David Prats Juan TE QUIERO, MAC

David Prats Juan TE QUIERO, MAC David Prats Juan Te quiero, Mac 2ª Edición AVISO LEGAL Esta obra se encuentra protegida por la Ley Española de

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David Prats Juan

TE QUIERO, MAC

David Prats Juan

Te quiero, Mac

2ª Edición

AVISO LEGAL

Esta obra se encuentra protegida por la Ley Española de Propiedad Intelectual y/o cualesquiera otras normas resulten de aplicación y se proporciona bajo los términos de una licencia de Creative Commons bajo la cual queda prohibida la modificación o creación de obras derivadas sin el consentimiento de su autor así como cualquier uso comercial de la misma. Se permite la distribución, copia y exhibición por terceros de la presente obra siempre y cuando se reconozca la autoría de la misma y aparezca el nombre de su autor en los créditos.

QUEDA PROHIBIDO CUALQUIER USO DE LA OBRA DIFERENTE A LO AUTORIZADO BAJO ESTA LICENCIA O LO DISPUESTO EN LAS LEYES DE PROPIEDAD INTELECTUAL.

David Prats Juan Título Original: Te quiero, Mac España, 2008 Ilustración de Portada: Lo Drap Pintat Primera edición: Junio de 2008 Segunda edición: Julio de 2008

Agradecimientos Faq-mac.com Mackeros.net Elblogdelswitcher.blogspot.com Forocoches.com

Y a toda la comunidad “maquera“ interesada en esta historia.

A todos los que en alguna ocasión, les dieron una oportunidad.

Introducción

Hay quien cree en el amor, y hay quien no cree en nada. Hay quien quiere con pasión, y quien odia con rabia, cólera o irritación.

Hoy os contaré una historia, la historia de alguien que creyó amar hasta descubrir que estaba en compañía equivocada.

Hoy os contaré mi historia.

Capítulo I

Me llamo David. Tengo veinticinco años, soy estudiante de composición, toco el piano y como uno puede fácilmente adivinar mi pasión es la música. También me encanta el fútbol, soy fiel seguidor del Real Madrid y a día de hoy, más que nunca, estoy con “la roja” a muerte, esa selección de fútbol que representa a mi país y que no ganaba una Eurocopa desde tiempos inmemorables, quedando eliminados casi siempre en cuartos de final. Hemos sufrido, pero de nuevo podemos decir que somos campeones.

Mi otra gran afición son los ordenadores. Desde hace bastantes años me atraen mucho las últimas tecnologías y todo lo que esté en parte relacionado con la informática.

Hasta hace poco mi círculo de amistades siempre estuvo formado por PCs. La verdad es que durante mucho tiempo tuve ocasión de mantener diversas relaciones con computadoras de diferentes marcas, modelos y fabricantes. Incluso con alguna intimamos cierto tiempo y llegamos a pasarlo muy bien juntos haciendo cosas que nunca creí que podríamos hacer. Después de todo, no eran malos tiempos.

A pesar de los rumores que había oído en muchas ocasiones de quienes me decían que no me rodeaba de buenas compañías, yo siempre fui fiel a mis PCs, desde el principio les respeté, les admiré, y jamás, jamás los maltraté. Odio las personas que se rebajan hasta el punto de utilizar la violencia física contra aquellas cosas o personas que más quieren.

La verdad es que a pesar de mi intención de fidelidad, tampoco me sentía preparado para conocer a otras. Me iba bien con lo que de vez en cuando llegaba a mi, y no me había propuesto ni tan sólo buscar a mi media naranja.

Pero la vida da muchas vueltas. Y el futuro me deparaba ciertas sorpresas.

Capítulo II

Corría el mes de Enero de hará ya unos 3 años. Por aquel entonces conocí a quien creí que sería el amor de mi vida. Nunca quiso desvelarme su apellido, tan sólo me dijo que le llamara PC, pues se ve que no eran claras sus raíces o no se sabía a ciencia cierta quienes eran sus padres. La verdad es que yo le veía claras semejanzas con la familia LG, creo que eran sus ojos, o no lo sé, pero había algo me recordaba a ellos. Sin embargo, a la vez también tenía algo de ASUS, o al menos así lo demostraba su interior. También desprendía cierto aire a CREATIVE, con esa voz que salía por sus altavoces, y casi podría afirmar que esa gráfica sólo podía ser herencia de ATI. De todos modos, no tenía la certeza absoluta de ninguna de estas cosas, así que no me empeñé en llevarle la contraria y me limité a seguir su consejo: llamarlo PC, el PC de mis sueños.

La verdad es que desde le primer momento me pareció tan perfecto, que incluso se rumoreaba que yo lo había hecho a medida según mis gustos.

No andaban desencaminados quienes así lo creían, y es que en verdad lo parecía. Ese disco duro, de una capacidad sobrenatural, debía ser tan rápido... Además, seguro que estaría completamente disimulado en esa bellísima caja que lo recubría, y que a su vez almacenaba en su interior el más preciado tesoro: una potente y gran placa base. Todo ello me tenía completamente enamorado. Esa voz que desprendía por su perfecta tarjeta de sonido, su mirada, sobretodo su mirada, esa mirada que me tenía cautivado proveniente de esos preciosos ojos que eran su pantalla, tan traslúcida en ocasiones que parecía dejar ver hasta la gráfica de su ser.

Era todo tan perfecto que parecía sacado de un cuento de computadoras. Tal era la excelencia que lo rodeaba, que incluso vestía con la torre que más me gustaba, y cuando se arreglaba porque venían visitas, encendía unas preciosas luces led azules, brillantes como ningunas y que le regalé más adelante para celebrar nuestro aniversario.

Capítulo III

Sin embargo, como casi todas las parejas, teníamos algunos problemas y más de una discusión. La mayoría de las veces lo solucionábamos con un poco de las dos partes: yo le dedicaba más tiempo a ayudarla a estar en perfecto estado, y él se dejaba actualizar para estar siempre al día. Y cuando ni así lo solucionábamos, siempre había alguien en algún foro dispuestos a echarnos una mano relatándonos sus experiencias y animándonos a seguir adelante y solucionar nuestros problemas informáticos.

De hecho, no fue hasta la la última gran discusión que tuvimos cuando empezó a acrecentarse nuestra crisis, ya latente desde hacía un tiempo.

Fue poco después del año y medio de estar juntos cuando su actitud se volvió arrogante e incomprensible. Primero comenzó a decirme que no le gustaban algunas cosas que le había comprado yo y que le regalaba ilusionado, normalmente después de alguna disputa, con el fin de echar tierra sobre alguna discusión anterior y así concedernos mutuo perdón.

Pero empecé a sentirme decepcionado con sus negativas de aceptar mis regalos, todos ellos de buena fe. Además, se dice que el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra, pero ni aún así se explica que en nuestros comienzos yo no pudiera dejar de pensar que "este no me iba a fallar”. Me cansé de repetirme a mi mismo que él sería “el bueno” y que esa relación estaba condenada a durar mucho, mucho tiempo.

Capítulo IV

Pero del dicho al hecho, hay un buen trecho.

Durante esa fuerte crisis que nos sacudió al año y medio de estar juntos, y por esas sorpresas que te depara la vida, tuve la oportunidad de conocer a alguien más. No conocía mucho de ella. Es curioso, pero de hecho lo único que sabía al principio de ella es lo que jamás pude descubrir de PC: sus raíces. Se apellidaba Apple, y por lo que había oído decir a algunos conocidos, se trataba de una familia privilegiada, muy bien considerada por algunos sectores de la sociedad.

Pero en ese momento yo tan sólo había visto a algunos hermanos suyos, que no eran ni conocidos míos, sino simples amigos de mis amigos.

Recuerdo que uno se llamaba iPod. Cuando lo vi me sorprendió por su excelente capacidad para la reproducción de música. Desde el primer momento daba la sensación de que no era un reproductor de MP3 más, se notaba que era especial, su linaje quedaba patente en su forma de expresarse, de activarse, e intuyo que debido a ello no me cayó muy bien en nuestro primer encuentro. Me pareció estirado, desbordaba arrogancia e incluso daba la sensación de ser consciente en todo momento de su superioridad, tanto es así que incluso su elevado precio suponía para él un motivo más para sentirse orgulloso de si mismo. Bien es cierto que no andaba equivocado, pues su más vulgar imitación andaba a años luz de su capacidad y potencia, y bien es sabido por todos que nadie parecía poder superarlo jamás. Él simplemente lo sabía, como lo sabíamos todos, y se aprovechaba de ello.

Además de iPod, yo había podido conocer también a unos primos suyos. De hecho, había pasado unas semanas con ellos. Uno era QuickTime, algo pesado y en ocasiones incoherente según el ambiente en que se movía, pero denotaba una calidad de vídeo impresionante. El otro se llamaba iTunes, y si bien su reproducción de audio no distaba mucho de otros programas similares, su interfaz y su modo de desplazar carátulas eran impresionantes. La verdad es que no parecían nada del otro mundo, pero reconozco que estaban bastante bien.

Sin embargo por aquel entonces yo solía quedar con Windows Media Player y Winamp, y con ellos me lo pasaba suficientemente bien. ¿Para qué debía cambiar entonces de amistades?

Pero ella, ella era diferente. Descubrí que su nombre era MacBook Pro, aunque me confesó que le gustaba que la llamasen Mac, a secas.

Desde el primer momento ya dio la sensación de no ser como sus hermanos o primos, a pesar de provenir de la misma familia. En todo momento parecía estar escondiendo algo más en su interior, y a la vez parecía sentirse también orgullosa de su elevado precio. No obstante, el aire que ella desprendía era diferente, como si quisiera decirme “por algo tengo este precio, sólo tienes que descubrirlo”.

Capítulo V

Reconozco que al principio tuve mis dudas, pero me apetecía conocerla mejor. De todos modos había algo que siempre me había echado para atrás, y es que había gente que hablaba muy mal de ella. Así es, había quien aseguraba que sólo era fachada, una computadora muy superficial de la que sólo destacaba el tremendo físico que poseía y que en su interior probablemente no albergaba nada. Generalmente tengo la convicción de que quien dice estas cosas de alguien en muchas ocasiones no se ha limitado ni siquiera a pasar un rato con él o ella. Ya se sabe que los que critican a veces es pura envidia.

Pero aun así, en según qué círculos MacBook Pro estaba muy mal vista, tanto que los más críticos llegaban a afirmar que “sólo están con ella los que van a lo que van... los que sólo les interesa el diseño y esas cosas, pero nosotros, los usuarios normales buscamos algo más.” Nunca sabré a qué se refería con eso de “buscamos algo más” y mucho menos con lo de “usuarios normales”.

A pesar de todo ello, a mi no me dejó de atraer la posibilidad de llegar a conocerla mejor. Sí, puede que quizás me influenciara a mi también su tremendo físico, tengo que reconocer que era bella, muy bella, salta a la vista. Pero también había quien me hablaba realmente bien de sus virtudes, decían maravillas de su forma de actuar en situaciones comprometidas y realmente parecía alguien interesante. Lógicamente negaban rotundamente esa leyenda que se había creado falsamente de que “sólo sirve para el diseño”, y además quienes la defendían contaban con la ventaja de que podían decirlo desde la experiencia personal, pues la conocían a fondo. Creo que es de sabios hacer caso a quien habla desde el conocimiento y no quien critica desde la ignorancia.

Yo no me estaba convencido de querer conocerla, tenía el temor de descubrir que fuese cierto lo que decían de Mac las malas lenguas, pero sólo había un modo de averiguarlo. Además, todos los inconvenientes que parecían querer demostrar ciertas personas dedicándole malas palabras, encontraban su correspondiente respuesta, perfectamente argumentada y detallada por parte de otros, desmontando así cualquier falsa teoría.

Capítulo VI

Y así fue, como entre unos y otros intentaban convencerme para bien o para mal, decidí conocerla por mi mismo y hacer mi propia valoración.

Tuve la suerte y la oportunidad de estar con ella unos minutos, cuando vino acompañada por un profesor del Conservatorio. La miraba desde la distancia, me sentía avergonzado de haber oído tantas y tantas cosas sobre ella, tan dispares, y no ser capaz de discernir cuales eran ciertas y cuáles no.

Entre balbuceos le pedí a mi profesor si sería tan amable de presentármela. Le dije lo que me habían dicho algunos de ella y que no se si sería buena idea conocerla, pero que no podía evitar sentir ganas de saber más. Él fue muy amable, y me tranquilizó enseguida con sus palabras: - Tranquilo, posiblemente nada de lo que te hayan dicho sea del todo cierto. Lo más lógico es que todos estén exagerando, unos para bien y otros para mal, pues nada ni nadie es perfecto.

Después de una breve pausa, siguió comentando: - Sin embargo, te diré algo que te tranquilizará. - ¿El qué? - le repliqué yo. - Posiblemente los que te han hablado bien de ella y no hacen más que halagarla tan sólo estén exagerando un poco sus cualidades. Sin embargo, te puedo asegurar que muchos de los que la critican, se basan en presuntos defectos de los que carece, o que tuvo durante un tiempo y a día de hoy están más que solventados

Al ver el alivio que sus palabras produjeron en mi rostro, pues se ve que cambié de repente mi expresión angustiada, decidió fulminar todas mis dudas. Cuatro palabras bastaron. - Ven, te la presentaré.

Primero se limitó a hacer una breve presentación. Comenzó mencionando sus principales capacidades para lo que a mi me interesaba, que es ser compañero suyo para mis tareas de música. Se mostró ágil y veloz como ninguna, y en ningún momento dio sensación de fragilidad o necesitar un descanso. Estable, segura de si misma, hacía todo lo que el profesor le pedía sin demora alguna, casi instantáneamente haciendo alarde de sus grandes dotes para cualquier producción musical o audiovisual.

Pero no sólo eso. Posteriormente me demostró cómo era capaz de manejarse como ninguna otra en cualquier otro aspecto. Es así como me deslumbró su excelente facilidad para tareas domésticas como organizar fotos, escuchar MP3, organizar álbumes de música completos, hacer trabajos de todo tipo para mis estudios, navegar por la red de forma segura, chatear o mantener video-conferencias con una calidad de imagen inigualable, o cualquier otra cosa que se me pudiese ocurrir. La sencillez con que podía hacer cualquier cosa, la rapidez con la que lo hacía, y sobretodo el resultado final completamente profesional parecían extraídos de una película de ciencia ficción. Ni imaginarme podía yo que la tarea más compleja podía resultar tan sencilla si lo hacía ella, y a su vez realizando lo más sencillo conseguía unos resultados que parecían excelentes. No pude dejar de mostrar mi asombro a mi profesor, no sé que debió pensar de mí, ya que durante toda su explicación no paré de soltar al aire expresiones como “increíble”, “¡qué pasada!” y alguna que otra palabra mal sonante fruto de mi asombro ante tal maravilla.

La verdad es que todo me gustó de ella. Pero seguía habiendo algo que me atemorizaba. Ya no me preocupaba lo que ganaría si llegaba a poseerla, sino lo que perdería o dejaría de tener al abandonar a PC. Yo no me planteaba si realmente había algo que me diese miedo perder, sino simplemente el hecho de saber que quizás habría algo que no tuviera con ella y que tenía con PC, algo en lo que quizás nunca habría pensado y posiblemente jamás lo necesitase, pero... ¿y si sucedía?



Una vez más mi maestro se limitó a tranquilizarme. - Tranquilo hijo, perder no perderás nada. - ¿Cómo? - le repliqué yo inaudito. Creí que no me había entendido. - Chico, ella también puede con cualquier programa que hayas usado hasta ahora. Casi todos los que usas tienen su versión para Mac, donde funcionan incluso mejor que en tu PC. Pero si hay alguno que no esté disponible para Mac, tranquilo, también lo podrás usar. - Pero, ¿cómo? - insistí yo de nuevo. - Pues muy fácil. MacBook Pro también puede arrancar con Windows XP y usar sus programas. Mac es la única que puede con Mac Os y a la vez con Windows. - ¿Ah sí? No tenía ni idea. Entonces, ¿puede usar los dos sistemas? - Sí, hoy en día está preparada para todo. Date cuenta de que cualquier PC que hayas conocido sólo habrá podido con Windows o como mucho Linux. Sin embargo, si trabajas con Mac sólo tienes que decirle cuando arrancas en qué sistema quieres trabajar hoy, y te aseguro que está preparada para todo. Y por mi experiencia, podría asegurarte incluso que Windows XP funciona mejor en un Mac que en cualquier PC.

Lógicamente salí de su clase con los ojos abiertos como platos. Parecía un sueño estar oyendo todas esas maravillas. ¿Cómo podía existir algo tan perfecto y yo no estar al corriente de su existencia? O peor aún, ¿cómo era posible que existiese algo así y tan sólo unos pocos privilegiados supieran de sus cualidades? ¿Por qué casi nadie la conocía?

Detalles como estos son los que demuestran la gran ignorancia de la gente, simples marionetas que los “dueños del Mundo” y las grandes empresas manejan a su antojo. La mayoría de las personas nos limitamos a aceptar lo primero que nos venden, queremos un disco, unos zapatos, o

un libro simplemente porque nos lo venden con publicidad, nos hacen creer que es lo mejor del momento, lo que va a triunfar o simplemente nos dicen “esto es lo que se lleva ahora”. La moda, la estúpida moda es el mejor ejemplo para ver que simplemente queremos lo que quiere la mayoría, nunca nos paramos a pensar que es lo que realmente nos gustaría tener.

La publicidad no es más que una artimaña que se limita a mostrarnos lo que ellos fabrican y eso es lo que por desgracia vamos a querer.

Sí, lo sé. Algunos dirán que ellos visten como quieren, que ellos eligen lo que les gusta o lo que no. ¿Pero no os dais cuenta? No elegís, seleccionáis. Tan sólo podéis descartar o aceptar modelos de entre las cosas que nos veden, nos dicen que eso es lo que va a querer la mayoría, y por eso lo compramos. No investigamos si existe algo mejor, no nos planteamos qué queremos realmente para buscarlo o si hace falta fabricarlo si no existe, ya que sólo lo hemos ideado en nuestra imaginación. Tan sólo vemos lo que nos enseñan, nos dicen “esto es lo que ahora va a vender” y como tontos ya lo queremos.

Lo que hay que ver... ¡cuan estúpida es la raza humana! ¡Y qué grande es el arte! La única con la que una persona puede realmente expresar su interior.

Que no se engañe nadie. Una persona no es lo que viste, escucha o lee. Una persona es lo que piensa y dice. Aunque por desgracia, casi todo el mundo calla.

¡Alabados sean pintores, escultores, músicos o escritores, ellos son los únicos que realmente hablan!

Capítulo VII

Debe el lector perdonar la extensión del anterior capítulo, pues quizás me haya desviado del tema que nos ocupa. Pero me pareció oportuno expresar aquí mi opinión, formada desde el interior y por un momento alzar mi voz.

Pero debo volver a mi historia, relacionada en parte con lo último que he comentado. Y es que el descubrimiento al que me condujo mi profesor, la presentación de algo que parecía ser mejor a lo que yo conocía hasta entonces me hizo reflexionar sobre todo lo explicado en los últimos párrafos del anterior capítulo.

Tal fue el convencimiento que ejerció el sabio hombre sobre mi, sus palabras y sobretodo las demostraciones de MacBook Pro, que después de aquel momento ya nunca podría quitármela de la cabeza.

Estaba completamente decidido a dar el paso, pero no quise ser mala persona, y desde luego, no quería ser infiel. Nunca la toqué, ni le acaricié, y de hecho ni siquiera empezamos a coquetear, puesto que yo aún mantenía mi relación con PC y primero debía terminarla. Sin embargo, ya había decidido dejarlo, aunque quería esperar el momento adecuado.

Y el momento llegó, y fue justo después de nuestra enésima discusión.

Capítulo VIII

Una tarde, harto de todos los problemas que me estaba causando PC día tras día y que por mi mismo no sabía cómo resolver, ni tan siquiera con la ayuda de nuestros amigos foreros que tanto saben de informática, lo llevé al taller. Al dependiente le dije que a ver si sería capaz de quitarle la tontería a PC que llevaba encima y a ver si así aprendía a comportarse cuando más se le necesitaba en lugar de hacer el ganso siempre que podía, sin ninguna excusa. Y quizás por el mismo enfado del momento le dejé claro a PC que no pensaba esperarle, y que estaba dispuesto a conocer a alguien más.

No quise saber ni cómo le sentó a él, pero fue así como sucedió, y poco a poco me di cuenta de que era porque yo ya no podía dejar de pensar en MacBook Pro. Cada vez que la veía sentía inmensas ganas de poseerla. Aunque nos encontráramos de paso, aunque sólo nos cruzáramos por la calle, o el hecho de observarla deslumbrante en algún escaparate, me tenía cautivado. A veces simplemente me parecía verla fugazmente en los brazos de otro, e incluso a veces llegué a pensar que estaban hablando de ella en montones de blogs en Internet. Creo que llegué a enamorarme tanto que a veces tenía la sensación de verla en infinidad de anuncios de televisión, series o incluso películas, en muchas ocasiones como medio escondida, intentando ocultar su curiosa manzana, blanca y brillante y que la hacía inconfundible. Desde luego no había dudas, era ella, tenía que ser ella, no había otra de tal belleza.

Y así comencé a hacerle visitas, cada vez más frecuentes, hasta tal punto que nos veíamos casi a diario. Casi siempre nos encontrábamos en El Corte Inglés, por lo general por las tardes. Tuvimos largas conversaciones, y también con los empleados del lugar quienes no dejaban de halagarla. Ella se limitaba a dejar ver sus ideales y yo me interesaba por conocer su procesador, qué tal andaba de memoria y que expectativas de futuro tenía.

Fue tal la obsesión que con el tiempo había llegado a aprenderme su “currículum” entero. Me dijo que su familia había protagonizado la película “Piratas de Silicon Valley” y no dudé en conseguirla para conocer un poco más de sus antepasados. Me sorprendí con más de una anécdota con este film, realmente bueno.

Cuando no podíamos quedar, nos limitábamos en vernos por Internet, pues también así manteníamos el contacto. Yo solía acceder a la Apple Store, en la página oficial de Apple, para verla varias veces al día, y ella allí siempre estaba, sus fotos, sus características, todo y más.

Y llegó así el mes de Diciembre, mes marcado por el frío donde lo que uno más añora es la compañía, alguien a quien tener cerca y que te de calor. No echaba de menos a PC, pues no tenía ni ganas de volver a verlo, pero si añoraba tener a alguien a mi lado, con quien pasar los ratos libres o trabajar juntos en las tareas que no dejaban de encomendarme en mis estudios.

Fue entonces, poco antes de Navidad, cuando decidí declararme a MacBook Pro.

Capítulo IX

De la mejor forma que pude, inmerso en la emoción y los nervios del momento, le dije a mis padres que quería que fuese mía. Me pidieron que les hablase un poco de ella, y se ve que lo que les dije les gustó, porque accedieron sin problemas. Supongo que asimismo influyó el echo de que ellos también estaban algo decepcionados con PC, sabían el daño que me había hecho y lo mucho que necesitaba yo a alguien a mi lado. Quizás porque no querían verme sufrir, o quizás porque también les encantó Mac, pero la cuestión es que dieron el visto bueno, y desde luego no dudé ni un segundo en ir justo pudiese a declararme a ella.

Fue fácil convencer a los de El Corte Inglés que dejaran llevármela a casa, pues ella hasta el momento trabajaba allí de modelo. Les expliqué que había tenido malas experiencias con alguien y que quería conocer algo nuevo. Al principio yo estaba dispuesto a todo, abierto a cualquier posibilidad, pero no me convencía darle una segunda oportunidad a PC, ni aunque fuese con Linux. Reconocí que desde que vi a Mac ya tan sólo tenía una idea en mi mente: conquistarla.

Pero como siempre sucede, al igual que con las mujeres, son ellas quienes nos conquistan a nosotros y no al revés.

Finalmente le llevé a mi casa y nunca, nunca olvidaré ese día.

Capítulo X

Desde el primer momento todo fue mágico. Esa era la primera noche que pasaríamos juntos y todo estaba preparado para que fuera inolvidable. El fuego y la pasión desbordaba el ambiente, tanto que no podíamos esperar para conocernos lo más a fondo posible.

Quisimos hacer las cosas bien, tranquilamente. Después de un rato de mirarla como hipnotizado decidí pasar al ataque. Primero tonteé un poco haciéndole fotos sobre mi cama, diciéndole lo guapa que estaba y admirando su increíble belleza. La verdad es que la caja negra con la que se había vestido para la ocasión le quedaba muy, muy bien. A casa había llegado abrigada con una bolsa que le habían dejado en la tienda, y al quitársela cuando llegamos deslumbró a todo el que pudiese verla.

Como pude, iba yo delicadamente quitándole más y más prendas mientras seguía tomándole fotos para poder revivir ese momento mil y una veces. Le quité la caja, los envoltorios, y todo lo que se dejó hasta dejarla desnuda al completo. Jamás había visto nada tan bello, tan bien presentado, tan bien hecho.

Desde aquel momento todas las cosas que hemos vivido juntos han sido increíbles. Como buena portátil que es, le encanta salir. En más de una ocasión ha venido conmigo allí donde estudio y ha conocido al resto de mis profesores, mis compañeros de clase que como yo quedaron maravillados al ser la primera vez que la veían, y es que ellos tampoco sabían de su existencia.

Creo que incluso llegaron a mirarme con ojos envidiosos, y eso hacía que más orgulloso me sintiera yo de tenerla conmigo. A día de hoy, son muchos los amigos míos que no hacen más que buscar por todo una igual, aunque yo siempre les digo que la mía es única.

Ahora llevamos ya más de medio año juntos, no hemos tenido ningún problema y todo va mejor que nunca. Todas aquellas estúpidas dudas que tuve al principio no han dejado de ser más que eso. Las sabias palabras que mi maestro le dedicó justo antes de presentármela las he podido comprobar durante todo este tiempo, llevándome más de una grata sorpresa.

Adiós a todos los fantasmas que rondaban mi cabeza, adiós a todas mis dudas y temores. Ahora veo lo equivocados que están aquellos que piensan que ella es cara, que no sirve para jugar o que para las tareas de lo que ellos llaman un “usuario normal” es suficiente con cualquier PC. Infelices ellos... si supieran lo que se pierden.

Capítulo XI

Después de estos meses en que todo ha sido felicidad, por casualidades de la vida, hoy me he vuelto a reencontrar con mi antiguo PC. El encuentro ha sido un poco violento, pues en todo este tiempo ni me había vuelto a acordar de él. Las cosas han ido tan bien siempre con Mac que me olvidé de todos los problemas y complicaciones que había tenido en el pasado con otros, ahora tan sólo me había limitado a disfrutar de la compañía de MacBook Pro, de centrarme en mi trabajo y disfrutar como nunca en mis ratos libres.

Sin embargo, me había prometido a mi mismo que este reencuentro con mi antiguo amigo debía estar recubierto por cierta capa de ternura. La verdad es que después de todos estos meses sin pisar Windows, sin trabajar con él, el tiempo me hacía confiar en que con todo lo acontecido durante esos días se habrían limado las asperezas entre PC y yo, y que el odio que empecé a sentir por él y por Windows cuando lo abandoné al intentar una nueva relación con alguien diferente, habría disminuido.

Y así es. Yo me sentía conmovido por volverlo a tener delante de mis ojos, y mis manos apoyado de nuevo en su teclado, aunque sólo fuese para un breve saludo cordial y poco más. Puedo afirmar que durante estos meses que he estado con Mac he recobrado una tranquilidad a la hora de trabajar, una facilidad a la hora de hacer cualquier cosa que incluso llegan a producir una sensación de felicidad que no tuve nunca al estar frente a un PC, y por ello venía completamente relajado a esta nueva cita.

Así pues, tenía la esperanza de que las cosas serían diferentes al volver con mi viejo "amigo" de como habían quedado en nuestra última despedida. A él tampoco le ha ido mal, pues mis padres lo adoptaron cuando yo lo dejé, se quedaron con él en casa y decidieron darle una segunda oportunidad.

Capítulo XII

El reencuentro de hoy estaba ya planificado, pues resulta que yo como el hijo "experto" en el tema, soy el encargado de vez en cuando de quedar con él, actualizar el sistema, los programas, pasar y configurar el anti-virus, los anti-espías, solucionar los problemas que puedan haber surgido, limpiarlo de archivos temporales, corregir errores en el registro, etc. Nada del otro mundo, sólo esas viejas tareas que antes me ocupaban un tiempo que me parecía mínimo, pero que al tener que hacerlo durante todos estos meses, puesto que Mac no lo necesita, me he dado cuenta de la cantidad de tiempo que perdía en aquellos tiempos.

Aún así acepté hacerlo de buen grado, como siempre, y pensé que en unos pocos meses, y con mis padres que apenas han utilizado el PC, no habría mucho trabajo por hacer y que el reencuentro sería como mínimo respetuoso, tranquilo, dentro de la cordialidad y serenidad.

Pues puede que a alguno le sorprenda, pero no, no ha sido así.

Intuyo que no le sentó muy bien a PC que lo dejara aquella semana de Diciembre en que mi vida cambió, y menos por alguien de la familia Apple, pues se ve que el odio entre las dos familias viene de mucho tiempo atrás.

Según tengo entendido, el abuelo de PC, el señor Bill Gates, había trabajado ya para la empresa de la familia Apple. Se ve que hace años, durante el inicio de la era informática, Gates ofreció a Apple, compañía dedicada a la creación de ordenadores personales, mejorar sus hojas de cálculo y otros programas y amenazando con vender su material informático a IBM, con lo que obtuvo finalmente una alianza entre las dos empresas: Apple y Microsoft. Sin embargo, Bill aprovechó este tiempo para acceder a la tecnología de entorno gráfico y el invento del ratón que Apple había adquirido tiempo antes y que pretendía sacar al mercado con un nuevo producto, el Macintosh. Gates, consciente de la importancia de dicho entorno gráfico y del cual su sistema DOS carecía, se aprovechó de la situación, consiguió hacerse con ambos inventos y sacó al mercado Microsoft Windows, su nuevo sistema operativo, como directo competidor del futuro Macintosh.

Al finalizar el segundo milenio, el sistema operativo Microsoft Windows ya se utilizaba en la mayor parte de ordenadores personales del planeta, sin embargo, siempre ha sido muy criticado por los seguidores de Apple, quienes consideran que fueron víctimas de una traición y que lo que hoy en día se encuentra instalado en el 90% de los ordenadores de todo el mundo no es más que una copia de lo que ellos tenían en sus manos hasta que Gates se benefició del descubrimiento.

Capítulo XIII

La cuestión es que a pesar de todos estos antepasados remotos, las diferencias continúan, y a día de hoy las diferencias entre la familia Apple y la familia Microsoft siguen existiendo.

Sin embargo, creí que PC y yo podríamos quedar como “amigos” después de lo nuestro.

Para ello, él debería reconocer lo que hice justo cuando lo dejé, pues intenté portarme bien con él, tanto que incluso para agradecerle los "servicios" prestados durante el tiempo que estuvimos juntos, y antes de endosárselo a mis padres, le cambié la placa base que le estaba dando problemas, lo limpié a fondo, dejé todos sus ventiladores relucientes para que no sufriera de sobre-calentamiento y lo dejé en perfecto estado, como nuevo. Incluso le había comprado algunos componentes nuevos, le dejé el disco recién formateado, lógicamente con su sistema preferido (Windows XP) instalado de cero y con todas sus actualizaciones, sus protecciones de rigor, y la suite Office y el Messenger ya preparadas para su uso sin los cuales él no es nada. En resumen, estaba más que presentable para comenzar con buen pie su nueva relación. Yo jamás quise hacerle daño, ni le deseé ningún mal. Quería que las cosas le fuesen bien, como a mi, y por eso lo hice. Pero se ve que es bastante desagradecido.

Hoy no ha podido recibirme peor. Desde el primer momento se ha limitado a darme negativas, y cuando le quise llevar amablemente a que se actualizara en el sitio de Windows Update no se ha dejado. Al final, a la fuerza como siempre, he conseguido que se vistiera con el SP3 y corrigiera algunos errores.

Pero justo después de volver de allí, y durante el correspondiente reinicio ha empezado a soltarme mensajes de error a la cara, presuntamente por incompatibilidades de drivers con la nueva versión de su sistema. Yo creía que estos problemas sólo los tenían los usuarios de Windows Vista, pero se ve que es contagioso.

Comenzaba a desesperarme, pero me tranquilizaba saber que en casa tenía a Mac esperándome, y que de nuevo al estar con ella todos mis dolores de cabeza desaparecerían.

Quise terminar esta última cita con buen pie, pero tampoco fue posible.

Para solucionar el problema de los drivers, desactivé la utilidad del adaptador Wireless que arrancaba automáticamente con el sistema, y así ha dejado de salir el aviso de error. Una solución un poco chapucera, pero es que con él las cosas siempre han sido así: chapuza tras chapuza. Ahora sólo se puede usar la utilidad de configuración para redes inalámbricas por defecto que trae el sistema, pero qué se le va a hacer, allá él si no es capaz de nada más.

Lo realmente increíble es que ahí no se han acabado nuestras discusiones de hoy.

Como podéis suponer, lógicamente también lo he llevado al médico, por si había cogido alguna infección, algo bastante normal en él y todos los de su especie a pesar de que uno siempre dice “yo no he hecho nada para que se contagie”. La verdad es que esta vez virus no tenía, estaba bien vacunado, pero sin embargo unos molestísimos spyware se habían colado en su disco duro, y ralentizaban el sistema, con todos los inconvenientes que conlleva eso después: se abren ventanas de publicidad constantemente, problemas con la conexión de internet, etc. Parece que con una simple dosis de Spybot recetada por el propio programa ha sido suficiente para eliminar los intrusos de su organismo, aunque no me fío mucho. Seguro que dentro de nada vuelve a acatarrarse, no hay forma de que se mantenga sano de forma constante, se ve que es bastante más débil que Mac.

Pero no contento aún con esto, en lugar de agradecerme que le haya venido a ver, a pesar de estar haciendo todo lo que estoy haciendo por él, de haber aceptado pasar un rato con él y recordar nuestros viejos tiempos, de hacer algunas cosas de las que hacíamos antes, en lugar de darme las gracias por todo esto no ha parado de darme más y más problemas.

Cualquier persona podría hacerse una idea de lo que me hace sufrir, basta con que explique con la que me ha salido cuando he intentado un simple cambio de usuario, y es que no se le ha ocurrido nada mejor para decirme que "la configuración del usuario no ha podido cargarse o está corrupta" cuando unos segundos antes yo había podido entrar en la cuenta perfectamente. Es tan desagradecido que me ha cargado el fondo de escritorio por defecto, haciéndome creer que había perdido toda la configuración personal que había realizado con esmero, la colocación de los accesos directos del escritorio, o los programas instalados sólo para un usuario. Pero creo que sólo lo ha hecho para hacerme enfadar, puesto que al cerrar la sesión y volverla a iniciar la ha iniciado correctamente. ¿No podría aprender de MacBook Pro y comportarse? Ella no hace estas bromas de mal gusto, siempre se comporta educada y correctamente.

Capítulo XIV

Sinceramente, como veo que no quiere reconciliarse, y ni tan siquiera merece la pena quedar como amigos, he decidido que paso ya de él, y esta vez para siempre.

En parte me siento en una encrucijada, pues mis padres necesitan que sea yo quien pase unas horas con él, lo mime un poco porque como dicen ellos: "hijo mío, tu le conoces mejor, sabes mucho de informática y sabes como hacerlo bien para que funcione”. La verdad es que no sólo me lo piden ellos, también muchos de mis amigos que siempre que tienen un problema acuden a mí. No sé que he hecho para ganarme la fama de saber de informática, pues yo lo único que intentaba era aprender qué tenía que hacer para que funcionase un PC, probando cosas y más cosas y aprendiendo de las dificultades, cuando ahora veo que con un Mac no hay que preocuparse de eso, al contrario, son sus creadores los que aprenden qué queremos los usuarios que hagan sus máquinas por nosotros, lo fabrican y lo hacen lo más sencillo posible.

Así que he decidido que me niego a perder un segundo más con alguien que nunca me ha tratado correctamente, con alguien que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana aún cuando yo no había hecho nada para enojarlo o al menos no malintencionadamente. Siempre que le instalé cosas o le procuré mejoras lo hice de buena fe, y él se ha limitado a pagármelo con problemas, incompatibilidades y demás.

Ya no sé que pensar, si es que es un incompetente total o que sus padres no lo han sabido educar correctamente, se ve que la familia Microsoft no son muy diestros en estas cosas. O puede que simplemente sea un ser sin escrúpulos, puesto que después de todo lo que yo hago por él no sea capaz ni de descargar los archivos adjuntos de un foro, o un email, ni de mi cuenta, ni de la de nadie de la familia: esto no tiene nombre.

Creo que cualquier persona estaría de acuerdo conmigo en que no tiene derecho a hacerme esto, y mucho menos a mi familia que sin conocerlo siquiera quisieron darle una segunda oportunidad. Y durante todo este tiempo que yo he estado lejos siempre les ha salido con chiquilladas: “ahora no quiero abrir esta página”, “ahora no reconozco lo

que me conectas”, “ahora no te dejo conectar a internet porque no me da la gana” o “si quiero infectarme me infecto, aunque sólo me lleves por lugares seguros.”

Lo siento mucho por él, por mi familia y por mis amigos, pero hoy pongo punto y final a cualquier tipo de relación con PC. No quiero verlo más, no quiero tocarlo.

Es una verdadera lástima terminar así, además porque todavía es joven y creo que tenía un buen futuro por delante, pero no merece la pena desperdiciar el tiempo con alguien que en lugar de ayudarte te pone trabas siempre que puede. Estoy seguro que me costaría mucho menos tiempo convencer a todo el mundo de que busquen a alguien mejor que lo que tardaría en arreglar cualquier tontería de las suyas. Intentar que esté siempre en condiciones de trabajar correctamente es, en su caso, perder el tiempo y desperdiciarlo.

No tengo nada más que decir. Sólo quiero dejar patente que lo intenté, que aunque sólo fuera por un rato quise volver a sentir lo que era estar a su lado, al menos para mantener cierta amistad. Quise que se mantuviera un respeto mutuo pese a saber ya ciertamente que hay alguien que le da mil vueltas. Mi intención no era echárselo en cara, sino que lo viera, fuera consciente, madurara un poco y tomara ejemplo para así mejorar, progresar, y en el futuro llegar a ser mejor ordenador.

Pero no ha sido posible. Lo siento, yo ya no puedo hacer más.

Capítulo XV

PC, te dejo. Y esta vez te dejo para siempre.

No quiero saber ya más de ti, ni de tu estúpido Windows, sea XP o Vista, me da igual. No hace falta que me menciones a 95, o 98 porque no me harás volver, eso tenlo bien claro. Y mejor que ni me hables de tu abuelo Bill Gates o de tu familia. Puede que los Microsoft no sean mala gente, pero desde luego ellos tampoco están a la altura. Has llegado a conseguir que te odie tanto que incluso voy a dar en adopción a mi PocketPC sólo porque es fruto de tus entrañas, sólo porque funciona con Windows Mobile y eso, con el nombre que lleva, no puede ser nada bueno.

Además, he hablado con MacBook Pro y hemos decidido que vamos a tener un iPhone. Lo hemos pensado mucho, y creo que es el próximo paso que debemos dar juntos. A ella le hace mucha ilusión y me ha prometido que se sincronizará perfectamente con él. Proviniendo de la misma familia, no me puedo esperar más que un dispositivo excelente, como todos los demás, y estoy seguro que no nos va a dar ningún disgusto.

Te hago saber que nuestra relación va estupendamente, no hemos tenido ni una sola discusión hasta el día de hoy, y jamás hemos tenido que decir eso de “empecemos de nuevo, desde cero”, algo que contigo era constante, bien fuese por los reinicios que necesitabas constantemente o porque empezabas a fallar si no te formateaba con cierta frecuencia.

Y que conste que no te digo todo esto para darte celos, ni mucho menos, simplemente te hago partícipe de lo que es hoy mi vida desde que estoy con Mac. Ahora disfruto tanto trabajando como en mis ratos de ocio, algo que contigo era impensable.

Ella es lo mejor que me ha pasado. No dudo que en el futuro podamos tener algún pequeño problema, o que incluso con el tiempo llegue ella también a infectarse de alguna enfermedad todavía hoy desconocida, pues aunque parezca mentira siempre hay gente lo suficientemente imbécil como para perder el tiempo creando virus y

molestias para los demás. Sin embargo, lo que sí es seguro a día de hoy es que con el amor mutuo que nos tenemos ambos, lo normal será que lo superaremos sin ningún problema añadido.

Así que no tengo nada más que decirte. Espero que esta experiencia te haga recapacitar, que te des cuenta tanto tú como tus semejantes de que una vez tuvisteis a alguien a vuestro lado, gente como yo que confió en vosotros, en vuestra forma de hacer las cosas. Alguien que durante más de 10 años estuvo dándolo todo para conseguir crear un ambiente agradable, alguien que se gastó una cantidad innumerable de su dinero en ampliaciones, reparaciones y todo ello al final para no conseguir nada, ¡nada!, más que dolores de cabeza, preocupaciones y mucho tiempo perdido. Pues ahora veo que todo ese tiempo que dediqué a tenerte siempre a punto, a día de hoy sólo has demostrado la cantidad de tiempo que desperdicié.

Siento no haber conocido antes a los de Apple. Lo siento de veras, y sólo espero que sean muchos los que se den cuenta de su error cuanto antes al seguir confiando en especímenes como tú. Creo que no merecéis la pena, por muy baratos que seáis, no compensa el trabajo que dais.

Puede que haya quien pueda sentirse perfectamente a tu lado, pues hay gente para todo, y no dudo que puedas llegar a encontrar quien quiera compartir su vida contigo. Pero yo desde luego no quiero seguir haciéndolo. No quiero seguir perdiendo el tiempo.

Intentaré recordarte lo mejor que pueda, pero no te prometo nada. No te lo mereces.

Espero que tengas suerte, aunque por ahora ya has tenido bastante teniendo tanta gente que confía en ti sin merecerlo, cuando lo que deberían hacer es dejarte de una vez por todas. Pero que las cosas te sigan yendo bien ya sólo depende de una cosa: de que cambies. O mejor dicho, de que alguien sea capaz de hacerte cambiar. Ojalá tengan los que te crearon el suficiente valor para admitir lo que eres y mejorarlo en un futuro, aunque por desgracia, lo dudo.

No tengo nada más que decirte. Adiós. Lo intentamos, pero no funcionó. Adiós.

Epílogo

Siempre hay quien cree en el amor, y siempre hay quien no cree en nada. Muy pocos saben lo que es querer realmente, pero también hay quien no sabe que es odiar.

Puedo afirmar que todos estos sentimientos que llegan a inundar nuestros corazones no son innatos, tan sólo somos capaces de adquirirlos si alguien se empeña en que así sea. Una persona nunca podría amar si no aparece alguien, en algún momento de su vida, que sea capaz de enamorarle.

Del mismo modo, quizás nadie conocería el odio, si no hubiera personas que con su maldad pudieran llegar a hacerte daño.

Hoy creo que puedo sentirme afortunado. Sé lo que es amar y amo, y también supe lo que era odiar, pero por suerte creo que también sabré olvidar, y con suerte perdonar.

Switcher: 1. Persona que pasa de utilizar un PC con Windows a utilizar un Mac. 2. Dícese de aque#os que dejaron de sentir odio por su ordenador.

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