Cuentos maravillosos, los valores de una sociedad

Cuentos maravillosos, los valores de una sociedad Escrito por: Claudia Castaño Ilustraciones de Steve Serrano Los cuentos son tan remotos como el se

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Cuentos maravillosos, los valores de una sociedad

Escrito por: Claudia Castaño Ilustraciones de Steve Serrano Los cuentos son tan remotos como el ser humano mismo, emergen junto con la necesidad de comunicación, pues desde que empezaron a surgir las diferentes civilizaciones, se hizo necesario mantener viva la sabiduría, los hechos importantes e incluso interpretaciones a los sucesos que transcurrían y que no tenían explicación aparente. Se tienen indicios de que los primeros cuentos se crearon hace más de 4 mil años; uno de los cuentos más antiguos fue registrado en el antiguo Egipto, encontrado en un papiro que contaba la historia de dos hermanos. Se dice que de este cuento existen más de 700 versiones, y entre ellas una historia que nos cuentan desde muy pequeños, y que funciona como explicación de nuestra creación, lo que hoy conocemos como Adán y Eva. Pero sin lugar a dudas es la civilización griega y su mitología la que más aportes ofreció al enriquecimiento de los cuentos, pues fueron sus leyendas las que brindan las bases para los temas que encontraremos en los “cuentos maravillosos”. La historia de Teseo, que debe derrotar al minotauro, Perseo quien debe luchar con Medusa, incluso Hércules, todos y cada uno de estos héroes tenían algo en común: debían someterse a pruebas para ganar un reino, una princesa o el favor de algún Dios. Y es este el tema principal de los cuentos infantiles que conocemos, enlazar al valiente que compite con sujetos poderosos, pero que con su astucia y ayudado por algún ente mágico, logra convertirse en el héroe o rey de un pueblo.

La ambivalencia encontrada en muchos de los relatos, consigue que a través de los años, sean las personas quienes le den la categoría a los cuentos, pues son ellos quienes deciden qué es apto para un niño, y para un adulto. De esta manera, Jhon Rowe Townsend autor de Escritos para niños, explica que la literatura infantil nace a partir de dos puntos: el material dedicado a los niños que no eran cuentos, y los cuentos que no estaban pensados para los niños. De aquí por ejemplo, novelas como las de Dickens, cuentos como Alicia en el país de las maravillas, viaje al fondo del océano, el principito, Winnie the Pooh, por nombrar solo algunos, que se convirtieron ante los ojos de la sociedad en textos para niños, pero que al describir sus rasgos mantienen una posición imprecisa, ambivalente. Y es que los innumerables textos que surgían con narraciones fantásticas, increíblemente imaginativos y a veces hasta licenciosos, exhibían tal representación de un mundo cotidiano, que era casi imposible mantenerlos vetados para los niños, quienes de una u otra forma lograban adquirir versiones baratas de grandes textos que estimulaban su curiosidad y aunque no comprendieran el sentido completo de la obra, les daba un aire del mundo real. De aquí, se empiezan a tomar medidas para que la literatura que estuviera destinada exclusivamente para niños, tome un carácter moralizador, y surgen cuentos que además de divertir y entretener, dejen una enseñanza moral para que los niños aprendan valores y asimilen de forma más cautivante, las bases que los adultos consideren necesarias para mantenerse, sobrevivir, y entender la sociedad, lo que es bueno y lo que es malo, lo correcto y lo incorrecto. Otra forma más de ejercer control sobre los pequeños, quienes adquieren entonces una perspectiva de lo que se debe hacer o no hacer, sin conocer ver-

daderamente lo que puede ocurrir al aventurarse a explorar lugares o situaciones nuevas. Son narraciones que buscan siempre, armonizar los conflictos, que los buenos triunfen sobre los malos y su premio es “vivir feliz para siempre”. Para lograr este cometido, los cuentos infantiles tienen siempre unos estereotipos para reflejar características y aspectos que identifican a los entes que se deben rechazar o admirar. En la mayoría de los casos, estos personajes surgen en la edad media – época en la que surgen gran parte de los cuentos maravillosos que hoy conocemos- más específicamente de la clase campesino- feudal; es por esto que son muy comunes las figuras del niño pobre que intenta conquistar a la princesa, la niña que cuida de sus hermanos, los niños huérfanos, y todos ellos se convierten en héroes que ganan infinidad de recompensas debido a su bondad y temple. Pero ninguna historia tendría sentido si estos personajes no tuvieran obstáculos que los hicieran merecedores de tantos homenajes, un ideal en el cual el niño vea una necesidad de desafiarlo, humillarlo y sobreponerse a los antivalores que representa. Es así como la bruja, el ogro, los lobos, las madrastas se convierten en los oponentes por naturaleza de “los buenos”. Pues cada uno de ellos, representa situaciones que nadie quisiera afrontar. Sin decirnos mentiras, ¿cuántos de nosotros no pensamos de niños, en el terror que podía llegar a ser que uno de nuestros padres no estuviera? ¿Que llegara una persona extraña a ocupar su lugar? Era un panorama tan terrible, que las madrastras son una de las villanas más recurrentes en los cuentos clásicos, pues representan la destrucción de la vida familiar tradicional, y por ende de la seguridad que los niños encuentran en su hogar. Otros de los personajes “malos” por excelencia

son el ogro, por ser la violencia personificada, el lobo que simboliza todo lo malo que hay afuera de un lugar (recordemos caperucita o los tres cerditos), y la muy conocida y tal vez, la villana más villana de todas: la bruja. La bruja podía ser el ogro, el lobo y la madrastra, podía ser quien ella quisiera ser para engañar y pasar desapercibida, una vieja amargada que siempre tiene escoba, y en el más espeluznante de los casos come niños. Este personaje es el que, por excelencia, encarna todo lo que significa el mal, la superstición y la magia negra. La quimera de los cuentos, lo inmoral como explicación de la moral Muchos de los cuentos que nos acompañaron desde la infancia, son variaciones adaptadas para hacerlas aptas para los niños. Recordemos que en un inicio, los cuentos no fueron creados para la literatura netamente infantil, sino que fueron concebidos para mantener la historia de un pueblo y ejercer el control de la sociedad que lo compone. Es por esta única pero considerable razón que la mayoría de los cuentos que conocemos, tienen una versión más cruda, sádica y hasta cruel que pocos confiesan y que muchos ignoramos. Veamos, por ejemplo, cuentos como La pequeña vendedora de cerillas, donde una huérfana muere congelada en la noche de navidad, El soldadito de plomo, quien además de ser discriminado muere derretido en una chimenea, Rapunzel quien en su versión más antigua, muere al ser empujada por la bruja, quien celosa la derriba a una mata de espinos que le sacan los ojos. Y podemos seguir nombrando infinidad de cuentos, donde impredecible y hasta subliminalmente se encuentran perversiones y excesos que son inconcebibles en cuentos infantiles.

Por ejemplo, en el cuento de Piel de asno, es claro el actuar incestuoso del padre de la niña; Barba azul marca un precedente de asesinos en serie y porque no, de psicópatas; en Hansel y Gretel el canibalismo es tema central, y la Bella durmiente, de la cual existen versiones donde la necrofilia es plasmada. Aquí, algunos de los cuentos más conocidos en versiones más desconocidas:

La bella durmiente: En una de las versiones originales, la princesa no se despierta por el beso de un príncipe, sino por los golpes de sus gemelos recién nacidos. Resulta que mientras estaba inconsciente, un monarca la embaraza, y son sus hijos, al nacer, quienes la despiertan. Al final, la bella durmiente se casa con el rey que la violó y vivieron felices para siempre.

Caperucita Roja: El lobo, ya disfrazado de abuelita, invita a la niña a consumir carne y sangre, pertenecientes a la pobre anciana a la que acaba de descuartizar. Al final llega un cazador que pasaba por el campo y oyó gritar a Caperucita, entonces fue corriendo hacia la casa. Allí se encontró al lobo durmiendo, le rajó la barriga y sacó a Caperucita y a su abuela. Este relato marca un claro contraste entre el poblado, seguro, y el bosque peligroso y pretendía dar una lección a las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos.

Aunque los actos inhumanos y brutales presentados en el origen de los cuentos, fueron censurados en la medida que la literatura infantil fue creciendo y haciéndose cada vez más comercial, no se puede ocultar que, a medida que los discursos infantiles evolucionan acorde a los contextos históricos y socioculturales, la violencia sigue siendo una constante como instrumento para escarmentar a los “malos”.

La Cenicienta: En las primeras versiones del cuento la historia es más macabra. En una de ellas, Cenicienta es más malvada, y consigue asesinar a su primera madrastra para que su padre se case con el ama de llaves, pero las seis hijas de ésta traerían consigo una interminable lista de deberes para cenicienta. En otra versión oral, las hermanastras, se cortan los pies para entrar en la zapatilla, pero como el príncipe ve que sangran a través del zapato se da cuenta de las impostoras y cenicienta vive feliz para siempre con su príncipe mientras a las hermanastras los cuervos les devoran los ojos. Blancanieves: En la versión alemana, la madrastra es castigada por intentar matar a Blancanieves, para esto la obligaron a bailar usando unos zapatos de hierro caliente hasta que muriera.

Ahora, los superhéroes son quienes se enfrentan a los malvados, que ya no son brujas ni lobos, sino monstruos deformes; ahora la pelea ya no es por un reino o una princesa, sino por el planeta; ahora, los héroes ya no usan espadas ni se aventuran en lugares desconocidos, sino que vuelan, tienen armas, y poderes sobrenaturales, incluso ya no son cuentos maravillosos para niños, sino ciencia-ficción para niños. Sin embargo, una cosa no cambia, y es la representación de la sociedad en la que se desarrollan, ya sea en la edad media con héroes que desposan princesas y conquistan reinos venciendo brujas, en siglo XVIII y las revoluciones con héroes rebeldes (el zorro, piratas, pistoleros) en contra del sistema burgués establecido, o en el siglo XX con villanos con armas nucleares, monstruos y héroes que ya no quieren salvar princesas, sino todo un planeta de su destrucción.

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