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GUÍA LENGUAJE INCLUYENTE EN CENTROS DE INTEGRACIÓN JUVENIL, A. C. EL LENGUAJE INCLUYENTE NOMBRA A LAS MUJERES, NIÑAS Y A LOS GRUPOS EXCLUIDOS SOCIALMENTE

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GUÍA

LENGUAJE INCLUYENTE EN CENTROS DE INTEGRACIÓN JUVENIL, A. C. EL LENGUAJE INCLUYENTE NOMBRA A LAS MUJERES, NIÑAS Y A LOS GRUPOS EXCLUIDOS SOCIALMENTE

Guía lenguaje incluyente en Centros de Integración Juvenil, A. C. El lenguaje incluyente nombra a las mujeres, niñas y a los grupos excluidos socialmente

Directorio Dr. Jesús Kumate Rodríguez

Presidente Honorario Vitalicio del Patronato Nacional

Dr. Roberto Tapia Conyer

Presidente del Patronato Nacional

Sra. Kena Moreno

Fundadora de CIJ y Presidenta de la Comisión de Vigilancia

Lic. Carmen Fernández Cáceres Directora General

Dr. Ángel Prado García

Director General Adjunto de Normatividad

Lic. Iván Rétiz Márquez

Director General Adjunto de Administración

Elaboración Alma Rosa Colín Colín y Graciela F. Alpízar Ramírez Revisión: Kristal A. Ocádiz Gardeazábal Corrección Lic. Norma Araceli García Domínguez Diseño Gráfico Lic. Juan Manuel Orozco Alba México, 2013

ÍNDICE Índice

Pág.

Introducción Objetivos I. La igualdad de género en el lenguaje incluyente II. Lenguaje incluyente en la comunicación III. Elementos básicos para facilitar el lenguaje incluyente en textos e imágenes 1. Androcentrismo 2. Ginopia 3. Sobregeneralización y sobreespecificación 4. Estereotipos de género 5. Doble parámetro 6. Dicotomía Sexual 7. Familismo

5 11 15 23

IV. Propuestas gramaticales para el lenguaje incluyente en textos • Uso del genérico universal • Uso de pronombres • Uso de “nos, nuestro, nuestras” • Uso de “se” • Uso del verbo “tener” • Uso de “alguien, cualquier o cualquiera” • Uso de “quien o quienes” • Sustantivos neutros • Uso de artículos “las y los” • Salto semántico y evitar estereotipos • Uso de gerundios • Títulos académicos y ocupaciones • Nombrar diferentes realidades: grupos en situación de exclusión • Uso de “diagonales y paréntesis” • Signos no lingüísticos

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Bibliografía Anexo

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64 65 65 67 77

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

E

Lo que no se nombra no existe

l lenguaje es el instrumento básico de la relación humana y no existe de manera individual, pues en la interacción humana se conforman símbolos y significados que se comparten.

El lenguaje se asume como un hecho natural y neutro porque se nace en una realidad instituida con prácticas culturales que se incorporan; sin embargo, no es estático sino que está en constante movimiento y a la vez se reconstruye, modifica y enriquece en las relaciones interpersonales y la percepción de la realidad. Al modificar el lenguaje, éste se convierte en un valioso instrumento de cambio. Al cambiar el uso del lenguaje, es posible transformar la concepción de la realidad y en consecuencia impactar en la construcción de relaciones humanas equitativas. Con el lenguaje es posible comunicar, nombrar la realidad, construir y co-construirse; con el lenguaje incluyente se nombra lo femenino, es inclusivo para los grupos que “no importan”, se evita la discriminación y exclusión social. La presente guía tiene como propósito incorporar la perspectiva de género a través del lenguaje incluyente en la comunicación científica, técnica y administrativa que aborda el consumo de drogas para lo cual es necesario revisar la función social y las características del lenguaje que sustenta y reproduce en el discurso la desigualdad social entre mujeres y hombres. No es suficiente con agregar a los textos “a, las y los”, que pueden implicar falsos duales al sobrevalorar a un sexo sobre otro. Tampoco se trata de hablar sólo de mujeres o de crear una sección específica para ellas, ni se intenta construir un discurso aislado o trivializado. La finalidad es analizar que los procesos de comunicación que utilizan lenguaje verbal, escrito o gráfico androcentrista o sexista sostiene y reproduce la exclusión y la desigualdad de género. Por lo que se apuesta a la transformación en el lenguaje, lo cual es asunto de mujeres y hombres. Se abordan dos componentes: El contenido del texto e imagen y la gramática.

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1. Contenido del texto e imagen:

Nombrar en femenino cuando se hable de la realidad de las mujeres

Evitar nombrar en masculino cuando se refiera a las mujeres

Tomar en cuenta las necesidades específicas de las mujeres y los diversos grupos humanos

Evitar juicios parciales o lecturas generalizadas

Considerar la diversidad humana

Evitar la reproducción de estereotipos de género y discriminación

Para facilitar que el contenido de un texto sea incluyente se propone reflexionar y analizarlo apoyándose de los siguientes elementos: androcentrismo, ginopia, sobregeneralización y sobreespecificación, estereotipos, dicotomía sexual, doble parámetro y familismo. 8

2. Gramática. Para nombrar explícitamente a mujeres y hombres se deben utilizar todos los recursos que ofrece la lengua castellana, para lo cual se pueden consultar las alternativas gramaticales que se proponen en esta guía.

Antecedente histórico La primer omisión grave en el lenguaje que se realizó en la historia moderna fue en 1789 con la Declaración de los Derechos del Hombre, (que literalmente era del hombre, y no de todos los hombres) hecha pública durante la Revolución Francesa. El espíritu original era plasmar el principio de libertad, lo que marcó el fin de la esclavitud; la igualdad, en términos del derecho a la protección de lo que se empezó a configurar como el Estado, y la solidaridad, necesaria en la construcción del devenir humano. En 1791 Olympe de Gouges, dramaturga e intelectual de la época, cuestionó que no estuvieran incluidas las mujeres en ese documento, por lo que replanteó el escrito: “Declaración de los Derechos del Hombre y de la Mujer”, bajo el ar-

gumento de que ellas habían luchado tanto como los hombres en la revolución y era injusto que fueran omitidas, hecho que le costó la vida en la guillotina en 1793. Sin embargo, los derechos del hombre no aplicaban a todas las personas, de hecho sólo fueron concebidos para los hombres sajones y con mayor poder. Ya en 1776, cuando Thomas Jefferson escribió All men are created equal (todos los hombres son iguales), se refería sin duda, a los hombres y no a todos, pues a las mujeres ni las mencionó; es decir, esta omisión significaba que las mujeres no eran consideradas en igualdad respecto a los hombres, ni eran consideradas ciudadanas. ¿O ese día estaba ahorrando tinta como actualmente se argumenta? En 1848 Elizabeth Cady Stanton, inició un movimiento sufragista en Estados Unidos con su “Declaración de sentimientos” o “Declaración de Séneca Falls”, llamado “Gastando tinta”, en el que proclamó That all men and women are created equal (todos los hombres y las mujeres son iguales) y propuso una resolución que exigía el derecho al voto para la mujer y para ser votadas. Más tarde, otros hombres también se dieron cuenta que tampoco se les incluía a otros grupos, como es el caso de indígenas, homosexuales y más recientemente migrantes. Elizabeth fue tachada de subversiva radical y le aconsejaron que no fuera tan susceptible, que era mejor omitir un par de palabras, ya entonces se argumentaba que había que hacer economía del lenguaje para no gastar tinta, ni palabras en vano. En una investigación realizada por la periodista Sara Lovera (2012) se encontró que en la Edad Media el lenguaje en masculino no se consideraba suficiente para dirigirse a hombres y mujeres en los discursos pregonados en las plazas públicas. Se decía iceux et icelles (aquellos y aquellas) así como tuit et toutes (todos y todas). Se podía decir mairesse (alcaldesa) en el siglo XIII; commandante en chef (comandanta) e inventeuse (inventora) en el siglo XV; lieutenante (tenienta) en el siglo XVI y chirurgienne (cirujana) en 1759.

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El rastreo histórico de Lovera concluye que la jerarquía que hoy se discute por el uso del género masculino para designar a las personas de ambos sexos se remonta al siglo XVII, cuando en 1647, el gramático francés Vaugelas declaró que “la forma masculina tiene preponderancia sobre la femenina, por ser más noble”. Es decir, la elección del masculino, recomendada por este gramático ni era una decisión neutral ni pretendía serlo. Simplemente representaba la concepción del significado e implicaciones de ser mujer y ser hombre para la época. Por lo tanto, las palabras sí importan y no se reducen a la forma gramatical, sino que encierran ideologías y representaciones sociales.

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I. OBJETIVOS

I. Objetivos

Objetivo general: • Incorporar la perspectiva de género a través del lenguaje incluyente en la comunicación científica, técnica y administrativa que aborda el consumo de drogas en CIJ. Objetivos específicos: • Proporcionar elementos para el análisis de los contenidos de un texto e imagen a fin de que se eliminen los usos androcéntricos y sexistas. • Brindar alternativas gramaticales para el uso del lenguaje incluyente.

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CAPÍTULO I. LA IGUALDAD DE GÉNERO EN EL LENGUAJE INCLUYENTE

Capítulo I. La igualdad de género en el lenguaje incluyente “…ciertamente todavía queda camino por recorrer, entre otras cosas porque somos personas en proceso y el cambio cultural requiere tiempo, pero es lo único permanente en nuestra existencia y en ese caminar el lenguaje nos acompaña, la palabra crea, el discurso moldea, pero cada quien elige, siempre elegimos, y cuando no lo hacemos, también estamos eligiendo”.

U

Ana María Fernández Poncela

na de las tareas que se desarrollan con fuerza en la última década es trasladar las teorías de género que señalan la desigualdad que viven las mujeres respecto a los hombres en todos los ámbitos de la sociedad. La Primer Conferencia Internacional de las Mujeres celebrada en México en 1975, fue el escenario donde se habló por primera vez de la violencia en el lenguaje, de entonces a la fecha diversos instrumentos de derechos humanos incorporaron el tema en sus artículos (ver Anexo1). De manera más contundente, la Plataforma de Beijing de 1995, marcó la agenda de los derechos de las mujeres, de la que surgió la metodología de transversalización de género, para eliminar la desigualdad entre hombres y mujeres; en ella se señala que una estrategia medular es la erradicación del lenguaje sexista. La transversalización de la perspectiva de género significa valorar las implicaciones de cualquier acción hacia las mujeres y los hombres de acuerdo con su condición de vida, se trate de legislación, políticas públicas, programas, proyectos, actividades administrativas, económicas, culturales, de salud y de cualquier otra índole en las instituciones públicas y privadas (CNEySR, 2010). Según esa valoración se diseñan las estrategias para corregir las desigualdades. Uno de los elementos fundamentales para construir igualdad de género es incidir en la transformación del lenguaje, que tiene una larga trayectoria androcéntrica, es decir, que se circunscribe y construye en torno a la mirada masculina. Resulta pertinente hacer una breve revisión de los elementos que sustentan el proceso de transversalización del género: igualdad, no discriminación y equidad.

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Igualdad Equidad

No discriminación

Elementos para la transversalización de género 18

Principio de igualdad La igualdad es un valor, un principio jurídico y político que norma las relaciones sociales entre la ciudadanía y el Estado. Implica reconocer que todas las personas que viven en un país son portadoras de derechos e igualmente libres y dignas frente al Estado, quien tiene la obligación de garantizarles el acceso, el ejercicio y el disfrute pleno de todos los derechos que marca la Constitución Mexicana y los Tratados de Derechos Humanos que México tiene firmados ante la comunidad internacional. Dado el carácter de principio, la igualdad se construye, no se da por decreto. Por lo tanto, el Estado como primer garante de los derechos humanos debe impulsar y hacer todas las acciones necesarias para construir igualdad, y una de las líneas estratégicas es promover un lenguaje incluyente, que elimine términos androcéntricos y sexistas. Asimismo, en la consideración de que no existe una igualdad real, pues aún hay desigualdades entre la población no sólo por el género, sino también pro-

ducto de otras relaciones sociales, como clase social, edad, orientación sexual, origen étnico o raza, religión y por discapacidad, entre otras, se ha desarrollado el enfoque de la igualdad sustantiva, que considera la diversidad humana y las diferentes circunstancias de vida de las personas para poder acceder y disfrutar plenamente de los derechos. Para construir igualdad se recurre a las acciones afirmativas, que son medidas temporales para favorecer a las personas o colectivos con mayor exclusión social. Esa es la razón por la que desde hace una década se desarrollan guías sobre el proceso de transversalización de la perspectiva de género, con el objetivo de identificar los elementos del género para evitar cualquier tipo de discriminación que genere desigualdad. Uno de los indicadores centrales en dicho proceso es fomentar el uso del lenguaje incluyente. Una idea falsa de la igualdad es cuando se toma como sinónimo de: identidad, uniformidad, imparcialidad, neutralidad, homogeneidad porque se invisibilizan las situaciones diferenciadas de las mujeres y los hombres; y evita el reconocimiento de la diversidad humana. Reyes Zúñiga (2010) menciona cuatro elementos importantes a considerar respecto a la diferencia: La diferencia a las diferencias: se ignoran las desigualdades; al hacerlo, las relaciones sociales quedan sujetas al poder o fuerza que cada persona tenga. Diferenciación de las diferencias: las diferencias se anulan, algunas identidades son valoradas y legitimadas socialmente por ciertas características y a otras se les considera menos valiosas. Uniformar las diferencias: es cuando se construye un tipo de identidad como “normal” y sólo tienen derechos quienes se asemejan a las características de lo considerado normal. Valoración de las diferencias: se reconoce cada una y se le da la protección necesaria para que todas las personas estén en igualdad. Sin embargo, la valoración de las diferencias reconoce la diversidad de mujeres y hombres con problemas de consumo de sustancias psicoactivas, con patrones de consumo marcados por el género (motivaciones, drogas preferidas, drogas de impacto, dosis y frecuencias) y, por lo tanto, requieren de intervenciones diferenciadas que eliminen la discriminación que genera desigualdad, tal es el caso del trabajo de CIJ.

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Cabe mencionar que la igualdad se confunde o se usa como sinónimo de equidad, esto es un error, la equidad es el camino a la igualdad. Eliminar la discriminación es una condición para lograr la igualdad a través de acciones afirmativas. Alda Facio (1992) Ni lo masculino ni lo femenino debe ser el parámetro de la humanidad, pues “Todas las personas valemos como seres humanos igualmente plenos, somos diferentes y también tenemos semejanzas” y “Todas las formas de discriminación y opresión son denigrantes, pues, descansan las unas en las otras y se nutren mutuamente.”

Principio de no discriminación

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De acuerdo con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, discriminar es: toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas. También se entenderá como discriminación la xenofobia y el antisemitismo en cualquiera de sus manifestaciones. Con la discriminación se niega el ejercicio pleno e igualitario de las libertades, derechos y oportunidades fundamentales; se pone en desventaja a las personas para desarrollar sus potencialidades y una vida digna. Y no es un tema secundario, es un tema de trascendencia ética y política, porque la discriminación, asociada a estereotipos, prejuicios, creencias e intolerancia, produce violencia (Hanna Arendt, 1955, 2008). La discriminación puede ser por acción u omisión, tanto en los escenarios de lo público como en el espacio privado. Se discrimina por acción cuando se niega o dificulta abiertamente un servicio de atención argumentando que la apariencia o las prácticas de las personas trastocan el ambiente social. Por ejemplo, las

niñas que viven en la calle, consumen alguna droga y embarazadas, encuentran dificultades para ser atendidas en el sector salud, donde reciben maltrato y reproches. Otro ejemplo, es cuando a un hombre se le niega el servicio de salud por ser portador de VIH. Un ejemplo de discriminación por omisión es cuando las mujeres encuentran dificultades para adherirse a un tratamiento clínico al no considerar sus intereses, porque se asume que son los mismos que los de los hombres. La Convención sobre todas las formas de eliminación de la discriminación contra la mujer (CEDAW), adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979, define que: “La discriminación contra la mujer denotará distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.” Aun cuando una ley o política pública no tenga la intención de discriminar; y si el resultado es discriminatorio, se tiene que revisar dónde está el sesgo de género (Alda Facio, 1992). Con esta definición queda claro que la discriminación contra la mujer puede ser por intención (por objeto), o sin intención, pero el resultado sigue siendo menoscabar o anular el ejercicio de los derechos de la mujer. La eliminación de la discriminación en la atención del consumo de sustancias requiere: • La identificación de los intereses específicos y estratégicos de las mujeres y de los hombres. • Reconocer que la humanidad está representada por ambos géneros. • Reconocer que la igualdad de género radica en el goce pleno de los derechos humanos y que no hay categorías entre las personas. • Como resultado se aspira a la igualdad de género.

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Principio de equidad La equidad es un elemento integrador de la igualdad, tiene un carácter operacional para construir igualdad. De acuerdo con Pérez y Reyes (2008) se establece que es posible alcanzar la igualdad a partir del reconocimiento de las diferencias y mediante acciones concretas. Asimismo, requiere de acciones positivas o afirmativas en la atención dotando de infraestructura y servicios que cubran los intereses diferenciados de los géneros. Por lo tanto, para construir igualdad de género es necesario eliminar cualquier tipo de discriminación a través de acciones de equidad.

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CAPÍTULO II. LENGUAJE INCLUYENTE EN LA COMUNICACIÓN

Capítulo II. Lenguaje incluyente en la comunicación

E

n CIJ se tiene presente la importancia de incorporar la perspectiva de género, por ello se promueve la consideración del lenguaje incluyente para lograr una comunicación que promueva la igualdad de género y la no discriminación mediante el uso del lenguaje no sexista y de imágenes y símbolos que fomenten la igualdad entre mujeres y hombres, tanto al interior como al exterior de las dependencias–entidad (PCI, 2009). Por lo tanto se requiere reaprender a comunicar con el discurso, texto e imágenes evitando la discriminación y exclusión. Esta práctica debe ser un elemento transversal que tenga influencia directa tanto en la producción científica y normativa (artículos de investigación, programas de intervención preventiva y de tratamiento-rehabilitación, libros, manuales, guías técnicas y material promocional), así como en la comunicación administrativa cotidiana (circulares, oficios, convocatorias, etcétera)

1. El lenguaje es relacional Se asume como un hecho natural y neutro porque se nace en una realidad instituida con prácticas culturales que lo incorporan a través de la interacción humana; sin embargo, éste se construye, modifica y enriquece en la relación con los demás. Esto quiere decir que el lenguaje no existe de manera individual, su característica inherente a la condición humana es que su origen y permanencia es siempre relacional y se instituye en lo colectivo. Desde la infancia se adquieren habilidades y competencias, entre ellas el lenguaje. Las habilidades lingüísticas, al igual que las competencias sociales, se adquieren en la práctica, a través de un proceso de aprendizaje y socialización, en las normas discursivas del grupo en el que el sujeto es producido” Bourdieu (Alonso, Enrique) y esas normas discursivas se inscriben en un mundo que milenariamente ha valorado lo masculino sobre lo femenino y se comparte por generaciones a través del lenguaje; que es el instrumento principal de interacción humana. Desde esta lógica, el mundo se nombra en masculino, lo que implica que el lenguaje sostiene esta jerarquía y legitima la desigualdad, naturaliza la exclusión y participa en la reproducción del orden social” (Alonso). Por ello, es indispen-

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sable transformar ese aprendizaje verbal y optar por un lenguaje incluyente que permita y favorezca los principios de no discriminación y equidad.

2. El lenguaje es un producto social e histórico Como producto social, el lenguaje responde a la ideología de una sociedad y es un claro reflejo de la misma, por lo tanto no es estático, sino que se transforma según los cambios en la sociedad; esto implica una constante reconstrucción que requiere palabras nuevas para expresar. De acuerdo con Porras y Molina, las palabras nombran, el lenguaje rige los imaginarios individuales y sociales, son la envoltura del pensamiento y otorgan a las situaciones sus significados más específicos. Cualquier forma de nombrar o clasificar no es mera ocurrencia o arbitrariedad sino que responde a una forma de concebir la realidad. Las palabras al nombrar visibilizan, dan existencia, y al omitir ocultan realidades.

3. El lenguaje es un instrumento de cambio 26

El pensamiento es lenguaje, que a la vez crea conciencia, cultura, ideología y modifica las mentalidades. Al cambiar la forma de hablar, se modifica la forma de pensar y actuar de las personas, es decir, de la sociedad. El lenguaje entonces puede ser adaptable y modificable y debe contribuir a las transformaciones sociales que aspiran a un mundo más justo e igualitario. En tal sentido el lenguaje se transforma en instrumento de cambio. En realidad las transformaciones del lenguaje son inevitables, pues son parte de la historia de la humanidad; constantemente se dejan de usar palabras, porque dejaron de tener sentido y a la vez se inventan o se reconstruyen otras para nombrar la cotidianidad. El Siglo XX cobró un rostro profundamente transformador en la vida cotidiana de las personas a partir de los avances en la ciudadanía de las mujeres: se logró el acceso a la educación, se gestaron las condiciones para entrar al ámbito laboral, se está en el camino de lograr mayor autonomía para decidir sobre el propio cuerpo y por lo tanto sobre la propia vida, por mencionar algunos avances. Por lo tanto, hacen falta palabras y formas alternativas para nombrar los nuevos roles y funciones que las mujeres desempeñan y acostumbrarnos a nombrar a las doctoras, las taxistas, las abogadas, las ingenieras, las empresarias, las automovilistas, las conductoras de medios de comunicación, las comerciantes y las científicas, entre otras.

Pero también hace falta eliminar palabras que humillan que lastiman, que degradan, algunas de ellas representadas en los falsos duales, como zorro: héroe; zorra: prostituta; aventurero: osado, valiente, arriesgado; aventurera: prostituta. Las palabras en los discursos tienen cargas valorativas y conllevan una intención. La resistencia a esos cambios muchas veces se debe a la fuerza de la costumbre, pero también a las pautas culturales e ideológicas del género, que expresa a través de los sistemas de creencias que sobrevaloran al hombre universal. Esa fuerza vital tiene el lenguaje, no son sólo palabras construidas gramaticalmente, sino constituyen en sí mismas: los imaginarios, las representaciones, las ideologías, las emociones, las conductas y las relaciones de poder asimétricas entre mujeres y hombres. “La producción e interpretación de los discursos está estrechamente vinculada a su contexto histórico y sociopolítico. Aquí entra en juego lo apropiado y correcto según la normativa lingüística como principal freno a los cambios. Lo apropiado no deja de ser una convención que no es ajena a los discursos y categorías ideológicas hegemónicas, criticables por varios motivos: asumir una homogeneidad cultural en el habla que no se le presupone a otros ámbitos de la experiencia social; excluir cualquier uso conscientemente disruptivo de la lengua; obviar que lo supuestamente inapropiado puede ser enormemente pertinente, o la única alternativa posible para expresar determinados sentidos.” (REDLAC, 2012).

4. Lenguaje con usos androcéntricos El lenguaje no es androcéntrico ni sexista en sí mismo, sino los usos que se hacen de ellos, producto de la ideología y de un orden social. El lenguaje androcéntrico es cuando los sustantivos en español son utilizados con el género gramatical masculino como universal para referirse a la totalidad de las personas, con lo que se refuerza “el todo” con los hombres (Conapred, 2009). El androcentrismo considera a la perspectiva masculina única y universal, porque sólo tiene en cuenta las experiencias de los hombres, y excluye a las mujeres; se sobrevalora lo masculino y se infravalora lo femenino (Gari, 2006). La perspectiva androcéntrica está en todas partes: en la historia, ciencia, cultura, medios de comunicación, políticas públicas, leyes, escuela, religión, etc. Se tiene la visión y parámetro de lo masculino y mujeres y hombres piensan androcéntricamente. El androcentrismo sustenta y justifica que el hombre represente lo genéricamente humano mientras que la mujer es el “otro”.

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Parafraseando a Alda Facio (1992) frecuentemente los estudios e investigaciones explicitan que el objeto de estudio fueron ambos sexos y que se trató con neutralidad; sin embargo, es fácil detectar que tanto en lo gramático como a través del análisis de los contenidos se transparenta la perspectiva masculina como parámetro. Para la antropóloga Lagarde (citado de PNUD, 2011) el hombre universal no es una construcción lingüística sino filosófica y política, con la que subsume todos sus contenidos de especificidad humana. Se construye en la historia, las mitologías, las religiones, a través de las políticas de dominio y sus ideologías cotidianas. A través del lenguaje es común encontrar la mayor valoración social y prestigio a las actividades realizadas por los varones en el espacio público. Por el contrario, las actividades del espacio privado son actividades femeninas y menos valoradas. La filósofa Amorós (1994) refiere que la diferenciación en el reconocimiento de las acciones en los espacios públicos y privados está relacionado íntimamente con lo que conoce como poder, el cual constituye el patrimonio del genérico de los varones frente a las mujeres. 28

El lenguaje que se expresa con el masculino universal no es suficiente para describir la realidad de las personas, no alcanza para describir la diversidad humana; por ello, es necesario nombrarla.

5. Lenguaje con uso sexista Son todas aquellas expresiones de la comunicación humana que invisibilizan a las mujeres, las subordinan, las humillan y estereotipan (Conapred, 2009). El lenguaje sexista es el extremo del androcéntrico. Ambos comparten la asimetría en las relaciones entre los géneros: las mujeres subordinadas frente a los hombres; también minimizan sus logros, se presentan con estereotipos sexistas, pero el grado extremo es la cosificación o la violencia.

Según Gari (2006) “la ideología sexista asigna valores, capacidades y roles diferentes a hombres y mujeres exclusivamente, en función de su sexo, estereotipando, generalizando e incluso desvalorizando lo que hacen las mujeres frente a lo que hacen los hombres”. El sexismo concibe y categoriza a las mujeres a lo largo de su ciclo de vida como seres inferiores y débiles, por lo que sistemáticamente son discriminadas material y simbólicamente a través del lenguaje, ya sea por sus actividades, características o pensamientos, entre otros dispositivos de la sociedad. Por ejemplo, en expresiones como: “Lorena no me gusta para mi hijo porque ya está muy ‘vividita’”. Las palabras también tienen diferentes significados dependiendo del sexo de la persona como: Atrevido Osado, valiente.


Vs

Atrevida Insolente, mal educada.

Soltero Codiciado, inteligente, hábil.

Vs

Soltera Quedada, lenta, se le fue el tren.

Dios Creador del universo y cuya divinidad se transmitió a su hijo varón por la línea paterna.

Vs

Diosa Ser mitológico de culturas supersticiosas, obsoletas y olvidadas.

Hombre público Hombre famoso, exitoso, político

Vs

Mujer pública Prostituta, de la calle.

El sexismo funciona también como un dispositivo de vigilancia al desvalorizar a los sexos que no cumplen con la normativa social, es decir, que se disocian de la expectativa social de su género. Hay sanciones con expresiones sexistas y homófobas usualmente dirigidas a los hombres para retarles a demostrar y reafirmarse como varones, en frases como: ¡vieja el último!

6.- Lenguaje incluyente El lenguaje incluyente está pensado para:

Visibilizar

Nombrar

Valorar

Reconocer la diversidad humana

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El lenguaje incluyente da la palabra, permite la voz de todas las personas; elimina el silencio y el uso de estereotipos de género o de cualquier otra índole; asimismo reconoce y nombra la diversidad humana. Esta propuesta no excluye, por el contrario, circunscribe a las mujeres de todas las edades, considerándolas sujetos sociales. Contribuye a las transformaciones sociales que aspiran a un mundo con justicia social y con las mismas oportunidades para las personas. De acuerdo con Lagarde (1999) el lenguaje es parte de una estética política nueva que es necesario crear e inventar. La estética es el conjunto de estilos, lenguajes y formas a través de las cuales nos comunicamos, hacemos, accedemos, luchamos, avanzamos, regresamos, todo lo que tenemos que hacer. La estética está ligada fundamentalmente a lenguajes, tenemos que desmontar los lenguajes masculinizantes y tradicionales con sesgos de género1. López y Mendizábal (citado por Beatriz Moral, 2008) señala que las líneas generales que permiten incluir a las mujeres de una manera más igualitaria en el discurso oral, escrito y visual son: • Representar tanto a mujeres como a hombres en toda su diversidad: en cualquier edad, nivel sociocultural, estética, procedencia geográfica y étnica, con discapacidad, etc.

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• Evitar los estereotipos asociados a lo que se considera feminidad y masculinidad, y mostrar las capacidades humanas sin atribuirlas a un solo sexo. • Usar las profesiones en femenino. • Insertar información sobre las mujeres: opiniones, necesidades, datos sobre su presencia. • Asegurar el equilibrio en la aparición de hombres y mujeres en los testimonios escritos o hablados, así como en las representaciones visuales. (Que el equilibrio responda no al número en proporción de mujeres y hombres, sino que las mujeres también aparezcan como protagonistas en diferentes ámbitos del espacio público). En síntesis, el lenguaje incluyente o no sexista es un instrumento de cambio porque al reconocer la realidad de las mujeres, contribuye a la transformación de la concepción del mundo. _____________________ Dolores Ariño (2011) define el sesgo de género como: “el planteamiento erróneo de la igualdad o de diferencias entre hombres y mujeres, en cuanto a su naturaleza, a sus comportamientos o a sus razonamientos, el cual puede generar una conducta desigual (…) siendo esta conducta discriminatoria para un sexo respecto al otro”. 1

El lenguaje publicitario es otro elemento importante en donde el lenguaje incluyente debe ser un elemento fundamental; en ocasiones en las campañas publicitarias se utiliza el humor como un recurso que puede estar en textos e imágenes, según Bernárdez, (2001): “el humor y la risa valen para tantas cosas: para amar, repudiar, castigar, ensalzar, adorar y despreciar. Cuando nos reímos, hacemos chistes, parodiamos, construimos textos de cultura, textos que no son un simple reflejo de lo que somos sino que son lo que somos, porque todo texto es performativo, fabrica realidades, y en definitiva, edifica líneas de demarcación simbólica de lo social: crea límites entre lo permitido y lo prohibido, lo excluido y lo integrado, lo correcto y lo incorrecto. Tal vez por eso reírse sea una de las formas más patentes de comunicación, forma evidente, pero no sencilla”. Y no es sencillo porque al recurrir a lo gracioso se puede utilizar el humor benigno que proporciona placer, distensión y es inofensivo, o también el humor discriminatorio el cual denigra y humilla, se utiliza como recurso de lo cómico (puesto en un grupo, institución, o creencia) para hacer escarnio de lo no aceptado socialmente, profundiza las diferencias con relación a quienes representan la norma (Fernández, Ana Ma., 2012). El reto al usar este recurso es no denigrar, no hacer distinciones negativas o exclusiones, ni hacer uso de expresiones peyorativas. Esto significa evitar destacar alguna característica o defecto de las personas.

7.- Las imágenes también comunican “La imagen tiene el poder de convencer y decir con inmediatez” Porras y Molina

La violencia simbólica es la capacidad de imponer medios para comprender y adaptarse al mundo social a través del pensamiento de sentido común, que representa de modo encubierto el poder, acuerdos sociales asimétricos y el orden social imperante. Los mensajes visuales aluden al concepto de violencia simbólica de Pierre Bourdieu (Debón Hernández en Escrif 2013). Con imágenes y prácticas se trata de imponer una visión del mundo que se pretende legítima. Las imágenes son elementos que transmiten y refuerzan el sexismo, por lo que es importante evitar la invisibilización y discriminación de las mujeres en todo su ciclo de vida. Las imágenes también representan las formas de pensar, tienen un contenido simbólico matizado por la moral. Es conveniente que la elección de imágenes y

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colores en impresos, medios audiovisuales y electrónicos (web) sean producto de la reflexión y no del azar. Las imágenes no son una parte decorativa sino que representan contenido, es decir, aportan información, por eso son una excelente herramienta para la transformación de los modelos estereotipados, en la transmisión de conocimientos y actitudes favorables para construir igualdad de género. Con el lenguaje gráfico es posible visibilizar a las mujeres sin caer en estereotipos. Es indispensable que aparezcan en escenarios reconocidos y valorados socialmente con capacidad de liderazgo y participación en la política, los deportes, el arte, la literatura y los negocios, entre otros. Ghersa (citada en Porras y Molina) enuncia que “hay una especie de pacto silencioso entre quien protagoniza la imagen y quien retrata, por lo que es importante acercarse de modo cálido y respetuoso y es fundamental no revictimizar a las mujeres y tratarlas como objeto de nuestra foto”. Considera que es importante incluir otros enfoques de su imagen como su fuerza y vitalidad, para no colocarla como víctima permanente.

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Lagarde (1999) propone evitar la cosificación de las mujeres donde se muestran como objetos de adorno en periódicos, revistas, promocionales y todo tipo de publicaciones con imágenes que muestran sus cuerpos o fragmentos de éstos, así como la infantilización en publicaciones dirigidas a las mujeres, ilustradas con imágenes infantiles. Otras consideraciones: • Tener en cuenta el tamaño en el que aparecen las imágenes y las personas a fin de evitar que se vea una superior a otra. • En relación a los colores es importante no sobre utilizar el rosa para designar lo femenino y el azul para designar lo masculino. • Para un audiovisual, la música acompaña a la imagen, ésta resalta acciones y emociones. Es necesario tener presente qué tipo de musicalización se utiliza y las letras de las canciones para no caer en discriminaciones. Asimismo, las ilustraciones, fotografías y cualquier tipo de imágenes deben ser acordes al texto que le acompaña. La imagen puede contener lenguaje incluyente pero los textos que acompañan pueden ser androcéntricos o sexistas. En síntesis: Las imágenes son contenidos, reflejo y lectura de la realidad pero, también tienen un papel importante para mostrar aquello a lo que aspira-

CAPÍTULO III. ELEMENTOS BÁSICOS PARA FACILITAR EL LENGUAJE INCLUYENTE EN TEXTOS E IMÁGENES

mos como sociedad y que requiere de un proceso de cambio.

Capítulo III. Elementos básicos para facilitar el lenguaje incluyente en textos e imágenes “…una vez terminado el ´carnaval teórico´, podremos serenarnos e incluso reafirmarnos para recordar que el significante no vuela indefinidamente hacia el abismo de la ausencia del significado y que, después de todo, existe un referente: el mundo real”.

P

Teresa de Laurentis

ara que el lenguaje sea incluyente requiere del análisis del texto puesto que no basta con cambiar la “o” por la “a” o los artículos “las y los”. Es necesario nombrar a las mujeres y niñas así como a los grupos en exclusión social. Por tanto, es indispensable el análisis del contenido para que no se discrimine, excluya, distinga, ni reproduzca las desigualdades.

¿Cómo identificar que el contenido de un texto o imagen tiene un lenguaje con usos androcéntricos y sexistas y qué hacer para manejar el lenguaje incluyente? Para el análisis del contenido sexista de un texto e imagen la abogada Alda Facio (1992) retoma a Margrit Eichler, quien propone siete claves en género que se desprenden de la visión androcéntrica, aunque puede haber más, ya sea por la insensibilidad al género empezando por el: androcentrismo, ginopia, sobregeneralización y sobreespecificación o por el “deber ser” de cada sexo, estereotipos, dicotonomía sexual, doble parámetro y familismo. Androcentrismo Ginopia Sobre-generalización y sobre-especificación Estereotipos Doble parámetro Dicotonomía sexual Familismo

Elementos básicos que identifican el lenguaje con usos androcéntricos y sexistas.

La lente de género en el lenguaje devela que aquello que no se nombra no existe. Por ello, para nombrar las realidades se proponen revisar los elementos básicos que identifican los usos androcéntricos y sexistas y hacer cambios en el lenguaje para que éste sea incluyente.

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1. Androcentrismo El androcentrismo es la visión del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista masculino (DRAE, 2001). Según Facio, Alda (1992) el androcentrismo “se da cuando un estudio, análisis o investigación se enfoca desde la perspectiva masculina únicamente presentando la experiencia masculina como central a la experiencia humana y por ende la única relevante, haciéndose el estudio de la población femenina, cuando se hace, únicamente en relación a las necesidades, experiencias o preocupaciones del sexo dominante masculino. Dos formas extremas son la misoginia y la ginopia”

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Efectos del androcentrismo en el lenguaje

Presenta al varón y a lo masculino como el ser humano en general (oculta a las mujeres y a lo femenino).

Establece una perspectiva que excluye a las mujeres y a lo femenino.

Distingue al varón y a lo masculino como el ser humano universal (presupone a las mujeres la consideración de lo particular).

Establece una jerarquía que inferioriza a las mujeres y a lo femenino.

Tomado de la Guía de buenas prácticas para el uso de un lenguaje no sexista en la Negociación colectiva.

Beatriz Moral señala las consecuencias del lenguaje con usos androcéntricos (2008): • Genera confusión, ambigüedad y carece de exactitud en los plurales, porque no se sabe si se trata de un grupo mixto, masculino o, incluso, de que sólo una de las personas sea varón o ninguna. • Considera irrelevante la presencia y participación de las mujeres y el protagonismo de ellas. • Jerarquiza los sexos, pues no acepta como válida la inversión de la regla por la cual un colectivo mixto podría nombrarse en femenino. • Sustituye la experiencia femenina por la masculina. • Obstaculiza la identificación de las mujeres y el reconocimiento de sus experiencias como colectivas. • Sobrevalora a los hombres ya que presenta a estos como únicos sujetos de acción y de referencia, y a las mujeres como dependientes y subordinadas.

• Cualquier masculino (presuntamente universal) crea en nuestra mente imágenes masculinas. Para comprender lo anterior son importantes los siguientes ejemplos. En la vida cotidiana: Una profesora le indica al grupo que ¡salgan todos al recreo! Por supuesto, salen niñas y niños; pero si la indicación es ¡salgan todas a recreo! Las niñas salen y los niños permanecen en su lugar. • La palabra “todos” se utiliza como neutral o universal porque se cree que de este modo se incluyen a las niñas y niños; sin embargo, en el estricto significado, la palabra “todos” se refiere sólo a lo masculino. • Al indicar que salgan las niñas no se incluyen los niños porque las construcciones sociales del ser hombre es definirse negando ser o tener comportamientos femeninos. Se propone que para aplicar el lenguaje incluyente se mencione: ¡Salgan niñas y niños al recreo! o ¡Ya pueden salir al recreo! En el quehacer institucional se aborda el problema del consumo de sustancias adictivas en mujeres y hombres, siendo claro que los patrones de uso son diferenciales para cada sexo. El lenguaje con usos androcéntricos se observa cuando: • Se considera el consumo de drogas en mujeres, en hombres y en ambos géneros y se refiere solamente a los usuarios de drogas en general. El lenguaje incluyente propone en el primer caso, referirse a las consumidoras de drogas con sus particularidades y, en el segundo, referir a las personas que consumen drogas. Por tanto se puede concluir: • Nombrar lo masculino, es mencionar la realidad de los varones y no incluye a las mujeres. • El lenguaje incluyente nombra la realidad femenina y diferencia la realidad masculina de la femenina.

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2. Ginopia Significa no considerar a lo femenino ni a todo lo relativo a ello; implica la invisibilización de las mujeres en diferentes esferas de la sociedad (Facio, 1992). Ejemplo 1: “Se cuenta con un equipo de profesionistas de la salud para el tratamiento de las adicciones conformado por médicos, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y enfermeras, quienes a partir de diversos métodos y técnicas…”. En el caso de las profesiones de medicina, psiquiatría y psicología no se hace referencia a las mujeres, muy probablemente pueda ser porque históricamente el espacio público de las mismas está asignado a los hombres. Sin embargo, se hace mención de las enfermeras, reconociendo que esta profesión corresponde a las mujeres debido a que se asocia con el cuidado de los demás, y es asumido como el rol de género femenino. Con la propuesta de lenguaje incluyente el texto se modifica de la siguiente manera:

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“Se cuenta con un equipo de salud para el tratamiento de las adicciones conformados por profesionistas en medicina, psiquiatría, psicología, trabajo social y enfermería, quienes a partir de diversos métodos y técnicas…”. De esta manera se evita lo masculino para considerar que en las profesiones citadas puede haber mujeres y hombres. Alda Facio (1992) recomienda que en el intento de visibilizar a las mujeres no basta con marcar la diferencia entre hombres y mujeres, sino que se requiere un análisis de género. Ejemplo 2: En cuanto a los factores asociados a la demanda de tratamiento se observó que los usuarios de drogas acudieron principalmente por condicionamiento o recomendación familiar (45 por ciento) o por iniciativa propia (40 por ciento) y los hombres por condicionamiento legal o laboral. En las imágenes también se puede identificar ginopia.

El título de esta imagen es “La evolución del hombre”, representando a la humanidad como exclusiva de los varones; la imagen representa ginopia, es decir las mujeres no son vistas en la evolución de la humanidad. Las imágenes con cuerpos masculinos que representan a la humanidad invisibilizan a las mujeres, quienes conforman el 52 por ciento de la población. Imágenes con mujeres y hombres pero los textos que acompañan están escritos en masculino. Sugerencias para evitar la ginopia en textos e imágenes • • • •

Visibilizar el consumo de sustancias de las mujeres. Incluir la imagen de la mujer en el ámbito público. Diferencias en la investigación condiciones de mujeres y hombres Nombrar a las mujeres en el lenguaje haciendo uso de las alternativas gramaticales. • Al utilizar imágenes es necesario que aparezca de manera proporcional el número de mujeres y hombres y que las mujeres no aparezcan en planos de subordinación, sino también con papeles de liderazgo. 39

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3. Sobregeneralización y Sobreespecificación La sobregeneralización consiste en pluralizar a todas las personas lo que es válido para el prototipo de hombres, es decir, se utiliza el masculino para referirse a ambos sexos, puede identificarse en un estudio donde no se tiene claridad a qué sexo se refiere; mientras que la sobreespecificación presenta como determinado de un sexo, ciertas necesidades, actitudes e intereses que en realidad son de los dos géneros. La sobregeneralización se presenta cuando un estudio, análisis o investigación se enfoca sólo desde la perspectiva masculina, y se expone como central y referente a la experiencia humana, y en consecuencia como única y relevante (Camacho y cols. 1997). En la misma línea de reflexión Ruiz, y Verdú-Delgado (2004) refieren que “muchos estudios biomédicos como los ensayos clínicos han utilizado a los hombres como prototipos poblacionales e inferido los resultados en las mujeres. Esta tendencia parte de la presunción errónea de igualdad entre mujeres y hombres”.

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En realidad, lo que aplica para los hombres, no necesariamente aplica para las mujeres, ni viceversa. Por ejemplo, hasta hace unas décadas se trataba a las mujeres consumidoras de alcohol al igual que los hombres consumidores de alcohol, debido a la falta de estudios con mujeres porque se reconocía que el consumo de alcohol era un problema de los varones y los estudios se realizaban con varones. Al realizarse estudios clínicos con mujeres consumidoras de alcohol fue posible distinguir el daño biológico diferenciado debido a que su cuerpo tiene mayor grasa y menor cantidad de agua, lo que provoca que aunque se ingiera la misma cantidad de alcohol que los hombres, se produzca mayor efecto. La identificación de esta diferencia ha permitido abordajes diversificados para ambas poblaciones. ¿Cómo evitar la sobregeneralización? El primer nivel para evitar la sobregeneralización es desagregar los datos por sexo, lo cual permite identificar el comportamiento de mujeres y hombres en su adecuada dimensión: “El análisis separado por sexos ayuda a diferenciar lo específico de hombre y de mujeres, aspecto que se pone de manifiesto si se estudian conjuntamente. El análisis separado por grupos de edad es necesario para poner de manifiesto las diferencias a lo largo del ciclo vital entre mujeres y hombres”. Ruiz-Cantero citada por Ariño, Dolores (2011).

Reflexionar acerca de la sobregeneralización invita a realizar estudios que identifiquen los intereses específicos de las mujeres mexicanas en lo colectivo, pero también en la particularidad de los diversos grupos y personas, lo que implica reconocer otros aspectos de su situación de vida e identidad, como sus ingresos económicos, si son trabajadoras asalariadas, estudiantes, amas de casa, adolescentes, jóvenes, ancianas y nivel educativo. Cabe destacar que aunque se están generando experiencias de investigación que reconocen los intereses específicos de grupos sociales como por ejemplo, con migrantes o personas con discapacidad, que también se encuentran con problemas de uso de drogas, aún se requieren estudios que den cuenta de otros grupos como homosexuales, lesbianas, etc. con sus dinámicas y patrones de consumo. La falta de reconocimiento a la diversidad humana ha contribuido a la exclusión de grupos sociales que no encajan en lo que se acepta socialmente. Otra manifestación de la sobregeneralización se observa en los servicios de salud, por ejemplo los servicios hospitalarios son los mismos para mujeres y hombres aun cuando cada quien tiene necesidades específicas. Las funciones y roles del género se deben considerar para evitar los sesgos en los tiempos de demora y de espera desde los primeros síntomas hasta la atención sanitaria, los tipos de estrategias terapéuticas, la infraestructura de instalaciones hospitalarias, y el consumo y el gasto de medicamentos por sexos (Ruiz Cantero y Verdú-Delgado, 2004). Según Ruiz Cantero y Verdú-Delgado (2004) “la mayor prescripción y consumo de fármacos psicótropos en mujeres puede reflejar una mayor prevalencia de depresión y ansiedad en éstas, o que al manifestarlo induzcan prescripción más que a los hombres. Pero también es posible que los médicos atribuyan los síntomas físicos (o de presentación atípica) a factores psicológicos más fácilmente en las mujeres que en los hombres, o incluso tienden a prescribir fármacos para síntomas depresivos de baja intensidad a las mujeres más que a los hombres”. Prevalecen los tratamientos para la medicalización de los malestares emocionales de las mujeres; incluso anteriormente la histeria y la depresión se consideraron enfermedades exclusivamente femeninas. Hoy en día se reconoce que la depresión afecta de igual modo a los hombres, pero con expresiones o síntomas diferentes a los que se presentan en las mujeres. La sobregeneralización llevó a que los síntomas de las mujeres se aplicarán para los hombres; sin embargo mientras ellas lo hacen a través del llanto ellos lo hacen con el enojo.

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Ariño, Dolores (2011) menciona que en España, el diagnóstico de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica es a menudo emitido en hombres, debido a que históricamente son quienes consumen tabaco con mayor frecuencia. Se sobreespecifica y sobrediagnostica a los hombres y se excluye a las mujeres, lo que se puede llamar infradiagnóstico en las mujeres. Los motivos del inicio de consumo de drogas son diversos: por curiosidad, imitación, atenuar malestares emocionales, etcétera; sin embargo, se sobrespecifica cuando se asevera que las mujeres inician el uso de drogas a través de sus parejas con más frecuencia en relación a lo que sucede con los hombres. Esta afirmación se sobreespecífica en las mujeres, sin tomar en cuenta el tipo de sustancia usada en la primera ocasión. Al cuestionarse esta afirmación posiblemente corresponda a los estereotipos de mujer pasiva y dependiente de su pareja. La sobregeneralización en las imágenes: en esta ilustración tanto la figura humana como el texto refiere a los daños ocasionados por el consumo de alcohol en el cuerpo masculino. Considerar que esos daños afectan de la misma manera a las mujeres, es sobregeneralizar y negar el reconocimiento de diferencias orgánicas en el cuerpo femenino. 42

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Tomado de Fernández Cáceres, Carmen (compiladora) (2009) Los jóvenes y el alcohol en México. CIJ, A.C., México

Se sugiere mostrar imágenes con las particularidades de las mujeres y los hombres como se presenta en la siguiente infografía:

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Tomado de Fernández Cáceres, Carmen (compiladora) (2009) Los jóvenes y el alcohol en México. CIJ, A.C. México.

Tomado de Fernández Cáceres, Carmen (compiladora) (2009) Los jóvenes y el alcohol en México. CIJ, A.C. México.

Sugerencias para evitar la sobreespecificación en textos e imágenes • Evitar la patologización y medicalización de malestares emocionales de las mujeres. • Identificar los signos y síntomas diferenciados en la forma de enfermar de mujeres y hombres, ya que corresponden a la asociación de la construcción social del género, más que de la enfermedad. • Establecer las necesidades específicas de mujeres y hombres con problemas de consumo de sustancias. • Ilustrar la condición de la persona evitando que se reproduzca lo que socialmente está asignado y aceptado. Por ejemplo: se adjudica y sobreespecifica para las mujeres la afectividad, amor, debilidad, llanto, tristeza, ternura, cuando éstas emociones también pertenecen a los hombres.

4. Estereotipos de género Son patrones de comportamiento que se generalizan para cada sexo. Los estereotipos de género son el “deber ser” asignado por la sociedad y que limita el desarrollo y la libertad de las personas. El estereotipo de género se define como “aquellas ideas y creencias comúnmente aceptadas en la sociedad sobre cómo ser y comportarse hombres y mujeres (…) determinan aquello que es correcto e incorrecto” Del Almo (citado por Ariño, 2011). Ejemplos de estereotipos para hombres: • Una práctica frecuente en los varones que se apegan a los estereotipos de la masculinidad hegemónica y que les reafirma su identidad es el consumo de sustancias. En el caso de los hombres, el uso de drogas se asocia con la representación de su masculinidad y la preservación de estereotipos, éstas son construcciones socioculturales de la masculinidad hegemónica. • En los hombres, el estereotipo de la masculinidad hegemónica incide en que consuman sustancias como parte de su rol genérico, en su búsqueda de placer y diversión, su confirmación masculina, su transición de infancia a la adultez, como parte del ritual para convertirse en hombre, Del Moral Beatriz (2009). Ejemplos de estereotipos para las mujeres: • El estereotipo de la mujer tradicional profundiza la estigmatización de aquellas mujeres que consumen alguna sustancia adictiva, por lo que son rechazadas, su imagen es criticada, se aíslan y entre los costos sociales está el perder a su familia, pareja y redes sociales de apoyo. Son transgresoras y malas mujeres. Nuria Romo (2006) señala que “son mujeres clasificadas como desviadas al comportamiento de lo que debe ser lo femenino. • Se considera que en estado de ebriedad o intoxicación las mujeres pierden la decencia y son vistas físicamente como disponibles para los hombres, a quienes se les deslinda de la responsabilidad de sus actos cuando cometen un abuso sexual.

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Algunas sugerencias para evitar los estereotipos en textos e imágenes relacionadas con el tema del consumo de sustancias son:

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• Disminuir el uso de imágenes de mujeres en el espacio privado con el rol reproductivo como madre-esposa. • Evitar sobrevalorar la esbeltez en las mujeres o mostrarlas abnegadas, emocionales y débiles. • Mostrar por igual a mujeres y hombres. • Evitar estereotipos de personas de raza blanca, altas, cabello rubio, de clase alta, etc. porque no corresponde a las características de la población mexicana. • Mostrar a las mujeres en diversas actividades, valoradas socialmente con papeles protagónicos y de liderazgo. Así como evitar mostrarlas sólo en actividades de cuidado a otras personas o realizando quehaceres. • Mostrar hombres que realizan actividades que implican cuidado de las personas y trabajo doméstico, así como en oficios y profesiones que tradicionalmente se relacionan con mujeres, como: educadores, trabajadores sociales, enfermeros, cocineros y costureros. • Crear imágenes de los hombres realizando funciones de la paternidad como el cuidado, alimentación y crianza de las y los hijos.

5. Doble parámetro Se aplica cuando una misma conducta o situación es evaluada de distinta forma si la efectúa un hombre o una mujer; es decir, basados en el deber ser de una misma conducta, una situación idéntica o características humanas se valoran favorable para un género y desfavorable para el otro. Éste concepto remite a la doble moral.

Generalmente, el consumo de sustancias en los hombres tiene una aceptación social porque se concibe parte de la construcción de la masculinidad. Históricamente a los varones se les ha permitido el consumo como parte de las prácticas rituales mágico-religiosas. En cambio, la situación con las mujeres consumidoras de sustancias difiere, ya que reciben rechazo y estigma social debido a que no es una expectativa de su género. Las formas de consumo varían en mujeres adultas, jóvenes, hijos e hijas. En las adultas son consumos privados, es decir, se ocultan para evitar la sanción social, porque tienen temor de perder la patria potestad de sus hijos y a la separación de su pareja. Las jóvenes acuden a espacios de recreación con sus grupos de pares y es más frecuente que la socialización se acompañe del consumo de tabaco, alcohol u otra droga. Sánchez Pardo (2003) ejemplifica esta situación cuando dice que en la última década empiezan a coexistir dos ideas con relación al consumo de alcohol por parte de las mujeres: “la del rechazo cuando los consumos los realizan las mujeres adultas, por cuanto representan un claro desafío al rol tradicional femenino, y la de su aceptación, más o menos tácita, cuando los consumos son realizados por las adolescentes y las jóvenes, puesto que son percibidos como una expresión de una nueva cultura basada en la igualdad de género”.

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Este doble parámetro alienta el consumo de hombres y en ciertas edades en las mujeres, lo que dificulta el reconocimiento de las mujeres adultas con este problema. Según Castaños y cols. (2007): “la valoración social de las mujeres con problemas de consumo de sustancias comparada con los varones es negativa, generando un mayor estigma social hacia ellas al transgredir los comportamientos normativos asociados socialmente a las mujeres porque viven una mayor estigmatización social”.

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Algunas valoraciones frecuentes a eliminar en los textos sobre consumo de sustancias son las siguientes: • Los prejuicios y valoraciones morales en las personas que consumen sustancias, particularmente en las mujeres. • Evitar culpabilizar a las mujeres con roles de madre-esposa, mujer-madre con problemas del consumo de sustancias. • Considerar que las mujeres jóvenes tienen acceso a espacios públicos como discotecas, bares y otros donde socializan con sus pares (mujeres y hombres) e ingieren alcohol, y que esta libertad debe acompañarse de información sobre el efecto de las sustancias en los cuerpos biológicos. • Evitar la valoración positiva de conductas riesgosas de los hombres que consumen sustancias.

6. Dicotomía sexual Con la dicotomía sexual se concibe el mundo con dos posibilidades de ser en relación con las representaciones de los cuerpos sexuados, las cuales son siempre opuestas y con características excluyentes. Se trata a los sexos diametralmente opuestos y no se les reconocen sus necesidades, capacidades y oportunidades semejantes. Las diferencias dicotómicas se utilizan para justificar y legitimar las relaciones de poder asimétricas. Durante décadas, el consumo de drogas se consideró como un problema exclusivo de los hombres, ya que se creía normal y natural que bebieran alcohol y consumieran drogas. En el caso de las mujeres usuarias de sustancias adictivas se consideraba que eran “indecentes”; ya que la expectativa de una mujer recatada no era el consumo de drogas; sin embargo, esta visión no se ha erradicado totalmente. En CIJ se realizan investigaciones sobre consumo de drogas en mujeres con el objetivo de conocer los diferentes patrones de consumo para diseñar estrategias de género diferenciadas. Un hallazgo en el consumo de inhalables son los saborizantes que adicionan para que sea atractivo para las adolescentes. Desde la perspectiva de género las construcciones sociales de ser hombre y ser mujer son opuestas y excluyentes y, en ambos casos, tiene costos el cumplimiento del “deber ser”. En la salud se observa que hombres y mujeres se enferman y mueren de manera distinta. Los patrones de consumo de drogas, las motivaciones, tipo de sustancias, problemas asociados, etcétera, son diferentes para mujeres y hombres, lo cual implica que las intervenciones preventivas, tratamiento y rehabilitación deben atender las necesidades específicas de la condición y situación del género femenino y el masculino.

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Diferencias en mujeres y hombres que presentan consumo de sustancias y que ingresaron a tratamiento en CIJ (segundo semestre 2012)

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Mujeres

Hombres

La mayor proporción de mujeres se encuentran solteras o viudas.

Un mayor porcentaje de hombres cuenta con una relación de pareja.

Registran mayores niveles de escolaridad que los hombres.

Los hombres registran menores niveles de escolaridad que las mujeres.

Las mujeres se dedican a estudiar o a las labores del hogar.

Una mayor proporción de hombres trabaja o no cuenta con ocupación alguna.

Un porcentaje un poco menor de mujeres demanda tratamiento por consumo de drogas ilegales, no registrando diferencias por el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco en comparación con los hombres.

Los hombres más frecuentemente demandan tratamiento por drogas ilegales.

Hombres y mujeres acuden principalmente por recomendación familiar, las mujeres presentan porcentajes más altos en cuanto a acudir por iniciativa propia o por condicionamiento o recomendación escolar.

Hombres y mujeres acuden principalmente por recomendación familiar; los varones lo hacen por condicionamiento legal o laboral.

Las pacientes adoptan menos medidas o acciones contra el consumo de sustancias que los pacientes antes de solicitar tratamiento a CIJ.

Acuden a más medidas como el intento voluntario, juramento, acudir a grupos de autoayuda y a unidades de internamiento (anexos).

Presentan en mayor proporción problemas de salud, psicológicos y escolares.

Reportan más accidentes o lesiones así como problemas de tipo legal, laboral y de conducta antisocial.

En las mujeres es mayor el consumo de inhalables, depresores y metanfetaminas.

La proporción de hombres que inician el consumo de drogas con cannabis es mayor que en las mujeres.

Presentan patrones de consumo menos graves que los hombres.

Los hombres presentan más el tipo de consumo disfuncional que las mujeres.

Las drogas más utilizadas alguna vez en la vida por mujeres fueron alcohol, tabaco, cannabis e inhalables; también reportan mayor consumo de inhalables y benzodiacepinas que los hombres.

Las drogas más utilizadas alguna vez en la vida por hombres fueron alcohol, tabaco, cannabis e inhalables; los hombres reportan mayor consumo de cocaína y crack y heroína.

La cannabis es la droga que las mujeres reportan como la sustancia que les ha causado mayores problemas. Pese a que una de cada cinco mujeres refiere a los inhalables.

La cannabis es la droga que los hombres reportan como la sustancia que les ha causado mayores problemas.

Las mujeres tienden a combinar con menor frecuencia dos o más drogas (excluye tabaco).

Los hombres combinan con mayor frecuencia dos o más drogas que las mujeres (excluye tabaco).

Las proporciones de abuso de tabaco y alcohol tienden a ser similares entre los sexos, respecto a las drogas ilícitas las mujeres reportan menores episodios de abuso que los hombres.

Las proporciones de abuso de tabaco y alcohol tienden a ser similares entre los sexos. Los hombres reportan episodios de abuso de drogas ilícitas con mayor frecuencia que las mujeres.

La perspectiva de género devela que la construcción social de las personas requiere la reconstrucción de su identidad y en las relaciones entre hombres y mujeres, a fin de evitar la dicotomía sexual.

7. Familismo Según Camacho y cols. (1997) “familismo es la identificación de la mujer-persona con mujer-familia, o sea, hablar de las mujeres y relacionarlas siempre con la familia, como si su papel dentro del núcleo familiar fuera lo que determina su existencia y por ende sus necesidades y la forma en que se la toma en cuenta, se la estudia o se le analiza”. En la sociedad androcéntrica existe la tendencia a negar la individualidad de las mujeres, es usual que se incluyan con el genérico de la familia; que crea la idea de que el hogar es el espacio por excelencia para ellas, donde su principal función está relacionada con el cuidado de la familia y el trabajo doméstico. No se habla de las necesidades concretas de las mujeres, sino que su persona se diluye en el conjunto abstracto de la familia; sin embargo, familia y mujer no son sinónimos. El rasgo identitario asignado a las mujeres se asocia con la familia, con el cuidado de los demás, que puede ser la pareja, hijas e hijos, parientes o personas enfermas. El familismo remite a la limpieza de la casa, la preparación de los alimentos y con ello, la reproducción de la fuerza de trabajo, casi siempre asumida o adjudicada a la mujer. El trabajo doméstico y cuidado de las personas es visto como normal en las mujeres y nada valorado, limita las oportunidades de desarrollo de las mujeres. La pobreza agudiza la falta de oportunidades y el Estado no garantiza el ejercicio de los derechos. La sociedad patriarcal y androcéntrica dividió los espacios sociales, asignando a los hombres el espacio público y relegó a las mujeres al espacio privado a cargo de la familia con los roles de género: reproducción de la especie humana y la economía del cuidado. La palabra familia corresponde a un grupo social, mujer se refiere a la persona y ciudadana. Como el cuidado de la familia se asigna a las mujeres, las posiciones conservadoras argumentan el debilitamiento de la familia nuclear y la crisis familiar. Adjudican a las mujeres la responsabilidad de los problemas sociales como la drogadicción, la delincuencia y la violencia; las culpan de los malestares sociales y no reconocen que conforme a cambios sociales, económicos y demográficos las familias tienden a adaptarse y a tener cambios. Actualmente coexiste una diversidad de familias o grupos familiares con diversas formas de organización. Los grupos familiares se han configurado con un abanico de opciones, mostrando diversidad de componentes.

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Las mujeres no son la familia, son parte integrante de ella, por lo que es importante generar estrategias para que los varones asuman también el cuidado de sus integrantes. La propuesta para lograrlo es, por un lado, hacer un trabajo reflexivo con los varones acerca de la importancia del trabajo del cuidado de la familia, el cual socialmente ha quedado en manos de las mujeres y las desgasta por las cargas de trabajo y la aparición de problemas emocionales. Asimismo, promover imágenes donde los varones asuman el trabajo de cuidado de menores de edad, mujeres, personas con discapacidad y enfermas. Es necesario trabajarlo tanto en Diversidad familiar prevención como en tratamiento y rehabilitación, pero también se requiere de políticas de conciliación de la vida familiar y laboral para que los hombres tengan la oportunidad de participar. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el Sistema de Cuentas Nacionales de México, cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares en México 2003-2009, los cuidados y apoyo a familiares son realizados principalmente por las mujeres (75.1 por ciento) mientras que los hombres destinan el 24.9 por ciento. Al eliminar el familismo y reconocer a la mujer-persona, es necesario conocer y tratar el desgaste físico y emocional que afecta su salud al estar a cargo del cuidado de un familiar que consume sustancias adictivas y de las demás personas que integran la familia. Sugerencias para evitar el familismo: • Evitar el sinónimo mujer-familia y reconocer mujer-ciudadana y familiapersonas de diferentes edades, sexos, orientación sexual, etc. • Promover que en el ejercicio del derecho a la salud de las mujeres se atiendan las necesidades específicas como persona del sexo femenino y no como familia. • Promover en las mujeres el autocuidado de la salud y el empoderamiento.

• Dirigir acciones para la prevención de adicciones en la familia a fin de promover la salud, implicando a los varones para que asuman responsabilidades y participen en la toma de decisiones. • Desarrollar trabajo de sensibilización y reflexión con los hombres para que asuman el trabajo del cuidado de la familia en las escuelas, contextos laborales, barrios, etcétera. • Por lo general el hombre que padece alguna adicción deposita la responsabilidad en una mujer, por ello es necesario continuar e incidir en el autocuidado de la salud. • El concepto de familia se asocia al hogar y éste es representado por una casa con teja y chimenea, cuando en la sociedad mexicana ese modelo no corresponde a la vivienda urbana y muy posiblemente sólo en algunas partes de espacios rurales. • Imágenes que muestren las diferentes configuraciones familiares: extensas, compuestas, conformadas por parejas heterosexuales y homosexuales, etc. • Imágenes de mujeres destacando en actividades del espacio público con papeles de liderazgo, toma de decisiones, por ejemplo en el deporte, la política, la cultura, el arte, la ciencia, etcétera. • Imágenes con hombres que participan responsablemente en el trabajo doméstico y del cuidado de quienes integran la familia. • Imágenes de hombres a cargo del cuidado de hombres con problemas de consumo de drogas.

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IV. PROPUESTAS GRAMATICALES PARA EL LENGUAJE INCLUYENTE EN TEXTOS

IV. Propuestas gramaticales para el lenguaje incluyente en textos Uso del genérico universal Comúnmente es utilizado el género gramatical masculino como universal, es decir se nombra en masculino para representar tanto a hombres como a mujeres, sin embargo, es importante que, sin hacer confusa la comunicación, se manejen parámetros incluyentes en el uso del lenguaje. De ese modo, los genéricos sexistas universales deben ser sustituidos por genéricos incluyentes, como se muestra a continuación: Lenguaje androcéntrico • Los usuarios de los servicios • Los niños • Los adolescentes • Los jóvenes • Voluntarios

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

Mencionar ambos sexos

• Usuarias y usuarios de los servicios • Niñas y niños

Utiliza genéricos universales con sustantivos colectivos como: comunidad, grupo, público, población, humanidad, etc.)

• La población adolescente • La juventud • La población joven • Voluntariado

• Alumnos

• Alumnado

• Profesores

• Docentes

• Humanos • Mexicanos

• Humanidad • La población mexicana

• Ciudadanos • Amigos

• Ciudadanía • Amistades

• Invitados • Consumidores de sustancias psicoactivas • Consumidores con problemas de abuso de las drogas • Usuario

Anteponer la palabra persona

• Personas invitadas • Personas consumidoras de sustancias psicoactivas • Personas con problema de abuso de drogas • Persona usuaria

• Unidades de Tratamiento para • Consumidores de Heroína

• Unidades de Tratamiento para Personas que Consumen Heroína.

• Expertos • Personas expertas • Consultante • Quien consulta

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Uso de pronombres Son palabras que sustituyen al sujeto y pueden aludir a las personas, independientemente de su sexo. Lenguaje androcéntrico

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

• Cuántos

• Cuánta gente • Cuántas personas

• Los demás • Todos

• Las demás personas • La totalidad de

• Muchos

• Uno

Para evitar pronombres falsamente genéricos y al no conocer las personas destinatarias, se sugiere utilizar estas alternativas:

• Multitud de • Infinidad de • Gran cantidad de • Un buen número de… • Alguien • Cualquiera • Una persona • Un conjunto de • Un grupo de • Gran variedad de • Una variedad de

• Varios

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• Si alguien recibe • Cualquiera que reciba • Si una persona recibe

• Si uno recibe

Uso de “nos, nuestro, nuestras” Lenguaje androcéntrico • Para el bienestar del hombre

Recomendaciones Se puede sustituir la palabra hombre por: nos, nuestro, nuestras

Lenguaje incluyente • Para nuestro bienestar

Uso de “Se” Para evitar tópicos androcéntricos puede hacerse uso del “se”. Es un recurso pasivo usar la estructura con “se” por lo que se recomienda sólo en caso de que no haya otra posibilidad. Lenguaje androcéntrico

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

• El juez decidirá

• Se decidirá jurídicamente

• Cuando el proveedor solicite

• Cuando se solicite

• Los solicitantes deberán

Uso del “se”

• Los trabajadores recibirán un aumento

• Con la solicitud deberán • Se dará un aumento salarial

Uso del verbo “tener” A la forma de sustitución de los verbos “ser” y “estar” por “tener”, se le conoce como reverbalización. Lenguaje androcéntrico • Están obligados a cumplir un horario

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

Sustitución de los verbos: “ser” y “estar” por “tener”

• Se obligan a cumplir un horario

Uso de pronombres “alguien, cualquier o cualquiera” Si se desconoce el sexo de las personas se pueden utilizar los pronombres alguien, cualquier o cualquiera. Lenguaje sexista

Recomendaciones

• Cuando uno lee el manual • El trabajador se encuentra obligado

Lenguaje incluyente • Cuando alguien lee el manual

Sustitución con los pronombres: alguien, cualquier o cualquiera

• El personal se encuentra obligado • Cualquiera que participe

• Los empleados que participen • El personal que participe

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Uso de “quien” o “quienes” Al desconocer si son mujeres u hombres también se pueden utilizar los pronombres relativos quien o quienes. Lenguaje androcéntrico • El coordinador definirá • El chofer • Entre los asistentes • Los que se han presentado • Los que acudan a la reunión • El que solicite • Aquellos que tienen el horario • El que suscribe • Los que firman

Recomendaciones Cuando no se conoce el sexo, se recomienda sustituir por los pronombres quien, quienes.

Cambiar: que, los que, aquellos que; por quien, quienes.

Lenguaje incluyente • Quien coordine definirá • Quien conduce • Entre quienes asisten • Quienes se han presentado • Quienes acudan a la reunión • Quien solicite • Quienes tienen el horario • Quien suscribe • Quienes firman

Cuidar la concordancia con los artículos Es importante cuidar la concordancia de los artículos que acompañan al sustantivo. 60

Lenguaje androcéntrico • La jefe • La subjefe • La coordinador ejecutivo

Recomendaciones Artículos y concordancias para nombrar enfemenino

Lenguaje incluyente • La jefa • La subjefa • La coordinadora ejecutiva

Sustantivos neutros Un modo simple de lenguaje incluyente es la eliminación de artículos en sustantivos neutros, que se denomina desarticulización. Lenguaje androcéntrico

Recomendaciones

• Fui con unos colegas profesionales

Sin artículos en sustantivos neutros

Lenguaje incluyente • Fui con colegas profesionales

Uso de artículos las y los Sólo se sugiere en textos breves, ya que el abuso de esta forma en textos amplios puede resultar cansado. Lenguaje androcéntrico

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

• Los usuarios de los servicios • Los responsables

• Las y los usuarios de servicios • Las y los responsables

• Los psicólogos • Los facilitadores • El trabajador social

• Las y los psicólogos • Las y los facilitadores • Los y las trabajadoras sociales

• Los hijos • Padres de familia

• Las y los hijos • La madre y el padre de familia Cuidar que concuerde el último pronombre con el sustantivo.

• Terapeuta • Los alumnos • Los adolescentes • Los jóvenes • Los adultos • Los prestadores de servicio social y prácticas escolares

• Las y los terapeutas • Las y los alumnos • Las y los adolescentes • Las y los jóvenes • Las y los adultos • Las y los prestadores de servicio social y prácticas escolares

• Pacientes Lenguaje androcéntrico • Los estudiantes • Los asistentes • El consultante • Profesionista

• Las y los pacientes Recomendaciones Se sugiere cuando los textos no sean amplios y en sustantivos neutros terminados en: “ente”; “ista” Cuidar que concuerde el último pronombre con el sustantivo

Lenguaje incluyente • Las y los estudiantes • Las y los asistentes • La y el consultante • El y la profesionista

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Salto semántico y evitar estereotipos Es importante nombrar a las mujeres y evitar colocarlas en el lugar de subordinación. Se sugiere que se alterne a lo largo del texto, remarcando el femenino y viceversa. Lenguaje androcéntrico

Recomendaciones

• Los patronatos y sus esposas • “Demos la bienvenida a los reconocidos patronatos y elegantes damas que los acompañan” • Los padres de familia que asisten a la terapia

Lenguaje incluyente • Integrantes del patronato y sus cónyuges

Dar el lugar de sujeta social a las mujeres; generalmente los hombres aparecen como sujetos activos y dominantes

• Demos la bienvenida a integrantes de los patronatos y sus cónyuges • Las madres y padres de familia que asisten a la terapia • Colaboraron 25 personas voluntarias: 17 mujeres y 8 hombres.

• Colaboraron 25 voluntarios

Es importante no estereotipar por ejemplo: la psicóloga apareció elegantemente vestida; la investigadora, de gran belleza, leyó un informe magnífico. 62

Títulos académicos y ocupaciones Cada vez más mujeres se forman en profesiones hasta hace poco masculinizadas, y se desarrollan en diversas ocupaciones, por lo que es importante nombrarlas evitando el masculino y anteponiendo la palabra personal. Asimismo evitar la feminización de algunas profesiones. Lenguaje androcéntrico • La médico… • La tesorero • Lupita, asesor del presidente • La ingeniero Teresa

Recomendaciones Evitar el uso del masculino cuando se haga referencia a una mujer.

Lenguaje incluyente • La médica… • La tesorera • Lupita, asesora del presidente • La ingeniera Teresa

Lenguaje androcéntrico

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

• Secretaria • Enfermeras • Terapeutas

• Personal secretarial • Personal de enfermería • Personal terapéutico • Profesionales de la terapia Anteponer la palabra personal, en las profesiones relacionadas con estereotipos

• Médicos • Psicólogos • Trabajadores sociales • Administrativos • Trabajadores de servicios generales • Trabajadores • Empleados • Profesores

• Personal de medicina • Personal de psicología • Personal de trabajo social • Personal administrativo • Personal de servicios generales • El personal adscrito • El personal • El personal académico

Asimismo, es importante reconocer la incorporación de los hombres en profesiones y actividades que se identifican como femeninas. Femenino • Trabajadora social • Enfermera • Secretaria • Partera • Modista • Mesera • Madre soltera

Masculino • Trabajador social • Enfermero • Secretario • Partero • Modisto • Mesero • Padre soltero

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Nombrar las diferentes realidades: grupos en situación de exclusión La singularización social universaliza e invisibiliza a la diversidad de grupos humanos; asimismo se discrimina y excluye a diferentes grupos sociales ya que también el lenguaje, además de sexista, es clasista, racista u homofóbico. Una forma de evitar la discriminación es nombrarlos con el plural, anteponiendo la palabra personas, entre otros. Lenguaje discriminatorio

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

• Los adictos • Los drogadictos

• Las personas con adicción • Las personas consumidoras de drogas

• Los sidosos

• Personas que viven con VIH-sida

• Minusválidos o discapacitados • Los indios • Los ilegales • Jóvenes delincuentes • Ninis

Evitar la discriminación a grupos en situación de exclusión

• Personas con discapacidad • Los grupos indígenas • Personas indocumentadas • Jóvenes en conflicto con la ley • Población que en la actualidad no estudia ni trabaja • Juventud que no estudia ni trabaja

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Uso de diagonales y paréntesis El uso de diagonales y paréntesis, es un recurso a evitar porque se puede hacer uso de términos genéricos; pero si no existe otra posibilidad resulta de utilidad, sobre todo en espacios muy reducidos, por ejemplo formatos oficiales de pago, formularios de información, comunicados, contratos, convocatorias, cuestionarios, cédulas, entre otros. Lenguaje androcéntrico

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• Facilitador • Promotor • Director • Subdirector • Coordinadores • Secretaria • Tesorero • Mensajero • Asesor • Enfermera • Psicólogo • Trabajador social • Investigador • Alumno • Usuario • Estimado

Recomendaciones

Lenguaje incluyente

Cuando no se sepa quién recibirá el mensaje, alternar el orden de aparición de masculino y femenino para no crear jerarquías. Se recomienda sobretodo en los encabezados, ejemplo: Estimado/a Sr/a

• Facilitador/a • Promotor(a) • Director/a • Subdirector/a • Coordinador/a • Secretario(a) • Tesorero (a) • Mensajero(a) • Asesor/a • Enfermera(o) • Psicóloga(o) • Trabajador/a social • Investigador/a • Alumno/a • Usuario/a • Estimado/a

Signos no lingüísticos No es correcto el uso de la arroba @ en documentos oficiales, ya que no es un signo lingüístico. Tampoco debe utilizarse para nombrar a ambos sexos porque al no ser un signo lingüístico no tiene sonido. Lenguaje sexista • Director@s • Niñ@s • Consumidor@s

Recomendaciones Utilizar diferentes vocablos para expresar igualdad en las personas

Lenguaje incluyente • El cuerpo directivo • Niños y niñas • Consumidores y consumidoras

Ejemplo de texto con lenguaje incluyente La parte subrayada contiene el uso gramatical para el lenguaje incluyente. Relaciones democráticas: el camino a la prevención de la violencia

Thelma Pedroza Vargas La violencia familiar se nutre de la desigualdad de género, de una jerarquía absoluta, de una generación sobre otra, de una cultura que valida convivencias basadas en conductas estereotipadas que permiten el abuso del poder económico o físico, que permite que hombres y mujeres se relacionen desde las diferencias traducidas en ventajas o desventajas. Sigue siendo el género masculino el principal generador de violencia, siguen siendo las generaciones adultas y con poder económico quienes imponen las reglas del juego, lo cual nos deja claro, entonces, que son mujeres, niñas, niños, jóvenes y personas de la tercera edad quienes reciben esta violencia. Tomado: Pedroza Vargas, Thelma. (2005) Relaciones democráticas: el camino a la prevención de la violencia, en: Instituto Nacional de las Mujeres. Memoria Puebla. Reunión Internacional de Atención y Prevención de la Violencia hacia las Mujeres: Un enfoque multidisciplinario. México. Tomado de: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100873.pdf 65

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ANEXO

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Anexo Marco Normativo de la igualdad de género A continuación se especifican los instrumentos internacionales de derechos humanos y las leyes nacionales que contemplan el lenguaje incluyente como una estrategia para avanzar en la igualdad de género: Instrumentos internacionales: Destaca el documento publicado por la UNESCO en 1989 “Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje”, en el afirma que:

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“El lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humano las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo…Los prejuicios sexistas que el lenguaje transmite sobre las mujeres son el reflejo del papel social atribuido a estas durante generaciones. A pesar de que el papel de las mujeres ha experimentado cambios desde principios de nuestro siglo… los mensajes que el lenguaje sigue transmitiendo sobre ellas refuerzan su papel tradicional y dan una imagen de ellas relacionada con el sexo y no con sus capacidades y aptitudes, intrínsecas a todos los seres humanos”. También este organismo ha tratado el tema en diferentes momentos: Resolución 14.1, aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en 2010 en su 24ª Reunión, invita al Director General, en el apartado 1 del párrafo 2: “a adoptar, en la redacción de todos los documentos de trabajo de la Organización, una política encaminada a evitar, en la medida de lo posible, el empleo de términos que se refieren explícita o implícitamente a un sólo sexo, salvo si se trata de medidas positivas a favor de la mujer”. Resolución 109, aprobada por la Conferencia General de la UNESCO (2010) en su 25ª Reunión, invita al Director General, en el párrafo 3 de la parte positiva, a: “b) seguir elaborando directrices sobre el empleo de un vocabulario que se refiera explícitamente a la mujer, y promover su utilización en los Estados Miembros; c) velar por el respeto de esas directrices en todas las comunicaciones, publicaciones y documentos de la Organización”.

Plataforma de Acción aprobada en la IV Conferencia Mundial de Beijing. (1995). Apartado J: La mujer y los medios de difusión. Párrafo 236: Hay que suprimir la proyección constante de imágenes negativas y degradantes de la mujer en los medios de comunicación, sean electrónicos, impresos, visuales o sonoros. Los medios impresos y electrónicos de la mayoría de los países no ofrecen una imagen equilibrada de los diversos estilos de vida de las mujeres y de su aportación a la sociedad en el mundo en evolución. Objetivo estratégico 2: Fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de comunicación. En México, las leyes nacionales: Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (2006). Capítulo ll, Medidas para prevenir la discriminación, fracción XV, se consideran conductas discriminatorias: XV. Ofender, ridiculizar o promover la violencia en los supuestos a que se refiere el artículo 4 de esta Ley, a través de mensajes e imágenes en los medios de comunicación. Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007), Capítulo II del Programa Integral para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Artículo 38, fracción VIII, señala: Vigilar que los medios de comunicación no fomenten la violencia contra las mujeres. Ley de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres en el Distrito Federal (LISMHDF) (2007), Capítulo Sexto de la eliminación de estereotipos establecidos en función del sexo. Artículo 31: Para efecto de lo previsto en el artículo anterior, las autoridades correspondientes desarrollarán las siguientes acciones: IV. Promover la utilización de un lenguaje con perspectiva de género en la totalidad de las relaciones sociales. Diario Oficial de la Federación: lunes 16 de abril de 2012. Se publica en el ACUERDO por el que se aprueba el Programa Nacional para Prevenir y Elimi-

nar la Discriminación 2012, como un programa institucional, con el objeto de establecer las bases de una política pública orientada a prevenir y eliminar la discriminación. Objetivo específico 2: Incorporar progresivamente el principio y los estándares de protección del derecho a la no discriminación dentro del servicio público

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de la Administración Pública Federal (APF) y contribuir a su adopción en los estados. Estrategia 2.2. Incorporación del principio de no discriminación en programas, acciones y lineamientos de la APF. Líneas de acción: 2.2.2. Elaboración de un manual de criterios específicos, para incorporar los enfoques de igualdad y no discriminación en el lenguaje de todas las comunicaciones oficiales de los entes públicos de la Administración Pública Federal.

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