Festividad de San Francisco

2012 Festividad de San Francisco 3 de octubre: Tránsito de San Francisco y Oración de Vísperas 4 de octubre: Oración de Laudes y Eucaristía 3 de o

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2012

Festividad de San Francisco

3 de octubre: Tránsito de San Francisco y Oración de Vísperas 4 de octubre: Oración de Laudes y Eucaristía

3 de octubre Tránsito de san Francisco de Asís Conmemoración de su muerte con oración de Vísperas

"Los pocos días que faltaban para su tránsito (Francisco) los empleó en la alabanza, animando a sus amadísimos compañeros a alabar con él a Cristo. Él, a su vez, prorrumpió como pudo en este salmo: Clamé al Señor con mi voz, con mi voz supliqué al Señor (Sal 141). Invitaba también a todas las criaturas a alabar a Dios, y con unas estrofas que había compuesto anteriormente él las exhortaba a amar a Dios (cf. 1 Cel 109). Aun a la muerte misma, terrible y antipática para todos, la exhortaba a la alabanza, y, saliendo con gozo a su encuentro, la invitaba a hospedarse en su casa: «Bienvenida sea -decía- mi hermana muerte". INTRODUCCIÓN Cel. - En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos - Amén.

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Cel. - La gracia y la paz de Dios nuestro Padre, y de Jesucristo el Señor, esté con todos vosotros.

HIMNO DE ENTRADA Las huellas del crucificado, de Cesáreo Gabaraín, u otro canto franciscano.

SALMODIA Ant. 1. Francisco, varón católico y del todo apostólico, enviado con la buena noticia de la paz Salmo 111 Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. El malvado, al verlo, se irritará, rechinará los dientes hasta consumirse. La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre... Ant. Francisco, varón católico y del todo apostólico, enviado con la buena noticia de la paz.

Ant. 2. En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el templo. Salmo 147 Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión; que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti; ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza; hace caer el hielo como migajas y con el frío congela las aguas; envía una orden y se derriten, sopla su aliento, y corren. Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dió a conocer sus mandatos. Gloria al Padre...

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Ant. 3. Sácame de la prisión: me rodearán los justos cuando me devuelvas tu favor.

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Ant. En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el templo.

Salmo 141 A voz en grito clamo al Señor, a voz en grito suplico al Señor; desahogo ante él mis afanes, expongo ante él mi angustia, mientras me va faltando el aliento. Pero tú conoces mis senderos, y que en el camino por donde avanzo me han escondido una trampa. Mira a la derecha, fíjate: nadie hace caso; no tengo a dónde huir, nadie mira por mi vida. A ti grito, Señor; te digo: "Tú eres mi refugio y mi lote en el país de la vida". Atiende los clamores, que estoy agotado; líbrame de mis perseguidores, que son más fuertes que yo. Sácame de la prisión, y daré gracias a tu nombre: me rodearán los justo cuando me devueltas tu favor. Gloria al Padre... Ant. Sácame de la prisión: me rodearán los justos cuando me devuelvas tu favor. LECTURA BREVE Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará vuestros cuerpos también vuestros mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8, 10-12)

LECTURA FRANCISCANA (a elegir) A. De la Leyenda Mayor de San Buenaventura: Acercándose, por fin, el momento de su tránsito, (Francisco) hizo llamar a su presencia a todos los hermanos que estaban en el lugar y, tratando de suavizar con palabras de consuelo el dolor que pudieran sentir ante su muerte, los exhortó con paterno afecto al amor de Dios. Después se prolongó, hablándoles acerca de la guarda de la paciencia, de la pobreza y de la fidelidad a la santa Iglesia romana, insistiéndoles en anteponer la observancia del santo Evangelio a todas las otras normas. Sentados a su alrededor todos los hermanos, extendió sobre ellos las manos, poniendo los brazos en forma de cruz por el amor que siempre profesó a esta señal, y, en virtud y en nombre del Crucificado, bendijo a todos los hermanos tanto presentes como ausentes. Añadió después: «Estad firmes, hijos todos, en el temor de Dios y permaneced siempre en él. Y como ha de sobrevenir la prueba y se acerca ya la tribulación, felices aquellos que perseveraren en la obra comenzada. En cuanto a mí, yo me voy a mi Dios, a cuya gracia os dejo encomendados a todos».

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Cumplidos, por fin, en Francisco todos los misterios, liberada su alma santísima de las ataduras de la carne y sumergida en el abismo de la divina claridad, se durmió en el Señor este varón bienaventurado (San Buenaventura, Leyenda Mayor 14, 5-6).

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Concluida esta suave exhortación, mandó el varón muy querido de Dios se le trajera el libro de los evangelios y suplicó le fuera leído aquel pasaje del evangelio de San Juan que comienza así: Antes de la fiesta de Pascua (Jn 13,1). Después de esto entonó él, como pudo, este salmo: A voz en grito clamo al Señor, a voz en grito suplico al Señor, y lo recitó hasta el fin, diciendo: Los justos me están aguardando hasta que me des la recompensa (Sal 141).

B. De la carta de fray Elías comunicando la muerte de san Francisco: Al querido hermano en Cristo fray Gregorio, ministro de los hermanos que están en Francia, y a todos los hermanos suyos y nuestros, un saludo de fray Elías pecador. Antes de empezar a hablar, un gemido, y con razón: mi gemido es como aguas desbordantes, porque nos ha llegado lo que temíamos, a mi y a vosotros; y lo que me aterraba me ha sobrevenido, a mi y a vosotros. Porque se ha alejado de nosotros el consolador; el que nos llevaba en brazos como corderos se ha marchado a una región lejana. El amado de Dios y de los hombres, el que enseñó a Jacob el camino de la vida y de la disciplina y entregó a Israel un testamento de paz, ha sido recibido en las mansiones de luz... La presencia del hermano y padre nuestro Francisco era, en verdad, luz verdadera, no sólo para los que estábamos cerca, sino también para los que estaban alejados de nosotros por profesión y vida. Era, en efecto, una luz procedente de la verdadera luz , que iluminaba a los que yacían en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Como auténtica luz luz meridiana eso es lo que hizo. El sol que nace de lo alto iluminaba su corazón y encendía su voluntad con el fuego del amor, predicando el reino de Dios y convirtiendo los corazones de los padres a los hijos, y el de los imprudentes a la prudencia de los justos, y en todo el mundo preparó para Dios un pueblo nuevo. Su nombre se ha divulgado hasta en las islas lejanas y toda la tierra se maravilla por sus obras admirables. Por eso, hijos y hermanos, no queráis entristeceros en exceso, porque Dios, padre de huérfanos, os consolará con su santa consolación. Y si lloráis, hermanos, llorad por vosotros mismos, no por él. Pues nosotros, en medio de la vida, vivimos en la muerte, mientras él ha pasado de la muerte a la vida. Y alegraos, porque antes de separarse de nosotros, como otro Jacob, ha bendecido a todos sus hijos y ha perdonado todas las culpas que cualquiera de nosotros hubiese cometido o pensado contra él.

Y ahora os anuncio un gran gozo y un nuevo milagro. El mundo no ha conocido un signo tal, a no ser en el Hijo de Dios, que es Cristo el Señor. No mucho antes de su muerte, el hermano y padre nuestro apareción crucificado, llevando en su cuerpo cinco llagas que son, ciertamente, los estigmas de Cristo. Sus manos y sus pies estaban como atravesadas por clavos de una a otra parte, cubriendo las heridas y del color negro de los clavos. Su costado aparecía traspasado por una lanza y a menudo sangraba. Mientras su alma vivía en el cuerpo no había belleza en él, sino un rostro despreciable, y ninguno de sus miembros quedó sin sufrimientos. Sus miembros estaban rígidos por la contracción de los nervios, como sucede con los difuntos, pero después de su muerte su aspecto se volvió hermosísimo, resplandeciente de un candor admirable, agradable a la vista. Y sus miembros, que antes estaban rigidos, se volvieron blandos como los de un niño tierno, pudiéndose doblar a un lado u otro, según su posición. Por tanto, hermanos, bendecid al Dios del cielo y proclamadlo ante todos, porque ha sido misericordioso con nosotros, y recordad a nuestro padre y hermano Francisco, para alabanza y gloria suya, porque lo ha engrandecido entre los hombres y lo ha glorificado delante de los ángeles. Rezad por él, como antes nos pidió, e invocadlo para que Dios nos haga participes con él de su santa gracia. Amén... Fray Elías pecador.

RESPONSORIO BREVE

R. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. V. Lo aclaman con himnos celestiales.

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V. Lo aclaman con himnos celestiales * Entra rico en el reino de los cielos.

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R. Francisco pobre y humilde * entra rico en el reino de los cielos.

MAGNIFICAT Ant. Francisco, totalmente sumiso al creador, tuvo sumisas a las criaturas: se servía de ellas para gloria de Dios. Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles, de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... PRECES Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente de toda santidad que, por intercesión y ejemplo de nuestro padre san Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y digámosle: Escúchanos, Señor. Padre Santo, que hiciste a tu siervo Francisco imitador perfecto de tu Hijo, - haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.

Padre de bondad, guía nuestros pasos por el camino de la paz, siguiendo el ejemplo de nuestro padre san Francisco, - para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad. Padre altísimo y omnipotente, que dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los humildes, - concédenos imitar a nuestro seráfico padre en la virtud de la humildad. Padre de amor y de misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu siervo Francisco, -concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo. Padre indulgente, que por las súplicas de nuestro padre san Francisco otorgaste el perdón a los pecadores, - muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos. Oración propia (Cantado) Por Cristo con El y en El, a ti Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda Gloría por los siglos de los siglos. Amén PADRE NUESTRO...

ORACIÓN

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Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo...

BENDICIÓN SOLEMNE Cel.

El Señor esté con vosotros.

Todos: Y con tu espíritu. Cel.

El Señor os bendiga y os guarde.

Todos: Amén Cel. Brille su rostro sobre vosotros y os conceda su misericordia. Todos: Amén. Cel.

Dirija su mirada sobre vosotros y os conceda su paz.

Todos: Amén. Cel. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y permanezca siempre. Todos: Amén. CANTO DE DESPEDIDA (A elegir del repertorio de cantos franciscanos)

4 de octubre Solemnidad de San francisco de Asís Oración de Laudes Ant: al salmo invitatorio. Venid, adoremos a Cristo Rey, que selló a Francisco con las llagas de su pasión. HIMNO: (Cantado) Rosas de sangre han florecido. Reviven en tu cuerpo la pasión, Francisco de amor estás herido, las manos, los pies y el corazón. 1. Tus manos que acogen a los pobres y parten su pan con el mendigo yo quiero también amar a todos. ¡Ya puedes, Señor, contar conmigo!

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2. Sembrando la paz y el bien caminas, y yo, sembrador, iré a tu lado. En ti el Evangelio es carne viva, y Cristo otra vez crucificado.

MONICIÓN SÁLMICA: El salmo 62 es, probablemente, la oración de un levita, desterrado de Jerusalén y alejado del templo, que recuerda con añoranza los días felices en que contemplaba a Dios en el santuario, viendo su fuerza y su gloria. Ahora la situación ha cambiado, pero el deseo y la esperanza de contemplar nuevamente el santuario perseveran. Alejado del templo, su alma se siente como tierra reseca, agostada, sin agua, pero el espíritu no desfallece, pues Dios volverá a otorgarle los antiguos favores, con mayor abundancia si cabe: Mis labios te alabarán nuevamente jubilosos, me saciaré como de enjundia y de manteca. El alma del salmista está, desde el primer momento del día -por ti madrugo-, toda ella en tensión esperanzada hacia Jerusalén. Por ello su oración puede ser la expresión de la oración cristiana, sobre todo en esta primera hora del domingo. También nosotros, aunque quizá hoy nos encontremos como tierra reseca, agostada, sin agua, contemplamos la fuerza y la gloria de Dios en la carne del Resucitado; y este recuerdo alienta nuestra esperanza. Nuestra alma está sedienta de Dios, de felicidad, de vida, pero, como el salmista, estamos ciertos de que en el reino de Dios nos saciaremos como de enjundia y de manteca; y, si por un momento hemos de vivir aún en la dificultad y la noche, a la sombra de las alas del Señor esperamos tranquilos.

Ant:1 Estoy crucificado con Cristo, vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quién vive en mí. Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. Pero los que buscan mi perdición bajarán a lo profundo de la tierra; serán entregados a la espada, y echados como pasto a las raposas. Y el rey se alegrará con Dios, se felicitarán los que juran por su nombre, cuando tapen la boca a los traidores. Ant:1 Estoy crucificado con Cristo, vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quién vive en mí.

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Añoranza del día de mi consagración: El salmo 62 moviliza los sentimientos más profundos, la experiencia religiosa más genuina, que originó nuestra vocación. ¿No recordamos aquel día en que, abandonándolo todo, le dijimos: «Oh Dios, Tú eres mi Dios»?

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RESONANCIAS EN LA VIDA RELIGIOSA:

En aquellos primeros momentos, cuando Dios nos sedujo, contemplábamos su belleza, su encanto, su poder; mas no sospechábamos que no todo en nuestra vida sería dirigido por aquella luz, por aquella saciedad. Hemos tenido que vivir, como Jesús, la experiencia del destierro, de la noche, de la sequedad, de la lejanía del Padre. Pero con el salmista constatamos que hoy se puede revivir aquella experiencia vocacional, que es posible que su luz desvele nuestro sueño y que nos haga madrugar, como Jesús resucitó la mañana de Pascua cuando los demás dormían. Nuestra misma sed es sed de Dios, como la sed de Jesús crucificado. Y es posible calmarla con el «agua viva» del Espíritu. A pesar de las noches oscuras y de la sequedad seguimos anclados y unidos a Dios: «Mi alma está unida a Ti», «Sin Mí no podéis hacer nada». Lo recordamos como María en nuestro pensamiento y vida. Intuimos que nuestra noche sólo es la sombra que el mismo Dios proyecta sobre nuestro camino. Renovemos la respuesta de nuestra vocación diciendo a nuestro Dios: «Tu gracia vale más que la vida». Tu encanto, tu belleza, tu amor, tu poder liberador, manifestados en el «lleno de gracia», Jesús, merece que te consagremos nuestra existencia y nos perdamos en el océano de tu mar inmenso.

MONICIÓN PARA EL CÁNTICO: La escena de los tres jóvenes en el horno de Babilonia es una de las páginas del Antiguo Testamento que más ha usado la Iglesia desde los tiempos primitivos, como lo prueba ya la antigua iconografía de las catacumbas. La comunidad cristiana -sobre todo la que vivió las grandes persecuciones de los comienzos- veía en los jóvenes martirizados por el rey Nabucodonosor, que, en medio de las llamas y como si no sintieran

el tormento del fuego, cantaban unánimes a Dios, una imagen evocadora de la actitud de la Iglesia. Perseguida por los poderes del mundo, sometida a los sufrimientos del martirio, la comunidad de Jesús se siente como refrigerada por una suave brisa, que no es otra sino la esperanza que le infunde la contemplación del Resucitado. También él fue perseguido y martirizado y, tras un breve sufrir, venció la muerte y ahora se sienta, feliz y glorioso, a la derecha del Padre. La Iglesia de nuestros días necesita también este aliento; este día de fiesta que toda la familia Franciscana estamos celebrando quiere infundirnos esta esperanza. Por muchos que sean los sufrimientos y las dificultades, el recuerdo de la resurrección, debe constituir como una brisa refrescante que, transportándonos en la esperanza al reino escatológico, donde Cristo reina, nos impida sucumbir ante la tristeza y nos haga vivir tranquilamente dedicados a la alabanza. Ant:2 Cristo se ha apoderado de mí, para llevarme a su conocimiento y a la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

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Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

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Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor. Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos. Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor. Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor. Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos. Ant:2 Cristo se ha apoderado de mí, para llevarme a su conocimiento y a la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte.

RESONANCIAS EN LA VIDA RELIGIOSA: Hemos experimentado la bendición de Dios. Bendición es la vida que nos da, nuestro cuerpo y espíritu, el pan de cada día, la conservación de nuestro ser; bendición de Dios es el Jesús que Él nos entrega en el acontecimiento de muerte y de resurrección, y que se simboliza realmente en los sacramentos; bendición de Dios es su Palabra que nos con-voca, con-grega, comunitariza y fraterniza. Aunque paradójicamente a los ojos de muchos, bendición de Dios es nuestra pobreza, virginidad y obediencia, cuando Dios se sirve de ellas para fecundar la imagen de un hombre nuevo.

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Bendición de Dios es el marco cósmico que nos rodea, este maravilloso mundo que se regenera incansablemente como símbolo de la indeficiente fecundidad de Dios. Por eso, nosotros, comunidad bendita, en un cosmos bendito, refractamos la bendición bendiciendo a nuestro Padre. Tratamos de ser un pálido reflejo agradecido de su inmensa prodigalidad. Formamos parte de esta gigantesca sinfonía de toda la creación que glorifica al Señor. Sin manipularla, con mística actitud contemplativa, con el recato tímido de nuestra pobreza y obediencia virginal, seamos portavoces de este mundo bendito.

MONICIÓN SÁLMICA: Con el salmo 149 Israel cantaba la especial protección de Dios para con su pueblo y las victorias de Yahvé frente a los enemigos. Este salmo, recitado en este día de fiesta nos invita también a cantar al Señor que ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. Que el júbilo y la alabanza sean, pues, el trasfondo de nuestra jornada y de la oración de este día. Ant:3 Se manifestará en mí persona la grandeza de Cristo, para mí la vida es Cristo. Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos: para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles. Ant:3 Se manifestará en mí persona la grandeza de Cristo, para mí la vida es Cristo.

RESONANCIAS EN LA VIDA RELIGIOSA: Impulsores de un cántico nuevo: Nadie puede arrebatarnos el derecho a la alegría, a la fiesta. Somos comunidad guerrera en el Pueblo de Dios, intérpretes de sus luchas y victorias. Cristo en medio de su Pueblo es fuerza incitante y aglutinante. Quisieron borrar su nombre de la tierra, arrasar a su Iglesia, exterminar la fe en Él. Y siglo tras siglo su figura se engrandece y su presencia resulta más alentadora. Nuestro proyecto de vida dramatiza en la Iglesia la victoria del Reino de Dios. La humildad, la pobreza, el despojo que nos hace solidarios de los humillados, pobres y despojados, son los medios estratégicos de Dios para conseguir su victoria. Urge dejar que la victoria de Cristo se marque en nuestra carne; que nuestro canto no sea un cántico viejo, sino nuevo, con la novedad de Cristo Resucitado.

LECTURA BREVE: Gálatas 2, 20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”

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Las palabras del Apóstol Pablo no podían ser más claras hacia los Gálatas, demostrando de esta manera que ya no era el mismo desde su conversión, puesto que el viejo Saulo había muerto para darle vida al nuevo Pablo.

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REFLEXIÓN

Así mismo cada uno de nosotros debemos de haber muerto al viejo hombre que estaba viciado conforme a los deseos de este mundo, ahora ya no vivimos para satisfacer la carne, ahora vivimos para satisfacer a aquel que nos amo y se entrego a si mismo por nosotros. Definitivamente todos aquellos que decimos ser cristianos tenemos que haber muerto a nuestro viejo hombre, ninguno que diga ser seguidor de Cristo y no muere a su viejo hombre es digno de ser creíble. Pero por un momento analicemos: ¿Qué es estar crucificado con Cristo?, en pocas palabras es tener nuestra carne clavada en un madero de gracia, es decir que ahora Dios me ha dado el dominio propio para decir NO al pecado y SI a la santidad. Crucificar nuestra carne es no darle oportunidad de caer, sino que evitar a toda costa que se ceda a sus deseos más arraigados. Cada uno de nosotros deberíamos haber crucificado nuestra carne cuando venimos a Cristo, lastimosamente muchos de nosotros dejamos ciertas áreas de nuestra vida sin crucificar, dichas áreas con el tiempo se convierten en todo un terreno en donde el enemigo cosecha toda clase de obras de la carne, las cuales nos hace alejarnos de Dios. Hermano mío, es hora de hacernos la siguiente pregunta: ¿Habrá en mi vida parte de mi que no he crucificado?, quizá pueda ser la mentira, a lo mejor los pensamientos, quizá nuestro carácter, o nuestro vocabulario. Es momento de reflexionar sobre qué área de mi vida aun no he crucificado, sobre qué área de mi vida aun sigue viviendo mi viejo hombre, no solo para detectarla, sino que para hacer algo para cambiarla. El Apóstol decía: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”, que lindas palabras que denota la renunciación de mis intenciones y de mis deseos. Qué lindo fuera que cada uno de nosotros tomara la determinación de morir a nosotros mismos, de crucificar hasta el mínimo deseo carnal que todavía anda rondando en nuestra vida y que pudiéramos decir: “ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi”. ¿Por qué no permites que sea Cristo quien viva en ti?, si Cristo viviera en ti no habría situación que te lleve a pecar, pues la fortaleza que Cristo te daría sería suficiente para decir no al pecado. No es momento de estar

reconociendo las cosas , es hora de actuar, es momento de tomar determinaciones en nuestra vida como por ejemplo: ¿Quiero obtener la vida eterna?, entonces moriré, para que Cristo viva en mi, ¿Quiero alejarme del gran galardón?, entonces seguiré mi vida como va, satisfaciendo los mínimos deseos de mi carne para llegar a los máximos cada vez que pueda y me sienta sin fuerzas. Hermano mío, te invito a que seas valiente, a que decidas de una vez por todas a rendirte a Cristo, a reconocer que ya NO VIVES TU, sino que CRISTO quiere vivir en ti. Cristo no entra en tu vida si tu no se lo permites , es por esa razón que debemos rendirnos en humildad delante del Señor, reconocer nuestros errores y tener la suficiente determinación para que a partir de este momento podamos comenzar a vivir la vida que tendríamos que haber vivido desde el día que permitimos que Jesús entrara a morar en nuestra vida, hablo de crucificarnos a nosotros mismo y comenzar a vivir para Cristo. Si realmente estas juntamente crucificado con Cristo, ya no vivas tu, sino que permite que Cristo viva en ti. RESPONSORIO BREVE (Cantado) La misericordia del Señor, cada día cantaré

-Por la Iglesia, madre y maestra nuestra, para que siempre procure solícitamente al bien espiritual de todos en el matrimonio y en la familia, según el plan de Dios. (Oremos)

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PRECES Glorifiquemos a Cristo que, por su muerte y resurrección, edificó su iglesia y nos ha llamado al seguimiento de San Francisco de Asís y supliquémosle diciendo. “Consérvanos Señor en tu servicio”

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BENEDICTUS Ant: Francisco, pobre y humilde, entra rico en el cielo y es honrado con himnos celestiales.

-Por las autoridades civiles, para que protejan los derechos de las familias, particularmente del matrimonio y de la vida no nacida. (Oremos). -Por los matrimonios desunidos y en dificultad, para que trabajen y busquen los medios para proteger este ideal de su vida. (Oremos). -Por todos los que creemos en la vida y en el amor familiar, para que seamos testigos de estos valores en un mundo confundido por la propaganda materialista y hedonista. (Oremos). -Para que el ideal de fraternidad que san Francisco vivió y nos heredó, sea una motivación y fuerza espiritual para nuestra vida fraterna. (Oremos). -Por la Fraternidad Franciscana de la Cruz, para que a ejemplo de San Francisco de Asís, nos amemos con sincero corazón y veamos en los pobres y necesitados el verdadero rostro del Padre. (Oremos) Se pueden hacer algunas preces espontáneas

ORACIÓN PROPIA (Cantado) Por Cristo con El y en El, a ti Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda Gloría por los siglos de los siglos. Amén Dejemos que el Espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a nuestro espíritu para clamar: Padre Nuestro…

ORACIÓN Dios todopoderoso, que otorgaste a San Francisco de Asís la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por Jesucristo Nuestro Señor.

CANTO A LA VIRGEN Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles Hoy quiero cantarte Señora de los Ángeles Reina soberana, Madre celestial. Yo soy una alondra que ha puesto en ti su nido. Viendo tu hermosura te reza su cantar. Luz de la mañana, María, templo y cuna, mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, yo te doy mi vida, soy tu trovador. Salve, surco abierto donde Dios se siembra. Te eligió por Madre, Cristo el Redentor. Salve Esclava y Reina, Virgen nazarena, casa, paz y abrazo para el pecador.

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Luz de la mañana, María, templo y cuna, mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, yo te doy mi vida, soy tu trovador.

4 de octubre Eucaristía propia de la Familia Franciscana San Francisco de Asís MONICIÓN DE ENTRADA Queridos Hermanos celebramos hoy con gran alegría la Solemnidad de San Francisco de Asís nuestro patrón y guía. El joven Francisco, alegre y lleno de cualidades, tuvo una experiencia profunda de conversión y decidió seguir a Cristo con total desprendimiento de sus bienes, cumpliendo radicalmente las bienaventuranzas. Su visión de la vida fue optimista, positiva, llena de sencillez, pero a la vez comprometida y entregada al servicio de los demás. Dejo en herencia a toda la familia franciscana y a la iglesia una espiritualidad que se va apreciando cada vez más por sus valores evangélicos. El, que se identificó tanto con Cristo en su pasión que mereció llevar los estigmas de sus llagas en el cuerpo, nos enseña a tomar como clave central de toda la vida cristiana la identificación con Cristo Jesús pobre, humilde y hermano de todos. Con esta alegría, comencemos nuestra celebración.

ORACIÓN COLECTA Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre san Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza; concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA Francisco, como sol refulgente sobre el templo real Lectura del libro del Eclesiástico 50, 1-3. 7.

Este es aquel que en su tiempo se reparó el templo, en sus días se afianzó el santuario. En su tiempo cavaron la cisterna y un pozo de agua abundante. Protegió a su pueblo del saqueo y fortificó a la ciudad para el asedio. Qué majestuoso cuando salía de la tienda asomando detrás de las cortinas; como estrella luciente entre nubes, como luna llena en día de fiesta, como sol refulgente sobre el templo real, así brilló él en el templo de Dios. Palabra de Dios

El Señor es el lote de mi heredad.

R.

El Señor es el lote de mi heredad.

V.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.

R.

El Señor es el lote de mi heredad.

V.

Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Página

V.

25

SALMO RESPONSORIAL Cfr. Sal. 15, 1-2a. 5. 7-8. 11.

R.

El Señor es el lote de mi heredad.

V.

Me enseñarás el sendero de la vida; me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

R.

El Señor es el lote de mi heredad

SEGUNDA LECTURA En la cruz el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas

6, 14-18.

Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino criatura nueva. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre Israel. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo, llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo está con vuestro espíritu, hermanos. Amén. Palabra de Dios

SECUENCIA Ya estás, Francisco, clavado sobre la cruz redentora. Triunfas del mundo y la carne y es de Cristo tu victoria.El ideal de tu vida un mundo nuevo jalona,

y el árbol del evangelio florece con nuevas rosas. Una cuerda a tu cintura ciñe tu pureza. Y brotan las flores por donde pisas con tus plantas milagrosas. La pobreza fue tu dama, la que era de Cristo esposa. Viuda del primer marido, de nuevo tú la desposas. Y en arras cinco rubíes tu cuerpo llagado adornan. Cinco ventanas abiertas por las que el alma se asoma. La cruz fue el árbol de vida que te cobijó a su sombra. Bajo sus ramas abiertas tus hijos trabajan y oran. Padre bueno, Padre santo, de esta familia que implora tu espíritu, que da vida, tus virtudes, que dan gloria.

La semilla aquí sembrada dará en el cielo sus rosas.

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dales proseguir tu obra.

27

A los que llevan tu nombre

ALELUYA Aleluya, aleluya. Francisco, pobre y humilde, entra rico en el cielo y es honrado con himnos celestes. Aleluya.

EVANGELIO Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla + Lectura del santo Evangelio según San Mateo

11, 25-30.

En aquel tiempo, Jesús exclamó: -Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera. Palabra del Señor. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Al presentarte, Señor, nuestras ofrendas, te rogamos nos dispongas para celebrar dignamente el misterio de la cruz, al que se consagró nuestro Padre san Francisco con el corazón abrasado en tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO V.

El Señor esté con vosotros.

R.

y con tu espíritu.

V.

Levantemos el corazón.

R.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios Todopoderoso y eterno. Porque has llamado a la más alta perfección evangélica a tu siervo Francisco por el camino de la verdadera pobreza y humildad. Encendido en el fuego de tu amor, te bendijo en la contemplación de las obras de tus manos con cantos de, júbilo y alegría.

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Por él los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales celebran tu gloria unidos en común alegría.

29

Marcado con las llagas de Cristo, nos mostraste en él la imagen de Jesucristo crucificado, Señor nuestro.

Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1 Pe 4,13 Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Por este sacramento que hemos recibido, concédenos, Señor, imitar a nuestro Padre san Francisco en su caridad y en su celo apostólico, para que gustemos los frutos de tu amor y nos entreguemos a la salvación de nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.

BENDICIÓN SOLEMNE Cel.

El Señor esté con vosotros.

Todos: Y con tu espíritu. Cel.

El Señor os bendiga y os guarde.

Todos: Amén Cel.

Brille su rostro sobre vosotros y os conceda su misericordia.

Todos: Amén. Cel.

Dirija su mirada sobre vosotros y os conceda su paz.

Todos: Amén.

Cel. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y permanezca siempre.

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31

Todos: Amén.

Fraternidad Franciscana de la Cruz

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