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• Introducción En numerosas ocasiones, en el transcurso de un largo viaje, al acercarnos a una ciudad europea siempre sorprenderá, cuando los azares urbanísticos del tiempo lo hayan permitido, la silueta emergente y espigada de una catedral. La catedral de Chartres, como todas sus hermanas góticas, aun destacan en esta capacidad de impresionar como lo hacen en el Nuevo Mundo los rascacielos. En este amplio trabajo, he pretendido no hacer una mera descripción de una catedral, sino establecer las bases tanto históricas, sociales, ideológicas y constructivas a fin de animar la comprensión de la arquitectura medieval general La decisión de elegir a Chartres como la elegida comprende el hecho de que tal edificio establece en si misma las normas básicas y definitivas por el que se van a regir el resto de las catedrales del primer gótico. De igual modo posee la característica de que mantiene la fachada principal en un románico tardío lo que es una oportunidad para establecer la comparativa de los estilos de la Baja Edad Media. Tendencias que por primera vez van a ser comunes en toda Europa sin renunciar a particularismos regionales que encuadran los emergentes estados y regiones actuales. Aún así, la elección no ha sido del todo objetiva, pues ya había oído de su importancia mariana, lugar de peregrinación fundamental y estupendo estado de conservación. • Contexto Histórico • Románico El románico es el período que comprende toda la producción artística de Europa Occidental durante los siglos XI y XII, una vez superada las épocas de las invasiones bárbaras (a partir del siglo V) y la época Carolingia (precedente inmediato de este estilo artístico). Durante este período y hasta el siglo XV, el régimen feudal es la organización social, política y económica de la Europa occidental. Así como el Imperio Romano se caracterizaba por un régimen centralizado y la existencia de un derecho común para todo el territorio, el feudalismo rompe esta unidad, acarreando un fraccionamiento territorial y político y la existencia de numerosas costumbres y leyes de ascendencia germánica. El origen del feudalismo arranca de la fusión de dos instituciones germanas: el Beneficio o la cesión vitalicia de tierras a los soldados y el Vasallaje o juramento de fidelidad de las bandas guerreras germanas ante su caudillo, ofreciéndoles sus servicios y su persona. En la Edad Media, los nobles y los altos dignatarios del clero recibían del rey, en recompensa de los beneficios prestados, extensos territorios como donaciones o feudos, con la obligación de prestarle la ayuda militar. Así resultaban los señores feudales, que aunque reciben sólo el usufructo de las tierras o feudos, en la práctica ejercen la soberanía en sus dominios, implantando leyes, administrando justicia y manteniendo verdaderas huestes guerreras (lo que hoy llamaríamos paramilitares de caciques) en apoyo de sus derechos. La donación en principio es vitalicia, pero pronto se convierte en hereditaria. La sociedad feudal tiene una organización rígida en jerarquías ordenadamente escalonadas. Esta concepción piramidal de la sociedad viene reflejada en las instituciones del medievo. El emperador o el rey ocupa el vértice y es el verdadero señor de los señores. A continuación vienen los grandes señores, tanto del orden secular como del clero −los marqueses, condes, duques, obispos, abades−, que han recibido del señor, el rey, 1
extensos feudos, en calidad de vasallos, con la obligación de prestarle ayuda y consejo en determinadas circunstancias. Los señores feudales, a su vez, podían ceder parte de sus territorio a otros vasallos, de nobleza secundaria: barones, caballeros, hidalgos..; estos feudatarios hacían lo propio, y así se llegaba, en una escala descendiente, a los villanos y siervos, que estaban adscritos a las tierras que cultivaban las tierras, vasallos de todos y señores de nadie. El año 1000 fue una época de transformaciones sociales, políticas y económicas, pues cuando parecía que el mundo se había estabilizado ocurrieron las invasiones tardías de los normandos, la piratería sarracena y el movimiento eslavo, que hicieron que los cimientos de toda índole establecidos y afirmados en la época carolingia, se transmutaran por otro periodo de inseguridad, al modo de la anarquía reinante en la caída del Imperio Romano. Por otra parte y en lo espiritual, el misticismo llegó a convertirse en un símbolo de terror y así, ese año 1000 fue esperado, como el fin del mundo; de aquí que el libro bíblico más admirado y a la vez más combatido fuera el Apocalipsis de San Juan. Cuando la crisis de la fecha hubo pasado, la fe se reafirmó en esos hombres del medioevo y por medio de la plástica se buscó darle forma a lo que el evangelista había interpretado. La vida diaria fue enfocada por esta sociedad hacia la religión, y el mundo del más allá tuvo mayor importancia que cualquier otro aspecto humano. • Ideología. En esta época, la Iglesia estará movida por dos grandes resortes: el ascetismo y la jerarquía eclesiástica. • Ascetismo. Orígenes del Monaquismo.− En las regiones de Siria y en torno al Nilo se produjo la primera floración del ascetismo cristiano. El ideal de perfección podían conseguirlo los monjes, bien retirándose a la vida contemplativa en zonas desérticas, o bien agrupándose en cenobios o lauras, llevando un régimen común bajo la obediencia del superior, el abad. Los primeros eran los anacoretas o eremitas (eremos = desierto), los segundos eran los cenobitas o monjes que formaban los grandes monasterios. La vida cenobítica o vida en común fue organizada en Oriente por San Basilio y en Occidente por San Benito de Nursia. Cada uno escribió una Regla, que lleva su nombre y donde se contienen las normas de vida de sus monjes. San Benito fundó en el siglo VI el monasterio de Monte Casino, alma mater de los conventos del Occidente. Su Regla −la Regla Benedictina− sirvió de canon a los monjes del medioevo; organizó sabiamente la vida monástica, repartiendo el tiempo entre las actividades manuales, intelectuales, y contemplativas, no dejando resquicio a la ociosidad ni a la pereza del religioso. Los monjes prestaron a la Iglesia y a la sociedad grandes servicios por su labor evangelizadora y cultural. Después de sus horas de rezos unos se dedicaban al cultivo de las tierras; otros, a la copia y estudio de manuscritos en sus escritorios y bibliotecas; otros, a la enseñanza y educación de la juventud, sobre todo de la nobleza, y todos, a salvar y a extender la cultura clásica refugiada en los monasterios, remanso de las letras y las artes. La vida monástica es algo esencial al medioevo. • Las Órdenes de Cluny y del Císter. A lo largo de los siglos, el monaquismo sufre alternativamente periodos de fervor y de decadencia, dando lugar a la aparición de órdenes nuevas que reforman las costumbres relajadas o debilitadas del clero y de los fieles. Las principales órdenes, de la rama benedictina, que realizan en los siglos X y XII la reforma de la vida 2
monástica, fueron la de los Cluniacenses, conocidos también por monjes negros por el color de su hábito, y la de los Cistercienses o monjes blancos, en tiempo de San Bernardo de Claraval. La Orden de Cluny, fundada por el duque Guillermo de Aquitania, alcanzó su mayor esplendor con el abad San Odón. Cluny fue el centro de numerosos monasterios de Borgoña y de otros países creados bajo su influencia, y cuyos abades pusieron a disposición del Pontificado esta organización centralizada, reforzando así la autoridad y el prestigio de la Iglesia. Uno de sus monjes, Hildebrando, el futuro Gregorio VII, se distinguiría en la reforma de la Iglesia. Los cluniacenses, con las cuantiosas donaciones de los reyes, pierden su espíritu religioso y caen a fines del siglo XI en la relajación monástica. Pero la Iglesia, siempre con pujante savia renovadora, presenta en el siglo XII la excelsa figura de San Bernardo de Claraval que devuelve el prestigio y la influencia al monaquismo, restableciendo en todo su rigor la regla benedictina en los monasterios del Císter en Borgoña (fundada en el 1098 por San Esteban Harding). La forma monástica de vida exigió el retiro del cristiano al campo, como una evasión del mundanal ruido. El monje concebía su vida terrena como un escalón para la vida en el más allá, y por esa causa, para vivir se necesitaba sólo lo más indispensable. La ausencia verdadera del lujo material hizo que se produjera una rica vida interior y del páramo del aislamiento rural nació en una forma casi milagrosa, un movimiento artístico importante. Pobreza, castidad y humildad se tornaron las virtudes más señaladas como resultado de impulsos morales, más que estéticos, pero la intensa severidad de la vida monástica estimuló la experiencia imaginativa, y la autonegación del individuo estimuló el florecimiento de los intereses comunales. Ambas órdenes, contribuyen poderosamente al predominio del papado y al desarrollo y difusión del arte románico y del arte gótico a través de Europa. La actitud de alejamiento del mundo halló su expresión arquitectónica en los sencillos exteriores y ricos interiores de las iglesias monásticas. Por esa causa, el efecto neto del ascetismo fue intensificar el fervor del espíritu y expresarlo con gran intensidad. La proliferación de centros sociales en las comunidades monásticas diseminadas dio una intensidad peculiar y una amplia variedad a las formas de expresión del periodo románico. Como consecuencia, las artes no buscaban reflejar el mundo natural o decorar la morada de un gobernante terreno, sino más bien conjurar visiones ultraterrenas de majestad divina. Por esta causa todas las artes compartieron un campo común en su deseo de mostrar los diversos aspectos del mundo ultraterreno. • Jerarquización. En todo el periodo románico prevaleció una estricta estructura jerárquica de la sociedad, que era tan rígida dentro de los monasterios como el feudalismo lo era fuera de los claustros. El pensamiento de esa época se basaba en la suposición de un orden establecido por mandato divino en el universo, y la Iglesia estaba revestida con la autoridad suficiente para interpretarlo. La majestuosa figura de Cristo en majestad tallada en los portales de las iglesias abaciales cluniacenses y repetida en las composiciones murales pintadas en el interior de sus ábsides cóncavos, proclamaba aquel concepto a todo el mundo. Cristo no era ya el Buen Pastor de comienzos del cristianismo, sino un rey poderoso coronado y entronizado, en medio de su corte celestial, sentado para juzgar a todo el mundo. La autoridad de la Iglesia en ninguna otra fábrica humana encontró mejor expresión que en estas monumentales composiciones escultóricas y murales que colocadas en un sitio preeminente, advertían a los que entraban en ellas que su vida terrena estaba en una senda que los llevaría a la salvación o a la condenación. La frecuencia con que era representada la visión apocalíptica de San Juan con apóstoles y ancianos alrededor del trono de Cristo, fue signo de la veneración de la imagen del padre protector en forma del barbado patriarca. • Gótico 3
A fines del siglo XI, el relativo aumento de seguridad social y de la demografía; el incremento en la agricultura, el progreso de la industria, agrupando a los patronos y obreros en gremios y el resurgimiento del comercio marítimo, como resultado de las cruzadas, provocaron un inusitado desarrollo urbano. En las proximidades de los castillos o de los monasterios, en los cruces de caminos comerciales o en lo puertos de mar, se agrupó la población constituyendo las villas; y en las afueras de las arruinadas ciudades antiguas se formaron barrios o burgos. A los habitantes de estos burgos, generalmente comerciantes, industriales y gente que no se dedicaba a trabajos manuales, se les llamó burgueses.. • Dualismo Gótico. En la política, la antigua lucha entre la Iglesia y el Estado (Sacro Imperio Romano) manifestada en la época románica por las disputas interminables entre Papas y emperadores, en el gótico tomaría la forma de un conflicto entre la autoridad tradicional de la Iglesia y el poder cada vez creciente de los reinos del norte de Europa, en especial Francia e Inglaterra. Las organizaciones monásticas y feudales prevalecientes en épocas románicas habían tendido a separar la sociedad en las unidades ampliamente diseminadas y aisladas que fueron el claustro y el castillo feudal y, en consecuencia, a aislar muchas de las causas de tensiones sociales. Pero al crecer los poblados y transformarse en ciudades, los elementos dispares fueron reunidos en un centro común en donde la confrontación directa hizo a los problemas más inmediatos. Las tensiones crecieron entre los aristócratas terratenientes por una parte, y los levantiscos grupos urbanos por otra, entre las órdenes monásticas y la clerecía secular cada vez mayor. Para el hombre de la calle siempre existió un fuerte contraste entre la miseria en que se debatía y el lujo insultante de sus señores, obispos y abades: la pobreza de su vida diaria y las promesas vehementes de gloria celestial en el más allá; entre lo duro de la vida en el mundo y las visiones de serenidad y paz en el paraíso. El arte del románico había sido un privilegio del claustro o del castillo, pero al crecer la villa fue ahora un arte de influencias populares. Ya indicábamos que el año 1000 había aterrado a gran parte de la población europea, ante ese posible juicio final que se avecinaba, pero al llegar el siglo XIII las penas del infierno no bastaron para contener la libertad de pensamiento que se cernía sobre Occidente y comenzó a fraguarse una lucha espiritual entre la riqueza del clero y la pobreza de las villas. Las artes se desgarraron entre expresar las aspiraciones de este mundo y las del otro. El patronazgo se dividió entre los grupos sociales de aristócratas y clerecía, por una parte, y los grupos cada vez más importantes de la burguesía y los gremios por la otra. • Síntesis Escolástica. Ante tantas diferencias, se antoja casi un milagro que el estilo gótico pudiera hacer una síntesis global. El método para lograr esta coexistencia fue obra del escolasticismo: un tipo de diálogo a base de pros y contras, seguido por una conclusión. Sus resultados tomaron la forma de monarquía, universidad, enciclopedia, summa y catedral, propias del gótico. Toda la experiencia de hecho había que interpretarla intelectualmente, en contraste con la orientación más intuitiva y emocional del románico. Para el filósofo escolástico era posible llegar a Dios, como creador de un mundo basado en los principios de la razón, por la fuerza y el poder lógicos del espíritu. Por esta causa, la clave para comprender el universo residió en el ejercicio de las facultades racionales del hombre. La verdad filosófica o el valor artístico eran determinados por el grado de lógica con que una proposición encajaba en un sistema racionalmente ordenado. Al entrar en la catedral de Chartres por el pórtico de la Virgen, se recordaba a los fieles por medio de la personificación de las siete artes liberales, que la fe necesitaba ser iluminada por la razón y el conocimiento 4
El sistema de pro y contra de Abelardo fue una proclama temprana del dualismo del pensamiento gótico. Sus sucesores escolásticos se enfrascaron en polémicas para decidir si la verdad última debía hallarse a través de la fe o la razón. Santo Tomás de Aquino y sus partidarios escolásticos hallaron la respuesta en el método dialéctico y la síntesis de este pensador, como la plasmó en su Summa Theologiae, fue un intento integral de unificar todos los artículos de fe cristiana en un sistema racional. Del criterio altamente racionalista se dedujo la definición escolástica de belleza, la que según Santo Tomás se basaba en el criterio de lo completo, la proporción, la armonía y la claridad, pues a su entender, la mente necesitaba orden y exigía unidad por encima de otras consideraciones. Por esta causa, el cálculo y el simbolismo matemático jugaron parte importante en el pensamiento de esa época, si bien a veces se les asoció íntimamente con un tipo de magia numeral pitagórica relacionada en nuestro días con la numerología más que con el sentido moderno que se da a los números. El número 3 gozaba de favor especial por su relación con la Santísima Trinidad; al cuatro se le favorecía menos pues significaba los elementos materiales de fuego, aire, tierra y agua; siete, la suma de los dos, indicaba al hombre, pues su naturaleza doble estaba compuesta de espíritu y materia; y 12, el producto, orientaba a grupos como 12 apóstoles, 12 profetas menores, y así sucesivamente. En la catedral los 12 pilares de la nave central representarán al apostolado y los 12 de la girola a los profetas menores y los 4 del cimborrio a los profetas mayores. De igual manera las fachadas de las catedrales tienen 3 pórticos y los tímpanos 3 franjas ascendentes, 3 naves (y sólo 3), triple división de arquerías de nave En la música, la forma favorita del gótico fue un motete a 3 voces y el ritmo que prevaleció fue ternario, llamado tempus perfectum (tiempo perfecto) por su simbolismo basado en la Trinidad, en tanto que se excluyeron los ritmos binarios, pues se les consideraban muy mundanos. El poderío creciente de las monarquías nacionales de Francia e Inglaterra comenzó a limitar la autoridad internacional del papado, al igual que frenar el poder provinciano de los señores feudales en el ámbito doméstico, al aumentar la centralización de la autoridad civil. La política tuvo también una gran fuerza en el arte ojival pues los reyes europeos para contrarrestar al feudalismo favorecieron a la burguesía y patrocinaron las grandes obras como si fueran un desafío contra la aristocracia. Emprender fantásticas cruzadas fue la forma encontrada para unificar a muchas facciones antagónicas europeas en una sola causa contra un enemigo común. La arquitectura gótica estuvo íntimamente ligada con el espacio que la rodea; así, el exterior procura que la verticalidad coincida con los intereses espirituales de alcanzar a Dios y los intereses materiales de superación de la clase social de emergía. El estilo gótico puede ser considerado como un proceso dinámico y no un resultado definitivo y acabado. Un templo griego o incluso una abadía románica es un todo completado, y después de admirarlos la mirada cae en reposo. El atractivo del gótico reside en la inquietud que no permite esta sensación de terminación. El observador es atrapado y llevado por la corriente general de movimiento y del impulso inicial no pierde el deseo de seguir. La terminación, empero, puede hacerse sólo en la imaginación. De hecho, no hay catedrales terminadas, en cada una faltó algo. • La Catedral • Antecedentes arquitectónicos: • El Románico: elementos y simbología La arquitectura de Europa se renovó profundamente durante los siglos XI y XII gracias a una continua elaboración de nuevas formas (sistemas constructivos) y a nuevos propósitos (cambio en estructuras sociales, políticas y de valores). 5
El lugar principal de la creación artística del Románico lo ocupa la arquitectura eclesiástica. Si bien en el ámbito secular no faltan obras semejantes, la arquitectura profana no posee aún independencia estilística. En el edificio sagrado es donde cristalizan con mayor pureza las aspiraciones de la época, y a él se subordinan también las artes figurativas, de las que se sirve. La casa de Dios del románico no sólo debía acoger a una gran comunidad, sino también al numeroso clero, pero, aparte de eso, debía tener además en cuenta las exigencias del culto a las reliquias y las peregrinaciones. Debe transmitir el contenido del mensaje cristiano de la Salvación y presentar como totalidad objetiva y visible a los ojos del creyente, la imagen de la Jerusalén celeste, el símbolo del reino de Dios. • Planta. La planta del templo románico generalmente es de cruz latina, aunque se presentan de otros tipos: de una, de tres y de cinco naves, que terminan en las cabeceras con sendos ábsides semicirculares. La nave longitudinal o mayor está cortada por una transversal, llamada crucero. El espacio común a la nave principal y al crucero se denomina también crucero o transepto. En cima del crucero se levantan las cúpulas, ya sobre trompas, ya sobre pechinas al estilo bizantino. Se conserva el segundo piso de la nave lateral, que recibe el nombre de triforio, posiblemente usando por las mujeres, de aquí que la nave central tenga una mayor altura que las laterales. El número de ábsides depende de las naves y aunque estas tienen forma circular, se emplean como capillas, de aquí que reciban el nombre de capillas absidiales. Si las naves laterales se prolongan por detrás envolviendo la capilla mayor forman la girola o el deambulatorio. Para multiplicar los altares donde celebrar la misa los monjes abren numerosas pequeñas capillas semicirculares −absidiolas− en los brazos del crucero y en torno a la girola. • Cobertura. Junto a la configuración plástica de las paredes exteriores e interiores, la principal preocupación y la más importante aportación de la arquitectura románica es el abovedamiento de la totalidad del edificio de la iglesia. Es evidente que en la adopción de esta novedad no sólo influyeron criterios prácticos (como por ejemplo la disminución del peligro de incendios) sino que aquí halla expresión el espíritu de toda una época. La cobertura de la iglesia se realiza por bóveda de cañón para la parte principal y por bóveda de arista −originada por cruce de dos bóvedas de cañón− para las naves laterales. Por otra parte, en las más avanzadas construcciones de bóvedas se exterioriza un claro deseo de dividir la nave mayor en una sucesión de porciones verticales de espacio, de compartimientos similares, netamente separados por todos lados por recios pilares, por paramentos murales y por arcos fajones en la bóveda; se trata de un principio acumulativo y que a la vez limita los espacios, muy alejado del que rige en las basílicas paleocristianas, por tanto para ir al altar el movimiento es sosegado y lento, envuelto en la escasa luz del recinto. 6
Parece que los arquitectos románicos se aplicaron a construir bóvedas sobre las naves pequeñas antes de decidirse a alzarlas encima de la nave mayor; y hay numerosas iglesias románicas en las cuales solamente las naves laterales son abovedadas, mientras que la nave central tiene cubierta leñosa. Pronto, sin embargo, la anchura de la nave mayor fue disminuida par poder construir más fácilmente las bóvedas.
3.Muros. Para sostener el empuje de las bóvedas se valen de macizos muros, sin apenas huecos o ventanas, reforzados en su exterior por bandas verticales, llamadas estribos, que sirven como contrafuertes y como elementos decorativos de las fachadas laterales. Los contrafuertes exteriores van construyéndose cada vez más robustos a medida que se hacen bóvedas a mayor altura. Los muros interiores entre los arcos fajones, contienen arquerías ciegas con vanos (ventanas 9 de arcos de medio punto. Estas galerías se llaman triforios. La envoltura por arcos de medio punto es una característica esencial del románico: en todas las partes del edificio se abrazan arcos menores, emparejados o alineados por otros mayores. 4. Sostén. El pilar fue vital como elemento de sostén pues ante la pesadez de la techumbre, la columna se convertía en elemento inservible, aunque en algunas ocasiones eran adosadas en los cuatro lados del pilar, dando lugar al pilar cruciforme.
5. Torres. Las torres fueron parte esencial de esta arquitectura, estarán adosadas a los muros de la iglesia o bien separadas según la escuela y también dependiendo de ésta, pueden ser cuadradas, circulares o cilíndricas. Aquí se aprecia un cimborrio, torre típica románica sobre el crucero.
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6. Decoración. La decoración románica tiene visible influencias de los pueblos nórdicos, empleando en especial motivos geométricos tales como arquillos ciegos en cornisas o sin ellas, dientes de sierra, zigzags, puntas de diamante, almenillas, ajedrezados, entrelazados, discos o besantes Las cornisas tendrán gran sencillez, pues el arquitrabe y el friso fueron suprimidos y aquélla se apoyará en cabezas de animales esculpidas que reciben el nombre de canecillos. Los elementos decorativos fueron de gran sencillez, los capiteles son muy variados y así los hay corintios, compuestos o bien antropomorfos, zoomorfos o fantásticos, algunos de temática erótica advirtiendo de los pecados o de origen pagano 8fecundidad, culto al falo) La decoración en el románico estuvo destinada en especial para los capiteles y los pórticos y la escultura sobresalió como arte decorativo y supeditado a la arquitectura, tanto en el capitel, como en los tímpanos de las puertas. Lo que importa es el símbolo que representan y no el verismo en las proporciones; la función de la iglesia es la didáctica mediante las artes. 7. Carácter. La arquitectura románica, el dórico del arte cristiano, es severa, grave y pesada; dará una sensación de robustez y austeridad. La oscuridad que fue elemento esencial y aliado de este arte, produce la impresión de profunda religiosidad, en un ambiente recoleto y misterioso. A pesar de las esbeltas torres y de las airosas linternas produce sensación de pesadez, dominando el sentido de horizontalidad y los macizos sobre los vanos. Para comprender mejor la arquitectura románica, analizaremos 2 ejemplos típicos. 8. La Iglesia de San Sernin o el inicio de la girola La iglesia de San Sernin, situada al sudoeste de Francia, en la ciudad de Tolosa. San Sernin es un ejemplo de la iglesia románica típica de la Ruta de los Peregrinos o Camino a Santiago, trayectos que fueron proyectados en parte para resolver un problema de tráfico. Durante la Edad Media, al igual que ahora, se emprendían peregrinaciones a los lugares santos: a veces con la esperanza de curar de una enfermedad, a veces como alternativa a la cárcel si uno estaba perseguido en su lugar de residencia, y otras veces porque la Iglesia católica prometía la salvación eterna a las almas de los peregrinos. Las peregrinaciones ofrecían no sólo beneficios médicos, legales y espirituales, sino también una de las relativamente escasas oportunidades de viaje abiertas en aquella época a la gente sencilla. Los destinos más prestigiosos eran Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela. Hacia el siglo X, cuando los peregrinos comenzaron a afluir a través de Francia y de España para visitar el sepulcro de Santiago, las iglesias locales comenzaron a experimentar problemas como la interferencia en el ritmo de la vida cotidiana. Muchas iglesias albergaban reliquias de santos. Se creía que estas reliquias poseían poderes milagrosos de curación. Los peregrinos querían ver las reliquias expuestas y otros objetos preciosos guardados en los tesoros de la iglesia, y mientras tanto la gente del lugar quería atender en su iglesia a los oficios diarios normales sin ser molestados. Los arquitectos para dar cabida a los peregrinos, quienes proporcionaban una importante fuente de ingresos, inventaron un plano constructivo que incluía un corredor continuo alrededor de la periferia de la iglesia. Los visitantes podían caminar sin se notados a lo largo de esta nave lateral, admirando la estructura de la iglesia y visitando las reliquias locales y demás tesoros. Estos objetos podían ser exhibidos ahora en pequeñas capillas 8
que partían radialmente del segmento curvo de este corredor, que rodeaba por detrás el altar de la iglesia y se llamaba girola. Los oficios regulares tenían lugar sin interferencias en el espacio central y de mayor altura de la iglesia. La perspectiva exterior muestra un trazado cruciforme, con una alta torre donde se cruzan los dos ejes de la estructura. Esta planta acabó simbolizando el cuerpo de Cristo en la cruz. La parte oriental que corresponde al extremo de la iglesia, se denomina cabecera. Esta sección de iglesia fue concebida como una especie de almohada para la cabeza de Cristo cuando estaba colgado en la cruz. Podemos ver claramente que los principales y más altos volúmenes del edificio están rodeados por el corredor periférico. Sobre este nivel, y por debajo de la altura de los espacios más altos, unas galerías ininterrumpidas forman un nivel intermedio. El edificio está organizado en masas claras y grandes de mampostería delimitadas por contrafuertes estabilizadores, formando unidades estructurales denominadas intercolumnios. Cada intercolumnio tiene su abertura propia, consistente en una ventana Al entrar en el edificio se observa la misma subdivisión en intercolumnios que en el exterior. Esta es una característica de la organización de los edificios románicos. Pilares compuestos sostienen la arcada o piso principal. Desde cada uno de estos pilares compuestos se elevan medias columnas pasando por las galerías de arquería hasta la altura de las bóvedas de cañón que cubren la nave. Las galerías están cubiertas con bóvedas de medio cañón que ejercen una contrapresión contra el empuje dirigido hacia fuera y hacia abajo de las principales bóvedas de cañón. De nuevo, al nivel del suelo, las naves laterales y la girola están cubiertas con bóvedas de arista y cada intercolumnio forma una caja des espacio claramente definida. Estos intercolumnios están proporcionalmente relacionados entre sí, La planta de Saint Sernin se basa en un módulo: el intercolumnio del crucero. Cada intercolumnio de la nave tiene la mitad del tamaño del intercolumnio del crucero. Los intercolumnios de las naves laterales tienen una cuarta parte del tamaño del intercolumnio del crucero. El efecto que produce es de un espacio interior protector, de amplitud sobrecogedora, oscuro y frío, en contraste con la deslumbrante luminosidad del exterior. Este efecto arrollador se intensifica por el eco que producen los sonidos debido a la excepcional longitud de la nave. 9.Características Espaciales: La métrica románica Al llegar el Románico, no se trata meramente de una nueva edad espacial, determinada por una sensibilidad original del vacío arquitectónico y del tiempo empleado en el recorrido dentro de ese vacío: nos encontramos frente a un verdadero terremoto orgánico que, después de haber revisado críticamente en los tres siglos anteriores todos lo problemas de la edilicia paleocristiana y bizantina, sacude estas mismas edilicias creando algo integralmente distinto. Se puede admitir que en lo que concierne al organismo edilicio, una sola maqueta es suficiente para el templo griego y otra para la basílica longitudinal cristiana anterior al Románico. Intentemos ahora construir una maqueta de San Ambrosio de Milán o de Durham o de Cluny los cartones en este caso, no son suficientes Hacen falta otros medios para expresar, aunque sea de un modo esquemática, las bóvedas de arista románicas, las pilastras poligonales, los nervios y los contrafuertes. En realidad, el cartón servirá en parte para este uso, y deberá ser un cartón pesado, debido a la fortaleza de la mampostería románica; pero antes de las paredes, será necesario construir con alambre los elementos esenciales de la estructura románica, allí donde las fuerzas estáticas se localizan y se distribuyen. Con un soplo de viento se caerá nuestro modelo de la iglesia paleocristiana y bizantina, por estar compuesto de planos de cartones 9
yuxtapuestos entre sí, sin ensamble; pero en la iglesia románica el organismo estructural, aquellos alambres que, hincado en el suelo, se levantan hasta el techo, cruzan en diagonal la nave y vuelven a tierra, no se derriba con un soplo de viento, porque sus elementos están estrechamente ligados. Además la longitud de la iglesia no podrá ser arbitraria, pues deberá ser múltiplo del ancho de la nave central; el ancho de las naves laterales no será a placer, sino deberá reducirse a un submúltiplo de la nave central. Todos estos elementos constructivos en dependencia recíproca hacen que el edificio románico parezca un organismo que despierta y que adquiere seguridad en sí y en la dialéctica de su fuerza, al compararlo con el cuerpo inerte, aun cuando espléndidamente austero, de los primeros templos cristianos, o con la enjoyada, vestida magníficamente, pero inmóvil, iglesia bizantina. La civilización bárbara y primitiva de los siglos VIII al X, había hecho jirones las vestiduras bizantinas y había puesto al desnudo la varonil tosquedad del cuerpo estructural. El cuerpo se hace organismo, toma conciencia de su unidad y de su circulación: en una palabra, se mueve. • El Gótico: elementos y simbología Estilo artístico europeo con unos límites cronológicos que oscilan entre aproximadamente el año 1140 y las últimas décadas del siglo XVI, según las áreas geográficas. Se aplicó en el campo de la arquitectura civil y religiosa, la escultura, las vidrieras, la pintura mural y sobre tabla, los manuscritos miniados y las diversas artes decorativas. El término gótico fue empleado por primera vez por los tratadistas del renacimiento, en sentido peyorativo, para referirse al arte de la edad media, al que ellos consideraban inferior y bárbaro (godo, de ahí el término gótico) comparado con el arte clásico. En el siglo XIX se produjo una revalorización de este periodo debido a movimientos historicistas y románticos. El gótico apareció a continuación del románico, a lo largo de la baja edad media, y hoy día se considera uno de los momentos más importantes desde el punto de vista artístico en Europa. • Arquitectura El estilo gótico encontró su gran medio de expresión en la arquitectura. Surgió en la primera mitad del siglo XII a partir de la evolución de precedentes románicos y otros condicionantes teológicos, tecnológicos y sociales. La arquitectura gótica perduró hasta bien entrado el siglo XVI en diversos países europeos como Inglaterra, mucho después de que el estilo renacentista hubiera penetrado en otros campos artísticos. Las mayores realizaciones del gótico se manifestaron en el terreno de la arquitectura religiosa. En contraste con la arquitectura del románico, cuyas características esenciales: son los arcos de medio punto, las estructuras macizas con escasos vanos y las bóvedas de cañón o arista; el arquitecto gótico ignoró la ley de la gravedad y su verdadera obsesión fue la verticalidad. Hubo un verdadero afán por la luz y procuró prescindir de los gruesos muros del románico que tenían que soportar las pesadas bóvedas de cañón; para esto se sirvió de dos elementos básicos de la arquitectura ojival son el arco apuntado y la bóveda (ojival) de crucería, ésta acumula los empujes de peso en un punto determinado y con ello desaparecen los macizos muros románicos que serán sustituidos por amplios vanos. Pero el peso es distribuido entre los arbotantes y los estribos que rematan en pináculos. En el exterior del muro de la nave lateral se usa el estribo y el arbotante, que juegan un papel privilegiado en la distribución del peso de la bóveda; el arbotante tiene forma de medio arco, por lo que también ha sido llamado puentecillo; surge del muro y se apoya sobre el estribo, que es un macizo de albañilería que, al igual que el arbotante, contrarresta el empuje de la bóveda. Las bóvedas descansan sobre pilares que tienen un muro central de columnas adosadas o baquetones; el número de columnas depende del número de nervios de la bóveda; las ventanas o vanos están limitados por un arco ojival con esbeltas columnas de fina tracería, éstas hacen que surjan nuevos arcos como los carpaneles, escarzanos, conopiales, etc.
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El monumento más típico del arte ojival fue la catedral, divididas sus plantas en 3 o 5 naves con crucero y ábside con girola. La nave central suele ser más elevada que las laterales. Esta diferencia de altura será usada para levantar los triforios y los ventanales. La planta suele tomar dos formas, la de cruz latina y la de salón que no tiene crucero. Se suprime el nártex o vestíbulo. En el exterior suele haber 3 puertas, una a los pies del edificio y las que corresponden a los 2 lados del transepto o crucero. Estas puertas o fachadas están divididas en 3 partes horizontales, cada una de las puertas corresponde a una nave, siendo la puerta de la nave central, la más alta; las puertas tienen forma ojival, o sea, arcos rehundidos que forman la arquivolta, esta enmarca al tímpano que reposa sobre una columna llamada parteluz. Flanqueando la fachada aparecen por lo general las torres que suelen ser pareadas de seis. En cuanto a la decoración, en el primer periodo se usan los dientes de sierra, las puntas de diamantes, los zigzags, etc. Posteriormente aparecen los elementos vegetales e incluso fantásticos; pero la decoración esencial del gótico fue la escultura. Se introduce en la decoración la gárgola que servía para arrojar las aguas de lluvia de los tejados; suelen ser animales grotescos y están colocados en el estribo. la arquitectura gótica empleó el arco apuntado, agujas, chapiteles y gabletes, reforzando el sentido ascensional que pretende transmitir el edificio, amplios vanos con tracerías caladas para conseguir la máxima luminosidad y estructuras reducidas al mínimo. • Gótico temprano,robusto (s. XII y XIII) Bóveda. Arco. Pilar. Capitel.
Suele ser cuatripartita, o sea que los arcos formeros la dividen en 4 partes y como se apunta en forma de lanza se llama también bóveda de lanceta. Forma de lanza, muy apuntado. Enorme grosor. Sobrios y de escasa decoración.
En Francia, durante la primera mitad del siglo XII, la bóveda de crucería apareció esporádicamente en cierto número de iglesias. Sin embargo, la fase que iba a conducir a la construcción de las grandes catedrales francesas comenzó en 1137, con motivo de la construcción de la girola de la iglesia abacial de Saint−Denis, panteón real en las afueras de París, con el abad Suger. En el deambulatorio de Saint−Denis, las finas columnas que sustentan las bóvedas de crucería y la ausencia de muros divisorios entre las distintas capillas radiales proporcionó un nuevo sentido de espacio continuo, fluido, que anticipaba las creaciones posteriores. Saint−Denis fue el modelo para la primera de las grandes catedrales, Notre Dame de París (comenzada en 1163), así como para un período de experimentación orientado a la desmaterialización del muro por medio de la apertura de grandes ventanales traslúcidos. El añadido de un cuarto piso en los alzados interiores incrementó la altura de forma vertiginosa. Este piso adicional, denominado triforio, consiste en un estrecho pasadizo con arquerías situado entre la tribuna que se halla sobre las naves laterales y el nivel de los ventanales superiores (claristorio). Las catedrales francesas de Laon y Noyon también corresponden a esta primera etapa. • Gótico clásico La fase experimental del gótico temprano se resolvió finalmente en la catedral de Chartres (comenzada en 1194). Eliminando la tribuna del segundo piso heredada del románico, pero manteniendo el triforio, recupera la sección longitudinal de tres pisos o niveles. En su defecto se gana altura a través de un amplio claristorio o piso de ventanales, nivel de las arquerías, que proporciona una luz casi vertical. Cada vano se organiza mediante una estructura geminada, dividido por un parteluz y decorado con motivos de tracería como tréboles, óculos o cuadrifolios. La catedral de Chartres sirvió de modelo para las siguientes catedrales góticas.
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Este periodo del gótico clásico culminó en la catedral de Reims (comenzada en 1210). Con sus equilibradas proporciones, Reims representa el momento clásico de serenidad y reposo en la evolución de las catedrales góticas. La tracería calada, característica de la arquitectura gótica tardía, fue utilizada por el primer arquitecto de Reims. En las placas primitivas de tracería, como en los ventanales de Chartres, el muro de mampostería esta perforado por una serie de aberturas. Por el contrario, en la tracería calada cada ventana se subdivide en dos o más arcos apuntados por medio de finas columnillas de piedra llamadas parteluces, y en la parte superior aparece un diseño que produce el efecto de un recortable. Reims sigue el esquema general de Chartres, pero otra solución del gótico apareció en la gran catedral de cinco naves de Bourges (comenzada en 1195): en lugar de un crecido cuerpo de ventanas como en Chartres, el arquitecto de Bourges redujo el claristorio en favor del cuerpo de arquerías y del triforio. En torno a 1220, la nave de la catedral de Amiens retomó el sentido clásico y ascensional de Chartres y Reims, enfatizando la verticalidad y la estilización de los pilares. De este modo Amiens supuso una transición hacia la más elevada de las catedrales góticas francesas, la catedral de Beauvais. En ella aparece un gigantesco piso de arquerías (derivado de Bourges) bajo un piso de ventanales del mismo tamaño, que permite alcanzar la altura sin precedentes de 48 metros. • Gótico radiante o rayonnant (s. XIV)
Sus nervaduras se complican formando verdaderas configuraciones geométricas (mayor decoración). Arco. Ojival, reduce su altura y la circunscribe dentro de un triángulo equilátero. Fasciculado. Los haces de las columnas se adelgazan y sus capiteles se Pilar. hacen más adornados con hojas de cardo. Aparecen con profusión los arbotantes al elevarse la nave central y se Exterior. enriquecen fachadas con rosetones y escultura. La catedral de Beauvais se comenzó en 1225, un año antes de que Luis IX de Francia ascendiese al trono. Durante su largo reinado, de 1226 a 1270, la arquitectura gótica entró en una nueva fase denominada radiante o rayonnant. El término rayonnant deriva de los elementos radiales, como los de una rueda, que conforman los enormes rosetones característicos de este estilo. La altura dejó de ser el principal objetivo, y en su lugar se extremó la desmaterialización del muro reduciendo el espesor de la mampostería, extendiendo los ventanales y reemplazando el muro exterior del triforio por vanos de tracería. Los muros de este periodo radiante asumieron el carácter de membranas traslúcidas. Bóveda.
Todas estas características del gótico radiante fueron incorporadas en la primera empresa importante llevada a cabo durante esta nueva fase, la reconstrucción (comenzada en 1232) de la iglesia abacial de Saint−Denis. De la primitiva estructura sólo se preservaron el deambulatorio y la fachada principal. Sin embargo, el espíritu rayonnant está mejor representado por la Sainte−Chapelle, la espaciosa capilla palatina construida para Luis IX entre 1242 y 1248, en la Île−de−la−Cité, en el centro de París. Los inmensos ventanales, que se elevan casi desde el nivel del suelo hasta el arranque de las bóvedas, ocupan la totalidad del espacio entre los haces de columnas, transformando de este modo la capilla en una robusta armadura pétrea recubierta por superficies acristaladas por donde se filtra la luz a través de vidrieras multicolores. En la evolución de la arquitectura gótica, el progresivo aumento de los vanos acarreó la posibilidad de crear un ambiente interior sacralizado y simbólico a través de la luz coloreada que pasaba a través de las vidrieras. Los colores dominantes fueron el azul oscuro y el rojo rubí brillante. En las ventanas de las capillas subsidiarias y de las naves laterales se dispusieron pequeñas vidrieras en forma de medallones, que ilustraban episodios bíblicos y de la vida de los santos. Su proximidad con respecto al observador permitía la contemplación de sus detalles. Cada una de las ventanas del claristorio, por otro lado, estaba ocupada por enormes vidrieras con imágenes monumentales, perceptibles desde el suelo. A partir del último tercio del siglo XIII la mística oscuridad se fue disipando, a medida que la técnica de la grisalla cristal blanco decorado con dibujos en gris se fue combinando con los paneles de colores, cada vez más vivos y luminosos. 12
(III) Flamígero o Florido (principios s. XV al XVI) Se hace más estrellada. Exuberante decoración. Los nervios se multiplican, Bóveda. perdiendo su función sustentante y creando bóvedas muy variadas. El ojival tiende a rebajarse y se circunscribe dentro de un obtusángulo. Arco. Conopiales (4 centros) y lobulados. Siguen cobrando esbeltez por lo delgado, pero la decoración del capitel de la Pilares. columna adosada se hace más florido y además de la hoja de cargo se usa la de vid, la de hiedra, la de roble, etc.. Abundan los rosetones, flechas caladas y adornos en gabletes y ventanas, Exterior. imitando el flamear de las hogueras. La influencia de la arquitectura gótica francesa en el resto de Europa fue enorme. En España, este estilo también está representado por las grandes catedrales urbanas, si bien en el siglo XV la obra civil adquirió mayor importancia. Durante la etapa del gótico clásico, la implantación de las influencias francesas a través de la corte de Fernando III se refleja en las catedrales de Burgos, Toledo y León. A pesar de ello, las catedrales españolas no fueron copias provincianas de los modelos franceses, y en ellas se perciben características arquitectónicas y decorativas propias de la cultura hispana, como la introducción de elementos mudéjares y la amplitud en planta.. La más próxima a los prototipos franceses es la catedral de León, terminada hacia 1280, que responde a los ideales clásicos de altura y amplias superficies acristaladas con magníficas vidrieras. En el siglo XIV el mayor desarrollo arquitectónico tuvo lugar en Cataluña y Levante, con ejemplos destacados como las catedrales de Barcelona, Palma de Mallorca y Gerona. El modelo de catedral en este área se adecuó a los postulados del sur de Francia, por lo que se ha denominado gótico mediterráneo. Este estilo se caracteriza por el predominio de la planta de salón consistente en la disposición de naves a la misma altura, la diafanidad espacial, el aprovechamiento de los vacíos entre contrafuertes para alojar capillas, la escasa iluminación y la supresión de los arbotantes, lo que se traduce en exteriores macizos y sin esa tendencia a la verticalidad propia del gótico francés más ortodoxo. En Alemania (que entonces formaba parte del Sacro Imperio Romano Germánico junto a otros territorios de Europa central) el gótico también apareció a lo largo del siglo XIII, aunque en una primera fase convivió con los esquemas románicos autóctonos. En 1248 se inició la catedral de Colonia, que excedía en su altura interior a la catedral de Beauvais y cuyo coro se inspiró en el estilo radiante de la catedral de Amiens. Poco después se inicia la de Estrasburgo, en el siglo XIV la de San Esteban de Viena y las catedrales de Praga, Friburgo y Ulm, que destacan por sus esbeltas torres. También en Alemania se materializó el modelo de iglesia−salón característica del gótico mediterráneo, como se observa en San Lorenzo de Nuremberg (siglo XV). En Italia e Inglaterra la aceptación de los esquemas franceses se encontró con mayores reticencias, de modo que su influencia fue escasa. Las iglesias florentinas y las reminiscencias superficiales del gótico francés en las fachadas de la catedrales de Siena y Orvieto son simples fases transitorias en la evolución que condujo en Italia del románico clasicista a los inicios de la arquitectura renacentista en la obra de Filippo Brunelleschi. En Inglaterra, la influencia de la arquitectura gótica francesa tan sólo se manifiesta en dos ocasiones, una en torno a 1170 con la ampliación oriental de la catedral de Canterbury y otra, a mediados del siglo XIII, en la abadía de Westminster (comenzada en 1245), basada en el esquema general de Reims. Por lo demás, los arquitectos ingleses desarrollaron su propio lenguaje gótico que enfatizó la longitud y la horizontalidad de la fachada , recubierta de estatuas. La girola poligonal o semicircular francesa se sustituyó por una cabecera cuadrada, prolongada en ocasiones por una rectangular Lady Chapel o capilla de la Virgen. Este acusado alargamiento de la planta, a menudo determinó el uso de dos transeptos y la multiplicación de nervios en las bóvedas, algunos de los cuales fueron puramente ornamentales. El primer gótico inglés (Early Style) está representado por la catedral de Salisbury (comenzada en 1220; la torre y la aguja del siglo XV). La introducción de tracería calada en la abadía de Westminster produjo una 13
espectacular evolución de estos elementos. El periodo decorativo subsiguiente (Decorated Style), con su profusa ornamentación, cuenta con ejemplos como el coro de la catedral de Lincoln (comenzado en 1256), el crucero de la catedral de Wells y la torre octogonal de la catedral de Ely, entre otros. La Catedral El tema edilicio típico del gótico es la catedral. Y a diferencia de la iglesia abacial, una catedral está situada en una zona muy poblada, y está bajo la jurisdicción de un obispo, de quien es sede oficial. El desnudo exterior de una abadía detiene, en tanto que la talla intrincada de la fachada de una catedral despierta la curiosidad e invita a la entrada. Como centro de la vida del claustro, un monasterio es más rico en la penumbra de su interior; por lo contrario la decoración más elaborada de una catedral se orienta a la reunión masiva de fieles. La catedral es, sin duda, ante todo un centro religioso, pero en una época en que los asuntos espirituales y mundanos estaban tan íntimamente relacionados, se entremezclaban sus funciones religiosas y profanas. Su nave central no sólo era el sitio para los servicios religiosos, sino en ocasiones una sala capitular en que toda la población podía reunirse a discutir asuntos públicos. Los ricos decorados que visten el gran cuerpo de la catedral no sólo narran la historia del cristianismo sino también la historia de la población y de las actividades de sus vecinos. La catedral, de ese modo, fue un museo municipal en cuyas paredes estaba tallado el documentos vivo de la vida de la población. La iconografía de una catedral dedicada a la Virgen no sólo incluyó temas religiosos. La Virgen María fue la patrona de las artes liberales, y, por ello su catedral a menudo fue una enciclopedia visual, cuyos temas cubrían todo el campo del conocimiento humano. El púlpito no era sólo el sitio en que se decían sermones, sino también una cátedra para conferencias e instrucción. El coro no sólo fue el asiento del canto litúrgico sino el sitio para audiciones musicales. La catedral en sí, representó un esfuerzo comunal del pueblo, quienes aportaron su tiempo, pericia y caudal para construirla. De este modo, fue el producto más espléndido que una población y sus artífices pudieron producir. Como gran monumento cívico, fue el orgullo de la comunidad. Las ambiciones y aspiraciones de los ciudadanos modelaron sus características y perfiles. En esos días la importancia de una población se medía por el tamaño y altura de su catedral, al igual que por la importancia de las reliquias religiosas que albergaba. En consecuencia, hubo rivalidades cuando la bóveda de Chartres se alzó a casi 37.5 metros de la planta. Le seguía en importancia Amiens, que logró una altura de casi 41 m. y por último Beauvais, que fue la más majestuosa de todas, cuyas dovelas de la bóvedas se remontaban a más de 48 metros. Características Espaciales. Entre los equívocos más difundidos está aquél según el cual, el gótico sería sencillamente una derivación del románico; es más, constituiría su completa madurez, el punto de llegada que quiso alcanzar el arquitecto del siglo XII. El equívoco se basa en la confusión filosófica entre progreso técnico y supuesto progreso artístico. Y, lo que es mucho peor críticamente, en la indiferencia por el espacio interno y por la escala de los edificios. Desde el punto de vista constructivo, es indudable que el gótico continúa, profundiza y concluye la investigación románica. El autor de San Ambrosio había puesto nervaduras en las bóvedas, pero las superficies de relleno son tan pesadas que, aun sin nervio, permanecería en pie; el arquitecto había concentrado los pesos sobre los pilares, mas los muros son tan gruesos que con toda probabilidad podrían sostener por sí mismos los empujes. El sistema de esqueleto se perfecciona en gran manera en el periodo gótico, la técnica de los arcos ojivales reduce los empujes laterales, arbotantes y contrafuertes llegan a ser brazos musculosos capaces por sí solos de contraponerse a los empujes. El organismo románico se agiliza y se tensa, y en los tres siglos siguientes, hasta en pleno siglo XVI, en Francia, en Inglaterra y en Alemania, 14
alcanza el paroxismo de la tensión: un haz de huesos, fibras y músculos, un esqueleto constructivo recubierto de cartílago inmaterial. Si se ven algunas catedrales inglesas, después de que las bombas habían quebrado los vitrales y derribado los rellenos de entre los nervios de las bóvedas; ahora aquellas estructuras, ya liberadas hasta del cartílago transparente que las unía, parecían haber realizado completamente el sueño de los arquitectos góticos: crear el espacio, ritmarlo, elevarlo y darle forma sin interrumpir su continuidad. Pero si ésta fue una aspiración original de la arquitectura gótica, existe también un tema espacial mucho más relevante que la distingue de la cultura románica: el contraste de las fuerzas dimensionales. Por primera vez en el curso de la historia de la arquitectura, los artistas conciben espacios que están en antítesis polémica con la escala humana y que engendran en el que mira, no una contemplación sosegada, sino un estado de ánimo de desequilibrio, de afectos y solicitaciones contradictorias, de lucha o de ascensión. Ya se ha aludido a la escala humana en oposición a la escala monumental. Sabemos distinguir un edificio concebido y construido para el hombre, de un edificio−símbolo, edificado para representar una idea o un mito que impresione, se sobreponga y domine al hombre; la ciencia contemporánea nos da la posibilidad de profundizar mejor la crítica de aquellos espacios en los que, según la locución popular, uno no se siente como en su casa. Hemos establecido aquí la diferencia de orden cuantitativo y psicológico, precisando que cada edificio está calificado por la relación entre sus dimensiones y las del hombre y que, alterando tal relación, se cae en una ridícula farsa o en una retórica vacía: un templo griego, reducido a la mitad, se vuelve un juguete y, duplicadas sus proporciones, llega a ser uno de los infinitos desagradables productos del neo−helenismo. Pero hay todavía otro significado de la escala que ya no atañe a las relaciones entre edificio y hombre, sino a las proporciones del edificio entre sí respecto al hombre. Toda la arquitectura occidental hasta el románico ha expresado estas proporciones de dos maneras: 1) por medio del equilibrio de las directrices visuales, 2) por el predominio de una directriz. El perfecto equilibrio se encuentra en los templos griegos y en los edificios de esquema central de la cristiandad. El predominio de una directriz lo encontramos en los templos egipcios de Karnak o de Luxor (directriz vertical), o bien en la basílica bizantina (directriz horizontal). En el gótico, por el contrario, coexisten y contrastan en una silenciosa, pero aguda, antítesis dos direcciones: la vertical y la longitudinal. El ojo está atraído por dos indicaciones opuestas, por dos rarificaciones espaciales, por dos temas. La historia espacial de las catedrales góticas en toda Europa, las diferenciaciones entre las escuelas nacionales y regionales, la fisonomía individual de los distintos monumentos, están basadas substancialmente en la distinta fuerza y evidencia de este contraste dimensional. Se trata de la relación entre el rectángulo de corte y el rectángulo de planta y, sólo en segundo lugar, de la relación entre estos dos rectángulos y el hombre. Si confrontamos el gótico italiano, francés e inglés, comprobamos que el contraste se acentúa conforme nos acercamos al Norte. En el Duomo de Milán, con sus 5 naves, el ancho es todavía muy superior a la altura: predomina la directriz longitudinal, y la vertical es una directriz tan secundaria que el ambiente vive más bien un equilibrio espacial clásico que un drama gótico, a pesar de las ojivas, las pilastras polistilas, los calados recamados, la orquestación de las agujas y de los pináculos: en resumen, a pesar de todo el contenido iconográfico del estilo. Con la civilización francesa se eleva bruscamente la altura, pero con frecuencia permanecen las 5 naves, como en Notre−Dame y en Bourges, o se agregan a las 3 naves series de capillas, como en Amiens, o las naves, haciendo círculos en torno al ábside en amplios ambulatorios crean una circularidad, que en definitiva subraya la longitud, poniendo en contacto los dos costados de la iglesia. Pero en las grandes catedrales del medievo inglés, en Ely y en Salisbury, en Worcester y en Lichfield y en 15
Westminster, los dos motivos direccionales se presentan simultáneamente con igual valor: las directrices longitudinales se cortan en ángulos rectos en los presbiterios y en las capillas terminales; las naves son 3 y sólo 3, y por esto el factor ancho desaparece frente a la competición de las otras dos dimensiones. La decoración lineal en los pilares, en las bóvedas paraguas, en los triforios, logra una negación de las superficies y de los planos, un modelado nervioso desconocido hasta en las catedrales de Reims y de Chartes, y en la Sainte−Chapelle de París. Pero llevar al ápice las posibilidades de un tema espacial a través de acrobacias técnicas y exaltaciones decorativas, no significa hacer una arquitectura más bella. Nos puede gustar más Notre−Dame que Salisbury, podemos sentirnos más cerca de una iglesia románica que de una catedral gótica. Pero esto atañe a las preferencias, al gusto y al juicio crítico individual. A nosotros nos interesa detenernos para establecer el carácter espacial, el idioma de la época, la cultura sobre la que surgen los monumentos con su propia fisonomía artística. La arquitectura gótica inglesa, además de los caracteres antes aludidos, presenta una cualidad absolutamente moderna, a la cual damos el nombre de orgánica: aquella cualidad de expansión, de posibilidad de crecimiento, de la articulación de los edificios. Mientras que el Duomo de Milán o Notre−Dame son construcciones aisladas, las catedrales inglesas se enlazan con una serie de otras construcciones, se prolongan en ellas y las dominan. En otros temas, monasterios, castillos, casas, aparece el mismo carácter La catedral de Chartres • Construcción: • Pasado remoto
La zona donde se yergue la catedral, desde tiempo inmemorial fue un lugar santo de gran importancia. Por cesar nos podemos trasladar a un tiempo en el que se reunían los jefes y el sacerdote de la tribu celta de los Carnutos. Entonces la colina estaba poblada por ancianas encinas que rodeaban un manantial que los celtas consideraban sagrado. Con la ocupación y posteriormente la cristianización, las encinas se talaron y posiblemente de tal madera fuera la primera talla de la virgen María, luego habrían otras, hasta llegar a la del siglo IX, destruída durante la Revolución Francesa.
Según la tradición de la vieja crónica de la catedral medieval; los druidas ya habían venerado a una virgen que iba a dar a luz en la cueva del pozo sobre la que se levantarían varios templos, paganos y cristianos. Esta leyenda no es inverosímil en la medida en que los pueblos de la Antigüedad han reconocido el aspecto femenino de la Divinidad;: maternal en cuanto a que es origen de todas las cosas ( e incluso contenedor) como virgen por su naturaleza inmutable . No es de extrañar por tanto que en el 876 Carlos el Calvo, nieto de Carlomagno ofreciese la reliquia de la sancta camisia o la túnica que vestía al dar a Luz al niño Jesús ; un rectángulo de seda traído de Bizancio. Antes de la eclosión del culto mariano, ya Chartres resultaba ser el santuario más importante de la Madre de Dios.
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Al pozo incluído en la Iglesia, no dejaría de hacer milagros durante toda la Edad Media. En efecto, los enfermos serían llevados a la cripta, junto al ahora llamado pozo de los Santos Fuertes, llamado a si por pensarse que allí habían sido arrojados cuerpos de mártires, para ser curados.
• Románico e incendio: • Devoción de las carretas La catedral que había edificado Fulberto resultaba excesivamente modesta, y aprovechando el incendio que en el 1134 había destruido parte del lado occidental, se decidió completarla con una fachada con dos torres y un pórtico decorado con esculturas. Fue entonces en el año 1145, un año después de la dedicación de Saint−Denis, cuando comenzaron las obras siendo ahora obispo de Chartres, Godofredo de Lewes, quien al momento se vio sorprendido por la extraña colaboración del pueblo. Se trató de un raro levantamiento popular para ayudar a una empresa más de orden espiritual que material, sin deistinción de clases: la construcción del templo de Nuestra Señora, la Nueva Jerusalem. En efecto aquí se ponen de manifiesto varios factores que bien definirán el momento en el que nuevamente se venera a la Virgen María, sin tener en cuenta la tradición Mariana de la zona: • La nostalgia de Tierra Santa, la verdadera patria, tras el fracaso de la primera cruzada. • La nueva visión de la Virgen María gracias a San Bernardo: a la que llama Nuestra Señora( de ahí el nombre de tantas catedrales) como el rostro maternal de la misericordia divina • El culto caballeresco a la Dama celestial como comparativo al alma: belleza e inocencia. • Tradicional comparación de la iglesia ecclessia con la Virgen. Ahora esta aseveración predomina sobre la del cristo crucificado, siendo entonces el edificio religioso, la Ciudad de Dios, es el Palacio de la Virgen hecho a su imagen.
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Así lo describe el abad Aymón de Dives Nadie ha visto ni oído nada semejante en pasadas generaciones. Gobernantes, príncipes y potentados, con todos los honores y riquezas deseables; damas de alta prosapia y someten sus antes erguidos y finos cuellos a la dureza del correaje para tirar de las carretas. Haciendo de caballerías, transportan a la casa de Dios, el vino, el trigo, el aceite, el mortero, piedras o vigas que son necesarias para la construcción de la catedral. Es de admirar cómo, a veces, más de mil hombres y mujeres se asocian para arrastrar una carga:¡tanto es grande y pesada! El numeroso grupo tira silencioso y, a menos que no lo vierais con vuestros ojos, no creeríais que fueran personas las que movieran la carreta. Solo cuando se hace un paro se oyen confesiones de los pecados y oraciones pidiendo perdón para el pecador. Si alguno se retrae a hacer pública confesión o se resiste a aceptar la admonición de los clérigos; inmediatamente es separado de la compañía. Se relatan curaciones conseguidas por uncirse a la carreta: mudos han empezado a hablar en alabanza de Dios, endemoniados han obtenido sanidad. Veríais a los eclesiásticos que han dirigido el trabajo de cada carreta exhortar a las gentes postradas y besando el polvo; viejos y jóvenes, hasta tiernos niños, llaman a la madre de Dios con gemidos y suspiros que arrancan del fondo del alma. Todo esto es, ciertamente, la obra de Cristo; pero obligada por la Virgen, pues ella es la que se ha manifestado más atenta a todos estos sucesos. Ella hizo famosa la primera iglesia de los cielos, que todo lo gobierna [] llegados a la iglesia que quieren ayudar a construir, forman a su alrededor, con sus carros, como un campamento espiritual y, durante la noche siguiente, el Ejercito del Señor vela y canta salmos y cánticos. En cada uno de los carros se encienden cirios y lámparas; se coloca en ellos a los lisiados y a los enfermos; para procurarles alivio, se traen las reliquias de los Santos y se reza con ellos.[]y se implora con un nuevo fervor la Clemencia del Señor y de su dulce Madre para obtener la curación completa de los enfermos Otro testigo, Robert de Torigny comenta Aquel mismo año, se vio por primera vez en Chartres, a los fieles engancharse a carros cargados de piedras, de madera de trigo, y de todo lo que podía servir para las obras de la catedral, cuyas torres se elevaron por encanto. El entusiasmo se propagó, por decirlo así, a toda Francia y Normandía. En todas partes la gente se humillaba, en todas partes se hacía penitencia, en todas partes se perdonaba a los enemigos. Por todos lados se veía a hombres y mujeres arrastrando pesadas cargas a través de marismas fangosas, pidiendo los golpes de la disciplina y celebrando con cantos de triunfo, los milagros que Dios realizaba ante sus ojos • Incendio. Hacia finales del siglo XII la fachada occidental estaba ya casi terminada. Encima de las puertas que conforman el Pórtico Real (que se explica en la siguiente sección), y entre las torres, se establece una triple vidriera, románica en forma pero gótica en luminosidad y amplitud. 18
En su origen esta fachada daba a un nártex de tres partes, por lo que cierto modo se mantenía separada de la catedral románica. Si no hubiese sido así, es probable que hoy no se conservase pues el viernes 10 de junio del 1194, la basílica sucumbió por completo en un terrible incendio que se propagó por parte de la ciudad (las casa se apiñaban normalmente muy cerca de las catedrales). Cuando las llamas alcanzaron el tejado, el plomo derretido comenzó a caer impidiendo que nadie se acercase. Al dia siguiente según las cronicas, el pueblo se encontraba desolado, más que por la perdida de sus casa, por la destrucción de la catedral. Al conocer que no se encontraba la reliquia de la Virgen, la dieron por perdida, generalizándose la idea de dejar la ciudad pues ya nada importaba pues era un castigo a sus pecados. Sin embargo un prelado papal que se encontraba allí, instó primero a los canónigos del lugar y luego a l pueblo a reconstruir la catedral para la gloria de la Virgen. De tal modo que los canónigos decidieron ofrecer sus rentas casi completas durante tres años, (hay que pensar que Chartres en el momento era el obispado más rico de Francia). He aquí que en la siguiente congregación, el día Domingo, apareció el relicarioCuando llovieron, clérigos y pueblo lanzaron gritos de felicidad y de júbilo. No se puede describir su alegría; todos dieron gracias a Dios y a la gloriosa Señora que había salvado del fuego la perla y la gloria de su ciudadfuente de todas sus consolaciones [] los que se habían sacrificado para salvar el santo relicario al no poder volver sobre sus pasos, se apresuraron a descender a dicha gruta y cerraron tras ellos la puerta de hierro. Permanecieron allí dos o tres día sin beber ni comer. Pero la santísima Virgen les confortó invisiblemente []y salvó de la muerte a los que habían prestado servicio[] La puerta de hierro que les protegía resistió contra todo: vigas en llamas, piedras, trozos de columnas cayeron sobre la puerta; pero nada les hizo daño; el plomo fundido que caía de la techumbre no penetró por las hendiduras; cerraduras, goznes y cerrojos resistieron; pues todo estaba bajo la custodia de Aquella que salva y protege a todos los pecadores[] Todo el mundo les abrazó llorando y dando gracias a Dios y a su Santa Madre de que les hubieran guardado de todo mal con un milagro tan evidente Ante este milagro; se vio como deseo de la Virgen erigir una catedral nueva, trayendo consigo otra vez la devoción de las carretas y milagros muchos como el de la multiplicación de los panes de unos que carteando se tuvieron que quedar a dormir lejos de todo pueblo. c) Pórtico Real Una de las secciones supervivientes más antiguas es también una de las más interesantes. Se trata del Pórtico Real, en la fachada occidental construido hacia 1145−1155. Esta formado por tres portadas que se abren a lo ancho de la nave de la catedral. Son restos que sobreviven de una catedral anterior románica, mucho más pequeña que la actual. Llamada portada real a causa de las estatuas adosadas a las jambas, que representan en parte a reyes y reinas del Antiguo Testamento . El estilo de esta portada, si bien es todavía románico por su equilibrio tranquilo, ya es gótico en la medida en el que la serenidad de los personajes ya no se apoya sobre la tierra sino que se lanza al cielo. Las formas asimismo, son contenidas y austeras no se entregan a los cambios lumínicos de la luz y por ende a las fluctuaciones del alma, tal como el pintor supo plasmar Monet en la catedral de Ruen. La estructura de las portadas es parecida a la Moissac, Conques o Tolosa, porque tienen también un tímpano esculpido sobre cada una de las entradas. Pero en éste se han incluido nuevos elementos. Enmarcando cada tímpano hay arquivoltas esculpidas, arcos decorativos con la misma curvatura que el tímpano. Las arquivoltas están formadas por dovelas individuales, sobre cuya superficie hay una figura esculpida. Esta inseparabilidad 19
entre estructura y decoración es una característica del periodo gótico. Bajo el nivel de las arquivoltas, cada puerta de entrada está flanqueada por esbeltas columnas que llevan adosadas figuras humanas alargadas. Son columnas estatuarias, una nueva invención que sólo aparece durante el periodo gótico. Los columnas estatuarias, a diferencia de las cariátides de la arquitectura griega −figuras femeninas erguidas que hacen las veces de columna,− son esculturas aplicadas a columnitas. Estas figuras con sus ropajes estrechamente plegados, parecen casi figuras desenrolladas y aplicadas sobre la arquitectura; aun se encuentran sujetas a ella. Los tres tímpanos representan los tres estados claves de la vida de Cristo. En el derecho, como niño (naturaleza humana); en el izquierdo, su Ascensión a los cielos (naturaleza divina), después de la Resurrección. En el central, Cristo se sienta entronizado en Gloria, en el cielo, demostrando que es sempiterno, el alfa y el omega (su llegada a la tierra y su regreso a los cielos, de donde provino) y que es a través de él y su juicio (en presencia de los santos como testigos) como se accede a la Casa de Dios, la Nueva Jerusalem; que es la iglesia como recinto espiritual y como estado del alma (sin mácula ni culpa). Las arquivoltas que rodean los tres tímpanos desarrollan los temas centrales. De cada tímpano; la parte superior es el cielo, la inferior es la tierra. Las figuras de las jambas, algunas del antiguo testamento, simbolizan los antepasados del Hombre−Dios, soportes y profetas de su revelación. Los capiteles, con historias de la vida de Jesús resulta una fina malla que conecta ambos mundos. En la parte superior del tímpano derecho está la Virgen en Majestad con el Niño Jesús en su regazo. María simboliza el Trono de la Sabiduría, elegido por Dios Padre para Cristo. Debajo, en los dos registros inferiores del tímpano, hay escenas de la infancia de Cristo: la Anunciación, escena en la cual el ángel Gabriel comunica a la Virgen que va a dar a luz al hijo de Dios, la Visitación, el momento en que la Virgen visita a su prima Isabel, la futura madre de san Juan Bautista; la Natividad, la Adoración de los Pastores y la Presentación de Jesús en el Templo. La importancia que tiene la Virgen en este tímpano es muy comprensible si recordamos que la catedral de Chartres está dedicada a ella.
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Arriba izquierda jambas representando la última cena. Encima la portada con María trono de Dios, tan típico del románico. Al lado Izquierdo, detalle tímpano con la vida de María.
La significación de María como trono de la sabiduría celestial tiene su paralelismo en las arquivoltas que tratan de la educación terrenal. Las ramas del conocimiento en el plan de estudios medieval se denominaban las Siete Artes Liberales: gramática (Luna), dialéctica (Mercurio), retórica (Venus), aritmética (Sol), música (Marte), geometría (Júpiter) y astronomía (Saturno). No en vano, según los teólogos de la Edad Media, la 21
Virgen, por la naturaleza perfecta de su alma, poseía toda la sabiduría que el hombre podía alcanzar. En las arquivoltas hay representaciones de personajes que practicaron las diversas Artes Liberales desde la Antigüedad. Y junto a ellos, hay figuras femeninas que personifican las propias artes. El tímpano izquierdo muestra la Ascensión de Cristo. Los ángeles se inclinan desde las nubes hacia los apóstoles para comunicarles que Cristo regresará una vez más a la Tierra. Y aquí las dovelas se extienden sobre el tema central. Representan los doce signos del Zodíaco y los doce Trabajos tradicionales de los meses. El zodíaco representado tiene tres significados unidos a la ascensión: representan el cielo, y por ende el cielo espiritual (al que se consagra este tímpano). De igual modo que muestra de que modo están las labores terrenas y el tiempo sujeto a los astros en continuo movimiento así como el alma. María al ser el alma pura también es la guía y protectora de la humanidad, guía todo amor junto con su Hijo, al mundo de los cielos.
En el tímpano central aparece sentado un Cristo en majestad con una magnífica serenidad, rodeado por los símbolos de los cuatro evangelistas. Apareciendo como animales dan a la figura de Cristo un aura de suprahumanidad (no terrena sino de mayor inteligencia). Las figuras de las dovelas están muy relacionadas con la escena central, los ángeles y los 24 ancianos representados en las dovelas forman parte de la visión apocalíptica de San Juan, lo que típico del románico.
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Tímpano de Cristo en Mandarla y Cuatro Evangelistas Personajes del Antiguo Testamento El estilo de muchas de las esculturas del Pórtico Real continúa siendo románico, sin embargo hay nuevos elementos que irán apareciendo de modo progresivo en los monumentos góticos. Uno de ellos es la columna estatuaria colocada en las jambas de una portada. Otro es la decoración tanto del tímpano como de las arquivoltas de la misma portada que lo rodean. Pero quizá la tendencia nueva más importante sea la asociación deliberada de las esculturas de portadas adyacentes en programas iconográficos complejos pero lúcidos. • Gótico: fases Nuestra−Señora de Chartres, edificio gótico del sigloXII, fue construido immediatamente despues del incendio que asoló la cathedral romanica del siglo XI Necesitó solamente una veintana de años para construir la estructura y cimientos de un edificio que se impone por su asombrosa unidad y su incontestable armonía. Esta catedral echa raíces y se levanta sobre la cripta carolingia y la iglesia baja, que llaman también cripta , de la catedral de Fulbert. Ésta será la matriz de la nueva catedral después de haber soportado las enormes cargas de la iglesia románica. Desplegándose 220 m de largo, manda y ordena el plano. No conocemos el apellido del maestro de obra (estuvo en una placa, hoy perdida, en la rosa del laberinto) que desde los primeros años del arquitecto que se atreve a levantar por la primera vez las bóvedas a tal altura, esto a pesar de la existencia de la cripta que, imponiendo los puntos de apoyo, daba a la nave una anchura excepcional de 16m 40. El maestro de Chartres innova con prudencia. En la elevación, el triforio sustituye las tribunas. La vanos altas (clarisfolio) substituyen los muros quedando el sitio para las vidrieras.
Corte vertical
Alzado interior
La catedral de Chartres queda como el primero edificio de grandes dimensiones en el que se cuidó utilizar una estructura completa de arbotantes para sostener la estructura. Macizos estribos tallados en salidizo, canalizan el empuje de la bóveda. De todo su peso, ésta puede entonces elevarse hasta 37m 50 por encima de la nave de mayor longitud de las catedrales góticas. Este edificio de piedra, cuyos elementos arquitectónicos sirven para conducir las fuerzas hacia el suelo, nos atrae irresistiblemente hacia lo alto. Nada en este conjunto es gratuito, 23
todas las líneas que definen el edificio son necesarias. La decoración, ella misma, muy sobria, revela y realza la arquitectura. La necesidad es belleza. Hay que recorrer lentamente la nave central o transeptos para apreciar la robusta salud, la inmensidad de la nave, el impulso poderoso y el ritmo acompasado de las pilares tanto cilíndricas, tanto octogonales y la admirable armonía de las proporciones. Hay que salir también para admirar la alianza formidable de la potencia y de la ligereza en el doble vuelo de arbotantes del presbiterio. • Proceso de Construcción
This is how it looked the first year (except that the apse from the old church, not included in this drawing, was still intact and would not be torn down until 1197−8. This was done so services could continue.)
The first new construction, after clearing the rubble, was to make additions to the old crypt. Transept entries and four new chapels were added to this crypt.
Así es como se vería en el primer año(excepto por el abside de la vieja iglesia, no incluído en este dibujo, que aún se encontraba intacto y que no sería demolido hasta el 1197−8.Esto fue así para que pudieran celebrarse los servicios.
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Antes de que el suelo estuviese nivelado, nuevos cimientos fueron añadidos para los nuevos pilares
En el 1197−8, el suelo fue nivelado del transepto y los nuevos pilares fueron comenzados. Comenzaron a desmontar el abside pues pronto emprenderían la obra de la cabecera.
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Here's how the cathedral looked in 1198. Así es como se vería la catedral en el 1198. El lugar del órgano y las escalinatas del transepto, así como las jambas y los muros ya estaban en marcha. En un edificio separado, las estatuas del pórtico sur se escupían. Al año siguiente las estatuas del norte así como el coro se comenzarían a realizar.
.Más geometría sería necesaria para obtener la forma definitiva del ábside pues se acababa de decidir construir una doble girola en lugar de la única planeada inicialmente. Una vez establecido, se establecerían los cimientos de los pilares de ábside. Mientras los muros y los pilares de la nave se elevarían rápidamente. En los transeptos, también estaban con las escalinatas y los muros. La cripta ya estaría cubierta y el suelo del coro, altar y ábside se habrían finalizado. El famoso laberinto se pondría en 1200.
Los capiteles se colocan encima de los pilares, fijando la altura de las naves. Barras se empatarían entre los muros y los pilares de la nave Asimismo se comienzan a construir las cimbras para construir los arcos. Toda la estatuaria del sur estaría terminada hacia el 1202−05 y lentamente se iría colocando.
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Todos los arcos de las naves se han realizado. Las barrar se fijan en el área del coro. Los vanos de las capillas radiales han comenzado. El porche sur está cerca de estar listo.
Se han terminado las bóvedas de la nave lateral. Las bóvedas y arcos se encuentran en diferentes estados en la girola. Las estatuas del pórtico norte se montan en este plazo de tiempo.
Los arcos del deambulatorio ya están puestos y los contrafuertes se comienzan a poner.
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En el 1209, los canalones para el tejado se han comenzado y el nivel del triforio se completa centrándose ahora en el claristorio. El techo ya se ha instalado en las calles a la altura del triforio.
Los techos cubren las capillas, así como los arbotantes. Hacia el 1217, todos los arbotantes del primer nivel se han completado.
Se comienza el rosetón del transepto oeste. En 1220, se ponen las cimbras para los arcos de la nave central. En 1221, se termina un arco y se ponen las cimbras de tres más.
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. La nave ya está abovedada y techada. Todos los arcos están finalizados y las cimbras para los arcos más altos están listas así como los arbotantes.
Los arbotantes superiores ya está listos. El rosetón sur ha comenzado y el techo elevado sobre el crucero. En 1225 la estructura interior se halla terminado. En 1226 el ábside se techa y se emprende el de los transeptos. Llegados a este punto, debía haber poco dinero y entusiasmo por que se tardaron 10 años en finalizar los arcos del lado sur.(1236) y otros 8 en el del norte(1244). No se techarían ni se completarían sus torres hasta 1270. La mitad de la torre derecha no se remataría en piedra hasta 1506, ya en estilo flamboyante.
• Las Torres Desde todas las carreteras convergiendas hacia Chartres, se divisa de lejo los campanarios de la catedral, son el emblema de una ciudad reputada, antes de todo, por este edificio incomparable, hoy inscrito en las maravillas del patrimonio universal. Sus desemejanzas mismas demostran que los campanarios han sido erigidos durante epocas diferentes por la razón de los incendios que han jalonado la historia de los santuarios sucesivos consagrados a Nuestra−Señora. Cuando el fuego de 1134 hubo destruido la mayor parte de la catedral de Fulbert, la reconstrucción empezó por el campanario septentrional que, sin embargo, es conocido como el « campanario nuevo ». Se trabajó durante diez años antes de emprender el campanario del sur cuya obra fue perseguida sin pararse hasta su acabamiento, hacia 1160, mientras que el campanario del norte se encontraba parado, no se sabe porque, al nivel del segondo piso.
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La aguja del campanario sur, se eleva a 105 m 66 de alta. Todos los especialistas se ponen en acuerdo para reconocer, aqui, segun la expresión de Viollet−le−Duc, « el mas bonito monumento de este tipo ». Charles Péguy ha visto, él, la « aguja irreprochable » que ha celebrada en un poema inolvidable. El incendio de 1194, devastó la catedral toda justa reedificada de sus cenizas, respetó por suerte, la fachada y los campanarios, a partir de los cuales fue reedificada la catedral actual. Se avisó pronto tomar de nuevo el campanario norte aquello fue dotado, al siglo XIII, de un piso suplementario, coronado de una aguja, con armazón cubrida de plomo. En 1506, un incendio accidental arruinó esta parte, entonces fue decidido hacerlo de piedras. Esta obra fue confiada a un « albañil » de genio, conocido sobre el apodo de Jehan de Beauce, quien elevó una aguja culminante a 115 m 18, en el mas puro estilete gotico flamigero. Es por la fecha de su acabamiento, en 1513, que fue justificado su nombre de « Campanario nuevo ». Algunos le manifestan su preferencia en razón de sus adornamientos y encajes que la enriquecen. • Esculptura Los escultores góticos tendrán una verdadera obsesión por la naturaleza, posiblemente derivada de las prédicas de San Francisco; se inició ésta en el siglo XII en la Isla de Francia, pero llega a su esplendor en el XIII. Al principio es una escultura monumental, pero lo simbólico del románico es sustituido por lo humano. En la escultura gótica, además del mensaje que en sí encierra, es también interesante lo anecdótico, lo narrativo y lo abstracto que a veces tiene la escultura románica pero es sustituido con frecuencia por el realismo del retrato. La iconografía tiene también un cambio notable, aunque se siguen empleando motivos románicos, pero con un nuevo sentido. El escultor gótico no sólo desea presentar al Cristo Juez, al Pantocrátor, sino que éste más que terrible Juez que condena, es el Hombre que presenta sus llagas como el Dios de la Misericordia. Las Vírgenes ya no son trono, sino Madres que dialogan o juegan con su Hijo, que abandona la verticalidad y la frontalidad y se inclina o se da la vuelta para sostener la plática. La Pasión será un tema obsesionante en el escultor gótico y el Niño aun desde el nacimiento expresará en sus ojos el futuro de la Cruz. Los temas marianos son esenciales y desde la Anunciación hasta la Coronación, la historia de la Virgen se desarrolla como un gran audiovisual. 30
Los crucificados del románico eran mayestáticos coronados como reyes, con los 4 clavos, en el gótico el Cristo de la Cruz tendrá 3 clavos y su cuerpo en un arrebato místico se arquea en toda la agonía. La hagiografía tanto de santos universales como de locales cobra especial importancia, pero ese localismo llega incluso a lo anecdótico. Toda escultura gótica tiene una especial importancia iconográfica e iconológica y, así, existe la iconografía de temas bíblicos, la de los personajes, la de la simbología y la de la ornamentación. Las estaciones del año serán representadas en la siguiente forma: la primavera es una joven portando flores; el verano, la misma muchacha llevará un haz de espigas; el otoño, el vendimiador o la joven llevará un cesto con frutas; y el invierno será un anciano arropado. Los cuarto elementos también tendrán su símbolo; la tierra es una señora cargada de frutos y animales; el aire será un ángel soplando, que cuando tiene aspecto de demonio es la tempestad; y si son 4 ángeles, representan a los cuatro vientos: Céfiro, Septentrión, Solano y Austro. El agua está simbolizada por líneas serpentinas en las cuales hay naves, peces, etc., y el fuego es una hoguera o una dama con una antorcha, aunque este fuego, y por su relación con la alquimia, suele aparecer también en forma de salamandra. Los vicios y las virtudes forman el llamado bestiario; cuando son monstruos, son los vicios, y cuando son animales nobles, las virtudes. Las plantas tienen también una simbología, así la granada simboliza el amor; el cardo, la penitencia,; la espiga la Eucarestía; la palma, la Resurrección; el olivo, la paz; la vid, la fertilidad de Cristo (según dice San Juan en el cap. XV); y la hiedra, la vida perpetua. Existen otros muchos elementos simbólicos como el Cordero Místico, el Crismón, formado por las letras griegas XP; el ave Fénix que representa la resurrección final; las diferentes matronas, como la que lleva la cruz, que es la fe; la que mira hacia lo alto, que es la esperanza; la que lleva el libro abierto, que es la iglesia; la que tiene la venda en los ojos, que es la sinagoga. También los animales del tetramorfo, y otros como el pavo real, que es la resurrección de la vida; el pelícano, la Eucaristía, etc. Los ángeles son figuras jóvenes, así los serafines con alas rojas y sin cuerpo; los querubines, con seis alas azules; los tronos representados con 6 alas y un disco, que simboliza el carro de Dios. Las dominaciones se distinguen por los atributos regios de cetro, corona y globo; las virtudes son semejantes a las dominaciones, pero con tonalidades azules; los principados parecen guerreros o personajes con dalmática de diácono y las potestades luchando contra Satanás; los arcángeles son soldados, cada uno son sus atributos: Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel. La escultura gótica estuvo sometida a la arquitectura y la iconografía casi desapareció de los capiteles. Las más importantes se encuentran en los pórticos, en las torres y en los transcoros de las iglesias, así como en las capillas funerarias. En cuanto a la decoración escultórica ocupan un papel vital en las portadas el parteluz; aparece la estatua de bulto redondo de algún santo, en el dintel las virtudes o los vicios o bien una hilera del santoral local. El tímpano se divide en 3 franjas, la archivolta se encontrará adornada con los ángeles músicos. Antes del rosetón o gran vitral circular aparece la galería de los reyes. En los tímpanos de la puerta central el tema es cristológico, en cambio en las puertas laterales los tímpanos narran la historia de la Virgen. En las jambas de las puertas suelen estar los santos o el apostolado y los signos del zodiaco, simbolizados por los trabajos que corresponden a cada mes. • Fachada norte Fachadas de los transeptos (1200−1220). Tiene tres portadas. A cada lado de la puerta de entrada, en las jambas, hay diversas figuras −estatuas parecidas a las columnas estatuarias pero compuestas con mayor libertad−. Sobre las figuras de las jambas hay arquivoltas esculpidas con figuras. Las arquivoltas enmarcan un tímpano esculpido, ahora más ojival que semicircular.
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El tratamiento de las figuras de las jambas nos muestra de modo especialmente instructivo el resultado de la evolución de la escultura gótica en la mitad de siglo.
Las figuras de la jamba izquierda de la portada central del transepto norte son de izquierda a derecha: Melquisedec, un sacerdote; Abraham y su hijo Isaac; Moisés con las Tablas de la Ley; Samuel y David. Si las comparamos con las figuras estatuarias del Pórtico Real, observaremos que su parecido con la realidad es mucho mayor en las figuras más modernas. No parecen esculturas de relieve adosadas a las jambas (columnitas), sino casi esculturas de bulto redondo, sobresaliendo de modo prominente de las columnas a las que están sujetas. Las figuras del Pórtico Real descansan sobre simples soportes cónicos. Aquí, en la puerta del transepto, cada figura se eleva sobre una pequeña escultura alegórica, relacionada iconográficamente con la figura grande. Las figuras del transepto giran la cabeza en direcciones distintas y separan los brazos del cuerpo. Los ropajes caen todos en pliegues sencillos, pero también son distintos en cada figura; las caras se diferencias ligeramente una de otra. El grupo de Abraham e Isaac lo ilustra de modo muy bello. Abraham, con el cuchillo del sacrificio en una mano (la hoja se ha roto), está de pie escuchando al ángel del Señor. Tiene los pies apoyados sobre un pequeño carnero enredado en un matorral gótico de follaje estilizado. El pequeño Isaac, atado de pies y con las manos cruzadas delante, está entre las piernas de su padre. Isaac inclina la cara con gesto confiado hacia el ángel. La expresión de Abraham refleja impasibilidad, pero la ternura con que coge la cara de Isaac con la mano izquierda nos da la clave del profundo sentimiento humano que existe entre los dos. Este ademán expresa el amor que sentía el padre hacia Isaac y la magnitud del sacrificio que se le pedía.
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Tímpano central
Detalle del tímpano: Virgen triunfante junto a su Hijo.Debajo, muerte y ascensión por los ángeles que la toman Los Patriarcas del Antiguo Testamento, que se corresponden con los Apóstoles de la Fachada Norte. De izq a dech: Melchisedec, Abraham e Isaac, Moisés ,Samuel y David. Los otros seis Patriarcas: Isaías, Jeremías, Simeón, San Juan Bautista y Pedro. • Puerta Derecha
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Se representa la unión de Cristo y la Iglesia. Asimismo se relatan historias del Antiguo Testamento, en el que se logra el triunfo divino a través del sacrificio, que no es más que la práctica de alguna virtud. Destaca el tímpano con la vida de Job. Luego también aparecen Sansón, Gideón, Esther, Judith y Tobias. • Puerta Izquierda
Esta puerta tiene como teme central la Anunciación y la Natividad, como conclusión del Antiguo Testamento establecido en la otra puerta. Las jambas proponen momentos de la vida de la Virjen como la Visitación.
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• Fachada sur
En la puerta central del transepto sur de Chartres se representa el Juicio Final, el tema más popular en los tímpanos del periodo gótico. Las escenas del Juicio Final solían representarse en la fachada oeste, pero la fachada oeste de Chartres ya estaba decoraba con las esculturas del Pórtico Real. El tímpano es la pieza central de este Juicio Final, donde Cristo está sentado en el trono de los cielos. A su derecha está la Virgen intercediendo a favor de los pecadores. Frente a ella se halla san Juan Evangelista, también con las manos juntas, en actitud de oración. Encima de este grupo central y a cada lado, hay ángeles que llevan unos objetos denominados Instrumentos de la Pasión, los utilizados para torturar y matar a Cristo. Entre ellos, la columna en la que Cristo fue atado y flagelado, la lanza que penetró en su costado, la cruz en que fue crucificado, la Corona de Espinas, y los clavos que atravesaron los pies y las manos de Cristo. Los tocarlo con sus manos. En el dintel y en las arquivoltas se suceden escenas de la otra vida. La descripción de las almas benditas al lado izquierdo del dintel es bastante plácida y aburrida. Pero en el lado derecho, los condenados −entre cuyas filas hay reyes y monjes− son castigados por demonios que arrojan las almas desnudas a la Boca del Infierno, mientras las llamas los lamen. Es muy interesante la utilización de las arquivoltas en este pórtico como prolongación del espacio del dintel. En el segundo nivel de las arquivoltas, a ambos lados de la portada, vemos pequeñas figuras de hombres y mujeres resucitados saliendo con paso vacilante de los ataúdes y las mortajas que los envuelven. En la sección izquierda del nivel inferior de las arquivoltas, unos ángeles se llevan las almas redimidas. Al otro lado de la portada, unos pequeños y toscos diablos corretean a los pecadores hacia el infierno. Los dos diablos del extremo derecho probablemente son representaciones de la Lujuria, que casi siempre es una mujer en el arte medieval, y de la Avaricia, presentada tradicionalmente como un hombre con una talega llena de dinero colgando alrededor del cuello. En la sección inferior de esta portada, las jambas y el parteluz están cubiertos con figuras del Nuevo Testamento, a diferencia del transepto Norte, donde encontramos las del Antiguo Testamento. Cristo, como un maestro, es la figura del parteluz. La calma y la belleza del rostro es uno de los logros principales de la escultura de este periodo gótico. Cristo, como símbolo de su poder frente al mal, aplasta a unos animales bajo
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sus pies.
El mensaje del pórtico es claro: en el Juicio Final solamente se salvarán quienes sigan las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia. Los ejemplos de la escultura y de la vidriera de Chartres dan una idea de la gran variedad de imágenes que enriquece el edificio. Ante esta extensión y diversidad de temas entendemos mejor que los contemporáneos consideraran la catedral medieval como una enciclopedia del conocimiento espiritual y humano. En aquella época pocas personas sabían leer, y quienes diseñaron Chartres recurrieron a las imágenes visuales para contar historias bíblicas, estimular la fe y enseñar las doctrinas.ángeles que sujetan los objetos más pequeños tienen las manos cubiertas con un paño. Este simbolismo procede del arte bizantino y significa que el objeto es tan precioso que hasta un ángel es indigno de tocar. • Puerta central
Tímpano central: el juicio final
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Apóstoles
• Puerta izquierda
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Dedicada los mártires de la Iglesia. El tímpano representa al mártir San Estéban. • Puerta derecha Representa a los confesores, quienen por una vida virtuosa alcanzan el Cielo.Abajo detalle del tímpano. Apóstoles
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Detalle de San Nicolás lanzando la bolsa con las monedas de oro que salvarían a las doncellas de caer en la prostitución. Puerta derecha: san Nicolas salvando a las tres vírgenes • Vitrales Los vitrales forman un rompecabezas de trozos de vidrios de colores formando un dibujo y montados en una armazón de plomo. Las escenas en que se divide toda la composición se encieran en marcos. Cada recuadro contiene un episodio insopirado en el Antiguo Testamento o en los Evangelios. Esto demuestra la predominancia que tenía el cristianismo en esa época. Las figuras son pocas y simples, para instruir mejor al fiel, alargadas y bidimensionales (al igual que el fondo). Por lo general, los colores son fuertes− rojo, azul, amarillo, verde− predominado el azul en la catedral de Chartres. Así se lograban distintos juegos de colores dependiendo de la posición del sol.
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La catedral de Chartres posee 175 vitrales− incluyendo los tres rosetones. La mayoría fue hecha durante el siglo XIII, a excepción de doce que fueron reconstruidos en el siglo XVIII. Su construción solamente llevó 30 años, lo que dio coherencia a la obra. Los vitrales se dividen en tres categorías. Los ventanales bajos cuentan historias de vidas y relatos de la Biblia, descomponiéndolos en pequeños paneles; los altos enumeran las figuras de santos tratados de manera monumental; finalemente, los 3 grandes rosetones proclaman la gloria de Cristo y de la Virgen. El orden de los temas obedece a ciertos cánones establecidos por las tradiciones que reglan la disposición de motivos, como por ejemplo que la muerte se encuentra al norte y la resurección, al sur. Entre los principales vitrales, se encuentran: − La Rose Nord (rosetón de la fachada) − Le Fils Prodigue − L'arbre de Jessé (abajo) − La Passion et la résurrection − L'Enfance du Christ − Notre Dame de la Belle Verrière − Saint Jean L'Évangéliste − Marie−Madeleine • Laberinto
El Laberinto Chartres posee un laberinto bajo el crucero, Amiens y Reims entre otras también. Representa el camino del hombre hasta alcanzar la Nueva Jerusalem y era recorrido a pie o de rodillas por los peregrinos de manera que se consideraba una peregrinación a la ciudad terrenal de Jerusalem, en manos del infiel.
• Conclusión La basílica de Chartres constituye un ejemplo claro del gótico clásico, que gracias a ser un importante centro de peregrinación, expande el estilo por doquier. La buena conservación general del edificio, y su pronta construcción nos permiten el estudio de un estilo homogéneo incomparable en la relación arquitectura, 40
escultura y vidrieras. • Opinión personal Chartres resume un momento de cambio casi comparable a la que buena parte de Europa ha vivido en un par de generaciones; la transformación de un sistemas rural semi analfabeto a un sistema basado en la urbe en el que la información generalizada y una nueva sociedad está en curso. Chartres, en un período de 40 años demuestra una evolución sin precedentes. No es el hecho de la fábrica del edificio lo que importa, pues el flujo monetario es tan variable en tales economías agrarias, como el cauce de los ríos del Levante o las lluvias en la India, a veces se avanzaba muchísimo en un período corto como lo contrario. Es el proceso mental, de planificar en 50 años un modelo clásico en un nuevo estilo; del románico tardío al gótico, en una época de comunicación limitada. Si bien hay que tener en cuenta como no, que iba a ser el centro más rico de Europa, el que arriesgase en la innovación plena de un estilo (lo cual parece no querer asociarse con el arte actual) y que eran los constructores los que viajaban, lo cual les permitía actualizarse y contrastar no deja de ser un mérito. Este cambio lo demuestra la catedral, la factura: se consolida como la prueba tangible del proceder de un pueblo, del cambio tan profundo de mentalidad, de fe (aun los pueblos europeos son profundamente religiosos). Viendo la actitud de las carretas, las vidrieras que filtran y colorean los interiores hasta alcanzar la atmósfera de lo Sublime, los pilares que como manos se alzan al cielo para tocar al Señor habría al menos de permitirnos cuestionar si tales tiempos, sin caer en mitificaciones, demostraron ser más lucidos, más solidarios que tiempos posteriores. El templo, que se alza en la sempiterna piedra sobre los tejados de paja de las casas de madera y mortero, tal vez pueda considerarse como reflejo del poder represivo de la Iglesia o la debilidad de un pueblo empapado de religiosidad supersticiosa. Sin embargo, no es al fin de al cabo la reunión de toda la actividad común de una población, que ya no se ve adscrito a la tierra y cuyos nuevos valores se afirman en la idea de la Nueva Jerusalem, la ciudad ideal, y de plasmar en ella, el ideal de cómo llegar a establecerla en la Tierra. Se plantea pues un cambio en la Voluntad de llegar a Dios, de actitud activa hacia Él (tal como se desenvuelve el hombre libre en su vida cotidiana respecto al manejo de su vida) respecto a la pasiva de la mentalidad feudal, basada en el temor. La catedral gótica por tanto, descubre al lego unas conductas y valores eternos (Dados por el verbo Divino o Jesús) velados curiosamente durante siglos: se substituye el Antiguo Testamento con el Dios castigador por el del Dios del Amor del Nuevo Testamento. En Chartres se muestra el Juicio Final pero también reaparece con renovado interés la figura mariana, como reflejo por una parte de la personificación del Amor Divino (olvidado durante mucho tiempo) y por otro lado la esperanza a purificarse, a alcanzar el estado divino, pues la Virgen aun sin mácula, era humana encarnada. La iglesia ahora, como se comentó antes, es de Nuestra Señora, pues es Ella (el Amor Divino) quien muestra el camino a seguir (mediante las historias arquetípicas en vidrio y escultura basadas en los testamentos y vida de santos) así como el anticipo del estado (mental y emocional) que supondrá la vida en el cielo, la Nueva Jerusalem (por eso la catedral gótica es etérea, luminosa, racional en estructura y de gran belleza y vibrante como el movimiento del Cosmos, de los planetas). Aun así, no ha de olvidarse que está construida en la Tierra (es material), lo que implica que es algo que se ha de traer aquí, hacer de este mundo terrenal reflejo del celestial, hasta hacerse uno. Todo lo mencionado, parte de un proceso mental es espoleado gracias al conocimiento traído por los cruzados, máximos defensores de Nuestra Señora. Ante todo , claro que hay superstición y se arrastran temores, pero ya se construye de otra manera.Habría que pensar si luego, con el renacimiento, esa luz que llega a dignificar al ser humano por que puede limpiarse y se reconoce digno ante Dios, en cierto modo se ralentiza ante las luchas Imperio−Protestantes, que hacen que la 41
iglesia se racionalice para ser una máquina defensiva encerrada en interminables concilios; tal vez por eso surgen los místicos como contracorriente y fieles continuadores del afán gótico de la fe. La fe que manifiesta el gótico es la fé a través de la razón (Escolática), que evita desvaríos supersticiosas, porque el hombre del momento vive en Dios, sea siguiendo o no sus preceptos; no se plantea la no existencia. En un período de mejora y mayor libertad, encamina su agradecimiento\ esfuerzo en un punto visible, que es la catedral. 39
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