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4. PLATÓN (427-‐347 a. C.)
1. CONTEXTO FILOSÓFICO En un texto de Platón denominada la carta VII (de carácter autobiográfico) Platón nos narra la experiencia política que le tocó vivir tras la Guerra del Peloponeso, en la que venció Esparta sobre Atenas. En primer lugar, Esparta impuso la llamada Tiranía de los Treinta, es decir, treinta tiranos subieron al poder y cometieron toda una serie de injusticias que Platón criticará. Más tarde, se produce reinstauración de la democracia, que fue la que condenó a su maestro Sócrates, por lo cual será criticada por Platón cuando nos dice “Cómo es posible que un sistema tan justo como la democracia condene a muerte a un hombre tan justo como Sócrates”. Platón llegará a decir que sólo desde la Filosofía podemos llegar a obtener una visión correcta acerca de lo qué es la Justicia. Aquí se encuentra la motivación política de su pensamiento, la finalidad política de su filosofía. Su pensamiento se fundamenta en su Teoría de las Ideas. Ahora bien, para comprender el significado de esta teoría es necesario conocer el contexto filosófico que posibilita su formación. Para ello debemos tener en cuenta el planteamiento de los siguientes filósofos: Sócrates y los Sofistas, Pitágoras, Heráclito y Parménides, y la influencia y la crítica que realizó sobre los mismos. a) La influencia de su maestro Sócrates: la necesidad de pensar el fundamento de la justicia y el orden social condujo a Platón a considerar que éstos no pueden basarse en un mero relativismo, como decían los Sofistas. Sócrates había señalado la necesidad de encontrar una definición o concepto universal de la justicia, de la bondad y demás conceptos morales, ése era el objetivo de su método: encontrar definiciones universales (conceptualismo) en el ámbito de la ética y la política. Para Platón debe existir un fundamento de la justicia, debe existir la justicia misma para que sean posibles las acciones justas, que son sólo presentaciones concretas y parciales de la justicia; más allá de actos y relaciones justas debe existir la Idea de Justicia misma que las hace posibles.El estudio de este fundamento, generalizado desde la ética hasta toda la realidad, conducirá a Platón a la formulación de la Teoría
2 de las Ideas o de las Formas, que es el centro de toda la filosofía platónica. Así, Platón va mucho más allá de su maestro Sócrates. b) La crítica a los Sofistas: la búsqueda de un fundamento del conocimiento. La oposición de Platón a los sofistas es total: no acepta el relativismo y escepticismo epistemológico y moral de éstos. Si los sofistas estaban equivocados, según Platón, al considerar que no hay propiamente ningún fundamento de la justicia (con lo cual situaban a ésta en el simple terreno de lo opinable, y en el mundo en devenir), también erraban al pensar que no es posible un conocimiento verdadero. En ambos casos el error, según Platón, se debía a que se situaban en el terreno de lo meramente sensible y en la opinión como tipo de conocimiento verdadero. Pero, de la misma manera que los actos (particulares y concretos) solamente los podemos calificar de justos o injustos por referencia a la justicia (universal y abstracta), el conocimiento del mundo físico (cambiante, temporal, efímero), solamente es posible por referencia a otra realidad (inmutable, eterna, permanente). Así, a la inicial motivación político-‐moral, se añade una motivación epistemológica, es decir, la búsqueda de un conocimiento permanente y universal, lo que conducirá el pensamiento de Platón hacia la formulación de la teoría de las ideas. c) Bajo la influencia pitagórica, considerará las matemáticas como modelo de conocimiento. Así, de la misma manera que el matemático habla de triángulos, círculos, esferas o números, de los que sus dibujos son sólo meras y toscas representaciones, y no confunde el dibujo de un triángulo con el triángulo como figura geométrica ideal, el filósofo no ha de confundir la realidad física ni los acontecimientos particulares con las ideas de las cuales estos actos o cosas son meras representaciones. De la misma manera que el dibujo de un triángulo no es un triángulo -‐es sólo una representación de esta figura ideal sin la cual no sería posible hablar de triángulos-‐, un acto justo no es «la justicia en sí misma en tanto que Idea». Por tanto, el auténtico conocimiento no es nunca conocimiento de lo particular o concreto, sino de lo universal abstracto: las Ideas. Un botánico no se interesa en realidad por este ciprés, aquel pino o este otro abeto, sino que toma estos casos particulares para llegar a la noción de conífera y, más allá, a la noción de árbol en
3 general y, más allá todavía, a las nociones de vegetal y ser vivo. En el límite, y esto compete ya solamente a la filosofía, deberíamos poder llegar a la noción general del ser. Por otro lado, Pitágoras concebía al hombre como una dualidad compuesta de alma y cuerpo. Platón retoma esta teoría sobre el hombre y lo aplicará a su pensamiento y a su Teoría de las Ideas: nos dirá que sólo el alma (su parte racional) puede alcanzar las Ideas. d) La influencia de Heráclito y de Parménides es importante de cara al pensamiento de Platón. Heráclito había destacado que todas las cosas están en continuo cambio. Todo fluye, decía Heráclito (a quien Platón conocía bien, gracias a su maestro Crátilo), nada permanece, sino que todo cuanto existe está sometido a un proceso ininterrumpido de alteración y, por tanto, nada «es» propiamente. Parménides, por el contrario, había destacado que lo que es no puede dejar de ser, ya que dejar de ser es convertirse en no-‐ser, lo que es imposible lógicamente. Platón crea el concepto de Mundo Sensible desde la filosofía de Heráclito, afirma que el mundo sensible está continuamente sometido al cambio y al devenir, de forma que nunca es propiamente, ya que siempre está cambiando tal como nos muestran los Sentidos. Pero Parménides tiene razón -‐piensa Platón-‐ si en lugar de pensar en el mundo que captan nuestros sentidos pensamos en aquellas entidades que, como los números o las figuras geométricas, no se alteran. Estas tres mesas concretas que están ahí, por ejemplo, hace cien años no existían y dentro de cien años probablemente habrán dejado de existir, pero las nociones de «tres» y de «mesa» no se alteran por ello. De la misma manera debe entenderse lo real sensible: todo cuanto existe en el mundo físico es una representación de otra realidad diferente, la del mundo de las ideas que sólo podemos captar por la razón: el Mundo Inteligible, el mundo del ser del que nos hablaba Parménides. 3. LA TEORÍA DE LAS IDEAS La Teoría de las Ideas constituye el núcleo desde el que se articula toda la filosofía de Platón, es decir, es el fundamento de su ontología (concepción de la realidad o del ser)
4 de su epistemología (teoría del conocimiento), de su antropología (concepción del hombre) y de su ética y política (proyecto político). La teoría se desarrolla en los denominados diálogos de madurez que son Banquete, Fedón, Fedro y la República. Ahora bien ¿Qué hay que entender por Idea (Eidos) en Platón? Por Idea en Platón no hay que entender las representaciones subjetivas que nos hacemos de las cosas, es decir, los pensamientos que podemos tener a nivel individual, sino que las Ideas son “realidades objetivas” que se caracterizan por ser la esencia, únicas, universales, inmateriales, inmutables, permanentes, idénticas a sí mismas, absolutas, eternas e independientes del mundo físico. Esta serie de realidades objetivas se encuentran en el Mundo Inteligible al cual se accede a través del alma entendiendo a ésta como principio de conocimiento racional. Frente al mundo inteligible se halla lo que Platón denomina el Mundo Sensible, que es el mundo o la realidad que captamos a través de los sentidos, que se caracteriza por ser finito, limitado, mudable, cambiante, relativo, individual, etc. Ahora bien ¿qué relación existe entre el mundo inteligible y el mundo sensible? Para explicar tal relación Platón emplea dos conceptos: el de participación e imitación. Esto quiere decir que algunas veces, Platón, nos dice que el mundo sensible existe porque participa del mundo de las ideas y, en otras ocasiones se nos dice que el mundo sensible imita al mundo inteligible. El mundo sensible existe porque participa e imita al mundo inteligible. En cualquier caso, el mundo sensible tiene realidad o existe dado que su causa es el mundo inteligible. Por ejemplo, en la realidad que captamos mediante los sentidos hallamos una diversidad múltiple de árboles, los cuales existen en la medida en que participan o imitan de la Idea de Árbol, la cual pertenece al mundo inteligible; en el mundo de las ideas, la Idea de árbol es la unidad que justifica la existencia de la pluralidad en el mundo sensible. Para Platón la verdadera realidad no es el mundo sensible – el mundo perceptible –, la cual es una mera copia del mundo inteligible o mundo de las ideas, aquel es una mera copia imperfecta de éste. Asimismo, es necesario señalar que el Mundo de las Ideas se halla jerarquizado, constituye una especie de pirámide en cuya cúspide se encuentra la IDEA de BIEN –en
5 su obra la República, libro VII, en el célebre mito de la caverna, Platón utiliza la metáfora del sol para referirse a esta Idea. Se puede representar de la siguiente manera la pirámide a la que nos referimos: Por otro lado debemos relacionar su teoría de las Ideas con su concepción del cosmos; en este sentido, Platón afirmaba que el orden no puede ser el resultado azaroso del desorden tal como había planteado Demócrito con su teoría atomista. A su juicio, el orden sólo puede provenir del orden, y para explicar esto Platón nos dirá que el orden que existe en la naturaleza o realidad proviene de una INTELIGENCIA ORDENADORA – lo que era en Anaxágoras (filósofo presocrático pluralista) el “Nous” – que él denomina DEMIURGO. Junto a este principio Platón propone otros dos: la materia y las Ideas. La explicación que nos ofrece del origen del cosmos es la siguiente: en un principio lo único existente es la materia caótica, eterna, dotada de movimientos irregulares. Sobre esta materia actuará el Demiurgo como inteligencia ordenadora, pero de acuerdo con un plan dado que todo ser que fabrica o construye algo lo hace de acuerdo a un MODELO que será el Mundo de las IDEAS. La función del Demiurgo es plasmar las esencias o Ideas en la materia lo más perfectamente posible. Si el universo no es totalmente perfecto es porque la materia siempre introduce un factor de desorden o indeterminación. De esta manera, pues, las IDEAS van a ser los verdaderos principios ontológicos, es decir, la verdadera realidad de las cosas. El mundo sensible sólo aparecerá como una mera copia que es o existe en tanto que participa del mundo inteligible o de las ideas. En este sentido, el concepto de PARTICIPACIÓN es un concepto ontológico que da realidad estructural al mundo sensible que captamos por los sentidos dotándole de
6 cierta inteligibilidad, y además nos hace recordar imperfectamente al mundo de las ideas. La realidad sensible es, por todo esto que decimos, simple imitación de las Ideas. Este origen del cosmos es narrado por Platón en el Timeo en forma de mito. El carácter mítico de este relato hace difícil precisar el significado de muchos aspectos de la narración, entre los cuales está el problema de la misma naturaleza del demiurgo; es difícil saber si se trata de un dios o sólo es una forma mítica de expresar la acción de las ideas sobre la materia, como elemento configurador que impone a ésta una estructura, y de este modo, proporciona a los seres del mundo físico la inteligibilidad y consistencia de que la materia carece. 4. LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA La concepción del Hombre en Platón sigue las huellas del planteamiento de Pitágoras, es decir, retoma su postura dualista: el hombre se compone de dos elementos o partes, cuerpo y alma. El cuerpo (soma) es esencialmente materia y como tal pertenece al mundo sensible siendo, por tanto, mortal, finito y perecedero. En cambio, el alma (psiqué) es la parte inmortal y más noble del hombre, que por su propia naturaleza , pertenece al mundo de las Ideas. En el diálogo, Fedro, a través del Mito del carro alado nos narra de forma simbólica dos aspectos esenciales de su doctrina del alma: su naturaleza tripartita y los estados por los que pasa el alma. En dicho mito el alma pasa por tres estados: 1º) Es la etapa de la preexistencia del alma, es decir, cuando se encuentra en el mundo de las Ideas. En este momento el alma es simbolizada como una especie de carro alado compuesta por dos corceles y un auriga. Los dos caballos (uno blanco, bello y bueno y otro negro, malo y feo) representan la parte irascible y concupiscible del alma, esto es, la voluntad o valor y los apetitos o deseos respectivamente, mientras que el auriga, montado en el carro que tiene las riendas del mismo se identifica con la razón o parte racional del alma. Platón afirma que el auriga llega un momento en que no puede controlar al carro debido a que el corcel negro con su fuerza lo arrastra y éste cae, lo que da lugar al segundo estado.
7 2º. La existencia junto al cuerpo, es decir, el alma se introduce en un cuerpo dando lugar al Hombre, que es la unión accidental, transitoria y antinatural de estos dos elementos. En este momento, la función del alma, es decir, de su parte racional es controlar las necesidades, deseos y apetitos que le impone el cuerpo, dado que este tipo de necesidades alejan al alma de su verdadero objetivo que es la contemplación de las Ideas, de las que ya tenía conocimiento pero que olvida al introducirse en el cuerpo, y a las que accederá con dificultad puesto que el conocimiento de lo inteligible, de las Ideas, se verá dificultado por inevitable mediación de los sentidos. 3º. El tercer estado es denominado como Postexistencia del alma, esto es, cuando se produce la muerte del cuerpo y el alma separa del mismo siendo su verdadero destino volver al mundo de las Ideas, aunque Platón plantea otro posibilidad que es su reencarnación en otro ser vivo lo cual supone una especie de condena para el alma, quizá debido al haber sido dominada por la parte concupiscible que es controlada esencialmente por el cuerpo. En suma, Platón nos describe, en primer lugar, la triple naturaleza del alma: concupiscible (deseo) irascible (la voluntad) y la razón (conocimiento) que será la base de su proyecto político y de su concepción de la sociedad. Además, sitúa en el cuerpo estas tres partes: en el vientre la parte concupiscible asociada a los deseos, las pasiones y la sensualidad, siendo su objetivo someter el alma al bien del cuerpo; la irascible en el pecho y el corazón: es la voluntad y el valor que quiere con entusiasmo y generosidad y anhela aquello que es bueno y bello, y en último lugar la parte más importante, la razón, alojada en la cabeza, parte divina del hombre, que puede mediante la dialéctica alcanzar el conocimiento de lo inteligible y la contemplación de las ideas. El mal no reside en ninguna de las partes sino en el desorden entre ellas, por lo que el orden en el hombre individual tiene un único y mismo mensaje: en todo debe dominar la racionalidad. En segundo lugar, nos habla de los estados por los que atraviesa su naturaleza (preexistencia, existencia y postexistencia). En este último punto subyace una concepción religiosa del alma afín a las doctrinas órfico-‐ pitagóricas.
8 4. LA EPISTEMOLOGÍA O TEORÍA DEL CONOCIMIENTO La postura de Platón acerca del conocimiento aparece por primera vez en el diálogo Menón en el que afirma que el “El conocimiento es recuerdo o reminiscencia”: conocer es recordar. Esta tesis sólo es comprensible si tenemos en cuenta que para Platón el alma es inmortal y además, tal afirmó en el Mito del carro alado pasa por tres estados siendo el segundo, esto es, su unión con el cuerpo lo que genera el olvido. De ahí que el hombre debe aprender de nuevo el verdadero conocimiento que es alcanzar el mundo de las Ideas en lo que la razón tiene un papel predominante. Asimismo, en dicho diálogo Platón establece por primera vez una división del conocimiento en dos tipos, que nos recuerda la diferencia que establecía Parménides entre la “vía de la opinión” y “la vía de la verdad”. Se trata de la diferencia entre: -‐Opinión (Doxa): es aquel tipo de conocimiento que procede del mundo sensible que captamos por los sentidos, esto es, se trata de un conocimiento que no es permanente ni universal puesto que está sometido al continuo cambio de la realidad sensible. -‐ Episteme: es aquel tipo de conocimiento que procede de la razón y que ser permanente y universal cuyo objeto el mundo inteligible o las Ideas. Más tarde, en el período de madurez, en el diálogo La República (Libro VI), Platón nos describe su “símil de la línea”, en el que nos describe su teoría del conocimiento de una forma más elaborada: Las divisiones de la línea marcan los diferentes niveles de conocimiento en relación con los niveles de realidad. La línea representa, además, el tránsito del conocimiento más imperfecto o de menor valor, es decir, desde las imágenes, objeto de la
9 imaginación hasta las ideas en sí, objeto de la inteligencia. De esta manera, el conocimiento procede de lo más ilusorio a lo más real, de lo más oscuro a lo más luminoso: las Ideas. Ahora bien, el medio que nos permite pasar del conocimiento sensible al inteligible es la Educación (Paideia) entendida como la formación del alma. Pero ¿Qué estudios son necesarios para alcanzar el mundo inteligible? En el libro VII Platón se pregunta: Platón se dispone a continuación a mencionar los tipos de estudios que posibilitan el conocimiento de las Ideas. Entre éstos menciona: el cálculo, la aritmética, la geometría, la astronomía, la música y la culminación de todos éstos, la dialéctica (arte del diálogo), que utiliza los estudios mencionados para alcanzar la verdadera esencia de lo real que son las Ideas y la suprema Idea: la Idea del Bien, que es la causa y la razón de las cosas bellas, rectas y buenas. 5. EL PROYECTO ÉTICO-‐POLÍTICO: LA REPÚBLICA. El proyecto político y el modelo de sociedad que Platón crea se localiza en una obra que tiene como título original Politeia (Πολιτεια) cuyo subtítulo es Sobre la Justicia, que se ha traducido como La República. En esta obra plantea una forma de organización política basada en su teoría sobre la naturaleza humana, es decir, el análisis tripartito que hace del alma es la base de su concepción de la justicia y de la sociedad. Platón divide el alma en tres partes (racional, irascible y concupiscible) de las que se deriva tres tipos de virtudes, las cuales se correlacionan estructuralmente con las tres clases sociales que deben componer su teoría de la sociedad. El esquema de esta concepción de la sociedad es la siguiente: ALMA (partes)-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐ VIRTUD-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐CLASE SOCIAL Racional Sabiduría Gobernantes(Filósofos) Irascible Valentía Guerreros Concupiscible Templanza Productores
10 La Justicia se hará efectiva cuando cada clase social, en correspondencia con la virtud que domine en su alma, desempeñe la función que le corresponda para que así se dé la armonía dentro de la polis. Ahora bien, su teoría política descansa sobre dos principios: 1. Principio de interrelación del alma y el Estado . Este principio implica que el Estado como forma de organización política no es algo exterior al individuo ni éste algo ajeno al Estado por más que sea un hombre individual. En Platón existe una estrecha unión entre la Ética y la Política, el deber moral y el bien de los ciudadanos no tienen un fin individualista y egoísta sino que su objetivo el bien de toda la comunidad, que es la polis. De igual manera, la Política tiene como finalidad el bien de todos los ciudadanos. El hombre sólo adquiere su condición como ser social dentro de la polis que es donde satisface sus necesidades materiales y se desarrolla moral e intelectualmente. El bien de la polis y del ciudadano es lo mismo, de ahí la correlación entre partes del alma y de la sociedad o Estado. Por ello, de la misma manera que en el hombre individual debe ser la razón la que gobierna a las otras partes, también en el Estado, en los gobernantes, debe dominar la razón cuyas virtudes son la prudencia, la reflexión y la sabiduría. 2. Principio de especialización funcional. Este principio sostiene que cada hombre y cada clase social han de desempeñar sólo una función, aquella para la que estén naturalmente capacitados. Este principio viene justificado desde su: a) carácter pragmático (práctico): la especialización y la división del trabajo aumentan la eficacia y el rendimiento. b) teleológico (finalista): la función que cada hombre debe desempeñar viene determinado por sus dotes naturales que se manifiestan a través de la Educación (Paideia) o formación del alma, que tiene como objetivo no la Igualdad social, sino determinar la facultades naturales que prevalecen en cada hombre o mujer para asignarles una determinada clase social. Platón, al final del libro VII de la República, afirma que las mujeres pueden llegar a gobernar si tienen las virtudes necesarias para
11 ello. Por ello, la Educación debe ser una tarea única y exclusiva del Estado no de ningún ámbito privado, de ahí su crítica a los Sofistas. Por otro lado, Platón establece dos condiciones esenciales para que se dé la Justicia: 1. Abolición de la propiedad. Esto no tiene como significado abolir la propiedad privada en general sino sólo excluir de ella a dos clases sociales: los guerreros o guardianes y a los gobernantes, manteniéndose como medio económico de la clase productora. La exclusión de la propiedad de las clases que protegen al Estado y lo gobiernan tiene una razón de ser: alejarlos de que en su alma domine la parte concupiscible y su único fin sea utilizar el poder para enriquecerse y satisfacer a la misma. Sólo de esta manera, la unidad incorruptible del alma supondrá la unidad incorruptible de la polis. 2. La abolición de la familia. Este tipo de abolición tiene un sentido restringido, esto es, ni los guerreros ni los gobernantes tienen derecho a la familia porque ésta es, para Platón una forma de propiedad que propicia las tendencias egoístas que tendrían como único fin el enriquecimiento de la familia desde el poder, con lo cual se rompería la unidad del Estado. Sólo la clase productora tiene derecho a la familia y a la propiedad aunque haciendo uso de ésta de una forma moderada. Platón intentó llevar a la práctica este sistema político en tres ocasiones, concretamente en Siracusa (Sicilia), dado que conocía a los gobernantes de dicha ciudad. Pero, el resultado fue un fracaso puesto que los gobernantes no estaban dispuestos a realizar el esfuerzo del estudio y de llevar una vida moderada, tal como requiere su proyecto político, sino que llevaban más bien una vida de excesos cometiendo delitos que le alejan de las virtudes que son necesarias para lograr tal fin.