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ENDAS Sendas de Caza y Conservacionismo nº
Nº47 8,50€
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Ediciones S.L.
DE
AZA
Y CONSERVACIONISMO
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Caza Mayor
Hasta el cuello de osos
Cacería en Kamchatka Roque Armada (Director de Armada Expediciones)
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nos buenos amigos y viejos clientes me pidieron que les organizara una cacería en Kamchatka con la meta de cobrar grandes osos, así como alces y después, si daba tiempo, intentar el carnero de las nieves. La cacería se desarrollaría en los primeros 15 días de octubre, pues son los mejores para el alce, que ya debe estar en celo y para los osos que tienen la piel muy bonita. Sin embargo, sabíamos que era tarde para los carneros, pues el tiempo, las ventiscas y la nieve lo pondrían muy difícil, como ocurrió finalmente. No obstante, al tener prioridad
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los osos y los alces, decidimos esas fechas como las mejores. El grupo lo componían Jesús, un magnifico cazador de montaña, aragonés de pura cepa, experto en sarrios y enamorado como yo de los valles aragoneses de Ansó, donde compartimos varios buenos amigos entre sus guardas. Además, Jesús cuenta con varios de los mejores machos monteses de España en su haber. Otro buen amigo aragonés, Joaquin, también duro cazador de montaña y gran andarín, preparado sin duda para cualquiera de los inconvenientes que esta lejana expedición nos pudiese deparar. Luego dos simpatiquísimos cazadores
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levantinos Vicente y Daniel, tal vez con algo menos experiencia en esta modalidad, pero su gran simpatía, juventud y amabilidad hicieron las delicias del grupo en esta larga expedición. Como dato curioso diré que Kamchatka ha sido hasta la caída del comunismo uno de los destinos más prohibidos y misteriosos para los occidentales, pues fue una de las dos bases de submarinos nucleares más importantes del Pacifico en la época de la Unión Soviética. Junto con Vladivostok, algo más al sur, era el punto desde el cual los soviéticos se dedicaban a espiar a los Estados Unidos en la época de la guerra fría. Este aislamiento hizo que la población de osos llegase a ser una de las mayores del mundo, con ejemplares extraordinarios que se alimentan de salmón y este régimen, rico
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en proteínas, hace que alcancen tamaños descomunales. Quiero hacer notar que Kamchatka tiene la mayor concentración de salmones del mundo, con casi el 40% de la población mundial lo cual hace que la principal riqueza de la región sea el huevo rojo de este pez que los rusos adoran como un sucedáneo barato del caviar.
Se prepara la aventura El armamento dio lugar a muchísimas conversaciones. Para el carnero en principio buscamos un rifle de buena rasante tipo 7 mm. ó .300, pero para los enormes osos y alces lo ideal es algo con más calibre y peso de bala, tipo .338 ó .375 , pero no es fácil ni barato viajar al otro extremo del mundo con dos rifles. Joaquín y Jesús como buenos amigos y
El “Kamchatka Palace". Para cazar allí hay que estar dispuesto a vivir en auténticas cabañas de tramperos sin ninguna comodidad. Nicolás y Roque, organizadores de la cacería con la cena recién pescada.
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Roque, Director de Armada Expediciones con dos de los cráneos de los osos cobrados. Al fondo las montañas del centro de Kamchatka.
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viejos compañeros de caza decidieron llevar cada uno un Blaser de fibra, iguales pero de calibre diferente; uno del 7 Mm. Remington y el otro un .338 Winchester, que luego se podrían intercambiar en función de las necesidades. Es una decisión atípica en esto de la caza internacional pero que funcionó perfectamente. Vicente llevó un 7 mm. y yo de respeto otro Remington del .338. para quien lo pudiera necesitar y porque, si todo iba bien, pensaba tirar también un oso, siempre después de que todos los clientes cobraran los suyos y si había tiempo, como ocurrió en realidad. Dentro de la organización que dirijo mi lema es conocer en persona los destinos a los que envío a mis clientes y si en esos momentos me los puedo permitir, pues nunca acepto invitaciones para cazar, cobrar yo también algún trofeo. Así no sólo se conoce el área y dificultad de la caza, sino que se sufre en propio pellejo la tensión que produce la dificultad del trofeo en sí. Con estos cuatro rifles, compartidos, buenas maneras, amabilidad y educación, que en este Todo el grupo, haciendo turismo en la Plaza Roja de Moscú en el camino a Kamchatka.
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Roque Armada, organizador de la cacería. Detrás el volcán Kiluchivskais de 4.750 metros de altitud a cuyos pies cazamos los alces.
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grupo había de sobra, se cubrieron perfectamente los objetivos. Para los osos y alces usamos balas Norma TXP con punta Swift-A-Frame de 225 grains, que resultaron magníficas ya que aseguran el control de la expansión necesario para penetrar en la enorme masa de uno de esos osazos y alces, y para carneros puntas normales de expansión rápida. El viaje a Kamchatka es una odisea. La primera escala es Moscú, donde hicimos una parada de un día para conocer la ciudad, quienes no la conocían, y descansar del jet-lag, además de reunirnos con el organizador y ultimar algunos papeles. Un día después, y ya con Aeroflot, se vuela a Petropavlovsk, al sur de la península. Es un larguísimo vuelo de diez horas, pues se cruza la inmensidad de Siberia en una etapa. No olvidemos que Kamchatka tiene once horas positivas de diferencia horaria con España… está casi al otro lado del mundo. Como curiosidad comento que tenia unos clientes en Alaska, en las islas Aleutianas, cazando osos en las mismas fechas y cuando hablaba con ellos por el satélite era curioso, pues yo estaba ya terminando el día siguiente a
Jesús, de Huesca, y Roque Armada con el segundo oso que cobró el primero y que fue el mejor de los conseguidos en todo el viaje.
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ellos, con una diferencia de casi 22 horas aunque apenas estábamos a 500 kilómetros de distancia real. No olvidemos que la línea internacional de cambio de fecha pasa por el estrecho de Bering que estaba justo entre nosotros. Para romperse la cabeza si lo piensas. Una vez en Petropavlovsk se toma la carretera principal y única del país hacia el norte y en unas ocho horas, atravesamos el río principal del país en una gabarra flotante que se mueve gracias a un cable de acero muy pintoresco. El tercer día desde que salimos de Madrid, llegamos a Korisovf, una aldea de preciosas casas de madera donde parece que no ha pasado el tiempo desde la Segunda Guerra Mundial, con su monumento a los caídos en el frente ruso de la batalla de Stalingrado. Allí descansamos una noche en casa de uno de los guardas y al día siguiente nos trasladamos en helicóptero hasta el campamento. Menos de una hora de vuelo cuando lo normal es que a caballo se tardan de dos a tres días. El campamento es una pequeña cabaña de madera de genuinos tramperos en la que en invierno los guías tienden sus líneas de trampas para cazar animales de pieles preciosas. El sitio es hermoso, pues tenemos por encima el volcán Kiluchevskaia, el más alto de la península con 4.750 metros de altura, pues no hay que olvidar que Kamchatka tiene la mayor concentración de volcanes vivos del mundo. En muchas zonas, en las orillas lo que pisamos es pura ceniza de volcán Joaquín, de Zaragoza, y el organizador, Roque Armada, con el Urogallo que cobró el primero mientras recechaba alces.
Extraordinario vehículo todo terreno utilizado para cazar durante este viaje con los dos primos alicantinos delante.
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Joaquín y Roque con el bonito alce que cobró el primero a la tarde-noche, ya casi sin luz, con un magnífico tiro a tenazón dentro del bosque. Esta es una cacería no hay que perder la esperanza hasta el último momento.
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y el suelo está lleno de piedras volcánicas perfectamente esféricas conocidas como piedra pómez. Una estufa de leña, unas mesas, bancos y camas plegables fueron todas las comodidades durante una semana. De cuarto de baño nada, ésta es una experiencia para cazadores espartanos y que sepan prescindir de ellas. Eso sí, contábamos con un particular lujo poco habitual, un curioso jacuzzipoza de río, en plan rustico, alimentados por aguas termales a una magnífica temperatura. Este fenómeno suele ser aprovechado por los locales que construyen una pequeña cabaña de madera a su lado. Agrandan la poza como a tres por tres metros y se pueden tomar baños en agua calientísima mientras fuera hace muchos grados bajo cero y hay una cuarta de nieve. Me recordó uno del mismo tipo que encontré en el Pamir de Tadjikistan, en el campamento de Marco Polos de Hot Springs, que recibe ese nombre por estar precisamente en un manantial de agua caliente. Pues en esa piscinita–poza en mitad de Kamchatka y rodeados por la mayor densidad de osos del mundo, nos dimos varios baños
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con agua hasta el cuello casi hirviendo, motivo del título de esta historia. Siempre dejábamos un .338 cargado en el borde de la piscina, pues la casita estaba a unos 200 metros de la cabaña principal, al lado de un bosque y a la orilla del río, que es precisamente por donde subían los osos pescando salmones. Hubiera sido muy anecdótico que estando en el baño como Dios nos trajo al mundo hubiese aparecido uno de los innumerables ejemplares de la zona a curiosear y hubiese que haber salido corriendo en tan íntima situación, con las consabidas carcajadas (como mal menor) que se pudieran haber producido por guías y compañeros. Realmente era curioso coger la pastilla de jabón, la toalla y el rifle para ir a tomar un bañito. La caza fue razonablemente bien, cobrando todos los cazadores uno o dos osos y buenísimos alces. Sólo Jesús no consiguió su alce a pesar de haberlo intentado con auténtica tenacidad. Como es un señorazo, y entiende del arte venatorio, supo comprenderlo y aceptarlo y le quiero agradecer desde aquí su actitud. Destacó el increíble alce de Vicente, cuyas palas delanteras parecen carretillas más que las tres puntas
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Roque Armada recechando a pie con Jesús y Vicente en las montañas de Kamchatka.
Joaquín, de Zaragoza, y Roque Armada, organizador de la cacería, con el increíble oso que cobró el primero cargándole a menos de 20 metros de distancia.
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habituales que suele tener por luchadoras este animal. Como dato curioso, Joaquín cobró un urogallo mientras recechaba alces en mitad de un camino del bosque a pesar de no haber celo ni ser la época idónea. Quiero comentar que ninguno de estos trofeos se tiró desde la ventanilla del helicóptero como a veces se hace en Kamchatka. Todos se consiguieron a pie y algunos osos
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en comprometidas cargas muy emocionantes como el que paró Joaquín apenas a 20 metros de un tiro en la cabeza. Se cazó a pie, con camión, con todo terreno y sí, nos ayudamos del helicóptero para desplazarnos y localizar ejemplares, pero en ningún caso para tirar desde él. Kamchatka es un destino complicado, con un largo viaje y alguna sorpre-
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sa de última hora debido al peculiar y poco claro carácter de los rusos. La densidad de osos es increíble y su tamaño enorme aunque los gigantes de 10 y 11 pies ya no son nada abundantes. Los alces son alucinantes, si los comparamos con los de Canadá o Alaska, pero nada fáciles, pues a la mayoría sencillamente se los han comido. La prueba es que después de diez duros días uno de los cazadores del grupo no lo consiguió matar y otro lo cobró la última jornada ya casi sin luz cuando volvíamos al camión todo terreno en el que habíamos salido ese día. Un magnífico tiro a tenazón permitió a ese gran cazador que es Joaquín llevarse un descomunal animal a Zaragoza. Los carneros son aún más difíciles y se deben buscar con el buen tiempo, en verano, para poder subir a las montañas. El regreso tuvo varias anécdotas curiosas, después de varios días de tiempo magnífico nos cayó una nevada descomunal que por poco nos impidió llegar a
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la capital. Los alicantinos se dejaron los billetes en la mesilla del hotel en Pertropavlovsk, lo cual produjo unos sobresaltos y emociones en el aeropuerto que afortunadamente pudimos solventar. En Moscú, al facturar nos intentaron cobrar un exceso de peso muy poco justificado, pero con algunos regateos y la habilidad negociadora del bueno de Vicente se pudo solventar con un importe razonable por algo que en un principio era abusivo. Y sin más regresamos a España, con un bonito bagaje de recuerdos de una de las regiones más exóticas en la que hemos cazado y unos descomunales trofeos que nos recordarán las peripecias vividas en el otro extremo de al tierra.
Después de que todos los cazadores del grupo cobraron uno o dos osos, Roque Armada, el organizador, tuvo tiempo de cobrar uno para sí.
Nota: Agradecemos a Armada Ex pediciones, C/Luchana, 27-3º centro, Madrid, Tel. 91 298 1903 - 616 987583, fax 91 298 1905,
[email protected], las facilidades otorgadas para la red a cción de este artículo.
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