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Autonomía personal y salud infantil.
Descanso y salud UNIDAD DE TRABAJO 5 1. Algunos conceptos básicos Actividad. Es el proceso mediante el que nos encontramos despiertos, en alerta y en disposición de realizar nuestras tareas habituales. Es también denominada como estado de vigilia. Fatiga. Es la sensación de falta de energía, de agotamiento o de cansancio en general (Y puede ser de orden tanto físico como mental). Descanso. Se trata de la reposición de fuerzas tras la actividad y se realiza en el estado de vigilia.
Es educable, y no solamente consiste en el cese de actividad, sino que incluye también el cambio en la misma por otra más relajante o tranquila.
El descanso está referido: A elementos físicos A elemenos psíquicos
Sueño. se trata de la actividad de reposo por excelencia. Es por definición lo opuesto al estado de vigilia, y presenta una situación con características que estudiaremos específicamente en lo sucesivo. LAS CARACTERÍSTICAS DEL SUEÑO COMO NECESIDAD FISIOLÓGICA DE LA PERSONA. El sueño es proceso biológico en el cual se reponen en nuestro organismo elementos de tipo:
Energético Físico Psíquico
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Se trata de una forma específica de descansar y constituye una necesidad fisiológica básica, requerida para mantener el equilibrio mental, emocional y el bienestar personal del sujeto. Durante el sueño permanecemos en un estado de actividad física mínima, en el que se dan cambios en tres aspectos fundamentales:
en los niveles de conciencia. En el nivel de respuesta a estímulos externos. En los procesos fisiológicos y corporales.
El ciclo de vigilia/sueño es un proceso cerebral que va evolucionando conforme lo hace la persona. Así pues, los periodos de vigilia resultan muy cortos en las primeras edades y se van alargando conforme va desarrollándose y creciendo el niño. El organismo humano está dotado de mecanismos que regulan la actividad y señales de alerta que nos van indicando el momento en que se requiere descansar. Los signos que indican un nivel creciente de fatiga son:
Escozor en los párpados que provoca parpadeo frecuente o necesidad de frotarse los ojos.
Molestias musculares que nos obligan a cambios de postura. Disminución de la capacidad de concentración Descontrol progresivo de los movimientos finos.
1.1 El sueño y el descanso Si bien la actividad es siempre conveniente y necesaria para el desarrollo de las diferentes funciones vitales (recordemos que lo que no se usa termina por atrofiarse), el desgaste que produce esta actividad debe ser recuperado antes de llegar a un estado de extenuación tal que llegue a impedir por completo la misma actividad. Esta situación se agrava en los niños, por lo que es necesario prestar una especial atención a las pautas de sueño y descanso. No descansar suficiente puede provocar, además del cansancio puramente físico ciertos efectos poco deseables:
irritación, mal humor Cambio en las relaciones con los demás, que se vuelven más complicadas y agresivas cuando falta sueño.
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Descenso en la atención a tareas intelectuales y en el rendimiento académico.
Caprichos y exigencias poco adecuados o proporcionados.
El sueño es un momento privilegiado para este descanso. En ese momento se ralentizan y reparan las estructuras cerebrales encargadas de ciertas funciones vitales, mientras que se activan otras. El cerebro no se “desconecta” durante el sueño, sino que sigue despierto y regulando también la actividad. Lo que ocurre es que al reducirse las inferecias sensoriales a actividad cerebral, al reducir los estímulos que el cerebro tiene que procesar, la actividad cerebral resultante es muy diferente a la que existe en el momento de vigilia.
2. Las fases del sueño Nuestro patrón de sueño se organiza por ciclos, de unas dos horas de duración cada uno. Cada ciclo contiene ciertas fases, con una duración aproximada de 20 minutos cada una. Al ser un mecanismos interno, conocemos este patrón de sueño mediante los encefalogramas, en los cuales se registra el nivel de actividad cerebral presente en cada momento de sujeto (incluso mientras duerme). Cada “sesión de sueño” puede contener uno o varios de esos ciclos, que pueden ser interrumpidos por nuestro propio cerebro o por la aparición de estímulos diferentes que nos despierten: Se comienza con el sueño no REM (aproximadamente 70-100 minutos) y se pasa a la fase llamada REM, para completar el ciclo y volver a comenzar. Se suelen completar unos 4-6 ciclos por noche.
Sueño REM (Rapid Eye Movement).
Sueño paradójico o etapa de sueños significativos (ensoñaciones). Actividad eléctrica rápida y movimiento ocular. Relajación del tono muscular En recién nacidos (hasta 2 años), se producen incluso movimiento de otras partes del cuerpo con cierta frecuencia.
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Sueño NO REM o sueño de ondas lentas.
Es lo que se llama sueño profundo. Apenas ensoñaciones. Gran relajación. No hay actividad motriz apenas. Es una etapa reparadora para nuestro organismo especialmente en lo físico. Está a su vez compuesta por varias subetapas, que van del 1 (sueño ligero) al 4 (sueño profundo). En cada una de ellas se incrementa el nivel de profundidad de nuestro sueño.
Conforme avanza la noche y se suceden las etapas, va cambiando la duración de cada una de ellas. Los periódos REM van siendo más largos y la fase no REM solamente llega a la 3ª etapa en los últimos ciclos. En momentos de presión psicológica se aumenta la duración total de las etapas REM. Con el tiempo, y conforme va creciendo y madurando la persona, disminuye el tiempo de actividad REM (en los recién nacidos es entre el 30 y el 80 % del tiempo total de sueño, mientras que a partir del primer año de vida desciende al 20-25% y se mantiene en esas proporciones aproximadas el resto de la vida. El despertar natural (espontáneo) se produce cuando el cerebro ya está repuesto y preparado para empezar la actividad de vigilia.
3. Necesidad de sueño conforme a la edad Estas necesidades varían conforme la edad de cada sujeto (entre otras variables, como pueden ser el nivel de actividad realizada cada jornada, la constitución de cada persona…) En general, y como criterio orientativo, podemos establecer los siguientes tiempos aproximados:
Recien nacidos: 16 a 20 horas Bebés (a partir del 3º mes): 14-15 horas A partir del 6º mes: 14 horas diarias 10-12 noche 2-4 siesta 1º años de vida: 13-14 horas diarias 4
Siesta 1 – 2 horas
2 años de vida: 12 -13 horas Siesta 1 hora.
3 años de vida: 10-12 horas
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6 años de vida: 9-10 horas 8 años: 8,5 a 9 horas 10-12 años: 8-8,5 horas (proporción normal en un adulto).
Algunos síntomas de la falta de sueño en el niño Se levanta con dolor de cabeza. Le cuesta mucho despertar y manifiesta deseo de seguir durmiendo. Tiene problemas para despejarse una vez despierto. Presenta somnolencia diurna. Se queda dormido en clase, durante trayectos cortos en vehículo… Presenta problemas de atención o de conducta en clase.
La presencia de alguno o varios de estos síntomas de forma recurrente en un niño (no una presencia esporádica y aislada, episódica) nos debería llevar a plantear si en realidad está durmiendo el tiempo necesario para su edad o si este sueño es verdaderamente reparador.
Debemos también tener en cuenta que los desajustes entre el ritmo de sueño y de vigilia repercuten negativamente en forma de estrés y ansiedad en el pequeño, que se suele mostrar nervioso o irritable.
4. Organización de espacios, tiempos y rutinas para el descanso. A la hora de estudiar estos aspectos, los organizaremos metodológicamente en aspectos de organización temporal, referidos a la estructuración en el tiempo del descanso y de organización espacial, referidos a los lugares destinados al descanso y sus características. 5
4.1
ORGANIZACIÓN TEMPORAL
Hay que tener en cuenta los ritmos biológicos y los ritmos de la actividad desarrollada. Estos pueden ser diferentes para cada uno de los chicos y por supuesto, los ritmos de actividad suelen variar de una a otra jornada. Conviene relacionar las pautas fisiológicas necesarias y las rutinas diarias de actividad/descanso: se trata de facilitar al niño marcos de referencia adecuados. La rutina es fundamental en estas edades para la organización del pequeño. Y en este sentido, hay que tener en cuenta que la actividad del adulto también influye a la hora de crear estas rutinas. Se trata de aprender y diferenciar nociones temporales, que van de lo más sencillo al principio hasta un mayor grado de complejidad conforme crece el niño. Organizando el tiempo
Destacar momentos relevantes (en la vida del aula, en la familia…) que le ayuden a estructurar el tiempo y diferenciar lo que viene antes y después.
Dotar de suficiente flexibilidad a estos momentos clave, evitar rigideces sin perder a la vez la organización y estructura.
Estar atentos al tiempo que puede ser significativo para el menor.
Tener en cuenta los tiempos de ejecución de cada tarea, posiblemente más largos en el pequeño, así como la secuenciación más adecuada (el orden en el que hacemos las cosas)
Hay un tiempo para cada cosa y tarea, esto debe quedar claro en la estructura y organización.
Tener poco a poco su propio horario, independiente del de los padres, ayudará a tener más seguridad e ir ganando en autonomía.
Tener presente que el juego es para él una actividad principal, por lo que debemos estructurar la diferencia entre trabajo/ocio de un modo particular. Incluir en la rutina diferentes tipos de juegos o actividades lúdicas puede ayudar a esto.
Evitar prisas y tensiones, no sobrecargar al menor ni generar agobios innecesarios.
Algunos CRITERIOS para la adecuación de necesidades y tiempos en la escuela infantil son:
Estudiar necesidades, intereses y motivaciones de los niños (en grupo e individuales). 6
Distribuir las actividades de manera globalizada.
En general, no exceder de los 20-30 minutos por actividad.
Tener en cuenta las curvas de fatiga adecuadas a cada edad (cambios de actividad). Prever en el horario la alternancia entre actividades de mayor/menor desgaste físico y concentración mental.
4.2 ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO. Esta organización responde a criterios educativos y también higiénicos. Su distribución debe dar respuesta a las necesidades del niño, teniendo en cuenta los principios educativos del desarrollo y crecimiento, así como las necesidades del grupo en concreto. Podemos establecer espacios para el descanso bien en zonas interiores como en el exterior del centro educativo: por ejemplo, durante los meses de calor se pueden aprovechar espacios sombreados en el patio para este fin. La zona de descanso será diferente en función de la edad de grupo
Bebes. Es importante contar con una zona específica de dormitorio/cuna para el descanso de los alumnos.
a partir del año, esta zona de descanso/siesta puede ser compartida con la destinada a otras actividades, empleando por ejemplo esterillas o colchonetas para el momento del descanso de los peques que son retiradas posteriormente.
Optaremos para su ubicacón por una zona tranquila pero no aislada por completo del resto del aula, que nos permita en todo caso la supervisión por parte del educador. Deberíamos controlar las condiciones de luminosidad de este espacio, así como poder controlar la temperatura en cada momento. (cabe recurrir a ciertos medios como poder abrigar individualmente a los niños durante el tiempo de dormir). Es aconsejable dotar de elementos accesorios a este lugar: posibilidad de música ambiente, mascotas para dormir de cada uno de los niños, cojines… u otros elementos sensoriales (móviles musicales, elementos visuales / luminosos).
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5. Trastornos y alteraciones del sueño infantil Estamos ante uno de los problemas más recurrentes en la población infantil. Por lo general serán pocos los menores que no atraviesen (de forma continuada o en momentos puntuales de su vida) por algún momento de dificultades en el patrón de sueño correcto. Hay muchas ocasiones en que estas dificultades son producto de la propia intervención familiar (existencia de pautas poco adecuadas):
Transmisión de nerviosismo al pequeño. Acostumbrarlos a estar con ellos en la habitación hasta que se duerman, mecer la cuna, tomarles de la mano… y generar en general hábitos que luego dificultan la autonomía en el sueño.
Estos trastornos suelen provocar alteraciones en niño (falta de atención, irritabilidad…) y en el entorno familiar (afectan al sueño de los padres o hermanos).
5.1
Disomnias
Se trata de alteraciones en la cantidad del tiempo de sueño empleado, y pueden ser tanto por exceso como por defecto de tiempo.
Insomnio. Dificultad para obtener el tiempo suficiente de sueño. Desde 2 meses hasta adolescencia, suele venir dado por exceso de despertar durante la noche. A partir de la adolescencia, viene más determinado por la dificultad en conciliar sueño. Tratamiento: estudio de condiciones ambientales y emocionales (relajación, control del estrés…)
Hipersomnia. Incapacidad de permanecer despierto, somnolencia excesiva. Poco usual en la etapa infantil, y asociada por lo general con trastornos del sistema nervioso.
5.2
Parasomnias.
En este caso afectan a la calidad del sueño, no tanto a la cantidad de tiempo empleado en dormir, sino a que este sea verdaderamente reparador.
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Sonambulismo. Se trata de una deambulación nocturna inconsciente y no recordable producida durante el tiempo de sueño. Se produce durante las fases 3-4 de sueño NO REM, por lo general durante el primer ciclo de sueño de la noche. Aparece normalmente entre los 5-12 años. Por lo general no requiere tratamiento (salvo lesiones o exceso en el estrés) y remite con el tiempo.
Somniloquio. Consiste en la pronunciación de palabras o frases en voz alta durante el sueño, por lo general asociadas a vivencias del día pasado. Asociada al sonambulismo y con similar abordaje.
Terrores nocturnos. Frecuentes en niños entre 2 y 6 años. Aparecen en las primeras horas de sueño, al final de la fase 4 no rem. Despertar brusco, con gritos de pánico y expresión alucinada. No se relaciona con sucesos ocurridos en el tiempo de vigilia Tras unos minutos se recupera el sueño con normalidad y no se recuerda posteriormente. Suele corregirse espontáneamente. Conviene observarlos para establecer posibles relaciones con el estilo de vida.
Pesadillas. Son ensoñaciones en la fase de sueño rem, y pueden por tanto ser recordadas en la vigilia. Más frecuentes a partir de los 2 años de edad. Se relacionan con situaciones amenazantes para ellos: películas, animales, personas… Existe desorientación al despertar del sueño.
Síndrome de muerte súbita infantil Relativamente frecuente durante el primer año de vida. Causa desconocida, si bien se le relaciona con la apnea del sueño y defectos en patrón de sueño en bebés.
Eneuresis nocturna. Problemas en el control de esfínteres durante la noche.
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6. Errores en la inducción del hábito del sueño
Negativa a irse a dormir. Frecuente entre los 2-6 años. Suele vincularse con la angustia de separación, con el miedo a irse a la cama o con miedos a la oscuridad. El niño suele recurrir a tretas, negociaciones o chantajes para retrasar el momento de irse a la cama. Actitud firme y un correcto ritual para ir a dormir suelen ser efectivos en estos casos.
Rituales erróneos (o inexistentes) para ir a dormir. La inexistencia de estos rituales hace más complejo que el niño se vaya a dormir con normalidad. Es importante dotar de seguridad al niño, y esto se consigue mediante rutinas. Beber leche, ir al baño, escuchar un cuento… son posibles rituales que nos van a facilitar la labor. Existen rituales que sin embargo, por la excitación que provocan en el pequeño, son desaconsejables (ver la televisión, juegos movidos…)
Algunos criterios para el correcto ritual antes de dormir:
Acostar al niño temprano para que disponga de suficiente tiempo de sueño Pasar un rato tranquilo antes de dormir y tras acostarlo. Determinar una hora de dormir fija Baño o masaje antes de dormir Asegurarse de que ha orinado y no tiene hambre o sed Leer o contar una historia antes de acostarlo. No ridiculizar los miedos del niño ni compararlo con otros. Si no quiere dormir o comienza a llorar esperar unos minutos y atenderlo entonces con serenidad, sin aportar más tensiones.
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6.1
Técnicas y recursos para la hora del descanso.
-Aprovechar la luminosidad del entorno.
Penumbra preferible a la oscuridad total. -Usar los ritmos de actividad para inducir el descanso.
Ir disminuyendo poco a poco la intensidad de las actividades y el ritmo físico de las mismas. -Juguetes para dormir.
Vinculación emocional, ofrecen seguridad. -Canciones de cuna
O móviles musicales (juegan también con la luz) o algo de música ambiente de tipo relajante.
También es posible tararear si nuestra habilidad para la canción es más limitada o lo prefiere el niño. -Cuentos para dormir
7. Algunos recursos… Colección de canciones infantiles de cuna
http://www.bebesymas.com/actividades-bebes-ninos/diez-canciones-de-cunapara-dormir-a-tu-bebe
Música continua
https://www.youtube.com/watch?v=9Xvr6vJ2zQg https://www.youtube.com/watch?v=j3xIx7DpgHI https://www.youtube.com/watch?v=iKSuyvtL7cY
Nana, nanita, nana
https://www.youtube.com/watch?v=orkyK-IVM_A
Cuentos del oso traposo (ejemplo de cuento)
https://www.youtube.com/watch?v=Vrvrbudxj0M
Ejemplos de cuentos para narrar
http://www.guiainfantil.com/articulos/ocio/cuentos-infantiles/10-cuentosinfantiles-para-la-hora-de-dormir/
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