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ANTONIO CORTÓN
PANDEMÓNIUM. (CRÍTICA Y SÁTIRA)
Primera y última edición
MADRID
PARÍS
VICTORIANO SUÁREZ Jacometrezo,
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LIBRERÍA de boüret Visconti, 2.3
La propiedad de esta obra pertenece á su autor, y no podrá reproducirse sin su autorización.
PARTE PRIMERA \u25a0K®
LA PRENSA DE MADRID lia Época.
Si en noche que no sea de lluvia ó de helada ni de sublevación zorrillista, se os antoja cruzar, al sonar las nueve, los salones del Ateneo de Madrid, encontrareis invariablemente á unos cuantos vejestorios, con más espejuelos que cara, ymás bufandas que cuerpo, arrellanados alrededor ele una larga mesa, velados desde la chistera hasta la cintura pollina inmensa sábana de papel escrito en letras de molde, y que así parecen entretenidos con la lectura, como absortos en la deliciosa contemplación artística de una vetusta fachada. Pasad de puntillas para no turbar el apacible silencio de aquellas digestiones intelectuales. Los buenos ancianos leen su Época, con la misma veneración con que pudieran
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empezaron á leer cuando hojear un breviario. La entra con el capillo sale con que lo mozos, y.... eran calendas más venturosas, la mortaja. Allá, en otras a que buscaban en sus columnas la reseña del saraobuscan, hoy solo habían asistido la noche anterior: esquelas de decanas en remojo, las poniendo
sus cayendo.... función de los viejos camaradas que van noches, a las las Peres felices, no obstante. Todas llevángazaperas, sus restituyen á once en punto, se Ruiz Zorrilla es un que de persuasión la firme dose que un Dios, que más hay monstruo, y de que no es Cánovas.... que profeta, es la monarquía, y un el título de mardar El cual tuvo el honor de Escobar, á José Ignacio^ Valdeiglesias D. qués de fundador y propietario del periódico La Época, que hoy dirige" Alfredo, su hijo, conocido en el mundoaristocrático é islas adyacentes con el pseudónimo de Almaviva. Parece mentira que una publicación tan vieja sea dirigida é inspirada por un hombre tan mozo. Pero es que Alfredo Escobar ó AlfreditoT como suele llamársele, solo se acuerda de su juventud en las carreras de caballos, en los palcos de la Opera, y en las reuniones de las marquesas y de los tenderos bien acomodados. Cuando, después de una noche de aristocrática^-Mer-ya, vuelve, al día siguiente, a la mesa de la redacción (situada irónicamente en la calle de La Libertad) y se encasqueta su gorro de dictador casero, recobra en seguida el seso y el aplomo é imprime al periódico aquel sello de gravedad que le caracteriza. Porque hay personas que creen sinceramente y Labra es una de ellas— que el viejo órgano de los
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conservadores, el decano de la prensa madrileña, es un periódico sesudo. Lo será, sin duda, pero con intermitencias.... Cuando La Época se incomoda y, á fuer de anciana, suele hacerlo á menudo pone motes obscenos al mismísimo Castelar, y escribe unos vocablos que hacen ruborizar al ministro de la Guerra. Pero esto solo ocurre la verdad sea dicha de Ramos á Pascuas. En tiempos normales, es decir, cuando La Época tiene bien colocados y abastecidos á sus redactores Tello, Ranees, Cárdenas, Guillen, Cervera Bachiller y otros tres ó cuatro, será necesario, para que ella pierda los estribos, cualquier suceso grave y doloroso, v. gi\: que alguna cantante del teatro Real dé calabazas á Alfredito. En esos momentos supremos, Guillermo Ranees, el conversante más ocurrente de toda la Península, suele consolar á su director con los jocosos cuentos
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de su inacabable repertorio. «El nombre no hace la cosa,» dicen los gabachos, en francés por supuesto. Así no es extraño que se titule La Época un periódico que, tratándose de ideales políticos, vive todavía en los buenos tiempazos de Godoy, el de la hiperbólica nariz. También se titulan La Gaceta Universal y El Popular dos periódicos que nadie lee, y se llama La Marina un chinchorro periodístico, de agua dulce, encallado siempre en la orilla,por falta de vientos que le empujen más allá de la costa. Pero á quien cuadra el título como á Cánovas la lira ó á Lastres el sombrero de copa, es á El Siglo Futuro, diario carlista. A pesar de mis ideas avanzadas, simpatizo con La Época, porque es un periódico bien escrito (cuan-
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al arte, asedo no escribe Toreno) y que rinde culto franceses, los periódicos á mejándose en esto los una crisis micoincide día cuales, si en un mismo nisterial con el estreno de un drama de Sardou ó de Pumas, consagran el primer fondo y casi todas las secciones al drama, dando de laclo á la comedia de la política. Francia, la venturosa Francia, puede en verdad permitirse estos lujos, que allí,en aquella prensa espiritual, intencionadísima, siempre pagana.y llena de jovialidades exquisitas y agudas, brillan con diáfanos fulgores unos cuantos genios (así como suena) conocidos en todos los rincones del mundo, y que se llaman Sarcey, Rochefort, Wolff,Pierre Verón, Mendos,-Silvestre", Scholl, Claretie, Mirbeau, Zola. Pero aquí, entre nosotros, descartando á una docena y media de periodistas, que todos son diputados ó aspiran á serlo, casándose con las hijas de los caciques ó figurones políticos, ¿me quieren ustedes decir si hay, en estas ciento cincuenta y tres redacciones, gentes capaces de hacer la crítica de una novela de Galdós ó de un poema de Zorrilla? ¿Me quieren ustedes decir si esos jóvenes elegantes y conocidísimos, que manejan mejor el tenedor que la pluma, pueden descalzar las. zapatillas á cualquier cronista boidevardier...? Por eso, entre otras razones, ha triunfado y se ha impuesto aquí y quedáclose con nosotros D. José Echegaray; por eso se murió D. Melitón Martín, sin que nadie le conociera.... Se me dirá tal vez, que en París de Francia los periodistas, merced á la labor de su inteligencia y sin necesidad de ser yernos de la patria, suelen gastar coche yhabitar en suntuosos chalets, y que aquí
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pagamos á dos duros los artículos de Eduardo de Palacio, y á ocho los del gran Zorrilla, y eso para hacerle una limosna. ¡Me habéis convencido! Añadiréis acaso que el número de españoles que sabe leer es bastante exiguo, y que aquí no puede ningún periódico hacer la tirada fabulosa de Le petitjournal. ¡Me habéis convencido otra vez! ¡Oh, La Época! Yala había olvidado. Me despido afectuosamente del único periódico donde no ha podido mangonear nunca Clarín, y deploro la ausencia de Luis Alfonso, ya establecido definitivamente en Cataluña, como Perillán, á la husma de los editores barceloneses. Alfonso, el ilustrado crítico de artes, ganaba en La Época un duro diario yla ropa sucia, como cualquier albañil... El insigne Pedro Bofill,que le ha reemplazado, con esa exquisita gracia que tiene, á pesar de ser catalán, da amenidad á La Época y hace toser de risa á sus ancianos suscriptores
ElXmparcial.
Mellado, Ortega Munilla, Federico Urrecha, Eduardo de Palacio, García Gómez, Quejana, Enrique Hernández, Nicanor Rey, Martínez, Berinúdez, son los nombres que suenan en aquella vieja casa de la plaza de Matute. ¡Soberbio edificio! Nece-
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pitan encomendarse á Dios los que creen en este individuo, v á los diablos los que, como yo están dados
aquellas escaleras á ellos, para determinarse á subir y llegar sade arroyos, llenas de baches y surcadas único, está la donde y principal nos y salvos al piso mandirector, en Mellado, el cual, redacción, en la las embozado hasta verano, ó camisa, si es gas de mañana, las de la lee á invierno, .tres cejas, si es abriéndose á bostezos, lo que los redactores.escriben, y escribe, él también de vez en cuando (pero entonces se desemboza) alguno de esos artículos enérgicos, vibrantes, castizos, elocuentes, magníficos, como todos los suyos. Y es verdaderamente heroico el escribir así, recibiendo en la capa las goteras cuando empieza á azotar los cristales del balcón la lluvia, ó escuchando los tiernos jipíos de Juan Breva, famoso cantaor flamenco que entona seguidillas allí en fren-
el Café Imparcial. El periódico de los sucesores de Gasset y Arrime es el que más circula en la Península y, por ende, el. que más dinero gana, ¿Poiqué no se lo gasta en poner una casa decentita, como Dios manda, y cual corresponde á una empresa favorecida por la fortuna? ¿O es que el periódico vive mal adrede y con el único objeto de que Lastres se rompa la crisma, cuando suba á la redacción á
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mendigar un bombito?... De la historia política de El Imparcial no quiero hablar ahora ni es sazón oportuna. Baste decir que el periódico ha coqueteado con todos los partidos y defendido, allá en los tiempos de Gasset— y esta es — la más negra á los negreros de Cuba. La ardiente pluma de Andrés Mellado, que, en LaIgualdad, com-
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batió por la democracia republicana, propagó más tarde, en ElImparcial, la candidatura del fantástico rey X,y tiñe ahora con los rosicleres de la esperanza la cuna de nuestro rey mamón. Y ápesar de estos cambios, ese buen periódico que hoy es ministerial de Sagastay bombero de Moret, y que se lee en todas las casas de huéspedes y se deletrea en todas las zapaterías, ha ejercido siempre una positiva influencia en la opinión; influencia que ElImparcial ha sabido utilizar unas veces en provecho propio, haciendo ministro á Gasset, y otras en provecho de la patria, iniciando suscripciones para las víctimas déla guerra civil ó los inundados de Murcia, y fortificando el espíritu público, en los tormentosos días de las grandes crisis. Como las de Puerto-Rico son diputaciones de entrada, Andrés Mellado empezó su carrera parlamentaria, graduándose ele diputado por Puerto-Rico. Pero hay que hacerle justicia; le trajeron de hombre bueno y él se volvió hombre malo. El primer discurso que pronunció en el Congreso, fué en defensa de la reforma electoral, por cuyo motivo anduvo á la greña con Ubarri, jefe y capataz de los reaccionarios de mi tierra. Este rasgo demuestra que en Mellado no hace mella ningún cacique de villorrio. En amor y compañía de Fernández Juncos, periodista portorriqueño, bajaba yo un día por la calle de Alcalá, cuando se nos acercó el director de El Imparcial:
—¿Saben ustedes— nos elijo—que Ubarri me ha escrito?. —¡Hombre!— exclamó Fernández con sorpresa, y
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la burra da como si le dijeran que había hablado Balaán— ¡Hombre! Parece de allá, Ubarri no sabía escribir... —Él firma la carta...
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-¡Ah! —Y está nmv incomodado conmigo, por mi di? curso —Pues que sea en hora buena— dijo Fernández, con su cara de carabinero retirado.— La desaprobación de Ubarri es el mejor timbre de gloria para
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En la redacción de ElImparcial luce todos los días sus varios conocimientos Ortega Munilla,joven cubano— aunque pocos conocen este secreto— y publicista acicalado y primoroso, que ha escrito unas cuantas novelas apreciables é innumerables crónicas, castizas y elocuentes, bien que algún tanto gongorinas. Dirige Ortega Los Lunes literarios de El Imparcial, que más bien parecen martes, por lo que tienen de aciagos para la literatura. En esos Lunes tritura ahora el escritor Valbuena (con el pseudónimo de Miguel de Escalada) el diccionario de la Academia; empresa obvia y baladí, si se considera que todos los diccionarios habidos y por haber son malos, y que no es posible á nadie en el mundo el formar un diccionario perfecto. Eduardo de Palacio es el escritor que en estos últimos diez años ha hecho reir más alas patronas de las casas de huéspedes. Hay muchas gentes que sólo leen en ElImparcial las intencionadas y bien escritas misceláneas de Enrique Hernández y los jocosos
artículos de circunstancias
de Eduardo de Palacio,
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asiduo cultivador de un gracejo, no siempre original ¡v algunas veces burdo y rebuscado. No es esto una censura. Yo admiro como el que más la prodigiosa fecundidad de Palacio, no de otra suerte que admiro también la de Bremón, la de Blasco, la de Matoses, Bofill,Taboada, y Fernández Flórez. No se comprende cómo han podido salir tantos chistes de la cabeza de un sólo hombre, que siempre anda enfermo y mal humorado. Triste condición la del periodista, la de ese presidiario, aherrojado en la labor eterna. Si se le ha muerto su suegra y está de buen humor, le mandan escribir aquel mismo día un artículo necrológico; si se enredó en amores con alguna literata, _r está triste, le hacen redactar un artículo chistoso. García Gómez pasó desde los bancos del Ateneo» donde nadie le conocía, á la redacción de ElImparcial. Allí se supo quién era Calleja. Allí se conoció bien pronto que un ciudadano puede llamarse García y,por añadidura, Gómez, y elevarse sobre laplebe artística yhasta escribir mejor que elExcelentísimo Sr. D. Joaquín Ignacio Meneos y Manso de Zúñiga, Conde de Guendulain y académico de la lengua. Para todos menos para mí fué una sorpresa la victoria de García Gómez en el periodismo. Yo tenía mis motivos para sospechar que aquel joven valía, que en aquel cacumen, como en lacabeza del gran pagano Chenier, se escondía algo... ¡Le había visto dormirse en el Ateneo cuando hablaba Pedregal, ó leía versos Velarde! ¿Sabéis cómo entró Nicanor Rey Díaz en el espléndido tugurio de la plaza de Matute? Entró con mal pié... El periódico abrió hace tiempo un certa-
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una men literario, ofreciendo, entre otros premios, autor al de rosa natural, v una plaza en la redacción puedo tema. No qué la mejor poesía sobre no se aseguraros á ciencia cierta si el resultado del certasiempre en men estaba previsto, como acontece fué que NicaLocierto esos juegos de muchachos. Maclas, obtudoncel nor Rey, poeta conterráneo del hacer ¿á y con lira todo... vo el premio, y se vino versos? No; á escribir prosa en ElImparcial. Y qué tal lo hizo? Hombre, ¡qué sé yo! Si se lo preguntásemos á sus compañeros, por compañerismo, nos dirían... que mal. Pero eso no es cuenta mía ni de nadie. Yo solo sé que dicho gallego, á quien jamás he visto, es poeta de certamen, y se llama Nicanor, y se apellida Rey, y parece, por su nombre ysuapellido,
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