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NO DORMIR EN LA COSECHA Proverbios 10:5(LBLA) El que recoge en el verano es hijo sabio, el que duerme durante la cosecha es hijo que avergüenza. Fueron varios meses de espera pero al fin el tiempo había llegado. No era un tiempo cualquiera, no era un evento cualquiera. Era un tiempo de trabajo pero también de regocijo, era el tiempo del disfrute después de varios meses de esfuerzos físicos y de confiar que la tierra y sus nutrientes hicieran su labor. Meses atrás se había preparado un terreno, se había esparcido semilla y se había orado por la lluvia. La semilla germinó, creció y la espiga pronto apareció para luego madurar. El evento que suscitaría júbilo pero que también requería de un ánimo vigilante, era la cosecha. Es verano, así que es tiempo de llenar los graneros; en el campo no todo el tiempo se cosecha, por lo tanto el granero debe estar lleno para alimentar a la familia entre tanto llega una nueva época para sembrar y cosechar. Los vecinos no eran espectadores; comúnmente en las cosechas las familias se unían para ayudar a cosechar y así no dejar que alguna lluvia intempestiva o un fuerte viento sacara el grano de la espiga y se perdiera aquello por lo cual se trabajó. Las voces de alegría se oían, los cantos por uno y otro costado del terreno a cosechar. Los manojos se arman y luego son tomados para ser trillados y obtener el precioso fruto. De modo que se necesitan todas las manos posibles. Chicos y grandes, hombres y mujeres toman parte en la cosecha. Las familias tenían muy claro que las cosechas son para dos cosas: primero para dar semilla al que siembra y segundo para dar pan al que come y por supuesto sabían de quien venía todo. No se puede sembrar sin semilla y no se puede cosechar sin siembra. Era catastrófico el que una cosecha se perdiera, esa familia quedaba expuesta al hambre y a toda necesidad. Era inconcebible pensar que después de haber preparado un terreno, esparcir semilla, abonar, quitar las malas hiervas; se pudiera perder una cosecha. Proverbios 10:5 En su segunda parte nos habla de tal catástrofe. Es la imagen de una familia que necesita recoger la cosecha. El padre convoca a todos sus miembros, determina un tiempo para hacerlo, lo prepara todo, como si dijera: “¡estamos en tiempo de cosecha! ¡Madrugaremos a tomarla!”. La familia descansa en la noche, viene un gran día y necesitan estar descansados para
poder rendir en el trabajo. La familia comerá por varios meses de esta cosecha. El padre confía en que su hijo estará allí con él, cosechando. Qué bueno que algunos vecinos estarán allí para ayudar ¿pero a que papá no le encanta que sus hijos compartan todos los momentos con él?, la cosecha es un momento especial. A la mañana siguiente todos salen al campo de trabajo pero, ¡oh sorpresa! el hijo del cosechador no está con su padre. ¿Dónde está entonces? Este hijo está durmiendo ¿Cómo así? Es tiempo de cosecha, nadie duerme hasta tarde, no es tiempo de dormir, es tiempo de cosechar, es tiempo de recoger el fruto de la siembra. Entonces la imagen del proverbio es la de un hombre que cosecha y de un hijo que duerme. El padre está acompañado, pero su hijo que debiera estar allí cosechando con él se ha quedado durmiendo. ¡Qué frustración! La cosecha que debiera recoger el hijo la están recogiendo los vecinos y estos a su vez miran con pesar al padre. El hijo en lugar de honrar al padre, lo ha avergonzado públicamente. Lo que debió ser un tiempo de gozo se convirtió en una deshonra para el padre. Este hijo dejo pasar su tiempo de cosecha, él prefirió dormir. Por cierto el dormir de proverbios 10:5 no es un dormir leve sino profundo, es un letargo. No es un sueño restaurador, es un mal dormir. Proverbios 10:5(Oro*) El que recoge en tiempo de la siega, es hombre cuerdo; mas quien duerme y ronca en verano, es un insensato. Semillas, cosechas, semillas, cosechas………….. Tanto la semilla como la cosecha eran del padre, el hijo participaba de los beneficios de la cosecha aun cuando la semilla no era de él, sin embargo al estar con el padre necesitaba ser parte de todo el proceso desde la siembra hasta la cosecha para después volver a sembrar y volver a cosechar. Vemos un hijo que al dejar de cosechar estaba rompiendo el ciclo natural. Cosechar era una responsabilidad para el hijo, no una opción; no obstante él hace algo contra natural. Por supuesto deshonra al padre y esa deshonra le hace perder su propósito. El hijo sembraba semillas que el padre le proporcionaba y disfrutaba las cosechas con él, pero llegó el día que ya no fue más así. ¿Cuál sería el destino de este hombre por deshonrar al padre? Pro 17:2 El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra, Y con los hermanos compartirá la herencia. El hijo que deshonra malogra su herencia, la despilfarra, pierde oportunidades (posiciones) y llega a tener apariencia de esclavo. El hijo que deshonra por dormir en tiempo de cosecha entrega lo que el padre le dio como herencia en manos de extraños.
Piensa en esto. Tú y yo somos cosecha de Dios. Dios Padre sembró a Jesús (la simiente de Dios) en la tierra y después de su resurrección se ha venido recogiendo una cosecha grandiosa. Esta cosecha se da continuamente en la medida que la iglesia siembra su palabra. Es decir que siempre prevalece el principio siembra- cosecha, siembra- cosecha. Tanto la semilla como la cosecha son del padre y nosotros disfrutamos de ello. No rompemos el ciclo natural de lo que ahora somos. Es normal para un creyente sembrar, como también es normal cosechar; esa es nuestra naturaleza. Sé que al pensar esto en cuanto a la evangelización es fácil asentir, todos diremos “bien, así es” pero cuando lo vemos específicamente desde lo que el texto nos dice que son las finanzas posiblemente para algunos el frenesí mengua. Una de las leyes inmutables en la biblia es la ley de la siembra y cosecha. Gálatas 6:7 dice que el hombre cosecha lo que siembra y esta ley se aplica a todos los ámbitos de la vida. En Génesis, Dios lo determino así: Génesis 8:22(BAD) »Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches.» Así que Dios estableció tiempos para la siembra y la cosecha y le dio la sabiduría al hombre para diferenciarlos. En el ámbito de las finanzas necesitamos recordar que lo que cosechemos está proporcionalmente relacionado con lo que sembremos y también necesitamos conocer tanto los ciclos de siembra como los de cosecha. El hombre que menciona proverbios 10: 5 es alguien que específicamente duerme en la cosecha. No se nos dice allí del momento de la siembra. Pensemos en algo que les sucede a muchos creyentes. Cristianos pueden tener claro que es necesario sembrar para cosechar sin embargo no cosechan ¿Por qué? 1. Porque no tienen claro los tiempos de siembra y cosecha 2. Porque los terrenos donde siembran no son apropiados para las semillas. He conocido personas con corazón generoso que dan aquí y allá sin embargo no recogen buenas cosechas. Las siembras no se hacen basadas en las emociones. El campesino no amanece un día diciendo “hoy amanecí con ganas de sembrar”. Él sabe que necesita sembrar pero el necesita conocer los tiempos para hacerlo. Mucha gente vive regando semillas bajo el influjo de sus emociones. ¿Cosecharán algo de ello? Posiblemente no. si bien es bueno dar cuando alguien tiene necesidad la biblia nos insta a ser sabios para hacer el bien (Romanos 16:19) y por supuesto siendo guiados por el espíritu.
¿Alguien puede ser un sembrador y fracasar financieramente? Claro que si puede pasar, yo lo he visto. Si un campesino riega semillas en terrenos estériles ¿Qué va a cosechar? Si un campesino no tiene un control de lo que cuesta llevar la semilla hasta el tiempo de la cosecha. ¿Cómo puede saber si ganó o perdió? Una persona generosa necesita ser dirigido tanto para saber a quién dar como para tener un orden financiero adecuado que le permita establecer sus alcances. Sembradores pueden llegar a un punto donde no tengan cosecha y por lo tanto tampoco semillas. Dirección y orden son elementos claves para todo buen sembrador. Consideremos ahora el sembrador que ha esparcido la semilla en el tiempo correcto y en el terreno adecuado. Desacuerdo a lo que sembró el campesino estima un tiempo para la cosecha y entre estos eventos se desarrollan varias actividades de cuidado. El campesino no siembra para ver si tiene una cosecha, él lo hace pensando que habrá una cosecha. Él examina su cultivo continuamente, está vigilante frente a cualquier eventualidad que pueda amenazar el cultivo y por tanto la cosecha. Finalmente los frutos empiezan a madurar. ¿Qué pensaría usted si este hombre en lugar de recoger los frutos decidiera irse de viaje? Quizás usted diría: ¡el sol le achicharró la cabeza y se volvió loco! ¡Sembró en buen tiempo y en buena tierra pero ahora está dejando perder la cosecha! Un campesino sensato no lo haría, aun así el hombre del proverbio no tuvo problema en quedarse dormido. Nos podemos sentir indignados de una actitud así pero es necesario juzgarlo con más detenimiento porque ésta es la actitud de muchos hijos de Dios que han quedado tendidos en el último tramo de la carrera. Me explico; creyentes han sembrado bajo la guía del espíritu y han procurado orden en sus finanzas pero cuando ha venido el tiempo de la cosecha han estado mirando para otro lado, las oportunidades han venido a su vida pero la “comodidad” o “el temor” les ha impedido traer el fruto a casa y éste se malogró. Si usted es un cristiano sembrador necesita estar vigilante no solo en el momento de regar la semilla sino también en el momento de la cosecha. Los ojos deben estar bien abiertos porque sin duda las oportunidades de Dios vienen. Si usted ha sembrado, vigile su cosecha, que no lo encuentre durmiendo el tiempo de los frutos maduros. ¡No dude!, si usted ha sembrado y permanece vigilante, la cosecha es inevitable. Vendrán oportunidades para invertir, será promovido a mejores posiciones, tendrá nuevos y buenos clientes, aumento de salario, vendrán ideas del cielo para ser desarrolladas en la tierra con buenos dividendos, verá la expansión de los recursos en la familia. Las cosechas vienen de diferentes sabores, lo importante es estar alerta para tomarla y disfrutarla. El Señor tiene mil formas de revelarse, su ley de siembra y cosecha permanece, si eres un sembrador no puedes escapar de ella. ¡No duermas, mantente vigilante! No coseches engaño, cosecha de verdad
Las hormigas son consideradas como una especie laboriosa. El libro de proverbios (6:6-8) cita la diligencia de estos animalitos al recoger comida en el verano para tener suficiente en el tiempo de invierno. Las hormigas no se duermen en el tiempo de la cosecha, ellas “saben” que deben preparar suficiente provisión para el invierno, si no lo hacen estarían en peligro de muerte. Su instinto las empuja a hacer lo necesario. En nuestro país es común una especie de hormigas que a menudo se encuentran atravesando caminos; una tras otra en una larga fila y cada una de ellas con un buen trozo de hojas sobre su lomo. Ver esto para muchos es un espectáculo debido al orden conque lo hacen, pero para un campesino es una alarma que estas hormigas estén cerca a algún cultivo. Como las hormigas no conocen los linderos donde es prohibido pasar, ellas simplemente buscan las hojas que serán la fuente de su alimento. Ellas no quieren hacer daño pero en ocasiones pueden acabar con cultivos enteros. Ellas llevan las hojas hasta su nido y allí las almacenan, no se comen las hojas sino que las almacenan y los procesos biológicos que se dan en la descomposición producen un hongo que será su alimento. Qué curioso ¿verdad? Cuando los campesinos se ven amenazados por las hormigas deben buscar una forma de eliminarlas. Se pueden usar insecticidas pero el uso de estos en ocasiones no es lo suficientemente efectivo debido a que los “nidos” de las hormigas pueden ser muy profundos y el veneno no las alcanza. De manera que se ha implementado un control biológico. ¿De qué se trata? Este control se hace a través de plantas. Las hormigas se sienten especialmente atraídas a algunas clases de plantas, sabiendo esto, se siembran estas plantas en los lugares vulnerables y cuando estas crecen, sus hojas se convierten en un “postre” para las hormigas. Las hormigas vienen en sus jornadas y llevan muchas de estas hojas y las depositan en sus recamaras para que estas produzcan el hongo del cual se alimentarán. Pero lo que las hormigas no saben, ni podrían saber es que estas plantas son un engaño para ellas. Las hojas de esta planta no producen el hongo que las alimenta así que las hormigas terminan por morir de hambre. Lo que ellas “creían” sería un banquete terminó por ser un engaño que las conduce a la muerte. Metieron en sus nidos una planta que no servía para nada. Habían trabajado pero todo fue en vano. Cuan fácil es caer en un engaño cuando se es dominado por impulsos. Discernir el tiempo de la cosecha requiere sensibilidad al espíritu. No todas las oportunidades que se presentan en la vida son dadas por Dios. Los apasionamientos personales se pueden convertir en enemigos de las cosechas. La ansiedad no antecede a la cosecha. Proverbios 21:5(PDT) Los planes cuidadosos tienen éxito; los que se hacen de afán llevan al fracaso. ¿Has considerado si alguna vez has llevado algo a casa que no produjo nada bueno? ¿Cuánto dinero despilfarrado en cosas innecesarias? ¿Cuantas “cosechas” malogradas? Hay quienes se avientan a las oportunidades sin escuchar a Dios. Hay quienes tienen pensamientos de aventurero en las finanzas y buscando cosechas lo que hallan es engaño.
No solo se necesita sembrar, se necesita discernir la cosecha. No puedes ser dominado por tus pensamientos o sentimientos. En el espíritu esta la verdad. Hay más dentro de ti que lo que puede haber dentro de un millón de hormigas. A ti no te guía el instinto, a ti te guía el espíritu. Si Dios guió a Isaac en el antiguo pacto para hallar aguas vivas (Génesis 26), ¿no te guiará a ti que eres morada del Espíritu Santo? Él sabe dónde está la cosecha. ¡Él es el Señor de las siembras y cosechas!
El terreno de los buenos sembradores Sembrar sin preparar un terreno augura una pobre cosecha y en muchos casos la pérdida total. La semilla solo puede desarrollarse en el ambiente adecuado. Si la tierra está llena de hierbas que compitan con la semilla por los nutrientes del suelo, entonces hay que arrancarla, si la tierra está dura hay que removerla, si esta seca necesita ser humedecida. El campesino sabe cómo preparar el terreno. Él es un sembrador profesional. Un terreno bien dispuesto y abonado es vital para la semilla. Recuerdan la parábola del sembrador (Marcos 4:120). Los tres primeros lugares donde cae la semilla, no son terrenos preparados y por eso se echó a perder la cosecha. En lugar de ello la “buena tierra” es lugar donde la semilla se puede desarrollar y producir. Una semilla tiene el poder de multiplicarse. La semilla tiene dentro la habilidad de reproducirse pero para ello necesita el lugar adecuado. Un grano de maíz puede producir una planta que tenga tres mazorcas de maíz, cada una de estas con 200 granos aproximadamente; es decir que un grano puede producir 600 granos. Eso equivale al 600%. La parábola no nos da un límite en cuanto a la multiplicación sino que nos revela el principio de la multiplicación. Una semilla puede producir al treinta, sesenta y ciento por uno pero también al doscientos, quinientos o mil por uno. Lo que puede limitar la producción es la calidad de la semilla y la condición del terreno. Así que un buen sembrador necesita tener una buena semilla y un terreno bien preparado para que la cosecha sea potenciada. Como cristianos creemos en la bendición del dar. Una vez que el creyente tiene revelada esta verdad disfruta diezmar y ofrendar. El gozo de dar se incrementa en la medida que conocemos que somos mayordomos y no dueños. Dios se place en dar, por eso dio a su Hijo y en Él nos dio todas las cosas. Cristo no dio algo de sí mismo, él se dio a sí mismo en rescate por muchos. El Espíritu Santo nos da su testimonio para vivir a plenitud. La naturaleza de Dios es dar. Por lo tanto la de los nacidos de nuevo ha de ser igual. Como Cristo no retuvo nada podía decir con autoridad: “más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35)
Dijimos que la semilla tiene el poder en sí misma para multiplicarse. Las ofrendas son semillas, son de diferentes clases como las semillas de cultivos. Pero por buena que sea la semilla si no hay un terreno donde se pueda desarrollar la semilla está limitada y se torna ineficaz. Entonces, si las ofrendas son las semillas ¿Cuál vendría a ser el terreno? Esto lo aprendí de mi pastor hace algún tiempo. “el diezmo es el terreno preparado para recibir las semillas”. Que simple y que profundo. Usted puede tener buenas semillas para sembrar, usted puede haber determinado ser un sembrador pero si no tiene un terreno preparado con diezmos ¿Cómo va a cosechar? Este es uno de los problemas más grandes en la vida financiera de los hijos de Dios. Muchos confunden los diezmos con las ofrendas. El diezmo es la décima parte del ingreso y la ofrenda es lo que usted da a parte de ello. A menudo cristianos esparcen semillas; en la iglesia, en la familia y con otras personas pero esto lo hacen sin haber diezmado. Sin embargo esperan alguna cosecha. Son como campesinos que esparcen semillas a la orilla del camino, o en las piedras o entre las malezas. No cosechan ¿Por qué? Porque el terreno no fue preparado. Recuerden esto; la generosidad no es verdadera si primero no se ha diezmado. La generosidad inicia desde la obediencia en los diezmos. Si alguien da ofrendas pero no diezma, esa semilla no dará una buena cosecha. ¡Primero se necesita un terreno preparado! Algo que hablamos al comienzo es que el sembrador necesita dirección y orden. En cuanto a los diezmos la dirección ya está dada en la palabra de Dios. Si usted es nacido de nuevo no necesita dirección para saber si Dios quiere que diezme. La dirección está en su palabra. Deuteronomio 14:22 “Indefectiblemente diezmaras…..” Una de las razones por la que creyentes no diezman correctamente es por el desorden financiero. Algunos ni saben cuánto ganan por lo cual no pueden saber cuánto diezmar de manera que al esparcir alguna semilla no obtiene una buena cosecha porque el terreno no estaba preparado. Claro está que muchos creyentes no tienen revelado el principio del diezmo. Todavía dependen de ellos mismos, aun no han llegado a la obediencia, mucho menos a la honra. Ellos se angustian por sus finanzas, nada les es suficiente, toman malas decisiones porque no están guiados por el espíritu. Recordemos que el espíritu guía en la obediencia y para obediencia. Una persona que diezma correctamente será llevada a niveles mayores de fe. El espíritu mismo lo guiara a sembrar mejores semillas. Si usted lleva años solo diezmando y no crece sustancialmente en sus ofrendas quiere decir que no ha oído la voz de Dios o la ha ignorado. La fe es progresiva en la vida de los adoradores. No es posible que un adorador viva dándole lo mismo a Dios durante años.
¿Qué pasa entonces si un campesino esparce semillas en un terreno sin preparar? No tendrá cosecha y ¿Qué pasa si tiene un terreno preparado pero no esparce semillas o las que esparce no son buenas? Si no siembra semillas no puede cosechar y si siembra semillas de baja calidad tendrá cosecha pero no será muy buena. ¿Cómo determinar la calidad de la semilla? La calidad de la semilla tomará valor a partir de la obediencia en los diezmos. Como ninguno de nosotros tiene la misma condición financiera la calidad de la semilla está ligada al grado de vida que ella posee. Me explico; cuando alguien da dinero, está dando vida. Para producir dinero se requiere de algún tipo de habilidad, conocimiento, esfuerzo, recurso etc., además se requiere del tiempo en el cual se operan estos elementos. Cuando una persona da, sea diezmo u ofrenda está dando la vida que le implicó invertir para producir ese recurso. Eso es lo que lo hace más valioso. Hablando de las semillas u ofrendas digamos que una persona gana el sueldo mínimo y otra gana cuatro veces más. ¿Cuánto vale un día de trabajo de cada uno de ellos? Un día de trabajo del que gana cuatro mínimos vale cuatro veces más que el que gana un solo mínimo. Supongamos que el que gana el mínimo determina dar $30.000 de ofrenda y el que gana cuatro decidió dar $80.000. ¿Cuál semilla tiene más calidad? ¿Cuál es más valiosa? Tal vez no tarde mucho en darse cuenta que la de $30.000 es más valiosa. Entonces tenemos que con relación a Dios no se trata de los montos de las ofrendas que demos sino de lo que el darlas costo para el que la dio. Lo que personas dan desde su escasez es más valioso que lo que los ricos dan de sus sobras. Aun Cristo sigue mirando los que dan como la viuda y los que dan como los más adinerados (Marcos 12:42-44) Personas a veces creen que como sus diezmos son algo “representativos” no necesitan ofrendar. Ellos consideran que lo que dan es mucho o que si van más allá, no les alcanza para sus gastos. Estas personas aún ven lo que le dan a Dios como uno de sus gastos, no lo ven como un privilegio de la gracia sino como imposición de la ley. Disfrutar del dar se aprende en comunión íntima con el que lo dio todo sin reservarse nada. Siempre enseño cuando tengo la oportunidad; No de ofrendas si primero no ha diezmado. El orden correcto lleva al estado correcto. Diezmar y ofrendar, es una proclamación de fe, donde se declara públicamente que se depende de los recursos ilimitados de Dios y no de las limitaciones del hombre. Sea usted de los que tienen terrenos preparados y de los que siembran buenas semillas y exalte al Señor cuando vengan las cosechas. Cosechar cuando es debido es honrar al Padre Pro 10:5 El que recoge en el verano es hombre entendido; El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza. El sentido positivo de este verso es que aquel que no duerme en tiempo de la cosecha sino que la recoge, honra al padre.
Para cualquier padre es duro ver a sus hijos pasando necesidades, las circunstancias difíciles de los hijos son sentidas por los padres, pero así mismo ver un hijo obediente, diligente y que responde al amor que se le da es satisfactorio. Cuando un hijo de Dios discierne los tiempos de siembra y cosecha, el Padre es honrado. No así cuando aquellos por los cuales dio a su hijo viven como mendigos y se acostumbran a ello. El hijo representa al Padre ¿Cómo tú lo representas? Esto lo digo no desde la condición económica que estés sino desde lo que creas de él y estés dispuesto a caminar en adelante. Si no hemos llegado a creer lo que dice en Romanos 8:32 (El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?) será imposible ir mas allá. Dios padre sembró a su hijo y nosotros somos su cosecha y podemos disfrutar de sus tesoros, de sus delicias. Nuestro vivir ha de honrar al Padre. Cuando dejas pasar tiempos de cosecha afectas tus finanzas y el Padre es deshonrado. Cuando siembras, en un terreno bien preparado y vigilas tus cultivos para discernir el tiempo de las cosechas y madrugas a tomarla, el Señor es glorificado. Quiere Dios, que de muchas formas le honres. Quiere Dios que seas de un corazón generoso primero para Él. Quiere Dios que tengas muchas cosechas porque cuando el hijo madruga a cosechar, el Padre está allí con él. Abre bien los ojos de tu espíritu pues sin duda alguna si eres un sembrador la cosecha está a punto de madurar. Que ningún otro tome tu cosecha, que el sueño no te haga desviar, recuerda que Él sigue dando semilla al que siembra y pan al que come y multiplica los frutos de justicia. (2 corintios 9:10). Persevera, sigue sembrando, sigue confiando ninguno que lo ha hecho ha tenido que ponerse pálido. Gálatas 6:9(PDT) "No debemos cansarnos de hacer el bien. Si no nos rendimos, tendremos una buena cosecha en el momento apropiado."