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AMÉRICA L ATINA Y EUROPA : LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL ES OPORTUNIDAD PARA LA INTEGRACIÓN , EL DESARROLLO Y EL FORTALECIMIENTO DE LO S DERECHOS HUMANOS
FORO DE BIARRITZ 2010 (Biarritz, 4 y 5 de noviembre de 2010)
Alicia Bárcena Secretaria Ejecutiva Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
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Este documento fue preparado por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía - División de Población de la Comisión Económi ca para América Latina y el Caribe (CEPAL), para la Reunión del Foro de Biarritz 2010 a celebrarse en la ciudad de Biarritz los días 4 y 5 de noviembre del mismo año. Estuvo a cargo de Jorge Martínez Pizarro, Leandro Reboiras Finardi y Magdalena Soffia Con trucci. Está basado en varios trabajos recientes de la Comisión. El presente documento no ha sido sometido a revisión editorial.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ...........................................................................................................................................1 1.
UNA BREVE RESEÑA AL CONTEXTO DE LA MIGRA CIÓN INTERNACIONAL E NTRE EUROPA Y AMERICA LAT INA ...........................................................................................................2 1.1 Ampliación y diversificación de la geografía migratoria ..................................................................5 1.2 España y la vuelta a la metrópolis .....................................................................................................6
2.
LA CRISIS EN CONTEXTO INTERNACIONAL: UN A VISIÓN DESDE AMÉRI CA LATINA Y EL CARIBE ...................................................................................................................................................7
3. VULNERABILIDAD SOCIAL DE LOS MIGRANTES .........................................................................9 4.
LA NECESIDAD DE EVALUARLA AGENDA MIGRATO RIA Y LA COOPERACIÓN MULTILATERAL .................................................................................................................................14 4.1 El Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo (FIBEMYD) y las cumbres ALC -UE: espacios de diálogo entre la región y Europa ..................................................................................15 4.2 Diálogos de la Unión Europea y la región .......................................................................................16 4.3 Hacia un balance y la identificación de nuevos temas .....................................................................17 4.4 La protección de los derechos humanos de los migrantes y los instrumentos internacionales ........18
5.
CONSIDERACIONES FINA LES .........................................................................................................19
BIBLIOGRAFÍA ...........................................................................................................................................20
1
INTRODUCCIÓN En un contexto en que los signos de la crisis económica siguen muy presentes en el continente europeo, la migración internacional muestra inercias que aún hace n difícil una evaluación. En consecuencia, este documento va más allá de dichos impactos de coyuntura y persigue brindar una mirada de más largo plazo. Se da cuenta del fuerte incremento y los variados impactos demográficos de la migración internacional para los países de la región , así como de la diversificación de destinos de sus emigrantes, con especial atención a Europa . Estos son asuntos de preocupación creciente y, e n tal sentido, destaca la vulnerabilidad que se observa ent re muchos migrantes, habida cuenta de algunas de sus características. La cuestión de la crisis económica global y su relación con las tendencias en los flujos, el retorno, las remesas, el clima antiinmigración y la vulnerabilidad de los migrantes, son temas obligados de analizar, en un contexto en el que los derechos hu manos de los migrantes están expuestos a mayores riesgos. El documento aborda también la urgencia de encarar las adversidades para los migrantes , aprovechando la experiencia de la región en materia de gobernabilidad migratoria y el importante acervo acumulado en el campo del diálogo y la cooperación multilateral a nivel regional y subregional, y tomando en cuenta la significativa adhesión (15 países, 13 de ellos de América Latina, la han ratificado) a la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familia res. Se procura resaltar el papel del diálogo y la cooperación en el espacio ALC-UE, siempre desde una perspectiva latinoamericana y caribeña. En el caso de América Latina, la migración desde Euro pa —principalmente España— ha sido una realidad presente desde los tiempos de la colonia. No sólo ha contribuido decisivamente en la formación de las sociedades, instituciones e identidades locales y nacionales, sino que también ha generado, en contextos específicos, un flujo migratorio significativo que hoy se ha revertido. Como resultado de su vinculación con el viejo mundo, desde los períodos de la colonia y la independencia y hasta mediados del siglo XX la región recibió inmigrantes de muchas regiones d el mundo, especialmente de Europa, cuyo legado es actual y su presencia directa aún es notoria en varios países. Esos inmigrantes, fundamentalmente europeos del sur del viejo continente, dominaron la escena migratoria durante muchas décadas. América Latina fue además escenario del arribo de personas procedentes de otras subregiones de Europa. También llegaron poblaciones africanas, como producto del sistema de esclavitud vigente hasta el siglo XIX, asiáticos (principalmente chinos y japoneses y, más recientemente, coreanos) y, en cantidades menores, inmigrantes de otras procedencias (como el Medio Oriente). La inmigración hacia la región dejó huellas profundas en la economía, la cultura, las instituciones y la sociedad latinoamericana y caribeña. La CEPAL ha reiterado que, al mismo tiempo, ofreció oportunidades a quienes arribaron para desarrollar sus proyectos de vida, a veces decididamente apoyados por generosas legislaciones que les proveyeron un marco para el asentamiento. La recuperación económica de Eu ropa, la mantención de vínculos con las antiguas metrópolis y la aparición de fuertes relaciones políticas, comerciales y económicas con los Estados Unidos, se conjugaron con las grandes transformaciones mundiales de la economía y su cristalización en los países de la región, trayendo consigo un vuelco notorio en los patrones migratorios de los últimos decenios, cuando se hizo patente que América Latina y el Caribe se había convertido en fuente de emigración. Avanzada la década de 2000, el panorama migrato rio se ha complejizado y los numerosos asuntos asociados a la migración internacional se han transformado en temas claves de la agenda del desarrollo, tanto a nivel regional como en los contextos nacionales . La actual crisis económica global
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ha puesto en el centro de muchos debates a la migración internacional y se percibe una clara necesidad de dimensionar y evaluar adecuadamente los impactos que sobre ella acarrea. En la llamada “era de la migración” (Castles y Miller, 2004), se asiste al reconocimiento que la migración entraña riesgos para las personas migrantes y oportunidades de desarrollo, al mismo tiempo que ofrece salidas al desempleo y a la falta de perspectivas de mejoramiento laboral, y encarna pérdidas de capital humano y social para los países. Sin duda, se trata de contrapuntos a veces marcados, que es necesario sean debatidos de manera recurrente. En nuestra región, es generalizada la percepción de que existe vulneración de los derechos humanos de muchos migrantes, ya sea a lo largo de sus tra vesías, durante su inserción en las sociedades de destino o durante el proceso de repatriación, que suele asumir características alarmantes, especialmente cuando afecta a mujeres y niños y, en general, a migrantes indocumentados y víctimas de trata de personas (CEPAL, 2007). No puede dejar de mencionarse que, en no pocos casos, los migrantes ya han enfrentado la vulneración de sus derechos en los países de origen, justamente un factor más de la migración internacional. La vulnerabilidad parece exacerbarse e n algunos países a la luz de la actual crisis económica.
1. UNA BREVE RESEÑA AL CONTEXTO DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL ENTRE EUROPA Y AMERICA LATINA Para América Latina, la migración es un elemento estratégico para el futuro de sus relaciones con el viejo continente, por la enorme expansión de la inmigración latinoamericana hacia España y, en menor medida, hacia otros países europeos . Según los datos censales de los países de la región de los que dispone el CELADE – División de Población de la CEPAL y a partir de la inspección de otras fuentes de países de destino, referidas a los totales migratorios acumulados, en los últimos años el número de migrantes latinoamericanos y caribeños ha experimentado un incremento considerable, habiendo alcanzado un total e stimado de más de 21 millones de personas hacia alrededor del año 2000. Antecedentes fragmentarios permiten situar la cifra en casi 26 millones hacia 2005, la cual probablemente se ha estabilizado desde entonces hasta 2010. Los migrantes latinoamericanos y caribeños constituyen una proporción superior al 13% de los migrantes internacionales en el mundo, porcentaje que supera a la proporción de la población de América Latina y el Caribe sobre la población mundial, que alcanza a cerca del 9%. A comienzos de la actual década se hace patente la pérdida de su carácter atractivo conjunto, puesto que las cifras de los inmigrantes a estos países representan, en promedio, un 1% de la población de América Latina y el Caribe, mientras que los emigrantes constituyen cerca de un 4%. Es decir, por cada i nmigrante, hay cuatro emigrados (Martínez, 2008). Tras este comportamiento regional, se observa un heterogéneo cuadro entre subregiones y países, con excepciones importantes al promedio, entre las que cabe destacar los caso s de Argentina, Costa Rica y República Bolivariana de Venezuela. En estos países, el porcentaje de inmigrantes sobre la población nacional alcanza los más altos niveles ( aunque por debajo del 10%), y son más elevados aún en Belice y algunos estados insulares del Caribe (véanse el gráfico 1 y el cuadro 1).
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Gráfico 1 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: PORCENTAJES DE INMIGRANTES Y EMIGRADOS SOBRE LAS POBLACIONES NACIONALES EN SUBREGIONES Y PAÍSES , CIRCA 2000 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 Cono Sur
México
Inmigrantes
Región Andina
Istmo Centroamericano
Caribe
Emigrados
Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA).
En cuanto a la información sobre emigrados (cerca del 4% de la población regional, lo que corresponde a una estimación mínima hacia 2000), el número más cuantioso corresponde a México, seguido del conjunto de los países de la Comunidad del Caribe y de Colombia, que exceden holgadamente el millón de personas en cada caso. Otros nueve países de América L atina superan el medio millón, y solamente uno no alcanza a las 100.000 personas ( véase el cuadro 2). Las cifras acusan una considerable presencia de latinoamericanos y caribeños fuera de sus países de origen, a pesar de que en términos relativos sus repe rcusiones sobre las respectivas poblaciones nacionales son variadas: en América Latina los porcentajes más altos (entre 8 y 15%) corresponden a Cuba, El Salvador, México, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay, aunque en muchas naciones caribeñas más de un 20% de la población se encuentra en el exterior. La migración intrarregional, por su parte, sigue la trayectoria de las distintas etapas del desarrollo de los países de América Latina y el Caribe, tal como lo hizo la migración interna en las pasadas dé cadas. En 2000, las personas oriundas de la región representaron más del 60% del total de los inmigrantes registrados, y el total acumulado ese año, estimado en 3 millones de personas, fue el más alto que se haya verificado en la historia. Los principales países de destino aún son Argentina, Costa Rica y República Bolivariana de Venezuela, pero se han detectado algunas señales de cambio, ya que hay países que combinan su condición de receptores con la de emisores, de tránsito y retorno (a los ejemplos de varios Estados insulares del Caribe se suman los de Centroamérica y algunos del Cono Sur). Una de las características distintivas de este flujo es que se trata fundamentalmente de movimientos entre países fronterizos o geográficamente cercanos, en especial , hacia aquellos con mayor número de inmigrantes. Si bien en algunos de ellos este número se estabilizó (los casos de Argentina y República Bolivariana de Venezuela), aumentó significativamente en Costa Rica y, sobre todo, en Chile, donde se produjo un incremento destacable (Martínez, 2003). En la composición del conjunto de los inmigrantes regionales tienden a predominar las mujeres (véase el cuadro 2).
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Cuadro 1 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: INMIGRANTES Y EMIGRADOS CON RESPECTO A LA POBLACIÓN TOTAL, POR PAÍSES DE RESIDENCIA Y DE NACIMIENTO, CIRCA 2000 (Estimaciones mínimas en miles de personas y en porcentajes)
Inmigrantes País Total región
a
América Latina Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú Rep. Dominicana Uruguay Venezuela (Rep. Bolivariana de) Caribe Antillas Neerlandesas Bahamas Barbados Belice Dominica Granada Guadalupe Guyana Guayana Francesa Jamaica Martinica Puerto Rico Santa Lucía Suriname Trinidad y Tabago b Otros
Población total
Número
Emigrados
Porcentaje de población país
Número
Porcentaje de población país
523 728
6 151
1,2
21 392
4,1
511 954 36 784 8 428 174 719 15 398 41 468 3 925 11 199 12 299 5 744 11 225 8 357 6 485 98 881 5 142 2 948 5 496 27 412 8 396 3 337
5 281 1 531 95 683 195 109 296 82 104 37 49 26 27 519 34 86 171 81 96 46
1,0 4,2 1,1 0,4 1,3 0,3 7,5 0,7 0,8 0,7 0,4 0,3 0,4 0,5 0,7 2,9 3,1 0,3 1,1 1,4
19 560 507 346 730 453 1 442 86 973 585 911 532 534 304 9 277 487 124 368 634 782 278
3,8 1,4 4,1 0,4 2,9 3,5 2,2 8,7 4,8 15,9 4,7 6,4 4,7 9,4 9,5 4,2 6,7 2,3 9,3 8,3
24 311
1 014
4,2
207
0,9
11 774 215 303 267 232 78 81 428 759 164 2 580 386 3 816 146 425 1 289 605
870 55 30 25 34 4 8 83 2 ___ 13 54 383 8 6 41 124
7,4 25,6 9,9 9,4 14,8 5,1 9,9 19,4 0,3 ___ 0,5 14,0 10,0 5,5 1,4 3,2 20,5
1 832 118 28 68 43 8 56 2 311 1 680 1 6 22 186 203 99
15,6 54,9 9,2 25,5 18,5 10,3 69,1 0,5 41,0 0,6 26,4 0,3 0,2 15,1 43,8 15,7 16,4
Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA); Cuba, Haití y el Caribe: División de Población de las Naciones Unidas. Nota: los datos de inmigrantes en Uruguay corresponden al censo de 199 6. Belice, Colombia y Perú fueron procesados con Redatam [en línea], http://www.eclac.org/redatam. a b
En los casos de Cuba, Haití y el Caribe, las cifras provienen de la División de Población de las Naciones Unidas. Comprende Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Bermuda, Islas Caimán, Turcos y Caicos, Islas Vírgenes Británicas y de los Estados Unidos, Montserrat, Saint Kitts y Nevis y San Vicente y las Granadinas. Las estimaciones de emigrantes son mínimas, ya que consignan un número limitado de países de Europa y Oceanía.
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Cuadro 2 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: TOTALES ACUMULADOS DE POBLACIÓN NACIDA EN EL EXTRANJERO, SEGÚN PAÍSES DE RESIDENCIA Y SEXO, CIRCA 2000 País de
Total nacidos en el extranjero
residencia
Ambos sexos
Argentina Belice Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Ecuador El Salvador Guatemala Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú Rep. Dominicana Venezuela (Rep. Bol. de) Total países
Nacidos en América Latina y el Caribe IM
a
Hombres
Mujeres
1 531 940
699 555
832 385
84,0
34 442
17 619
16 823
95 764
49 299
46 465
683 769
365 915
195 320
Ambos sexos
IM
a
Hombres
Mujeres
1 029 302
471 831
557 471
84,6
104,7
29 293
14 798
14 495
102,1
106,1
76 380
38 853
37 527
103,5
317 854
115,1
144 470
78 800
65 670
120,0
94 677
100 643
94,1
139 082
64 693
74 389
87,0
109 971
56 889
53 082
107,2
69 250
34 663
34 587
100.2
296 461
149 495
146 966
101,7
272 591
136 055
136 536
99,6
104 130
52 495
51 635
101,7
74 363
36 569
37 794
96,8
37 387
17 702
19 685
89.9
30 284
14 013
16 271
86,1
49 554
22 180
27 374
81,0
39 515
16 891
22 624
74,7
27 976
14 343
13 633
105,2
20 097
9 915
10 182
97,4
519 707
261 597
258 110
101,4
91 057
43 071
47 986
89,8
34 693
17 771
16 922
105,2
27 380
13 777
13 603
101,3
86 014
43 719
43 264
101,1
53 322
25 259
28 063
90,0
171 922
89 453
82 469
108,5
158 276
81 901
76 375
107,2
81 636
40 739
40 897
99,6
43 017
20 184
22 833
88,4
96 233
58 069
38 164
152,2
79 494
48 303
31 191
154,9
1 014 318
508 958
505 360
100,7
752 819
363 115
389 704
93,2
5 171 237
2 560 475
2 611 731
101,0
3 129 992
1 512 691
1 617 301
93,5
Fuente:Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internaciona l en Latinoamérica (IMILA). Nota: Belice, Colombia y Perú fueron procesados en línea con Redatam [en línea], http://www.eclac.org/redatam. a
IM = índice de masculinidad.
1.1 Ampliación y diversificación de la geografía migratoria En términos geográficos, los destinos de los flujos migratorios se han ido ampliando y diversificando de manera progresiva. Desde hace décadas, los Estados Unidos han sido el destino preferente para la mayoría de los emigrantes latinoamericanos y caribeños, aunque con importantes y crecientes excepciones de acuerdo a los comportamientos de años recientes. D urante los años noventa y la década de 2000 fueron adquiriendo importancia cuantitativa los flujos de latinoamericanos hacia Europa —en particular a España—, a Japón y a Canadá. Los migrantes de la región también tienen una presencia significativa en otros países de Europa (como los sudamericanos en Italia, Francia y Portugal), así como en Australia e Israel (chilenos y argentinos). Según las estimaciones hacia alrededor de 2000, un total cercano a los 3 millones de latinoamericanos y caribeños se encuentra fuera de la región en países distintos de los Estados Unidos. De todos modos, los inmigrantes en los Estados Unidos representan, aproximadamente, tres cuartas partes del total de los migrantes de la región, unos 19,3 millones de personas hacia 2005, cifra que, a su vez, equivale a más de la mitad del total acumulado de inmigrantes en los Estados Unidos.
6
1.2 España y la vuelta a la metrópolis A nivel de Europa interesa destacar el caso de España. Este llegó a ser, velozmente, el segundo destino de la migración regional . Muchos son los factores asociados, destacando los vínculos históricos, familiares, culturales y lingüísticos iberoamericanos, que han operado en un espacio de disímiles performances económicas (Martínez, 2008; Ruiz, 2008). Las personas nacidas en países de América Latina captadas por los censos de población pasaron de 210.000 en 1991 a 840.000 en 2001. Según los datos del Padrón Municipal de Habitantes, una fuente importante para conocer anteced entes básicos de los inmigrantes, en enero del 2004, por ejemplo, había casi 1.6 millones de personas nacidas en algún país latinoamericano, y tal cifra se había empinado a poco más de 2.4 millones a comienzos de 20 10 (véase el cuadro 3). Es singular el hecho que durante todo este tiempo las migraciones de españoles, ya sea antiguos migrantes de retorno, sus descendientes que nunca perdieron la nacionalidad, o los que la obtuvieron más tarde, han estado siempre presentes. Has ta 1999 fueron la primera nacionalidad de flujos procedentes de la región, y en 2006 ocupaban la cuarta posición entre las entradas anuales de flujos procedentes de América Latina (Vono y Domingo, 2008). Se ha mencionado reiteradamente que l a migración de latinoamericanos a España (al menos antes de la crisis) ha tenido la especificidad de presentar una modalidad de retorno diferido generacionalmente: la inmigración se ha beneficiado en parte de las medidas que alientan , para algunas personas, la posibilidad de recuperar la ciudadanía de origen de sus antepasados, que emigraron hacia América Latina entre fines del siglo XIX y las postrimerías de la primera mitad del XX (Martínez, 2008; CEPAL, 2007). Esta situación también se vincula con la posibilidad otorgada por la legislación española a los nacionales de países iberoamericanos para obtener la nacionalidad por residencia — legal e ininterrumpida— en un período de dos años. Una minoría de la inmigración latinoamericana a España se asocia directamente al recon ocimiento de ciudadanía; en promedio, casi una quinta parte de los latinoamericanos tiene la nacionalidad española. No obstante, en varios grupos las proporciones alcanzan a cerca de un 30% o más (destacando los venezolanos, los mexicanos y los cubanos) (véase el cuadro 4). Lo importante es que los latinoamericanos han liderado el número de nacionalizaciones concedidas por el gobierno español, además de ser los más beneficiados por los procesos de regularización y normalización, lo que refleja un esfuerzo p or integrarlos (CEPAL, 2006). Pese a las diversas iniciativas para la regularización, hasta hace unos años se observaba un aumento del número de latinoamericanos “sin papeles” en España. Una estimación que surge del cotejo entre las personas registradas en el Padrón Continuo de Habitantes y el número de Permisos de Residencia otorgados por el Ministerio del Interior muestra que , hacia 1999, el 4% del total de extranjeros en España no estaba documentado. En el 2000 hubo un cambio en el escenario , y esa proporción subió al 15% (Izquierdo, 2004). Entre los latinoamericanos, el porcentaje de indocumentados en 2001 alcanzaba al 32%, y en 2004 a alrededor del 51%. 1 Los extranjeros en situación irregular que más abundaban hasta esta última fecha eran los nacidos en América Latina (Izquierdo, 2004).
1
Elaboración propia a partir de los datos disponibles en ‹www.ine.es›. Las cifras de los Padrones Municipales fueron calculadas para las personas nacidas en América Latina y con nacionalidad de alguno de los países de la región.
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Cuadro 3 ESPAÑA: POBLACIÓN LATINOAMERICANA SEGÚN LUGAR DE NACIMIENTO Y NACIONALIDAD, 2010
TOTAL Argentina 289.626 Bolivia (Est. Plur. de) 211.481 Brasil 145.676 Chile 66.913 Colombia 367.650 Cuba 103.874 Ecuador 480.213 Estados Unidos 36.693 México 46.794 Paraguay 85.883 Perú 196.627 República Dominicana 135.734 Uruguay 86.703 Venezuela 153.851 Resto Países de América 74.370 Total 2.482.088
Nacionalidad española
Misma nacionalidad país de % nacimiento
104.227 36,0 7.200
%
126.701 43,7
Otra nacionalidad
%
IM
58.698 20,3 106,0
3,4
203.326 96,1
955
0,5
73,9
25.558 17,5
113.358 77,8
6.760
4,6
64,3
20.013 29,9
42.321 63,2
4.579
6,8
96,1
78.641 21,4
282.675 76,9
6.334
1,7
76,1
47.185 45,4
53.800 51,8
2.889
2,8
81,8
96.998 20,2
380.963 79,3
2.252
0,5
93,8
14.101 38,4
20.041 54,6
2.551
7,0
94,5
20.819 44,5
24.360 52,1
1.615
3,5
76,5
2,7
82.484 96,0
1.053
1,2
49,4
56.142 28,6
135.997 69,2
4.488
2,3
89,0
47.623 35,1
84.820 62,5
3.291
2,4
62,3
28.227 32,6
45.102 52,0
89.948 58,5
55.282 35,9
8.621
5,6
86,6
17.353 23,3
54.160 72,8
2.857
3,8
54,9
656.381 26,4
1.705.390 68,7
120.317
4,8
82,2
2.346
13.374 15,4 103,8
Fuente: avance del Padrón Municipal Continuo de Habitantes a 1 de enero de 2010 (datos provisionales), INE, España.
El mismo cuadro revela que la inmigración latinoamericana en España ha registrado un alto componente femenino, aunque se ha mencionado que en los últimos años se habría observado una tendencia hacia la masculinización del total y la entrada de si gnificativos contingentes de menores de edad, lo que indica un aumento de las migraciones por reagrupación familiar, principalmente entre los flujos más antiguos (Vono y Domingo, 2007). El protagonismo de las mujeres en la migración regional hacia España t iene estrecha relación con la existencia de una demanda de mano de obra inmigrante en nichos laborales tradicionalmente feminizados, como el servicio doméstico y el cuidado de ancianos (Martínez Buján, 2003; Pérez, 2004). Más del 40% de las mujeres inmigra ntes trabaja en el servicio doméstico, mientras que los hombres laboran en mayor medida en la construcción (un tercio de los ocupados), la industria y la agricultura (Martínez, 2008).
2. LA CRISIS EN CONTEXTO INTERNACIONAL: UNA VISIÓN DESDE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE La CEPAL ha examinado detalladamente las características e impactos de la crisis económica desatada a partir de 2008. Todas las regiones del mundo se han perjudicado con la crisis financiera y económica, y los países de América Latina no fueron una excepción al respecto. Si bien se generó en los países industrializados, acabó azotando los sistemas financieros de todos los países con economías emergentes e impactó rápidamente sobre los mercados globales de bienes y de trabajo. Las cifras estim adas para 2009 revelaron un crecimiento negativo del PIB mundial equivalente al 2,2% (Banco Mundial, 2010). En efecto, la recesión ha significado la interrupción de más de seis años consecutivos de crecimiento económico y de logros en los indicadores sociales más importantes de América Latina.
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Sobre una América Latina mucho más inserta en la economía internacional, la crisis se propagó al cabo de muy poco tiempo, principalmente a través de cuatro vías: i) el comercio, ii) los precios de los productos básicos, iii) la inversión extranjera directa y iv) las remesas y el turismo (Kacef y Jiménez, 2009). El gráfico 2 muestra que durante la primera parte de 2009 se registraron efectos negativos en estos cuatro ámbitos en forma simultánea. Gráfico 2 AMÉRICA LATINA: VARIACIONES EN LA DEMANDA EXTERNA, LO S PRECIOS DE LOS PRO DUCTOS BÁSICOS, LA INVERSIÓ N EXTRANJERA DIRECTA, LAS REMESAS Y EL T URISMO, 2008-2009 (En porcentajes) 50 40 30 20 10 0 -10
-10
-20 -30
-25
-40
-29 -40
-50 Demanda externa (valor de las exportaciones)
Precios de los productos básicos 2008
Inversión extranjera directa
Remesas y turismo
2009
Fuente: Alicia Bárcena, Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe 2008 2009. Crisis y espacios de cooperación regional , presentación de la publicación realizada por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Santiago, CEPAL, 2009, sobre la base de información oficial.
Habida cuenta de las diferencias en los efectos registrados en América del Sur, Centroamérica y el Caribe, la recesión encontró a la mayoría de los países en mejor pie que muchas otras regiones del mundo, gracias al buen desempeño macroeconómico del último período, durante el cual se h abían desarrollado sólidas políticas fiscales, hubo mayor flexibilidad de los tipos de cambio y reservas internacionales, además de haberse generado un superávit de la cuenta corriente regional, factores que hicieron posible la reducción de los niveles de endeudamiento público. De este modo, durante el quinquenio 2003-2007 el PIB per cápita había crecido más del 3% anual, el empleo había aumentado y la pobreza había disminuido, al igual que la desigualdad en la distribución del ingreso. La crisis provocó retrocesos importantes en varios indicadores sociales en América Latina y así, por ejemplo, el desempleo regional llegó al 8,3% a en el año 2009 según estimaciones preliminares de la CEPAL (2009), después de haberse reducido del 11% en 2003 al 7,4% en 2008. No es impensable que la calidad del empleo se deteriore y que aumente la informalidad, con lo cual aumentarían la pobreza y la indigencia, después de haberse reducido del 44% al 34% en el quinquenio 2002 -2007 (Kacef y Jiménez, 2009; Bárcena, 2009 a). En general, la riqueza de la región ha disminuido y en 2009 hubo un crecimiento negativo del 1,8% (véase el gráfico 3). España y Portugal, por su parte, tuvieron una performance aun peor, con tasas negativas del 3,6% y 2,7% respectivamente (EUROSTAT, 2010). En consecuencia, se han intensificado los síntomas de “desamparo, impotencia, injusticia, y una merma en el sentido de pertenencia, particularmente para los jóvenes” (Bárcena, 2009a, pág. 6 y CEPAL, 2010).
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Gráfico 3 MUNDO, REGIONES Y PA ÍSES SELECCIONADOS: TASA DE CRECIMIENTO D EL PIB, 2008-2010 (En tasas de crecimiento anualizadas)
8 6.2
5.7
6
4.5
4.3 3.3
4 2
1.7
2.3
1.7 0.4
0 -2
-1.8
-2.1 -3.3
-4
2008 Mundo
Países desarrollados
2009 Países en desarrollo
2010 Países en desarrollo (sin China e India)
Fuente: Comisión Económica para Amér ica Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de cifras oficiales. a Proyecciones. Fuente: Alicia Bárcena, Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2009. Presentación realizada por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Santiago, CEPAL, 2009, sobre la base de información oficial.
La hipótesis general de la CEPAL es que la actual crisis de los sistemas financieros es la punta del iceberg de una crisis estructural que venía dándose hace años: la “crisis de un modelo de desarrollo” basada en la autorregulación de los mercados, con una baja capacidad de los Estados para fiscalizar, redistribuir y regular, y con una falta de inclusión y universalismo en la protección social (Bárcena, 2009a). Por consiguiente, a partir de la crisis financiera y económica se han puesto sobre la mesa proble mas endémicos de tipo económico, social y ambiental, que merecen ser revisitados con miras a un nuevo modelo de desarrollo sostenible. La agenda del desa rrollo propuesta por la CEPAL incluye, entre otros ítems, infraestructura, apoyo al comercio intrarregional, innovación, reducción de las asimetrías, cohesión social, acercamiento a la región de Asia y el Pacífico y cambio climático, todo ello bajo un enfoque de derechos como principio articulador. En definitiva, se busca que el pilar de esta nueva agenda esté dado por “un conjunto de políticas económicas que se aplican con visión de largo plazo en el ámbito productivo, laboral, territorial y social que pro curen no sólo igualdad de oportunidades, sino también reducir las brechas en logros efectivos” (Bárcena, 2010).
3. VULNERABILIDAD SOCIAL DE LOS MIGRANTES Existe en América Latina y el Caribe un consenso general sobre la contribución potencial del trabajo de los migrantes al crecimiento y desarrollo de los países de origen y destino , siempre y cuando el
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proceso migratorio se lleve a cabo de manera segura, es decir, informada y regular, y result e además como una opción para el migrante. De ese modo, en los países de origen el beneficio se traduce, por ejemplo, en la recepción de remesas, en las transferencias de capital, conocimiento y tecnología , en el retorno de los migrantes con sus habilidades y proyectos . No hay duda también que estos posibles aportes contrastan muchas veces con las pérdidas que puede representar la emigración —de recursos humanos calificados en algunos países , por ejemplo—, y los riesgos de diverso cuño que, en el actual contexto, caracterizan la migración internacional. Esta realidad es tal debido a la heterogeneidad en las características de la migración contemporánea y es indicativa de sus complejas relaciones con las múltiples facetas del desarrollo, palmariamente presentes en América Latina y el Caribe. Por ejemplo, la migración internacional de latinoamericanos y caribeños , particularmente en el contexto antes descrito, se distingue por la creciente participación de las mujeres y su mayoría porcentual en numerosos flujos, sobre todo en los más recientes. Estas tendencias se identifi can nítidamente en varias corrientes intrarregionales, en las de sudamericanos hacia los Estados Unidos y Canadá, y especialmente en las dirigidas a Europa. La composición de los flujos según género tiene una estrecha relación con el grado de complementari edad entre los mercados de trabajo de los países, la demanda laboral en actividades de servicios, los efectos de las redes migratorias y las modalidades de la reunificación familiar. Se ha discutido mucho sobre la posibilidad de que la migración constituya un mecanismo de emancipación, lo que parece detectarse en ocasiones, pero no está clara su concreción en muchos otros casos. De hecho, existe un alto porcentaje de migrantes ocupadas como trabajadoras del hogar. En España, más del 40% de las nacidas en países latinoamericanos, que son económicamente activas y mayores de 16 años, se ocupa en el servicio doméstico. Estos hechos alientan la hipótesis según la cual se ha generado un mercado transnacional de mano de obra constituido por redes de mujeres que pre stan servicios de trabajo doméstico y desempeñan otras ocupaciones, que favorecen la movilidad social de las mujeres que las emplean, indicando que el mercado de trabajo, para suplir su demanda de mano de obra flexible y barata, hace uso de identidades laborales construidas a partir de las relaciones de género y en el contexto transnacional. En términos del perfil educativo, y a manera de ejemplo, en España los inmigrantes latinoamericanos con nivel educativo terciario representan , en el conjunto regional, una menor proporción que la población nativa de España con esa característica. Ecuador, Colombia y Bolivia tienen las proporciones más bajas entre sus inmigrantes, mientras las personas nacidas en Cuba, República Bolivariana de Venezuela, Chile y Argentina superan la proporción de españoles con estudios terciarios (véase el gráfico 4). Gráfico 4 ESPAÑA: NIVEL EDUCATIVO TERCIARIO ESTANDARIZADO (ESPAÑA=1) DE LOS EXTRANJEROS ENTRE 16 Y 54 AÑOS, POR PAÍS DE NACIONALIDAD, 2001
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2.5 2 1.5 1 0.5
Hombres
Venezuela
Perú
Ecuador
Chile
Cuba
Colombia
Brasil
América Latina
Argentina
Bolivia
0
Mujeres
Fuente: INE, Censo de Población y Vivienda de 2001.
Por otra parte, en términos comparativos, la región se distingue por el carácter laboral de su emigración: como prueba palpable, en los dos principales países de destino extrarregionales las tasas de actividad de los migrantes superan a la de la población en el país de origen, especialmente en el caso de las mujeres (véase el gráfico 5). La demanda por trabajadores migrantes en países desarrollados aumenta, no sólo en labores que requieren poca capacitación —como la agricultura, los servicios de limpieza y manutención, la construcción, el servicio doméstico y el cuidado de la salud—, sino también para puestos que requieren gran especialización. Teniendo en cuenta los altos índices de indocumentación, se desprende que muchos migrantes trabajan en condiciones precarias y sin protección en la economía informal. Gráfico 5 TASAS DE ACTIVIDAD ECONÓMICA DE MUJERES NACIDAS EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA, NATIVAS, EN LOS ESTADOS UNIDOS Y ESPAÑA , CIRCA 2000 90 80 70 60 50 40 30 20 10
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Estados Unidos
España
Nativos
Fuente: Current Population Survey, 2002; Censo Nacional de Población de España, 2001 y Badeinso, CEPAL, 2000, a partir de estimaciones de OIT.
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Notas: los datos de los Estados Unidos corresponden a la población de 14 años y más. En el caso de E spaña, a la población extranjera con 16 años y más , y en el caso de los nativos, son consideradas las personas con 15 años y más.
La crisis acentuó las condiciones de vulnerabilidad que siempre se han asociado a parte importante y persistente de la migración iberoamericana (Martínez, Reboiras y Soffia, 2009). En general, la recesión afectó al conjunto de la fuerza laboral; sin embargo, los trabajadores migrantes fueron golpeados con más fuerza en los países desarrollados (Orozco, 2009), principalmente por el desempleo y la disminución de los salarios, que se concentran en los sectores de la construcción, los servicios financieros, la manufactura, los servicios de transporte y el turismo, áreas en las que se emplean mayoritariamente en países como los Estado s Unidos (Martin, 2009; Meins, 2009; Pereira, 2009). Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el aumento de los despidos directos de inmigrantes ha sido proporcionalmente mayor que el de los nacionales. Durante el primer trimestre de 2010 la tasa de desempleo entre los extranjeros en España superó el 30% (30,79%, y algo más baja entre los latinoamericanos), frente al 18,01% para el total de los españoles; ambas, de las más altas de la Unión Europea (MTIN, 2010) (véase el gráfico 6). Ello se debe a que el modelo de crecimiento económico español tiene una alta dependencia de la construcción (Orozco, 2009). En el caso de los Estados Unidos, el gráfico 7 muestra que la pérdida de empleos también fue más severa para los inmigrantes que para los nativos desde el último trimestre de 2007. En particular, algunos estudios señalan que la tasa de desempleo de los mexicanos y los centroamericanos en los Estados Unidos se duplicó con creces entre julio de 2007 y julio de 2009, pasando desde el 4,7% al 11,1%, respectivamente (Fix y otros, 2009). Gráfico 6 ESPAÑA: TASA DE DESEMPLEO TRIMESTRAL SEGÚN NACIONALIDAD ESPAÑOLA, TOTAL EXTRANJERA Y LATINOAMERICANA, 2007 -2010 (porcentajes) 35
30.79% 30
28.64% 25
20
18.01%
15
10
5
0 T1-2007 T2-2007 T3-2007 T4-2007 T1-2008 T2-2008 T3-2008 T4-2008 T1-2009 T2-2009 T3-2009 T4-2009 T1-2010 Española
Total Extranjera
Latinoamericana
Fuente: elaboración propia en base a datos de la Enc uesta de Población Activa, publicados en el INE de España, [en línea], .
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Hacia el primer semestre de 2010, en Estados Unidos algunos de estos indicadores económicos han comenzado a estabilizarse o incluso a recuperarse levemente, y es así como los sectores de las manufacturas y el comercio empiezan a dar síntomas de mejoría (Fundación BBVA Bancomer, 2010), lo que sugiere que el comportamiento de las remesas también podría mejorar en lo que resta de 2010 (Ordaz, 2010). Sin embargo, en el caso de otros destinos principales de los migrantes latinoamericanos, como España, las tasas de desempleo continúan sin dar señales de recuperación. La mayoría de los migrantes tiene las características demográfic as de los trabajadores más vulnerables durante las recesiones, tales como su mayor juventud, el ingreso reciente a la fuerza laboral y los bajos niveles de educación en comparación con la población nativa. Con respecto a las mujeres, no es clara la tendencia al desempleo en sus sectores tradicionales de trabajo, al menos los datos no desagregados dificultan la apreciación de este aspecto. Pero, sin duda, muchas podrían verse obligadas a emplearse en cualquier condición. Algunos investigadores del ámbito del género plantean que las mayores brechas laborales en desmedro de las mujeres se registran en períodos de bienestar económico, mientras que en etapas de crisis la informalidad aumenta sobre todo en el grupo de los hombres, cuyos niveles acaban igualándose a los de las mujeres en sus condiciones de precariedad (Martínez, Reboiras y Soffia, 2009). Gráfico 7 ESTADOS UNIDOS: TASA DE DESEMPLEO TRIMESTRAL SEGÚN CONDICIÓN MIGRATORIA Y ORIGEN ÉTNICO, 2007 -2009 (porcentajes) 16 14.36% 14 12.06%
12
13.76% 12.90% 9.88%
10
9.43% 8 6 4 2 0 T1-2007 T2-2007 T3-2007 T4-2007 T1-2008 T2-2008 T3-2008 T4-2008 T1-2009 T2-2009 T3-2009 T4-2009 To tal nativo s
To tal inmigrantes
Inmigrantes latino s
Nativo s latino s
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Current Population Survey (CPS). Nota: la categoría inmigrantes latinos comprende a aquellas personas nacidas en Argentina, Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salv ador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y República Bolivariana Venezuela. La categoría nativos latinos comprende dos grupos: a) los nacidos en Estados Unidos que son hijos de padre o madre nacidos en alguno de los 20 países latinoamericanos mencionados (segundas generaciones), y b) los nacidos en Estados Unidos que no son hijos de padre o madre latinoamericana, pero que se declaran de origen mexicano, cubano o centro y sudamericano (tercera s, cuartas y sucesivas generaciones).
La vulnerabilidad de los migrantes asociada a la crisis, incluyendo un largo período de recuperación, se expresaría en el hecho que, alejada la posibilidad del retorno, resulta imperativo mantener o buscar un empleo, lo que los convierte en personas más susceptibles de sufrir el menoscabo de sus derechos laborales. Ante ello, se ven forzados a aceptar peores condiciones de trabajo, incluyendo recortes
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salariales para mantener sus puestos (Pereira, 2009 ). Y para los que buscan empleo, el tiempo puede presionarlos a consentir, de igual modo, condiciones de trabajo peligrosas o informales (Papademetriou y Terrazas, 2009), incluso acrecentando el riesgo de tráfico humano (Fix y otros, 2009). De allí que en tiempos de crisi s algunos opten por reubicarse geográficamente en busca de mejores oportunidades (Pereira, 2009). Por otra parte, es muy sabido que los migrantes manifiestan una gran adaptabilidad a las condiciones cambiantes del mercado de trabajo, mostrando una mayor di sposición que los trabajadores nativos a cambiar sus sectores laborales o a moverse a otros lugares de residencia. Esta flexibilidad es la que, entre otras cosas, les permite agotar diferentes alternativas antes de llegar a la decisión del retorno a los países de origen. En este contexto, la crisis ha venido a plantear la necesidad de reforzar la atención sobre la vulnerabilidad de los migrantes latinoamericanos y garantizar sus derechos en una etapa de recuperación económica, para que no se agraven aún más las condiciones de por sí precarias en las que normalmente vive una parte importante de esta población. Los acontecimientos de la Unión Europea deberán también considerarse para ev aluar debidamente esta atención (Martínez, Reboiras y Soffia, 2009).
4. LA NECESIDAD DE EVALUARLA AGENDA MIGRATORIA Y LA COOPERACIÓN MULTILATERAL En la agenda internacional sobre la migración, antes de la crisis se venían registrando algunos avances formales importantes en los últimos años, que han sido profusamente conocidos y difundidos. A escala mundial se registró una intensa actividad en torno a los temas que componen la agenda migratoria contemporánea, alimentada por el Diálogo de Alto Nivel de las Naciones Unidas (2006), la constitución del Foro Global sobre Migración y D esarrollo, con respectivas reuniones en Bruselas (2007), Manila (2008) y Atenas (2009), y a nivel bi -regional la constitución del FIBEMYD (Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo) en Cuenca (2008) y San Salvador (2010), hasta la irrupción de numerosas iniciativas intergubernamentales, agenciales, académicas y de la sociedad civil. Además, los asuntos migratorios en su relación con el desarrollo (incluyendo el género y, más recientemente, los distingos étnicos) vienen planteándose en muchos encuent ros mundiales y regionales de diversa índole (seguimiento de cumbres, comercio, desarrollo, derechos humanos), donde los países de la región han tenido, en algunos casos, un papel relevante. Efectivamente, las agendas nacionales han dedicado mucha atención a estos asuntos. Una de las expresiones más visibles en este sentido es la ratificación que han hecho 13 países latinoamericanos y dos del Caribe de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, quedando pendiente la evaluación de las medidas efectivamente adoptadas para la protección de sus derechos allí donde fue ratificada (véase el cuadro 4). Cuadro 4 ESTATUS DE LA CONVENCIÓN INTERNACIONAL SOBRE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE TODOS LOS TRABAJADORES MIGRATORIOS Y DE SUS FAMILIARES (Junio de 2010) País Albania Argelia Argentina Azerbaiján Bangladesh Belice Benin Bolivia Bosnia - Herzegovina
Firma
Ratifica 2007 2005 2007 1999
1998 2001 2005 2000 1996
País Kirguistán Lesotho Liberia Libia Malí Marruecos Mauritania México Montenegro
Firma
Ratifica 2003 2005
2004 2004 2003 1993 2007 1999 2006
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Burkina Faso Camboya Cabo Verde Chile Colombia Comoros Ecuador Egipto El Salvador Filipinas Gabón Ghana Guatemala Guinea Guinea Bissau Guyana Honduras Indonesia Jamaica
2003 2004 1997 2005 1995 2000 2002 1993 2003 1995 2004 2000 2003 2000 2000 2005 2005 2004 2008
Nicaragua Níger Nigeria Paraguay Perú Ruanda Santo Tomás y Príncipe Senegal Serbia Seychelles Sierra Leona Sri Lanka Siria Tayikistán Timor-Leste Togo Turquía Uganda Uruguay
2005 2009 2009 2009 2005 2008 2000 1999 2004 1994 2004 1996 2005 2002 2004 2001 2004 1995 2001
Fuente: ‹www.december18.net›.
Al mismo tiempo, también se han venido identificando síntomas de retrocesos en las agendas internacionales, bajo la forma de rigidez, profundización de las asimetrías y omisiones temáticas en el tratamiento y la construcción de la agenda migratoria contemporánea. En cierto modo esto no es exclusivo de los asuntos migratorios, pues pudiera pensarse que se trata de las amenazas al multilateralismo, que emergen en muchos campos en los últimos años. Las consecuencias de la actual crisis económica global son indicio de estas cuestiones críticas. Es necesario evaluar en qué se benefician los países en desarrollo de los acuerdos migratorios bilaterales que suscriben, cómo se relacionan las ayudas al desarrollo con el efectivo cumplimiento de los propósitos planteados y hasta dónde resulta conveniente limitar la migración, propósito generalizado que aparece en el horizonte de muchos países receptores, sin afectar la pobreza, el bienestar y la protección de los derechos humanos. 2 Sin embargo, lo destacable es que todas las iniciativas abogan en favor de la idea de reforzar toda forma de diálogo y cooperación y someterla a constantes evaluaciones. Por ello, la crisis ha traído el imperativo de discutir sobre la paradoja que supone el hecho que, cuanto más se avanza en la inclusión de la migración en las agendas de la cooperación internacional, nuevas y mayores problemáticas se identifican en torno a los procesos migratorios. 4.1 El Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo (FIBEMYD) y las cumbres ALC-UE: espacios de diálogo entre la región y Europa Las estrechas relaciones –de índole económica, social y cultural – entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea (UE) han tenido una continuidad histórica . Es plenamente válido afirmar que en este proceso han influido los permanentes y significativos flujos migratorios que ha habido entre ambas regiones. En este sentido, y dado que buena parte del significado de la noción de comunidad que distingue al ámbito iberoamericano en el concierto global es fruto del históric o intercambio entre la Península Ibérica y el Nuevo Mundo, es necesario reconocer en su justa medida que la migración internacional constituye un componente esencial de la agenda iberoamericana. Dicho reconocimiento coincide, además, con la intensificación que en las últimas décadas ha tenido la corriente migratoria de América Latina a Europa, básicamente a España y Portugal.
2
Por ejemplo, algunos analistas indican que los condicionamientos a las ayudas al desarrollo a países emisores de migrantes puede traer distorsiones, tanto por centrarse en el aumento de los controles migratorios como por la omisión de dichas ayudas a países pobres que no constituirían amenazas como fuente de migrantes (véase Adepoj u, Van Noorloos y Zoomers, 2010).
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En este contexto, la relevancia de la migración internacional para la Comunidad Iberoamericana ha sido reafirmada por las y los Jefe s de Estado y de Gobierno en las últimas cinco Cumbres Iberoamericanas, 3 en las cuales se han destacado los problemas que afectan a las personas migrantes y las oportunidades que se ofrecen, estableciendo orientaciones políticas y objetivos programáticos, que evolucionan hacia una progresiva implementación. Se ha hecho generalizada la noción sobre la potencialidad que entraña la migración para el desarrollo de las sociedades iberoamericanas y la necesidad de hacerla objeto de diálogo y cooperación entre lo s países. El tema central de la XVI Cumbre de Uruguay, en 2006, fue el de la “migración y el desarrollo compartido”, que siguió además a los acuerdos y conclusiones adoptados en el Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, celebrado en Madrid en julio de 2006. En aquella Cumbre se adoptó, asimismo, el Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo, que estableció la convocatoria para un Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo. De allí la significación que adquiere la constituc ión en 2008 en Cuenca, Ecuador, del citado Foro Iberoamericano y su segunda reunión en El Salvador en julio de 2010, como un mecanismo biregional informal de consulta y coordinación, cuyas pautas y modalidades de funcionamiento deben ir definiéndose con ar reglo a las disposiciones de la Cumbre Iberoamericana. Se trata de aprovechar la oportunidad histórica que significa para los países, la sociedad civil y los migrantes el hecho de contar con una instancia de potencial convergencia de los procesos consultiv os regionales —la Conferencia Regional sobre Migración (CRM o Proceso Puebla) y la Conferencia Sudamericana sobre Migraciones (CSM) —, comprendiendo todas las subregiones de América Latina, de cara a una relación con la Unión Europea. La participación de ac tores relevantes, tanto de representantes gubernamentales como de la sociedad civil —incluidos los migrantes organizados — se estableció como una condición que ha de preservarse para el diálogo y la discusión sobre buenas prácticas. Otro paso significativo dado por la comunidad iberoamericana es el Convenio Iberoamericano de Seguridad Social, suscrito por los 22 países miembros durante la XVII Cumbre, celebrada en de noviembre de 2007 en Santiago de Chile. El Convenio se propone lograr el desarrollo progresi vo de sistemas de protección social universal mediante la portabilidad de los beneficios de la seguridad social de las personas migrantes, dando cobertura a los derechos adquiridos y en vías de adquisición por parte de los trabajadores migrantes y sus fami lias en la región iberoamericana. Siendo su principal propósito la conservación de los derechos sociales de los trabajadores migrantes iberoamericanos, los beneficios del acuerdo se aplicarán a las prestaciones de invalidez, vejez, supervivencia, accidente s de trabajo y enfermedad. Aunque ya fue aprobado por las y los jefes de Estado y de Gobierno, sigue sometido a la ratificación en los diferentes parlamentos nacionales. La CEPAL ha estimado en 4,5 millones los potenciales beneficiarios directos e indirect os del Convenio, sobre la base de los censos del año 2000, cifra que podría elevarse a 5,5 millones si se extrapolan datos más recientes (CEPAL/AECI/SEGIB, 2007). 4.2 Diálogos de la Unión Europea y la región Por su parte, cumplida una década del proceso de Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y América Latina y el Caribe, este espacio de diálogo institucionalizado se ha consolidado como uno de los más importantes existentes entre ambas regiones. Desde la I Cumbre de Río de Janeiro celebrada en 1999, hasta la V Cumbre de Lima realizada en 2008, se ha ido avanzando determinadamente en el objetivo de la Asociación Estratégica Birregional, particularmente, mediante acuerdos de asociación con Chile y el MERCOSUR, y a través de compromisos de cooperación con la Comunidad Andina y Centroamérica. 3
Salamanca, 2005; Montevideo, 2006; Santiago de Chile, 2007; San Salvador, 2008; Estoril, 2009.
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La temática de la migración internacional comienza a introducirse más definidamente desde la IV Cumbre de Viena, en 2006, en la que los mandatarios reconocen “la necesidad de ampliar los beneficios de la migración, tanto para ambas regiones como para los propios migrantes” y se comprometen a “proteger eficazmente” sus derechos humanos (CELARE, 2010). Ese mismo año fue creada la Asamblea Parlamentaria Euro -Latinoamericana (EUROLAT), orientada a presen tar resoluciones y recomendaciones a las distintas organizaciones, instituciones y grupos ministeriales encargados del desarrollo de la Asociación Estratégica ALC -UE (Parlamento Europeo, 2010). Compuesta por 75 miembros del Parlamento Europeo y 75 miembros latinoamericanos provenientes del Parlatino, Parlandino, Parlacen y el Parlasur, la creación de la Asamblea EUROLAT da cuenta de la importancia que tiene la región latinoamericana dentro de la política exterior de la UE. Además, la constitución del grupo de trabajo destinado específicamente a los temas de migración deja de manifiesto la voluntad de ambas regiones por avanzar hacia una mayor cohesión social. De otro lado, y como seguimiento directo de la Declaración de Lima, en junio de 2009, en Bruselas, se lanzó el Diálogo Comprensivo y Estructurado Migratorio UE -ALC, instancia que busca “el intercambio de puntos de vista y el incremento de información sobre los desarrollos en la política migratoria y las mejores prácticas en ambas regiones”. El diálogo se basa en un principio de corresponsabilidad y hasta ahora ha demostrado una extensa temática, abordando temas como la integración, salud, educación, migración calificada, género, cohesión familiar y asilo. La eficacia de este tipo de asociaciones estraté gicas entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe ha sido cuestionada por algunos académicos por la incapacidad de la región europea de incluir a su contraparte en las medidas de política migratoria que ha formulado, así como de comunicarlas con la debida antelación (Ruiz, 2008; Adepoju, Van Noorloos y Zoomers, 20 10). Ejemplo de ello fue la reacción antagónica que desató el anuncio de la Directiva de Retorno entre los países latinoamericanos. 4.3 Hacia un balance y la identificación de nuevos temas La historia reciente de gobernabilidad migratoria de América Latina y el Caribe muestra que lo rescatable de las iniciativas de diálogo y cooperación multilateral en materia de migración internacional es la sensibilidad que despiertan en los distintos acto res, en la medida que permiten a los diferentes países, en este caso, de la región y Europa, poner en discusión sus puntos de vista y reconocer lo difícil que resulta siempre avanzar hacia una mayor gobernabilidad de la migración entre ambas regiones. El punto crítico específico que se desprende del cotejo tanto de las iniciativas iberoamericanas como las vinculadas a la Unión Europea es la falta de concordancia en los trabajos y debates, las estrategias y definiciones de prioridades, todas de por sí cerca nas, pero aparentemente disociadas, al menos si se revisan las actividades que han desarrollado estas iniciativas. La cuestión de fondo es, en todo caso, superar el formalismo de la construcción de una agenda migratoria. En este contexto, vale hacer una r eferencia al Programa de Acción de Cuenca, surgido del primer Foro Iberoamericano reunido en dicha ciudad ecuatoriana. Teniendo presente que el FIBEMYD fue concebido por los Jefes de Estado y de Gobierno como un espacio de intercambio de buenas prácticas, a la vez que como una instancia de coordinación para articular consensos y acciones con la finalidad de dar cumplimiento al Compromiso de Montevideo, su Programa de Acción se propuso como un instrumento flexible y no vinculante entre los países. Asimismo, sus orientaciones sustantivas fueron delineadas con arreglo a un enfoque que propenda al logro de la complementariedad y convergencia institucionales y programáticas. Además, la participación activa de los actores regionales e internacionales relevantes se consideró desde el comienzo como un requisito ineludible para su ejecución.
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En virtud de las directrices emanadas de las Cumbres Iberoamericanas y, en particular, del Compromiso de Montevideo, se consideraron para el diseño del Programa aspectos tales co mo el marco de referencia dado por los principios acordados en las Cumbres de Salamanca, Montevideo y Santiago de Chile; así como la identificación de actividades específicas tomando en cuenta las buenas prácticas ya implementadas y evaluadas por los gobie rnos, los procesos subregionales de consulta y otros actores claves, en la medida en que las mismas fueran factibles de replicarse en el espacio iberoamericano. El Programa articula dichas actividades en torno a tres ejes transversales, como los que sirven de estructura a los planes de acción de los procesos subregionales de consulta: migración y desarrollo; derechos humanos; y gestión de la migración. Se trata, pues, de una iniciativa promisoria que, a dos años de su gestación, invita a una evaluación de sus objetivos y exige la discusión de sus actividades a la luz de los cambios acaecidos en los últimos dos años en el campo de la migración, los derechos humanos y el desarrollo en el espacio iberoamericano. En tal sentido, y dada la originalidad de esta in iciativa en relación con otros espacios regionales a nivel mundial, la crisis es una oportunidad propicia para darle un renovado impulso al Programa de Acción de Cuenca, incorporando más temas y problemáticas, reformulando algunos aspectos, y recogiendo nuevas preocupaciones de los países y de la sociedad civil. La segunda reunión de este es ocasión para analizar más en profundidad estos conceptos. Asimismo, y en el marco de la actual crisis, la agenda migratoria en Iberoamérica tampoco debería dejar de seguir dando atención a otras temáticas que fueron recogidas oportunamente por el Programa de Acción de Cuenca, ya sea rediscutiéndolas o profundizando acciones, tales como el género y la migración, el codesarrollo, la vinculación de las diásporas con las soc iedades de origen, y la lucha contra la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes. Pero, además, debería incursionar en otros temas transversales, como la salud (incluyendo la salud sexual y reproductiva) , la participación de los jóvenes, y asuntos emergentes, como la contribución de los inmigrantes a las sociedades de destino. En una mirada de largo plazo, también deberían incorporarse permanentemente los nexos entre migración y crisis, así como con el cambio climático y desastres, y los nexos con el envejecimiento demográfico, por citar algunos. En todos estos campos hoy empieza a hacerse notoria la escasez de análisis y de acciones de política. 4.4 La protección de los derechos humanos de los migrantes y los instrumentos internacionales La ratificación de los instrumentos de derecho internacional creados para la protección de los derechos de los migrantes y el combate contra la trata de personas puede considerarse una muy buena señal de avance en el inicio de la elaboración de una agenda latino americana y caribeña sobre los derechos de los migrantes. Al mismo tiempo, existen todavía más desafíos, pues hay brechas y obstáculos que persisten. Para que los instrumentos internacionales, que son producto de una larga lucha por definir y proteger los derechos humanos de los migrantes, constituyan normas universalmente observadas, es preciso revisar acuciosamente las legislaciones internas , con el fin de establecer su grado de correspondencia con los compromisos adquiridos. El reconocimiento por parte d e los países de que sus emigrados son objeto de discriminación y explotación es una prueba contundente de la vulnerabilidad de los migrantes y de la necesidad de cooperación entre los Estados. Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) deben desempeñar el importante papel de velar por la observancia de las normas con las que los Estados se han comprometido ante la comunidad internacional, y de denunciar sus incumplimientos. Un complemento indispensable para la vigencia plena de los instrumentos de protec ción es la sensibilización ciudadana y la capacitación del personal responsable de ponerlos en práctica. En este sentido, la protección de los derechos humanos de los migrantes es una condición básica. Para el ejercicio de esos derechos, resulta crucial qu e se generalice la adhesión de los países a los instrumentos del derecho internacional, tanto del sistema de las Naciones Unidas como del sistema interamericano, ya que los Estados que suscriben instrumentos internacionales pueden exigir
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reciprocidad, beneficiarse de un marco uniforme para las legislaciones sobre migración , y plantear firmemente sus preocupaciones ante la comunidad internacional. Evitar el desconocimiento de los instrumentos, erradicar los prejuicios que se suelen esgrimir para oponerse a su aprobación y demostrar su validez como parte de la historia del derecho internacional, es una tarea imperativa para la región, cuyo cumplimiento permitirá establecer una plataforma realista y efectiva para la protección de los migrantes (CEPAL, 2006 y 2 007).
5. CONSIDERACIONES FINALES La migración internacional ha sido una constante en la historia de América Latina y la experiencia del pasado indica que su contribución al desarrollo de los países fue posible gracias al apoyo brindado a los inmigrantes, especialmente los europeos, mediante generosas legislaciones que les proveyeron un marco para el asentamiento. Eso también hizo realidad su contribución al impulso modernizador de sde las sociedades de origen y al establecimiento de numerosas alianzas con E uropa, que prosperaron en el tiempo. En la actualidad, bajo otras modalidades, la migración internacional sigue siendo una fuente de oportunidades potenciales para quienes migran con el fin de desarrollar sus proyectos de vida, así como para el desarrollo de los países de origen y destino, pero esta vez ello acontece de un modo mucho más complejo. Es indiscutible que la movilidad contemporánea ha adquirido múltiples facetas y una dinámica sin precedentes, lo que ha conducido a expresiones, percepciones y pr ácticas no siempre correctas. En este contexto, se hace necesario reconocer que, si bien la migración entraña oportunidades de desarrollo, encarna al mismo tiempo riesgos para las personas que migran y pérdidas de capital humano y social para los países de origen; pero, a la vez, los beneficios potenciales para los países de destino suelen encontrar obstáculos ante la proliferación de la migración indocumentada. S e trata, por tanto, de un asunto multifacético, cuyas grandes potencialidades para los países, sustentadas en la historia, impelen a que se constituya en objeto de diálogo y cooperación entre ellos. Visto así, la migración es un proceso que podría dar sustento real a las relaciones entre la región y Europa, construyendo una agenda en que, como toda asociación estratégica, las partes sean siempre avisadas de cualquier decisión importante (Ruiz, 2008). La migración es hoy un elemento estratégico del futuro de las relaciones de América Latina con el viejo continente y, en cualquier caso, la actual crisis económica global representa un obligado ímpetu para pensar nuevas agendas migratorias. Más allá de la presencia pública que la actual crisis global pueda haberle dado a las problemáticas vinculadas a la migración internacional, no cabe duda de que ésta constituye un fenómeno multifacético y de gran complejidad, cuyas grandes potencialidades plantean un desafío tanto a los países de América Latina como de Europa , a la vez que los compromete a incluirla en un lugar destacado de la agenda del diálogo y la cooperación interregional. Sin embargo, dicha inclusión debe ir más allá de la actual coyuntura crítica por la que atraviesan la economía mundial y el sistema financiero internacional . Más bien debe adquirir un carácter permanente y de largo aliento, porque hace tiempo que la migración ha devenido en un componente insoslayable de la relación entre ambos continentes. En este contexto, es indispensable orientar los esfuerzos desde ambas regiones a diseñar políticas flexibles, coherentes y globales, que vayan má s allá de las coyunturas económicas, para pensar la migración contemporánea a largo plazo. El cuidado de los derechos humanos de los migrantes es condición sine qua non para el desarrollo de sociedades más democráticas, más plurales y con mayor equidad. Ese es uno de los temas ineludibles, asociado al desafío de re-pensar la agenda de la migración internacional en el marco de las relaciones entre América Latina y Europa para el siglo XXI.
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Más allá de la coyuntura, la crisis financiera y económica global des atada en los últimos años es una ocasión para repensar la agenda migratoria europeo-latinoamericana y advertir sobre la necesidad de reforzar la vigilancia en torno a la protección de los trabajadores migrantes y sus familias. Debe ponerse especial atención en la vulnerabilidad de los migrantes y en la garantía de sus derechos, aspirando a “evitar el proteccionismo laboral y el aumento de restricciones migratorias, ya de por sí muy estrictas y en ocasiones inhumanas” (Bárcena, 2009b). Por otra parte, y en lo que concierne a la protección de los derechos de los migrantes, algunos hechos parecen apuntar a que, si bien los fenómenos de discriminación y xenofobia recrudecen en épocas de crisis, en países desarrollados este tipo de manifestaciones y prejuicios a nti-inmigración no constituirían fenómenos aislados, acotados solamente a los períodos de recesión e inestabilidad económica. Ellos se ven reflejados, incluso, en los programas y ofertas electorales de ciertos grupos políticos o, directamente, en la adopci ón de algunas normativas que son claramente criminalizadoras de la inmigración irregular y representan un retroceso en la universalización de valores consagrados como la defensa irrestricta de los derechos humanos. Tal el caso de la denominada “Ley de Ariz ona”, aprobada recientemente por dicho Estado de los Estados Unidos de América y entre cuyos objetivos está identificar, perseguir y deportar inmigrantes indocumentados. A la luz de esta y de otras experiencias de los últimos años, cabe el cuestionamiento sobre si el desarrollo económico conlleva necesariamente una mayor apertura y predisposición social a la diversidad; en otros términos, si a mayor bienestar y progreso económico corresponde mayor pluralismo, apertura cultural y capacidad de inclusión socia l. Y vale destacar en este punto la responsabilidad primordial y el rol educativo del Estado en un tema que interpela la calidad democrática de las sociedades receptoras.
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