Clase 1 17 de agosto de 2011

Análisis político II Jorge M. Streb Clase 1 17 de agosto de 2011 Temas 1. Schumpeter y sus dos definiciones de la democracia 2. Paradoja de Co

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Análisis político II

Jorge M. Streb

Clase 1

17 de agosto de 2011

Temas

1.

Schumpeter y sus dos definiciones de la democracia

2.

Paradoja de Condorcet

3.

Nota de Nun sobre democracia en Argentina

4.

Clasificación de países en democracias y autocracias

Desarrollo

1. Schumpeter y sus dos definiciones de la democracia

Tomamos la discusión de los capítulos 21 (la doctrina clásica de democracia) y 22 (otra teoría de la democracia) de su libro Capitalismo, socialismo y democracia (1942). Las definiciones de Schumpeter se refieren a la democracia indirecta o representativa.

A. La doctrina clásica de la democracia

Schumpeter no identifica la doctrina clásica con ningún autor específico del siglo XVIII, pero al hablar de la volonté generale y de los padres del utilitarismo, remite vagamente a Rousseau y a Bentham:

Definición de “democracia” en la teoría clásica de la democracia: el método democrático es aquel arreglo institucional para que el pueblo decida, vía sus representantes, para el bien común.

Esta definición tiene elementos normativos, ya que identifica la voluntad del pueblo con el bien común.

1

Schumpeter pregunta: ¿Bien común para quienes? Considera que no hay una respuesta unívoca. Una salida puede ser postular como objetivo el máximo bienestar utilitarista, aunque agrega que esto no da respuestas concretas de qué hacer en una situación dada. Menciona, además, que aunque haya opinión pública del conjunto individuos, no tiene coherencia: esto remite a la paradoja de Condorcet que discutimos más adelante. Después discute el tema de la voluntad individual en política. Considera que la independencia y racionalidad de la voluntad individuo en temas políticos no es clara: en primer lugar, tendría que existir. Lo contrasta con la fuerza de la propaganda y las decisiones de los consumidores: la propaganda tiene menos peso en bienes cotidianos o profesionales. Volviendo a la política, considera que en la arena nacional/internacional hay una pérdida de realidad y responsabilidad, comparado con cuestiones locales, por lo que las posiciones son manipulables para crear una voluntad. Además, resalta que identificar la democracia con la voluntad del pueblo es un artilugio que el oficialismo puede usar para aplastar a la oposición. Riker (1982) desarrolla después esta idea de que los que gobiernan en una democracia son las mayorías, algo que no tiene ningún carácter sagrado. Riker (1982) llama populismo a la identificación de mayorías circunstanciales con el pueblo, en oposición al liberalismo que considera que el rol del electorado en la democracia es más modesto: no elegir gobiernos buenos que representan la voluntad del pueblo, sino remover gobiernos que considera malos. En resumen, una de las razones de Schumpeter para descalificar los elementos normativos de esta definición de democracia podría ser porque contiene potencialmente características totalitarias, al identificar las decisiones de la democracia no con una simple mayoría, sino con la voluntad del pueblo.

B. Otra teoría de la democracia

La definición alternativa de Schumpeter es una definición positiva de la democracia basada en un criterio de libre entrada similar a mercados disputables (contestable markets), una condición esencial para que un mercado sea competitivo:

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Definición alternativa de la “democracia” debida a Schumpeter: el método democrático es aquel arreglo institucional por el que los individuos compiten por el poder buscando el voto popular.

En este enfoque, lo central es la competencia por el liderazgo. La democracia es, en palabras de Schumpeter, la competencia libre por voto libre (Schumpeter admite que esto no excluye que se intente el fraude si ayuda a ganar). Lo central de esta definición es que implica la posibilidad de echar líderes, como comentábamos antes en Riker. El principal rol de las elecciones para Schumpeter es producir gobierno. Este gobierno del partido ganador representa la voluntad de una mayoría, no la voluntad del pueblo. Este enfoque no supone que el pueblo tenga una opinión ni que los representantes la lleven a cabo. Por supuesto, esto introduce un problema de agencia una vez que hay democracia representativa, algo que desarrolla Downs (1957). Luego pasa a describir la actuación de los partidos políticos, especialmente ilustrándolo con el caso parlamentario inglés. Muestra como a menudo el voto legislativo expresa el apoyo o la oposición al gobierno: en un sistema parlamentario, directamente cae sin apoyo parlamentario. Es decir, la legislatura actúa para él como el producto de la competencia por el poder, como las empresas compiten por ganar dinero. Lo que mueve a los partidos no son los principios, como sostenía Burke, sino ganar, lo que puede llevar a iguales plataformas (esto parece remitir a Hotelling, que luego discutimos con Downs). Es decir, ofrece una descripción de los partidos políticos como oportunistas. Lo bueno de esta definición de Schumpeter es que da un criterio operativo de qué es una democracia. Así, permite identificar en la práctica qué país es democrático, para eso se puede ver por ejemplo la clasificación de países en democracias y autocracias que aparecen en distintas bases de datos como Polity IV.

2. Paradoja de Condorcet

A. Formulación clásica

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Aunque las preferencias individuales estén bien especificadas, puede no haber preferencias globales bien comportadas. El ejemplo clásico es con tres alternativas y tres votantes, tal como se plantea en el cuadro 1. Cuadro 1. Preferencias individuales sobre tres alternativas Votante A

Votante B

Votante C

1

2

3

2

3

1

3

1

2

Los tres votantes no sólo no se ponen de acuerdo en la mejor alternativa, sino tampoco en la peor. Por tanto, las preferencias sociales son cíclicas y no hay un ganador de Condorcet (después veremos que cuando los votantes tienen preferencias de un solo tope, se puede encontrar un ganador de Condorcet que corresponde al votante mediano). Se produce un ciclo en las votaciones por mayoría entre todas las alternativas posibles, ya que la alternativa 1 es preferida por una mayoría a 2, que es preferida a 3, que es preferida a 1. Cada votante tiene 3x2x1=6 perfiles de preferencias posibles (la alternativa favorita puede ser cualquiera de las tres, dado eso hay dos alternativas para segundo lugar y una para tercero). Dado que hay tres votantes, esto da un total de 6x6x6=216 perfiles posibles. Riker (1982) computa cuántos de esos casos llevan a ciclos: sólo 12 casos sobre 216, es decir un 5,6% de los casos. El cuadro 1 muestra uno de los casos de ciclo. Si se permutan los perfiles, da 6 casos: el perfil del votante A se combina con los perfiles en el cuadro 1 y con una permutación de los otros dos votantes; si el votante B o C adoptan el perfil de A, se pueden generar los casos restantes. En el cuadro 2 se muestra el caso de ciclo inverso, donde permutando los perfiles se encuentran los otros 6 casos, con lo que tenemos todos los casos de ciclo posibles. Riker muestra que cuando aumenta el número de votantes, aumenta ligeramente la probabilidad de ciclo. Sin embargo, cuando aumenta el número de alternativas, la probabilidad de ciclos eventualmente tiende a uno.

B. Ciclos en problemas de redistribución específica

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Más importante empíricamente que este ejemplo son las cuestiones de cómo repartir la torta. Los ciclos son inherentes a esta situación que se presenta a menudo en discusiones fiscales. Persson y Tabellini (2000), cap. 2, muestran un ejemplo simple con tres jugadores en un gráfico bi-dimensional que representa en cada eje la parte de la torta que le corresponde a los jugadores A y B (el jugador C se queda con el resto). Esto lleva a un triángulo rectángulo con catetos 1 y 1 sobre cada eje. Esto se representa en el gráfico 1 abajo. Gráfico 1. Repartición de la torta entre tres jugadores XB

1

0.9

0.8

0.7

1

0.6

0.5

0.4

0.3

3

2

0.2

0.1 XA 0 0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

0.9

1

Si uno transcribe las alternativas del gráfico 1 en el cuadro 2, tenemos el siguiente ordenamiento de alternativas: Cuadro 2. Preferencias individuales sobre tres alternativas Votante A

Votante B

Votante C

3

1

2

2

3

1

1

2

3

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Al igual que en el caso del cuadro 1, la decisión por mayoría lleva a un ciclo, en este caso un ciclo inverso: 3 es preferido por una mayoría a 2, que es preferido a 1, que es preferido a 3. Este es un problema recurrente en todos los conflictos redistributivos. Para evitar ciclos en este tipo de problemas redistributivos, en la Argentina un cambio de la ley de coparticipación de impuestos (“tax-sharing agreement between federal and provincial governments”) requiere en principio la unanimidad: tienen que aprobarlo no sólo las dos cámaras del Congreso Nacional por mayoría, sino todas las legislaturas provinciales y de la ciudad de Buenos Aires. Eso lleva a que sea imposible cambiar la ley, a menos que sea parte de una negociación más amplia.

3. Nota de Nun sobre la democracia en Argentina

La Nación, 30 de agosto de 2003: “Los intelectuales y el país de hoy. José Nun analiza al gobierno y sus riesgos”, entrevista de Jorge Fernández Díaz. (i) ¿Hay una concepción de la democracia implítica en Nun? (ii) ¿Cómo se compara la visión de la democracia de este politólogo con Schumpeter y Downs? Respecto a la democracia en Argentina, plantea que: - hay una función ética del gobernante que es proteger el bien común (que se destruyó con el estado neoliberal de los 90); - esta defensa del bien común se manifiesta en la lucha con los poderes externos que acechan al país; - y también en la lucha contra los enemigos internos que atentan contra este bien común. Este planteo se asemeja a la primera definición de Schumpeter de democracia como la que busca el bien común, aunque aparecen muchos elementos de conflicto. Sin embargo, también hay algo del segundo planteo de Schumpeter, ya que al evaluar que Carrió no logró “institucionalizarse” como opción de poder y habla en cambio de Kirchner como un verdadero animal político, alude a la democracia como el liderazgo para competir por el poder vía elecciones. Nun está apuntando a que Carrió no armó tan bien como Kirchner las coaliciones para ganar el favor del electorado.

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Comentario adicional

El planteo básico de Nun es que se necesita un proyecto nacional inclusivo con una ciudadanía plena para la mayoría de los argentinos. Sin embargo, algunos argentinos con privilegios no tienen interés en que la sociedad tenga éxito. Es decir, identifica la mayoría con el bien nacional, el rol del buen político es defenderla de los ataques de la minoría poderosa. Al identificar la democracia con lo nacional y popular, revierte a lo que Schumpeter llama la visión clásica de la democracia, que la identifica con la voluntad del pueblo. Nun da la imagen de los enemigos internos que quieren hundir el barco, por lo que no sólo son malos sino en el fondo idiotas. Esta concepción contiene en el fondo un sectarismo que sería mejor desterrar, ya que si la mayoría se identifica con lo nacional y popular, la minoría es automáticamente antinacional y antipopular. Este planteo tiene largos antecedentes en nuestra rica jerga criolla, sobre todo en las décadas del 40 y 50: si la minoría es contraria a lo nacional y popular, está formada por los traidores a la Nación, los antipatrias, los vendepatrias o los simples cipayos (mercenarios al servicio de los imperios extranjeros, como el caso de los ingleses en la India). Schumpeter alerta sobre esto uso de la noción clásica de democracia en su libro, que sirve para descalificar a los opositores en una forma muy antiliberal e intolerante. Siguiendo a Riker, se puede definir también como una visión populista de la democracia, donde al identificar a la mayoría con el pueblo, hace que las minorías no tengan intereses legítimos. En otras tradiciones políticas se ha ido más allá, al identificar las minorías con los enemigos del pueblo que hay que reeducar o eliminar.

4. Clasificación de países en democracias y autocracias

Esta sección se basa en Streb y Torrens (2011), sección 2. La concepción de Schumpeter se inspira en un criterio de libre entrada similar al de mercados disputables. La virtud de esta definición es que da un criterio operativo simple para identificar en la práctica qué país es democrático o no. El criterio de Schumpeter es utilizado por Álvarez, Cheibub, Limongi and Przeworski (1996) para armar una base de

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datos, que luego es extentido por Cheibub, Gandhi y Vreeland (2009) para cubrir el período 1946-2008.1 Distinguen en forma dicotómica entre democracias, donde los puestos de gobierno se llenan vía elecciones competitivas, y dictaduras, que pueden ser tanto civiles o militares como monarquías hereditarias. Esta es una concepción minimalista de la democracia. La Argentina, por ejemplo, es según este criterio una democracia durante los gobiernos de Perón, Frondizi e Illia, además del período 1983 hasta la actualidad. Mainwaring, Brinks y Pérez-Litán (2001) consideran insuficiente esta definición, agregando tres requisitos a (i) las elecciones abiertas y limpias: que (ii) una mayoría de la población adulta tenga derecho a voto, (iii) haya plenas libertades cívicas (como la libertad de prensa, de palabra, de organizarse) y (iv) las autoridades electas realmente detenten el poder de decisión. Lo usan para clasificar los regímenes políticos de América Latina entre 1945 y 1999 en tres grupos: democráticos, semidemocráticos o autoritarios, según sea que estos requisitos se violen de forma parcial o grave. Para el caso argentino, el primer gobierno de Perón y los gobiernos de Frondizi e Illia son clasificados como semidemocráticos, mientras que el segundo gobierno de Perón es lisa y llanamente considerado autoritario, lo que se puede ligar a la supresión de las libertades cívicas (ver su cuadro 1 en la página 49). En cambio, el tercer gobierno de Perón y todos los gobiernos desde 1983 son todos clasificados como democráticos. La definición de Mainwaring y otros (2000) incorpora a la definición de democracia un componente bastante moderno, la de democracia constitucional que asegura los derechos de la oposición y de las minorías. Aquí la referencia clásica es Montesquieu (1748), libro XI, para quien la democracia por sí misma no asegura la libertad a menos que haya límites al poder político. Para defender los derechos individuales, Montesquieu considera que el proceso de toma de decisiones colectivas debe estar institucionalizado de modo que el poder pueda limitar al poder. Esto nos lleva a una tercera clasificación de países en democracias y autocracias, la de Polity IV.2 Para medir si un paìs es una democracia, Polity IV usa la variable compuesta POLITY=DEMOC-AUTOC, una resta de dos indicadores intermedios.3 Respecto a las

1

Ver https://netfiles.uiuc.edu/cheibub/www/DD_page.html. Ver http://www.systemicpeace.org/polity/polity4.htm. 3 Una desventaja de esta tercera definición es que no está basada en una serie de criterios tan simples y claros como la segunda definición. 2

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características democráticas de un país (DEMOC), Marshall y Jaggers (2000), p. 13, dicen que: “Una democracia madura e internamente coherente, por ejemplo, podría ser operacionalmente definida como una donde (a) la participación política es completamente competitiva, (b) los nombramientos en cargos ejecutivos se determinan vía elecciones, y (c) las restricciones que limitan al ejecutivo en jefe son substanciales”. Por tanto, agregan a las nociones de Schumpeter de competencia libre por el voto libre un requisito, el de que existan frenos y contrapesos políticos, lo que remite a la idea de democracia constitucional de Montesquieu. Respecto de las características autocráticas de un país (AUTOC), Marshall y Jaggers (2000), p. 13, dicen que: “En forma madura, las autocracias restringen o suprimen en forma tajante la participación política competitiva. El que detenta el poder ejecutivo es regularmente elegido en un proceso de selección restringido a la elite política, y una vez en el cargo ejerce su poder con pocas restricciones institucionales”. De nuevo, agregan a la caracterización de Schumpeter la falta de frenos y contrapesos políticos. Los países son clasificados desde 1800 en tres grupos: democracias (POLITY entre 6 y 10), autocracias (POLITY entre -10 y -6) y regímenes intermedios (POLITY entre -5 y 5).4 La Argentina aparece con un puntaje de POLITY mayor a 6 recién desde 1983, mientras que en el breve período 1973-1975 justo alcanzó un puntaje de 6, lo que es similar a la clasificación de esos períodos como democráticos en Mainwaring y otros (2001). Lo mismo sucede con los regímenes intermedios. En cambio, no sólo el segundo gobierno de Perón, sino el primero es considerado, desde 1948, autocrático.

Referencias

Cheibub, José A., Jennifer Gandhi y James R. Vreeland (2010), “Democracy and dictatorship revisited”, Public Choice 143: 67-101. Mainwaring, Scott, Daniel Brinks y Aníbal Pérez-Liñan (2001), “Classifying political regimes in Latin America, 1945–1999”, Studies in Comparative International Development 36: 37–65.

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En la literatura, por ejemplo Brender y Drazen (2005) o Persson y Tabellini (2005), es usual simplificar esto, transformandola en una clasificación dicotómica donde aquellos regímenes que reciben un puntaje en POLITY entre 0 y 10 son clasificadas como democracias y el resto como autocracias.

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Marshall, Monty G., y Keith Jaggers, Polity IV project. Political regime characteristics and transitions, 1800-1999. Dataset users manual, 2000. Persson, Torsten, y Guido Tabellini, Political economics. Explaining economic policy, Cambridge, MA, MIT Press, 2000. Riker, William. Liberalism against populism. A confrontation between the theory of democracy and the theory of social choice, 1982. Schumpeter, Joseph A., Capitalism, socialism and democracy, New York: Harper and Row, 1976 [edición original: 1942]. Streb, Jorge M., y Gustavo Torrens, “La economía política de la política fiscal”, borrador de capítulo preparado para Fernando Navajas y Alberto Porto, editores, Progresos en economía del sector público, Asociación Argentina de Economía Política, 2011.

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