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275 ISBN : 978-607-484-720-8
Jesús Pedro Lorente España
EL MODELO REVERENCIAL DEL WHITE
más depurado de ornamentaciones y con es-
CUBE Y SU DECONSTRUCCIÓN
casos bancos, más duros y estrechos que los
MUSEOGRÁFICA
anteriores. Nada invitaba al diálogo y la discusión con posibles acompañantes o con fortui-
E
tos compañeros de asiento, sino más bien a n la segunda mitad del siglo XX se genera-
un silencioso trayecto de individual contempla-
lizó en los museos y galerías de arte de todo
ción reverencial, así que no es de extrañar que
Occidente una museografía de paredes blan-
aquel museo fuera comparado, en un célebre
cas, con escasos cuadros colgados, e ilumina-
artículo de Carol Duncan y Allan Wallach, con
dos cada uno con una aureola de luz artificial
los templos de peregrinación cristiana, pues
para inducir a una muda epifanía que conduje-
también en esta “catedral de la modernidad”
se al visitante por un recorrido predetermina-
los fieles habían de caminar devotamente ab-
do: el avance de la historia del arte según el
sortos, siguiendo un recorrido de iniciación a la
canon moderno. El ejemplo de referencia fue
revelación del arte moderno.
188
la exposición permanente de la colección pictórica y escultórica del MoMA (Museo de Arte Moderno) en Nueva York, montada por Alfred Barr. en 1958 pero reordenada por William Rubin a partir de 1973 como un espacio todavía
188 Cf. Duncan, Carol y Alan Wallach: “The Museum of Modern Art as Late Capitalist ritual: An iconographic analysis”, Marxist Perspectives, Winter 1978, pp- 28-51 (versión revisada del artículo que ese mismo año habían publicado en el núm. 194 de Studio International). Los demás estu-
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Aquel artículo se ha reproducido luego
con espacios compartimentados en retícula
en muchas antologías para estudiantes de mu-
vertebrados por una avenida.
seología, y sus autores se han convertido en
acreditados profesores cuyos libros son fuente
dora Gae Aulenti, responsable luego de la mu-
de inspiración para el trabajo de muchos otros
seografía de Orsay, cuya inauguración en 1986
museólogos. Pero no nos engañemos: la in-
volvió a marcar otro hito en la deconstrucción
fluencia de ese texto fue entonces muy escasa
del canon moderno, pues este nuevo museo de
en la práctica museográfica, que mayoritaria-
arte del siglo XIX ya no se centraba exclusiva-
mente transcurría plácidamente inmune a las
mente en el “avance” del arte innovador desde
críticas de los teóricos. El más efectivo cues-
Delacroix a Courbet, Manet, el impresionismo y
tionamiento del modelo expositivo consagrado
postimpresionismo, sino proponía miradas cru-
por el MoMA estaba emergiendo en las propias
zadas al arte pompier o el simbolismo. Incluso el
filas de los profesionales de museos, gracias
propio MoMA, mostrándose receptivo a las críti-
al experimentalismo ensayado en Francia por
cas posmodernas, había reformulado en 1984 su
Pontus Hultén, director del Museo Nacional de
museografía aprovechando la ampliación de su
Arte Moderno (MNAM) y responsable de expo-
sede por Cesar Pelli: la exposición permanente
siciones en el Centro Pompidou de París, inau-
de su colección escultórica y pictórica mantuvo
gurado en 1977. Rompiendo con la peregrina-
el mismo itinerario, avanzando laberínticamente
ción unidireccional entre muros cerrados a la
a través de salas con una numeración correla-
luz natural, el MNAM era un espacio rodeado
tiva, pero el visitante ya no estaba obligado a
de hermosas vistas a la ciudad, con recorridos
seguirlo, pues en vez de continuar imponiendo
libres entre “plazas” y “cabañas” donde el vi-
una sola puerta de entrada y otra de salida en
sitante-flanêur podía aventurarse —o no— en
cada sala, se permitían otros caminos posibles,
función de sus intereses, e incluso hacer bajar
conectando por ejemplo la sala 3, dedicada al
unos peines automatizados para observar los
futurismo, expresionismo y fauvismo, con la sala
cuadros de unas reservas verticales denomi-
6, asignada al suprematismo y constructivismo,
nadas cinacothèques. Pero Beaubourg no aca-
que a su vez permitía ir también a la 9, destinada
bó de cuajar como contramodelo posmoderno
al expresionismo abstracto.
frente al MoMA, y apenas Hultén dejó de estar
al frente, los nuevos responsables encargaron,
moderno parecía tocado de muerte en un mo-
en 1982, una reforma del montaje interior mu-
mento histórico con extraordinaria proliferación
seístico retornando al prototipo del white cube,
de nuevos museos de arte, a menudo instala-
Curiosamente, su autora era la diseña-
A partir de ahí, el canon museográfico
dos en arquitecturas industriales reutilizadas, dios sobre el MoMA y la museografía del white cube son demasiado numerosos como para citar aquí una larga lista, así que remito a la bibliografía referenciada en Lorente, J.P. (2008) Los museos de arte contemporáneo: noción y desarrollo histórico, Gijón, Trea.
estéticamente en las antípodas del white cube. Especialmente significativa del antagonismo frente a un paradigma cuyo estandarte había sido el MoMA fue la proliferación de museos de
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arte contemporáneo que renunciaban a contar
después, lo mismo que algunos neologismos,
la historia triunfal del arte moderno centrándo-
como el “antimuseo” o el “posmuseo”.
se en las tendencias artísticas más recientes.
Muchos fueron los ejemplos que por su origina-
al MoMA su influencia como nueva referencia
lidad arquitectónica sucesivamente se convir-
museográfica sea la Tate Modern de Londres,
189
Quizá el mejor candidato a disputarle
las estridencias
inaugurada en 2000, lo cual demuestra que la
cromáticas en la ampliación de la Staatsgalerie
preeminencia en museografía no está sólo en
de Stuttgart en 1983, el contraste entre arte po-
manos de los arquitectos y diseñadores de in-
vera y un marco palacial en el Castello di Rivoli
teriores. Mucho se ha exaltado el acierto de
en 1984, el lujo ostentoso del Los Angeles Mu-
Herzog y De Meuron al reutilizar la gran sala de
seum of Contemporary Art en 1987, la curiosa
turbinas como hall central para la recepción y
selección de contenidos por salas de colores
distribución del flujo de visitantes conducidos
en el Museum für Moderne Kunst de Francfort en
por rampas, ascensores o escaleras mecá-
1991, el diseño de salas de formas específicas
nicas, o el añadido sobre la fachada de unas
para determinadas piezas de la colección en
luminosas terrazas para cafetería con vistas al
el Guggenheim-Bilbao en 1997, los vastos es-
Támesis. Pero todo ello se había experimentado
pacios fabriles del Massachusetts Museum of
ya en el Centro Pompidou y, por lo demás, otras
Contemporary Art en 1999, la inexistencia de
adaptaciones de edificios industriales han sido
luz eléctrica en el DiA en Beacon (Nueva York)
museográficamente más atrevidas, por ejemplo,
en 2003, los muros curvos de cristal en el Mu-
el Museo de Arte Romano en la antigua central
seo de Arte Contemporáneo del siglo XXI en
termoeléctrica de Montemartini, inaugurado en
Kanazawa en 2004, el retorno a la iluminación
2005 por el ayuntamiento de la capital italiana.
cenital en el New Museum of Contemporary Art
de Nueva York en 2007, los juegos visuales del
Modern en un referente museográfico ha sido su
Museo Universitario Arte Contemporáneo inau-
director, Nicholas Serota,
gurado en la UNAM, de México, D. F., en 2008,
de su colección permanente, que no sigue un
etcétera. Algunos de aquellos proclamados
itinerario fijo de avance cronológico-estilístico,
hitos en la historia de la arquitectura de mu-
sino cambiantes distribuciones estético-temáti-
seos casi han caído en el olvido pocos años
cas. Esta reordenación, muy útil para camuflar
tieron en foco de atención:
Quien de verdad ha convertido a la Tate 190
por la presentación
las lagunas históricas de la colección, ya tenía 189 Davis, Douglas (1990),The Museum Transformed. Design and Architecture in the Post-Pompidou Age, Nueva York, Abbeville Press. Giebelhausen, Michaela (ed.) (2003),The Architecture of the Museum: Symbolic Structures, Urban Contexts, Manchester. Manchester University Press, Montaner, Josep Maria (2003) Museos para el siglo XXI, Barcelona, Gustavo Gili (edición bilingüe español-inglés). MacLeod, Suzanne (ed.) (2005), Reshaping Museum Space: Architecture, Design, Exhibitions, Londres, Routledge.
precedentes cercanos, como el montaje del Sainsbury Centre for the Arts, inaugurado en 1991
190 Serota, Nicholas (1996), Experience or Interpretation. The Dilemma of Museums of Modern Art, Londres, Thames & Hudson. McClellan, Andrew (2008), The Art Museum from Boullée to Bilbao, Berkeley-Londres, University of California Press.
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en Norwich dentro del campus de la Universi-
tanto brindaba algunas piezas-estrella de la co-
dad de East Anglia, cuya colección no se pre-
lección— para gran escándalo de sus habitua-
senta en un circuito histórico, sino proponiendo
les, que suspiraron aliviados cuando en 2004 el
correspondencias visuales entre piezas de dife-
edificio ampliado volvió a presentar el clásico
rente origen, como las estilizadas esculturas de
itinerario cronológico-estilístico —aunque con
Giacometti y las estatuas arcaicas de las islas
muchas más puertas de conexión entre salas, e
Cícladas. Pero tales confrontaciones visuales
incluso algunas ventanas con vistas a la calle—
ya existían en las galerías palaciegas, y a prin-
que al fin y al cabo es parte de la identidad del
cipios del siglo XX las habían practicado algu-
museo. Bueno es que así sea, pues nadie niega
nos innovadores, como Kart Ernst Osthaus en
la conveniencia de que la historia del arte mo-
su Folkwang Museum de Hagen, inaugurado en
derno sea contada allí de esa manera. Lo que
1902, mezclando arte primitivo y de vanguardia.
hace falta es abrir otras posibilidades de discur-
La originalidad de la Tate Modern no radicaba
sos museográficos.
tanto en el criterio de montaje, sino en su ca-
rácter cambiante: lejos de pretender sustituir un
más comparable que conozco sería precisa-
discurso canónico por otro, se definía la nueva
mente otro museo fundado en un monumental
presentación como una de las muchas lecturas
edificio industrial decimonónico, el Museo de
posibles, que sería renovada totalmente al cabo
Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) de San
de pocos años. Y en efecto, en 2006 cambió por
José, en Costa Rica, inaugurado en 1994 en la
completo, ganando en radicalidad los paralelis-
antigua Fábrica Nacional de Licores, cuya per-
mos visuales propuestos y el revisionismo del
sonalidad expositiva estuvo muy marcada por
montaje, que ha llegado a presentar un abiga-
el pensamiento crítico de su fundadora y prime-
rrado conjunto de pequeños cuadros surrealis-
ra directora, Virginia Pérez-Ratton, a quien tan-
tas acumulados en diferentes alturas, como en
to le gustaba mostrar paralelismos entre obras
los antiguos gabinetes privados de curiosida-
de diversas épocas o autores. Otro caso similar
des, que tanto fascinaban a Dalí, Ernst y demás
de emparejamientos históricos fue el programa
miembros del grupo.
Ejercicios de colección, implementado en 2009
No todas las críticas habrán sido entu-
por Ramón Castillo Inostroza, entonces asisten-
siastas, pero el impacto en otros museos ha re-
te de Dirección y Curador de Arte Contempo-
sultado innegable, y no menos controvertido. In-
ráneo en el Museo Nacional de Bellas Artes en
cluso el propio MoMA de Nueva York inauguró,
Santiago de Chile, montando en paralelo piezas
también en 2000, para no dejarse eclipsar por
antiguas del museo y nuevas adquisiciones de
la inauguración de la Tate Modern, unas instala-
arte contemporáneo.
ciones temporales de su colección permanente
en orden no cronológico bajo el título Modern
cercanos al modelo de montajes según afini-
Starts —un juego de palabras que anunciaba
dades ahistóricas como en la Tate Modern es
la próxima apertura del museo ampliado y entre
el museo-centro de arte Artium en Vitoria, que
En el continente americano el ejemplo
En España uno de los ejemplos más
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tiene una estupenda colección de arte español
de una pintura tardía de Turner casi abstracta con
contemporáneo y cada año va presentando una
otra de Rothko en la Clore Wing—. Miguel Zuga-
cambiante selección de la misma, clasificada
za fue pionero cuando dirigía el Museo de Bellas
por criterios estético-temáticos: quizá este or-
Artes de Bilbao, cuya colección permanente rei-
denamiento resulte difícil de aprehender para el
nauguró en 2002 con un programa de “diálogos”
público no iniciado, pero cuando el museo fue
y “resonancias” que insertaban algunas piezas
inaugurado, en 2002, quienes protestaron públi-
de arte moderno en las salas de arte antiguo y
camente fueron los artistas, a través de la Unión
viceversa: por ejemplo, nada más empezar, en la
de Asociaciones de Artistas Visuales, pues juz-
sala 1, dedicada a la pintura catalana medieval,
gaban una falta de consideración que algunas
se sorprendía a los visitantes con el cuadro Ve-
pinturas aparecieran colgadas unas encima de
rano de Godofredo Ortega Muñoz y la escultura
otras, como ocurría en las antiguas galerías ar-
Mujer de la Langosta de Alberto Sánchez, y en
tísticas, antes de la moderna revelación del white
la sala 3, consagrada a la pintura gótica levanti-
cube. Quizá su protesta no cayó en saco roto,
na, llamaba la atención encontrar el montaje so-
pues en la “relectura” de la colección del Museo
bre cartón de Antoni Tàpies Signo y Materia 3-D.
Reina Sofía, que en 2009 comenzó a reorganizar
Pero eso se acabó nada más marcharse Zuga-
su actual director, Manuel Borja Villel, introducien-
za, cuando ese mismo año le nombraron director
do en las salas, además de famosas pinturas y
del Museo del Prado, donde ha seguido reivin-
esculturas, algunos grabados, maquetas, videos
dicando estas confrontaciones entre maestros
y fotografías, sólo estas últimas se acumulan en
antiguos y modernos, aunque sólo en exposicio-
abigarradas presentaciones en cuadrería, pero
nes temporales. Del mismo modo, Juan García
nunca las pinturas. Aunque ahora ya nadie se
Sandoval, director del Museo de Bellas Artes de
escandalizaría de las museografías recargadas:
Murcia, reinaugurado en 2005 tras años de refor-
por ejemplo no se ha criticado el nuevo montaje
mas, introdujo la original costumbre de invitar a
que desde marzo de 2011 luce la sala dedica-
importantes artistas a presentar una muestra an-
da a las vanguardias rusas en el Museo Thyssen
tológica de sus obras en la galería de exposicio-
de Madrid, cuyos cuadros casi tapizan de arri-
nes temporales y a la vez intervenir también con
ba abajo los muros, como en algunos famosos
algunas de ellas en las salas del museo, para
montajes de El Lissitzky, pues no dejaba de ser
que los visitantes de su muestra no sólo entrasen
una incongruencia presentarlos según el modelo
a esa galería situada en el vestíbulo del edificio,
museográfico norteamericano, adoptado en toda
sino que recorriesen también las salas de la co-
la planta baja del museo.
lección permanente, buscando los trabajos del
artista en cuestión en “diálogo” con sus piezas
Hasta algunos museos españoles de arte
histórico han llegado a emular los paralelismos
históricas favoritas (o en lugar de ellas).
por encima de cronologías y estilos puestos de
moda por Serota y su equipo en la Tate Modern —
lares y no se trata de generalizarlos, pues si con-
pero no en la Tate Britain, salvo el emparejamiento
virtiésemos en norma los montajes que mezclan
Pero parece que éstos son casos singu-
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arte histórico y reciente decretaríamos el fin de
vocación, así que no es casual que los mu-
las especializaciones museísticas en arte de de-
seólogos críticos, a falta de un sumo pontífice
terminada etapa cronológica. ¡Lo que se pondría
a quien seguir, reconozcamos, ante todo, el
en cuestión no sería solamente la museografía del
papel pionero de algunos artistas, como Fred
MoMA, sino la propia existencia de museos espe-
Wilson o Peter Greenaway, porque comisaria-
cializados en arte moderno y/o contemporáneo!
ron corrosivas exposiciones que han inspirado a muchos estudiosos y profesionales de museos.
191
Tampoco es ninguna coincidencia
DISCURSOS MÁS CRÍTICOS, INTERROGATIVOS,
que los museos o centros de arte contempo-
PLURALES, SUBJETIVOS, PARTICIPATIVOS
ráneo sean a menudo nuestro campo de estudio favorito; aunque, para ser justos, hay que
Lejos de cuestionar la existencia de museos y
reconocer que los museos de antropología e
centros de arte moderno/contemporáneo, pare-
historia les llevan la delantera en la implemen-
ce que todo el mundo rivaliza por inaugurar más;
tación de discursos críticos que ponen todo en
aunque es cierto que este tipo de especializa-
solfa. Uno de los más conocidos, por sus expo-
ción cronológico-estilística ya no sigue el mode-
siciones sobre temas polémicos, fue el Musée
lo marcado por el MoMA en plena Guerra Fría.
d’Etnographie de Neuchatel, bajo la dirección
En lugar de aquel montaje asertivo, que sirviera
de Jacques Hainard entre 1980 y 2006; pero,
de catecismo evangelizador de la modernidad,
por su carácter transgresivo en cuestiones mu-
ahora apuestan por discursos cambiantes, inclu-
seográficas, cabe destacar la sección antropo-
so para mostrar una selección de su colección,
lógica instalada desde 1990 en la galería 33 del
si es que la tienen. Estos museos no cuentan a
Birmingham Museum, por los interrogantes que
través de sus fondos artísticos una determinada
plantea sobre el poder, la religión u otros gran-
evolución histórico-artística, sino variados puntos
des asuntos: de hecho, abundan las vitrinas pre-
de vista. Y la selección de obras no necesaria-
sididas por signos de interrogación tanto en su
mente implica un reconocimiento institucional de
exposición permanente en la planta baja como
su calidad superior, sino que también puede jus-
en las temporales de la planta alta. Esta estrate-
tificarse con otros criterios, como su cualidad de-
gia se ha extendido ahora por muchos museos
safiante. Se trata de hacer pensar, de alimentar
cuyos rótulos interpelan con preguntas, siendo
la reflexión crítica, tan reivindicada para nuestros
algunos de los que más me han impresionado
museos que se está propagando la denomina-
el parisino Quai Branly al presentar disyuntivas
ción “museología crítica” y, más allá de su in-
entre esculturas europeas y africanas e inquirir:
fluencia entre los estudiosos, también se pueden
“antique ou primitif?, classique ou premier?”, o
señalar en la práctica museística discursos de
el barcelonés Museo de Historia de Cataluña,
“museografía crítica”.
El arte y los artistas contemporáneos
son muy dados al cuestionamiento y la pro-
191 Putnam, James (2001), Art and Artifact: The Museum as Medium, Londres, Thames & Hudson.
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cuya sección final me impactó por mostrar fotos
por sus comisarios, Alice Creischer, Max Jorge
a tamaño natural de catalanes famosos o des-
Hinderer y Andreas Siekmann. Sin duda cabría
conocidos bajo unos leds que interrogan en tres
considerarlo uno de los más notorios ejemplos
idiomas: “Pero ¿gozamos de los mismos dere-
de museografía crítica, aunque es una lástima
chos? ¿Tenemos las mismas oportunidades?
que el barullo mediático que desencadenó eclip-
¿Estamos más satisfechos?”. En Vancouver, el
sase otra exposición —en mi opinión— mucho
Museum of Anthropology de la Universidad de
más sugestiva: “El retorno de lo imaginario. Rea-
British Columbia, ha convertido esta retórica en
lismos entre los siglos XIX y XXI”, una lección de
norma de estilo, y cuando lo visité en 2010 me
“historia crítica del arte” por parte del profesor
maravilló leer en todas las cartelas identificativas
Juan Luis Moraza, a través de una peculiar mu-
de la exposición Border Zones no sólo el título,
seografía, quizá inspirada en didácticas expo-
autor, fecha y demás datos básicos, sino también
siciones itinerantes ensayadas en Rusia tras la
unos párrafos explicativos con declaraciones de
revolución bolchevique.
cada artista: no se le había preguntado a cada
uno qué había querido expresar, sino qué interro-
dades barrocos o a otras sobrecargadas mu-
gantes planteaba su respectiva pieza.
seografías históricas es una típica predilección
Muchos museos y exposiciones nos in-
posmoderna, que podrá explicarse como una
terpelan a menudo sobre temas muy controver-
reacción frente al white cube, pero no preten-
tidos, desde la política al sexo, la religión o la
de acabar con él, sino que también lo asume
violencia, que desde luego tienen amplio eco en
como una posibilidad más. Frente a la intransi-
los museos y centros de arte contemporáneo.
gencia con el pasado museístico que mostra-
En Sevilla, el Centro Andaluz de Arte Contem-
ron los diseñadores de interiores más fanáticos
poráneo se plantea cada año un argumento, por
de la modernidad, eliminando ornamentaciones
ejemplo, “La constitución política del presente”, y
de estuco, entelados murales y aun los marcos
estructura en torno a él todas sus exposiciones,
históricos de algunos cuadros, a muchos mu-
conferencias, talleres y demás actividades. En
seólogos y museógrafos críticos nos habría en-
Madrid, el Museo Nacional Centro de Arte Rei-
cantado que algunos museos, como el MoMA,
na Sofía plantea a veces asuntos tan delicados
o el Museo de Arte de São Paulo, se conserva-
como las desigualdades y abusos de poder des-
sen para siempre como un testimonio histórico
de una perspectiva poscolonial, que de forma
de la museografía setentera, por no hablar de
muy polémica planteaba la exposición Principio
algunos ecomuseos de los años ochenta, que
Potosí en 2010 (luego llevada a la Haus der Kul-
fueron emblemáticos de la “nueva museología”
turen der Welt en Berlín, así como al Museo Na-
y ahora están siendo renovados o en vías de
cional de Arte y Museo Nacional de Etnografía y
desaparición. A mí, particularmente, me entu-
Folklore de La Paz), cuyo barroco montaje hacía
siasma comprobar que cada vez son más los
gala de itinerarios libres, sobre todo porque era
museos que por medio de fotografías, mobilia-
casi imposible seguir el propuesto en el folleto
rio museístico antiguo o restituciones parciales,
Este retorno a los gabinetes de curiosi-
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documentan la historia de la institución y de sus
tante está jugando a las cartas con un grupo
museografías históricas. Es una práctica que
de rufianes en una taberna. Parece excesivo el
constaté hace muchos años en el Ashmolean
lugar de honor y el marco dorado que le han
Museum de Oxford, luego en el Louvre e incluso
otorgado, pero sería muy digno de enmarcar,
en el Centro Pompidou —la sala 1 del MNAM
como florido ejercicio estilístico de museología
ahora se titula Aux origins du musée— y que he
crítica, su irónico panel explicativo, pues tras
podido disfrutar también en el Museo Nacional
comentar que este lienzo estuvo ornamentan-
de Costa Rica o en el Museo Nacional de Antro-
do durante décadas el interior del Parlamento,
pología en México, D. F. Todavía no he podido
hasta que dicha institución lo donó al vecino
hallar muchos ejemplos en España, aunque un
museo, se hilvanan conjeturas sobre cómo se
caso digno de mencionar aquí es la sala titu-
consideró apropiado tan grosero cuadro para
lada Picasso en el Museo Municipal, en el Mu-
esos dos pomposos destinos y, a falta de argu-
seo del Patrimonio Municipal de Málaga, donde
mentaciones fehacientes, se traslada al lector
mediante paredes rojo pompeyano y pinturas
la pregunta: What do you think? Lástima que no
superpuestas en cuadrería se evoca cómo era
hayan pensado en colocar allí un buzón, o al
el museo decimonónico en el que el niño Pablo
menos una dirección electrónica a la que man-
Ruiz pasó muchos ratos cuando su padre era
dar las respuestas, como por cierto sí hacen al
responsable del mismo; y me consta que María
otro lado de la frontera, en Seattle (EUA), cuyo
Bolaños proyecta abrir tres salas sobre “Memo-
espléndido Art Museum tiene otros ejemplos de
ria del Museo”, con las que en el futuro se dará
cartelas que plantean interrogantes al visitante…
la bienvenida a los visitantes del Museo Nacio-
aunque mejor todavía es la disposición del Mu-
nal Colegio de San Gregorio en Valladolid.
seu de Història de Catalunya, al cerrar su recorri-
Nunca está más justificada la pasión
do con unos ordenadores para que cada visitan-
posmoderna por la autorreflexividad, por el
te introduzca sus respuestas a las preguntas con
discurso del museo sobre sí mismo, que en ca-
las que termina la última parte de su panorama
sos donde tan interesante, o más, que lo que
histórico, a las cuales ya me he referido tres pá-
se expone es el propio museo y sus montajes o
rrafos más arriba.
las elucubraciones que generan, de las cuales
es bueno hacer partícipe al público, para que
das del público fueran mostradas a los visitan-
sea consciente de que lo que ve se podía ha-
tes, pues no basta con que los facultativos de
ber presentado de otra manera. Uno de los más
museos sustituyan el tono apodíctico de anta-
elocuentes ejemplos de esto lo he encontrado
ño por reflexiones interrogativas y apreciacio-
en Victoria, Canadá, en la sección de antropo-
nes dubitativas; siempre deberían firmar con
logía del Royal British Columbia Museum que,
su nombre los paneles de sala para asumir el
sorprendentemente, recibe al visitante con un
carácter subjetivo de su discurso y, por ende,
cuadro bastante mediocre de un tal Rowland
dar también la palabra a los demás. A este res-
Lee pintado en 1892, donde un vicario protes-
pecto, en España quiero destacar de nuevo el
Lo ideal sería que las respuestas recibi-
283
caso del Museo del Patrimonio Municipal de
especializado. En Latinoamérica un ejemplo
Málaga, pues sus paneles de sala están firma-
donde lo he constatado es la Fundación Teor/
dos, y no sólo por personal del museo, sino a
ética, cuando en el verano de 2009 presentó
veces también por profesionales externos. Esta
su colección permanente en una provocativa
práctica está ya muy extendida en países don-
exposición donde además de las típicas car-
de la museología crítica se ha desarrollado más,
telas identificativas impersonales, había textos
sobre todo en museos canadienses, siendo un
firmados por diversas personas que proponían
buen ejemplo la Art Gallery of Greater Victoria,
su particular explicación o relato, inspirados
en cuyos muros hay estupendas explicaciones
por algunas de esas piezas, encargados a tra-
firmadas por la directora y por la conservado-
vés de un concurso público abierto a quienes
ra adjunta, pero también otras de expertos aje-
quisieran escribir sobre ellas. En Europa quizá
nos; aunque todavía más llamativo es el caso
el mejor caso de estudio es, una vez más, la
del MOA de Vancouver, donde algunas vitrinas
londinense Tate Gallery, donde por cierto el re-
con materiales de comunidades indígenas lle-
glamento interno hace tiempo que recomienda
van la foto y comentario de un miembro de esa
firmar los textos de sala, por más que eso ape-
comunidad que ha hecho de “curador invitado”,
nas ocurra;
mientras que en el Vancouver Museum he visto
al programa The Bigger Picture se han comple-
algunas secciones, como la dedicada a la histo-
mentado las anónimas cartelas explicativas de
ria social en los años cincuenta del siglo XX, don-
algunos cuadros con otras, pegadas al lado,
de además de las cartelas explicativas y mate-
en las que hay comentarios suplementarios fir-
rial bibliográfico consultable in situ, dejan unos
mados por personalidades ajenas al museo,
papeles a disposición de los visitantes para que
entre quienes no sólo hay profesores y críticos
los fijen en un corcho junto a la vitrina, de ma-
de arte, sino también celebridades, como el
nera que los siguientes visitantes puedan leer y
cantante Brian Eno; auque todavía más auda-
compartir esos comentarios cuando vean dicha
ces son tres listening points en auriculares ins-
vitrina.
192
193
pero en la Tate Modern, gracias
talados junto a tres obras históricas en la Tate
Esto es un paso decisivo no sólo hacia
Britain donde uno escucha los comentarios de
una mayor pluralidad de discursos sino ade-
personas procedentes de barrios marginales
más en pro de la participación social, pues ya
que han seguido un taller de los servicios edu-
no se trata simplemente de dar la palabra a
cativos gracias a un programa social financia-
expertos externos, sino también al público no
do por la NHS Foundation Trust.
192 Sobre estos y otros casos que muestran la aplicación práctica de la museología crítica en Vancouver, remito a Lorente, J. P. (2011), “El multiculturalismo como piedra de toque en Canadá: los museos de Vancouver a la luz de la museología crítica”, en HerMus, núm. 6 (enero-febrero), pp .112-129, disponible en: (http://revistahermus.blogspot.com).
Estos dispositivos interactivos para co-
municar comentarios son mucho más sofistica193 Arriaga, Amaia (2010), “Principios y estrategias de comunicación en las galerías Tate. Construyendo conocimiento sobre el arte”, en AACADigital, núm. 11 junio, disponible en: (www.aacadigital.com).
284
dos en muchos museos norteamericanos donde
realidad, la reivindicación de los museólogos críti-
los hay en todo tipo de formatos, consultables
cos demandando museos que funcionen como fo-
desde el teléfono móvil o el iPod, así como au-
ros de discusión e intercambio de discursos plura-
dioguías en préstamo específicas para niños,
les se está haciendo realidad gracias, sobre todo,
jóvenes o personas con carencias visuales o
a internet, por medio de blogs, Facebook u otras
signoguías para sordos; pero, más allá de la in-
redes sociales en la época de la web 2.0, donde
clusión pasiva de públicos especiales, también
el discurso unidireccional del museo al público se
se busca por este medio la participación activa
está sustituyendo por comunicaciones interactivas
de un amplio abanico social como intérpretes del
de los usuarios con el museo o entre sí mismos.
patrimonio. Por ejemplo, el Seattle Art Museum o el MoMA de Nueva York ofrecen gratuitamente a todos sus visitantes audioguías explicativas de
REFERENCIAS
piezas escogidas de la colección a cargo de una gran diversidad de comentaristas: ante todo, los
Lorente, Jesús Pedro (2011), “El fin del canon
propios responsables del museo, pero también
moderno y la instauración de otros discursos
empleados del mismo en tareas básicas, ade-
museográficos”, en Revista Museo y Territorio,
más de artistas, críticos de arte, profesores uni-
núm. 4, Málaga, pp. 124-132.
versitarios u otros expertos externos. A menudo, estas audioguías se pueden bajar de la web de esos museos para escucharlas también en casa. En España aún no conozco nada similar, salvo las videograbaciones de críticas a algunas salas de la exposición de la colección permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, protagonizadas por el artista conceptual Isidro Valcárcel Medina, colgadas desde enero de 2011 en un lugar bastante recóndito del portal institucional, que los interesados nos vamos recomendando (http://radio.museoreinasofia.es/spip.php ?page=archivo&lang=es&idcategoria=17#archi vo_categorias).
Ahora bien, en el MoMA, además, la web
del museo permite, mediante podcast, enviarles algunos comentarios grabados sobre obras de su colección que, si son admitidos por los responsables del museo, serán añadidos a la lista de explicaciones orales ofrecidas al público internauta. En