EL DR. HUGO OBERMAIER Y EL COLEGIO NTRA. SRA. DEL PILAR DE MADRID

MUSEO DE CIENCIAS NATURALES “DON PEDRO RUIZ DE AZÚA”. COLEGIO NTRA. SRA. DEL PILAR. MADRID EL DR. HUGO OBERMAIER Y EL COLEGIO NTRA. SRA. DEL PILAR DE

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MUSEO DE CIENCIAS NATURALES “DON PEDRO RUIZ DE AZÚA”. COLEGIO NTRA. SRA. DEL PILAR. MADRID

EL DR. HUGO OBERMAIER Y EL COLEGIO NTRA. SRA. DEL PILAR DE MADRID

MARIANO GAITE MAGDALENO m g a ite m @ h o tm a il.c o m

RESUMEN En este trabajo presentamos algunos rasgos de la biografía del Dr. Hugo Obermaier y el origen de la relación que mantuvo durante más de 30 años con el Colegio “Ntra. Sra. del Pilar” de Madrid. Exponemos también la influencia que tuvo en el desarrollo del Gabinete de Ciencias Naturales y en el planteamiento científico y experimental de la enseñanza de las Ciencias en el Colegio. ABSTRACT In this work we present some relevant features of Dr. Hugo Obermaier and the origin of the relationship he kept for more than 30 years with the School “Ntra. Sra. del Pilar” de Madrid. We also deal with the influence that he had in the development of the Cabinet of Natural History and in the experimental teaching of Sciences in the School.

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urante el proceso de investigación que he llevado a cabo sobre el origen de los materiales existentes en el Gabinete de Ciencias Naturales “Don Pedro Ruiz de Azúa” y cuál es la razón por la cual, el Colegio Ntra. Sra. del Pilar de Madrid disponía de un material científico puntero para la época y su extraordinario Gabinete de Ciencias Naturales, me he encontrado con unas personas que han sido, creo yo, fundamentales para la creación y su desarrollo. Tres de ellas diría que son “consustanciales” con el propio Colegio por ser profesores del mismo y religiosos pertenecientes a la Compañía de María, Marianistas, que son los que sustentan la titularidad. Pero a su vez, nos hallamos con otro protagonista, el Dr. Hugo Obermaier Grad, ante el cual, lo primero que me he preguntrado es, cómo y por qué llegó el Dr. Hugo Obermaier al Colegio y cuál fue la relación que mantuvo con él. Pues bien, el objetivo de las siguientes líneas es, en primer lugar, mostrar o recordar, fundamentalmente a todo el profesorado, amigos y comunidad educativa del Colegio del Pilar, algunos de los rasgos imprescindibles de la vida y trayectoria profesional del Dr. Hugo Obermaier Grad publicados en diferentes obras relacionadas con la Paleontología, y otros más “familiares” que son los que más me preocupan en estos momentos, por estar relacionados directamente con la vida del Colegio, lo cual para nosotros los hace más interesantes. Quizás algunos de estos datos “familiares nuestros” no sean del todo conocidos por los biógrafos oficiales del Dr. Hugo Obermaier. En segundo lugar, aclarar cómo fue el origen de la relación con el Colegio y explicar de qué forma influyó la labor científica y académica que desarrolló durante su vida en el planteamiento científico y experimental de la educación en el Colegio el Pilar. De la misma manera, quiero que este conocimiento que nos aporta el Gabinete de Ciencias Naturales “D. Pedro Ruiz de Azúa” y por ende el Colegio Ntra. Sra. del Pilar, sirva como recuerdo agradecido del profesorado del Colegio a un hombre íntegro, Hugo Obermaier, 2

sacerdote, educador y paleontólogo, que dio todo su buen hacer para que la educación científica en España y en el Colegio fuera un hecho. Sobre los datos biográficos me he basado, y quiero decirlo desde el principio, en dos libros fundamentalmente: El primero es la reproducción facsimilar del “Hombre Fósil”, editado en 1985 por Ediciones Istmo, con presentaciones de los doctores José María Gómez-Tabanera 1, Hans-Georg Bandi y Emiliano Aguirre, y el segundo es “El hombre fósil” 80 años después: volumen conmemorativo del 50 aniversario de la muerte del Dr. Hugo Obermaier. Editado por La Universidad de Cantabria, Fundación Botín e Instiute for Prehistoric Investigations. Editor: Alfonso Moure Romanillo y varios autores más. Año 1996. Sobre los datos más “familiares” han sido recopilados de las revistas del colegio Ntra. Sra. del Pilar, fundamentalmente de “Recuerdos” y “El Pilar”. También del Diario de D. Pedro Ruiz de Azúa y publicaciones internas de la Sociedad de María como: “Petites Biographies de Quelques Religieux de la Societé de Marie (Marianistes)" Editado en Bélgica. Aux bureaux de « l’Apôtre de Marie » 48, boulevard des Archers, Nivelles (Belgique), así como de los diferentes trabajos publicados por D. Fidel Fuidio, entre ellos su tesis doctoral “La Carpetania”. También son importantes los datos minuciosos y rigurosos que aparecen en la obra “Disquisitio super martyrio” realizada por el Padre Enrique Torres S.M., para la causa de beatificación de Fidel Fuidio. En ella nos proporciona numerosos datos de cómo era la relación casi permanente entre Fidel Fuidio y Hugo Obermaier, cómo influyó éste en su vocación por la Prehistoria, en el seguimiento y en la orientación del trabajo que Fidel llevó a cabo durante más de quince años. Finalmente, creo que la relación que mantuvo Hugo Obermaier con el profesorado y en general con la comunidad educativa del Colegio fue una bendición, pues sin su figura como científico, como profesor y como persona, quizás “el estilo” de enseñanza que hubiera tomado el Colegio en los primeros treinta años de existencia hubiera sido otro.

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José María Gómez-Tabanera antiguo alumnos del Colegio del Pilar de la Promoción 1945.

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DATOS BIOGRÁFICOS Hugo Max Joseph Obermaier Grad nació en Regensburg (Ratisbona. Baviera) el 16 de enero 1877 y muere el 12 de noviembre de 1946 en Freiburg (Friburgo. Suiza). Fue hijo de un maestro, Anton Obermaier y de Josefa Grad. Después de estudiar en las escuelas de Ratisbona decide hacerse sacerdote católico, ordenándose en 1900. Inmediatamente comienza sus estudios de Prehistoria, quizás por influencia de F. Birkner, que ejercía como profesor de Prehistoria en Munich. Entre los años 1901 a 1904 estudia geología, arqueología prehistórica, geografía, paleontología, etnología, filología alemana y anatomía humana en Viena. En 1904 se doctoró en la Universidad de Viena con la tesis “Breitäge zur Kenntnis des Quartärs in den Pyrenäen” (Contribuciones al conocimiento del Cuaternario en los Pirineos), según el Dr. Hans George Bandi 2, trabajo que nunca llegó a publicarse completamente; o con este otro trabajo de tesis señalado por Alfonso Moure Romanillo 3 sobre “Die Verbreitung des Menschen während des Eiszeitaiters in Mitteleuropa” «La expansión de los hombres durante la Edad de Hielo en Europa Central». Para ampliar sus conocimientos el embajador francés en Austria le recomienda ir a Francia y le pone en contacto con otro joven sacerdote, Henri Breuil. Desde este momento no se puede hablar de Obermaier sin hacer, al mismo tiempo, referencia a Breuil. “Henri Breuil, trabajó codo con codo con Obermaier llegando a tener una gran amistad que conservó durante toda su vida. Breuil le enseñó el paleolítico francés y a la vez aprendió de él temas paralelos del centro europeo. Ese mismo año (1904) viajan juntos a visitar los yacimientos del valle del Somme, las cuevas de Les Combarelles, Les Eyzies, etc. También le presentó a Emile Cartailhac que por entonces estaba investigando en las El Dr. Hans-Georg Bandi fue discípulo de Obermaier. Prehistoriador y Conservador-Director del Museo Histórico de Berna. Suiza. Publicado en su artículo “El legado de H. Obermaier ante la ciencia de la Prehistorica europea: en la reedición de “El Hombre Fósil” en 1985”.

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Alfonso Moure Romanillo profesor de la Universidad de Cantabria en su artículo “Hugo Obermaier, La Institucionalización de las Investigaciones y la Integración de los Estudios de Prehistoria en la Universidad Española”, publicado en “El Hombre Fósil 80 años después”.

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terrazas del valle del Garona”, nos dice Alfonso Moure Romanillo en “El hombre Fósil 80 años después”. Estos estudios fueron para Obermaier una oportunidad, pues en 1908 volvió a la Universidad de Viena defendiendo el trabajo sobre “Die Steingeräte des französischen Altpaläolithikums”, (Los instrumentos líticos en el paleolítico inferior francés), lo cual le sirvió para comenzar su actividad docente en esta universidad. En 1905 Breuil y Obermaier entran en contacto con el Príncipe de Mónaco Alberto I 4, durante el Congreso Internacional de Antropología y Arqueología Prehistórica celebrado en Mónaco, del cual eran secretarios, y con el tiempo llegarían a tener una continua relación y verdadera amistad. En esta época la revista “Quelques religieux de la societé de Marie”, en el capítulo referente a la biografía de Don Luis Heintz 5, parece dar a entender que D. Luis, siendo profesor en el colegio Santamaría de Vitoria (marianistas) y, por lo tanto, antes de fundarse el Colegio del Pilar en 1907, tuvo ya contacto con Henri Breuil y Hugo Obermaier. Dicha revista nos dice hablando de D. Luis Heintz: « II avait une spéciale prédilection pour le mont Gorbea. M. Hidalgo 6, professeur a l'Université de Madrid, le pria un jour de lui procurer Alberto I de Mónaco nace en París en 1848 y muere también en París en 1922. Entró en la Academia Naval Española de Cádiz a los 18 años, donde permaneció 4 años sirviendo en la Marina de Guerra Española como capitán de navío. Cuando cumplió los años de formación pasó a la "reserva" y regresó a Mónaco, pero continuó ascendiendo en la Armada española llegando a ser Contralmirante. Realizó veintiocho expediciones marinas entre 1885 y 1922 con sus propios barcos Hirondelle, Pincesse Alice, Hirondelle II y Princesse Alice II. Para ello, se rodeó de los mejores científicos y dibujantes de la época que le acompañaban en sus expediciones. En una de ellas exploró y cartografió las islas Svalbard, en varias estuvo en Galicia, tres en Vigo y Santander. De esta afición surgió el sobrenombre de “El Príncipe Navegante”. Fundó el Museo Oceanográfico de Mónaco y de París. Su conferencia en Madrid, en la Real Sociedad Geográfica, en enero de 1912, a la que asistieron los Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, fue decisiva para la creación del Instituto Español de Oceanografía en 1914 y la instauración en 1917 del Laboratorio Oceanográfico de Vigo, hoy Centro Oceanográfico de Vigo. Además de su afición a los estudios oceanográficos, se interesó por los orígenes del hombre, fundando en París el Instituto para la Paleontología Humana (IPH). Los logros y el mecenazgo intelectual de Alberto fueron reconocidos internacionalmente y 1909 fue nombrado miembro de la Academia Británica de Ciencias, concediéndole, también en 1920, la medalla de oro por la Academia Americana de Ciencias. Dotó a Mónaco de la 1ª Constitución.

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Religioso Marianista nacido en Colmar en 1864 y primer director del Colegio Ntra. Sra. del Pilar (Marianistas) de Madrid desde la fundación en 1907 hasta 1924 que regresa al colegio de los marianistas de Vitoria. Doctor en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid.

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Joaquín González-Hidalgo Rodríquez (1839-1923) madrileño, realizó sus estudios en el IES San Isidro y posteriormente hizo medicina en la Universidad Central. En 1864 realiza un viaje de estudio recogiendo moluscos e invertebrados acuáticos por diferentes costas españolas. En 1870 se licencia en Ciencias Naturales y posteriormente en 1874 saca el doctorado. Fue docente en la Universidad Central de Mineralogía, Botánica y Zoología. A partir de 1897 fue profesor de Mineralogía, Malacología y Animales Inferiores. Además fue conservador de malacología del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Fue discípulo de Mariano de la Paz Graells con el que mantuvo una buena relación y socio fundador de la Real Sociedad de Historia Natural de la que fue director desde 1910. Estudió los moluscos de la Península Ibérica Baleares y de ultramar.

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quelques exemplaires d'un petit escargot vivant sur la partie rocheuse du Gorbea appelée Altamira; c'est la que lui-même l'avait découvert, mais i1 en avait distribué tous les exemplaires a travers les musées d'Europe et d'Amérique. Don Louis, avec quelques hommes de bonne volonté, se met en marche pour le Gorbea; au retour, avec 70 kilomètres dans les jambes, les excursionnistes avaient la fierté de pouvoir montrer une boite remplie d' exemplaires de la précieuse bestiole. On s'empresse de l'envoyer á Madrid. Deux jours s'étaient á peine écoulés que, par retour du courrier, leur arrive une lettre qui fait tomber a l'eau leur triomphe: « Ce n'est pas la bestiole désirée, y lisait-on. Si vous aviez grimpé quatre ou cinq mètres plus haut, mon petit animal, le vrai, vous eût accueillis dans sa propre maison» Homme des décisions rapides, Don Louis repartait le lendemain pour le Gorbea et cette fois il réussissait à capturer le mollusque désiré. Mais deux excursions de cette sorte à pied et en une semaine constituent un record d'endurance et de volonté. La promenade ou l'excursion idéale pour Don Louis était celle qui se faisait sur un plan tout a fait scientifique, quand il pouvait accompagner des sommités de la science botanique - l'abbé Gandauger 7, par exemple, ou des maîtres en préhistoire de renommée mondiale, - tels les abbés Breuil et Obermaier. Ces deux derniers savants ont conservé puis lors, avec Don Louis et en général avec les Marianistes, des relations d'amitié profonde et cordiale. Don Louis lui-même, plus tard, mettant à profit sa connaissance d'un terrain inlassablement parcouru pas a pas, choisira, comme sujet de thèse pour le doctorat ès sciences naturelles, l'étude des grottes d'Alava ».

Describió más de 80 especies nuevas en los numerosos trabajos publicados en medios nacionales y extranjeros. Sus obras más importantes son: Catálogo de los moluscos marinos de España. Portugal y Baleares. (1870-1890); Moluscos de Filipinas; Moluscos del viaje al Pacífico (1870) que fue la recopilación de los moluscos recogidos en la expedición de naturalistas españoles (Comisión Científica del Pacífico) de 1862-1865 que recorrieron las costas de América del Sur, Central y costas de California. Es considerado como la figura más importante de la malacología española. 7

Jean Michel Gandoger (no Gandauger como escribe el texto) nació en Arnas (Francia) en 1850 y murió en la misma ciudad en 1926. Hijo de un rico agricultor de viñedos, estudió medicina y a los 26 años se ordenó de sacerdote. Su pasión desde muy joven fue la Botánica. Pronto comenzó a realizar un herbario que luego lo fue enriqueciendo con la flora encontrada en sus numerosos viajes llegando a tener un herbario con más de 25.000 especies. Fue un gran explorador de la botánica de la cuenca del Mediterráneo. Su herbario se conserva en la Facultad de Ciencias de Lyon. Realizó entre 1900 y 1905 varios viajes de estudio por toda la Península Ibérica. Realizó herborizaciones por la provincia de Salamanca, en Béjar, Sierras del Trampal y Candelario, Sierra de Francia y Gata inexploradas hasta ese momento. También en la Sierra de Gredos donde dice en Notes sur la flore Espagnole publicado en el Bulletin de la Société de Botanique de France págs. 438-463 “J’ai récolecté 228 espéces dans le vallée du Tormês, sois au Barco de Ávila, soit a pied de l’Almanzor ou sour la sierra de Solana”. En Zamora, en la Sierra de Irta en Castellón, en la provincia de Alicante, en la Sierra Mariola provincia de Valencia, en la Sierra de Ayora, provincia de Albacete; en la Sierra de los Filabres y Sierra de Lúcar, provincia de Almería; alrededores de Guadín, Sierra Nevada y cerro del Almirez, provincia de Granada; Sierra de Gador en Almería; Sierra de Baza, Granada; Sierra de Magina y pico de Magina en Jaén; alrededores de Úbeda y Sierra de Cazorla; en la Serrota y alrededores de Ávila; Peña de Amboto en Guipúzcoa. De todos estos lugares hace una relación de las especies recogidas y los nuevos descubrimientos que hace.

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(Tenía una especial predilección por el monte Gorbea. El Sr. Hidalgo, profesor en la Universidad de Madrid, le rogó un día conseguir algunos ejemplares de un pequeño caracol que vive sobre la parte rocosa del Gorbea llamada Altamira; es ahí donde él mismo lo había descubierto, pero había distribuido todos los ejemplares a través de los museos de Europa y América. Don Luis, con algunos hombres de buena voluntad (sin duda religiosos marianistas 8), se pone en marcha para el Gorbea; a la vuelta, con 70 kilómetros en las piernas, los excursionistas tenían el orgullo de poder mostrar una caja llena de ejemplares del precioso bichito. Se apresura enviarlo a Madrid. Apenas habían pasado dos días cuando, como respuesta, les llega una carta que hace echar por tierra su triunfo: “No es el bichito esperado, se podía leer. Si hubieran subido cuatro o cinco metros más arriba, el pequeño animal, el verdadero, les habría acogido en su propia casa”. Hombre de decisiones rápidas, Don Louis se marchaba al día siguiente para el Gorbea y esta vez conseguía capturar el molusco deseado. Pero dos excursiones de esta clase a pie y en una semana constituyen un record de resistencia y voluntad… El paseo o la excursión ideal para Don Luis era el que hacía a nivel totalmente científico, cuando podía acompañar a figuras de la ciencia botánica - el sacerdote Gandoger, por ejemplo, - o de los líderes en prehistoria de renombre mundial, - como los sacerdotes Breuil y Obermaier. Estos dos últimos científicos conservaron desde entonces, con Don Luis y en general con los Marianistas, unas relaciones de amistad profunda y cordial. El mismo Don Louis, más tarde, sacando provecho de su conocimiento de un terreno incansablemente recorrido paso a paso, elegirá, como tema de tesis para el doctorado ciencias naturales, el estudio de las grutas de Álava). Si esto fuera así, creo que es la primera cita que tenemos de la presencia de Hugo Obermaier en España y el primer contacto que tuvo con Luis Heintz. Hay que señalar que Luis Heintz por esa época estaba recorriendo los campos alaveses y el monte Gorbea estudiando las cuevas descubiertas por él o bien otras que le mostraban los pastores y ganaderos de toda esa zona, como demuestra en su tesis doctoral 9 publicada en junio 1908. Henri Breuil y Emile Cartailhac ya habían visitado las cuevas de Cantabria e inclusive, éste último ya había publicado en la revista de L’Antropologie (1902) el famoso artículo sobre Altamira titulado “La grotte d' Altamira. Mea culpa d'un sceptique”10 (La cueva de Altamira. Mea culpa de un escéptico), pero la presencia de Obermaier en España antes de 1907, no teníamos constancia. 8

Interpretación del traductor. El título de esa tesis es: “Espeleología. La Espeleología en España. La Espeleología en Álava”. Publicada el 11 de abril de 1908 en Madrid. 10 En este artículo Emile Cartailhard de alguna manera se disculpa de no haber creído lo publicado en 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor de la Cueva de Altamira y sus pinturas; y no solamente no haber creído, sino haber realizado afirmaciones como que esas publicaciones eran fruto de la mente fantasiosa y clerical de los españoles. Esto no obstante, a partir de este artículo cuando se reconoce científicamente el arte paleolítico y se demuestra que el “hombre salvaje” no era tal. 9

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Esto último es muy importante para el objetivo de nuestro estudio, pues estamos contemplando el origen de la relación de Luis Heintz con Obermaier y Breuil y esto puede explicarnos el por qué, cuando años más tarde, Obermaier viene a Madrid, se queda en el Colegio del Pilar donde está su amigo Luis Heintz de director. Lo mismo hace H. Breuil en sus viajes frecuentes por la Península, el colegio del Pilar es el punto de encuentro entre los tres viejos amigos y donde, a veces, pasan dilatadas estancias completando sus trabajos de investigación. “L’abbé Breuil trabaja en casa”, nos dice “El diario de D. Pedro Ruiz de Azúa” 11 en el resumen que hace de los acontecimientos del curso de 1915-16. Estos encuentros con personas de la altura de Obermaier, Breuil, Hidalgo, Gandauger y otros, son los que, sin duda influyen y van conformando el pensamiento científico del joven D. Luis Heintz. No es casualidad el hecho de elegir como objeto de su tesis doctoral el estudio de las cavernas del Gorbea y de la provincia de Álava. Probablemente fuera elegido, además de por sus propias inquietudes y del conocimiento previo que tenía de la zona, por el contacto frecuente o por la influencia de estos insignes protagonistas. En 1907 Breuil muestra a Obermaier varias cuevas pirenaicas y, algo más tarde, se encontraron en Viena, donde Obermaier preparaba su trabajo de habilitación universitaria. En 1908, el Príncipe monegasco Alberto I, mientras realizaba investigaciones oceanográficas en el Cantábrico, solicitó a ambos que le enseñasen cuevas prehistóricas de la región cantábrica, a raíz de lo cual realizan excavaciones en Hornos de la Peña y en otras cavernas y visitaron otras cuevas como el Pindal, etc. Durante estos viajes Alberto I va madurando la idea de fundar el “Institut de Paléontologie Humaine (IPH). Finalmente se decide el 24 de julio de 1910 poniendo de director a Marcelin Boule que se hizo cargo de la Paleontología y Antropología y colaboradores a los sacerdotes Breuil para la cátedra de Etnología Prehistórica y Obermaier para la Geología del Cuaternario. En este mismo año Henri Breuil y Hugo Obermaier llegan a España bajo el patrocinio del (IPH), donde visitan varias cuevas. El trabajo más importante del IPH en ese momento, es la excavación de la cueva de El Castillo, en Cantabria, juntamente con el alsaciano Paul Wernet 12. Este yacimiento, descubierto por Hermilio Alcalde

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D. Pedro Ruiz de Azúa, “nuestro cronista” Dr. en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid, fundador del Gabinete de Ciencias Naturales del Colegio en el curso 1912-13 y amigo también de Obermaier. Durante casi 50 años desarrolló brillantemente su actividad académica en el Colegio Ntra. Sra. del Pilar distinguiéndose, además, como excelente educador y cronista meticuloso de la vida colegial y de la comunidad marianista..

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Importante antropólogo alemán que trabajó en numerosos yacimientos con Obermaier, José Pérez Barradas y con Fidel Fuidio, entre otros.

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del Río 13 en 1903, fue objeto de la primera misión del IPH de París, después de haber firmado sendos contratos con su descubridor y poniendo como director de la excavación a Hugo Obermaier. Los resultados de las excavaciones de la Cueva del Castillo se hacen muy famosos y comienzan las visitas de los más prestigiosos paleontólogos del momento. En 1911, les visitan en la excavación Marcelin Boule, Emile Cartailhac, el profesor R.R. Schmitd de la Universidad de Tübinguen y el profesor Birkner de Munich y Paul Wernet discípulo favorito de Obermaier y que luego se quedaría trabajando con él. Estas visitas dieron motivo a una excursión por las cuevas pirenaicas. En este tiempo también descubren la cueva de La Pasiega cuyas pinturas rupestres comenzó a copiarlas Breuil. En 1913, mientras realizan las excavaciones de la cueva del Castillo les siguen visitando multitud de arqueólogos, entre ellos el arqueólogo inglés Miles C. Burkitt de la Universidad de Cambridge quien en su libro “The Old Stone Age” escrito 20 años después habla de la cueva del Castillo como el yacimiento en cueva más importante de los conocidos hasta esa fecha; el padre Teilhard de Chardin quien colaboraría en el estudio de los fosfatos aparecidos en algunos sedimentos; M. Nelson del Museo de Historia Natural de Nueva York, el profesor Henri Fairfield Osborn director del Museo de Historia Natural de New York y muchos otros más. Al mismo tiempo que realizan los trabajos en la cueva del Castillo, también hacen estudios del arte paleolítico del levante especialmente en Alpera (Albacete), Cuevas de Vera (Almería), cueva de la Pileta (Málaga), Fuencaliente (Jaén), etc. La excavación de la cueva de El Castillo se desarrolló desde 1910 hasta 1914. La revista Recuerdos cuando habla del material adquirido para el recién creado Gabinete de Ciencias Naturales en el curso 1912-13 dice lo siguiente: “Y eso que no digo nada de la colección de conchas adquirida por puro lujo, ni de un riquísimo surtido de la fauna marina que la Estación Biológica de Santander 14 se ha comprometido a

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Ermilio Alcalde del Río era palentino de Villamediana, (1866-1947) Desde temprana edad se trasladó a Torrelavega con su madre, viuda, y allí fundó y dirigió la Escuela de Artes y Oficios. Comenzó su actividad arqueológica en 1902 y su actividad se prolongó hasta los años 20 descubriendo numerosas cuevas, entre ellas, El Pendo, Hornos de la Peña, El Pindal, El Castillo donde realiza los trabajos en colaboración con Obermaier, Paul Wernet, etc. En 1906 publica un libro titulado “Las pinturas de las cavernas de la provincia de Santander”. En 1911 publica con Henri Breuil “Les cavernes de la région cantabrique (Espagne). Ermilio participó en la fundación de la Real Sociedad de Historia Natural junto con Lorenzo Sierra y el sacerdote Jesús Carvallo.

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La primera Estación de Biología Marina de España fue fundada por profesor Augusto González de Linares en Santander en el año 1886. Esta pionera Estación se sumaba a las pocas existentes hasta aquella fecha localizadas en: Concarneau y Roskoff (Francia, 1872); Pennikese (EE UU, 1873), y Nápoles (Italia, 1874). A partir de 1914, con la creación del Instituto Ocenográfico Español, la estación pasa a formar parte del mismo. Los fines con que se proyectaba la Estación biológica santanderina fueron los siguientes: • El estudio y la enseñanza de la fauna y flora de nuestras costas y mares adyacentes. • La aplicación de conocimientos al desarrollo de las industrias marítimas.

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proporcionamos. ¡Nada de pufismo! ni hablemos de riquezas de nuestro Museo antes de haberlas recibido”. Es cierto que entre los fines de la estación estaban la creación de colecciones biológicas marinas para la enseñanza de la flora y fauna en los centros de enseñanza; pero, ¿cómo llega D. Luis Heintz a tener conocimiento de la misma y quién le animaría a pedir una colección para el recién creado Gabinete de Ciencias Naturales del Colegio? Creo que lo más probable sería la relación de Luis Heintz con Obermaier. Probablemente éste algo comentaría a su amigo el Príncipe Alberto I de Mónaco mecenas de dicha Estación. Por otra parte, ¿no estaría D. Luis en la conferencia que pronunció el Príncipe Alberto I en la Real Sociedad Geográfica Española donde propone la creación del Instituto Oceanográfico Español? En 1914, el inició de la Primera Guerra Mundial obligó a suspender los trabajos del IPH y, Hugo Obermaier es acusado por su director Emile Boule de su condición de ciudadano alemán y se le impide seguir desarrollando su actividad investigadora en el IPH siendo su casa de París saqueada durante los primeros meses de la contienda con apenas tiempo para que su amigo Breuil pudiera recoger los objetos más importantes de Obermaier. En estas condiciones y aunque siguió contando con la amistad de H. Breuil y el Príncipe de Mónaco, decide permanecer en España estudiando el arte prehistórico de las cuevas de Cantabria y Asturias. Es en este momento donde se inicia verdaderamente la etapa española de Obermaier, ya que el Conde de la Vega del Sella 15 le acoge en su palacio de Nueva, en Llanes, y le integra dentro de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, (CIPP) 16, como “profesor agregado” y a su amigo Paul Wernert como La preparación de colecciones científicas con destino a los museos y establecimientos de enseñanza. Augusto González de Linares era abogado y doctor en Ciencias Naturales. Participó en la fundación de la ILE de la cual fue secretario desde la fundación 1876 a 1880. Fue el traductor y el que introdujo en la universidad las ideas evolucionistas de Darwin, por lo que fue destituido de su cátedra. Fue catedrático de Historia Natural de varios intitutos y de la Universidad de Santiago de Compostela. •

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El conde de la Vega del Sella era abogado y como tantos otros no ejercieron su profesión y se dedicó a los estudios paleontológicos. Se interesa sobre todo en los yacimientos prehistóricos de Cantabria y Asturias, realizando excavaciones en la Cueva el Conde, Cueto La Mina, Cueto Llera, Cueva de La Riera o Cueva de Ardín algunos de estos yacimientos descubiertos por él. Estas investigaciones atraen a diferentes arqueólogos extranjeros que son recibidos e invitados a su casa, así se puede destacar la presencia de Hugo Obermaier, Henri Breuil, P. Wernet, Boule o Eduardo Hernández Pacheco. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial (1914) acoge a Obermaier en su casa. Se dedicó a otras facetas científicas como la botánica creando en su residencia un extenso jardín con diferentes variedades de árboles tanto autóctonos como foráneos. En 1929 es nombrado presidente de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Es nombrado profesor honorario del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, museo al que donó parte de su colección, ya que el resto, una vez fallecido, fue donado por su viuda al Museo Arqueológico de Oviedo.

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La Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (CIPP) fue creada por la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE) en 1912, como respuesta a las suspicacias habidas entre

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“ayudante agregado” por lo que más tarde se trasladarán a Madrid, al Museo de Ciencias Naturales. Ya en Madrid, Obermaier se acoge a la hospitalidad del Colegio del Ntra. Sra. del Pilar, cuyo director es su amigo Luis Heintz. No obstante, la solidaridad científica de sus colegas españoles y la hospitalidad de las instituciones españolas, los años de la guerra fueron para Obermaier, especialmente incómodos, padeciendo la acusación de francófilo por parte de sus compatriotas y el rechazo de sus colegas franceses por su condición de ciudadano alemán. Pese a los problemas personales y económicos, fue éste un período de intensa producción científica como agregado a la comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas en cuya colección de monografías se publicó su principal obra “El Hombre Fósil”, en 1916. A los pocos meses de su incorporación a la CIPP inició con Juan Carandell, al que considera discípulo suyo, el estudio del glaciarismo cuaternario en las montañas del centro y sur de la Península, aunque la colaboración duró poco más o menos un año (1915-16). Estos trabajos se pueden consultar en la obra: “El glaciarismo Cuaternario de la Sierra de Guadarrama”, etc Pero referente al objeto de nuestro trabajo, es en este período cuando entran en contacto constante con el director del Colegio D. Luis Heintz, el abate Breuil, Obermaier y Paul Wernert. El trato fue muy asiduo sobretodo con Hugo Obermaier. La gran amistad con D. Luis Heintz alsaciano, y director del Colegio Ntra. Sra. Del Pilar, le permitió disponer de alojamiento y de un estipendio, adecuado para poder vivir, por la misa diaria que decía en el Colegio. El Dr. José Mª. Gómez-Tabanera “quiere recordar que esta situación continuaría quince años después (mayo de 1936), cuando contando con nueve años de edad fue preparado con otros pilaristas para la Primera Comunión por Don Hugo” 17. Efectivamente, según el ya mencionado cronista del Colegio del Pilar, fue el último año que se celebraron las comuniones, ya que se interrumpieron hasta pasada la Guerra Civil Española. El cronista señala como fechas de los diferentes grupos de comuniones el 10, 17, 21 y 24 de mayo. investigadores españoles y el trabajo que hacía el IPH y la política de publicaciones que llevaba a cabo este Instituto a través de la revista L’Antropologie. El IPH era en estos momentos la única institución científica dedicada a la investigación de la Prehistoria española y la sensación de que la investigación en las cuevas estaba siendo monopolizada por extranjeros era patente entre los investigadores españoles como muestran las desavenencias entre diversos investigadores españoles con el IPH. Consecuencia de ello la JAE instala los primeros laboratorios en la Residencia de Estudiantes vinculados al Museo de Ciencias Naturales. Al frente de la CIPP estaba como director el Marqués de Cerralbo, como Jefe de Trabajos Eduardo Hernández-Pacheco y comisario Juan Cabré. La creación de la CIPP supuso en primer lugar, la creación del primer organismo público español dedicado a la investigación prehistórica. En segundo lugar, la integración de la Prehistoria en el campo de la Geología, la Antropología Física y la Paleontología y por lo tanto la adscripción al Museo de Ciencias Naturales, y en tercer lugar presentaba un cambio ideológico, una manera nueva de ver la Prehistoria. El hecho que en la CIPP estuviera integrada por “eruditos neocatólicos que admitían la ciencia prehistórica” y próximos a la ILE, sirvió para romper los prejuicios católicos más conservadores respecto al problema del origen del hombre. 17 El Hombre Fósil. Op. Cit. Edición de 1985. Pág. 11

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Según otras fuentes internas de los marianistas, la misa la decía los domingos a las ocho, para la colonia alemana residente en Madrid 18. Pero su situación personal se fue resintiendo, según el P. Jesús Carballo, tanto por las acusaciones ante su embajada de francófilo y antipatriota que recibía por parte de algunos miembros la comunidad alemana y sobretodo del equipo etnográfico alemán 19 residente y refugiado en España y que, como Obermaier, disfrutaba del Gobierno Español y del laboratorio del Museo de Ciencias Naturales, como por el deterioro de las relaciones con su director Eduardo Hernández-Pacheco. Estos acontecimientos hicieron que tanto Obermaier como Wernert fueran cesados en 1919 como agregados a la CIPP. Durante la presencia de Obermaier en el Colegio trabaja en la publicación, entre otras, del “Hombre Fósil” y sin duda, estaba muy al tanto de la labor académica que se desarrollaba en el mismo como lo demuestran las continuas conversaciones que mantenía, en alemán, con D. Luis Heintz, tanto en el centro, como cuando salían a pasear por el Barrio Salamanca. También con los profesores marianistas mantenía diálogos, sobre todo con aquellos que impartían Ciencias Naturales e Historia, hasta tal punto que surgió una gran afición entre algunos marianistas por los estudios prehistóricos, destacándose entre ellos el beato Fidel Fuidio y Rodríguez, desgraciadamente asesinado durante la Guerra Civil, al que dirigió su tesis sobre la “La Carpetania” (1932) y sin duda, apoyó y orientó la labor arqueológica “durante más de quince años” 20 que Fidel realizaba con sus alumnos y tenía conocimiento puntual de los hallazgos obtenidos en las excavaciones realizadas, de hecho se puede percibir, aunque la foto es muy mala, en una foto publicada en junio de 1920, en el nº 16, de la revista Recuerdos 21 que asiste a las excavaciones que realiza D. Fidel con sus alumnos en el yacimiento de San Isidro. 18

Según la nota enviada por el Padre Enrique Torres, S.M., sacada del Archivo Provincial de los Marianistas de Madrid. 19 Este equipo fue rescatado por un buque de la Armada Española en las costas de Camerún y luego se quedó en España trabajando en el Museo de Ciencias naturales.. 20 Enrique Torres. S.M. Disquisitio super martirio del siervo de Dios Fidel Fuidio. Cap. III p. 67 21 “Recuerdos” era la primera revista oficial del Colegio Ntra. Sra. del Pilar era una revista de pensamiento cristiano relacionado con la educación y una memoria, por esta razón se realizada al final del curso. En ella se publicaban ideas sobre educación católica, concursos escolares de literatura, arte, campeonatos deportivos y los acontecimientos más importantes realizados durante el curso escolar. La publicación duró desde el curso 1912-1913 hasta año 1922 que cambió el nombre por el de “El Pilar”. En esta época hubo otras revistas oficiosas, impresas o multicopiadas en alcohol, como La Proyección, Los Alumnos, El Colegio, El CBDO (el cabreado), De Todo un Poco, etc., estas revistas pueden consultarse en la Secretaría del Colegio y Secretaría de Antiguos Alumnos.

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Esto dice Fidel Fuidio en la publicación que hace en la dicha Revista del Colegio: “¿Qué relación tiene la prehistoria con los antiguos alumnos del Pilar? Bastará fijar la vista en las fotografías que ilustran estas líneas para recordar aquellas excursiones que hace diez u once años iniciamos a las orillas del Manzanares. El olfato Científico del Sr. Obermaier y del ingeniero Sr. Guinea acababan de husmear los cortes del terreno situado en el que forman la vía de Cáceres y la carretera de Andalucía, llamado Las Carolinas, y tuvieron el acierto de descubrir lo que la revista Nuevo Mundo de 8 de febrero de 1918 titu1ó "La más antigua obra de arte madrileña", y ven reproducidas entre estas líneas. Siguiendo las huellas del gran maestro, hicimos nuestros primeros pinitos en el ya agotado yacimiento de San Isidro, donde la máquina fotográfica de nuestro malogrado discípulo y compañero Luis María Velasco nos plasmó en el fondo de un corte de terreno, pasándonos a la prehistoria, donde, como han podido ver en el número anterior de esta Revista, tengo mi domicilio social y ustedes su casa. Pasamos después a Las Carolinas, y más favorecidos por la suerte que en San Isidro, volvimos a casa con los bolsillos llenos de piedras y trozos de vasija (pero sin ciervos ni soles) 22, que entonces excitaron la hilaridad socarrona de padres, hermanos y amigos y ahora están científicamente expuestos en la vitrina del Museo de Historia Natural del Colegio. Después de unos años hemos reanudado nuestras exploraciones, consiguiendo sacar del olvido al primitivo madrileño paleolítico musterreno, al neolítico y eneolítico. Dicho en lenguaje corriente, teníamos en nuestras manos los instrumentos que labrara el primitivo que vivía de la caza, con sus hachas, raspadores, buriles, del que más tarde cultivó la tierra sin abandonar la caza, como se ve en los setenta molinos de mano, unas veinticinco puntas de flecha y numerosos dientes de hoz, con su cerámica característica, y del hombre industrial del cobre, cuyo ejemplar artístico "en cerámica es la susodicha ilustrada con incisiones y figuras de ciervos y soles. Puestos ya en la pista, hemos recorrido las orillas del Manzanares y puntos favorables para la vivienda humana de aquellos tiempos, desde la Casa de Campo hasta Perales del Río, logrando descubrir más de quinientos objetos de piedra, con huella evidente de la mano del hombre, que hemos llamado cazador o paleolítico, 22

Grabados de la cerámica que caracterizaba al período campaniforme hispano típico del yacimiento de Las Carolinas (Madrid) que son la regencia para el estudio del campaniforme hispano. Obermaier fotografió y describió seis fragmentos. De los seis, sólo tres se conservan en el Museo Nacional de Ciencias Naturales , el 1, 3 y 4. Los otros no localizados pertenecen a restos de un cuenco y dos cazuelas.

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pastor y agricultor o Eneolítico, e industrial de cerámica artística y cobre o neolítico. El primero y el último han sido estudiados en numerosísimas Memorias por los señores H. Obermaier, P. Wernert y J. Pérez Barradas, que nos honran con su amistad y lecciones; el segundo estaba completamente desconocido hasta la última Exposición de Madrid Antiguo, la que tuvimos el honor de completar con más de cien objetos característicos Neolíticos. Esto es, a grandes rasgos y al alcance del vulgo la labor que el Colegio ha realizado en los diez últimos años. El público que desee saber algo más con carácter científico le remitimos a los artículos que aparecerán Dios mediante en la revista Biblioteca y Archivo del Ayuntamiento a partir del primero de julio. En ellos se trata de quince a veinte yacimientos parciales, del gran yacimiento situado a orillas del río indefinido hasta ahora. El que esto escribe, llevado del gran afecto que tuvo a sus antiguos alumnos, se brinda a enseñar a los que lo deseen alguno de estos yacimientos, con el fin de darles nociones de cómo se descubren, analizan y determinan, indicándole el medio de proporcionarse una Cartilla de Prehistoria 23 que el excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, por medio de D. José Pérez-Barradas, ha publicado y difundido por toda la provincia. No hay duda que ésta, por ser el centro geográfico de la Península, debió ser el foco etnográfico de población; díganlo si no los numerosos yacimientos que con ocasión de la difusión de la susodicha cartilla se han descubierto, y los miles de pedernales labrados, vasijas tipo Cienpozuelos, molinos de mano, cuchillos, raspadores, puntas de flecha y hachas que posee el Colegio, y el nuevo Museo Municipal establecido en el magníficamente restaurado edificio del antiguo Hospicio”. Las fotos que publica Fidel Fuidio en este artículo, ¿son suyas? o ¿prestadas por Obermaier?, o ¿Fidel tuvo acceso directo a estos restos? Son preguntas que fácilmente surgen de la lectura de este artículo. En todo caso, nos demuestra una vez más la fluidez de información y trasvase de conocimientos entre profesor y alumno. Mientras tanto, también el abate Henri Breuil vive y trabaja en el Colegio, pero más esporádicamente. Como hemos señalado anteriormente en 1916 publica en Madrid “El Hombre Fósil”, ampliado en 1925 con una nueva edición 24. . 23

Esta Cartilla era un formulario que se mandó a todos los Ayuntamientos de la provincia de Madrid con la finalidad de tener un conocimiento de todos los yacimientos existentes en la provincia y realizar de este modo un inventario.

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En el Gabinete de Ciencias Naturales del Colegio existen dos ejemplares del “El hombre Fósil” uno de la edición de 1916 y otro de 1925 ambos están dedicados por Obermaier a su amigo Luis Heintz.

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Durante los años 1916 y 1917 Obermaier siguió sufriendo duros ataques por parte de españoles germanófilos y alemanes pangermanistas acusándole de colaboracionista con Francia y falta de lealtad a Alemania, solo por las visitas que le hacia su amigo Breuil en Madrid y otros colegas franceses que impidieron la confiscación de sus documentos científicos en París y se los hicieron llegar a España. En Marzo de 1916 la revista “Recuerdos” nos habla de una conferencia sobre “Prehistoria”, “ilustrada con preciosas fotografías del famoso Obermaier que aparecieron proyectadas en el lienzo blanco”. Y el 21 de Diciembre, Don Luis Heintz da una conferencia sobre Prehistoria con 75 proyecciones de Obermaier, lo que nos indica una vez más la estrecha relación que mantenían ambos personajes. La misma revista de junio de 1917 informa lo siguiente: “30 de Enero y 13 de Febrero de 1917. -Conferencias del Dr. Obermaier sobre el hombre prehistórico. Tema viejísimo pero de inédita novedad, merced a la competencia sin igual del sabio profesor”. Un poco más adelante hace un pequeño resumen de las mismas en estas palabras: 4ª y 5ª conferencias: Estado actual de la prehistoria.- El Sr. Obermaier, que es un sabio de cuerpo entero, y especialista considerado como eminencia en glaciarismo, y no menos como investigador afortunadísimo de prehistoria, es también un hombre muy campechano y muy simpático, y no desdeña poner sus grandes conocimientos al servicio del modesto público de un Colegio. Esto no debe desacreditar su ciencia. En dos conferencias, y prescindiendo de detalles inoportunos, supo exponer con tal claridad, con tal sencillez, con tanto orden y con tan hermosas proyecciones lo que se sabe actualmente acerca del hombre prehistórico, que nos pareció la ciencia más fácil y más amena, y, sin embargo, ¿quién es el valiente que arremete con un tratado de prehistoria? Pudimos apreciar las costumbres, la vivienda, las ideas religiosas, las relaciones comerciales, etc., del hombre primitivo, todo llano y natural, y como si no tuviera mayor importancia”. En este sencillo texto nos demuestra la capacidad de Obermaier como profesor. Sabe adecuar perfectamente los contenidos al público escuchante, utiliza un lenguaje correcto y además el texto hace mención, al manejo de los medios audiovisuales de la época para una adecuada y mejor comprensión de los contenidos que quería exponer. Mientras tanto, el prestigio de Obermaier en la comunidad científica cada vez era mayor. En 1918 Obermaier y Uzquiano 25 imparten unas 25

“El general Enrique Uzquiano Leonard ingreso en la Academia de Infantería en 1898. Fue agregado militar en la embajada Española en San Petersburgo, Rusia. El diario ABC en un artículo publicado el 12 de diciembre de 1915 dice de Uzquiano que es un hombre “competentísimo y de gran cultura”. “.Participó en el desembarco de Alhucemas como jefe de operaciones. Inició en Valladolid, junto al general Saliquet, el Movimiento Nacional y tomó parte a lo largo de la Cruzada (Guerra Civil Española) en importantes operaciones de la guerra. Terminada la Cruzada ha ocupado entre otros cargos, Jefe de la casa militar de su Excelencia el

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conferencias en el Colegio del Pilar, el cronista D. Pedro Ruiz de Azúa dice sobre qué versaron esas conferencias; Obermaier el 30 de enero habla sobre Prehistoria y continúa el 13 de febrero; mientras que el Sr. Uzquiano, agregado militar en la embajada de San Petersburgo, el 14 de abril habla sobre lo que vio en Rusia durante la guerra y la revolución bolchevique y continúa el 23 de mayo con una conferencia sobre Rusia. En junio1918 Don Hugo trabajó en la excavación del dolmen de Matarrubilla. Uno de los números de esta publicación está dedicada por el autor a D. Luis Heintz. Este ejemplar lo conservamos también en el Gabinete de Ciencias Naturales del Colegio. Continúa D. Pedro Ruiz de Azúa: “Curso 1920-21 la Historia busca una vitrina bastante elegante para albergar con los honores debidos a su rango un soberbio regalo del doctor Obermaier; una cabeza de momia de hombre y un pie de mujer, procedentes de las excavaciones de Tebas en Egipto. Merced a la amabilidad del mismo Dr. Obermaier, la Prehistoria

cuenta ahora con una colección completa de sílex labrados de todas las épocas cuidadosamente clasificados por el competentísimo donante”. En el curso de 1922-23 regala al Colegio esqueletos 26 y en este mismo curso Xavier Zubiri publica su primer artículo impreso donde versa sobre “La Teoría de la Relatividad de A. Einstein”, según revela nuestro cronista 27. Como se ha dicho anteriormente H. Obermaier contó con grandes enemigos y detractores, pero también con fuertes apoyos de científicos y políticos relevantes como el Duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart 28, del que fue confesor, que con otras Jefe del Estado, en la actualidad era vicepresidente de Cruz Roja Española y presidente diocesano de los hombres de Acción Católica”, nos dice el ABC en la nota necrológica del 20 de junio de 1954. También fue agregado militar en la embajada Española en San Petersburgo, Rusia. 26 En el Gabinete del Colegio se conservan tres esqueletos. Uno de un gorila y dos humanos. Probablemente cuando el cronista habla de esqueletos se refiera a los dos humanos. 27 “Nuestro cronista” se refiere a D. Pedro Ruiz de Azúa ya mencionado. 28 Jacobo Fitz-Stuart y Falcó nació en Madrid en 1878 y muere en Lausana en 1953. Fuel el XVII Duque de Alba. Participó en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920 en la competición de Polo obteniendo la medalla de plata. Fue embajador de España en el Reino Unido. Ministro de Instrucción pública en el

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personalidades influyentes como el Conde de la Vega del Sella y del padre Jesús Carballo 29 le proponen para una cátedra nueva, dentro de la facultad de Filosofía y Letras, en la Universidad Central, aprovechando la cátedra de Literatura Contemporánea de las Lenguas Neolatinas que queda vacante con la muerte de Emilia Pardo Bazán. El 15 de marzo de 1922 se crea para él, de forma extraordinaria, la cátedra de "Historia Primitiva del Hombre" en la Universidad Central de Madrid y se le otorga una plaza en la Academia de la Historia según lo previsto por la ley para notabilidades. En Junio de 1923, nos dice el cronista mencionado, el buen amigo Dr. Obermaier, ha enriquecido nuestro museo con una magnífica colección de calaveras de mamíferos, juntamente con un esqueleto humano 30. Este mismo año Obermaier publica en la recién estrenada revista “El Pilar” del Colegio en su Año I Nº II, marzo de 1923 los siguientes artículos:

LOS CELTAS Tomado de la revista “El Pilar”. Año I Nº 1 Enero de 1923. Hace aún cincuenta años escasos, el nombre de «Celta» representaba una «incógnita» y se daba provisional mente la denominación de «céltico» a

bienio 1930-1931. Director de la Real Academia de la Historia. Tuvo una gran amistad con el rey Alfonso XIII y con Don Juan de Borbón. 29 El padre Jesús Carballo nació en Santiago de Compostela en 1878 y muere en Santander en 1961. Sus restos reposan desde marzo de 2008 en el Panteón de Hombres Ilustres de la ciudad de Santander. Se ordenó sacerdote salesiano y luego pasó al clero secular. Se doctoró en Ciencias Naturales por la Universidad de Madrid. Su actividad principal fue la arqueología. Una de sus principales aportaciones culturales fue la creación del actual Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, inaugurado en 1926. Estudió diversas cuevas y yacimientos paleolíticos, protohistóricos y romanos, y algunos yacimientos paleontológicos del Cuaternario, principalmente de Cantabria. Son destacables sus actuaciones en la cueva de El Pendo con el doctor Blas Larín. (En nuestro Gabinete se encuentra una caja con reproducciones de un bastón de mando y otros objetos extraídos de esta cueva). En uno de sus viajes por motivos de salud descubrió una serie de pinturas en la cueva de Ibeas (Sierra de Atapuerca, Burgos). Fue miembro del Centro de Estudios Montañeses, comisario provincial de Excavaciones Arqueológicas, director del Museo Provincial de Prehistoria y miembro de entidades relacionadas con el patrimonio arqueológico, las ciencias y las artes. Firme defensor de los arqueólogos españoles porque los extranjeros “campan a sus anchas” y de las publicaciones en español porque si no están en francés parece que no tienen valor. 30

Nota del autor: El esqueleto se conserva en el Gabinete de Ciencias Naturales, pero las calaveras a las que hace alusión, no se existen en dicho Gabinete. El autor se pregunta ¿cuál es la procedencia de ese esqueleto? Será alguno de los encontrados en Altamira?, o el encontrado en Las Carolinas?, o menos probable ¿de la Cueva del Castillo? ¿Formaban parte de los materiales que Obermaier manejaba en el momento intempestivo de dejar la CIPP por las desavenencias con EduardoHernández Pacheco? Sólo el análisis de un experto puede dilucidar el enigma. Lo cierto es que algunos de los hallados en alguno de estos yacimientos no llegaron al Museo de Ciencias Naturales y no se sabe su destino, según nos dice Concepción Blasco y Javier Baena profesores de la Universidad Autónoma de Madrid en “El Hombre Fósil 80 años después” pág. 418 y ss.

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todo lo que era prehistórico y a cuanto no se podía relacionar con los pueblos de la aurora de la Historia. Conservan Desde entonces acá, los conceptos han cambiado; hoy día, sabemos que los verdaderos Celtas entraron en España hacia el año 600 antes de Jesucristo. Salieron del Sur de Francia cediendo probablemente a la presión de otros pueblos y entraron en nuestra Península por los inhospitalarios pasos de los Pirineos occidentales, renunciando al camino más cómodo que se les ofrecía a lo largo de la costa cantábrica. Esto nos revela que los habitantes del país vasco estaban poco dispuestos a dejarse dominar y que eran lo bastante poderosos para cerrar el paso a los invasores. Tampoco descendieron los Celtas por el Alto Ebro, ocupado quizás por tribus bélicas de origen ibérico, sino que cayeron sobre la alta cuenca del Duero. Desde allí se les ofrecieron dos caminos posibles; el uno parece conducir del Alto Duero a los ríos Jalón y Jiloca, corriéndose desde Soria y Guadalajara hasta Cuenca y hasta la misma costa de Valencia. El segundo debió seguir el curso del Duero hacia el Oeste, entrando en Portugal por la parte de Salamanca y Ciudad- Rodrigo para pasar después a la cuenca del Tajo y por otra parte a la región gallega. La distribución geográfica de 105 Celtas del siglo VI al IV puede establecerse con bastante precisión, gracias a los escritores clásicos Avieno, Hecateo y Herodoto, siendo 1as tribus más citadas los berybraces, cempsi y saefes. Los textos colocan a los Berybraces en las montañas situadas al oeste de las llanuras valencianas y los califican de pastores salvajes, que vivían «por encima» de los Iberos, quienes quedaban expuestos a las peligrosas correrías de vecinos tan molestos. Los Sempsos ocupaban la región meridional y central de Portugal, y de los Sefes, dice Avieno que vivían en el territorio de Ofiussa, donde arduos colles habent. Es de suponer que los «ardui colles» son las quebradas y riscosas montañas del norte de Portugal y de Galicia. Hacia el año 200 antes de Cristo" prodúcense cambios considerables en la situación de las tribus hispánicas. A Estrabón y Polibio debemos los datos principales sobre estos cambios. Los ocasionan los movimientos de los pobladores ibéricos del sur de Francia, que retroceden hacia Cataluña, y el empuje de los Cartaginenses en Andalucía, que obligaron a los Iberos a buscar compensaciones a sus pérdidas territoriales en las regiones ocupadas por los Celtas. Así desaparecen las tribus célticas de la meseta central, siendo los Iberos los que absorben a los Celtas y no viceversa, y aparecen nombres nuevos de tribus ibéricas, como los Vacceos, Vetones, Carpetanos, Oretanos, en el centro de la Península. Una de las tribus ibéricas, los Lusitanos, ocupa hasta la parte central de Portugal, y quedan los Celtas arrinconados, parte en el sur de Portugal y parte en el norte de éste país y en Galicia. Los pobladores de esta última región llevan ya el nombre de celtici (más tarde) gallaeci, y fueron finalmente romanizados por los soldados del Imperio. Construcciones típicas de los Celtas de Portugal y de Galicia son las citanias y los castros. Es una nota común a unos y otros la aparición normal de fíbulas anulares y de botón, así como de puñales de «herradura» de los mismos tipos que se encuentran en las necrópolis de Castilla. La cerámica trabajada a mano ostenta estampados motivos decorativos, sobre todo circulitos concéntricos. Hace ya bastantes años que los arqueólogos portugueses empezaron a descubrir conjuntos de numerosas viviendas que, en completa ruina, se 18

extendían por la parte alta de algunas serranías portuguesas, ya las que dieron el nombre de citanias. Los estudios más concienzudos sobre estos poblados célticos, se los debemos a] arqueólogo lusitano Martín Sarmento, al sabio alemán Emil Hübner y al prehistoriador francés Emile Cartailhac. La más importante «citania» de Galicia es la del Monte de Santa Tecla, en la orilla derecha de la desembocadura del río Miño, en cuya exploración trabaja con gran acierto la sociedad guardesa «Pro Monte SantaTecla», dando un hermoso ejemplo de amor a la tierra que los vio nacer . Rodea a esta antigua población una muralla de bloques de piedra, cuya principal finalidad era sostener el terreno oblicuo sobre que se edificaron las casas. Las numerosas viviendas son casi exclusivamente circulares, raras veces elipsoidales o cuadradas, con ángulos redondeados. (Cf. figuras 1 y 2). La mayor altura de los cimientos de casa conservados es de 1,70 metros aproximadamente. La construcción de los muros es esmerada, hasta sólida y elegante, pero sin, que en ella se utilice la argamasa .Los muros tienen unos 35 a 40 centímetros de espesor; las jambas y dinteles de las puertas están labradas por sus cuatro caras y, en su mayoría, sin adornos. El suelo es, unas veces, la misma roca nativa; otras, un conglomerado de casquijo muy duro. El techo era, al parecer, bajo, y el tejado sería por el estilo de las cabañas rústicas del tipo de las «pallazas», tales como se ven aún hoy día en los pueblos de la montaña del Cébrero y de Ancares. Fuera de las viviendas, hay un enlosado bien sentado, y las calles son, en general, muy estrechas y, muchas veces meros pasadizos, lo suficiente anchos para consentir el paso de una persona. Hace pocos meses también se descubrieron ruinas de «citanias» idénticas en la isla de Torralla, cerca; Vigo y cerca de Mondariz (ambos en la provincia de Pontevedra), y en Estrino y en San Ciprián de Las (ambos en la provincia de Orense). Abundan extraordinariamente en el antiguo reino de Galicia, otros monumentos célticos, los castros, esto es: a recintos casrramentados, que sirvieron principalmente de refugio en tiempos de guerra y de invasiones. Es el castro una especie de colina, de ordinario natural, pero fortificada artificialmente. Ofrece el aspecto de cono truncado y domina, vigila y defiende cierta extensión de terreno ( Cf: figura 3). Suele constituirle una planicie (plataforma o«croa») de forma circular u oval, que va siempre rodeada de un parapeto de más o menos altura. Pero hay castros que tienen dos cuerpos y hasta tres y cuatro, con sus respectivos fosos y contrafosos, parapetos y «glacis», especial- mente en sitios en que eran menores las condiciones naturales de defensa que la localidad ofrecía. Se puede además presumir que los fosaos estuviesen primitivamente destinados a ser guarnecidos con trampas de lobo o de cipos, y que en las mesetas de los terraplenes se colocasen estos mismos cipos o caballos de frisa, o simples abrojos que dificultarían seriamente el paso del enemigo. El número de castros, que aun quedan en pie, es grande: pasan de tres mil con toda seguridad y forman entre sí, a veces, un verdadero sistema estratégico de fortificaciones, pues suelen estar relacionados los unos con os otros, permitiendo, de esta manera, la dominación de toda una extensa zona. El apogeo de la cultivara de los «castros» es el período de los Celtas que, desde luego, en muchos casos, habrán utilizado y perfeccionado fortificaciones más antiguas. Que los mismos castros fueron, con frecuencia utilizados de nuevo por romanos, godos y por gentes que huían ante las irrupciones de moros y normandos, no admite el menor asomo de 19

duda castros Castros célticos forman, no pocas veces, el asiento de castillos medioevales o de imponentes fortalezas señoriales, y tantos otros vieron surgir en sus recintos fortificados, ermitas, iglesias y hasta verdaderos «burgos» o pequeñas poblaciones. DR. HUGO OBERMAIER Y este otro artículo sobre los dólmenes: LOS DÓLMENES. Tomado de la revista “El Pilar”. Año I Nº 1 Enero de 1923. Es creencia general de todos los pueblos y de todas las épocas que la muerte no es fin del ser humano, sino que una parte de él, o sea el espíritu, perdura, para gozar o sufrir, según sus acciones hayan sido buenas o malas. Con estos antecedentes no nos debe extrañar que el hombre haya venerado a sus antepasados, ni que los haya enterrado levantado grandiosos monumentos. Ya en las lejanas épocas del paleolítico, en las primeras edades de la humanidad, el hombre sepultó a sus muertos en las fosas excavadas en el interior de las cuevas y colocó a su lado utensilios de piedra, trozos de animales como ofrenda. Sin embargo, lo que más sorprende al hombre moderno, lo que más llama su atención, son las vastas construcciones funerarias, conocidas con el nombre de “dolmen” y que fueron edificadas por el hombre neolítico (40002000 a.d.J.C.), que gozaba de una civilización más adelantada que los anteriores, pues si bien sus instrumentos eran todavía de piedra pulimentada, conocía la cerámica, el uso del tejido, los animales y la agricultura. Estos hombres erigieron a sus muertos sepulcros gigantescos, constituidos por varias losas gruesas de piedra, hincadas en el suelo y formando una cámara cuadrangular o poligonal y cuyo techo lo formaban otras grandes piedras. Todo este monumento quedaba resguardado con un montículo artificial, de tierra y piedras menudas. (Fig. 1ª) Los dólmenes eran sepulcros colectivos, en los que se depositaban sucesivamente varios cadáveres, probablemente todos los pertenecientes a un mismo linaje. Los cadáveres se colocaban, o echados en actitud supina, o bien en cuclillas, arrimados a las paredes.

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Como es de suponer, estas construcciones dolménicas han sido objeto de leyendas y supersticiones, según las cuales estos sepulcros los construyeron las hadas, demonios, gigantes o los “moros”. Estas supersticiones existen desde tiempos remotísimos, pues en los primeros concilios se trató ya de extirpar aquellas prácticas que perduraron hasta hace poco tiempo, visitándose los dólmenes para averiguar el porvenir, hacer ofrendas a los poderes sobrenaturales o extraer tierra con que se pretendía curar pequeñas o ciertas enfermedades. Por esta razón se procedió, a veces, a “cristianizar” los dólmenes, edificando ermitas en su proximidad, dándose también el caso de que ambas construcciones estén superpuestas. Esto ocurre con el dolmen de la capilla de Santa Cruz, cerca de Cangas de Onís (Asturias). Dicha capilla está construida sobre un montículo artificial, en cuyo interior se encuentra un pequeño dolmen formado por cinco losas verticales que constituyen el recinto sepulcral, y otras dos del arranque de la galería de entrada. La losa central presenta una serie de dibujos, ya grabados a pico en la roca, ya pintados de rojo; dibujos que forman un conjunto ornamental de gran interés científico por representar un ídolo funerario o la figura ideográfica del personaje enterrado allí. De grandísimo interés es el dolmen de Menga, situado en las inmediaciones de la ciudad de Antequera (Málaga), y que pertenece al período culminante de la arquitectura dolménica de la Península Ibérica (la (2500-2000 a. d.].C). Su corredor es pequeño en la actualidad y tras él aparece una cámara gigantesca, de 25 metros de largo, por 6 de ancho, formada por enormes losas de piedra calcárea, de unos 3 metros de alto. Cuatro losas de dimensiones verdaderamente ciclópeas cubren la cámara, de base ovalada, en cuyo centro tres fuertes monolitos sostienen el techo. Rivalizan en importancia con este monumento dos dólmenes de las proximidades de Sevilla, conocidos con los nombres de “Cueva de la

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Pastora” y Dolmen de Matarrubilla, este último descubierto en 1918, por quien esto escribe. Debajo de una colina artificial de tierra se encuentra este monumento formado por un corredor y una cámara circular.(fig.2ª.) Aquél tiene más de 10 m, de longitud y está formado, así como la cámara, por muros de mampostería construidos por capas alternantes de pequeñas losas de piedra y de ladrillos de arcilla. En la cámara, las filas superiores van sobresaliendo paulatina y ligeramente sobre las inferiores) originándose, por tanto, una parábola (falsa bóveda) que a va estrechándose hacia arriba y a la que t sirve de clave un gran bloque granítico. El detalle más interesante del Dolmen de Matarrubilla es la pila colocada en el interior de la cámara. Es un monolito de mármol tosco, con vetas negras y blancas y mide 1,71 m. de largo, por 1,25 metros de ancho, y 0,50 metros de alto, y servía para colocar encima, ya el cuerpo del difunto, ya su ajuar fúnebre (fig. 3ª). Es lástima que haya sufrido nuestro dolmen suerte idéntica a la de la gran mayoría ó de las construcciones megalíticas: el haber sido saqueado ya en la antigüedad. Como habrá visto el lector, sólo hemos reseñado tres ejemplares típicos de dólmenes españoles; pero no dejaremos de advertir que son muy abundantes en la Península, especialmente en Andalucía, donde se denominan “motillas” o “sepulturas de los gentiles”; en Extremadura, donde los campesinos los designan con el nombre de las “garitas”; en Portugal “orcas o antas”; en Galicia, donde se los conoce con los nombres de “mámoa”, “mambla”, “montilla”, “madorra”, “medoña”, “arcas”; en las provincias vascongadas, donde las gentes los llaman “sorguineche” (casa de brujas), y en Cataluña “fossa de gegants”, o “balmadels moros”. Los hay, además, en Francia, Islas Británicas, Holanda, Sur de Escandinavia, Alemania del Norte y Polonia; fuera de Europa se conocen en el África septentrional, Siria y Palestina, en el Cáucaso y en la India. La repartición geográfica de los dólmenes parece indicar que su difusión se debe probablemente a pueblos navegantes, pues se encuentran siempre en regiones próximas al mar nunca en el interior de los continentes. En cambio, se ha discutido mucho sobre la patria de origen de estos monumentos y mientras unos suponen que proceden del Oriente clásico, otros creen que se originaron en los países occidentales de Europa, especialmente en la Península Ibérica, lo cual no deja de ser muy probable, si se considera que en ésta es donde existe mayor variedad de formas y donde puede seguirse la evolución dolménica desde el tipo más sencillo, imitación de la cueva natural, hasta las construcciones complicadas de los sepulcros de corredor y de cúpula primitiva. Dr. H. OBERMAIER.

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También su docencia estaba presente en las actividades que desarrollaba el grupo de arqueología existente en el Colegio que dirigía Don Fidel Fuidio con los alumnos mayores, como lo demuestra estas pobres fotografías que acompañan el relato de una de las salidas al yacimiento de San Isidro. ESCURSIÓN AL YACIMIENTO DE SAN ISIDRO De la revista “El Pilar” Año I Nº IV, junio de 1923 La falta de personalidad y carencia absoluta de patriotismo nos caracteriza en la ciencia como en otras esferas de nuestra actividad. Los tratados de Prehistoria están llenos de nombres de localidades y sabios extranjeros, y relegan a segundo lugar o dejan en la sombra del olvido nombres de sabios y localidades españolas que aunque no fuera más que por ésta circunstancia debieran ocupar lugar preferente en nuestra admiración y estudio. Todos saben que las primitivas civilizaciones Chelense y Aehelense son industrias tipos de Chelles (cantera cerca de París) y Saint Acheul (arrabal de Amiens); pero pocos españoles saben que SAN ISIDRO (Madrid), Torralba (Soria) y Castillo (Santander) son sus equivalentes en España, y muchos menos son los que visitan el renombrado yacimiento prehistórico de los desmontes de San Isidro, si no es en día de romería para comer rosquillas del Santo y beber vino Pardillo. Unos cuantos alumnos de 6° año A, llevados por el deseo de conocer lo «nuestro» y por el franco y verdadero interés que ha despertado en nosotros la Historia Natural, encaminamos nuestros pasos a San Isidro dirigidos por nuestros profesores D. Pedro y D. Fidel y el bondadoso e ilustrado catedrático de la Universidad Central Sr. Rodríguez López Neira.

Serían las diez de la mañana cuando dejamos el tranvía en el Puente de Toledo, y tomamos por unos caminos llenos de barro por las abundantes 23

lluvias de los días anteriores. Entretanto, en nuestras exaltadas juveniles fantasías, pensábamos encontrar en tan renombrado lugar, guardador de las civilizaciones primitivas, algún suntuoso monumento; mas cual sería nuestra decepción, al verlo reducido a unos solitarios y vulgares desmontes de arena. ¡La traidora realidad había empezado a deshojar la flor de nuestra ilusión! Ante el cuadro vivo de la naturaleza oímos la explicación de las diferentes capas del terreno. Vimos las margas calizas, llamadas cayuelas, sobre las que descansa el yacimiento, en el que se distinguen tres capas, una inferior de cantos rodados, otra intermedia de greda, y la superior formada por arenas de variado tamaño. A continuación, y atendiendo a nuestros repetidos ruegos, contónos la historia del yacimiento, que por considerarla de interés me permito insertar. Al laborioso y entendido ingeniero de minas don Casiano del Prado, cabe la gloria de haber sido el primer paladín del hombre fósil en España. En 1850 ya había notado la existencia de sílex en los desmontes que con fines muy ajenos a toda idea científica se llevaban a cabo en San Isidro. En 1862 vino el eminente naturalista M. de Verneuil, que mantenía con Prado relaciones de fraternal amistad, y en la visita que hicieron al Yacimiento quedó fijada la extraordinaria importancia de éste. Más tarde Vilanova y otros siguieron su estudio. La industria en él encontrada pertenece a los dos primeros pisos del Paleolítico inferior y consiste en hachas de sílex, traído de Vallecas y Vicálvaro, en forma de almendra, puntas toscas de flecha, de lanza, discoidales, etc. Hay también alguna de cuarcita, material más duro que el pedernal y de más difícil labrado. En el terreno terciario se encontraron restos de Mastodonte, y junto con los de la industria humana, restos de ciervo, buey, caballo, y elefante antiguo. Todo lo cual se encuentra en el Museo Arqueológico, en el Antropológico, y en el de la Villa, siendo muy dignos de estimación los que existen en la colección del Colegio. Convirtiéndonos en émulos de aquellos insignes arqueólogos, quisimos arrebatar a aquellas tierras los últimos vestigios de la civilización que encierran, y allí era de ver a Rodríguez, Isasa, Terreros en fin, a todos, cavar con afán, e ir alborozado, a consultar el valor de cada piedra encontrada; pero el jurado de admisión era rígido y pocas fueron, con gran desaliento nuestro, las que merecieron ingresar en nuestros bolsillos y ya de vuelta para Madrid, subidos en el tranvía, disfrutando de las ventajas que la civilización proporciona, no pudimos por menos de recordar y 24

compadecer a aquellos primitivos madrileños que vestidos de pieles se veían obligados a labrar en piedra los utensilios para proveer a su sustento y defensa. La vista del Guadarrama cubierto de nieve, nos hizo pensar en las épocas glaciares, en las que el Mamut de enormes defensas bajaba a beber a las aguas del entonces caudaloso Manzanares. Segunda parte de esta excursión, y complemento de la primera, fue la visita que hicimos al Museo Madrileño, situado en la Plaza Mayor. Allí vimos una rica colección del terciario y cuaternario de Madrid, destacándose una reconstitución del Mastodonte hallado en San Isidro, dos interesantísimos trabajos sobre la estratigrafía del yacimiento, una abundantísima colección de hachas chelenses, achelenses y neolíticas, junto con otros objetos de épocas más recientes, relacionados con la historia de Madrid. Todo ello nos interesó en extremo, siendo dicho Museo muy digno de visitarse. En resumen una agradable excursión, en la que tomaron parte la ciencia y la alegría. J. LLADÓ. (6º año A) En 1924 obtiene la nacionalidad española y con ello se integra plenamente en la comunidad científica del país consolidando su posición con la entrada en la Real Academia de la Historia. En estos años realiza la excavación de la cueva de Altamira bajo el patrocinio del Duque de Alba. A pesar que Obermaier permanece trabajando en Cantabria desde 1909 y sin duda visitaría Altamira varias veces, no es hasta el verano 1924 cuando comienza la excavación del vestíbulo de Altamira. La Investigación se realiza en dos campañas. Una en el verano de 1924 y la otra en el verano de 1925. Durante estos años sigue con otros trabajos de investigación y de campo. Al mismo tiempo, realiza una publicación sobre Altamira en español, inglés, francés y alemán con mucho éxito a nivel nacional e internacional. Durante la campaña de 1925 se produce un hecho curioso: se envió una carta, cuyo contenido es desconocido, al papa Pío XII firmada por los sacerdotes Breuil y Obermaier y otros personajes de la aristocracia española como el Duque de Alba y el Conde de la Vega del Sella y el prehistoriador francés Conde de Begouën. Esta carta tenía como finalidad detener el proceso de condena del evolucionismo. El resultado fue que, según palabras de Breuil, “Roma dio carpetazo al tema” gracias a la intervención del Cardenal Mercier 31 a quien Breuil tenía al tanto del asunto propiciado p or “el conciliábulo” de Altamira. 31

Cardenal y filósofo belga. Nació en Braine el 21 noviembre 1851, de una familia de abolengo burgués. Después de cursar la enseñanza secundaria, ingresó en el seminario conciliar de Malinas. En 1874 es ordenado sacerdote obteniendo la licenciatura en Teología en la Universidad de Lovaina (1877). Enseñó Filosofía en el seminario de Malinas y más tarde en la Universidad de la que fuera alumno. En contacto estrecho con el pensamiento y las ciencias de su época, Mercier, ensanchó los horizontes de la neoescolástica hasta límites insospechados por el propio Pontífice León XIII, abriéndole caminos referentes a los grandes problemas del pensamiento y la ciencia de fines del S. XIX.

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En este año, también imparte conferencias: en octubre en Universidad de Santiago de Compostela, en la Residencia Estudiantes en dos ocasiones en 1925 y 1930, en la Residencia Señoritas, en la Universidad de Buenos Aires y La Plata y en Institución Argentino-Germana en 1926.

la de de la

Después de este viaje por Suramérica Obermaier, dice D. Pedro Ruiz de Azúa, “viene cargado y regala al Colegio una serie de pieles de boas, grandes caparazones de tortugas marinas y piedras preciosas”. Este hecho demuestra, sin ambages, tres cosas: en primer lugar el gran aprecio que H. Obermaier tiene por el Colegio del Pilar. En segundo lugar explica que en su mente está continuamente presente el Colegio y la labor educativa que se desarrolla en él, fundamentalmente en el campo de las Ciencias Naturales y finalmente, la magnífica acogida y gran amistad que le unía con el director D. Luis Heintz así como la implicación en su obra educativa. Fidel Fuidio comenta en su tesis 32 la relación próxima de Obermaier con los trabajos que realizaba Fidel Fuidio y cómo estaba al tanto del trabajo que éste hacía con sus alumnos: “a propósito de la “villa” romana descubierta por el mismo que escribe en Villaverde Bajo y excavada por el Excemo. Ayuntamiento de Madrid bajo la dirección de Pérez Barradas, trabajos alentados con señalado interés por Hugo Obermaier”. Esto nos hace pensar una vez más que su presencia no solo se circunscribía a un momento determinado de grandes dificultades, como señalan algunos biógrafos, sino que la relación era muy fluida y continua desde que llega a Madrid como lo demuestran los regalos

Portavoz principal de la escuela filosófica de Lovaina. Después de ser nombrado cardenal fue un firme colaborador de S. Pío X en su lucha contra el modernismo; no existió en realidad ninguna faceta de la amplia catequesis abierta al catolicismo de comienzos de siglo en la que no dejara oír su voz y tomar posiciones. Presidió la Unión Internacional de Estudios Sociales. Los últimos años de su vida estuvieron llenos de afán ecumenista.

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Fidel Fuidio y Rodríguez. “La Carpetania”. Madrid 1934. Página 214. Tesis dactilografiada. Universidad Complutense de Madrid.

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que año tras año viene haciendo al Gabinete de Ciencias Naturales y las numerosas conferencias que impartió en el Colegio. Esto viene confirmado, una vez más, por el homenaje que rinden, en el año 1927, los antiguos alumnos del Colegio Ntra. Sra. del Pilar al Dr. Hugo Obermaier:

DISTINCIÓN A HUGO HOBERMAIER El Doctor Hugo Obermaier, ya conocido por los lectores de esta modesta Revista, vuelve a honrar con su retrato estas páginas como ya lo hizo en el número primero con su firma. No pretendemos hacer su presentación porque su nombre tiene reputación mundial y porque no tenemos categoría científica para semejante atrevimiento. Pero el Doctor Obermaier es algo nuestro, y lo decimos con disculpable orgullo, pues además de estar siempre dispuesto a actuar como colaborador, es un entusiasta favorecedor de cuanto representa cultura y educación, y como EL PILAR no tiene más merecimiento que la intención sana y decidida de laborar por la formación de la juventud colegial, cuenta siempre con el apoyo y el aplauso de sabio tan prestigioso. El Instituto Antropológico de Gran Bretaña e Irlanda, premiando su extensa y original labor en la ciencia prehistórica, acaba de nombrarle socio honorario. Sus trabajos son harto conocidos fuera y dentro de España. Aquí particularmente su esfuerzo ha contribuido de un modo extraordinario a esclarecer temas de gran interés para la ciencia patria. Después de un estudio concienzudo del glaciarismo en la Península, especialidad en que es maestro consumado, ha dedicado su actividad científica incansable al estudio de la Prehistoria ibérica. Sus publicaciones son numerosas y de primerísima calidad. Ya no se estudia Prehistoria sin seguirle los pasos y sin citarlo como autoridad indiscutible. La distinción de que ha sido objeto es, por tanto, merecidísima; y si hubiéramos de hacer algún reparo, sería el que ha llegado con algún retraso. Se lo merece, como sabio y como hombre simpático, amable, decidor y de sana alegría. ¡Enhorabuena, Doctor Obermaier! Ha sido Vd. nuestro conferenciante en ocasiones que se recuerdan con fruición; nuestro capellán benévolo y complaciente; un eminente colaborador, y sobre todo un buen, simpático y excelente amigo. Enhorabuena! (Artículo tomado de la revista “Revista” Asociación de antiguos Alumnos del Colegio Nuestra Sra. Del Pilar. Año III Nº 16 Junio de 1927.) Desde el 31 de enero de 1928 goza de su nombramiento como funcionario de número y pasa al escalafón de catedráticos con el número que le correspondería si hubiera entrado en él por el 27

procedimiento ordinario. En 1931 es autorizado por la Real Academia de la Historia para realizar estudios por museos arqueológicos de Francia, Alemania Checoslovaquia y Austria. Mientras tanto, nuestro cronista ya mencionado nos recuerda: Curso escolar 1930-31. Donación del ilustre Profesor Hugo Obermmaier: - núcleos y hachas acheulenses de Saint Acheul (Amiens) - de Navalière en Coussay-les-Bois (Viene) - de Oissel (Seine infre.), de Verlel En 1936 estando en Oslo representando a España en el II Congreso Internacional de Arqueología Histórica y Protohistoria, se entera de la sublevación militar, por lo que decide no regresar a Madrid. No llegó a interrumpir los contactos formales con las instituciones ni con la nueva Administración española, pero ya había decidido no volver a la que consideraba su patria y renuncia definitivamente a su cátedra, a pesar de los esfuerzos de sus amigos, en especial el Duque de Alba. ¡Cómo iba a volver a un ambiente anticlerical donde colegas y amigos suyos habían sido asesinados por ser religiosos o católicos Fidel Fuidio, el hijo del Conde de la Vega del Sella… y otros relegados de sus cátedras! En 1939 declina la invitación para ocupar de nuevo su cátedra al enterarse del ambiente enrarecido entorno a la misma y que estaba siendo reclamada por uno de sus estudiantes más aventajados y capaces, el arqueólogo y falangista Julio Martínez Santaolalla que había ampliado estudios en Alemania bajo la dirección de G. Kossina autor de cabecera de varios teóricos del nazismo y cuya visión difusionista del pasado no tenía nada que ver con la científico-natural de Obermaier. Nuevamente la guerra, en este caso la de España, vino a truncar su carrera profesional. Acepta entonces, alegando razones de salud, una cátedra en la universidad católica de Friburgo (Suiza), y tomará suiza como residencia definitiva, debido al inicio de la II Guerra Mundial, donde permanecerá hasta su muerte en 1946, después de haber padecido una enfermedad de artrosis que al final le impedía caminar y hablar. El 9 de abril un telegrama del Ministerio de España en Berna comunica a la Real Academia de la Historia Española lo siguiente: “Profesor Obermaier padece arterioesclerosis. Pronóstico pesimista por avanzada edad. No puede hablar ni andar. Habida cuenta de la vida 28

modesta y monacal que lleva, y dado que la Universidad de Friburgo continuará pagándole medio sueldo, por lo menos durante medio semestre, dicho profesor cuenta ahora con estrictos medios de subsistencia”. Breuil y Wernet le visitaron por última vez el 26 abril de 1946 y unos meses más tarde, el 14 de noviembre del mismo año, moría. Obermaier a lo largo de su carrera profesional manifestó siempre su vocación investigadora y docente, e incluso que la primera estuviera en función de la enseñanza y de la difusión científica de sus resultados. El 23 de junio de 1951 se funda en la Universidad de Ratisbona la "Sociedad Hugo Obermaier para el estudio de la Edad del Hielo y sus culturas", la cual mantiene hasta la fecha sus actividades.

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CONCLUSIONES GENERALES - Con la llegada del IPH de París se sistematiza el estudio de la Prehistoria en España y posteriormente con la CIPP se empieza a estudiar sistemáticamente en las universidades españolas hasta entonces dejada en el olvido por “el miedo al hombre-mono”, al evolucionismo y a la herejía. - Hugo Obermaier manifiesta en todo momento su vocación investigadora y docente. El conocimiento científico lo pone al servicio de la inteligencia humana para el propio conocimiento del hombre. Los descubrimientos científicos son para enseñarlos, lo cual hace palpable la gran generosidad que tenía. - Hugo Obermaier tenía una gran capacidad de síntesis y una gran cualidad para exponer sus argumentos claros y directos, como nos demuestra en “El Hombre Fósil” donde nos resume los conocimientos de toda una época que hace de él un “manual” de Geología, Antropología, Paleontología y Arqueología” y también a través de las numerosas conferencias dadas a auditorios con diferentes ámbitos de conocimiento. - Hugo Obermaier crea escuela de investigación Prehistórica dentro del Colegio del Pilar, como queda demostrado con la dedicación del Dr. Fidel Fuidio a la Arqueología y la formación del grupo de Arqueología con alumnos de los cursos superiores. Esto implica dedicación, formación e investigación de campo que realiza en ocasiones con ellos y sin duda estaba muy cerca de todas las actividades que se derivan del trabajo de campo realizado. - Hugo Obermaier fomenta el Gabinete de Ciencias Naturales mediante la donación de numerosos ejemplares. Lo cual supone que también estaba implicado en la formación y desarrollo del mismo y al tanto de todas las actividades que se desarrollaban en él. - Hugo Obermaier junto con D. Luis Heintz y D, Pedro Ruiz de Azúa, son los impulsores del “estilo” de enseñanza de las ciencias basado en el trabajo de campo, la observación y en la experimentación muy al estilo de lo que propiciaba la ILE. Ellos son los que transmiten y entusiasman con esta forma de trabajar a otros profesores y éstos los ponen en práctica con sus alumnos. Por todo ello nos parece que Hugo Obermaier fue un hombre importante en la orientación del Colegio hacia la experimentación e investigación científica y en consecuencia hacia el fomento del Gabinete de Ciencias Naturales como medio para el estudio y conocimiento de la Naturaleza y del hombre dentro de ella. Esta orientación de trabajo en el Colegio no deja de ser un reflejo más de su trabajo en la Universidad como investigador, pues él siempre tenía como objetivo en su trabajo experimental poner todo su conocimiento, todos sus hallazgos al servicio de la educación, de darlo a conocer y no guardarse nada para sí. 30

Sin duda, junto con D. Luis Heintz, Fidel Fuidio y Pedro Ruiz de Azúa, fue un gran animador de las continuas y atinadas conferencias que año tras año se pronunciaban en el Colegio sobre todos los temas de actualidad científica y educativa. Y, finalmente, no podemos olvidar las grandes excursiones que se realizaban a diferentes ciudades de la geografía española, a la montaña, a yacimientos arqueológicos, etc., siempre con un ánimo educativo como le gustaba a D. Luis Heintz desde su juventud en la capital alavesa.

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NOTA: Este trabajo forma parte de otro más amplio sobre la Historia y Contenidos del Gabinete de Ciencias Naturales “D. Pedro Ruiz de Azúa” del Colegio Nuestra Señora del Pilar de Madrid. Calle Castelló 56. 28001 Madrid. DEDICATORIAS DE HUGO OBERMAIER

Tomada de “El Hombre Fósil” 1ª Ed. de 1916.

Tomada del libro “El Hombre Fósil” 2ª Ed. de 1925.

Tomada del libro “Pinturas rupestres del Barranco de Valltorta”.

Tomada del libro “El Dolmen del Soto”.

T o m a d a d e l lib ro “ E l D o lm e n d e M a ta r r u b illa ”

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BIBLIOGRAFÍA - OBERMAIER, Hugo. El hombre Fósil. Ed. 1916. - OBERMAIER, Hugo. El hombre Fósil. Ed. 1925. - OBERMAIER, Hugo. Hombre Fósil, editado en 1985 por Ediciones Istmo, con presentaciones de los doctores José María GómezTabanera, Hans-Georg Bandi y Emiliano Aguirre. - MOURE ROMANILLO Y OTROS. “El hombre fósil” 80 años después: volumen conmemorativo del 50 aniversario de la muerte del Dr. Hugo Obermaier. Editado por La Universidad de Cantabria, Fundación Botín e Instiute for Prehistoric Investigations. Año 1996. - Revistas del colegio Ntra. Sra. del Pilar, fundamentalmente de “Recuerdos” y “El Pilar”. - TORRES ROJAS, Enrique S.M. Datos sobre el Colegio del Pilar 1907-1946. Diario de D. Pedro Ruiz de Azúa. - Petites Biographies de Quelques Religieux de la Societé de Marie (Marianistes)" Aux bureaux de « l’Apôtre de Marie » 48, boulevard des Archers, Nivelles (Belgique). - Diferentes trabajos publicados por D. Fidel Fuidio, entre ellos su tesis de La Carpetania. - TORRES, Enrique, S.M. “Disquisitio super martyrio” de Fidel Fuidio. - BARRADAS, José Pérez de. Études sur le terrain quaternaire de la Vallée du Manzanares. Ed. Municipalité de Madrid. 1926. - AYUNTAMIENTO DE MADRID. Anuario de Prehistoria Madrileña. Volumen I. 1930

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E l G a b in e te d e C ie n c ia s N a tu ra le s h o y d ía

X ilo p a lo , tu r q u e s a s , h a c h a d e l p a le o lític o y e s q u e le to s d o n a d o s p o r O b e r m a ie r

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