Cuentos. para dormir y soñar. Ilustraciones: Miguel Tanco

cuentos y poesías para leer (y comentar) antes de dormir 1 4 0 7 2 6 ¡Dulces sueños! Cuentos para dormir y soñar 52 Cuentos para dormir y soña

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Cuentos para leer y escribir
Cuentos para leer y escribir Segundo Ciclo - Lengua Actividad para el alumno Cuando leemos un cuento nos introducimos en una historia: a veces es una

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cuentos

y poesías para leer

(y comentar)

antes de dormir

1 4 0 7 2 6

¡Dulces sueños!

Cuentos para dormir y soñar

52

Cuentos para dormir y soñar Ilustraciones: Miguel Tanco

ATENCIÓN AL CLIENTE

Selección de textos y propuestas para padres: Susana Martínez Martínez Ilustraciones: Miguel Tanco Dirección editorial: Elsa Aguiar Coordinación editorial: Paloma Jover Coordinación de diseño: Lara Peces Maquetación: Atelier Villar+Vera © Ediciones SM, 2012 Impresores, 2 Urbanización Prado del Espino 28660 Boadilla del Monte (Madrid) www.grupo-sm.com

Tel.: 902 121 323 Fax: 902 241 222 e-mail: [email protected]

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Índice

Cosas que me encantan . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

mundo entero. . . . . . . . . . . . . . . 14 Érase una vez... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 Hoy tengo ganas de... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Duendes por todas partes . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 Para que se te «lengüe la traba». . . . . . . . . . . . . . . . 26 Ricos en amigos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Así te quiero yo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Raro-regalos de cumpleaños. . . . . . . . . . . . . . . . . 34 Nubes con forma de... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Sopa de letras y cuentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Recetas para estar contento. . . . . . . . . . . . . . 44 D de disparates, M de mano y P de... ¡poesía! . . . . . . 46 Imagina un reino todo,todo, de papel . . . . . . . . . 48 ¡No te despistes! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 Fábula de la zorra y la cigüeña . . . . . . . . . . . . . 54 Versos vegetales para contar historias . . . . . . 58 Hadas y cachorritos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 ¿Quieres ser inventor?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62 Para «tararara rear» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 ¡Todos a la cama! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Queridos Reyes Magos.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Cuánto coche, cuánto atasco . . . . . . . . . . . . . 74 ¿Sabes guardar un secreto?. . . . . . . . . . . . . . 76 Tres amigos muy amigos. . . . . . . . . . . . . . . . 80 Te regalo el

Palabras locas para irse a la cama. . . . . . . . . . . . . 84

Unos gatos muy extraños . . . . . . . . . . . . . . . 86 Cosas que no se venden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 El astuto campesino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

90

¡Todo en un libro! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Amores piratas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 El dinero no se come. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Orquesta nocturna. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Sobre brujas y árboles.... . . . . . . . . . . . . . . 102 La estatua que no se estaba quieta. . . . . . . . . . . 106 ¡Cuidado! ¡La ballena se baña! . . . . . . . . . . . . . 108 La casa de las cosas perdidas. . . . . . . . . . . . . . . 110 El cofre de los tesoros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114 Disparates del mundo al revés . . . . . . . . . . . . . . . 116 ¡No me hagas enfadar!. . . . . . . . . . . . . . . . . 118 Una Luna para todos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122 Deletrea, la princesa de los libros . . . . . . . . . . . . . 124 Una Cenicienta diferente . . . . . . . . . . . . . . .

126

Para leer de abajo arriba. . . . . . . . . . . . . . . . 130 Mensaje en clave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

132

Sssssh... ¡Secreto!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134 La cigarra y la hormiga. . . . . . . . . . . . . . . . . 136 El 2 que nunca estaba contento . . . . . . . . . . . 140 ¡Viene el circo!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

142

Flora, una gran artista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144 Una lámpara maravillosa... sin genio . . . . . . . 148 ¡Hasta pronto!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150

Quer idos padres: Cuando llega la noche y el día está a punto de ac abarse, cuando la casa está en ca lma y se han acabado la s obligaciones, es el momento perfecto para abrir este libro. Los más pequeños ya es tán en la cama, acur ruca dos o despanzurrados entre las sábanas, espera ndo las buenas noches y preparados para despedir el día. Entre estas páginas vais a encontrar cuentos, poem as e historias de todos los sabores, olor es y colores. Al final de cada lectura encontraréis preguntas, co mentarios y sugerencias para que po dáis saborear un poco m ás las palabras y hablar de sentimientos , miedos, ilusiones, deseos , sueños o locuras. Este es el regalo que pued es hacer a tus hijos cada noche: leer con ellos, para ellos, escuchar lo qu e ellos leen para ti y disfr utarlo juntos. Si los libros nos recuerda n momentos de felicidad y nos hacen pasar un buen rato con las perso nas que queremos, no nos separaremos nunc a de ellos. Felices lecturas y muy fe

lices sueños...

u e q s a s o C me

n t an a c n e

12

Me encanta el colegio cuando llega la hora de las mamás. Poner los pies encima de los zapatos enormes de papá y caminar juntos por el salón. Cuando he apagado las velas de mi pastel de cumpleaños, me encanta volver a encenderlas para soplarlas una vez más. Pegar la cara contra el cristal helado y dibujar un corazón con la nariz, en el vaho. Me encanta plantar semillas en algodón mojado. Cuando vamos en el coche, leer en voz alta las palabras de todos los carteles que veo. Me encantan las palabras, sobre todo la palabra «cacao». Podría escribirla un montón de veces. Me encanta escribir mi nombre en la primera página de un cuaderno nuevo. Cuando le digo a mi abuela: «¡Cuéntame otra vez la historia!», y ella pone cara de no saber nada y dice: «¿Qué historia?».

«Lo sabes muy bien, la historia de mamá». «¿La historia de tu mamá?». «Sí, de cuando era pequeña y se perdió en el mercado y tú corriste por todas partes asustada hasta que la encontraste en un puesto de frutas, pesando la fruta de los clientes». Me encanta subirme a una silla después de cenar y decir: «Silencio todo el mundo, voy a recitar una poesía». La otra noche, cuando tuve una pesadilla horrible, fui a la habitación de papá y mamá para dormir con ellos y me dijeron: «Vuelve a tu cama, somos nosotros los que vamos a dormir contigo». Y se acostaron cada uno a un lado de mi cama y papá acabó en el suelo, y luego mamá y yo nos reímos mucho porque querían volver 13 a acostarse en mi cama y yo ya no quería. Minne Me encanta (Kókinos)

Y a ti, ¿cuáles son las cosas que te encantan? Cosas pequeñas que hacen la vida más grande: «Me encanta...».

o l a g e r Te e o n d t e n ro u m el

14

Al mercado de Gavirate van a parar ciertos hombrecillos que venden de todo, y no hay lugar donde hallar profesionales más entendidos en el negocio de la venta que ellos. Un viernes apareció por allí un tipo que vendía cosas raras: el Montblanc, el océano Índico, los mares de la Luna... Tenía tanta labia que una hora después no le quedaba más que la ciudad de Estocolmo. La compró un barbero, a cambio de un corte de pelo y una fricción con colonia. [...]. El barbero fue ahorrando un dinerito y el año pasado viajó a Suecia para visitar su propiedad. La ciudad de Estocolmo le pareció maravillosa, y los suecos, la amabilidad personificada. No comprendían ni una palabra de lo que él decía, y él no entendía ni media de lo que le respondían ellos. –Soy el dueño de la ciudad, ¿estáis al tanto o no? Supongo que ya os lo comunicaron en su día...

Los suecos sonreían y decían que sí porque no entendían, pero eran muy agradables, y el barbero se frotaba las manos contento: –¡Una ciudad como esta por un corte de pelo y una fricción con colonia! La verdad es que me salió bien barata. Sin embargo, se equivocaba: había pagado un precio muy alto. Porque a todo niño que viene a este mundo le pertenece el mundo entero, y no debe pagar ni un céntimo por él. Tiene únicamente que remangarse, extender las manos y tomarlo. Gianni Rodari El hombre que compró la ciudad de Estocolmo (Ediciones SM)

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Ahora ya lo sabes: ¡a ti también te pertenece el mundo entero! Océanos, bosques, ciudades, lagos, caminos, montañas... ¿Te das cuenta la de cosas maravillosas que hay en el mundo? ¿Qué vas a hacer con todas ellas?

a n vez... u e s a Ér

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–Enanos de Blancanieves, ¿erais cinco o erais nueve? –No éramos cinco ni nueve, éramos, éramos... –Cenicienta, tu zapato ¿era de plata o coral? –Mi zapato no era de plata, ni tampoco era coral, era pequeño, pequeño, y era de puro... –Caperucita ¿a tu abuela se la comió un oso bobo?

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–No se la comió a mi abuela ningún oso, ni era bobo, era feroz y era un... ¡Qué insensatez! ¡Qué dislate! Hansel y Gretel chupando la casa de... Antonio Rubio La vida láctea (Ediciones Hiperión, colección Ajonjolí)

¿Has conseguido acabar los versos de este poema? Si tu respuesta es sí, ¡eres todo un experto en cuentos! Hoy te toca a ti contar uno antes de dormir.

g o n e ganas d . t y o H e.. La bruja Mon entró en una tienda de vídeos. Se quedó embobada contemplando en una pantalla un número musical. Hasta que una niña le dio un pisotón sin querer. –¡Huy, perdone! –murmuró la niña. La bruja Mon se puso hecha una fiera. –¡Ahora mismo te convierto en una rana! Sacó su vieja varita y dijo las palabras mágicas.

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Trufa, cotufa, trucalatrufa. Chiris, chirabo, chiridinabo. Mala, malico, maladapico. Hoy tengo gana de hacer la rana. Al momento, la niña se transformó en una rana y empezó a croar escandalosamente. El policía que estaba vigilando la tienda se acercó a ver qué pasaba. –Aquí no está permitida la presencia de ranas –le dijo a la bruja Mon–. ¡Tendrá que pagar una multa!

–¡Y un jamón! –dijo la bruja Mon. El policía se puso tan serio que la bruja Mon se asustó. Sacó sus ahorros de trescientos años, contó las monedas, pagó la multa y salió de la tienda a todo correr. La rana la perseguía a grandes saltos. La alcanzó enseguida y se montó sobre su zapato derecho. –¡Os! ¡Os! –hacía la bruja para espantarla. Y la rana, que no se iba... Conque, en esto, llegó un guardia y le dijo: –Esta rana no tiene collar. Está prohibido que los animales circulen sin collar. ¡Tendrá que pagar una multa! –¡Y un jamón! –dijo la bruja Mon. El guardia se puso muy serio y la bruja Mon se asustó. Sacó sus ahorros de trescientos años, pagó la multa y salió corriendo.

De un brinco, se subió a un autobús en marcha. Y la rana con ella. El conductor dijo: –Está prohibido llevar ranas en los transportes públicos. ¡Tendrá que pagar una multa! La bruja Mon se hizo la despistada. –¿Qué rana? –preguntaba. Y murmuró a escondidas las palabras mágicas, y la rana recuperó su forma de niña. –¿Ve usted como no había ninguna rana? –le decía la bruja al conductor. –En este caso, tendrá usted que pagar el billete de la niña. –¡Y un jamón! –dijo la bruja Mon. Y se tiró del autobús en marcha. 20

Ya hace mucho tiempo que la bruja Mon no convierte a las niñas en ranas. Pilar Mateos La bruja Mon (Ediciones SM)

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Convertir a una niña en rana da muchos problemas. ¿Se te ocurre algún otro hechizo que puedas hacer con las palabras mágicas de la bruja Mon? ¿Hay algo que quieras hacer desaparecer o aparecer?

artes

Duendestodas p por

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Una mañana, Manuel se levantó, se lavó y se peinó medio dormido.Y después fue a la cocina para desayunar antes de irse al colegio. En medio de la mesa, había un bote de cristal lleno de mermelada de ciruelas rojas. –Te he puesto en las tostadas mermelada de la tía Rosa –dijo la mamá de Manuel. La tía Rosa vivía en el campo y hacía ella misma las mermeladas. –Vamos, date prisa –siguió diciendo la mamá de Manuel–. Mientras tú acabas, yo voy a ponerme el abrigo. Manuel se quedó solo en la cocina, comiéndose a todo correr las tostadas, cuando vio salir del tarro de mermelada algo que parecía una pompa de jabón. Manuel siguió mirando con los ojos muy abiertos. La pompa estalló y un duendecillo, del mismísimo color de las ciruelas, empezó a correr y a saltar por el borde del tarro mientras hablaba muy deprisa.

–¡Uf, qué gusto poder estirar las piernas! ¡Estaba ya harto de tanta mermelada! –¿Quién eres? –preguntó Manuel, asombrado. –¿Quién voy a ser?... ¿No te lo figuras? –dijo el duende guiñando un ojo. Manuel seguía mirándolo con la boca abierta. –¡Pues está claro, clarísimo! Soy Facundillo, un duende mermelero. –¿Un duende qué...? –dijo Manuel. –Mermelero, de los que cuidan las mermeladas. ¿Tú no sabes que los duendes trabajamos en muchas cosas? Manuel dijo que no. –Pues en el huerto de tu tía Rosa –siguió explicando Facundillo– hay duendes pereros, manzaneros, cirueleros y cereceros...

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–¿Qué dices? –preguntó Manuel, que no entendía nada. –¡Pues está claro, clarísimo! –dijo el duende–. ¿Cómo crees tú que las manzanas están tan brillantes en los árboles? Manuel no contestó. –Pues porque los duendes manzaneros se pasan las noches frotándolas hasta que las dejan así de limpias. Facundillo dio una voltereta en el aire y siguió contando. –¿Y por qué crees tú que casi todas las cerezas vienen de dos en dos?... ¡Pues está claro, clarísimo! Porque los duendes cereceros las pegan con mucho cuidado para que puedan servir de pendientes. La mamá de Manuel volvió a entrar en la cocina. –Oye, guárdame un poquito de leche y esta noche iré a verte –dijo Facundillo antes de tirarse de cabeza dentro del bote de mermelada. Manuel no olvidó aquella noche dejar en un plato un poco de leche para Facundillo. A los duendes les gusta muchísimo la leche y se hacen muy amigos de la gente que se la da. Todos los duendes del mundo, los que viven en el campo y en los jardines, y los que viven dentro de las casas, se pasan el día durmiendo. Como son tan chiquititos, se meten en cualquier agujero y nadie los ve. En cuanto dieron las doce, Facundillo salió del tarro de mermelada, se bebió la leche que Manuel le había dejado y se puso a corretear por la casa. Entró en el salón y se quedó un rato mirando la lámpara llena de cristalitos que colgaba del techo. Después fue al cuarto de Manuel, saltó hasta la cama y se acercó al niño que estaba durmiendo.

Los duendes pueden hablar y jugar con los niños sin despertarlos. –¿Sabes que me gusta tu casa? –dijo Facundillo–. Así que me voy a quedar. Marta Osorio Cuentos de cinco minutos (Anaya Infantil y Juvenil)

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¿Sabías que los duendes trabajan en tantas cosas? ¿A ti te gustaría tener alguno en casa? ¿Cuál elegirías?

se te e u q Para üe la trab

«leng

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Había una vieja, virueja, virueja, de pico picotueja, de pomporerá.

Otro iba al colegio, viregio, viregio, de pico picotegio, de pomporerá.

Tenía tres hijos, virijos, virijos, de pico picotuijos, de pomporerá.

Y aquí acaba el cuento, viruento, viruento, de pico picotuento, de pomporerá.

Uno iba a la escuela, viruela, viruela, de pico picotuela, de pomporerá.

Popular

Otro iba al estudio, virudio, virudio, de pico picotudio, de pomporerá.



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¿Se te ha trastabillado la lengua? En los trabalenguas, las palabras se vuelven locas, por eso son tan divertidos y tan difíciles de decir. Prueba a leerlo más alto, más bajo, despacio, deprisa... ¡Ya verás cómo te da la risa!

m igos a n e s Rico Carolina y sus amigas

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Carolina es amiga de Gema que es amiga de Noemí que es amiga de Yolanda que es amiga de Susana que es amiga de Julia, pero Susana no es amiga de Noemí, Julia no es amiga de Gema y Yolanda no es amiga de Carolina. Así que...

Cuando Carolina queda con Gema y las dos llaman a Noemí, no pueden llamar a Yolanda porque no es amiga de Carolina –aunque es amiga de Noemí y de Gema–, no pueden llamar tampoco a Julia porque no es amiga de Gema, ni pueden llamar a Susana porque no es amiga de Noemí –aunque Julia es amiga de Noemí y Carolina, y Susana es amiga de Gema y Carolina. Cuando Carolina queda con Gema y las dos llaman a Susana, no pueden llamar a Yolanda porque no es amiga de Carolina –aunque es amiga de Susana y de Gema–, no pueden llamar tampoco a Julia porque no es amiga de Gema, ni pueden llamar a Noemí porque no es amiga de Susana –aunque Julia es amiga de Susana y Carolina, y Noemí es amiga de Gema y Carolina. Evidentemente, sería mucho más fácil que fueran todas amigas. Por lo menos, para que pudiéramos entender esta historia.

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¡Millonarios! –Si fuera millonario –dijo José Vicente–, tendría la casa más grande del mundo, con la piscina más grande del mundo, el coche más grande del mundo,

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y todos los juguetes y los caramelos del mundo. ¿Y tú, Jorge? –Si yo fuera millonario, no haría nada de eso –dijo Jorge. –¿Nada? –preguntó José Vicente –Nada. Mido un metro diez, así que en la casa más grande del mundo me perdería; prefiero mi casa, que tengo todo cerca de mi cuarto. No sé nadar, así que en la piscina más grande del mundo me ahogaría; prefiero la de mi tío Fernando, porque es pequeña y en ella hago pie. Mi padre ya tiene problemas para aparcar su coche, que es enano, así que imagínate aparcar uno enorme: nunca llegaríamos a tiempo al cine. Si tuviera todos los juguetes del mundo, me pasaría horas y horas para elegir con cuál jugar, y eso sería aburridísimo. En cuanto a los caramelos, lo que me gusta es comerlos de vez en cuando, porque así es como realmente los saboreas. Si tuviera todos los caramelos del mundo, me daría un dolor de barriga. –Entonces, ¿qué harías si fueras millonario? –preguntó José Vicente. –Me echaría la siesta y luego me iría a jugar al fútbol –dijo Jorge. Y así lo hicieron. Rafael Calatayud En el mar de la imaginación (Edelvives, colección Ala Delta)

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¡Qué lío tienen Carolina y sus amigas! Mejor imagina, como hacen José Vicente y Jorge, qué harías si tuvieses mucho mucho dinero.

y o r o e i u q Así te

Te quiero mucho, mucho, como la trucha al trucho, como al mono la mona, al león la leona y la rata al ratón. Te quiero tanto, tanto como la santa al santo, como al moro la mora, como al loro la lora y la pava al pavón.

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Te quiero mucho, mucho, como la chucha al chucho, igual que la osa al oso, la raposa al raposo y la pulga al pulgón. Te quiero tanto, tanto como la manta al manto, como la raya al rayo, la caballa al caballo y la jibia al jibión.

Te quiero fuerte, fuerte, como el muerto a la muerte, como la foca al foco, como la loca al loco y la laca al lacón y la bala al balón y la tala al talón y la tiza al tizón y la lima al limón y la colcha al colchón y la buza al buzón y la caña al cañón y la bomba al bombón.

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Jesús Munárriz Disparatario (Ediciones Hiperión, colección Ajonjolí)

Se puede querer mucho, querer fuerte y querer tanto como para decirlo de mil formas disparatadas. ¿A quién quieres tú? ¿De qué forma disparatada se lo dirías?

a los g e r o r a R a ños e l p m u c de A veces, mis padres y yo nos reunimos, charlamos de cosas importantes y decidimos qué hacer. Como, por ejemplo, qué días podemos comer patatas fritas y qué días no. O quién ordena los calcetines y quién las braguitas y los calzoncillos.

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