1 LORENZO PARDO l~1.. ANALES DE OBRAS PÚBLICAS

i.o,0D/1 l~1.. LORENZO PARDO ANALES DE OBRAS PÚBLICAS. \ , ANALES nE-· óBRÁS PÚBLICAS. MEMORIAS YDÓCUMENTOS REFERENTES Á LA CIENCIA DEL INGEN

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EL DESARROLLO DE LOS CARACTERES ANORMALES EN LAS OBRAS DE EMILIA PARDO BAZAN
EL DESARROLLO DE LOS CARACTERES ANORMALES EN LAS OBRAS DE EMILIA PARDO BAZAN APPROVED: Major Professor Minor Professor Director of tbej Department

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l~1..

LORENZO PARDO

ANALES DE OBRAS PÚBLICAS.

\

,

ANALES nE-· óBRÁS PÚBLICAS.

MEMORIAS YDÓCUMENTOS REFERENTES

Á LA CIENCIA DEL INGENIERO

y AL ARTE DE LAS CONSTRUCCIONES.

TOMO SEXTO.

:MADRID: nÚREN'l'A, ESTEREOTIPIA y GALVANOPLA~TIA DE ARIDAU y C.~ (sUcr.:sORXS DE RlVADRXEYRA),

IMPRESORES DE OÁMARA D.E S.

calle del Duque de Osuna, núm. 3•.

1879.

M.,

ANALES DE

OBRAS PÚBLICAS. ,""

,

{

NlJl\J. 11. MEMORIA HET.A'l'I\'A ,{ I.A

I~UNDAtION OCURRIDA EN EL AÑO i 864 EN EL 810 JÚCAR I pon D. JOSE GOMBZ ORTEGA, Inspector gelleral de plimera clase dol CuerJlo de Caminos, Canalos y Puerto!,

D. EVARISTO DE CHURRUCA, Ingeniero Jofo elo segundn claso, y

D.

FRANCISCO LIZARRAGA, Ingonhll'o primero,

INT RODUCCION.

Las ~llulldaciones producidas por las copiosas lluvias ocurridas, en los dias 4 y 5 de Noviembre, del año de 1864 en la provincia de Valencia, ocasionando lamentables desgracias personales y cuantiosas pérdidas, produjeron, con fundado motivo, honda ' .consternacion en los ánimos de sus habitantes. ", Terrible eS,en efecto, el cuadro que ofrecen poblaciones importantes y riquísimas invadidas' tÍ la altura de' los primeros pi.; sos d~ las casas por las aguas, cuya iinpet~osa corriente,las destruye, arrastrando entre susturbias ondas á BUS ~oradores . .Y lnégo, cuando las aguas "bajan , cuando los que han sobrevivido

-ose felicitan por la conservacion de sus vidas, los ánimoS se abaten; y el corazon mejor templado des·fallece al aspecto desolado que se ofrece á su vista. Pueblos arrurlMl.dos, vegas riquÍB-lm.tl1S':, por todas pUl'tes surcadas ele cannles que l~~vaban consigo l'adEll:"" tilidad y la abundancia; cosechas que constiitnian la esperanza\. de la provincia entera, el fruto de los afanes y sndol'es del labrador, todo aparece destruido. Nadie puede reconocer uÚJ el campo en que la víspera estuvo trabajando. El Gobierno de S. :ThL no se manifestó, por cierto, in(]~r.e1lli~e ú la vista de tantas desgracias, y entre los varios medios escwg,i.itados por su solicitud para l'emediar tamaños males, n oinfuló'" con fecha 10 de Enero ele 1805, una Comision de Ingenieros dlli Caminos para que, verificando los reconocimientos necesarios~, ndquil'ieso todos los datos indispensables para conocer las causas que han producido los desbordamientos que todos lamentamos y los medios de evitar en lo sucesivo, hasta donde sea posible, sus efectos. Tal es, pues, el objeto del trabajo cuyos resultados presenta.mas en esta 1\iemoria. En este trabajo nos hemosnjac1o. cfu~ lPre-ferep.cia, y de conformidad con lo mandado en to~lo lo relativ0' fu la parte recientemente inundada,' habiéndonos limitado' ~ un siro':" pIe reconooimieDto delrio en el resto de su cur80, y esto por ~fus; razones: 1.0, porque tal ero. el espíritu de'la Real órden que nOOJ; encomendaba este trabajo; 2.°, porque un estudio completo de la cuenca del rio en toda SI1. exteusion exigiría muchísimo tiempo, y esto hubiera impedido el tener en un corto plazo las noticias más importantes relativas á los sucesos que han motivado estos" estudios. Agrégnese á esto que la creacion reoiente de Divisiones llidrológicas llenarú cumplidamente el vacío que nosotros for~osamente hemos' de dejar en esta parte. En consecllencia de lo ex pues to, la Comision ha dividido este trabajo en tl'es partes. En la primera se' hace una descripcion genera.l del río J {loar y de las condiciones de su' curso desde su. . orígen hasta la q.esem.bocadura, Eu la segunda se desci'iben las inundaciones ant.eriores segun hisnotioiasque ha sidoposi~le'

-7adquirir, y particularmente la. de los dias 4 y 5 de Noviembre, con eXI)osicion de sus causas, y en la tercera se trata de los medios que pueden emplearse para evitar ó disminuir en lo posible sus efectos. / Ha de tenerse presente que la lndble especial de es!a Oomision no le permite presentar resultados definitiv~s, tales como los l)royectos de defensa, ó el detalle completo de los sistemas que á su juicio debieran emplearse para prevenir en ]0 sucesivo aeontecimientos como el que deploramos. Lo que la Oomision hace es' exponer ideas generales é indicar medios que, si merecieren la aprobacion superior, poclrún servir de punto de partida para los estudios definitivos; así es que ha parecido innecesario el levantal' planos exactos de los diferentes puntos representados, bastando simplemente' cróquis que llenen el objeto, y en los cuales se hall determinado, sin embargo, con exactitud aquellos elementos que lo requeriau, anotando las correspondientes acotaciones.

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PRIMERA PARTE. DESCRIPCION FíSICA

E HIDROGRAFICA

DE LA

CUENCA' DEL JÚCAR.

PRELIMINARES. En la orografia general de España ocupa uno de los lugares D¡viB~riado los ma.res de preferentes la cordillera que, arrancando ele los Pirineos al • po- lIBéI.'°nlnsnlll. b nCll. niente del nacimiento del Ebro, viene á enlazarse con Sierra Nevada en las llamadas de Filabres y Aljamilla, formando con ella la; divisoria de aguas del Océano y ~{editerráneo. Esta cordillera" calificada con el nombre de Ibérica por los geógrafos modernos, es la que forma al principio las sierras de Oca, ele Urbion, del Mancayo, de Molina, de Albarracin y de Ouenca, todas las cuales componen el Idubeda de los antiguos, que servia de límite oriental al gran trozo de España llamado Oeltiberia.Desde las sierras de C~enca entra, desvaneciéndose casi por completo, en las extensas llanuras de la Mancha, para aparecer nuevamente en la Sierra de Alcaraz, formando luégo las sierras de Segura, de' María y de las Estancias, pudiendo cansi. ~erarse.que despues de enlazarse con Sierra Nevada, termina en el:Mediterráneo'por el,Cr.bo de Gata.

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La direccion de est,a cordillera, desde su orígen hasta el Moncayo, es SE., casi paralela al Ebro; en este punto tuerce su rumbo hácia SSO., hasta llegar tt Sierra Ministra, próxima á Medinaceli, sirviendo en todo este trayecto de divisoria entre el Ebro y el Duero. Vuelve á tomar la direccion SE. hasta llegar á las sierras de Albarracin, separando en su curso las aguas del Tajo· de las del Ebro; continúa hácia el SO., formando las sierras de Cuenca, dividiendo los valles de los rios Tajo y Júcar hasta llegar al alto de Oabrejas. Desde aquí hasta la Sierra de Alcaraz se dirige próximamente de N. á S., sirviendo de límite á las cuencas de los rios Guadiana y J úcar, continuando casi con la misma dirccciou hasta el Oabo de O"ata, di vicliendo las aguas del Guadalquivir de las del Segura y otras cO~'l'ientes de poca importancia, despues de su enlace con Sierra Nevada.

CUENCA DEL .IdeAR

q~i1:or~':i. tllll.

(1).

Queda dicho que la cordillera Ibérica en la parte comprendida entre las sierras de Albarracin y de Alcaraz divide las aguas del J úcar, que corren al Mediterráneo, de las de los l'ios Taj o y Guacliana, que lo, hacen al Océano, de modo que puede considerarse como el límite occidental de la cuenca del J úcar. La divisoria que lo limita por la parte meridional tiene su orÍgen en la Sierra de Alcaraz, continúa por las Peñas ·de San Pedro al S. de Albacete, Chinchilla, Almansa, etc., y alN. de Tobarra, Caudete y Villena, siendo su direccion general de Poniente á Levante. Desde este último punto sigue al S. de Onte-

(1) Para la mejor inteligencia se acompafía, bajo el núm. 1, el plano general de la cuenca. del Júcar, tomado de la carta de CocHo, con las observa" ciones que ha sugerido el reconocimiento que de BU terreno ha heoho la el)" misiono

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niente y Albaida y al N. de Alcoy y Cocentaina, dividiendo las 11rovincias de Valencia y Alicante, continuando despues á la izquierda del rio de Alcoy hasta su termillacioll en el mar. El límite septentrional de lit cuencqrestá formado por :una estribacion de los montes Ibóricos, que,! partiendo desde )as sierras de Albftrracin, establece divisoria entre el Turia y el Cabriel, comprendiendo el pico de Hanera y las Cabrillas, y sigue' hasta desvanecerse en la huerta' de'Valencia. La extension superficial de la cuenca del J úcar es de unos 10,'600 kilómetros cuadrados.

Superficie do In cuenco..

DESORIPCION DEL JÚCAR y SUS PRINCIPALES AFLUENTES,

EL JÚCAR.

De la parte de la cordillera Ibérica conocida con los nombres de sierras de Albarracin y de Cuenca, notable entre otros conceptos por sus vastos y fronuosos pinares y por su gran elevacían sobre el nivel del mar, y dentro de una zona cuya mayor extension no pasa, seguramente, de 18 kilómetros, nacen cuatro rios, que teniendo,digámoslo así, el mismo orÍgen, vierten sus aguas á mares distintos en puntos diametralmente opuestos de nuestra Península. Estos l'ios son el Tajo, el Júcar, el Oabriel y el Turia Ó' Guadalaviar. La- existencia de tan copiosa cantidad de agua en tan reduCida extension no puede atribuirse más que á las nieves que durante gran parte del año cubren' aquellas alturas, las cuales, en su per_manencia, dejan filtrar el agua al traves de las masas de las montañas, constituyendo dentro,de ellas unos depósitos de humedad que alimentan constantemente lbs numerosos manantiales que salen por doquier~. Este efecto está favorecido ademas por los espesos pinares que pueblan aquellas sierras, los cuales,

Su origen.

-- 12 COlDO se sabe, conservan una atmósfera más húmeda y hacen que la evaporacion de las aguas llovedizas no sea tan completa ni repentina. No siendo el Tajo y el Guaclalaviar objeto del presente estudio, que elebe referirse al J úcar y á su afluente el Oabriel, se prescinde de aquéllos, y pasa la Oomision tÍ ocuparse de los últimos. Para la mayor inteligencia de la siguiente descripcion, va adjunto el plano núm. 3 de] J lIcar en la parte correspondiente á la provincia de Valencia, estudiada ahora con mús detalle á causa de ser la que principalmente ]111 sufrido los efectos de la inundacion de 1864, y como la más expuesta tÍ siniestros de esta especie, cuyo plano ha sido tomado del que existe en la Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, y que fué facilitado á esta Comision con la mayor galantería .. Dfll~oultlnct Difícil es, si no imposible, designar matemáticamente el pund e Jn.re nn.· .' ci~!e~~~.dc to donde nacen la mayor parte de los rios. En su principio están reducidos á multitud de pequeñas corrientes, unas que siguen por los angostos y tortuosos talwegs de .las montañas; otras que, ya , salen de entre las grietas de las rocas ó manan imperceptiblemente eJ;ltre juncos y plantas acuáticas en alguna estrecha rinconada, luégo se juntan, recibe su curso nuevos aumentos, que ya vienen corriendo por los pliegues de las laderas ó snrgen á borbotones de grandes profundidades dentro ó próximos al mismo cauce; lo que ántes no era más que un hilo de agua, que pudiera bastar para satisfacer las ordinarias necesidades de algunas pocas familias, es ya suficiente para dar impulso á un molino, batan ó ferrería.; el reducido y pendiente terreno por donde corria puede calificársele ya como valle, y lo que ántes no era si no in~ignificante arroyuelo, puede recibir con propiedad el nombre de rio; de modo que por lo general no se sabe c,uál de las corrientes primitivas ha de recibir. con más propiedad el nombre que caracteriza á la reunion de todas juntas. El Jucar El Júcar es uno de los rios comprendidos en este caso. Al N. tiene su orl· ~~nl~rl~::~ de la. provincia de Cuenca, entre·los pueblos de Huélamo y Tra-

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gacete, y muy próximo al puent.e llamado de los Ohorros, se ~~sd,O~:~~ juntan dos arroyos qUt: bajan de las montañas próximas. El pri- ~l~:~~~~ y mero y mÍts occidental, tL pesar de ser ménos caudaloso} ha recibido el nombre de J lIcar por los geógrafos que los han visitado, lo cual no puede atribuirse sino/á que despues de su confluencia la direcclon que toman ambos reunidos es próximamente continuacion de la del primero. El origen, al parecer mús lejano, donde ya empieza una, imperceptible corriente, es al pié de los elevados picos de San Felipe (término de Tragacete), en un reducido valle ó rinconada cubierta de pinos. A unos 40 metros su orígen recibe en su cauce las aguas de vúrias fuentes que salen de entre las grietas de las rocas; á muy pequeña distancia, y al pasar por una estrecha. garganta, surgen en el mismo talweg abundantes manantiales que aumentan en un duplo su caudal ; continúa el curso de la misma manera hasta la viiIa de Tragacete, recibiendo á cada paso nuevos aumentos, siendo el principal de ellos el arroyo ele las Salinas, empleado para el riego de las reducidas huertas de la poblacion: muy cerca de ésta pone en movimiento dos molinos harineros, desImes de lo que entra ya en. la fértil aunque pequeña vega de Tragacete, hasta que á unos tre's kilómetros de distancia se une junto al puente de los Ohorros con el segundo brazo. Éste, que, como ya se ha dicho, es el más caudaloso, nace al pié de los Oerros de la Tea, recibe en su curso abundantes manantiales, pone en movimiento al molino y ferrería de los Ohorros, juntándose al poco tiempo con el}Jrimer brazo en el puente ya citado. Juntos ya los dos brazos, ~ontinúa el rio por el estrecho valle que entre sí dejan lá"s altas montañas que lo limitan; úntes de llegar á. Hnélamo y tÍ ménos de dos ldló ... metros de la confluencia ya citada, se le une por la orilla izquier ... da el rio Valdemeca. Sigue luégo COll el mismo aspecto hasta Uña, dando movimiento ú dos molinos y recibiendo á su paso varios afluentes, de los cuales los principales son las Fuentes·delNoflue7'on, por la orilla izquierda, y la Fuente Caliente por la derecha. En Uña recoge las aguas de una laguna, que, úntes de confun ... dirse con las del rio, ponen en movimiento un molino Y' unafer ..

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de

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rerÍa. A unos tres kilómetros de esta villa, y despnes de dar impulso al molino llamado de las Majadas, entra el rio en un profundo y estrecho barranco, cuyas laderas casi verticales imposibilitan por completo el marchar por la orilla; su nltura es á veces de mús de 70 metros, y llega ú estrecharse en ocasiones hasta no tener sino (j ó 7 metros de ancho. En este trayecto se halla el Paso del '1."1'anco, punto en que, cstrechauo el cauce notQ,blemen- . te, se precipita el rio en un profundo hoyo, cuyo fondo no han podido hallar los naturales. Así que el rio sale del barranco, entra en un terreno mús despejado, el valle tomó, alguna anchura, pasa por Vil1alba de la Sierra, donde pone en movimiento un batan y un molino, continuando de la misma manera hasta la Hoz de Ouenca, dando impulso á varios artefhctos y recibiendo en S~l trúnsito varios afluentes, ent.re los cuales el mús notable es el arroyo de Verdelpino. Ántes de llegar ú Ouenca entra el rio en un angosto y pin-: toresco barranco llamado la I-Ioz; á derecha é izquierda del J úcal' hay una estrecha faja de hue~·tas regadas con SUB aguas; CODtinúa lo mismo hasta dentro de la ciudad, en donde da movimiento á várias industrias, se le une por la orilla izquierda el rio Huecar, sale luégo ú un terreno más despejado, y recibe al poco tiempo á su afluente el rio Moscas. Las aguas de este último son aprovechadas para regar las huertas que se cultivan, tanto en sus orillas como ~n las del J úcar, aguas abajo de su confluencia con aquél. En todo el trayecto comprendido desde aqut hasta'cerca del puente del Palmero, corre el rio por una anchurosa vega, siendo la parte más considerable de ella los llanos del Villar de Olalla: ~UB principales afluentes en esta pa:rte son el arroyo de N oales, el rio Ohillarón y la Fuente del Bai~lo, corriente de agua que baja por la her:ffiosa y ancha cañada. de los Hurtús. , En la proximidad del puente del Palmero el terreno empieza ú ser mús quebrado, el rio sigue su curso e.n un tortuoso barran~ pasando por cerca de la aldea. de qsilla, el molino 'de Caste~ 1lll:~, etc., y c~ntinuaudo casi con el mis~o asp.ecto, ,p~ro en t~r~

co,

-15reno mús despejado, hasta unos cinco kilómetros {mtes ele llegar á Villaverde. En toda esta parte recibe ,algunos afluentes, siendo los más notables el río Valdeganga y el barranco de VilIaverde, por la orilla izquiereb, y el rio de la Fresneda, el de Alarejos y el Belmontejo, por la derecha. Desde,,,,"aquí en adelante el valle va ensanchando gradualmente, cruza muy cerca la. carr,etcra general de l\1adrid tÍ Valeneia, cuyo magnífico puente, llamado de Olivares, fué arruinado por la terrible inundacion del 24 al 25 de Diciembre de ISBO; algo más abajo de la Venta de Talayuelas desemboca por la. orilla izquierda un arroyo, que corre por la hermosa y dilatada cañada de Val-de-Carretas, recibiendo bastante úntes el llamado la Arroyada. Tanto en este trayecto como en el que resta úntes de llegar ú Alarcon, el rio da impulso ú gran número de molinos harineros; en esta última parte, y más particularmente desde unos dos kilómetros úntes de llegar al molino ele :Thlarin y Zarzo. basta el pueblo de Gaseas, la vega se ensnncha notablemente,pudiendo decirse en verdad que hasta llegar á la Ribera de Valencia no se presenta otra igua1. :Muy cerca de Alarcon el rio se introduce en un barranco profundo, llamado por los naturales las Hoces de Alarcon; s.u gran depresion y las extraor~ dinarias curvas que afecta lo hacen notable y digno de ser visitado; la poblacion queda envuelta casi por completo, dejando sólo un paso muy estrecho defendido por un antiguo castillo que lo hacía inexpugnable úntes del descubrimiento de la. artillería; para su cOl1lunicacion con los alrededores tiene dos puentes de sil~arej o, de un solo arco y de análoga construccion, hechos con bastante esmero. El rio continúa con el mismo carácter, serpenteando entre los elevados riscos y peñascos que consti~uyen sus márgenes, hasta unos tres kilómetros ántes de llegar al Picazo, en donde ya la vega se ensancha, las laderas tienen pendientes muy suaves, y se ven algunas huertas regadas con norias en la proximidad ú los numerosos molinos que se encuentran en el tránsito. Continúa el rio en terreno despejado, presentando siempre una vega' muy espaciosa de más ó ménos anchura. Sale de la . provincia de ,Cuenca y entra en la de Albacete, y ántes de lle~

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gar al molino del Batanejo se introduce el rio por una estrecha garganta, de la cual sale bien pronto para seguir su curso en el anchuroso valle que continúa hasta Villargorelo. Aelemas de los muchos molinos á qnienes sirve el rio de motor desde su salida del Picaza, da movimiento asimismo lt una gran fúbrica de papel en la proximidad ele aquella poblacion. Saliendo ele ésta, la vega continúa muy despejada hasta el molino ele la 1\iarmota; la' única particularidad que se ofrece es que de la presa del molino ele Carrasco, tÍ unos 10 kilómetros de Villargordo, parte, pór la orilla izquiercla, una acequia de riego, la primera que se presen ta desde el nacimiento del rio, la cual fertiliza ,una larga pero estrecha faja de huertas, que s~ extienden tÍ todo lo largo de la orilla en una extension bastante grande. En la orilla derecha hay tambien algunas huertas , en particular tÍ. hL proximidad :i los molinos, las cuales se ri~gan por medio de norias ó ruedas de canjilones. Pasados los molinos del Concejo y de la Marmota, la vega se va estrechando, hasta que al llegar al Pinar ó Coto de la Condesa se introduce en una angosta barran cada , la cual se en .. sancha algo al llegar al molino de Cuevas-Yermas. Continúa el J úcar de la misma manera hasta llegar al pueblo de Val-deGanga, siendo de notar en esta parte los numerosos manantiales que nacen en su orilla; en todo e::!te trayecto el terreno es una , extensa llanura que casi se pierde en el horizonte, en la cual esbí. abierto el cauce ú una gran profundidad; las márgenes del río son en ocasiones peñascosas y con gran inclinacÍon en ambas orillas, y tí veces, solamente en una de ellas, preséntandose la otra como un plano inclinado que viene á encontrar en su parte superior la meseta general. Antes de llegar tí Val-de-Ganga, y muy cerca del molino de Boniches, hay varios nacimientos de agua en ambas orillas, los cuales dan orígen á dos acequias que riegan las estrechas zonas de huertas que tí todo lo largó del Jú. car corren hasta unos dos y medio kilómetros aguas abajo de aquella poblacion. El aspecto que presentan ias márgenes nopue. de ser más pintoresco: entre las ásperas y elevadas laderas por donde corre el Júcar se ven en el fondo dos fajas 'de huertas 6.

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todo lo largo de la coi'riente cultivadas con esmero y cubiertas de frondosos y corpulentos nogales y cerezos. Oomo ya se ha dicho, estas huertas terminan unos dos y medio kilómetros aguas abajo de Val-de-Ganga; siguen de secano las estrechas múrgenes en una pequeña extension hasta lIeg~ ú la presa de Oantaluz, de donde sale por la orilla izquierda una acequia que fertiliza la Ribera de Alcoza?·ejos. Por la orilla contraria, y mediante una presa q'üe existe mús adelante, se der'iva otra acequia que riega una extension muy corta de ribera. A pequeña distancia se encuentra l~ presa de la villa de J orq nera, ele la cual parten ú derecha é izquierda dos'acequias que fertilizan toda la ribera de Oubas y Jorquera hasta unos cuatro kilómetros aguas abajo de esta villa. Es admirable el contraste que ofrece el aspecto salvaje de los escarpes verticales que limitan el valle con la frondosidad y soberbia vegetacion de la ribera; ú ambos lados del río se extienden dos cínt~s de huertas, cnltiv~das admirablemente, y limitadas por dos cortaduras verticales de extraordinaria altura. Estos escarpes, llamados cintos en el país, ú veces tienen mús de 70 metros de alto, son ele caliza perteneciente' al grupo cretúceo, y en ellos se encuentran practicadas numerosas cavernas que sirven de habitaciones ú los hortelanos y ú la poblacion llamada Vírgen d'e las Cubas: por medio de escalas de cuerdas se hacen acce~ sibles otras cavernas colocadas ú mayores alturas, que utili, zan los naturales para almacenar los abundantes productos de aquellos feraces terrenos. ,En los di as de fuerte lluvia se ven' los torrentes precipitarse ú la ribera desde lo alto de las laderas, describiendo inmensas parábolas y arrastrando tras si piedras de gran magnitud que obligan al transeunte ú albergarse en alguna de las innumerables cuevas que se encuentran al pa~o. Continúan el rio y sus márgenes casi con el mismo aspecto desde Jorquera en adelante, con la diferencia de no pr~sentarse con tanta frecuencia las cavernas de que se ha hablado" .ni estar .10s escarpes cortados tan á plomo como en la parte anterior, p'asa por la Recueja, y encontrándose poco despues los m~na1itiales ' llamados' lis Fuentecicas, sigue luégo hasta Alcalá del'Rio; de' ~

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cuya presa parten dos acequias que riegan las huertas que se extic1Hlcn hastn, el molino de Don Benito; continúa por la aldea llamada 'rolosa., dnntl0 movimiento en su trúnsito á varios molinos y batanes hasta llegar nI mencionado de Don Benito. Desde aq ní hasta la villa de Bes corre el río en tl'e barrancos y prec] picios, cncontl'ímdose á veces el cauce notablemente estrechado, en particular en el Salto del Lobo. Cerca de esta vil1n principia una estrecha fuja de huertas, que corren á lo largo elel rio hasta poco despues de haberla pasado. Entre Alcalú y la villa de Bes Be encuentran algunos manantiales, siendo el principal ele ellos la ]fuente u.e Dos Aguas. El terreno por donde corre elrio, desde aquí hasta la pl'oximirlnd de Jnlance, es quizá el mús agreste que se ln:esenta desde su nacimiento. Es un estrecho barranco cuyas laderas verticales tienon una altura asombrosa, y por donde corro el río torrencialmente con gl'an velocidad. En la parte comprendida entre el Castillieo de Don Sa.ne!w y los Chorl'eadm'es do la Júvega se hace completamente imposible pasar, siguiendo la orilla del rio, por ir encajonado entre los escarpes; en la parte restante es accesible para los pastores, aunque con grandes dificult.ades~ Cerca de J alance desemboca el barranco del Agua, notable en tiempo de avenidas, y que en esta última hallenaclo de grandes peñones las huertas que se extienden al pié del pueblo. Tanto en Bes como en Jalance hay varios molinos y batalles, y de una presa situadaú unos cinco kilómetros tintes de esta villa salen dos acequias por derecha é izquierda, que riegan algunas de las pocas huertas de la poblacion. En esta parte sale el rio de la provincia de Albacete y entra en la de Valencia. De]a presa del molino de las Huertas, cerca de Jalance; se deriva por la orilla izquierda una acequia llamada la Alcal'roya, que despues de atravesar por dos túneles la divisoria de los ríos Júcal' y Cabriel, sale ú regar, la ~uerta que ú la orilla derecha de este último rio tiene la villa de Cofrentes. La parte de cauce comprendida entre estas dos villas es más espaciosa que la que acabamos de descrihir; en los recodos se ven con frecuen:ci~ algunas

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huertas casi convertidas en guijarrales y arenales por la avenida última; las hderas son muy ásperas y pendientes, y de difícil prtso. A nnos dos kilómetros de Jahnce desemboca el río Toresa, y al pié de la villa de Oofrentes, el rio ¡'Júcrtl' recibe ]o.s aguas de sn afluente más importante, el rio Oabtiel. La villa de CofL'entes se halla, situada en la cxtreriliclnc1 de 1ft el ivisorirt de los rios J úcar y Oabriel, en una, elcvncion denominada el Cinto de 8ant(¿ Ana (1). Al pié de esta tiene lugar la confluencia, y hay quien dice que la. palabra Cofren tes no es ll1tlS que una corrul,cion de con:fluentes. El l,lano nllmero 4 ebrú, mejor que cua.ntas descripcio11es se pndieran hacer, una idea de las sinuosidades que en esta parte presenta el curso de los rios, especin.lmente el del J Ílcar. En su lugar correspondiente se reseñan las púl;dilbs que este pueblo ha sufrido con la crecida del dia 4 de Noviembre. Desdo la confluencia sigue el Júcar su curso por un valle estrechísimo, que está reducido simplemente rtl cauce que ocupan las aguas, eS inmediatamente, sin dar lugar ú prado ni vega, de ninguna especie, unas laderas muy escarpadas y escabrosísimas, en las que no se presentan mús que algunos pinos jóvenes y un monte bajo regular. La vista de esta parte del J Ílcar es notrtble. Las márgenes' son laderas escarpadísimas de montañas muy elevadas, por las que va una, sendn. completamente intransitn.ble para caballerías, y desde la cual se ve el rio á una enorme profundidad. . Estas escarpadas laderas son frecuentemente interrumpidas por considerables bari'ancos de'los que pocos traen agua constante, p~ro que todos ellos deben traer mucha y con extraordinaria vio-

(1) En toda esta region llaman cintos á 10B puntos do las laderas en que se presenta la rocn desnuda, escarpada y algo saliente.

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lencia en la época de las lluvias. En uno de es~os barrancos, el mús importante de toda esta parte en la orilla derecha, se halla situac10 el pueblo ele Córtes. La bajada al fonclo de este barranco, . donde está emplazado el pueblo, es escabrosísima. La villa está rodeada ele una huerta bastante bien c~lltivacla y de aspecto agradable, aunque de corta extension. La pendiente 10ngituLlinal del barranco es muy considerable, de modo que las aguas cOl:ren con bastante velocidad, y al desembocar en el rio J úcar lo hace desde una altura de 80 metros. El dia 4 de Noviembre fué talla cantidad de agua que corria por este barranco y con tal impetu, que desde la cortadura. por donde desemboca en el J úcar se desprendio. formando un arco y salvando por encima toda la anchura del Júcar, é iba ú dar en la múrgen opuesta. Unos 100 metI'os mhs abajo del desagüe de este barranco está el puente sobre el Júcar, que si~ve para el camino que pone en cornunicacion ú Córtes con Buñol y otros pueblos. H~rémos rápidamente la histqria de los puentes clue en este punto se han construido, porque servirá para fundar nuestra opinion respecto de la solucion que conviene adoptar para pasar el rio en buenas condiciones y de un modo permanente. En el siglo pasado habia un puente situado unos 25 metros más abojo que el actual. Parece que constaba de dos tramos de madera. Los estribos se conservan en bastante buen estado, y el de la izquierda lleva aguas arriba un muro de acompañamiento en el que se apoya el camiLoó senda para que servia. Este puente (marcado con la letra a en el plano número 5) fué arruinado en el año de 1805 por una crecida. Para susÚtuirlo se construyó en el mismo año, y 35 metros mús aniba, el puente marcado en ·el mismo plano con la letra b. Estaba formado de dos tramos, es decir, que adernas de los' estribos, que hoy se conservan en bastante buen estado, tenia una pila de la que no se conserva vestigio alguno. El tramo de la derecha parece estaba formado de madera como los actuales, y el de la izquierda ~onstaba de cinco cadenas tendidas desde el estribo correspondiente -ú la pila, y sobre las cuales se apoyaba el pi~o. Se' conserva aún parte de dos'

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de las cadenas, habiendo sido arrastrado el resto del puente haró, unos cuatro años. Entónces se hizo diez metros más abajo, en el punto marcad~ con la letra e, UIl puente ele cinco tramos, que fué destruido el dia 4 de Noviembre del año 1864. En el mismo emplazamiento, é idéntico al puente arruinado, se ha construido el actual. Este puente tielle cinco tram6s y presenta, pol'"consiguiente, cuatro pilas, de las que una tiene 3,20 metros ele frente, obstruye en parte el paso y aumenta los inconvenientes de la obra. El puente est.ó, reducido ú unos rollizos que se apoyan directame'nte sobre las pilas. Sobre estos largueros hay traviesas formadas de troncos como de cinco centímetros, y sobre éstos, ramaje y tierra que constituyen el !liso. El tramo mayor tiene 14 . metros de luz. En los que los largueros no cuentan longitud suficiente, se apoyan sobre otros empotruclos directamente en las pilas, y que constituyen una especie de zapata. Como ya se, ha dicho, desde o'ofrentes el rio viene por un cauce muy estrecho, y especialmente en el punto de que ahora se trata, atraviesa el rio una garganta angostísimn, de modo que, áun en aguas bajas, llevan éstas una gran velocidad, la cual aumenta de una manera extraordinaria en las crecidas. Agréguese á esto que siendo las laderas casi verticales, el agua en las avenidas debe tomar una gran altura, y que las maderas, que con frecuencia arrastra el rio, obstruyen completamente el paso á las aguas. La, inc~nveniencia de establecer allí apoyos intermedios queda demostrada experimentalmente, pues en los puentes arruinadOs se han c'onservado 'los estribos, al paso que de las pilas no ha quedado ni áun el menor vestigio de emplazamiento. La situacion de Millares es anúloga á la de Oórtes. En la orilla derecha, en un barranco que desagüa en el Júcar y en terreno sumamente escabroso. El curso del rio, en este trayecto, sigue en idénticas condiciones. Oasi la. única comunicacion posible de Millares es por el Real á Valencia,. y para esto es preciso pasar el Júcar á lasaUda del pueblo. Este paso se hacía ántes por medio de un puente de dos tramos, que fué destruido en la extraordina· r~a avenida del día 4 de Noviembre.

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La,s condiciones de este puente y sus inconvenientes son los mismos que respecto de los ele CÓl'tes queelan indicados, y no habria necesidad de insistir m{ls, si 110 fnera, porq ne con viene rectificar ciertas opiniones erróneas de la localidad. De este puente no han quedado m6s que ligeros vestigios en ambos estribos; pero, segun las noticias nc1quidc1as, constaba de dos tramos de madera, y tenía, por c0nsiguiente, en el medio una pila que, segun relacion, medía SO palmos (1 ü,80 metros) de alto y otro tanto de grueso. No ha sido posible averiguar si estos SO palmos de grueso indican la, dimel1siou horizonta,l perpendicular tÍ la corriente, ó tal vez el perímetro de la, pila,. La primera suposicion, que no parece destituidrL de fundamento segun las confusas explicaciones de los naturales, es, sin embargo, la mús improba,ble, por las excesivas dimensiones que resultarian para. In pila, la cual, {¡un en la segunda hipótesis, tiene dimensiones mús que suficientes pa.ra. su objeto. Sea de esto lo que quiera., lo que lmrece probable es que la pila sería de sillería, bien trabajada" á juzgar por la, abundancia, de piech'a que allí hay y por .la lJuena construccion de la. pequeña parte de estribos que se conserva. Se hallaba emplazada en el a.gua no equidistante de las orillas, sino algo mús próxima. á la derecha, ósea Ct la. concavidad ele la ,curva que en dicho punto forma, el rio, eR decir, que estaba emplazada precisamente en el talweg. Cualesquiera que fuesen sus dimensiones, atendida In, poca anchura del rio, eran suficientes para presentar una superficie á la corriente, que haria segura la ruina de cualqui.er obra, si se tiene en cuenta que el J Ílcar sigue en este punto con la misma pendiente que en todos los anteriores y corre por una garganta muy estrecha. Aquí cabe repetir lo que queda dicho á propósito de Córtes. La mejor prueba de la inconveniencia del establecimiento de pilas es que las avenidas las arrastran sin dcj nI' ni señ,ales de su emplazamiento, úun cuando est~n tan bien construidas y sean tan pesadas como la de :Millares. A la ruina de este puente pudieron tambien contribuir lasma- , derns qllC vinieron de aguas arr.ib~. En lo que estún contestes

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los naturales, es en que no hubo represmniento, y esto es lo que aparece efectivamente de la inspcccion de la líncn de n)tty· yOl' altura de nguas, que se observa perfectamente, tanto en la parte anterior como en la posterior nI emplazamiento de la obl':1. ( . El restablecimiento ele este paso por medio de un puente con~ venientemente establecido sería de un interes capital pant el ¡meblo; pero éste no parece encontrarse con recursos para hacerlo. Desde este punto hasta l'ous el aspecto del terreno es el mis~ mo, así como las condiciones delI'io. 'Tous está situado en la múrgen izquierda, en la fal el a, de In la-, dera y muy próximo al río, en la convexidad de una C~ll'Yt1. que éste forma por causa de una estribacion que avanza en ltt pn,l.'te de la clerecha. De tal disposicion resulta tI no el tramo de aguas arúba viene de frente ú la poblacion, y que ésta, por su poca altura, debe verse inu1Hlada con frecuencit1.. El plano número 6 da idea de la situacion de este pueblo. La constituci.on geológica del terreno en Oofl'entes puede clasificarse de secundario de sedimentacion. Abundan las arcillas y el yeso, que se utiliza por medio de hornos establecidos en b mism:iloculidad. Esta misma fOl'macion yesosa sigue por mús ' abajo de Oofrentes hasta muy cerca de Oórtes, en donde el yeso es sustituido por la. caliza, que desde esta part.e domina exclusi..; vamente, presentando bancos poderosos y proporcionando abundan tísimas can toras. No ha sido posible encontrar fósiles en' esta parte; pero, sin embargo, es ·indudable que la formacion . corresponde al grupo cretáceo. Esta formacion termina cerca de To.us, siendo reemplazuc1n, por un conglomerado, cuyo cemento, calizo en general y tÍ veces ferrllgino·so,. pierde pronto su dureza y da lugar á verdaderas gravas. Ya desde este punto empiezan los terrenos de acarreo del . rio, de modo que puede decirse que, desde aquí hasta el. mar, toda la vega que riega el J úear está formada por los all1vio~es que en tiempos anteiÍores ha ·formado el mismo rio. Despues .de Tous, y siguiendo el cauce, se ellcuentru. Smnn- : .

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cárcel, en la márgen derecha, que es en dicho punto bastante inclinada ; pero situado demasiado cerca del rio, por lo que las avenidas ordinarias deben entrar en la poblacion. U na legua más abajo y en la múrgen izquierda, se encuentra Antella. La parte comprendida entre Tous y Antel1a es la más importante bajo el punto de vista del aprovechamiento de las aguas para riegos, pues en ella, tienen orígen cuatro acequias, tres de ellas, de las principales que de este rio se derivan. La primera que se presenta es la conocida con el nombre de acequia de Escalona, que se apoya en la márgen derecha del Júcal'. La presa de toma d,e aguas estaba situada normalmente al rio Escalona? cuyas aguas trataba ele utilizar, pero precisamente en su confluencia con el Júcar ; de modo (lue la presa quedaba en el cauce de éste y en sentido longitudinal, pues el encuentro de ambos ríos es casi á ángulo recto. La consecuencia natural de este eRtado de cosas es, que en creüidas un poco fuertes, la presa desaparece y el J LIcar de be entrar en el primer tramo de la acequia, que por consiguiente debe sufrir. Actualmente ]a presa y este primer tram~ están rotos; pero el riego 110 se ha interrumpido, pues por .consecuencia de la elevacion del fondo del J úcar en esta parte, ha sido posible tomar directamente y más abajo las aguas del JÚcar. Viene despues de ésta y en la márgen. izquierda la acequia denominada de AntelIa, que sirve para el riego del tél:mino de este pueblo. Esta acequia estará siempre amenazada por el rio en sus primeros tramos; p~ro no es posible defenderla. Su altura no, puede variarse, pues es una consecuencia natural y precisa de la toma de aguas y de pendiente, y tampoco es posible desviarla por lo escarpado de la ladera. Debe hacerse, respecto de esta acequia, la misma observacion que acerca de la anterior. A pesar de haberse roto la toma de agua y los primeros tramos, el riego no se ha interrumpid(), pues la elevacion del fondo del rio permite tomar las aguas más abajo directamente y sin necesidad de presa. La, elevacion del fondo del rio es tan general en esta parte, que todo el trayecto de la acequ~a, desde la t~m~ de

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aguas antigua hasta la actual, está ocupado por el rio, en el cual se distingue debajo del agua el cajero de la acequia, que en algunos puntos asoma á la superficie. En estas razones nos fuudarémos luégo para suponer que en esta parte del rio hay un cambio notable de pendiente, y que en ella debe fijarse el paso definitivo de la regían torrencial ú la regían média. Sigue des pues en la márgen derecha la: acequia de Oarcagente, tan importante como las otras; pero que nada presenta digno de eSl)ecial menciono La principal de las cuatro acequias que se derivan en esta parte del rio es la qne tiene su orígen en el pueblo mismo de Antella, denominada aceq/tia Real, y de la que riegan sobre treinta pueblos. Esta aceqnia tomaba SU¡;; agua,s por medio de una presa bastante grande, y al principio del canal tenía Ulla casa de coinpuertas con tres ,de éstas para regularizar la dotacion del agua. En el plano número 7 puede notarse la direccion de la presa que arrancaba de la orilla derecha normalmente á la corriente y luégo trazaba un áJJg~lo y seguía casi paralelamente á ella, formando el principio del cajero de la acequia. Esta disposicion era muy favorable para la toma ele las aguas, pero mny peligrosa para los momentos de avenidas. En el lugar correspondiente se refiere lo acaecido en la inundacion última, así como los medios adoptados en su consecuencia, y los que, en concepto de la Comision, debieran estudiarse. Despues de AntelIa, se halla, en la márgen izquierda, el pueblo de Gabarda, y en la derecha el valle de Cárcel, en el que se encuentran los cuatro }meblos de Cotes, Cárcel, Alcántara y Benegida. Entre los dos primeros pasa el Sellent, que desemboca en el Júcar y cuyas avenidas son las que principalm~nte perjudican á dichos pueblos. Desde el acueducto de la acequia de CastelloD, situado sol)re el Sellent, aguas arriba de Cárcel, se dirige de frente á este pueblo, y por consiguiente en avenidas UD poco considerables entra en él,

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Su curso ordinario forl11ft un recodo repentino ju~to al pueblo, y con esta, direccion va, á buscar tambien de frente á Ootes, el Clml, por consiguiente, se encuentm igua,lmente [tIllena,zado. Junto tÍ. esta poblacion forma otro recodo en sentido inverso del anterior y ya, lu6go á desomboca,r en el JÚcar. De esta disposicion y de la, circunstancia de que el Sellent forma en el tramo ele desembocadura un ángulo obtuso con la parte superior elel J lIcar, resulta, que mutumllcnte se reman san en sus avenida.s, y por consiguiente, los pueblos de Otll'col y Cotes pa(lecen siempre, por lo mónos en los campos, y úun dentro ele la pobla,cion, especialmente en las elel Sellent. Siguiendo el curso del rio, se encuentran Castellon á la, derecha, y Alberiquo á la, izquierda: Antes de nega,r á estos pueblos cruza, el J úcar h1 carretera do seguudo órden ele Casas del Ca.mpillo á Valencia, en el punto en que se halla situada la, llamada «BrLrca dol Hey»), y poco mtlS abajo recibe las aguas del Albaida, que desemboca por la orilla derecha. Como el terreno ciue atraviesa, el rio en esta parte es toelo él de ' all1vion, sin consistencia ninguna, y como la pendiente es bastante consideraLle, resulta que el rio socava sus múrgenes alternativamente y forma una porcion de curvas de que da unl1 idea el plano núm, 8. Dista mucho de haLerse establecido el necesario equiEbrio entre la fuerza erosiva de las aguas y la resist~ncia de las múrgenes, por' cuya razon el rio, tendiendo á buscar mayor desarrollo, seguirá socavando las márgenes cóncavas, y todos los intereses establecidos en estas partes están amenazados. Se describen en otro lugar los daños que en este punto ha ocasionado la última avenida, y se proponen los medios de ocurrir á ellos. Pasado Alberique, ent.ra el Júcar, bañando por la izquierda el término de Benimuslen, y por la derecha el ele Carcagente; en . éstos yen el de Alcirl1 forma curvas muy pronunciadas, cuyos puntos principales son conocidos con los nombres de Hincon de l\ioya, de Carcagente, del Toro, de la Almunia, etc.; pasa debüjo de un gran puente de hierro el ferro-carril de Almansa 6, Valen-' cia, y unos dos kilómetros deslmes entra en Alcira. Ú unos 60 metros,

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El ferro-carril, viniendo de 1\1anuel y teniendo que pasar á la cuenca del Tl1l'in" atraviesa con un terraplen todo el valle del Jú ... cal', de modo que cuando éste se desborda, queda, contenido por dicho terraplen, sin dejarle mús desagüe que el puente del ferro- " carril, lo cual favorece notablemen~é" á los pueblos de aguas abajo, pues evita un repentino desagüe, perjudicando por el contrario á los de aguas arriba. Al entrar en Alcira se divide el rio en dos brazos que rodean completamente á la villa; el izquierdo es muy corto, miéntras que el de la derecha es el que casi circuyetoda ]~ poblacion ; ambos tienen su correspondiente puente de sillcríft; el del brazo corto, llamado de San Gregario, consta de cuatro cbros, es sumamente pesado y tiene el gran defecto ele presentar muy poca scccion de desagüe al rio, de modo que en las fuertes avenidas remansa las aguas. Este efecto s~ aumenta por las dos presas inmediatas, las cuales arruinado. ]~n Carcageute ios pilló desprevenidos, echó ú perder ropa y murieron muchos cuballos. Alcira, por lo mismo. Hasta este día no se con0ce otro diluvio tan grande)). No se dice si las desgracias personales ni las pérdidas de animales que cita fneron sólo en Oúrcer. El historiador naturalista ~r. D. Antonio J osef Oavanilles, en su con'ocic1a obra sobre el reino ele Valencia, impresa, en 1795, habla en los siguientes términos sobre la ruina de Alcacer, verificada por Irt avenida ele que se trata:

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