CUENTOS CORTOS PARA NEUROPSICOEDUCAR EN VALORES

Monografía Formación en Neurosicoeducación Alumna: Leire Benito www.asociacioneducar.com Mail: [email protected] Facebook: www.facebook

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Monografía Formación en Neurosicoeducación Alumna: Leire Benito www.asociacioneducar.com Mail: [email protected] Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar

CUENTOS CORTOS PARA NEUROPSICOEDUCAR EN VALORES Este trabajo no tiene la pretensión de satisfacer a profesores ni tan siquiera a mi misma, sino que tal vez, un día dos personitas maravillosas que han nacido de una parte de mi cuerpo puedan leerlo, a vosotros, mis cachitos Alexandra y Nathan. Vosotros que estáis hechos de luz y amor, seres libres para que podáis escoger lo mejor, lo que verdaderamente este alineado con vuestro espíritu. Porque soy parte de eso que sois vosotros y vosotros parte de lo que yo soy. Siendo una unidad de un todo. Todo esta en nuestro interior. La neuropsicoeducación en realidad no ha formado parte de esta transformación pero si que me ha brindado la oportunidad de disponer de ciertas herramientas para poder compartirlas con todo el que desee atreverse a ser feliz. Cuando la información exterior o interior es registrada por nuestro cerebro pasa por un proceso de cribado donde en 125ms se obtiene una respuesta en base al asalto emocional, donde en ocasiones daremos respuestas no elegidas simplemente porque nuestro cerebro detecto alerta y peligro. Estas programaciones de riesgo son archivadas desde nuestro desarrollo fetal y acentuado a medida que nos desarollamos como personas. Si en nuestra infancia no ha habido seguridad y protección suficiente para nuestro desarrollo transpersonal posiblemente en edad adulto y preadulta tengamos respuestas exageradas o inadecuadas antes estímulos que min siquiera eran de peligro para nuestra supervivencia, pero devido al alto estrés y miedo registrado en nuestro organismo, reaccionamos de manera preventiva. Podemos sin embargo reeducar tales respuestas con una buena neuropsicoeducacion y neuropsicoentrenamiento. Por experiencia profesional y personal, son de gran ayuda aunque para el paso fundamental hacia la felicidad plena, matizaría que la herramienta mas potente sería la meditación con la que uno es capaz de observar sin juzgar los patrones aprendidos, abrazar con compasión y amor todo el daño y sufrimiento acarreado por ello y comenzar a dar pasos en ese sendero tan bello que es la vida.

La educación que la mayor parte de nosotros hemos recibido tiene como finalidad ser grandes profesionales aprendiendo del HACER-SER-TENER que nos desemboca en fruestración, lucha de la perfección e inseguridades; sin embargo y lo sabemos por experiencia, por tener más no somos más felices. Y aunque conocemos que la sensatez nos guía hacia el SER-HACER-TENER aun presentamos resistencia para ese cambio de paradigma. Siendo francos, es horriblemente dificil dejar y ver que tus hijos se den la torta..pero por eso mismo estamos donde estamos.. porque no nos permitieron equivocarnos lo suficiente porque no nos guiaron en los valores básicos y si en los que la sociedad reclamaba para que fuéramos perfectos. Pero no dejándonos caer en el fango ha hecho eso mismo, que no madurásemos y creciéramos como personas. Caer y sufrir es necesario para madurar y no por ello la vida se convierte em un infierno. Ahora construimos jaulitas de oro para que dispongan de todo tipo de herramientas y cuando la vida se manifiesta haciendo presente lo que vivir significa de verdad...nos damos cuenta adultos y niños ..que no sabemos que es vivir. Pero ocurre que el error es algo intrínseco al ser humano, que hay que equivocarse cada día, que eso es sano, que eso es VIDA. Hay veces en que no todo sale como se planeaba, hay días realmente torcidos. Son, en ocasiones, pequeños giros que llevan a lugares menos luminosos pero igual de valiosos. Situaciones que valorar porque entorno a lo que mueven se pueden extraer poderosos aprendizajes. Para ello la resultante de la fusión entre la neurociencia , la psicología y la educación da como producto la Neurosicoeducación donde se considera al sujeto como una unidad “Cuerpo, Cerebro y Mente” (U.C.C.M) en constante interacción con el medio ambiente . Estos elementos representan una unidad indivisible y sus partes se relacionan entre sí en todo momento y su bon funcionamiento es fundamental para que el sujeto siga aprendiendo por toda su vida. El proceso de aprendizaje pudo ser definido como un cambio de pensamiento y comportamiento que permite la supervivencia de los sujetos y su constante adaptación al medio. Educar en un ambiente amoroso, simple, limpio y que genere curiosidad es el lugar idóneo para aprender, por ellos enseñar valores mediante cuentos será el punto central de este trabajo. El los procesos de aprendizaje la primera etapa sería la inconsciencia no capacitada (el sujeto no sabe que no sabe), la segunda es la consciencia no capacitado (el sujeto se da cuenta de que no sabe algo), le sigue la búsqueda de conocimiento y después estaría la zona de aprendizaje teórica (donde el sujeto busca es conocimiento), la quinta etapa es la confusión e la última es la consciencia capacitada. Durante este proceso de aprendizaje para evitar el aburrimiento y la ansiedad (ambos los dos son reflejos de los niveles de dopamina en el cerebro del aprendiz: uno se refiere al exceso de dopamina y el otro a su defecto) se emplearán herramientas neuropsicoeducadoras que favorezcan su acompañamiento.

Con el aprendizaje vamos desarrollando neuroplasticidad y modelando las redes hebbianas (redes interneuronales). Este proceso posibilita que los nuevos conocimientos que se adquieren y que las experiencias que se viven remodelen el cerebro. Según la relación entre los principios de la neurociencia sobre cómo aprende y estrategias que se pueden crear en un ambiente en el aula el cerebro , se puede señalar que : Atención, memoria y emociones están interconectados en el proceso de aprendizaje. El cerebro se modifica en función de la experiencia vivida en as clases prácticas y el ejercicio que involucran activamente a los participantes potenciar las asociaciones entre las experiencias anteriores. El cerebro tiene plasticidad neuronal, y como tal puede aprender y adquirir nuevos aprendizajes a lo largo de la vida. Zonas diferentes de la corteza se activan de forma simultánea durante las nuevas experiencias de aprendizaje mediante la vinculación de nuevos conocimientos a situaciones anteriores es posible "anclar " la nueva información en el entendimiento anterior , mejorando de este modo el aprendizaje. La educación emocional es una de las claves fundamentales de la aprendizaje. Ayudarles a aprender valores y expresar sus emociones es el mejor regalo que podemos hacerles, así como permitirles ser seres libres, tal y como ellos son en esencia. A continuación cito las siete emociones básicas y sus efectos fisiológicos más característicos, según el ya referido autor Daniel Goleman: Ira: La sangre fluye a las manos, y así resulta más fácil tomar un arma o golpear un enemigo; el ritmo cardíaco se eleva, lo mismo que el nivel de adrenalina, lo que garantiza que se podrá cumplir cualquier acción vigorosa. Miedo: La sangre va a los músculos esqueléticos, en especial a los de las piernas, para facilitar la huida. El organismo se pone en un estado de alerta general y la atención se fija en la amenaza cercana. Felicidad: Aumenta la actividad de los centros cerebrales que inhiben los sentimientos negativos y pensamientos inquietantes. El organismo está mejor preparado para encarar cualquier tarea, con buena disposición y estado de descanso general. Amor: Se trata del opuesto fisiológico al estado de "lucha o huye" que comparten la ira y el miedo. Las reacciones parasimpáticas generan un estado de calma y satisfacción que facilita la cooperación. Sorpresa: El levantar las cejas permite un mayor alcance visual y mayor iluminación en la retina, lo que ofrece más información ante un suceso inesperado. Disgusto: La expresión facial de disgusto es igual en todo el mundo (el labio superior torcido y la nariz fruncida) y se trataría de un intento primordial por bloquear las fosas nasales para evitar un olor nocivo o escupir un alimento perjudicial.

Tristeza: El descenso de energía tiene como objeto contribuir a adaptarse a una pérdida significativa (resignación).

Tres cerebros en uno Ya en la década de los 70, MacLean, en un intento por explicar los fenómenos emocionales y sus mecanismos cerebrales asociados, desarrolló el concepto de sistema límbico y propuso un esquema de estructuración cerebral que contemplase los distintos niveles de complejidad que poseen estos procesos: es la conocida como hipótesis del cerebro triple (MacLean, 1970). Dicha hipótesis, de carácter evolucionista, se basa en la idea de que el cerebro de los mamíferos superiores actuales (entre los que nos encontramos los humanos) ha experimentado una serie de cambios progresivos en los que se han ido englobando las configuraciones cerebrales específicas de los antepasados comunes desde los que se presupone fueron evolucionando. En condiciones normales estos tres cerebros trabajan conjuntamente (y junto al resto del organismo) para generar un único comportamiento integrado que posibilite la mayor adaptación posible a las circunstancias ambientales. No obstante, en situaciones críticas para la superviviencia, los sistemas primigenios pueden “raptar” los recursos cerebrales del resto de sistemas en pro de la homeostasis del organismo.

1. Cerebro reptil (protorreptiliano u homeostático) -Comprendería el tronco cerebral, por lo que se trataría principalmente de un cerebro homeostático e instintivo que regula funciones básicas para la supervivencia del organismo. -Su funcionamiento sería autónomo y estereotipado, conllevando pautas de comportamiento reflejas e inflexibles. 2. Cerebro paleomamífero (emocional o límbico) -Este cerebro comprendería el conjunto de estructuras que conocemos como sistema límbico que sustentan la mayoría de los fenómenos emocionales. -La principal función de esta estructura, según Rains (Rains, 2004), sería la integración de la experiencia actual y reciente con los instintos básicos activados por el cerebro reptil. De esta manera, se obtendría un mecanismo de supervivencia menos autónomo que, aunque seguiría siendo automático, sería activado por estímulos ambientales, liberando al organismo de la expresión estereotipada de los instintos y dotándolo de mayor capacidad de interacción con su medio.

3. Cerebro neomamífero (neocortical o racional) -Comprendería las diferentes áreas neocorticales filogenéticamente más recientes. Estas estructuras serían capaces de regular emociones específicas creadas a partir de las percepciones e interpretaciones del ambiente en función de los objetivos del propio

organismo. -Una de sus funciones, por tanto, sería la regulación de respuestas emocionales, lo que propiciaría un comportamiento mucho más flexible, basado en interpretaciones complejas y en el uso de capacidades de planificación a largo plazo, y que implicaría la capacidad de responder de manera no contingente a determinados estímulos para resolver de forma adecuada problemas complejos (principalmente surgidos en contextos sociales). ¿Se puede hablar de un cerebro emocional? Tradicionalmente se ha asociado el conjunto de estructuras que conforman el sistema límbico con el sustrato cerebral que posibilita la experimentación de los diferentes fenómenos emocionales, por lo que a dicho sistema se le ha llegado a denominar el cerebro emocional. El primero en describir este sistema cerebral fue Paul Broca, quien, en 1878, lo denominó “Lóbulo Límbico”, comprendiendo las estructuras del giro cingulado, giro subcalloso, giro parahipocámpico y la formación del hipocampo. Más adelante, James Papez (1937), basándose en la experiencia clínica, propuso su conocido circuito neuronal con el que intentaba explicar cómo interactúan procesos subcorticales (principalmente hipotalámicos, que mediarían las respuestas autónomas y conductuales simples; vía del sentimiento) y corticales (principalmente cingulados, que mediarían la experiencia emocional consciente y las acciones complejas basadas en emociones; vía del pensamiento) para producir respuestas y experiencias emocionales coordinadas. Además, Papez hipotetizó que este circuito poseía una elevada reverberación de la información entrante, característica que se encontraría en la base de los extensos periodos de activación autónoma y mental que las emociones pueden provocar (Papez, 1937). No obstante, como se apuntó anteriormente, el autor al que se le atribuye el acuñamiento del término “Sistema Límbico” es Paul MacLean (1952), quien describe un conjunto formado por estructuras corticales (de la zona medial) y subcorticales que se encuentran en el limbo o frontera entre telencéfalo y diencéfalo, relacionadas fundamentalmente con la expresión, regulación y control de las emociones. Veamos de manera esquemática algunas de las funciones vinculadas a las reacciones emocionales que cumplen las estructuras principales de este sistema limbico: Núcleo amigdalino: regulación de la conducta emocional innata y base de las respuestas y aprendizajes emocionales. Especialmente vinculado a las experiencias generadoras de miedo y a conductas agresivas. Hipotálamo (cuerpos mamilares): principal conexión con el sistema nervioso autónomo y endocrino vía hipófisis y centros troncoencefálicos. Rector de las expresiones motoras emocionales básicas. Hipocampo: principal estructura asociada al aprendizaje y memoria espaciotemporal, cumpliendo un papel fundamental, como veremos más adelante, en el condicionamiento contextual. Área septal: vinculada al reforzamiento de conductas de supervivencia. Motivación sexual, cuidado de la prole, etc.

Núcleo anterior del Tálamo: principal distribuidor de la información derivada de los estímulos emocionales hacia la corteza ventromedial prefrontal (radiaciones talamocorticales) y hacia estructuras subcorticales como el hipocampo y la amígdala. Circunvolución cingulada: se propone como una de las zonas donde se realiza la integración de la información emocional con la cognoscitiva. El cíngulo anterior se relaciona con el control o dirección de la atención, con las conductas de anticipación, la monitorización de acciones que median reforzadores negativos y con la modulación de estados cognitivos y afectivos.

CUENTOS PARA LA VIDA CUENTO DE UNA MADRE PREOCUPADA Lucia estaba en la playa con su mamá... Mami ¿ puedo jugar en la arena? ―No hija, luego será trabajo sacudir toda la arena y no quiero que te manches. ¿Puedo bañarme en el mar? ―No! no tienes bañador! y podría pasarte algo si no te defiendes bien en el agua! ¿Puedo jugar con los otros niños? ―pero con mucho cuidado, que yo te vea todo e rato y muy cerca de mi. La pequeña fue a jugar pero estaba todo el rato preocupada de satisfacer a su madre... al rato la madre angustiada le dijo, .. ya es suficiente.. ahora juegas aquí a mi lado o vamos a casa. La niña se echó a llorar... ¿Hija, porqué lloras? ¿Quieres que me preocupe?

CUENTO DE LA IMPERMANCENCIA Ania era una dulce niña que cuidaba como oro en paño algunos de sus preciados juguetes, tanto que apenas jugaba con ellos. Sus padres le habían enseñado lo que costaba ganar las cosas y una vez las tenias había que cuidarlas muy muy bien. Un día vino a su casa su mejor amiga y sin querer rompió su juguete favorito... Su amiga se disculpó y le dijo bueno, pues ahora tendremos que jugar con otra cosa. Ania se sintió enfadada y frustrada por no saber como decirle el daño que le había hecho su amiga. Por suerte la mama de Ania, en ese momento pudo observar y comprender que tanto esfuerzo por preservar y guardar cosas debido a sus miedos a la perdida, había hecho que su preciosa hija no disfrutase tan siquiera de un simple juego.

CUENTO ZEN DEL VALOR DE LAS COSAS "Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?" El maestro, sin mirarlo, le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar. -E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. -Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación. -Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo. -Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo. -¡¿58 monedas?!-exclamó el joven. -Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente... El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

CUENTO DE LA MARIPOSA El gran maestro taoísta Chuang Tzu, una vez soñó que era una mariposa que revoloteaba por todas partes. En el sueño no tenía conciencia de su individualidad como persona. Era sólo una mariposa. De repente despertó, y se encontró tendido allí siendo una persona de nuevo. Pero al instante se preguntó, "¿Hace poco era un hombre que soñó que era una mariposa, o ahora soy una mariposa que sueña que es un hombre?".

CUENTO DEL CAMINO DEL CIELO Y DEL INFIERNO Un guerrero de fama y fuerte crácter luego de recorrer un largo camino se dirige a una escarpada montaña, lugar de habitación de un solitario y sabio maestro del budismo (probablemente un sacerdote) Cuando llega a la morada del sabio luego de una agotadora jornada saluda respetuosamente al monje, el cual guarda silencio sin moverse de su posición. Luego le dice: He venido hasta aquí desde muy lejos para saber de un sabio como Usted ¿cuál es el camino hacia el cielo y el infierno?. El monje impasible mantuvo el silencio sin mirarlo siquiera. El guerrero algo irritado le increpa diciendo: ¡He subido esta escarpada montaña, he recorrido un largo camino en busca de sabiduría y quiero que me responda ¿cuál es el camino entre el cielo y el infierno?!. El monje no mostró siquiera un cambio de actitud, como si fuera una escultura. El guerrero reaccionó sulfurado e iracundo diciendo: ¡¡ He hecho un gran esfuerzo por estar aquí, no permitiré que me faltes así el respeto!! y levantó su espada con la cierta intención de darle muerte. En ese momento el monje levanta su mano indicando con su dedo índice al guerrero y exclama con voz firme: ¡Ese es el camino del infierno! Sorprendido y avergonzado el guerrero envaina lentamente espada. El monje con voz tranquila le dice: Ese es el camino del cielo. La Meditación nos proporciona un estado infinitamente silencioso, placentero, aquietado y lúcido. Al meditar se restablece contacto con la zona más íntima, profunda y sagrada de nuestro propio ser, el nivel del alma, un campo de energía e inteligencia total, misterioso y

sagrado, del que surgen todas las cosas en el universo. Es la experiencia más valiosa y profunda que un ser humano puede tener. Con frecuencia se tiene una experiencia de profunda felicidad y plenitud interior al meditar. El principal beneficio de esta meditación es que te impulsa a decidir qué actitudes y actividades merecen la pena de verdad. La vida humana es muy valiosa debido a las oportunidades que proporciona para nuestro crecimiento espiritual, para el desarrollo del amor, de la compasión, de la claridad y de la sabiduría, y finalmente, para el logro de la iluminación Todos y cada uno de nosotros tenemos ese potencial. La Meditación es una práctica de la conciencia clara, un entrenamiento sobre la conciencia, un trabajo de la atención, un viaje más allá de la mente. La Meditación es una herramienta de crecimiento personal sencilla, muy profunda, y fácil de aprender, por medio de la cual se aquieta, se sana y se armoniza el sistema mentecuerpo. La vida es corta. La muerte puede venir en cualquier momento y morir sin haber emprendido el único trabajo que da un beneficio duradero, ya sea para nosotros o para los demás, sería muy lamentable. La vida presente y todas sus experiencias son efímeras; aferrarse a algo en este mundo es como tratar de perseguir el arco iris. Si tenemos esto presente constantemente, no desperdiciaremos nuestro tiempo en afanes mundanos, sino que lo utilizaremos sabiamente, evitando lo negativo y, por tanto, la causa de la infelicidad, y cultivando lo positivo, y de este modo, la causa de la felicidad.

CUENTO EL SILENCIO DE TU VOZ - ¿Y tú cuando vas a hablar?.- Le preguntaba insistentemente su madre. Y la respuesta era la mirada intensa de unos ojos azules grandes, redondos, ansiosos de ver y de experimentar cosas. Sus labios inmóviles parecían querer captar palabras que volaban como mariposas que no querían posarse en ellos. Y esta pregunta se la hacía una y otra vez su madre cuando se quedaban solos y una mirada expresaba más que todas las palabras de un diccionario. Aprendió durante años a convivir con el silencio de su voz, a hablarle y no encontrar respuesta, a interpretar sus gestos, sus movimientos porque para ella tenían todo el significado del mundo.

Soñó durante mucho tiempo con un amanecer lleno de esperanzas que hiciera salir de su cabecita todas las palabras dormidas. Y confió mucho en que de verdad llegara ese día en el que venciera el miedo a ese silencio que durante tanto tiempo le había acompañado, fielmente como lo hace un buen amigo. Pasó el tiempo, casi seis años y surgieron las primeras palabras. Y salieron vestidas de fiesta, de colores, hermosas como quien estrena su libertad por primera vez. Pasó el tiempo y esas palabras que andaban solitarias por una cabecita desordenada fueron enriqueciéndose, uniéndose, relacionándose en un laberinto al que todavía había que

ordenar. Y su madre insistentemente se preguntaba el porqué de la dificultad del lenguaje en su hijo mientras soñaba con un amanecer que le diera esas respuestas que desde hacía tanto tiempo buscaba. cuento el colegio encantado Había una vez un pueblo que tenía dos colegios. Pero uno de ellos estaba cerrado. Se decía que en él vivían unos fantasmas que, por la noche, se dedicaban a hacer todo tipo de maldades y travesuras. La gente decía que se veían luces de colores y que se oían todo tipo de ruidos raros. Pero no se veía entrar o salir a nadie de allí. El otro colegio era un colegio normal, que estaba justo al lado del otro. En cuanto acababan las clases, los niños se iban corriendo de allí, no fuese que se les hiciera de noche o que los fantasmas del colegio encantado se levantaran antes de tiempo. Un día, un grupo de niños decidió que ya estaba bien de historias de fantasmas. Ana, Lucía, Jorge y Pablo, que así se llamaban, decidieron investigar aquello. Los Cuatro Aventureros, como llamaron a sí mismos, quedaron el viernes a la salida de clase. Iban preparados para pasar la noche escondidos. En su mochilas llevaban ropa de camuflaje, linternas, comida, agua, prismáticos, una cámara de vídeo y teléfonos móviles. Pablo llevaba además un bate de béisbol. - ¿Para qué quieres un bate de béisbol? -le preguntó Jorge-. Los fantasmas son de aire. - Bueno… eso ya lo veremos -dijo Pablo. Los niños se distribuyeron alrededor del colegio encantado, y se escondieron para observar si realmente no entraba nadie allí. Quedaron en estar comunicados a través de sus móviles. El tiempo pasaba, y allí no entraba nadie. Sin embargo, sí que empezaron a ver luces y a oír ruidos. Pero aquello de fantasmagórico no tenía nada. Lo que se oía era música de baile, risas y carcajadas. Los niños se reunieron. - Volvamos a casa -dijo Ana-. Tenemos que contarle esto a nuestros padres. - ¡Pero nos va a caer una buena! -dijo Lucía-. Les hemos dichos que estamos durmiendo unos en casa de otros. - Da igual, asumiremos el castigo -dijo Pablo. - Es cierto -dijo Jorge-. Tenemos que contárselo. Los chicos fueron todos juntos a casa de Ana, que era la que vivía más cerca, pero allí no había nadie. Luego fueron a casa de Lucía, donde estaba solo su hermana pero estaba dormida como un tronco. Y al llegar a casa de Jorge y Pablo de nuevo se encontraron con que allí no había nadie. - Qué cosa más extraña -dijo Pablo.

- Aquí hay gato encerrado -dijo Jorge. Los Cuatro Aventureros decidieron volver al colegio encantado a ver qué descubrían. Se quedaron dormidos pero cuando se hizo de día y se acabaron las luces y los ruidos, de allí no salió nadie más que ellos. Cuando llegaron a sus casas, sus padres estaban durmiendo. A ninguno les pareció extraño, ya que era habitual que lo hicieran puesto que era sábado y muy temprano. Entonces, a Ana se le ocurrió una idea, y acordó con el resto del grupo repetir la experiencia el viernes siguiente.

Cuando llegó el día, Ana les dijo: - Esta noche entraremos en el colegio encantado todos juntos, sin repartirnos. He traído más bates de béisbol, por si acaso. Cuando empezaron los ruidos, los Cuatro Aventureros entraron en el colegio encantado. Pero lo que encontraron allí no eran fantasmas, sino a todos los padres y abuelos del pueblo montando una gran fiesta. De modo que los niños decidieron salir de allí sin que les vieran. - Hemos resuelto el misterio -dijo Pablo. - Y será mejor que no digamos nada, no les vayamos a aguar la fiesta -dijo Lucía, riéndose a carcajadas. - Lo que todavía no sabemos es cómo han entrado ahí -dijo Ana. - Tendremos que quedar el próximo viernes para averiguarlo -dijo Jorge. Y todos volvieron a sus casas, felices por haber descubierto el misterio y satisfechos de ver cómo sus padres se divertían y disfrutaban como niños.

CUENTO DEL NIÑO QUE QUERIA SER BOMBERO Samuel quería ser bombero, como su padre, como su abuelo y como su tío. Lo deseaba con todas sus fuerzas. Samuel sabía todo lo que se podía saber sobre el fuego, los incendios, el funcionamiento de los camiones y el protocolo de rescate. Su padre se lo llevaba muchas veces a la estación de bomberos. Allí, todo el mundo apreciaba su ilusión y su coraje. Jamás nadie había visto nunca a un niñocon tanta ilusión por ser bombero. Porque Samuel no temía a nada y le daba igual que fuese en silla de ruedas. Un día, mientras Samuel jugaba en el interior de uno de los camiones, el que conducía su padre, hubo un aviso. Se había declarado un incendio en el centro comercial más

importante de la ciudad. Los bomberos subieron a toda prisa a los vehículos para responder al aviso cuanto antes. - ¡Papá, estoy aquí! -dijo Samuel cuando vio que todos los bomberos subían sin sacarlo primero. - No te preocupes hijo, no hay tiempo que perder -respondió su padre-. Te vienes con nosotros. - ¡Genial! -dijo el niño, muy contento. Aquel día, Samuel vio a su padre, a su abuelo, a su tío y a todos sus compañeros trabajar duro para sacar a la gente que aún había quedado atrapada en el edificio. Tras varias horas de intenso trabajo, los bomberos lograron apagar el fuego. De regreso a la estación, Samuel le dijo a su padre: - Papá, creo que yo nunca podré hacer esto, con mi silla de ruedas. - No estés triste hijo -respondió su padre-. Hay muchas otras cosas que podrás hacer. - Todavía no he visto un bombero en silla de ruedas, papá -dijo Samuel. - ¿No? -respondió su padre-. Entonces, tú serás el primero. - Pero no podré apagar fuegos, ni salvar a la gente -dijo el niño. - Podrás hacer otras cosas, hijo. - ¿Como cuáles? - Piensa en ello, a ver qué se te ocurre. Al día siguiente, Samuel se levantó muy contento, porque había tenido muchas ideas. Papá, ya sé lo que voy a hacer. ¡Voy a ser conductor de camión de bomberos! - ¿¡Qué?! -preguntó su padre, sin creer lo que oía. - Diseñaré el primer camión de bomberos que pueda conducir una persona como yo. ¿No hay coches que pueden conducirse sin pedales en los pies? ¡Yo diseñaré un camión así y lo conduciré. - ¡Fantástico, hijo! - Además, diseñaré un andamio ascensor para poder encargarme de abastecer el camión y tenerlo todo limpio, listo y preparado, que también servirá para lanzar agua con la manguera desde fuera. - Vaya, veo que lo tienes todo pensado -dijo su padre sonriendo. - Estoy en ello, papá. No puedo caminar, lo sé, pero hay otras muchas cosas que puedo hacer y mis piernas son solo una limitación, no un freno. Desde ese día Samuel lo tiene más claro que nunca: algún día será bombero.

CUENTO DEL AGUILA Y LOS 3 CONEJOS Había una vez un águila que llevaba varios días sin comer y que tenía mucha hambre. Tanta, que hasta había empezado a dolerle la cabeza. Apenas se movía de su nido para no malgastar las pocas energías que le quedaban cuando de repente vio algo: - ¿Qué es eso? Parece un... digo dos, no, no, ¡son tres conejos! Efectivamente, se trataba de una familia de tres conejitos que no hacía mucho que se habían mudado a aquel bosque. - ¿Qué les pasa? Parece que están discutiendo - dijo el águila tratando de agudizar el oído. Y así era: - ¡No me gusta esta madriguera! ¡La que teníamos antes era mucho más grande! - dijo enfadado el pequeño conejito. - Vamos hijo, ya te acostumbrarás. Esta no está tan mal - contestó con dulzura mamá coneja. - Hay que reconocer que esta madriguera es bastante pequeña… y que no hay mucha comida por aquí - añadió papá conejo mientras recibía una mirada de reprobación de mamá coneja. El águila siguió observándolos durante varios días. Todas las mañanas cuando salían de su madriguera a por comida comenzaban a discutir. Sin duda era el momento perfecto para que emprendiera el vuelo y los cazara por sorpresa. ¡Con el hambre que tenía le iban a sentar de rechupete! Así que el águila al día siguiente se acercó sigilosa a la madriguera de los conejos y se ocultó tras unas ramas antes de atacar. El pequeño conejito escuchó un ruido raro, pero mamá y papá conejo no hacían más que discutir. - Mamá, creo que he oído algo… - ¡Calla un momento hijo! - contestó enfadada su mamá. - Pero es importante… Papá es que… - Ya has oído a tu madre, ¡¿o no ves que estamos ocupados?! El pobre conejito se retiró a un lado sin decir nada más, dejando que sus padres continuaran discutiendo. Al rato volvió a escuchar otro ruido y vio perfectamente cómo lo que había detrás de las ramas era… ¡un águila! A pesar del miedo que le entró, consiguió mantener la calma y no ponerse a gritar como un loco porque sabía que si lo hacía el águila se abalanzaría sobre ellos. D

e modo que decidió trazar un plan. Le diría a su mamá al oído lo que estaba pasando y entraría raudo y veloz a la madriguera, su mamá avisaría a su papá y entraría ella rápidamente, y por último papá conejo entraría en la madriguera cerrando fuertemente la puerta para que no entrase el águila. No sería fácil, porque las águilas son unos animales muy rápidos, pero si lograban coordinarse y trabajar en equipo sin discutir su plan podía funcionar. Además no tenían ninguna una opción mejor… Así que el pequeño conejo así lo hizo y su plan funcionó a las mil maravillas. El águila se quedó con la puerta en las narices, o mejor dicho, en el pico, y los tres conejitos se convirtieron en una familia feliz que no perdía el tiempo discutiendo a todas horas.

CUENTO LUISA Y EL HADA DE LA COMPASION Había una vez una niña que se llamaba Luisa y que vivía cerca de un bosque al cual su mamá le tenía prohibido que se acercara porque era muy peligroso. Pero una tarde Luisa estaba montada en su bicicleta cuando de pronto un fuerte viento hizo volar su sombrero por los aires hasta perderse en el bosque. Ella bajó de la bicicleta y corrió detrás del sombrero desobedeciendo el mandato de su madre. Sabía que aquello podía ser peligroso, pero oyó una voz que le dijo que no tenía de que preocuparse puesto que su hada madrina estaba con ella para protegerla de los peligros del bosque y le ayudaría a encontrar su sombrero. Mientras la niña esperaba por el sombrero encontró por el suelo una fila de hormigas y se dedicó a molestarlas con un palito para entretenerse. El hada, que estaba viéndolo todo mientras volaba por el aire hacia Luisa llegó enfadada: Pero Luisa, ¿Cómo haces eso a las pobres hormigas? Ellas no te han hecho nada. Bueno hada, son hormigas... ¡qué mas da! ¡No da igual! Son seres vivos igual que tú así que por favor no lo vuelvas a hacer. Además de esto no vuelvas jamás a adentrarte en el bosque, es peligroso, y si no llegó a estar yo podría haberte pasado algo o podrías haberte perdido y hacer que tu mamá se preocupara mucho. ¿Mi madre? ¡Pero si ya sabía que me había ido con la bicicleta! El hada se dio cuenta de que Luisa era muy egoísta y que no mostraba ninguna compasión por que los demás lo pasarán mal por su culpa así que decidió darle un escarmiento. Bueno Luisa, recuerda lo que te he dicho. Aquí tienes tu sombrero y vuelve a casa lo antes posible. - dijo el hada - y despareció volando. Al minuto aparecieron por el camino del bosque un montón de hormigas gigantes. Cuando

Luisa las vio empezó a llorar con mucho miedo y a correr gritando al viento:

¡No me hagáis daño por favor! ¡No os quería molestar! Claro, ahora resulta que no querías molestarnos... – contestó muy seria una de las hormigas- Hace un momento no sentías compasión ninguna por nosotras y nos has estado molestando. Lo sé y os pido perdón, de verdad, me arrepiento mucho. Hada buena, por favor, te lo suplico, haz que no me hagan daño por favor, por favor… no volveré a hacerlo -suplicó Luisa para sí mismaDe inmediato las hormigas se hicieron diminutas y continuaron caminando por donde vinieron. El hada madrina volvió a aparecer de nuevo: - Bueno Luisa, espero que hayas aprendido la lección. Ahora pide perdón a tu madre por llegar tarde y haberle desobedecido. - Sí hada, así lo haré, puedes estar segura. Gracias por todo hadita – Luisa se puso su sombrero y se despidió.

CUENTO LA JUGUETERIA DE LA CALLE 7 En la calle Siete había un juguetería enorme llena de hermosos juguetes. A todos los niños les encantaba pararse delante de su escaparate a contemplar los peluches, los coches, los muñecos, los juegos de construcción, los disfraces y todo lo que allí había. Pero la juguetería de la calle Siete no era una juguetería normal. Su dueña era en realidad una bruja malvada que hechizaba los juguetes para que cuando los niños los mirasen a través del cristal, desearan tenerlos de inmediato. Por eso la juguetería de la calle Siete era la que única que vendía juguetes de toda la ciudad, y todas las demás tuvieron que acabar cerrando. Los niños tenían cada vez más y más juguetes, pero realmente no los deseaban, sino que estaban bajo el hechizo de la bruja y por eso siempre querían más. Los papás de toda la ciudad se estaban volviendo locos. Ya no sabían qué hacer. ¿Qué estaba pasando para que sus hijos quisieran tantas cosas desesperadamente? ¿Por qué siempre querían más? ¿Por qué jugaban con sus juguetes nuevos solo el primer día y luego volvían a pedir otro? Un día se reunieron todos los papás para intentar solucionar aquella extraña situación. Pero no era fácil. Unos querían tapar el escaparate de la juguetería de la calle Siete, otros querían cerrarle el negocio a la dueña y otros pretendían poner un mercadillo y vender los juguetes para poder seguir comprando nuevos juguetes a sus hijos. Al final, a alguien se le ocurrió la idea de ir a hablar con la dueña de la juguetería. Y así lo hicieron. Pero la dueña no soltó prenda. Sin embargo quienes fueron a hablar con ella se dieron cuenta de que había algo que ocultaba, pero como no podían colarse en la juguetería por la noche para investigar, porque era ilegal, decidieron quedarse observando desde la

calle para ver qué pasaba. Descubrieron que la dueña limpiaba todos los días el cristal del escaparate con un líquido verde que al evaporarse se quedaba transparente, y que a los niños, al tocar el cristal, les brillaban los ojos durante un segundo, durante el cual el mismo color verde del líquido aparecía en sus pupilas. - ¡La dueña es una farsante! - dijo uno de los padres que lo había visto todo.

Al día siguiente, la policía entró en la juguetería, lo registró todo de arriba a abajo y encontró a la bruja justo cuando preparaba su poción mágica para los cristales. Cuando se la llevaron a la cárcel, la juguetería se cerró. Los niños, al principio, estaban muy disgustados, pero poco a poco empezaron a valorar todos los juguetes que tenían en casa y a jugar con ellos. Durante años no volvió a abrirse una juguetería en la ciudad, así que los propios padres montaron un mercadillo de juguetes en los que los niños intercambiaban los juguetes que tenían para poder jugar con juguetes diferentes. Así, todos los niños aprendieron a ser más agradecidos y a valorar lo que tenían.

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