William Soto Santiago

La Señal Para La Generación Incrédula Es necesario reconocer y entender, conocer, las señales de los tiempos; y las señales de este tiempo final es necesario reconocerlas: la Señal de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles, enviando a Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta y llamando a Sus escogidos en este tiempo final; esa es una Señal profética para el fin del siglo y para el Día Postrero.

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Este mensaje predicado por nuestro amado hermano William Soto Santiago, Es distribuido gratuitamente. “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que tiene sed venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Apocalipsis 22:17

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Ya hemos visto que verán muchas señales, pero no entenderán; pero después verán una: la resurrección de los Dos Olivos; y esa sí la verán y la entenderán, porque la verán con sus propios ojos, aunque sea por televisión. Pero los escogidos de Dios entenderán las señales que anteceden a la resurrección y a la transformación, para recibir así la fe para ser transformados y raptados en este tiempo final; así que para los escogidos hay señales que les estarán indicando que estamos viviendoen el fin del siglo y en el fin del tiempo, en el Día Postrero. Esas señales son las profecías que están siendo cumplidas en este tiempo final; esas son las señales de los tiempos. Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto todos seamos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Muchas gracias por vuestra amable atención a todos los presentes y a los que están a través de internet, y pasen todos muy buenas noches. Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión de domingo de resurrección. Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín. Que Dios les continúe bendiciendo a todos. “LA SEÑAL PARA LA GENERACION INCREDULA.”

LA SEÑAL PARA LA GENERACION INCREDULA Por William Soto Santiago Domingo, 4 de abril de 1999 P.M. Cayey, Puerto Rico Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes; es para mí una bendición grande estar nuevamente con ustedes en esta ocasión para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios en este día domingo de resurrección, donde recordamos la resurrección de Cristo y las cosas que sucedieron en ese día cuando Cristo resucitó. Luego de resucitado apareció a María Magdalena y otras mujeres, y luego apareció a los caminantes de Emaús, y luego apareció a otros discípulos, y así podemos ver que ese día de resurrección fue un día muy grande, muy glorioso, en la historia del cristianismo, porque fue el día en que Jesús se levantó victorioso; y esa victoria El la obtuvo para beneficio de todos nosotros. Y ahora, viendo que fue un día glorioso aquel, lo recordamos y hablamos de las cosas que acontecieron; y como El venció la muerte, se levantó victorioso, dice la Escritura, dice Cristo, que El tiene las llaves del infierno y de la muerte; y ahora podemos ver que El puede prometer una resurrección para los creyentes en El, porque El tiene las llaves de la muerte y también del infierno; por lo tanto puede traer una resurrección en el Día Postrero para todos los que han partido, y una transformación para nosotros los que vivimos, porque El se levantó victorioso el domingo de resurrección. Leemos en San Mateo, capítulo 12, verso 38 al 42, donde dice: “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días

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y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.” Que Dios bendiga nuestras almas y nos permita entender Su Palabra. Nuestro tema es: “LA SEÑAL PARA LA GENERACION INCREDULA.” La señal para la generación incrédula no es la señal que deben ver o que deben esperar ver los creyentes en Jesucristo. A través del Ministerio de Jesucristo los discípulos de Jesucristo estuvieron viendo muchísimas señales, pero la señal más grande que estaba siendo manifestada allí en medio del pueblo hebreo era la señal de la Primera Venida de Cristo; y aquello marcaba para el pueblo hebreo el fin de la Dispensación de la Ley y el comienzo, el entrelace, de la Dispensación de la Gracia, donde Dios establecería un Nuevo Pacto con el pueblo hebreo y con todo ser humano: establecería un Pacto por medio de la Sangre del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; y ya no se iban a requerir más sacrificios de animalitos para cubrir el pecado, ni se iban a requerir cosas que en el Antiguo Testamento eran requeridas conforme a las ordenanzas de la Ley dada al pueblo hebreo; ni siquiera se iba a requerir la circuncisión, porque San Pablo dice en Gálatas, capítulo 6, verso 15, de la siguiente manera, con relación a la circuncisión para las personas. Dice: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” O sea, creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo. Ya sea que la persona sea circuncidada o esté circuncidada o no esté circuncidada, lo importante es ser un creyente en nuestro amado

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preguntaron diciéndole: “Dinos acerca...” Preguntaron acerca de Su Venida. Le dicen: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas (o sea, la destrucción de Jerusalén), y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Y la Señal de Su Venida y del fin del siglo, o sea, la Señal de Su Venida y la Señal del fin del siglo, vean ustedes, la Señal del fin del siglo es el Hijo del Hombre enviando a Sus Angeles para llevar a cabo la cosecha del trigo, y también para la cizaña ser recogida en manojos para ser colocada en el horno de fuego y ser quemada. La Señal del fin del siglo, vean ustedes, es el Hijo del Hombre enviando a Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a Sus escogidos. Y esa Señal el mundo no la verá, aunque se esté cumpliendo; pero los entendidos entenderán y la verán, y comprenderán así el cumplimiento de esta Señal del fin del siglo y la Señal de la Venida del Hijo del Hombre, la cual también nos habla Cristo que será vista la Señal del Hijo del Hombre en el Cielo. Febrero 28 de 1963 fue vista una nube misteriosa, la cual fue formada por ángeles de Dios: los siete ángeles mensajeros de las siete edades y un Angel que era diferente a los demás, el cual es Cristo, el Angel del Pacto, y ahí tenemos al Hijo del Hombre envuelto en esa nube formada por ángeles para enviar Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta y llamar y juntar a Sus escogidos en el tiempo final. Desde el 1963 en adelante fue vista esa Señal en el cielo que da testimonio de lo que Cristo estará haciendo en esta Tierra. Desde el 1963 en adelante, cosas grandes, misterios proféticos, han estado cumpliéndose, y a muchos se les han pasado por encima, porque no han comprendido el misterio de estas profecías correspondientes al Día Postrero; pero no queremos que se les haga tan tarde que les toque ver la Señal de la resurrección de los Dos Olivos, sino que podamos ver estas señales que anteceden a la resurrección de los muertos en Cristo, y seamos todos preparados para ser transformados y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. “LA SEÑAL PARA LA GENERACION INCREDULA.”

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los juicios divinos cuando estén siendo derramados sobre la Tierra. Y también habrá otra Señal que tendrá que ver con muerte y resurrección, que será la Señal de la muerte y resurrección de los Dos Olivos, conforme a Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 al 7; y esa Señal la verán hasta por la televisión. Pero con esa Señal que ellos verán no será para salvación de ellos; con esa Señal de la resurrección vendrá un terremoto tan grande que morirán miles de personas; son unos siete mil que dice que morirán ahí en la ciudad, y no se sabe a través del mundo cuántos más morirán si estremece el mundo entero; como sucedió en la crucifixión de Cristo, que hubo un gran terremoto, en donde las piedras se abrieron y hubo una resurrección. Vamos a dejar esa Señal tranquilita ahí, porque esa Señal será vista por los incrédulos; pero cuando eso suceda, recuerden, ya estarán los Dos Olivos adoptados; por eso podrá suceder esa resurrección, así como Cristo ya estaba adoptado cuando murió y luego pudo resucitar. Vamos a dejar esa partecita quietecita ahí, ya que eso es para otra etapa. Vamos a aprovechar bien nuestro tiempo en esta parte de Pre-Adopción, viendo las señales de este tiempo final, reconociéndolas, y así estando apercibidos y preparados así para ser transformados en este tiempo final. Es necesario reconocer y entender, conocer, las señales de los tiempos; y las señales de este tiempo final es necesario reconocerlas: la Señal de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles, enviando a Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta y llamando a Sus escogidos en este tiempo final; esa es una Señal profética para el fin del siglo y para el Día Postrero. Y así por el estilo hay un sinnúmero de señales para ser vistas en este tiempo, ser vistas al estar siendo cumplidas, las cuales no podemos dejar que se nos pasen por encima, porque no podríamos obtener el beneficio del cumplimiento de esas señales. También tenemos la promesa de la señal del Hijo del Hombre en el Cielo con Sus Angeles, enviando Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta; y también, vean ustedes, en la pregunta que le hicieron Sus discípulos a Jesús, en San Mateo, capítulo 24, verso 3, cuando le

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Señor Jesucristo, recibir Su Espíritu Santo, y así nacer de nuevo; y así tener el nuevo nacimiento, que es lo importante, lo que tiene valor delante de Dios. La circuncisión en el Nuevo Testamento es en el alma, en el corazón de la persona, donde Dios dijo que llevaría a cabo la circuncisión en medio del pueblo, en el Nuevo Pacto, y escribiría Sus Leyes en sus corazones, y les daría un nuevo corazón y un nuevo espíritu, un corazón de carne, un corazón sensible a la Palabra de Dios y a la Presencia de Dios, para Dios entrar en Espíritu Santo a ese corazón y ahí escribir Sus Leyes, y ahí estar colocado el Pacto de Dios bajo la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario; pues el Espíritu Santo al entrar al alma, al corazón de la persona, coloca ahí, tiene ahí colocada la Sangre del Nuevo Pacto; está colocada en el dintel y en los postes de la puerta de nuestra alma, de nuestro corazón, para tener vida eterna. Ahora, podemos ver que bajo el Nuevo Pacto muchas cosas fueron actualizadas, como la circuncisión en el alma, como también el cordero pascual y el cordero o macho cabrío; todo eso fue actualizado en Cristo. Cristo viene a ser nuestra Pascua, nuestro Cordero Pascual, y viene a ser también el Macho Cabrío de la Expiación; y la Sangre de Cristo vino a ocupar el lugar de la sangre de la expiación y de la sangre del cordero pascual, porque en Cristo se cumplen todos aquellos sacrificios que el pueblo hebreo realizaba. Ahora podemos ver bajo el Nuevo Pacto cómo Dios trata con el ser humano y produce el nuevo nacimiento en las personas que lo han recibido como su Salvador; y así se entra al Nuevo Pacto bajo la Sangre derramada de Cristo en la Cruz del Calvario. Bajo este Nuevo Pacto el ser humano obtiene lo que no pudo obtener en el Pacto antiguo del Antiguo Testamento; en el Antiguo Testamento no se pudo obtener el nuevo nacimiento, o sea, que las personas no podían nacer de nuevo, y por consiguiente no podían tener vida eterna; o sea, que bajo el Pacto de la Ley, dice la Escritura, que el que hiciera estas cosas viviría, y el que no, moriría; pero bajo el Nuevo Pacto Cristo nos da vida eterna sin obras, es por Gracia que recibimos la vida eterna. Y luego, a causa de la vida

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eterna recibida de parte de Cristo, entonces las obras de la fe son manifestadas en nosotros, y es Cristo el que obra el querer como también el hacer; es la Obra de Cristo en los que creen en El. Y ahora, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual le apareció a Abraham en diferentes formas, lo encontramos apareciendo en la forma de un hombre llamado Melquisedec, Rey de Salem y Sacerdote del Dios Altísimo del Templo que está en el Cielo, Rey de Paz; lo encontramos apareciéndole en forma visible y dándole pan y vino a Abraham; tipo y figura de Cristo dándonos de Sí mismo a todos nosotros. El dijo en la última Cena, dando el pan, partiendo el pan y dando a Sus discípulos, El dijo: “Este es mi cuerpo que por vosotros es partido,” o sea, que representó Su cuerpo en el pan; y tomando la copa y bendiciéndola, dando gracias a Dios, dio a Sus discípulos y dijo: “Esta copa es la Sangre del Nuevo Pacto que por vosotros es derramada.” Representó Su Sangre en el vino. Y ahora vean cómo lo que Cristo nos dijo: “El que no coma mi carne y beba mi sangre, no tiene vida permaneciente en Sí mismo.” Y ahora El nos daría Su carne, sería sacrificado Su cuerpo, y nos daría Su Sangre, porque sería derramada para limpiarnos de todo pecado a todos nosotros. Y vean ustedes, en el pan y el vino que le dio Melquisedec a Abraham está representado allí Cristo dándonos de Sí mismo; y para el Día Postrero cada hijo de Abraham nacido de nuevo, recibirá de Cristo mismo, así como Abraham recibió de Melquisedec, para cada escogido de Dios venir a ser en el Día Postrero a imagen y semejanza de Cristo; o sea, que lo que falta para que nosotros obtengamos nuestra transformación y los muertos en Cristo la resurrección, lo dará Cristo en Su Segunda Venida. Y El es el Rey de Jerusalén, de Salem, El es Rey de Justicia, El es Príncipe de Paz, y El también es Melquisedec, el Sacerdote del Templo que está en el Cielo; el cual ha estado haciendo intercesión en el Cielo desde que ascendió al Cielo con Su Sacrificio y Su Sangre, ha estado haciendo intercesión allí con Su propia Sangre, en favor de todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

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de nuestro espíritu, nuestra alma, y ahora falta la redención física, la redención del cuerpo, que es la transformación de nuestros cuerpos, que es la Adopción de los hijos e hijas de Dios para recibir el Reino; porque cuando es adoptado es que entonces recibe todos los negocios de su Padre para llevarlos a cabo en toda su plenitud (y ahí hay un misterio muy grande, del cual hablaremos en otra ocasión). Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “LA SEÑAL PARA LA GENERACION INCREDULA.” Ahora, para nosotros que creemos, nosotros no necesitamos ver la Señal que Dios le dará a la generación incrédula; nosotros lo que necesitamos es ver y creer el cumplimiento de las promesas divinas que están siendo cumplidas en este tiempo final, y así somos preparados para ser transformados en este tiempo final. Pero viene la resurrección de los muertos en Cristo, que es una Señal, pero que el mundo cuando vean esta Señal cumplida, si ven alguno de los muertos resucitados, si los llegan a ver, no creerán que es uno de los muertos que resucitó. ¿Por qué? Porque aun los discípulos de Jesucristo, cuando Cristo resucitó, en el primer día no creían que había resucitado; no le creyeron a los que lo vieron resucitado, y aun cuando El se presentó ante ellos, no creyeron. Y El les dijo: “Vean, un espíritu no tiene carne y hueso como yo tengo.” Ellos creían que era un espíritu; y ahora lo mismo que ellos esperaban, porque Cristo lo había prometido, no lo creían. La resurrección de los muertos en Cristo es una promesa que va a ser cumplida en algún año del séptimo milenio, y nuestra transformación también; y luego todos vamos a ser jovencitos con un cuerpo eterno, seremos inmortales físicamente también; y de ahí en adelante ni siquiera una gripe nos dará, ni siquiera un estornudo de alergia nos dará. Así que es grande la bendición de Cristo para cada uno de ustedes y para mí también. Luego, miren ustedes, también estará la gran tribulación, que será una Señal también para los incrédulos, de que estarán viviendo en el fin del tiempo. O sea, si con las señales proféticas de bendiciones para la Iglesia, no creen, pues creerán con las señales de

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manifestados por el Espíritu Santo, por el Angel del Pacto, podemos ver que estamos viviendo en el fin del siglo que dijo Jesús que llamaría y juntaría a Sus escogidos, que recogería el trigo, pero que la cizaña también sería recogida para ser echada en el horno de fuego. Ahora, hemos llegado al fin del siglo del calendario de los gentiles, llamado el calendario cristiano; y por otro lado tenemos la promesa de la resurrección de los muertos en Cristo para el Día Postrero; y el Día Postrero siendo el séptimo milenio, encontramos que el pueblo entra al Día Postrero, al séptimo milenio, para en algún año del séptimo milenio recibir los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos recibir nuestra transformación; pero si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio, el Día Postrero, pero no sabemos en qué año resucitarán los muertos en Cristo y nosotros los que vivimos seremos transformados, pero ya sabemos que es para el Día Postrero delante de Dios; porque así Cristo lo prometió, diciendo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero,” San Juan, capítulo 6, versos 39 al 56, donde encontramos cuatro pasajes donde Cristo dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” Ahora, a la Iglesia del Señor Jesucristo es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, del Reino de Dios; a Ella es concedido conocer estos misterios, porque Ella es la que será transformada y llevada a la Cena de las Bodas del Cordero, porque Ella es la Esposa-Novia del Cordero, la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, con la cual Cristo se casa, se une; y así Cristo y Su Iglesia vienen a ser una sola carne, como el esposo y la esposa vienen a ser una sola carne; aunque veamos dos personas, pero esas dos personas son una sola carne. Y ahora, vean ustedes cómo para este tiempo final hay tantas bendiciones, tantas profecías, para ser cumplidas, donde hay grandes bendiciones para cada uno de ustedes y para mí también. Este es un tiempo para estar con nuestro corazón y nuestra mente puesta en las cosas de Dios, esperando nuestra redención, o sea, la redención de nuestro cuerpo. Ya hemos recibido la redención

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Y ahora, tenemos el Israel celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, el cual es compuesto por hebreos y por gentiles redimidos con la Sangre del Señor Jesucristo y llenos del Espíritu de Dios, y por consiguiente, nacidos de nuevo. Esas son las personas que al recibir el nuevo nacimiento, del cual Cristo le habló a Nicodemo, obtienen un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, igual al cuerpo teofánico de nuestro amado Señor Jesucristo, en el cual le apareció a Abraham como Melquisedec, y le apareció también a Manoa, y le apareció a Jacob en aquella noche en la cual Jacob luchó con el Angel de Jehová toda la noche, y ya cuando amanecía el Angel le dijo: “Suéltame, porque raya el alba,” y ya tenía que irse el Angel de Jehová. Jacob le dijo: “Yo no te soltaré hasta que tú me bendigas,” y ya Jacob estaba herido en su pierna, su cadera descoyuntada, porque el Angel lo había tocado en el encaje de su cadera y se había descoyuntado ahí el encaje; por lo tanto, Jacob aun en esa condición continuó agarrado del Angel, luchando y clamando y llorando, y pidiéndole la bendición al Angel de Jehová; y el Angel le dijo: “¿Cómo te llamas?” Recuerden que aunque Dios sabe todas las cosas, hay cosas que usted tiene que hablar. Y Jacob le dice: “Jacob. Me llamo Jacob.” El Angel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.” Y allí él estaba luchando con el Angel de Jehová, por consiguiente estaba luchando ¿con quién? Con Dios. El Angel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel.” De un nombre que significaba “suplantador,” vino a obtener un nombre que significa: “Príncipe con Dios.” Un Príncipe con Dios vino a ser Jacob al recibir la bendición del Angel de Jehová. Y ahora, todos los hijos e hijas de Dios que se han agarrado de Cristo, el Angel del Pacto... Vean ustedes, durante todo este tiempo de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, como Jacob se agarró del Angel de Jehová, los hijos e hijas de Dios, creyentes en Jesucristo, se han agarrado de Jesucristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, y han estado luchando toda esta noche; porque este mundo se ha encontrado viviendo en oscuridad; ha sido un lapso de

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tiempo de dos mil años de oscuridad espiritual para la raza humana, y solamente por medio de la luz del sol, de Cristo, reflejada a través de los mensajeros de cada edad en la Iglesia de Jesucristo, y la Iglesia de Jesucristo siendo representada en la luna, estuvo reflejando la Luz de Cristo. Pero el mundo ha estado viviendo en noche; ha sido un tiempo de noche para la humanidad, a tal grado que la ciencia no sabe si es hijo de mono o de chimpancé o de gorila, o de algún otro animal; a tal grado que el ser humano no sabe ni cuál fue el pecado original allá en el Huerto del Edén; a tal grado que el ser humano no sabe ni cómo era Adán en el principio; no sabe que era: alma, espíritu teofánico de la sexta dimensión y cuerpo creado por Dios; un hombre con vida, el cual podía vivir eternamente si no pecaba; y Eva, la cual fue tomada del costado de Adán, y en la cual Dios colocó el espíritu femenino que estaba en Adán, lo colocó en Eva... Porque el hombre antes de tener su compañera aquí en la Tierra, tenía el espíritu masculino y el espíritu femenino en él; y Eva estaba en él; de Adán fue tomada, sacada, Eva, fue tomada, sacada, de su costado; por eso la mujer es para ser amada con el corazón; y Adán y Eva podían vivir eternamente si no pecaban. Ahora, ¿cómo fue posible que surgiera el pecado en medio de personas como Adán y Eva? ¿Cómo fue posible que la serpiente engañara Eva? Porque la serpiente era el animal más cercano al ser humano, era nada menos que el eslabón perdido que la ciencia está buscando. Desde hace algún tiempo han estado comentando algunos científicos que la serpiente sí tenía piernas o patas, pero todavía no han descubierto bien; y se rompen la cabeza pensando y diciendo: el ser humano no tiene la cantidad de años que conforme a la Biblia se piensa que tiene el ser humano; porque han estado desenterrando cadáveres en sus estudios arqueológicos, en sus investigaciones arqueológicas, y han descubierto cadáveres de miles o millones de años atrás; pero lo que no saben es que esos son los cuerpos de esa raza animal que se llamaba la serpiente, que era la raza animal más parecida al ser humano; era como un hombre, pero no tenía alma; y

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con la gente, no hay que estar tratando de obligar a la gente a que crea, sino déle la Palabra, y así escucharán la Voz de Dios; y el que es de Dios dirá: “Esto era lo que yo estaba esperando, ahora sí que puedo entenderlo. Antes no comprendía, pero ahora sí puedo entender.” Y cualquiera le puede preguntar: “¿Y tú lo entiendes todo?” — “No lo entiendo todo, pero lo que no entiendo ahora lo voy a entender después; pero ya comencé a entender, ya Dios comenzó a abrirme el entendimiento y ha comenzado a abrir las Escrituras del Día Postrero; por lo tanto yo he comenzado a entender y he comenzado a oír la Voz de Dios en este Día Postrero.” Cristo en la parábola del sembrador dice que la buena tierra es aquel que oye la Palabra y la entiende, esa es la buena tierra; y esos son representados en las ovejas del Buen Pastor. ¿Quiénes son las ovejas del Buen Pastor, de Cristo? El que oye la Voz de Cristo, la Voz del Buen Pastor. “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen.” Así que no hay motivo por el cual estar discutiendo con la gente, estar tratando de que crean, sino darle el Mensaje, la Palabra, el Mensaje de Dios para nuestro tiempo; porque ese es el Alimento espiritual para el alma de todos los hijos de Dios del Día Postrero. De momento puede ser que no comprendan por causa de las interpretaciones que habían escuchado en otros tiempos o de las interpretaciones que ellos mismos le habían dado a las Escrituras; pero a medida que vayan escuchando se les irá abriendo todo el Programa divino y el entendimiento; y luego dirán: “Verdaderamente Jesucristo está abriendo las Escrituras, estos misterios de este Día Postrero, y también nos está abriendo el entendimiento y el corazón para poder comprender todos estos misterios.” Y ahora con la manifestación de estos misterios de este Día Postrero, enviando el Hijo del Hombre a Sus Angeles, Cristo enviando a Sus Angeles, los Ministerios de Moisés y Elías para llamar y juntar a los escogidos, esa es la Señal para el fin del siglo del cual Cristo habló. Y ahora, estando nosotros escuchando el llamado de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, bajo los Ministerios

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esa Ciudad. Ahora miren cómo Dios guió a Abraham, lo guió al lugar donde esa Ciudad estará, y le dio por heredad todo el territorio donde estará esa Ciudad; o sea, que la Ciudad de Dios estará en la Herencia que Dios le dio a Abraham; por lo tanto, allí estarán todos los hijos de Abraham. Y vean ustedes cómo Jacob luchó por la bendición de Abraham, la Bendición de la Primogenitura. Y ahora el equivalente a aquella lucha que tuvo Jacob con el Angel de Jehová hasta que rayaba el alba, y no soltó el Angel hasta que recibió la bendición del Angel, estará actualizada en este Día Postrero, en la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo en el Día Postrero, por medio del Angel que viene con el Sello del Dios vivo. Y cuando Israel vea esa manifestación del Angel del Pacto, del Angel de Jehová, a través del Angel que viene con el Sello del Dios vivo, a través del Angel del Señor Jesucristo, Israel dirá: “¡Este es al que nosotros estamos esperando!” Reconocerá la manifestación del Angel del Pacto, del Angel de Jehová, a través de carne humana. Pero el Angel de Jesucristo no es el Señor Jesucristo, él solamente es el instrumento de Jesucristo para esa manifestación; por eso es que la promesa de sentarse con El en Su Trono, también será una bendición para el Angel de Jesucristo, que es el que viene con la revelación de Jesucristo para el Día Postrero. Cristo estará revelado en medio de Su Iglesia y a Su Iglesia, y luego al pueblo hebreo, por medio de Su Angel Mensajero. Y así nos traerá Cristo la Bendición de la Primogenitura siendo materializada también en la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, porque esa es una parte de la Bendición de la Primogenitura para ser cumplida en este tiempo final. Ahora, a nadie hay que obligar a creer. “El que es de Dios, la Voz de Dios oye,” dice el Señor Jesucristo. “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen.” Es un Programa divino, el cual está diseñado por Dios desde antes de la fundación del mundo, el cual está siendo llevado a cabo por nuestro amado Señor Jesucristo; así que no hay que luchar

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esa era la diferencia que tenía esa raza animal con la raza humana; pero tenía lugar para el alma; y en ese lugar para el alma fue que el diablo se metió y se hizo carne en la serpiente y engañó a Eva. Y de ahí en adelante la raza humana ha tenido problemas. Adán estaba consciente luego, que si también él pecaba tendría problemas él; pero él amaba a Eva y aceptó la proposición de Eva, como Eva había aceptado también la proposición de la serpiente; y Adán por evitar perder a Eva, aceptó y pecó; pero estaba consciente de lo que estaba haciendo, porque Adán fue el primer profeta, y profeta dispensacional que Dios colocó en este planeta Tierra; Adán sabía lo que estaba haciendo. Eva no estaba completamente consciente de lo que estaba haciendo, pero Adán sí, porque Adán era un profeta, y profeta dispensacional. Pero Adán salió en rescate de su esposa, porque la amaba. ¿Y cómo fue posible que ocurriera esa caída del ser humano en el Huerto del Edén? Porque todavía Adán y Eva —y sobre todo Adán— no habían sido adoptados. La Adopción de Adán todavía no se había llevado a cabo. Adán y Eva si no pecaban iban a tener descendencia, ellos iban a poblar la Tierra; pero no por medio de la unión íntima, sino por medio de Creación divina, y por consiguiente sería teniendo primero los hijos en la sexta dimensión y trayéndolos de allá acá, y obteniendo un cuerpo del polvo de la Tierra creado por Dios. Y esto fue interrumpido, se interrumpió allá en la caída. Pero por cuanto ese es el Orden Divino para vida eterna, miren ustedes, Cristo vino por Creación divina. Dios colocó una célula de vida en el vientre de María, la cual se multiplicó célula sobre célula, y así fue formado el cuerpo de Jesús, por Creación divina, el cual nació sin pecado. Antes de tener ese cuerpo físico, Jesús tenía Su cuerpo teofánico. Por eso es que El dice en San Juan, capítulo 8, verso 56 en adelante, de la siguiente manera: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

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Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.” Juan el Bautista dijo que Jesús era primero que él, y sin embargo nació después de Juan el Bautista; y ahora Jesús dice que El es antes que Abraham, pues es antes que Abraham y antes que Adán también. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” San Juan, capítulo 1, verso 1 al 4. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.” (San Juan 1:14) Ahora, vean cómo el Verbo que era con Dios y era Dios; o sea, Dios con y en Su cuerpo teofánico es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, ese cuerpo teofánico es el Verbo, es el cuerpo de la Palabra; y Dios estando en ese cuerpo teofánico creó el universo completo. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1) Y en San Juan, capítulo 1, dice que fue el Verbo que hizo, que creó, todas las cosas. Y San Pablo nos dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.” Vean, Dios por medio de Cristo hizo el universo, Dios estando en Su cuerpo teofánico creó todas las cosas; y luego el Verbo que era con Dios y era Dios, se hizo carne y habitó en medio de los seres humanos, y era Emanuel, Dios con nosotros. “Grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne,” dice San Pablo en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16.

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Abraham, de Isaac y de Jacob,” y había libertado al pueblo hebreo, y había alumbrado al pueblo hebreo por el desierto durante las noches por 40 años, ahora le aparece a Saulo de Tarso, y Saulo lo reconoce como el Señor, y le dice: “Señor, ¿quién eres?” Y esa Luz le dice, la Columna de Fuego, la Shekinah, le dice: “Yo soy Jesús a quien tú persigues.” Cristo había dicho: “Salí del Padre y vuelvo al Padre, salí de Dios y vuelvo a Dios.” Había vuelto a ser la Columna de Fuego apareciendo en medio de la Iglesia y en medio del pueblo hebreo. Y ahora, siendo una luz más fuerte que el sol, ¿podrá alumbrar la Nueva Jerusalén? Aun podría alumbrar el mundo entero y todos los sistemas solares; pero le da Dios soles a cada sistema solar para que de ahí reciban la luz. Ahora, podemos ver que Dios hace una mudanza, o sea, el Cielo se une con la Tierra; el Cielo y la Tierra se abrazan en Amor Divino, y Dios viene a morar en la Tierra, en la Nueva Jerusalén, que es la Ciudad de Dios; y por consiguiente este planeta Tierra será el centro del universo completo; y esas son palabras mayores en términos científicos, y más aún en términos proféticos y en términos del pensamiento divino. Así que miren todo lo que Dios ha tenido en su mente desde antes de la fundación del mundo. Ahora, sigue diciendo: “Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” (Apocalipsis 21:24-27 - Ed) Esa es la Ciudad de los Primogénitos de Dios, esa es la Ciudad de los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, esa es la Ciudad de los redimidos con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, esa es la Ciudad que buscaba Abraham, pues la vio en sus visiones y sueños y salió a buscarla, se adelantó; pero esa Ciudad estará en la Tierra, y Abraham estará en

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tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.” ¿Y quien es el Alfa y Omega, el primero y el último, el principio y el fin? Nuestro amado Salvador Jesucristo. “Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.” Y en el verso 22 al 27 de este mismo capítulo, dice: “Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna (o sea, tiene luz propia) que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.” Desde la cúspide del monte, donde estará Cristo, desde ahí la Columna de Fuego que alumbró al pueblo hebreo por el desierto estará alumbrando la Ciudad, la Nueva Jerusalén; por eso no habrá día y noche, sino sólo día. Si fuera luz del sol, entonces tendría noche; pero por cuanto es la Luz de Dios, la misma Luz que alumbró al pueblo hebreo por el desierto, la misma Luz que estaba sobre el propiciatorio, sobre el arca del pacto, en medio de los dos querubines de oro, esa misma Luz estará resplandeciendo en la Nueva Jerusalén. La misma Luz que le apareció a San Pablo, más fuerte que el sol, y le habló a San Pablo diciéndole: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” Saulo sabiendo que era la Columna de Fuego, el Pilar de Fuego, que le había aparecido a Moisés y le había dicho: “Yo soy el Dios de

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Y Malaquías, capítulo 3, verso 1 en adelante, hablándonos de la venida de Juan el Bautista, el precursor de la Primera Venida de Cristo, dice: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.” Esta es la profecía para la Primera Venida de Cristo, en donde Dios enviaría un profeta preparándole el camino: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.” ¿Quién dice que envía Su Mensajero? Dios. ¿Le va a preparar el camino a quién? Al Angel del Pacto, al Angel de Jehová, al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que vendrá en carne humana en medio del pueblo hebreo. Le estará preparando el camino a Emanuel, que es Dios con nosotros, viniendo en la forma de un hombre, de un profeta, para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario. “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.” ¿Quién vendría? El Angel del Pacto, el Angel de Jehová, y el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto; y El es el que tiene el Nombre de Dios. Conforme al libro del Exodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, El es el que tiene el Nombre Eterno de Dios, porque en él es que está Dios manifestado en toda Su plenitud en la sexta dimensión. Aquí en el Antiguo Testamento, vean ustedes, Dios en Su cuerpo teofánico llamado el Angel de Jehová ó Angel del Pacto, tiene ahí Su Nombre Eterno. Dice: “He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te

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dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren. Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.” Y luego cuando vino el Angel del Pacto manifestado en carne humana en la persona de Jesús, en el velo de carne llamado Jesús, el Nombre de Dios para Redención, para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, ¿estuvo dónde? Estuvo en el velo de carne donde el Angel del Pacto, donde Dios, estuvo manifestado en toda Su plenitud. Y ahora, por cuanto Jesucristo dice que escribirá sobre el vencedor el Nombre de Dios, o sea, el Nombre de su Padre, y el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de Dios, y Su Nombre Nuevo; ese vencedor tiene que llegar a una etapa donde sea adoptado, y por consiguiente ser la persona en la cual Jesucristo escriba el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Su Nombre Nuevo. Y ahora, podemos ver que estos son misterios del Reino de Dios que están profetizados para ser cumplidos en el Día Postrero. Por eso es que al vencedor le dará una piedrecita blanca; esa piedrecita es la Segunda Venida de Cristo. Como también dice que le dará la estrella resplandeciente de la mañana, y también dice que le dará del Maná escondido, y le dará Autoridad sobre las naciones, y le dará que se siente con El en Su Trono. Esas promesas serán cumplidas plenamente en el Día Postrero, en el vencedor que estará en la Tierra con la Iglesia de Jesucristo como el siervo fiel y prudente, dándole el Alimento espiritual del Maná escondido, el Alimento espiritual de la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como León de la tribu de Judá. Y ahora, ese es el Alimento espiritual que ha sido escondido de todos los que han leído la Biblia y que han creído en Dios en edades y dispensaciones pasadas. El misterio de la Segunda Venida de Cristo es el misterio más grande de los Cielos y de la Tierra, es el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo por casi media hora, o como por media hora,

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Nueva Jerusalén. Dice que Cristo es el Templo y es Su Lumbrera, y también nos dice la Escritura que el Templo de Dios, el Tabernáculo de Dios, es la Iglesia del Señor Jesucristo, la Esposa del Cordero. Eso está en Apocalipsis, capítulo 21, donde dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron (o sea, pasó el milenio), y el mar ya no existía más (o sea, que ya no va a haber mar, sino lagos y ríos)...” Habrá más espacio en la Tierra para los que van a habitar en la Tierra, y por lo tanto el territorio de Israel será más grande; y Jerusalén será mucho más grande, será de 1,500 millas de ancho por 1,500 millas de largo. En la actualidad no es así, en la actualidad quizás ni todo Israel es de ese tamaño; pero para la eternidad, para los nuevos cielos y la nueva tierra, solamente la ciudad será del tamaño de 1,500 millas de largo por 1,500 millas de ancho, o sea, será cuadrada, y 1,500 millas de alto, o sea, será un monte, el Monte Santo de Dios; los volcanes formarán ese monte. Y la Iglesia del Señor Jesucristo y los santos del Antiguo Testamento y los 144 mil hebreos estarán en esta ciudad; será la ciudad más grande de este planeta Tierra, y estará habitada por los redimidos por la Sangre del Señor Jesucristo. Y ahora, no solamente los redimidos del Nuevo Testamento, porque los santos del Antiguo Testamento también han sido redimidos por la Sangre del Señor Jesucristo. Ellos tuvieron los sacrificios de los animalitos en lo que llegaba el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, y con el Sacrificio de Cristo y Su Sangre derramada en la Cruz, el pecado de ellos fue quitado, ellos también han sido redimidos e Israel como nación es redimida por Cristo nuestro Salvador; o sea, que es una Obra de Redención para los santos del Antiguo Testamento, los santos del Nuevo Testamento también, para todo el pueblo hebreo, para todos los que vivirán por toda la eternidad. Y ahora, Apocalipsis, capítulo 21, dice (sigo leyendo): “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el

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Elías por quinta vez. En el templo que construyó Salomón y tabernáculo que construyó Moisés, sobre el arca del pacto, estaban los dos querubines de oro en el propiciatorio, o sea, sobre el propiciatorio; en medio de ellos estaba la Shekinah, la Columna de Fuego, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, en esa Luz mística; y desde ahí le hablaba al profeta Moisés todas las cosas que El quería que Moisés le comunicara al pueblo hebreo. Luego el rey Salomón construyó dos querubines de madera de olivo y los cubrió de oro, dos querubines gigantes, y los colocó en el lugar santísimo. Encontramos que Cristo ha estado construyendo un Templo, que es Su Iglesia, y durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, durante estos dos mil años, El ha estado construyendo el Lugar Santo de ese Templo espiritual; pero en estos Días Postreros, o en este Día Postrero, en este tiempo final, está construyendo el Lugar Santísimo, que corresponde a la Edad de la Piedra Angular. Y así como Salomón colocó los dos querubines de olivo cubiertos de oro, Cristo coloca los Dos Olivos, y las Dos Ramas de Olivo, y los Dos Candeleros, que son los Ministerios de Moisés y Elías, en este Día Postrero en medio de Su Iglesia. Por eso es que el Evangelio del Reino irá de entre de los gentiles, de en medio de la Iglesia de Jesucristo, para el pueblo hebreo, bajo el Ministerio del Angel que viene con el Sello del Dios vivo, en Apocalipsis, capítulo 7, el cual es el Angel del Señor Jesucristo, en el cual estará el Espíritu Santo, el Sello del Dios vivo, manifestado, para llamar y juntar 144 mil hebreos. Ahora, podemos ver dónde nos encontramos en este tiempo final. Luego, durante el Reino Milenial, Cristo estará en Jerusalén, en el Trono de David, y Su Iglesia estará con El; y Su Iglesia es el Templo espiritual en donde y desde donde se ministrará aquí en la Tierra, y Dios escuchará desde Su Trono allá en el Cielo, así como se ministraba en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó Salomón. Y luego, en la eternidad, nos dice que no habrá templo, ¿ven? O sea, templo, un edificio llamado un templo no existirá allá en la

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cuando fue abierto el Séptimo Sello en Apocalipsis, capítulo 8. Y ese es el misterio que para el Día Postrero será revelado a la Iglesia de Jesucristo para obtener la fe, la revelación, para ser transformados y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, así como al recibir la fe, la revelación, de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, recibimos la fe, la revelación, para lavar nuestros pecados en Su Sangre, y recibir Su Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así obtener esa imagen de Cristo, que es el cuerpo teofánico, para en el Día Postrero, luego, recibir la revelación de la Segunda Venida de Cristo, y así recibir la fe para ser transformados y raptados, y obtener así el cuerpo físico y eterno que El ha prometido para todos los creyentes en El, y así ser a semejanza física de Jesucristo, con un cuerpo eterno, inmortal y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo; y entonces lo veremos a El en Su cuerpo glorificado cuando nosotros tengamos también nuestro cuerpo eterno y glorificado. Ahora, veamos cómo continúa diciendo San Pablo aquí: “...Y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” Ahora vean quién es nuestro amado Señor Jesucristo: es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual se manifestó en carne humana en medio del pueblo hebreo, se hizo hombre, el Verbo se hizo carne, y habitó en medio del pueblo hebreo; pero el pueblo hebreo no lo comprendió, y le decían: “¡No tienes 50 años y dices que has visto a Abraham!” Cristo les dice: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” Porque El es el Jehová del Antiguo Testamento. Por eso ya en el Nuevo Testamento no se menciona ya Jehová, sino Jesús; porque Jesús es el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual le apareció a Moisés en aquella llama de fuego, y lo envió a Egipto. Dios se veló en Moisés y por medio de Moisés

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libertó al pueblo hebreo; y Moisés vino a ser Dios para Aarón, y vino a ser también Dios para Faraón; porque Dios estaba en Moisés. Y se cumple así la Escritura que dice: “Yo dije: vosotros Dioses sois.” ¿Dijo “Dioses” a quiénes? A aquellos a los cuales es hecha Palabra de Dios. Y ahora Jesús usó también esa Escritura cuando le dijeron cuando El dice: “Ahora, ¿por cual de las buenas obras que yo he hecho entre ustedes, ustedes me quieren apedrear?” Ellos le dicen: “Por buena obra no queremos apedrearte, sino por la blasfemia de que tú siendo hombre te haces Dios.” El les dice: “¿No dice la Escritura: Yo dije, Dioses sois? Y si dijo Dioses a aquellos a los cuales es hecha Palabra de Dios, la Escritura no puede ser quebrantada.” La Palabra se hizo carne en Jesús, por lo tanto, era el Verbo, la Palabra, hecha carne, era Dios manifestado en carne humana en toda su plenitud, era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob que lo había libertado de la esclavitud en Egipto, al pueblo hebreo, ahora estaba dentro de un velo de carne llamado Jesús para llevar a cabo la Obra de Redención. Ninguna otra persona podía llevar a cabo la Obra de Redención, solamente Dios por medio de Su cuerpo físico que El se creó en el vientre de María. Y todo eso ya estaba ordenado por Dios en Su Programa, en Su Mente, pero manifestado en aquel tiempo. Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios, hecho carne, llevó a cabo la Obra de Redención, resucitó, ascendió al Cielo, se sentó a la diestra de Dios, y ha estado haciendo intercesión en el Trono de Dios, en el Asiento de Misericordia; ha estado haciendo intercesión con Su propia Sangre, como lo hacía el sumo sacerdote en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón. Y ahora eso mismo es lo que Cristo haría en el Templo de Dios, pero en el Templo de Dios que está en el Cielo. Por eso El no fue con Su Sangre al templo literal que estaba en Jerusalén para colocar Su Sangre sobre el propiciatorio; aun el templo que estaba allí, que construyó Herodes, ni tenía propiciatorio,

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el sol, eso es resplandeciendo en el Reino Milenial de Cristo como Reyes y Sacerdotes. En la parábola también de la red, dice Cristo: “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo (¿ven que nos habla nuevamente del fin del siglo?): saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán (¿a quiénes? A los malos) en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (San Mateo 13:47). Serán echados a la gran tribulación, donde será el lloro y el crujir de dientes, donde también serán echadas las vírgenes insensatas, que no tenían aceite en sus lámparas, que son los cristianos profesantes que no tenían el Espíritu Santo, o sea, que no habían nacido de nuevo. Pero las vírgenes prudentes, que son los creyentes en Cristo que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo, en el Día Postrero, en la Venida de Cristo, en la Venida del Hijo del Hombre, entran con Cristo a las Bodas; y se cierra la puerta. Se cierra la puerta de la Dispensación de la Gracia; y ya de ahí en adelante, ya Cristo no estará como Intercesor en el Cielo, sino como Juez de toda la Tierra y como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, como Hijo del Hombre e Hijo de David. Ahora, para el fin de un siglo tenemos la promesa que el Hijo del Hombre enviará Sus Angeles para llevar a cabo la cosecha, la siega; lo mismo aparece en Apocalipsis, capítulo 14, verso 14 al 20. Y ese es el llamado final para los últimos hijos e hijas de Dios que entrarán al Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular y se completará con ellos el Cuerpo Místico de Jesucristo; por cuanto para el Día Postrero, para el fin del siglo, para el fin de un siglo, tenemos la promesa de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles, y esos son los ministerios de Moisés por segunda vez y de

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enviaría Sus Angeles... Eso está en San Mateo, capítulo 13, verso 30: “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” O sea, que envía a los segadores para llevar a cabo esa labor. Y en la explicación que le dio a Sus discípulos, en el mismo capítulo 13, verso 37 en adelante, dice: “Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró (o sea que sembró la cizaña) es el diablo; la siega es el fin del siglo (¿la siega es qué? El fin del siglo); y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles...” ¿Qué hará el Hijo del Hombre? Enviar Sus Angeles. Y aquí Sus Angeles tendrán una misión con la cizaña y también con el trigo: el trigo lo recogerán y serán colocados en el Alfolí de Dios. El trigo son los hijos del Reino, que serán llamados y juntados con la Gran Voz de Trompeta, porque el Hijo del Hombre enviará Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos; y serán transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Pero la cizaña será atada en manojos para ser echada en el horno de fuego y ser quemada. Dice: “...Y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.” Durante el Reino Milenial resplandecerán como el sol. ¿Por qué? El sol es el astro rey, y Cristo con Su rostro como el sol es el Rey de reyes y Señor de señores; y nosotros resplandeciendo como

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ni tenía arca del pacto; pero Cristo ascendió al Cielo y colocó Su Sangre sobre el Propiciatorio del Templo que está en el Cielo; pues Jesucristo no es sacerdote según el orden levítico, no es sacerdote de la descendencia de Aarón. La descendencia de Aarón es la que tiene los sumos sacerdotes que llevarían la sangre del macho cabrío al lugar santísimo y la colocarían sobre el propiciatorio; pero Cristo siendo Sumo Sacerdote del Templo que está en el Cielo, siendo Sumo Sacerdote de un Orden celestial, siendo el Sumo Sacerdote Melquisedec, no va al templo terrenal, sino que va al Templo celestial, del cual El es el Sumo Sacerdote. Y de ese Orden Sacerdotal son todos los redimidos por la Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Y ese es un Orden Sacerdotal celestial y eterno; ese es el Nuevo Orden Sacerdotal que estará en el Reino Milenial llevando a cabo las labores sacerdotales. Y esos descendientes de Melquisedec, que son los redimidos por la Sangre de Cristo... de los cuales dice Apocalipsis, capítulo 1, verso 5 al 6: “Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre (¿nos hizo qué? Reyes y Sacerdotes).” El Reino de Dios que será establecido en la Tierra, el cual será gobernado por el Mesías, tendrá un Nuevo Orden de Gobierno y un Nuevo Orden Religioso; tendrá un Nuevo Orden bajo el Nuevo Pacto, y tendrá un Nuevo Orden Sacerdotal: el Orden Sacerdotal de Melquisedec con todos Sus hijos. Nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, ¿para qué? Para reinar con Cristo durante el Reino Milenial como Reyes y Sacerdotes. Y todo lo que tenga que ver con ese Reino, miren, tiene dos fases: la política y la religiosa; y estará a cargo del Rey con Sus Hijos. O sea, que los redimidos por la Sangre de Cristo son Príncipes y Princesas que reinarán con Cristo como Reyes y Sacerdotes en el glorioso Reino de Jesucristo. Y Cristo, el Príncipe de Paz, el Rey de reyes y Señor de señores, Melquisedec, Rey de Salem y Sacerdote del Dios Altísimo, con Sus hijos, que son Sus redimidos, reinará,

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gobernará, este planeta Tierra completo, incluyendo la nación hebrea y todas las demás naciones; y la capital será Jerusalén, y el Distrito Federal será el territorio de Israel; o sea, que la nación hebrea tendrá la bendición más grande de todas las naciones en ese Reino Milenial del Mesías. Miren todo lo que obtuvo Jacob cuando compró la Bendición de la Primogenitura, los Derechos de la Primogenitura a Esaú, y cuando luego fue donde su padre en el momento que su padre iba a echar la Bendición de la Primogenitura, la cual fue hablada sobre Jacob; y luego tuvo que huir y tuvo que vivir en medio de una nación gentil (aunque eran descendientes o eran de la familia de Abraham, pero estaban viviendo en un territorio que no era la tierra prometida para Abraham). Y allá Dios lo bendijo, Dios lo prosperó, porque aunque Jacob no estaba en la tierra prometida, él tenía la Bendición de la Primogenitura; y donde esté la Bendición de la Primogenitura y quien tenga la Bendición de la Primogenitura, ahí está con esa persona, o ese pueblo, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto. Y acompañó a Jacob, lo prosperó, y luego le dijo que regresara después de pasados unos veinte años ó veinte algo de años, que regresara a su tierra. Y Jacob regresó con toda su familia y con todos sus rebaños, con todas sus riquezas. Y cuando tenía que enfrentarse a su hermano Esaú, el cual aparentemente era el Primogénito, porque había nacido primero que Jacob... Pero no es cuando había nacido Esaú, es cuando en la Mente de Dios estaba; y Jacob en la Mente de Dios estaba primero que Esaú, en la Mente de Dios Jacob era el Primogénito. Por lo tanto, de acuerdo a como Dios pensó desde antes de la fundación del mundo es que Dios obrará para colocar Su Bendición de la Primogenitura. Y dice la Escritura, aun estando Jacob y Esaú en el vientre de su madre, dice que eran dos naciones que estaban allí luchando; así le dijo Dios a Rebeca cuando estaba embarazada y tenía esa lucha dentro de su vientre por estos dos niños; y Dios le dijo que eran dos naciones que estaban allí luchando, dos naciones representadas en dos niñitos que están allí; aún sin nacer ya estaban luchando.

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escogidos de Dios, los Primogénitos de Dios, los miembros de la Iglesia de Jesucristo, serán adoptados, y tendremos el cuerpo eterno los que vivimos, y los muertos en Cristo también, porque serán resucitados. No habrá luchas de la Iglesia de Jesucristo con el pueblo hebreo, más bien amor divino de parte de la Iglesia de Jesucristo para el pueblo hebreo, y también del pueblo hebreo para la Iglesia del Señor Jesucristo, cuando vea a Cristo en medio de Su Iglesia manifestado en toda Su plenitud. Y así pasará la Bendición de Abraham al pueblo hebreo en el Día Postrero; y luego la Iglesia de Jesucristo también será quitada de esta Tierra, porque los juicios divinos van a caer sobre la Tierra; y la bendición de Dios será quitada de entre los gentiles y será pasada al pueblo hebreo; y cuando sea quitada la bendición de entre los gentiles, porque Cristo se llevará Su Iglesia, entonces el juicio divino caerá sobre los gentiles. Hemos visto estas cosas prometidas para este tiempo final, hemos visto las que ya han sucedido y hemos visto también las que están en proceso de cumplimiento, y las que van a ser cumplidas más adelante. Y ahora, para este tiempo final Jesucristo en el Nuevo Testamento dio un sinnúmero de señales que estarían siendo cumplidas a través de las diferentes edades, y enumeró las que serían cumplidas en el tiempo final, en el fin del siglo. Por eso es que en cada ocasión en que la humanidad ha llegado al fin de un siglo, ha entrado en nerviosismo; porque el alma, el corazón de las personas, ha recibido un impacto del Espíritu de Dios, porque Cristo dijo que velaran y oraran, porque no sabían cuándo el Hijo del Hombre iba a venir; y por cuanto el Hijo del Hombre viene con Sus Angeles y envía Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta a llamar y a juntar a los escogidos de Dios, o sea, al trigo... y eso es el recogimiento del trigo, eso es la cosecha del trigo; y Cristo hablando de la cosecha, del tiempo de la cosecha, cuando le pidieron Sus discípulos que explicara ese misterio de la cizaña y del trigo en el campo, El habiendo dicho que para el tiempo de la siega el Hijo del Hombre

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Crónicas, capítulo 5, verso 1 al 2, donde dice: “Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito; bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José).” El Derecho de la Primogenitura fue de José, y José es Cristo; nuestro José es nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, para todos los descendientes de Cristo, por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y recibir Su Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, la Bendición de la Primogenitura es la bendición que Cristo comparte con los redimidos por Su Sangre, es la bendición más grande, y es la bendición que siempre ha sido luchada por los que han comprendido la importancia de esa bendición. Pero esa Bendición estará en medio del pueblo hebreo con la llegada del Mesías al pueblo hebreo; y como nación Israel tiene la Bendición de la Primogenitura, porque es la nación primogénita de Dios, la primera nación creada por Dios. La nación hebrea no es una nación creada por hombres que se hayan juntado para crear una nación, para formar una nación, sino que es una nación que ha sido creada por Dios y está en proceso, en el proceso de Creación; y pronto el Espíritu de Dios entrará en toda Su plenitud a ella; y de ahí en adelante la nación hebrea, que algunas veces ha estado no en primer lugar, sino algunas veces ha estado casi a lo último o a lo último como nación, y han querido hacerla desaparecer, como en el tiempo de Hitler. Pero vean, por cuanto los primeros serán postreros y los postreros serán primeros, la nación hebrea, que en el tiempo de Hitler, Mussolini y Stalin aparecía al final, y ya casi desaparecida como nación, será la primera como nación terrenal, será la cabeza de los Reinos del Mesías; por eso estará allí el Trono del Mesías, y será Jerusalén la capital. Ahora, en este tiempo en el cual estamos nos encontramos en una etapa muy importante, en donde de un momento a otro los

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Jacob aún antes de nacer era un hombre luchador; y por consiguiente el pueblo hebreo, descendiente de Jacob, es un pueblo luchador, aun desde antes de nacer como nación. Y ahora, Jacob regresando a la tierra prometida a Abraham, a Isaac y a Jacob, se tiene que enfrentar a Esaú, el cual había dicho que le había robado la Primogenitura, primero en el negocio que le hizo; por eso dicen que los judíos son buenos comerciantes, porque miren, le compró la Primogenitura a Esaú. Tonto fue Esaú. Si Esaú hubiera sabido lo que iba a perder al vender la Primogenitura, hubiera preferido morirse de hambre que vender la Primogenitura. En este Negocio de la Primogenitura, miren, Jacob, para él y su descendencia, obtuvo que la Venida del Mesías sería por medio de un descendiente de Jacob, y se cumplió esa bendición naciendo Jesús por medio de una descendiente del rey David y naciendo en Belén de Judea. ¿Y el Reino Milenial, qué será? La restauración del Reino de David y Trono de David, pues el Trono de David ha sido prometido para el Hijo de David, que es el Mesías; y el arcángel Gabriel le dice a la virgen María, hablándole del niño que ha de tener, le dice de la siguiente manera, en el verso 31 y 33 de San Lucas, capítulo 1. Dice: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESUS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” Y ese es el Trono de David, el cual será restaurado, será dado al Mesías, para establecer el Reino Milenial y gobernar desde Jerusalén. Jerusalén será la ciudad más importante del planeta Tierra completo; y de Jerusalén saldrá la Ley, y saldrán todas las Ordenanzas divinas, tanto en lo religioso como en lo político, para todo el pueblo hebreo y para todas las naciones; e Israel y Jerusalén, con su capital Jerusalén, será la cabeza de todos los montes, o sea, la cabeza de todos los reinos, porque será el Distrito Federal el territorio de Israel, y Jerusalén será la capital. Todas esas

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bendiciones, miren, Jacob cuando compró la Bendición de la Primogenitura, ahí estaban incluidas todas esas bendiciones. ¿Cómo se pondrá Esaú cuando algún día sepa todo lo que él perdió cuando vendió el Derecho de la Primogenitura? Y ahora, por cuanto todas las cosas obran a bien para el que tiene la Bendición de la Primogenitura, para Jacob todas las cosas obraron para bien, y para el pueblo hebreo todas las cosas obran para bien, y para la Iglesia del Señor Jesucristo todas las cosas obran para bien. Cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario estaba muriendo tanto por Su Iglesia como por el pueblo hebreo; pero se hace efectivo el Sacrificio de Cristo y los beneficios de Su Sacrificio cuando la persona lo recibe como su Redentor, como su Salvador. Y así como se hacen efectivos estos beneficios a nosotros, al recibirlo como nuestro Salvador, también se harán efectivos estos beneficios del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario y Su Resurrección, cuando el pueblo hebreo como nación lo reciba como su Redentor; lo cual está muy cerca; porque el apóstol San Pablo, en Romanos, capítulo 11, nos dice en cuanto al pueblo hebreo que la ceguedad que ha tenido es en parte, por lo tanto es temporal. Con la ceguedad del pueblo hebreo, al no ver que Jesús era el Mesías que estaba esperando, y al rechazarlo, la Bendición de la Primogenitura pasó del pueblo hebreo a los gentiles, pasó del pueblo hebreo como nación a la Iglesia del Señor Jesucristo. Y por eso es que a través de los siglos que han transcurrido, encontramos al pueblo hebreo sufriendo grandes persecuciones; y no han comprendido plenamente el porqué. Es que rechazaron la Bendición de la Primogenitura que estaba en el Mesías; y sucedió lo mismo que cuando Jacob bendijo a Efraín y Manasés: al cruzar sus manos y poner su diestra sobre Efraín y su izquierda sobre Manasés... Recuerden que la Bendición de la Primogenitura corresponde a la diestra, y es hablada esa bendición primero; y fue hablada sobre Efraín. Efraín es la cabeza de las tribus del Norte, la cabeza de las tribus del reino de Israel; y Judá es la cabeza del reino del Sur, que solamente tiene dos tribus. Pero viene el tiempo donde lo que Dios le

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hablado allí. Y ahora, ¿no fueron los descendientes de la tribu de Leví los que pidieron la muerte de Cristo? Ahora vean... Pero hay un Orden Sacerdotal: el Orden Sacerdotal del Templo que está en el Cielo, el cual será establecido en el Reino Milenial en este planeta Tierra. Y a ese Orden pertenecen cada uno de ustedes, y yo también Somos del Orden Sacerdotal de Melquisedec y del Orden de Reyes de Melquisedec, descendientes del Rey Melquisedec por medio de Jesucristo, a través de Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, limpiándonos de todo pecado y así redimiéndonos y produciendo en nosotros el nuevo nacimiento, y creando así una Nueva Raza que gobernará con Cristo, de la cual Cristo es la cabeza. Y por medio de esta Nueva Raza, de la cual Cristo es la cabeza, vendrán grandes bendiciones para el planeta Tierra, para todas las naciones, en el Reino Milenial, y sobre todo para el pueblo hebreo. Ahí están las bendiciones divinas para el pueblo hebreo, y ahí está la paz para Israel, y ahí está la paz para todas las naciones. El reino de los gentiles no le puede dar paz ni al pueblo hebreo ni a las naciones: se mantiene en luchas, en guerras, a través de los siglos y de los milenios; pero en el glorioso Reino del Mesías habrá paz para Israel y para todos los que vivirán en ese reino, en las diferentes naciones. Hemos visto esta bendición tan grande que Dios tiene en medio de Su Iglesia gentil, en donde el Bautismo del Espíritu Santo es la Bendición de la Primogenitura para los creyentes en Jesucristo; porque en el Bautismo del Espíritu Santo están todas las bendiciones de Cristo para todos nosotros; esa es la tierra prometida espiritual. Y luego la tierra prometida física para los escogidos de Dios será el nuevo cuerpo que hemos de tener; y luego la tierra prometida como Reino será el glorioso Reino Milenial de Cristo; y luego la tierra prometida como un territorio físico, como una nación, pues será el territorio de Israel, donde también estaremos con Cristo reinando por el Milenio y reinando sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. ¿Vieron lo sencillo que es todo? Ahora miren en I de

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Y ahora El ha prometido colocar a todos los redimidos por Su Sangre, nacidos de nuevo, ha prometido colocarlos en medio de la nación hebrea en el glorioso Reino Milenial, en la posición más importante: la posición de Reyes y Sacerdotes. Y ahí estará la Iglesia de Jesucristo como miembros del pueblo hebreo en el Reino Milenial. Y vean ustedes cómo la Bendición de la Primogenitura no se perdió, y cómo las demás bendiciones, como la de Dan, tampoco se perdió (de eso hablaremos en otra ocasión), y la de Leví tampoco; pues la de Leví, recuerden que Jacob cuando fue a bendecir a Leví dijo algo muy importante. En el Génesis, capítulo 49, dice Jacob... Recuerde que la bendición principal cayó sobre Efraín y luego la próxima cayó sobre Manasés. Y ahora, en ellos dos encontramos la bendición dada a José. Y ahora, cuando fue a bendecir a Simeón y a Leví, vean lo que dice, capítulo 49, verso... también podemos ver... vamos a ver aquí la bendición para Simeón y Leví: capítulo 49, verso 5 en adelante, dice: “Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad sus armas. En su consejo no entre mi alma...” Y recuerden que aquí Jacob está en esta bendición que está echando a sus hijos, está declarándole lo que será para ellos el futuro. Vean, esto lo dice en el capítulo 49, verso 1, dice: “Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros.” Y ahora dice de Simeón y Leví: “En su consejo no entre mi alma, Ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, Y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel.” O sea, que eso no es una bendición, sino un juicio, lo que fue

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dijo a uno de sus profetas: que tomara dos varas o dos palos, a uno le escribiera Efraín y al otro Judá, y juntara los dos palos o las dos varas... le dijo: el palo de Efraín es la casa de Israel, y el palo de Judá es la casa de Judá, o sea, el reino del Sur; y son juntados y vendrán a ser una sola casa (Ezequiel 37:15-28 - Editor). O sea, que con la Venida del Mesías se va a consolidar la nación hebrea como un solo reino; no habrá dos reinos. Porque los dos reinos, el reino del Sur y el reino del Norte, vino por causa del pecado de Salomón al tornarse a la idolatría y así abandonar a Dios; y solamente Dios le dejó a la casa de David dos tribus: la de Judá y la de Benjamín, y las otras diez tribus corresponden al reino del Norte (Primera de Reyes 11 - Editor); y la cabeza de esas diez tribus es la tribu de Efraín, que es la tribu que tiene la Bendición de la Primogenitura, porque la Bendición de la Primogenitura fue echada sobre la cabeza de Efraín; por eso es que la Escritura dice que Efraín es el Primogénito, y por eso Jacob siendo el Primogénito de Dios pasó la Bendición de la Primogenitura a José, que era el hijo primogénito por medio de su esposa con la cual él se casó (aunque le dieron después la que no era, pero la esposa original fue con la que él se casó), esa fue Raquel; y el Primogénito por medio de Raquel era José. Miren, no importa lo que pase, la Bendición de la Primogenitura llega, se manifiesta, y produce las bendiciones contenidas en ella, en quien tiene que manifestarse. Y ahora pasa la Bendición de la Primogenitura a José. Y cuando Jacob bendijo a José, ¿cómo lo bendijo? Bendiciendo a Efraín y a Manasés. Bendiciendo Jacob a Efraín y a Manasés ya la Bendición de la Primogenitura para José estaba siendo dada; y la Bendición de la Primogenitura tiene dos porciones, es una doble porción de bendición; y es José el que tiene una doble porción de bendición tribal, es el que tiene la bendición de la tribu de Efraín y la bendición de la tribu de Manasés. Cuando se habla y se dice: la tribu de José, ahí están incluidas estas dos tribus: la tribu de Efraín y la tribu de Manasés. Y ahora, la tribu de Efraín aparentemente desapareció, y

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también la tribu de Dan; fueron esparcidas y fueron llevadas entre los gentiles. Pero la Bendición de la Primogenitura, que cayó sobre Efraín, esa bendición no se pierde, y por eso es que esa Bendición de la Primogenitura está en la Iglesia del Señor Jesucristo; y aunque en las tribus que son llamadas y juntadas por el Angel que sube de donde nace el sol en Apocalipsis, capítulo 7, no aparecen las tribus de Efraín y de Dan, no hay ningún problema, por cuanto la Bendición de la Primogenitura pasó a la Iglesia del Señor Jesucristo; por lo tanto la Bendición de José miren dónde aparece: aparece en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso es que José, cuando fue vendido por sus hermanos, fue llevado luego a Egipto, y ellos no supieron más de José, no sabían de la suerte de José; y Jacob creía que había muerto, pero no sabía que estaba vivo; y el pueblo hebreo, Jacob, cree que nuestro José, nuestro amado Señor Jesucristo, murió, pero no sabe que resucitó y no sabe que El ha estado en el Cielo haciendo intercesión con Su Sangre; pero ha estado en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia entre los gentiles, y El ha estado gobernando desde el Trono de Dios, así como José estaba gobernando y era el segundo en el imperio del Faraón; y eso fue lo que salvó a la gente de aquel tiempo, tanto a los egipcios como a las otras naciones vecinas, y también a los habitantes de Canáan, entre los cuales estaban Jacob y sus hijos. El que José fuera el segundo en el Trono del Faraón salvó a sus hermanos y a su padre; y eso es lo que salva al pueblo hebreo: Cristo como segundo, o sea, Cristo sentado en el Trono de Dios, el cual recibió todo Poder en el Cielo y en la Tierra, y El es el que ha estado gobernando. Y ahora, El en Espíritu Santo ha estado en medio de Su Iglesia, ha estado entre los gentiles llamando de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre, y también de entre los hebreos han estado entrando como individuos para venir a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, venir a formar parte de los redimidos por la Sangre del Señor Jesucristo, para así ser los Reyes y Sacerdotes del glorioso Reino Milenial que será establecido en este planeta Tierra. Y ahora,

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en el Mesías que el Espíritu de Dios entrará al pueblo hebreo para reinar en medio del pueblo hebreo y sobre el pueblo hebreo; y el Espíritu de Dios será manifestado en medio de la nación hebrea. Estas cosas todavía no pueden ser comprendidas por el pueblo hebreo como nación, aunque miles o millones de hebreos como individuos han sido despertados en sus almas, porque tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y pertenecen a la Iglesia del Señor Jesucristo, y han sido llamados y han sido lavados con la Sangre de Cristo, y han sido llenos del Espíritu de Cristo, y así han obtenido el nuevo nacimiento. Recuerden que la Iglesia del Señor Jesucristo comenzó con hebreos. ¿Y sería raro que se complete en el Día Postrero con hebreos? No sería raro, sería lo más natural. Así que no sería raro que la mitad o la mayoría de los que sean llamados en el Día Postrero de entre los gentiles para ser colocados en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, no sería raro que podía ser hasta el 50 ó 75, 80 ó 90 ó hasta más por ciento (%) de hebreos, o sea, con raíces hebreas. Dios es el que conoce quién es y quién no es descendiente de Abraham. Y por medio del nuevo nacimiento todos los redimidos por la Sangre de Cristo, dice San Pablo en Gálatas, capítulo 3, vean lo que dice, capítulo 3, dice (versos 26 al 29): “...pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” Ahora vean cómo los redimidos por la Sangre de Cristo, todos son linaje de Abraham, hijos de Abraham; y según la carne la Iglesia de Jesucristo comenzó con hebreos, y Jesucristo nació como hebreo por medio de una joven hebrea, y vivió en medio del pueblo hebreo como un hebreo con costumbres hebreas y guardando las Leyes divinas dadas al pueblo hebreo.

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Y ahora miren ustedes cómo la Bendición de la Primogenitura aparece en medio de la Iglesia de Jesucristo. Miren ustedes, cuando llegó Jacob y los hermanos de José, hijos de Jacob, y vieron a José su hermano, ¿dónde estaba Efraín? Estaba entre los gentiles y había nacido entre los gentiles también, y también Manasés; así que entre los gentiles Dios tiene mucho pueblo, tanto del pueblo hebreo terrenal como del Israel celestial. El Israel celestial también es Israel terrenal, y es la parte más importante del Israel terrenal, los redimidos por la Sangre de Cristo, que reinarán con Cristo, con el Mesías, en ese glorioso Reino Milenial como Reyes y Sacerdotes; o sea, que no habrá del pueblo hebreo nadie que tenga un nivel más alto en el Reino del Mesías, que los redimidos por la Sangre de Cristo, los Reyes y Sacerdotes que reinarán con Cristo, los cuales tienen la Bendición de la Primogenitura, el Espíritu Santo, y por eso serán a imagen y semejanza de Jesucristo. Ahora, podemos ver que también el sacerdocio levítico, miren, pasa toda labor sacerdotal que antes llevaba a cabo el sacerdocio levítico, pasa al Sacerdocio de Melquisedec, para los que serán Sacerdotes según el Orden de Melquisedec, con Jesucristo: el Sumo Sacerdote Melquisedec; y también el Orden de Gobierno del Reino Milenial. Vean ustedes que bajo el tiempo de David estaba bajo la dirección del Espíritu de Dios en David; ahora todo ese reino y ese trono pasa al Mesías con los redimidos por el Mesías. Y ahora la Casa de David son los redimidos por la Sangre de Jesucristo, son los hijos de Cristo el descendiente de David, son hijos por medio de Creación divina, por medio del nuevo nacimiento. Ahora mire cómo por medio de un Orden Celestial la Bendición de la Primogenitura es encontrada en la Iglesia de Jesucristo; y con esa Bendición de la Primogenitura encontrada y manifestada en la Iglesia de Jesucristo luego el pueblo hebreo recibirá grandes bendiciones y el Espíritu de Dios regresará al pueblo hebreo, y será restaurado el pueblo hebreo como nación. Lo que le falta al pueblo hebreo en la actualidad es que el Espíritu de Dios entre; y entrará en la manifestación del Mesías. Será

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es la Iglesia del Señor Jesucristo la que tiene la promesa de la Segunda Venida de Cristo; y luego el pueblo hebreo verá el cumplimiento de la Venida del Señor, y dirá: “¡Este es al que nosotros estamos esperando!” Así como los hermanos de José y también Jacob, cuando vieron de nuevo a José, lo cual representa la Segunda Venida de Cristo, vean ustedes, lo vieron vestido como gentil, lo vieron arreglado como un gentil y hablando un idioma gentil; y no sabían que era su hermano, el que ellos habían vendido. Y ahora, para el Día Postrero, en la Segunda Venida de Cristo, el pueblo hebreo lo verá viniendo a Su Iglesia, y ellos dirán: “Este es al que nosotros estamos esperando.” Hay un dicho común entre las personas, que dice: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.” Y las personas no aprecian lo que tienen hasta que lo pierden y después lo ven en otro lugar. Así fue con los hermanos de José, no apreciaron a José, que lo tenían con ellos, les contaba sus sueños y les daba las interpretaciones, y eso les molestaba a ellos; y sus sueños encontramos que eran revelaciones divinas de las cosas que Dios haría con José; y ellos pensaban que José, pues estaba tomando todas las bendiciones de Dios para él, y le tomaron celo y envidia, y lo vendieron. Y ahora, por envidia también, dice la Escritura que perseguían a Jesús y querían matar a Jesús, y a lo último lo mataron; pero ellos lo van a ver manifestado nuevamente en la Tierra, en Su Segunda Venida. El es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el mismo que los libertó de la esclavitud en Egipto. Dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el Rvdo. William Branham, en el libro de “Los Sellos,” página 57, dice: “Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza...’ (Eso es Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante) Ahora, si Ud. se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento El fue llamado el Angel del Pacto; y El ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin...”

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O sea, ha llegado la Dispensación de la Gracia a su final, y por consiguiente ha llegado el final de toda esta trayectoria de la Iglesia de Jesucristo, y se ha llegado al tiempo en que los muertos en Cristo tienen que ser resucitados en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos tenemos que ser transformados. Dice: “...El ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin. ‘...y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.’ ¿Recuerdan el Angel de Apocalipsis, capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve Ud.? La Iglesia está a punto de ser raptada, El viene por Su Iglesia.” Ahora, El viene por Su Iglesia, porque Su Iglesia está a punto de ser raptada, porque ha llegado al tiempo en donde son llamados y juntados todos los escogidos de Dios y es completado el número de los escogidos de Dios, es completado el número de los miembros de la Iglesia de Jesucristo; y por consiguiente Cristo sale del Trono de Intercesión, hace el reclamo de todo lo que El ha redimido con Su Sangre, y resucitará a los muertos en Cristo en cuerpos eternos, y nos transformará a nosotros los que vivimos, y así seremos adoptados, y así se cumplirá la manifestación gloriosa de los hijos e hijas de Dios en cuerpos eternos a imagen y semejanza de Jesucristo. Y cuando Israel vea al Angel del Pacto, al Angel de Jehová, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, cuando se complete el número de los escogidos de Dios de entre los gentiles, Israel dirá: “¡Este es al que nosotros estamos esperando!” Y así como los hermanos de José, y Jacob, encontraron a José en medio de los gentiles como rey, como príncipe, así encontrarán a nuestro José, a Jesucristo: como Rey de reyes y Señor de señores, como Hijo del Hombre e Hijo de David, lo encontrarán en medio de Su Iglesia; porque Su Iglesia, por cuanto tiene la Bendición de la Primogenitura, la bendición que tenía José y la tribu de José, toda esa bendición pasa a la Iglesia de Jesucristo. Por lo tanto la tribu de Efraín es actualizada en la Iglesia del Señor Jesucristo, y la Bendición de la Primogenitura nos dará todos los privilegios

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contenidos en esa bendición. Por eso es que la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los redimidos del Señor Jesucristo podrá estar viviendo en medio del pueblo hebreo, en medio del territorio de Israel. ¿Por qué? Porque será el pueblo con la Bendición de la Primogenitura que es la Bendición de Abraham, de Isaac y de Jacob que pasó a Efraín. Vean ustedes cómo San Pablo nos dice en Gálatas, capítulo 3, verso 13 en adelante, dice: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero) (eso está en Deuteronomio 21:33), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” Ahora miren, en la Bendición de la Primogenitura está la Bendición del Espíritu Santo, porque la Primogenitura es el Espíritu Santo; y por consiguiente los creyentes en Jesucristo nuestro Salvador, al recibirlo como nuestro Salvador y ser lavados con Su Sangre, reciben la Bendición de la Primogenitura, que es el Espíritu Santo, y obtienen el nuevo nacimiento; y por consiguiente pertenecen al Israel celestial y al Israel terrenal también; y son del Israel terrenal los que tendrán la posición más alta en medio del pueblo hebreo, porque serán los Reyes y Sacerdotes en medio del pueblo hebreo, para Israel y para todas las naciones. Vean todo lo que está en la Bendición de la Primogenitura. Pero recuerden que también la bendición echada a Manasés corresponde a Israel, que es la parte que le corresponde en esta Bendición. Y ahora, encontramos que en el llamado a los 144 mil hebreos no aparecen Dan ni Efraín; pero no se preocupen, si no aparecen ahí es porque de alguna forma Dios los ha llamado, ha llamado a Efraín antes que al resto de las tribus; por eso el llamado final de Dios corresponde a la América Latina y el Caribe, que es un territorio lleno de simiente de Abraham, simiente hebrea, que por causa de las persecuciones y deportaciones y cautiverios han sido esparcidos.