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conversaciones sobre arquitectura pública
sobre arquitectura pública / carolina lira
Dirección de Arquitectura Ministerio de Obras Públicas
Una conversación sobre arquitectura pública con Carolina Lira, arquitecta.
Continuamos el ciclo de los encuentros con mujeres arquitectas en el sector público, en un contrapunto con los consultores desde el ejercicio privado. Carolina Lira está dedicada al trabajo en el patrimonio arquitectónico y urbano como una opción en el ejercicio profesional, la que además significa trabajar en el Estado para poder lograr una perspectiva amplia en el tema. En medio de la conversación y su publicación, ocurrió el terremoto del 27 de Febrero de 2010. Lo que fue motivo para realizar una segunda parte que agregamos posteriormente. Es evidente que esta emergencia tan dramática ha modificado nuestra perspectiva sobre la arquitectura, las ciudades y el territorio, particularmente respecto del patrimonio, poniendo asuntos como la materialidad de la mayor parte de los edificios del siglo pasado y del antepasado, esto es estructuras gravitacionales de adobes y ladrillos, más el hormigón armado del modernismo, en la discusión. Debate del cual se espera que emerjan nuevas actitudes en la cultura nacional, una revisada normativa, más específica y especialmente que se consolide una manera de financiar el cuidado del patrimonio.
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Carolina, ¿donde estudiaste?
¿En qué trabajaste ahí, Carolina?
Soy arquitecto hace 9 años, egresé de la escuela de arquitectura y urbanismo de la Universidad Católica de Valparaíso el año 2000 y desde esa fecha me he movido bastante. He trabajado en diferentes lugares, he estudiado fuera y ahora he hecho un camino en el sector público, hace ya años que estoy en esto. Me fui con una beca del gobierno francés el año 2002 y estuve en una escuela de arquitectura que se llama Paris Belleville, l’ecole d’architecture de Paris Belleville. Esa fue mi introducción en el tema del patrimonio, que si bien siempre me había gustado, ahí a especializarse, a entender los términos y además en otro contexto, con otra historia por detrás. Claro, terminé la escuela y me fui a trabajar al sur de Chile, a Chiloé, donde no trabajé en patrimonio, no tuve nada que ver con las iglesias de Chiloé lamentablemente pero conocí como funcionaba el mundo público, los fondos, la gestión, los tiempos, los procesos, los gobiernos regionales, todas estas instancias que son muy importantes para entender como funciona nuestro país.
Mira, fui como arquitecto de Servicio País y estuve en la municipalidad de Queilen y ahí trabajé en vivienda rural, bien interesante, con una ONG canadiense que trata de proteger el bosque chileno y montamos un proyecto tipo, un piloto para hacer vivienda prefabricada pero tomando en consideración el espacio chilote, la cocina chilota, el cómo se viven los espacios allá, fue un estudio algo personal y que después fue por un camino más industrial. Fue bonita la experiencia porque yo me lancé en un trabajo en terreno, fui a ver gente en diferentes localidades rurales donde no hay empresas constructoras interesadas en ir a hacer proyectos o hacer casitas de 60 m2, es gente que generalmente levanta sus casas por autoconstrucción, el gobierno les da el subsidio y lo más sorprendente fue darme cuenta que no importaba el tamaño de la vivienda, si era de doscientos o de treinta metros o de cincuenta, pero la cocina siempre tenía más o menos las mismas dimensiones y las mismas funciones y era siempre el centro de la casa, es bien impresionante porque los otros espacios eran anexos, las habitaciones, el salón … que sé yo, todo eso podía ser más grande o más chico, haberlos o no existir pero siempre … la cocina! Y del mismo tamaño, con las mismas cosas aún si era una familia más pobre o una familia nueva, joven. Eso fue muy bonito … Bueno, también es encontrarse con todas las deficiencias del sistema de subsidio de vivienda rural, te das cuenta que la gente se gana un subsidio, se hace una casita mínima y el resto lo gasta en televisores de muchas pulgadas y en muebles y en cosas para las que no estaba destinada la plata. ¿Cómo llegaste al Servicio País? Lo que pasa es que mi escuela, donde yo estudié, es muy particular, hay gente que dice que es muy poética y en cierto modo creo que sí y que hacía falta aterrizar y encontrarme con la realidad. Quería tener una experiencia diferente a la de la escuela y me fui por ese camino, postulé a dos lugares, uno era Tortel y el otro era Chiloé y finalmente estuve en Queilen.
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En la escuela de la Católica de Valparaíso tienes ese contacto con la realidad, con la pobreza, con lo rural pero con otra mirada, se ven esas cosas de otra manera … En nuestra escuela? Bueno, estoy feliz de haber estudiado ahí, estoy orgullosa de esa experiencia! Esa escuela te entrega una manera de ver la arquitectura muy especial que me he dado cuenta que las diferentes escuelas de arquitectura la han ido adaptando e incorporando: la observación, el croquis, el dibujo, el concepto más que la forma, el vacío más que los muros … siempre la pureza, el pensamiento primero … este germen del proyecto, que tiene que ver con un concepto, con el origen, con la observación y no con una forma. Cuando uno piensa en un proyecto en la escuela, te enseñan a pensarlo desde la idea, no desde la forma. De Ritoque, de la Ciudad Abierta, lo que más me gusta es el espacio experimental, el concepto. Esta ida al sur era como el enganche de lo que uno traía, de lo que uno conocía con las exigencias del mundo público, del mundo rural, claro, más condicionantes pero uno en Ritoque trabaja con lo mínimo y todo es desde la simpleza. Tú recorres los cerros de Valparaíso que son como son, se mira mucho y en este sentido no es que trabajes frente al computador ni tampoco encima del tablero sino que buscas, miras, recorres, no es sobre espacios abstractos sino reales y concretos. ¿Después de tu experiencia en el sur, cómo seguiste? Volví a Santiago. Desde Chiloé empecé a mirar el tema de las becas … quería ahora ir al otro extremo, ir a lo que está pasando en el mundo y postulé a una beca y la gané y me fui el 2002 a Francia. Hice un magister. El programa se llamaba Ciudades, Arquitectura y Patrimonio y tenía un foco territorial que eran las ciudades en torno al Mediterráneo, ese era el lugar. Había gente de muchas otras formaciones, con trabajo en terreno. Había desde historiadores, etnólogos, arquitectos, geógrafos, arqueólogos … ¿Sobre qué hiciste tu tesis? A lo largo del master tuvimos una serie de seminarios con arquitectos de una larga trayectoria donde nos contaban como funcionaban las políticas urbanas en diferentes ciuda-
des en el Mediterráneo. Hubo uno de los seminarios que me llamó mucho la atención, era sobre la ciudad de Beirut en El Líbano, entonces me pareció fascinante la historia de la ciudad, construida y demolida siete veces a lo largo de la historia y fui a hacer una práctica allá y hice con este tema también mi tesis: la última reconstrucción de Beirut … Me fui dos meses a hacer una práctica allá en la oficina de una arquitecto muy buena, que además era doctora en arqueología. Trabajé con ella en algunos concursos de arquitectura sobre el centro histórico de Beirut y pude ver lo que ella hacía en habilitación de sitios arqueológicos, no sólo en la ciudad sino que en otros lugares del Líbano. Toda esta experiencia fue bien impresionante, llegar ahí, tener una vida cotidiana en una ciudad como esa, mirar todas las huellas de la guerra, una ciudad que se muestra tal cual es, con cosas que para nosotros son impensables. Muchos tipos de religión, presencia militar de Siria, terror por los vecinos de Israel. La ciudad es políticamente muy activa, efervescente. Hay un desarrollo urbano impresionante porque recuperaron todo el centro histórico, que había sido colonia francesa, con una bella arquitectura, muy notable, que daba cuenta de una ciudad donde hubo mucha riqueza y todo ese casco histórico fue recuperado idéntico, perfecto, con un criterio de intervención muy claro: ahí se quiso volver a exactamente lo que era y el contraste, dos cuadras más allá tenías los forados gigantescos de los bombardeos y balas, muchos sitios eriazos, edificios abandonados, etc. Todo el centro histórico fue recuperado para hacer una zona muy lujosa, encuentras ahí boutiques, almacenes, las tiendas más caras del mundo y por tanto la vida, el tejido social de esa zona cambió rotundamente: los libaneses casi no están ahí, no son ciudadanos activos en esa zona. Hay gentrificación, claro, toda esa consolidación, que generó un cambio importante en el estatus de la ciudad, era destinada al turismo, con un comercio orientado a Arabia Saudita, cuya gente viene con muchos recursos. Siempre Beirut fue la puerta entre Europa y Oriente, una zona de gran comercio, hay cultura occidental, consumo occidental y detrás de eso van los saudíes y otros, por supuesto. Van de shopping! Se hizo así con un objetivo muy claro: seguir atrayendo a estos consumidores en busca de cosas de la relativa cultura occidental que existe allí. De hecho es un lugar de negocios, viene la gente de Oriente y de Occidente y esta es una plataforma perfecta, muy protegida.
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¿Hay escuela de arquitectura en Beirut? Sí, si hay, aunque en general los libaneses se van a formar a Francia porque tienen el idioma, está el contacto, sí, pasa bastante, hay mucho intercambio. Mi tesis es sobre el tema arqueológico en la ciudad, porque en el minuto en que esta ciudad desapareció y se demolió, fue el chantier más grande del mundo, no había otro terreno para hacer excavaciones arqueológicas más extenso y vinieron arqueólogos de todas partes del mundo a buscar vestigios, aprovechando que la ciudad estaba demolida y que empezó a aparecer lo que había debajo. Empezaron los bulldozer a remover todas las edificaciones y junto con los edificios que estaban sacando empezaron a aparecer vestigios arqueológicos de muchas etapas anteriores que estaban debajo, una locura! Eso prueba lo que dice Jordi Borja de que las guerras, los terremotos y las catástrofes en general son una oportunidad para las ciudades … Claro! Y que pasó? Bueno, ahí hubo muchos criterios, muchos arqueólogos opinaron, en escuelas de todo el mundo se publicaron artículos … pero hubo ciertos elementos que quedaron presentes en la ciudad, entonces mi trabajo fue sobre cómo estos vestigios se integraban al nuevo tejido urbano, porque cada uno de ellos tomó una forma diferente, una tipología distinta. Algunos iban a ser circuitos arqueológicos al aire libre, otros se transformaron en museos, otros fueron monumentos … en fin, hay una diversidad que tiene que ver con un diálogo entre la ciudad y sus propios vestigios, que son monumentos, finalmente, que hablan de la historia, que son huellas … todo eso fue lo que traté de reflejar y estudiar. Fue un trabajo urbano y a la vez puntual en cuanto a tipologías de intervención y al tema arqueológico. ¿Llegaste a dibujar incluso o conceptualizabas las cosas, o ambas? A proyectar no pero sí a hacer el análisis conceptual y a recopilar una cantidad de información bien importante y se confrontó con la política patrimonial de ellos, sobre cómo lo estaban haciendo, cómo lo estaban abordando, era bastante específico.
Y París. Viví un poco más de dos años en París. La ciudad es increíble, muy diversa culturalmente hablando, hay más extranjeros que parisinos y la ciudad tiene una oferta cultural excepcional, un sistema de transporte impresionante, comercio por todos lados, bueno, una manera de habitar muy distinta a la que tenemos en Santiago, por ejemplo, no conocí gente que se movilizara en auto, que está desterrado: estacionarse es muy caro y moverse por la ciudad a pie o en bicicleta o en metro es muy fácil y la mayor parte de la gente opta por eso. La arquitectura es impresionante, museos … me costó 8 meses entrar al Louvre … no me atrevía, porque era demasiado grande y gigante y se me hacía demasiado, te desafía, son muchas cosas que ver y no sabía por donde partir. La ciudad tiene importancia en la vida de las personas, existe mucho la vida pública, la gente está en la calle, disfruta los espacios ciudadanos, los puentes del Sena. Hay una arquitectura increíble, mucha muy antigua, hay mucho respeto por la ciudad donde prácticamente no hay obra nueva, hay que salir de París para poder ver cosas nuevas. Se invierte muchísimo en espacios culturales, el Museo de Historia Natural, el Pompidou … los franceses generan estos espacios, invierten y hacen concursos de arquitectura, la gente se interesa, la información está en el metro, hay mucha interacción y la gente se entera de lo que está pasando en la ciudad. A nosotros esto no nos pasa, esto ocurre poco acá. Estamos subsanando falencias anteriores, vivienda, alcantarillado, espacios deportivos, en fin, el déficit que tenemos, entonces cuesta mucho dar el paso siguiente y empezar a usar más los espacios. Se está invirtiendo mucho. Hay grandes proyectos en el MOP y tengo la esperanza de que empiecen a pasar otras cosas, como con el Gabriela Mistral. Además se van a recuperar edificios, espacios para la ciudad.
Vestigios de los Baños Romanos en el centro histórico de la ciudad de Beirut
Vista Panorámica del “Jardin du Pardon”, espacio urbano en el centro de Beirut donde conviven elementos de gran diversidad social e histórica
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Después llegaste al MOP …
En qué proyectos están ahora?
Me vine de Francia. Antes del MOP trabajé en un municipio, no en la Dirección de Obras sino en la Secretaría de Planificación de Peñalolén. Ahí no estaban buscando un arquitecto especialista en patrimonio, querían a alguien de urbanismo. Yo ya había definido que mi ámbito iba a ser el patrimonio, aunque el patrimonio te empuja y te lanza a muchos temas, a la historia, a la arqueología, al urbanismo, las políticas urbanas son muy relevantes a la hora de la protección del patrimonio. Es un tema muy específico pero que te vincula con otras áreas muy diversas. Volví a Chile y por casualidad llegó esta oferta de trabajo. Tuve la suerte de ir a un municipio donde hay mucha gestión, mucho trabajo, muchos proyectos. Así que fue una conexión a la realidad, al sistema público, a los proyectos, al sistema nacional de inversiones, las licitaciones … aprendí harto y empecé a meterme en temas como las ciclovías, en proyectos deportivos y culturales, también temas patrimoniales como Villa Grimaldi, espacios públicos patrimoniales del MINVU ... Estuve como formuladora de proyectos pero en una municipalidad te toca ver de todo, desde salas cuna a ciclovías pasando por patrimonio … en la Villa Grimaldi, cuando llegué se estaba cerrando un proceso respecto de un museo que ellos querían hacer, que se llama Museo de la Memoria y los Derechos Humanos … Ahora, bueno, son las mismas agrupaciones y con los mismos objetivos. Lo que hicimos fue postular a un fondo del MINVU que se llama Espacios Públicos Patrimoniales, intentando recuperar el entorno, darle una cara más urbana a ese lugar. Yo llegué hasta la etapa de diseño y ahora estaban ejecutando obras. Hoy ese proyecto está en mi cartera del programa BID y ahora lo veo desde el MOP. La gente de la Villa Grimaldi es una corporación, Parque por la Paz se llama. De ahí me vine al MOP. Llegué por el programa BID Puesta en Valor del Patrimonio, que estaba partiendo el año pasado, junto con otros 15 profesionales que están en todas las regiones levantando una cartera, conformando una mesa regional de patrimonio con otras entidades y elaborando proyectos. Allí hay un proceso: nosotros vemos los proyectos desde la idea hasta aprobarlo en MIDEPLAN y empezar con el diseño, después con la ejecución … todo el proceso.
Tenemos tres proyectos que ya están adjudicados. Uno es la Catedral Metropolitana, otros es el estudio de prefactibilidad del Pucará de Chena y hay otro que es patrimonial pero que no es del programa BID que es los coronamientos del Barrio Cívico, en el que yo estoy dentro de un equipo. Estamos con varios proyectos ahí a punto de salir, como, por ejemplo, la basílica del Salvador, que espero que funciones, ahí pasado la norte-sur, no me sé el nombre de la calle, Agustinas …? Ahí está, apuntalada y todo, desde el terremoto del 85. Tenemos además otras iglesias, en Melipilla, en Tiltil, varias más, está Londres 38, tenemos proyectos de derechos humanos, seguimos con Villa Grimaldi como te conté y Hornos de Lonquén. Allí la intervención es mínima, se trata de proteger el sitio, cerrarlo, porque todavía no hay proyecto, tiene que ir avanzando paralelamente el tema arquitectónico con la gestión, la sustentabilidad y todo eso. Entonces ahí está solamente la protección. En el caso de Londres 38, se quiere hacer un museo con una muestra y que sea también un museo de sitio, las dos cosas. Este ha sido un proceso interesante con la gente de Bienes Nacionales y las organizaciones, para poder definir qué es lo que se quiere, cómo se va a intervenir, qué se va a mostrar, cuál es el relato del lugar. En Lonquén, la ejecución del cierro. No hay más proyecto que eso hasta ahora. Cualquier cosa que se haga tiene que tener sentido, tiene que tener manera de financiarse, tiene que tener gente que lo muestre, que lo abra, que lo explique. Todo eso requiere coordinación con otras entidades.
Catedral St. Georges Griegos-Ortodoxos, p. medieval
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Carolina, tú optaste por el sector público … Sí. Hay de eso y de otras cosas pero en general sí. Lo que pasa es que en el sector público hay muchas oportunidades, hay muchos recursos, se pueden aunar muchas voluntades, entonces es interesante trabajar en proyectos y empujarlos para que resulten, para que salgan. En el sector privado uno es más dependiente. En cambio, estando acá, te hablo de la experiencia que yo tengo al menos, la cartera de proyectos que yo tengo es muy impresionante, hay muchos recursos involucrados y eso es difícil verlo en el sector privado. Ahí yo estaría trabajando en una oficina para alguien o bien estaría haciendo proyectos más específicos y más pequeños de manera independiente. Acá hay una diversidad que no existe en el sector privado. Carolina, tú eres arquitecta en un mundo que es masculino, mayoritariamente, la construcción, el terreno … Cómo vives tú esta cuestión de género? Es un tema? En mi experiencia, el mundo de la construcción, de la obra, es bien rudo, exigente y da poco espacio a la femineidad, si tú quieres decirlo así. Hay que tener mucho rigor en eso. En el diseño, no. Creo que hay bastante equilibrio, Hay muchas mujeres, hay muchas consultoras … Por ejemplo, en la dirección regional (de arquitectura del MOP) hay muchas mujeres y han asumido roles en completa igualdad de condiciones. A mí me interesa mucho lo que podemos aportar las mujeres como tales, haciendo el distingo. Creo que estamos todavía en un mundo creado por hombres, las mujeres funcionando, trabajando allí y creo que de a poco se están abriendo espa-
cios como para que las mujeres también cambiemos, modifiquemos, adaptemos, aportemos y eso me gusta. Hay áreas en que las mujeres tenemos mayor facilidad y hay otras en que nos puede costar quizás un poco más, los hombres suelen ser más pragmáticos y las mujeres dar mayores espacios de libertad, de creación, yo lo diría así. Ahora en el mundo público, alguien podría ser mujer u hombre … pero hay algo. Me llama la atención que haya muchas mujeres en el sector público, en todas las áreas, no sólo en el Ministerio de Obras Públicas sino también en los gobiernos regionales, en los otros ministerios y servicios, etc. Hay mujeres jefas de obra, pescadoras, que manejan camiones. Esta es una parte de la incorporación de las mujeres como fuerza de trabajo … a una parte del mundo del trabajo que antes era exclusivamente masculino … Tú ves un aporte femenino específico en la arquitectura, en el tema de la ciudad? Yo sé que estamos las mujeres en el deber de crear estos espacios, estas miradas y no quedarnos en lo que ya existe que a mi juicio en general ha suido creado por la visión de mundo de los hombres. Hace 80 años atrás en este ministerio trabajaban sólo hombres, prácticamente … era impensable, hasta hace poco tiempo, que la presidenta de Chile fuera una mujer. Algo va a empezar a pasar. Tiene mucho que ver con las formas de trabajo, con la coordinación, con distintos puntos de vista. Creo que hay espacios que inventar, límites que están ya antiguos y hay que romper estructuras. A mi me gusta pensar que existen diferencias y que esas diferencias aportan.
POST-TERREMOTO
“… tenemos hoy un conocimiento más acabado y las líneas de acción son básicamente dos: … actualizar el proyecto y … solucionar aquellos aspectos que sean urgentes por riesgo de derrumbe o deterioro.” Marzo 29 de 2010 Encargada del programa de Puesta en Valor del Patrimonio, Dirección Metropolitana de Arquitectura, MOP Hablaremos de tres obras que están en el programa BID – SUBDERE – Gobiernos Regionales – arquitecturaMOP, que fueron afectadas por el terremoto del 27 de Febrero de este año, que son la iglesia Catedral de Santiago, la iglesia de San Agustín de Melipilla y el Templo Votivo de Maipú … Después del terremoto, el Departamento de Patrimonio Arquitectónico de la Dirección se coordinó con el Consejo de Monumentos Nacionales y se estableció una ficha de daños para registrar de manera coherente las obras que visitáramos. En base a esto, nos desplegamos todos los profesionales e inspeccionamos muchos edificios de servicios públicos y del programa BID y otros que no están allí incluidos, en colaboración con ingenieros voluntarios , de los que tenemos un listado, que nos ayudaron, nos apoyaron en lo específico y nos acompañaron en estos recorridos. Dentro de las cosas que yo inspeccioné están esos tres edificios: la catedral de Santiago, San Agustín de Melipilla, la iglesia y el claustro y el templo votivo de Maipú, que son parte de la cartera BID. La catedral estaba ya en el proceso de revisión final de la consultoría de diseño y ocurrió que después del terremoto, si bien el edificio se comportó como estaba previsto, las grietas que ya se tenían estudiadas, trabajaron, se hicieron más pronunciadas, hay un cambio y es necesario actualizar el proyecto para que recupere vigencia técnica, sobre todo en razón de las soluciones y el levantamiento crítico que fue muy exhaustivo por parte del consultor Jaime Migone. Entonces estamos nosotros evaluando enviar una solicitud al gobierno regional para ampliar el plazo y el monto de la consultoría, como una primera cosa. Paralelamente a eso hemos realizado algunas otras cosas, además de la ficha de daños y evaluación y reuniones con otras instituciones como la Universidad Católica, hemos tomado algunas medidas preven-
tivas, como, por ejemplo, actualmente está cerrada la nave norte al uso público, la que da hacia la calle Catedral, por precaución y también estuvo acordonada esa calle y parte de la fachada que da hacia la Plaza de Armas. También hicimos un operativo con los Bomberos en el que removimos todos los escombros sueltos para evitar que hubiera daños eventuales a los transeúntes y a la gente que pasa por ahí todos los días y tuvimos con eso la ocasión de detectar y ver de más cerca cuales eran los daños en realidad, en la fachada principal, las esculturas, las grietas más importantes. Así que tenemos hoy un conocimiento más acabado y las líneas de acción son básicamente dos: una es solicitar esta ampliación de contrato para actualizar el proyecto y dos, realizar un proyecto de emergencia para solucionar aquellos aspectos que sean urgentes por riesgo de derrumbe o deterioro o cualquier situación como esa. En el caso del templo votivo, que también está en la cartera del BID, lo presenta la municipalidad de Maipú, ese proyecto está FI en la SERPLAC. Es monumento nacional, un edificio impresionante que tiene una escala monumental, con un vitral también gigantesco, que sacábamos la cuenta que pesaba como 30 toneladas, entre 25 y 30 toneladas, que es lo que tiene actualmente mayor daño. Allí estuvimos también con Bomberos, con ingenieros voluntarios, hicimos primero una visita de inspección y luego un operativo, que no fue para remover nada sino para poder tomar fotografías que nos permitieran conocer la situación de esos elementos. Ahora estamos elaborando un proyecto de emergencia para el templo. En el caso de la iglesia de San Agustín en Melipilla, donde también hay un claustro ocupado actualmente por el arzobispado de Melipilla. Es una iglesia de adobe que tuvo daños en el terremoto del 85 y que fue restaurada en su momento y, bueno, el adobe volvió a trabajar y tuvimos nuevos daños, entonces ahí también es necesario actuar. La iglesia está cerrada, al igual que el templo votivo, y es necesario hacer un proyecto para apuntalar ciertas zonas, para alzaprimar otras, impermeabilizar para que el edificio pueda pasar el invierno y el adobe no se humedezca … una serie de medidas que permitan cuidar y conservar la iglesia, hasta que se haga un proyecto de consolidación estructural y de restauración. Hay un proyecto para la etapa de diseño que considera evaluación estructural y consolidación, la que correspondía hasta antes del terremoto cuando no había los daños que hay ahora, pero está considerada la evaluación en todo caso, que se
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hace ahora mucho más visible y urgente. ¿Cuál es tu visión sobre el adobe en nuestro país? El adobe es un material que está muy ligado al patrimonio en nuestro caso, hay muchas iglesias, muchas construcciones, hay harta tradición e identidad de por medio. Debiéramos tener procedimientos y técnicas desarrolladas para este material, por la cantidad de obras que hay y por ser el nuestro un país tan sísmico como somos pero no hay este desarrollo, entonces uno ha podido ver en las diferentes visitas que hemos hecho, que muchos de estos edificios fueron reparados superficialmente y como los daños son acumulativos, el primer terremoto lo aguanta más o menos bien, el segundo menos bien y en el tercero ya estamos hablando de estructuras severamente dañadas. Entonces hay que hacer una crítica y prevenir respecto de este tipo de arreglos superficiales, estas manos de gato que en el fondo te hacen sentir que el edificio está bien cuando no lo está. Lo otro es que efectivamente el adobe tiene restricciones, así como tiene una serie de propiedades, es un excelente aislante térmico, genera bellas proporciones en los espesores, etc. Hay que trabajar con cuidados entonces en esas proporciones justamente, en las luces, la relación entre muros y vanos, entre otros. Muchas veces se interviene sin tener en cuenta esto. Y ahora tenemos las consecuencias. Lo otro es el agua, pues todos sabemos que el agua y el adobe se llevan mal, con las aguas lluvias no podemos hacer nada más que evitar el contacto prolongado y permanente y lo que vemos muchas veces es sistemas de evacuación con fallas, sin mantención, entonces decimos: bueno, está claro que esto es lo que genera mayor vulnerabilidad y daños. Estas son cosas que hay que tener muy presentes y por eso me alegro que en el programa esté incorporado en todos los proyectos un plan de mantención para cada edificio.
¿Tú sabes de algún país donde haya un trabajo en profundidad respecto del adobe? Hemos sabido de varios especialistas peruanos y colombianos que nos están visitando y asesorando en el país. Pero hay que decir que en general el adobe es un material que es
poco aceptado por ingenieros, no tiene norma … hay una tradición y como en general las tradiciones las tenemos bastante olvidadas, no hay mucho espacio para esto. Por ejemplo, los bancos no hipotecan una propiedad que esté construida con adobe, en general el sistema se niega al adobe y en realidad hay que meterse en el tema con mucho oficio, con maestros que sepan (que cada vez son menos) … entonces es una oportunidad para involucrarnos y para que podamos trabajarlo como corresponde porque si no es así es mejor no ocuparlo, porque usarlo a medias es la peor de todas las alternativas. Cuando de se hace sin saber las consecuencias son graves. Tengo entendido que peruanos y colombianos tienen mayor oficio y conocimientos en estos sistemas constructivos. En Santiago es poco lo que vemos si lo comparamos con las regiones más afectadas, no sólo con el adobe sino en una mirada más completa. Pero también tenemos grandes problemas, como la basílica del Salvador, junto a otros proyectos que han estado esperando su minuto y que ahora han sido aplazados. Vamos a tener que re-priorizar, en eso estamos y tendremos que seguir los técnicos entregando la información de la mayor calidad para que las autoridades tomen las decisiones sobre la ejecución de obras.
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Dirección de Arquitectura Ministerio de Obras Públicas