Dirección Xeral de Turismo. Cubertas: Barro Salgado Santana [Grupo Revisión Deseño] el Camino de Santiago

Cubertas: Barro Salgado Santana [Grupo Revisión Deseño] "Tu dices: Galicia es muy pequeña. Yo te digo: Galicia es un mundo. Cada tierra es como si fu

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Cubertas: Barro Salgado Santana [Grupo Revisión Deseño]

"Tu dices: Galicia es muy pequeña. Yo te digo: Galicia es un mundo. Cada tierra es como si fuera el mundo entero. Podrás recorrerla en poco tiempo de norte a sur y de este a oeste; podrás volver a recorrerla una y otra vez; no conseguirás andarla del todo. Y cada vez que la recorras, encontrarás cosas nuevas. [...] Puede ser ella pequeña en extensión; pero en hondura, en entidad, es tan grande como quieras." VICENTE RISCO

www.turgalicia.es

el Camino de Santiago

Dirección Xeral de Turismo

ALBERGUES DEL CAMINO FRANCÉS SITUACIÓN

AYUNTAMIENTO

O CEBREIRO HOSPITAL TRIACASTELA CALVOR SARRIA BARBADELO FERREIROS PORTOMARÍN GONZAR VENDAS DE NARÓN LIGONDE PALAS DE REI O MATO (Casanova) MELIDE RIBADISO ARZÚA SANTA IRENE ARCA MONTE DO GOZO

PEDRAFITA DO CEBREIRO PEDRAFITA DO CEBREIRO TRIACASTELA SARRIA SARRIA SARRIA PARADELA PORTOMARÍN PORTOMARÍN PORTOMARÍN MONTERROSO PALAS DE REI PALAS DE REI MELIDE ARZÚA ARZÚA O PINO O PINO SANTIAGO DE COMPOSTELA

ÍNDICE El Camino de Santiago

3 HELSINKI

En Marcha

ESTOCOLMO

4 DUBLIN

COPENHAGUE

Hacia Santiago

5

AMSTERDAN

LONDRES

BRUSELAS

El Camino Francés

BERLIN PARIS

LUXEMBURGO

6

VIENA GALICIA

El Camino del Norte

ALBERGUES DEL CAMINO DEL NORTE SITUACIÓN

AYUNTAMIENTO

RIBADEO LOURENZÁ MONDOÑEDO VILALBA BAAMONDE SOBRADO DOS MONXES

RIBADEO LOURENZÁ MONDOÑEDO VILALBA BEGONTE SOBRADO

LISBOA

14

MADRID ROMA

La Ruta de la Plata

16

ATENAS

El Camino Portugués

18

ALBERGUES DEL CAMINO PRIMITIVO (CAMINO DE A FONSAGRADA) SITUACIÓN

AYUNTAMIENTO

O CÁDAVO LUGO

BALEIRA LUGO

Las Rutas Marinas Autopista, Autovía

20

Carretera Nacional Ferrocarril

Llegada

Aeropuerto

651

64 0

A-9 634

LUGO

ALBERGUES DEL CAMINO PORTUGUÉS

540 541

120

MESÍA MIÑO NEDA

525

AYUNTAMIENTO

BRUMA MIÑO NEDA

120

OURENSE

A-52

SITUACIÓN

120

PONTEVEDRA

VIGO

ALBERGUES DEL CAMINO INGLÉS

525

TUI O PORRIÑO REDONDELA PONTEVEDRA PADRÓN TEO

N-VI

550

TUI O PORRIÑO REDONDELA PONTEVEDRA PADRÓN TEO

640

640

550

AYUNTAMIENTO

A-6

547 52 5

SITUACIÓN

28

634 A-6

SANTIAGO

525

532

ALBERGUES DEL CAMINO DE FISTERRA-MUXÍA SITUACIÓN

AYUNTAMIENTO

NEGREIRA DUMBRÍA FISTERRA

NEGREIRA DUMBRÍA FISTERRA

INFORMACIÓN TEL.: 981 57 20 04

Diseño y realización: Ferramulín Ediciones y Producciones Textos: José Luis Laredo Verdejo Fotografías: Carlos Rodríguez - Víctor Cameselle - Carlos Rodríguez “Junior” Ilustraciones: Chencho Pardo Impreso en España - D. L.: PO-387/02

22 Fisterra

A CORUÑA

550

A GUDIÑA VERÍN MONTERREI LAZA SANDIÁS VILAR DE BARRIO XUNQUEIRA DE AMBÍA OURENSE CEA LALÍN SILLEDA

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A GUDIÑA VERÍN (Casa del asistente) MONTERREI (Hospital de Peregrinos) LAZA SANDIÁS VILAR DE BARRIO XUNQUEIRA DE AMBÍA OURENSE CEA BENDOIRO CAMPING MEDELO

634

FERROL

VI

AYUNTAMIENTO

N-

SITUACIÓN

64

ALBERGUES DE LA VÍA DE LA PLATA

Carretera Santiago-Noia, Km 3 (A Barcia) 15896 Santiago de Compostela A CORUÑA (España) Tel.: 981 54 25 00 http://www.turgalicia.es e-mail: [email protected]

casi todos los casos, subyace el motivo religioso. La peregrinación era en la Edad Media un símbolo de la vida del cristiano, un caminar inseguro hacia la morada eterna. Los caballeros del siglo XV venían para participar en torneos y conocer otras tierras, aunque siempre haciendo gala de piedad. Y no son sólo los francos. Italianos como Giordano de Ribalta, que se jactaba de haber estado tres veces en Roma y cuatro en Santiago. Jean van Eyck, el pintor holandés que representó en su Anunciación el interior de la catedral. John Goodyear el inglés, que donó un precioso alabastro al tesoro compostelano, o aquellos cuatro barcos de alemanes que partieron del puerto de Hamburgo por un insólito Camino de Santiago marino. Todos Monastero di Sobrado dos Monxes ellos antes de terminar el siglo XV. Todos para venerar los restos del discípulo de Cristo y dar el ritual abrazo al Apóstol. Uno de los más famosos y conocidos peregrinos medievales de Compostela es el francés Aymeric Picaud, monje de la localidad francesa de Poitou. Su fama le viene por haber escrito una crónica de su viaje, hacia el año 1130, minuciosa y detallada, con un sinfín de consejos y recomendaciones para los caminantes. Esta crónica, con el título de Guía del Peregrino de Santiago de Compostela, está recogida en uno de los más preciosos documentos que se conservan en la biblioteca de la catedral compostelana: El Códice Calixtino. A esta Guía del Peregrino, es obligado hacer continua referencia siempre que se habla del antiguo Camino Francés.

El Camino de Santiago ha sido, y sigue siendo, sin duda, la ruta más antigua, más concurrida y más celebrada del viejo continente. Jerusalén y Roma fueron durante siglos los dos polos de atracción para los peregrinos y viajeros europeos, pero no hicieron camino. Santiago también ha compartido con ellos la atracción de los caminantes y andadores de todos los tiempos pero, además, ha creado una ruta, ha hecho Códice Calixtino un Camino. A Santiago y a Galicia se puede llegar de muchas maneras. Pero la mejor forma de venir es por el CAMINO DE SANTIAGO. Los primeros peregrinos, en el siglo XI, acudían sólo desde el interior de los reinos de Galicia y Asturias. Pero, con una rapidez sorprendente, empieza Compostela a atraer viajeros y peregrinos de otros Monastero di Samos reinos cristianos, incluso de más allá de nuestras fronteras. El primero, cuyo nombre conocemos, es francés, Godescalc, obispo de Puy, que llegó a Compostela en el año 951. La afluencia de peregrinos comienza ya a ser grande y, antes de terminar ese siglo, es necesario organizar el hospedaje, que empieza a hacerse en los monasterios: San Martín de Albelda, San Millán de la Cogolla, San Juan de la Peña, Samos, Sobrado... Son muchas las causas y los motivos que aducen los historiadores para explicar la fiebre de los francos por atravesar los Pirineos. Para algunos son motivos políticos. El papado y Cluny estaban decididos, por razones de propia seguridad, a ayudar a los reinos del norte de España, haciendo así más remota la posibilidad de una invasión musulmana. Motivos de curiosidad y afán de aventuras. Muchas veces son intereses comerciales o intercambios culturales. Algunas veces, también, afán de rapiña y explotación de los desamparados caminantes. Pero no cabe duda de que, en

El Camino de Santiago

Monasterio de San Juan de la Peña

San Millán de la Cogolla

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La Guía del Camino imitaciones en metal, con de Santiago, de Aymeric un monopolio otorgado Picaud, lo dice con claridad por el Arzobispo y ratificafrancesa: “Hay cuatro rutas do por los papas. que llevan a Santiago y se El peregrino o el viajanreúnen en una sola en te moderno, (no motorizaPuente la Reina, en territodo) que recorre el camino, rio español; [...] a partir de no suele portar el atuendo allí un solo camino conduclásico, pero algo le distince a Santiago”. De Arles, gue del simple caminante cerca de Marsella, partía la Cruceiro del inicio del Camino de Santiago en Roncesvalles cuando baja el puerto de primera, la única que atraPoio, por Triacastela, o vesaba los Pirineos por atraviesa la montaña de Somport. De París, Vézélay Arzúa y Melide. y Le Puy partían las otras Antes era por cumplitres, que entraban en miento de un voto, para Navarra por Roncesvalles. librarse de una penitencia, Es-tos eran los clásicos capara cumplir el deseo de un minos por los que discurrídifunto, incluso por imposian intermitentemente los ción judicial. Hoy es más peregrinos de Compostela. frecuente hacerlo para revivir Buen calzado, ropa cornuestro pasado, descubrir ta y esclavina. Bastón para nuestra cultura y nuestra hisapoyo y defensa. Calabaza toria, admirar la armonía del para el agua o el vino. Un románico o, simplemente, pequeño saco y un sombrepara recrearse en la contemro de ala ancha. Todo ello Peregrino plación de los paisajes de la configura la típica estampa Tierra de Santiago. del peregrino desde la Edad Media. La concha de “vieira”, En tiempos pasados, al regresar de Compostela, se ofreque ya aparece en los caminantes de la mitología pagana, cía el vestido, con todo el equipo de viaje, a algún santuaes el principal recuerdo que traen los peregrinos de Galicia, rio o se reservaba para asistir a las procesiones vestido con en cuyas costas abunda este molusco. Luego se cose al él. Ahora del Camino de Santiago se guardan álbumes de sombrero, al saco y a la esclavina, hasta convertirse en el fotos, una concha de vieira, un botafumeiro de plata y, emblema y en salvoconducto del peregrino. En Santiago sobre todo, un recuerdo inolvidable de todo lo que se vio existía el barrio de los Concheiros, que aún conserva este y se vivió. nombre. Era donde se vendían las conchas de vieira, o sus

Indicadores del Camino

En Marcha

Botafumeiro

Peregrinos

4

Hacia Santiago El viajero moderno que recorre las carreteras del norte español desde los Pirineos a Galicia, encuentra con frecuencia el letrero de: Camino de Santiago, acompañado del número de kilómetros que le separan de Santiago de Compostela. Las indicaciones están pensadas para los que viajan en turismo y están colocadas en las rutas más próximas al primitivo camino. Las sucesivas modernizaciones de la red viaria, desde los antiguos caminos reales a las carreteras nacionales o autopistas modernas, han borrado en muchos trechos el camino que hollaron durante siglos los peregrinos. Pero algunas veces las actuales carreteras no siguen exactamente el Camino medieval. Es entonces cuando los practicantes del “turismo lento”, a pie, a caballo o en bicicleta, pueden rastrear el primitivo trazado. Este trazado original conserva en muchos trayectos el empedrado, los hitos del camino, los antiguos hospitales, las ermitas-refugio, las fuentes, las cruces, los antiguos puentes...

Peregrinos

5

Sea cual sea el motivo de nuestro viaje a Galicia, si lo queremos hacer siguiendo el Camino de Santiago, entraremos en tierras gallegas por la N-VI, subiendo el puerto de Pedrafita. También lo podemos hacer recorriendo el antiguo trazado, de gran belleza paisajística, por Vega de Valcarce y Herrerías. Los peregrinos medievales lo hacían por un camino que atravesaba las míticas aldeas de A Faba y a Lagoa de Castilla, hasta ver, poco antes de llegar al Cebreiro, el mojón ilustrado que marca el límite de Galicia, a 152 Km de Santiago por el camino peatonal. En O Cebreiro, la “más abrupta de las montañas del Camino francés”, como dice Aymeric Picaud, fundó el santo conde Giraldo de Aurillac, poco antes de terminarse el siglo IX, un hospital para atender a los peregrinos, sobre todo a los franceses. Se convirtió luego en monasterio benedictino y no fue abandonado por estos monjes hasta el siglo XIX. La iglesia, prerrománica, es el templo más antiguo de la ruta jacobea conservado en su integridad. En el hospital, hoy Mesón de San Xiraldo de Aurillac, es posible

hospedarse, haciendo la reserva con suficiente antelación. En el santuario se expone el Santo Grial, símbolo heráldico de Galicia, cuyas leyendas inspiraron el argumento literario del Parsifal de Wagner. En el poblado de O Cebreiro se conserva un interesante conjunto de “pallozas”, viviendas prerromanas habitadas hasta no hace mucho tiempo. Una de ellas está convertida en Museo Etnográfico y otras acomodadas para atender a los peregrinos. Los doce kilómetros que siguen discurren entre las sierras de Os Ancares y O Courel, con magníficos paisajes de montaña, formando el tramo de carretera más alto de Galicia. Pueblos casi abandonados como Liñar do Rei, hoy Liñares. Veiga de Forcas, cuna de los caballeros de la Orden de Santiago. Hospital, recuerdo del que fundó la

El Camino Francés

O Cebreiro

Santuario de O Cebreiro Cruceiro Santo Grial Pallozas

Os Ancares O Courel

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Monasterio de Samos

Puente Medieval. Sarria

Iglesia de Triacastela

monasterios gallegos, fundado por San Martín Dumiense en el siglo VI. La actual carretera sí pasa por Samos, lo que nos obligará, con sumo gusto, a conocer este interesante cenobio benedictino y la humilde capilla prerrománica del Ciprés. Las nuevas edificaciones son de los siglos XVII y XVIII, y la escalinata de la fachada sirvió de ensayo al arquitecto gallego Fernando de Casas para la construcción de la del Obradoiro de Santiago. La marcha se va haciendo más cómoda y agradable. El valle se abre y empieza a desplegarse la fértil y extensa vega de Sarria. La villa creció sobre un altozano donde tenían su fortaleza los poderosos condes de Lemos y marqueses de Sarria. Sólo una singular torre medieval recuerda su pasada grandeza. Frente a ella, la iglesia románica del Salvador y, muy cerca, el antiguo hospital de la Magdalena, también resisten el paso del tiempo.

condesa Exilo. Fonfría, famosa por una fuente que brota a la orilla del Camino y un hospital desaparecido, que ofrecía gratuitamente al caminante fuego, sal, agua y una cama con dos mantas. Sobrepasado el puerto de Poio, el paisaje se va haciendo más suave y risueño. Aparece la alta torre de la iglesia de Triacastela, fin de la undécima etapa, la más corta (47 kilómetros) pero la más dura desde los Pirineos. Tres castillos, tres castros o tres caminos hacia Castilla. No hay acuerdo en la etimología. El Camino pasaba por delante del templo, con ábside románico, y atravesaba el poblado, donde se conserva el portalón del antiguo hospital. Triacastela fue la primera villa que levantó un monumento al peregrino. No pasaba por Samos el Camino Francés, pero eran muchos los peregrinos que hacían una pequeña desviación de cuatro kilómetros para conocer uno de los más antiguos

Fortaleza de Sarria

Convento de la Magdalena. Sarria

Iglesia de San Salvador. Sarria

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Iglesia de Mirallos

La cercanía de Santiago comienza a sentirse por la abundancia de iglesias de estilo románico compostelano, que empiezan a jalonar el Camino. Nos desplazaremos un poco para conocer el magnífico ejemplar románico de Santiago de Barbadelo, o las sencillas iglesias rurales, también románicas, de Biville, Belante, Mirallos o Paradela. Con el embalse de Belesar, en el río Miño, quedó anegada la antigua villa de Portomarín. Piedra a piedra fueron salvados sus principales monumentos: la iglesia románica de San Pedro y la monumental iglesia fortaleza de San Nicolás, uno de los más bellos templos románicos del Camino. También algunos de los antiguos palacios medievales se trasladaron al nuevo emplazamiento y se colocaron en la plaza principal. El puente medieval, sobre el Miño, quedó bajo las aguas. Sólo se conservó, como muestra, a la entrada del nuevo puente, el arranque y uno de sus arcos. Al llegar a Portomarín, encontramos las primeras viñas gallegas, que producen aquí ese exquisito licor que celebra todos los años la villa de Portomarín en la Festa da Augardente. El río Miño es un tajo en la meseta lucense. Dejado

Iglesia de Santiago de Barbadelo

Iglesia de Paradela

atrás Portomarín, la ruta vuelve a recobrar altura para discurrir por tierras que en Galicia se llaman de “montaña”, por contraposición a las de “ribeira”. Antes de terminar la subida se pasa al lado de la humilde iglesia románica de Castromaior, que recibe el nombre de un castro o poblado celta prehistórico próximo. Otra aldea, de nombre Hospital, recuerda el Hospital de la Cruz, ya desaparecido. Ligonde es hoy una pequeña aldea con algunos restos de edificios antiguos. Sin embargo, todos los itinerarios antiguos de peregrinos citan su hospital como uno de los más importantes. En él pernoctaron, entre otros personajes, Carlos V y Felipe II. En el atrio de la cercana iglesia románica de Tarrío, se han colocado las cruces de granito de un antiguo cementerio de peregrinos pobres. Las tumbas de los nobles, de los Caballeros de la Orden Militar de Santiago, que recorrían el Camino limpiándolo de salteadores y bandoleros, rodean el templo de Vilar de Donas. Las “donas” fueron dos señoras de la nobleza medieval que costearon la construcción del monasterio y de la iglesia románica. Sus figuras aparecen en las pinturas murales del siglo XIV que adornan el ábside central.

Iglesia fortaleza de San Nicolás. Portomarín

Iglesia de San Pedro. Portomarín

Pinturas murales del siglo XIV. Vilar de Donas Iglesia de Biville

Iglesia de Belante

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Templo de Vilar de Donas

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Cruceiro de San Pedro. Melide

Castillo de Pambre

Estamos ya en la comarca de la Ulloa, la de los pazos que inmortalizó la escritora Pardo Bazán, la del señero castillo de Pambre, la que se precia de no tener ni una parroquia sin su templo románico: Esporiz de Monterroso, Novelúa, Leborei, Vilareda, Marzá, Fontecuberta, Ferreira, Palas de Rei... por citar sólo algunas. Palas de Rei era el lugar donde se reintegraban al Camino los que en Pedrafita habían optado por seguir la ruta de Lugo. El rey Alfonso IX de Galicia y León favoreció particularmente a esta villa, que de él recibió el nombre, aunque una tradición popular se lo atribuye al rey godo Witiza, que aquí tendría su palacio. Desde el punto de vista monumental sólo conserva una portada románica en su iglesia de San Tirso. Palas de Rei era fin de la duodécima etapa y comienzo de la última. La última etapa recorre, sin dificultades, las onduladas tierras de Melide y Arzúa. El peregrino o el turista culto podrá atravesar aldeas que conservan admirablemente su aspecto medieval, como Leboreiro, con las adecuadas restauraciones de casas y calles alrededor de una preciosa iglesia románica. Otro lugar notable es Furelos, con uno de los más hermosos puentes góticos de todo el Camino, en un entorno admirable. Melide, en el centro geográfico de Galicia, era la villa a la que acudía el cabildo de Santiago a recibir al nuevo arzobispo, cuando llegaba de Roma. Tiene dos notables piezas románicas: la portada de la antigua iglesia de

Camino. Leboreiro

Puente Gótico. Furelos

Iglesia románica. Leboreiro

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San Pedro, a la orilla de la ruta, y el templo de Santa María, cada una con su típico cruceiro. El de la de San Pedro está considerado como el cruceiro más antiguo de Galicia. El último poblado importante del Camino Francés es Arzúa, que apenas conserva, dedicada a otros usos, la capilla del convento de Agustinas con su correspondiente Hospital. Lavacolla era la última parada antes de entrar en Compostela. Entre su iglesia barroca con amplio atrio y hermoso cruceiro y la ermita de San Roque discurre el pequeño riachuelo de Lavacolla. En sus cristalinas aguas realizaban los peregrinos el baño ritual y lavaban todo el cuerpo para presentarse dignamente en Compostela. Comenzaba desde allí una marcha rápida y gozosa hacia Monxoi, el Monte do Gozo, desde donde se contemplan por primera vez las torres de la basílica compostelana. El primero que las divisaba era coronado rey del grupo. La entrada en Santiago se hacía por el barrio de los Concheiros, donde estaban los vendedores de las conchas, símbolo de la peregrinación. El primer monumento que contempla el peregrino es el convento de San Domingos de Bonaval, sede del Museo do Pobo Galego y Panteón de Galegos Ilustres. Delante se abre la Porta do Camiño o Puerta Francígena, donde se le entregaban las llaves de la ciudad a los nuevos arzobispos. Desde ella, por las calles de las Casas Reais y de la Acibechería, con paso alegre y feliz, llegaban los peregrinos a la meta de su viaje.

Iglesia de San Pedro. Melide

Iglesia de Santa María. Melide

Convento de San Domingos de Bonaval

Torre de los Andrade. Vilalba

Aunque el Camino Francés se lleva la palma de las rutas jacobeas, los peregrinos llegaron a Compostela desde otros muchos puntos y siguiendo distintos caminos, algunos como este del Norte, más antiguo aún que el clásico francés. Efectivamente, las primeras peregrinaciones llegaron de Asturias, antes del siglo X, fomentadas durante la monarquía asturiana. La ruta comenzaba en el País Vasco, recorría la cornisa cantábrica, pasando por Oviedo, y se dividía al entrar en Galicia. La vía del interior atravesaba el puerto del Acevo para pisar tierra gallega en A Fonsagrada. Desde allí, después de descansar en el mítico Hospital de Montouto, bajaban los peregrinos contemplando la torre del castillo de Castroverde hasPaisaje camino de A Fonsagrada ta traspasar dichosos las murallas romanas de Lugo. Hoy se puede hacer este recorrido por una carretera de montaña que en un interminable descenso nos ofrece, además, la contemplación de los restos históricos de Pobra de Bourón, pazos como los de Abraira, Cellán do Mosteiro o Piñeiro, el castro de Viladonga, y las siempre presentes iglesitas románicas rurales gallegas, sin olvidar los reposantes espacios naturales como el de los Lagos de Teixeiro. Pero esta ruta del Norte, Ruta Cantábrica o Camino Alto, como también se la llamaba, tenía otras variantes. La principal era la que entraba en Galicia por Vegadeo. Más apacible y cómoda, llegaba enseguida a la monumental

ciudad de Mondoñedo, con su casco antiguo rodeando la catedral, síntesis de todos los estilos, románico, gótico, renacentista, barroco, que alberga uno de los museos de Arte Sacro más importantes de España. De la primitiva sede mindoniense aún se conserva el templo de San Martiño de Mondoñedo de Foz, con un retablo pétreo, el único que existe de estilo románico, dentro de una singular nave del mismo estilo. Luego atraviesa la Terra Chá, famosa por la calidad de su ganadería, quesos y capóns, y las concurridas ferias que se convocan en Vilalba a la sombra de la torre de los condes de Andrade. Las últimas etapas de este camino discurrían por tierras más risueñas, por Baamonde y Guitiriz, para tomarse un descanso en Sobrado dos Monxes, monumental monasterio barroco, perfectamente restaurado, y visitar el hermoso templo románico de Santa María de Mezonzo, dedicado al autor de la Salve y abad del monasterio que, siendo obispo de Santiago, salvó los restos de Apóstol de las huestes de Almanzor. Luego, a través de los montes del Bocelo y haciendo una pequeña parada en el prerrománico de San Antolín de Toques, nos incorporamos al Camino Francés en Melide, para seguir juntos hacia Compostela.

Vilanova de Lourenzá

El Camino del Norte

Catedral de Mondoñedo

Iglesia de Santa María de Mezonzo

Lagos de Teixeiro Catedral de Lugo

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Monasterio de Sobrado dos Monxes

Fuente de Peregrinos

Puente romano. Allariz

de Monterrei, para pasar a Xinzo de Limia, entre Laza, famosa por sus carnavales, y el parque natural de Invernadeiro. Sigue la ruta entre Xunqueira de Ambía, con su iglesia románica de aspecto catedralicio y Allariz, la villa histórica y monumental predilecta de Alfonso X. En Ourense, el Pórtico del Paraíso de su grandiosa catedral evoca el de la Gloria del Maestro Mateo. Atravesado el Miño por el puente romano de más luz entre los que se conservan del Imperio, disfrutamos de un variado paisaje sembrado de iglesias románicas, pazos y puentes medievales, destacando el monasterio de Oseira, síntesis de todos los estilos, el pazo de Oca con sus jardines y, por fin, el mítico Pico Sagro, desde el que ya se divisan las torres de la basílica compostelana.

La Ruta de la Plata, camino natural de comunicación entre el sur y el noroeste peninsular, al principio fue sólo una ruta de expansión de los reinos cristianos hacia el Al-Andalus y una vía de transmigración mozárabe hacia el norte. Luego un camino para llevar a Santiago los dineros, la “plata” que, procedente de América, ofrecían los obispados andaluces y extremeños a la sede compostelana. Finalmente quedó reducida a un Camino de Santiago difícil, pero muy sugerente y atractivo, para los peregrinos procedentes de aquellas partes. Desde Córdoba y Sevilla, por Badajoz, Cáceres y Salamanca, llegan los peregrinos a Galicia. Un ramal, buscando evitar los grandes puertos, entra en Portugal por Quintanilha y Bragança, pero todos coinciden en Verín, donde se asombran ante la monumental fortaleza

La Ruta de la Plata

O Invernadeiro

Iglesia de Santiago. Allariz

Monasterio de Oseira Iglesia de Xunqueira de Ambía

Catedral de Ourense

Castillo de Monterrei

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Pazo de Oca

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porque según la tradición encaminaba a los peregrinos descarriados hacia Compostela. De Pontevedra a Caldas de Reis es un paseo tranquilo y sugerente. Desde el atrio de la iglesia barroca de Perdecanai se domina el valle, donde se pierde el románico de Agudelo, los pazos de Curuxal y Casal Novo, y resuenan roncas en el alto campanario de Arcos da Condesa las campanas que se funden en la “casa dos campaneiros” de Badoucos. De la mansión romana a la villa gótica, Caldas de Reis –el “Rex” pudo ser Alfonso VII– ofrece restos importantes, el balneario y uno de los mejores robledales urbanos a orillas del Umia. Luego contemplamos los ábsides románicos de Santa María de Vemil, la portada de este mismo estilo en Xanza, e incluso podemos acercarnos a ver los grabados rupestres de Campo Redondo que sin tener relación con Santiago, sugieren con sus ciervos y círculos, un caminar sagrado hacia occidente. Poco después entramos en Pontecesures, donde desemboca el Ulla, ofreciendo lo más exquisito de la gastronomía fluvial: reo, lamprea, trucha, salmón. El río se atraviesa por un largo puente medieval, sobre fundamentos romanos, en el que hizo reformas el Maestro Mateo. Enseguida Padrón nos mete de lleno en la ruta jacobea.

Los portugueses se sienten muy orgullosos de ser, desde los orígenes, el pueblo más ligado a la cultura del Camino de Santiago y de poseer una gran variedad de rutas para encaminarse hacia el Apóstol. Su Camino del Noroeste salía de Oporto y apenas se separaba de la costa, por Viana do Castelo y Camiña, entrando en Galicia por Tui. También salían de Oporto el Camino del Lima y el del Norte, que, siguiendo distintas vías, se unían todos en Tui, donde la ciudad fortaleza se olvidaba de las rencillas fronterizas para acoger a los peregrinos y, en la barca que atravesaba el Miño, dejarlos “passar sem dinheiros”, por un privilegio de la reina Teresa de Portugal del año 1123. También había varios caminos desde Braga, que entraban por A Cañiza, Celanova o Verín, y se incorporaban a la Ruta de Tui la Plata. Desde Tui todos siguen la misma ruta. Se atraviesa O Porriño entre las colosales canteras de granito y las húmedas Gándaras de Budiño. Redondela, famosa por sus folclóricas fiestas del Corpus y de la Coca, dedica a Santiago su iglesia parroquial, lo mismo que Arcade, a la sombra del castillo de Soutomaior, perfectamente restaurado. Pontevedra dedicó su templo más emblemático a la Virgen Peregrina, de original planta en forma de concha de vieira,

El Camino Portugués

Catedral de Tui

Iglesia de San Telmo. Tui

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Castillo de Suotomaior

Iglesia Virgen Peregrina

Casa dos Campaneiros. Bedoucos

Ayuntamiento de Porriño

Iglesia de Pedercanai

Ábside de Santa María de Vemil

Río Ulla

Pontecesures

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numental de la “Ciudad Vieja”. Salían de la ciudad por Eirís, contemplando los históricos campos de Elviña, dominados por el castro. A partir de Sigrás, una ondulada ruta, entretenida y apacible, sube hasta el Mesón do Vento en la que dejaron su recuerdo Felipe II (en las casas blasonadas de Sarandóns y Poulo) y la reina Mariana de Neoburgo (en el pazo de Marzoa). Atravesando el puente románico y gótico de Sigüeiro, se acelera el paso para ver alzarse, desde Boisaca, las torres de la Catedral Compostelana. La otra ruta marítima llegaba desde el puerto de Vilagarcía, penetrando por la Ría de Arousa, la más amplia de las Rías Baixas y la más pesquera. Desde Aguiño y Ribeira a Rianxo por la orilla norte, desde O Grove a

Siempre hubo peregrinos que se acercaban a Galicia desde los puertos del norte de Europa por mar. Dos eran las rutas escogidas que empiezan a traer romeros desde el siglo XIV a los puertos de Ferrol y A Coruña, o a Vilagarcía de Arousa. Hasta 3.000 peregrinos ingleses se registran en el puerto coruñés el año 1434, que acabaría por absorber casi la totalidad de estos peregrinos marítimos. Pero también desembarcaban en Ferrol, desde donde iniciaban su marcha a pie. El monasterio de O Couto, con su preciosa iglesia románica de San Martiño de Xubia, reflejándose en la ría de Ferrol, era la primera parada. El de Caaveiro quizás la segunda, pero con toda certeza atravesaban los puentes medievales que construyeron los Andrade: Pontedeume,

Iglesia de Santa María de Cambre

Convento de San Francisco. Betanzos

Las Rutas Marinas

Ría de Ferrol

A Coruña

Fachada de Santa María de Cambre

Ría de Arousa

Carril por la ribera meridional, velas y remos –hoy también motores– recorren la ría para ofrecernos los mejores mariscos y pescados. A partir de la isla Cortegada, una serie de cruceiros colocados en islotes o a orillas del estuario del Ulla marcan el Camino, atravesando las míticas Torres de Catoria y los espacios naturales de las Brañas de Laíño, hasta llegar a Padrón. Esta ruta marítima también era seguida por los portugueses, que la celebraban, precisamente, como la misma que siguieron los discípulos trayendo las reliquias de Santiago.

Lambre, Betanzos y O Burgo, donde se unían a la ruta coruñesa, después de atravesar “una de las comarcas más hermosas y variadas de Europa” como leemos en la “Crónica General de España” de 1865, con monumentos medievales inolvidables, como los castillos de Pontedeume, el románico de Breamo, Tiobre, Santa María de Cambre y la monumental ciudad de Betanzos. En Santiago de Sigrás se unían las dos rutas. Los que venían de A Coruña se habían encomendado al Apóstol en el templo románico de Santiago o en su hermano el de Santa María, que agrupan el conjunto histórico y mo-

Iglesia de San Miguel de Breamo. Pontedeume

Torre dos Andrade. Pontedeume

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Monasterio de Caaveiro

Pontedeume

Iglesia de Santa María. Betanzos

Iglesia de Santiago de Sigrás

Torres del Oeste. Catoira.

Rianxo

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Vista general de Santiago de Compostela

Hoy, cuando el viajero, peregrino o turista, llega a Compostela y alza la vista delante de la fachada del Obradoiro, sólo puede decir: “Ha valido la pena”. Nunca una frase tan sencilla puede decir tanto. La ciudad de Santiago ofrece un conjunto monumental inigualable. Sus monasterios, templos, palacios, calles antiguas y construcciones populares típicas, unidos a su significado espiritual y cultural, le han merecido su inclusión dentro del Patrimonio de la Humanidad. La historia de Santiago comienza el 25 de julio del año 813, cuando el obispo de Iria, Teodomiro, comprueba el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago en una aldea, San Fiz de Solovio, que acabaría tranformándose en la ciudad de Compostela. La noticia del descubrimiento se extiende rápidamente por toda la cristiandad, amenazada por el peligro de las invasiones islámicas. Sobre el sepulcro del Apóstol se construye una gran basílica y un continuo flujo y reflujo de viajeros y peregrinos se establece entre Santiago y el resto de Europa. Circula la fe, la cultura,

el comercio y la política. Santiago de Compostela y su Camino se convierten en la “Raíz y el Fundamento de Europa”. Cuatro magníficas plazas se abren delante de las cuatro puertas de la basílica. La principal recibió el nombre de Obradoiro por haber tenido durante casi diez años, de 1738 a 1747, el “obradoiro” (taller) donde se labraron las piedras de la fachada barroca, que levantó el arquitecto gallego Fernando de Casas e Novoa en sustitución de la primitiva románica. Las torres alcanzan una altura de 74 metros. A su costado se conserva el Palacio de Gelmírez, construido en el siglo XII, al mismo tiempo que la primitiva catedral románica. La residencia de los canónigos, en el lado opuesto, alberga en la actualidad el Museo Catedralicio.

Llegada

Plaza Praterías

Capilla de las reliquias. Catedral

Altar Mayor

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Convento de San Francisco

Puerta Santa. Catedral de Santiago

San Martín Pinario

Hostal de los Reyes Católicos

Otros tres edificios, de diversas épocas y estilos, cierran la plaza. El Colegio de San Xéróme, fundado por el obispo Fonseca, con una portada románico-ojival. El palacio de Raxoi, de estilo neoclásico del XVIII, se construyó para seminario de confesores, residencia de niños de coro de la catedral y casa consistorial de la ciudad. Y el Hospital Real, mandado construir por los Reyes Católicos para acoger a peregrinos y enfermos es un hermoso ejemplar de estilo plateresco, poco frecuente en Galicia, actualmente convertido en Parador de Turismo. La plaza de la Acibechería es la primera que encuentra el viajero al entrar en Santiago por el Camino Francés. Era conocida como Puerta del Paraíso, pero en el siglo XVIII fue sustituida por la actual, de estilo neoclásico, y recibió el nombre de Acibechería. El arte de la azabachería, estrechamente ligado a la Peregrinación, floreció en Santiago desde el siglo XV. En esta plaza estaban los talleres y los puestos de venta. En el lado opuesto, la puerta del brazo meridional del crucero conserva toda la rica iconografía románica de la época gloriosa de Compostela. Es la puerta de las Praterías. A su costado se alza la Torre del Reloj, o la “Berenguela”, de estilo barroco, como los demás edificios que rodean esta plaza. Detrás de la catedral se extiende la amplia plaza de la Quintana. La Puerta Santa, que da a esta plaza, sólo se abre el Año Santo Compostelano, cuando la fiesta del Apóstol, 25 de julio, coincide en domingo.

Portada del colegio de San Xéróme

Fachada del Obradoiro. Catedral de Santiago

Pazo Raxoi

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Los edificios, torres y fachadas, que se fueron añadiendo a lo largo de los siglos, ocultan la gran catedral románica, comenzada a construir el año 1075 por disposición del obispo Diego Peláez. El Pórtico de la Gloria, con sus doscientas figuras maravillosamente talladas, constituye una de las más valiosas obras del arte románico universal. La nave principal es un modelo de armonía, sobriedad y grandiosidad. En la del crucero, contemplamos un espectáculo insólito: un gigantesco incensario, el “Botafumeiro”, de metro y medio de altura y cincuenta kilos de peso, oscila de extremo a extremo de la nave transversal en las grandes solemnidades. La ceremonia es tan antigua como la misma catedral y está descrita en la Guía del Peregrino de Aymeric Picaud del siglo XII. En la cabecera, con hermosa girola en

la que se abren diez capillas absidales, un abigarrado altar barroco rodea la imagen románica del Apóstol, al que se da el ritual abrazo. Bajo el altar se halla la cripta con el arca, donde se conservan los restos mortales de Santiago. Antes de recorrer el entrañable y sugerente entramado del núcleo urbano que rodea la catedral, con sus monumentos religiosos y civiles, recogeremos la “Compostela”, documento que certifica la peregrinación. Sólo se concede a los que documentalmente prueban su venida a Santiago a pie o a caballo desde más de 100 kilómetros de distancia, más de 150 en bicicleta, con espíritu de piedad o inquietud espiritual. Se entrega en la Casa do Deán, n.º 1 de la Rúa do Vilar, edificio barroco que es también lugar de acogida de peregrinos.

Pórtico de la Gloria y detalles

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El viaje a Santiago de Compostela, como peregrino o turista, se completa con la visita de Padrón y Fisterra, lugares estrechamente ligados a la peregrinación. A Padrón se llega atravesando la comarca de Amaía “toda Galicia en grandiosa síntesis”, donde podemos ver la casa de Ortoño donde pasó su infancia Rosalía de Castro, aunque es en Padrón donde veremos la que habitó los últimos años de su vida, convertida en museo. Padrón es una villa moderna crecida en el lugar donde, según la tradición, atracó la barca que traía de Jerusalén los restos del Apóstol Santiago. La barca fue atada a una piedra, “o pedrón”, en realidad un ara romana que se puede ver bajo el altar de la iglesia de Santiago. Padrón, con el nombre de Iria Flavia, fue una de las grandes metrópolis romanas de Galicia. Encontraremos también recuerdos de Santiago en la Fuente de Santiago y en Santiaguiño do Monte, donde una ermita y unos conjuntos megalíticos recuerdan la primera predicación del Apóstol. La condición de “fin de la tierra” es también un aliciente para emprender el Camino de Santiago, pues todo viajero desea llegar siempre más allá, hasta el final del camino. Ya el historiador romano Lucius Florus cuenta como los legionarios de Roma contemplaron con temor sagrado la puesta de sol sobre el océano, cuando alcanzaron el Finis Terrae, en el siglo II a. C. El Finis Terrae, Finisterre o Fisterra, como se denomina en Galicia, se convirtió desde entonces en un lugar obligado para todo el que hizo ya la Ruta Jacobea.

Si la ruta de Santiago a Fisterra se hace por la costa, el viajero encontrará en Noia una pequeña Compostela. Fue precisamente un arzobispo francés, Berenguel de Landoire, el que, mal recibido por los santiagueses, estableció allí su residencia habitual, construyendo iglesias y palacios. En la boca de la ría se agrupa el caserío de la villa marinera de Muros, y en seguida la costa abierta hacia Fisterra. Una costa con amplios arenales abiertos al océano y elevados montes a la espalda. El más impresionante por sus altos y misteriosos peñascos de granito rosado es el Monte Pindo, el Olimpo Celta de los gallegos. Y, por fin, la villa de Fisterra, alrededor de su plaza del Ara Solis, nostálgico recuerdo del altar levantado por los romanos para adorar la puesta del sol. El camino que lleva al extremo del cabo arranca junto a la iglesia románica de Santa María das Areas, donde se conserva la imagen del Santo Cristo da Barba Dourada, de incontables leyendas. En la parte más alta del monte, había una ermita y unas piedras talladas que daban al lugar un carácter sagrado. Ahora un faro orienta el incesante desfilar de navíos por uno de los lugares de más intenso tráfico marítimo del mundo. Hoy ya no estamos en el fin de la tierra, pero sí en el fin del Camino de Santiago. Sólo falta regresar. Regresar de Santiago contentos y satisfechos. El haber hecho el Camino de Santiago es una condecoración que se puede ostentar siempre con orgullo. Si se ha llegado hasta Fisterra, con más razón.

Costa da Morte

Fisterra

Santuario Virxe da Barca. Muxia

Iglesia de Santa Comba. Carnota

Iglesia de San Martiño. Noia

Iglesia de Santa María das Areas. Fisterra

Iglesia de Santa María a Nova. Noia

Casa-Museo Rosalía de Castro. Padrón

Colegiata de Iria Flavia

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Fisterra

Ermita de Santiaguiño do Monte. Padrón

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