Comunión y conducta cristianas

114 Lección Para el 31 de diciembre de 2005 Comunión y conducta cristianas ✲ Sábado 24 de diciembre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 11
Author:  Ramona Rivas Ponce

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114

Lección

Para el 31 de diciembre de 2005

Comunión y conducta cristianas

✲ Sábado

24 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 119:9, 11; Marcos 13:33; Efesios 6:17-24; 2 Timoteo 3:15-17; 1 Pedro 5:8.

PARA MEMORIZAR: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efe. 6:18). COMUNIÓN Y CONDUCTA. Todo lo que el apóstol ha dicho hasta aquí en la epístola –desde el origen de nuestra vida hasta el misterio de la Cruz, que estableció una familia unida; desde el gozo de la salvación hasta la responsabilidad del vivir cristiano; desde la creación de una humanidad nueva hasta la realidad de la contienda espiritual–, todo tiene su fundamento en la Palabra de Dios. Sin la Palabra de Dios, inspirada y revelada mediante su Espíritu, no podríamos tener conocimiento alguno respecto de su voluntad y de sus propósitos para con nosotros. Por medio de su Palabra, él nos habla directamente. Y, aunque Dios nos habla, nosotros tenemos que comunicarnos con Dios. La vida cristiana requiere tanto el escuchar lo que Dios enseña en su Palabra como hablarle mediante la oración. La Palabra y la oración proporcionan el poder suficiente para resistir al maligno y mantenernos en el sendero escogido por Dios. Esta semana, entre otras cosas, consideraremos lo que Pablo nos dice acerca del lugar y el poder de la Palabra de Dios. UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Cuál es el lugar que ocupa la Biblia en la vida cristiana? ¿Qué papel desempeña en la batalla contra el pecado? ¿Por qué los cristianos tienen que mantenerse vigilantes? ¿Qué lugar debe tener la oración en nuestra batalla contra el diablo? 96

LECCIÓN 14

✲ Domingo

25 de diciembre

LA PALABRA Y EL ESPÍRITU. Tomad “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efe. 6:17). Aunque Pablo menciona la Palabra de Dios como la última de las seis piezas que constituyen la armadura del cristiano, no es su intención que sea la menor en importancia. La Palabra es básica para la vida cristiana. Sin ella, no podremos conocer quién es Dios, quiénes somos nosotros, cómo llegamos a existir, qué está mal en nosotros, cómo somos salvos del pecado, los hechos de Dios por medio de Cristo, o cuál es nuestro destino último. La historia da testimonio de que, cuando se descuida la Biblia aun por un mínimo período, una oscuridad de magnitud pasmosa nos cubre. Esto es cierto tanto en las vidas individuales como también en la iglesia como cuerpo organizado. Por lo tanto, no es por casualidad que Pablo le reconociera una importancia crucial a la Palabra de Dios en las batallas espirituales de la vida. La Palabra de Dios es llamada la espada del Espíritu. ¿Cuál es la conexión entre el Espíritu y la Biblia? Resume las respuestas que dan los siguientes versículos: 2 Ped. 1:21 _________________________________________________________ __________________________________________________________________ Juan 14:26 ________________________________________________________ __________________________________________________________________ 1 Cor. 2:10 _________________________________________________________ __________________________________________________________________ La revelación de Dios nos llega de diversas maneras (Heb. 1:1-3). Las maravillas de los cielos, las bellezas de la naturaleza y el prodigio de la vida, todos dan testimonio del Dios Creador (Sal. 33:6-9). Pero la revelación de Dios por medio de su Hijo Jesús y su Palabra Escrita es singular: el primero posibilitó y ejecutó la salvación de nuestros pecados, y la segunda da testimonio del acto salvador de Jesús (Juan 1:1-3, 14; 5:39; 17:17; Rom. 15:4). De este modo, la Biblia “te puede hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Tim. 3:15). Nota lo que dice Pablo acerca de la importancia de las Escrituras en la vida cristiana: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). ¿Cuáles son las fuerzas, en tu cultura, que tienen el efecto (intencional o no) de debilitar tu confianza en la Biblia como la Palabra de Dios? Después de identificar estas fuerzas, pregúntate: ¿Qué puedo hacer para protegerme y proteger a otros contra ellas? LECCIÓN 14

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✲ Lunes

26 de diciembre

LA ESPADA Y LA BATALLA. En Mateo 4:1 al 11, Jesús nos dio un ejemplo de cómo podemos apoyarnos en la Palabra de Dios en nuestra contienda con Satanás. Su experiencia en el desierto nos enseña dos lecciones importantes: en primer lugar, la guerra espiritual es real, y ninguno de los hijos de Dios puede escapar a su realidad o a la impetuosidad de Satanás. Satanás no ataca a los suyos. Cuanto más cerca estemos de Dios, tanto más tratará Satanás de ganarnos para su lado (Job 1, 2). Segundo, no es suficiente conocer la Palabra; debemos conocer al Autor de la Palabra y confiar en sus promesas. Satanás trató de usar la Palabra para arrojar dudas sobre las promesas y los propósitos de Dios, pero Jesús confió en la Palabra y siguió el camino de Dios. “Jesús hizo frente a Satanás con las palabras de la Escritura. ‘Escrito está’, dijo. En toda tentación, el arma de su lucha era la Palabra de Dios. Satanás exigía de Cristo un milagro como señal de su divinidad. Pero aquello que es mayor que todos los milagros, una firme confianza en un ‘así dice Jehová’, era una señal que no podía ser controvertida. Mientras Cristo se mantuviera en esa posición, el tentador no podría obtener ventaja alguna” (DTG 95). Nota, en los versículos que siguen, cómo la Palabra de Dios nos equipa para vencer los ataques de Satanás: Deut. 8:3; Mat. 4:4 _________________________________________________ __________________________________________________________________ Heb. 4:12 __________________________________________________________ __________________________________________________________________ 2 Ped. 1:4 __________________________________________________________ __________________________________________________________________ Sal. 119:9, 11 ______________________________________________________ __________________________________________________________________ El Espíritu Santo, por cuyo medio obtuvimos la experiencia del nuevo nacimiento (Juan 3:3-8), es el sello y la garantía de esa experiencia (Efe. 1:13, 14). Él mora en nosotros (Rom. 8:9, 11, 14; 2 Cor. 1:22), transforma nuestra mente (Rom. 12:1, 2) y nos guía en la comprensión de las Escrituras (Efe. 1:17-23; Juan 16:13). Es el mismo Espíritu que inspiró la Palabra de Dios, y su poder, residiendo en nosotros, nos capacita para tomar la Palabra como una espada y rechazar los ataques de Satanás. El soldado cristiano debe usar esa Palabra, “viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos” (Heb. 4:12), para penetrar, para discriminar el bien del mal, y distinguir entre la voz de Dios y los susurros del diablo. Eso es lo que hace de la Palabra un arma infalible tanto para la defensa como para el ataque. “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). Ése es el testimonio del salmista; ésa fue la experiencia de Jesús. ¿Cuál ha sido tu propia experiencia con el poder de la Palabra, para vencer los ataques de Satanás? 98

LECCIÓN 14

✲ Martes

27 de diciembre

LA ORACIÓN Y LA GUERRA DEL CRISTIANO. “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efe. 6:18). En su libro El progreso del Peregrino, Juan Bunyan describe una emocionante escena en la que Cristiano se encuentra con Apolión en el gran Valle de Humillación. Apolión, símbolo de las fuerzas satánicas que quieren aplastar a los santos en su marcha hacia el Reino de Dios, ataca a Cristiano con toda arma disponible. Armado con la espada del Espíritu, Cristiano lucha valientemente. En medio del mortal combate, Cristiano pierde su espada. Apolión se alegra de que la suerte de Cristiano está sellada, pero Cristiano se vuelve a otra arma ya probada, llamada Toda-oración, y la batalla sigue. Cristiano, usando con toda habilidad esta arma, derrota al enemigo y lanza un fuerte grito de victoria. Lee Efesios 6:18. Aunque los inste vehementemente a orar, Pablo da a los efesios otra amonestación, directamente vinculada con la oración. ¿Cuál es ésta, y por qué es tan importante? (Ver también Mar. 13:33; 1 Cor. 16:13; Col. 4:2; 1 Ped. 5:8.) __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ Aunque Pablo no incluye la oración como parte de la armadura del cristiano, el apóstol reconoce que es indispensable para la vida y la victoria cristianas. “Orando en todo tiempo [...] velando en ello con toda perseverancia”, aconsejó Pablo (Efe. 6:18). La oración no sólo es un fundamento esencial en la vida diaria del cristiano; también tiene una dimensión escatológica. Es decir, la oración suministra no sólo la fortaleza para el hoy, sino también la esperanza para las pruebas venideras del tiempo del fin. Una vida protegida por la armadura de Dios –la verdad, la justicia, la paz, la fe, la salvación y la Palabra– y vinculada con Dios en oración sólo puede salir victoriosa sobre el maligno. Tal vez, la ilustración más grandiosa de la oración como un medio de obtener victorias es la vida de oración de nuestro Señor. Cuarenta días de ayuno y oración, combinados con su conocimiento de la Palabra de Dios y su confianza en ella, lo preparó para derrotar al diablo en la tentación en el desierto (Mat. 4:1-11). La oración en el Getsemaní, en la que derramó su alma en agonía para obedecer la voluntad de Dios, lo preparó para la batalla final en la cruz (Mat. 26:36-46). Haz una lista de algunas de las cosas que la oración hace en tu favor. Haz una lista de las cosas que la oración no hace en tu favor. Prepárate para analizar tus listas con la clase. LECCIÓN 14

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✲ Miércoles

28 de diciembre

LA ORACIÓN Y LA VICTORIA CRISTIANA (Efe. 6:18-20). En los sistemas religiosos no bíblicos, la oración es la búsqueda humana de Dios, una búsqueda de lo desconocido. En la Biblia, la oración es nuestra respuesta a la Palabra de Dios. Él ha hablado. Él ha prometido. “Pedid”, dijo (Mat. 7:7; Luc. 11:9). Nosotros respondemos a su orden. De este modo, para el cristiano la oración no es la primera palabra; es la segunda. La primera palabra es siempre la de Dios. Afirmados en la promesa de Dios, debemos orar. Escuchar su Palabra y buscarlo en oración hace que la comunicación con Dios sea completa. La oración, a menudo, está asociada con lo personal: nuestras necesidades, nuestros hijos, nuestras familias. Cuanto más cercana esté una persona a nuestro corazón, tanto más a menudo pensaremos en esa persona en nuestras oraciones. Eso es natural, y no hay nada de malo en ello. Pero está mal cuando la oración se limita sólo a ese círculo íntimo y no trasciende para incluir al vecino, a la comunidad, a la iglesia y, por sobre todo, el apresuramiento del Reino de Dios. Orar en favor de otros no es ser magnánimo sino, más bien, reconocer que la familia de Dios abarca más de lo que la naturaleza humana nos haría creer. Lee Efesios 6:18 al 20. En las líneas que siguen, escribe unas breves notas acerca de la oración: acerca de cómo orar, sobre qué orar, cuándo orar, de todo lo que puedas aprender de estos versículos acerca de la oración: __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ Considera, además, la nota personal que incluye Pablo en medio de sus palabras a los efesios. Les pide que oren por él. Pero ¿qué les pide? ¿Que sea liberado de la prisión? ¿Que tenga mayor comodidad personal, como mejor comida? ¡No! De hecho, es un pedido generoso: les pide que oren para que él pueda ser un fiel testigo de Cristo y que pueda hablar “con denuedo” (vers. 20). ¡Qué vislumbre sutil y, no obstante, elocuente del pensamiento de alguien que está muerto al yo! Para “orar sin cesar” (1 Tes. 5:17) se requiere que ordenemos nuestras vidas de acuerdo con las prioridades de Dios, de modo que en cualquier lugar y tiempo estemos en sintonía con la voluntad de Dios y sus propósitos, y nuestra vida misma llegue a ser una oración, un testimonio. ¿Cuán alta está la oración en nuestras prioridades? ¿Qué cambios necesitas hacer para poner tu vida en orden a fin de que la oración tenga la prioridad que debe tener?

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LECCIÓN 14

✲ Jueves

29 de diciembre

EL CARÁCTER CRISTIANO (Efe. 6:21-23). Pablo concluye la Epístola como la comenzó: con un saludo amable en el nombre de Jesús. Aunque nos damos cuenta de que no hay ningún otro nombre debajo del cielo por el cual podamos ser salvos fuera del nombre de Jesús, es imperativo que comprendamos que no hay otro nombre por el que podamos definir nuestra relación con Dios y con los demás, y establecer una comunidad de fe entre todos. La comunidad redimida es una comunidad en Cristo. Ese tema domina la Epístola, y con ese tema el apóstol concluye su gran himno en favor de la unidad. Los versículos finales de la epístola afirman tres rasgos maravillosos del carácter cristiano: Un compañerismo común. Con palabras tiernas, Pablo presenta a los efesios al mensajero que les lleva su mensaje: “Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor” (Efe. 6:21). Antes del encuentro con Jesús en el camino a Damasco, Pablo no podría haber dicho esas palabras acerca de Tíquico. Pero, en el Cristo crucificado, Pablo vio colapsar los muros de separación entre judíos y gentiles (Efe. 2:14- 18). Aceptó a Tíquico, un converso gentil, como a un hermano amado y un fiel ministro. En esa inclusión, vemos la gloria del compañerismo en común. Una preocupación común. La comunidad en Cristo cruza toda clase de fronteras, para afirmar una preocupación común. La iglesia apostólica tenía la costumbre de intercambiar saludos, compartir noticias y ayudar a las necesidades de otras congregaciones. En armonía con esta costumbre, Pablo informa a los efesios que Tíquico dará un informe oral acerca de las condiciones en Roma. Esas preocupaciones contribuían a adoctrinar una conciencia global entre las iglesias. Una herencia común. La herencia cristiana es una herencia imperecedera, y proviene “de Dios Padre y del Señor Jesucristo” a todos los que aman al Señor “con amor inalterable” (Efe. 6:23, 24). El discipulado cristiano demanda la permanencia de la relación entre los creyentes y el Señor. “Permaneced en mí, y yo en vosotros”, dijo Jesús (Juan 15:4). Aquéllos que tienen esa relación de amor imperecedera y permanente con el Señor son los que reciben la herencia de paz, amor, fe y gracia. Con estas grandes palabras, cada una de ellas una gema de la sala celestial del Trono de Dios, Pablo concluye su Epístola ¿Qué revela el hecho de que Pablo enviara a Tíquico a Éfeso, acerca del carácter del apóstol? ¿Qué nos dice acerca de lo que debería ser el carácter cristiano en general? (Ver también Mat. 4:23- 25; Gál. 6:2; Fil. 2:4; 1 Juan 3:16.) __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

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✲ Viernes

30 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: La importancia de la oración: “La oración es el aliento del alma, el canal de todas las bendiciones. Mientras [...] el alma arrepentida ofrece su oración, Dios ve sus luchas, considera sus conflictos y toma nota de su sinceridad. Aplica su dedo a su pulso y anota cada latido. No hay sentimiento que lo conmueva ni emoción que lo agite, ni pesar que lo ensombrezca, ni pecado que lo manche, ni pensamiento o propósito que lo impulse, que Dios no conozca. Esa alma ha sido adquirida a un precio infinito, y se la ama con una devoción inalterable” (MSV 83). Orad siempre: “Orad a menudo a vuestro Padre celestial. Cuanto más a menudo os dediquéis a la oración, tanto más cerca será llevada vuestra alma dentro de la sagrada proximidad de Dios. El Espíritu Santo intercederá en favor del que ora con sinceridad con gemidos que no pueden ser expresados con palabras, y el corazón será ablandado y subyugado por el amor de Dios. Las nubes y sombras que Satanás echa sobre el alma serán disipadas por los brillantes rayos del Sol de Justicia, y las cámaras de la mente y del corazón serán alumbradas por la luz del Cielo” (LC 91). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. Vuelve a la pregunta sobre la oración al final de la sección del martes. Comparen las listas. ¿Qué has aprendido de ellas? ¿Qué conceptos o expectativas falsos, si los hay, podrían tener algunas personas acerca de la oración? Por otro lado, ¿de qué maneras podríamos desestimar la eficacia y el poder de la oración? 2. Si somos salvados por gracia, ¿por qué el carácter cristiano es un aspecto tan importante de nuestra fe? ¿Por qué la Biblia enfatiza tanto la importancia del carácter? 3. Si tu clase escribiera una epístola, para enviarla a tu iglesia local, advirtiéndoles que velen, ¿qué frentes considerarían los más importantes para vigilar? Si escribieran una epístola para la Iglesia Adventista del Séptimo Día en todo el mundo, ¿qué escribirían?

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