COMENTARIO DE UN POEMA

COMENTARIO DE UN POEMA ROMANCE DE LA LUNA, LUNA La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En

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COMENTARIO DE UN POEMA ROMANCE DE LA LUNA, LUNA La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño, déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cómo canta la zumaya, ¡ay, cómo canta en el árbol!

Por el cielo va la luna con un niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando.

(Romancero gitano, 1924-1928) 1. Localización

La obra de Federico García Lorca aúna de manera muy especial lo culto y lo popular. Su trayectoria poética está recogida en tres etapas: Neopopularismo, Vanguardismo y Rehumanización. Su primera etapa recoge obras de la talla de “Romancero gitano”, “Libro de poemas”, “Primeras Canciones” y “Poemas del cante jondo”. “Romance de la luna, luna”, incluido en dicha etapa, y más concretamente en “Romancero gitano”, es un texto literario de carácter lírico, y en él predomina la función emotiva o expresiva. En la primera etapa de la obra de Lorca, la presencia de Andalucía o lo andaluz es constante. El poeta ha sabido extraer de su tierra sus más remotas raíces, sus sueños y sinsabores, su genio, etc. El “Romancero gitano” es, en palabras del propio Lorca, “una obra popular y andalucista”, un auténtico manifiesto social, político y literario. La obra “Romancero gitano” está compuesta por dieciocho romances y es un ejemplo genial de poesía confeccionada a partir de materiales populares, ofreciendo una Andalucía de carácter mítico por medio de unas metáforas deslumbrantes y unos símbolos como la luna, los colores, los caballos, el agua, o los peces, destinados a transmitir sensaciones donde el amor y la muerte destacan con fuerza. La obra refleja las penas de un pueblo que vive al margen de la sociedad, perseguido y en continua lucha contra la autoridad represiva. En definitiva, se trata de un retrato de la Andalucía trágica. 2. Tema “La dramática muerte en soledad de un niño gitano”. 3. Resumen del argumento Un niño gitano está muriendo y, en su lecho de muerte, habla con la muerte (simbolizada mediante la luna en Lorca) suplicándole que no le lleve con ella.

Cuando los gitanos llegan al lugar donde yace el niño (la fragua) se sumen en una profunda tristeza. 4. Estructura Existen tres partes a diferenciar: Versos 1-8: narrador Versos 9-20: diálogo entre la luna y el niño Versos 21-36: narrador

En la primera parte se realiza una breve y poética narración que introduce simbólicamente el tema y que presenta la escena. Como se puede advertir, el poema comienza con una prosopopeya mediante la cual la luna, dotada de atributos femeninos, se presenta en la fragua, es decir, en el ámbito de los gitanos. Sabemos que para Lorca la luna es símbolo de muerte, pero al principio de la composición no nos muestra todavía su guadaña. El poema comienza con la utilización del tiempo verbal característico de la narración: el indefinido “vino” que, además de situar en un espacio narrativo, supone la adopción de un punto de vista interno respecto del espacio de la acción, ya que se dice vino en lugar de fue; es decir, el propio Lorca se siente testigo de todo lo que acontece en el poema. Frente al pasado narrativo “vino” se encuentra el presente “la mira, mira”, que actualiza la acción y lleva de la narración de un hecho que ya pasó a la contemplación presente de la escena, es decir, invita a sumergirse en ese mundo. Por último, en cuanto a la caracterización de los personajes, se opone la actitud activa de la luna frente a la pasiva y contemplativa del niño, lo cual anticipa lo que va a ser el desarrollo y desenlace del romance. En la segunda parte, el diálogo hace que la dramatización alcance su máximo auge en el poema. Se pasa del estilo indirecto al directo sin verbo introductorio que nos sirva de puente. dicho diálogo se halla repartido equilibradamente entre los dos personajes, tanto por el número equivalente de versos dedicados a uno y otro como por el uso de la anáfora. El niño, con sus temores y su inocencia infantil, ordena a la luna que huya (“Huye luna, luna, luna”), se aferra a la vida, se niega a morir. La réplica de la luna nos muestra a un ser aristocrático, distante, seguro de sí. No asiente en dar marcha atrás y lleva a cabo su misión. En la tercera parte, el narrador vuelve a entrar para hacernos ver que la acción se ha consumado, que el presagio del canto de la zumaya no es más que una inminente realidad. Sólo queda el llanto de los gitanos, el dolor en

soledad ante la tragedia, bajo la figura de la inocencia que se desvanece sin poder hacer nada por evitarlo.

5. Análisis de la forma 5.1. Estudio de la métrica Como su nombre indica, el “Romance de la luna, luna” es un romance, estrofa compuesta por una serie indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los pares y donde los impares quedan sueltos. 5.2. Nivel pragmático-textual Desde un punto de vista pragmático, en el que se considera al poema como una unidad de comunicación, destaca la presencia de funciones del lenguaje. En este texto destacan la función expresiva o emotiva y la poética. En la función emotiva o expresiva, el elemento de la comunicación que predomina es el emisor (narrador, luna o niño), y su intención comunicativa es la de expresar emociones y reflexiones. Para ello, el contenido del mensaje se basa en la subjetividad, en la expresión de dichos sentimientos. En este poema se pretende hacer llegar al lector el profundo dolor que causa la muerte de un ser humano, y más aún de un niño, en medio de un mundo de marginación y pena, donde no existe alternativa más optimista que la aceptación del propio destino. Lorca se vale de los siguientes mecanismos de expresión para hacer llegar tal mensaje al lector: Enunciados exclamativos: “Cómo canta la zumaya, / ¡ay, cómo canta en el árbol!” (versos 29-30) Lenguaje connotativo, gracias al empleo de los siguientes símbolos: - Luna: muerte - Caballo: portador de la muerte - Tambor: llanto de los gitanos - Gitano: personaje del mundo andaluz, símbolo de una cultura primitiva y natural, contacto entre el hombre y la naturaleza. - Fragua, cielo y olivar: elementos de la naturaleza del entorno, que son los únicos testigos de la pena de los gitanos. - Los collares y anillos a los que alude el niño remiten a esa circularidad que en García Lorca siempre conduce a la muerte. Se aprecia en los versos: “Huye luna, luna, luna. /Si vinieran los gitanos, /harían con tu corazón/ collares y anillos blancos.”

En la función poética el elemento de la comunicación que predomina es el mensaje, no el emisor, el receptor ni el contexto. Con ello el poeta pretende llamar la atención sobre la forma. Para ello, se vale de figuras retóricas y un lenguaje connotativo, ambos basados en el empleo de imágenes continuadas que sugieren algo que va más allá del mero significado estricto de la palabra. Algunos ejemplos de ello son los símbolos anteriormente interpretados y las figuras retóricas que se exponen a continuación: Prosopopeya: “La luna vino a la fragua” (v.1) Metáfora: “Con su polisón de nardos” (v.2) Prosopopeya: “En el aire conmovido/ mueve la luna sus brazos” (vv.5-6) Metáfora: “Sus senos de duro estaño” (v.8) 5.3. Nivel léxico-semántico En este plano destaca la sencillez formal y el uso de términos aparentemente coloquiales pero que resulta oscuros para el lector por su profunda significación simbólica; estos términos se unen en torno a diferentes campos semánticos: las partes del cuerpo(brazos v.6, senos v.8, corazón v.11, ojillos v.16, ojos v.24, cabezas v.27, ojos v.28 y mano v.32); los metales(estaño v.8 y bronce v.26); los adornos utilizados por la mujer(polisón v.2, collares v.12 y anillos v.12); la equitación(caballos v.18 y jinete v.21) y el reino vegetal(nardos v.2, olivar v.25 y árbol v.30). En este romance aparecen gran cantidad de recursos retóricos, dado el gusto de Lorca por crear imágenes llenas de fuerza y originalidad. Sobresale de entre todos ellos la metáfora, puesto que podemos considerar al poema como una auténtica alegoría, sabiendo que esta es el procedimiento retórico central de su estilo. Bajo la influencia de Góngora, Lorca maneja metáforas muy arriesgadas: la distancia entre el término real y el imaginario es considerable. En ocasiones, usa directamente la metáfora pura. Sin embargo, a diferencia de Góngora, Lorca es un poeta conceptista, en el sentido que su poesía se caracteriza por una gran condensación expresiva y de contenidos, además de frecuentes elipsis. Las metáforas lorquianas relacionan elementos opuestos de la realidad y transmiten efectos sensoriales entremezclados. A continuación analizaremos más detalladamente cada uno de los recursos estilísticos presentes en el poema: Pleonasmo en los versos 2 y 3 (El niño la mira, mira./El niño la está mirando). Un epíteto en el verso 8(duro estaño).

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Anáforas en los versos 1 y 2(El niño la mira, mira./El niño la está mirando.), 10 y 18(Huye luna, luna, luna./Huye luna, luna, luna.) y en los dos últimos(El aire la vela, vela./El aire la está velando.). Reduplicación de la palabra “mira” en el verso 3,“luna” en los versos 10 y 18, y de la palabra “vela” en el verso 35. Asíndeton en los versos 3(El niño la mira, mira.) y 19(Niño, déjame, no pises). Una exclamación retórica, que acentúa la expresividad, en el verso 30 (¡ay, cómo canta en el árbol!). Hipérbole en los versos 31 y 32(Por el cielo va la luna/ con un niño de la mano). Una personificación a lo largo de todo el poema puesto que atribuye cualidades humanas a la luna, ejemplo de ellos son los versos 1 y 2( La luna vino a la fragua/ con su polisón de nardos.) 6, 7 y 8(mueve la luna sus brazos/ y enseña, lúbrica y pura,/sus senos de duro estaño.)verso 13 (Niño, déjame que baile.), 19 y 20 (Niño, déjame, no pises/ mi blancor almidonado.) y en el verso 32(con un niño de la mano.)

5. 4. Nivel morfosintáctico Se observan abundantes sustantivos la mayoría de ellos comunes, ya que lo realmente importante es lo que simbolizan. Se encuentran localizados en: Verso 1(luna y fragua), verso 2( polisón y nardos), versos 3 y 4 (niño), verso 5(aire), verso 6(luna y brazos), verso 8(senos y estaño), verso 9( luna, luna, luna), verso 11(corazón), verso 12(collares y anillos), verso 13(niño), verso 14(gitanos), verso 15(yunque), verso 16(ojillos), verso 17(luna, luna, luna), verso 18(caballos). La utilización de adjetivos en este romance es escasa, siendo además la mayoría de ellos especificativos: conmovido(v.5), lúbrica y pura(v.7), blancos(v.12), cerrados(v.16), almidonado(v.20), cerrados(v.24), levantadas(v.27) y entornados(v.28). Únicamente aparece en adjetivo explicativo: duro(v.8). En relación a los verbos utilizados por el autor he de decir que los tiempos utilizados son muy variados, entre ellos se encuentra: Presente simple de indicativo(ej. v.3: mira); pretérito imperfecto de indicativo(ej. v.21: acercaba); pretérito perfecto simple de indicativo(ej. v.1: vino); condicional simple de indicativo(ej. v.11: harían); presente de subjuntivo(ej. v.14:vengan) e imperativo(ej. v.9: huye). El uso de pronombres está determinado por el dialogo que mantiene el niño con la luna, destacando la primera y segunda persona con función de

sujeto y complemento: “la” en el v.3, déja“me” en los vv.13 y 19, “te” en el v.15, y “la” en los vv. 35 y 36.

6. Juicio crítico

“Romancero gitano” es una obra que representa de forma espectacular el periodo literario al que pertenece: la Generación del 27. Como se puede apreciar en “Romance de la luna, luna”, Lorca confecciona a partir de exquisitas metáforas y prosopopeyas una obra cargada de simbolismo y connotación. De esta manera, la subjetividad se convierte en el eje central del poema, y en torno a ella gira un manifiesto de protesta social ante la realidad que vive la España del primer tercio del siglo XX. En 1928, fecha de publicación de esta obra, el General Primo de Rivera tiene el mando en nuestro país. Surgen en estos años nombres relevantes en áreas relevantes como la medicina y la sociología, pero la literatura se hace con el puesto más importante. Federico García Lorca, utilizando su habitual simbología, plasma un profundo sentimiento de descontento ante la marginación de grupos sociales como los gitanos en la España de Primo de Rivera. De este modo, Lorca hace del “Romance de la luna, luna” un manifiesto de protesta social y pleno reflejo de la pena que siente un grupo social condenado al olvido, sin derechos, sólo prejuicios. 7. Conclusión Federico García Lorca es, sin duda, uno de las figuras más representativas de la literatura española, lo que puede afirmarse teniendo en cuenta su trayectoria y su forma de enfocar la poesía. A la vez que crea, como el resto de poetas de su generación, una obra cargada de simbolismo, no alude con ello más que a una realidad que continúa vigente en nuestros días: la marginación, el racismo y, en definitiva, la decadencia del hombre como ser humano. La obra de Federico García Lorca se erige, de este modo, como un manifiesto de protesta e inconformismo ante la existencia de personas condenadas, sin merecerlo, al más remoto olvido. La sociedad y la autoridad para Lorca no se constituyen como órganos que reúnan al hombre, sino como un monstruo que los hace ambiciosos, duros y, en definitiva, implacables. Por ello, se alude al círculo cerrado en el cual no hay salida para los más débiles. La sombra en la que viven estas personas es fruto de la injusticia, una pesadilla. Ante ello, cabría preguntarse si el futuro y el progreso humano está en la oscuridad del egoísmo o en la luz

de la igualdad. Cabría preguntarse también si se prefiere un mundo triste para unos pocos, o si se prefiere un final feliz para todo aquel ser que reúna los requisitos para ser considerado “humano”.

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