CAVERNAS PULMONARES OCULTAS

CAVERNAS PULMONARES OCULTAS Dres. A. MODOLELL y F. MANCHÓN (Barcelona) Llamamos ca,ue'l'nas p,uhnonal'es' omdtas aquellas que radiológicamente son m

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CAVERNAS PULMONARES OCULTAS Dres. A. MODOLELL y F. MANCHÓN

(Barcelona)

Llamamos ca,ue'l'nas p,uhnonal'es' omdtas aquellas que radiológicamente son muy diñciles de diagnostica!'. En muchos C}lSOS su existencia es imposible de afirmar en la radiografía corriente, como puede apreciarse pn casi todas las radiograñas que fl('ompañan este trabajo. El conocimiento de la sintomatología radiológica de estas cavernas, permite e11 la actualidad sospecharlas en la radiografía cOTI'iente y afirmar o rechazar su diagnóstico con la tomografía. Repasando radiografías de hace varios años, vemos cómo pasaba desapercibido el diagnóstico de estaR lesiones tan importantes desde el punto de vist}l clínico y epidemiológico.

Motivos que dificultan su diagnóstico Las dificultades qUé se encuentran .para interpretar las ulceraciones pulmonares de este tipo son variadas: unas se refieren a la s'upm'posición de imág'enes que desfiguran u ocultan la forma real de la lesión. (Esquema n.O 1.) Las otras son debidas ti la falta de reborde cavitario o de suficiente contenido aéreo que lo resalte, en la radiograña, del tejido pulmonar vecino. El reborde cavitario es muchas veces tan delgado que no da imagen (esquema 2 Y radiografía n.O 1). En este ('aso sólo puede hacerse visible la caverna cuando la reacción condensante del parénquima vecino es suficientemente gruesa (condensación por infiltrado, atelectasia, pulmón colapsado en neumotórax, etc.). (Esquema n.O 3.) Si el aire penetra bien ('n los espacios alveolares pericavitarios la difercn('iaeión es fuy difícil. Entonces la claridad cavitaria resaltará más o menos según el espesor de aire que contenga. Muchas veces estas cavernas son pequeñas y aplanadas pn sentido anteroposterior siendo imposiblp distinguirlas del tejido pulmonar de fllrededor por métodos radiológicos normales. La superposición del dibujo pulmonar y pleural sano o enfermo y además, el esqueleto torácico, complican con frecuencia la lectura del clisé radiográfico (radiografía n.O 2). En algunas regiones del tórax estas imágenes de superposición son mucho más acentuadas. Tal ocurre en la región hiliar ('011 los grande~ bronquios y vasos, .ganglios, corazón, etc. (radiograña n.O 3) y en la zona retroclavicular donde se entrecruzan la clavícula y costillas (radiografía n.O 4 (*). Este dibujo sobreañadido puede desdibujar completamente el contorno de una caverna que en otra región sería claramente .-isible. En los casos favorables las radiografías en varias proyecciones é incluso la radioscopia pueden revelar una ulceración que en proyección frontal pasaba desapercibida por los motivos apuntados (radiograña n.O 5). Pero más a menudo nos encontramos reunidas todas las dificultades antedichas, poco espesor de la úlcera, ausencia de pared gruesa, parénquima vecino bien aireado y las superposiciones pulmón, pleura. y huesos con dibujo C'omplicado. En estas circunstancias el diagnóstico no podrá establecerse con certeza en la radiografía y mucho menos en la radioscopia. Este tipo de ulceraciones, como hemos dicho anteriormente, nos pasaba completamente desapercibido y también al clínico porque además de no dar imagen radiográfica son mudas a la auscultación y pueden tolerar se con buen estado general e incluso sin bacilo en el esputo. 11."

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Esquema 1. - Superposiciones óseas. - El punteado indica las zonas libres de esta superpo;ición. Se puede observar la gran extensión que ocupan las superposiciones del cruce costo clavicular donde se localizan las cavernas con mayor frecuencia.

Esquema 2. - La falta de reborde cavitario impide distinguir la caverna del resto de la trama.

IT Ep. - N.o 2 Agosto de 194~

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E.quema 3.-La misma caverna del esquema anterior claramente visible por la condensaci6n pericavitaria.

Esquema 4. - La caverna también es visible cuando su diámetro anteroposterior (contenido aéreo) es suficiente para dar una imagen mucho más clara que el resto del pulm6n. El rayado del dibujo representa la transparencia del aire.

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Tomografía Sin embargo hoy las reconocemos con relativa facilidad gracias a la tomografía. Récordamos que la tomografía es la radiografía de un corte de pulmón de espesor variable a voluntad. No presenta sluperposieiones de ningún género y reproduce con fidelidad y detalle el dibujo radiográfico de la lámina pulmonar elegida. La experiencia eonseguida éll varios años de practicar tomografías nos ha permitido descubrir cavemas donde no había la menor sospecha de su existencia. Todas las radiografías seguidas de tomografía insertas en este traba.io lo demucstran. Pero comparando con meticulosidad la tomografía que demostraba una caverna y su radiografía correspondiente aparentemente normal, se deduce que hay un elemelito muy constante, visible cuando se busea, y sufieiente para sospechar la existencia de ulceración pulmonar. N os refcrimos al bronquio de drenaje.

Bronquio de drenaje Se llama bronquio de drenaje el que partiendo de la cavema conduce los productos cavitarios para su evacuación en el bronquio principal. El pa::iO continuado de materias infectantes hace reaccionar el tejido conjuntivo de la pared bronquial dándole mayor grosor y en consecuencia más opacidad a los rayos X (radiografías núms. 6, 7, 8, 9, 10, 11). El bronquio de drenaje se dibuja en la radiografía simple en forma de dos líneas paralelas más o menos serpenteadas (~on un fino espaeio claro entre ellas que corresponde a la luz bronquial. Se dirige desde la caverna hacia el hilio, siendo la localización más frecuente de estas cavernas las regiones apical e infraclavicular, el bronquio de drenaje se hace visible én el espacio intercleidohiliar libre de superposiciones. Es principalmente en esta región donde buscamos dicho bronquio y cuya observación nos hace siempre sospechar la existencia de una ulceración, pero su confirmación no la admitimos hasta haberlo comprobado por tomografía, porque en algunos casos -no hay regla sin excepción-- imágenes que pare

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