabilidad censal, tanto por el contenido de las categorías censales como por la forma como se conciben a sí mismo los actores industriales, pero una diferencia tan notoria no puede sino reflejar diferencias fundamentales en la forma de organización industrial entre ambos países. II.A.1 Catálogo Mexicano de Actividades. Número de Empresas registradas. 2002 Clave
Actividad
Número
501101 Edificación residencial o de vivienda
abs
rel
1.815
11,3%
501102 Edificación no residencial
4.530
28,2%
501200 Construcción de obras de urbanización
3.278
20,4%
718
4,5%
1.168
7,3%
5013
Subtotal de Construcción industrial
5014
Infraestructura de transporte
502
Instalaciones
921
5,7%
503
Construcción especializada
937
5,8%
2.692
16,8%
16.059
100,0%
501311 Construcción de plantas industriales
394
54,9%
501312 Construcción de plantas de generación de electricidad 501321 Construcción y tendido de líneas y redes de conducción eléctrica 501322 Construcción para la conducción de petróleo y derivados
59 240 25
8,2% 33,4% 3,5%
718
100,0%
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Servicios (asesoría técnica, inmobiliarios)
Construcción industrial
Subtotal de Construcción industrial
Infraestructura de transporte 501411
Montaje o instalación de estructuras de concreto
48
4,1%
501412
Montaje o instalación de estructuras metálicas
89
7,6%
501421 501422
Obras marítimas y fluviales Construcción de obras viales y para el transporte terrestre
40 960
3,4% 82,2%
501423
Construcción de vía Subtotal Infraestructura de transporte
31
2,7%
1168
100,0%
Instalaciones 502001
Instalaciones hidráulicas y sanitarias en edificios
300
32,6%
502002
Instalaciones eléctricas en edificios
437
47,4%
502003
Instalación de telecomunicaciones
115
12,5%
502004
Otras instalaciones especiales Subtotal de Instalaciones
69
7,5%
921
100,0%
89
Construcción especializada 503001 Movimientos de tierra
109
11,6%
503002 Cimentaciones
25
2,7%
503003 Excavaciones subterráneas
17
1,8%
2
0,2%
503004 Obras subacuáticas 503005 Instalación de señalamientos y protecciones
20
2,1%
503006 Demoliciones 503007 Construcción de plantas potabilizadoras o de tratamiento de aguas
7 59
0,7% 6,3%
503008 Perforación de pozos petroleros y de gas
14
1,5%
122 562
13,0% 60,0%
937
100,0%
951005 Servicios de asesoría y estudios técnicos de ingeniería y arquitectura
415
15,4%
972000 Servicios relacionados con la construcción
180
6,7%
1.974
73,3%
503009 Perforación de pozos de agua 503010 Otras obras de construcción no mencionadas anteriormente Subtotal de construcción especializada.
Servicios (asesoría técnica, inmobiliarios)
821201 Servicios de agentes inmobiliarios 611002 Compra-venta de materiales de demolición Subtotal de servicios Fuente:
123
4,6%
2.692
100,0%
http://www.siem.gob.mx/portalsiem/estadisticas/estCmap2002.asp
Cuadro II.A.2 North American Industry Classification System Número de empresas registradas 1998 Subtotal 23 233 2331
Construction Building, developing, & general contracting Land subdivision & land development
2332 Residential building construction 23321 Single-family housing construction 23322 Multifamily housing construction 2333 Nonresidential building construction 23331 Mfg & industrial building construction 23332 Commercial & institutional building construction 234 Heavy construction 2341 Highway, street, bridge, & tunnel construction 23411 Highway & street construction 23412 Bridge & tunnel construction 2349 Other heavy construction 23491 Water, sewer, & pipeline construction 23492 Power & communication transmission line construction 23493 Industrial nonbuilding structure construction 23499 All other heavy construction 235 Special trade contractors 2351 Plumbing, heating, & air-conditioning contractors 2352 Painting & wall covering contractors 2353 Electrical contractors 2354 Masonry, drywall, insulation, & tile contractors 23541 Masonry & stone contractors 23542 Drywall, plastering, acoustical, & insulation contractors
Total 656.434 199.286
8.185 146.392 138.849 7.543 44.709 7.279 37.430 42.554 12.447 11.270 1.177 30.107 8.041 3.299 531 18.236 414.594 84.876 37.479 61.414 49.916 22.613 20.457
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23543 Tile, marble, terrazzo, & mosaic contractors 2355 Carpentry & floor contractors 23551 Carpentry contractors 23552 Floor laying & other floor contractors 2356 Roofing, siding, & sheet metal contractors 2357 Concrete contractors 2358 Water well drilling contractors 2359 Other special trade contractors 23591 Structural steel erection contractors 23592 Glass & glazing contractors 23593 Excavation contractors 23594 Wrecking & demolition contractors 23595 Building equip & other machinery installation contractors 23599 All other special trade contractors 5413 Architectural, engineering, & related services 54131 Architectural services 54133 Engineering services 54134 Drafting services 54135 Building inspection services 5414 Specialized design services 54141 Interior design services 5417 Scientific research & development services 54171 R&D in the physical, engineering, & life sciences
6.846 56.935 44.857 12.078 30.557 30.416 3.862 59.139 4.238 4.713 18.228 1.541 4.488 25.931 92.710 20.602 52.526 1.872 2.771 26.436 9.612 11122 9173
Fuente: U.S. Census Bureau. 1997. Economic. Census. http://www.census.gov
La particularidad de la actividad constructora. La industria de la construcción se caracteriza por algunos rasgos que también presentan algunas otras industrias, pero que en su combinación sólo se dan en la industria de la construcción: a esta combinación peculiar de rasgos particulares cabe denominarla como la especificidad de la actividad constructora. Estos rasgos particulares cuya combinación genera una situación específica abarcan todos los niveles: proceso de trabajo, financiamiento, estructura industrial, etc.; pero son las características del producto de esta actividad las que tienen mayor peso explicativo en la peculiaridad de la construcción como actividad económica. En este apartado se considera la especificidad de la industria de la construcción en su conjunto, a pesar de que algunos rasgos particulares no se manifiestan de igual manera en todos los subsectores que la componen. Identificar estas situaciones y establecer algunas diferencias entre estos subsectores permitirá: caracterizar grosso modo a la industria de la construcción, destacar su heterogeneidad e identificar los rasgos que distinguen a la construcción de vivienda popular, especialidad o subsector al que nos estaremos refiriendo en los siguientes apartados
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1. La inmovilidad del producto El rasgo más prominente es la inmovilidad del producto, es decir que el producto físico no es transportable, característica que les da el nombre de bien inmueble o raíz.4 La inmovilidad del producto determina una serie de rasgos sui generis: una fuerza de trabajo y un equipo móvil, una producción in situ y una dispersión geográfica de los centros de trabajo, de la demanda y de la oferta de servicios de construcción. Un objeto y producto del trabajo de la construcción fijo o inmóvil, esto es, inmueble, implica una fuerza de trabajo y medios de producción móviles capaces de desplazarse a los distintos obras o centros de trabajo emplazados en los sitos donde se requieren las edificaciones. Esto implica una mano de obra migrante o itinerante y el diseño de equipos capaces de desplazarse a pesar de que muchos de ellos están constituidos por equipos muy pesados. Lo anterior significa que no hay una planta industrial localizada, el equivalente de la fábrica es la obra o el proyecto. La ‘obra’ representa una de tantos ‘centros de trabajo’ que conforman un gran sistema de producción fraccionado en múltiples centros de trabajos temporales y dispersos por todo el territorio. La ‘obra’ es un momento de esta fábrica itinerante y dispersa. En la construcción no existe la fábrica como convergencia espacial y temporal relativamente estable de medios de producción y fuerza de trabajo.5
a) La producción in situ La exigencia de producción in situ del bien inmueble convierte a la actividad constructora en un híbrido de la industria y los servicios. En tanto la actividad constructora se concreta en un producto físico tangible, la construcción constituye una industria, pero su actividad debe realizarse no ante el cliente que solicita el servicio sino en el lugar en que él lo requiere, por lo que a la exigencia de producción in situ la podríamos considerar como un componente de prestación servicios en la actividad constructora. Este componente del sector servicios en la construcción tiene importantes implicaciones en la trayectoria tecnológica y organizacional de la industria, ya que en términos del comercio y la inversión internacional el sector de la construcción se comporta y se ha regulado como una actividad de servicios, por lo que a pesar de tratarse de una industria productora de bienes, la internacionalización de la actividad constructora se ha caracterizado por una trayectoria diferente a la de la industria manufacturera. (OCDE, 1992) 4
Inmueble: Del latìn inmobilis. Adjetivo para calificar a lo que tiene tales características que no se puede mover (Espasa-Calpe, 1989). Término para designar a los bienes que no se pueden transportar. (Grijalbo, 1986) 5 La maquila relativiza este principio pero cabe advertir que i) en algún momento −aunque sea en la fase final del ensamble− se da esa convergencia espacial y temporal; y ii) la exteriorización del trabajo y el empleo mediante la maquila son recursos opcionales de la industria manufacturera, no una exigencia como sucede en la industria de la construcción.
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De acuerdo con Vitelli (1976 :III.22-26), existen 3 vías de internacionalización de la actividad constructora. La primera es la inversión directa mediante la creación de una nueva firma o la adquisición de alguna ya radicada localmente para manejarlas como subsidiarias. La segunda es el licenciamiento tecnológico. Debido a la singularidad del producto, el carácter diferencial de cada tipo de obra o de cada construcción en particular no permite, habitualmente, formular contratos de asistencia técnica por la totalidad de las obras que realice una firma. Lo único que se puede licenciar a largo plazo es la utilización de algún componente constructivo en particular, pero la profundidad de esta estrategia depende de la continuidad que dicha empresa tenga en obras que utilicen ese componente. Como la construcción no parece gozar de un proceso continuo o repetitivo ni en el contexto de una obra ni a largo plazo, a diferencia de la industria manufacturera en donde el licenciamiento se puede dar para la totalidad de las ventas de una empresa, en la construcción “...es muy limitada la posibilidad que tiene una corporación multinacional para emplear como estrategia de penetración el licenciamiento de sus proceso o marcas comerciales.” (1976 :III.25) La tercera, es la radicación temporal de la empresa foránea durante la construcción de una obra, lo que constituye al equivalente de la exportación en la producción manufacturera. Pero “...esta forma de inserción en el mercado, aparentemente, no le permite a una corporación imponer su producto, marca comercial o proceso productivo, como sucede generalmente en el sector manufacturero, ... Más precisamente, no incorpora masivamente un producto, sino que realiza una construcción ‘única’ no seriada, lo que reduce su posibilidad de continuidad.” (1976 :III.26) La relativa lentitud del proceso de internacionalización y la falta de competencia internacional que de ello se deriva, explica para Indovina el atraso relativo de esta rama. (1977 :224) Además, hay que destacar que dentro de los todos los subsectores, la construcción no residencial es la que manifiesta un menor grado de internacionalización. (OCDE, 1992)
El desdoblamiento en fabricación y montaje. La exigencia de producción in situ no afecta a todas las tareas en las que se pueden desagregar la construcción o edificación. Existen una serie de etapas, tareas o funciones que inevitablemente tienen que ser realizadas en el lugar de las obras ya que no pueden ser trasladadas a una planta fija, por ejemplo: el movimiento de tierras, las cimentaciones, el tratamiento y terminación de áreas exteriores, la implementación de redes de servicios y el montaje o instalación de elementos prefabricados. (Bode 1982) Para solventar o minimizar las dificultades o inconvenientes de la producción in situ la actividad general de la construcción se ha bifurcado o desagregado en dos grandes vertientes, la fabricación y el montaje. La construcción tradicional se caracteriza el empleo de materiales localmente disponibles y una conjunción de la fabricación y el montaje. Pero con el desarrollo tecnológico y la profundización de la división del trabajo esta unidad original comienza una disociación creciente en esta
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dualidad de conceptos terminará expresándose como relación entre la manufactura y la construcción en tanto polos opuestos resultantes del desdoblamiento de su unidad originaria en la construcción tradicional. Se trata de lo que podemos denominar una ‘segregación manufacturera’ como recurso para descomponer la actividad constructora en múltiples tareas. Lo que originalmente se hacía en el mismo tiempo y espacio ahora se autonomiza. La mezcla de cemento ya no se realiza en el sitio del colado y al momento de realizarlo. Se fabrica en plantas y se distribuye contra reloj a las diferentes obras. El concreto es el ejemplo más obvio por tratarse de la materia prima fundamental en la mayoría de los casos, pero no es el único caso, el desdoblamiento y autonomización de la fabricación y el montaje es en realidad, la historia de todos los elementos materiales constructivos: las estructuras de acero, las estructuras de concreto pretensado, la transformación del adobe en ladrillos artesanales y de estos en el ladrillo industrial, la prefabricación de elementos como ventanas, puertas, muros, etc. 6 Este desarrollo disociado que abarca una interacción entre manufactura y construcción (fabricación y montaje) tiene lugar especialmente en el sector edificación, con un mayor énfasis en la construcción de vivienda popular en serie, que constituye el objeto de estudio de esta investigación. Una de las explicaciones que se pueden dar respecto a la imagen de la construcción como actividad económicamente atrasada se puede hallar en este concepto de prefabricación como segregación manufacturera. La sustracción del proceso de fabricación a la construcción le otorga a la industria manufacturera los méritos de la racionalización y tecnificación del trabajo, al tiempo que deja en manos de la construcción las labores más problemáticas y riesgosas como la instalación y el montaje. De esta manera la segregación manufacturera de la fabricación de materiales y elementos para la construcción empobrece la imagen social de la industria de la construcción. Los talleres de habilitado contiguos a la obra son una versión rudimentaria e interna de esta separación. En ellos se preparan o fabrican algunos componentes momentos antes de proceder a su instalación. Los talleres de carpintería que se improvisan en la obra, el armado previo de ‘cadenas’ y ‘castillos’ por los ‘fierreros’ en un banco de trabajo o la maquina revolvedora de concreto son expresiones de este tipo de talleres y de una incipiente disociación entre fabricación y montaje. Pero en manos de la industria manufacturera, la segregación del proceso de fabricación se lleva a tal punto que ésta en vez de sustituir o adelantar la fabricación de los elementos adquiere autonomía propia y se convierte en un elemento generador e innovador de materiales. En el caso de la edificación, el arquitecto se convierte en el eslabón entre la propuesta innovadora de la industria manufacturera y la implementación de nuevos procedimientos constructivos posibilitados o exigidos por el empleo de esos nuevos materiales y productos semielaborados. En el caso de 6
La noción la construcción como un proceso mixto de ambos conceptos aparece en Indovina (1977 :129) La perspectiva de análisis a partir la polarización de ambos conceptos es un enfoque poco común entre los analistas de la construcción. Por lo general, la prefabricación es vista como un motor exógeno de desarrollo de la industria de la construcción.
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la construcción pesada, es el departamento de diseño el que juega ese papel de enlace. En su sentido más amplio, la historia tecnológica de la construcción está marcada por una creciente autonomización de la fabricación y el montaje, la primera como expresión de la producción industrial y la segunda como un servicio de instalación, ensamble o montaje Si bien la producción de elementos prefabricados empobrece la actividad de la industria de la construcción, al mismo tiempo enriquece las redes de empresas asociadas a un proyecto mediante la articulación de empresas constructoras con empresas manufactureras. 7 Esto conduce a considerar a los encadenamientos productivos de la construcción como encadenamientos necesariamente extra o inter sectoriales en los que participa no solamente el sector construcción sino la industria manufacturera. Cualquiera de ellos supone en forma implícita una determinada relación entre ambos sectores.
c) Dispersión de la demanda y en consecuencia de la oferta. La naturaleza inmueble del producto determina una localización geográfica de la demanda pues cada obra debe emplazarse en el lugar que la entidad propietaria lo solicite. Aún tratándose de servicios constructivos solicitados por un mismo cliente (por ejemplo diversas actividades de mantenimiento en las distintas unidades hospitalarias del IMSS), la necesidad de prestar cada uno de los servicios in situ, desagrega la demanda en servicios de construcción geográficamente dispersos. En esta dispersión de la demanda contribuye también el tipo de producto. A mayor especialización de una compañía constructora en un tipo de producto, por ejemplo mantenimiento de instalaciones hospitalarias, mayor será la dispersión de la demanda y mayores sus exigencia de movilidad para cubrirla. Situación análoga tiene lugar con la especialización en algún tipo de cliente: la especialización en la construcción de restaurantes para una cadena de comida rápida implica asistir a aquellas ciudades que conforman el plan de crecimiento de la empresa restaurantera. La imposibilidad de centralizar los trabajos de montaje, determina la conformación de una oferta atomizada en correspondencia con la atomización de la demanda. Ello explica que aun cuando se genera una mayor demanda, su dispersión geográfica significa un obstáculo para satisfacerla mediante entidades empresariales 7
Esto tiene relación con la taxonomía de las trayectorias tecnológicas de las industrias elaborada por Pavitt para quien la construcción y la obra pública no corresponden a industrias intensivas en producción (por economías de escala o por proveedores especializados); ni en conocimiento, sino una industria dominada por sus proveedores. Gallouj (1999) refuta este planteamiento. Al respecto habría que reconocer que dada la complejidad de la actividad constructora, la aplicación de criterios clasificadores generales siempre resulta problemática. Al respecto, más adelante cuando se analice la relación entre empresa constructora y proveedores de elementos pre-fabricados provenientes de la industria manufacturera, se apreciará la relatividad de estos conceptos de dominación por parte de los proveedores manufactureros o de la exogeneidad en los cambios tecnológicos, en la medida en que dichas relaciones parecen más bien bilaterales.
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centralizadoras de la oferta. Se marca aquí una diferencia fundamental con la producción manufacturera la cual se puede llegar a planear, producir y financiar en forma centralizada para luego distribuirla a sus consumidores. El bien inmueble no puede ser transportado por lo que en este caso no hay etapa de distribución. El equivalente de la distribución en la industria de la construcción es la localización de los servicios de construcción, es decir de la operación de las empresas. Por razones semejantes (y como puntualizaremos más adelante en el apartado de la estructura industrial), en la industria de la construcción no hay `capacidad instalada. Su capacidad de producción no se manifiesta en una instalación fija de recursos productivos, sino en su capacidad organizativa para operar en los variados destinos representados por la demanda dispersa. En esta capacidad de generar una oferta flexible espacialmente hablando, la renta de equipo y la subcontratación de empresas locales representan un recurso primordial. Esta capacidad de localizar flexiblemente su operación representa un indicador importante para calificar la capacidad productiva y el grado de penetración de las compañías constructoras en sus respectivos mercados. Lo anterior significa que el análisis del ámbito espacial de operación de las empresas constructoras se debe de llevar a cabo en un doble nivel. Por un lado, la localización de su sede corporativa donde se asientan sus oficinas, el departamento de proyectos, la administración general, etc. y por el otro el espacio o región geográfica en donde se llevan a cabo las construcciones. El primero corresponde grosso modo al ámbito de la concepción del trabajo y el segundo al de su ejecución. En el primer caso el proceso de selección del sitio sede de la empresa es similar al de la mayoría de las empresas o industrias, proceso al que se refiere el concepto de localización industrial. El segundo nivel de análisis está determinado por la estrategia de mercado de la empresa respecto al espacio geográfico que puede llegar a cubrir mediante la flexibilización de su organización `con miras a generar una mayor oferta. En el primer caso se trata de seleccionar un lugar fijo para llevar a cabo las tareas de planificación, administración general, diseño y −en general− de concepción del trabajo; y por el otro el ámbito espacial que cubre con sus desplazamientos para ejecutar sus proyectos. En el primer caso el sitio es un punto (o una red de puntos cuando la empresa tiene subsidiarias u oficinas foráneas), el segundo es un radio posible de operación o acción. Cuando existe una correspondencia entre ambos niveles, esto es la(s) sede(s) están ubicadas estratégicamente en función del radio de acción de la empresa, o bien éste está acotado por la ubicación de la sede de la empresa, se considera que la empresa está localizada. En contraposición, la empresa desarrolla una infraestructura organizacional para operar con cierta autonomía de su sede corporativa. A mayor desarrollo de esas capacidades, mayor es su deslocalización relativa. Como veremos más adelante en el apartado correspondiente a la heterogeneidad de la industria de la construcción, la zona metropolitana de la Ciudad de México representa el sitio por excelencia de ubicación de los corporativos de las empresas de construcción con operaciones deslocalizadas.
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2.- La singularidad del proyecto. La segunda peculiaridad del producto de la industria de la construcción íntimamente relacionada con la especificidad de esta industria es la singularidad o unicidad del proyecto. Todo producto es único tanto por su localización como por su diseño. En la mayoría de los casos se trata de un proyecto sui generis. Aun en los casos de prototipos, se requiere al menos la adaptación de un proyecto general a las condiciones fisiográficas del sitio en que se construye.8
a) Diseño y construcción como unidad contradictoria. La singularidad de cada proyecto implica que toda obra requiere de un proyecto específico diseñado para cada ocasión. A diferencia de la industria manufacturera en la que cada diseño se ejecuta múltiples veces, en la construcción ambos procesos corren a la par, incluso no son pocos los casos en que se presentan varios diseños para −en el mejor de los casos− sólo ejecutar uno. Esta estructura dual de las obras o proyectos representa una expresión del principio taylorista de separación entre concepción y ejecución, pero en una modalidad distinta a la que se da en la manufactura. Esta separación representa con suma frecuencia la primera condición básica de fragmentación de la actividad constructora y −en esa medida− la primera causa potencial de conflictos y desavenencias en su desempeño. El aspecto problemático de esta separación está superpuesto al ejercicio de dos especialidades profesionales que, aunque complementarias, no dejan de representar puntos de vista y racionalidades distintas. Con suma frecuencia arquitectos e ingenieros ocupan lugares adversos en los encadenamientos productivos de la construcción. Los arquitectos como asesores del cliente y los ingenieros constructores como ejecutores del proyecto diseñado por los arquitectos. La única forma de conjurar los conflictos potenciales que se derivan de prácticas profesionales basadas en perspectivas diferentes se halla en la contratación conjunta del diseño y construcción lo que permite la integración de ambas funciones bajo el mando de una sola empresa y el trabajo conjunto de ambas especialidades desde las fases tempranas del proceso hasta su culminación. 9 b) La importancia de las especificaciones del producto. Una de las maneras como se manifiesta la singularidad del producto es la producción por encargo que representa a una buena parte de la producción de las empresas constructoras. En la industria manufacturera, la complejidad técnica se expresa en la estructura de la fábrica, estando relativamente resuelto el problema técnico del producto final luego de los primeros lanzamientos comerciales.10 En cambio, en la industria de la 8
"El hecho decisivo es que toda obra por más pequeña o simple que sea requiere un diseño específico y propio." (Vitelli 1976 :I.12) 9 Así, la formula de contratación de diseño y construcción busca superar los riesgos derivados de la separación entre ambos procesos ubicando la responsabilidad en un solo punto. (Clegg, s/f.) 10 La producción manufacturera por lotes ha relativizado esta situación.
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construcción, la singularidad del producto demanda un estudio específico para cada proyecto, lo que hace posible que las características técnicas del producto final condicionen el tipo de empresas que pueden ingresar al mercado. (Vitelli 1976: I.12) Por ejemplo, en el sector no residencial la construcción de un camino rural abre la posibilidad de participación a un número y tipo de empresas muy distintas que las de una carretera de altas especificaciones. En el sector residencial, en las circunstancias en las que el Infonavit opera como desarrollador inmobiliario (ver supra II.B.4) contratando empresas constructoras, no resulta lo mismo que el Infonavit concurse un proyecto de construcción de 2,000 viviendas que cuatro proyectos de 500. La especificación del producto y su modulación condicionan el tipo de empresas que pueden participar. A su vez, la complejidad de productos que una empresa puede realizar no se define sólo por las características del acervo tecnológico disponible sino principalmente por su estructura organizacional y la capacidad de sus vínculos inter-organizacionales. En la medida en que las especificaciones del producto se constituyen en un criterio fundamental para concursar una obra, las empresas constructoras se enfrentan a una exigencia de actualización permanente, a adecuarse constantemente a las nuevas exigencias técnicas. Cabe advertir, sin embargo, que la complejidad de las especificaciones depende del submercado o subsector de la construcción. La construcción vinculada con la petroquímica en particular, y la industrial en general, se caracterizan por altos y dinámicos estándares de sus productos. En el extremo opuesto, la vivienda (especialmente la vivienda popular) presenta las menores exigencias en este respecto. No obstante, aun este sector encuentra cierta presión a través de los consumidores o usuarios, pero principalmente a través de la normatividad que empieza a ser promovida por las entidades gubernamentales y los institutos de vivienda.
c) Especialización productiva y capacidad de producción. Una gran parte de la especialización productiva en la construcción no resulta de una mayor capacidad productiva de una empresa, sino que se debe al reducido tamaño de las firmas, pues quienes realizan un solo tipo de obra no lo hacen con el objeto de acentuar su especialización sino por su incapacidad financiera para pasar de un submercado a otro. (Vitelli 1976 :VI.6) La especialización en la industria manufacturera implica cierta capacidad técnicafinanciera y es el resultado de la necesidad de fortalecerse ante la competencia mediante una política activa.11 Esta situación ocurre en los subsectores de la construcción donde imperan especificaciones más complejas como por ejemplo la construcción vinculada con la petroquímica o la energía, de tal manera que el
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Salvo en aquellas sub-industrias o circunstancias en las que tiene lugar un desarrollo del tipo de la especialización flexible señalado por Piore y Sabel (1990). Por esta razón, estos autores consideran a la industria de la construcción como ejemplo de este tipo de desarrollo o paradigma, aunque en sus ejemplos se limitan a la construcción residencial. Al respecto, léase los comentarios sobre las “empresas solares” en el siguiente apartado.
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dominio de una especialidad constituye una barrera a la entrada que sirve de protección relativa a las inversiones realizadas para obtener dicha especialización. Sólo en este tipo de casos las empresas de mayor tamaño consideran la posibilidad de incorporar en sus capacidades (capabilities) la construcción de un tipo de obra específico, esto es adoptar un nivel relativo de especialización. Pero cuando lo hacen, con suma frecuencia lo enmarcan como una división dentro de la empresa, como sucede en el caso de ICA o de Marhnos. En cambio, las empresas de reducido volumen se dedican en forma permanente a un solo tipo de construcción, y difícilmente se diversifican en momentos críticos. En este sentido la especialización es una consecuencia del reducido nivel de capacidad técnico-financiera de cada firma, y no a la inversa, como puede observarse en otros sectores de actividad económica. (Vitelli 1976 :I.6)
Las economías de escala Varios autores consideran que en la industria de la construcción existen limitaciones a la aplicación de economías de escala determinadas por la naturaleza misma de esta actividad. Para Vitelli, la “...oferta debe adecuarse entonces a un mercado fragmentado y radicado en puntos específicos, lo que determina, en los casos de difícil aprovechamiento de economías de escala, la formación de un elevado número de empresas para poder satisfacer la demanda” (1976 :I-5). Diversos grados de limitación tienen lugar según el subsector o submercado de que se trate. Este autor considera que este tipo de economías son “irrelevantes” en casos como la edificación, o la obra sanitaria y tendido de iluminación en urbanización). Así, en la edificación, “...las economías de escala no constituyen una ventaja para las firmas establecidas y permiten que los nuevos constructores se incorporen en una posición de igualdad en la captación de contratos de obra.” (:IV.10) La razón estriba en una dispersión de la demanda y la correspondiente dispersión de la oferta que debe adecuarse a un mercado fragmentado y radicado en puntos específicos, lo que determina un difícil aprovechamiento de economías de escala.12 En otras palabras, “cada obra puede ser realizada por una firma distinta, dado que exige una organización empresaria o un grupo técnico particular para poder encarar su ejecución...” (:I.5) sin que ello represente una deseconomía. La “empresa solar”, una de las formas de organización (junto con los distritos industriales) descritas por Piore y Sabel (1990) se caracteriza por no fundamentarse en la obtención de economías de escala, sino en la capacidad organizativa para manejar la magnitud, complejidad y riesgos de grandes obras o proyectos.13 Este tipo 12
Según este autor, diversos autores han demostrado que raramente puede una firma lograr reducciones en sus costos unitarios incrementando el número de obras realizadas simultáneamente. 13 (1990 :383) Estos autores aplican este concepto de forma de organización a grandes proyectos como por ejemplo, los aeronáuticos caracterizados por empresa núcleo de gran tamaño (por ejemplo la Boeing). Sin embargo este principio de organización por proyecto bien podría ser aplicado a la industria de la construcción con una salvedad significativa: las empresas constructoras no conforman empresas tan grandes, sino corporativos de tamaño moderado.
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de capacidad organizativa describe acertadamente el papel o función de la empresa constructora como cabeza o núcleo de una red de subcontratación. En el mismo tenor, la taxonomía de Pavitt [ver supra] concuerda con la opinión de que las economías de escala no representan un fundamento de importancia en la trayectoria tecnológica de la construcción. La irrelevancia de las economías escalas es explicada por estos autores tanto por la singularidad del proyecto como por la exigencia de la realización in situ.14 En el primer caso, la unicidad del proyecto supone una negación de la producción en serie, lo que dificulta la concepción e implementación de sistemas constructivos basados en la repetición de tareas. En el mismo sentido opera la realización in situ ya que aunque los proyectos contengan tareas similares repetibles, éstas se realizan en un sitio diferente lo que impide la repetición de tareas en un mismo sitio, entorpeciendo la generación de economías de escala. La repetición que caracteriza a la producción en serie supone la estandarización de procesos. Pero en la industria de la construcción la singularidad del producto se contrapone a la estandarización de procesos. Lo que se estandariza no es el producto sino sus componentes. Pero debido a la disociación entre fabricación y montaje, dicha estandarización y producción en serie tiene lugar en la industria manufacturera y no en la construcción. Solo en cierta manera, la construcción de vivienda de interés social constituye la excepción más significativa a lo señalado anteriormente, en la medida en que en este caso se presenta una cierta seriación del trabajo, lo que posibilita la obtención y aplicación de algunas economías de escala. Pero aún así, el proceso es relativo. Si tomáramos como mejor ejemplo a casas Geo con una producción anual de 30 mil viviendas, podemos suponer amplias posibilidades de aprovechamiento de economías de escala. Pero esta producción no se da en un mismo sitio. Inmensos desarrollos habitacionales de más de 10 mil viviendas se llevan a cabo en varios años. Por lo que en el mejor de los casos, esta producción anual se dispersa en una docena de proyectos a la largo y ancho del país. De lo que se desprende que esta notoria centralización de la oferta, comparativamente con la producción manufacturera (de productos transportables), no despierta igual proporción de ventajas derivadas de las economías de escala. Clegg (s/f) ha señalado que incluso en las grandes obras, la segmentación o fragmentación del proceso productivo en un mayor número de tareas realizadas por un mayor numero de cuadrillas con mayor especialización implica un mayor numero de trabajadores especializados que aportan cada uno menores cantidades de trabajo (s/f :5) Debido a esta fragmentación, los trabajos en volumen no necesariamente generan economías a escala como sucede con mayor frecuencia en la industria manufacturera. Se obtiene − ciertamente− una mayor productividad basada en una 14
Cfr. (Vitelli, 1976, Hillebrandt 2000) “Es difícil estandarizar la producción por la gran heterogeneidad del producto, lo que hace que las economías de escala sean casi irrelevantes.” (González et al. 1998 :435)
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mayor división del trabajo, pero no basada en la generalización de tareas estandarizadas y repetitivas en un mismo tiempo y lugar y, sólo excepcionalmente o relativamente, en la mecanización de procesos. Mientras que en la producción industrial se establece una clara relación entre una mayor escala de producción, una división del trabajo más profunda y la generación de economías de escala; en la industria de la construcción se trastoca la lógica: a mayor escala de producción, mayor fragmentación de las tareas, mayor especialización en las actividades desempeñadas por las cuadrillas de las empresas subcontratistas, pero menores tareas realizadas por cada una de ellas y menor tiempo de estancia en cada ‘obra’. El resultado es una mayor movilidad espacial de los subcontratistas y de su personal. Debido a esta situación, a mayor volumen y complejidad de los proyectos y obras, no necesariamente se da una mayor simplificación de la organización y administración de obra, sino que con frecuencia la administración se torna más compleja debido a una mayor diversidad y heterogeneidad de participantes. Cabe sin embargo advertir que la consecución de economías a escala no se tiene que relacionar necesaria y exclusivamente con la ejecución de la construcción. Existen múltiples tareas de otra naturaleza asociadas a la actividad constructora en donde las compañías sí pueden generar economías a escala que signifiquen un ahorro en costos indirectos como por ejemplo, mejores precios en la adquisición de insumos, uso más racional de la maquinaria y equipo optimizando su depreciación15, servicios administrativos (oficinas técnicas asesoría financiera, licitaciones públicas, mercadotecnia, etc. (González et al. 1998 :435) De entre ellos cabe destacar los relacionados con los costos de transacción: búsqueda y selección de proveedores o de clientes, diseño y especificación del producto, selección y negociación del contrato, monitoreo del desempeño, etc. (Hillebrandt. 2000 :101)
e) determinación del precio de un producto único En la industria de la construcción este proceso tiene dos características: Por un lado, se trata de un proceso particular para cada proyecto o trabajo a subcontratar. Por otro lado, el proceso se da a la inversa de la manufactura: el precio se fija antes de producir el bien16. Pero en ocasiones el producto no está completamente especificado y el proceso de producción del mismo está sujeto a la posibilidad de variaciones. En consecuencia, para proponer un precio, aceptarlo o negociarlo el constructor tiene que estimar los costos que tendrá en un futuro y determinar hasta donde este precio admite eventuales modificaciones ‘sobre la marcha’ del proyecto. En algunas circunstancias el productor manufacturero, especialmente si se trata de la producción de lotes, tiene que hacer lo mismo. Sin embargo se presenta una 15
Este punto es relevante. Horcasitas (2001) señala que un aspecto específico de la construcción es que sus inversiones en maquinaria, herramientas y otros elementos tienen que ser depreciados en un periodo menor al acostumbrado en otros sectores industriales. Las empresas que mediante una buena planeación y una exitosa estrategia de contratación de obras logren un uso más racional de su equipo obtendrán ventajas competitivas respecto al resto de empresas del sector. 16 Con excepción de los contratos por administración de obra en los que el constructor no se compromete a ningún precio y cobra un porcentaje del precio que resulte
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diferencia de grado que conlleva a una situación de incertidumbre cualitativamente distinta. El constructor tiene que estimar los costos de un producto único en circunstancias de producción cambiantes y con un alcance de largo plazo especialmente en la división de construcción pesada cuya duración se mide en años.17 Los largos periodos de rotación obligan a tener que estimar incluso la evolución de los precios futuros de numerosos insumos. La posibilidad de modificaciones posteriores del proyecto obligan a ambas partes a especificar con detalle los rubros que cubre un presupuesto. La producción manufacturera por lotes puede referirse a un producto con ciertas particularidades que lo hacen novedoso y en ese sentido único, pero para estimar su costo futuro, el manufacturero cuenta con una planta que opera en condiciones mas o menos estables, una referencia de precios recientes y un proceso que contiene, en lo general, procesos previamente probados a los cuales hay que incorporar algunos elementos nuevos. En contraste, en la construcción el proyecto tiene mayores elementos de singularidad y se lleva a cabo no solamente en situaciones climáticas inciertas, sino en largos plazos de producción. A diferencia de la industria manufacturera, el costo factible de un producto en proceso no se determina por la revisión de los costos reales de un producto equivalente recién elaborado. En la industria de la construcción la unicidad del proyecto y de sus circunstancias provoca que este procedimiento tenga mayor número de indeterminaciones que es necesario resolver con estimaciones más o menos objetivas según el caso. Salvo cuando se trata procesos altamente innovadores, el proceso de producción en la manufactura está suficientemente definido, mientras que en la construcción cada obra representa una mezcla de procedimientos más o menos predefinidos pero intercalados con numerosos procedimientos o circunstancias que implican elementos de innovación, primicia, adaptación, arreglo, conciliación o improvisación. Para el constructor, determinar un precio implica estimar a priori los costos variables y fijos, estimar los riesgos y traducirlos en una prima que compense el asumirlos y resolver el margen de ganancia en el que aspira a ubicarse. En este cálculo, la categoría de costos indirectos incluye tanto el prorrateo de los costos fijos, el margen de ganancia y la prima de riesgo, ya sea que ésta se formule explícitamente como tal o represente un tanto extra de margen de ganancia que en forma intuitiva se considera que recompensa el grado de riesgo o de incertidumbre. Esta formula de integración de un precio por parte del constructor contiene varios elementos situacionales o contextuales. Esto es, cada cotización está fundamentada en numerosos supuestos, cuya estimación no solamente varía entre diferentes constructores, sino incluso para el mismo constructor en contextos diferentes.
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Una refinería de 150 mil barriles diarios de capacidad, requiere para su construcción un mínimo de cuatro años (Obras, noviembre del 2002, s/p.). Un automóvil se monta en un tiempo aproximadamente mil veces menor que el de una vivienda familiar promedio. Esto se debe a que el trabajo de fabricación de las partes piezas del automóvil se realiza simultáneamente con el montaje, o esas partes y piezas están acumuladas en un almacén, listas para el montaje. (Bode, 1982)
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Así por ejemplo, el prorrateo de costos fijos depende no solamente del monto de los costos fijos sino del volumen de obra que se tiene o que se considera tener en el futuro inmediato, lo cual es en sí mismo una incógnita. El margen de ganancia estará en función de qué tan importante es para un contratista obtener el trabajo y por lo tanto a qué ganancia potencial está dispuesto a contender. Pero la importancia de un trabajo está en función de haber o no obtenido otros trabajos. Muchos rubros de los costos pueden variar en función de cómo se contrata el servicio de construcción (precio alzado, administración, costos unitarios, etc.). La estimación de precios futuros supone algún punto de vista sobre la situación del mercado; etc. En resumen, el procedimiento de determinación del precio no se limita al análisis de cuentas de procesos productivos pasados, sino que incluye la decisión de múltiples aspectos en un contexto de incertidumbre.
3.- Otras características del producto. Además de su carácter inmueble y de la singularidad del producto que son sin duda los aspectos más relevantes, el producto de la industria de la construcción tiene otras características que también dejan marca en la naturaleza de la actividad constructora. Comparativamente a los productos manufacturados, los de la construcción son productos pesados, caros, con una larga vida útil y cuya edificación toma un periodo de tiempo relativamente largo. El producto de la industria de la construcción ha sido denominado como caro o costoso (expensive). Esto no debe entenderse como un precio superior al precio de mercado sino como un precio elevado en virtud de que su adquisición implica un gasto varias veces mayor al ingreso anual del comprador. (Hillebrandt 2000 :5) Esto significa que salvo las actividades de reparación, remodelación y mantenimiento (que dicho sea de paso no forman parte del objeto de estudio de esta investigación), los productos elaborados por la industria de la construcción son adquiridos con un poder de compra acumulado de años anteriores que no fue utilizado (ahorro), o bien mediante un préstamo (hipotecario). En ambos casos, la construcción está estrechamente ligada a la participación de los bancos ya sea como intermediarios del ahorro, del crédito (o de ambos), de ahí que una de las características de los encadenamientos productivos relacionados con la actividad constructora sea su estrecha vinculación con entidades financieras y su dependencia respecto a las políticas monetarias y −en esa medida− al ciclo económico.
a) Necesidades, demanda potencial y demanda efectiva Debido a este costo elevado de los bienes inmuebles y en consecuencia a la necesidad de financiamiento mediante alguna forma de crédito, la demanda de los productos de la industria de la construcción es una demanda especialmente sensible a las tasas de interés. Antes que a decisiones de preferencia de comprador vinculado con el manejo de sus ingresos periódicos, como sucede con la gran mayoría de los bienes manufacturados y de los servicios, la demanda efectiva de los bienes inmuebles está mediada por
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esquemas de ahorro y/o por compromisos de pago de largo plazo. La intervención de diversos tipos de instituciones bancarias es imprescindible para llenar la amplia brecha entre necesidades y demanda efectiva en este tipo de bienes. El ejemplo paradigmático de esta situación es la vivienda. Las estimaciones sobre necesidades de vivienda en abstracto reflejan muy poco la verdadera demanda efectiva de vivienda. Patricia Hillebrand acertadamente enfatiza que no se debe de confundir demanda efectiva con necesidades. Para la generación de una demanda efectiva se necesita de varios actores calificados: un usuario, un propietario, un proveedor financiero un detonador o promotor y cierta actitud gubernamental que modele las condiciones externas al proyecto.18 Los encadenamientos productivos permiten identificar a todos estos actores y las relaciones que establecen entre ellos.
b) Producto duradero Los bienes inmuebles tienen un largo periodo de vida útil, incluso mayor a la vida de las personas u organizaciones que los crean. Esta longevidad genera algunas características específicas. En su larga vida, los bienes inmuebles pasan por diversos propietarios y usuarios, son revendidos o rentados y conforman un mercado secundario tanto de renta como de venta. De esta manera las necesidades de vivienda en general se confrontan con estos tres mercados articulados y no exclusivamente con el mercado primario de vivienda nueva. El mantenimiento requerido por los bienes inmuebles en su larga vida genera una demanda nada despreciable en los rubros de mantenimiento y remodelación, nicho tradicionalmente ocupado por empresas pequeñas. Ambas aspectos se interrelacionan y refuerzan, pues el dinamismo de un mercado secundario genera demanda a las empresas que llevan a cabo remodelaciones, mantenimiento y reparaciones, pues estos trabajos están asociados a la venta de los inmuebles de segunda mano.19 La desconsideración de la necesaria articulación entre mercado primario y secundario puede acarrear distorsiones importantes. En los últimos sexenios las políticas de vivienda en México se venían enfocando al mercado primario, y no es sino hasta recientemente que se ha reconocido la importancia de ambos mercados y se han tomado medidas para implementar el mercado secundario, mientras que la opción de vivienda en renta parece estar inmersa en una problemática social más compleja que ha dificultado la institucionalización de propuestas viables en torno a este mercado. Tradicionalmente la política de vivienda se había centrado en el mercado primario mediante un esquema de financiamiento casi exclusivamente dirigido a la 18
Hillebrandt 2000 :31. Los diversos actores señalados por la autora no necesariamente requieren estar representados por individuos o entidades empresariales distintas. El caso extremo seria el de la autoconstrucción, en la cual todos estos actores pueden estar representados por un solo individuo (ver supra). 19 Sobre la importancia del mercado secundario de vivienda para actividades menores de la construcción y para la economía en general puede consultarse el artìculo “Sticky as treacle” en: The economist, Junio 16, 2001.
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construcción y sustentado primordialmente en fondos de vivienda de los trabajadores. La centralización en este tipo de recursos y la orientación hacia la vivienda nueva desconsiderando otras opciones determinó una distorsión de la oferta de vivienda hacia viviendas multifamiliares pequeñas constituidas por departamentos de dos recamaras. Este tipo de políticas, al centrarse en las necesidades de familias recién integradas, conducen irremisiblemente a una crisis pues al crecer o madurar las familias requieren de una vivienda con mayores especificaciones cuya oferta se ha descuidado. La falta de promoción de un mercado secundario tanto por el lado de la demanda (promoción de posibles compradores) como de la oferta (construcción de vivienda con mayores con especificaciones) impide a estas familias realizar los cambios patrimoniales necesarios, al tiempo que la industria de la construcción pierde opciones de desarrollo. En otro orden de ideas, Bode (1976) ha señalado que la larga vida útil del bien inmueble está ligada a dificultades en la experimentación de nuevos materiales pues representa un obstáculo enorme para los procesos de investigación y experimentación de nuevos productos. Tanto la retroalimentación del comportamiento a largo plazo de los materiales como la posibilidad de aplicar generalizadamente los nuevos materiales al inventario de construcciones se difiere al largo plazo. Bode advierte que para obviar este obstáculo, ha sido necesario crear métodos especiales de investigación y experimentación que ofrezcan, en un tiempo relativamente corto, los resultados -por ejemplo- de la acción de la humedad o el calor.20
c) Relación entre peso físico y valor del producto Por su naturaleza el producto inmueble de esta industria no solamente está fijo al suelo, sino que tiene un peso elevado, debido a que (a pesar de los esfuerzos por aligerarlos) los componentes son pesados. Además de las implicaciones que esto tiene en el proceso de trabajo y en el perfil del trabajador de la construcción, esta característica tiene implicaciones económicas. De acuerdo con Bode, en el desarrollo de toda actividad económica es fundamental que el valor del producto sea siempre mayor que el costo del transporte. A mayor relación entre el valor y el peso del producto, o sea mayor valor en menor peso, mayor campo de acción tendrá la actividad, y más lejos podrá transportarse el producto sin afectar sustantivamente su valor total al llegar al mercado o lugar de uso o consumo. En la construcción los productos semi-elaborados han tenido por general, muy poco valor por unidad de peso. Esto determinó automáticamente radios de transporte muy pequeños, comparados con otras actividades económicas, limitándose así notablemente el campo de acción económica no solamente de las empresas constructoras, sino de materiales para la construcción. (1982 :38)
20
(Bode, 1982 :39) Sin embargo el problema sustancial es la aceptación del usuario de nuevos materiales y no sólo la experimentación física.
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En México, el control de los materiales para la construcción más pesados (y por tanto más locales) como la grava y arena toma tintes muy particulares por la intervención de un gremio transportista organizado mediante sindicatos corporativizados que controlan esta actividad. Esto impregna a los mercados locales de estos materiales de situaciones políticas que no pueden evadirse fácilmente. La relación entre valor y peso de los productos que podríamos denominar como densidad de valor de las mercancías, constituye de esta manera un parámetro fundamental en la localización de las empresas, su radio de acción y en la dinámica espacial de los encadenamientos productivos.21
4.- Organización del Trabajo Debido a la naturaleza del producto y la marcada presencia y persistencia de elementos artesanales en los procedimientos constructivos, la construcción presenta ciertas peculiaridades como: la imposibilidad de la cadena de producción, la naturaleza cambiante del lugar de trabajo, la heterogeneidad tecnológica de las tareas constructivas y la complejidad de la funciones gerenciales. a) El objeto y producto del trabajo constituyen al mismo tiempo el lugar de trabajo. No solamente el producto de trabajo es inmóvil, también el objeto de trabajo tiene una naturaleza inmueble. Ello tiene dos implicaciones: i) No se puede establecer una línea de producción por la cual se traslade el objeto de trabajo para que los obreros especializados realicen tareas fragmentarias. La posibilidad de perfeccionar el taylorismo aplicando el principio fordista de organización del trabajo es prácticamente nula. ii) El proceso de trabajo consiste en la agregación, montaje o instalación de elementos constructivos, secuencia que transforma el objeto inmueble de trabajo (un terreno baldío en el que se levanta un edificio o se erige una carretera, una presa, etc., o una edificación previa que se pretende remodelar o reparar, etc) en un producto inmueble. En esta evolución de objeto a producto del trabajo, el lugar de trabajo se convierte en un ambiente dinámico. Al tiempo que el proceso de trabajo avanza, el lugar de trabajo se va modificando pari passu. Esta situación tiene implicaciones en varios sentidos. Respecto a seguridad industrial el dinamismo del lugar del trabajo representa un reto excepcional pues dificulta el establecimiento de rutinas, y por lo tanto de rutinas seguras. La dificultad para establecer rutinas no solamente expone a los trabajadores de la obra y a la obra misma a mayores riesgos de seguridad industrial sino que se convierte en un obstáculo más para el establecimiento de procesos repetitivos de producción en serie y la generación de economías a escala. El trabajo de la construcción se realiza en un lugar geográfico diferente conforme se acaba una obra
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Mas adelante se considerará este factor en la actividad de los subcontratistas instaladores de puertas y de pasto
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y se comienza otra, en proyectos singulares o únicos y además en un lugar de trabajo en evolución constante, prácticamente diaria.22 Otro hecho relevante respecto a lugar y al proceso de trabajo es que −como la agricultura y la minería a tajo abierto− la construcción se realiza al aire libre, lo que exige producir bajo distintas y variables condiciones naturales y ambientales relativamente imprevisibles. c) El trabajo está constituido por una serie de tareas tecnológicas separables. Ya se ha señalado que en el plano del proceso de trabajo, la organización del trabajo de la construcción esta fuertemente influenciada en primera instancia por una relación entre el diseño y la producción no siempre exitosamente articulada. Por su naturaleza misma, los trabajos contemplados originalmente en el diseño con frecuencia no concuerdan con la ejecución, pues durante el transcurso de la construcción pueden surgir una serie de vicisitudes. Además, pueden presentarse cambios de criterios entre el momento en que se diseña una obra y el que se ejecuta, pueden variar las consideraciones mismas de diseño, las condiciones económicas como costos, etc. etc. Además de esta posibilidad de incongruencia entre la concepción y la acción, la ejecución misma de los trabajos está sujeta a tensiones propias, ya que está constituida por una serie de tareas que se han definido como tecnológicamente separables (Eccles 1981a). Esto es, que representan tecnologías o habilidades artesanales heterogéneas, lo que supone la participación de múltiples especialistas que es necesario coordinar.23 Además (emulando los diagramas eléctricos) estas especialidades no pueden trabajar en paralelo sino en serie. No sólo por la imposibilidad física de trabajar simultáneamente sobre un objeto de trabajo inmóvil, sino principalmente porque las distintas tareas implican una secuencia constructiva, de tal manera que la implementación de una tarea presupone la culminación de una tarea previa. Algunos oficios no pueden proceder a empezar hasta que otros han completado la tarea. A manera de ejemplo, la ranuración de un muro para colocar la instalación eléctrica supone la culminación de la construcción del muro, la pintura supone la colocación del yeso, el colado de una losa de concreto, la colocación de la cimbra, etc., etc. Imposibilidad de emplear inventarios para darle continuidad al proceso de trabajo. La coordinación de múltiples actores con racionalidades distintas, con la exigencia de entrar en una secuencia preestablecida bajo estrechos márgenes de flexibilidad, en la que no se pueden acumular inventarios para compensar los desbalances y desincronización entre los ejecutores de las diversas etapas, exige una notable capacidad de gerencialidad o administración de la obra.
22
Esta situación la comparten tanto la construcción como la minería. El trabajo de base artesanal requiere de múltiples especialidades que difieren en términos de tipo de trabajo, nivel de habilidades y valor en el mercado. Su coordinación es una tarea compleja. (González et al. 1998)
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Eccles (1981a :337-8) señaló una interesante diferencia entre el trabajo manufacturero y el de la construcción: Para dar continuidad a la secuencia de tareas que integran la producción manufacturera, la industria cuenta con la opción de inventarios de productos intermedios para garantizar dicha continuidad. Estos inventarios denominados buffer (i.e. resorte o amortiguador) permiten balancear una serie de tareas que se pueden desarrollar en paralelo y amortiguar (de ahí el nombre) posibles retrasos o desajustes en la producción, absorbiendo las fluctuaciones entre la producción de una tarea que constituye el insumo de la siguiente. Estos inventarios facilitan la separación de tareas seriadas. El "problema del balance" (como lo denominó Eccles) es obtener relaciones integradas entre los factores que entran como insumos ante aumentos discretos de capacidad de producción. La posibilidad de resolver en la construcción este equilibrio dinámico entre las distintas tareas seriadas mediante la formación de inventarios es nula. Los diversas especialidades usan el trabajo de otras especialidades pero no pueden incorporarlo en productos intermedios acumulables (Clegg, s/f) Esto se traduce en la exigencia de capacidad organizativa para hacer participar eficientemente a cuadrillas portadoras de diferentes especialidades y pertenecientes a diferentes entidades empresariales en una progresión ordenada del trabajo. La capacidad de gerencialidad del proyecto lleva a constituir en sí misma la justificación económica de la existencia de empresas o despachos de consultoría. Se trata en este caso de una paradoja fácilmente comprensible. Compañías constructoras que no construyen: solo administran obra. Este nicho de actividad resulta un punto estratégico en el desarrollo y trayectoria de los encadenamientos productivos de la industria de la construcción en el contexto de una globalización neoliberal. Aparecen las empresas desarrolladoras ubicadas en este punto nodal de los encadenamientos combinando la capacidad de financiamiento y de administración de obra como armas estratégicas para controlar el flujo de actividad de la cadena completa
5.- Estructura Industrial Las peculiaridades del producto y del proceso de trabajo se expresan en una particular estructura industrial caracterizada por tres rasgos: barreras a la entrada sumamente permeables, capacidad instalada de carácter flexible y desconcentración relativa.
a) Barreras a la entrada El aspecto más sobresaliente de esta estructura industrial son las bajas o inexistentes barreras a la entrada, o sea la facilidad con lo que nuevos empresarios o empresas pueden entrar o suspender sus actividades. El tipo de recursos empleados determinada que la entrada y la salida a la industria (en comparación con la manufactura) no sea problemática. Esta facilidad implica una permanente recomposición de la industria.
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El costo de establecer una nueva empresa en la industria de la construcción es relativamente bajo. El recurso esencial es tener la capacidad técnica para un tipo particular de edificación con el que cuentan buen número de técnicos y profesionistas. Los recursos financieros no son una restricción porque el producto cumple el papel de garantía de las deudas contraídas. En segundo lugar la especificidad del capital humano respecto a la empresa es baja comparada con otras industrias, lo que facilita la movilidad del trabajo. Consecuentemente, la creación de empresas no implica mayores riesgos, lo que promueve la continua incorporación y liquidación de empresas y posibilita la externalización del empleo mediante la transformación de cuadros medios en subcontratistas a un bajo costo. (González et al. 1998 :435-6) El ambiente de negocios sustentado por esta permeabilidad de la industria resulta sumamente propicio para desarrollar maestros de obras conocedores del oficio como empresarios La salida también es fácil debido a la escasa importancia de los activos y su baja especificidad. Con suma frecuencia el equipo con que se opera es rentado, y en caso contrario son fácilmente transferibles a otras empresas pues se trata de equipo móvil y poco especializado (multifuncional) en contraste con las plantas manufactureras fijas e integradas cuya enajenación exige su desmantelamiento y desvalorización. Debido a que la subcontratación es una practica generalizada en toda la industria, las consecuencias de una suspensión de la relación de empleo se limitan al reducido grupo de trabajadores de planta que ocupan una proporción bastante baja, representada principalmente por trabajadores administrativos.24 No hay datos estadísticos sobre la dinámica de creación y liquidación de empresas del sector constructor propiamente dicho en México. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), proporciona una estadística con estos indicadores pero referida a su membresía, que hasta inicios de los años 90 podría ser considerada como equivalente al sector formal de la industria. De acuerdo a este tipo de estadísticas (ver tabla) se pueden delimitar −en primera instancia− dos periodos: uno de recomposición sumamente intensa entre 1984 y 1989 como respuesta a la aguda crisis de 1982-3. Y otro de mayor estabilidad durante los años 90.
24
Para ejemplificar esta situación cabe mencionar datos disponibles de otros países: En España, el porcentaje promedio de incorporación de nuevas industrias (después de descontar las liquidaciones) en los años 1991-2 fue del 20% para la industria de la construcción y del 17% para la economía en su conjunto (González et al. 1998 :435-6). Durante los años 60 tuvo lugar en la industria de la construcción argentina un elevado número de “quebrantos comerciales”. En el periodo 1960-70 quebraron el 11% total de firmas inscritas en el Registro de Contratistas. Esto configura un fenómeno peculiar de "inestabilidad de mercado" (Vitelli 1976 :II.7)
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II.A.3 Porcentaje de empresas según condición de actividad Activas 55,0 57,3 44,9 50,3 47,1 60,4 72,9 79,6 83,8 82,7 73,9 62,8 66,7 66,7 72,3 72,5 80,4
1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Inactivas 33,6 28,0 32,4 31,0 31,1 30,3 22,5 28,6 13,8 15,9 21,3 32,8 29,7 31,1 26,9 26,1 19,1
Desaparecidas 11,4 14,7 22,7 18,7 21,8 9,3 4,6 1,8 2,4 1,4 4,8 4,5 3,6 2,3 0,8 1,4 0,5
Fuente: Principales indicadores de las empresas constructoras. CNIC, 2001 :6
Grafico II.A.1. Empresas constructoras según condición de actividad 100% 80% 60% 40% 20%
19 84 19 86 19 88 19 90 19 92 19 94 19 96 19 98 20 00
0%
Activas
Inactivas
Desaparecidas
Fuente: CMIC, 2001. :6
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La suma de porcentajes de empresas desaparecidas entre 1984 y 1989 alcanza el 98.6%, lo equivale casi al total del patrón. Como obviamente no todas las empresas desaparecieron o se reconstituyeron, esto supone que incluso empresas que surgieron o se reconstituyeron en ese periodo, no lograron consolidarse y se dieron de baja. El periodo de los años noventa parece más estable en general (aunque con un pequeño repunte de empresas desaparecidas entre 1994 y 1996). Pero aún en este caso, un promedio superior al 2.5% anual da cuenta sobre las facilidades a la entrada y la salida de empresas en el sector constructor. Desde esta perspectiva de análisis, esta crisis tuvo un menor impacto en la afiliación a ese organismo que la de los años ochenta, a pesar de que la intensidad de la crisis fue mayor. Una explicación alternativa a este comportamiento paradójico es considerar las consecuencias de la derogación de la obligatoriedad de afiliación a una cámara empresarial a principios de los años 90: la salida del sector más inestable significaría un comportamiento más estable en la nómina de afiliados. Otra explicación puede relacionarse con las perturbaciones de la representación empresarial que tuvo el efecto de atracción que Provivac tuvo sobre los empresarios del subsector constructor de vivienda en un nuevo contexto de no obligatoriedad de afiliación a la CMIC. La gráfica también nos permite constar la intermitencia de la actividad empresarial como respuesta al carácter errático de la demanda. Durante los años de mayor crecimiento de la construcción en 1990-94 (ver grafica supra) se tradujeron en una menor participación de empresas inactivas. Esto sugiere que un buen número de empresas operan intermitentemente en función del ciclo económico. Cabe advertir que la forma de registro económico puede sobreestimar este dinamismo al no detectar los procedimientos de mera recomposición legal, es decir de empresarios que cierran una empresa para abrir simultáneamente otra con la finalidad de protegerse de obligaciones legales, fiscales o laborales. Estos casos no constituyen propiamente un evento específicamente económico de entrada y salida de participantes sino meras maniobras legales para aprovechar, adaptarse o evadir las disposiciones del marco regulatorio. 25 Por último, cabe señalar que esta persistente recomposición del sector constructor, ya sea económicamente sustantiva o mera simulación legal implica serios inconvenientes en el proceso de investigación y análisis de ese sector.
b) La naturaleza flexible de la capacidad ‘instalada’ El hecho de que en esta actividad el objeto y el producto sean inmóviles y el equipo sea móvil obliga a problematizar el término de capacidad ‘instalada’. En la industria de la construcción no hay capacidad ‘instalada’ propiamente dicha. La capacidad de producción en esta industria no se manifiesta en una instalación fija de 25
El trabajo de González et al. 1998 analiza esta temática particular para el caso de España.
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recursos productivos, sino en su capacidad organizativa para operar en los variados destinos representados por la demanda dispersa. A diferencia de la manufactura con plantas fijas la capacidad instalada de la industria de la construcción es variable. La oferta manufacturera se determina en términos generales por la suma de las capacidades fijas y las fuerzas productivas ‘objetivas’ de cada unidad productiva o fábrica. En contraste, la capacidad constructiva está determinada por la capacidad de organizar un proyecto. Esta capacidad no existe al margen de la motivaciones de cada una de las empresas para determinar si, bajo ciertas condiciones, participan o no ofertando sus productos y servicios. De acuerdo con Hillebrandt (2000), en la industria manufacturera el valor de los activos representados por las plantas industriales fijas es bastante mayor que los costos variables de la producción. En la construcción, la participación del capital fijo es normalmente pequeña. El no poseer dichos elementos de capital fijo no limita la capacidad de participación de una empresa ya que se pueden rentar o provocar que los aporte algún subcontratista. El factor limitante de expansión de las firmas contratistas son las capacidades administrativas, mas que los activos fijos. Pero la capacidad administrativa es un factor indeterminable ex ante. Los administradores en funciones pueden ser presionados conforme el volumen del trabajo incrementa, pero es difícil conocer las capacidades del administrador en la teoría, pues se conocen en la práctica. Si se le otorga un proyecto dos o tres veces mayor al que ha realizado puede enfrentar adecuadamente el reto o resultar incapaz, lo que abre un compás de incertidumbre. En este contexto, Hillebrandt define a la capacidad de la industria en su conjunto como “como la máxima producción alcanzable dentro de los límites impuestos por condiciones consideradas aceptables en determinado tiempo.”26 En esta definición, el término ‘aceptable’ introduce un elemento relativo o situacional en función del estado de la economía. Como es de suponerse, la agregación de esta capacidad de oferta flexible no es ilimitada, ya que en última instancia el suministro de recursos materiales representa un límite máximo. Esta capacidad de producción flexible se pone a prueba ante la variabilidad de una demanda de la demanda estrechamente vinculada con el ciclo económico (ver supra)
c) Una estructura industrial desconcentrada Ya se ha señalado la relación entre una demanda dispersa y una oferta igualmente dispersa. Esta dispersión y la incapacidad de centralizar geográficamente la actividad constructora forjan una estructura industrial igualmente desconcentrada.27
26
“Capacity of the industry, as necessary for any consideration of the state of the industry as a whole, is best defined rather more broadly as ‘the maximum output which is attainable by the industry, within the limits of conditions considered acceptable at the time’ There is variation as to what is acceptable, ... what is reasonable will depend on the state of the economy and the policies of government.” (2000 :191) 27 “Typical measures of concentration, such as the percentage of an industry's sales accounted for by the top four or eight firms, are almost meaningless in the construction industry. While a relatively small percentage of firms accounts for a large percentage of volume, the nature of this relationship is very
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Eccles identificó una situación de esta naturaleza para la industria norteamericana de los años 70: “One of the most striking features of construction is the large number of firms. In 1972 there were 920,806 construction firms,' although the term "firm" is used very loosely. About 52 percent of there firms were individuals who were working for themselves as proprietors or as incorporated businesses without any employees and who did not have an employment contract with other firms. Of the firms with at least one employee, many were very small." (Eccles 1981b :450) Una correlación muy general con los datos proporcionados al inicio de este capítulo nos permiten señalar que en 25 años la situación se ha modificado hacia una mayor concentración: A pesar del obvio incremento en la escala de producción de esta industria en este periodo, el numero de firmas disminuyó sustancialmente de casi 921 mil a 656 mil. Sin embargo la base de la pirámide constituida por subcontratistas no parece haber concedido terreno. La estructura de la industria constructora argentina en los años setenta mostraba una situación similar: 56% de las empresas inscritas como empresas constructoras ocupaban 5 o menos personas y un 30.8% ocupaba solamente una persona. (Vitelli, 1976) Este autor establece que este estrato tan amplio en la base de la estructura industrial puede significar la existencia de: empresas que no están estructuradas para encarar por sí mismas el proceso constructivo de una obra, sino que su organización les permite aparentemente realizar solo tareas de coordinación o supervisión; empresas profesionales independientes que difícilmente puedan ser asimilados a la categoría de 'firma industrial' y que se deberían asimilar mejor a la categoría de trabajadores por cuenta propia; y empresas simuladas para evadir los costos de los beneficios sociales mediante la simulación de trabajadores independientes inscritos como firmas constructoras. Definitivamente, la persistencia de un sector de microempresarios no representa ninguna característica peculiar de la industria constructora, pues infinidad de industrias presentan una estructura de esta naturaleza, pero lo que sí puede marcar alguna diferencia es que la generalización de la subcontratación en la industria de la construcción implica que los pequeños prestadores de servicios venden a los grandes, mientras que en la industria manufacturera la subcontratación, aunque ha ganado terreno, no tiene el grado de generalización que caracteriza a la construcción por lo que grandes y pequeñas productores con alguna frecuencia llegan a competir en un mismo mercado o nicho de mercado De acuerdo con Carmen Bueno (1994) y con las evidencias empíricas recopiladas durante esta investigación, se puede afirmar que la estratificación de la estructura industrial de la construcción y por tanto de la oferta de servicios se corresponde con una demanda dispersa fragmentada espacialmente por regiones geográficas, por tipo different from the typical manufacturing industry, which has a much smaller number of firms." (Eccles 1981b :451)
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de obra y por tipo de cliente. Cada estrato de la industria se aboca a un nicho de mercado distinto. Esta aseveración no debe interpretarse necesariamente en el sentido de una estructura armónica, sino de identificar algunas diferencias cualitativas con la industria manufacturera. Gran cantidad de micro empresas se relacionan con las grandes constructoras no como rivales en un mercado sino mediante una relación directa de cliente-proveedor, de subcontratación o de mecanismo para facilitar de la exteriorización del empleo.
6.- El comportamiento pro cíclico. De acuerdo con Patricia Hillebrandt (2000), la demanda en la industria de la construcción toma cuerpo en diversas categorías según las características de los distintos productos de esta actividad. Nuevos proyectos para demandas insatisfechas (de vivienda por ejemplo). Nuevas inversiones para expandir la provisión de cierto tipo de edificaciones con el objetivo de aumentar la capacidad existente (plantas de tratamiento de agua, fábricas, etc.). Reemplazo o sustitución de un inventario pre-existente de edificaciones, cuya vida útil se agota. Remodelación de una edificación para cambiar su uso. Rehabilitación o mejoramiento de edificaciones en intervalos de tiempo irregulares y menores a su vida útil Reparaciones y mantenimientos para conservar en buenas condiciones a las edificaciones, ya sea en intervalos regulares o continuos. Como se puede apreciar, la demanda de servicios de este sector presenta tres características. Por un lado, la demanda corresponde al rubro de inversión (ya que se trata de bienes de inversión, o de su mantenimiento, reparación y rehabilitación; la mayor parte de la demanda se puede posponer en función del estado de la economía y de otros factores lo que causa -inevitablemente- fluctuaciones en sus niveles; y no abarca productos intermedios, todos son productos finales. En tanto bienes de inversión, los demanda de servicios de construcción comprende condiciones generales de producción o bienes de capital colectivos (carreteras, presas, etc); y condiciones generales para la reproducción de la fuerza de trabajo (obras de carácter social como escuelas u hospitales). Como dependen de la inversión y no del consumo, la demanda de estos servicios está sujeta a una fuerte influencia del ciclo económico y las acciones de gobierno ya sea como promotor directo o indirecto bajo la modalidad de concesiones públicas. Prácticamente la mitad de la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCP) en México corresponde a maquinaria y equipo, y la otra mitad a la construcción. Sin embargo, cabe mencionar que a partir de 1996 la participación de la (FBCP) de la construcción
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en el total, ha mostrado una tendencia descendente, de tal forma que en 1995 la contribución fue del 58 por ciento y en 1999 fue del 47 por ciento. 28 (Ver tabla II.A.4) Tabla II.A.4 Formación Bruta de Capital Fijo (Millones de pesos de 1993)
Año
Total
Industria de la Construcción
%
1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
162,548 171,896 194,456 215,833 239,277 233,179 252,745 179,442 208,860 252,797 278,788 294,994
98,528 100,704 109,091 114,199 121,273 125,218 134,350 104,095 116,146 128,514 133,632 139,591
61 59 56 53 51 54 53 58 56 51 48 47
Fuente: Banco de México. Indicadores Económicos, Varios años.
Las variaciones en la actividad constructora tienen un margen de variación mucho mayor que las alteraciones en el comportamiento del PIB. Este comportamiento procíclico se debe a los movimientos de la inversión, en la que la construcción constituye un componente importante. En la parte baja del ciclo económico la inversión decae o incluso se suspende, la actividad de la construcción literalmente se desploma; mientras que en las etapas de prosperidad la actividad constructora alcanza niveles significativos. Para mencionar un ejemplo, entre 1970 y 1980 las variaciones del crecimiento del PIB Nacional oscilaron entre 2.1 y 8.0%, mientras que el de la construcción osciló entre 2.6% y 17.6%. (Guevara, 1990 :133) Este comportamiento procíclico puede ser fácilmente apreciable en la gráfica II.A.2 en la que se observan las severas contracciones de esta industria en años vinculados al relevo sexenal: 1971, 1975-6, 1982-3. Asimismo se observa el comportamiento procíclico consistente en que las variaciones de la construcción y del consumo del cemento guardan estrecha sincronía con las del PIB total, pero en forma magnificada. Aunque el impacto del carácter errático de la demanda se toma como un hecho cotidiano, es obvio que no afecta por igual a todos los sectores ni a todos los tipos de firmas, pues no todas cuentan con las mismas capacidades, posibilidades o poder de negociación para adecuar su plan de obras en el tiempo.
28
Horcasitas (2001). Otros autores han señalado lo mismo. A partir de la matriz insumo – producto en los años ochenta, Chiquiar (1990) apunta que la Industria de la Construcción satisfizo el 62.6 % de la formación bruta de capital fijo). Murguía señala que: “En casi todos los países, cualquiera sea su nivel económico alcanzado, la construcción equivale a más de la mitad de la formación bruta de capital fijo interno”. (1999, :10).
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Grafica II.A.2
20% 15% 10% 5% 0% -5% -10% -15% -20% -25%
Variación TMCA del PIB
1988
1961
1965
1971
1986
1977
1982-4
1960-1994 Total
Construcción
Stinchombe considera que en la industria de la construcción la variabilidad de la demanda puede obedecer en términos generales a: variaciones en el volumen y tipo de trabajo en función del ciclo económico (business cycle), variaciones estacionales (derivadas por ejemplo de la influencia del clima), la limitación geográfica del radio de acción (localización/deslocalización), la fragmentación del trabajo y la especialización de las empresas. (1959 :350-1) En el argumento de Stinchcombe es posible identificar dos niveles de análisis: la variabilidad de la demanda agregada y la de la demanda de trabajo para las empresas individuales. La estacionalidad y el ciclo económico impactan el movimiento general de la demanda que lo constituye el problema de fondo. Además, factores como la fragmentación del proceso de trabajo, la especialización de las empresas y su radio de acción explican una mayor variabilidad a nivel micro. En otras palabras, el problema más general es el del volumen de servicios demandados por la acumulación de capital a través del comportamiento de la variable inversión y otro es el de la distribución desigual de esa variabilidad de la demanda en función de la posición individual de cada unidad económica. En este segundo nivel de análisis, Vitelli (1976) considera que el repertorio de posibilidades estratégicas con que pueden contar las firmas para enfrentar la variabilidad de su demanda es −en términos muy esquemáticos− el siguiente:
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equiparse a un nivel que les permita realizar los volúmenes de obra que se lanzan al mercado en momentos de auge, con el riesgo de mantener periódicamente ciertos niveles de capacidad ociosa relativamente altos. subcontratar tareas reduciendo su posible sobre-dimensionamiento. mantener una dotación de equipos flexible que les permita pasar de un submercado a otro adecuarse al ritmo cambiante de la demanda modificando permanentemente el número de su personal. Según este autor, las firmas mayores desarrollan mecanismos para dotarse de estructuras técnico-organizativas adaptables a las condiciones de los submercados en los que participan para garantizarse una tasa de ganancia más elevada: Capacidad de contratación de obras de gestación plurianual para mantener un stock de obras en cartera (backlog) en forma permanente, y cubrirse así de las caídas en la demanda. En el caso de la obra pública este backlog lo constituyen contratos o licitaciones ganadas y en el de la construcción de vivienda popular las asignaciones de derechos de créditos hipotecarios provenientes e institutos de vivienda o entidades financieras. Lo anterior les permite planear sus costos fijos y minimizar la ociosidad de sus equipos Posibilidad de elegir el momento de presentación a las licitaciones publicas. Las empresas menores pueden estar presionadas a cotizar por abajo del margen de ganancia con la única finalidad de poder amortizar los costos fijos. Facilidad para actuar en diversos submercados o especialidades. Por la especificidad de equipos, una firma muy especializada no puede sortear la discontinuidad de la demanda cambiando de submercado, sólo lo pueden hacer las empresas de mayor nivel de facturación que han diversificado sus equipos. (1976 :cap. VI) Una respuesta más radical a la inestabilidad de la demanda es la diversificación en otros negocios que no estén mayormente influidos por los ciclos económicos con la finalidad de aminorar la dependencia hacia ellos, a manera de una estrategia anticíclica. De acuerdo a uno de los informantes, en el pasado reciente esta motivación representó uno de los factores que motivaron la participación de las empresas constructoras en la concesión de carreteras.29
7.- La heterogeneidad de la industria de la construcción. Tras de haber definido el tipo de actividades que quedan incluidas dentro de la actividad constructora y de caracterizar la peculiaridad de la construcción como actividad económica, es necesario culminar con la identificación de la heterogeneidad interna de la industria de la construcción. Por último se establecerán los fundamentos de la naturaleza especialmente riesgosa de la actividad constructora. 29
Cfr. Hillebrandt 2000 :193 y entrevista a funcionarios de la CMIC.
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Uno de los errores que hay que evitar al analizar a la industria de la construcción es considerarla como un todo homogéneo. Las aseveraciones sobre la “industria de la construcción” tienen la generalidad de las afirmaciones que se hacen sobre la "industria manufacturera" pues se trata de grandes agrupamientos de actividades susceptibles de análisis particulares. Es necesario atender a su diversidad interna. 30 Limitarse al estudio de la industria de la construcción en su conjunto sería equivalente a negar la importancia de estudios particulares de las diferentes ramas agrupadas la actividad manufacturera. El principal parte aguas se da entre edificación en general y la construcción pesada, sin embargo al interior de la edificación se establecen algunos rasgos diferenciales entre la edificación residencial y la no residencial. A su vez, la residencial también está expuesta a algunas diferencias cualitativas entre los diferentes tipos: residencial de lujo, vivienda media, vivienda popular, vivienda progresiva y estrategias de saturación urbana. Los diversos subsectores de la industria de la construcción recurren en grado variable al subcontratismo. A manera de ejemplo, de acuerdo a la determinación realizada por Eccles el porcentaje de los ingresos que representaba el pago a subcontratistas especializados en 1972 para los contratistas generales era 46.3 %; en la construcción pesada de 16.9 % y el de los subcontratistas a otros subcontratistas (esto es subcontratación de segundo orden) de 6.5% (1981b :451) La relación entre trabajo y capital empleados varía entre los diferentes subsectores: la edificación de vivienda se caracteriza por un fuerte componente artesanal cuya heterogeneidad implica una amplia variedad de tareas intermedias y dificulta la continuidad del proceso. En contraste, la ingeniería civil es intensiva en capital, requiere de mayores inversiones y la repetición de las tareas posibilita mayores opciones de mecanización. Los requerimientos financieros varían entre la ingeniería civil y la edificación de vivienda. En el primer caso, los usuarios o compradores son usualmente entidades publicas que financian las obras con base en normas establecidas por ellas mismas (licitación, concesión, reglas para anticipos, etc.) El hecho empírico es que −al menos en nuestro país− los anticipos de la administración pública frecuentemente se retrasan. En la edificación de vivienda los compradores pueden adelantar financiamiento, o éste puede provenir del mercado de capitales o de institutos de vivienda, además se pueden realizar ventas discretas del producto (de cada vivienda unifamiliar por separado) lo que disminuye las exigencias financieras y agiliza el retorno (revolvencia). (González et al. 1998 :435) La facilidad de entrada y salida guarda relación con el volumen promedio de obras unitarias: a mayor volumen menor capacidad de entrada y salida al mercado. Así, en la edificación de vivienda el volumen es bajo y las empresas se forman fácilmente. 30
El cap. IV de la obra de Vitelli (1976) representa un buen ejemplo del análisis de esta diversidad y heterogeneidad de la industria de la construcción desde la perspectiva de la teoría de la organización industrial, esto es, estudiando la estructura industrial de cada uno de los submercados que la conforman.
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(Vitelli 1976 :II.7) En la misma línea de razonamiento, la producción a escala o en serie de vivienda popular o ‘interés social’ se convierte en un nicho de mercado que no es tan accesible a cualquier empresa pequeña. La misma estratificación se da en el caso de los concursos de obra pública cuyos montos varía enormemente según la naturaleza del trabajo. Los distintos subsectores (o submercados) están expuestos a diferentes grados de dificultad en el aprovechamiento óptimo de sus equipos y por la tanto a una depreciación más racional. Las discontinuidades en los programas de inversiones públicas se reflejan en el grado de capacidad ociosa de las empresas especializadas en este tipo de obras, obligándolas, en alguna medida, a no desarrollar organizaciones empresarias integradas, con el fin de lograr una mayor capacidad de entrada y salida en el mercado. (Vitelli 1976) Aunque ambas están estrechamente ligadas al ciclo económico, la división no residencial está vinculada directamente proceso de inversión. En contraste, por su lugar en la reproducción del capital, la construcción de vivienda se vincula al comportamiento de las remuneraciones personales y a la condición patrimonial de las familias de los diferentes estratos socio-económicos. En ambas divisiones, el Estado participa activamente pero de distinta manera. Cabe aclarar que en términos generales no hay ni ha habido empresas constructoras paraestatales (por supuesto, nunca faltará alguna excepción). Toda la actividad constructora recae en el sector privado. En el primer caso el Estado actúa a través de su política de vivienda y principalmente, a través de agencias promotoras de vivienda popular y de políticas de financiamiento. En el caso de la construcción no residencial a través de la generación de proyectos de construcción de infraestructura ya sea relacionadas con las condiciones generales de producción o con la reproducción de la fuerza de trabajo. Otro ámbito de operación de las empresas en el que se puede identificar otra diferencia intra-sectorial es en la medida en que la construcción residencial se “localiza”, ya sea porque limita regionalmente su operación o porque, operando en distintas localidades, establece vínculos locales más profundos y duraderos con autoridades, proveedores y fuerza de trabajo (desde peones hasta agentes de ventas). Las empresas de esta división no solamente se involucran con autoridades para aprovechar esquemas locales de financiamiento de vivienda, la obtención de los permisos de construcción, la planificación del desarrollo urbano y creación de reservas territoriales, etc., aspectos que involucran negociaciones fuertemente “localizadas”. En contraste, a excepción de la obra controlada por los municipios que está muy dispersa, representa montos menores y reclama poca especialización, la construcción no residencial requiere mayor movilidad geográfica para concurrir a los proyectos de la especialidad a la que se pertenezca. Para desarrollarse, el constructor de presas, por ejemplo, competirá por la obtención de proyectos de presas en donde éstos se generen (incluso fuera del país), al margen de su sede corporativa. Conseguido el proyecto, movilizará sus recursos y a sus subcontratistas al sitio de trabajo para ejecutarlo.
119
Eccles encontró que a finales de los años 70, el 93% de las empresas constructoras norteamericanas trabajaban exclusivamente en un estado. 31 La tabla II.A.5 muestra el diferente gado de localización que se presenta en función del tipo de obra, de acuerdo a las estimaciones arrojadas por la Encuesta Anual de la Industria de la Construcción. En un extremo se puede identificar a la edificación en general como a la infraestructura hidráulica como los tipos de obra con mayor localización. En el otro extremo a las obras relacionadas con el petróleo y petroquímica y a “otras” obras dentro de las actividades menos localizadas. A partir de misma fuente es posible determinar que tanto en las actividades como las empresas menos localizadas, el DF en particular y el área metropolitana de la Ciudad de México en general, representan el sitio por excelencia de ubicación. Del 36.9 % que representa la obra realizada fuera de la entidad (tabla II.A.5) casi 3/4 partes se realiza por empresas asentadas en el DF y un poco más del 80% en el D:F: y el Estado de México.32 Asimismo el porcentaje de esa participación es mayor en las actividades que por su naturaleza están sujetas a menores presiones de localización. Tabla II.A.5. Distribución del valor de la producción por tipo de obra y lugar de realización En la entidad
Fuera de la entidad
Edificación Agua, riego y sanitaria Electricidad y comunicaciones Transporte Petróleo y petroquímica Otras
80,0% 80,1% 61,2% 65,0% 17,5% 44,7%
20,0% 19,9% 38,8% 35,0% 82,5% 55,3%
Total (promedio)
63,1%
36,9%
Fuente: INEGI. Encuesta Anual de la Industria de la Construcción 2000 con datos de 1999. Cuadro 37
En contrapartida los empresas ubicadas en los estados de Baja California Sur, Colima Quintana Roo, Zacatecas no tienen obra foránea y las de los estados de Chiapas, Guerreo, Morelos, Nayarit, Oaxaca y Tlaxcala tienen una participación totalmente insignificante del 0.1% de la obra foránea. En consecuencia, 10 entidades federativas en esta situación escasamente aportan en conjunto medio punto porcentual de dicha obra.
31
Geographical limited markets. immobility of structures necessitates local, on-site production; 93 percent of the construction firms worked in only one state. Obviously the geographical boundaries of the market for a firm can be less than statewide, depending on the density of construction, activity, and size of the state. (Eccles 1981b:451) 32 Como una medida estimativa de la zona metropolitana, en al medida en que la ùncia población grande de esta entidad que no forma parte del área metropolitana de la Cd de México es Toluca.
120
Tabla II.A.6. Participación en la obra realizada fuera de la entidad según tipo de obra Tipo de Obra:
Edificación Agua, riego y sanitaria Electricidad y comunicaciones Transporte Petróleo y petroquímica Otras Total (promedio)
D. F.
Edo. de México
Resto de entidades
Total
66,3% 41,5% 63,0% 73,4% 73,9%
9,2% 8,5% 1,9% 3,6% 15,6%
24,5% 50,0% 35,1% 23,0% 10,5%
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
83,4%
7,2%
9,4%
100,0%
72,3%
8,4%
19,3%
100,0%
Fuente: INEGI. Encuesta Anual de la Industria de la Construcción 2000 con datos de 1999. Cuadro 44
En términos generales, esta situación se refleja también en términos generales en un grado de internacionalización notoriamente diferente. La OCDE por ejemplo, señala que la actividad residencial tiene un grado mucho menor de internacionalización que la división no residencial, al grado en que sus análisis sobre internacionalización de la actividad constructora se limiten a ese ultimo subsector. (1992 :99) A pesar de su diversidad interna, la industria de la construcción puede ser considerada una industria, porque la intercambiabilidad de recursos proporciona la base material para hablar de una sola industria a pesar de los rasgos distintivos de cada una de las subramas. Independientemente de las formas organizativas y los organismos de producción especializados, se usan iguales o similares materias primas, equipos, maquinarias y trabajadores, tanto para la producción de viviendas, escuelas, o edificios sociales como para la construcción de presas, redes viales, redes de servicio urbano, obras industriales, etc.33
8.- El riesgo en la industria de la Construcción De acuerdo a la definición de riesgo expuesta anteriormente en el capítulo I, la actividad constructora resulta especialmente riesgosa. La siguiente descripción da cuenta cabal de la imagen de esta actividad al respecto. “Anyone who has ever hired a builder knows that even the simplest job tends to be plagued by cost overruns and delays. And the bigger the project, the bigger the problems: according to one estimate, inefficiencies, mistakes and delays account for $200 billion of the $650 billion spent on construction in America every year.
33
Cfr. Bode, 1982. De acuerdo con Vitelli, se trata de una industria subdividida en submercados netamente diferenciados, donde los requerimientos de organización empresarial, equipamiento y dotación de mano de obra exigido por cada no de ellos son, igualmente disímiles. Pero a pesar de esta aparente heterogeneidad existen, naturalmente, elementos aglutinantes. (1976 :I.4)
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“t is easy to see why. A building project, whether it is a hotel or a cement plant, involves dozens of businesses—architects, engineers, material suppliers— working together for month or years. Each project entails thousands of transactions, all of them currently recorded on paper. A typical $100m building project generates 150,000 separate documents: technical drawings, legal contracts, purchase orders, requests for information and schedules. Project managers build warehouses just to store them. Federal Express reputedly garnered $500m last year just shipping blueprints across America. “Worse, construction is a slow affair, regularly held up by building regulations, stroppy unions and bad weather. Owners, architects and engineers must physically visit sites. With everything still done by fax or telephone, requests for the size of a roof tile can take weeks and seemingly minor changes can lead to long delays as bits of paper wind through approval processes. Even then, mistakes are common. Wrong supplies arrive and bills go unpaid. Given onerous shipping costs and the high value of commercial contracts, mistakes matter. Building is one of the world’s most litigious industries.” (“New wiring” en: The economist, enero 15 del 2000) El riesgo, la incertidumbre, la conflictividad son inherentes a la actividad constructora debido a las particularidades de esta actividad: la unicidad o singularidad del proyecto, el desempeño en condiciones ambientales inciertas y no controladas, la participación multi-organizacional en una rígida secuencia de trabajos interdependientes sustentados por distintas habilidades, la imposibilidad de utilizar inventarios para suavizar las interfases y la alta siniestralidad (accidentes) que caracteriza a la rama. A estas características hay que agregar las correspondientes al perfil de la fuerza de trabajo y las características del mercado laboral: escasa calificación, alta rotación de personal, trabajos eventuales, traslados de obra en obra, etc, lo que se traduce en dificultades de reclutamiento. Cada uno de estos factores y la sinergia entre ellos determinan que con frecuencia las obras no cumplan con los parámetros fijados en su planeación: entrega oportuna de la obra, respeto del presupuesto y cumplimiento de las especificaciones del diseño, que se pueden resumir en los socorridos términos de calidad, precio y tiempo. En la medida en que el proyecto esté financiado (directa o indirectamente) por entidades financieras, como sucede cada vez con mayor frecuencia, estos tres parámetros, especialmente el de precio y tiempo son minuciosamente monitoreados por el correspondiente organismo financiero.34
34
En ocasiones, el monitoreo puede ser indirecto, como en el caso de una empresa no constructora que recibe financiamiento para su operación en general ya sea mediante bancos, casas de bolsa o aportes accionarios. Cuando esta empresa requiere una obra como una nueva planta o una ampliación de la planta existente, una bodega, oficinas o un punto de venta, la presión financiera se hará efectiva a través de la empresa ya que ésta está sujeta a una estricta supervisión respecto al tiempo y costo del proyecto para que no se incremente el costo financiero de ese proyecto de inversión.
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La singularidad del proyecto implica dificultades (y consecuentemente riesgos) particulares. Cada obra representa un proyecto relativamente único que requerirá un proyecto ad hoc cuyas características serán específicas para el mismo y deberán ser interpretadas correctamente por cada uno de los actores involucrados en forma individual o colectiva. Cualquier error en la fabricación o el montaje de estos elementos únicos implica un riesgo potencial con posibles repercusiones al resto de las actividades. Aún si el error es identificado relativamente temprano, su corrección seguramente implicará un retraso que influirá en las condiciones de trabajo del resto de los participantes. Debido a que se trata de una secuencia obligada, los retrasos en alguna medida se irán acumulando ya que sólo en forma limitada es posible ir adelantando otras tareas o fases del proceso de construcción. Cada proyecto de obra implica la consecución oportuna y adecuada de permisos y licencias. En general los grandes proyectos están sujetos a permisos y estudios especiales (de impacto ambiental por ejemplo) y a una tramitología más compleja que con frecuencia incluye facultades discrecionales por parte de las autoridades. Esto abre el espacio para un proceso de negociación (y posiblemente de corrupción) que hace que la obtención de los permisos resulte incierta en tiempo y costo. Como en este momento del proyecto no se han hecho las erogaciones importantes, por lo general la presión de las instancias financieras no son muy significativas, sin embargo los eventuales retrasos e incrementos de costos en esta etapa terminan repercutiendo en una mayor presión durante las etapas posteriores del proyecto. Asimismo, el trámite de permisos y licencias puede resultar en modificaciones o condicionamientos al proyecto por parte de las autoridades, lo que implica un factor extra de riesgo. En ocasiones salta al escenario un actor que cada vez incide con mayor frecuencia en el progreso de los proyectos: la comunidad que, ya sea en forma legítima u oportunista, objeta al proyecto bajo el argumento de modificaciones a sus condiciones de vida durante la construcción o la operación del mismo. Hay un reconocimiento cada vez mayor respecto a que esta situación constituye uno de los aspectos que mayor incertidumbre generan en el desempeño de los proyectos de construcción.35 Para bien o para mal, cada vez es mayor el número y más combativa la participación de antagonistas de esta naturaleza a los proyectos y obras de construcción.36 Otro aspecto tradicionalmente riesgoso es el de las características del subsuelo. La identificación temprana de problemas en la mecánica de suelos es un punto de especial importancia. Cada obra implica un subsuelo parcialmente desconocido que 35
Cfr. Allen 1993; Clegg et al. s/f, Flanagan 1993. Desde hace unos años, se ha acuñado en los EU un término popular para describir esta conducta: el NIMBY (not in my back yard) que describe la actitud generalizada de los habitantes en el entorno de la obra. Los proyectos de construcción adquieren un significado diferente para cada uno de los actores involucrados. Para los habitantes frecuentemente tiene un significado contradictorio pues implica el ofrecimiento de servicios, de fuente de trabajo, de infraestructura social, etc, pero al mismo tiempo implica la modificación del ambiente. La reacción más común es reconocer estos aspectos positivos pero objetar la cercanía de ellos: Todo mundo –por ejemplo– quiere una gasolinera cerca, pero no junto a su casa.
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representa incógnitas que deben ser despejadas tanto para la elaboración de un diseño definitivo, como para la estimación del costo. No faltan las técnicas disponibles para explorar el subsuelo, pero todas ellos implican costos que deben ser confrontados con los beneficios, dilema que se traduce en diversas estrategias para enfrentar y valorar este tipo de riesgos. Este dilema es uno de los puntos nodales en la contratación para la construcción de carreteras. La construcción, al igual que la agricultura, la pesca y algunos tipos de minería, se caracteriza por llevarse a cabo al exterior, quedando expuesta a las variaciones climáticas. Aunque se tiene cierto conocimiento de la regularidad del clima, siempre está latente la posibilidad de condiciones climáticas excepcionalmente inclementes y la eventual presencia de ciclones, terremotos o inundaciones. Los problemas de riesgo relacionados con la fuerza de trabajo se presentan particularmente en el caso de la mano de obra calificada. La industria de la construcción se caracteriza por un objeto y producto de trabajo fijo y una mano de obra móvil, lo que se traduce inevitablemente en un empleo intermitente caracterizado por trabajos eventuales durante fases de corta duración y el necesario traslado de los trabajadores de una obra a otra. Esta dinámica espacio – temporal de la fuerza de trabajo se traduce en la posibilidad de su indisponibilidad en el periodo exacto en que se le requiere de acuerdo a la secuencia de los trabajos durante el avance de obra. Esta situación puede determinar que en la ejecución del proyecto no se encuentre la mano de obra en la calidad o la cantidad requerida, lo que significa perturbaciones en la calidad, tiempo y costo del proceso constructivo. En el caso de la construcción, los riesgos derivados de las relaciones laborales por lo general toman la forma de riesgos en las relaciones de subcontratación ya que el reclutamiento, gestión y supervisión de la mano de obra corre, en buena medida, a cargo de los subcontratistas. Por lo demás, los conflictos laborales propiamente dichos son realmente excepcionales en México. Mantenerse dentro del presupuesto estimado siempre representa un reto. Hay que recordar que, al contrario de lo que sucede en la industria manufacturera, la industria de la construcción fija sus precios antes de que se produzca el bien. Esto representa una situación riesgosa por naturaleza, por cuanto se requiere aventurar anticipadamente una idea de lo que costará la construcción de determinada obra. La estimación de costos puede resultar errónea, ya sea porque no se consideran las especificaciones previamente determinadas, porque están insuficientemente especificadas, porque no se cuenta con información adecuada de precios, o porque éstos cambian inesperadamente entre el periodo comprendido entre la cotización y la orden de ejecución o el pago. Asimismo pueden surgir aspectos u obras imprevistas en el presupuesto original o modificaciones del proyecto sobre la marcha de la obra que alteran lo presupuestado. En síntesis, el cumplimiento del presupuesto estimado representa una meta rara vez cumplida.37 37
Para tener una idea, en Gran Bretaña donde se presumiría una organización más eficiente de la actividad constructora, una cuarta parte de los proyectos rebasa el presupuesto en un monto ligero menor al 5%; pero otra cuarta parte de ellos lo rebasa en un monto mayor al 5 % del presupuesto original. (Hillebrandt 2000 :164)
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Steward Clegg et al. advierten que en las obras no hay un centro unitario de control, por lo que la culminación exitosa de un proyecto multi-organizacional implica un alto gado de coherencia y unidad de propósitos. Sin embargo, lo que usualmente se observa es el conflicto, la ambigüedad y la falta de propósitos comunes. Las obras de construcción a gran escala son escenarios en los que proyectos altamente complejos, inciertos y creativos deben de realizarse mediante la organización de una multiplicidad de actores cuya diversidad de intereses emana del significado que el proyecto tiene para cada uno de ellos, los cuales pueden ser codificados como diferentes `racionalidades’ construidas mediante la intersección de conocimientos propios de disciplinas profesionales y códigos contractuales. La fragmentación del proceso de trabajo y del empleo ayuda a distribuir el riesgo financiero de una industria inherentemente cíclica y expuesta a los riesgos derivados de las relaciones industriales propias de una gran masa de fuerza de trabajo. A mayor complejidad de obra, mayor la segmentación detallada de grandes trabajos en mayor número de trabajadores especializados que aportan cada uno menores cantidades de trabajo. Pero un proceso mas fragmentado produce dificultades en términos de controlar los resultados (outcomes) de equipos de trabajo crecientemente dispares. La separación entre diseño y construcción impone barreras a la optimización del proceso, alarga el tiempo de vida del proyecto, aumenta los riesgos relacionados con el tiempo y genera conflictos por una ambigüedad pervasiva en contratos ampliamente indexalizables (esto es, interpretables por cada una de las partes en función de sus intereses o posición subjetiva). Es curioso −señala Clegg− como las tercera partes llamadas para arbitrar generan muchos de los problemas que supuestamente pretenden resolver. (Clegg s/f :4-6) Existen diferentes tipos de contratos a partir de los cuales se puede favorecer el alineamiento de intereses entre algunos actores. Por ejemplo, −como ya se señaló− los contratos que incluyen diseño y construcción posibilitan conjuntar las funciones de diseño y de construcción desde etapas tempranas del proyecto y durante toda la duración del mismo. Así mismo el esquema de concesiones abre la posibilidad de conjuntar la relación cliente-constructor bajo la modalidad del contrato tipo BOT (Building, Operating and Tranfer). La figura del desarrollador concesionario ahorra posibilidades de disputas, o al menos las suaviza si el desarrollador está constituido por un joint venture. La posibilidad de descoordinación surge en primer lugar en términos de la separación entre concepción y ejecución que en la industria de la construcción se marca claramente en dos etapas del proyecto: el diseño y la construcción representadas por diferentes racionalidades profesionales: arquitectura e ingeniería. Las relaciones entre estas dos racionalidades frecuentemente se convierten en fuente de descoordinación en el mejor de los casos y de costosos conflictos en el peor de ellos.38 38
A manera de ejemplo paradigmático de los efectos de una falta de comunicación cabe reproducir la siguiente nota del Bussiness Week subtitulada Fatal Miscomunication: “Most building collapses result from faulty planning or errors in a complex construction process. Take the collapse of two steel-and-
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Por su situación contractual, los subcontratistas tienen intereses de corto plazo (terminar y cobrar lo mas rápidamente) mientras que el contratista general, el cliente o el usuario tienen preocupaciones de largo plazo como es la calidad de la obra y un correcto desempeño durante su operación. El desfile de subcontratistas durante el avance de obra no está exento de riesgos. El producto del trabajo de los primeros representa el objeto y lugar de trabajo de los que vienen a continuación estableciéndose una interfase en la que las responsabilidades no siempre están bien definidas y –como se acaba de señalar líneas arriba- el retraso de los primeros crea incertidumbre sobre el momento en que entrarán en acción quienes realizan trabajos posteriores. En sentido opuesto, el trabajo de éstos puede dañar el trabajo anterior lo que da pauta a conflictos, o al menos a retrasos. Como se ha señalado respecto a la naturaleza flexible de la capacidad de organización que condiciona la capacidad de producción de esta industria (ver supra), poner en tensión las capacidad individuales y colectivas de una organización abre un margen considerable de incertidumbre. Como ya se señaló, la determinación de la capacidad de una administración para enfrentar una carga de trabajo mayor o más intensa no se conoce a priori sino en la práctica, y está sujeta a incertidumbre debido a la inherente diversidad e impredecibilidad de la capacidad individual humana. La capacidad de un equipo se puede prever o experimentar por lo que −dentro de cierto margen− puede estimarse previamente, cuestión que no sucede con el trabajo humano en equipo, del cual es altamente intensiva la construcción. Además los resultados de esta incertidumbre se manifiesta generalmente cuando el problema se ha agudizado y ha llegado a limites inmanejables. La incapacidad de un administrador o de un equipo administrativo no se hace evidente en forma inmediata y cuando se detecta, las consecuencias tal vez hayan llegado demasiado lejos: problemas con los subcontratistas para cumplir a tiempo, retraso en las otras fases del trabajo en equipo, desperdicio de materiales, etc. Por esta razón, Hillebrandt caracteriza acertadamente al proceso organizativo de la construcción como “intensivo en decisiones”. (2000 ;190) Otros autores han argumentado que en el ámbito ejecutivo el régimen de oficios se encarga de tomar las decisiones sin necesidad de un régimen burocrático (Stinchcombe, 1959) o a partir de la delegación de tareas y el proceso de socialización (Piore y Sabel, 1990 :166-170). Pero en los niveles superiores de organización las numerosas decisiones que deben de tomarse en un proceso constructivo siempre único (en lo que se refiere al proyecto y las condiciones físicas, sociales, culturales y económicas en que se desarrolla) frecuentemente se toman en
concrete walkways that killed 114 people and injured 200 at a Hyatt Hotel in Kansas City in 1981. According to several independent reports, one of the main reasons for the tragedy was the lack of communication between architects, engineers, steel fabricators, and construction crews. The drawings prepared by Gillum-Colaco International were preliminary sketches but were interpreted by Havens Steel Co. as finalized drawings, which it used to create the components of the structure, according to the reports. Because of a subsequent design change −plus missing components that should have been added during construction− the steel supports for the walkways were able to hold only half the weight required.” (“Special Report: Engineering's Digital Era.” Julio 16 del 2000)
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condiciones inesperadas o imprevistas por lo que el proceso no siempre se resuelve exitosamente, o lo que es lo mismo con cierto margen de riesgo. Anctill ha señalado por ejemplo que la gerencia local muy rara vez tiene un control completo de la política a seguir, ni del aspecto financiero de la obra, por lo que nunca podrá ser autosuficiente. (1994 :207) Algunas características de los proyectos como el tamaño de obra, la localización, la complejidad o las características del procedimiento constructivo y el tipo de construcción, pueden estar correlacionadas con mayores riesgos. (Flanagan, 1993) La industria de la construcción se ha vuelto riesgosa no porque sea más peligroso construir sino por las exigencias que se anteponen a la construcción. De hecho el desarrollo técnico genera tanto riesgos como soluciones. Es la necesidad financiera de garantizar las metas y de acotar imprevistas la que somete a la construcción a exigencias que pueden volver inmanejables a los grandes proyectos que pretenden ser innovadores o creativos, proyectos que constituyen verdaderos hitos de la construcción. Al respecto resulta sumamente ilustrativo el comentario del director de construcción urbana de una gran empresa constructora respecto a que en las condiciones actuales de organización de los proyectos de construcción de infraestructura, la aventura que representó la construcción del Metro de la Ciudad de México seria irrealizable. Sujetar un proyecto que por su novedad representa un proceso doblemente incierto a una lógica de costo-beneficio y de garantías de costo y tiempo de construcción lo convierte en un proyecto económicamente inviable. Como ejemplo, este funcionario se refirió al fracaso de la primera licitación de los segundos pisos de un tramo del periférico y el viaducto de la Ciudad de México. De las casi 20 empresas que licitaron todas excepto una abandonaron la licitación por las condiciones generales a las que se sometía el esquema financiero. Exigencias en plazos de entrega cortos, condiciones de construcción restringidas por la presión de los vecinos, penas convencionales por atrasos en la entrega, indefiniciones del proyecto, incertidumbre en la capacidad de pago del gobierno capitalino, etc. etc. Un artículo sobre el 50 aniversario de la construcción de la Ciudad Universitaria (CU) en la Revista Obras (Hito de la arquitectura mexicana, noviembre del 2002) presenta exactamente los mismos argumentos. La construcción de CU y del Metro comparten algunas coincidencias. Ambas se desarrollaron como obra pública pero fueron promovidas por la empresa ICA (Ingenieros Civiles Asociados) y ambos proyectos juegan un papel importante en el currículo de esta empresa. Por ello, se afirma en el artículo que la CU “...además de representar el florecimiento de la arquitectura mexicana, estimuló el despegue de las grandes constructoras en el país.” Sobre la construcción de Ciudad Universitaria el director de la Facultad de Arquitectura señaló en dicha entrevista que: “En aquel entonces hubo la capacidad y el liderazgo político que empujaron y generaron este tipo de construcciones. Esta magna obra de la arquitectura mexicana ‘se concibió con una gran generosidad y con una estupenda visión
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del gobierno mexicano de ese momento. Representó la conjunción del deseo de muchos universitarios: científicos, maestros, arquitectos, pensadores y rectores quienes veían la necesidad de que existiera un espacio propio’ ” Asimismo considera que: “desde hace 50 años no se han construido obras de esta naturaleza debido a diversos obstáculos, entre ellos los controles administrativos —y no de calidad de proyecto— que establece la Ley Federal de Obra Pública, la falta de capacidad de convocatoria de profesionales para construir una obra de estas dimensiones, así como una sociedad que reclama mucho pero que propone poco, ‘todo ello hace inviables proyectos de esta naturaleza`.” En este orden de ideas, bajo los esquemas de control de riesgos a que se somete la construcción bajo el comando del capital financiero, la NASA nunca hubiera puesto a un hombre en la luna o ésta hazaña hubiera tenido que comprenderse como un gran fracaso empresarial. La racionalidad de anticipación al futuro antagoniza a la empresarialidad como aventura o como apuesta. En este apartado se han precisado los rasgos característicos de la industria de la construcción y establecido su heterogeneidad. A manera de conclusión cabe recuperar algunas consideraciones referentes al caso particular de la construcción de vivienda popular y al problema de investigación. Dentro del amplio espectro de la actividad constructora, la construcción de vivienda popular constituye la actividad más próxima a la actividad industrial manufacturera debido a: ▫ las posibilidades que brindan la relativa seriación de las actividades productivas. ▫ la continuidad de los ciclos de inversión manifiesta en el inicio de nuevos proyectos inmobiliarios temporalmente entremezclados y espacialmente yuxtapuestos. ▫ la atenuación del riesgo por la producción seriada y la continuidad de los ciclos de inversión y el surgimiento de métodos para administrarlo. ▫ La relativa emancipación del trabajo por encargo. Estos factores influyen a su vez en varios planos: La continuidad de los ciclos de inversión impacta en un menor peso de la actividad de diseño: en la medida en que los desarrollos urbanos se duplican mediante su implantación en múltiples contextos locales, de tal manera que la actividad del diseño se restringe a una adaptación de proyectos anteriores. De esta manera, a diferencia de otros giros constructivos, en los encadenamientos productivos de este subsector, difícilmente se generan nichos de sobrevivencia para despachos dedicados a la prestación de servicios de diseño. La relativa continuidad condiciona la existencia de mercados más fluidos tanto de servicios a la producción (subcontratación) y de productos (casas habitación), de servicios financieros y de fuerza de trabajo. La vigencia de estos intercambios consolida, bajo nuevas bases,
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las relaciones de subcontratación y los encadenamientos productivos tradicionalmente observables en esta actividad. En contrapartida, la seriación de las actividades y la propagación de proyectos de inversión fomenta la vinculación con productores manufactureros de elementos prefabricados. Pero a diferencia de la industria manufacturera, en este subsector las barreras a la entrada y a la salida son extremadamente bajas y ejercen sus efectos implacables. Esta situación no se generaliza en la medida en que las grandes compañías han edificado sus propias barreras mediante las cuantiosas inversiones necesarias para operar en gran escala (decenas de millares de viviendas al año). Pero esto sólo ocurre en la cumbre de los encadenamientos productivos organizados en torno a estas grandes empresas. En contrapartida, en las actividades sometidas a la subcontratación, barreras a la entrada prácticamente inexistentes siguen siendo el contexto primordial e ineludible en que éstas se desempeñan. La construcción de vivienda popular enfrenta algunos problemas particulares como la persistencia de una relativa dependencia respecto a la habilidad artesanal de sus trabajadores (subsunción formal del trabajo al capital). Por ello, el desarrollo de esta industria está replantea sistemáticamente la relación entre capital y trabajo mediante la intermediación de los subcontratistas. Como consecuencia, en la modalidad industrializada o en serie de este subsector la supervivencia del corporativismo de corte gremial de trabajo tradicional de la construcción, personificado en la figura del maestro de obras entra en cuestionamiento. Los encadenamientos productivos en este subsector se caracterizan tradicionalmente por una mayor presencia de ese tipo de actores que ahora se asimilan a nuevos esquemas, ven recontextualizadas sus relaciones y se reconstituyen como actores sociales. (ver infra cap.III.D) Este subsector no está exento de la dependencia hacia la actividad financiera que impera en esta industria, pero esta dependencia adquiere formas particulares en consonancia con la seriación y continuidad de la construcción de vivienda popular., la producción en masa exige no sólo la construcción de casas sino la generación de cobradores bajo la modalidad de deudores hipotecarios. Sin haberse liberado de la naturaleza procíclica de la actividad constructora, gracias a la institucionalización de mecanismos de financiamiento especializados, la construcción en serie de vivienda popular ha logrado amortiguar ese impacto, como lo ilustra el comportamiento diferencial entre este subsector y el resto de la industria de la construcción durante la crisis de 1994 y los años subsecuentes.
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