DIVORCIO Y POLITICAS PUBLICAS

DIVORCIO Y POLITICAS PUBLICAS k El documento que presentamos a continuación analiza la introducción de una ley de divorcio en cuanto ésta representa

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DIVORCIO Y POLITICAS PUBLICAS

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El documento que presentamos a continuación analiza la introducción de una ley de divorcio en cuanto ésta representa una política pública, vale decir, la forma en que una determinada regulación respecto al matrimonio y el divorcio afecta a la sociedad en su conjunto, específicamente en aspectos tales, como el desarrollo social y económico. Esta perspectiva va más allá de consideraciones doctrinarias e incluso de la manera en que las normas resuelven las situaciones personales de quienes desean poner término a su matrimonio, para mirar el problema desde el prisma del interés general. Para los efectos de una mejor comprensión, este trabajo abordará las siguientes hipótesis: 1. La desintegración familiar a través de la ruptura matrimonial y/o la no constitución de familias formales unidas por un vínculo matrimonial traen consigo una serie de consecuencias negativas avaladas por la evidencia empírica existente en varios países, principalmente del mundo desarrollado. 2. La introducción de una ley de divorcio predeciblemente lleva a un incremento de las rupturas matrimoniales y de la desintegración familiar. 3. Debido a los efectos que ello produce sobre la sociedad en su conjunto, éste es un tema de preocupación pública que excede el ámbito privado y que debe ser analizado desde la perspectiva de las políticas públicas al margen de consideraciones meramente éticas o morales.

I NTRODUCCION El documento que presentamos a continuación analiza la introducción de una ley de divorcio en cuanto ésta representa una política pública, vale decir, la forma en que una determinada regulación respecto al matrimonio y el divorcio afecta a la sociedad en su conjunto, específicamente en aspectos tales, como el desarrollo social y económico. Esta perspectiva va más allá de consideraciones doctrinarias e incluso de la manera en que las normas resuelven las situaciones personales de quienes desean poner término a su matrimonio, para mirar el problema desde el prisma del interés general. Para los efectos de una mejor comprensión, este trabajo abordará las siguientes hipótesis:

1. La desintegración familiar a través de la ruptura matrimonial y/o la no constitución de familias formales unidas por un vínculo matrimonial traen consigo una serie de consecuencias negativas avaladas por la evidencia empírica existente en varios países, principalmente del mundo desarrollado. 2. La introducción de una ley de divorcio predeciblemente lleva a un incremento de las rupturas matrimoniales y de la desintegración familiar.

3. Debido a los efectos que ello produce sobre la sociedad en su conjunto, éste es un tema de preocupación pública que excede el ámbito privado y que debe ser analizado desde la perspectiva de las políticas públicas al margen de consideraciones meramente éticas o morales.

I.- EVIDENCIA EMPÍRICA DE LOS EFECTOS DE LAS RUPTURAS MATRIMONIALES Y DESINTEGRACIÓN FAMILIAR EN PAÍSES DESARROLLADOS. La evidencia empírica en diversos países demuestra a través de los años los perniciosos efectos que recaen principalmente sobre los hijos de matrimonios separados. Así, los índices de pobreza, drogadicción, suicidios, criminalidad, inestabilidad emocional y tendencia a no formar familias estables en el tiempo son todos fenómenos de mayor incidencia en el grupo de niños y jóvenes afectados por esta situación. Obviamente, existen casos particulares donde no ocurre este fenómeno. Sin embargo, la evidencia empírica global que se muestra a continuación es clarificadora e ilustrativa. 1.1- EL DIVORCIO AUMENTA LA POBREZA:

a) La Secretaría de la Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos realizó en 1988 un estudio sobre la estructura de la familia de ese país. Los resultados de este estudio indican que en todos los niveles de ingresos, salvo el muy alto (más de 50 mil dólares al año), los niños que vivían con

una madre divorciada o que nunca se había casado, estaban claramente peor que los pertenecientes a familias donde vivían con sus dos progenitores. De acuerdo a datos de la Oficina del Censo de EE.UU, los niños de familias uniparentales tiene menos de un tercio del ingreso per cápita de los niños con dos padres, y la mitad de ellos quedan debajo de línea de pobreza en comparación con sólo un 10% de los que pertenecen a familias intactas. 1

Este efecto es predecible, puesto que el divorcio al envolver la posibilidad de una segunda familia, reduce las probabilidades de que la primera esposa tenga una seguridad económica. La primera esposa y sus hijos deberán "competir" con la segunda, y a veces también con la tercera cónyuge y los nuevos niños.

b) Coincidentemente, la revista The Economist del 9 de Abril de 1994 destaca que en Gran Bretaña el 77% de las madres separadas están viviendo con la ayuda que les brinda el Estado. Ello ha ocurrido porque dos tercios de los padres ausentes no hacen ninguna contribución a la mantención de sus niños y aquellos que lo hacen, pagan en promedio sólo el equivalente de $ 67.000 en moneda chilena. 2 Como la tendencia normal es que los hijos se queden con la madre, los ex maridos no contribuyen financieramente lo suficiente, entregando la menor pensión posible. La mujer con la carga de los hijos tiene menos posibilidades de obtener mejores ingresos; el efecto del divorcio en este caso, aumenta la pobreza de la mujer y de los hijos.

e) En un país como EEUU, con un amplio acceso de su población a oportunidades de todo tipo, las condiciones de pobreza se han ido derivando, en forma creciente, de la estructura y conformación familiar. Según un estudio que constata este hecho, actualmente los hogares sin padre presente muestran seis veces más probabilidades de ser pobres que los hogares formados por parejas casadas con hijos. s 1.2.- LOS EFECTOS EN LOS NIÑOS, LAS PRINCIPALES VÍCTIMAS: Problemas emocionales y de comportamiento

i) Un estudio realizado por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos encontró que los niños de hogares de madre divorciada o que nunca se habían casado tenían entre un 100 y 200% de mayores posibilidades de tener problemas emocionales y de conducta, y alrededor de un 50% más posibilidades de tener dificultades de aprendizaje que los niños de familias intactas. Por otra parte, en los hospitales estatales de Estados Unidos, sobre el 80% de los adolescentes ingresados por razones siquiátricas provienen de familias uniparentales. 4 ii) Una de las consecuencias no esperadas y más serias que ha ocasionado el incremento de hogares donde el padre está ausente, han sido los efectos en los hijos de esos hogares. Según lo demuestran investigaciones recientes en EEUU, los niños provenientes de hogares sin padre, tienen dos a tres veces más probabilidades de presentar problemas emocionales

y de conducta. Esto ocasiona que sean más propensos a desertar de la escuela, presentar embarazos adolescentes, abuso de drogas y conflicto con la justicia. 5 iii) Una investigación efectuada por la Dra. Judith Wallerstein y Sandra Blakeslee publicada en el libro " Padres e Hijos Después del Divorcio" que contempla el impacto emocional, económico y psicológico del divorcio después de 1,5 y 10 años, concluye que los hijos aparecen como los grandes perdedores y que los efectos del divorcio perduran en el tiempo. Entre otras cosas se comprobó que dos de cada cinco niños de padres divorciados, se enfrentaron con una seria disminución de su nivel de vida y fueron testigos de grandes diferencias entre la situación económica de los hogares de la madre y del padre cuando éste contrajo matrimonio por segunda vez. Esta investigación permitió cuestionar la tesis de muchos expertos norteamericanos que argumentaban que los efectos del divorcio en la familia persitían por dos y tres años a lo más. 1.3 DESERCIÓN Y RENDIMIENTO ESCOLAR

i) En promedio, los hijos de divorciados abandonan la escuela en una proporción mayor que el doble de la que presentan los hijos de familias intactas. El divorcio de los padres duplica también la probabilidad de que los jóvenes permanezcan desempleados, según revela un estudio de la socióloga de la Universidad de Princeton, S. McLanahan, cuyos resultados recoge The Economist.

Otros estudios realizados en Gran Bretaña confirman esas conclusiones, y también comprueban que los hijos de divorciados tienen menor probabilidad de llegar a estudios universitarios. 6 ü) Estudios efectuados en EEUU, demuestran que sólo el 4,4% de niños que viven con ambos padres son expulsados o suspendidos del colegio. En el caso de niños provenientes de hogares sin padre, este porcentaje alcanza al 16%. ' 1.4 INESTABILIDAD FAMILIAR FUTURA Los niños hijos de padres divorciados tienen tendencia en su juventud a dejar sus hogares, convivir más que casarse y tener hijos fuera del matrimonio. Según concluye un estudio efectuado por demógrafos de la Universidad John Hopkins, la Universidad de Chicago y el London School of Economics, a partir de una muestra de 12.500 jóvenes británicos, la probabilidad de que hijos de divorciados deje el hogar a edad temprana es cinco veces superior a la de padres casados. La probabilidad de que los jóvenes convivan es más de dos veces superior a la de jóvenes hijos de matrimonios estables. La probabilidad de nacimientos fuera del matrimonio es dos veces superior en el caso de hombres jóvenes y 3,3 veces en las mujeres jóvenes. 8

1.5 CRECER SIN PADRE, EL MEJOR PREDICTOR DE DELINCUENCIA

i) Según la Revista Fortune, el mejor predictor de delincuencia que se conoce no es la pobreza ni la raza, sino haber crecido sin padre. Una investigación reciente realizada en los High Schools norteamericanos ha demostrado que la primera causa determinante de que los jóvenes caigan en el alcoholismo, la drogadicción y la delincuencia es cuánto tiempo el niño es dejado sólo por sus padres. 9

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ii) De acuerdo a datos recopilados en EEUU, los costos sociales de crecer sin padre presente en la familia son alarmantes. Más del 60% de los ladrones, 72% de los asesinos juveniles, 70% de los condenados a penas de larga duración, crecieron en familias sin padre presente. Alrededor del 70% de los delincuentes juveniles en centros reformatorios proviene de familias sin padre. lo Una parte importante de los problemas que actualmente están enfrentando las naciones desarrolladas se debe a los efectos de la desintegración de la familia y los problemas sociales que esto ocasiona. De acuerdo a lo publicado en The Economist de marzo de 1993, es posible concluir que la inestabilidad familiar es uno de los principales atentados contra la igualdad de oportunidades básicas a las que debiera aspirar la sociedad.

En la misma publicación se explica que en los países donde la sociedad funciona mal, en el próximo siglo la competitividad será tan difícil como para los países con poco desarrollo de la economía. Cuando hay que dedicar una parte importante del PIB nacional a asistir o subsidiar a los que no pueden bastarse por sí mismos asumiendo el Estado el rol que compete a los padres de familia, o cuando hay que gastar una buena parte del producto en policía y seguridad ciudadana para protegerse de la delincuencia, entonces será difícil que un país aumente su riqueza. ( En Chile según estimaciones de Paz Ciudadana ya estaríamos gastando un 2,5% del PGB en seguridad pública y privada).

II EVIDENCIA CHILENA CONFIRMA CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE RUPTURAS MATRIMONIALES a) Un estudio reciente denominado" Habilitación, Pobreza y Política Social", demuestra que la habilitación o capacidad de surgir de la pobreza comienza por la familia. Se pudo constatar en esta investigación que la unión familiar, la estabilidad de la pareja, el acuerdo en la crianza de los hijos y otros elementos similares son aspectos de gran incidencia en el surgimiento socioeconómico. Las familias más habilitadas, según este estudio, declararon un mayor nivel de aveniencia de la pareja y una identificación clara de los roles al interior de la misma. 11 De este modo, la familia como institución, aparece en nuestra realidad como una instancia que contribuye a la superación de la pobreza y por consiguiente es altamente conveniente el desarrollo de políticas que incentiven su cohesión.

b) Los resultados de una investigación realizada por el SENAME a fines

por cuanto es difícil respaldar de manera absoluta una respuesta con evidencia empírica; metodológicamente no se dan las condiciones ideales para aislar completamente el efecto de las distintas variables que han influido en el incremento de las rupturas matrimoniales registrado en el mundo desarrollado durante las últimas décadas. Una serie de tiempo en el mismo país tiene el problema que no toma en cuenta los cambios culturales que podrían incidir en un aumento de las rupturas, independientemente de la legislación vigente, al margen de que una ley de divorcio en sí misma representa un cambio cultural y provoca cambios culturales. Finalmente, una comparación entre distintos países no considera las diferencias culturales que de hecho existen entre sociedades diversas. Sin perjuicio de estos obstáculos, la respuesta a la interrogante de si el divorcio incide o no en la frecuencia de las rupturas matrimoniales o bien simplemente ofrece soluciones positivas a las rupturas que ya están consumadas o son inevitables, es el punto más álgido del debate actual, y de dicha respuesta depende en gran medida la posición que sobre el divorcio se tenga desde la perspectiva de las políticas públicas, pues si el divorcio aumenta la ruptura familiar y ésta trae consigo efectos sociales tan perniciosos y de tan alto costo para la sociedad, resulta perfectamente aceptable que la sociedad rehuse contribuir a estos fenómenos o facilitarlos. Ahora bien, atendida la dificultad de analizar este punto sobre la base de consideraciones estadísticas resulta legítimo y necesario recurrir al análisis y a la evidencia indirecta. Al respecto se pueden señalar los siguientes fenómenos

1. EVOLUCIÓN DE LAS ESTADÍSTICAS EN PAÍSES REGIDOS POR LEY DE DIVORCIO a) Si bien, como se ha dicho, no es posible establecer relaciones de causalidad concluyentes, interesa constatar que en la mayoría de los países con legislaciones que facilitan el divorcio, la cantidad de divorcios en relación al conjunto de matrimonios se ha ido elevando a través del tiempo desde niveles aproximados del 10% en la década de los sesenta a cifras que oscilan entre el 30% y el 50%. Como se puede observar en el Cuadro N° 1, en países como Estados Unidos, el Reino Unido o Noruega, la proporción de divorcios en relación a los matrimonios que se contraen anualmente es LIBERTAD Y DESARROLLO 8

cercana al 50%. En otros países, tales como Bélgica, Dinamarca, Francia o Australia, son cercanas al 40%. Muy distinta es la situación chilena, donde la proporción de nulidades/matrimonios es bajísima (6,7%), si se compara con los países señalados anteriormente. b) Estados Unidos es el país que presenta las más altas tasas de divorcio. Según un estudio efectuado en 1987 en ese país, se encontró que mujeres blancas menores de 16 años al momento del divorcio de sus padres, tienen un 60% más de probabilidades de separarse cuando ellas se casen. Asimismo, según esta fuente, se espera que alrededor de la mitad de los matrimonios contraídos por los norteamericanos terminará en divorcio. 14

2. CAMBIO EN LA NATURALEZA DEL CONTRATO MATRIMONIAL Para estos efectos lo primero que hay que tener presente es que la ley de divorcio -a diferencia de las nulidades- no afecta solamente la forma de disolver un matrimonio, sino que altera en forma radical la naturaleza misma del contrato matrimonial. En efecto, como resultado inherente a la introducción de la ley de divorcio, el matrimonio indisoluble deja de existir como institución no solamente para aquellos que desean acogerse al divorcio, sino para todos. La disolubilidad del contrato pasa a ser intrínseca al contrato e irrenunciable. En otras palabras, pasa a ser absolutamente imposible para las personas que así lo deseen suscribir un contrato matrimonial indisoluble que produzca efectos civiles .

Si bien ello no obsta a que las personas pueden efectuar la promesa de indisolubilidad y contraer matrimonio "hasta que la muerte separe" por medio de los votos en una ceremonia religiosa, ésta no es una alternativa equivalente por cuanto el matrimonio religioso no regula los derechos y obligaciones de la pareja en una forma que pueda ser civilmente enforzable. En otras palabras, es un contrato que no trae consigo consecuencias civiles. En este sentido la ley de divorcio, en lógica, significa la usurpación del derecho de casarse civilmente en forma indisoluble. Así entonces, la ley de divorcio no significa, como aparece a primera vista, una ampliación de las opciones para las personas, sino que la privación para todos de aquella opción -el matrimonio indisoluble con consecuencias civiles-, que es mayoritariamente apoyada por la opinión pública y que, según la evidencia existente, conforma la estructura más adecuada para la formación de los hijos.

La eliminación del carácter de permanente del matrimonio evidentemente afecta la forma en que se resuelven al interior del mismo los conflictos que de manera inevitable surgen en toda relación humana; y en este sentido con una ley de divorcio se induce a recurrir con mayor facilidad a la ruptura definitiva que cuando se estima que el matrimonio constituye un contrato indisoluble. Por otra parte, en cierto sentido, el matrimonio disoluble, y por lo tanto, temporal, no es del todo disímil de la convivencia y es perfectamente posible que el incremento en las tasas de convivencia que se registran, por ejemplo, en Europa o Estados Unidos, esté relacionado con este cambio en la naturaleza del matrimonio, pues al no tener éste una especificidad radicalmente diferente de la convivencia no quedan claros los incentivos para contraer un vínculo legal. Cabe destacar

14 En: Willíam. J. Bennett The Index of Leading Cultural Indicators



misma encuesta, el 87% de los chilenos está de acuerdo en que el matrimonio es un compromiso para toda la vida. Esas cifras podrían indicar una percepción positiva de la población respecto del compromiso matrimonial.

IV

CONCLUSION

Un análisis del efecto sobre la sociedad de determinadas políticas, se expresen ellas a través de leyes u otros instrumentos, debe tener siempre presente un postulado fundamental: el estudio deberá hacerse considerando los efectos sobre toda la sociedad y no sólo su impacto en un grupo particular. Así , cuando analizamos los efectos de una ley que tiene como objetivo combatir la drogadicción, no debemos limitarnos a evaluar su incidencia sobre quienes son drogadictos, sino fundamentalmente atender a su influencia en aquellos que podrían llegar a serlo. Aunque parezca paradojal, una correcta política pública sobre drogadicción tiene que poner la máxima atención en sus efectos sobre quienes no consumen drogas.

Este postulado, que invariablemente hemos sostenido en Libertad y Desarrollo, tiene una importancia crucial a la hora de analizar el tema del divorcio. En efecto, por mucho que al legislar debamos considerar la situación de quienes han fracasado en su matrimonio, es preciso considerar también la forma en que dicha legislación afecta o incide sobre aquella mayoría de matrimonios chilenos que mantiene una relación armónica, y aquellos miles que han de venir. De acuerdo a los datos que hemos entregado, las nulidades matrimoniales representan sólo un 6,7 %. Por mucho que repugnen, entonces, las nulidades fraudulentas es un despropósito afirmar que la solución a ese problema - el del fraude- esté en la aprobación de una ley de divorcio, sin atender a las consecuencias de ésta sobre el resto de la sociedad. La evidencia empírica en Chile y el resto del mundo es abundante para señalarnos los dramáticos efectos que sobre los hijos de matrimonios separados tiene la ruptura matrimonial: pobreza, drogadicción, suicidios, criminalidad, fracasos escolares, debilidad emocional aumentan en el grupo de niños y jóvenes afectados por esta situación y frecuentemente estos problemas alcanzan también a las mujeres.

La ley de divorcio no afecta solamente a quienes se acogen a ella, sino que altera fundamentalmente la naturaleza del contrato matrimonial, privando a todos del derecho a suscribir un contrato civil de matrimonio indisoluble y asemejando el matrimonio a la convivencia de facto; incide sobre la forma en que se resuelven los conflictos dentro de un matrimonio y significa una transformación cultural que legitima social y moralmente la desintegración de la familia. En este sentido, creemos posible concluir que una ley de divorcio aumenta la frecuencia de las separaciones porque 11

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una ley de divorcio rebaja considerablemente los costos de la ruptura matrimonial y no sólo los costos económicos, sino los de carácter cultural y social.

En definitiva, el argumento principal a favor del divorcio sería resolver el problema de quienes han fracasado en un primer matrimonio. Al respecto cabe señalar que existen estudios (Wallerstein) que comprueban que en sólo 10% de los casos, el divorcio significa un mejoramiento de la calidad de vida para ambos cónyuges, y en un mayor porcentaje "los dos cónyuges estaban en una situación sensiblemente peor" que la que habían tenido durante su matrimonio por mal avenido que éste hubiera sido. Es más, en el caso de Chile existe la posibilidad de consolidar segundas uniones, ya sea a través de la nulidad o bien a través de convivencia de hecho, claro está sin la misma patente de legitimidad que tiene hoy la institución del matrimonio indisoluble. Todos los problemas que de estas situaciones se derivan -incluidos el fraude y la condición de los hijos de estas segundas uniones- representan problemas distintos y son susceptibles de resolver sin necesidad de una ley de divorcio. Finalmente, lo que debe inspirar las políticas públicas no es la consideración de intereses particulares por sensibles que ellos sean, sino el interés general, que se vería, de acuerdo a este análisis, perjudicado con la aprobación en Chile de una ley de divorcio.

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