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HUME
Historia de la Filosofía | 2º Bachillerato
Historia de la Filosofía. Hume
HUME
(1711 – 1776)
Filósofo inglés. Nació en el seno de una familia emparentada con la aristocracia, aunque de modesta fortuna. Estudió durante un tiempo leyes en la Universidad de Edimburgo por voluntad de su familia, pero su falta de interés determinó que abandonara la carrera y se viese obligado a buscar la manera de ganarse la vida. Tras una breve tentativa de iniciarse en el comercio, decidió dedicarse al estudio. En 1734 marchó a Francia, donde pasó tres años, la mayor parte de ellos en La Flèche, dedicado a la redacción de su primera obra, Tratado de la naturaleza humana, que completó tras su regreso a Londres y se empezó a publicar en 1739. El tratado no despertó ningún interés, y Hume se retiró a la casa familiar en Ninewells. La favorable acogida que obtuvo la publicación en Edimburgo de la primera parte de sus Ensayos morales y políticos en 1742, le hizo olvidar su primer fracaso. Trabajó como preceptor del marqués de Annandale (1745-1746) y luego como secretario del general St. Clair (1746-1748), a quien acompañó en misión diplomática a Viena y Turín. Nombrado bibliotecario del Colegio de Abogados de Edimburgo, emprendió la redacción de una historia de Inglaterra, que publicó desde 1754 hasta 1762 en varias entregas, algunas bastante mal recibidas por la burguesía liberal. En 1763 aceptó la invitación de lord Hertford de incorporarse a la embajada en París, ciudad donde residió hasta 1766 y en la que se relacionó con los enciclopedistas. En 1769 regresó definitivamente a Edimburgo con el propósito de disfrutar de la fortuna que le habían proporcionado tanto sus cargos como, finalmente, sus obras.
1. Sentido de su filosofía David Hume (1711-1776) puede ser considerado como un EMPIRISTA, un escéptico, un adversario de la concepción de la naturaleza y de la razón matemática de Newton, pero también como el filósofo que quiso aplicar los métodos de investigación experimental al estudio de la naturaleza humana. Hume vivió una época de profundas transformaciones y cambios radicales que se reflejarán en toda su obra como un intento de explicar y adecuarse a un nuevo mundo que está germinando. La ciencia moderna y la tecnología naciente pusieron en duda los cimientos del conocimiento clásico y meramente teórico (racionalista).
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Historia de la Filosofía. Hume Se trataba de buscar un nuevo modelo de conocimiento para poder guiar y regular la Razón; se pensaba así controlar las pasiones, colocar cada manifestación humana en su lugar. Comenzó por la crítica de todos los grandes sistemas, para tratar de fundamentar el saber desde una instancia que a él le parecía "casi nueva"; fundamentarlo desde la Naturaleza Humana, porque "las Matemáticas, la Filosofía Natural y la Religión Natural, como productos humanos dependen de la naturaleza humana; y aún más clara es la dependencia en otras ciencias como la Lógica (ciencia de los principios y de las operaciones de nuestra facultad de entendimiento), la Moral, las Artes, las Letras y la Política". Hume no se daba cuenta que con este cambio casi imperceptible en su punto de partida, ponía a todos los saberes en dependencia de una antropología y de una psicología natural. Además una vez establecido su método, y siguiendo sus reflexiones, todo parecía que iba a desembocar en otro sistema en el que la ciencia quedaba como producto del hombre, y no como un conjunto de leyes escritas desde siempre en la Naturaleza (mecanicismo newtoniano). “Hume se da cuenta de que en la base de cualquier sistema de pensamiento y de cualquier ciencia está el hombre enfrentado a su mundo diario. Esta naturaleza humana original y su mundo desbordan el ámbito de todo posible proyecto racional. Todavía al final de su Investigación expresa esto mismo con todo rigor. La filosofía – dice– no es más que una reflexión ordenada metódicamente y rectificada sobre la naturaleza humana. Precisamente por este carácter principial esas reflexiones no pueden salir fuera del ámbito de la vida común, donde los conocimientos son imperfectos, imprecisos y limitados.” José Ramón San Miguel Hevia: “La filosofía crítica”.
Sin embargo Hume aplicó el método inductivo de Newton para investigar la naturaleza humana, rechazando toda teoría o filosofía que se basara en hipótesis o presupuestos no contrastados con la experiencia y la experimentación. Las ciencias, como productos humanos, giran en torno al hombre, por lo que se hace necesaria una investigación acerca de su naturaleza. Este cometido lleva a cabo Hume en su principal y poco exitosa obra "Tratado de la Naturaleza Humana";
2. Teoría del conocimiento Todos los contenidos de la conciencia proceden de la experiencia sensible ("percepción"). EL empirismo de Hume es realmente muy simple, ya que no admite más que un solo tipo de entidad, a saber, las PERCEPCIONES, que divide en dos clases: las impresiones y las ideas. A los datos inmediatos de la experiencia externa o interna (sensations, feelings, sentiments) los llama IMPRESIONES y caracteriza a éstas por su viveza y su sentido de realidad. Las impresiones, en el sentido que él da a esta palabra, son las percepciones irreductibles y fundamentales que llamamos "sensaciones, pasiones y emociones". Hume llama IDEAS a los contenidos mediatos, reproducidos o
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Historia de la Filosofía. Hume derivados de aquéllas, y por esa razón son más débiles, menos vivas. Las ideas, según él, son "las imágenes difuminadas de las sensaciones en el pensamiento y el razonamiento". Por consiguiente, cree que el pensamiento y el razonamiento nacen de la facultad de formar imágenes que son copias difuminadas de las sensaciones y de los sentimientos.
"He aquí, pues, que podemos dividir todas las percepciones de la mente en dos clases o especies, que se distinguen por sus distintos grados de fuerza o vivacidad. Las menos fuertes e intensas comúnmente son llamadas pensamientos o ideas; la otra especie carece de un nombre en nuestro idioma, como en la mayoría de los demás, según creo, porque solamente con fines filosóficos era necesario encuadrarlos bajo un término o denominación general. Concedámosnos, pues, a nosotros mismos un poco de libertad, y llamémoslas impresiones, empleando este término en una acepción un poco distinta de la usual. Con el término impresión, pues, quiero denotar nuestras percepciones más intensas: cuando oímos, o vemos, o sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos, o queremos." Hume: Investigación sobre el entendimiento humano.
“(…) toda idea es copia de alguna impresión o sentimiento precedente, y donde no podemos encontrar impresión alguna, podemos estar seguros de que no hay idea.” Hume: Investigación sobre el entendimiento humano.
Hume hará luego una tipología más compleja, pero, de todas formas, a las ideas las concibe como copias de las impresiones sensibles, y por lo tanto siempre siguen a estas, es decir, no podrá existir una idea que antes no haya pasado por los sentidos (esto ya lo planteaba Aristóteles), rechazando tajantemente la posibilidad de cualquier “idea innata” (contra el racionalismo). Sólo se diferencian ideas e impresiones sensibles en que estas últimas son más intensas. Las percepciones que constituyen el espíritu (sean pasiones, sentimientos o ideas) se suceden ininterrumpidamente en un flujo constante. Las impresiones aparecen por primera vez, las ideas siempre después, ambas unidas, encadenadas, combinadas se suceden como una representación del mundo en nuestra conciencia. Pero esta sucesión de ideas e impresiones no es caótica. Hay siempre una regularidad, acontecen con unas ciertas leyes, por eso son cognoscibles. Esas leyes nos permiten hacernos una representación mental del mundo, pues asocian las imágenes siguiendo siempre estos criterios: semejanza, contigüidad y causalidad. Hume divide luego las percepciones, ya sean impresiones o ideas, en simples y complejas: escuchar sólo un sonido o ver una mancha de color azul es tener una impresión simple que tendrá una idea simple como correlato: la representación
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Historia de la Filosofía. Hume mental de ese sonido o ese color en mi mente. Las impresiones complejas son agrupaciones de impresiones simples: la vista de Madrid desde la torre Picasso es una impresión compleja, la representación mental de esa visión es una idea compleja. La manera que tiene Hume de distinguir los dos tipos únicos de percepciones es la siguiente: "todo el mundo admitirá sin reparos que hay una diferencia considerable entre las percepciones de la mente cuando un hombre siente el dolor [...] y cuando con posterioridad evoca esta sensación o la anticipa en su imaginación [y] una distinción semejante afecta a todas las percepciones de la mente." Hume: Investigación sobre el
entendimiento humano. A primera vista, el pensamiento del hombre es ilimitado. Puede unir formas y apariencias incongruentes, conducirnos incluso más allá del universo y concebir lo que nunca se ha visto u oído contar. Nada salvo lo que implica contradicción absoluta, parece estar más allá del poder del pensamiento. Pero un examen más detenido muestra que todo ese poder creativo de la mente se reduce a la facultad de mezclar, trasponer, aumentar o disminuir los materiales suministrados por los sentidos. “Las ideas están adornadas de un tercer carácter, pues no sólo son poco intensas y copia de impresiones previas, sino que además forman un universo del todo dependiente del sujeto que las piensa. Esto quiere decir que la mente humana puede tener o no tener ideas –todo depende de las impresiones previas– pero si efectivamente las tiene, está en su poder trasformarlas, relacionarlas de mil modos, combinarlas entre sí o analizarlas, como si se tratara de un juego cuyas piezas y reglas se establecen de acuerdo con los caprichos de la imaginación o las convenciones del entendimiento.” José Ramón San Miguel Hevia: “La filosofía crítica”.
3. La posibilidad de la ciencia La Metafísica es duramente criticada por Hume. De su teoría del conocimiento se desprende que las principales ideas de esta “ciencia” son puras ficciones de la mente, pero no se relacionan con nada que la ciencia pueda dar por existente: la idea de Dios no se desprende de ninguna impresión o conjunto de ellas, de modo que no es posible demostrar racionalmente su existencia (esta es una cuestión puramente de fe); a la idea de Alma le ocurre lo mismo, no deriva de impresión alguna, es simplemente una ficción que la mente realiza para unificar en algo todos los procesos psicológicos. “Lo primero que hace Hume es delimitar negativamente el ámbito del conocimiento. Empieza dejando fuera de juego la idea de sustancia material, porque el mundo sensible se reduce a una conexión de impresiones, sin que aparezca por debajo de ellas a modo de soporte esa oculta y misteriosa entidad. En cuanto a la sustancia espiritual, es una sucesión de sensaciones, de estados de ánimo y de pasiones. Ni la idea de espíritu ni la de cuerpo se corresponden con ninguna impresión original, y de
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Historia de la Filosofía. Hume acuerdo con el principio fundamental de la crítica, no tienen sentido” José Ramón San Miguel Hevia: “La filosofía crítica”.
Similar argumentación aplicará a la idea de causalidad: el hecho de que dos acontecimientos se sucedan en el tiempo muchas veces no nos permite afirmar que siempre será así y, por tanto, que exista en la naturaleza la causalidad como una ley universal y necesaria. Esa relación se había interpretado tradicionalmente, bajo la noción del PRINCIPIO DE CAUSALIDAD, como uno de los principios fundamentales del entendimiento, y como tal había sido profusamente utilizado por los filósofos anteriores, tanto medievales como antiguos, del que habían extraído lo fundamental de sus concepciones metafísicas. Recordemos, por ejemplo, la utilización que hace Aristóteles de la teoría de las cuatro causas, o el recurso de Tomás de Aquino al principio de causalidad para demostrar la existencia de Dios en las cinco vías. ¿Pero qué contiene exactamente la idea de causalidad? Según Hume, la relación causal se ha concebido tradicionalmente como una "conexión necesaria" entre la causa y el efecto, de tal modo que, conocida la causa, la razón puede deducir el efecto que se seguirá, y viceversa, conocido el efecto, la razón está en condiciones de remontarse a la causa que lo produce. ¿Qué ocurre si aplicamos el criterio de verdad establecido por Hume para determinar si una idea es o no verdadera? Una idea será verdadera si hay una impresión que le corresponde. ¿Hay alguna impresión que corresponda a la idea de "conexión necesaria" y, por lo tanto, es legítimo su uso, o es una idea falsa a la que no corresponde ninguna impresión? Si observamos cualquier cuestión de hecho, por ejemplo el choque de dos bolas de billar, nos dice Hume, observamos el movimiento de la primera bola y su impacto (causa) sobre la segunda, que se pone en movimiento (efecto); en ambos casos, tanto a la causa como al efecto les corresponde una impresión, siendo verdaderas dichas ideas. Estamos convencidos de que si la primera bola impacta con la segunda, ésta se desplazará al suponer una "conexión necesaria" entre la causa y el efecto: ¿Pero hay alguna impresión que le corresponda a esta idea de "conexión necesaria"? No, dice Hume. Lo único que observamos es la sucesión entre el movimiento de la primera bola y el movimiento de la segunda; de lo único que tenemos impresión es de la idea de sucesión, pero por ninguna parte aparece una impresión que corresponda a la idea de "conexión necesaria", por lo que hemos de concluir que la idea de que existe una "conexión necesaria" entre la causa y el efecto es una idea falsa.
“De modo que en conjunto no se presenta en toda la naturaleza un solo caso de conexión que podamos representarnos. Todos los acontecimientos parecen
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Historia de la Filosofía. Hume absolutamente sueltos y separados. Un acontecimiento sigue a otro, pero nunca hemos podido observar un vínculo entre ellos. Parecen conjuntados, pero no conectados. Y como no podemos tener idea de algo que no haya aparecido en algún momento a los sentidos externos o al sentimiento interno, la conclusi6n necesaria parece ser la de que no tenemos ninguna idea de conexi6n o poder y que estas palabras carecen totalmente de sentido cuando son empleadas en razonamientos filos6ficos o en la vida corriente.” Hume: Investigación sobre el entendimiento humano.
De este modo la ciencia queda limitada a estos objetos de estudio: 1. RELACIONES DE IDEAS: propias de las ciencias formales, como la geometría, la aritmética o el álgebra. Expresan proposiciones que se pueden descubrir por medio del pensamiento. Para conocer este tipo de verdades no es necesaria la participación de la experiencia sensible, y bastará con la razón, que se encarga de descubrir las conexiones existentes entre diferentes ideas, proposiciones o teorías. Serían relaciones de ideas las leyes de la lógica o la matemática, y su contrario es imposible, pues implica una contradicción. Ej.: “Los ángulos de un triángulo han de sumar 180º” (no le quita verdad el que no exista ningún triángulo efectivo). 2. CUESTIONES DE HECHO: son aquellas a las que accedemos a través de la experiencia, y son propias de las ciencias naturales y sociales. Se expresan en proposiciones con un contenido empírico, y por tanto no son necesarias, sino contingentes: siempre habrán de ser confirmadas por la experiencia. Se puede concebir el contrario de cualquier cuestión de hecho, pues eso no implicaría contradicción alguna. Ej.: “La tierra gira en torno al sol siguiendo una órbita elíptica” (su verdad depende de que eso se produzca efectivamente, y que se produzca siempre, algo que no podemos afirmar universalmente: que hasta ahora haya sido así no nos permite sostener que así ocurrirá, sino que es muy probable que así sea). “Todos los objetos de la razón o investigación humana pueden dividirse naturalmente en dos grupos, a saber; Relaciones de Ideas y cuestiones de Hecho. A la primera clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Álgebra y Aritmética y, en resumen, toda afirmación bien intuitiva, bien demostrativamente cierta. Que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de los catetos es una proposición que expresa una relación entre las partes del triángulo. Que tres veces cinco es igual a la mitad de treinta expresa una relación entre estos números. Las proposiciones de esta clase pueden descubrirse por la mera operación del pensamiento, independientemente de cualquier cosa existente en el universo. Aunque jamás hubiera habido un círculo o un triángulo en la naturaleza, las verdades demostradas por Euclides mantendrían siempre su certeza y evidencia.” Hume: Investigación sobre el entendimiento humano.
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Historia de la Filosofía. Hume
La matemática pura expresa verdades de razón, relaciones formales entre ideas, sin atender para nada a cuestiones de existencia, es decir, con independencia de lo que pueda existir en el universo. Esas relaciones valen sin necesidad de que los signos que las componen sean referidos a existentes de hecho, sencillamente porque el negarlas sería contradictorio. En esto (pero sólo en esto) es posible la necesidad y la universalidad Fuera de las relaciones de ideas no nos quedan pues, como conocimientos, más que las puras cuestiones de hecho. Todas las leyes de la naturaleza podrían ser diferentes de como son; es algo imaginable (la naturaleza cambia y, por tanto, también sus leyes). En este tipo de conocimiento no cabe pues universalidad ni necesidad, sino tan solo probabilidad. Esta postura nos conduce al ESCEPTICISMO, a la renuncia al ideal griego platónicoaristotélico de la universalidad y necesidad de la episteme (el conocimiento verdadero). Para Hume, las leyes de las ciencias formales expresan conocimientos necesarios y universales, pero las leyes de las ciencias naturales tan sólo aportan conocimientos probables (en mayor o menor grado).
“Pero queda todavía un método para evitar esta conclusión, una fuente que aún no hemos examinado. Cuando cualquier objeto natural o evento se presenta, nos resulta imposible, independientemente de nuestra sagacidad o penetración, descubrir o incluso conjeturar, sin experiencia, qué evento resultará de él, o llevar nuestra previsión más allá de este objeto inmediatamente presente a la memoria y los sentidos. Incluso después de un caso o experimento donde hayamos observado que un evento particular sigue a otro, no estamos autorizados a formar una regla general, o a predecir lo que sucederá en casos similares; teniéndose con justeza por temeridad imperdonable juzgar del curso todo de la naturaleza a partir de un único experimento, por preciso o cierto que sea.” Hume: Investigación sobre el entendimiento humano.
4. Ética ¿Qué nos mueve a juzgar un acto como bueno o malo (cuál es el fundamento de los juicios morales)? Hasta el momento la tradición filosófica había otorgado a la razón esa capacidad, siguiendo el intelectualismo moral socrático-platónico, pues ella conoce como son las cosas y puede someter a control a las pasiones y sentimientos. Para Hume, sin embargo, esa postura equivale a reducir las decisiones humanas (más importantes, como son las decisiones morales) a una cuestión puramente de conocimiento frío y distante. Pero es estas decisiones resulta fundamental los
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Historia de la Filosofía. Hume sentimientos que despiertan en nosotros las acciones humanas: o nos producen una desaprobación natural, y las rechazamos sin más; o nos producen una aprobación natural, y por tanto las apoyamos. El primer tipo de acciones serían calificadas como malas moralmente, el segundo tipo como buenas moralmente. La razón podrá justificar después ese juicio de un modo u otro, pero no podrá imponerse a ese primario sentimiento.
“La razón, fría e independiente, no es motivo de acción y dirige sólo el impulso recibido del apetito o inclinación, mostrándonos los medios de lograr felicidad y evitar la miseria. El gusto, en cuanto que da placer o dolor y, por tanto, constituye la felicidad o la miseria, se convierte en motivo de acción y es el primer resorte o impulso para el deseo y volición. De circunstancias o relaciones, conocidas o supuestas, la primera nos lleva al descubrimiento de lo oculto y desconocido. Después que todas las circunstancias y relaciones están ante nosotros, el último nos hace experimentar, por el conjunto, un nuevo sentimiento de censura o aprobación. El canon de aquella, fundado en la naturaleza de las cosas, es eterno e inflexible, incluso por la voluntad del Ser Supremo; el de éste, nacido de la estructura y constitución interna de los animales, se deriva últimamente de esa Suprema Voluntad que otorgó a cada ser su naturaleza peculiar y dispuso las varias clases y órdenes de existencia.” David Hume: Investigación sobre los principios de la moral.
Hume atribuye mucha más fuerza y determinación a los sentimientos y pasiones en las decisiones humanas, y no tanto a la razón. De ahí que su filosofía moral se haya calificado de “EMOTIVISMO MORAL” (opuesta al “intelectualismo moral”) Queda un problema, ¿cómo es posible, si el sentimiento es quien decide, que los humanos se pongan de acuerdo en los juicios morales? La respuesta de Hume es ésta: el sentimiento descansa en una especie de disposición psicológica común a todos los humanos, la cual conduce a preferir lo mejor para el conjunto de los seres humanos. Y, puesto que la naturaleza humana es común a todo hombre, las decisiones morales ejercidas por ese sentimiento de humanidad serán universales, sin necesidad de reflexión teórica a priori.
"La razón puede juzgar acerca de una cuestión de hecho o acerca de relaciones. Preguntaos, pues, en primer lugar, donde está la cuestión de hecho que aquí llamamos crimen; determinad el momento de su existencia; describid su esencia o naturaleza; exponed el sentido o la facultad a los que se manifiesta. Reside en el alma de la persona ingrata; tal persona debe, por tanto, sentirla y ser consciente de ella. Pero nada hay ahí, excepto la pasión de mala voluntad o de absoluta indiferencia." Hume: Investigación sobre los principios de la moral.
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TEXTOS:
“Así pues, las impresiones ofrecen una frontera invencible que el entendimiento humano no puede salvar. Son ciertamente el principio, pero también el límite del conocimiento, que empieza y termina en ellas. En cuanto a las ideas, por su contenido sólo pueden reproducir ese mundo original sin añadir nada que no esté previamente en él. Las ideas y las conexiones que se pueden libremente establecer entre ellas toman todos y cada uno de sus contenidos del universo original de las sensaciones, pasiones y emociones.” José Ramón San Miguel Hevia: “La filosofía crítica”.
“Este principio fundamental permite distinguir dentro de las ideas las que son válidas y aquéllas otras que no tienen ni siquiera sentido, por medio de un procedimiento tan fácil que casi roza la estupidez. Para controlar la validez de una idea, es necesario buscar y encontrar la impresión a la que corresponde. Si efectivamente se descubre esa impresión la idea tendrá sentido. Pero si por el contrario no existe ningún original, queda afectada de nulidad desde el punto de vista del conocimiento.” José Ramón San Miguel Hevia: “La filosofía crítica”.
“Pero que la conexión causa efecto esté afectada por el carácter de necesidad no se conoce a través de ninguna evidencia sensible. La repetición innumerable de dos impresiones en la misma secuencia temporal no produce una impresión añadida de necesidad. Es fácil de demostrar. Cuando se ve por primera vez el movimiento consecutivo de las dos bolas, no aparece que estén necesariamente unidos. Lo mismo tiene que suceder la segunda, la décima o la enésima vez, pues el fenómeno es en todos los casos idéntico.” José Ramón San Miguel Hevia: “La filosofía crítica”.
“Mientras Hume jugaba sus partidas de billar (esta era una de sus ocupaciones favoritas) se dedicaba también a escribir libros de filosofía. De la misma forma que quien se agacha disponiéndose a golpear una bola jamás tiene la certeza de que la jugada pensada vaya a lograr su objetivo, el ser humano ha de asumir que la propia vida es como una partida de billar. Vivimos rodeados por la incertidumbre entre otras cosas porque si examinamos con detenimiento las cosas que nos parecen más ciertas y que damos por evidentes, nos damos cuenta de que su único fundamento es la experiencia y la razón no es capaz de convertir la acumulación de experiencias en una ley universalmente válida. Lo cierto es que nada hay cierto, parece decirnos Hume mientras entiza su taco favorito. Una conclusión teórica que bien le hubiera impedido disfrutar de sus partidas. ¿En función de qué criterios golpear la bola en uno u otro punto? ¿Cómo saber qué efecto dar a la bola para lograr la jugada buscada? Sólo en función de la experiencia es posible jugar, y las carambolas de Hume parecen ser la mejor crítica a su filosofía.
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Historia de la Filosofía. Hume http://www.boulesis.com/boule/hume-y-la-incertidumbre/#more-1027
“El empirismo (de έμπειρία = experiencia) opone a la tesis del racionalismo (según la cual el pensamiento, la razón, es la verdadera fuente del conocimiento) la antítesis que dice: la única fuente del conocimiento humano es la experiencia. En opinión del empirismo, no hay ningún patrimonio a priori de la razón. La conciencia cognoscente no saca sus contenidos de la razón, sino exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano está por naturaleza vacío; es una tabula rasa, una hoja por escribir y en la que escribe la experiencia. Todos nuestros conceptos, incluso los más generales y abstractos, proceden de la experiencia. Mientras el racionalismo se deja llevar por una idea determinada, por un ideal de conocimiento, el empirismo parte de los hechos concretos. Para justificar su posición acude a la evolución del pensamiento y del conocimiento humano. Esta evolución prueba, en opinión del empirismo, la alta importancia de la experiencia en la producción del conocimiento. El niño empieza por tener percepciones concretas. Sobre la base de estas percepciones llega paulatinamente a formar representaciones generales y conceptos. Éstos nacen, por ende, orgánicamente de la experiencia. No se encuentra nada semejante a esos conceptos que existen acabados en el espíritu o se forman con total independencia de la experiencia. La experiencia se presenta, pues, como la única fuente del conocimiento.” J. Hessen: Teoría del conocimiento.
“Así, las fronteras y oficios de la razón y del gusto pueden fijarse con facilidad. La primera procura el conocimiento de la verdad y de la falsedad; este da el sentimiento de la belleza y deformidad, de vicio y virtud. La una descubre los objetos tal y como están realmente en la naturaleza, sin adición ni disminución. El otro tiene una facultad productora y embelleciendo y tiñendo todos los objetos naturales con los colores que toman del sentimiento interno, origina, en cierto modo, una nueva creación. La razón, fría e independiente, no es motivo de acción y dirige sólo el impulso recibido del apetito o inclinación, mostrándonos los medios de lograr felicidad y evitar la miseria. El gusto, en cuanto que da placer o dolor y, por tanto, constituye la felicidad o la miseria, se convierte en motivo de acción y es el primer resorte o impulso para el deseo y la volición.” D. Hume: Investigación sobre los principios de la moral.
“Se preocupa Hume (1711-1776), en su más preciada obra, si atendemos a su propia declaración, a saber, la Investigación sobre los principios de la moral, de indagar en qué se apoyan nuestros juicios morales. Su punto de partida no es sino reconocer las distinciones morales como algo que sólo los disputantes deshonestos, aquellos que discuten por el mero placer de discutir, ponen en duda. Nadie honradamente puede creer que todas las acciones merezcan el mismo afecto y consideración. Éste es un punto de partida que, si no se acepta, nos impide seguir indagando en esta investigación sobre los principios de la moral. No toda acción, ni todo carácter pueden caer en el mismo saco, sino que es preciso, y así lo hacemos en la vida cotidiana, distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Por ello, en vez de discutir si existen o no distinciones morales, le parece a Hume más interesante la cuestión de si la moral hay que fundamentarla en la razón o en el
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Historia de la Filosofía. Hume sentimiento. Ya conocemos el ataque de Hume al racionalismo abstracto, metafísico, de Wollaston, que pretende deducir del entendimiento tales juicios. Por otra parte, apuntará nuestro autor, los antiguos derivan generalmente la moral del gusto y del sentimiento. Pero, según Hume, la posición justa es la que reconoce tanto el papel de aquél como el de la razón, y de aquí que escriba: “Hay que reconocer que ambos lados de la cuestión admiten argumentos plausibles a su favor”. Desde este momento, Hume intentará probar cómo el sentimiento es quien hace de juez en todo análisis de una acción. Es el sentimiento quien hace inclinar la balanza del juicio en un sentido u otro, aprobando o condenando, pero no por ello la razón es expulsada del horizonte moral. La razón juega un importante papel a la hora de indagar, de rastrear, de investigar los elementos que rodean una acción, y todo ello lo tendrá en cuenta el sentimiento para otorgar su veredicto.” José Manuel Panea Márquez: “Utilidad, sentimientos de humanidad y universalidad en la filosofía moral de D. Hume”.
“De manera que para Hume hay distinciones morales, las cuales las hace el sentimiento asistido por los informes de la razón; un sentimiento que, por estar anclado en nuestra común naturaleza humana, es también universal. Pero ¿en qué se basa el sentimiento para emitir sus juicios? Para Hume toda explicación de cómo juzgamos y en qué apoyamos nuestros juicios sólo puede venir del único mundo real que cuenta para nosotros, a saber, el escenario de la vida humana. Por ello dice Hume que hay que rechazar toda disquisición que no se funde en hechos y observaciones. Es a partir de los hechos, a partir de lo que es o acontece, como podemos indagar en lo que los hombres dicen que debe o no debe hacerse. Y son los hechos los que nos suministran esta información. Para Hume cabe observar que se tiende a aplaudir aquellos comportamientos sociables, compasivos, agradecidos, amigables, benéficos. En suma, todo lo que es provechoso para el hombre, es decir, todo lo que lo apoya y respeta, lo desarrolla y protege, goza de un reconocimiento amplio. Eso es lo que nos muestra la experiencia. En suma, Hume descubre que detrás de todo juicio moral favorable, cuando hablamos de que tal conducta debe imitarse o elogiarse, hay un ingrediente esencial: que el carácter o la acción en cuestión es beneficiosa para el hombre, que resulta, en definitiva, útil, y esto, nos dice Hume, es parte de su mérito. Resulta importante destacar que no se habla de la utilidad en sí, sino de la utilidad para el hombre. Por ello, insistirá, en cualquier controversia sobre los límites del deber hay que consultar a los intereses de la humanidad que hay en juego para decidir la controversia moral suscitada.” José Manuel Panea Márquez: “Utilidad, sentimientos de humanidad y universalidad en la filosofía moral de D. Hume”.
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