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LA NOVELA HISPANOAMERICANA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX. 1- EL SIGLO XX EN HISPANOAMÉRICA. Contexto histórico y social. Los países hispanoamericanos, excepto Cuba y Puerto Rico que lo harán en 1898, logran la independencia en la primera mitad del siglo XIX. La utopía de la libertad y sus enormes recursos naturales no suponen, sin embargo, una prosperidad económica y social, sino otra dependencia de las empresas multinacionales y Estados Unidos. La América hispana se debate a lo largo del siglo XX entre la explotación ajena de sus riquezas agrícolas y minerales y la pobreza de muchos de sus habitantes dominados por una minoría adinerada. La mayoría de las naciones soporta, desde su independencia, una situación de sobresalto político: los períodos democráticos se ven truncados por constantes golpes de estado militares y se reproducen los movimientos revolucionarios y las guerrillas. Las claves de la política social y económica de Hispanoamérica se resumen, por tanto, en la explotación social, la pobreza, la desigualdad económica y la inseguridad política. Estos factores provocan cambios bruscos en la convivencia ciudadana y en los sistemas políticos (democracias, dictaduras fascistas, dictaduras revolucionarias, etc.)
LA LITERATURA HISPANOAMERICANA Hasta finales del siglo XIX, la literatura hispanoamericana sigue los pasos de la española, con figuras tan eminentes como los cronistas de Indias y el inca Garcilaso de la Vega en el Renacimiento, sor Juana Inés de la Cruz en el Barroco y Gertrudis Gómez de Avellaneda o José Hernández en el Romanticismo. A finales del siglo XIX, sin embargo, los poetas hispanoamericanos inician el Modernismo, que importará España con Rubén Darío A partir del Modernismo, Hispanoamérica crea una rica literatura a lo largo del siglo XX. En términos generales, como ocurre en Europa, su evolución se reparte entre la literatura de compromiso con la realidad y la literatura de vanguardia, si bien predomina la primera tendencia, de acuerdo con las condiciones sociales de los países, y la segunda se localiza en dos periodos concretos, las décadas de 1920 y de 1960.
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2- LA NARRATIVA. Panorama general. En la evolución de la narrativa hispanoamericana han influido distintos factores: las circunstancias históricas y sociales de Hispanoamérica, que generaron en los intelectuales una conciencia crítica y ello les llevó a plantearse su actitud ante la realidad; la importancia del paisaje y el mundo mítico de las culturas indígenas y afroamericanas, y la influencia de las literaturas europea y norteamericana, especialmente el impulso de las vanguardias y de las innovaciones narrativas del siglo XX. En la narrativa hispanoamericana del siglo XX se distinguen dos grandes orientaciones relacionadas con la visión del mundo de los autores: la realista y la innovadora, que llegó a su esplendor con las obras de la nueva narrativa. EL REALISMO. Esta corriente dominó casi por completo la producción de los primeros treinta años del siglo XX. Estaba fundada en la creencia de que es posible representar una realidad percibida como objetiva: el paisaje, el hombre y los conflictos sociales y políticos. Según el tema, podemos clasificarlas en tres grupos: novela de la tierra, novela indigenista y novela de la Revolución mexicana
3- LA RENOVACIÓN NARRATIVA. 1- DÉCADA DE LOS CUARENTA A partir de la década de los años cuarenta Hispanoamérica toma el relevo cultural de una Europa decadente, azotada por dos grandes guerras mundiales. Hasta América emigran muchos intelectuales españoles y europeos, exiliados de las guerras, que contribuyen a un auge cultural. En este contexto, la novela inicia un camino de renovación: - Se introducen nuevas técnicas narrativas: nuevos narradores y puntos de vista, saltos en el tiempo, preocupación estilística… - Los temas derivan hacia lo urbano, y también hacia lo mítico y lo fantástico (Realismo mágico). Representan esta corriente Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges y Juan Rulfo.
- MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS (Guatemala, 1899-1974). Inició una profunda innovación con El señor Presidente (1946), una novela de dictador, de estética expresionista, en la que emplea un lenguaje barroco y abundantes imágenes y símbolos. En ella se presenta la degradación maléfica a la que puede llevar el poder absoluto: el Presidente adquiere rasgos demoníacos, en consonancia con un mundo en el que convergen la concepción cristiana y el universo mítico maya. Otras novelas destacadas son El Papa Verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). Recibió el premio Nobel en 1967.
- ALEJO CARPENTIER
(Cuba, 1904-1980). Se caracteriza por su afán de experimentar
nuevas formas narrativas, por un lenguaje rico y sugerente, y por la capacidad de crear mundos y personajes muy atractivos. Los pasos perdidos (1953) presenta un protagonista que 2
se aleja de la civilización y se adentra en la selva, donde encuentra lo auténtico del mundo y de sí mismo. El siglo de las luces (1962), ficción sobre la Revolución Francesa, es una profunda reflexión histórica y humana. También destaca como narrador de relatos breves. -
JORGE LUIS BORGES
(Argentina, 1899-1986) se inició
como poeta ultraísta en los años veinte. A partir de 1930 escribió ensayos y, sobre todo, cuentos que tienen aire de ensayo, como Historia universal de la infamia (1935), Historia de la eternidad (1936), Ficciones (1944), El Aleph (1949), etc. Lo original de Borges es su concepción del tiempo y de la individualidad, que parecen no existir. En conjunto, Borges, escritor cultísimo, crea un universo imaginativo y plantea temas metafísicos e intelectuales, con un estilo irónico que combina el tono erudito y conversacional.
- JUAN RULFO (Méjico, 1918-1986) Fue casi un autodidacta, que sufrió durante su infancia los avatares de la violenta historia mejicana, Su primera obra, El llano en llamas (1953), pasó casi inadvertida; pero Pedro Páramo (1955) pronto fue considerada un” clásico”. La obra gira en torno a la muerte y se desarrolla en un ambiente fantasmagórico, poblado de voces y fuerzas sobrenaturales. Sorprendió la incorporación de innovaciones formales, como la ruptura de la linealidad temporal , los bruscos cambios del punto de vista narrativo y el monólogo interior. Por todo ello, se convertiría en un modelo de la narrativa experimental de los años sesenta. En el estilo de Juan Rulfo se integran los modos narrativos de la tradición oral mejicana con las técnicas narrativas más diversas: monólogo interior, combinación de perspectivas diferentes, elípsis, saltos temporales o acción fragmentada. La combinación de todos esos elementos crean un angustioso ambiente de circularidad temporal. A la sobriedad de los escenarios le corresponde un lenguaje despojado de adornos, conciso, en el que aparecen con frecuencia los giros dialectales y las expresiones populares de los campesinos mejicanos. Además de los temas estrictamente mejicanos, las narraciones de Rulfo ofrecen su amarga visión sobre asuntos de trascendencia humana universal: la memoria, el tiempo, la muerte y la incomunicación.
2- DÉCADA DE LOS SESENTA Es sin duda el momento estelar de la narrativa hispanoamericana, y su reconocimiento internacional (premios Nobel, éxito editorial, etc.). En esta época coinciden un buen número de novelistas de varias generaciones en plena madurez creativa y conocidos como narrativa del boom. Dada la gran disparidad de estilos, resulta difícil establecer rasgos comunes entre ellos. El nexo de estos escritores es su indudable calidad literaria, la originalidad creativa y el uso de técnicas narrativas novedosas, y un éxito comercial que sobrepasa las fronteras de sus países. 3
De hecho, la narrativa del boom, antes que un movimiento literario, es la denominación que la industria editorial puso a este fenómeno. Los nuevos autores continuaron el cultivo del realismo mágico y del género fantástico. El realismo mágico es seguramente la corriente narrativa más genuina de Hispanoamérica. Sus novelistas defienden una forma distinta de percibir el mundo sensible. Para éstos, la realidad no puede comprenderse sólo mediante la razón, ya que también posee una dimensión mágica. Lo maravilloso, lo inexplicable, lo sobrenatural forman parte de la realidad y son herramientas válidas y complementarias para explicar el mundo. Esta visión mítica de la realidad es muy característica de la cultura americana, en la que las leyendas, la religiosidad popular y las creencias ancestrales tienen vigencia en la vida cotidiana y la mentalidad de sus gentes. El Realismo mágico, en líneas generales, se caracteriza por: - Los elementos mágicos se perciben como sucesos normales de la vida cotidiana, - La razón se combina con la superstición para analizar la realidad. Una y otra no se contradicen, sino que se complementan. - El tiempo del relato es mítico y cíclico, es decir, no responde a una lógica lineal. Los acontecimientos se repiten en el tiempo, igual que los tipos humanos, de ahí que la idea del destino esté muy arraigada. - El autor tiene una visión poética de la realidad, que se manifiesta en un cuidado por los aspectos formales del texto. Estos escritores no formaron una generación, aunque la gran mayoría se identificó ideológicamente con la revolución cubana. Cada uno de ellos, además continuó evolucionando y publicando nuevas obras tras el boom. A pesar de ello, se pueden encontrar líneas comunes en la narrativa hispanoamericana de ese momento: - Subjetivismo. Reaccionan contra el tradicional narrador omnisciente en tercera persona y muestran la acción a través de la óptica parcial de un yo (el protagonista, un personaje secundario o un testigo presencial de los hechos) o desde las diversas conciencias de distintos personajes. El punto de vista del narrador adquiere así una gran variedad de perspectivas. Incorporan a sus historias el mundo del subconsciente, que aparece expresado mediante técnicas como el monólogo interior o el uso de la segunda persona narrativa. La incorporación del mundo subconsciente puede producir la falta de lógica en las narraciones, por lo que aparentemente pierden coherencia. - Ruptura de la linealidad temporal. El tiempo cronológico se sustituye por el tiempo anímico. Unas veces se producen saltos cronológicos; otras, se entrecruzan tiempos diferentes; en ocasiones se adelantan acontecimientos que ocurrirán más tarde, como el siguiente fragmento de Cien años de soledad: “Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. - Voluntad temática. Se siguen tratando los temas existenciales: se ahonda en la esencia del ser humano de todos los tiempos, a través de elementos míticos y alegóricos. Aparecen novelas sobre la iniciación o maduración de los adolescentes que critican los modelos culturales dominantes. Es recurrente el tema de la soledad y de la incomunicación. La muerte 4
aparece a menudo como tema central o elemento muy significativo de estas narraciones, ya que sirve para poner en evidencia la transitoriedad de lo humano y, por contraste resaltar el valor de la vida. - Preocupación por los aspectos formales. Las estructuras se complican, por lo que se requiere un lector activo capaz de organizar la materia narrativa. Todos los narradores muestran un gran interés por la experimentación lingüística. En sus novelas intentan reflejar el habla hispanoamericana de cada uno de los países. Se incorporan los ritmos del habla popular, pero sin caer en lo excesivamente localista. Buscan un lenguaje anticonvencional y auténtico que huya de la frase hecha y que más que decir sugiera. Los novelistas que iniciaron este movimiento fueron, entre otros, Ernesto Sábato, Juan Carlos Onetti, José Lezama Lima, Carlos Fuentes, Augusto Roa Bastos, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, etc. Destacamos a continuación aquellos que han alcanzado mayor resonancia: -
ERNESTO SÁBATO.
(Argentina, 1911). Comenzó siendo un científico puro, antes de
abandonar su brillante porvenir para dedicarse a la literatura. Sólo tres novelas, muy espaciadas cronológicamente, le han conferido un puesto singular. Sábato pasa por ser un “novelista intelectual”, tanto por el rigor de construcción de sus obras como por la densidad de problemas que suscitan. Sus obras incluyen, asimismo, elementos que se dirían más propios del ensayo, pero perfectamente integrados en el relato. El túnel (1948) es una breve novela de amor y locura, que arranca y desemboca en un crimen, pero que pone al descubierto, sobre todo, el problema de la incomunicación y de la angustia vital. Sobre héroes y tumbas (1961), extensa narración que incluye una visión apocalíptica del mundo. La acción se descoyunta en episodios diversos, de entre los que destaca el “Informe sobre ciegos”, alucinante parábola, una de las cimas de la narrativa hispanoamericana. Abbadón el exterminador (1974), en la línea de la anterior, alcanza una máxima complejidad, al fundir autobiografía y ficción, realidad y pesadilla, narración y reflexiones de tipo ensayístico, todo aunado para componer otra requisitoria de la civilización contemporánea. Su obra supone una reflexión crítica sobre la sociedad actual. -
JULIO CORTÁZAR. (Argentina, 1914-1984). Fue el principal renovador del cuento de su
generación. Sobresale por sus cuentos fantásticos en la línea de Kafka o de Borges, con títulos como Bestiario (1951), Las armas secretas (1959), Todos los fuegos, el fuego (1966), etc. Cortázar inserta el suceso extraño, el hecho fantástico, en un marco minuciosamente realista, previniéndonos de que los objetos cotidianos pueden ser fuente de sorpresa o de terror. En su novela Rayuela (1963) crea un mundo y unos personajes muy sugerentes. Además, incorpora una curiosa novedad estructural: la obra puede ser leída de diferentes formas; es decir, el autor propone varias posibles lecturas según se siga un orden de lectura u otro (lineal o mediante saltos entre capítulos). Por esta vía se revela el 5
absurdo de la laberíntica realidad que nos rodea y la frustración en el deseo de encuentro sincero con otros seres humanos. El argumento de la novela se desarrolla entre París y Buenos Aires y aborda la relación que mantiene el protagonista, Horacio Oliveira, con el peculiar personaje de la Maga, así como su evocación permanente en la segunda parte del libro cuando vuelve a Buenos Aires tras la desaparición de su amada. Las ulteriores experiencias de Cortázar han sido muy variadas y a veces más audaces; por debajo de ellas se trasluce frecuentemente una atención por los problemas de nuestro tiempo, desde una posición ideológica tan revolucionaria como su posición estética. He aquí algunos títulos: 62: modelo para armar, La vuelta al mundo en ochenta mundos, Último round, Libro de Manuel… La variedad de materiales que integran tales libros, en audaces collages, nos lleva ya a las fronteras de la novela o nos sitúan claramente fuera del género, en un terreno nuevo, conquistado a solas por el autor. -
CARLOS FUENTES
(Méjico, 1928). Es el más destacado novelista mejicano
contemporáneo. Su nacionalidad resulta en su caso un dato explicativo muy importante para comprender su obra, tanto porque lo hace heredero directo de la ya larga tradición de la novela de la Revolución mejicana, como porque la búsqueda de la identidad mejicana es el tema esencial y reiterado de la mayor parte de sus textos. La muerte de Artemio Cruz (1962) confirmó a este escritor como autor destacado de la nueva novela hispanoamericana. En ella, la realidad aparece desde una perspectiva psicológica y, por tanto, individual. El protagonista, Artemio Cruz, al filo de la muerte, ofrece una visión de su vida, centrada en el afán de poder. Los hechos históricos muestran la forma en que los dirigentes han traicionado la Revolución, y el oportunismo de Artemio Cruz, que no vacila en dejar de lado sus ideales para obtener beneficios. La obra presenta una estructura fragmentaria y se narra desde diferentes perspectivas. Con la primera persona aparece el punto de vista del protagonista, que transmite sus sensaciones y vivencias desde el presente. La segunda persona se utiliza en los que una especie de alter ego de Artemio le habla de su vida en el futuro, como si todavía hubiera posibilidad de rectificación. Finalmente, la tercera persona sirve a un narrador omnisciente que relata episodios del pasado, con una localización temporal precisa. El hecho de que el relato se realice desde el punto final, el de la muerte del protagonista, hace que el viaje retrospectivo termine en el punto en el que había comenzado, por lo cual la organización es realmente circular.
- MARIO VARGAS LLOSA
(Perú, 1936). Se dio a conocer con La ciudad y los perros
(1962) que suele considerarse la cabeza de puente de la nueva narrativa hispanoamericana; esta obra constituyó, además, la revelación de un novelista de un talento y una habilidad constructiva impares. La novelística de Vargas Llosa se distingue por su realismo fundamental, desde el que puede elevarse a planos simbólicos o míticos sin introducir elementos sobrenaturales propios del realismo mágico.
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En La ciudad y los perros, el autor refleja la brutal existencia cotidiana de unos cadetes (los “perros”) en una academia militar limeña. El amplio repertorio de procedimientos narrativos (punto de vista múltiple, acciones simultáneas, alternancia de planos temporales, encadenamiento de monólogos interiores) no entorpece la intención crítica de la obra. En su siguiente novela, La casa verde (1966), se incrementa la complejidad técnica y estructural para narrar las múltiples vidas que se entrecruzan en un prostíbulo en medio de la selva. Conversación en la catedral (1969) analiza un proceso de corrupción política a través de la conversación entre un periodista y el guardaespaldas de un dictador. Las novelas de los años setenta, Pantaleón y las visitadoras (1973) y La tía Julia y el escribidor (1977) moderan la experimentación y dan entrada al humor. En 1981 apareció La guerra del fin del mundo, novela épica en la que Vargas Llosa narra la rebelión de una secta de iluminados en el Brasil republicano de finales del siglo XIX. La inquietud política del autor, que alimenta Historia de Mayta (1984), y está presente en otras novelas de los años ochenta y noventa, culmina en La fiesta del Chivo (2000), una minuciosa reconstrucción del complot contra el dictador panameño Rafael Leónidas Trujillo.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ.
(Colombia, 1928). Es el más conocido de los nuevos
narradores. Nació en Aracataca (Colombia). Estudió Leyes, pero se dedicó al periodismo, actividad que desempeña en la actualidad. Ha sido corresponsal en diversos lugares y, tras residir en Roma, Madrid, París y Ciudad de México, ha regresado a su país. Su labor creativa ha sido reconocida con muchos premios, entre ellos el Premio Nobel de Literatura que obtuvo en 1982. García Márquez publica entre 1955 y 1962 una serie de novelas cortas y cuentos: la hojarasca (1955); El coronel no tiene quien le escriba (1958); Los funerales de la Mamá Grande (1962) y La mala hora (1962), son relatos espléndidos que giran en torno al imaginario pueblo de Macondo. Ya está en estas obras la prodigiosa facultad fabuladora del autor, su capacidad para fundir con naturalidad realismo y fantasía en un universo imaginario plagado de sucesos maravillosos y de criaturas empujadas por pasiones irrefrenables. De igual modo, está ya en estos relatos el estilo amplio, barroco, tendente al detalle pintoresco y no exento de ráfagas de humor. La vida de Macondo toma cuerpo en su gran novela Cien años de soledad (1967). García Márquez refleja la vida de siete generaciones de la familia Buendía durante cien años a partir de la primera pareja constituida por Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía, que, por ser primos entre sí, viven obsesionados por la maldición de tener un hijo con cola de cerdo. Si bien la narración gira en torno a la historia de la familia, está indisolublemente unida a la del pueblo hasta el punto de que una y otra surgen y desaparecen al mismo tiempo. Los temas de esta obra son los mitos de nuestra civilización. García Márquez parte de la Creación misma. Su 7
concepción del tiempo es circular y los rasgos de sus personajes son fabulosos y desmesurados. También hay abundantes referencias a un contexto autobiográfico. Todo ello, y la calidad del estilo, hacen de la lectura de esta obra un placer y un asombro inacabables. García Márquez ha publicado después un volumen de cuentos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (1972) y la novela El otoño del patriarca (1975), novela de dictador hispanoamericano. En Crónica de una muerte anunciada (1981) se vale de las aportaciones del género policíaco para narrar una muerte y en El amor en los tiempos del cólera (1985) nos da a conocer un amor cumplido en la vejez. En los años 90 publica Del amor y otros demonios (1994), novela de amor donde se vuelven a dar cita lo extraordinario y lo cotidiano, y la novela-reportaje Noticia de un secuestro (1996), obra en la que se conjugan sus dos profesiones, la literatura y el periodismo, y donde el autor aborda la realidad colombiana actual: los secuestros organizados por los narcortraficantes. En el 2002 ha publicado su autobiografía Vivir para contarla.
4- ÚLTIMAS TENDENCIAS. Con el paso del tiempo y debido a discrepancias sobre ciertos acontecimientos políticos, los integrantes del boom fueron perdiendo la imagen de grupo que habían mantenido hasta el momento. Los caminos narrativos de estos autores y de los muchos que aparecen a partir de los años 70 y 80 tienen un marcado carácter individual que hace difícil establecer características comunes. ● Evolución del realismo mágico. La incorporación natural de lo mágico a la vida cotidiana se continúa en novelas y cuentos de Isabel Allende como La casa de los espíritus o los Cuentos de Eva Luna. Algunas novelas como Rosaura a las diez y Falsificaciones de Marco Denevi, o El mago y El pequeño monje budista de César Aira, incorporan el humor en el tratamiento de sus argumentos. ● Humor e ironía. Estos ingredientes son esenciales en las revisiones del pasado personal o de la historia cultural de algunos países. Muestra de ello son algunas obras de Alfredo Bryce Echenique como Un mundo para Julius y La vida exagerada de Martín Romaña o de Roberto Bolaño que, en Los detectives salvajes, muestra un humor feroz y cruel.
● Referencias literarias. Determinantes en la creación de ficciones como Ardiente paciencia (llevada al cine con el título de El cartero de Neruda) o Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda.
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● Referencias cinematográficas. Los temas y técnicas de la ficción cinematográfica influyen en novelas como La traición de Rita Hayworth y El beso de la mujer araña, de Manuel Puig o En busca de Kingsor, de Jorge Volpi. ● Elaboración lingüística. Una tradición de novela que ha perdurado a lo largo de varias décadas es la de autores como Severo Sarduy o Salvador Elizondo, en lo que se aprecia un interés, más que por el tema o la estructura, por la elaboración lingüística y por lo que esta puede comunicar. Son creadores que consideran el estilo barroco como la mejor forma de rebelión contra las convenciones burguesas que el lenguaje de la novela tradicional ha contribuido a imponer. Lezama Lima supone una gran influencia para ellos. En general, y aunque no desaparece la denuncia de situaciones sociales injustas, los últimos años han producido novelas menos comprometidas y más enfocadas hacia problemas individuales con estilos tan variados como los propios escritores. La producción es tan inabarcable que sería imposible citar a todos los autores influyentes en las letras hispanas. Entre otros, se pueden nombrar a Jorge Bayly, Zoe Valdés, Ángeles Mastretta, Jorge Edwards. Eduardo Galeano, Rodrigo Fresán, Ricardo Piglia, Roberto Fontanarrosa, Laura Esquivel, Sergio Pitol…
ALFREDO BRYCE ECHENIQUE.
Este escritor limeño (1939) hace en muchas de sus
novelas referencias autobiográficas enfocadas con humor, ironía como en Un mundo para Julius, en la que desarrolla la visión infantil del protagonista y su paulatino conocimiento del mundo que le rodea. También ocurre en La vida exagerada de Martín Romaña y su continuación El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz en la que se suceden hilarantes anécdotas protagonizadas por un joven peruano en el París de 1968. Otros de sus títulos son El huerto de mi amada, Tantas veces Pedro, La amigdalitis de Tarzán o Las obras infames de Pancho Marambio.
GUILLERMO CABRERA INFANTE.
Escritor crítico y guionista cubano (1929-2005),
exiliado de su país y premio Cervantes en 1997. Su novela más conocida es Tres tristes tigres, en la que evoca la peculiar realidad cubana anterior a la Revolución de 1959, a la que une reflexiones literarias y políticas a través de los monólogos de sus protagonistas. En esta narración y en La Habana para un infante difunto se recoge el habla propia de la capital caribeña. Narra el recuerdo del pasado adolescente y del descubrimiento del amor, del cine y de la música. Es autor de otras obras como Ella canta boleros y La ninfa inconstante.
ROBERTO BOLAÑO. Escritor chileno (1953-2003) autor de novelas como Los detectives salvajes, novela en la que narra la investigación de unos jóvenes sobre la figura de la poetisa 9
Cesárea Tinajero. Los hechos tienen lugar a lo largo de varios años y en diferentes países, en ella fusiona la intriga policial, la reflexión política y la revisión de algunos mitos literarios y culturales. Otra de sus grandes novelas es 2666 (2004), obra póstuma en la que la ciudad mexicana de Santa Teresa es escenario de horribles asesinatos de mujeres. La confluencia de personajes de distinta procedencia sirve a Bolaño para reflexionar sobre las relaciones humanas y, nuevamente, ironiza sobre algunos tópicos culturales. En una línea similar escribe La literatura nazi en América, que presentarse bajo el molde de los diccionarios de literatura, es una obra en la que los autores ficticios que aparecen sirven para parodiar a escritores y obras reales. Roberto Bolaño es también autor de cuentos, algunos recogidos en títulos como El gaucho insufrible o Putas asesinas.
5- EL CUENTO HISPANOAMERICANO Al igual que en la novela, se considera el año 1920 como el punto de partida de la cuentística contemporánea, ya que alrededor de esa fecha llegan a Hispanoamérica las vanguardias europeas. Aunque no se debe olvidar que también el Modernismo tuvo en el cuento uno de sus principales cauces expresivos.
Horacio Quiroga
es el fundador de la cuentística actual no sólo por sus temas
(personajes en situaciones límite frente a la impresionante fuerza de la naturaleza), sino por la meticulosa construcción de la trama. El cuento hispanoamericano supone un nexo entre los movimientos de vanguardia de los años 20 y el boom narrativo de los años 60, ya que los narradores comienzan desde los años 30 a incorporar innovaciones técnicas y de estilo que la novela recogerá más tarde. En lo que a características se refiere, son las mismas que las del cuento europeo nacido de la mano de Edgar Allan Poe: brevedad, rígida estructura, habituales finales sorprendentes (abiertos o cerrados) y trama única.
1- TENDENCIAS Dentro de la prolífica tradición hispanoamericana del relato corto es posible señalar diferentes tendencias basadas en la temática que abordan:
● Cuento realista. Centrado en algún aspecto de la realidad exterior, del que dan cuenta de manera testimonial, de igual manera que la novela de la tierra y la narrativa indigenista. A lo largo de los años esta línea realista incorporará los temas y técnicas del realismo existencial, del realismo comprometido y del neorrealismo. Relatos de Horacio Quiroga, Salarrúe o Mario Benedetti pertenecen a esta línea. Cuento fantástico. Introducen en lo cotidiano un elemento de extrañeza (una presencia sobrenatural, un acontecimiento milagroso, etc.) que se sale de los parámetros racionales de la percepción, pero que resultan aparentemente lógicos; hecho que suscita 10
perplejidad en el lector y que genera finales impactantes. Revelan la influencia del surrealismo y de la literatura fantástica anglosajona. Algunos autores de esta tendencia son Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Felisberto Hernández, Juan José Arreola, Virgilio Piñera o Augusto Monterroso. Realismo mágico. Cuentos en los que la realidad y fantasía no funcionan como elementos antagónicos, sino que forman, sin contradicción, parte del mismo mundo. Además del surrealismo, influye en esta tendencia la recuperación de las tradiciones culturales precolombinas (incas, mayas, aztecas, etc.) Los autores más importantes de esta tendencia son Juan Rulfo, Gabriel García Márquez y Miguel Ángel Asturias, entre otros muchos.
JORGE LUIS BORGES. Ya lo hemos mencionado como un innovador en la década de los cuarenta, concretemos ahora algunos rasgos específicos de sus cuentos: - Los cuentos de Borges son, ante todo, originales. A veces comienzan como si se tratara de un estudio erudito; en ocasiones carecen de anécdotas y se aproximan al tono de ensayo o disquisición filosófica. El arranque puede ser un suceso, un dato histórico, una leyenda, un mito clásico (su cultura se percibe siempre). Pero lo que importa es adónde llega el autor. - Sus cuentos nos ponen en contacto con lo excepcional, con lo insólito. Pero son algo más que “cuentos fantásticos”: son sutiles ejercicios mentales o complejos juegos metafísicos que pueden llegar a producir un auténtico vértigo intelectual. - Sus temas predilectos son la visión de la realidad como un laberinto incomprensible, la personalidad humana y sus extraños desdoblamientos, el destino del hombre y de la civilización, el tiempo, la eternidad, el infinito, la muerte… Se trata, pues, de una narrativa de perfiles metafísicos. En ella late un espíritu elegantemente escéptico y preocupado por los enigmas del vivir humano. - Junto a ello, hay que destacar sus valores literarios. Borges es, ante todo, un creador con un inmenso talento poético. Sus cuentos responden a un placer de fabular que nos lleva al placer de leer. Y su estilo es inconfundible: aparentemente frío, pero cargado de sentido y enormemente sugeridor; lo definen, entre otras cosas, una sutil ironía, la precisión y, a la vez, repentinos hallazgos poéticos.
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2- DE LOS AÑOS SESENTA A LA ACTUALIDAD Los relatos cortos de los narradores del boom han pasado en algunos casos inadvertidos debido a la importancia de sus novelas. Además de García Márquez (La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada), otros autores han cultivado el género.
Julio Cortázar muestra en sus cuentos a veces bajo la influencia del surrealismo- una realidad compleja que suele aparecer parodiada. Destacan, como ya hemos señalado, los relatos recogidos en Bestiario, El perseguidor, Todos los fuegos, el fuego, Las armas secretas, Historias de cronopios y famas, donde revela el absurdo de lo cotidiano con un gran sentido del humor.
Mario Benedetti
, escritor uruguayo, refleja en Montevideanos, La muerte y otras
sorpresas y Con y sin nostalgia la vida diaria y las circunstancias políticas de su país desde una postura comprometida con un lenguaje sencillo y coloquial.
Augusto Monterroso
(1921-2003).Mención aparte requiere el genial cuentista
guatemalteco Sus cuentos, muchos de ellos auténticos microrrelatos, tienden a la máxima condensación, pero obedecen a un elevado rigor compositivo. Una ironía sutil impregna toda su obra, en la que predominan el tono paródico y la burla de la hueca prepotencia intelectual. Entre sus libros destacan Obras completas (y otros cuentos) (1959), La oveja negra y demás fábulas (1969) y Movimiento perpetuo (1972), Posteriormente ha publicado unas originalísimas misceláneas en prosa: Lo demás es silencio (1978), La letra e (1987) o La vaca (1998).
3- MICRORRELATOS A partir de la decadencia del boom, tal y como sucede en la novela, la variedad de propuestas estéticas es enorme, pero sí puede señalarse como característico el abundante cultivo del microrrelato o microcuento, que ya había aparecido a principios del XX de la mano de Julio Torri. Maestros de este subgénero cuentístico son Augusto Monterroso, Juan José Arreola, Andrés Neuman, Marco Denevi o Fernando Iwasaki. Áfraga musulmana en papiro de oxyrrinco Estabas a ras de tierra y no te vi. Tuve que cavar hasta al fondo de mí para encontrarte. JUAN JOSÉ ARROLA: Por favor, sea breve, Páginas de Espuma
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