de deporte con sentido social Jhon Jaime Osorio Osorio
25 Años de deporte con sentido social
Primera edición Jhon Jaime Osorio Osorio
[email protected] Medellín, 2008
ISBN: 978-958-98602-0-5 © Corporación Deportiva Los Paisitas Equipo de investigación Mónica Gallego Ruiz
[email protected] Davis Zapata Correa
[email protected] Jarvi Augusto Escobar Sánchez
[email protected] Luis Felipe Sierra Velásquez
[email protected] Corrección de estilo Diego Alonso Sánchez Sánchez
[email protected] Fotografías Ángel Gabriel Buitrago Mejía
[email protected] Archivo de la Corporación Deportiva Los Paisitas
[email protected] Carátula, diseño y diagramación Leonardo Sánchez Perea Impresión y terminado Editorial L. Vieco e Hijas Ltda. Medellín
Corporación Deportiva Los Paisitas Comité ejecutivo Presidente
Winston Tobón Ochoa
Vicepresidente
Carlos Peláez Arango
Secretario
Julio Alberto Vélez Trujillo
Tesorero
Gonzalo Valderrama Aguilar
Vocales
Diego León Osorio Céspedes
Germán Blanco Álvarez
Gustavo Jiménez Arango
Revisor Fiscal
Fernando Sañudo Correa
Revisor Fiscal Suplente
Manuel Jiménez Mejía
Socios de la corporación Álvaro Galeano Gil
Germán Blanco Álvarez
Alveiro Gutiérrez Serna
Gilberto Molina Hernández
Ana Patricia Villa López
Gonzalo Peláez Arteaga
Antonio Franco Ruiz Armando Pérez Hoyos Aureliano Vélez Agudelo Baltazar Medina Carlos Betancur Castañeda Carlos Iván Hernández Boneth Carlos Mario Londoño Correa Carlos Peláez Arango Claudia Medina Restrepo
Gonzalo Valderrama Aguilar Gustavo Jiménez Arango Javier Darío Villegas Díaz Julio Alberto Vélez Trujillo Libardo Serna Ángel Oriol Ruiz Patiño Óscar Mario Cardona Arenas Ramiro Carvajal Yepes Roberto Hoyos Ruiz
Consuelo Zapata Espinosa
Roberto López Valencia
Diego León Osorio Céspedes
Sara Valderrama Zapata
Gabriel Vásquez Mesa
Winston Tobón Ochoa
Personal administrativo Director Ejecutivo
Carlos Iván Hernández Boneth
Director de Comunicaciones
Davis Zapata Correa
Asistentes Administrativos
Carlos Albeiro Chavarría Agudelo
Verónica Johana Rúa Grisales
Adriana Serna Chicuazuque
Apoyo y Logística
Néstor Alonso Lopera Vanegas
Johana Mejía Vanegas
Filosofía El principio central de la Corporación Deportiva Los Paisitas es la socialización del menor, se focaliza la atención en la formación integral teniendo como énfasis la formación del niño como persona, desde donde se van perfilando las condiciones para, a su vez, dar desarrollo a un buen atleta.
Objetivos • Formar integralmente al niño dentro de una propuesta que ligue su desarrollo personal con el deportivo marcando el énfasis en el primer aspecto. • Organizar festivales deportivos y recreativos que tengan como propósito ocupar a los jóvenes en una actividad sana y educadora durante su tiempo libre.
Misión Contribuir al proceso de formación integral del individuo y aportar al desarrollo social de Antioquia y del país a través de la realización de actividades deportivas, recreativas y de superación personal.
Visión Llevar las actividades de la Corporación a todas las regiones del departamento de Antioquia y a otros lugares del país y diversificar en otros deportes y actividades conexas.
Valores • Vocación social como único motivo e interés. • Profundo respeto por las personas. • Total independencia de criterio. • Completa honestidad en todas las acciones: deportivas, administrativas y financieras.
La Corporación Deportiva Los Paisitas agradece a todas aquellas personas que con sus recuerdos y sus vivencias, aportaron a la construcción de este texto y a las empresas y entidades que se dejaron seducir por la idea e hicieron posible la publicación, especialmente a:
“A todos aquellos que hacen realidad sus sueños al rodar una pelota” El autor
Contenido
Prólogo
Luis Fernando Montoya Soto
Presentación
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Winston Tobón Ochoa
Capítulo 1 25 años de deporte con sentido social
Una idea de entusiastas del deporte
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La vida jurídica como nacimiento oficial
29
Primeros pasos: difíciles pero firmes
30
Y rodó la pelota
33
Un primer decenio de búsquedas
35
La madurez llega con los años
40
Las bodas de plata y la mirada prospectiva
42
Registro Fotográfico: Historia de la Corporación
47
Capítulo 2 la Corporación, modelo de autogestión en el deporte
La autogestión como esencia del modelo
63
Austeridad y transparencia
65
Deporte con sentido social
66
Los principios del Juego Limpio
68
La capacitación como soporte
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La estructura administrativa
71
Acciones y procesos administrativos
74
Descentralización y cobertura
75
La empresa privada y el sector público como aliados
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La diversificación en busca de la masificación
77
Las relaciones con la prensa, gestión que acerca
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Registro Fotográfico: modelo de autogestión
Capítulo 3 El Ponyfútbol, una fábrica de sueños
1985. Los sueños comenzaron con el sello de Maturana
101
1986. Santa Lucía llega como favorito
103
1987. Con la marca Grullitos llegó el primer título envigadeño
105
1988. El cuarto torneo tuvo sabor a banano
107
1989. De 16 a 24 equipos, una muestra de la aceptación
109
1990. Del Alfonso Galvis a la Cancha Marte
111
1991. Con la presencia de Ecuador, se internacionalizó el torneo
113
1992. Los municipios de Antioquia mostraron su potencial
115
1993. Una verdadera fábrica de talentos
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1994. En el torneo número 10, el título se fue de la tierra
119
1995. Urabá bicampeón
121
1996. Desde la frontera llegó el campeón
123
1997. Con más participantes, Urabá logró el tri
125
1998. Con 32 equipos al estilo de los mundiales
127
1999. Estados Unidos y Costa Rica vinieron del norte
129
2000. Otro torneo, otro título para Córdoba y muchísimos goles
131
2001. Nuevamente con sabor costeño
133
2002. Chocó, Chocó, Chocó…
135
2003. Muy pocos goles y otro título costeño
137
2004. El Tolima fue grande
139
2005. Envigado F.C. mostró sus divisiones menores
141
2006. Una final de infarto
143
2007. EFISAE, otra vez una campeón naranja
145
2008. Betancur fue tetracampeón
147
Registro Fotográfico: una fábrica de fantasías
151
Capítulo 4 Historias cortas para recordar de las bodas de plata
El Ponyfútbol estuvo en las entrañas de la tierra
168
El Ponycomentarista del Ponyfútbol
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Amaranto, por fortuna lo vivió
172
Yeison soñó, perdió y ganó
174
El niño valiente con sueños de fútbol frustrados
175
La felicidad llegó a Villas de San Nicolás
177
La justicia humana con rostro de mujer
179
Un trofeo gigante para los pequeños campeones
181
Un niño vestido de negro
182
El Ponyfútbol con la pluma de Óscar Domínguez
184
Levantándose la vida con la venta de tapas
186
Un árbitro Fifa que nació en el Pony
188
Las palabras de único técnico tetracampeón
190
El Colombiano editorializó sobre el torneo
193
Familiares y amigos: un apoyo desde la tribuna
195
En el Ponyfútbol también juegan los artistas
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El Pony, una colección de nombres raros
198
“Somos hijos del tiempo, y el tiempo es esperanza”
Octavio Paz
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Prólogo
esde su fundación, la Corporación Deportiva Los Paisitas fue creada con un gran sentido
social, para llevarles recreación sana y con valores a los niños de menores recursos de nuestra ciudad. Esta organización fue fundada por personas altruistas por el deporte como don Antonio Franco, el doctor Winston Tobón, el doctor Libardo Serna y otros honorables hombres de la ciudad. Año tras año, soy testigo de la manera como la Corporación se ha venido fortaleciendo
en diferentes aspectos como el deportivo, el social, el financiero, el publicitario, el geográfico y, sobre todo, en uno demasiado importante para la sociedad: como agente aglutinador del núcleo familiar. Es muy gratificante ver en cada torneo la asistencia de familias enteras con sus diferentes generaciones, desde la abuela hasta el niño de brazos. El objetivo básico de la Corporación ha sido siempre trabajar con niños menores de 12 años, fomentando en ellos valores como el respeto, el amor por el deporte y la disciplina; y formándolos para ser ciudadanos de bien. Con este trabajo, Los Paisitas han contribuido para que tengamos mejores generaciones en nuestra sociedad. En 1997 tuve la fortuna de participar directamente en el torneo Ponyfútbol, como técnico del Atlético Nacional. Para mí, ha sido la experiencia que más me ha fortalecido y la que más me sirvió para consolidarme en el camino de mi formación profesional. Aprendí que para poder dirigir éticamente a los niños es fundamental conocer y estudiar la psicología en general y, en particular, el comportamiento infantil. Gracias al torneo, también tuve la posibilidad de estar más cerca de las familias de los niños – personas – futbolistas; de conocer más íntimamente la vida del niño, las relaciones con sus padres (varios de ellos muy ausentes) y hermanos, su comportamiento en el barrio, y algo primordial que la Corporación impulsa y estimula: el amor por el estudio.
La transcendencia del torneo ha sido tan importante que los medios de comunicación se han ocupado de gran manera del certamen, incluso ya televisan en directo un gran número de partidos. Ahora tenemos no solamente un torneo doméstico regional, sino un certamen de carácter nacional que, incluso, ha tenido la experiencia con equipos de niños de otros países. Cada año, los pequeños muestran su riqueza técnica y su exquisitez para jugar el deporte que nos apasiona a todos: el fútbol. Ya era hora de dejar documentada la experiencia de quienes han trabajado incansablemente durante cinco lustros para realizar un certamen de tanta importancia e historia en nuestro medio futbolístico. Este ininterrumpido esfuerzo, y la filosofía con que se hace, quedan registrados en este texto para que las generaciones presentes y futuras entiendan lo que es el deporte con sentido social, y lo que significa para una sociedad ese fútbol de chicos para grandes con presencia permanente en la ciudad durante 25 años. Para todas las personas y entidades que han tenido que ver con la publicación de este importante libro, mis sinceras felicitaciones y, a la vez, una gratitud eterna por la oportunidad que me brindaron de escribir estas líneas. Atentamente,
Luis Fernando Montoya Soto Técnico de Fútbol
E
Presentación l torneo Ponyfútbol es mucho más que un certamen deportivo, es una filosofía que se
promulga y se practica en cada una de las acciones que la Corporación Deportiva Los Paisitas emprende para mostrarle a la niñez y a la juventud el deporte como camino para la formación integral. Esa filosofía, que se resume en el eslogan “Deporte con sentido social”, ya es conocida en toda Colombia; es la impronta de nuestra Corporación y fue la premisa desde el inicio. Hace 25 años el torneo nació por la necesidad que había en la ciudad de tener un evento
recreativo para aquellos niños que no tenían la oportunidad de salir a una finca, de irse a otro departamento o de tener un paseo familiar en la época de vacaciones. Hace cinco lustros, en un momento de muchas dificultades sociales en Medellín, un grupo de dirigentes y personas del deporte pensamos en aquellos niños que tenían que quedarse encerrados en sus casas o en sus barrios soportando la violencia y sin una sola oportunidad de recreación. Esos niños fueron la motivación que tuvimos para la creación del torneo, y para organizarlo, le dimos forma a la Corporación. La filosofía que nos mueve promulga el juego limpio como principio de vida, y trata de desarrollar, a través del deporte, un proceso formativo integral, reforzando valores en los niños, para que posteriormente sean personas útiles a la sociedad. El 16 de julio de 2008 se cumplirán cinco lustros de haberse firmado el acta de constitución de la Corporación Baby Fútbol Los Paisitas, que hoy tiene como nombre Corporación Deportiva Los Paisitas. Aunque los procesos administrativos y deportivos hayan evolucionado, 25 años después de iniciar este camino la filosofía sigue siendo la misma. Las bodas de plata deben ser motivo no solo para celebraciones y actos que conmemoren esta efeméride sino que deben ser motivo de encuentro para recuperar nuestra historia, para revisar la trascendencia alcanzada como organización y para soñar en prospectiva con una Corporación que con su funcionamiento y desde su filosofía, le aporte al crecimiento de la sociedad con el desarrollo de actividades sociales, recreativas y deportivas. La idea de realizar un libro que recoja la historia de la Corporación, y la de su torneo Ponyfútbol como su evento tradicional, que explique nuestro modelo de autogestión y que recuerde algunas anécdotas de las miles que se han vivido en estos años hace parte de las
actividades con las que celebramos nuestro aniversario número 25. El presente texto recoge esta idea y profundiza en ella, desde la perspectiva comunicacional. Es un texto de carácter institucional, que desde una perspectiva histórica trata de mostrar la dimensión actual de la Corporación Deportiva Los Paisitas y el camino recorrido para lograrla. El proyecto requirió la conformación de un equipo de investigación documental, que revisó los archivos de los periódicos de la ciudad y los registros audiovisuales existentes, y que a partir de los diálogos formales e informales con personas vinculadas a las actividades de la Corporación, fue reconstruyendo historias, recuperando datos y rastreando informaciones, que estaban diseminadas en la memoria de cada uno de estas personas, para darles la forma unificada que hoy entregamos como libro. La presente publicación recoge en palabras la vida de la Corporación con la única intención de rememorar los hechos que han ido construyendo esta alternativa de recreación y este modelo de autogestión en el deporte. Nuestra única intención es tratar de contagiar con nuestra historia a muchas otras organizaciones en el departamento y el país, que quieran unirse a nuestra causa. En estas líneas, están plasmados los aportes de la empresa privada, la vinculación del sector público, la participación de los dirigentes de barrios y municipios, y la coordinación de esfuerzos hecha desde la Corporación, con lo que se ha mantenido vigente en 25 años con una mirada con sentido social a la actividad deportiva. El libro que usted tiene en sus manos está compuesto de cuatro capítulos. En el primero se relata la gestación, el desarrollo y el estado actual de la Corporación. El segundo, detalla las acciones y los procesos administrativos y deportivos que constituyen nuestro modelo de gestión. El capítulo tres presenta datos e historias del torneo Ponyfútbol, al que un periodista definió románticamente como una “fábrica de sueños”. Y finalmente, como cierre de esta publicación, a manera de pequeñas crónicas y entrevistas, se cuentan algunas anécdotas sobre hechos puntuales que han ocurrido en la historia de la Corporación. Con este texto, creemos que al registrar la historia tendremos más fresca la memoria, para mirar hacia un futuro en el que esperamos tener muchas más celebraciones.
Winston Tobón Ochoa
Presidente Corporación Deportiva Los Paisitas
CAPÍTULO 1 25 años de deporte con sentido social
M
uchas de las entidades y organizaciones que hoy funcionan en Colombia con estabilidad
y proyección fueron concebidas en principio como una idea loca. Ese es el caso de la Corporación Deportiva Los Paisitas, que nació en medio de las conversaciones informales, al calor del entusiasmo, la preocupación y el trabajo de un grupo de amigos del deporte, un día cualquiera de 1984, debajo de los palos de mango que crecían en aquella época entre la cancha Marte 1 y el estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque de Medellín. La idea de entonces no tenía la dimensión de lo que hoy es Los Paisitas como organización.
Lo que se pensó inicialmente fue sólo la realización de un torneo de fútbol bien organizado para abrirles espacios a los niños y jóvenes de los barrios más populares y tradicionales de Medellín, que les ofrecieran recreación en la época de las vacaciones de fin de año. Para los pioneros de la Corporación, era una forma de retribuir al fútbol y al deporte lo que esta actividad les había dado a ellos, bien fuera como participantes directos en calidad de dirigentes, jueces o técnicos, o simplemente como aficionados a la actividad física. Fue así como, en enero de 1985 y con 16 equipos de fútbol, se disputó el primer torneo, el cual tenía como condiciones un límite de edad de 13 años y que los participantes no pertenecieran a ningún club de los torneos organizados por la Liga Antioqueña de Fútbol. Cinco lustros después, el objetivo inicial se mantiene. Alrededor de él se ha construido toda una filosofía de vida que tiene como metas la formación integral de los niños y la práctica del deporte con un sentido eminentemente social. Dicha filosofía impregna a todos los estamentos involucrados y se promueve en todas las acciones administrativas y deportivas que hoy se realizan, involucrando cada año a más 21.000 niños de todo el país, en los torneos de Ponyvoleibol, Ponybaloncesto y Ponyfútbol. En 25 años de vida, este crecimiento ha sido posible gracias al apoyo de la empresa privada, al respaldo del sector público, al acompañamiento permanente de los medios masivos de comunicación y al trabajo incansable y desinteresado de cada uno de los socios
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25 años de deporte con sentido social
de la Corporación. Pero, principalmente, a la respuesta positiva y cómplice que ha dado la comunidad. La suma de todos estos factores le ha posibilitado a los torneos y a la Corporación, la dimensión que hoy tienen. En todo este tiempo, lo más importante ha sido la interacción con las diferentes comunidades a las que ha visitado para la realización de los torneos, lo que ha propiciado diferentes espacios de capacitación, de tipo social y, obviamente, deportivos. Gracias a la propuesta de deporte con sentido social, a la Corporación no se le ha negado el ingreso a ningún barrio, comuna o municipio, mejor dicho, a ningún rincón de Colombia. Incluso, en las épocas más violentas y en los momentos más difíciles del orden público, en ningún sector del país ha existido resistencia alguna y, por el contrario, el respaldo de las comunidades ha sido absoluto. A lo largo de todo este tiempo, el torneo ha sido aceptado y valorado, incluso, ha servido para cambiar el ambiente social en muchos sectores. Por fortuna, en todas partes han entendido la filosofía que mueve la realización de los torneos, para la cual se requiere la participación de todos. Si bien en lo deportivo, pese a no ser su finalidad, el torneo ha servido como plataforma de iniciación para muchos de los jugadores de fútbol que han llegado a un contexto deportivo importante en los ámbitos nacional e internacional, mucho más importante es saber que los valores misionales de la Corporación han impregnado a centenares de niños que, bajo las premisas del juego limpio, hoy son profesionales de diversas áreas y, sobre todo, ciudadanos de bien. La práctica deportiva y el paso por los torneos en Medellín han sido una oportunidad para muchos niños de Colombia en materia de conocimiento, intercambio y formación, lo que representa una contribución social de suma importancia. Al llegar a sus bodas de plata, la Corporación Deportiva Los Paisitas es mirada en Colombia como un modelo de autogestión en el deporte, como un proyecto de sostenibilidad en el tiempo, que sin tener como su razón de ser la búsqueda de talentos deportivos, los genera como excedentes de un proyecto que es netamente social. En Colombia, cuando se habla del Ponyfútbol y de la Corporación Los Paisitas, se habla bien porque en sus 25 años de vida jurídica ha mantenido su norte con transparencia y honestidad. Tratar de reconstruir su historia, guardada únicamente por fragmentos en la memoria emocional de sus protagonistas, es un compromiso no sólo con la entidad sino con todos aquellos que se han sentido transformados en su interior por una filosofía que invita al juego, al deleite, a la disciplina y al respeto.
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Una idea de entusiastas del deporte La idea nació una mañana de un domingo de junio de 1984. Como de costumbre, un grupo de amigos, cuyas actividades giraban en torno al deporte, se reunieron en la cafetería del costado sur del estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque, debajo de la tribuna, a tomar café y a hablar de temas diversos. Algunos eran dirigentes activos de distintas ligas deportivas del departamento, otros, directivos de clubes, y no faltaban los periodistas y los simples aficionados al deporte. Esa mañana dominical estaban en la mesa Omar Darío Correa Uribe, de mucha trayectoria en el fútbol aficionado antioqueño como arquero del equipo de Calzado Ger; el periodista Julio César Acosta, quien cubría el balompié aficionado para el periódico El Colombiano; Álvaro Galeano Gil, quien tenía un club de atletismo con Danilo Herrera; y Antonio Franco Ruiz, otro entusiasta del balompié aficionado. La reunión de ese día comenzó girando en torno al tema de las escuelas de fútbol, a propósito de una gran actuación internacional que por esos días había realizado la Academia Tahuichi Aguilera de Bolivia. Una de las eventuales variantes que abordó la conversación terminó haciendo énfasis en la cantidad de niños en situación de calle que había por entonces en la ciudad y en la falta de oportunidades deportivas que tenían los niños de las diferentes comunas y barrios populares de Medellín. Cuando se acabó el café, la reunión comenzó a tornarse más propositiva. En medio de muchas ideas, los cuatro amigos tomaron el camino hacia la Liga Antioqueña de Tenis de Campo, en búsqueda de su Director Ejecutivo, Julio Vélez Trujillo, quien hacía parte de esas tertulias dominicales. Ya en reuniones anteriores, los mismos amigos de aquella mañana, junto con muchas otras personalidades del deporte antioqueño, se habían preguntado qué se podía hacer por la niñez y la juventud de la ciudad que, por entonces, comenzaban a vivir momentos aciagos con los temas del narcotráfico y el sicariato. En ese momento, cuando aparecían los primeros síntomas críticos de violencia en la ciudad, la niñez de Medellín no tenía posibilidad alguna de recreación dirigida ni de tener torneos deportivos organizados. En el recorrido hacia la Liga, Julio César Acosta lanzó la idea de hacer un torneo de Baby Fútbol para esos niños de los barrios, que fuera muy organizado, que se realizara bajo los reglamentos del fútbol de la Internacional Board y que desembocara en la formación de un gran club, con esos jugadores, para competir en los torneos de la Liga Antioqueña de Fútbol. El referente directo de la idea fue un torneo con ese nombre, Baby Fútbol, realizado entre 1966 y 1975 en el coliseo Mayor Iván de Bedout, por el periodista Guillermo Hinestroza Isaza y
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el dirigente deportivo Hernán Gómez Agudelo. Dicho torneo se realizaba con 9 jugadores por equipo, en un recinto cerrado, en piso de cemento, con estatura límite y con un reglamento particular adecuado al espacio y a las características del evento. Ese Baby Fútbol había gustado mucho en su momento, pero ya no se realizaba. A principios de los 80 también se había realizado con éxito otro torneo en el coliseo que se llamó Dim- Cicrodeportes. Se trató de un certamen ideado por Hernán Gómez Agudelo, liderado por el Deportivo Independiente Medellín y organizado por Antonio Franco. En él participaron 30 equipos y, al final, se seleccionaron 18 jugadores con los que se montó una escuela del Independiente Medellín que luego sería la base de la Selección Antioquia para el Campeonato Nacional Prejuvenil de 1981, en el que se obtuvo el título nacional con la dirección técnica de Luis Alfonso Marroquín y con jugadores como René Higuita, Óscar “Galea” Galeano y Mauricio Porras. También existía el registro de un torneo similar, llamado Los Chiquilines, organizado en los años 60 por el mismo Hinestroza. La propuesta inicial lanzada por Julio César Acosta tuvo respuesta afirmativa, casi que en coro. De inmediato, comenzó una lluvia de ideas para perfeccionarla; se planteó que fuera un torneo en cancha de grama, con las reglas internacionales del fútbol y con un sistema similar al de la Copa del Mundo. Con la emocionalidad que genera un nuevo reto, los cuatro contertulios llegaron a la Liga de Tenis para comunicarle su nuevo proyecto a Julio Vélez, quien se emocionó con la idea y, de inmediato, se convirtió en el quinto miembro del proyecto. Ya decantada la propuesta en la Liga de Tenis se hizo una distribución inicial de tareas como elaborar el presupuesto, pensar en los equipos, sondear posibles patrocinadores y pensar en fechas y escenarios. Desde el principio, hubo consenso en que debía ser un torneo sin costo alguno para los niños participantes. La cita fue entonces para el día siguiente, lunes, en un sitio al que el grupo de amigos llamaba informalmente “la oficina”, debajo de un frondoso árbol que aún hoy existe, en el costado norte del estadio de atletismo. En aquel lugar eran habituales las reuniones vespertinas, después de las labores y actividades cotidianas. Ese lunes se hicieron las cuentas de los precios de cada uno de los implementos necesarios para jugar al fútbol, el valor del transporte de los deportistas, los refrigerios, el arbitraje de un evento para 16 equipos con un sistema similar al de la copa del mundo, el alquiler del escenario y los gastos de administración. De alguna manera, ese fue el primer presupuesto. Con la idea así planteada, el grupo de amigos empezó a buscar gente a la que le sedujera el mismo proyecto. Las reuniones de amigos comenzaron a ser más serias y el grupo comenzó a ampliarse. Del torneo para niños se empezó a hablar todos los días y los otros temas habituales pasaron a segundo plano. En pocos días, el grupo se fue ampliando con la invitación a otros amigos a
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participar del proyecto, todos ellos vinculados al deporte en diferentes ángulos. Inicialmente, se unieron dirigentes deportivos como Omar Darío Correa y Rodrigo Arias, quien había sido presidente de la Liga Antioqueña de Fútbol; personalidades del arbitraje como el odontólogo Libardo Serna, recién retirado del profesionalismo con altos reconocimientos por su honestidad, y personas que estaban vinculadas con el sector comercial e industrial de la ciudad como Gabriel Jaime Pérez, quien en ese entonces era directivo del deporte aficionado y presidente de la empresa de calzado Grulla. En esa etapa inicial también fueron reclutados el doctor Winston Tobón, quien trabajaba para el Atlético Nacional como médico ortopedista y había sido miembro de la Liga Antioqueña de Fútbol, y Reynaldo Sánchez, quien había trabajado mucho con Coldeportes Antioquia. El periodista Julio César Acosta pensó que sería importante llevar a alguien vinculado con el deporte y con la empresa privada, que tuviera credibilidad y respeto en el medio. Buscó entonces a Mario Múnera y le propuso una reunión en Marllantas, donde finalmente se hicieron muchas más. En aquella época, el ex árbitro y economista Gonzalo Valderrama trabajaba allí como ejecutivo y, por invitación de Mario y de su compañero en el arbitraje, Libardo Serna, terminó metido de lleno en el proyecto. A Gonzalo la idea le pareció extraordinaria y en una de esas reuniones en Marllantas fue nombrado en la comisión técnica del torneo, la misma que conformaron también Winston Tobón, Reynaldo Sánchez, Libardo Serna y Elkin Carrasquilla. Otros que se unieron al grupo por invitación directa, acogieron la idea y trabajaron por ella fueron Jorge Humberto Velásquez, Gonzalo Peláez y Óscar Cárdenas Jaramillo. Unos meses después, se invitó al proyecto a Danilo Herrera, un apóstol del deporte aficionado antioqueño que por ese entonces vivía fuera del país. Con este grupo de personas, cada una aportando desde su experiencia y su saber profesional, poco a poco se fue materializando la idea de lo que sería el primer torneo y, a la par, por la necesidad de tener un ente que se encargara de la organización, se fue gestando la idea de la Corporación. La idea que fue aglutinando adeptos era que el deporte, actividad en la que se desenvolvían estos entusiastas, era una forma real y práctica de alejar a los niños de la ciudad de esos peligros latentes y de esas dificultades que significaba la ola de violencia social que comenzaba en la ciudad. Las discusiones del grupo confluyeron en un ideal: darle a la ciudad un evento deportivo diferente a los ya tradicionales, con cabida para aquellos niños que por la edad o por la falta de espacios adecuados no tenían la oportunidad de jugar en los torneos del fútbol aficionado que organizaba la Liga de Fútbol. Se pensó en un torneo con la misma mecánica y sistema de juego de los campeonatos mundiales de fútbol de entonces, con 16 equipos, con una implementación completa, con las 12 reglas vigentes del fútbol, en un escenario adecuado, con los tres árbitros
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en cada partido, que tuviera un patrocinio sólido y que congregara en torno suyo a las familias de los niños. Obviamente, las variables empezaron a aparecer. Ante la compleja situación social de la ciudad, dividida en comunas, también se pensó en generarles a los niños sentido de pertenencia con sus barrios y su ciudad, para ello se concluyó que el hecho de darles como estímulo los uniformes completos los comprometería con esa representación. Sobre la posible fecha también hubo consenso. Lo ideal era la época vacacional de diciembre y enero, porque era un periodo de tiempo en que los escenarios deportivos permanecía vacíos y en el que los niños de los barrios no tenían ninguna actividad organizada de recreación y sus posibilidades de estar de paseo por fuera de la ciudad eran escasas. En estos meses, las ligas no tenían programación de competencias y los amantes del fútbol estaban ávidos de ver buenos partidos y en los barrios sólo se programaban los torneos para mayores o para veteranos. Además, Julio César Acosta, el periodista del grupo, insistió en que en el primer mes del año las noticias escasean en la prensa y en la radio, y, si se realizaba en ese periodo, el torneo iba a tener mucha posibilidad de acceder a los medios. También, y es apenas obvio, era una manera de activar la parte comercial de ciertas cafeterías y negocios alrededor del estadio de atletismo. Como buen grupo de amigos, las tareas fueron repartidas con facilidad, toda vez que por encima de cualquier estructura organizativa siempre estuvo el sentimiento de amistad que hacía que los involucrados en el proyecto compartieran todas las actividades. Unidos, trabajaron arduamente en el parto del proyecto para que todo saliera bien; todos los involucrados pusieron su granito de arena, sin ahorrar esfuerzos. La campana creativa ya había sonado, pero luego se evidenciaría que el péndulo de dicha campana era el signo pesos y ahí estaría una de las grandes dificultades del inicio. Con un entusiasmo total, el proyecto se puso en marcha teniendo como sede administrativa las instalaciones de la Liga de Atletismo, que facilitó una oficina, la logística que estaba a su alcance y, obviamente, el escenario. La deportista Luz Estela Villa, figura del atletismo nacional que hoy es la esposa de Álvaro Galeano, se ofreció para hacer de secretaria de la organización en forma gratuita. Nunca cobró, todo lo hizo con el corazón abierto. Los primeros escritorios para trabajar fueron las mismas cajas de cartón en las que se guardaba la papelería. Así, los gastos fueron sólo los indispensables: toda la indumentaria deportiva para los niños y el dinero necesario para poner a punto la cancha.
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La vida jurídica como nacimiento oficial Las reuniones de planeación se tornaron cada vez más formales. En una de ellas, se advirtió que para organizar el torneo y poder tener los avales respectivos era indispensable que el grupo tuviera una estructura básica de organización. Fue entonces cuando surgió la idea de crear la Corporación. Se discutieron las factibilidades y los riesgos de imagen, y se determinó que el objetivo principal sería la recreación de la niñez y la masificación deportiva. Como todos los miembros de aquel grupo de entusiastas estaban bien empapados del funcionamiento de la estructura del deporte en el país y, particularmente, del fútbol, dos reuniones fueron suficientes para darle vida jurídica a la ilusión que mantenía vivo el ánimo de los protagonistas de aquellas tertulias deportivas, de trabajar en beneficio del balompié infantil de la ciudad. A las 6:00 de la tarde del 16 de julio de 1984, en la sala Francisco de Paula Pérez del periódico El Colombiano, que fueron ofrecidas por Julio César Acosta para dicha reunión, se formalizó el nacimiento de la Corporación. En la búsqueda del nombre no hubo mayores discusiones, el nombre de Los Paisitas, propuesto por Winston Tobón, fue acogido por todos, pues identificaba popularmente al departamento y el diminutivo hacía alusión a los niños, que era el grupo de población con el que se quería trabajar. A la reunión para la firma del acta de constitución asistieron 12 personas, entre ellas que se eligió el primer Comité Ejecutivo que, curiosamente, estaba conformado por 10 de los 12 asistentes. Aquella tarde, la idea surgida cinco semanas atrás pero gestada en muchos encuentros informales en diferentes sitios de la Unidad Deportiva y de la ciudad, tomó vida jurídica. El objetivo inicial fue encaminado a favorecer a los jóvenes deportistas que pocas oportunidades tenían de emplear su tiempo libre, a ofrecerles a los niños una oportunidad de hacer buen uso de su tiempo libre, y a crear empleos indirectos para la población de la ciudad que veía en fútbol una manera de lograr un sustento económico. Así, pensando en poder llevar a cabo aquel torneo ya diseñado, con la intención de darle recreación a la niñez y a la juventud de la ciudad, se firmó el acta que significó el nacimiento jurídico de Los Paisitas. El primer presidente fue Rodrigo Arias Sierra, como vicepresidente fue elegido Julio Vélez, el revisor fiscal fue Óscar Aramburo, los vocales titulares Omar Darío Correa, Julio César Acosta y Antonio Franco Ruiz; los vocales suplentes Jorge Humberto Velásquez, Libardo
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Serna y Álvaro Galeano; y como revisor fiscal suplente se eligió a Álvaro Pareja. Igualmente, de acuerdo con los requisitos de la ley para ese entonces, en el mismo acto de constitución se eligió a Libardo Serna como representante legal de la Asamblea de socios ante el Tribunal Disciplinario y a Álvaro Galeano como representante legal de la Asamblea ante el Tribunal Deportivo. Los primeros estatutos fueron elaborados de acuerdo con un modelo enviado por Coldeportes Nacional y aprobados en la siguiente reunión, el 31 de julio. El primero de agosto fueron designados Mario Múnera como Tesorero y Reynaldo Sánchez como Secretario Ejecutivo, y, de inmediato, se nombraron cuatro comisiones: una técnica, una disciplinaria, una de inscripciones y una de escenarios que siempre la lideró el doctor Antonio Franco, quien no solamente era un aficionado al tema sino que tenía conocimientos técnicos sobre mantenimiento de canchas. Finalmente, el 27 de agosto se solicitó oficialmente la personería jurídica a la Gobernación de Antioquia, la misma que se recibió el 17 de octubre.
Primeros pasos: difíciles pero firmes Una vez conformada la Corporación, el trabajo para llevar a cabo el primer torneo fue maratónico. En las reuniones de planeación apareció una propuesta altruista: solicitar una donación al ingreso al escenario para regalarla a una entidad sin ánimo de lucro que trabajara por las necesidades de los niños, siempre y cuando la entidad se encargara de la logística necesaria para la recolección de las donaciones. El tema se fue conversando y luego aparecería la destinación específica. Los principales esfuerzos se enfocaron a la búsqueda del patrocinador del torneo. Los esfuerzos y contactos comerciales en búsqueda de una empresa privada a la que le interesara el torneo como espacio publicitario los encabezó Julio Vélez, quien se metió de lleno a la parte del mercadeo para buscar la financiación. De acuerdo con el primer presupuesto, el torneo costaría un millón y medio de pesos En septiembre apareció una empresa que nunca antes había estado en el deporte, Davivienda, a la que le llamó la atención el certamen no tanto por la parte deportiva sino porque se identificó con el propósito manifiesto de los organizadores de hacer algo importante con la
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niñez y la juventud de Medellín. Encontrar ese brazo abierto de Davivienda como patrocinador, lograr esa credibilidad en algo que apenas iba a empezar y que no tenía un sustento en el tiempo fue vital para dar el primer paso. El doctor Jaime Puerta, gerente de la compañía, manifestó su interés de vincularse y convirtió a esta entidad financiera en el primer patrocinador. El puente permanente entre Davivienda y la Corporación fue el doctor Óscar Cárdenas, un dirigente muy vinculado por esa época con el atletismo y miembro de la Junta Directiva de la entidad bancaria. Con su apoyo, el patrocinador adquirió experticia en los temas de logística de la publicidad y comercialización de eventos deportivos, al tiempo que la Corporación pudo llevar a cabo su primer evento público: el torneo Baby Fútbol 1985. Aunque el valor del patrocinio, un millón de pesos, no alcanzó a cubrir el evento completo, y los socios de la recién constituida entidad tuvieron que meterse la mano al bolsillo para cubrir el resto del costo, la experiencia resultó ser muy gratificante pues sembró la semilla de lo que hasta hoy se ha cosechado. A pesar de las dificultades económicas del principio en la construcción del proyecto, desde la primera versión aparecieron los aliados del evento, personas y empresas que se vincularon con recursos como la hidratación, o con descuentos en el transporte y en el valor de los uniformes. Así, lo más complejo fue la definición del escenario. Obviamente, se había pensado en el escenario natural del fútbol aficionado en Antioquia que era la cancha Marte 1, pero al solicitarla, la Liga de Fútbol, que era la administradora del escenario, se opuso tajantemente. En un principio su principal directivo, Arturo Bustamante, veía a los organizadores del torneo como rivales de la Liga y se negó a prestar cualquier colaboración. Incluso, un día antes de comenzar el torneo, junto con el presidente del Colegio de Árbitros, Octavio Sierra, les manifestó a los árbitros federados que no podían pitar el torneo, so pena de expulsión del Colegio. Muchos de los miembros de la Corporación habían pertenecido a la Liga como dirigentes y en ese momento ya no estaban en ella, lo que dio para pensar que se trataba de una disidencia, o de una organización deportiva que pretendía montarles competencia, a pesar de que desde Los Paisitas siempre se respetó la autoridad de la Liga y sus lineamientos deportivos, y desde el comienzo enfocó su trabajo a objetivos más sociales. Algunos años después, ese resquemor terminó y el mismo Arturo Bustamante reconoció que las actividades de la entidad le ayudaban muchísimo a la Liga con su promoción y difusión del fútbol infantil, y terminó siendo un aliado importante del proyecto.
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Después de mucho buscar, la alternativa que surgió como escenario fue la del campo de grama del estadio de atletismo, donde se realizaban todo el año las pruebas de lanzamientos. Era algo inusual que un evento de fútbol se hiciera en un estadio de atletismo, pero los directivos de la liga del deporte base también se entusiasmaron con la creación de la Corporación y con su interés por aportarle a la sociedad de Medellín y al fútbol aficionado de Antioquia. El 15 de agosto, mediante una correspondencia, la Liga de Atletismo aceptó prestar el estadio, siempre y cuando la Secretaría de Educación Municipal también lo avalara, hecho que se oficializó el 29 de agosto. Por concepto de alquiler se le pagó a la liga un valor de $ 200.000. La adecuación del escenario fue tal vez la tarea más difícil, al lado de la búsqueda de patrocinador. Adecuar la irregular zona de lanzamientos del estadio Alfonso Galvis Duque - al interior de la pista atlética - para que fuera apta para la práctica del fútbol por parte de niños costó tiempo y trabajo; pero fue el verdadero termómetro para medir el alto grado de compromiso de todos los involucrados en el proyecto. De alguna manera, esa tarea demostró que muchas personas tomaron la Corporación como si fuera de ellos. Los meses de noviembre y diciembre de 1984, con azadón en mano, los mismos socios, algunos voluntarios y hasta algunos atletas trabajaron para tapar uno a uno los huecos que dejaban allí como huellas durante todo el año las jabalinas, los martillos y las balas de los más importantes atletas antioqueños, y para fumigar los hormigueros que aparecían con frecuencia en este campo. A cada hueco se le cubrió con tierra de capote y, posteriormente, se le sembró un pedazo de grama para emparejarla. Por esa época, había receso en las actividades del atletismo y de todas las disciplinas deportivas. Para aquellas primeras adecuaciones, se tuvieron que conseguir dineros, incluso, del propio bolsillo de los socios del proyecto. Esa primera adecuación de la cancha los hizo más amigos. El resto del trabajo fue en los alrededores, especialmente en las zonas norte, sur y oriental, donde se adecuaron unos espacios, a manera de tribunas metálicas y carpas, en los que la gente podía ver el evento cómodamente. Así, desde el primer torneo, participó mucha gente de la economía informal del sector, que se lucraban bastante en una época que para ellos era de pérdidas totales. La cancha del Estadio de Atletismo no alcanzó las medidas reglamentarias, pues de largo apenas llegaba a los 80 metros. El mismo técnico de los lanzadores antioqueños, Armín Luna, quien trabajaba en los talleres de Coldeportes Antioquia, construyó unos carritos para demarcarla con talco o con cal. Hoy, casi 25 años después, hay algunos de ellos que continúan funcionando. La fabricación de este útil dispositivo se materializó por insinuación del doctor Antonio Franco, con la colaboración de Danilo Herrera, quien entregó el material, y el mismo que además impuso en Colombia las primeras banderolas de los tiros de esquinas con resortes;
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en ellas, cuando un jugador chocaba, la banderola se agachaba y se volvía a parar. De la misma manera, Armín Luna, todero de la construcción, se convirtió en la mano derecha de la Corporación en este proceso de adecuación del escenario, pues era quien pintaba y soldaba cuanta estructura fuese necesaria, él mismo se encargaría además de construir los arcos. Finalmente, para tener a punto la cancha hubo que hacerlo todo, desde medir el estadio con un ingeniero para buscar cuál era el centro del campo, hasta construir las porterías metálicas y móviles, y las redes para las mismas. Los trabajos comenzaron a mediados de noviembre y terminaron unos días antes de inaugurar el certamen. La coordinación de todo estuvo a cargo de la comisión de escenarios, que conformaban Antonio Franco, Omar Correa, Elkin Carrasquilla y Álvaro Galeano por la Corporación, pero que encontró muchas manos amigas y desinteresadas de personas como Ramiro Maldonado, técnico de atletismo en el colegio San Ignacio; Hugo Madrigal, ingeniero agrónomo que acompañó todo el tratamiento a la gramilla, y un habitante de la calle, de nombre Luis, que dormía debajo de las tribunas y se ganó la confianza de todos, al punto que trabajó para el torneo haciendo los oficios varios, como barrer la tribuna, regar la cancha a media noche durante el torneo y hacer los mandados urgentes. También participaron activamente Alejandro Samaniego Zapata, ya fallecido, otrora gran goleador del futbol antioqueño; y el mensajero oficial, Hugo Armando Betancur, conocido por todos como "meneo", y quien luego perdería la vida con la violencia de los años noventa en la ciudad.
Y rodó la pelota Desde la gestación de la idea se había propuesto que el torneo debía tener la altura de los más importantes certámenes deportivos. El 29 de octubre se dio a conocer la lista de los 16 equipos seleccionados para esa primera versión. La lista apareció publicada con los nombres del respectivo entrenador, entre los que se puede mencionar a Óscar Aristizábal, con el Barrio El Salvador; Juan Felipe Betancur, con el Barrio Antioquia; Francisco Maturana, con La Floresta; y Héctor “Canocho” Echeverri, con el municipio de Guarne. El viernes 30 de noviembre de 1984 se llevó a cabo el acto de lanzamiento en el Salón Cervantes del Hotel Nutibara, que prestó el recinto gracias a la gestión del empleado del hotel Javier Villa, quien se convirtió en otro de los aliados incondicionales. En este primer acto de lanzamiento, y en los dos años siguientes, dos niños que entonces tendrían 4 ó 5 años de edad y que ahora son profesionales, Ana María y Carlos Andrés Correa Trujillo, hijos del fundador
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Omar Correa, desfilaron vestidos con unos trajes típicos paisas, en una alegoría que jugaba muy bien con el tipo de certamen. El Congreso Técnico se llevó a cabo el 4 de diciembre, en Marllantas. Del 18 al 20 del mismo mes, de 6:00 a 8:00 de la noche, se dictaron las charlas de actualización para los entrenadores y encargados de los 16 equipos, con Winston Tobón, Reynaldo Sánchez y algunos egresados del Politécnico como conferencistas. El 21 de diciembre se hizo la entrega de los uniformes en el auditorio de Coldeportes. Esta mecánica ha sido casi la misma durante los 24 torneos: tener un acto protocolario, entregar la implementación directamente a los niños y generar espacios académicos de capacitación y actualización. El primer torneo se realizó con 16 equipos que se seleccionaron entre las 61 solicitudes que llegaron, luego de una convocatoria pública. La selección se hizo por los miembros de la Corporación, con un criterio que iba entre lo pasional y lo natural. La idea era escoger los barrios más representativos y con más tradición futbolística de la ciudad como La Floresta, Santa Lucía, La Milagrosa, Manrique y Aranjuez, entre otros, y algunos municipios del área Metropolitana como Bello e Itagüí. La edad de los jugadores era de 13 (nacidos entre el 1 de enero de 1970 y el 31 de diciembre de 1971) pero se permitía la inscripción de tres deportistas entre los 13 y los 15 (nacidos del 1 de enero de 1973 al 31 de diciembre de 1974), con la condición de que ninguno de los inscritos fuera jugador federado. Una vez hecha la lista de equipos, el paso siguiente fue buscar líderes en esos barrios, gente comprometida con la causa del deporte y con espíritu de colaboración, para que se encargaran de la organización logística de los equipos y de las barras. Aparecieron allí las primeras juntas de acción comunal y de deportes que creyeron en la idea y la apoyaron desde su propio inicio. Cada equipo recibió el uniforme completo, asistencia médica, transporte, un seguro de vida de Seguros Bolívar y capacitación para sus entrenadores. La dotación entregada constaba de camiseta, pantaloneta, medias, guayos, tulas y el valor de cuatro pasajes por persona, para un grupo de 20 integrantes por equipo. El problema con los árbitros federados se superó más por el carácter y la personalidad de algunos de ellos, como Armando Pérez Hoyos, Gabriel Ceballos y Jairo Pérez, entre otros, que apelando al derecho al trabajo que estaba consignado en la Constitución, pese a la prohibición de la liga, pitaron el torneo junto con algunos árbitros de los mismos barrios que asumieron el compromiso.
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Esa primera versión tuvo una duración de dos semanas, con un resultado altamente positivo en materia de nivel técnico, convocatoria de público y reconocimiento de la ciudad. El sábado 5 de enero se hizo el desfile inaugural en el Estadio Atanasio Girardot, entrando y saliendo por la puerta de Maratón, para darle la vuelta completa al Estadio. De allí, los equipos se dirigieron al Estadio de Atletismo para dar inicio a la competencia. En los alrededores la entrada era gratuita, mientras que en la tribuna principal, sobre el costado occidental del estadio, se pedía una donación económica voluntaria para destinarla al trabajo de las Granjas Infantiles. En esa primera versión del torneo Óscar Estrada, un ex directivo de la Liga Antioqueña de Fútbol ya fallecido, fue el encargado directo de la logística en las taquillas, la boletería y los porteros. La Corporación no tuvo nada que ver con el manejo de dineros ajenos al patrocinio y al aporte de sus socios fundadores, En este primer torneo, se recaudó cerca de un millón de pesos que fue entregado como donación a las Granjas Infantiles, que se convirtieron en la primera institución de carácter social que recibió aportes del torneo. La asistencia de público fue notoria, teniendo en cuenta que se trataba de la primera versión. Incluso, algunas emisoras pasaron mensajes de invitación que hacían énfasis en que el torneo era para niños, con textos como “vengan a divertirse, vengan a ver los niños”. La realización del torneo y la propia Corporación Los Paisitas tuvieron acogida y credibilidad desde el principio. La asistencia a los partidos se convirtió en una verdadera fiesta para los habitantes de muchos barrios que, en buses y todo tipo de vehículos, acompañaban a sus representantes. Cualquiera que fuera el barrio que jugara, la tribuna de atletismo se colmaba. Con seguridad puede afirmarse que el mayor éxito en esa primera quijotada fue la credibilidad y el acompañamiento de las juntas de acción comunal, de los técnicos, los padres y madres de familia, y de los aficionados al deporte. De allí que siempre se haya dicho que la Corporación Los Paisitas es de la gente que la ha sabido querer y acompañar desde el principio.
Un primer decenio de búsquedas Tras la primera experiencia, a todas luces exitosa, llegó la hora de hacer los balances. Cuando se terminó el torneo y se hicieron las cuentas económicas, había un déficit que tuvo que cubrirse con aportes de los socios de la Corporación. Como la idea era tener un equipo con los mejores jugadores del torneo participando en la Liga Antioqueña de Fútbol, como efectivamente se tuvo, surgió entonces un costo adicional: la contratación de un entrenador y
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el mantenimiento del equipo. Óscar Aristizábal fue el encargado de armar esa selección con los 18 mejores jugadores del certamen. Pero, en el mes de mayo ya no había recursos económicos para darle los pasajes a los niños ni para pagarle al técnico, así que, una vez más, los socios se tuvieron que meter la mano al bolsillo. Esa selección del primer torneo fue inscrita en la quinta categoría del torneo de la Liga Antioqueña de Fútbol; incluso, en un momento del año, la Corporación llegó a tener dos equipos, pues también se inscribió uno para la cuarta categoría. El equipo de la quinta, en el que actuaba Víctor Hugo Marulanda, hoy presidente de Atlético Nacional, subió a la cuarta al siguiente año. En esa temporada, la discusión interna era sobre la conveniencia o no de formar un club. Más que tener o no un equipo competitivo en la liga, lo que estaba en discusión era el real objetivo que perseguía la Corporación como una nueva organización deportiva en la ciudad. Los principios del Juego Limpio como filosofía de todas las acciones, el interés por organizar el torneo Baby Fútbol y llevar recreación a los niños de los barrios, y la idea de buscar una gran proyección del mismo hacia la sociedad se impusieron a las de organizar un club y una escuela para competir en la liga y a la de buscar presencia directiva en ella mostrando nuevos caminos desde la Corporación. Para ese segundo año, quienes concebían la entidad exclusivamente para el Torneo del Baby Fútbol tomaron la dirección, y así comenzó a solidificarse la idea de promover el deporte con un sentido más social y comunitario. Finalmente, hubo consenso en que la Corporación debía dedicarse a hacer un torneo para niños, con el más alto nivel y con una organización impecable. Quedó claro desde entonces que ningún miembro podía estar en ella si tenía como objetivo ingresar a la Liga Antioqueña de Fútbol, como fue el caso Rodrigo Arias, quien tuvo aspiraciones para regresar como dirigente a ella y tuvo que renunciar. En ese momento, el 19 de abril, el Comité ejecutivo eligió como presidente a Julio Vélez. En las diferentes reuniones de ese año, la filosofía actual de Corporación tomó su forma definitiva. Se precisó que el objetivo sería ayudar a formar a los niños con un torneo recreativo en el que la competencia fuera mínima, la parte lúdica fuera lo esencial y en el que se lograra reunir a las familias enteras en torno a la participación de los menores. Se hizo énfasis en que el torneo debería servir para que los niños tuvieran en el deporte un aliciente para no pensar en los problemas de drogadicción y violencia, cosas que, infortunadamente, se estaban tomando la ciudad con resultados nefastos. Para la segunda versión, Davivienda no pudo continuar con el apoyo económico, lo que obligó a buscar un nuevo patrocinador. A través del doctor Gabriel Jaime Pérez se logró el vínculo con Grulla, cuya empresa tomó los derechos comerciales y publicitarios del evento por
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cinco años. Después de ese segundo torneo surgió una selección con los mejores jugadores, que llevó el nombre de Grullitos. Pero la empresa de calzado no alcanzó a cumplir con todo el contrato porque entró en una difícil etapa económica y se fue a concordato. Para el tercer año se proyectó hacer un torneo mucho más grande y eso llevó a pensar en contratar a una persona que se encargara de la parte administrativa. Se decidió entonces nombrar como Director Ejecutivo de la Corporación a Carlos Iván Hernández, quien había participado en el segundo torneo como Jefe de Prensa, enviado por Cicrodeportes Antioquia. La novedad para ese año fue el cobro de $100 por persona para el ingreso a las tribunas, con la misma destinación específica: apoyar la obra social de las Granjas Infantiles por ser una organización que trabajaba con los niños de escasos recursos. Ese año, también se pidió autorización a Planeación Municipal para la explotación comercial del estadio de atletismo, durante las dos semanas que duraba el torneo. Las primeras cinco versiones se hicieron en el Estadio de Atletismo y siempre en la misma fecha, entre la segunda y tercera semana del mes de enero, cuando no había ninguna competencia oficial en el calendario de actividades de las ligas, que por lo general cerraban sus oficinas hasta el mes de marzo cuando comenzaban sus torneos oficiales. En el tercer año Cervecería Unión figuró como copatrocinador. Varios de los socios de Los Paisitas tenían alguna relación de tipo personal con el doctor Augusto López, presidente del grupo Santo Domingo, y viajaron a Bogotá a ofrecerle comercialmente el torneo. Con el interés manifiesto de la Cervecería de ser el patrocinador principal, Gonzalo Valderrama propuso aprovechar el nombre de uno de los productos de esta compañía para ponérselo en el nombre al certamen. Allí surgió la idea de cambiar el Baby Fútbol por el Ponyfutbol, como actualmente se denomina, aprovechando un producto que se relacionaba directamente con el público de la Corporación, los niños. Para la empresa cervecera fue muy atractivo y sugestivo publicitariamente, y a la Corporación esta negociación le garantizó la continuidad del patrocinio por mucho tiempo. Desde ese día Cervecería Unión se convirtió en el principal aliado comercial de la Corporación Los Paisitas. El torneo fue un éxito total. Su estructura adquirió rápidamente el reconocimiento en la ciudad. El hecho de que tuviera una cancha bien adecuada, unido a que todos los partidos tuvieran los tres árbitros reglamentarios, que entregaran los uniformes, que demarcaran perfectamente el escenario, que propusiera el sano enfrentamiento deportivo entre barrios, y, sobre todo, que se inculcara el juego limpio como principio y filosofía fueron los elementos que lo posicionaron rápidamente entre los aficionados y los practicantes del futbol infantil en el ciudad. Fue tal el éxito que para la segunda y la tercera versión, el número de equipos que
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solicitaban cupo para asistir pasó de 120 a casi 400. De un torneo por invitación en 1985, que se hacía solamente en el mes de enero con los equipos que se convocaban, muy pronto, en 1987, se pasó a un certamen que tuvo que realizar eliminatorias con antelación para escoger a sus equipos participantes. Inicialmente fueron barrios, luego llegaron los municipios del Área Metropolitana, posteriormente los de todo el departamento de Antioquia, y poco a poco se fue saliendo de un entorno recogido a un entorno más amplio; empezaron a llegar algunas solicitudes nacionales e, incluso, otras de carácter internacional. Al final de cada torneo, se realizaba un evento de cierre en el que se veían lágrimas de alegría, tanto de parte de los participantes como de los organizadores. Durante las dos semanas que duraba el campeonato, el grupo de amigos se multiplicaba por miles, pues a los de la Corporación se sumaban los niños, los padres de familia y los aficionados al fútbol que colmaban el escenario. En sus inicios, la entidad no contaba con un espacio físico adecuado para su trabajo. La oficina natural seguía siendo la cafetería de la Liga de Tenis de Campo. En este sitio se recibían las planillas, se hacían las programaciones y se organizaba la logística del campeonato. Allí se guardaban las carpetas de trabajo y ahí mismo se hacían las reuniones con los delegados de los equipos. Posteriormente, para el tercer año, gracias a una gestión el doctor Federico Arroyave, Secretario de Educación del Municipio, la Secretaría le asignó a Los Paisitas una pequeña oficina en el Coliseo Iván de Bedout, y fue él mismo quien contribuyó para que más adelante les asignaran la oficina actual. Así como la Secretaría, otras instituciones del Estado comenzaron a reconocer el trabajo y a ver que el programa se podría incluir dentro de los procesos de socialización que se necesitaban en la ciudad y en el departamento. Un elemento fundamental para el crecimiento del proyecto fue la vinculación de los medios masivos de comunicación. Desde los primeros torneos, varias emisoras de la ciudad dedicaron sus equipos deportivos a transmitirlo. La época de comienzos de año es fría en programación de actividades y en generación de información noticiosa, y como no tiene fútbol profesional, las páginas de los diarios, los espacios radiales y los noticieros de televisión en sus secciones deportivas se volcaron al Baby Fútbol desde su primera versión. Y cuando se fueron encontrando con la filosofía que mueve el torneo, fueron mucho más generosos. En ese primer decenio el proyecto creció demasiado. La preocupación por cuidar hasta el último detalle en cuanto a organización y administración fue parte fundamental de la misma filosofía de la Corporación. A ello se sumaba el espíritu de los niños participantes que venían al torneo a distraerse, a jugar, a pasar buenos ratos jugando al fútbol. Inclusive, entre los entrenadores y cuerpos técnicos había una experiencia grata de mucho goce y mucha
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disposición para compartir experiencias. En los primeros torneos no primaba en absoluto la competencia sino la participación. Con el devenir de los años, el torneo creció rápidamente y, con él, la Corporación Los Paisitas se fue solidificando. La idea era mejorar cada año las condiciones para los niños y las características del torneo, que poco a poco aumentaba en reconocimiento y aceptación. En sólo dos años, ya se tenía un torneo muy organizado y competitivo, con actividad deportiva todo el año y con eliminatorias en los distintos barrios de la ciudad y en los municipios del Departamento. En lo deportivo, casi a la par de lo que ocurría en los campeonatos mundiales, se pasó de 16 equipos a 24 y luego a 32. El elemento identitario jugó un papel importante, pues de un enfrentamiento entre marcas como el que se vivía en los torneos de muchas ligas deportivas, el Baby Fútbol primero, y el Ponyfútbol después, recuperaron el enfrentamiento sano entre barrios, municipios y Departamentos. La idea de crear identidad y sentido de pertenencia logró un mayor reconocimiento del torneo. Asimismo, en él fueron surgiendo deportistas destacados, con apariciones en el campo semi y profesional, y algunos de los técnicos que pasaron con sus equipos fueron llegando a selecciones departamentales y a clubes profesionales. Sin lugar a dudas, el gran acierto de esta primera etapa fue haber llevado el torneo Ponyfútbol a sectores de la ciudad que vivían por entonces profundos conflictos sociales, como una forma de distracción y entretenimiento, una manera de entender el deporte como un vehículo de construcción de sociedad y, sobre todo, como una invitación al encuentro pacífico de las comunidades. Así, muchos jóvenes se alejaron, momentánea o definitivamente, de actividades delictivas y del consumo de drogas, y se dedicaron a una actividad de verdadera proyección tanto personal como social. En sus primeros 10 años, la Corporación Los Paisitas se consolidó con unos objetivos muy claros, una estructura administrativa muy sólida y una distribución de funciones que potenció el trabajo en equipo, pero sobre todo, en la que primó el valor de la amistad por encima de cualquier dificultad y de cualquier diferencia en opiniones o criterios. Desde el momento mismo de la final de un torneo, se pensaba en el certamen del año siguiente, para corregir y mejorar lo que apenas terminaba. Con el paso de los años llegaron los primeros reconocimientos al trabajo de la Corporación. En enero de 1988 se recibió el primer galardón: la distinción Consagración al Deporte, entregada en la Ceremonia Deportista del Año, de Cicrodeportes Antioquia. En ese mismo año, se recibió la nominación para los premios Mundos de Oro, del periódico El Mundo, en la categoría deporte. Cuatro años más tarde, en marzo de 1992, nuevamente el Círculo de
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Periodistas Deportivos le entregó a Los Paisitas el reconocimiento Campaña al Juego Limpio Coocentral, Cicrodeportes. Mientras tanto, con el crecimiento del torneo, la entidad logró conciliar el interés de muchas personas y entidades para congregar en torno suyo a un grupo de patrocinadores que ayudaron a cumplir una labor socializadora e integrada para el conjunto de la sociedad antioqueña, pero sobre todo, para los sectores de la población menos favorecida y, por lo tanto, con menos oportunidades de hacer uso creativo del tiempo libre. Al apoyo de la empresa privada, que estuvo desde el principio con Davivienda, Grulla y Pony Malta, poco a poco se fueron sumando las entidades oficiales como la Gobernación de Antioquia, el Municipio de Medellín, Indeportes Antioquia (antes Coldeportes Antioquia), la Secretaría de Educación Municipal, la Subsecretaría para la Juventud del Departamento y, en los últimos 15 años, el Inder Medellín.
La madurez llega con los años Los siguientes 10 años significaron la madurez. La experiencia acumulada permitió proyectar el torneo Ponyfútbol a todo el país e irradiar en todas las regiones y departamentos la filosofía y el modelo de autogestión de la Corporación. En el segundo decenio se consolidó definitivamente el proyecto de hacer deporte con sentido social mediante la recreación, la educación, la prevención de problemas sociales, la promoción de deportistas, la generación de espacios de paz y la generación de empleo. Esta etapa en la vida de la entidad sirvió para insistir en el juego limpio, en la lealtad frente al rival, en la superación diaria, en el respeto a los requerimientos disciplinarios, en la fortaleza del trabajo en equipo y en el rechazo al egoísmo. Los reconocimientos de la sociedad, a través de las instituciones que la representan, se hicieron frecuentes y se convirtieron en un aliciente para trabajar cada día con más intensidad y dedicación. En enero de 1996, se obtuvo el Nutibara de Oro, Programa de Formación Arbitral, en la Ceremonia Cacique Nutibara de Indeportes Antioquia, institución que cada año exalta el trabajo de personas y organizaciones en el deporte del Departamento. Al año siguiente, la Corporación recibió el Reconocimiento del Concejo de Medellín por la Labor Social, en ceremonia realizada el 8 de mayo en el recinto de la entidad oficial. Ese mismo año, estuvo entre las 500 instituciones postuladas por la comunidad para el premio Mundo de Oro, del periódico El Mundo, con el que se rinde homenaje a quienes se han destacado por sus realizaciones en las áreas del civismo, el comercio, el cooperativismo, la cultura, la educación, el
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deporte, la industria, la investigación, la música popular, la política, el sindicalismo y el turismo. En este caso, la postulación fue para la categoría civismo y aunque no se obtuvo el premio, la alegría fue muy grande por saber que la propia comunidad había sido la postulante. En 1999, en una ceremonia especial realizada el 9 de septiembre en el Hotel Intercontinental para la celebración de los 15 años de la Corporación, las distinciones recibidas fueron dos: la Orden a la Excelencia Deportiva, por parte de Coldeportes Nacional, y la Orden al Mérito Deportivo Antonio Roldán Betancur, de la Gobernación de Antioquia. El cambio de siglo trajo como novedades la creación de los torneos de Ponybaloncesto y Ponyvoleibol, que siguieron el mismo modelo del torneo de fútbol y ante todo, la misma filosofía. Un reto grande para la Corporación que amplió a dos disciplinas más el trabajo, la confianza y la responsabilidad para hacer eventos de esta naturaleza. Con el nuevo siglo, también llegaron reconocimientos y premios importantes. En el 2000 la Corporación fue finalista en El Colombiano Ejemplar, del periódico El Colombiano; el 19 de marzo de 2002 recibió el Nutibara de Oro a Las Organizaciones Deportivas Modelos de Autogestión, de Indeportes Antioquia; el 21 de julio de 2003 recibió la Orden Cívica en Desarrollo Social 2003, de la Corporación Colima, en ceremonia realizada en el Instituto de Bellas Artes. También se hizo acreedora a la Orden Cívica y Empresarial Juan del Corral, grado Plata, de parte de la Asamblea Departamental, recibida en el acto de lanzamiento del XXI Torneo de Ponyfútbol, el 16 de diciembre de 2004, en el Club El Rodeo; la Orden a la Democracia Simón Bolívar, grado Gran Comendador, entregada por parte del Congreso de la República el 27 de agosto de 2004, en el Auditorio de la Salud; el Reconocimiento especial Acord Antioquia por los 20 años de labores de la Corporación Deportiva Los Paisitas; el Reconocimiento del Concejo de Medellín a una destacada organización deportiva también en el 2004; y en el 2005, el 15 de noviembre, en el Teatro Metropolitano de Medellín, recibió el Premio El Colombiano Ejemplar, como ejemplos de vida, luz y trabajo. Esta última distinción se entrega, de acuerdo con la presentación del premio, a aquellos colombianos ejemplares que, poco a poco y en silencio, construyen el país amable y digno que todos sueñan. La idea de llevar a cada sitio donde llega la Corporación esa filosofía del respeto por el adversario, por el árbitro y por las normas; de prepararse para ganar y también para perder, de entender al deporte como un juego y de aplicar el juego limpio en cada una de las acciones cotidianas son de alguna manera el aporte de la Corporación Los Paisitas a esa construcción. La organización que tiene la Corporación, las empresas que lo apoyan, el respaldo que tiene del sector público, la estructura de sus órganos administrativos, las personas que la
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conforman y el apoyo de los medios periodísticos son el soporte y, a la vez, el resultado de su proceso de crecimiento que busca siempre el mismo objetivo: la formación integral de los niños a través del deporte.
Las bodas de plata y la mirada prospectiva La Corporación Los Paisitas ha sido dinámica, en la medida que ha ido creciendo, no sólo pasó de tener cinco miembros a siete en el Comité de Dirección, sino que tuvo que crear las comisiones que fueran necesarias de acuerdo con las circunstancias. Será su propia dinámica la que le oriente los cambios y ajustes que sean necesarios hacia el futuro. Un ejemplo de la evolución tenida es la forma como ha ido creciendo la Comisión Médica. De un médico para atender a todos los equipos en 1996, se pasó a una Comisión con más de 10 galenos adscritos, que atienden los torneos de baloncesto, fútbol y voleibol, y que han entrando a tener cierto papel en los procesos de selección de los niños competidores, haciendo exámenes de valoración de la edad biológica con parámetros de la edad morfológica y la edad sexual. Ha habido investigaciones y aportes singulares de la situación de los niños participantes y, en general, de la capacidad deportiva que tienen los preadolescentes y adolescentes que participan en los torneos. La manera como la medicina y otros campos científicos y académicos han entrado a hacer parte de las actividades cotidianas de los torneos evidencia la evolución. Los procesos de formación de los niños son tema de muchos proyectos de investigación actuales y son materia de debate permanente en las jornadas de capacitación. La pulcritud con la que se ha manejado la parte económica y la organización administrativa ha sido la piedra angular de la Corporación en estos 25 años. El mayor patrimonio con que se cuenta es la gente que ha estado dentro de ella. Desde la primera reunión, en 1984, hasta hoy, cada socio, cada empleado y cada una de las personas que hacen parte de la Corporación han puesto al servicio de la recreación de los niños toda su colaboración y toda su energía, sin ningún interés particular. Los Paisitas fue inicialmente, y sigue siendo, un grupo de amigos, una familia que quiere trabajar en el deporte por los niños, sin protagonismos, con transparencia, honestidad y responsabilidad. Hace 25 años nadie se imaginó que fuera a llegar a ser lo que es hoy. El pasado ya está contado, el presente se está viviendo y el futuro está pensado con una mirada prospectiva. La entidad seguirá trabajando con la misma filosofía de brindarles participación y recreación a los niños. Buscará ampliar su cobertura, diversificar sus actividades,
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perfeccionar su modelo administrativo, fortalecer sus ingresos y ahondar sus relaciones con el sector público y privado, pensando siempre en el beneficio de los niños y en brindar apoyo a las comunidades a través del deporte. Ya son 25 años de vida y actividad permanente, y es hora de empezar a formar el relevo generacional. La Corporación Los Paisitas tiene que ser una institución que se conserve en el tiempo y no puede traicionar sus principios. A lo largo de este tiempo han ido llegando personas que se identifican con esta filosofía, con esta forma de trabajo, y se siguen buscando más amigos para seguir creciendo. Por fortuna, en el caso del patrocinador, Bavaria entiende que los torneos que organiza la entidad son muy importantes en el contexto nacional y ve en ellos no sólo un excelente vehículo publicitario sino también la posibilidad de retribuirles a sus consumidores parte de lo que ellos le generan cuando adquieren sus productos. En lo que concierne a las actividades deportivas, ya se tienen muy afianzados los torneos de voleibol y baloncesto, y muy seguramente, en el corto plazo, se dará otro paso importante para seguir diversificando. En el mediano plazo se puede pensar en 7 ó 9 disciplinas deportivas en competencia; en el largo plazo, el proyecto es lograr unas olimpiadas infantiles cada año, en el mes de enero, en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot. Ese sería un hecho sin precedentes para la ciudad, el país y, tal vez, para el mundo, un evento multidisciplinario de carácter infantil. En el tema académico, se trabajará más intensamente el asunto de la capacitación, no solamente de los niños y de los técnicos, como se ha hecho hasta ahora, sino también de los padres, de las familias y de los aficionados del entorno. En relación con los proyectos y sueños, se suman también ideas como la de tener una sede propia; contar con un equipo interdisciplinario de asesores con sicólogos, médicos y trabajadores sociales, y crear una escuela de iniciación y formación deportiva concebida no como una forma de financiar la Corporación sino como un espacio para desarrollar un modelo de orientación del interés del niño por el deporte, teniendo en cuenta todas las recomendaciones didácticas, físicas, médicas, sicológicas, técnicas, metodológicas y científicas. También, realizar unos eventos deportivos con cobertura internacional a través de la participación de equipos de otros países que estén identificados con este tipo de procesos; poder ofrecerle a los niños apoyo en nutrición y educación; e incorporar altas tecnologías en los aspectos médicos y de formación para seguir perfeccionando el modelo con el rigor científico que merece el trabajo con los niños, y para alcanzar un modelo de organización más empresarial con un alto interés social.
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A cada sueño le llegará su momento. Por ahora, se construyen los proyectos. El camino recorrido no ha sido fácil pero la ruta está trazada. Los pasos hacia el futuro se caminan lentos pero seguros. Después de 25 años de idear un torneo de fútbol para los niños de los barrios de la ciudad, la Corporación Deportiva Los Paisitas es un patrimonio de la comunidad de Medellín para toda Colombia, es un faro para quienes tienen el deporte como meta en su vida. Su trabajo es para beneficio de la ciudad, de los niños y de la sociedad.
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En el acto de lanzamiento del primer torneo Baby Fútbol, el 30 de noviembre de 1984 en el Hotel Nutibara, los hermanos Ana María y Carlos Andrés Correa Trujillo desfilaron vestidos con trajes típicos antioqueños como alegoría a Los Paisitas.
Desde el primer torneo, la entrega de uniformes ha significado una gran alegría para los niños participantes. La imagen muestra el ritual, llevado a cabo en el auditorio de Coldeportes Antioquia, para la realización del tercer torneo en 1987.
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La vida jurídica de la Corporación Baby Fútbol Los Paisitas, hoy Corporación Deportiva Los Paisitas, comenzó el 16 de julio de 1984, a las 6:00 p.m., con la firma del acta de constitución en el auditorio Francisco de Paula Pérez del Periódico El Colombiano.
Historia de la Corporación
Davivienda fue el patrocinador del primer torneo. En el desfile inaugural, los equipos lucieron el uniforme con el logosímbolo del la entidad financiera frente a una tribuna llena de aficionados, en el estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque.
El segundo torneo tuvo el patrocinio de Grulla; para el tercero entró como copatrocinador Cervecería Unión S.A. con su producto Maltica Cervunión; y a partir del cuarto año el torneo se empezó a denominar Ponyfútbol en homenaje a su patrocinador Pony Malta. La imagen fue tomada el sábado 24 de enero a los mejores jugadores del torneo.
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Los reconocimientos recibidos en 25 años son aliciente para seguir promoviendo el deporte con sentido social. La fotografía registra el momento en que el presidente de Cicrodeportes Antioquia, Alfredo Carreño Suárez, le entrega un reconocimiento al doctor Augusto López, por su apoyo al deporte y particularmente al Ponyfúbtol.
En el Club Medellín se llevó a cabo el acto de entrega de los recursos recaudados en el tercer torneo Baby Fútbol a las Granjas Infantiles. La vinculación a otras instituciones que trabajan por el bienestar de los niños ha sido permanente.
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Esta imagen se tomó en el Hotel Intercontinental de Medellín, en la celebración de los 15 años de la Corporación. Ese día, la organización recibió la Orden a la Excelencia Deportiva de Coldeportes Nacional y la distinción Antonio Roldán Betancur.
Cinco lustros después, el objetivo inicial se mantiene. Alrededor de él, se ha construido toda una filosofía de vida que tiene como metas la formación integral de los niños y la práctica del deporte con un sentido eminentemente social.
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En 1999, en una ceremonia especial realizada el 9 de septiembre en el Hotel Intercontinental para la celebración de los 15 años de la Corporación, el doctor Diego Palacios Gutiérrez, Director de Coldeportes Nacional le hizo entrega a la Corporación de la Pirámide a la Excelencia Deportiva.
En la misma ceremonia, la Corporación Deportiva Los Paisitas entregó reconocimientos a las organizaciones que han hecho posible su labor en el tiempo.
Historia de la Corporación
La experiencia acumulada permitió proyectar el torneo Ponyfútbol a todo el país, con lo que se irradió a todas las regiones y departamentos la filosofía y el modelo de autogestión de la Corporación. La imagen muestra el desfile inaugural de uno de los zonales de 1994 en el municipio de Caldas.
En todo este tiempo, lo más importante para la Corporación ha sido la interacción con las diferentes comunidades a las que ha visitado para la realización de los torneos, propiciando para ello diferentes espacios de capacitación, de tipo social y, obviamente, deportivos.
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El cambio de siglo trajo como novedades la creación de los torneos de Ponybaloncesto y Ponyvoleibol, que siguieron el mismo modelo del torneo de fútbol y, ante todo, la misma filosofía. Un reto grande para la Corporación que amplió a dos disciplinas más el trabajo, la confianza y la responsabilidad para hacer eventos de esta naturaleza.
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Los valores misionales de la Corporación han impregnado a centenares de niños que, bajo las premisas del juego limpio, hoy son profesionales de diversas áreas y, sobre todo, ciudadanos de bien.
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Un elemento fundamental para el crecimiento de la Corporación ha sido la vinculación permanente de los medios masivos de comunicación.
La Corporación buscará ampliar su cobertura, diversificar sus actividades, perfeccionar su modelo administrativo, fortalecer sus ingresos y ahondar sus relaciones con el sector público y privado, pensando siempre en el beneficio de los niños y en brindar apoyo a las comunidades a través del deporte.
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Después de 25 años de idear un torneo de fútbol para los niños de los barrios de la ciudad, la Corporación Deportiva Los Paisitas es un patrimonio de la comunidad de Medellín para toda Colombia.
A lo largo de este tiempo se han ido acercando personas que se identifican con esta filosofía, con esta forma de trabajo, y se siguen buscando más amigos para seguir creciendo.
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La Corporación Deportiva Los Paisitas nació como un grupo de amigos, lo sigue siendo y cada vez el grupo es más numeroso, pues a los socios de la entidad se suman los niños, los padres de familia, los aficionados, las personalidades del fútbol, los empresarios, el Estado y otros sectores de la sociedad.
CAPÍTULO 2 la Corporación, modelo de autogestión en el deporte
A
lo largo de sus 25 años de existencia, la Corporación Deportiva Los Paisitas ha desarrollado
un modelo de gestión moderno e integral, un estilo administrativo que la catapulta como una de las mejores corporaciones deportivas del país. Su organización interna, la transparencia en el manejo de sus procesos económicos, sus programas de capacitación dirigidos a técnicos, árbitros, médicos y deportistas, su filosofía del juego limpio y la manera como poco a poco ha ido descentralizando sus acciones hacia diferentes regiones del departamento y el país son hoy por hoy su mejor carta de presentación. El trabajo que realiza la entidad durante todo el año se proyecta en mayor intensidad
en el mes de enero en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, en Medellín, con la realización de las fases finales de los Torneos de Ponyfútbol, Ponybaloncesto y Ponyvoleibol. Durante el mes de enero, la ciudad vive una fiesta deportiva con la presencia de 1.500 de los casi 21.000 niños entre los 11 y los 13 años de edad, que participan anualmente en las competencias. Sin embargo, la labor más importante es la que se realiza durante todo el año en cada barrio y en cada municipio, con la preparación y realización de las fases zonales, en un proceso que implica actividades logísticas, competitivas, comunitarias, informativas, de capacitación, de medicina deportiva y de investigación científica. En esa estructura al servicio de la niñez es en la que radica la solidez de la Corporación Deportiva Los Paisitas al llegar a su cuarto de siglo. Los Paisitas es una organización deportiva sin ánimo de lucro fundada el 16 de julio de 1984, con personería jurídica número 33740 otorgada por el Instituto de Deportes y Recreación del Departamento de Antioquia. Desde el momento mismo de su constitución, y a través de estos cinco lustros, su propósito fundamental es el realizar actividades deportivas de interés público y social, con el fin de ofrecer oportunidades para el buen uso del tiempo libre entre los menores de edad, inicialmente de la ciudad de Medellín y, ahora, a nivel departamental y nacional. Su objeto jurídico es el fomento de la práctica de todas las disciplinas deportivas, la recreación y el aprovechamiento del tiempo libre en todas sus modalidades y categorías, e impulsar programas de interés público y social, a criterio de su órgano de administración.
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La Corporación hace parte del Sistema Nacional del Deporte, está sujeta al Plan Nacional del Deporte, la Educación Física, la Recreación y el Aprovechamiento del Tiempo Libre, en los términos de la Ley 181 de 1995. Su modelo de gestión, antes que nada, es flexible. Es el resultado de múltiples cambios realizados en el tiempo para estar acordes con las circunstancias; es producto de la experiencia de 25 años de aprendizaje constante y, principalmente, de la interacción con las comunidades a las que llega la entidad en todo el país. El modelo es funcional no por su diseño ni por su estructura sino porque las personas que llegan a la Corporación asumen el deporte con mucha pasión, tienen ganas de promoverlo, no tienen intereses económicos ni mercantiles con los niños deportistas y comparten plenamente la filosofía de formar integralmente a los niños para que sean en el futuro los líderes de este país y para que estén bien formados. El modelo está basado en tres cosas importantes: el cumplimiento a cabalidad del compromiso con la sociedad, que se adquiere cuando se acepta ser parte de la Corporación Deportiva Los Paisitas, el manejo con mucha responsabilidad social de los recursos que recibe la entidad para hacer sus actividades, y el compromiso que significa manejar un evento para niños, como quiera que son personas en proceso de formación, que requieren absoluto respeto. El equipo de trabajo de la organización realiza una planeación estratégica de cada una de sus acciones y procesos, tratando de enfrentar creativamente las amenazas y de convertir en oportunidades las debilidades identificadas. Esa planeación, junto con la evaluación permanente, son los pilares del proceso administrativo que presta el soporte al trabajo de cada uno de los comités en los que recaen procesos específicos. El cuidado minucioso de todos detalles, el trabajo en equipo y la interdisciplinariedad son la mejor invitación a cada uno de los socios y empleados de la Corporación para que el accionar diario sea dinámico e intenso, sin desfallecer. El sentido social que pregona la entidad es la línea de trabajo que se traza para cada uno de los eventos, es la razón de ser para la que fue creada. Sin embargo, eso no significa que se deje de lado la calidad técnica en un certamen con una participación tan numerosa. Para Los Paisitas siempre ha sido más importante la formación del joven como persona que como figura del deporte, aunque lo primero pueda ir ligado a lo segundo. El trabajo está enfocado a cumplir con los dos procesos: el formativo social y el formativo deportivo. Para eso se trabaja diariamente en la Corporación y obedeciendo a ello están diseñados los procesos que la han llevado a ser considerada una entidad importante dentro del departamento y la nación. Obviamente, hay que mejorar muchas cosas del modelo. Se requiere una línea estratégica definida que marque claramente la manera como tiene que crecer la entidad, no solamente en su
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estructura organizacional sino en su retribución a la comunidad a través de otras alternativas, otras visiones y otros beneficios. Si algo distrae, orienta y maneja las tensiones que todos los países y todos los pueblos viven en su estructura social es el deporte. Sin embargo, es difícil encontrar una organización con un modelo de dirección orientado hacia lo social, como ésta, a través del fútbol. En su estructura deportiva y social está su elemento diferenciador. Así, la proyección social de la Corporación Deportiva Los Paisitas va más allá del ofrecimiento de recreación a la niñez, y se refleja en obras sociales generadas a partir de la misma realización de los torneos, en la generación de empleo y en la realización de actividades paralelas a las deportivas. Esta proyección es el resultado que permite medir el modelo de trabajo y la estructura misma de la Corporación, que a lo largo de sus 25 años de existencia ha sido muy estricta y muy rígida en cuanto a sus parámetros, sus políticas y su orden.
La autogestión como esencia del modelo Tal como se contó en líneas anteriores, en el primer torneo, el patrocinio de Davivienda no alcanzó a cubrir los costos y los socios de la Corporación tuvieron que ajustar el presupuesto de gastos con dineros de su propio bolsillo. Esos años difíciles en los que se tenían que liquidar los empleados y repartir las funciones administrativas entre los socios fueron un rápido aprendizaje de lo importante que era generar los recursos suficientes para poder llevar a cabo todos los proyectos que se tenían, y no quedarse esperando el apoyo de un patrocinador específico o de un Estado paternalista. En esos inicios, los socios entendieron que para poder hacer los seminarios de capacitación para los niños, los árbitros y los técnicos; para poder desarrollar el torneo con todas las condiciones ideales para los niños deportistas; y para poder garantizarles a los empleados la seguridad social, la tranquilidad y estabilidad laboral había que generar recursos de manera planeada, generar excedentes y guardarlos para cuando se tuvieran dificultades. De esa forma, se podría cumplir con todas las obligaciones y todos los proyectos sin tener que llegar suspender las actividades. Desde entonces, la Corporación decidió trabajar con el apoyo del Estado, pero sin depender exclusivamente de él. El concepto con el que se trabaja desde entonces es el de autogestión, que en materia económica no significa otro cosa que generar recursos para funcionar con holgura, pero que implica muchos otros elementos administrativos.
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El modelo de gestión es un modelo administrativo pero tiene que ver con la filosofía que mueve la Corporación. Se fundamenta en el juego limpio en todas las acciones. La autogestión consiste en la posibilidad y la capacidad de una entidad organizada de gestionarse a sí misma. En el caso de la Corporación Deportiva Los Paisitas, en la autogestión participan los socios, los empleados permanentes y la fuerza tercerizadora, sin necesidad de ser supervisados o vigilados por autoridades externas ajenas a la organización como tal. Su clave está en la independencia en las decisiones, en la transparencia en los manejos y en la confianza entre sus miembros. Es un modelo sumamente favorable y exitoso porque promueve el sentido de pertenencia y la incorporación de los principios misionales desde la misma base de la organización, revirtiéndose ello en un mejor servicio a la comunidad e involucrando a la población que participa en los programas en el desempeño mismo de la entidad. Trabajar bajo este modelo implica la delegación de funciones y tareas, la incorporación de los trabajadores en los procesos decisionales, un nivel de madurez y compromiso con los objetivos de la organización, un manejo eficiente del presupuesto y de los ingresos propios, y el nombramiento de autoridades internas que velen por el cumplimiento de las decisiones tomadas. Como fundamentos básicos para el éxito de la autogestión en la Corporación Deportiva Los Paisitas han sido fundamentales la participación organizada de todos los actores involucrados y el compromiso de todos los estamentos para lograr los objetivos funcionando como una comunidad. La autogestión consiste, en efecto, en que la entidad sea gobernada desde la base, es decir, que exista autogobierno y poder de decisión en cada una de las comisiones que para el desarrollo de los programas se conforman. Son directamente los miembros de cada comisión quienes llevan la gestión de lo actuado, mientras que la Dirección Ejecutiva y la Asamblea de Socios se ocupan de las decisiones macro, de la coordinación general y de la buena marcha del conjunto. El modelo de la organización está basado en la independencia que tienen cada una de las comisiones para tomar sus decisiones, de acuerdo con ese lineamiento que ha creado el órgano de administración máximo, el Comité Ejecutivo, a partir de unas instrucciones que se generan en las asambleas de los socios de la entidad. Ellos trazan las directrices que marcan el desarrollo de cada uno de los programas. En lo administrativo, es innegable que la Corporación constituye un modelo a replicar en el medio. Ante la falta de recursos que hay en Colombia para promover el deporte, las entidades particulares no se pueden limitar a gestionar los recursos del Estado sino a hacer un justo equilibrio entre estos recursos y los de la empresa privada; deben trabajar en una relación muy
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estrecha con el Estado pero sin dejarle toda la carga y toda la obligación. Por el contrario, deben buscar cómo aliviar las limitaciones que tiene éste y gestionar recursos con el sector privado. Obviamente, como todo modelo, el de Los Paisitas está sometido a las circunstancias y a las variables del contexto social y económico de la ciudad y el país, y, por eso, también hay que hacerle ajustes. De allí, que las tareas de evaluación y control sean permanentes, buscando siempre el mejoramiento, la diversificación de las actividades y la oportunidad de otros ingresos que le permitan ampliar sus programas. La mejor medida para el modelo de trabajo, el mejor indicador, es la respuesta de la gente en cada una de las comunidades con las que trabaja, el respeto que le tienen a la Corporación, la respuesta a las convocatorias y el apoyo que se recibe en cada rincón de Colombia.
Austeridad y transparencia El primer tesorero de la Corporación fue Mario Múnera, después ocupó este cargo Julio Vélez, y desde hace 22 años el encargado de los manejos económicos ha sido Gonzalo Valderrama. Desde su constitución, se ha considerado que lo primero que tiene que tener una empresa para un buen manejo económico es organización, transparencia y fluidez en sus acciones. El principio de trabajo en lo relacionado con el manejo de dineros es la claridad en las cuentas y el manejo de los recursos con austeridad, rigurosidad y transparencia, pensando siempre en que el proyecto es a largo plazo y que no es un asunto de un solo año. Hay que tener conciencia de que las obras que se hagan deben perdurar en el tiempo, y si se quiere que Los Paisitas dure cien años, tiene que ser de esa forma. La estructura administrativa de la Corporación es sólida, con toda la parte tributaria bien manejada y con el mayor respeto por los asuntos fiscales. En 25 años, el gran capital acumulado no es económico, es la credibilidad adquirida en el sector público, en la empresa privada y, particularmente, en la comunidad, frente al manejo de los recursos financieros que se gestionan con las entidades y empresas que la apoyan. La idea no es buscar ingresos como para acumular dinero en los bancos en títulos valores o en una cuenta de ahorros; mientras más recursos se puedan conseguir, mayor será la inversión social que se puede hacer mediante obras sociales en las comunidades más necesitadas o mediante inversiones en procesos de capacitación y en otro tipo de programas. De igual forma, esos recursos servirán para aumentar la participación de los niños en otras actividades deportivas o recreativas, que es en la función natural de la Corporación.
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Administrativamente, la estructura ha sido cambiante en el tiempo pero el compromiso de los socios ha sido el mismo desde el primer día, al igual que el de los miembros de cada comisión y de los empleados en general. Todos los años se hace una evaluación completa de cada uno de los aspectos administrativos, financieros y logísticos. Todos los años hay algo por mejorar. La Corporación Deportiva Los Paisitas es un patrimonio de Medellín para toda Colombia, lo que más que un logro, se entiende como un gran compromiso.
Deporte con sentido social Desde el primer torneo de Baby Fútbol, los socios pensaron en vincularse a la sociedad a través de las entidades sin ánimo de lucro que trabajaban por el bienestar de los niños. La idea era hacer un torneo para niños que tuviera proyección social con otras instituciones que compartieran el trabajo y la preocupación por ese mismo grupo poblacional. En esa primera versión del torneo, se les pedía a los asistentes una donación voluntaria que tenía esa destinación específica. Las Granjas Infantiles fueron la primera institución que recibió aportes económicos generados por el ingreso al espectáculo y, desde entonces, siempre una parte del producido en taquilla por el ingreso de aficionados se ha destinado a este tipo de organizaciones. Así, la Corporación ha podido realizar obras sociales importantes que le han generado reconocimiento como una entidad solidaria. Esas obras incluyen desde la entrega de dineros a entidades como la Clínica Noel, hasta la donación de una casa a una familia víctima de un incendio en el barrio Vallejuelos, por intermedio de la Corporación Antioquia Presente. De la misma manera, en los últimos siete años se han entregado kits de materiales escolares a diferentes escuelas de escasos recursos en la ciudad y del departamento, como el Centro Educativo Presbítero Carlos Mesa, en el Corregimiento Altavista, la Escuela Urbana del Municipio de San Luis, la Escuela de la vereda Poblanco en Fredonia, y los Niños Campesinos de la Vereda Mampuesto en el municipio de Rionegro. En los barrios de Medellín, las entregas se realizaron en el colegio Arenys del Mar en el barrio Blanquizal, el Instituto Educativo Laura Vicuña del barrio Zamora, la Fundación para Niños Más Que Vencedores y el semillero de la Liga de Atletismo de Antioquia. En el 2008, recibieron también esta donación los colegios Providencia Social Cristiana en el municipio de La Estrella, la Institución Educativa del municipio de Cisneros, la Fundación Social Antorchas de Vida, el Colegio Mano Amiga en Bello y la Comunidad Educativa San Andrés Islas. Asimismo, la Institución Educativa municipio de San Andrés de Cuerquía, la
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Escuelas Los Pomos y Rojas del Corregimiento Guayabal de Sopetrán, el Hogar del Niño de Itagüí, la Institución Educativa Monseñor Francisco Cristóbal Toro de Aranjuez, la Vereda Monterredondo del municipio de San Pedro de los Milagro y el Centro Educativo barrio El Compromiso. Además de las instituciones que reciben el aporte social, desde hace cuatro años la Corporación tiene un padrinazgo para que dos niños de escasos recursos puedan estudiar. En la presidencia del doctor Libardo Serna, se trabajó para que esa idea inicial se proyectara con mayor firmeza y pudiera ser parte sustancial de la Corporación. Una de las estrategias que posibilitó hacerlo fue la incorporación de esa preocupación social a la identificación corporativa; así surgió el eslogan “Deporte con sentido social”, una frase que recogía la filosofía del trabajo deportivo que realizaba, que incluía la preocupación por llevar recreación y diversión a los barrios y comunidades con más dificultades, y que reflejaba todos los esfuerzos encaminados a alejar a los niños de las drogas, a integrar a las familias y a buscar que los menores entendieran que el deporte es una actividad que les complementa la formación académica recibida en sus colegios. El eslogan no es simplemente una frase, es una convicción. Las personas que formaron la Corporación Los Paisitas, las que han pasado y las que están actualmente en ella (no solamente en el órgano de organización y de administración si no en toda la estructura del torneo), son personas convencidas del tema social, de la educación a través del deporte, de la actividad deportiva como elemento socializador. El “Deporte con Sentido Social” ha sido la bandera de lucha de la Corporación. El hecho de despojarse de todos los intereses particulares para pensar primero en la comunidad es una manera de llevar a la práctica este eslogan. El sentido social se refleja en todas las acciones de la Corporación que lo trabaja en una forma integral. En lo deportivo, por ejemplo, lo social aparece reflejado en la posibilidad real de participación que tiene cualquier barrio de la ciudad o cualquier municipio del país. En los torneos que organiza la Corporación Los Paisitas pueden participar los niños de cualquier sector, sin restricción de estrato o ubicación. Las competencias selectivas se disputan en las canchas de todos barrios y eso permite que los niños se socialicen, que los de un sector de la ciudad puedan compartir con los de otro, que puedan ver en qué condiciones viven los niños de otros barrios y aprendan a valorar lo que tienen, que compartan con otros niños y aprendan de la competencia con ellos. A ello se suma el trabajo por inculcar los valores misionales de la Corporación, a través de actividades académicas, comunitarias y sociales, lo que se convierte en otra acción de tipo social, sobre todo en esos municipios que en alguna época han vivido momentos aciagos por la
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violencia. Allí, la presencia del torneo termina convirtiéndose en un revulsivo para el espíritu de sus habitantes. Como se puede observar, la Corporación trabaja incansablemente con mucha seriedad por transmitir una cultura deportiva, exige disciplina y orden, promueve el juego limpio y el respeto por las normas por parte de los niños, los técnicos y los padres de familia. Así, el eslogan se ve reflejado en las actividades de capacitación que permanentemente se realizan para los más de 1000 equipos que participan a lo largo del año en las actividades deportivas. La capacitación se ha convertido en una herramienta muy importante para institucionalizar esa filosofía social. Prueba de ello es que en todo proceso de convocatoria en los municipios y en los demás departamentos para realizar un torneo zonal, se incluye un proceso de capacitación a los dirigentes, a los entrenadores y hasta a los padres de familia, en el que se promueve el pensamiento colectivo, se reafirman los objetivos de trabajar por el bienestar de los niños y se compromete a todos los estamentos con la filosofía de la Corporación. También es sentido social el trabajo que se realiza con los venteros ambulantes que se ubican alrededor de la cancha Marte en el mes de enero, cuando se realizan las finales de los torneos. A estas familias no solamente se les posibilita un espacio para que se beneficien de las ventas ambulantes, sino que se hace con ellos un trabajo social. Cuando el torneo comenzó, en 1984, la gente que vivía del deporte todo el año tenía prácticamente dos meses en los que no hacía nada. Hasta que comenzó el torneo, nadie se había preocupado por ellos. Hoy, aparte de los jóvenes que participan en los torneos, también se benefician quienes confeccionan los uniformes, los encargados del juzgamiento, quienes elaboran la papelería, los vendedores de refrescos y alimentos, la vigilancia privada de todo el escenario, los vendedores de tapas para el ingreso a la tribuna, los que cuidan los carros y un sinnúmero de personas que trabajan directa o indirectamente con la organización y logran el sustento para sus familias.
Los principios del Juego Limpio Desde el mismo momento en que la presidencia de la FIFA, en cabeza de Joao Havelange, mostró su preocupación por el juego limpio en el fútbol mundial y comenzó sus actividades y programas de sensibilización en sus diferentes torneos para prevenir la discriminación y promover la deportividad, la Corporación Deportiva Los Paisitas acogió esta bandera y fue la primera entidad en Colombia que le dio peso a los principios del juego limpio en sus actividades
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competitivas, al punto que fue incluido en el reglamento como el criterio más importante para clasificar en casos de empates en puntos. Emulando a la Federación Internacional del Fútbol, que creó su programa de Fair Play y estableció diez principios para aplicarlo, la Corporación elaboró su propio decálogo para sus torneos, que exige la práctica de los siguientes puntos: - Ser modesto en la victoria - Mantener la serenidad en la derrota - Reconocer los méritos y las virtudes de los demás - Respetar y acatar las decisiones de los árbitros - Aceptar que los árbitros pueden equivocarse porque son humanos - Animar a su equipo sin ofender al contrario - Respetar el sentimiento del hincha - Cumplir estrictamente las normas y reglas del deporte - Dar la mano en el triunfo o en la derrota - Mantener un profundo respeto por el adversario - No inducir a los niños, padres y particulares a realizar actos que vayan en contra de las normas administrativas y morales Mediante la práctica de estos principios, los niños están aprendiendo a ganar, a perder, a competir y a sobrepasar los inconvenientes que son naturales en la actividad deportiva y en la vida de todo ser humano. Así, la actividad deportiva se aprovecha para inducir a niños, padres y particulares a que no realicen actos que vayan en contra de las normas administrativas y morales, y a que aprendan a sacar elementos constructivos de las eliminaciones, de las goleadas y de las derrotas, para asimilar los resultados y seguir creciendo como personas. Poder inculcarle la filosofía del respeto y el juego limpio a los niños ha servido, en muchos casos, para sacar a jóvenes de la droga, para alejarlos de la violencia y para darles otra oportunidad de vida. Aunque los resultados deportivos no son lo más importante y hay una lista larga de jugadores profesionales que se iniciaron en el torneo Ponyfútbol, esa no es intención ni la razón de ser. El torneo está cargado de confraternidad, de compañerismo, de alegría, de hermandad y de juventud; es un torneo que le aporta a la sociedad y al deporte y que promueve el juego limpio como principio de vida. Si el niño no llega a ser una gran figura del deporte profesional, le tiene que quedar una formación, un orden, un legado de su paso por los torneos que le permita
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convivir y desarrollarse en su contexto social. La Corporación Deportiva Los Paisitas tiene claridad en los objetivos que rigen su actividad y se ha comprometido a aportar socialmente al desarrollo integral de los niños, por encima de cualquier interés deportivo. De la misma manera, en el caso del juzgamiento, siempre se ha insistido en que el árbitro tiene que educar a través de la norma, es decir, debe ser un pedagogo para que el niño aprenda las normas y no las infrinja, y si lo hace, para que aprenda a respetarlas y no las vuelva infringir. En el Ponyfútbol, los árbitros tienen la posibilidad de ser ilustrativos, maestros, cosa que en otros torneos no es posible. Esa es la finalidad de la Corporación, que sus torneos sirvan más como espacios educativos que como impartidores taxativos de las reglas de juego; es la posibilidad para que los jueces hagan un trabajo eminentemente pedagógico dentro del terreno de juego.
La capacitación como soporte Desde 1987, la Corporación creó un seminario de fútbol que, aunque abierto al público en general, se incluyó como requisito para los miembros de cuerpos técnicos que tendrían equipos a su cargo en las siguientes versiones. A partir del 2002 se modificó este plan y se creó un programa de capacitación para líderes comunitarios que continúa como requisito para los miembros de los cuerpos técnicos, pero que involucró también a los padres de familia con un módulo denominado “Escuela de Padres”. Gracias a la alianza permanente con instituciones del Estado como Indeportes Antioquia y el INDER de Medellín, la capacitación se ha ampliado en cobertura y se ha logrado replicar en los torneos selectivos y en los eventos de voleibol y baloncesto que organiza la Corporación. De la misma manera, desde hace años se tiene una alianza académica con el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, y se cuenta con el apoyo de practicantes del Instituto de Educación Física de la Universidad de Antioquia. Las características mismas de los torneos, con cada núcleo familiar acompañando a sus niños, con un barrio o un municipio atento al resultado deportivo, con unas graderías repletas de aficionados y con la presencia de la televisión y la radio exigen a los niños, a los técnicos, a las familias enteras, a los organizadores y a los árbitros una preparación especial. La capacitación permanente permite la preparación de todos los estamentos para esa exigencia adicional, para ese mundo diferente, para esas emociones distintas y para esas pasiones que despierta el deporte.
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Con esta filosofía, los niños tienen la oportunidad de vestir el uniforme oficial de Pony Malta, de vivir y aplicar las normas, al tiempo que los padres de familia acompañan copiosa y respetuosamente a los niños de cada zona. El torneo les enseña a convivir y compartir, deportiva y culturalmente, otras experiencias.
La estructura administrativa La Corporación está conformada por un grupo limitado de socios de 30 personas, en el que prima la amistad por encima de cualquier interés individual o corporativo. Estos socios tienen la responsabilidad directiva. La mayor y mejor experiencia que puede tener cualquier persona que haya pasado por ella es haber tenido la oportunidad de compartir esa responsabilidad de formar a los niños a través del deporte, con un grupo de personas totalmente comprometidas con la causa, sin esperar nada a cambio y aniñadas por la voluntad de servicio. Los socios trabajan ad honorem, bajo un reglamento interno que establece las condiciones para aspirar a la membresía. Los principios para el manejo interno de la entidad son el trabajo en equipo y la interdisciplinariedad; por compromiso con la entidad, los socios invierten su tiempo libre en las tareas de la Corporación. La unión entre ellos y el respeto por la filosofía han sido dos de las grandes fortalezas a lo largo de la historia de Los Paisitas. Desde sus inicios, para cumplir con sus objetivos, la entidad ha querido vincular a los más importantes dirigentes deportivos antioqueños y ha logrado agrupar a diferentes profesionales de esta actividad como entrenadores, médicos, árbitros y futbolistas. La estructura funcional está conformada por un órgano máximo de dirección, constituido por la Asamblea General de Socios; un órgano de administración, denominado Comité Ejecutivo, compuesto por siete miembros, elegido para periodos de cuatro años; un órgano de control, ejercido por un Revisor Fiscal, y un órgano de disciplina, constituido por la Comisión Disciplinaria. Los 30 socios actuales son Álvaro Galeano Gil, Alveiro Gutiérrez Serna, Ana Patricia Villa López, Antonio Franco Ruiz, Armando Pérez Hoyos, Aureliano Vélez Agudelo, Baltazar Medina, Carlos Betancur Castañeda, Carlos Iván Hernández Boneth, Carlos Mario Londoño Correa, Carlos Peláez Arango, Claudia Medina Restrepo, Consuelo Zapata Espinosa, Diego León Osorio Céspedes, Gabriel Vásquez Mesa, Germán Blanco Álvarez, Gilberto Molina Hernández, Gonzalo Peláez Arteaga, Gonzalo Valderrama Aguilar, Gustavo Jiménez Arango, Javier Darío
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Villegas Díaz, Julio Alberto Vélez Trujillo, Libardo Serna Ángel, Oriol Ruiz Patiño, Óscar Mario Cardona Arenas, Ramiro Carvajal Yepes, Roberto Hoyos Ruiz, Roberto López Valencia, Sara Valderrama Zapata y Winston Tobón Ochoa. La Corporación posee un cuadro organizativo interno con siete miembros en su Comité Ejecutivo, que en la actualidad está conformado de la siguiente manera: Presidente:
Winston Tobón Ochoa
Vicepresidente:
Carlos Peláez Arango
Secretario:
Julio Alberto Vélez Trujillo
Tesorero:
Gonzalo Valderrama Aguilar
Vocales:
Diego León Osorio Céspedes
Germán Blanco Álvarez
Gustavo Jiménez Arango
Revisor Fiscal:
Fernando Sañudo Correa
Revisor Fiscal Suplente:
Manuel Jiménez Mejía
Y en su estructura cuenta con el siguiente personal administrativo: Director Ejecutivo:
Carlos Iván Hernández Boneth
Director de Comunicaciones: Davis Zapata Correa Asistentes Administrativos: Carlos Albeiro Chavarría Agudelo
Verónica Johana Rúa Grisales
Adriana Serna Chicuazuque
Apoyo y Logística:
Néstor Alonso Lopera Vanegas
Johana Mejía Vanegas
En los 25 años de vida institucional, la presidencia ha sido ocupada por Rodrigo Arias Sierra, Julio Alberto Vélez Trujillo, Gonzalo Peláez Arteaga, Libardo Serna Ángel y Winston Tobón Ochoa. La distribución interna de funciones se hace a través de las diferentes comisiones asesoras, a las que se integran los diferentes socios para hacer más efectivo el trabajo de la Corporación. El Comité Ejecutivo traza directrices, pero respeta las decisiones de las comisiones, que son independientes en sus determinaciones y bastante claras en cuanto a la función de cada una de ellas:
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- La Comisión Médica: se ocupa de la valoración física de cada uno de los niños que participan en los torneos y de la atención en competencia. El trabajo preventivo es fundamental y para ello también se acude a los espacios de capacitación. Uno de los logros más importantes de esta comisión es haber empezado a controlar la participación de los niños en el evento con la valoración de la edad biológica, por medio del examen denominado “carpograma”, lo que ha significado meterle un poquito de cientificidad a los procesos de inscripción, para conocer la edad ósea de cada participante. También trabaja intensamente en darles a las personas que están alrededor de los niños, mediante capacitación, los elementos suficientes para atender los niños en esos momentos de trauma deportivo, cuando por cualquier circunstancia no tienen un médico del deporte o un médico con experiencia que les pueda ayudar. Los médicos deportólogos que trabajan en la Corporación Los Paisitas tienen estadísticas y estudios sobre el crecimiento y la genética del niño deportista colombiano, particularmente en las disciplinas del fútbol, el voleibol y el baloncesto, que son los deportes que tienen competencia en la estructura de la entidad. - La Comisión de Planeación y Control, Eventos Especiales: como su nombre lo indica, tiene como función la preparación de actividades conmemorativas y de celebración como, por ejemplo, los 25 años de la Corporación. - La Comisión Académica: tiene a su cargo la preparación de todos los seminarios de actualización en las diferentes regiones y municipios, de acuerdo con la programación deportiva. En este sentido, la Corporación ha impactado a la gente y se ha ganado un espacio dentro del público. En los contenidos se ha pasado de lo meramente técnico y deportivo a temas como el desarrollo humano del niño y del entrenador, es decir, más relacionados con la formación de la persona. - La Comisión de Protocolo y Relaciones Públicas: que se encarga del manejo de las relaciones con el Estado, con la comunidad, con los medios de comunicación y con todos los grupos de públicos. - La Comisión Técnica del Torneo Ponyfútbol: es la encargada de los asuntos normativos de los torneos; anualmente recomienda modificaciones al reglamento con el fin de estar lo más actualizados posible para las personas que están vinculadas con la actividad. - El Tribunal Deportivo del Torneo Ponyfútbol: se encarga de decidir sobre todos los incidentes disciplinarios que se produzcan en el torneo. Tiene facultades para amonestar, sancionar, suspender o descalificar jugadores, dirigentes, directores, entrenadores, equipos u otros.
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- La Comisión Arbitral: está encargada de todo lo relacionado con el juzgamiento. Desarrolla programas de selección, capacitación y actualización. Generalmente, los árbitros que tienen a su cargo el juzgamiento de los torneos no pasan de los 20 años de edad, en su gran mayoría. Muchos comienzan desde los 13 o 14 años de edad y en la Corporación reciben orientación de los ex árbitros profesionales Gonzalo Valderrama, Libardo Serna y Armando Pérez Hoyos, en temas como el manejo de entorno, reglas de juego, pedagogía y sicología arbitral. Aquellos que muestran buenas condiciones se recomiendan para el Colegio de Árbitros de la Liga Antioqueña de Fútbol. - La Comisión Disciplinaria: es la responsable de garantizar el juego limpio y el correcto desarrollo deportivo y disciplinario de los torneos y de la Corporación misma. - La Comisión Logística: es la responsable, en el mes de enero, de asuntos como el transporte, las canchas y el alojamiento de las diferentes delegaciones. - La Comisión Financiera: es la que se encarga de la elaboración de los proyectos de financiación de los diferentes eventos. - En algún tiempo existió también la Comisión Administrativa, que fue la encargada de elaborar los manuales de funciones y responsabilidades, y de hacer una reestructuración de las comisiones que había en el momento.
Acciones y procesos administrativos La estructura administrativa de la Corporación Deportiva Los Paisitas está puesta al servicio de las actividades propias de la organización, que van enfocadas a la organización de torneos deportivos para niños, con un componente altamente formativo y con un interés netamente social. Es decir, que la administración acoge la misma filosofía de la Corporación pero, por las tareas que tiene, asume algunos principios para sus procesos específicos. En la organización de los torneos, por ejemplo, la administración es absolutamente estricta. Le da todas herramientas a cada uno de los equipos que quiera participar, pero al momento de hacer cumplir los plazos y exigir la normativa es inflexible.
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Dentro de la organización de los torneos, sean clasificatorios o finales, se establecen siete momentos específicos que coordina la administración: la inscripción, la presentación, el sorteo, la entrega de uniformes, la inauguración, la competencia y la premiación. La entrega de uniformes es un espectáculo inolvidable para los niños por la expectativa que les genera.
Descentralización y cobertura La Corporación ha tratado de llegar hasta los últimos rincones de Colombia. Una de sus preocupaciones es la cobertura social, que todas las personas puedan estar entretenidas, tengan actividades para realizar y reciban lo básico para poder sobrevivir. En 25 años de trabajo ininterrumpido, ha podido llevar una pequeña diversión y ha puesto su granito de arena para esa cobertura. Una de las grandes dificultades que se han tenido que afrontar la constituyen las limitaciones que tienen muchas regiones del país para organizar el deporte de una manera adecuada. Particularmente los municipios, para los que a veces se dificultan mucho los torneos por los costos que tienen que asumir los alcaldes para la participación de sus niños y para la organización de los zonales clasificatorios. Por fortuna, estas dificultades se han sorteado favorablemente y se ha ganado mucho en ese sentido. Hoy en día, los torneos selectivos en la ciudad de Medellín, en el Área Metropolitana, en el Departamento de Antioquia y en muchas regiones del país ya están organizados. La cuantificación en el aumento de los equipos participantes en el Ponyfútbol es una muestra de la manera como se ha trabajado el concepto de cobertura. Los dos primeros torneos fueron invitacionales, con equipos de los barrios de Medellín y de los municipios del Área Metropolitana. Para la tercera versión, en 1987, se decidió realizar un ensayo de torneo selectivo zonal, en el municipio de El Bagre, en un experimento que surtió efectos y dio inicio a la descentralización del certamen. De esa forma, el torneo comenzó a llegar a los municipios de las nueve subregiones del Departamento de Antioquia. Así, en 25 años, el torneo pasó de tener una fase final con 16 equipos de los barrios de la ciudad, a tener un total de 104 equipos, contando sólo los de Medellín, a los que se les acepta la inscripción, entre casi 200 que la solicitan. En el ámbito del Valle de Aburrá, en el denominado zonal metropolitano, también llegan a 180 los equipos que solicitan participación. Como muestra de la descentralización de los
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procesos, en esta fase son directamente los municipios los encargados de organizar sus torneos selectivos, bajo supervisión de la Corporación. También se realiza una fase departamental, en la que participan los representantes de los municipios y corregimientos de fuera del Área Metropolitana, distribuidos en torneos zonales. En el resto del país, se realizan en la actualidad ocho torneos zonales para elegir a representantes de departamentos diferentes a Antioquia. En total son más de 1.000 equipos los que participan en la disciplina del fútbol, en baloncesto se registran cerca de 300 y en voleibol unos 200 más. Estas cifras son muestra de la masificación que ha logrado la Corporación con sus eventos. De un torneo invitacional de dos semanas, en 25 años se pasó a un certamen que se juega todo el año en fases nacional, departamental, metropolitana y de la ciudad de Medellín.
La empresa privada y el sector público como aliados El trabajo de cinco lustros ha sido posible gracias a la vinculación de empresas patrocinadoras que han creído en el trabajo de la Corporación, en la seriedad de sus dirigentes y en el aprovechamiento del deporte como vehículo publicitario, como actividad de proyección a la sociedad y como elemento de penetración en las comunidades. Como ya se dijo, en el primer torneo el patrocinador principal fue Davivienda, en el segundo año los derechos los adquirió Grulla y, a partir del tercero se vinculó como copatrocinador Cervecería Unión, primero con su producto Maltica y después con Pony Malta. Para el cuarto torneo, la esta empresa se convirtió en el patrocinador general. Para Bavaria, la empresa patrocinadora actual, el torneo Ponyfútbol es lo más importante dentro de su calendario anual de actividades de proyección. Es el evento mediante el cual se agrupa a los barrios, a los pueblos, a los municipios y a los departamentos. En él se reúne toda la comunidad familiar y deportiva. Dentro de la filosofía de la empresa Bavaria está la de apoyar a la niñez y a la juventud. En ese sentido, el Ponyfútbol es la alternativa de llevar a muchas comunidades un esparcimiento que a la vez aporta a la formación humana de los deportistas. Para esta compañía, el Ponyfútbol es en evento en el que la inversión forma parte de su balance social, al tiempo que genera una muy buena retribución publicitaria. A lo largo de los años, a la organización del torneo se han vinculado empresas del orden comercial, publicitario, organizacional, académico y deportivo que comparten la idea de que antes que nada está la formación del individuo. De la misma manera, se ha contado con el
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apoyo irrestricto de las entidades del Estado. En la actualidad, se cuenta con el respaldo de todos los estamentos gubernamentales. La Alcaldía de Medellín siempre ha apoyado a través de su Secretaría de Educación y del Inder, y la Gobernación de Antioquia ha prestado su apoyo a través de Indeportes, el Idea y Teleantioquia, que ha sido uno de los grandes aliados de la Corporación. Con la respuesta positiva de estas entidades, al igual que de las administraciones municipales de las localidades del país en las que se realizan los torneos zonales, se ha podido desarrollar año tras año el programa diseñado, desde el que se ha ofrecido un aliento de vida, de bienestar y de alegría a los niños de Colombia y a sus familias. Además, en todo el país la administración pública es consciente de la labor social del torneo y de la ganancia que representa para la imagen de los municipios su participación en él. De allí que la organización de los zonales sea una alternativa de entretenimiento y espectáculo para los habitantes de los municipios sede y una oportunidad para el mejoramiento de los escenarios. De igual forma, la participación en ellos sea ha convertido en una oportunidad de representación del municipio para despertar el sentido de pertenencia. En materia académica se han tenido acercamientos y proyectos de investigación con la Universidad de Antioquia y con el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, con el que ya se hizo un primer seminario conjunto enfocado al tema de la formación de los niños y de la creación de escuelas en los barrios. La intención es fortalecer estos nexos y lograr convenios para realizar más seminarios, particularmente para los niños, y adelantar más proyectos de investigación.
La diversificación en busca de la masificación Aunque la Corporación surgió alrededor de la idea de un torneo de fútbol para niños, luego de la celebración de los 15 años comenzó a mirar la posibilidad de diversificar su producto e incursionar en otras disciplinas deportivas. Inicialmente, algunos miembros del Comité Ejecutivo plantearon la intención de la Liga Antioqueña de Baloncesto de acercarse al modelo de Los Paisitas y de proponer un trabajo conjunto. En ese entonces, los estatutos estaban cerrados a la disciplina del fútbol, pero en unas capacitaciones que se hicieron sobre talento humano y desarrollo administrativo, se definió que la Corporación se debía abrir a otras disciplinas deportivas, redefiniendo su misión y su visión. Así nació la iniciativa para una reforma estatutaria que permitió la incursión de nuevas disciplinas.
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En el 2004 comenzó el Ponybaloncesto, tres años después se hizo el primer Ponyvoleibol. Aunque se trata de torneos que apenas comienzan, ya se ha logró que vinieran equipos de fuera del departamento y que se hicieran selectivos en otras partes del país. Incluso, la Liga de Baloncesto reconoce que luego de cinco versiones del Pony, el número de practicantes en las categorías menores ha crecido sobremanera. En ambos casos, los reglamentos se ajustan a las necesidades propias de la disciplina. En baloncesto, por ejemplo, la edad límite es de 14 años, y en voleibol, se hacen dos torneos: uno para los muchachos de 12 y 13, y otro para los benjamines, que son niños de 8, 9 y 10 años de edad. Con este tipo de medidas se va creando una base grande de estas disciplinas deportivas en el departamento. Los campeones del Ponybaloncesto en ambas ramas en los cinco años de historia del torneo son: En el 2005, Inder Envigado en ambas ramas, con Geovanny Ferney Betancur como técnico del equipo femenino y Germán Darío Ayala del masculino. En el 2006, Inder Envigado en la rama femenina, con la orientación de Geovanny Ferney Betancur, y Estadio Arrieros en la masculina con Pedro Luis Vásquez como técnico. Los títulos del 2007 fueron para Rionegro Horizonte en las damas, con el técnico Carlos Andrés Lezcano, y Estadio Arrieros en los varones, con Pedro Luis Vásquez. Finalmente, los títulos del 2008 fueron para América Salazar y Herrera, en femenino, con la orientación de Raúl Tobón, y Estadio Arrieros en masculino con Pedro Luis Vásquez, quien suma tres títulos consecutivos como entrenador. Por su parte, en el Ponyvoleibol, los campeones de las dos versiones realizadas han sido representativos de municipios de fuera del Área Metropolitana. En el 2007, el título femenino fue para el municipio de Candelaria, Valle del Cauca, orientado por Rodrigo Llano y Alfredo Bonilla, y el masculino, para el municipio de Cáceres, Antioquia, con la dirección de Juan Escobar Suárez. En el 2008, el titulo de las damas fue para la Normal de Bucaramanga, dirigida por Eddymerc Rodríguez, y el masculino para el municipio de Candelaria, Valle, con Rodrigo Llano y Alfredo Bonilla. La idea ahora es insistir con otras disciplinas deportivas, masificar los deportes, incursionar el disciplinas como el patinaje, el béisbol y el atletismo, y llegar al 2010 ó 2012 con unas grandes olimpiadas infantiles en el mes de enero, que permitan desarrollar más el interés de la Corporación de lograr que los niños tengan una distracción, una recreación, un quehacer en esa época de vacaciones.
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Las relaciones con la prensa, gestión que acerca Desde su mismo inicio, por la experiencia acumulada de sus socios en muchos torneos y eventos, la Corporación Los Paisitas fue consciente de que uno de los aspectos más importantes para el éxito de un certamen deportivo lo constituye el eco que de él hayan hecho los medios de comunicación. Desde el primer torneo, las publicaciones en prensa, radio y televisión se convirtieron en un indicador de gestión para la organización. Aunque al principio, por las limitantes económicas, el servicio informativo del torneo para los medios se prestaba con una persona que se vinculada sólo durante las dos semanas que duraba el torneo, con el pasar de los años esta área se ha ido fortaleciendo y hoy se cuenta con un completo departamento de comunicaciones. En las primeras versiones, la presencia como socio de la Corporación de Julio César Acosta, periodista de El Colombiano, le ayudó mucho a la organización del torneo a dimensionar la importancia de los medios y a gestionar el acompañamiento permanente del periódico al certamen. La radio también estuvo presente desde la primera versión y la televisión, particularmente Teleantioquia, comenzó a transmitir las finales desde los primeros torneos. Este respaldo fue fundamental para el rápido posicionamiento del torneo. Cada año, son más las emisoras y los medios locales y nacionales que hacen cubrimiento del certamen. Los medios de comunicación le dieron la dimensión informativa al torneo, pero también entendieron la filosofía de Los Paisitas. Transmitirles fútbol a los niños no es lo mismo que transmitirle a los adultos. Los locutores tienen que hacer grandes esfuerzos para aprender un léxico distinto, para no equivocarse en la identificación de los jugadores, para no ofender a los niños con alguno de sus comentarios, que por obvias razones son un público más sensible. Además, esta vinculación masiva y permanente del periodismo también les sirve a los niños, porque tienen un contacto directo con los medios para contar sus propias vivencias y pueden convertirse en auténticos embajadores de sus pueblos. Adicionalmente, porque, de alguna manera, les permite a los pequeños comenzar acostumbrarse a la prensa, con todas las ventajas y desventajas que eso pueda significar. Por eso, en materia de relaciones con la prensa, la Corporación no sólo pone al servicio de estos una sala de prensa dotada con todos los requerimientos informativos, sino que ha diseñado una estrategia de servicio para ellos, en la cual les ofrece, con las vicisitudes del caso, espacios físicos para sus trasmisiones y un grupo humano de óptimas condiciones. Y lo más
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importante, se vale de los medios, aprovecha los espacios en cada uno de ellos para transmitir a la comunidad su filosofía, su misión y su función social; construye su propia imagen y la proyecta a través de ellos. La Corporación Deportiva Los Paisitas, su modelo de autogestión en el deporte y sus torneos no serían nada sin el apoyo permanente en materia de difusión de los medios de comunicación.
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La masificación del deporte y la diversificación de sus actividades son dos de los objetivos de la Corporación Deportiva Los Paisitas. En 25 años de historia ya se han realizado 24 torneos de Ponyfútbol, 5 de Ponybaloncesto y 2 de Ponyvoleibol.
Dentro de las obras sociales que ha hecho la Corporación con los ingresos por taquilla al torneo se hizo la donación de una casa a los damnificados por un incendio del barrio Vallejuelos en Medellín. La imagen registra el momento en que el Director Ejecutivo de la Corporación, Carlos Iván Hernández Boneth, entrega las llaves de la casa a su nueva propietaria.
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En los torneos que organiza la Corporación Deportiva Los Paisitas pueden participar los niños de cualquier sector, sin restricción de estrato, clase social o ubicación. La Corporación llega a los sectores más desfavorecidos no sólo con sus actividades deportivas sino también con sus obras sociales. Los niños de Villas de San Nicolás recibieron este año los kits escolares que entregan la Corporación y Bavaria con el recaudo por taquilla del torneo en la cancha Marte 1.
Modelo de autogestión
Cada año son más las emisoras y los medios de comunicación que hacen cubrimiento del certamen. En el torneo del 2008, nueve emisoras transmitieron simultáneamente los partidos del Ponyfútbol, Teleantioquia llevó la señal en directo de 28 partidos, y 6 periódicos de todo el país tuvieron corresponsales permanentes.
En todos los rincones de Colombia en los que se realiza un selectivo, la Corporación Deportiva Los Paisitas ha llevado capacitación a niños, técnicos y padres de familia.
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Los medios masivos de comunicación le han dado dimensión informativa a los torneos que organiza la Corporación Deportiva Los Paisitas, pero lo han hecho compartiendo la filosofía de la Corporación.
En los barrios y en los municipios, los torneos zonales y clasificatorios se convierten en verdaderas fiestas comunitarias.
Modelo de autogestión
En el Ponyvoleibol, se hacen dos torneos: uno para los muchachos de 12 y 13 y otro para los benjamines, que son niños de 8, 9 y 10 años de edad. Con este tipo de medidas se va creando una base grande de estas disciplinas deportivas en el Departamento de Antioquia.
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La filosofía del juego limpio en la competencia induce a los niños, padres y particulares a que no realicen actos que vayan en contra de las normas administrativas y morales, y a que aprendan a sacar elementos constructivos de las eliminaciones, de las goleadas y de las derrotas; para asimilar los resultados y seguir creciendo como personas.
La entrega de kits con materiales escolares a diferentes escuelas de escasos recursos en la ciudad y del departamento es otra de las acciones que le han generado reconocimiento a la Corporación como una entidad solidaria y con responsabilidad social.
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La vinculación masiva y permanente del periodismo también les sirve a los niños, porque les permite un contacto directo con los medios y al contar sus vivencias los convierte en auténticos embajadores de sus pueblos.
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La Corporación Deportiva Los Paisitas trabaja incansablemente con mucha seriedad por transmitir una cultura deportiva, exige disciplina y orden, promueve el juego limpio y el respeto por las normas por parte de los niños, los técnicos y los padres de familia.
Dentro de la organización de los torneos, sean clasificatorios o finales, se establecen siete momentos específicos que coordina la administración: la inscripción, la presentación, el sorteo, la entrega de uniformes, la inauguración, la competencia y la premiación. La entrega de uniformes es un espectáculo inolvidable para los niños por la expectativa que genera en los niños.
Modelo de autogestión
Las Granjas Infantiles fueron la primera institución que recibió aportes económicos generados por el ingreso al espectáculo y, desde entonces, en forma ininterrumpida una parte del producido en taquilla por el ingreso de aficionados se ha destinado a este tipo de organizaciones.
Más de 1000 equipos de todo el país participan a lo largo del año en los selectivos del torneo Ponyfúbtol, en baloncesto se registran cerca de 300 y en voleibol unos 200 más. Estas cifras son muestra de la masificación deportiva que logra la Corporación con sus actividades.
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En el torneo del 2008, el equipo de Estadio Arrieros, orientado por Pedro Luis Vásquez, consiguió el tricampeonato del Ponybaloncesto en la rama masculina, Los tres títulos los obtuvo en forma consecutiva.
La participación de las niñas en los torneos de Ponybaloncesto y Ponyvoleibol ha permitido que la Corporación incluya a las damas en los torneos que organiza. La inclusión es otra forma de pensar el deporte con sentido social.
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La estructura administrativa de la Corporación está puesta al servicio de las actividades propias de la organización, que van enfocadas a la organización de torneos deportivos para niños, con un componente altamente formativo y con un interés netamente social. En la imagen, el equipo de trabajo logístico y administrativo cuando la Corporación celebró sus 15 años de actividades, en 1999.
El trabajo de cinco lustros ha sido posible gracias a la vinculación de empresas patrocinadoras que han creído en el trabajo de la Corporación, en la seriedad de sus dirigentes y en el deporte como vehículo publicitario, como actividad de proyección a la sociedad y como elemento de penetración en las comunidades.
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Para Bavaria, la empresa patrocinadora actual, el torneo Ponyfútbol es lo más importante dentro de su calendario anual de actividades de proyección. Es el evento mediante el cual se agrupa a los barrios, a los pueblos, a los municipios y a los departamentos. En él se reúne toda la comunidad familiar y deportiva.
La organización de los torneos selectivos zonales es una alternativa de entretenimiento y espectáculo para los habitantes de los municipios sede y una oportunidad para el mejoramiento de los escenarios.
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A lo largo de los años, a la organización del torneo se han vinculado empresas del orden comercial, publicitario, organizacional, académico y deportivo que comparten la filosofía del Juego Limpio. En este cuarto de siglo se ha contado con el apoyo irrestricto de las entidades del Estado. La Alcaldía de Medellín siempre ha apoyado a través de su Secretaría de Educación y del Inder, y la Gobernación de Antioquia ha prestado su apoyo a través de Indeportes, el Idea y Teleantioquia.
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Mediante la práctica de los principios del Juego Limpio, los niños están aprendiendo a ganar, a perder, a competir y a sobrepasar los inconvenientes que son naturales en la actividad deportiva y en la vida de todo ser humano.
Capítulo 3 El Ponyfútbol, una fábrica de sueños
E
l torneo Ponyfútbol se ha constituido en el programa bandera de la Corporación.
Alrededor de él, se congregan familias y pueblos enteros que viven intensamente el desarrollo de la competencia. El Pony en sí es una fiesta llena de calor humano, de integración, de confraternidad y en algunos casos, de prospectos del balompié nacional. Este torneo ha logrado crear espacios para la recreación y el deporte en torno a partidos, goles y sueños de pequeñines que juegan con la fantasía de ser los ídolos del futuro. Para muchos niños, acceder a la fase final del torneo es la meta para la que trabajan y se esfuerzan durante todo el año, para ellos, el Pony es “su campeonato mundial”. Por los valores que se inculcan en la Corporación y por las exigencias que se le hace a todo los que participan del torneo en lo que tiene que ver con el juego limpio y con la honestidad en todo sus actos, indudablemente, termina convirtiéndose en un estilo de vida para esos deportistas que se inician en el fútbol. Año a año, el torneo lo juegan niños entre 9 y 12 años de edad, que están en una etapa fundamental dentro de sus procesos de formación sicomotriz, sicosomático y de conducta. El torneo, a través del disfrute, va cimentando disciplina, los valores y la práctica del deporte como un estilo de vida que luego será fundamental en su formación profesional, en su desarrollo académico o en su vida laboral. Los niños encuentran en el Ponyfútbol un escenario que les sirve para perder el miedo escénico, para interactuar con otros niños de cultura diferente, para perder el temor al reconocimiento y a la competencia. El torneo les sirve como plataforma y aprendizaje para lo que van ser en la vida, en cualquier ámbito así no sea del deportivo. El Ponyfútbol no solo ha servido para que miles de jóvenes encuentren en el balompié la posibilidad de esparcimiento y de formación integral, y para la formación del carácter de personas que hoy son profesionales de diferentes áreas y ciudadanos de bien, sino que cada torneo ha dejado una huella en lo deportivo que se refleja en el surgimiento de técnicos y futbolistas que hoy recorren los estadios de Colombia y el mundo en el fútbol profesional. Aunque la competencia como tal no es el objetivo primordial para la Corporación, son muchos
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los profesionales del fútbol que hicieron sus primeros pinitos en el Ponyfútbol y que tuvieron en él una plataforma de lanzamiento al mundo del fútbol. En el caso de los técnicos se pueden mencionar como ejemplo nombres que hacen historia en el balompié nacional como Francisco Maturana, quien fuera fue el primer campeón del certamen con el equipo de La Floresta; su hermano César Maturana, campeón del certamen de 1989; Javier Álvarez y Camilo Pérez; y jugadores como José Julián de la Cuesta, Gerardo Bedoya, Mauricio Molina, Diego Serna Lopera, Eudalio Arriaga, David González, David Ospina, Edison Cardona, Óscar "Chico" Restrepo, Daniel Vélez, Juan Carlos Ramírez, Amaranto Perea, Juan David Moreno, Juan Fernando Leal, Alexander Urrego, Oscar Londoño, Néstor "La Piña" Álvarez, Jonathan Estrada, Raúl Esneider Marín, James López, Camilo Giraldo, Jaime Brand Gómez, Wilmar Moreno, Roberto Carlos Cortés, Radamel Falcao García, César Fawcett y Sebastián Hernández, entre muchos otros. El nivel de participación se ha elevado exponencialmente. De 16 equipos de los barrios de la ciudad de Medellín que participaron por invitación en el primer certamen se pasó a más de 1000 oficialmente inscritos en todo el país, en su fase eliminatoria. Hoy en día, sólo en el Departamento de Antioquia se llevan a cabo 16 zonales, en los municipios de Medellín, Bello, Girardota, Caldas, Envigado, La Estrella, Sabaneta, Copacabana y Barbosa, y en las subregiones del Nordeste y Magdalena Medio, Norte y Bajo Cauca, Oriente, Occidente, Suroeste y Urabá. A estas zonas se deben sumar las eliminatorias de los Juegos Ciudad de Medellín, organizados por el Inder. Por su parte, en el resto del país los clasificatorios los organizan las ligas de Fútbol de Córdoba, Santander, Norte de Santander, Bolívar, Valle y Bogotá; y otras que se hacen en diversos departamentos del país supervisadas por la Corporación. Lo que viven deportivamente los niños concluye cada año con la fase final, que en la actualidad reúne a 32 equipos, verdaderos campeones de todo el país y con diferentes culturas. La magnitud de la fase definitiva del torneo, que se realiza siempre en el mes de enero en la ciudad de Medellín, la fortalecen el apoyo de las entidades gubernamentales y municipales, el acompañamiento de los medios masivos de comunicación, la presencia de los técnicos de las diferentes selecciones Colombia y de los clubes profesionales, el acompañamiento de los directivos del fútbol rentado y de jugadores y ex jugadores profesionales, y, obviamente, la asistencia masiva de público y de aficionados que acompañan a cada uno de los equipos participantes.
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1985.
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Los sueños comenzaron con el sello de Maturana Versión del torneo:
Fecha de realización: Patrocinador: Copatrocinadores: Escenario:
1 Enero 5 al 27 de 1985 Davivienda Municipio de Medellín Estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque
Zonales clasificatorios:
No hubo. El torneo fue invitacional
Equipos participantes:
Barrio Caribe, Barrio La Floresta, Municipio de Marinilla, Barrio Enciso, Municipio de Itagüí, Municipio de Chigorodó, Barrio Miranda, Barrio Antioquia, Municipio de Caldas, Barrio El Salvador, Barrio 12 de Octubre, Barrio Carlos E. Restrepo, Municipio de Bello, Cuadras de Recreación, Barrio Cataluña y Barrio Santa Lucía.
Partido inaugural: Partido final:
Barrio Miranda vs Chigorodó (2 - 2) Barrio La Floresta vs Barrio Santa Lucía (0 - 0). Desde el punto penal (4 - 2)
Campeón:
La Floresta
Subcampeón:
Santa Lucía
Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Francisco Maturana García Robeiro Fernández, del Barrio El Salvador, con 17 anotaciones No se escogió
Número de goles convertidos:
194
Número de partidos jugados:
40
Promedio de gol por partido:
4,58
Actuaron en este torneo:
Óscar “Chico” Restrepo, Jaime Ospina y Martín Vélez
Francisco Maturana García es el técnico de fútbol colombiano que más logros internacionales ha obtenido en la historia. La Copa Libertadores de 1989, la clasificación de Colombia a dos campeonatos mundiales y la Copa América del 2001 certifican este rótulo. Maturana obtuvo su primer título como técnico en el torneo Baby Fútbol de 1985.
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A ese primer torneo, que se llamó Copa Davivienda y se jugó del sábado 5 al domingo 27 de enero de 1985, solo asistieron por invitación representaciones de algunos barrios de Medellín y algunos municipios del Área Metropolitana. También estuvieron el municipio de Marinilla, del oriente antioqueño, y el municipio de Chigorodó, como representante de la zona de Urabá. Curiosamente, los técnicos de los 16 conjuntos fueron escogidos por los directivos de la Corporación. A cada uno le tocó ir al barrio respectivo a hacer las veces de seleccionador para escoger a sus representantes. Entre los equipos escogidos estaba el barrio La Floresta, que contó con la orientación técnica del profesor Fracisco Maturana García, habitante de dicho barrio y quien en ese entonces se desempeñaba como entrenador de las divisiones inferiores del Atlético Nacional. El torneo se jugó en el campo del Estadio de Atletismo Alfonso Galvis Duque, que fue adecuado como cancha de fútbol. Fecha a fecha, la convocatoria de público fue mayor y el entorno del escenario se convirtió en un motivo de encuentro para la familia del deporte, particularmente la del fútbol, en una época que era de total descanso. En su momento, por la fecha de realización, por la edad de los participantes, por la dotación que se entregaba a los equipos y por la rivalidad entre los barrios, por la convocatoria de los medios y por la organización logística, el torneo se convirtió en algo muy novedoso. En lo deportivo, el torneo resultó muy atractivo. En los 16 equipos que participaron aparecieron jugadores de 13 años de edad que descollaron por su buena fundamentación técnica. Algunos, llegaron al profesionalismo, como el volante Oscar “Chico” Restrepo del barrio El Salvador, el delantero Jaime Ospina de San Javier y los laterales Martín Vélez y César Tabares. El campeón fue el barrio La Floresta, que luego de empatar sin goles en los 60 minutos, venció al barrio Santa Lucía desde los tiros libres desde el punto penal. El técnico campeón fue, precisamente, Francisco Maturana, quien con su estilo de dirección, su fútbol abierto y vistoso y su manera de compartir la filosofía propuesta por la Corporación, deleitó a los asistentes con una propuesta de fútbol muy lúdica y alegre con un claro orden en la cancha. Dos años después, debutaría como técnico del Once Caldas en el torneo profesional colombiano para continuar su carrera como estratega.
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1986. Santa Lucía llega como favorito Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
2 Enero 11 al 25 de 1986 Grulla
Copatrocinadores: Escenario:
Estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque
Zonales clasificatorios:
No hubo. El torneo fue invitacional.
Equipos participantes:
Municipio de Andes, Barrio 12 de Octubre, Barrio Miranda, Barrio Caicedo, Los Grullitos Envigado, Municipio de Rionegro, Barrio Aranjuez, Urbanización Loyola, Municipio de Itagüí, Barrio Francisco Antonio Zea, Barrio Santa Lucía, Barrio Andalucía, Municipio de Copacabana, Barrio Sevilla, Barrio La Floresta y Barrio El Corazón.
Partido inaugural:
Barrio La Floresta vs Barrio El Corazón (5 - 2). Por demanda ganó el Corazón (2 - 0).
Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Barrio Santa Lucía vs Barrio Caicedo (2 - 0) Santa Lucía Barrio Caicedo Carlos Mario Cortez Walter Moreno, del barrio Santa Lucía, con 15 goles No se escogió
Número de goles convertidos:
169
Número de partidos jugados:
40
Promedio de gol por partido:
4,23
Actuaron en este torneo:
Daniel Vélez, John Wilson Raigoza, Víctor Patiño, Rafael Vásquez, León Darío Atehortúa, Miller Durán, Edison Cardona, Juan Guillermo Villa, Marcos Barrios, Jaime Brand Gómez, Javier Darío Chica, Diego Pizarro, Alexander Padilla y Wilmar Moreno
El barrio Santa Lucía, finalista de la primera versión, está ubicado al suroccidente de Medellín, en la Comuna 13. Es un populoso sector donde el fútbol es el pan diario para miles de niños que se levantan en sus laberínticas calles. Por su tradición futbolística en la ciudad, en 1985, cuando se creó el torneo, fue uno de los primeros equipos en ser invitado y a la postre sería subcampeón. En el 86, para su segunda participación, llegó con aspiraciones del título.
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De esa segunda versión se destacan algunas curiosidades. El partido inaugural programado para el sábado 11 de enero se debía jugar entre el municipio de Andes y el barrio Caicedo de Medellín, pero el representativo del suroeste no llegó a tiempo por dificultades en la carretera y, para dar inicio al torneo, se jugó el encuentro entre los barrios La Floresta y El Corazón. El partido terminó 5 – 2 a favor del equipo que defendía el título, pero fue demandado por irregularidades en la inscripción de un jugador, que llevaron a dos determinaciones de orden disciplinario: darle los puntos al equipo de El Corazón con victoria 2 – 0, y excluir del torneo a La Floresta, que fue reemplazado por el municipio de Copacabana, luego de un sorteo. Aunque llegaron casi 200 solicitudes de inscripción, al igual que el primero, el segundo torneo también fue de carácter invitacional. El nivel técnico fue de los más altos en toda la historia del certamen. Los equipos eran verdaderas selecciones, estaban muy bien conformados y fueron muchos los jugadores que surtieron las selecciones menores del departamento. Daniel Vélez, arquero campeón y valla menos vencida del torneo, John Wilson Raigoza, Víctor Patiño, Rafael Vásquez, León Darío Atehortúa, Miller Durán, Edison Cardona, Juan Guillermo Villa, Marcos Barrios, Jaime Brand Gómez, Francisco Manuel Mosquera Romaña, Javier Darío Chica, Diego Pizarro, Alexander Padilla y Wilmar Moreno deleitaron a los aficionados de la época con sus primeras gambetas y goles. Entre los técnicos se registraron nombres como el de César Maturana con el Barrio La Floresta, Óscar Aristizábal con el barrio El Salvador, Marcos Velásquez con Los Grullitos, y Orlando Restrepo con el municipio de Bello. Luego de los 40 partidos, en los que se marcaron 169 goles, el título fue para Carlos Mario Cortez, quien orientaba el equipo de Santa Lucía, y ya tenía experiencia en el certamen como subcampeón de la primera versión. En los registros estadísticos aparecen, en el torneo de 1986, los cinco primeros autogoles de la historia. Curiosamente, tres de ellos fueron marcados por el mismo equipo, el Barrio Loyola. Los dos primeros en la derrota 9 – 2 ante el municipio de Rionegro y el otro, en la caída 5 – 1 ante el Barrio Aranjuez. Los otros dos autogoles los marcó en su propio arco el barrio El Corazón en la derrota 7 – 1 ante el campeón Santa Lucía.
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1987. Con la marca Grullitos llegó el primer título envigadeño Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
3 Enero 10 al 24 de 1987 Grulla y Matica Cervunión
Copatrocinadores: Escenario:
Estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque
Zonales clasificatorios:
Uno, en la zona de Urabá, para escoger una selección de esta subregión.
Equipos participantes:
Barrio Santa Lucía, Barrio Castilla, Barrio Buenos Aires, Municipio de Copacabana, Municipio de Rionegro, Municipio de Bello, Barrio Caicedo, Barrio Alfonso López, Selección Urabá, Barrio El Salvador, Los Grullitos, Barrio Pedregal, Municipio de Itagüí, Barrio La Floresta, Corregimiento de San Félix del municipio de Bello y Barrio Cristo Rey.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Barrio Santa Lucía vs Municipio de Copacabana (5 - 1) Grullitos vs Municipio de Rionegro (1 - 1). Desde el punto penal (4 - 2) Grullitos Municipio de Rionegro Abdiel Ocampo Juan C. Cuartas, del barrio Santa Lucía, con 10 anotaciones. No se escogió
Número de goles convertidos:
170
Número de partidos jugados:
40
Promedio de gol por partido:
4,25
Actuaron en este torneo:
Juan Carlos Ramírez, Francisco Mosquera Romaña
Si se suman todos los títulos obtenidos por equipos representantes de un mismo municipio, indiscutiblemente Envigado es el de mayores logros en toda la historia del Ponyfútbol. En la mente de los aficionados, por la memoria inmediata, están los 4 últimos torneos, en los que este municipio del sur del Valle de Aburrá ha logrado el campeonato en dos ocasiones con el Envigado Fútbol Club y en las dos últimas con la Escuela de Fútbol de Interés Social del municipio, Efisae. Sin embargo, el historial de logros de este municipio en el torneo comenzó
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en 1987 con un equipo que llevó el nombre “Grullitos”, en alusión directa al patrocinador del certamen. El carácter invitacional se mantuvo para la tercera versión del torneo e, incluso, por primera vez se logró la participación de un corregimiento, San Félix, del municipio de Bello. Para este año, en Urabá se realizó el primer clasificatorio entre los municipios de la región y se sacó una selección de la zona para asistir al torneo. El experimento dio buen resultado y así se dio inicio a la descentralización del certamen. El tercer campeonato tuvo a las empresas Grulla y Cervunión como copatrocinadores. Este año, la Escuela Grullitos, del municipio de Envigado, se quedó con el título tras derrotar en la final al representativo del Municipio de Rionegro, en una final que por primera vez no tuvo como protagonistas a dos barrios de la ciudad. En esta versión se anotaron 170 goles y el máximo artillero fue Juan Cuartas, del barrio Santa Lucía, con 10 goles. Por segunda ocasión en la corta historia del torneo, el partido de final terminó igualado y el título tuvo que definirse desde el punto penal. Dentro de los jugadores que descollaron en el 87 apareció, con el equipo de San Félix, el volante Juan Carlos Ramírez, y con la Selección de Urabá estuvo Francisco Mosquera Romaña, quien fue el goleador de su selección. Como detalle importante, el equipo de Santa Lucía, que defendía el título, perdió en la semifinal con el que equipo que lo sucedió en el título y a la postre ocupó la cuarta casilla del certamen. Este certamen del Baby Fútbol, al igual que los dos anteriores, significó la apertura de la gran fiesta del deporte antioqueño en el mes de enero, en unos años en que la ciudad de Medellín pasaba por una época muy difícil en lo relacionado con el orden público. Eran épocas de incertidumbre y mucha violencia, y el Baby Fútbol se convertía en la alegría de muchos niños y en la distracción de muchos adultos, condenados al encierro en sus casas por la inseguridad que había en las calles.
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1988. El cuarto torneo tuvo sabor a banano Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
4 Enero 9 al 24 de 1988 Grulla, Cervunión, Municipio de Medellín
Copatrocinadores: Escenario:
Estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana, Urabá, Nordeste, Oriente e Interescolar Medellín
Equipos participantes:
Maltica, Escuela Los Grullitos, Municipio de Envigado, Municipio de Caldas, Selección Urabá, Barrio La Floresta, Municipio de El Bagre, Barrio Castilla, Barrio Caicedo, Barrio Alto del Medio de Rionegro, Escuela UPB, Barrio Belencito, Municipio de Itagüí, Barrio El Poblado, Municipio de La Ceja y Municipio de Rionegro.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Escuela Los Grullitos vs Municipio de Caldas (1 - 1) Selección Urabá vs Escuela Los Grullitos (0 - 0). Desde el punto penal (3 - 2). Selección Urabá Escuela Los Grullitos Alfonso Rivera Harrison Mosquera, de la Selección Urabá, con 11 tantos. No se escogió
Número de goles convertidos:
152
Número de partidos jugados:
40
Promedio de gol por partido:
3,8
Actuaron en este torneo:
Diego Serna Lopera y Alexander Padilla.
Urabá es una región de poblamiento creciente, que hace 50 años tenía 15.000 habitantes y que hoy cuenta con cerca de 500.000. Es una zona de frontera, con un puerto sobre el mar Caribe, de colonización permanente, multiétnica, geográficamente hermosa, con una gran riqueza cultural, donde la diversidad encuentra espacio propio, con un gran desarrollo de la agroindustria bananera, con una ubicación estratégica a nivel internacional, y que cultiva futbolistas gracias al biotipo de sus habitantes, ideal para la práctica del deporte. Esta cantera de campeones logró su primer título en el torneo Baby Fútbol en su segunda participación como selección regional.
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En el año 1988 el torneo dio un gran salto al dejar de ser invitacional y pasar convertirse en un evento con fase selectiva. Se jugaron cinco torneos clasificatorios y la cifra de equipos inscritos, por primera vez, superó los 500. En el eliminatorio del Área Metropolitana participaron 60 barrios, en Urabá se registraron 30 equipos, en el Nordeste se presentaron cuatro municipios. El interescolar de Medellín lo organizó Coldeportes Antioquia con participación de 60 escuelas y título para la de la Universidad Pontifica Bolivariana; y la Secretaría de Educación realizó un torneo en el que participaron 350 calles de la ciudad. Con la nueva forma de llegar al torneo, los barrios de tradición que habían aparecido en las tres primeras versiones no lograron clasificar. Únicamente La Floresta se conservó entre los 16 finalistas luego de cuatro versiones del campeonato. Como curiosidad de la fase clasificatoria, el barrio Alto del Medio, del municipio de Rionegro, clasificó en el zonal del Área Metropolitana, mientras que el clasificatorio del oriente antioqueño fue reservado para equipos representantes de los municipios. Por última vez, el certamen se realizó con 16 equipos, pues la gran demanda de conjuntos interesados en participar hizo pensar ese año a la Corporación en la ampliación de los cupos. En cuanto a la actuación de jugadores que llegaron al fútbol profesional, Diego Serna Lopera y Alexander Padilla encabezan los registros. En su segundo año participando como selección de la subregión, los urabaenses se quedaron por primera vez con el título. En la final, vencieron a la Escuela Grullitos de Envigado, que repitió presencia en la final, en los lanzamientos desde el punto penal. Además del campeonato, los representantes de la zona bananera tuvieron al goleador del torneo, Harrison Mosquera, con 11 tantos. En los 40 partidos disputados se marcaron 152 goles.
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1989. De 16 a 24 equipos, una muestra de la aceptación Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
5 Enero 7 al 21 de 1989 Grulla, Cervunión, Municipio de Medellín
Copatrocinadores: Escenario:
Estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana y seis zonales regionales en el departamento de Antioquia: Suroeste, Norte y Bajo Cauca, Occidente, Nordeste y Magdalena Medio, Oriente y Urabá.
Equipos participantes:
Selección Urabá, Municipio de Fredonia, Municipio de Zaragoza, Barrio Villa de Guadalupe, Barrio La Floresta, Barrio Robledo, Barrio Sevilla, Barrio Villa Jardín, Escuela Grullitos, Barrio Alfonso López, Municipio de Envigado, Municipio de Ebéjico, Barrio Caicedo, Barrio Castilla, Municipio de Puerto Berrío, Maltica, Municipio de Rionegro, Escuela Secretaría de Educación Municipal, Barrio Alto del Medio de Rionegro, Departamento del Chocó, Municipio de Itagüí, Municipio de Caldas, Barrio La Esperanza y Municipio de Turbo.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Selección Urabá vs Municipio de Fredonia (3 - 1) Barrio La Floresta vs Maltica (2 - 1) La Floresta Maltica César Maturana García Jhon Mario López, de Itaguí; Henry Córdoba, de Urabá y Jhon Alzate, de Ríonegro; con 6 goles. Eudalio Arriaga, de Turbo
Número de goles convertidos:
180
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
3,46
Actuaron en este torneo:
Roberto Carlos Cortés, Jaime Brand Gómez, Eudalio Arriaga y Gerardo Bedoya.
A partir del quinto torneo, Cervecería Unión S.A. adquirió los derechos exclusivos de patrocinio del torneo y en honor a uno de sus productos el torneo cambió su nombre Baby Fútbol por el de Ponyfútbol, que ha conservado desde esa versión del certamen hasta hoy.
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Con el apoyo de la “bebida de campeones”, la Corporación Los Paisitas dio el gran salto en la organización al ampliar de 16 a 24 los equipos participantes, emulando lo que recién había hecho FIFA, que había pasado a esta cifra en la Copa Mundo de España 82. Ante la cantidad de solicitudes de los municipios del departamento, la Corporación tomó la decisión de realizar torneos zonificados. Para ello, programó por primera vez eventos eliminatorios en seis subregiones: el municipio de Fredonia clasificó por el Suroeste; Zaragoza ganó el selectivo del Norte y Bajo Cauca; Ebéjico representó al Occidente del departamento; Puerto Berrío al Nordeste y Magdalena Medio; Rionegro clasificó por el Oriente; y Turbo, que ganó el selectivo del Urabá, fue invitado al considerarse que el seleccionado de la región había sido el campeón del año anterior y que por el potencial deportivo que tiene esta subregión se merecía los dos cupos. La gran novedad de esta quinta versión fue la invitación al Departamento del Chocó para que se hiciera presente con un seleccionado de esa región. Aunque el equipo no pasó la primera fase, este hecho le permitió al torneo estrenar su nombre de Ponyfútbol con el rótulo de Torneo Nacional. Con la ampliación del número de equipos, el torneo tuvo modificaciones de fondo en cuanto a la programación de la competencia. Se conservó la primera fase en cuadrangulares con la clasificación de los dos primeros de cada grupo, pero para los cuartos de final, con 12 equipos, se armó una fase de triangulares. Así, el número total de partidos pasó de 40 a 52 y la programación tuvo más encuentros por día. En los 52 partidos jugados se anotaron 180 goles. En esta ocasión no hubo un gran goleador, y el título de máximo artillero lo compartieron tres jugadores: John Mario López de Itagüí, Henry Córdoba de Urabá y Jhon Alzate de Rionegro, con seis tantos cada uno. De los jugadores que actuaron en esta versión y llegaron después al profesionalismo se recuerda a Roberto Carlos Cortés, con el equipo de Itagüí, al arquero Jaime Brand Gómez, con Envigado, a Eudalio Arriaga de Turbo, y a Gerardo Bedoya, defensor oriundo de Ebéjico. En la competencia, el barrio La Floresta, esta vez orientado por César Maturana, hizo valer su experiencia como único equipo presente en todas las versiones del torneo hasta entonces y se quedó con el título. Tras vencer 2 – 1 a Maltica en el partido final.
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1990. Del Alfonso Galvis a la Cancha Marte Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
6 Enero 6 al 20 de 1990 Cervunión, Municipio de Medellín y Gobernación de Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana y torneo regionales en Urabá, Suroeste, Nordeste y Magdalena Medio, Oriente, Norte y Bajo Cauca, y Occidente.
Equipos participantes:
Barrio La Floresta, Barrio Girardot, Barrio El Dorado de Envigado, Municipio de Ebéjico, Selección Urabá, Barrio Alcalá de Envigado, Barrio Francisco Antonio Zea, Barrio Manzanares, Municipio de Rionegro, Municipio de Zaragoza, Barrio Palenque, Municipio de Amagá, Barrio Caicedo, Gobernación de Antioquia, Municipio de Yarumal, Departamento del Chocó, Municipio de Itagüí, Equipo Secretaría de Educación Municipal, Barrio La Pradera, Barrio Brasilia, Maltica, Bogotá: Leones de Ayacucho, Barrio Pacelly de Bello y Municipio de Barbosa.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Barrio La Floresta vs Barrio Girardot (2 - 0) Municipio de Zaragoza vs Municipio de Itaguí (1 - 0) Zaragoza Itaguí Hernán Villa Carlos Villadiego, de Zaragoza, con 11 anotaciones. Anderson Puerta, de La Pradera
Número de goles convertidos:
142
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
2,73
Actuaron en este torneo:
Eudalio Arriaga
El municipio de Zaragoza lleva su nombre en honor a la ciudad aragonesa del mismo nombre, gracias a la nostalgia que sintió el conquistador Gaspar de Rodas, cuando pisó por primera vez la región donde confluyen los ríos Porce y Nechí en el nordeste del departamento de Antioquia. Este pueblo minero creció por cuenta de sus grandes riquezas auríferas y de una de las reservas forestales más importantes del país. Sus habitantes son trabajadores y activos, y la población joven, que es numerosa, se divierte con el deporte, especialmente con el canotaje en
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sus dos granes ríos y con el fútbol. En la historia de este municipio hay una página importante dedicada al Ponyfútbol, toda vez que fue el primer equipo de un municipio que levantó el trofeo de campeón, y como si fuera poco, el primer que lo hizo en la cancha Marte 1, luego de que el torneo se mudara al escenario que lo ha albergado desde 1990. Luego de que el Pony se jugara durante 6 años consecutivos en la cancha del estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque, en 1990 el torneo se trasladó para la cancha que por tradición ha sido llamada “el templo del fútbol aficionado en Antioquia”. La capacidad de la tribuna, el estado de la cancha y muchos otros elementos del entorno favorecieron el desarrollo del certamen, que llegó allí para quedarse. Por segundo año consecutivo, el Departamento del Chocó se hizo presente
como
invitado especial, y esta vez tuvo una gran actuación tras llegar hasta los cuartos de final. Para seguir con la política de darle cobertura nacional al certamen, los miembros de la Corporación decidieron invitar también a un equipo de la capital del país. Así, Los Leones de Ayacucho fueron el segundo equipo de fuera del departamento que participó en la gran final del torneo en el mes de enero. El equipo de municipio de Zaragoza fue el campeón tras vencer en la final a municipio de Itagüí, en la primera final intermunicipal que tuvo el Ponyfútbol . Los ganadores tuvieron además al goleador del torneo, Carlos Villadiego, que consiguió 11 anotaciones. En esta versión, sólo se marcaron 142 anotaciones, la cifra más baja de los seis torneos disputados hasta entonces. Nuevamente el hoy jugador profesional Eudalio Arriaga se hizo presente con la selección de Urabá; Harry Cuesta jugó con el departamento del Chocó; Carlos Andrés Vásquez fue el goleador de Maltica; y con el equipo del barrio La Pradera jugó Alex Mario Vélez, quien luego sería profesional en el Deportes Quindío. Dentro de las curiosidades estadísticas de esta versión se destaca que, en la victoria 5 – 0 de la Selección de Urabá sobre el barrio El Dorado del Municipio de Envigado, las cinco anotaciones urabaenses fueron todas convertidas por el mismo jugador, Ever Morales.
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1991. Con la presencia de Ecuador, se internacionalizó el torneo Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
7 Enero 5 al 19 de 1991 Cervunión, Municipio de Medellín, Coldeportes Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana y 6 Zonales Regionales: Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente, Nordeste y Magdalena Medio
Equipos participantes:
Municipio de Zaragoza, Municipio de Itagüí, Municipio de Cisneros, Secrem, Selección Urabá, Barrio Cristo Rey, Municipio de Copacabana, Barrio Las Brisas, Escuela San Francisco de Quito, Barrio San Rafael de Envigado, Maltica, Municipio de El Carmen de Viboral, Escuela Alejandro Brand de Bogotá, Barrio Antonio Nariño, Municipio de Caucasia, Barrio San Pío X de Itagüí, Barrio Calasanz, Barrio El Hormiguero, Corregimiento de San Cristóbal, Municipio de Ebéjico, Escuela Gabriel Berdugo de Barranquilla, Municipio de Támesis, Barrio Salento III y Barrio Buenavista.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Municipio de Zaragoza vs Municipio de Itaguí (1 - 1) Barrio Calasanz vs Barrio San Rafael de Envigado (3 - 0) Barrio Calasanz San Rafael de Envigado Jesús Ramírez Mauricio Hoyos, de Calasanz, con 11 anotaciones Juan C. Arango, de Calasanz; Dario Trejos, de la Escuela Gabriel Berdugo y Néstor Rúa, de San Pío
Número de goles convertidos:
162
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
3,12
Actuaron en este torneo:
Desde el primer torneo, cuando el equipo Cuadras de Recreación representó al municipio de Medellín, copatrocinador del certamen, la Corporación reservó un cupo entre los participantes para las empresas que apoyaban económicamente el certamen. La aparición de
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la escuela Los Grullitos de Envigado en el segundo torneo y de equipos como Maltica, a partir de la cuarta versión, obedeció a esta cortesía de los organizadores con los patrocinadores, que en muchos casos organizaron torneos selectivos para escoger a su representante. En la séptima versión del torneo, una vez más un equipo de la ciudad de Medellín disputó el título, a pesar de la presencia de oncenos de Bogotá y Barranquilla, y de la primera cuota internacional, proveniente del Ecuador. La Escuela San Francisco de Quito, de la capital ecuatoriana, quedó registrada como la primera participación internacional que tuvo el Ponyfútbol. Los primeros extranjeros del certamen cayeron goleados en sus dos primeros partidos, por marcador idéntico de 7 – 0, ante el Barrio San Rafael de Envigado y el Municipio de El Carmen de Viboral. Para su tercera salida, programada ante Maltica, los quiteños no se presentaron, lo que significó el primer w –o en la historia de las finales. Los “extranjeros” que sí hicieron buena presentación fueron los niños de la Escuela Gabriel Berdugo de Barranquilla, que debutaron como primer equipo costeño en las finales del torneo y avanzaron hasta cuartos de final. Otro de los invitados especiales fue la Escuela Alejandro Brand de Bogotá, que salió en la primera ronda. Por primera vez en la historia del torneo, 3 equipos de fuera del departamento asistieron. En esta versión, el profesor Jesús “Chucho” Ramírez clasificó a la fase final con el equipo del barrio Calasanz y llevó a su equipo al título, al superar en el juego final al barrio San Rafael de Envigado con marcador de 3 – 0, el más abultado hasta ese momento en un partido de definición de título. En esa séptima versión se marcaron 162 goles. El máximo artillero fue Mauricio Hoyos, del equipo campeón, con 11 anotaciones.
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1992. Los municipios de Antioquia mostraron su potencial Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
8 Enero 4 al 18 de 1992 Cervunión, Municipio de Medellín, Coldeportes Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana y seis zonales regionales: Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente y Nordeste
Equipos participantes:
Barrio Calasanz, Barrio San Pío X de Itagüí, Municipio de Barbosa, Deportivo Independiente Medellín, Municipio de Ebéjico, Ases del Balón de Bogotá, Escuela E.P. M., Escuela Secrem, Municipio de Rionegro, Barrio Tejelo, Barrio Alcalá de Envigado, Bogotá Cocentral, Municipio de Támesis, Barrio Florencia, Municipio de Gómez Plata, Barrio Brasilia, Municipio de Vegachí, Maltica, Municipio de La Estrella, Manizales Asofútbol, Municipio de Copacabana, Escuela Atlético Nacional, Selección Urabá, Barrio El Hormiguero.
Partido inaugural:
Barrio Calasanz vs Barrio San Pío X de Itaguí (2 - 1)
Partido final:
Municipio de Ebéjico vs Municipio de Vegachí (1 - 0)
Campeón:
Ebéjico
Subcampeón:
Vegachí
Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Gerardo Bedoya Hernán Darío Cardona, del Barrio Calasanz, con 7 anotaciones Declarado desierto
Número de goles convertidos:
152
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
2,92
Actuaron en este torneo:
Juan Fernando Leal con Envigado, Luis Amaranto Perea con la Selección de Urabá y Camilo Giraldo con Ebéjico.
En el octavo torneo, por segunda ocasión un representante de un municipio antioqueño se quedó con el título. Por primera vez dos equipos clasificados en los zonales regionales llegaron a la gran final. Ebéjico, representante del occidente venció por la mínima diferencia al municipio de Vegachí, representante del nordeste. La final pasó a la historia como la primera
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que se resolvió con una anotación en propio arco. El autogol fue suficiente para que el pueblo agricultor y ganadero superara a los de tradición trapichera. El equipo del occidente del departamento llegó a su tercera participación consecutiva con la experiencia de los dos años anteriores. En su primera participación no pasó la primera fase, en la segunda llegó a cuartos de final y en su tercer intento llegó hasta la final y obtuvo el título. En la octava versión, nuevamente hubo representación de dos departamentos invitados. Vinieron dos equipos de Bogotá y uno de Manizales. Pudieron haber sido tres, pero a última hora el equipo de la Escuela Gabriel Berdugo de Barranquilla declinó la invitación y en su reemplazo la Corporación le dio el cupo al barrio Florencia. A nivel local, por primera vez fueron invitadas las escuelas de fútbol de los dos equipos profesionales de la ciudad, lo que le dio otro matiz al torneo. Nacional llegó hasta cuartos de final y el Independiente Medellín ocupó la cuarta casilla del torneo. Se marcaron 152 goles en los 52 juegos del torneo. El goleador máximo fue Hernán Darío Cardona, del barrio Calasanz, con 7 anotaciones. En cuanto a la participación de jugadores que hoy hacen parte del profesionalismo, ese año jugó con el municipio de Envigado el volante Juan Fernando Leal; con la selección de Urabá estuvo el defensor Amaranto Perea; con Ebéjico, Camilo Giraldo y con San Bernardo, Santiago Pérez.
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1993. Una verdadera fábrica de talentos Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
9 Enero 9 al 23 de 1993 Cervunión, Municipio de Medellín, Coldeportes Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana y seis clasificatorios regionales: Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente y Nordeste.
Equipos participantes:
Barrio Calatrava de Itagüí, Municipio de Rionegro, Barrio Acevedo de Bello, Municipio de Ebéjico, Selección Urabá, Secrem, Barrio Manzanares, Municipio de Andes, Maltica, Municipio de La Estrella, Municipio de El Bagre, Municipio de Yarumal, Municipio de Bello, Municipio de El Carmen de Viboral, Barrio 20 de Julio, Barrio El Carmelo de Bello, Conucos de Bucaramanga, Atlético Popayán, Barrio Malibú, Atlético Nacional, Coldeportes, Ases del Balón de Bogotá, Alférez Real del Municipio de Anserma Caldas y Barrio Villa del Socorro
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Barrio Acevedo de Bello vs Municipio de Ebéjico (2 - 1) Coldeportes Antioquia vs Selección Urabá (1 - 0) Coldeportes Urabá Jesús Ramírez Jhony Valencia, de Coldeportes, con 9 anotaciones Nelson Paternina, de Urabá
Número de goles convertidos:
163
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
3,14
Actuaron en este torneo:
Mauricio “Mao” Molina, Luis Gabriel Rey, Jamell Ramos, Alexander Jaramillo, Luis Amaranto Perea y Vladimir Marín
Si el objetivo de la Corporación fuera la promoción de jugadores de fútbol en la categoría infantil como plataforma hacia el profesionalismo, el torneo de 1993 tendría el registro histórico como el más exitoso en este sentido. Nombres como el de Mauricio “Mao” Molina con el equipo de Coldeportes, Luis Gabriel Rey con Conucos de Bucaramanga, Jamell Ramos con Caucasia,
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Alexander Jaramillo con el Deportivo Independiente Medellín y Vladimir Marín con Rionegro, entre muchos otros, coincidieron en su participación en la novena versión del Ponyfútbol . Obviamente, la razón de ser del certamen no es ésta sino en la formación integral de los niños, la recreación y la incorporación de los principios del juego limpio en cada uno de los niños participantes. En este objetivo, la totalidad de los torneos, incluyendo el noveno, merecen la calificación de acertados. Para esta versión, el número de equipos de los otros departamentos del país se siguió incrementando. Conucos, de Bucaramanga, fue una de las sensaciones del certamen y al final ocupó el tercer lugar. Ases del Balón repitió asistencia en representación de Bogotá, y aparecieron por primera vez equipos de Popayán, Cauca, y Anserma, Caldas. La Escuela Coldeportes Antioquia fue invitada especial del torneo, como equipo de una de las entidades que mayor apoyo le prestaba a la Corporación. En una de las finales más vibrantes de todas las versiones, superó por la mínima diferencia, con anotación de Jeison Rivera, a la Selección de Urabá y se quedó con el título, que representó el bicampeonato con equipos diferentes para el técnico Jesús “Chucho” Ramírez. El noveno torneo conservó la conformación de los equipos finalistas que se venía trabajando desde 1989, con selectivos en las regiones del departamento de Antioquia y en el Área Metropolitana, con cupos reservados para los patrocinadores, que en algunos casos también realizaban selectivos, y con invitaciones especiales a equipos de otros departamentos. Y, al igual que el año anterior, a las escuelas de los dos equipos profesionales de la ciudad. El máximo goleador del torneo lo tuvo el equipo ganador, Jhony Valencia, con 9 tantos. En total, fueron 163 los goles marcados y el promedio de gol mejoró en relación con los tres años anteriores.
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1994. En el torneo número 10, el título se fue de la tierra Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
10 Enero 8 al 22 de 1994 Cervunión, Municipio de Medellín
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana y seis selectivos regionales en Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente, Nordeste y Magdalena Medio.
Equipos participantes:
Maltica, Municipio de Jericó, Deportivo Independiente Medellín, Barrio Niquía de Bello, Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta, Municipio de Yarumal, Municipio de Itagüí, Empresas Públicas de Medellín, Departamento del Chocó, Municipio de San Rafael, Municipio de Envigado, Barrio Palenque, Conucos de Bucaramanga, Municipio de Ebéjico, Barrio El Hormiguero, Atlético Nacional, Medellín para todos, Selección Urabá, Barrio 20 de Julio, Barrio La América, Atlético Popayán, Municipio de El Bagre, Barrio San Pío X de Itagüí y Barrio Santa Fe.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Maltica vs Municipio de Jericó (2 - 0) Atlético Popayán vs Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta (4 - 1). Atlético Popayán Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta Alberto Balcázar Óscar Sepúlveda, del Deportivo Independiente Medellín, con 9 goles. Luis Cifuentes, de Atlético Popayán
Número de goles convertidos:
148
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
2,85
Actuaron en este torneo:
Jhonatan Estrada, Héctor Alejandro Vasco y Néstor “La Piña” Álvarez
El torneo de 1994, que servía para celebrar los primeros 10 años del certamen, tuvo dos particularidades. Una de ellas fue la intensa lluvia que acompañó el certamen desde la jornada inaugural hasta el día de la clausura. La otra, la disputa del partido final, por primera vez, sin
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la presencia de un equipo de la ciudad de Medellín ni del departamento Antioquia, pues en esa ocasión los representativos de Santa Marta y Popayán hicieron la fiesta en tierras ajenas. Otro hecho histórico fue la ausencia en la fase final, por primera vez, del campeón del año anterior. Ante la declinación de Coldeportes a defender su título, la organización invitó al equipo de Empresas Públicas de Medellín, pero se rompió así una tradición de los torneos anteriores. El número de equipos de fuera del departamento se mantuvo en 4, esta vez no hubo representación de la capital del país y regresaron al torneo los representativos del Chocó, Santa Marta, Popayán y Bucaramanga. Al igual que un año atrás, los samarios solicitaron traer a Medellín un equipo de un torneo interno que se hace en la Ciudadela 29 de Julio, pero esta vez con mejores réditos pues el equipo llegó hasta la gran final. Desde la colonial Popayán, en el Cauca, llegó el campeón, Atlético Popayán, que derrotó en la final precisamente al representativo de Santa Marta. Por primera vez, y con goleada, el título se fue del departamento de Antioquia, en esa ocasión para la ciudad blanca. Los equipos paisas de mejor actuación fueron el Municipio de Ebéjico y el Deportivo Independiente Medellín, que cayeron con “los foráneos” en las semifinales. En el torneo se anotaron 148 goles, de los cuales 9 fueron conseguidos por Óscar Sepúlveda, del Deportivo Independiente Medellín, quien consiguió el título de máximo artillero. En este año comenzaron a verse figuras que más tarde estarían en el profesionalismo como Jhonatan Estrada con el Envigado, Héctor Alejandro Vasco con el Deportivo Independiente Medellín, y Néstor “La Piña” Álvarez con el barrio Santa Fé.
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1995. Urabá bicampeón Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
11 Enero 7 al 21 de 1995 Cervunión, Municipio de Medellín
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana y 6 selectivos regionales: Urabá, Suroeste, Norte y Bajo Cauca, Nordeste y Magdalena Medio, Oriente y Occidente
Equipos participantes:
Atlético Popayán, Barrio Florencia, Barrio La Floresta, Departamento del Chocó, Barrio Tejelo, Municipio de El Bagre, Municipio de Andes, Municipio de Ebéjico, Barrio Santa Lucía, Barrio Calatrava de Itagüí, Deportivo Independiente Medellín, Atlético Nacional, Los Chispitas del Municipio de Sahagún en Córdoba, Selección Urabá, Municipio de Rionegro, Maltica, Municipio de Caucasia, Ciudadela 20 de julio de Santa Marta, Barrio Cristo Rey, Barrio La Gloria de Itagüí, Municipio de Segovia, Conucos de Bucaramanga, Barrio Calasanz y Barrio Aranjuez.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Atlético Popayán vs Barrio Florencia (3 - 1) Selección Urabá vs Ciudadela 20 de julio de Santa Marta (2 - 0) Urabá Santa Marta John Bernardo Ochoa Jhon Palacio, de El Bagre y Harold Henry de Santa Marta, ambos con 7 anotaciones Javier Yepes Conde, de Santa Marta
Número de goles convertidos:
141
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
2,71
Actuaron en este torneo:
David González, Jhonier González
Siempre que participó en el torneo, la Selección de Urabá fue protagonista. Había sido campeón en el torneo de 1988 y desde entonces no tenía una presentación sorprendente como la que tuvo en el undécimo torneo para registrarse como el segundo bicampeón después del Barrio La Floresta. Un año antes, en la décima versión, los urabaenses los habían despedido en la primera ronda con una goleada 5-0 frente al barrio Santa Fé, que llenó de lágrimas a
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los bananeros. En esa ocasión, el técnico John Bernardo Ochoa había traído una nómina con jugadores un año debajo del máximo permitido, lo que le ayudó a tener una base para trabajar el equipo durante 12 meses. La experiencia del 94 no sólo fue futbolística. Los niños de Urabá aprendieron a manejar el entorno de la competencia, con elementos como unas tribunas colmadas de público y la presencia de muchos medios de comunicación con transmisiones en directo. El proyecto para ser campeones incluyó el desarrollo de competencias cognitivas y el trabajo de aspectos sicológicos para fortalecer mentalmente a lo niños de la zona. En el transcurso de la competencia, los urabaenses manejaron un bajo perfil y poco a poco fueron avanzando en el torneo sin que nadie los considerara favoritos. La primera fase la pasaron con marcadores apretados y solamente en la última fecha de los triangulares de cuartos de final se destaparon con una victoria 6 – 3, frente a Segovia. Por el contrario, su rival en la final, Santa Marta, goleó a todos los sus rivales y llegó como el gran favorito al encuentro definitivo. Es tarde, Urabá jugó uno de los partidos más vistosos en todas sus participaciones y derrotó a los samarios con un claro 2 – 0. El título fue muy significativo por el momento social que vivía la zona bananera en ese año. Era la época de las matanzas y de los enfrentamientos constantes entre grupos violentos, y el triunfo en el torneo fue una de las pocas alegrías que tuvo la región en ese tiempo. En ese equipo campeón jugaron niños como Jhonier González, Erick Viera y Benson Rovira, que años después llegarían a balompié profesional. Este año apareció con el equipo de Calasanz el arquero David González. Por primera vez hubo representación de cinco departamentos del país, incluyendo al campeón anterior, Popayán, que vino por derecho propio a defender el título. Nuevamente, las escuelas de fútbol de los dos equipos profesionales de la ciudad asistieron en calidad de invitados especiales. Además, el torneo comenzó con un hecho anecdótico que hizo noticia en los medios: en la segunda jornada, uno de los arqueros marcó gol de tiro libre, casi desde la media cancha.
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1996. Desde la frontera llegó el campeón Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
12 Enero 6 al 20 de 1996 Cervunión, Municipio de Medellín
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana, 5 Zonales Regionales en Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Occidente; y 2 Zonales Nacionales en Montería y Pereira
Equipos participantes:
Barrio La Floresta, Municipio de El Espinal Tolima, Barrio San Isidoro, Boca Juniors de Cali, Selección Urabá, Escuela Quinta Oriental de Cúcuta, Municipio de Itagüí, Atlético Nacional, Balsillas del Municipio de La Virginia Risaralda, Municipio de La Estrella, Municipio de Envigado, Barrio Acevedo de Bello, Club Unión de Montería Córdoba, Barrio Francisco Antonio Zea, Barrio El Pedregal, Municipio de Támesis, Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta, Municipio de El Carmen de Viboral, Maltica, Barrio Viviendas del Sur, Municipio de Yarumal, Barrio Villa del Socorro, Municipio de Ebéjico, Barrio Los Sauces y Barrio Valderrobles.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Club Boca Juniors de Cali vs Barrio La Floresta (1 - 1) Escuela Quinta Oriental de Cúcuta vs Atlético Nacional (1 - 0) Escuela Quinta Oriental de Cúcuta Atlético Nacional Elkin Uribe Andy Bruges, de Santa Marta, con 5 tantos Jhonatan Estrada, de Envigado
Número de goles convertidos:
152
Número de partidos jugados:
52
Promedio de gol por partido:
2,92
Actuaron en este torneo:
Jhony Ramírez, Jaime Castrillón, Victor Hugo Montaño y Dayro Moreno
La versión número 12 del torneo demostró el crecimiento acelerado del mismo en el ámbito nacional, al punto que por primera vez se tuvieron que organizar torneos selectivos en Montería y Pereira para atender la gran cantidad de solicitudes de inscripción. A ellos se
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sumaron equipos del Valle del Cauca, Risaralda, Norte de Santander y Tolima para completar la cuota de seis equipos de fuera del departamento. La presencia por quinto año consecutivo en condición de invitado de Atlético Nacional generó muchas expectativas y atrajo a grandes cantidades de hinchas que trasladaron el fervor por el equipo profesional a sus divisiones menores. Por primera vez, el equipo verdolaga llegó a la final, pero sucumbió en su intento de levantar la copa de campeón al caer por la mínima diferencia ante el onceno de la Escuela Quinta Oriental de Norte de Santander. En su debut en el torneo, los cucuteños se alzaron con el título ante un rival que tuvo en el banco a la dupla técnica Luis Fernando Montoya – Javier Álvarez, y ante una tribuna colmada de aficionados verdolagas y de personalidades de la administración pública, como el doctor Álvaro Uribe Vélez, en ese entonces Gobernador de Antioquia. El equipo campeón se destacó por su solidez defensiva y en particular por la brillante actuación de su arquero Andrés David Ulloa, declarado mejor portero del torneo y quien hoy en día juega en el fútbol profesional de Venezuela. También actuó en ese onceno el volante Edwin del Castillo. Otros jugadores importantes con sus equipos fueron Jaime Castrillón con el barrio Villa del Socorro y Víctor Hugo Montaño con el Boca Juniors de Cali. En la duodécima versión se marcaron 152 goles y el máximo anotador fue Andy Bruges, de Santa Marta, con 5 tantos, la cifra más pequeña que ha tenido un goleador en toda la historia del torneo.
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1997. Con más participantes, Urabá logró el tri Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
13 Enero 4 al 18 de 1997 Cervunión, Municipio de Medellín
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana, 6 Zonales Regionales en Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente, Nordeste y Magdalena Medio, 2 Zonales Nacionales en Montería y Pereira, y un selectivo municipal en Bello.
Equipos participantes:
Escuela Cedem del Meta, Barrio Santana de Itagüí, Escuela Quinta Oriental de Cúcuta, La Hermosa de Pereira, Municipio de Támesis, Barrio La Gloria de Itagüí, Municipio de Envigado, Maltica, Escuela Toto Rubio de Barranquilla, Municipio de El Bagre, Club Boca Juniors de Cali, Barrio San Bernardo, Municipio de Bello, Barrio Tejelo, Selección Urabá, Barrio Campoamor, Atlético Nacional, Municipio de Segovia, Barrio San Fernando de Itagüí, Barrio San Rafael de Envigado, Municipio de Valencia (Córdoba) – Municipio de Ebéjico, Conucos de Bucaramanga, Municipio de La Estrella, Municipio de La Ceja, Barrio La Paz de Envigado, Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta y Municipio de Itagüí.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Municipio de Támesis vs Barrio La Gloria de Itaguí (0 - 0) Selección Urabá vs Atlético Nacional (2 - 0) Urabá Atlético Nacional John Bernardo Ochoa Victor Hugo Montaño del Boca Juniors de Cali, Edinson Sandoval de Conucos de Bucaramanga, Danny Rivera de Segovia y Lewis Ochoa de Urabá, cada uno con 6 anotaciones. Gabriel Sepúlveda, de San Bernardo
Número de goles convertidos:
153
Número de partidos jugados:
58
Promedio de gol por partido:
2,64
Actuaron en este torneo:
Victor Hugo Montaño, José Julián de la Cuesta, César Fawcett y Lewis Ochoa. David Ospina fue el arquero suplente de su equipo
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25 años de deporte con sentido social
En la versión 13 del torneo se aumentó el número de equipos participantes en la fase final del certamen, se pasó de 24 a 28 equipos, una cifra que solamente se tuvo en ese año. En la competencia, se consolidó la selección de Urabá, que obtuvo el tricampeonato luego en 11 participaciones consecutivas. Una vez más Atlético Nacional estuvo cerca del título, pero nuevamente tuvo que conformarse con el subcampeonato, bajo las órdenes de Luis Fernando Montoya. La situación de orden público en la zona no había cambiado mucho en relación con lo que se vivía dos años atrás cuando el seleccionado de la región obtuvo el bicampeonato. Las dificultades seguían latentes. Sin embargo, en esta ocasión el impacto del título en los municipios del eje bananero fue mayor, pues ese año Teleantioquia transmitió todos los días de competencia y, a Urabá por ejemplo, le televisaron cinco encuentros de los siete que disputó. Según los registros de las Secretarías de Gobierno de la zona, los 15 días del torneo fueron las dos semanas del año en las que hubo menos violencia en la región. Cuando el equipo regresó con la copa, se organizó un desfile por las calles principales de los municipios del eje, desde Chigorodó hasta Turbo. Para ese año, las solicitudes de equipos para participar siguieron incrementándose y la Corporación tomó la decisión de comenzar a realizar torneos selectivos en los municipios del Área Metropolitana. El primero en hacerlo fue el municipio de Bello, los demás lo harían a partir de 1998. El aumento en 4 del número de equipos permitió la invitación de muchos más equipos de otros departamentos. En total fueron 9, y en muchos de ellos también apropiaron la idea de realizar torneos selectivos. En el torneo de 1996 participó por primera vez un equipo del departamento del Meta. En la versión número 13 se marcaron 153 goles. Por primera vez, hubo cuádruple empate para el premio de goleador del torneo: Víctor Hugo Montaño del Boca Juniors de Cali, Edinson Sandoval de Conucos de Bucaramanga, Danny Rivera de Segovia y Lewis Ochoa de Urabá, cada uno con 6 anotaciones, encabezaron la tabla. Entre los jugadores que participaron en ese año se registraron nombres como los de José Julián de la Cuesta con la Escuela de Atlético Nacional; Cesar Fawcett con el Escuela Toto Rubio de Barranquilla, y Lewis Ochoa con el Deportivo Independiente Medellín.
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1998. Con 32 equipos al estilo de los mundiales Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
14 Enero 3 al 17 de 1998 Cervunión, Municipio de Medellín
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Área Metropolitana; 6 Zonales Regionales en Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente, Nordeste y Magdalena Medio; 2 Zonales Nacionales en Montería y Pereira; y 3 Zonales Locales en Bello, Caldas y La Estrella
Equipos participantes:
Selección Urabá, Barrio Playón de los Comuneros, Deportivo Independiente Medellín, Barrio Tejelo, Municipio de Caldas, Escuela Inder - Politécnico Jaime Isaza Cadavid, Municipio de Bello, Barrio Los Sauces, Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta, Municipio de Copacabana, Barrio San Bernardo, Escuela Quinta Oriental de Cúcuta, Municipio de Andes, Los Matecañitas de Pereira, Municipio de Segovia, Municipio de Turbo, Municipio de San Carlos, Municipio de La Estrella, Barrio Campoamor, Conucos de Bucaramanga, Deportivo Pasto de Nariño, Municipio de Ebéjico, Municipio de Caucasia, Municipio de Envigado, Escuela Toto Rubio de Barranquilla, Barrio Miranda, Barrio El Pedregal, Barrio La Sebastiana de Envigado, Deportivo Antioquia de Itagüí, Municipio de Planeta Rica (Córdoba), Maltica y Bogotá Coopdesarrollo.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Inder - Politécnico vs Municipio de Caldas (2 - 0) Planeta Rica (Córdoba) vs Municipio de Envigado (2 - 1) Córdoba Envigado Ismael Lázaro Luis Tobón, de Córdoba, con 6 anotaciones Juan Camilo Araque, de Envigado
Número de goles convertidos:
152
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,38
Actuaron en este torneo:
Camilo Zúñiga, Giovanny Moreno, Sebastián Hernández y Radamel Falcao García.
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25 años de deporte con sentido social
Para la versión número 14, que coincidía con el año del campeonato mundial, los directivos de Corporación Los Paisitas quisieron estar a tono con la fiesta futbolera de los mayores y organizaron el torneo para chicos con el mismo número de equipos con el que se jugaría en Francia. Al igual que los mundiales, el Ponyfútbol subió a 32 el número de equipos en la fase final, desde 1998. Dentro de las novedades del certamen estuvo la programación que comenzó con el año, pues la ceremonia inaugural se llevó a cabo el sábado 3 de enero, lo que convirtió ésta en la versión que más le madrugó al año, de todas las llevadas a cabo. También fueron particularidades la primera participación de un equipo pastuso y los dos goles olímpicos marcados por un mismo jugador, José D. Nisperuza, en un mismo encuentro, para la victoria de Planeta Rica 5 – 1 sobre el Deportivo Antioquia. A la postre, el equipo cordobés sería el primer campeón costeño del torneo Ponyfútbol, al superar al municipio de Envigado, con marcador de 2 – 1. Este título abrió el camino para un fin de siglo exitoso en materia de resultados deportivos de esta población ganadera, agrícola, minera y comercial a orillas del Río San Jorge. En 1998 se marcaron 152 goles en los 64 partidos que se disputaron. En el torneo de ese año estuvo con el equipo del municipio de Segovia el jugador Giovanny Moreno, que en aquella ocasión le marcó un gol a Los Matecañitas de Pereira. Con Atlético Nacional jugó Camilo Zuñiga. En Bogotá Coopdesarrollo apareció Radamel Falcao García, quien marcó una dupleta en la victoria 2 – 1 sobre Deportivo Antioquia. Y con el Barrio La Sebastiana de Envigado actuó Sebastián Hernández.
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1999. Estados Unidos y Costa Rica vinieron del norte Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
15 Enero 9 al 23 de 1999 Cervunión, Municipio de Medellín, Indeportes Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín; 6 Zonales Regionales en Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente, y Nordeste; 2 Zonales Nacionales en Montería y Cartagena; y 6 Zonales Locales en Bello, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Girardota, Envigado.
Equipos participantes:
Municipio de Valencia (Córdoba), Municipio de Girardota, Municipio de Envigado, Barrio Santa Lucía, Municipio de Sabaneta, Municipio de La Estrella, Municipio de Apartadó, Barrio Valderrobles, Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta, Municipio de El Bagre, Politécnico Jaime Isaza Cadavid, Municipio de Buenaventura (Valle), Maltica, Barrio Campoamor, Municipio de Bello, Municipio de Vegachí, Barrio San Bernardo, Municipio de Itagüí, Liga Alajuelense de Costa Rica, Municipio de Ebéjico, Municipio de Andes, Municipio de San Rafael, Barrio Santander, Barrio Villa de Guadalupe, Municipio de Caldas, Barrio San José de la Cima, Bogotá Coopdesarrollo, Barrio Tejelo, Departamento del Chocó, New Jersey de Estados Unidos, Barrio Viviendas del Sur y Escuela Toto Rubio de Barranquilla.
Partido inaugural:
Villas de Carmen del Municipio de Sabaneta vs La Ferrería del Municipio de La Estrella (1 - 1)
Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Municipio de Valencia (Córdoba) vs Escuela Barranquilla (2 - 0) Córdoba Barranquilla Alfredo Pacheco
Hernán Velásquez, de Valderrobles, con 7 anotaciones Sebastián Hernández, de Valderrobles
Número de goles convertidos:
185
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,89
Actuaron en este torneo:
Toto Rubio de
Radamel Falcao García y Sebastián Hernández
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25 años de deporte con sentido social
Por segunda ocasión en su historia, el Ponyfútbol tuvo carácter internacional. Fue en la versión número 15, cuando se contó con la presencia de dos equipos extranjeros. Desde Costa Rica llegó la Liga Alajuelense y desde los Estados Unidos, el equipo de New Jersey. Al igual que en la primer ocasión, los visitantes del exterior fueron eliminados en la primera ronda del certamen. Los centroamericanos cayeron 2 – 1 en su debut frente al municipio de Ebéjico, 3 -1 ante Belén San Bernardo en su segunda salida, y se despidieron con una derrota 1 – 0 ante Itagüí. Por su parte, los norteamericanos perdieron 1 – 0 con Chocó, fueron goleados 4 – 1 por la Escuela Toto Rubio de Barranquilla, y empataron 1 – 1 con el Barrio Viviendas del Sur. Este último empate de los estadounidenses significa el único punto conseguido por los equipos de fuera del país en toda la historia del torneo Ponyfútbol. Una vez más dos equipos foráneos jugaron la final en la cancha Marte 1. Valencia, del departamento de Córdoba se quedó con el título al ganarle a la Escuela Toto Rubio de Barranquilla. Una de las particularidades del certamen número 15 fue la eliminación en cuartos de final de los barrios de Medellín que avanzaron hasta esa fase. A las semifinales llegaron por primera vez tres equipos de departamentos diferentes a Antioquia, y únicamente el Municipio de Itagüí logró sostenerse hasta esa fase como representación local. La final tuvo sabor costeño pues la disputaron el equipo cordobés y el equipo barranquillero. En este torneo se registró la mayor cantidad de goles en la historia del Ponyfútbol, 185 anotaciones, de los cuales 7 fueron marcados por Hernán Velásquez de Valderrobles. El delantero Radamel Falcao García repitió torneo con el equipo de Bogotá, mientras que Sebastián Hernández hizo lo mismo con el onceno de Valderrobles.
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2000. Otro torneo, otro título para Córdoba y muchísimos goles Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
16 Enero 8 al 22 de 2000 Cervunión, Municipio de Medellín, Indeportes Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín; 6 Regionales: Urabá, Suroeste, Oriente, Norte y Bajo Cauca, Occidente, Nordeste y Magdalena Medio; 3 Zonales Nacionales: Montería - Santa Marta / Barranquilla, Bogotá / Cúcuta; y 7 Zonales Locales: Bello, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Girardota, Envigado y Copacabana
Equipos participantes:
Municipio de Valencia (Córdoba), Municipio de Remedios, Barrio Jorge Eliécer Gaitán, Escuela Quinta Oriental de Cúcuta, Barrio Tejelo, Escuela Nevardo Graciano de Bello, Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta, Barrio San Bernardo, Municipio de Rionegro, Municipio de Nechí, Barrio Villa de Guadalupe, Corregimiento San Antonio de Prado, Barrio Playón de los Comuneros, Municipio de Envigado, Barrio Ciudad Central, Escuela Wilson Londoño del Municipio de Sabaneta, Barrio Boston, Barrio Campoamor, Semillas de Paz del Municipio de Bello, Municipio de Chigorodó, Bogotá Megabanco, Municipio de Itagüí, Barrio Laureles, Municipio de Santa Fe de Antioquia, Barrio San José de la Cima, Unidos por La Estrella del Municipio de La Estrella, Maltica, Club Boca Juniors de Cali, Inder - Politécnico Jaime Isaza Cadavid, Municipio de Jardín, Mercosta de Cartagena y Barrio Fátima.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Escuela Nevardo Graciano de Bello vs Barrio Tejelo (3 - 1) Municipio de Valencia (Córdoba) vs Barrio Campoamor (3 - 1) Córdoba Tejelo Otoniel Suárez Luis Parra, de Valencia (Córdoba) con 7 goles Jorge Aguirre, de Campoamor
Número de goles convertidos:
185
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,89
Actuaron en este torneo:
Juan Esteban Ortíz, David Ospina, Jairo Palomino
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La versión número 16 del Ponyfútbol le dio por segundo año consecutivo el título al departamento de Córdoba, que para ese torneo fue representado por el Municipio de Valencia, campeón del selectivo de esa región el país. Esta población está enclaustrada en las estribaciones de la Serranía de Abibe, al norte del país y posee las tierras más fértiles de todo el Valle del Sinú, en una región rica en agricultura y ganadería. Para el año del cambio de siglo, la Corporación Los Paisitas fortaleció los zonales en los municipios del Área Metropolitana. De esta forma Bello, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Girardota, Envigado y Copacabana tuvieron sus propios torneo selectivos. El zonal de la ciudad de Medellín incrementó el número de equipos participantes y los zonales nacionales se agruparon por zonas: uno en Montería para los equipos del Departamento de Córdoba, otro en Santa Marta con equipos de esta ciudad y de Barranquilla, y uno más en Bogotá con los equipos de la capital y los del oriente del país. Entre las figuras destacadas, apareció con el equipo del Inder – Politécnico el volante Juan Esteban Ortíz. En el torneo se marcaron 185 goles, cifra que igualó el registro máximo de anotaciones del torneo anterior, y, nuevamente, los equipos de otros departamentos hicieron la fiesta, al punto de llegar a semifinales el representativo de Bogotá, el de Santa Marta y el de Córdoba. Por Medellín sacó la cara el barrio Campoamor, que a la postre fue subcampeón, tras caer 3 – 1 ante el equipo valenciano.
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2001. Nuevamente con sabor costeño Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
17 Enero 6 al 20 de 2001 Cervunión, Municipio de Medellín, Indeportes Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Uno en la ciudad de Medellín; 6 Zonales Regionales: Urabá, Bajo Cauca, Nordeste y Magdalena Medio, Suroeste, Oriente, Occidente; 4 Zonales Nacionales: Valle del Cauca, Costa Atlántica, Córdoba y Bogotá; y 9 Zonales Locales: Bello, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Girardota, Envigado, Copacabana, Itagüí y Barbosa.
Equipos participantes:
Municipio de Planeta Rica (Córdoba), Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta, Municipio de Támesis, Barrio Boston, Barrio San Joaquín, Pramma del Municipio de Barbosa, Municipio de Don Matías, Cartagena Mercosta, Inder Politécnico, Barrio Berlín, Barrio La Frontera, Municipio de Ebéjico, Barrio Boyacá, Municipio de Nechí, Inder, Club Boca Juniors de Cali, Deportivo Independiente Medellín, Municipio de Rionegro, Barrio Orquídeas de Envigado, Barrio Castilla, Indere del Municipio de La Estrella, Municipio de Envigado, Barrio Campoamor, Barrio Antonio Nariño, Barrio Aragón de Itagüí, Barrio San Bernardo, Semillas de Paz del Municipio de Bello, Maltica, Bogotá La Equidad, Urabá, Corregimiento de La Sierra del Municipio de Puerto Nare y Municipio de Copacabana
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Planeta Rica (Córdoba) vs Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta (2-0) Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta (2 - 0) vs Planeta Rica Córdoba (0 - 0) En los lanzamientos desde elpunto penal (4 - 3) Santa Marta Planeta Rica (Córdoba) Sandro Ramos Jhon Londoño, de Campo Amor con 6 tantos. Héctor Jiménez, de Rionegro y Eduver Coneo, de Córdoba
Número de goles convertidos:
150
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,34
Actuaron en este torneo:
David Ospina, Jhonatan Cueto, Camilo Ceballos
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La cuarta final de la historia que entregó el título con lanzamientos desde el punto penal fue la del 2001. Ese año, la curiosidad fue que los dos equipos que disputaron el título fueron los mismos que abrieron la programación en la cancha Marte 1, y el ganador del primer partido resultó siendo el perdedor del último juego. Efectivamente, los ganadores de los dos selectivos de la Costa Atlántica definieron el campeonato. Planeta Rica del departamento de Córdoba y la Ciudadela 20 de Julio de la ciudad de Santa Marta empataron sin goles en el último juego y, desde los 12 pasos, los samarios lograron una victoria muchas veces anhelada, ya que se les había escapado en 1994 y 1995 cuando fueron subcampeones. En esta décimo séptima versión del torneo se marcaron 150 goles. En materia organizativa, los selectivos en los municipios del Área Metropolitana se ampliaron para su cobertura total, al realizarse los de Itagüí y Barbosa, los dos únicos municipios que faltaban por hacerlo. Por el departamento sede, la cara la sacaron los municipios de Nechí y Barbosa, que llegaron hasta las semifinales y ocuparon el tercer y cuarto lugar del torneo, respectivamente.
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2002. Chocó, Chocó, Chocó… Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
18 Enero 12 al 26 de 2002 Cervunión, Municipio de Medellín, Indeportes Antioquia
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín; 7 Regionales: Urabá, Bajo Cauca, Nordeste y Magdalena Medio, Norte, Oriente y Occidente; 4 Zonales Nacionales: Norte, Centro, Magdalena Medio y Occidente; y 9 Zonales locales: Bello, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Girardota, Envigado, Copacabana, Itagüí, Barbosa.
Equipos participantes:
Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta, Barrio Boston, Municipio de Envigado, Deportivo Cali, La Pastora Inder, Municipio de Copacabana, Barrio Aragón de Itagüí, Indere Municipio de La Estrella, San Andrés Islas, Deportivo Independiente Medellín, Maltica, Municipio de Girardota, Municipio de Ebéjico, Barrio Antonio Nariño, Departamento del Chocó, Barrio San Bernardo, Municipio de Andes, Corregimiento Cuturú de Caucasia, Corregimiento La Cruzada de Remedios, Barrio Berlín, Barrio La Paz de Envigado, Municipio de Chigorodó, Barrio San Blas, Barrio San Pedro La Loma, Municipio de Don Matías, Barrio El Pinar, Municipio de Rionegro, Talentos Bellanitas del Municipio de Bello, Gramma Deportes de Ibagué, Corazón de Colombia del Municipio de Honda, Talento Sucreño de Sincelejo, Barrio San Joaquín Bolivariana.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta vs Barrio Boston (2 - 0) Departamento del Chocó vs Barrio San Bernardo (1 - 0) Chocó San Bernardo Roqueiros Palacio Yeison Rentería, de Choco, con 12 goles David García, de Envigado
Número de goles convertidos:
164
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,56
Actuaron en este torneo:
136
25 años de deporte con sentido social
El torneo número 18, el de la mayoría de edad, sirvió para la consagración como campeón, por primera y única vez hasta el momento, del departamento del Chocó. En su sexta participación en el torneo, este departamento del Pacífico colombiano logró refrendar sus buenas actuaciones y su fútbol rápido y alegre, al vencer en la final por la mínima diferencia al barrio Belén San Bernardo, de la ciudad de Medellín. Chocó es el único departamento de Colombia que limita con Panamá, el único que está bañado simultáneamente por las aguas del Océano Pacífico y del Océano Atlántico, y el que tiene la eco-región con la mayor pluviosidad del planeta. También es tierra donde se producen, en forma silvestre, grandes deportistas. En el torneo del 2002 se hizo la última modificación al actual sistema de juego, pues se agregó la fase de octavos de final, con enfrentamientos directos y definición desde los 12 pasos en caso de empate; pero se conservó en 64 el número total de partidos. En esa versión se marcaron 164 goles y una de las novedades fue la primera presencia, como invitado, de un equipo de San Andrés Islas.
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2003. Muy pocos goles y otro título costeño Versión Del Torneo: Fecha de realización: Patrocinador:
19 Enero 11 al 25 de 2003 Cervunión, Municipio de Medellín, Indeportes Antioquia, Idea
Copatrocinadores: Escenario:
Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín, 7 Zonales Regionales: Urabá, Bajo Cauca, Nordeste y Magdalena Medio, Suroeste, Oriente, Occidente y Norte; 4 Zonales Nacionales: Norte, Centro, Centrooccidente, Occidente; y 9 Zonales Locales: Bello, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Girardota, Envigado, Copacabana, Itagüí, Barbosa
Equipos participantes:
Departamento del Chocó, Gramma Deportes de Ibagué, Municipio de Segovia, Barrio San Nicolás, Municipio de Envigado, Deporbello, Municipio de Rionegro, Barrio San Bernardo, Municipio de Amagá, Inder La Ladera, Barrio Córdoba, Corregimiento El Tres de Urabá, Talentos Bellanitas del Municipio de Bello, Municipio de Nechí, Barrio Calasanz, Restrepo Naranjo del Municipio de Sabaneta, Bogotá Compensar, Municipio de La Estrella, Municipio de Caldas, Municipio de Andes, Maltica, Cartagena Coopebombas, Municipio de San Jerónimo, Barrio La Rosa, Barrio La Paralela, Barrio La Colina, Barrio Santa Fe, Deportivo Independiente Medellín, Los Patojitos de Popayán, Barrio Las Granjas, Barrio Kennedy y Municipio de Santa Rosa de Osos.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Departamento del Chocó vs Gramma Deportes de Ibagué (0 - 0) Cartagena Coopebombas vs Bogotá Compensar (1 - 0) Cartagena Bogotá Rafael Montes Nicolás Camargo, de Bogotá Compensar; y Oswaldo Larios y Carlos Palomino, de Cartagena Coopebombas; con 6 goles cada uno Diego Camilo Ruiz Cangrejo, de Turbo
Número de goles convertidos:
120
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
1,88
Actuaron en este torneo:
138
25 años de deporte con sentido social
La versión número 19 fue la cuarta ocasión en que el torneo tuvo a dos equipos de fuera del departamento en el partido por el título. El equipo de Bogotá Compensar hacía su novena participación en el Ponyfútbol y, en su mejor actuación hasta entonces, perdió la copa con una agónica anotación en contra del cartagenero Carlos Palomino. Por su parte, el onceno del Corralito de Piedra se quedó con el título en su tercera presencia en el certamen del mes de enero. El de Cartagena significó el quinto título para un equipo de la Costa Atlántica, el sexto consecutivo, y el octavo acumulado para representativos de departamentos diferentes a Antioquia. La hegemonía de los foráneos se vivía desde el final de siglo XX. De las 24 versiones realizadas, la del 2003 quedó marcada como la de menor productividad ofensiva, pues en los 64 partidos apenas se consiguieron 120 anotaciones. Con seis tantos cada uno, Nicolás Camargo, de Bogotá Compensar; y Oswaldo Larios y Carlos Palomino de Cartagena Coopebombas, fueron los máximos goleadores. Para ese año, la idea de volver a internacionalizar el certamen se manejó hasta última hora, pero el invitado en esta ocasión, Costa Rica, tuvo dificultades internas y renunció a su participación en la semana previa al torneo. En su reemplazo fue invitado el municipio de Amagá, que había tenido una buena presentación en el zonal del suroeste pero no había logrado clasificar de forma directa. Nuevamente, los equipos de Chocó, Cauca y Tolima fueron grandes animadores del certamen, y por primera vez Urabá no trajo una selección de la zona, sino que fue representado por el Corregimiento El Tres, que ganó el selectivo de esta zona y al final del torneo ocupó un honroso tercer lugar.
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2004. El Tolima fue grande Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador: Copatrocinadores: Escenario:
20 Enero 10 al 24 de 2004 Pony Malta Inder Medellín, Indeportes Antioquia, Idea Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín; 6 Zonales Regionales; 5 selectivos nacionales; 7 zonales locales: Bello, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Envigado, Copacabana, Itagüí.
Equipos participantes:
Barrio Calasanz, Municipio de Támesis, Barrio San Joaquín Bolivariana, Junta de Acción Comunal Restrepo Naranjo, Barrio Belén Rincón, Bogotá Compensar, Pony Malta, Barrio San Bernardo, Municipio de Fredonia, Un Bello Nuevo del Municipio de Bello, Barrio Santa Fe, Municipio de Rionegro, Municipio de Envigado, Deporbello, Deportivo Independiente Medellín, Academia Tolimense de Ibagué, Barrio La Floresta, Deportivo Cali, Municipio de La Estrella, Municipio de Segovia, Barrio Campoamor, Barrio La Rosa, Alto Pamplonita, Barrio Boston, Barrio Tejelo, Inder Medellín, Santo Domingo de Ecuador, Municipio de Yarumal, Urabá Augura 40 Años, Indere Municipio de La Estrella, Municipio de Ebéjico y Santa Marta.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Barrio Calasanz vs Municipio de Támesis (3 - 0) Academia Tolimense vs Deportivo Cali (2 - 0) Academia Tolimense Deportivo Cali Álvaro Guzmán James Rodríguez, de Academia Tolimense, con 9 anotaciones James Rodríguez, de Academia Tolimense
Número de goles convertidos:
150
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,34
Actuaron en este torneo:
James Rodríguez
Los 20 años del torneo se celebraron con una nueva internacionalización del certamen, en esta ocasión con el equipo Santo Domingo de Ecuador. El onceno extranjero debutó en el torneo con victoria 2 – 1 sobre el municipio de Yarumal, pero en su segunda salida perdió
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25 años de deporte con sentido social
3 – 0 con el barrio Tejelo y en su partido decisivo fue goleado por el Inder Medellín y quedó eliminado en la primera fase. Nuevamente, los equipos de los otros departamentos pusieron el ritmo de competencia. Los cinco que comenzaron el torneo, procedentes de Bogotá, Tolima, Cali, Cúcuta y Santa Marta, lograron su clasificación a los octavos de final. De los cinco, tres pasaron a los cuartos y posteriormente se metieron a las seminifinales. Así las cosas, el torneo de los 20 años fue escenario nuevamente de una final entre equipos de fuera del departamento que se resolvió con el título para la Academia Tolimense. Los ibaguereños vencieron en la final al Deportivo Cali con una anotación del goleador del torneo, James Rodríguez, hoy en el fútbol argentino, y con un autogol vallecaucano. Los caleños se quedaron con el subtítulo y el equipo de Bogotá, protagonista en todos los torneos, se alzó con el premio al tercer lugar. En el torneo número 20 se consiguieron 150 anotaciones y el buen fútbol le dio un toque especial al certamen. Como hecho anecdótico de esta versión, en la primera fase, para definir el primer puesto del grupo B, se presentó un empate entre los equipos de Pony Malta y Bogotá Compensar. Al aplicar todos los ítems de desempate contemplados en el reglamento, los dos equipos terminaron igualados absolutamente en todo, y por primera y única vez en la historia del torneo, se tuvo que recurrir al sorteo con moneda, que favoreció a Pony Malta. En este caso, como clasificaban dos de cada grupo, ambos equipos avanzaron a los octavos de final y el sorteo con moneda no causó drama en ninguno de los equipos.
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2005. Envigado F.C. mostró sus divisiones menores Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador: Copatrocinadores: Escenario:
21 Enero 8 al 26 de 2005 Pony Malta Inder Medellín, Indeportes Antioquia Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín, 6 Zonales Regionales, 7 Zonales Nacionales y 9 Zonales Locales
Equipos participantes:
Alcaldía de Itagüí, Barrio Campoamor, Municipio de Remedios, Itagüí Simón Bolívar, Itagüí Santa María Nº 1, Municipio de Caucasia, Once Caldas, Barrio Sevilla, Alcaldía de Envigado, La Esperanza, Cesar Loperena, Urabá Augura, Pony Malta, Barrio Boston, San Andrés y Providencia, Municipio de Betania, Inder Medellín, Municipio de Santa Fé de Antioquia, Bello Talentos, Envigado F.C., Barrio Santa Fé, Municipio de Copacabana, Barrio San Nicolás, Valle Florida, Municipio de Marinilla, Colinas de Enciso, Barrio Florencia, Barrio Fátima, Bogotá Compensar, Norte Quinta Oriental, Cauca Jean Pierre y Barrio Calasanz.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Alcadía de Envigado vs Barrio La Esperanza (5 - 1) Envigado F.C. vs Bogotá Compensar (2 - 0) Envigado F.C. Bogotá Compensar Jorge Betancur Faider Burbano, de Envigado F.C. con 14 anotaciones. Jaison Macuacé, de Bogotá Compensar
Número de goles convertidos:
167
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,61
Actuaron en este torneo:
Después de 7 años consecutivos con la afición antioqueña viendo cómo los equipos de otros departamentos alzaban la copa del campeón en el templo del fútbol aficionado paisa, las divisiones menores de uno de los clubes profesionales del departamento le devolvió esta alegría a la afición local.
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25 años de deporte con sentido social
El objetivo del equipo naranja desde la primera fecha del torneo fue conseguir el título que le había sido esquivo a oncenos representativos de los clubes profesionales de fútbol en Colombia, como Deportivo Cali, Once Caldas, Deportivo Independiente Medellín y Atlético Nacional, entre otros, que no lograron el titulo del fútbol menor en varios intentos. El Envigado, en su primera presencia en el torneo, se alzó con la corona. Bogotá Compensar repitió final. En la del 2003 había caído por la mínima diferencia ante el onceno de Cartagena y en la del 2005 perdió la posibilidad ante el Envigado que le ganó con un 2 – 0 contundente. Los naranjas pasaron a la historia como el campeón de todos los años con menos goles encajados, apenas 1 en 7 encuentros; terminaron invictos y consiguieron un histórico 9 – 0 sobre el Inder Medellín en el último juego del cuadrangular de la primera fase. Los antioqueños tuvieron al máximo goleador del certamen, Faider Burbano, con 14 anotaciones, una cifra que solo fue superada en la primera versión del Baby Fútbol, cuando el máximo anotador consiguió 15 tantos. En la sumatoria final, la cifra de 167 goles marcados fue un buen registro para la versión 21.
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2006. Una final de infarto Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador: Copatrocinadores: Escenario:
22 Enero 7 al 21 de 2006 Pony Malta Inder Medellín, Indeportes Antioquia Cancha Marte 1
Zonales Clasificatorios:
Medellín, 6 regionales, 8 nacionales, 9 locales
Equipos participantes:
San Bernardo, Inder Medellín, Urabá Augura, San Nicolás, Tolima Baby Soccer, Bello Talentos, Norte Quinta Oriental, Altamira, El Diamante, Campoamor, Corregimiento de Tapartó, Fátima, Ciprés de las Mercedes, Pony Malta, San Andrés y Providencia, Franzea 4ta Etapa, Envigado F.C., Doce de Octubre, La Esperanza, Caquetá La Estrella, Bogotá Compensar, Alcaldía de Envigado, El Santuario, Cartagena Coopebombas, Bello Totono Grisales, Cauca Puerto Tejada, Caucasia, Miranda, El Dorado La Estrella, América de Cali, Sopetrán y Segovia.
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
El Diamante vs Campoamor (1 - 1) Envigado F.C. vs Bogotá Compensar (0 - 0). En los cobros desde el punto penal (5 - 4) Envigado F.C. Bogotá Compensar Jorge Betancur Camilo Pérez Melo, del barrio Fátima, con 7 Juan Fernando Quintero, de Envigado
Número de goles convertidos:
182
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,84
Actuaron en este torneo:
La quinta final del torneo en su largo historial con definición desde los 12 pasos fue la del 2006. Los dos equipos que marcaron la diferencia por su buen fútbol a lo largo de todas las fechas llegaron al juego definitivo, curiosamente fueron los mismos protagonistas del año anterior. Y si el partido en su tiempo reglamentario y en los dos tiempos adicionales conservó el cero en el marcador fue por responsabilidad directa de los dos arqueros que tuvieron faenas inolvidables esa tarde sabatina del 21 de enero.
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25 años de deporte con sentido social
Las campañas de ambos equipos fueron similares, pues los dos llegaron al juego definitivo en calidad de invictos, pero con dificultades para superar a uno de sus rivales en instancias definitivas. En octavos de final, el equipo capitalino tuvo que ir a la definición desde los 12 pasos ante el equipo de La Esperanza, mientras que los envigadeños vivieron el mismo drama en la semifinal ante Norte Quinta Oriental. Hasta en los cobros de los lanzamientos de tiro libre desde el punto penal se reflejó el equilibrio que había entre los dos protagonistas de la final. Nuevamente, y por segundo año consecutivo, el equipo antioqueño superó al bogotano y repitió título luego de 10 cobros, 5 por cada equipo, con efectividad del 100% en los cobros naranjas. El goleador del torneo fue Camilo Pérez Melo, del barrio Fátima, con 7 anotaciones.
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2007. EFISAE, otra vez una campeón naranja Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador: Copatrocinadores: Escenario:
23 Enero 6 al 20 de 2007 Pony Malta Inder Medellín, Indeportes Antioquia Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín, 6 zonales regionales, 8 clasificatorios nacionales y 9 zonales locales
Equipos participantes:
Niquía Maxicolbe, Deportivo Independiente Medellín, Urabá Augura, Alcaldía de Envigado, Corprodep Mosquera (Cundinamarca), Escuela Minuto de Dios (Magdalena), Caucasia, El Carmen de Viboral, Indere La Estrella, Escuela de Fútbol Tumaco (Nariño), Inder Medellín, Municipio de San Jerónimo, Nantes Ponal (Santander), Barrio Santa Mónica, Barrio Calatrava de Itagüí, Barrio Fátima, Barrio La Nubia, Barrio Córdoba, La Revelación de Honda (Tolima), Municipio de Segovia, EFISAE Envigado, Boca Juniors de Cali (Valle), Barrio Sevilla, Barrio Florencia, Barrio Bello Horizonte, San Andrés y Providencia, Atlético Nacional, Bello Totono Grisales, Municipio de Andes, Manrique Central, Santa Fe Club Deportivo y Barrio El Pinar
Partido inaugural:
Municipio de El Carmen de Viboral vs Municipio de Caucasia (1 - 0)
Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
EFISAE Envigado vs Deportivo Independiente Medellín (1 - 0) EFISAE Envigado Deportivo Independiente Medellín Jorge Betancur Juan Estrada, de la Escuela de Tumaco, con 6 anotaciones Christian Palomeque, de Bello Horizonte
Número de goles convertidos:
162
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,53
Actuaron en este torneo:
Si se mira la procedencia de los equipos que han disputado todas las finales del torneo Ponyfútbol , se descubre con facilidad que el municipio de Envigado es el de mayores representantes en las instancias finales. Fue campeón con la Escuela Grullitos en 1987 y, con
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25 años de deporte con sentido social
el mismo representante, fue subcampeón un año después. En el 91 ocupó el segundo lugar, representado por el Barrio San Rafael, y en el 98 repitió la misma actuación con un equipo de la municipalidad. La serie de títulos consecutivos la comenzó el Envigado Fútbol Club con el bicampeonato en el 2005 y el 2006, y la continuó en la versión número 23 del torneo el equipo de la Escuela de Fútbol de Interés Social, EFISAE, que llevó como técnico al certamen a Jorge Betancur, el mismo que había obtenido los dos títulos anteriores. En el 2007, Betancur hizo historia al conseguir el tricampeonato consecutivo como técnico, logro que nadie más había alcanzado antes. Nuevamente el título fue para un onceno de Envigado, pero esta vez representado por la Escuela de Fútbol de Interés Social, EFISAE. El técnico Jorge Betancur consiguió el campeonato al superar por la mínima diferencia al Deportivo Independiente Medellín. El cuadro escarlata logró su mejor presentación en 8 participaciones. Al igual que su rival en la final, llegó con campaña perfecta de seis victorias consecutivas, pero no pudo celebrar el título por la anotación de Sebastián Sánchez, un niño de 11 años que le dio el título a los naranjas en la etapa complementaria. Para la version 23, la organización había invitado un equipo de Costa Rica, pero declinó su presencia y en su reemplazo, fue invitado el equipo del barrio Córdoba de la ciudad de Medellín.
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2008. Betancur fue tetracampeón Versión del torneo: Fecha de realización: Patrocinador: Copatrocinadores: Escenario:
24 Enero 5 al 19 de 2008 Pony Malta Inder Medellín, Indeportes Antioquia Cancha Marte 1
Zonales clasificatorios:
Medellín, 6 zonales regionales, 8 zonales nacionales, 9 zonales locales
Equipos participantes:
Colegio Cooperativo de Apartadó, Barrio El Consuelo de Envigado, Barrio Moscú Uno, Municipio de Rionegro, Deportivo Independiente Medellín, Deportivo Cali, Barrio San Joaquín Bolivariana, Quinta Oriental de Cúcuta, San Andrés y Providencia, Atlético Nacional, EFISAE Envigado, Barrio Santa Cruz Parte Baja, Municipio de Caucasia, Municipio de Andes, Nocaima Cundinamarca, Compensar Bogotá, Corregimiento de San Antonio de Prado, Niquía Maxicolbe, Barrio La Palma, Talentos Bellanitas, Barrio Caicedo, Urabá Augura, Municipio de Puerto Berrío, Barrio Fátima, Alcaldía de Itagüí, Los Naranjos Itagüí, Barrio La Palma, Anzoátegui de Tumaco, Guerreros de Cartagena, Barrio Simón Bolívar, Once Blanca Manizales e Inder Medellín
Partido inaugural: Partido final: Campeón: Subcampeón: Técnico campeón: Goleador del torneo: Mejor jugador del torneo:
Deportivo Cali vs Deportivo Independiente Medellín (1 - 0) EFISAE Envigado vs Compensar Bogotá. En tiempo extra (3 - 1) EFISAE Envigado Compensar Bogotá Jorge Betancur Alexis Zapata Álvarez, de EFISAE Envigado, con 10 goles. Osvald Álvarez, Bogotá Compensar
Número de goles convertidos:
138
Número de partidos jugados:
64
Promedio de gol por partido:
2,15
Actuaron en este torneo:
El torneo número 24 consagró a Jorge Betancur como el técnico más laureado en la historia del Ponyfútbol. El entrenador, nacido en el municipio de La Estrella, llegó a su cuarto título consecutivo tras obtener dos con Envigado Fútbol Club y dos con EFISAE Envigado.
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25 años de deporte con sentido social
Con su municipio natal ya había clasificado a la fase final del torneo en la cancha Marte en 11 ocasiones, experiencia que acumuló para tomarle el tono al torneo y lograr los cuatro campeonatos en seguidilla. Con los siderenses se había iniciado dirigiendo el equipo de uno de los barrios, luego tuvo a su cargo la selección juvenil, después la de mayores y, finalmente, tomó el equipo de la categoría Ponyfútbol. De La Estrella pasó a Envigado y desde hace cinco años se dedica a darles títulos a los vecinos de su patria chica y a celebrarlos con su esposa Gladys Patricia y su hija Susana. Como todas, la versión 24 estuvo llena de anécdotas y de hechos deportivos que marcaron historia en las estadísticas del certamen. En la cuarta fecha de competencias, el martes 8 de enero, cayó el aguacero más fuerte que se haya visto en todas las versiones del Ponyfútbol. El tercer juego de esa fecha, con señal de televisión en directo, lo jugaban Deportivo Independiente Medellín y el barrio San Joaquín Bolivariana, empataban sin goles y tuvo que ser aplazado por el juez. Esa tarde se canceló por primera y única vez en la historia la programación que faltaba. Los dos datos estadísticos de carácter histórico los registró el equipo campeón, que en el tercer juego del cuadrangular inicial venció 10 – 0 al onceno de San Andrés y Providencia, con lo que consiguió la mayor goleada en los 24 años del certamen. En el mismo juego, el goleador del torneo, Alexis Zapata, consiguió 6 anotaciones y superó el registro de cinco que ya tenían dos jugadores en años anteriores. Al final, el cuadro envigadeño se alzó con el título tras superar en tiempo suplementario, 3 – 1, al equipo de Bogotá Compensar, que perdió su tercera final en la historia del Ponyfútbol. Esta historia continuará en enero del 2009, cuando ruede la bola en la cancha Marte 1 para el inicio de la versión 25. La gran novedad, según disposición del alcalde de la ciudad, Alonso Salazar Jaramillo, será que las bodas de plata del torneo se celebrarán estrenando gramado sintético.
Una fábrica de fantasías
El desfile inaugural del primer torneo Davivienda Baby Fútbol se llevó a cabo el 5 de enero de 1985. Salió del Estadio Atanasio Giradot, pasó por el Coliseo Mayor Iván de Bedout y llegó al estadio de Atletismo Alfonso Galvis Duque. La fotografía captó el paso por el coliseo del equipo del Barrio El Salvador.
El equipo del Barrio La Floresta fue el primer bicampeón que tuvo el torneo, cuando todavía llevaba el nombre de Baby Fútbol y se realizaba en el estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque. En la imagen, el equipo de este tradicional barrio futbolero de la ciudad, en el protocolo de la final de 1989.
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25 años de deporte con sentido social
La mejor presentación del equipo de la firma patrocinadora actual fue el subtítulo de 1989 del equipo Maltica. En la imagen Winston Tobón entrega el trofeo al capitán del onceno subcampeón.
Una fábrica de fantasías
Francisco Maturana fue el primer técnico campeón del torneo Baby Fútbol en 1985. Luego fue técnico de las divisiones menores de Atlético Nacional y su primer equipo profesional fue el Caldas de Manizales. En 1987 llegó a Nacional y un año después lo sacó subcampeón. En enero de 1989, hizo el saque de honor en la Final entre La Floresta y Maltica. En la imagen, el momento en que saluda a los jugadores de Maltica.
El 6 de enero de 2001, en el juego inaugural de la versión número 17 del torneo Ponyfútbol entre Ciudadela 20 de Julio de Santa Marta y Plantea Rica del departamento de Córdoba, el saque de honor lo hizo el recién posesionado Gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria Correa (Q.E.P.D.)
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25 años de deporte con sentido social
Desde el torneo número 13, realizado en 1996, la Corporación comenzó a separar los zonales selectivos del Área Metropolitana por municipios. El primero en hacer un zonal local fue el Municipio de Bello. En 1999 se separó a los equipos de Medellín de los otros municipios de Área. Hoy por hoy el selectivo de mayor número de equipos participantes. La imagen muestra una jornada de eliminatorias en el barrio Buenavista.
Para la versión número 14, que coincidía con el año del Campeonato Mundial, los directivos de Corporación quisieron estar a tono con la fiesta futbolera de los mayores y organizaron el torneo para chicos con el mismo número de equipos con el que se jugaría en Francia. Al igual que los mundiales, el Ponyfútbol subió a 32 el número de equipos en la fase final desde 1998.
Una fábrica de fantasías
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En enero de 2005, la Corporación rindió homenaje al profesor Luis Fernando Montoya, que en diciembre había sido atacado y herido por delincuentes en un intento de robo en el Municipio de Caldas, luego de ganar la Copa Libertadores con el Once Caldas. El saque de honor en el partido inaugural lo realizó José Fernando Montoya, hijo de Luis Fernando.
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25 años de deporte con sentido social
En 24 versiones realizadas, el torneo Ponyfútbol pasó de ser una fiesta de dos semanas en enero reservada para 16 equipos de los barrios de la ciudad de Medellín, a ser un torneo Nacional con torneos clasificatorios todo el año y con la participación de más de 1000 equipos, de los que llegan a enero los 32 finalistas.
La Corporación Deportiva Los Paisitas organiza y coordina los torneos selectivos de Medellín, de los otros 9 municipios del Área Metropolitana, los 6 zonales regionales en el departamento de Antioquia y los 8 zonales nacionales. La imagen muestra el momento de la inauguración de la Fase Preselectiva de Medellín, con 104 equipos, para el torneo del 2007.
Una fábrica de fantasías
Desde la primera versión del torneo, la Corporación Deportiva Los Paisitas le ha entregado los uniformes a los equipos participantes. Las imagenes muestran como lucen por primera vez su indumentaria.
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25 años de deporte con sentido social
El Deportivo Cali ha sido uno de los principales animadores de la fase final del Torneo Ponyfútbol en el siglo XXI. En onceno azucarero ha participado en tres versiones: las del 2002, 2004 y 2006. Su mejor presentación fue la segunda cuando alzó la copa de Subcampeón, como lo muestra la fotografía. La final la perdió 2 – 0 ante la Academia Tolimense.
Una fábrica de fantasías
El torneo Ponyfútbol ha tenido carácter internacional en tres de sus 24 versiones. En 1991 asistió la Escuela San Francisco de Quito, Ecuador. En 1999 participaron la Liga Alajuelense de Costa Rica, y New Jersey de los Estados Unidos, y en el 2004 asistió el equipo que aparece en el registro fotográfico, Santo Domingo, de la república del Ecuador.
La filosofía de la Corporación va de la mano con las acciones arbitrales. La pedagogía del silbato ha fortalecido todo el trabajo social de la entidad rectora del Ponyfútbol en Colombia.
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25 años de deporte con sentido social
El torneo Ponyfútbol se ha constituido en el programa bandera de la Corporación. Alrededor de él, se congregan familias y pueblos enteros que viven intensamente el desarrollo de la competencia. El Pony en sí es una fiesta llena de calor humano, de integración, de confraternidad y en algunos casos, de prospectos del balompié nacional.
3833 celebraciones se han vivido en las 24 versiones del torneo. De todas las versiones, el primero fue el que tuvo mayor número de goles, y por ende de celebraciones, 194; el de más baja cuota de anotaciones fue el del 2003 con apenas 120. En la versión 24 se marcaron 138 goles.
Una fábrica de fantasías
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La Academia Tolimense fue el último representativo de un departamento diferente a Antioquia que se coronó campeón. Ganó el título del 2004, y desde entonces, el título se ha quedado en casa, con los equipos de Envigado. Como siempre, Teleantioquia ha llevado la emoción del Ponyfútbol a los televidentes en el departamento y en el mundo a través de su señal en el satélite.
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25 años de deporte con sentido social
Sebastián Sánchez marcó el gol que le dio el título a EFISAE Envigado en el torneo del 2007, y por dificultades de salud no pudo estar con su equipo en la versión del 2008. Sus compañeros le rindieron homenaje en la Cancha Marte 1.
La versión 25 del torneo Ponyfútbol se llevará a cabo en enero de 2009. Nuevamente se disputará con 32 equipos. Para esa ocasión, el señor alcalde la ciudad, Alonso Salazar Jaramillo, prometió un gramado sintético en la Cancha Marte 1; una gran novedad para las bodas de plata del torneo.
Capítulo 4 Historias cortas para recordar de las bodas de plata
S
i el deporte es uno de los fenómenos más populares de la actividad humana en nuestros
tiempos, el de los niños tiene una connotación más especial, la de tener como protagonistas a deportistas en los que se combinan la inocencia y la picardía, los sueños y las realidades, y las emociones y las razones; elementos sustanciales para la narración de las historias. El Ponyfútbol, y en los últimos años el Ponybaloncesto y el Ponyvoleibol, han sido siempre
canteras inagotables de anécdotas, de narraciones extraordinarias y de historias humanas maravillosas. “La Pony”, como se le llama popularmente, reúne al país en torno a un balón, pero a la vez lo refleja en cada una de sus jugadas. En la cancha, los niños fabrican sus sueños; pero en la vida diaria descubren las realidades a las que tendrán que enfrentarse el día que despierten de esa etapa de la vida en que las fantasías vuelan sin límites. Los protagonistas de los torneos que organiza la Corporación son los niños pero alrededor de cada partido y de cada torneo hay directivos, árbitros, periodistas, padres de familia, venteros ambulantes, aficionados y familias enteras que se congregan para disfrutar del espectáculo, para apoyar a los niños, para cumplir su rol en el juego o simplemente para buscar el sustento diario. En todos ellos se esconden, a su vez, otras mil historias que se quedan en el anonimato pero que podrían ser dignas de contar. En 25 años, las anécdotas y las historias de vida son incalculables. El deporte practicado por niños es inagotable en personajes y argumentos. La bondad y la maldad, la suerte y la desgracia, la victoria y la derrota, el éxito y el fracaso, lo curioso y lo cotidiano se expresan a diario en las canchas y escenarios de los torneos que organiza la Corporación. A esas historias marcadas por la condición humana se suman otras mil que surgen de la naturaleza de la Corporación: deporte social comunitario. Allí, los ejemplos de superación, los trabajos colectivos, la retribución a las comunidades, los procesos de desarrollo, las acciones en beneficio de los grupos humanos y la lucha diaria en busca de oportunidades son temáticas que permiten resumir en acciones sociales verdaderamente excepcionales, el fenómeno social que es el deporte.
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25 años de deporte con sentido social
El papel del deporte en la sociedad contemporánea trasciende el ámbito de la actividad física para implicar el de la cultura. Es en el deporte donde se producen y se expresan algunos de los grandes valores culturales de la sociedad contemporánea. De los millones de historias que a diario aparecen en los torneos que organiza la Corporación, se delinean y resumen en este capítulo algunas de ellas, escogidas sin otro criterio que el de la representatividad, para mostrar con ellas el variado panorama de hechos y sucesos que hacen el diario vivir de la Corporación, una organización que trabaja por el deporte con sentido social.
El Ponyfútbol estuvo en las entrañas de la tierra Por Davis Zapata Correa
El 4 de noviembre de 2006, el torneo futbolístico más apetecido por los niños de toda Colombia tuvo la osadía de ir a las entrañas de la tierra para hacer uno de los actos más lindos de presentación de los que se haya tenido memoria. Aquel sábado todo era zozobra. Hasta la puerta del denominado “Túnel de los robles” habían llegado niños provenientes de los departamentos de Boyacá, Meta y Cundinamarca, que iniciaban allí su sueño de llegar a la gran final del mes de enero en Medellín, si ganaban la eliminatoria nacional que allí se inauguraba. Niños, acompañantes, árbitros y directivos
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iniciaron con mucha expectativa en ese punto los primeros metros de descenso por el Eje Sacro, en busca de un escenario que en nada se parece a las tradicionales canchas y calles de barrios y municipios en los que, durante 24 años, se ha repetido un sinnúmero de veces ese ritual de inauguración de los torneos. Muy pocos de los presentes estaban familiarizados con aquel descenso de 180 metros hacia el interior de la tierra, entre túneles subterráneos llenos de un olor penetrante a azufre. Allí, la noción del tiempo se diluye, la luz desaparece y el silencio del sonido aturde. Luego de un recorrido de 45 minutos, los niños futbolistas, las autoridades municipales y los directivos de la empresa Vigor y de la Corporación Deportiva Los Paisitas se encontraron con una de las maravillas arquitectónicas de la humanidad donde, para sorpresa de muchos, se inauguraría un torneo de fútbol para niños. Aquella tarde, el Ponyfútbol estaba en Zipaquirá, una de las ciudades más antiguas de Colombia, centro religioso y santuario católico; conocida como “la ciudad de la sal”. Allí se llevaría a cabo, durante ocho días, el zonal clasificatorio del centro del país, y esa tarde, la inauguración tuvo como escenario, nada más ni nada menos, que el centro de la tierra. El acto de presentación, el sorteo de los grupos y la entrega de los uniformes se llevaron a cabo en el Centro de Convenciones Catedral de Sal de Zipaquirá, un lugar maravilloso, a 48 kilómetros de la capital Bogotá. En “Zipa”, como es conocida este municipio cundinamarqués, está el único auditorio subterráneo del mundo; y hasta allí llegó el Ponyfútbol. Hasta esta impresionante obra de arquitectura, construida en una cámara de explotación de sal de 10 metros de ancho por 16 de alto y 80 metros de longitud, y que posee una capacidad para albergar 280 personas. El recorrido alrededor del mundo de la sal dio pie para iniciar el torneo, correspondiente a una de las ocho eliminatorias nacionales. La competencia duró una semana y tuvo como escenario el Estadio Municipal “Los Zipas”. Allí, el equipo Corprodep Mosquera se coronó campeón de la eliminatoria y adquirió el tiquete para la gran final nacional del XXIII Torneo de Ponyfútbol, que se llevó a cabo en enero de 2007 en la cancha Marte 1 de Medellín. Aquel acto de presentación fue toda una novedad, pues la formación integral y el juego limpio que mueven todas las acciones de la Corporación Deportiva Los Paisitas se pregonaron, quien lo creyera, hasta en las entrañas de la tierra.
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El Ponycomentarista del Ponyfútbol Por Nicolás Sierra Cardona
Nicolás Sierra Cardona es estudiante de Periodismo en la Universidad de Antioquia. Actualmente trabaja con el grupo deportivo de Múnera Eastman Radio, el mismo con el que se inició hace ocho años, precisamente en un torneo Ponyfutbol. A continuación se incluye un texto en el que en primera persona relata cómo en torneo le sirvió para cumplir su sueño de ser periodista. Cuando era niño tenía dos grandes sueños: ser futbolista y ser periodista deportivo. No había domingo ni jornada de fútbol en la que no me sentara al lado de la cama, cerca al radio, para escuchar a mis locutores preferidos y seguir los partidos de mis equipos. Me la pasaba jugando con mi hermano y mis primos, a la vez que imitaba las voces y simulaba entrevistas con futbolistas y entrenadores. Para ese entonces, participaba en las eliminatorias del torneo Ponyfútbol, representando al equipo de Los Sauces, lo que me generó más pasión por este deporte. A mis tíos, les pedía constantemente que me llevaran al estadio Atanasio Girardot. Cuando ingresaba, además de admirar y disfrutar los juegos, me gustaba entrar a las cabinas de transmisión para saludar y conocer a mis otros ídolos: los periodistas. Aquellas voces que escuchaba a diario con sus análisis, estadísticas y entrevistas las encontraba en vivo, en el corredor del segundo piso de la tribuna de preferencia del estadio. Fue de esta manera como tuve el primer contacto con el grupo de Múnera Eastman Radio, y en especial con Jorge “Piscis” Restrepo, con quien hablaba mucho sobre mis pasiones por el fútbol. Desde ese día, a mis 12 años de edad, no me despegué de ese grupo radial y traté de meterme por todos los medios a la cabina, con el sueño de transmitir algún día al lado de ellos.
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Mi vida se movía entre estudiar, jugar la fase clasificatoria del Pony e ir los domingos al estadio para ver los partidos y meterme un rato a la cabina de transmisión. Lamentablemente, el equipo en el que jugaba ese año fue eliminado por equipos como Tejelo, San Bernardo, Campoamor y Laureles. Así, mis posibilidades de participar en la versión 16 del Torneo Ponyfútbol se esfumaron y, mi anhelo de poder hacerlo se terminó en forma definitiva, pues ya la edad no me daba para el torneo siguiente. En ese diciembre de 1999 me fui de paseo familiar a la costa Atlántica sin saber que allí comenzaría a hacerse realidad mi sueño. Como regalo, el niño Dios me trajo lo que tanto anhelaba. Solo recuerdo un grito: “Nico al teléfono, es Piscis, desde Medellín”. La llamada era para invitarme a trabajar en la radio con ellos, en el Torneo en el que siempre quise jugar. No lo podía creer; fue una de mis mayores alegrías. Los días siguientes fueron de gran nerviosismo. Rápidamente me hice a la idea de que estaría en el torneo no como futbolista, que había sido uno de mis sueños, sino en otro rol, el de periodista, que también había sido una de mis fantasías infantiles. El sábado 8 de enero del 2000, comenzando el nuevo siglo, en la ceremonia de inauguración de la versión 16 del Ponyfútbol, mis nuevos “colegas” me presentaron al aire como el “Ponycomentarista” del torneo. Por primera vez, pude decir datos, emitir conceptos y hacer preguntas de esta gran competición que ha dado a conocer a figuras de nuestro balompié como Mauricio Molina, Amaranto Perea, Radamel Falcao García, entre muchos otros. Hoy, después de ocho años y con 20 de edad, recuerdo esos lindos momentos que me ha regalado el torneo. Los gritos de emoción de los niños cuando marcan un gol, la ansiedad y la sonrisa de los padres al ver a sus hijos en la cancha Marte y la preocupación de los entrenadores para que los niños actúen bien son los grandes recuerdos que me obsequia el Ponyfútbol. Eso sí, el más grande de todos mis recuerdos siempre será el de mi debut en el torneo, cuando después de un partido le pregunté a uno de los niños por su sueño favorito y éste me respondió: ”Señor periodista, yo quiero ser futbolista”. No lo podía creer, un niño de mi misma edad me trataba de periodista, parecía un juego pero ya era realidad y eso nunca lo olvidaré. ¡Sueño Cumplido!
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Amaranto, por fortuna lo vivió Por Jarvi Augusto Escobar Sánchez
Luis Amaranto Perea nació el 30 de enero de 1979 en el corregimiento de Currulao, en el municipio de Turbo. Del niño que soñaba con ser futbolista mientras ayudaba a su familia a conseguir algún dinero vendiendo helados en las calles de su barrio, ya sólo quedan los recuerdos. Hoy es un profesional consolidado en el Atlético de Madrid, uno de los clubes grandes del fútbol español, al que llegó después de un brillante paso por el Boca Juniors de Argentina y de un inicio sorprendente con el Deportivo Independiente Medellín. Es considerado uno de los defensores más rápidos del fútbol mundial. Con el Independiente Medellín fue campeón en el 2002 y, de inmediato, fue vendido al fútbol argentino. En diciembre de 2003 se coronó campeón de la Copa Intercontinental de Clubes con el Boca argentino, tras vencer en los lanzamientos desde el punto penal al Milán italiano. Un mes después, celebró el título en Medellín, en la cancha Marte 1, recordando su paso por el torneo Ponyfútbol con la Selección de Urabá. La entrevista fue realizada por Jarvi Augusto Escobar, de la sala de prensa del torneo y cedida al periódico El Mundo para su publicación. Hoy es retomada en esta publicación por el significado que tiene Amaranto Perea como uno de los referentes históricos del torneo que organiza la Corporación Los Paisitas. ¿Cuál es el principal recuerdo que tiene del Ponyfútbol? “Fue una época muy linda, en la que para cualquier jugador de esa edad es como hoy jugar un mundial de fútbol. Es uno de los recuerdos más gratos que me quedan y que siempre me traen alegrías. Es una experiencia linda que afortunadamente pude vivir. Siempre que veo los niños jugando se me viene la imagen de cuando viví esos momentos”
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¿La participación en el torneo de qué forma incidió en su carrera deportiva? “Creo que fue bastante importante, porque tuve la oportunidad de jugar dos torneos, donde los comentarios de lo que hice fueron buenos y, sin lugar a dudas, abrió puertas para haber iniciado un camino que hoy es muy lindo para mí. Así que fue fundamental haberlo jugado y todo esto ha servido para que el objetivo que busqué por mucho tiempo esté hoy conmigo”. ¿Con esa figuración en el “Pony” veía posible la llegada el profesionalismo? “Desde que tengo uso de razón y siento que la pelota es mi debilidad, he soñado con ser una persona grande en el deporte. En ese tiempo uno pensaba que era algo lejano porque era muy “chico” y el proceso apenas iniciaba”. ¿Qué imagen actual tiene del certamen? “Creo que ha ganado mucho en organización. Además, el torneo es fundamental para el fútbol colombiano y, especialmente, para el antioqueño. Espero que siga por muchos años”. ¿Quién fue su técnico en el Ponyfútbol? “Recuerdo que en 1992 y 1993, años en los que participé, mi técnico era Álvaro Milton Cano, de Chigorodó, quien orientaba a la Selección de Urabá”. ¿Cómo parte de la filosofía del Ponyfútbol, tomó de su presencia algunos valores para la vida? “Obviamente, siempre he considerado que más allá del deporte, la educación debe estar por encima de cualquier situación. Creo que el valor que más rescato es el respeto, me parece que crecí con esta mentalidad y fue el que más me inculcaron”. ¿Cuál es el mensaje para los niños participantes en el Ponyfútbol? “Lo más importante es sentirse fuerte mentalmente, de esa forma se superan los obstáculos que aparecen en el camino y es así como se llega lejos”.
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Yeison soñó, perdió y ganó Por Davis Zapata Correa
“Todo comenzó como un sueño”, asegura Yeison Londoño Moreno, al preguntarle por su experiencia en el torneo Ponyfútbol. A sus 13 años de edad, este niño es un caso atípico en la historia del torneo pues participó en dos finales y jugó en cuatro equipos diferentes. Su primera participación fue con el barrio El Jardín, con el que jugó la fase preselectiva de Medellín en la que participan 104 de equipos de todos los rincones de la ciudad. Su equipo no logró la clasificación, pero como el reglamento permite que los equipos que llegan a la fase final se puedan reforzar con jugadores de los equipos eliminados en su respectivo clasificatorio, fue llamado para jugar la fase final del torneo número 23 con equipo infantil del Deportivo Independiente Medellín. Su debut en la Cancha Marte fue el 6 de enero de 2007, cuando su equipo empató sin goles con Niquía Maxicolbe. En la segunda fecha consiguió su primer gol en la victoria del Medellín ante la Alcaldía de Envigado y en su tercera presentación consiguió su primera dupleta al marcar en dos ocasiones en la portería de Urabá. Su cuota de goles se incrementó en el juego de cuartos ante Calatrava, pero no volvería a marcar hasta el torneo siguiente. La final de ese año la perdió el Independiente Medellín ante EFISAE, por la mínima diferencia. “En ese partido recuerdo que dilapidé una oportunidad de gol muy clara y no lo podía creer”, comenta Yeison con tono melancólico al recordar la derrota que lo privó del título con el cuadro rojo. Al año siguiente, por esas cosas del fútbol, recaló en el equipo del barrio El Consuelo del municipio de Envigado con el que jugó el torneo clasificatorio, pero al momento de ir a la fase final en la cancha Marte fue prestado para jugar con EFISAE. Allí le llegó la revancha. Después de un torneo en el que tuvo una actuación importante, jugó la final vistiendo la camiseta número 9 del equipo que un año atrás lo había privado de celebrar el título junto a su mamá Berta Ligia, su papá Ramiro y sus hermanos Giovanni, Delia, Edison y Alex. “Ser campeón del Pony fue lo mejor que me ha pasado hasta el momento. El reconocimiento de la gente fue
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lo mejor”, afirma este hábil delantero nacido en junio de 1995, para quien, después de pasar por cuatro equipos en dos años, su sueño de dar la vuelta olímpica en la Cancha Marte se hizo realidad. Yeison fue protagonista en todos los equipos con que jugó el Ponyfútbol. En su posición como delantero siempre estuvo en el marcador. Con el Barrio El Jardín logró 38 goles, con el Independiente Medellín marcó 6, con el barrio El Consuelo consiguió 18 y con EFISAE estuvo presente en el marcador en 6 ocasiones. En total, en su paso por el torneo, sumando zonales clasificatorios y dos fases finales, logró un importante registro de 68 anotaciones. En la actualidad, con 13 años de edad y 1 metro con 74 centímetros de estatura, sigue siendo un niño lleno de ilusiones. Su paso por el torneo le dejó abiertas muchas puertas. Mientras se dedica a estudiar en la Institución Educativa San Pablo y a representar al departamento de Antioquia con la selección infantil, sus sueños y sus metas miran hacia España.
El niño valiente con sueños de fútbol frustrados A sus escasos 11 años de edad, Juan Camilo Palacios Medellín vio esfumarse en un solo segundo el sueño de ser futbolista. El jueves 15 de febrero de 2007, fue arrollado por un camión, cuando regresaba en bicicleta a su casa en la vereda Casaverde, en los límites entre Carepa y Apartadó. Retornaba después de, un entrenamiento con el semillero Reposo Fundamilenio, que se preparaba para participar en el zonal del Ponyfútbol. Juan Camilo estudiaba en la Escuela Rural Vijagual y desde muy pequeño fue aficionado al deporte. Para reunirse con sus compañeros de equipo, tenía que desplazarse diariamente dos kilómetros hasta la cancha Santillana. A pesar de la lejanía y del calor del asfalto, el niño esperaba con ansiedad los días de prácticas con la ilusión de llegar algún día a la final del torneo que cada mes de enero paralizaba la zona bananera para ver su televisación.
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El día del accidente, como de costumbre, madrugó a entrenar en la cancha de Santillana. A las 9 y 45 de la mañana, cuando regresaba a su casa por la orilla de la carretera al mar para preparar su jornada de estudio, en el sector de El Reposo, un camión doble troque lo arrolló y le causó múltiples fracturas. Pese a los esfuerzos médicos iniciales en el Hospital Antonio Roldán Betancur de Apartadó y tres días después en el Hospital Pablo Tobón Uribe, de Medellín, el niño perdió su pierna izquierda y sufrió graves lesiones en otras partes del cuerpo. En el momento del fatal accidente, el niño se comportó como todo un valiente, no perdió el conocimiento y pudo reportar a sus auxiliadores el número de celular de su mamá, Fabiola Patricia Medellín Hernández, quien junto a su esposo, Ulises Patricio Robledo, no lo desamparó desde ese momento. Y aunque, paradójicamente, Juan Camilo tiene como segundo apellido el nombre de la ciudad en la que soñaba ir a jugar la final nacional del Ponyfútbol con el equipo de Urabá, tuvo que conocerla en otras circunstancias. Fue allí donde los médicos tuvieron que luchar para salvarle la vida. La incapacidad y su nueva vida le impidieron terminar el año lectivo en el 2007, pero en el 2008 el regreso a la escuela se convirtió en una de sus mayores alegrías, sobre todo porque hoy sueña con la idea de poder dedicarse algún día a la medicina. Tras el tratamiento que recibió, Juan Camilo asimiló que su papel como defensor central del equipo ya había concluido. "Quería ser futbolista, pero como perdí una pierna, ya no puedo. En el hospital en Medellín conocí un doctor del que me hice muy amigo, él me explicaba todo lo que yo tenía y ahora lo que quiero es estudiar mucho para ser un médico como él", afirma. Por ahora espera la opción de una prótesis para mejorar su calidad de vida. Mientras tanto, pasa los días jugando con sus dos hermanos menores; apoyado en muletas, asiste permanentemente como espectador a los partidos del zonal clasificatorio de Urabá, denominado Copa Augura, que se realizan durante ocho meses del año en la sede de Fundaunibán; y algunas veces se reúne a hablar de fútbol con Gleison Borja, su técnico de Urabá Fundamilenio, con quien tiene una entrañable amistad. Juan Camilo nació el 6 de febrero de 1996 en Apartadó, y a pesar del accidente y de la lección que le dio la vida a tan temprana edad, afirma que no perderá nunca su gusto por el deporte. “Aconsejo a los niños que juegan fútbol para que no se desilusionen porque a veces no los meten a jugar. Que también tengan mucho cuidado al jugar brusco porque algún mal golpe puede ocasionarles alguna tragedia”, dice con alegría el niño valiente que es un símbolo de admiración para los otros 1.100 pequeños que, cada año, se reúnen en el zonal del torneo en el Urabá antioqueño.
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La felicidad llegó a Villas de San Nicolás Villas de San Nicolás es un asentamiento de invasión habitado por más de 250 familias que viven en condiciones de vulnerabilidad social, ubicado en el barrio Santa Rita, a unas cuantas cuadras del Hospital de Zamora, en los límites territoriales entre la ciudad de Medellín y el municipio de Bello. La escuela taller de este sector fue escogida en el 2008 como una de las beneficiaras de los kits con materiales escolares que entrega cada año la Corporación Deportiva Los Paisitas, con parte del recaudo de taquilla en el torneo Ponyfútbol, a los colegios de escasos recursos de la ciudad y del departamento. Hasta allí llegaron los funcionaros de la Corporación luego de un recorrido por la ciudad que llenó de alegría a los niños del colegio Arenys del Mar en el barrio Blanquizal, la Fundación para Niños Más Que Vencedores y el semillero de la Liga de Atletismo de Antioquia. Eran las 11:30 de la mañana, cuando los dos carros que iban en caravana hicieron su aparición. Uno a uno, los casi 100 niños que estudian allí se fueron acercando para mirar, entre extrañados y curiosos, las cajas de cartón que traían lo que para ellos sería una gran felicidad.
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Al ingresar a la escuela de ese barrio de invasión, cualquiera se queda sorprendido. Como es apenas obvio, las condiciones del espacio no son las mejores, pero la necesidad de estudiar hace que se reúnan allí, en diferentes jornadas, padres, hijos y hasta abuelos. Todos con el objetivo de hacerle trampa a la realidad y tratar de meterle un gol a la vida, arañando algunos niveles de educación. La estructura de la escuela está formada por tres salones, pero en esencia no es sino uno, de 6 x 5 metros, dividido en tres alas, en las que las cuatro profesoras se turnan para enseñarles a los pequeños las vocales y las tablas de multiplicar. Las divisiones de las aulas son en madera, como lo es toda la escuela, y aunque de un espacio al otro no hay ni la distancia ni las condiciones de sonido necesarias para desarrollar una clase normal, las profesoras y los niños se las arregla allí con una disciplina que envidiarían los más grandes colegios del país. Las improvisadas calles del sector son resbalosas y estrechas. Alrededor de la escuela y en todo el sector, el pantano amarillento hace mella en los pies descalzos de más de uno de los estudiantes que llega hasta allí superando todo tipo de dificultades; cuando llueve, el pantano es difícil de sacar y se impregna a los zapatos y a la ropa de estos niños que, sin embargo, no pierden su esencia: sueñan, juegan y se divierten sin importar las condiciones climáticas ni mucho menos las sociales. En esta pequeña escuela, ubicada en un rincón extremo de la ciudad, fueron 60 los niños beneficiados con el programa de kits escolares que tiene la Corporación Los Paisitas, con el apoyo de Bavaria. En perfecta fila india, cada uno de los niños recibió el morral cargado de implementos básicos para estudiar y de "ñapa", seis Pony Maltas por niño. Además, Deportes Mundial le entregó a la escuela un paquete deportivo con cuatro balones. Este sencillo acto se repite cada año. Es una manera de extender la alegría que viven los niños en la cancha Marte con el Torneo Ponyfútbol a los sectores más vulnerables de la ciudad y del departamento. En el 2008 recibieron kits escolares seis escuelas de Medellín, y trece de veredas y corregimientos de municipios de Antioquia. La misma alegría que sintieron los niños de la Escuela Taller San Nicolás fue experimentada en Centro Educativo Presbítero Carlos Mesa, en el Corregimiento Altavista; la Escuela Urbana del Municipio de San Luis; la Escuela de la vereda Poblanco, en Fredonia; y los Niños Campesinos de la Vereda Mampuesto, en el municipio de Rionegro. También vivieron este momento feliz el colegio Providencia Social Cristiana del municipio de La Estrella, la Institución Educativa del municipio de Cisneros, la Fundación Social Antorchas de Vida, el Colegio Mano Amiga en Bello, la Comunidad Educativa San Andrés Islas, la Institución Educativa municipio de San
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Andrés de Cuerquia, la Escuelas Los Pomos y Rojas del Corregimiento Guayabal de Sopetrán, el Hogar del Niño de Itagüí, la Institución Educativa Monseñor Francisco Cristóbal Toro de Aranjuez, la Vereda Monterredondo del municipio de San Pedro de los Milagro y el Centro Educativo barrio El Compromiso. La Corporación es consciente de que esto es apenas un granito de arena a las soluciones de fondo que necesita la educación de Colombia; pero seguirá haciéndolo año a año, para ver las sonrisas sinceras y los gestos de gratitud de los niños, que al fin de cuentas son la razón de ser de una nación. Hay mucha gente que busca salir de sus necesidades por el camino correcto, el del estudio, y por eso debemos tenerle la mano a quien la necesita.
La justicia humana con rostro de mujer El torneo Ponyfútbol número 22, disputado en enero del 2006, pasó a la historia por ser el primero que le dio vía libre al arbitraje femenino. Las juezas Lorena Cano, Andrea Chavarría y Sandra Ortiz impartieron justicia en el certamen y dejaron en alto el nombre de las mujeres en el arbitraje. Para los asistentes a la Cancha Marte 1 esta presencia femenina fue novedad porque hasta ese año, en 21 ediciones, en el torneo siempre habían dirigido hombres. Desde entonces, la presencia de la mujer ha sido constante. Estas tres pioneras abrieron el camino para que muchas otras damas siguieran su ejemplo y, con el pito en la boca, se dedicaran a impartir justicia en el torneo de chicos, que adicional a las reglas del fútbol requiere un profundo conocimiento pedagógico. Lorena, la más joven de las tres, pitó su primer partido en una fase final del torneo cuando recién había cumplidos sus 18 años de edad. Llegó al arbitraje por herencia familiar, pues su padre y su hermano ejercen el oficio. Además de pitar partidos de fútbol, que es su pasión, trabaja como secretaria y estudia Producción y Calidad en el Instituto Tecnológico Metropolitano, con lo que demuestra su interés para prepararse bien para el futuro. Su carisma y su belleza la convirtieron en centro de atención no sólo de los demás jueces, con los que
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compartió el arbitraje del torneo, sino de más de un aficionado que se vio sorprendido por la sonrisa y el carisma de la responsable de impartir justicia en más de un encuentro. Las decisiones acertadas de Lorena como juez central y como asistente arbitral le demostraron a más de un escéptico en el tema que las damas también pueden ejercer oficios que durante mucho tiempo la sociedad consideró eran solo para los hombres. El 2006 también marcó el debut en la fase final del Ponyfútbol de Andrea Chavarría, jueza oriunda del municipio de Andes. Su experiencia como jugadora pionera de este deporte en el departamento le ayudó mucho cuando optó por la actividad del juzgamiento, en una decisión en la que tuvo mucho que ver su esposo. Luego de cuatro años en el arbitraje en diferentes categorías de la Liga Antioqueña de Fútbol y en varios torneos nacionales, recibió el aval de la Comisión Arbitral de la Corporación y con lujo de detalles llevó a cabo la dirección de tres encuentros. La de más experiencia de las tres debutantes en el 2006 fue Sandra Ortiz, quien a sus 32 años de edad llegó a pitar en la Cancha Marte después de haber pasado durante 10 años como jugadora por las selecciones de Antioquia y Colombia, y con 5 de experiencia como árbitro en diferentes categorías de la Liga. Antes de ser llamadas para la fase final del torneo en el mes de enero, habían actuado en los torneos clasificatorios de mayo y junio en la ciudad de Medellín, en los que mostraron un buen trabajo. Por sus condiciones, fueron llamadas para los torneos zonales regionales y, finalmente, por sus condiciones y no por su género, las llevaron como parte del staff arbitral en las fase final del 207. Las tres tuvieron actuaciones importantes, fueron bien evaluadas y regresaron para las versiones del 2007 y el 2008. En su primera participación en finales, les dieron la posibilidad a las tres juntas, una como central y las otras dos como asistentes, para pitar una de las semifinales del torneo. Algo histórico y anecdótico, que terminó incluso con aplausos de los asistentes a las graderías. Con el pito en la boca, las damas se tomaron el Ponyfútbol y, también en el arbitraje, demostraron que cada vez hay menos terrenos vedados para el género femenino.
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Un trofeo gigante para los pequeños campeones El tercer torneo de Baby Fútbol, realizado en el estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque, pasó a la historia por razones diversas: previo al certamen se llevó a cabo por primera vez un torneo selectivo, realizado en la zona de Urabá; por segundo año consecutivo, el torneo tuvo el patrocinio de la empresa Grulla; entre los jugadores aparecieron para el fútbol Juan Carlos Ramírez y Francisco Mosquera Romaña; y, aparte de equipos de barrios de Medellín y de municipios de Área Metropolitana, por primera vez se tuvo la presencia de un representativo de un corregimiento. Pero sobre todo, el torneo será recordado porque fue el único en la historia en el que los trofeos fueron más grandes que los jugadores que los ganaron. El día de la final, las tribunas y los alrededores del estadio estaban colmados de aficionados y, por primera vez, el encuentro por el título dejaba su sabor de barrio para tomar sazón municipal. En la cancha se enfrentaban los equipos de Rionegro y Grullitos, este último conformado por jugadores de la escuela de esta empresa en el municipio de Envigado. Un sol canicular caía vertical a las 3:00 de la tarde de aquel sábado 21 de enero y servía de marco perfecto para la fiesta que se vivía en la final. El tercer campeonato de Baby Fútbol cerraba su programación y la Copa Grulla, de 1 metro con 70 centímetros, esperaba a su ganador en la zona de protocolo. El partido final tuvo emociones de principio a fin. Cuando terminaron los 60 minutos reglamentarios el marcador estaba igualado a un tanto, con anotaciones de José F. Hernández,, por la Escuela Grullitos y Jairo García por el onceno rionegrero. Así las cosas, el juego se
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prolongó 20 minutos más, pero al prevalecer la igualdad, fueron los dramáticos tiros desde los 12 pasos los que definieron el título a favor de Los Grullitos. La serie terminó 4 – 2. Al llegar el momento protocolario de la premiación, el pequeño capitán de Los Grullitos tomó en sus manos el trofeo, del que no alcanzaba sino el primero de los tres pisos que lo conformaban. Con una pequeña ayuda de sus compañeros y de algunos de los adultos que se lo entregaban, logró levantarlo bien alto para mostrárselo con orgullo a todos los aficionados. La situación produjo incluso unas “respetuosas” risas en los asistentes, incluso, la fotografía del trofeo más grande que quien lo recibía se observó al día siguiente en uno de los diarios de la ciudad. No obstante, al final, el peso y el tamaño del trofeo fueron lo de menos. La felicidad que sentían no les permitía darse cuenta de las dificultades en que los ponía el tamaño del premio a su esfuerzo. Sin importarles los inconvenientes, lo alzaron entre todos, lo palparon, lo besaron, y aunque apenas lo podían sostener, salieron de la cancha, recorrieron la parte inferior de las tribunas y ofrecieron orgullosos ese galardón. Los aficionados no abandonaron las graderías hasta que no concluyó el recorrido de los campeones en una vuelta olímpica lenta y aparatosa por el tamaño de la Copa.
Un niño vestido de negro Mientras que la mayoría de los niños de su edad tienen como máxima aspiración ser futbolistas profesionales, Neil Restrepo soñaba desde pequeño con llegar a ser algún día un árbitro con carné FIFA. Con apenas 13 años, el pequeño árbitro se robó el show en el torneo Ponyfútbol de 1992, cuando le dieron la oportunidad de pitarles a jugadores de su misma edad. En su debut, descolló con sus buenas actuaciones como juez de línea y también como juez central de algunos partidos decisivos del torneo infantil. Aunque actuaba como futbolista en el equipo Juventud Barcelona del barrio El Jardín, en el sector de Manrique, a los 11 años de edad resolvió que le gustaba más el arbitraje y, desde entonces, cambió su meta de llegar algún día a jugar el Ponyfútbol en la cancha Marte, por la de llegar a pitar en ese escenario como paso hacia el fútbol profesional. En su casa lo apoyaron desde el principio y, aunque sus padres no asisten a los partidos en que pita, se sienten orgullosos cada que ven notas periodistas que hacen referencia a su actuación.
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Con mucha disciplina, comenzó a observar cuidadosamente los movimientos de los árbitros en los partidos y así aprendió lo básico. Posteriormente, se presentó al Colegio de Árbitros de la Liga para realizar unos cursillos que dictaba Juan Manuel Gómez. A pesar de ser el alumno de más corta edad, Juan Manuel le notó la inquietud y las condiciones, y lo anotó para la Liga, donde comenzó su carrera pitando algunos partidos del torneo del barrio Campo Valdés. Desde que empezó, nunca vio como inconveniente que en la cancha algunos jugadores fueran mucho más altos que él. Tampoco se dejó intimidar por el público, que al verlo tan pequeño siempre le hizo comentarios generosos. Su primer torneo Ponyfútbol fue el de 1992, del que guarda un grato recuerdo. Fue designado como asistente de línea en varios partidos y solamente lo nombraron juez central en el juego final entre Ebéjico y Vegachí. Neil tenía 13 años de edad, la misma de los deportistas a los que les impartió justicia, y aquel 18 de enero cumplía su primera gran meta en el arbitraje. De aquella actuación conserva el vídeo de la transmisión que hizo Teleantioquia, el cual exhibe con orgullo 16 años después. El Ponyfútbol fue su plataforma y le abrió las puertas del arbitraje en el país. A todos los torneos que tenía la oportunidad de ir, ya lo conocían, por la seriedad, por la estatura, por la edad y por haber pitado una final del más famoso e importante de los campeonatos infantiles de Colombia. Desde entonces trabaja con seriedad y mucho compromiso, y se ha ido ganando la credibilidad de jugadores y técnicos en todas las categorías del fútbol aficionado local y nacional. Desde aquella final que pitó en el Ponyfútbol, ha pasado mucho tiempo. Se puede decir que Neil creció arbitral y físicamente con el torneo, en el que estuvo desde 1992 hasta el 2000. Como árbitro de la Liga ha tenido la oportunidad de estar en muchos otros torneos y ya ha incursionado como asistente arbitral, y con buenas calificaciones, en el fútbol profesional. Cada vez que el niño que se vestía de negro era juez central en un compromiso del Ponyfútbol el espectáculo era doble. Valía la pena observar a ese pequeño posesionado del terreno de juego y de su función arbitral. Hoy sigue llamando la atención, pero no por su estatura ni por su edad, sino por la acertada manera de conducir los encuentros. Sus expectativas ahora son muchas, pero el sueño de llegar a ser árbitro con escarapela FIFA está intacto.
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El Ponyfútbol con la pluma de Óscar Domínguez El jueves 24 de enero de 2008, el periodista Óscar Domínguez le regaló al torneo Ponyfútbol una de sus Columnas Desvertebradas en el periódico El Colombiano. Ese día, con el título “Fútbol para bajitos”, la columna publicada en la página 4 A del diario antioqueño les arrebató sonrisas de gratitud a los miembros de la Corporación Deportiva Los Paisitas mientras le ratificaba la importancia del torneo a los millones de lectores del diario. Afortunadamente, en 25 años son muchos los textos periodísticos que han hecho mención a la labor social de la Corporación y a los torneos que ésta organiza. Sin embargo, por la tradición que tiene la columna en el departamento de Antioquia, por lo representativo que es el periodista Domínguez y por las palabras que usó para hablar del torneo, la columna publicada cinco días después de terminar la versión número 24 del Pony, se quedará enmarcada en el corazón de la Corporación. El texto comienza con una descripción de la fiesta en que se convierte el torneo en las graderías de la cancha Marte 1. “En la tribuna gritan mamá, papá, hermanos y primos, el tío que les enseñó la primera gambeta, el vecino de confianza, el tendero que fía el chocolate, el perrito faldero que da clases de lealtad, la coqueta noviecita que empieza a figurar en la pasarela de la vida”, dice el texto de Domínguez que, como muchos, vio el torneo desde la distancia gracias a la señal de Teleantioquia, “que le dio la importancia que se merece al campeonato de los ‘locos bajitos’…” Días antes, en los cuartos de final del torneo, el periodista antioqueño radicado desde hace muchos años en Bogotá, le había escrito un correo electrónico a la Corporación, que fue leído en medio de la transmisión del canal regional, que para el 2008 le incorporó a la narración de los partidos las llamadas al aire y la lectura de correos. El mismo Domínguez confiesa el hecho en su columna de la siguiente manera: “Nostálgico sin remedio, no me aguanté las ganas de soplar mensajillo desde mi cambuche. Me sentí a dos goles de la felicidad completa cuando leyeron mi correo: La presente para reportar sintonía del partido que están transmitiendo (Envigado-Medellín). Jugué fútbol en la Marte cuando ustedes no eran siquiera una hipótesis en los planes de papá y mamá. En esa época -años cincuenta- la televisión llegaba por entre las tiendas. Y en blanco y negro. Solo
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los platudos de la cuadra tenían televisor. Nos dejaban ver un ratico, por la noche, sentados en el suelo, callados la boca. Así que me ha emocionado ver cómo transmiten este partido de chinches llenos de ilusiones y de barros. Ellos juegan como si fueran del Real Madrid, o del Nacional, que es lo mismo, y ustedes transmiten como si nos estuvieran informando sobre una final de copa mundo. Así se juega y así se trabaja. También jugué en Envigado bajo la batuta del Ronco Martín Uribe quien nos dirigía con ternura de abuelo. Lloraba con nosotros. Cuando se nos acaban las lágrimas, nos regalaba algunas”. Óscar Domínguez Giraldo publica sus columnas en los periódicos El Colombiano, El Tiempo, El Nuevo Siglo, La Patria y Eje 21. En ellos aborda temas tan variados como la tecnología, la política, el deporte, la cultura y la vida cotidiana. Quizás fue esa sensibilidad ante las cosas elementales la que le permitió, desde la distancia y a través de la televisión, entender los sentimientos, las pasiones y la filosofía que se mueven en el torneo Ponyfútbol, que describe con la precisión de su pluma: “Pierdan o ganen, la lágrima rodará por los cachetes de los futuros jugadores del Nacional o Medellín. O del Envigado, que este año campeonó. La lágrima fácil es la forma que tienen los niños de celebrar el triunfo o el revés. Meten un gol, o lo fallan, y miran al cielo, al entrenador, a la tribuna. En la tierra prometida de papá y mamá encontrarán la cara de felicidad por el gol hecho, o la comprensión si fallaron. La vida no termina en un gol, leen en sus rostros”. Tal vez sea la pasión que siente por el fútbol la que le permite plasmar en textos la condición humana reflejada en las canchas. “Cuando los saca ‘el profe’ porque el libreto cambió, salen abochornados, como si hubieran perdido aritmética o los hubiera echado la novia. Concluida la faena, en vez de trago y mujeres, la muchachada se refugia en el tetero, un helado, la compota, el computador”. La Columna Desvertebrada de enero 24 fue un homenaje al Ponyfútbol, y estas líneas pretenden ser un homenaje a su autor, que es otro de los miles de amigos que ha conseguido la Corporación gracias a lo que hace: recrear a los niños de Colombia y ofrecerles formación a través del deporte. Como dice el escritor y periodista en su columna: “nos vemos en el próximo campeonato”.
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Levantándose la vida con la venta de tapas El Ponyfútbol es el certamen deportivo de más tradición en Antioquia en el mes de enero. Cada año las tribunas de la cancha Marte y las carpas que hay en los alrededores de la misma se quedan pequeñas para albergar los aficionados que asisten a hacerle compañía a los niños, a disfrutar con sus jugadas y a buscar diversión en una época fría en la ciudad en materia de espectáculos. Mientras la mayoría disfruta, un grupo de personas le saca provecho al torneo para buscar el sustento de sus familias con el particular negocio de vender tapas que sirven para pagar la entrada al espectáculo infantil. “10 tapas por 1.000, 10 por 1.000” es el grito frecuente en los alrededores de la cancha Marte, durante las primeras jornadas de la fase final del torneo. El valor de las peculiares “boletas” se incrementa a medida que avanza el torneo: “10 tapas por 2.000; 10 por 2.000”; o incluso un poco más el día de la gran final”. Obviamente, en el mundo de la oferta y la demanda, los precios pueden variar de acuerdo con las circunstancias; los días de lluvia por ejemplo, el precio baja un poco y los fines de semana, se puede incrementar. Lo del valor de las tapas tiene una razón: desde el décimo torneo, la organización determinó cobrar el ingreso a la tribuna con tapas de Pony Malta, producto de Bavaria S.A., la empresa patrocinadora; y los paisas, que son rebuscadores de la vida por naturaleza, encontraron la fórmula para sacarle provecho económico a esa determinación. La cultura de las tapas lleva casi 20 años en el torneo y se aplica de dos formas diferentes. Por un lado, los equipos para poder acceder a la inscripción deben entregar un número determinado de ellas. Por otro, el acceso a la tribuna principal, en la fase final, tiene como requisito la entrega de tapas más una donación en efectivo, que se destina para la compra de kits escolares que son entregados a escuelas de escasos recursos en el departamento. Lo de las tapas es una buena estrategia comercial que le retribuye en ventas al patrocinador una pequeña parte de su esfuerzo económico para apoyar el torneo. “Tengo las tapas, tengo las tapas… señor ¿necesita las tapas?”, así se recibe a los aficionados en el Ponyfútbol, certamen que año tras año cuenta con una masiva asistencia de público, hecho que lo consolida como el evento deportivo aficionado de más aceptación. Día a día, con programaciones que comprenden cuatro o cinco partidos, la única tribuna del escenario se ve llena en todo momento. El promedio es de 2.500 aficionados por día; sin contar los otros 3.000 que fácilmente se ubican en los alrededores de la cancha, en los puestos de ventas y en las carpas. Aunque no existe un registro fiel del número de personas que allí se ubican.
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En cada jornada del Pony, la fiesta es total en la tribuna. Familias enteras se reúnen y los amigos del fútbol se dan cita allí. No importa que sean pequeños jugadores y que se desconozca todo sobre ellos. Muchos asisten por sentido de pertenencia a su barrio o municipio; otros, por la nostalgia de la tierra de la que viven distantes pero que trae una representación a la cancha; muchos más, porque consideran que el fútbol de los niños “está alejado de las mañas de los profesionales”, y otra gran cantidad, porque “el Ponyfútbol es un verdadero parche”. Sea cual sea el motivo, los 15 días que dura el torneo sirven para el encuentro, el goce y es disfrute con las gambetas, los goles, las atajadas y las jugadas imprevistas de los niños, que siempre resultan sorprendentes. Para ello, cada quien compra una bolsita con 10 tapas, completa con un billete y adquiere su derecho a ingresar. En la parte baja de la tribuna, a un escaso metro de la cancha, la élite del fútbol nacional se da cita. Desde directivos, técnicos y jugadores de los equipos profesionales, hasta las autoridades de la ciudad, los directivos del deporte en general y, por supuesto, los periodistas se dan cita en ese sector. Todos ellos son los afortunados que portan la escarapela que acredita su ingreso. Ellos no requieren de tapas para el ingreso, aunque muchos, las compran “por colaborar con la causa”. Finalmente, comprando tapas para ingresar a la tribuna, portando la acreditación oficial o pagando por un espacio en la zona de las carpas, los ojos de los asistentes terminan fijos en lo que pasa en la cancha. Los pequeños futbolistas, con más oficio individual que colectivo y con el temor escénico de sus primeras experiencias ante un escenario colmado, superan con creces el temor de ser observados y sacan a relucir sus condiciones. Tras cada balón hay una lucha por el reconocimiento, sin importar que, a muchos, el uniforme les quede grande, porque “son las condiciones las que cuentan”. Al final, siempre el equipo más débil, el de menos renombre, el de la población más lejana, o el de los niños con menos estatura termina siendo dueño de la simpatía de la fervorosa tribuna. Cuando cae la noche y sueña el último pitazo, para los aficionados todo ha sido alegría y diversión. Mientras tanto, los anónimos vendedores de tapas hacen cuentas del producido del día y repasan una a una las carpas de ventas de alimentos en busca de los preciados objetos que, al otro día, significarán el sueldo de otra jornada laboral. Ellos, los vendedores de tapas, son los primeros que llegan al torneo y los últimos que se van, y aunque no terminan “tapaos” en la plata, por lo menos consiguen algunos recursos para sacar adelante a sus familias. Para ellos, ojalá hubiera Ponyfútbol todo el año.
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Un árbitro Fifa que nació en el Pony Con la misma combinación de alegría y responsabilidad con la que portó en su uniforme negro el escudo de la Corporación Deportiva Los Paisitas en agosto de 1996, en un torneo zonal del nordeste en el municipio de Vegachí, Wilmar Roldán porta desde el 17 de septiembre de 2007 la escarapela FIFA que lo acredita como uno de los mejores árbitros del mundo. Doce años pasaron desde su debut como juez central en el torneo de chicos hasta su paso por las canchas de Suramérica con responsabilidades como la de arbitrar un juego Boca-Atlas, en cuarto de final de la Copa Santander Libertadores. Wilmar Roldán nació en Amalfi, un pueblo pequeño del nordeste del departamento de Antioquia. Cuando tenía seis años, su familia se trasladó a Remedios, un pueblo minero de la misma región y un referente para el fútbol pues allí nacieron Gildardo Gómez y Leonel Álvarez, dos jugadores históricos del balompié nacional. Allí también se inició para el fútbol el pito de oro colombiano del 2007, un joven que combinaba su actividad como árbitro con la de jugador del equipo del municipio, con el que jugo dos zonales del Ponyfútbol, en los que perdieron con Segovia la opción de jugar la fase final en Medellín. Roldán jugaba como arquero o como defensor central, posición última en la que actuó con la selección juvenil municipal. Mientras tanto, desde los 12 años de edad, ejercía el duro oficio de administrar justicia, pitando los partidos de sus compañeritos en la escuela del barrio. Lo que comenzó en parte por diversión y en parte por necesidad, por la carencia de árbitros en la Escuela Urbana de Varones, terminó siendo su profesión. En Remedios realizó sus primeros cursos con el Colegio de Árbitros de la FEDEFUTBOL, con el que comenzó a pitar a los 14 años de edad los torneos intermunicipales organizados por Indeportes. Cuando cumplió los 16, en 1996, le pidió una oportunidad a Carlos Chavarría, de la Corporación Los Paisitas para pitar en un zonal de Ponyfútbol en Vegachí. En esa eliminatoria se destacó por su personalidad, su buena apreciación, su dominio y su buena interpretación de las normas. Para él, que había sido jugador, fue fácil asumir el rol pedagógico que promueve la organización del Ponyfútbol para sus árbitros.
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En 1997, invitado por la Corporación Los Paisitas, viajó a Medellín. Estuvo en la fase final de la versión número 13 del torneo y se quedó en la ciudad para cumplir el sueño que había construido con el tiempo, llegar a ser árbitro profesional. “Una experiencia muy bonita porque puede uno ver los equipos bien uniformados, los medios de comunicación muy metidos con el torneo y la tribuna totalmente llena”, dice el árbitro antioqueño evocando sus primeras participaciones en la cancha Marte. Roldán considera que ese paso por el Pony le permitió adquirir sabiduría, experiencia y madurez para su desempeño profesional, que fue una base importante para lo que hoy está viviendo. En el Ponyfútbol pitó hasta el torneo del 2000, en el que fue asistente arbitral en el partido por el título entre Córdoba y Campoamor. En esos cuatro años se adaptó a la ciudad, se capacitó en el Colegio de Árbitros, comenzó a pitar en los torneos de la Liga y decidió estudiar Educación Física en el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Después del Ponyfútbol, pitó en los torneos de la Liga, en el Torneo Nacional de la Primera C, en los zonales de los torneos de la Difútbol y en la Primera B del fútbol profesional, hasta que, en el 2003, llegó al torneo rentado nacional. El 16 de febrero de 2003 fue designado como central para el encuentro entre Millonarios y Caldas, en Bogotá, su primer partido profesional. Ese día, Wilmar recibió la alternativa y su gafete de Juez DIMAYOR, y ese mismo año fue premiado como árbitro revelación. Casi cinco años después, el 17 de septiembre de 2007, recibió la confirmación de ser el nuevo juez FIFA por Colombia, escarapela que estrenó como juez central del partido Maracaibo – Atlas por Copa Libertadores de América, a finales de marzo de 2008. El paso de Wilmar por el Ponyfútbol fue el inicio de la presencia en el torneo de toda la dinastía Roldán. Uno de sus hermanos, Estiven, siguió su ejemplo como árbitro y estuvo en el torneo hasta el 2007; otro hermano, Jaider Alejandro, jugó con Segovia y Remedios dos años consecutivos en la final. Este juez antioqueño, nacido en Amalfi el 24 de enero de 1980, criado en Remedios y hecho árbitro en Segovia es el ejemplo de que en el Ponyfútbol los sueños de niños se convierten en realidades de grandes.
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Las palabras de único técnico tetracampeón El 19 de enero de 2008, cuando el juez central del compromiso entre EFISAE Envigado y Bogotá Compensar pitó la finalización del torneo, las lágrimas rodaron por el rostro de Jorge Betancur. En 24 versiones del torneo, este hombre nacido en el municipio de La Estrella se convirtió en el primer técnico en conseguir cuatro títulos en el certamen. Las lágrimas de aquella tarde fueron de felicidad, pues su cuarta conquista consecutiva con los equipos del municipio de Envigado le daban la razón a la decisión que tomó hace 15 años de dejar la mecánica industrial para dedicarse a la formación de niños futbolistas. El pensamiento del tetracampeón sobre el torneo se resume en las respuestas que le entregó a Jarvi Augusto Escobar en la siguiente entrevista, realizada cuando todavía el profesor tenía en su boca el sabor de la victoria recién conseguida. ¿Cuándo fue su primera participación en el Ponyfútbol? “Fue en 1992 con el municipio de La Estrella, donde se tenía gran expectativa. En 1991 el equipo había llegado a la fase final y en el 92 me dieron la posibilidad de tomar la escuela de fútbol del municipio, y también clasificamos a la fase final en la Marte. De ahí no clasificamos hasta el 95. En el 96 no clasificamos. Después clasificamos del 97 hasta el 2003 consecutivamente. Siempre fuimos protagonistas pero nunca llegamos a disputar el título”. ¿Cómo fue el impacto cuando usted y sus dirigidos llegaron por primera vez a la Marte Uno? “Estar acá es de mucho impacto para uno y para los niños, porque estas graderías se mantienen llenas. Es un recuerdo muy grande que le queda a los niños”.
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Antes de vivir el Ponyfútbol como participante, ¿soñaba venir a la Marte? “Todos los técnicos soñamos venir a la Marte, porque es el torneo más lindo para niños, porque se maneja una gran expectativa y porque acá en la Marte es donde se viene a mostrar todo el trabajo que uno realiza con ellos. Estar con La Estrella entre los 32 equipos fue una gran satisfacción, y venir con Envigado y ganar fue más satisfactorio a nivel personal”. ¿Para su paso al Envigado tuvo que ver su desempeño previo con el equipo de La Estrella? “En el 2003 por primera vez un municipio del Área Metropolitana clasificó dos equipos: Inder La Estrella y Alcaldía de La Estrella. Ese mismo año hubo cambio de mandatarios locales. El que llegó nos dijo que no contaba más con nosotros. Los directivos de Envigado se nos arrimaron y nos dijeron que nosotros éramos los candidatos para dirigir el Ponyfútbol de Envigado”. En el 2005, cuando tomó el equipo del Envigado Fútbol Club, ¿tuvo confianza desde el principio en que podían ser campeones? “Todos venimos con la expectativa de ser campeones, y más con una institución como la de Envigado. Por ahí han pasado grandes técnicos como Roviro Gómez, Giovanni Valencia, Hernán Londoño, y cuando llegué yo se creó una gran expectativa porque un siderense iba a dirigir a Envigado. Cuando conformamos el equipo, yo sabía que tenía la obligación de hacer una gran campaña y así se lo transmití a los muchachos”. Ad portas de cumplir 25 años el Ponyfútbol usted es el técnico más laureado con cuatro títulos. ¿Qué representa esa estadística para usted? “Gracias a Dios soy uno de los técnicos que llega a la Marte Uno con la idea de dar espectáculo. Soy un hombre de barrio, de pueblo. Me gusta estar tanto en las canchas de arenilla como en las de grama para estar pendiente de los talentos que surgen. Yo creo que, de alguna manera, represento a esa gente humilde que siempre está luchando por sacar adelante estos niños. Para mí es un gran logro y, especialmente, un logro para la gente de La Estrella, mi tierra natal, y para Envigado, que me dio la posibilidad de demostrar mi conocimiento”. ¿Quién es Jorge Betancur? “Soy una persona que desde muy corta edad me metí mucho a trabajar en el fútbol. Primero, dirigí un equipo de un barrio de La Estrella, luego me llamaron para dirigir la selección juvenil del municipio, después la de mayores y, finamente, me dediqué a la selección del Ponyfútbol. Desde el 2004 hasta la fecha he venido trabajando con Envigado, tratando de
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dejar en los niños la idea de que tenemos que ser humildes en el fútbol y en la vida, para que siempre nos vaya bien”. ¿Aparte del fútbol en qué se ha desempeñado? “Yo soy mecánico de profesión, mecánico industrial; trabajé dos años en esa profesión, luego me fui a trabajar en unas bodegas del Éxito, durante 13 años. En ese tiempo, mientras trabajaba, me capacitaba a nivel deportivo en la Escuela Nacional del Deporte”. Gracias a los contactos que brinda el Ponyfútbol, ¿ha tenido la oportunidad de compartir con técnicos reconocidos del fútbol profesional? “He tenido varios diálogos con ellos, especialmente con Francisco Maturana y Hernán Darío Gómez, más que de técnicos como amigos. Ellos, con su experiencia, nos dicen de qué forma nos quieren ver a nosotros dirigiendo. En el 2004, siendo yo técnico de Envigado, el niño de Hernán Darío jugaba con nosotros. Nos sentábamos con Bolillo en las tribunas a tomar tinto y a dialogar. Él nos reconocía que era lindo ver trabajar a la gente de barrio con estos niños”. ¿Usted ha sido técnico de barrio y de municipios, donde muchas veces se trabaja con pocos recursos? “A nosotros en La Estrella, cuando iniciamos, nos tocó trabajar grupos de 20 ó 25 niños con dos o tres balones nada más. Yo creo que ahí es donde uno le va sacando satisfacciones a la dirección técnica, le toca a uno ser todero para trabajar con estos muchachos, por eso cuando llegan los grandes logros se sienten satisfacciones enormes”. ¿Qué le ha dejado el Ponyfútbol? “Me ha dejado muchas satisfacciones, amigos, niños y padres de familia que siempre nos están recordando con gratitud”.
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El Colombiano editorializó sobre el torneo Los periódicos son medios de comunicación que cumplen una doble función: informar sobre los hechos que afectan a las comunidades y editorializar sobre ellos para generar opinión. De los tipos de textos que cumplen la segunda tarea, el editorial, por el efecto de su contenido, y por lo que representa para los lectores, es el más relevante. El editorial diario es la posición de respaldo o rechazo del periódico a un hecho que ocurre y es trascendental para su comunidad. Es la postura formal, clara y precisa, ajustada a la línea ideológica de la empresa periodística y, por lo general, a la línea de pensamiento de la comunidad frente a los acontecimientos y sucesos humanos que el medio considera importantes. Editorializar es una de las funciones más trascendentales de la prensa. Por todo lo anterior, las palabras publicadas por el periódico El Colombiano en su Editorial del lunes 14 de enero de 2008 refiriéndose al torneo Ponyfútbol, con el título “Torneo de chicos con inmensos valores” representan el pensamiento colectivo de una región y de un país que ve en el torneo una posibilidad de recreación, una opción de transformación y una oportunidad para los niños. Sin demeritar a los otros medios de la ciudad, para nadie es un secreto que el diario El Colombiano tiene un significación muy especial para el departamento de Antioquia y para Colombia, como quiera que se trata del medio más importante e influyente de esta región del país, y uno de los de mayor credibilidad en el ámbito nacional. A continuación presentamos en su totalidad el texto referido, con un sentimiento de gratitud hacia el periódico El Colombiano y a sus lectores, que en fondo son quienes generan ese tipo de opinión. “El Ponyfútbol es como un vigoroso árbol lleno de nutritivos frutos para la sociedad. Una inagotable cantera de jugadores, técnicos y árbitros y una positiva influencia en la formación de miles de niños. Ya es costumbre en Medellín, durante estas primeras semanas de enero, ver un montón de chiquillos bien uniformados jugando al fútbol, al baloncesto y al voleibol, en diferentes escenarios de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot y en otras canchas de la ciudad.
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Esos centenares de niños deportistas, que van y vienen, juegan, ganan y ríen, pierden y lloran, no están ahí por pura casualidad. Pertenecen a la grandiosa estructura de uno de los torneos deportivos infantiles más importantes del continente: El Ponyfútbol. Por allá en 1984, un grupo de visionarios, aficionados al fútbol, se imaginaron un torneo en el que los niños de los barrios de escasos recursos de la ciudad pudieran jugar partidos con uniformes y árbitros, en una cancha de grama debidamente habilitada. Así, en enero de 1985, se jugó el primer torneo que hoy llega a su versión número 24 y por el cual han pasado miles de niños futbolistas de Medellín, Antioquia y Colombia y que ya cuenta con versiones en otras disciplinas como el baloncesto y el voleibol, que le han abierto el paso a la participación femenina. Los frutos del Ponyfútbol son desde cualquier punto de vista positivos y numerosos. A la recreación y el fomento de la práctica deportiva que le ha dado a centenares de niños, sus familias y entornos, se unen otros beneficios tangibles para nuestra sociedad y para el deporte. Uno de ellos es que ha sido forjador de un innumerable grupo de jugadores, que han superado las etapas de formación y han sido figuras del fútbol con reconocimiento nacional o internacional. Por el Ponyfútbol pasaron Amaranto Perea, hoy en el Atlético de Madrid; Radamel Falcao García (River Plate) y muchos otros de primer nivel como Jaime Castrillón, Víctor Hugo Montaño, Mauricio Molina, Luis Gabriel Rey, Gerardo Bedoya, Óscar Restrepo y Juan Carlos Ramírez. Pero del Ponyfútbol no sólo han salido buenos jugadores. El evento también ha sido cantera de técnicos y de árbitros. Por allí pasaron Francisco Maturana en sus inicios, y el estratega antioqueño Jesús Ramírez, reconocido en el medio. Algunos jueces que pitaron allí llegaron a dirigir en el profesionalismo. El Pony es, además, ejemplo de organización. Desde los torneos eliminatorios que se realizan durante todo el año en la ciudad, en muchos municipios del departamento y en otras regiones del país, los partidos se realizan cumplidamente y con altos estándares de eficiencia. Pese a manejar miles de niños en cada versión y programar centenares de partidos, a ninguno le hace falta su uniforme y toda la infraestructura funciona como una máquina bien aceitada. Incluso, han ido creando mecanismos de alta confiabilidad para evitar fraudes o errores con la edad de los niños inscritos.
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Pero quizás uno de los mayores frutos que arroja el Ponyfútbol son los valores que se inculcan en cada uno de sus participantes: amor al deporte, a la sana competencia y al juego limpio, consignas de cabecera, puestas en práctica por la mayoría de las personas que participan y acompañan el evento. Aparte de la inmensa motivación que les produce, los niños participantes en los diferentes torneos adquieren la disciplina y las enseñanzas de la práctica del deporte desde temprana edad. Además, el Pony tiene una alta valoración del juego limpio, tanto que uno de los aspectos determinante a la hora de definir empates, o incluso ganadores, lo constituye el comportamiento de los niños dentro y fuera de las canchas. Tienen Medellín, Antioquia y Colombia en el Ponyfútbol un tesoro que, quizás, no han alcanzado a dimensionar. Una estructura fortalecida al servicio de la formación de juventudes. Un evento deportivo para chicos, pero gigante en historias positivas y en aporte de valores para la sociedad”.
Familiares y amigos: un apoyo desde la tribuna Por Luis Felipe Sierra
Familiares, amigos, vecinos y simples aficionados al fútbol tienen una cita infaltable en las graderías de la cancha Marte 1 durante cada mes de enero para conocer y apreciar a los pequeños que forjan a través del juego sus sueños de ser jugadores de fútbol profesional, a aquellos que portan el alma en la camiseta de su barrio o pueblo, y a aquellos que aprovechan el fútbol como espacio de integración con infantes de otras latitudes.
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Entre los numerosos hinchas que asisten a las graderías no es difícil diferenciar a los papás, familiares y amigos de un determinado niño porque, sin duda, son los más orgullosos por el privilegio de tener a su hijo en un equipo que disputa el torneo, y sus emocionados gritos y manifestaciones de cariño los delatan en cada momento y los ponen en evidencia en cada juego. Las características que estamos acostumbrados a ver en cualquier escenario donde se juegue fútbol profesional son semejantes a las del Torneo Ponyfútbol, pero teniendo en cuenta que en el de los chicos no sólo las tribunas sino cualquier espacio alrededor de la cancha es bueno para apreciar los partidos. Cada jornada, las graderías presentan una masiva asistencia, incluso, hay momentos en los que debe suspenderse el ingreso de público por que el lleno es total. Contrario a los cánticos y coros de las barras en contra del equipo adversario, en el Pony sólo hay manifestaciones de apoyo para el onceno al que se acompaña. Los hinchas, con bombos, camisetas y trompetas, reflejan actitudes y comportamientos llenos de alegría y júbilo; y la lucha es solamente por hacer el mayor escándalo de apoyo. Por reglamento, el comportamiento de las barras del Ponyfútbol cuenta para la clasificación del Juego Limpio; pero, por convicción, los grupos de asistentes asumen su papel con una actitud netamente lúdica y recreativa, más que como confrontación. Lo que no puede faltar en cada barra son los instrumentos para motivar. Banderas, gritos, trapos, camisetas, tambores, serpentinas, confetis y papel picado le dan a las barras mucho más colorido. Eso sí, al final del partido, ganadores y perdedores se olvidan de la rivalidad deportiva y escogen equipo en el duelo futuro para identificarse con él, así sea solo por los 60 minutos siguientes. El Ponyfútbol es todo un carnaval futbolero y sagrado que se vive en las tribunas de la cancha Marte. En esta fiesta anual, los más pequeños de estatura son, sin duda, los más aplaudidos. También reciben palmas las gambetas, los goles, los caños, las grandes atajadas y todas esas jugadas inesperadas, propias del torneo que se roba la admiración de muchos. Si es enero y usted está en Medellín no lo dude. Es cuestión de conseguir unas tapas de Pony Malta, e irse a las gradas a gritar, apoyar o simplemente a divertirse viendo un torneo que ya tiene una historia de 25 años. No se preocupe mucho por definir a cuál de los dos colores va a acompañar. Un gesto técnico en la cancha o un grupo de aficionados muy animado, le tocarán el corazón y lo obligarán a amarlos a todos.
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En el Ponyfútbol también juegan los artistas De los 21 mil niños que anualmente participan en el Torneo Ponyfútbol, muy pocos llegan a ser futbolistas profesionales. El objetivo de la Corporación Deportiva Los Paisitas no es servir de plataforma hacia el deporte competitivo sino ofrecer recreación y formación integral a los niños que participan. Por ello, al revisar los registros de los participantes año por año se encuentran dos o tres jugadores que luego se destacan en el balompié rentado, pero, igualmente, se encuentran niños que llegan a ser destacados médicos, abogados, periodistas, ingenieros y hasta famosos artistas. Este último caso, es el de los cantantes del grupo Zona Prieta, que cuando niños cantaban goles en la cancha Marte, con el equipo de Urabá. Rana y Joe, dos de los integrantes del grupo, jugaron el torneo de 1993. En aquel entonces, Rana tenía 12 años y sueños de futbolista al lado de Amaranto Perea, quien hoy es defensa central en el Atlético de Madrid, y de Walter Noriega, hoy por hoy arquero del Boyacá Chicó Fútbol Club. Curiosamente, ese mismo año, su compañero Joe jugaba de marcador izquierdo en el onceno La Gloria, del municipio de Itaguí. Su equipo pasó a la segunda ronda de la fase final en la cancha Marte, pero ahí se frenó y quedó eliminado. Omar, el otro integrante del grupo musical, no alcanzó a jugar el torneo porque su fiebre futbolística le llegó cuando ya pisaba la edad reglamentaria para aspirar a estar en el certamen. Sin embargo, de los tres, fue el que más avanzó competitivamente en el fútbol. Estuvo con Atlético Nacional en el equipo de la primera A departamental e incluso alcanzó a figurar algunos encuentros como suplente en el equipo profesional, cuando el técnico era Luis Fernando Montoya. Luego pasó al Independiente Medellín, pero la vena artística le pudo más que la deportiva. Curiosamente, no fue el fútbol, considerado un lenguaje universal, sino la música, otro de esos fenómenos que no tiene fronteras, lo que pudo reunirlos. En este caso, la música fue más fuerte que el balón, y hoy, en vez de cantar goles y celebrar triunfos, Rana, Joe y Omar cantan una mezcla nada común de cumbia, chirimía, chandé, chalupa, currulao y vallenato con pop y reggae; y de paso celebran éxitos en conciertos y en venta de CDs. El equipo musical de Zona Prieta lo completan Man y Anthony, que para los asuntos del fútbol no tuvieron tanto talento como el que tienen para los acordes musicales. En el grupo, se habla de una nómina mixta, pues algunos de los integrantes son de Medellín y los otros, de la zona de Urabá. Aunque los une la música, el fútbol también los mantiene abrazados,
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particularmente cuando juega la selección nacional y cuando llega la época de enero, con el torneo Ponyfútbol, pues son clientes fijos de la tribuna principal. Entre los honores que han recibido, fueron elegidos como Embajadores de Paz por la ONG brasileña Comité de Paz. Musicalmente, con sus dos primeros discos, Con alma Caribe y Sin límites, estuvieron nominados a dos Premios Grammy Latinos, y ya tienen un tercero Ilamado Con más zacatacambuga, con el que han incursionado fuerte en el mercado internacional. Rana y Joe guardan gratos recuerdos del torneo Ponyfútbol, y aunque alguna vez tuvieron sueños de fútbol, en un momento de sus vidas los cambiaron por fantasías musicales. Ahora los goles y las gambetas las hacen en los escenarios del mundo.
El Pony, una colección de nombres raros El nombre de una persona es su identidad, lo que lo individualiza de los demás. Por eso, para los cristianos, el sacramento del bautizo es un momento sagrado, es en él cuando el recién nacido recibe, por elección de sus padres, ese valioso sustantivo que le acompañará de por vida. En tiempos pasados, en Colombia, como en muchos países católicos del mundo, se estilaba ponerles el nombre a los hijos de acuerdo con el santoral cristiano, que tiene una dedicación especial de los días del año a los santos canonizados en esta religión; de allí que para quienes siguen dicha tradición el onomástico sea un día muy especial. Sin embargo, esta tradición ha ido cambiando con el tiempo y los nombres han tenido una gran evolución. Basta con echarle una ojeada a las planillas de los equipos que participan año a año en el torneo Ponyfútbol para descubrir todas las influencias extranjeras, mediáticas, mitológicas y futbolísticas que mueven las búsquedas modernas de los padres a la hora de elegir el nombre para sus hijos. La moda de alguna telenovela, el fervor por un determinado equipo o selección nacional, los personajes famosos, y hasta las palabras técnicas de alguna profesión evidencian sus fuertes influencias a la hora de hacer esta revisión. En el listado se encuentran con facilidad los denominados nombres “angloides”, que son los nombres extranjeros mal copiados, o con ensamblajes de letras de apariencia foránea como la X, la Y, la W, la H intermedia y la K. De esta serie se pueden destacar a Davison y Michael Stiven en el registro del municipio de Itaguí; Kennyer, de Campoamor; Exneider y Yeumy, del municipio de Remedios; Ronal Wolter y Deyder Yohanes del barrio Simón Bolívar; Brayhan Stiven, de Santa María 1; Harson, Jeisfer, Deivy, Jhorman, Eddie y Harver del barrio La
Historias cortas para recordar de las bodas de plata
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Esperanza; Aderly, Jarinson y Kesslier, de Urabá; Bristainer, de Nantes Ponal Bucaramanga; y Johany, de Boston. De la misma serie son Keider, Freiman, Hayser, Lean, Iader, Yethison, Jadersait, Inderson, de San Andrés y Providencia; Faider, de Envigado; Gary Douglas, del Barrio Santa Fé; Niler, del barrio San Nicolás; Colins y Kedyn, del barrio Florencia; Estiver y Hefferson, de Bogotá Compensar; Roney, Jhon Freyder y Yiner Arbid, de Quinta Oriental; Andoni, Odimar y Royer, de Tumaco; Rogers Andre de Nocaima; Braian, Jown Anderson, Henry Bent, Haison, Quency y Yetzen, del Club Deportivo Cali; Jhoysen, de Puerto Berrío; Jhojans, del barrio Los Cerros; Ericson, del barrio San Cayetano; Brihan, de Prado Centro; Widelson, de Santa Cruz y Deismer, del municipio de Caucasia. Aunque menos comunes, también aparece la herencia mitológica en algunos niños como Aris Olimpo, del municipio de Caucasia. De las influencias mediáticas o comerciales hay registro de Hugues Alberto, a quien seguramente le tocó el nombre de los pañales; de ídolos musicales como Eddy Santiago, que jugó en la Academia Once Blanca; de escritores célebres como Joyce Esteban, que jugó con el barrio Cristo Rey; y de gobernantes o políticos del mundo, como Yasser David, de Talentos Bellanitas También hay nombres bíblicos como Heceomoe e Isaías, del barrio Moscú; Israel, del barrio Andalucía; Emmanuel, de San Antonio de Prado; Joshua, de la Academia Compensar de Bogotá; y Moisés, del barrio Juan XXIII; y en este repaso no pueden dejarse de lado los nombres de los abuelos trasladados a sus como Euclides, de Remedios; y Fabricio, de Itagüí. Y en el grupo de los homenajes a deportistas destacados, aunque no coincidan con el deporte elegido por los niños, hay desde basquetbolistas como Rodman Darío, de Urabá; atletas como hasta Carl Lewis, de Vegachí; y obviamente futbolistas como Edwin Ronaldo, de Rionegro; Romario Castrillón, del registro de Atlético Nacional; Yossimar, de la Selección de Urabá; Jhojan Lethelier, de Los Naranjos de Itaguí, Enzo Alejandro, del barrio El Corazón; Neider Yesid, de Rionegro; y Klisman, del barrio La Colinita. En esta clasificación simple nos quedamos sin explicación, aunque seguramente sus padres la tendrán, para Zumby Bayano, Nelbedis, de Villa del Socorro; Janiver, de Versalles 2; Fauricio y Osma del barrio Palermo; y Dovalier, de Santa Fe de Antioquia. La lista la continúan Erlin, Farit, Yarlin, Nolan, Hezner, Yiran, Freil, Dieftzen, Yoel, Dilso, Yasmar, Smay, Luiver, Euniver y Fraymer. En fin, la lista de nombres raros y curiosos es tan interminable como la del número de participantes en el torneo; y aunque el nombre no juegue, sí hay unos que son más para futbolistas.
25 años de deporte con sentido social se terminó de imprimir en el mes de junio de 2008 en los tallegres gráficos de L. Vieco e Hijas Ltda. Medellín