majestuosa, inflamadora y fiera

y otra vez me cerqué de campeones Cesaron, sí, las voluptuosas danzas y, en lugar de guirnaldas y de flores, empuñé las espadas y las lanzas, cediend
Author:  Inés Tebar Romero

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y otra vez me cerqué de campeones

Cesaron, sí, las voluptuosas danzas y, en lugar de guirnaldas y de flores, empuñé las espadas y las lanzas, cediendo los imbéciles amores al compás de la música guerrera majestuosa, inflamadora y fiera. Y me creí más grande y valeroso, y temible guerrero é iracundo, y pensé en mis furores ardoroso destruir la tierra y conquistar el mundo que al volver á la guerra, y á la liza, cual Fénix renací de miceniza. Y del Egipto célebre, la ardiente arena visité, miré la cumbre de su Cecrops erguida, en su candente desierto quise ver la Pitia lumbre, y las demás pirámides delante, gigantes obras de época gigante. Y sus lagos en calma: y miré el Nilo de corriente suave y productora, y en sus yerbas astuto el cocodrilo con lágrima fingida, engañadora, y al sol rojizo con su luz serena, y al Simoum con su caliente arena. El lago Moeris vi, sus bibliotecas, emporios del honor y de la ciencia, y fundar quise en sus campiñas secas un testimonio más de mi opulencia, siendo la gran ciudad de Alejandría la más grande obra de la vida mía. Llegué á Israel, resuelto y decidido á destruir sus fuertes y su templo, á establecer de Grecia el más temido

pendón, de gloria y de valor ejemplo mas la fuerza de oculta pesadilla mi orgullo fiero y mi soberbia humilla

Del sacerdote el venerable aspecto mi cólera en Salen fiera detuvo, y todo un pueblo estúpido y ayecto con lágrimas y quejas me contuvo; que el héroe nunca debe hacer alarde de su fuerza y valor con un cobarde.

Quise con mis heroicos capitanes, de mi espíritu audaz entusiasmados, la tierra visitar de los Bramanes, de los humildes parias desdichados, para llevar en triunfo hacia mi patria atado al carro al belicoso Satria. Quise andar, avancé y llegué á esa de cielo rojo y de abrasante clima, á ese país que tanto rico encierra, cuya riqueza al codicioso anima; al país de venenos tan sutiles, de plátanos, de flores y reptiles. Yo dominar pudiera, yo libara el jugo de sus vides, y adormido la gloria y el deleite me arrullara, del torrente al compás, al dulce ruido ó pulsando la lira en la laguna á la luz blanquecina de la luna. Mas tuve que volver para la Europa pues á ello me obligó con sus furores desordenada miavarienta tropa, cansada de fatigas y de horrores, que de mucho cenviene la codicia para alentar la helénica milicia. Volví otra vez hacia la patria mia

mi espíritu ya débil y abatido, y mi naturaleza, que algún dia muy robusta se habia sostenido, ya débil quebrantada se encontraba y la yerta vejez precipitaba. Solo allí contemplaba tras la bruma de otras tierras acaso los confines, ó de las olas la bullente espuma que rasgaban ballenas y delfines, y, dejando la tierra y sus abrojos, al cielo alzaba pensamiento y ojos. Yal co'ntemplar de estrellas tapizado el alto y azulado firmamento, entonces de ambiciones agitado, exclamaba con ímpetu violento: ¡Oh, quisiera que en mundos se cambiasen para que ante mi trono se humillasen! Mas la muerte llegó. De mis victorias tan solamente me quedó la palma. Minombre fué legado á las historias y del sepulcro reposé en la calma, siendo mi orgullo y genio sobrehumano tan solo polvo soy, ¡y polvo vano!

Espiré, y vi el imperio, que potente un dia estableciera con afanes, con el sudor labrado de mi frente, repartido en mis fieros capitanes, quedándole á la Grecia abatimiento, y restándome aquí... remordiento. Luego miré el un tiempo gran imperio someterse, á provincia reducido: la patria de Calígula y Tiberio dominaba su suelo empobrecido. Después Teodosio le elevó prudente á ser imperio griego del Oriente.

Agitado á la vez de dia en dia le miré, sucediendo emperadores, con años de pesar y de agonía entre quejas combates y rigores, hasta que los Paleólogos llegaron, y su ruina terrible motivaron.

Y aquella tierra audaz, la patria griega sitióferoz el tártaro y el druso, el ilustrado turco, el petchenega, el de Georgia, el circasiano, el ruso; mientras que se sentaban con encono sombras de emperadores en su trono. En vano el cruel furor de los soldanes aplacar pretendieron las cruzadas; en vano los valientes catalanes y de Aragón las fuerzas congregadas... Pues ¡ay! que origen dieron las envidias á la más vily cruel de las perfidias. Fuéronse aquellos héroes; desde entonces Bizancio al turco acata: triunfó Marte. Ya no doblaron sus sagrados bronces, tremoló de Mahoma el estandarte, y el griego que su fé tuvo en estima, quemó incienso ante el padre de Fatima. ¡Ah si saber pudiera la cruel suerte que el cielo me ha tenido preparada, si un imperio, que yo formé tan fuerte, debiera ver en abyección malvada!... ¡Fué dejar de existir mi gran victoria, quede el mundo sumido en vilescoria! XII

Cayó el fantasma y se hundió en el profundísimo antro; pero al hundirse otras sombras,

sobre él se precipitan, le quitan el regio manto, se apoderan de su cetro, sus pueblos vuelven esclavos Perdicás, el solio ocupa, á nombre de sus hermanos y de sus hijos gobierna, de los demás siendo escándalo. Le sucede Polisperson; Antígono pasa osado al Asia menor, y asalta la Siria con furor tanto, que contra él se alzan luego los que fueron de Alejandro generales, y hoy en sombras los ve, su imperio ocupando Tolomeo en el Egipto, Macedo y Grecia Casandro, lo del Asia, Seleuco, y la Tracia, Lisimaco; mientras los griegos, ardiendo entre horribles desacatos, robos, incendios, motines, civiles guerras y bandos, y;ensangrentados vergeles un dia del mundo pasmo, luchan unos contra otros y se debilitan tanto, que el vicio triunfa por fin siendo la virtud sarcasmo. Focion muere con cicuta, Demetrio, Dios proclamado, y redentor por Atenas, muere en el destierro amargo; aquellos brazos valientes dejaron de ser tan bravos, que si un Breno sitió á Roma más feliz otro y sus galos

mas entre tanto desorden hombres hay estraordinarios, Agís, Cleómones, Antígono, sus frentes ornan de lauros, y Philopemen, mas nunca dejarán de ser tiranos, pues la historia así los nombra de tal época al hablarnos. Entre tantas sombras pues, como cercan á Alejandro, hay una que se distingue por su marcial aparato; del Epiro hizo su trono, sus glorias causan encanto, fieras legiones ordena, la Grecia sufre su mando, pone leyes á la guerra, nada detiene su paso; los ejércitos destroza, los pueblos sugeta osado, y los mares atraviesa; se opone al poder romano, y si no hubiera Fabricios al esfuerzo de su brazo sucumbiera aquella Roma, su ejército y su Senado. Es Pirro, el gran Capitán que Annibal envidió tanto, que en las llanuras de Zama á Escipion señaló osado como uno de los primeros de la guerra fieros rayos, que conquistando naciones y haciendo pueblos esclavos y destruyendo ciudades, talando bosques y campos, las aldeas y los montes y campiña ensangrentando, por todas partes la muerte,

el luto, el terror y espanto lleva do su planta pisa y sus ojos se fijaron. Aldesparecer la sombra un silbido prolongado salió del profundo abismo, y la Muerte con sarcasmo se animó, mientras mi pecho se estremecía temblando, y me dijo: «No te asustes, cuando conoció mi pasmo, así concluye el imperio de la Grecia, que ha costado tantas víctimas al mundo, que la gloria de sus sabios

jamás podrán comprender por más que diga Plutarco.»

XIII En la región de aterradoras sombras, del Averno en el antro misterioso, al umbral tenebroso de silenciosa y diamantina puerta, do con fragor terrible por los vientos resuenan, y al huracán concierta fiero rugir horrible, estruendo de cadenas y terrores, espectros vénse, que el espacio llenan con desacorde son de hondos gemidos, maldiciones, baladros, alaridos, y el pecho triste pasma presencia negra de feroz fantasma. Vedla, brillantes, como dos carbunclos en su lívido y pálido cerebro lucen sus ojos en el hueco hundidos; y al través de los huesos desunidos de su rudo y terrífico esqueleto, su negro corazón feroz golpea

sus costillas, y allá detrás esparce débil fulgor una azufrada tea. Debajo de ella, cual feroz guerrero, que ostenta los despojos del vencido, humillado caballero, vénse rotas las ciencias y las leyes, artes, púrpura, andrajos, espadas, armas, plumas, y doradas coronas de los reyes. Y su rostro feroz resplandecía de gozo y de contento, á su lado gemía la humanidad doliente, aprisionada; sin parar un momento por el antro vagando se veía aterrada una sombra que triste y abatida, regio crespón flotando, maldice de su vida, y lamenta en su mísero presente errores del pasado, cuyo recuerdo vive aun en su mente para tenerle siempre atormentado. Despacio, á mi placer yo la contemplo, y su traje, su manto, y su diadema, y el fatídico lema, que ostenta en aquel templo me llenaron de espanto; ella me ofrecía ejemplo al ver su amargo llanto, que todo cuanto vive, cuanto alienta, por decreto, ópor suerte, lo mismo el que se asienta en trono regio, que en pajiza choza, tributo da á la muerte que implacable lo humilla, y lo destroza Era Alejandro el que vagaba errante el hijo de Felipo el poderoso, el macedonio audaz, cuyos pendones el nombre griego esclareció orgulloso,

sobre cetros vencidos y naciones. desde Elicon al Indo sus legiones, cuanto el Eufrates baña, y el Nilofértil con sus aguas corre, sufrió su cruda saña, y sus campos recorre asaltando y talando sus ciudades, sumiéndole su dicha en vanidades. Me contemplé abatido y la Muerte me dice: «Oh mísero mortal, triste infelice á mi imperio rendido, poco has visto, verás el mundo entero los reyes y los héroes de la historia que aspiran á la gloria, ' tan solo un reberbero son de la triste nada, pues al morir, si queda su memoria, allá en el porvenir se ve manchada, se mira con horror, y se aborroce, y su nombre del mundo desparece. Alejandro murió, y con él la Grecia, mira al héroe en el polvo convertido, su reino confundido en la ayeccion. Desprecia cuanto se llama grande en ese mundo, pues cuanto el hombre admira solo es sueño del alma que delira, fantástica creación, sueño infecundo cuanto elhombre hoy ve grande, cuanto mir mañana insecto viles, polvo inmundo. Mientras que vives goza, por nada te atormentes ni consumas, lanzas, cetros y plumas mi sola voz destrona; la gloria y.la virtud son vago nombre que muere con el hombre después de haberle fiero atormentado, un recuerdo dejándole tan solo,

el no haber siempre del placer gozado, olvidando á Minerva, al bello Apolo... viviendo en dichas desde polo á polo.» En esto una matrona se presenta irradiada de luces, mural corona ostenta en su frente, en la diestra poderoso un cetro de oro brilla,y regio manto flota al aire sutil y vagaroso; de celestial encanto, de angélica hermosura, su rostro asombra el alma y su ternura extasiado quedé solo al mirarla, y mas al contemplarla de regia majestad, flexible, esbelta, besando el viento su madeja suelta. Y hasta mí se llegó: «Yo soy la Vida me dijo con acento el más suave; En mi seno se anida cuanto existe en el mundo, desde el estulto y necio al sabio grave, desde la planta al árbol, el mar, el aire, tierra y las estrellas, esplendentes y bellas, contribuyen con mágica armonía á la grandeza y hermosura mia. Antes de que la muerte sufra el mortal, el ave, insecto y bruto, me pagaron tributo, lo mismo que la piedra y tierra inerte, la gaya flor y la fecunda planta, el diáfano arroyo cristalino, el conjunto divino de la Naturaleza, que te encanta, nace y muere, y su muerte principio de otro ser lahace la suerte. Así mi juventud voy renovando sin que la Muerte con su faz severa,

pueda estinguir mi fuerte poderío, porque el imperio mío, de eternidad en el profundo seno, es un canal no más, por do el humano, agitado ó sereno, marcha en busca de un Dios ó de un tirano pues el hombre no muere, siempre vive, y, según obra aquí, premio recibe* De eterno galardón, si sus virtudes enaltecen su nombre, de perdición, tormentos é inquietudes cercado será el hombre, si en la vida, siguiendo el mal camino, no cumple su destino, y en vez de la virtu exhalar perfume, cual exhala la candida azucena, y de la vida ser la flor amena, en la crápula y vicios se consume... de escándalos el mundo fiero llena. Entonces triste muere, y muere para siempre su memoria, y si un renombre adquiere, y se graba en el libro de la historia, es para presentarle, como inmundo monstrua de execración aborrecible, que muestra un Dios terrible para que aprenda el mundo, que la vida del malo no fué vida, en la tierra fué planta vil,podrida. El que obra bien, exalta mi hermosura, el que obra mal, acrece mi grandeza, del mundo en el jardín la planta pura, si á su lado no crece la maleza, que forma variedad que nos encanta, jamás ostentaría galanura, ni fecunda seria naturaleza; sin el bueno y el malo no tendría el contra que hace labelleza mia. Es sabio Dios, y en su saber dispuso del justo y del perverso la existencia,

en la vida del malo se propuso acrisolar del bueno la excelencia; su fin cada cual llena, cumpliendo su condena contribuyen los dos á mi hermosura, ora en placer viviendo, ora entre pena, por eso vivo en juventud dichosa, y la Muerte en vejez triste ominosa.» Dijo, y batió sus alas por las bóvedas tristes del palacio, cruzando va sus salas, desparece en lo inmenso del espacio. La Muerte se quedó meditabunda, mas luego en el instante, cual si volviese de letal desmayo, con sonrisa iracunda, con ojo audaz, terrible, centellante, lanzó un hondo suspiro, y exclama: «Mi poder nunca se abate; cuanto en la vida miro, cuanto en el mundo existe, todo es mió, la vida es un combate, el triunfo de mi fuerte poderío... huello con fiera planta la humilde choza y el palacio altivo que el soberbio levanta, y todo cuanto vive es mi cautivo.» Del clarín un acento penetrante extremeció los quicios de la gruta, de la Muerte turbóse el cruel semblante, y su cabeza irsuta cayó sobre los huesos de su pecho... «Soy la Fama que vengo á demostrarte que no tienes derecho para engreírte, para entusiasmarte; presente está la historia. que tú desoyes necia, abriéndola verás la excelsa gloria, que enalteció la Grecia, y siempre vivirá, porque no ha muerto,

que los hechos, que ilustran, siempre viven y aquí su premio y galardón reciben.»

XIV Dudando me quedaba, ypensativo, y sin saber lo que en la mente pasa. Cuanto la Vida dijo verdad era, y verdades la Muerte dijo amargas: contradictorias unas y las otras, en tristes dudas fluctuando el alma para tranquilidad y mi sosiego de una luz superior necesitaba; de ilustrarme cuidábase la Gloria, y llamándome, dijo estas palabras: —Kábur, para morir el hombre nace: y los pueblos consiguen gloria y fama, y grandes son, y en su grandeza adquieren el germen malo de su cruel desgracia, y desde el apogeo de la dicha descienden hasta el cieno de la nada: su carrera en el mundo es meteoro, que ni una estela deja de su marcha: pero si cumplen su misión divina, y en vez de vicios la virtudproclaman, si para el bien sujetan las naciones y en vez de ruinas monumentos alzan, silas artes, las letras, y las ciencias llevan con la conquista, y con las armas, entonces, aunque muera su grandeza, viven su gloria, su esplendor y fama. De Grecia el esplendor y escelsa gloria murió con Alejandro, mas la exaltan las artes, y las ciencias, y las letras, que del mundo borraron la ignorancia: y así mientras existan los anales su gloria y honra ensalzarán preclara, y hablando al porvenir dirá la historia, la ilustración del mundo á Grecia canta. Oye atento mi voz y estas verdades

la Europa en su rudeza sumergida entre guerras y ruinas fluctuaba, los griegos á Minerva erigen templos, á Apolo en Delfos consagraron aras, en aquella las ciencias simbolizan, las artes y las letras este ensalza. Era la Europa un árido desierto sin cultura, loshombres habitaban los bosques, y los campos recorriendo con vida pastoril, tristes cabanas se alzaban donde hora las ciudades, cuyo esplendor y brillo nos encanta. Rasga el velo del tiempo que ha pasado, y contempla el que Homero nos ensalza; mira al pastor tras de la mansa oveja, el tardo buey, ó la lijera cabra descansando á la sombra del abeto, luego el prado correr, las sierras altas: recostado en la plácida floresta, ya tocando el rabel, ó bien la flauta sus penas divertir, rústicos bailes eran sus diversiones á la plácida, melancólica luz de triste luna, ó cuando el sol en el zenit brillaba, ó al despertar la aurora en el Oriente, ó de la tarde al respirar el aura, ó bien junto al arroyo cristalino que fertiliza la feliz campaña: se mantenían con frutas, ó con leches, ó con miel de la abeja, ó con las plantas, sin conocer lo que era agricultura. Contémplalos después que el tiempo avanz y en ciudades se unen, y en poblados, y el lujo les presenta necesarias la labor, y las artes; y las ciencias, la música y poesía se levantan del esplendor á la elevada cumbre en raudo vuelo para eterna fama. Entonces vimos florecer sus campos

con tal esmero, con cultura tanta, que elevando el cultivo hasta laciencia flores y frutas ricas, sazonadas, sus pórticos con gusto nos presentan y su activo comercio nos encanta, y su industria, y sus artes nos admiran, suspenden la atención y nos extasían. Tiro yCartago postergadas quedan ante la actividad, que desplegara. Su comercio primero que otro alguno, según Isócrates, con letras cambia: de rios careciendo, y de canales, en ferias interiores negociaban, y las leyes protejen su comercio, fomentan la marina y la levantan, fundan colonias en diversos reinos, ilustración adquieren y ganancias, y crece su poder y su grandeza, y se aumenta, se extiende, y se propaga. Acércate, verás allá á lo lejos de los bosques salir en lontananza el pueblo agreste, que en su origen viste por las breñas trepar y las montañas.» Dijo:y ante mis ojos descubriendo un largo espejo que mi vista encanta, me presentó los campos y florestas, los rústicos pastores, las zagalas, convertidos en héroes, que del lujo pasaron á ser tipo y elegancia. Entonces vilas artes floreciendo, los hombres, que á la ciencia se consagran en sus manos blandiendo los aceros, el célebre cincel, la culta escuadra, y pórticos, teatros, templos suntuosos se fabrican, ciudades se levantan, y su recinto defendido dejan altas y gruesas torres, y murallas; y su interior se adorna con columnas. y eternizan sus dioses con estatuas, y á la posteridad con monumentos

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sus héroes legan, legan sus hazañas. Bajo sus largos pórticos contemplo los productos que el genio fabricara, y de sus sabios oigo las lecciones, y de sus vates la poesía gaya, y allí miro al austero magistrado, y la justicia vi santificada, y el famoso teatro, que hoy se admira, y el templo de Minerva, que aun nos pa an y el orden Dórico, y el orden Jónico, con el Corintio, que la ciencia acata, salieron de aquel pueblo para asombro de cuantos á las artes se consagran. De Fidias admiré el sublime genio que en Atenas y Olimpia crea su fama. De Praxiteles admiré las Venus, las creaciones de Lisipo me encantan, el pincel de Polignoto me admira y sus cuadros históricos me extasían. Allíla ruina de la triste Troya y en sus cenizas la infeliz Casandra, ostentando el dolor del cruel ultraje con que Ayax su pudor, inicuo, infame. De Zeuxis admiré la bella Elena, de Parrasio la impúdica Atalanta, de Timantes, de Apeles, de Protógenes las felices creaciones se propagan. Emporio de riquezas fué la Grecia; de aquí el lujo que en artes se ostentaba; Así Zeuxis vestido de oro y púrpura paseando las calles y las plazas, y Parrasio ceñida una corona en los juegos de Olimpia se mostraba, al tiempo mismo en que Focion y Sócrates sufren con la cicuta muerte insana, por enseñar al griego las virtudes, que al fausto y las riquezas tanto amargan. Así en el apojeo de la dicha los pueblos se preparan su desgracia, el lujo los corrompe y afemina

y á la degradación fiero los lanza En tales reflexiones embebido mi mente se extravía y se espacia cuando, «de meditar no es tiempo hora, me dijo la deidad, allí repara» y mi vista fijando al otro lado, entre una confusión desordenada, que al placer se entregaba y al contento, oigo el acorde de la dulce arpa. Anfión y Orfeo sus cuerdas pulsan, sus acentos conmueven á la Tracia y de allí se propagan por la Grecia; sus centros son Beoda y lo es la Arcadia de las calles invade los teatros, lamultitud frenética la aclama, Eurípides y Sófocles la adoptan y con la poesía feliz la hermanan, y al leer sus tragedias observamos que de la ópera son lanorma y pauta. Registrando después otras edades, que próvido el espejo presentaba, viel cayado cambiar á los pastores por el dardo acerado ypor la lanza, y, en vez de bailes é inocentes juegos, en formaciones á compás avanzan. No se cubren con pieles, nicon paños, que fabrican de toscas gruesas lanas, se cubren con el casco las cabezas y sus cuerpos de espléndidas corazas. Nial javalí cerdoso y veloz ciervo, ni á la feroz carnívora alimaña persiguen, sino en tercios ordenados contra los hombres fieros se abalanzan. La inspiración y el estro de su ingenio en vencer á los hombres se señala, y en destruir ciudades opulentas con increíble afán, feroz se ensañan. Una vez con las armas en la mano, por más que Inaco y Cécrope intentaran con sabias leyes dominar su instinto.

civilizando sus costumbres bárbaras, ellos rompen los lazos de cultura,' al pillaje se entregan y matanza, y la guerra surgió sin que pudiera con su prudencia Cadmo ya evitarla, Y los hijos de Edipo la provocan, después del triunfo de los Argonautas sobre el cetro de Tebas contendiendo con furia horrible, con horrenda saña. La Grecia tomó parte en tal confien formando cada cual sus alianzas, y de Tebas los muros presenciaron la más cruel, feroz y atroz batalla; y quedando indecisa la victoria Polinice y Etéocles se adelantan, se denuestan, se insultan y se retan y uno con otro á combatir se lanzan. Admiradas las huestes de esta lucha el combate feroz absortas paran,! los dos hermanos se acometen ciegos, el aire cruje al brillo de su espada, los golpes se repiten, los escudos por el aire en pedazos rotos vagan, el sol oscureció su hermoso brillo horrorizado de tan cruda rabia, entre la densa oscuridad se oye suspiro horrible, que aterró las almas, y al ostentar el sol sus claras luces iluminó una escena que desgarra, los combatientes ya, cadáver yerto á su angustiada vista se mostraban; mas si de Tebas terminó la guerra, de los hermanos no acabó la saña, pues cuentan las historias, que en la P se volvieron por odio las espaldas. Después mil y mil guerras sucedien que eterniza en su templo rauda Fam¡ y sus héroes se cubren de laureles, y sus vates nos cuentan sus hazañas, sus genios la esclarecen con inventos

y la ciencia le aplican, la mecániea hacen servir en celebrados sitios, cual Homero nos euenta en su Iliada, mirándole el Parnaso desde entonces padre de la Epopeya celebrada; en Tiro y Siracusa demostraron con sus planes, ataques, y sus máquinas, que de la guerra hacer también supieron objeto de la ciencia, y su alabanza durará, mientras duren las edades, pues del saber la gloria nunca acaba. Sus guerreros se cubren de laureles, mientras sus glorias los poetas cantan; la deidad se me acerca en este instante y de mis manos el espejo cambia; magnífico á mi vista se presenta á lo lejos, en bella lontananza, un templo augusto de sin par belleza, entre nubes de fúlgida escarlata, en él los héroes de la invicta Grecia, en él los vates que su gloria ensalzan; allí viá Agamenón, allíviá Ulises, de Coicos y de Troya la pleyada, de la Epopeya el padre allí se vía, la Odisea en su mano y la Iliada, á Tespis contemplé sobre su carro, que fué el primero en componer el drama Esquilo presentando su tragedia, que hasta la perfección después exaltan; Eurípides y Sófocles, siguiendo la línea que su genio les trazara; con su comedia allí estaba Aristófanes, y Menandro ostentando chiste ygracia , y desde Hesiodo á Teocrito otros muchos, que les suceden en poesías varias, cultivando la oda y la elegía, idilio,epigrama, poesía didáctica, todos nos dicen que la culta Grecia un Pindó y Helicón tiene en su Arcadia. Sus conquistas, sus hechos memorables

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la historia nos conserva y nos retrata, y desde Alicarnaso á Xonofonte, Plutarco y otros mil que le acompañan los hechos memorables consignaron en ciencias, artes, glorias y en hazañas en la oratoria brillan tantos genios que no basta á ensalzarlos ya la fama, y el Foro y el Areópago repiten los ecos de Demóstenes que encantan. Los filósofos forman milescuelas que, combatiendo, la verdad proclama: sin recordar á Tales de Mileto, á Sócrates, Platón, se ve á Pitágoras, á Crátes, á Diógenes, Teocrito; aquellos proclamando verdad santa, mientras de estos se admira la estultic: que á singular rareza los lanzara; Cenon vendrá ensalzando las virtudes, Pirrón será una pura estravagancia, Epicuro corrompe las costumbres... pero sin luchas el poder no avanza, son por eso precisas las escuelas, en la ciencia enemigas y contrarias, no hay locura ni error, que allá en su c no deba á los filósofos su fama; Grecia el emporio de las ciencias era, de los delirios debe ser la pauta. Admirado quedé, quedé confuso, y milideas por mi mente vagan, el pueblo que admiré tan abatido en ruina y abyección la más amarga, un dia grande fué, y rico, y sabio, y del mundo señor, que le acataba, y sus héroes murieron y sus sabios, y su memoria vive respetada; las lobregueces de la tumba umbría no pudieron manchar su invicta fama, ni con ellos sus glorias sepultaron las implacables y feroces parcas, el hombre pues no acaba con la muer

del grande Horacio la verdad se acatai el que en ciencias, y en artes, ó en la guI en la historia un lugar preclaro alcanz se erige un monumento, que ni el tiem nila cruel tempestad feroz acaban; y dura mientras duren las edades, siempre admirado, cual enseña santa. La deidad conociendo mi sorpresa con eco dulce, que mi pecho encanta, habló á mi corazón y las virtudes en él excita con poder, que abrasa, y con una elocuencia irresistible la senda y el camino me señala, por donde de la gloria á la alta cumbre el mísero mortal alegre marcha; á mis ojos presenta y á mi mente de la virtud las inmortales máximas, la abnegación que al heroísmo lleva, la ciencia que mejora nuestra raza, las artes que nos dan comodidades, la industria con que el mundo adquiere í la agricultura que embellece el campo y la paz de la rústica cabana. Diciéndome por fin con dulce acento y elocuentes dulcísimas palabras: «Ya comprendes que el pueblo nunca m ni el hombre muere si en virtud resalí no pase su existir entre los vicios, ni en el oprobio y la maldad insana: viviendo entre los vicios muere todo, viviendo en la virtud, su gloria canta; sírvate de lección,» dijo, y batiendo su vuelo por el aire veloz, rápida se elevó, y ocultándose á mi vista quedóse absorta y pensativa mi alma.

ruge y brama, y en montañas, se levanta vengativo, y cruzando los desiertos los mares revuelve límpidos, y las trombas se levantan desde sus hondos abismos; las flotas con flotas chocan, y dejan en sangre tintos los argentados espacios de sus cristales purísimos; luego atraviesa el Estrecho, se posa en Calpe atrevido, mira los fértiles campos del Guadalquivir florido, y á sus llanuras se lanza con un ímpetu bravio. España, Francia é Italia recorre audaz, atrevido, hasta que vuelve á morir en su abrasador dominio. Llenaba todo de luto y al ver tan malos designios á la Muer te pregunté , y ella al responder me dijo: «Son las guerras de Cartago, de aquella Birsa que Dido fundara, y los anchos mares dominó con brazo altivo, y las costas de Sicilia y de la España los riscos, al carro uncir de su gloria supo con potente brío. Y,á sus planes ambiciosos haciendo servir sus hijos, á las campiñas de Italia

llevó el luto y esterminio Rival de Roma por tierra lo fué por el mar de Tiro, pero su fausto y riqueza, los Hannones y Barcinos, con sus envidias menguaron y sus odios infinitos. Poco importan sus grandezas, de Siracusa los sitios, y de Palermo los campos con la sangre enrojecidos. Nila Andalucía sujeta, nilos Olcades sumisos, los Edetanos venciendo al Cartaginés activo; el grande Amilcar que muere, su ejército destruido; ver en Cartagena á Asdrubal eternizar su dominio, y morir por la venganza á manos de un asesino. El fiero Anníbal sucede; aunque á la sazón muy niño, en su odio contra Roma á Sagunto pone sitio, que en sus cenizas se ahoga, para asombro de los siglos. Encendiendo horrible pira su valor enaltecido, deja por trofeos tan solo escombros yertos yfríos; á Cartago, triste gloria; á Roma ingrata, ludibrio; aquella desvanecida, esta en su odio enardecido, se declaran cruda guerra, y el mundo espera intranquilo Cruza el Peno con sus tropas, como torrente atrevido, desde el Pirene hasta el Ródano,

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