LAS ORGANIZACIONES Y EL FACTOR HUMANO FRENTE A LOS DESAFÍOS DE UNA NUEVA TEORÍA: UNAS REFLEXIONES EN TORNO A LA EMPRESA MEXICANA

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“La Administración y la Responsabilidad Social Empresarial”

LAS ORGANIZACIONES Y EL FACTOR HUMANO FRENTE A LOS DESAFÍOS DE UNA NUEVA TEORÍA: UNAS REFLEXIONES EN TORNO A LA EMPRESA MEXICANA Fernando Gaona Montiel*, José Morales Calderón** *Profesor Investigador de la UAM-I. Correo: [email protected] **Coordinador de la Licenciatura de Administración de la UAM-Unidad Iztapalapa. Correo: [email protected]

Resumen En este trabajo se señalan algunos aspectos en torno a la problemática de las empresas y el uso del factor humano, desde la óptica de ser capital humano y simultáneamente de constituirse en importante capital social. A pesar de su cuestionamiento y problemas de su rechazo, máxime cuando existe el ensanchamiento de la economía informal y los mercados de trabajo, al interior de la teoría económica. Esto viene a constituir, necesariamente, un ‘parteaguas’ en las corrientes de la teoría y de los procesos organizacionales. Esto forma parte de un proceso amplio de la teoría organizacional, que merece un análisis con una base metodológica con implicaciones de la teoría económica y la sociología, en tanto se describa el cómo la sociedad mexicana se organiza para involucrar el capital social y el capital humano, al margen del capital fijo; y si éste responde a cubrir las necesidades básicas de la actual teoría. Palabras clave: Capital humano, capital social y organizaciones. Introducción Existe la necesidad de un análisis apropiado para observar si existe un esfuerzo de integrar una teoría organizacional, que plantee el cuestionamiento del capital humano y la planeación de los recursos humanos, y si esto requiere una mayor atención por el Estado, a fin de que se establezcan políticas públicas, que vayan dirigidos hacia el empleo, con efectos sobre la innovación tecnológica en las empresas, la organización del trabajo y beneficie a una mayor calificación de la mano de obra y de las tareas productivas. Más allá del papel que juega la empresa, es importante extenderse hacia un análisis de la educación superior y de las universidades, como un servicio a jóvenes y a la sociedad, cabe puntualizar su importancia –relativamente poco explotada- como el principal agente para la preparación de futuros profesionistas, emprendedores de negocios o de un núcleo que concentra y posterga una situación cada vez más apremiante: el desempleo. Si bien la universidad debe entenderse como un espacio del pensamiento universal, y después verse como parte de una formación integral. Muchas veces, se asocia irremediablemente como centro de preparación, no obstante que se debe concebir como un espacio dentro de la formación profesional - de valores y disciplinas en ciencias- y, por consecuencia, constituirse en centros vinculados a los sectores productivos no solo por parte de las áreas de investigación, sino por la participación masiva de estudiantes como futuros empleados o empleadores en los centros de trabajos.

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La universidad no puede aislarse del compromiso con la sociedad, la realidad social ni de los cambios tecnológicos rápidos y diversos en el contexto de la globalización, sino constituirse en vanguardia de la enseñanza avanzada e instrumentar mecanismos de investigación y difusión, antes que adaptarlos en forma aplicada a las empresas, a través de una mayor vinculación social. Representa un riesgo socialmente alto alejarse de las necesidades del mercado laboral, sin embargo, es preferible primeramente que la universidad cubra los “espacios vacíos” que constituyen las masas de jóvenes que buscan su vocación profesional. Es decir, estratégicamente la política educativa debe retomarse a partir de revalorar la función social de la universidad, antes que considerar el perfil de los egresados y las empresas empleadoras de profesionales. El rescate de la universidad como formadora de individuos capaces técnica y mentalmente, como un primer paso, y luego, viene el deber de replantearse programas y planes de estudio más pragmáticos, apegados a talleres de formación profesional y de empresas. 1. Marco teórico en torno al factor humano y la educación superior Desde los ochenta, con las crisis económicas en México, se ha generado un debate de la política educativa y el papel de las universidades como proveedoras de ‘cuadros’ profesionales. No es posible achacar el problema del desempleo a las universidades, sin reconocer su función social y la de un marco económico por demás deprimente, en cuanto a indicadores educativos y laborales se refiere. Sin embargo, son las universidades privadas o institutos tecnológicos los que buscan cubrir las necesidades de las empresas privadas, aunque persisten las limitaciones y los obstáculos, más que definir un listado de éxitos individuales. Hay que reconocer que las instituciones educativas, sin dejar de admitir su importancia y la mayor vinculación con la sociedad - impulsando centros de negocios, difusión cultural, talleres y el desarrollo de incubadoras de negocios - requieren destinar recursos y esfuerzos para enfrentar los requerimientos de un mercado laboral cada vez más competitivo y exigente. Se presenta que las universidades públicas se vienen transformando institucionalmente, junto con sus planes y programas de estudio, pero difícilmente atienden los requerimientos de las empresas. Martin Carnoy (1999) sostiene que las funciones de la educación son, además de ideológicas, económico-reproductivas y represivas, ya que “la burguesía dominante utiliza la enseñanza para mediar las contradicciones de la producción y reproducir las relaciones de producción”. Es aquí donde el Estado posee el interés de asumir un rol importante en la educación superior, sin que deje de expresar los intereses legítimos de la clase dominante. El desarrollo de la industria moderna se centró en la mejora de la productividad y la utilización de nuevas tecnologías. Esto, a su vez, requirió un perfil del trabajador más eficiente, puntual y cooperativo, congruente con valores humanos y a la responsabilidad del puesto de trabajo. Los resultados económicos de China y otros países asiáticos, ponen de relieve la importancia de las inversiones en capital humano y su elevada participación en el crecimiento económico. No obstante ello, Bowles y Gintis (1976) advierten que en la economía moderna el desarrollo cognitivo y el desarrollo de las habilidades psicomotrices no constituyen la única función central de las escuelas. Si bien la industria y los centros de trabajo son cada vez más sofisticados y requieren contratar trabajadores con mayores habilidades, estas no son motivo de enseñanza primordial en los niveles básicos ni profesional. Los estudios profesionales se encaminan más hacia los conocimientos de comunicación y de poseer capacidad para resolver problemas, como lo aceptan estos mismos autores, más que

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absorber competencias específicas ante una ocupación determinada. Con esto queda de manifiesto, que la educación forma parte del desarrollo económico de las sociedades, pero sin descuidar la enseñanza de los valores fundamentales y el pensamiento analítico y universal. La universidad se instauró en México con la influencia de la educación europea y la cultura estadounidense, cuyo resultado fue un híbrido y un proceso educativo no centrado en la formación de profesionales. La UNAM fue producto de esta evolución y lucha ideológica entre diversos enfoques y pensamientos (Díaz, 1995). De entonces, el Estado adoptó una postura rectora y promotora de la educación superior, que, desde los ochentas, se han preocupado en un proyecto de modernización educativa, regida por una política de corte neoliberal 7/, cuyo destino han sido el replanteamiento de la universidad pública, la actualización de los planes y programas de estudio y la obtención de indicadores de eficiencia, así como el posicionamiento en el mercado de las universidades privadas. Ante esta situación, la tarea de la universidad no sólo se trata de cubrir un vacío institucional, sino el de redefinir su actuación con relación a la formación de cuadros profesionales, intentando cubrir los requerimientos de un mercado laboral más amplio. Con la adopción de una disciplina y austeridad del gasto federal no solo se dio un adelgazamiento del Estado, sino que se buscó racionalizar la asignación presupuestal hacia las universidades públicas. Se pensó que la universidad pública no puede cubrir una función específica y amortiguadora de los problemas sociales, como el desempleo, sino que también presentaba problemas de gestión pública, por no controlar los grupos internos a las universidades, y que estos exigían ante todo y contra todo la autonomía universitaria. A mi juicio, se restringió el financiamiento de la educación superior por parte del estado, y se buscó aumentar –sin éxito- las cuotas y colegiaturas de los estudiantes. Conforme al Programa Nacional de la Educación Superior (SEP, 2001), se instrumentaron sistemas de evaluación al desempeño de las universidades: examen nacional de ingreso y examen de calidad profesional, y la creación del CENEVAL. La política educativa se apoyó en una serie de conceptos nuevos, tales como la excelencia académica, calidad de la educación, eficiencia, desarrollo con equidad y se aplicó un programa de modernización de la educación superior. Asimismo, las universidades presentan modificaciones a la legislación sobre la contratación de personal académico: concurso de oposición para la obtención de plazas definitivas, así como el pago de acuerdo al desempeño académico. La eficiencia, eficacia y la calidad son adoptadas como premisa de mayores presupuestos y mejores salarios académicos dentro del sistema educativo. 1.1. El capital humano y su importancia en la empresa Hay una pretensión, no generalizada, de que las universidades cumplan únicamente con una responsabilidad frente a los requerimientos del mercado de trabajo. Si esto es válido, los egresados deben poseer un mayor conocimiento técnico y habilidades profesionales, que, adoptando la teoría del capital humano, cuyo concepto no solo incluye los conocimientos y las técnicas de la gente, sino la salud y la calidad de su trabajo. Así, la educación en este sentido es una inversión, no un gasto forzado ya sea efectuado por el Estado o el individuo – según el planteamiento de Gary Backer (1964), Premio Nobel de Economía -. No obstante, hace énfasis en el problema de la educación superior desde un punto de vista estratégico en el crecimiento económico de un país. Desde Adam Smith (1776), en la Riqueza de las Naciones, ya aceptaba que el capital per se involucra la noción de trabajo, desarrollado por el hombre, pues este lógicamente implicaba 242

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“aptitudes adquiridas y útiles por todos los habitantes o miembros de la sociedad”. Sin embargo, la concepción de Smith se acercaba a que dichos talentos adquiridos se lograban mediante el aprendizaje y obedecía a un gasto real 2/. Simón Kuznets se dedicó a la medición del crecimiento del producto nacional en los países industriales desde 1850, para explicar el porqué las tasas de crecimiento habían variado de un país a otro y en el tiempo. Si bien se encontró que la fuerza de trabajo creció y el acervo de capital físico también, se encontró que la producción aumentó más rápido que los insumos. Entre 1919 y 1957 se descubrió que los insumos de mano de obra y capital de EU aumentó a una tasa media anual del 1.1%, mientras que el PNB aumentó a una tasa anual del 3.2%; por lo que el aumento de insumos explican un tercio del crecimiento del producto. Theodore Schultz (1999) manifestó que el desarrollo económico está vinculado necesariamente al capital humano, formando parte del proceso de conocimientos y de la acumulación, o sea, “la sociedad que invierte en la educación de sus miembros se está garantizando un desarrollo económico mayor que aquella que solo invierte en capital convencional (no humano) o bienes de capital físico.” La teoría del capital humano, toma y enriquece categorías de origen marxista para demostrar que tanto la cultura como el ingreso están distribuidos desigualmente. Pierre Bourdieu, autor de esta teoría, trata de explicar la relación de la reproducción cultural con la reproducción social, entendiendo que el objeto de la educación es la producción del “habitus”, esto es, el sistema de disposiciones que actúan como enlaces entre la estructura y la práctica culturales y que determinan la tendencia de las estructuras a reproducirse a sí mismas. El sistema escolar, por tanto, es un instrumento de las estructuras sociales que legitima la distribución del capital cultural. Las posturas expuestas integran en su explicación o interpretación a la educación superior y, por consiguiente, a la Universidad, puesto que este nivel de formación es el terminal del proceso educativo y, en su caso, puede corroborar o no las hipótesis que sustentan cada una de las corrientes. De acuerdo a la postura parsoniana, al nivel de educación superior acceden quienes han internalizado los valores de aprovechamiento y evaluación, tanto familiares como escolares, para ascender a la escala más alta de la formación escolarizada, la Universidad, y alcanzar sus aspiraciones dentro de cierto status, así también han sabido controlar las tensiones originadas por la presión por aprender y han sido estimulados por ciertas recompensas. 2. La empresa y el proceso de educación-mercado de trabajo Para identificar los determinantes del crecimiento empresarial es necesario examinar todo tipo de empresas, tanto las que gozan del éxito, como las que no. Estudiar exclusivamente las grandes corporaciones introduce, automáticamente, un problema de selección en la muestra utilizada. La dinámica empresarial es uno de los campos en los que más activamente se investiga por parte de los especialistas en organización industrial (Pita, 2004:39; Geroski,1995, 1998)) Las políticas modernizadoras hacia las universidades públicas se vieron replanteadas. Asimismo, la universidad privada respondió a una diversidad de proyectos educativos, concretados a partir de tres universidades privadas que funcionaban desde los cuarenta: Universidad Autónoma de Guadalajara, Universidad Iberoamericana e Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.

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Una de sus características es que fueron destinadas a un sector de la sociedad, de un alto nivel económico, clase media elevada o clases altas. Destinadas a cubrir las necesidades de jóvenes que pretenden incorporarse al mercado de trabajo, de un modo práctico y directo a compañías o sociedades privadas. Forman un conjunto de códigos, valores, formas de relación, que guardan expectativas para obtener un empleo mejor remunerado. Es decir, la novedad para el egresado de universidad privada es que el mercado laboral del sector privado, al parecer, si ofrece una expectativa que a mayor grado escolar se genera mejores oportunidades de empleo. En los noventa, se dio un giro al liberar las políticas públicas en materia de educación superior, dando inicio a una intensa creación de universidades privadas (Sotelo, 2000). A partir del 2000, existe un total apoyo a la privatización de la educación y, así, el Estado cambió su postura frente a las universidades. Según datos de la Secretaría de Educación Pública, la matrícula de educación superior registró un crecimiento del 218% entre los ciclos de 1980-81 y 2010-11, al llegar a 2.97 millones de alumnos. Este rápido ascenso se concentró en las licenciaturas de las universidades y tecnológicos. Los alumnos de postgrados reportan crecimientos considerables en maestrías y doctorados. En cambio, las licenciaturas de las escuelas normal no crecieron y si tuvieron un declive del 36.9%. Como consecuencia de esta expansión de la población universitaria, se buscó la desconcentración estudiantil por planteles y centros, y creando nuevas instituciones conforme creció la demanda universitaria. Ante la creciente demanda escolar, el proceso de la educación superior ha registrado un cambio de política gubernamental para permitir una mayor participación del sector privado. En los noventa, el Estado impulsó en forma complementaria la creación de universidades públicas, por lo que no dejo de ser significativa dentro del sistema de educación. Para el ciclo escolar 2010-2011, el número de instituciones de educación superior ascienden a 6,154 unidades, cifra que representa un incremento de casi 590% respecto a las 892 instituciones que había en 1980. Este dinamismo se localizó en institutos y universidades particulares, con un total de 3,363 centros universitarios y un crecimiento de casi 904% entre 1980 y 2011. No dejan de ser considerables, también, los crecimientos de las universidades autónomas y de las escuelas federales y estatales. Es importante reconocer que en la conformación de la oferta educativa del nivel superior no se considera plenamente el comportamiento del mercado de trabajo ni las perspectivas reales de empleo, que deberían servir de base para orientar la demanda. La sobredemanda en esta área de conocimiento se ve reflejada en la demanda de ingreso a nivel licenciatura en la UNAM, donde se encuentran saturadas las carreras de Ciencias Sociales. La sobredemanda por carreras de Ciencias Sociales va en detrimento de áreas como FísicoMatemáticas, vitales para el desarrollo tecnológico, económico y social del país, donde sin embargo, escasean los profesionistas a pesar del retraso imperante en México en ese sector. Al respecto, y de acuerdo al Informe de Desarrollo Humano (2001) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en México la tasa de estudiantes del nivel profesional matriculado en estudios de ciencias matemáticas e ingenierías es de sólo 5 por ciento. Esa tasa resulta baja en comparación con la de otros países de alto desarrollo tecnológico, como es el caso de Finlandia, con un porcentaje de 27.4 por ciento, 25.3 por ciento en Australia, 24.2 en Singapur, y 13.9 por ciento en Estados Unidos (Castro, 2002).

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Diversos fenómenos de carácter cultural, económico y político, han contribuido a generar desequilibrios estructurales en la composición de la matrícula de nivel superior, en relación con las diferentes áreas de conocimiento. Hay una fuerte concentración de la demanda y de la oferta, en el área económico administrativa, así como en algunas carreras de corte tradicional, como las de Derecho y Medicina; mientras que otras áreas, relacionadas con las ciencias, aportan porcentajes muy bajos al total nacional. La tendencia es que más del 40 por ciento de los egresados que cursan carreras de alta demanda no podrían tener empleo al concluir sus estudios. Las universidades públicas y las privadas, requieren atención no sólo sobre sus resultados y los índices de eficiencia terminal, sino para redefinir esfuerzos conjuntos hacia una integración institucional de la política de educación superior. El desarrollo educativo necesita un corte pragmático, operacional y de habilidades técnicas y profesionales, que aseguren una mayor aceptación del mercado laboral. Algunos estudios señalan que la escolaridad de los empresarios pequeños y medianos en México es muy bajo. De los pequeños, el 80% cuenta con estudios básicos de primaria y secundaria, mientras que el 47% de los empresarios medianos tiene estudios de Licenciatura 10/. Por ello, no es posible culpar a la educación superior de la crisis económica y los problemas de empleo. Diseñar una Estrategia Competitiva e Integradora, entre universidad privada y sector privado que consista en crear un plan y programa general (PLAN RECTOR) de cómo se integra las universidades privadas dentro de una cadena y el cómo se va a participar. El sistema de educación superior enfrenta la necesidad de cubrir y dar acceso a un amplio segmento de la población joven, que está quedando fuera de la universidad. Esto es un problema básico al enfrentar ya que, si bien se han registrado avances durante el presente sexenio, éstos no han sido de la magnitud deseable. El avance de la educación superior hacia la equidad es insuficiente y gradual, pues enfrenta serias restricciones; todo ello se asocia con niveles de calidad aún poco satisfactorios. A lo largo de este sexenio, la matrícula en educación superior ha aumentado considerablemente; pero aún enfrenta serios rezagos institucionales y de oferta educativa. 2.1. Interconexión entre educación superior y mercado de trabajo El sistema educativo y el cuerpo docente conservan y restablecen la posibilidad de reproducción de la mano de obra calificada y no calificada, sin menoscabo del funcionamiento de las empresas. Con ello, se disipa el desempleo y no los desempleados, bajo la lógica de responder a un patrón de reproducción del sistema y de la fuerza de trabajo. En el período 2005-2010, la población ocupada total aumentó 5.9% en esos años con casi 40.9 millones de trabajadores. Hay una estructura ocupacional que se caracteriza por un crecimiento importante en la contratación de trabajadores eventuales, en contraposición con la caída del empleo permanente. Este tipo de empleo decreció significativamente en 2009, producto de la crisis económica, que se aprecia por la pérdida neta de trabajadores permanentes, por -443,200 personas, lo que significa una caída sin precedente para un solo año. Si bien los trabajadores del sector formal, observaron un incremento del 9.8% en el período, también lo hizo en 9.3% los trabajadores informales, alcanzando un volumen del 28.7% de la población ocupada total en 2010. Aunque se generan condiciones para restituir los mecanismos del mercado de trabajo, no es en éste donde opera un seguro en la contratación de trabajadores, ni para la obtención de un salario.

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Es decir, la existencia de un salario no podría ni siquiera afirmarse que haya un verdadero mercado, a no ser que haya una flexibilidad de éste. Cosa que generalmente no ocurre, al menos en el corto plazo, porque se sujetan a las revisiones contractuales, y eso se da en plazos más amplios. De acuerdo con datos del INEGI, los ingresos de los trabajadores hasta 2 salarios mínimos representan el 49.2% del total, mientras que el 41.2% manifestaron poseer entre 2 y 5 salarios. Un porcentaje del 9.6% restante percibe más de 5 salarios. Entre 2000 y 2010, se dio un fenómeno que podría explicarse proporcionalmente por la mayor calidad de la fuerza de trabajo, al darse un cambio en favor de los ingresos medios, ya que se reporta un aumento del 33.2 al 41.2% del sector entre 2 y 5 salarios. Aún así, una década no fue suficiente para mejorar la distribución de los ingresos de los trabajadores, ya que casi una cuarta parte (23.9%) reciben menos del salario mínimo y lo que eso significa en su nivel de vida de una familia. Uno de los principales obstáculos para el mejoramiento de la calidad de la educación, es la manera en que “la acreditación educativa es utilizada en el mercado de trabajo como principal factor de selección para el empleo y de asignación de niveles de remuneración a la fuerza laboral”(19). Por consiguiente, es de gran importancia para la planeación de la educación el conocimiento del funcionamiento interno, real, del mercado de trabajo para determinada profesión, carrera, o nivel educativo. Por funcionamiento cualitativo del mercado de trabajo se entiende el estudio de las diversas razones, motivos u objetivos, que conducen a determinadas maneras de manejo de la acreditación educativa como mecanismo de reclutamiento y selección para el empleo, como criterio de asignación y de promoción ocupacional y de identificación por una remuneración. 3. El desempeño de las organizaciones y sus efectos en el capital social Una empresa, sin duda, se propone cubrir una necesidad y resolver un problema de orden social. No es únicamente un medio de lograr utilidades y responder a un objetivo de mercado. Es, en los hechos, la suma de cooperación e integración de factores de la producción, con un enfoque cualitativo, cuyos agentes y actores participantes, obviamente, se interrelacionan en un juego de estrategias, intereses y relaciones de poder (Friedberg, 1997; citado por Puga & Luna, 2008). No está a discusión, que la empresa juega un papel importante, así como otras organizaciones, que surgen de la voluntad de individuos y que son una forma de organización institucionalizada, para llevar a cabo objetivos específicos. Las distintas formas de organización, por la forma en que se asocian y trabajan en común, implican que no todas se establecen por una lógica económica – con relación entre trabajador y patrón - sino constituye las bases de una sociedad civil (Puga & Luna, 2008). Es decir, existen elementos de solidaridad humana, de afectividad, la confianza y el uso de la razón, que motivan a individuos y empresas, a fin de lograr un objetivo común, mediante la acción colectiva (Olson, 1973). Cualquier empresa, no importa el tamaño, obtienen mejores resultados de eficiencia, así como ventajas si se asocian con otras y si logran que los individuos – ya sea trabajadores, directivos y empleados- realmente se combinen para llevar a cabo tareas colectivas. No obstante ello, las organizaciones de pequeños productores del sector rural que trabajan en forma colectiva, no todas constituyen un éxito de negocio. Puga & Luna (2008) dan cuenta de ello, cuando revisan los casos de productores rurales y se requiere el elemento de cohesión social, que no todas tienen,

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toda vez que involucra elementos como división del trabajo, la confianza y el cálculo racional, entre otros, para llevar una tarea común. Las organizaciones y, en especial, los organismos gremiales y profesionales que promueven la defensa de sus intereses, con metas colectivas, sentido de pertenencia e identidad, en tanto sean componentes vitales de su capital social, serán las que obtienen una distinción por su labor altruista y desinteresada. Por su promoción del servicio que ofrecen y el segmento de población que atienden, serán motivo de reconocimiento y de apoyo por la sociedad. 3.1. El desempeño del capital social en organizaciones en México El desempeño está sujeto a las motivaciones, intereses y la colaboración de sus miembros. Su funcionamiento va a depender de la identidad, la toma de decisiones, el financiamiento y la relación con el entorno (Puga, 2008), ya sea el gobierno y la población que atienden. De acuerdo con Puga (2008), el Colegio de Notarios del Distrito Federal es un organismo gremial, que tiene su viabilidad financiera por las cuotas de sus miembros y la venta de sus servicios. Con 246 miembros, el Colegio da cursos, diplomados, consultas y edita importantes publicaciones periódicamente, así como brinda asesorías y trámites de legalización de predios. Por su parte, la Casa de la Amistad, como organización fundada en 1990, ofrece alojamiento, atención médica y medicamentos a niños con cáncer (Puga, 2008). Si bien tiene un personal remunerado de más de 50 personas, también cuenta de 164 personas voluntarias, quienes asumen una identidad y el autorreconocimiento por su labor social, que destaca por la realización de tareas colectivas y cuya toma de decisiones, implica que se retroalimente por un prestigio ganado frente a la sociedad y su propia capacidad para atender problemas de salud. Con base en información de Gordon (2008), se analiza el desempeño del Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI), aunque creada por empresarios, se hace desde una óptica de su eficacia, eficiencia, pertinencia y legitimidad de sus acciones y decisiones. Toda la organización descansa en el liderazgo y la confianza hacia una persona, Don Manuel Arango, su fundador. Hay que reconocer la labor altruista de muchas instituciones por dar asistencia privada, al margen del retiro del Estado por el bienestar social, y que se promueve en las empresas lo que se llama la responsabilidad social corporativa. En México, se pierde la importancia de organizarse en sociedades de producción, en virtud de la falta de confianza y la poca preparación escolar de sus agremiados. Los productores en el sector rural, debido a sus múltiples necesidades, se ven orillados a agruparse, lo que los convierte en “blanco de críticas” y de desconfianza. El trabajo de Bunge-Vivier (2008) ilustra sobre la experiencia de dos sociedades A y B en el pueblo de Santa Ana en Milpa Alta, productoras de nopales frescos, que sortean las dificultades por la forma en que se organizan. Ambas tienen el mismo nivel de escolaridad. La productora A, que fue la iniciadora formalmente en el año 2000, tuvo sus aciertos a lo largo de estos años de actividad. Pero se empiezan a vislumbrar problemas de orden financiero en la actualidad. El reparto de ganancias y la forma de distribución del trabajo resultan ser los aspectos, no totalmente aceptados por sus miembros (Cuadro ). En tanto que la productora B, constituida en el 2002, presenta avances importantes en estos aspectos y se genera una mayor cohesión entre sus miembros, por lo que resulta ser una organización exitosa. Desde un punto de vista de la teoría económica, el asunto de las relaciones humanas entre el personal y la importancia en el llamado capital social, no representa mayor relevancia, cuando se

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considera actualmente el capital humano y los demás factores, como lo son la mano de obra y el capital fijo. Sin embargo, el desempeño de las organizaciones aporta una mayor eficacia, eficiencia, pertinencia y legitimidad, en la medida que no se pierde la confianza, las redes sociales, la cohesión social y el entorno social (Bunge-Vivier, 2008), por el que fueron creadas. 3.2. La educación como una forma de capital El sistema educativo conserva y restablece la posibilidad de reproducción de la mano de obra calificada y no calificada, sin menoscabo del funcionamiento de las empresas. Con ello, se disipa el desempleo y no los desempleados, bajo la lógica de responder a un patrón de reproducción del sistema y de la fuerza de trabajo. Aunque se generan condiciones para restituir los mecanismos del mercado de trabajo, no es éste que opere un seguro en la contratación de trabajadores, ni para la obtención de un salario. Es decir, la existencia de este salario no podría ni siquiera afirmarse que haya un verdadero mercado, a no ser que exista una flexibilidad de éste. Cosa que generalmente no ocurre, al menos en el corto plazo, porque se sujetan a las revisiones contractuales, y eso se da en plazos más amplios. La concepción de capital no es fácil, más si se asocia a lo social. Es un término frecuentemente utilizado en economía, pero que requiere un análisis más profundo en cuanto a que educación tiene un significado amplio, si se relaciona con organizaciones, infraestructura, equipos, metodologías de enseñanza, instituciones y tecnología, así como toda una cultura en torno a unas de las formas del capital social. La educación fue una de las primeras áreas que se aplicó el término de capital social (Loury, 1977; citado por Coleman, 1990:300). Lo utilizó en la familia y la comunidad como recursos en el desarrollo del capital humano de niños y adolecentes. Coleman estudio el capital social, intra y extra familiar, con que cuentan los jóvenes norteamericanos reduce la posibilidad de deserción escolar. Para Arrow (2000:4), todo lo relacionado con el capital implica una inversión y un rendimiento por ella en el tiempo. No ve una justificación para el término de capital social, incluso en su medición, por las dificultades que metodológicamente ello implica. Es decir, “el capital implica un sacrificio deliberado en el presente para obtener un beneficio futuro, y que solo algunas relaciones sociales se construyen de esa manera, pues la interacción humana tiene recompensas intrínsecas” (Citado por Vargas, 2002:81). El capital social, para Ostrom (2000), lo define como “un conjunto de conocimientos compartidos, normas, reglas y expectativas acerca de los patrones de interacción de los individuos y lo diferencia de otras formas de capital social” (Citado por Vargas, 2002:79). Asimismo, Stiglitz (2000) identifica cuatro formas de capital social: el conocimiento, redes sociales, la agregación de reputaciones individuales y el “capital organizacional” creado por quienes administran las firmas (Citado por Vargas, 2002:79). Conclusiones La estructura organizativa de la empresa se considera un factor potencialmente decisivo para su éxito, pero sin dejar de lado la importancia que tiene el factor humano. En ello incide, para el caso de México, la tendencia del crecimiento rápido de la demanda educativa que sigue la educación superior, pero no solo provoca que exista una separación entre universidad privada versus universidad pública, sino que estas se alejan de la oportunidad de vincularse con el mercado laboral.

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A pesar del crecimiento de la economía informal y del mercado de trabajo, la teoría sigue un cuestionamiento severo sin alcanzar a explicar su comportamiento. Hay, entonces, problemas de su rechazo como teoría, máxime si crece el desempleo y las empresas presentan agudos problemas de crecimiento, que al interior de la teoría económica no se da un alcance y solución. Esto viene a constituir un problema teórico, que en la actualidad se debe enfrentar ante los procesos organizacionales. Las teorías de empleo no alcanzan a explicar todas las vicisitudes del desempleo en una economía, no obstante las múltiples variantes del modelo neoclásico que parte que todos los trabajadores son tratados de la misma forma por sus empleadores, desde el punto de vista de sus productividades y habilidades idénticas. Existe la excepción, de que las universidades públicas se han vinculando al sector privado mediante proyectos de investigación aplicada, como se da en UNAM, IPN y la UAM. Sin embargo, es conveniente delinear una política educativa apegada a los resultados del análisis prospectivo y de anticiparse a las oportunidades y riesgos de la educación superior actual. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS [1] [2] [3]

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