COMPORTAMIENTOS Y ACTITUDES ASOCIADOS A LA DISPOSICIÓN DE LA BASURA EN ÁREAS URBANAS NO PLANIFICADAS

COMPORTAMIENTOS Y ACTITUDES ASOCIADOS A LA DISPOSICIÓN DE LA BASURA EN ÁREAS URBANAS NO PLANIFICADAS ERKIS BRITO y CARLOTA PASQUALI RESUMEN Se estudia

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COMPORTAMIENTOS Y ACTITUDES ASOCIADOS A LA DISPOSICIÓN DE LA BASURA EN ÁREAS URBANAS NO PLANIFICADAS ERKIS BRITO y CARLOTA PASQUALI RESUMEN Se estudiaron los comportamientos ambientales y se diagnosticó la situación actual con respecto a la basura en un barrio urbano de la ciudad de Caracas, Venezuela, con el objetivo de fundamentar recomendaciones dirigidas a cambios sostenidos de conducta, relacionados con el manejo y disposición de los desechos. A través de observaciones del sitio y entrevistas a 25 mujeres residentes del barrio, se obtuvieron resultados que demuestran un comportamiento parcialmente congruente con las creencias, valores e información que manejan y expresan; se

l progresivo deterioro del ambiente a nivel mundial ha motivado el estudio del impacto destructivo del ser humano sobre aquel, en un intento por entender sus múltiples dimensiones. El proceso de expansión urbana ha generado, entre otros problemas, presiones crecientes sobre los servicios e infraestructura, entre ellos la disposición de desechos sólidos. Una condición clave para la solución del problema es que quien los genera modifique su conducta y su actitud al respecto. La consolidación de una gestión integral del manejo de la basura plantea en el inmediato y mediano plazo la motivación y ejecución de acciones que posibiliten nuevos comportamientos y actitudes ambientales, donde los argumentos de participación y conciencia representen verdaderas herramientas para minimizar el problema, para lo cual es preciso rescatar el esfuerzo, la convocatoria y el compromiso de todos los actores sociales.

evidenció que una mayoría coloca la basura en sitios inapropiados y manifiestan arrojar basura por las ventanas de sus casas para alimentar animales callejeros. En general, sus actitudes no se traducen en acciones concretas, manteniéndose la mayoría de las veces una perspectiva errónea y fragmentada de lo ambiental, una visión extremadamente individualista con estilos de participación que delegan y trasladan a la “otra gente”, la empresa recolectora de basura o al Estado, el peso de las responsabilidades en la acción ambiental.

La presente investigación aborda un sector urbano subintegrado (zona constituida por casas de construcción propia, sin dotación inicial de servicios y cuyos habitantes no poseen titulo de propiedad) al este de la ciudad de Caracas, el Barrio Julián Blanco, y estudia los comportamientos ambientales de la población con respecto a la basura, con el objeto de sentar las bases para formular recomendaciones que produzcan cambios sostenidos de comportamiento ambiental en relación con su manejo y disposición. Al mencionar los problemas ambientales se hace alusión a los daños o acciones negativas que perjudican las condiciones del hábitat humano. El ambiente dentro del ámbito urbano, se entenderá como el conjunto de características que lo componen, incluyéndose tanto el marco físico como el marco social y cultural. El barrio estudiado es representativo de los sectores subintegrados de muchas ciudades latinoamericanas en términos socioeconómicos,

de crecimiento, de problemática ambiental y en especial de la situación de la basura. Interrelación Persona-Ambiente Los investigadores de problemas ambientales, en el área de las ciencias sociales, destacan que para intentar resolver problemas ambientales producto de la acelerada e irreversible degradación y/o desaparición de los recursos naturales, no es suficiente analizar e intervenir sobre los flujos físicos de estos, y advierten la importancia de conocer los procesos mediante los cuales se desarrolla el comportamiento y las actitudes sobre el ambiente (De Castro, 1994). Mosler (1993) señala que “los problemas ambientales de la actualidad no son problemas entre la gente y el ambiente, sino producto de los problemas entre los miembros de un sistema social”. La vida de las personas se inserta en un contexto ambiental, donde los aspectos físicos constituyen la base natural

PALABRAS CLAVE / Actitudes / Áreas Urbanas no Planificadas / Basura / Comportamiento Ambiental / Recibido: 25/02/2005. Modificado: 22/02/2006. Aceptado: 17/03/2006.

Erkis Brito. Licenciada en Geografía, Universidad Central de Venezuela (UCV). M.S. en Desarrollo y Ambiente, Universidad Simón Bolívar (USB), Venezuela. Coordinadora de Proyecto en Hidroambiente C.A. Carlota Pasquali. Arquitecto, UCV, Venezuela. M.S. en Ambiente y Estudios del Comportamiento, Polytechnic University, Nueva York, EEUU. Candidata a Ph.D., City University of New York, EEUU. Profesora, USB, Venezuela. Dirección: Departamento de Ciencia y Tecnología del Comportamiento, USB. Apartado 89000, Baruta, Caracas, Venezuela. e-mail: [email protected]

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del ambiente humano. Asimismo sus dimensiones sociales, políticas, económicas y culturales definen el rumbo y utilizan los recursos con los cuales las personas modifican y construyen el ambiente a partir de sus necesidades y aspiraciones, y a la vez la conducta humana es influenciada por las características de ese ambiente que él mismo ha modelado. Las personas aprenden y actúan sobre la naturaleza o el ambiente construido para satisfacer sus necesidades y esta satisfacción de necesidades va más allá de asegurar la existencia, creando productos industriales que determinan nuevas relaciones con el ambiente, al producir más en menos tiempo y desechar en mayor cantidad, produciendo mayor contaminación. Una de las causas de destrucción ambiental es la basura que las personas generan y los efectos ambientales que ésta provoca por su composición, volumen y dispersión. La generación y acumulación de residuos domésticos e industriales constituye un problema agobiante para gobernantes y legisladores ya que se originan mayormente donde el productor reside y en áreas con poco espacio para su almacenamiento, ejerciendo un fuerte impacto sobre la salud pública y el equilibrio ambiental. La Basura: ¿Un Problema en Venezuela? En Venezuela la presencia de desechos sólidos ha ido en continuo aumento, encontrándose entre los países generadores de más basura per capita, 62% de origen doméstico y 38% de origen industrial (BIOMA, 1991). Adicionalmente, cabe acotar la falta de conocimiento del venezolano acerca del ambiente, ya que solo un 7% de una muestra nacional (BIOMA, 1991), consideró la protección ambiental un tema prioritario. Según el informe, el venezolano no analiza su comportamiento en relación con el estado del ambiente y solo destaca como importantes a los problemas que afecten su entorno inmediato (humo y basura) y aquellos que le son más tangibles por su efecto visual y por estar asociados a un servicio público (aseo urbano). Otra faceta del problema es que en Venezuela el crecimiento poblacional urbano no ha ido acompañado por la infraestructura y las medidas necesarias para dar un destino adecuado a la basura generada por la población, resultando que su difícil manejo es un problema de salud pública en el ámbito urbano. En Venezuela se estima que, en promedio, cada persona produce 850g de basura por día. Si se agregan los residuos de comercios, hospitales y servicios, la cantidad aumenta en 25-50%, y alcanza hasta 1,2kg por persona/día (ADAN, 1999). De los 338 municipios que existen en Venezuela, con sus diferencias regionales, físicas, económicas y pobla-

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cionales, 89 poseen menos de 20000 habitantes, para un total de 1212401 habitantes, mientras los 6 municipios mayores agrupan 6921969 habitantes. Esto da una idea de lo difícil que es establecer una estrategia, tanto para los municipios pequeños que generan menos basura, como para la producida por los que superan el millón de habitantes, pero que no presentan, en muchos casos, infraestructuras urbanas adecuadas por ser áreas subintegradas. Casi la totalidad de la basura producida en Caracas y las otras ciudades grandes del país es finalmente dispuesta en rellenos controlados. El 80% de la basura en Venezuela permanece a cielo abierto, y solo un porcentaje reducido es separada informalmente para ser reciclada por algunas empresas. Las ciudades pequeñas generalmente planifican y desarrollan sus sistemas de aseo urbano con soluciones locales. En cambio, las ciudades grandes, densamente pobladas y urbanizadas, presentan problemas que sobrepasan los límites municipales, como la escasez de áreas para la disposición final de la basura, conflictos en el uso del terreno con la población establecida alrededor de las instalaciones para el tratamiento y destino final, exportación de basura a municipios vecinos, basureros que contaminan los escasos recursos hídricos, etc. Solamente en Caracas se producen diariamente 4500ton de basura (Díaz-Zurita, 2000) recolectadas, para el momento de este estudio, por tres empresas de aseo urbano que las llevan al sitio de disposición final en el relleno sanitario La Bonanza. En zonas de hábitat subintegrado de Caracas, y en algunas poblaciones del interior del país, la basura no es recogida toda, sino que parte de ella permanece fuera de las viviendas o es desechada en sitios públicos, terrenos baldíos, orillas y cursos de agua. Las mayores dificultades de recolección de basura se presentan en las áreas donde las condiciones topográficas hacen imposible el acceso de camiones compactadores. Por ello, se instalan contenedores en sitios estratégicos donde los habitantes pueden depositar sus desechos sólidos, para ser luego vaciados y la basura trasladada a los botaderos correspondientes. En Venezuela, la composición de la basura es similar a la de otros países, salvo por los abundantes desechos de plástico. Asimismo, la composición de los desechos domésticos es parecida en las distintas ciudades del país; destacándose altos niveles de plástico en Caracas y Maracaibo, y de vidrio en Mérida (ADAN, 1999). En líneas generales, los desechos domésticos contienen >50% de restos orgánicos. Según la normativa vigente, los desechos sólidos de origen doméstico no clasificados como peligrosos deben ser dispuestos en un relleno sanitario que cuente con recolección y trata-

miento de gases y lixiviados; sin embargo, la mayoría de los desechos se dispone en sitios que no cumplen estas normas, como es el caso del relleno sanitario que sirve a la ciudad de Caracas, donde se queman los gases y no se tratan los líquidos, tóxicos, que resultan de la descomposición de la basura (IESA, 1998). La solución al problema de la basura requiere un enfoque técnico integrado que incluya todas las etapas del proceso, comenzando por la enseñanza de valores y comportamientos adecuados y responsables de los ciudadanos. Investigaciones Relacionadas y Modelo Teórico del Estudio Los problemas ambientales han sido abordados desde diferentes perspectivas. Una es el estudio del aprendizaje y los efectos de los comportamientos, así como el cambio de los mismos. Trigg et al. (1976) analizaron la relación entre conducta anticontaminante, percepción externa y locus de control, y señalaron que las personas con conductas favorables acerca de la contaminación se involucran más fácilmente en formas de acción social para combatirla. En el presente trabajo se hizo énfasis en la variable locus de control, definida en el caso que nos ocupa como la atribución de responsabilidades o peso relativo que le otorga la comunidad a los problemas originados por la basura. En el estudio de Caris (1981) se correlacionó condición social con niveles de importancia otorgados a la contaminación ambiental en 22 comunidades, y se puso de manifiesto que a menor ingreso las comunidades se preocupan menos por la contaminación que los rodea. Con la aplicación de las técnicas derivadas de principios de las teorías del aprendizaje social donde se plantea que se adoptan nuevas conductas al observar como otros son premiados por ellas (Bandura, 1986) se explica cómo con espacios públicos limpios se pueden lograr resultados como los obtenidos en el Metro de Caracas, el Museo de Ciencias o el de Bellas Artes. Crump et al. (1977), Krauss et al. (1978), y Reiter y Samuel (1980) demostraron que el índice de basura arrojada en lugares públicos tiene una correlación positiva con la cantidad de basura ya presente. Jasón et al. (1979) utilizaron una técnica de modelaje para tratar de disminuir las heces fecales de los perros en calles y aceras, logrando que el 82% de los dueños recogieran las heces. Con un enfoque diferente, Geller, Mann y Brasted (en Geller et al., 1982) utilizaron mensajes antideteriorantes y disposición adecuada de la basura. Estos autores encontraron que el volante solo no motivaba al cumplimiento de botar la basura, mientras que el recipiente

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de basura (en forma de ave) fue suficiente para motivar a la gente a depositar la basura en él. En un segundo estudio se compararon los efectos antideteriorantes de contenedores de basura atractivos y discretos, encontrando mayor cantidad de basura depositada en los contenedores de aves (ver Geller et al., 1977 en Nava, 1986). Gendrich et al. (1979) también trabajaron con recompensa y participación comunitaria para la reducción de la basura, logrando reducirla en un 32% con participación de un 35% de la comunidad. Investigaciones como las de Clark et al. y de McNees et al. (en Geller et al., 1982), y de Baltes y Hayward (1976) mostraron que a través de programas de reforzamiento y recompensa se pueden lograr cambios satisfactorios en el comportamiento ambiental. En Venezuela, un trabajo realizado en una escuela de Caracas (en Nava, 1986), con un proyecto de participación ciudadana para la educación con respecto a la basura, tuvo éxito en el momento de su aplicación aunque no se hizo seguimiento y no perduró. Andrade y Betancourt (1989) utilizaron un modelo operante y un modelo de la teoría de sistemas para desarrollar un programa de educación ambiental en una comunidad del Estado Zulia, logrando el saneamiento de la zona. Los resultados demuestran el papel reforzador de las actividades realizadas y cambios de conducta evidentes, ya que tres meses después se demostró un descenso del 70% en cuanto al bote de basura en el lago. Nava (1986), a través de afiches con mensajes generales y específicos sobre los comportamientos deteriorantes, obtuvo que el afiche con mensaje general fuera suficiente para disminuir tales conductas. El afiche con mensaje específico referido al comportamiento apropiado o no apropiado para la conservación del ambiente fue eficiente dependiendo del tipo de conducta y el lugar de emisión. En el enfoque de modificación de conductas estudiadas por diversos investigadores, usualmente se utilizan estrategias instigadoras que indican al sujeto lo que debe hacer y se aplican tácticas de castigo, refuerzos negativos y positivos, y feedback, mientras que desde el punto de vista social la estrategia utilizada ha sido la persuasión a través de mensajes, avisos de prensa, boletines, educación ambiental, charlas y cine-foros, entre otros. La Teoría de la Acción Razonada (TAR) de Ajzen y Fishbein (1980), en la que se basa el presente estudio, explica los factores que determinan el comportamiento humano, afirmando que cada persona con sus valores, creencias, información y comportamiento imprime características particulares al espacio que habita y a los elementos de dicho espacio, y destaca la importancia de la modificación del comporta-

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miento y actitudes de cada individuo en un espacio determinado. La TAR supone que los seres humanos son racionales (con determinadas excepciones) y usan sistemáticamente la información de que disponen para la toma de decisiones. Antes de aceptar que el comportamiento social está controlado por motivos inconscientes, es caprichoso o irracional, sus autores afirman que la gente considera las implicaciones de sus acciones antes de tomar una decisión que los pueda comprometer o no en un determinado comportamiento. De acuerdo con la TAR, toda conducta está determinada en forma inmediata por la variable intención, que se define como una medida de la probabilidad de que una persona se comprometa en un determinado comportamiento; por ejemplo, tirar basura fuera del contenedor. La intención de una persona está en función de dos determinantes básicas, una de naturaleza personal y otra que refleja una influencia social. La primera es la actitud hacia el comportamiento, entendida como evaluación positiva o negativa del individuo hacia la ejecución de una acción; se refiere al juicio personal que determina si el comportamiento es adecuado o inadecuado. Por ejemplo, el individuo evalúa como bueno o malo tirar la basura dentro del contenedor. Dentro de esta determinante de la intención se evalúan los valores personales, que se forjan a partir de conjuntos de actitudes relacionadas entre sí. Los valores son convicciones duraderas de que determinado comportamiento o modo ideal de vida es personal o socialmente preferible al comportamiento o modo de vida opuesto; por ejemplo, la honestidad y el respeto por el ambiente implican valores y un modo ideal de vida. La segunda determinante de la intención, a la que se llama norma subjetiva, es la percepción del sujeto por las presiones sociales ejercidas sobre él para desarrollar o no el comportamiento en cuestión. Por ejemplo, el individuo percibe que las demás personas importantes para él aprobarán o no la colocación de la basura fuera del contenedor. El peso relativo de los factores actitudinales y normativos varía de persona a persona. De acuerdo con esta teoría las actitudes están en función de las creencias que subyacen en la actitud de la persona, hacia un comportamiento o creencias conductuales. Una persona ejecutará aquellas acciones que considere le ocasionarán más consecuencias positivas que negativas; por ejemplo, si el tirar la basura fuera del contenedor le permite deshacerse de algo desagradable, entonces tendrá una actitud positiva hacia esa conducta. Existen además, las creencias normativas en función de la importancia que se da a las de otros individuos o grupo determinado. De esta manera, la norma subjetiva puede ejercer presión para te-

ner o no un determinado comportamiento, de manera independiente a la propia actitud personal del individuo hacia el mismo. La norma subjetiva es en función del conjunto total de creencias normativas con respecto a determinada conducta, por ello puede cambiar alguna creencia normativa sin que cambie la norma subjetiva. El comportamiento puede predecirse cuando se conoce la intención, pero solo si dicha conducta tiene probabilidad real de ocurrir en forma voluntaria. Así, las creencias conducen a la formación de actitudes y valores, el entorno social lleva a formar normas subjetivas, y ambos se traducen en la construcción o propósito de intención que finalmente determina el comportamiento hacia un objeto, persona o ambiente en particular. Sitio de Estudio El Barrio Julián Blanco es un área adyacente a la carretera Petare-Santa Lucía, Municipio Sucre, Estado Miranda, Venezuela, perteneciente al cinturón marginal del área metropolitana de la ciudad de Caracas. Limita por el norte, sur y oeste con otras tres zonas residenciales del mismo tipo y por el este con un área industrial y una carretera troncal. El barrio inició su asentamiento en 1960 en una superficie de 70,9ha y contaba, según un levantamiento de información en sitio del año 2000, con 34860 habitantes. Julián Blanco se caracteriza por presentar más del 60% de su superficie con pendientes que superan el 40%. El uso del suelo, sin ningún tipo de planificación, es predominantemente residencial puro y residencial-comercial, sobre todo a lo largo de las dos vías principales de acceso vehicular. Hay edificaciones destinadas a actividades religiosas, educacionales y culturales. Las construcciones son en su mayoría de bloques. A partir de la vía de acceso, la carretera troncal, se originan vías secundarias, tres de ellas calles ciegas, conformando un sistema ramificado en pendientes pronunciadas, con una longitud de ~4,95km. La vialidad interna es deficitaria y se encuentra congestionada por el aparcamiento de vehículos en los hombrillos y escasas aceras, por la presencia de talleres que utilizan la vía para arreglos de autos, por la falta de estacionamientos públicos o privados, así como por basura y escombros acumulados en aceras y vías. Además, se presentan reducidos radios de curvatura, dimensiones variables de la calzada, bidireccionalidad de las vías, y espacios ocupados por contenedores de basura. El servicio de transporte público es prestado por vehículos rústicos y camionetas cuya única parada está cerca de

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los contenedores de basura del barrio, lo que se traduce en un contacto diario y directo de la población con ésta. El agua es suministrada cada 4-6 días a un 40% de las viviendas y la red de recolección de aguas servidas abarca 70% de las mismas. El servicio asistencial está orientado a la atención del ámbito urbano primario, población infantil y dispensario; la educación está atendida por planteles públicos y privados a nivel preescolar y ciclo básico. El servicio recreacional incluye algunas canchas, gimnasios, atención a la infancia y salones de lectura que dependen de la Biblioteca Nacional. Barrido de calles y recolección de desechos sólidos La empresa contratada por la alcaldía realiza el barrido de las calles y la recolección de basura de lunes a sábado, durante todo el año y en horario diurno por la calle principal del barrio, desde la entrada hasta las calles internas. La empresa recolectora informó que se recogen un promedio de 2500kg por día. Los cuatro contenedores de 500kg existentes son vaciados por un camión una vez al día. Por su tamaño, el camión solo accede hasta el área de contenedores, los vacía, gira en el lugar y sale para almacenar la basura en los adyacentes patios de la empresa, desde donde luego son llevados al botadero. Los 500kg restantes de basura provienen del barrido de las calles internas o veredas y son recogidos por barredores y por un vehículo más pequeño. En lugares sumamente estrechos la recolección de basura la realiza diariamente un empleado de la empresa con una carretilla. Los contenedores se encuentran en su mayoría en buen estado, aunque son insuficientes para cubrir la demanda, por lo que siempre se observa basura dispersa a su alrededor. Los residentes del sector también los utilizan para disponer escombros. Método A fin de estudiar los comportamientos ambientales y los componentes actitudinales de la población con respecto a la basura, se diseñó un estudio de tipo no experimental y descriptivo (Hernández et al., 1998). Se buscó la información para determinar la situación actual, en términos cualitativos y por frecuencias generales, de los comportamientos relacionados al manejo de la basura y los componentes actitudinales relacionados al problema. Recolección de información Se aplicaron tres instrumentos en etapas consecutivas: a) Entrevistas abiertas individuales, privadas y grabadas a informantes clave, con duración promedio de 2h y cuyo propósito era conocer el problema

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actual de la basura en el barrio y posteriormente cotejar sus resultados con la información obtenida con los otros instrumentos. La entrevista con el coordinador de la empresa recolectora de basura incluyó un recorrido por el barrio y la planta de la empresa, revisión del estado físico de los contenedores, y descripción del recorrido de sus camiones. b) Observación directa en el barrio a fin de contrastar la información recogida en las entrevistas. Se observó el recorrido del camión encargado de la recolección de desechos sólidos y el procedimiento de barrido en las áreas de contenedores, calles y veredas, así como el comportamiento general de la población en relación con la basura durante siete días continuos. c) Entrevista abierta, diseñada ad hoc para recopilar información sobre el comportamiento de la población con respecto a la basura. Las variables exploradas fueron extraídas del modelo de la TAR. Las entrevistas fueron grabadas para realizar un análisis de contenido de tipo cualitativo y se llevaron a cabo en privado en la vivienda de cada informante; su duración promedio fue de 1,5h. La guía de entrevista fue validada por pares y probada. Se trabajó con 25 informantes mujeres, mayores de edad, con tiempo de residencia en el barrio >5 años. El criterio de selección fue intencional y correspondió a la madre de familia o en su defecto a la mujer mayor de 18 años que permaneciera a cargo de la vivienda durante el día. Las 25 informantes fueron seleccionadas de manera aleatoria en todo el barrio: cerca de la entrada, algunas veredas y parte final del mismo, a fin de minimizar el sesgo de los habitantes que residen en las áreas adyacentes a los sitios destinados para la disposición de basura. Resultados Los resultados más relevantes se agrupan en tres temas generales: comportamientos individuales en el hogar y en los espacios públicos, aquí denominado disposición de la basura; la relación con la empresa recolectora de basura o percepción de gestión; y atribución de responsabilidades y niveles de información de la comunidad. Disposición de la basura La mayoría de las entrevistadas (72%) manifestaron recoger la basura en bolsas plásticas, lo que se comprobó por observación directa, y trasladarla hasta el contenedor ubicado en la entrada del barrio o dejarla en la vereda para ser recogida por el señor de la carretilla o el camión pequeño. El 28% restante expuso que queman la basura en el patio de sus casas. En varias oportunidades se pudo observar a las personas disponer la basura tanto en la calle como en la entrada de veredas, pero también fuera del contenedor, en especial, pero no

únicamente, cuando éste estaba lleno. Un 48% de las entrevistadas, reconocieron tirar basura orgánica por la ventana de sus casas o en las escaleras, para darles de comer a perros y gatos callejeros (“antes de botar los desperdicios de la comida prefiero alimentar a esos pobres perritos callejeros”; “les doy a los gatos los desperdicios de las comidas para que estén alimentados y puedan acabar con las ratas”). El 32% de las entrevistadas manifestó botar escombros de las construcciones o remodelaciones de sus viviendas en los contenedores, un 12% afirmó que le pagaban a un señor de un camión que se lleva los escombros a un sitio específico para este tipo de desechos, y el 56% restante declararon que colocan los escombros en un espacio libre o barranco cercano a sus casas. Solo el 12% de los informantes disponen los escombros correctamente. Los restantes (88%) utilizan para ello espacios inapropiados (contenedores y laderas), lo que resulta en el deterioro de los contenedores y dificulta la labor de los obreros de la empresa recolectora. Los graves problemas ambientales que resultan de disponer los escombros en las laderas, tales como obstrucción de cursos de agua, destrucción de la vegetación, desmejoramiento estético del sector, conformación de espacios para criaderos de roedores e insectos, se agravan en el período de lluvias y son solventados cada año con operativos de limpieza, según informó el coordinador de la empresa recolectora, quien señaló que para el Barrio Julián Blanco se dispone de un personal de emergencia conformado por 15-20 obreros para estos casos excepcionales. En lo que se refiere a la persona encargada de botar la basura del hogar, la mayoría de las entrevistadas (76%) manifestaron que la basura la botan diariamente sus parejas o hijos al irse a trabajar o estudiar (“mi esposo es el primero que sale y se la lleva”; “mi hijo tiene más fuerza que las niñas”) y solo 24% dijeron que la botaban ellas mismas al ir a realizar las compras de la mañana (“si no la boto yo… no la saca nadie, a todos les da pena”; “mi pareja y mis hijos dicen que no se van a ir con las manos sucias”). Percepción de gestión La gestión de la empresa recolectora de basura fue calificada por la mayoría de las entrevistadas (68%) como regular, manifestando que los obreros recogen la basura, pero dejan restos esparcidos por el barrio y no se detienen a recogerlos. Aunque ello no es responsabilidad de la empresa, indican que no trasladan los escombros. No están de acuerdo con que se haga el mantenimiento a los contenedores en el mismo ba-

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rrio, ya que dejan agua jabonosa, aceite y olores a desinfectantes muy fuertes en la calle principal. Un 20% calificó la labor de la empresa como mala, indicando que los trabajadores nunca van al barrio a cumplir con sus obligaciones, desconociendo que la empresa sí se encontraba realizando su labor los días de semana, tal como pudimos corroborar en las observaciones. Solo el 12% de las entrevistadas considera buena la labor de la empresa (“hacen demasiado …es la gente de aquí la que no tiene educación”; “si no pasaran todos los días ya nos hubiéramos ahogado en la basura”). En relación al pago por el servicio de recolección de basura, el 68% de las entrevistadas manifestaron pagar el mismo al cancelar el consumo eléctrico. Al revisar recibos de pago se apreció que las entrevistadas cancelan aproximadamente entre 1600 y 2000 bolívares mensuales por la recolección de basura. El 32% restante dijo que no pagan por el servicio de aseo ni de electricidad (“sería el colmo tener que pagarle a alguien por no hacer nada”; “como voy a pagar si este barrio siempre está sucio y con mal olor, cuando el gobierno lo limpie entonces pago”), sin embargo algunas indicaron su disposición a hacerlo (“yo estaría dispuesta a pagar pero si el servicio fuera bueno”). Con respecto a la disposición a pagar más por el servicio la mayoría (80%) manifestó no estar dispuestas y 20% afirmó que sí pagarían más por el aseo pero con condiciones (“solo si el servicio mejora”; “si lo van a hacer mejor”). En cuanto a la relación de la comunidad con la empresa encargada de la recolección de basura, se detectó que el 96% de las entrevistadas reconocen cual es la responsable en la zona. La mayoría (64%) señala que la empresa tiene una frecuencia de recolección de basura diaria (“todas las mañanas barren el barrio, lo que pasa es que… al ratico la gente echa basura”; “si la gente no fuera tan cochina el barrio estaría limpio”). Por otro lado, otro 32% de las entrevistadas manifestó que la empresa recoge la basura de manera interdiaria y que no tiene horarios fijos. En la observación de campo se pudo corroborar que el único día que el camión de la empresa no realizó su recorrido fue el día domingo y efectivamente su labor en ese día era requerido, ya que el mercado del fin de semana deja muchos desechos. Tampoco trabaja ese día el encargado del barrido de calles y veredas. Esto contradice lo expresado por el coordinador de la empresa, quién manifestó que sus empleados trabajan de lunes a domingo durante todo el año. Finalmente, si bien es cierto que existen problemas por la ubicación y el número de contenedores, por el

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manejo, disposición y otras operaciones de la empresa recolectora de basura, y por los escasos recursos económicos de que disponen las autoridades competentes, es también cierto que existe una conducta inadecuada, delegadora de responsabilidades y poco participativa de la comunidad de Julián Blanco. Atribución de responsabilidades y niveles de información Se indagó sobre la atribución de responsabilidad por los problemas relacionados con la basura en Julián Blanco. Un primer elemento, común a todas las entrevistadas, es que las menciones relativas al tema considerado se realizaron en tercera persona; las participantes proyectaron en los demás la responsabilidad por los comportamientos que tienen que ver con ensuciar los espacios públicos. Es “la gente la que ensucia” y “la otra gente”, aunque un 48% de las entrevistadas manifestaron previamente arrojar basura por las ventanas. No surgió entonces de manera natural la responsabilidad individual por el aseo, mantenimiento y vigilancia de los espacios compartidos, ya que solamente al ser interrogadas específicamente las entrevistadas utilizaron el “nosotros”. El 84% de la población entrevistada coincidió en que la principal responsabilidad de mantener el barrio limpio lo tienen las autoridades. Atribuyen al gobierno la responsabilidad y la toma de decisión para cuidar y mantener limpios los barrios, las ciudades y el país en general, así como solucionar otros problemas que afecten a la población. Un 16% de las entrevistadas manifestó que la responsabilidad en la limpieza del barrio corresponde tanto a las autoridades como a la comunidad. Algunas señalaron que con su actuación pueden contribuir a cuidar y mantener limpio el barrio, para su propio beneficio y el de la comunidad en general, manejando el concepto de que todos somos responsables, en diferente grado y con diferente tipo de responsabilidad, del cuidado y mejora del ambiente (“con algunos vecinos… he organizado campañas de barrido para motivar a todo el barrio a mantenerlo limpio”; “con la junta de vecinos se han escrito cartas al Alcalde para que nos den apoyo para charlas, carteles, etc., y enseñar a la gente de que la basura es dañina y debemos colocarla en su lugar”; “yo siempre regaño a todo el mundo que veo botando basura en la calle y lo seguiré haciendo así me insulten”). Con respecto a lo que se pudiera considerar gestión individual por tratar de resolver los problemas de basura, el 84% de las entrevistadas manifestó no hacer nada, ya que el trabajar solas les podría causar inconvenientes posteriores con vecinos que no estén de acuerdo con las soluciones planteadas. Adicionalmente consideraron que

el radio de acción de ellas es exclusivamente su ámbito doméstico y se extiende únicamente en la porción de la vereda que ocupa el frente de su casa, sin interés de limpieza y mantenimiento en la distancia entre la vereda y la calle, lo que demuestra la ajenidad que sienten con el espacio público más allá del frente de sus viviendas (“barro y lavo lo mío y ya”; “limpio mi frente, no tengo que ver con más nadie”; “aquí la gente es muy cochina”). Sin embargo un 16% de personas entrevistadas dicen que han tratado de resolver los problemas de basura. Al parecer el principal desafío que han enfrentado estas iniciativas ha sido el de mantener la motivación en el tiempo. Un 56% manifestaron estar dispuestas a colaborar en el trabajo de recolección de basura, limpieza y mantenimiento del barrio; sin embargo, se observó una actitud muy limitada, ya que el alcance de su colaboración solo se manifiesta aseando el frente de su casa, depositando la basura en el contenedor o solicitando dinero a cambio de dicha colaboración. El 44% restante se niega a colaborar para contrarrestar el problema (“ no tengo tiempo ni ganas de limpiar lo que ensucian los demás”; “colaboro con el gobierno si me pagan”; “voluntariamente nadie hace nada”). Ninguna entrevistada manifestó estar dispuesta a colaborar en el aseo del barrio de manera voluntaria. Con respecto a la información impartida en los centros educativos acerca de la basura, el 64% de las entrevistadas reportaron que los niños en la escuela obtienen información educativa sobre el problema y el 36% restante expresó lo contrario. El 100% de las entrevistadas coinciden en que la basura es mala y genera diversos problemas a la comunidad. Consideran que la acumulación de la basura es negativa para el individuo desde el punto de vista de salud (“la gente se enferma por tanta basura”) y creen que a nivel estético la basura desmejora considerablemente el barrio. A nivel social, las entrevistadas perciben deterioro de su calidad de vida al no poder reunirse a conversar en los distintos espacios del barrio por la acumulación de basura y el mal olor, y consideran que hay un deterioro ambiental por la inadecuada disposición de la basura (“hay contaminación en el aire”; “los contenedores están desbordados de basura”). Parecería que el trabajo que se está haciendo en las escuelas no llega a los padres y se reduce a componentes elementales, sin trabajar conceptos tales como reducir, reusar y luego reciclar los desperdicios, el impacto en enfermedades específicas y los problemas originados con los cauces de las quebradas y los costos de mantenimiento de las mismas.

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Discusión y Recomendaciones La cantidad de contenedores existentes en el Barrio Julián Blanco es insuficiente para la cantidad de basura que genera su población, por lo que se deben tomar las medidas necesarias para solventar la situación, sea con más contenedores o con pipotes de basura en sitios estratégicos, o aumentos en el número de barredores o el recorrido de los camiones de la empresa. Los resultados señalan que el comportamiento de los habitantes de Julián Blanco es parcialmente congruente con las creencias, valores e información que manejan y expresan. Sus actitudes no se traducen en acciones concretas o cambios de conducta importantes, manteniendo casi siempre una perspectiva errónea y fragmentada de lo ambiental, una visión extremadamente particularista con estilos de participación en que se delega y donde la tendencia general está dirigida a responsabilizar a los demás y mantenerse al margen de los problemas. Manifiestan un manejo de información muy limitado sobre los efectos de la basura a mediano y largo plazo. Son evidentes los problemas relacionados con los factores que determinan el comportamiento de una persona planteados en el modelo de Ajzen y Fishbein (1980). Las mujeres entrevistadas tienen poco conocimiento y/o interés sobre las funciones y alcance de responsabilidades de la empresa encargada de la recolección de la basura. Las entrevistadas tienen también la creencia de que son el Estado y la empresa encargada de la recolección de la basura quienes tienen toda la responsabilidad del mantenimiento de sus zonas residenciales y, presentan una actitud limitada en cuanto a colaborar con ello. Es importante proveer información que lleve a conectar conductas personales con consecuencias ambientales, visibles y demostrables en la salud, lo estético, lo social y lo natural, y concentrar todo el esfuerzo en el cambio en las disposiciones conductuales de las personas y generar condiciones que los conduzcan a actuar en pro del ambiente. Hace falta trabajar para lograr que los residentes del sector comprendan el impacto de sus conductas sobre el entorno y relacionen el estado físico del mismo con la salud, e incentivarlos a reflexionar sobre sus propias actitudes. Esto puede hacerse a través de campañas informativas y formativas en programas de educación ambiental ejecutados por miembros de sistemas educativos u otros actores reconocidos por la comunidad. Es recomendable involucrar a aquellas informantes que han manifestado estar motivadas por el trabajo comunitario. Cualquier programa requerirá de elementos motivadores y de reforzamiento programados

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para ser administrados con regularidad a fin de mantener los esfuerzos en el tiempo hasta tanto se internalicen cambios en comportamiento. En este sentido se recomienda trabajar con un sistema de información que, sustentado en los conceptos de premio y castigo, señale que los impactos que en salud y seguridad ambiental se obtienen, vienen dados no solo de inmediato sino en especial a mediano y largo plazo. Es necesario sensibilizar al individuo de tal manera que internalice que su responsabilidad en el cuidado y mantenimiento del barrio es parte de la solución del problema de basura y el resultado de su aporte individual. Se debe trabajar en el desarrollo de comportamientos ecológicos relativamente fáciles y poco comprometedores, hasta alcanzar los que requieran mayor esfuerzo y compromiso, con los distintos actores de la comunidad (empresa recolectora, organizaciones gubernamentales, asociación de vecinos, líderes del barrio, etc.). Es importante señalar que la limpieza y mantenimiento del barrio tienen un carácter preventivo en cuanto a la generación de enfermedades, aspectos estéticos, naturales y sociales; sin embargo, no debe señalarse como lo único que está al alcance de la comunidad para contrarrestar el problema de la basura, y se debe destacar y trabajar sobre el papel que tienen que desempeñar los vecinos del barrio en la gestión ambiental. Sería necesario informar sobre el alcance de la responsabilidad de la empresa y de la comunidad, a fin de mejorar la interacción. Para ello sería conveniente proveer información específica sobre las actividades de recolección diaria, limpieza de contenedores, barrido de calles y veredas, así como organizar visitas guiadas a la planta para mostrar a los residentes del barrio el manejo y la disposición final de la basura. Una manera de informar y a la vez sensibilizar a los residentes pudiera ser la integración de estrategias de observación participativa, donde los propios residentes del sector registran las labores de la empresa, para contrastarlo directamente con esas creencias de que la empresa o su labor no está presente todos los días en el sector. Se puede incentivar la aplicación de prácticas orientadas hacia la minimización de desechos y su máximo aprovechamiento: reducir, reutilizar, reciclar, tanto a nivel de la población general como de las comunidades escolares. De hecho, una forma de enfrentar el problema sería el disminuir el volumen de basura que llega a los contenedores y esto pudiera hacerse con programas de venta de material de reciclaje voluminoso (plástico y vidrio), lo que daría incentivo económico. Para ello es de ayuda el

mostrar información y experiencias previas que conecten conductas ecológicamente responsables con consecuencias económicas positivas, lo que puede hacerse a través de las escuelas o grupos de la comunidad. Reforzar la educación ambiental como clave para renovar los valores y producir cambios de conducta en la población del barrio pareciera una acción urgente, en especial con contenidos más específicos en lo que se refiere a tipos de efectos de la basura y tiempos relacionados a estos efectos, así como influir para que sus actuaciones se manifiesten de manera continua, con permanencia a lo largo del tiempo. Para ello la escuela puede ser importante, y a través de ella llegar al hogar y a la comunidad. Prácticas como juegos y talleres de actuación pueden tener un significativo papel en la sensibilización de los niños. Los educadores, a través de metodologías motivadoras, pueden incentivar valores y crear buenos y sanos hábitos de conducta, convirtiéndolos en entes multiplicadores de la información. De igual manera las distintas organizaciones del barrio tienen una tarea fundamental en la educación no formal, para emplear prácticas participativas, vivenciales y cotidianas que incorporen en lo posible a la comunidad en el tema de la educación ambiental y la importancia del desarrollo sustentable. Se requiere proveer información que presente al público personas o grupos que realizan conductas ecológicamente correctas, proponiéndolos como modelos a seguir, y fomente el reconocimiento de lo que se percibe como basura no es malo ni da vergüenza, y puede beneficiar a otros, como el que trabaja y gana el sustento recogiendo basura. Si la persona que observamos es significativa para nosotros, la conducta en cuestión se potencia. En este caso imitar al modelo es reforzante, ya que el sentimiento de identificación es gratificante. Todo esto ayudará a romper la fantasía de que la basura se desintegra al sacarla del hogar. Es preciso considerar los trabajos comunitarios como un elemento fundamental para la construcción de una nueva cultura participativa, y deberá entenderse como un proceso dinámico en el que deberán converger elementos como la concertación, la multiplicidad e interacción de actores, voceros, y la creatividad. Modificar comportamientos y actitudes es una labor difícil y con resultados a largo plazo, razón adicional para que sea emprendida desde varios frentes a la vez, de manera tal que cada estrategia ayude a apuntalar o reforzar los resultados de las otras. Autores como Rampsey y Anderson (1974) han sugerido que para lograr una conducta ecológicamente responsable y viable por parte de un más amplio rango de personas, la información transmitida no solo debe vincular cada conducta

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con sus consecuencias directas en el ambiente, sino también con consecuencias en otras áreas importantes como la economía. Por ejemplo, mostrar como el Estado en vez de invertir en operativos especiales de limpieza de barrancos y quebradas pudiera invertir en mejoras de la infraestructura, o que los individuos en vez de invertir en medicamentos, por haberse enfermado como resultado de la basura del entorno, invirtiera en mejorar su calidad de vida saliendo, por ejemplo, de vacaciones. Resulta indispensable lograr un cambio en la manera de relacionarse el individuo con su entorno, con el objeto de que cada persona asuma que colocar la basura en el contenedor y mantener limpio el barrio es su responsabilidad, y que mejorar el manejo de la basura y reducir los daños al ambiente forma parte de sus deberes, sin considerar estas acciones como una colaboración, sino como una responsabilidad de todos. REFERENCIAS Ajzen I, Fishbein M (1980) Understanding Attitudes and Predicting Social Bahavior. Prentice-Hall. Englewood Cliffs, NJ, EEUU. 278 pp. Andrade M, Betancourt N (1989) Efectos de un Programa de Educación Ambiental en Santa Rosa

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BEHAVIORS AND ATTITUDES ASSOCIATED TO GARBAGE DISPOSITION IN NON PLANNED URBAN AREAS Erkis Brito and Carlota Pasquali SUMMARY This research presents the study of environmental behaviors and the present situation regarding garbage in an urban district of the city of Caracas, Venezuela, with the objective to support recommendations directed to maintained behavior changes, related to the handling and disposition of garbage. Through site observations and interviews to 25 women resident of the district, we obtained results that demonstrate a partially congruent behavior with beliefs, values and information they handle and express; it was demonstrated that a majority dispose garbage in

unsuitable sites and declare to throw it through their home windows, to feed street animals. In general, their attitudes are not translated in concrete actions, showing most of the times an erroneous and fragmented perspective of the environmental problem, an extremely individualistic vision with participation styles that delegate and transfer «other people», the garbage collection company or to the State, the weight of the responsibilities regarding the environmental action.

COMPORTAMENTOS E ATITUDES ASSOCIADOS À DISPOSIÇÃO DO LIXO EM ÁREAS URBANAS NÃO PLANIFICADAS Erkis Brito e Carlota Pasquali RESUMO Estudaram-se os comportamentos ambientais e se diagnosticou a situação atual em relação ao lixo em uma favela da cidade de Caracas, Venezuela, com o objetivo de fundamentar recomendações dirigidas a mudanças sustentadas de conduta, relacionadas com o manejo e disposição dos detritos. Através de observações no local e entrevistas a 25 mulheres residentes da favela, se obtiveram resultados que demonstram um comportamento parcialmente congruente com as crenças, valores e informação de que dispõem e expressam; se evidenciou que uma

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maioria coloca o lixo em lugares inapropriados e manifestam jogá-lo pelas janelas de suas casas para alimentar animais de rua. Em geral, suas atitudes não se traduzem em ações concretas, mantendo-se a maioria das vezes uma perspectiva errônea e fragmentada do ambiental, uma visão extremadamente individualista com estilos de participação que delegam e transladam a «outras pessoas», a empresa que recolhe o lixo ou ao Estado, o peso das responsabilidades na ação ambiental.

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