puesto de manifiesto la existencia de una amplia familia formada por personas con antecedentes segovianos y maoríes que celebrarán con orgullo

puesto de manifiesto la existencia de una amplia familia formada por 16.000 personas con antecedentes segovianos y maoríes que celebrarán con orgullo

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puesto de manifiesto la existencia de una amplia familia formada por 16.000 personas con antecedentes segovianos y maoríes que celebrarán con orgullo sus lazos comunes. Esta familia, conocida como Los Paniora, que habita en el nordeste de Nueva Zelanda, se reunía cada diez años para conmemorar su ascendencia castellana. Ahora, el trabajo de investigación ha servido para ahondar más en esos antecedentes y descubrir la historia de Manuel José de Frutos Huertas, nacido en Valverde del Majano (Segovia), hace 200 años y que dejó en las antípodas su descendencia tras casarse con cinco mujeres antes de morir. Al hasta ahora casi desconocido le habían dedicado un libro, varias leyendas transmitidas de generación en generación y una página web que mantiene en contacto a la amplia familia paniora de Nueva Zelanda. El segoviano murió pensando que nadie volvería a acordarse de él en su país de origen. Pero además de la cruz donde le recuerdan permanentemente sus congéneres, una pista ha servido para sacar del anonimato en Segovia a este emigrante venerado en las antípodas españolas. Con la ayuda de la historiadora Teresa Llorente, quien hizo una investigación en el archivo parroquial de Valverde del Majano (800 habitantes), se comprobó que Manuel de Frutos nació el 31 de enero de 1811. La tía Suey Maaka, biznieta de Manuel José, fue quien reveló que había oído a su padre hablar a su vez de su abuelo que le decía que había venido de Castilla, que la gente le llamaba 'El pelirrojo' y que era "alto y guapo". Que había enseñado a sus

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nietos en español los nombres de los objetos caseros como cuchara, tenedor y cuchillo, palabras en castellano que ella aún rememora. La tía Suey Maaka ha sido una de las mujeres que ha hecho el mayor viaje de su vida para conocer el lugar de nacimiento de su bisabuelo, el creador de la saga de los Paniora. Junto a ella han visitado el pueblo segoviano de Valverde del Majano

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otros 20 descendientes de quien un día naciera en un punto del planeta y muriera en el lado más alejado de la Tierra. Introductor del olivo y los caballos Manuel José, a quien le quedó de sobrenombre el de su padre, plantó en vida un olivo que aún sigue en pie en la casa donde habitó en Nueva Zelanda. Su trabajo como ballenero y su faceta de comerciante están recogidos en un libro

en el que los autores recuerdan que, sobre 1830, llegó a estas tierras y volvió otras dos veces hasta que en la tercera visita decidió quedarse de forma definitiva y levantar una tienda, en compañía de sus cinco mujeres, con las que tuvo nueve hijos de los que parte un árbol genealógico con 16.000 descendientes, que puede consultarse en internet en la dirección: www.manueljose.org.nz

Crónica de una rebelión La Guerra de la Independencia empezó mal para la vieja Castilla, que sufrió dos derrotas consecutivas en la provincia de Valladolid, en Cabezón de Pisuerga y Medina de Rioseco, donde los voluntariosos ejércitos que defendían España quedaron menguados y desmoralizados ante la

abrumadora máquina de guerra que constituían las tropas napoleónicas. Si bien es cierto que estas batallas no fueron los primeros signos de la guerra en las antiguas provincias de León y Castilla la Vieja, ya que en la historia se recuerdan varios episodios que sucedieron incluso

antes de que el pueblo de Madrid se levantara contra los intrusos franceses, el 2 de mayo de 1808. Así, por ejemplo, se puede considerar el primer prolegómeno de lo que estaba por venir un pequeño suceso que se produjo en noviembre de 1807 en el remoto y

154 AUTOR: María Martín INFOGRAFÍA: Fernando Sanchís

FOTOS: Leticia Pérez / José Vicente / Rubén Cacho / Julio González David Arranz / Ricardo Ordóñez / Fernando Peñalosa

pequeño pueblo de Peñaparda, cerca de la frontera del sur de Salamanca con Portugal. Según recuerda el presidente de la Asociación Histórico Cultural Salamanca 1812, Miguel Ángel Martín Mas, por esas fechas pasa por esta ruta el primer ejército francés, por entonces como aliado de España, con el objetivo de invadir Portugal. "Este ejército requisa ganado y cosas así y los paisanos, que no saben nada de alianzas políticas, protagonizan una emboscada en la que matan a cien franceses", explica. Pero la violenta reacción de los peñapardinos contra los franceses no es la única que se produjo en la actual Castilla y León de forma previa al inicio oficial de la Guerra. Así, en León consideran que el 24 de abril de 1808 protagonizaron su propio 'Dos de mayo' al levantarse "para defender a Fernando VII que está en peligro", según relata Patrocinio García Gutiérrez en el libro 'La ciudad de León durante la Guerra de la Independencia'. Todavía hoy en día hay asociaciones y organizaciones leonesistas que continúan reivindicado el origen de la 'francesada' en León e incluso pretenden que el Día de la Comunidad se traslade del 23 al 24 de abril por este motivo. No es la única, también en Burgos reclaman su particular 'Dos de mayo' y lo fechan en concreto el 18 de abril de 1808. En esa fecha se produjo una revuelta popular que terminó con las tres primeras muertes españolas de la Guerra, según narra una placa colocada en 1937 en el interior del Arco de Santa María: "Al pueblo burgalés, que antes que ninguno de España se alzó contra los franceses invasores en esta plaza donde murieron por la

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Patria Manuel de la Torre, Nicolás Gutiérrez y Tomás Gredilla el 18 de abril de 1808". La inscripción continúa con el homenaje a los vocales de la Junta Superior de Burgos que fueron ahorcados en Soria en 1812. Estalla la Guerra: primeras derrotas Sea como sea, a mediados de mayo de 1808 toda España se había levantado ya contra los ejércitos napoleónicos, con

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más voluntad que medios en muchos casos. Así, por ejemplo, de la defensa de Valladolid se encargó el general Gregorio de la Cuesta, veterano oficial español que logró reunir a 5.000 hombres, el Ejército de Castilla, aunque sus filas las integraban en su mayoría voluntarios inexpertos. Decidido a bloquear el paso de Burgos a Madrid de las tropas francesas, cometió el error de cruzar el río Pisuerga en Cabezón, enfrentándose a un ejército más numero-

so y preparado que obtuvo la victoria en el combate del 12 de junio pocos minutos después de iniciarlo. Los retazos del ejército de Cuesta huyeron hacia Benavente, dejando la puerta de Valladolid abierta de par en par para los franceses, que se instalaron entonces en la ciudad y no la desalojaron hasta 1813. Pero sin duda la batalla que fue crucial en el inicio de la Guerra fue la de Medina de Rioseco, el 14 de julio de 1808, que, en palabras del mismo Napoleón, puso a su hermano José en el trono de Madrid. En ella participó de nuevo el general Cuesta, con la ayuda del ejército de Galicia, comandado por Blake, que no logró vencer a los franceses liderados por Bessiéres. La derrota dejó libre el itinerario hacia Madrid y permitió a las tropas napoleónicas llegar fácilmente a Rioseco, donde saquearon, violaron y mataron a muchos ciudadanos. Para conmemorar el primer centenario de esta batalla, en 1908 se erigió un monumento en bronce, obra del escultor local Aurelio Carretero, que representa a un soldado herido y una mujer atendiéndole a su lado, ubicada en la entrada desde Valladolid a la Ciudad de los Almirantes. "Es un hito que todos hemos visto", señala el alcalde, Artemio Domínguez, y "que a todos los riosecanos nos hace reflexionar sobre todas aquellas personas que lucharon por la independencia". Por eso, teniendo muy presente la importancia de la Batalla del Moclín para la historia de Rioseco, en el año 2003, ante la cercanía del Bicentenario, desde el Ayuntamiento empezaron los preparativos y contactaron con la Asociación

Napoleónica Española para organizar la primera recreación. "Ya entonces se vio que era un atractivo turístico más y a todos nos sorprendió la respuesta de la gente", con unas 5.000 personas cada día de recreación, continúa el alcalde, que se ha propuesto la celebración de "todo lo contrario a una guerra". "Frente a la celebración de una derrota, que lo fue y tuvo graves efectos en la vida social de Rioseco, queremos cambiar el chip: de las desgracias de la guerra a la reconciliación y el intercambio". Hasta la fecha, Medina de Rioseco ha organizado dos recreaciones del Moclín, en 2003 y 2006, pero para celebrar por todo lo alto los doscientos años de esta crucial batalla el Ayuntamiento se ha propuesto reunir a un millar de soldados en uno de los eventos más multitudinarios que tendrán lugar durante 2008. Para ello, contarán de nuevo con asociaciones napoleónicas de toda España, pero también de otros países de Europa y América. Poco a poco, el recuerdo doloroso de la batalla y el expolio va abriendo paso a un sentimiento de unidad con Europa, sin rencores del pasado, que se está convirtiendo en un potente recurso turístico añadido a la riqueza monumental de la Ciudad de los Almirantes. Napoleón pisa el campo de batalla A mediados de 1808 la derrota francesa en Bailén, la resistencia de Zaragoza y las continuas rebeliones en el norte hacían peligrar la intención invasora de Napoleón, que decidió acudir en persona, y escoltado por un gran ejército, a solventar los problemas a los que su hermano José I, "el rey intruso", no había podido

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hacer frente. Así, Bonaparte cruzó la frontera española por Bayona el 6 de noviembre de 1808 en dirección a Madrid, escoltado por un gran ejército, y dirige dos importantes batallas con el objetivo de "abrirle las puertas" de Burgos. La batalla de Gamonal se recreó este año por primera vez, a iniciativa de los

paneles explicativos, maquetas y planos del pueblo a principios del XIX. Aunque no contemplan la posibilidad de una recreación, que se les sale de presupuesto, quieren levantar un monumento conmemorativo al soldado caído, impartir conferencias sobre la Guerra de la Independencia e incluso editar un libro,

situación observó el emperador cuando se dirigía de regreso a París que designó como gobernador de toda Castilla la Vieja, con cuartel general en Burgos, al general Thiébault que atesora, entre otros logros, la limpieza de la ciudad, el cementerio extramuros y "el sepulcro del Cid y Doña Jimena de San Pedro Cardeña", des-

propios vecinos, con gran éxito de público. Por su parte, en Espinosa de los Monteros, un grupo de ciudadanos está trabajando desde hace un año en un proyecto cultural para conmemorar este importante hecho histórico, no como una derrota (murieron 6.000 soldados), sino desde el punto de vista humano. Así, uno de sus impulsores señala que se pretende crear un museo didáctico con

para el que han conseguido el interés de Caja Burgos.

pués de que las tumbas de ambos fueran profanadas por soldados franceses, señala Martín Mas. Este hecho se destacó en una inscripción que desapareció en 1842, cuando los restos del Cid y su esposa se trasladaron a la Catedral. Tras su estancia en Burgos, el 22 de noviembre Napoleón continúa el camino hacia el sur. Estando en Madrid, recibe la noticia del paso del ejército inglés, al

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Expolio en Burgos Tras estas batallas, Napoleón llegó a Burgos, una de las ciudades que más sufrió durante la Guerra de la Independencia al ser lugar de paso de miles de soldados durante los seis años que duró el conflicto. Tan lamentable

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mando de Moore, que se dirigía a Valladolid desde Salamanca, con la intención de atraer a Bonaparte para evitar la campaña hacia el sur del país. Aunque pronto el comandante británico descubrió que el ejército galo era muy superior al suyo, de modo que cambió de idea y decidió huir hacia el norte, a León, donde podría unirse a los restos del ejército de Blake derrotado en Espinosa, tomando la ruta de Mayorga, Sahagún y Benavente. Se inicia así la llamada 'carrera de Benavente', que Napoleón arranca en

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Tordesillas, continúa por Villalpando, Castrogonzalo, Valderas, Benavente, La Bañeza y termina en Astorga, una ruta con gran valor histórico que, a día de hoy, no se está divulgando, pese al compromiso de estos ayuntamientos, firmado en mayo de este año, de promover actos conmemorativos de forma conjunta durante el Bicentenario. La persecución del ejército galo sobre el británico continuó casi paralela a la actual autovía A-6 (Madrid-La Coruña), con varios días de carrera hasta llegar a

Benavente, donde el séquito de Bonaparte llegó la Nochevieja de 1808. Días después, en Astorga, el emperador recibió una alarmante carta informando de que Austria estaba formando un ejército, de modo que dejó al mariscal Soult la caza de los británicos y regresó a Valladolid, donde las noticias de París llegaban en cinco días. Alojado en el actual Palacio de Capitanía -frente a San Pablo- permaneció Napoleón entre el 6 y el 17 de enero de 2008, después de lo cual regresó a Francia para atender otros asuntos euro-

peos. Valladolid fue, durante la Guerra de la Independencia, la "capital del sexto Gobierno francés" y estuvo sometida a las fuerzas napoleónicas "prácticamente los cinco años de la guerra", señala el historiador Celso Almuiña. Sin embargo, "no sufrió mucho las consecuencias" del conflicto, añade Miguel Ángel Martín Mas, al ser una ciudad "afrancesada" que incluso vio favorecido el comercio con la presencia de los galos, que se encargaron asimismo de destruir fábricas textiles allá por donde iban (Béjar, Ávila y Segovia lo

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sufrieron) para mantener el bloqueo con Gran Bretaña. Ya sin Napoleón, la persecución continuó por la provincia de León y más concretamente por El Bierzo, donde "se produjeron escenas terribles de saqueo", señala Martín Mas, en los pueblos de la montaña y un combate encarnizado en las calles del municipio de Cacabelos, el 3 de enero de 1809. Para revivir este episodio histórico, de gran trascendencia para el futuro de la localidad, y contribuir igualmente a la difusión turística de la pobla-

ción berciana, nació en el año 2000 la asociación Tiradores del Bierzo, promovida por el Centro de Iniciativas Turísticas Ribera del Cúa, uno de los grupos impulsores de la creación de la Asociación Napoleónica Española. Las guerrillas: patriotas con mosquetes España resistió los intentos invasores de Napoleón durante casi seis años; de hecho, fue el único ejército de Europa que lo consiguió, si bien es cierto que gran parte de la ventaja de las tropas españolas

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y aliadas se la otorgó la destacada labor de las guerrillas, un fenómeno pionero asociado al sentimiento patriótico que nació como enfrentamiento al intruso y se extendió por toda la población. Algunos de los más relevantes de los nacidos en territorio castellano y leonés fueron Juan Martín 'El Empecinado', Jerónimo Merino 'El Cura' o Julián Sánchez 'El Charro'. En Castrillo de Duero (Valladolid) todavía hoy se mantiene en pie la casa en la que nació Juan Martín Díez en 1775, hijo de labradores que llegó a ser mariscal de campo por sus demostrados méritos militares. Una placa, colocada en el primer

centenario de la Guerra de la Independencia (1908) evoca "la memoria del héroe" que luchó por la libertad hasta su muerte y que fue un fiero azote para los soldados franceses, que nunca lograron apresarlo. Ignacio Moratinos preside el Círculo Cultural que promueve el conocimiento y el recuerdo de este guerrillero y representa la séptima generación de 'El Empecinado', aunque matiza que la línea sucesoria a la que pertenece la rama de Castrillo procede de su hermano Manuel, ya que Juan Martín, aunque se casó, tuvo hijos sólo fuera del matrimonio. "Es un orgullo tener un ancestro que luchó por la

Constitución, por la libertad", admite. El Círculo Cultural 'El Empecinado' se creó en 1997 para recuperar la memoria del ilustre vecino del municipio vallisoletano y poco a poco van consiguiendo hitos. Prueba de ello es la estatua de bronce que preside la plaza del Ayuntamiento desde el año 2003 y la reciente inauguración de un centro de interpretación, que ahonda en la apasionante vida de este personaje que "ha sido injustamente tratado por la historia", señala Moratinos. Con motivo del Bicentenario de la Guerra de la Independencia, el Círculo ha creado una comisión ex profeso que se encargará

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de la organización de los actos. Entre ellos, recrearán varios capítulos de la vida del guerrillero y pondrán en marcha una ruta turística por los lugares relacionados con las hazañas de 'El Empecinado': Castrillo, Olmos de Peñafiel, Mélida, Cuevas de Provanco, Fuentecén, Nava de Roa, San Martín de Rubiales y Roa. El Cura Merino Durante la Guerra de la Independencia, 'El Empecinado' compartió territorio de acción y objetivos con otro popular guerrillero, Jerónimo Merino, 'El Cura', clérigo

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burgalés nacido en Villoviado, una pequeña aldea cercana a Lerma. Según relata Diego Peña, propietario del Restaurante El Brigante en Lerma y estudioso de este personaje, "el Cura Merino empezó con dos o tres hombres, pero llegó a formar un ejército de 3.000 y a liderar dos regimientos, el del Arlanza y los Húsares de Burgos". La implicación del 'Cura Merino' en la lucha contra los franceses fue su reacción a la "humillación" que sufrió por parte de los primeros soldados en "cruzarse en su destino". "Como desprecio a la iglesia, le cargaron con los platillos y los bombos de

la banda y le hicieron ir así hasta Lerma. Juró vengarse, cogió la escopeta y se echó al monte con dos criados que tenía". Aunque "no era un buen militar", reconoce Diego Peña, "era un buen cazador, conocía bien los montes y era astuto y muy patriota". Su gran labor guerrillera fue recompensada con la Cruz Laureada de San Fernando al mérito militar, con la que el Rey agradeció al 'Cura Merino' los servicios prestados frente a Francia y posteriormente frente a los liberales, cuando volvió a imponer el absolutismo y abjuró de la Constitución de Cádiz.

Al morir Fernando VII y subir al trono Isabel II, se exilió a Francia, donde murió en 1844 en Alençon, en la región de Normandía. Sus restos permanecieron allí hasta 1964, cuando se reclamaron desde su tierra natal. "Fue recibido en la frontera con honores militares y traído hasta Lerma, donde se colocó un sepulcro en su memoria", apunta Diego Peña. El Charro Por su parte, Julián Sánchez 'El Charro' cuenta con una trayectoria muy parecida a la de 'El Empecinado'. Natural de

Muñoz, cerca de Ciudad Rodrigo, fue también un hombre de campo hasta que se alistó para luchar en el Rosellón. Después, al estallar la Guerra de la Independencia se incorpora a los Voluntarios de Ciudad Rodrigo y emprende las primeras acciones propias de la guerrilla por la comarca salmantina de Vitigudino. Sus victorias contra los convoyes franceses le otorgan popularidad y pronto son muchos los seguidores de este peculiar personaje, que vestía con el tradicional traje charro y en vez de lanza utilizaba la garrocha, con la que luchaba con-

tra los franceses a caballo como se hace en la práctica del 'acoso y derribo' con los toros bravos. Julián Sánchez fue, junto a 'El Empecinado', uno de los líderes que lucharon contra los franceses para retrasar el asedio a Ciudad Rodrigo de 1810. A finales de 1811, el Duque de Wellington, fascinado por las hazañas de 'El Charro', adscribe a sus tropas al mando británico, obligándole a vestir con el uniforme propio de los Húsares. Con los aliados participó en la histórica batalla de los Arapiles de 1812 y poste-

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riormente acechó a los franceses en su huida hasta el norte de Burgos. El principio del fin El campo de batalla de los Arapiles, a escasos ocho kilómetros de la capital salmantina, es el único de España, junto al de Somosierra, que ostenta la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC) como Sitio Histórico. En 1994 la Junta de Castilla y León delimitó de este modo la protección de un tercio del lugar donde el 22 de julio de 1812 se libró una batalla crucial para el resultado de la Guerra de la Independencia, en la que las tropas aliadas, al mando del general Wellington, infligieron a los franceses, liderados por el mariscal Marmont, la mayor derrota sufrida desde 1798, y que supuso "el principio del fin" de la invasión napoleónica, en palabras del escritor Miguel Ángel Martín Mas. En Arapiles, turistas, investigadores y curiosos pueden contemplar casi intacto el lugar donde hace casi dos siglos se enfrentaron 100.000 hombres (50.000 por cada bando) en una batalla que cambió el curso de la Guerra de la Independencia y con la que empezó a resquebrajarse el imperio diseñado por Napoleón. Casi intacto, porque desde hace unos años el campo tiene una brecha en forma de carretera, infraestructura que en su día causó gran polémica, al enfrentar a los partidarios de respetar el Sitio Histórico y a los habitantes de la zona que obtenían beneficio de la nueva carretera. De este modo, a ambos lados de la vía quedan los dos imponentes cerros que dieron nombre al pequeño municipio salmantino, el Arapil Grande y el Arapil

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Chico, y cuya posición estratégica los convirtió en los puestos de mando de los ejércitos francés y aliado, respectivamente, durante la batalla del 22 de julio de 1812. Sobre el teso de mayor tamaño, el único abierto al paso de los turistas (que deberán ascender hasta la cima a pie), se colocó un obelisco en el primer centenario de la contienda. Un lugar idóneo para contemplar la extensión del territorio, con la ciudad de Salamanca al fondo, y para imaginar, con ayuda de un buen guía, cómo se desarrollaron las tácticas militares que acabaron con la estrategia del mariscal

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Marmont y elevaron la gloria de Wellington. Tras el triunfo, Wellington se dirigió a Madrid, obligando al Rey José Bonaparte a huir a Francia, y posteriormente continuó eufórico hacia Burgos, donde se topó con un reducto francés inexpugnable que le hizo retroceder de nuevo a Portugal, con un lamentable recorrido por las riberas del Duero que causaron estragos en las filas inglesas, con muchos soldados demasiado aficionados al vino que quedaban borrachos y abandonados en las cunetas. Y es que a su llegada a la capital burga-

lesa, los franceses reconstruyeron el Castillo que ochenta años antes había sufrido un terrible incendio que lo destruyó casi por completo, por orden de Napoleón, para ganar con ello una buena posición estratégica sobre la ciudad. Así lograron parar el avance aliado aunque solo retrasaron lo inevitable, puesto que al año siguiente, 1813, tuvieron finalmente que retirarse a Francia, destruyendo de nuevo el Castillo a su partida. El 21 de junio de ese año tuvo lugar la batalla de Vitoria, que expulsó definitivamente al ejército invasor de la península.

Carnaval Cencerro Los antruejos de Villanueva del Valrojo (Zamora) desfilan haciendo sonar los cencerros, que cuelgan de la cintura con disfraces coloristas y máscaras.

En Villanueva del Valrojo "corren el Carnaval" al ritmo de las cencerradas que hacen sonar niños y mayores, ataviados con disfraces coloristas, enmascarados con caretas pintarrajeadas y portando látigos, trallas y escaleras de maderas. Son unos antruejos anárquicos y atípicos en los que todos pueden participar. Los vecinos dejan sus trajes en "el pajar del

Carnaval" y cualquiera tiene derecho a embutirse en ellos a lo largo de la tarde. "Ésa es la gracia, nadie te puede reconocer, porque el mismo disfraz lo pueden usar distintos vecinos en distintos momentos", comenta Santos Fernández, que encabeza esta improvisada procesión portando dos correajes con treinta cencerros.

176 AUTOR: Paco Alcántara FOTOS: E. M.

No es la única singularidad consentida en estos días anteriores a la Cuaresma. A quienes corren el Carnaval les está permitido empujar, tocar y pellizcar en cualquier parte del cuerpo al público que se congrega en torno a ellos. "Es una tradición que hemos vivido desde niños, entonces pasábamos miedo cuando nos asustaban los enmascarados y estábamos temerosos de que nos pellizcaran", señala

Santos, que a sus 44 años procura participar todos los años, "porque lo importante es mantener la tradición". En este pequeño pueblo zamorano, pegado a la Sierra de la Culebra, jamás han dejado de sonar los cencerros, "ni durante el franquismo", recuerda Guillermo Mozo, de 83 años. "Después de la Guerra Civil había que tener cuidado

porque enseguida te encontrabas con una pareja de guardias y tenías que regresar a casa", añade este anciano que también ha salido a la calle a recoger los caramelos que entrega la comitiva que recorre el pueblo durante toda la tarde haciendo sonar los cencerros. Hay quien para animar a los danzantes les ofrece unas fiyuelas, un rico postre

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asustar". Su hermano Eduardo, de 19 años, saldrá más tarde, "él nunca ha tenido miedo", apunta Elisa.

típico de la zona. La mujer de Guillermo, Margarita Santos, a punto de convertirse también en octogenaria, rememora cómo en su época las mujeres sólo miraban, tenían que tener mucho cuidado con los pellizcos y las bromas. "No sólo te podían pellizcar en cualquier parte del cuerpo, y había mucho picarón, sino que también nos pintarrajeaban la cara". Eran otros tiempos, ahora, hombres y mujeres, niños y adultos toman parte en una fiesta que aspira a ser declarada de Interés Turístico Regional, reclama Belén Martín, presidenta de la Junta Administrativa. Asegura que existen documentos que ya refieren la celebración de estos carnavales en 1841, aunque "algunos estudiosos remontan los orígenes al siglo XIV". En la comitiva Elisa Andrés, que acaba de cumplir 13 años, lleva el ritmo de los cencerros con un orgullo desbordante. Aunque desde que tenía un año sus padres la disfrazaban durante estos días, hasta hace dos años, siempre tuvo miedo, reconoce. Ahora que lo ha perdido, disfruta mucho. "Es a mí a la que me gusta

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Otros personajes que forman tan singular desfile son 'los monos', que rellenan su cuerpo con paja y se convierten en gigantes, aumentando su tamaño con armazones y colchas antiguas. La estrambótica comitiva recorre durante toda la tarde las calles del pueblo. A las 18 horas, animado con una charanga, todo el pueblo se reúne en el 'Antruejo', la sala nueva sala multiusos, y meriendan chorizo, empanada y carne que han preparado en el Ayuntamiento. Respuestas las fuerzas, nuevos grupos "correrán el Carnaval" por las calles. El Martes de Carnaval concluirá en Villanueva del Valrojo esta media noche con el desfile de los diablos con sus cuernos de ciervos y su careta de oveja que, portando azufre ardiendo en un enorme recipiente de madera, impresionan a los vecinos que se congregan en la plaza.

La generación del Estatuto Nueve jóvenes que cumplen ahora 25 años, como el Estatuto de Autonomía, expresan sus opiniones y sus esperanzas acerca del presente y el futuro de su tierra. En 1983, compartiendo fecha y cuna con el Estatuto de Autonomía de la región, se gestó una generación de jóvenes emprendedores, arriesgados y comprometidos con su tierra, que intentan orientar su futuro al compás de una Comunidad que, como ellos, cumple ahora 25 años. Pese a su juventud, la mayoría ya ha encaminado su futuro hacia sus ilusiones, persiguiendo proyectos y sueños en campos muy diversos, como la política, el arte, el campo o la religión. Sus aspiraciones y formas de pensar son muy distintas, pero todos tienen en común una fecha en su DNI y por eso mismo forman parte del nacimiento de una Comunidad: Castilla y León. "En Pollos nunca se han hecho grandes cosas por los jóvenes, siempre han sido para los niños o los mayores y, al fin y al cabo, somos los jóvenes los que tenemos que quedarnos". La queja corresponde a Raúl Alonso Flores, el joven alcalde de

180 AUTOR: María Martín

FOTOS: Miriam Chacón / Leticia Pérez / César Sánchez / David Arranz María Martín / J. L. Leal / Peio García / A. Castaño

esta localidad vallisoletana que decidió, junto a sus amigos de peña, pasar de las palabras a la acción y presentarse a las pasadas elecciones municipales para intentar cambiar las cosas. "Damos sangre nueva, sangre joven, entre tanto traje y corbata". Su propuesta caló en el electorado y su partido, el PSOE, logró tres de los siete concejales en juego, así que gobierna en minoría, con dos ediles del PP y otros dos de Candidatura Independiente. A sus 25 años, Raúl está terminando Ingeniería Técnica Industrial en Valladolid, pero sigue viviendo en Pollos porque pre-

fiere mil veces la "tranquilidad" de su pequeño pueblo de 800 habitantes, que el ajetreo de la capital. Por su parte, Rubén Lorenzo tiene 25 años y pertenece a la cuarta generación de alcaldes de la misma familia del municipio salmantino de Zamayón. Primero fue su abuelo, después su padre y finalmente su tío de quien tomó el mando de la localidad en las últimas elecciones municipales. Pese a la trayectoria de los 'Lorenzo', todos ellos vinculados al PP, asegura que no pretende dedicarse profesionalmente a la política y actualmente compagina su labor como pri-

mer edil de la localidad con el laboreo en el campo. Dos trabajos que agotan prácticamente su tiempo a partes iguales. Su objetivo es mejorar la calidad de vida de los habitantes de Zamayón -205- y para ello han depositado gran parte de sus esperanzas en la instalación de molinos para la producción de energía en el municipio y en los pueblos de los alrededores. Serán un total de 17, los suficientes como para generar dinero con el que arreglar las calles, mejorar la carretera y construir una residencia para mayores con capacidad para 50 plazas.

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Falta cultura artística En el campo de las artes es complicado encontrar a jóvenes que antes de cumplir los 25 ya hayan tenido la oportunidad de exponer sus obras de forma individual. Es el caso de Alba Alcántara, burgalesa de nacimiento y vallisoletana de adopción, que compagina sus estudios de Patronaje -"hay que vivir de algo", dice- con el desarrollo de su carrera artística. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca,

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Alba pretende trabajar en el campo del diseño mientras sigue buscando su "proyecto personal" como artista, aprendiendo y evolucionando, si bien ya ha hecho sus pinitos con acuarelas, óleos, esculturas en mármol y piedra y también en plastilina. Pese a su juventud, Alba es realista acerca de la situación del arte contemporáneo en España, mucho menos avanzado que en otros países, como Alemania, si bien admite que hay más cultura en este sentido que

antes. "Aunque abran muchos museos de arte contemporáneo, sigue costando, porque la gente no lo conoce y no lo comprende", señala, al tiempo que añade, como una velada crítica, que los centros de arte no abren sus puertas a los artistas "que no tienen renombre". Sin embargo, niega que los jóvenes artistas en territorios como Castilla y León estén desamparados. "Hay oportunidades si te preocupas en buscarlas".

El futuro de la Iglesia También valora la comodidad de Valladolid el seminarista Álvaro de la Riva, que se confiesa "enamorado" de su ciudad natal aunque por encima de sus preferencias, dice, está "la obediencia al obispo" por lo que cumplirá con el destino que le otorguen, una vez termine sus estudios en el Seminario

Mayor Diocesano, se encuentra "en el meridiano", y sea ordenado sacerdote, un momento que espera "con mucho gozo, ratificando día a día mi llamada". A sus años, habla con extraordinaria madurez sobre la orientación que ha dado a su vida, para lo que fue "decisiva" su participación en el encuentro mundial de la juventud con el Papa en

Colonia (Alemania) en el verano de 2005. A su regreso, habló con su párroco, de la iglesia de San Martín, y con su familia, que aceptaron ilusionados su ingreso en el seminario. "Mi madre intuía mi vocación antes que yo. Pertenecemos a una familia de tradición católica, así que les ha hecho muy felices".

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Ser diseñador aquí es posible Fernando Castañón es un joven diseñador que vive en la localidad leonesa de Villamanín. "Castilla y León es una Comunidad a la que le falta mucho todavía. No se está sacando partido, aunque está consiguiendo darse a conocer y vender lo suyo. Le falta creerse donde está.

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Todos los sitios tienen cosas buenas. Es un problema de dejadez", sentencia. Con el paso de los años su visión se ha tornado optimista sobre las oportunidades de futuro de la región, ya que si antes pensaba que "quedarse aquí era un pulso perdido" ahora opina lo contrario: "María Lafuente lo está consiguiendo", sostiene. Y

es que si hace años era obligado participar en desfiles en ciudades como Madrid y Barcelona, ahora existe un concurso propio de la Comunidad, algo que otras regiones no tienen y que además premia al ganador del Concurso de Jóvenes Creadores. Sin embargo, Fernando reclama una mayor apuesta por la promoción.

Tierra de deportistas Jacobo Sanz Ovejero (Valladolid, 1983), guardameta del Club Deportivo Numancia, se siente "como en casa" en Soria. Afirma que le ha sido "fácil" adaptarse a la ciudad y a sus compañeros del club le tratan "muy bien", apunta. Entre sus aspiraciones está jugar en cualquier gran

equipo y este año, se cumplió, que el Numancia ascendiera a Primera División. Afirma que en Castilla y León han nacido muchos deportistas de elite y subraya que las administraciones y la sociedad en general están cada vez más concienciadas sobre la necesidad de apoyarlo. Manuel Santiago Arias (Zamora, 27 de

octubre de 1983) mira a los ojos al interlocutor, se muestra amistoso y pone desde el primer momento las cartas sobre la mesa, explicando sus limitaciones e indicando con delicadeza que prefiere hablar de "personas normales que precisan apoyo", no de discapacitados ni, mucho menos, de minusválidos.

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Voluntariado Lleva dos audífonos muy discretos que le permiten una comunicación plena, no le gusta meterse en problemas y se conoce a sí mismo lo suficiente como para reconocer sin ambages sus puntos débiles. Manuel aprovecha al máximo las horas que pasa cada día en el Centro de Trabajo de Asprosub, donde desarrollan su actividad 230 personas, la mitad de las cuales viven en sus casas, mientras que el resto procede de residencias y de pisos tutelados. Además de trabajar en el vivero de la asociación, Manuel es monitor voluntario en un centro juvenil y participa a diario en un club de ocio con su pareja y amigos. "Te recomiendo que pases por él para verlo. Está muy bien organizado y tienen grandes profesionales", afirma. "Me gusta mucho cavar y se me da bien. Llevo dos años aprendiendo a podar. Hace unas cuantas semanas hemos estado liados con las postales de Navidad pero logramos sacar adelante todo entre todos", añade. Las dificultades cognitivas no han impedido a Manuel comprender que el concepto de "normalidad" es peligroso e inaprehensible por inexacto: "Queremos que nos entiendan para que no haya conflictos", comenta.

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De Cabo Verde a Bembibre Verónica Monteiro Carballo es terapeuta ocupacional, trabaja en una residencia de la tercera edad en La Bañeza (León) aunque vive en Bembibre, localidad en la que nació el 3 de agosto de 1983. Sin embargo, pese a nacer en España por sus venas corre sangre caboverdiana. Su familia lleva muchos años afincada en esta localidad berciana, probablemente más de 30, de hecho, Verónica no recuerda la fecha con exactitud, por eso, aunque conoce a la

perfección las costumbres caboverdianas, en su casa no suelen ponerlas en práctica. A sus años, tan sólo una vez en su vida, concretamente el pasado mes de agosto, visitó el país africano, una tierra de la que destaca la unidad de sus gentes. "El estilo de vida es de puertas abiertas. No es como aquí, allí están todos más unidos y lo poco que tienen, te lo dan", apuntó. Reconoce que España, al ser un país desarrollado, es otro mundo. Podría definirse como 'la tierra de las oportunidades' por-

que la gente tiene más opciones para poder ganarse la vida. Sin embargo, detesta "el materialismo" que impera entre los españoles. Asegura sentirse plenamente integrada en este país porque su familia lleva mucho tiempo viviendo en la provincia de León. Destaca que España es un país "acogedor", y que ella que ha estado estudiando y trabajando en distintas comunidades, como Castilla y León, Galicia y Madrid, nunca ha tenido ningún problema de integración ni de otro tipo.

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El futuro del campo Ama el trabajo en el campo y asegura que no le gusta nada la ciudad. Sólo para ir de visita. Mario Sáez Yuguero es un joven agricultor y ganadero que ha decidido seguir la estela familiar y dedicarse a la cría de cerdos, en una granja que ha montado hace algo más de un año con su hermano, de 32 años, y al cultivo de remolacha, patatas, judías para legumbre, cereal y colza, "porque hay que apostar por los cultivos energéticos, que son el futuro". Mario nació el 15 de diciembre de 1983 en Madrid, pero ha vivido "desde siempre" en Langa, una localidad de 560 habitantes ubicada en pleno corazón de la comarca cerealista de La Moraña, en Ávila. Tras estudiar en Ávila y Salamanca un módulo de FP de Electrónica, que no terminó-, decidió volver a su pueblo y dedicarse a la agricultura y la ganadería. "Estudiaba poco, y para estar gastando el dinero de mi padre en nada, elegí venirme a Langa, al campo, para hacer algo", resume. Trabaja de sol a sol en los campos y en la granja de cerdos, una labor que asegura que le encanta y en la que se siente "a gusto", pese a "la crisis del sector ganadero", que hace peligrar la rentabilidad de su negocio. "En Castilla y León, el sector agrario está ahora muy difícil. He podido empezar en esto gracias a todo lo que tenía mi padre, las tierras, la maquinaria, porque empezar de cero habría sido complicadísimo". Por eso, no sabe con certeza si "acabará" en Langa su trayectoria profesional. "Si me va bien la vida, prefiero quedarme y vivir de la agricultura y la ganadería, que es lo que me gusta".

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El boxeo femenino intenta salir del K.O. Los golpes más fuertes que reciben las pocas de mujeres que practican boxeo en Castilla y León no les impacta en la cara, sino en la moral. Son tan incomprendidas por la sociedad como por la propia Federación Española de Boxeo, que no acaba de encajar la existencia de una competi-

ción femenina. No pierden la ilusión, pero pelean más contra la desesperación y la impotencia, que contra rivales en el cuadrilátero, porque apenas si se organizan combates. A pesar de esta fatalidad, la región cuenta con una campeona de España, la leonesa Silvia León Aller.

190 AUTOR: Paco Alcántara FOTOS: E. M.

El combate de la vida Silvia León Aller se enganchó al boxeo "por la adrenalina que sueltas durante un combate". Soy una competidora nata, además, me gusta sufrir cuando estoy entrenando", señaló. Esta leonesa de 33 años, campeona de España femenina del peso superligero, emplea a rajatabla las tres máximas de este denostado deporte: esfuerzo, sufrimiento y reto. Además, sabe lo que quiere y está dispuesta a lo que haga falta para conseguirlo.

"No se trata de pegarnos, hay que aprender una técnica, ejecutar los movimientos y dominar los nervios", asegura mirando fijamente a su interlocutor para convencerle de sus palabras y dejando claro que no siente ningún dolor cuando recibe un puñetazo: "pienso más en el que voy a dar yo", advierte. Además, aplica una reflexión que convierte en auténtica metáfora existencial, "el combate de la vida es el del boxeo, pero en un espacio más reducido, que es el ring". Habla a borbotones, soltando continuas

carcajadas, y no tarda en explicar esta última reflexión, "si te dan un golpe no te puedes paralizar, es como la vida, cuando te caes no tienes que pensar que todo se ha acabado, hay que respirar, levantarse y continuar peleando con fuerzas". Licenciada en Geografía, desde hace cuatro años reside en Barcelona, entrena una media diaria de cuatro horas, y a las cinco y media de la mañana corre durante 50 minutos, antes de comenzar su jornada laboral en una oficina de la Caixa. Buena parte de la

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tarde la pasa en el gimnasio, donde es "la única chica que boxea". También fue la primera en León: "Yo hacía balonmano y llegué a ser internacional, pero perdí la ilusión". Buscando otras actividades deportivas entró en un gimnasio y preguntó qué le ofrecían. No le gustaban ni las pesas, ni el aeróbic. "Cuando me puse por primera vez unos guantes comprendí que era lo mío". En el camino encontró a Alfredo Arrojo, su entrenador de siempre: "Él me ha enseñado todo y me aconsejó que no compitiera". No le hizo caso y realizó siete combates como profesional, ganó seis, en el segundo la rompieron la nariz. Fue en Budapest contra una luchadora que había sido campeona del mundo. "Me dijeron que había peleado solo dos combates", cuando, en realidad, alcanzaba el centenar. De ese primer asalto aún recuerda que le dio un golpe que le noqueó, pero no abandonó, "durante unos segundos todo se volvió negro, como en la películas vi estrellas y solo escuchaba la voz del entrenador". Silvia subió la guardia y esperó hasta que se recuperó; perdió en el tercer asalto, "pero no caí en la lona", señala con cierta satisfacción. Ha tenido que dejar el boxeo profesional, "he estado cuatro años sin subirme a un ring", y se ha visto obligada a sacarse la licencia para competir como aficionada: "no salían combates y no valgo para estar solo entrenándome", se lamenta. Ahora, tras cinco exitosos combates en esta modalidad, se prepara para competir con la Selección Española Femenina en los próximos europeos que se celebran en la ciudad francesa de Dunkerke y aspira a una beca, porque desde la Federación Española le han prometido entrenar en el Centro de Alto Rendimiento, en Madrid. Una ilusión, dedi-

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carse por completo al boxeo y emular a Maria Jesús Rosa, la única española que consiguió un título mundial hace unos años. Enganchadas al directo Silvia Aller se preparó durante ocho años en León, dirigida por Alfredo Arrojo. Es el más reputado instructor español. Por sus manos pasó el mítico Roberto Castañón, campeón europeo de los superplumas en la década de los 80, y ahora prepara a otro leonés campeón del mundo, Jorge Mata, buen exponente de la crisis que vive este deporte ya que tiene que ganarse la vida trabajando en una cantera, porque apenas salen peleas para profesionales, según explica este profesor de educación física, que dejó las clases en un colegio para dedicarse a su pasión, el boxeo. "Llevamos unos 20 años sin levantar cabeza en este deporte, porque ofrecemos una muy mala imagen en los medios de comunicación, con los comportamientos fuera del cuadrilatero de gentes como Tyson o Poli Díaz", reconoce Arrojo, y sentencia: "luego imagina lo difícil que es organizar veladas para chicas". En Alemania, uno de los últimos combates femeninos por el campeonato del mundo concitó a 22.000 personas en torno al ring, "y siete millones de espectadores que lo siguieron por televisión", señala el entrenador, sin perder de vista a sus pupilos y dando detalles para que realicen el movimiento correcto. "Seis golpes, seis directos", indica a Aranzazu Morán, que hace guantes con otro joven; "la guardia más atrás, y apoya bien el pie", enfatiza con un soniquete repetitivo. Esta última indicación va dirigida a Mónica Miyar. "Yo me entreno para estar en forma, no aspiro a competir", aclara esta ingeniera industrial,

de 32 años, que comenzó en el gimnasio haciendo pesas y ya lleva cuatro años "enganchada", porque encuentra en los entrenamientos la mejor manera de aprender nuevas técnicas, que le permiten controlar mejor sus movimientos. "No me considero para nada rara, boxear me ayuda a desarrollar la coordinación del cuerpo", indica. Tiene preparada la respuesta cuando le preguntan cómo una ejecutiva de Iberdrola puede ponerse tres días a la semana los guantes y lanzar golpes: "¡Hombre, al principio te miran extrañados, pero ni he perdido la feminidad, ni, por supuesto, mi capacidad laboral, ahora estudio económicas". Creadora de afición La vallisoletana Laura de Castro llegó al boxeo a través del 'kick boxing' y ahondó en la afición gracias a su novio, también boxeador, y preparador, Chuchi López. Ambos viven en Medina del Campo y

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aprovechan el tiempo libre para ver combates en video, acercarse a alguna ciudad donde se celebre una velada y, hasta organizarlas "para crear afición", apunta esta joven de 27 años con el bagaje de dos peleas entre las doce cuerdas, en ambas venció. Como todas sus compañeras, reconoce que "es un deporte muy sacrificado", donde hay que controlar mucho el peso, mantener un rutina muy estricta y "no acomplejarse con el qué dirán", porque "la inmensa mayoría de la gente no se da cuenta de que detrás de cada golpe hay una técnica muy depurada y muchas hora de gimnasio", insiste con un mensaje casi idéntico al de otras compañeras, como si se hubieran preparado el cuestionario en grupo. "No somos macarras de barrio buscando pelea", se ofende esta dietista a la que solo le incomoda pensar que le pueden romper la nariz en un combate, "pero, para eso me entreno aprendiendo estrategia y usando la inteligencia".

El futuro Jessica, Leticia, Sandra, Raquel y Silvia, todas veinteañeras, cuentan ya con licencia federativa como boxeadoras. Entrenan en varios gimnasios de Valladolid. Solo una de ellas se ha subido al ring en una velada boxística, y quiere repetir. Pedro Retuerto que ejerce de entrenador, manager y presidente de la Federación Regional de Boxeo, "las mima", porque entiende que "hay que trabajar con mucha tranquilidad para que no pierdan la afición". Las boxeadoras vallisoletanas, también las leonesas, han visto las películas de Rocky, al que veneran; pero se les atragantó Million Dollar Baby, "es muy cruel lo que le pasa a la protagonista", sentencia una de ellas, mientras intenta lanzar la derecha a la cara de su compañera de entrenamiento. Todas tienen la certeza de que sabrán esquivar ese golpe letal que recibió la vida de la protagonista del largometraje de Clint Eastwood.

La venganza del clima en Castilla y León Las consecuencias del cambio climático ya se están dejando notar en la Comunidad, cuya agricultura sufrirá especialmente el alza de las temperaturas.

Castilla y León, año 2080. El índice de lluvias durante el verano ha caído en torno a un 30 por ciento, respecto a las últimas décadas del siglo XX. La temperatura media ha subido hasta 4,4 grados, agravando las situaciones de sequía y empeorando la delicada situación del sector agrícola. Muchas

aves migratorias ya no volverán a invernar a las lagunas de la región y otras especies animales se han extinguido al no poder adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Mientras, algunos bosques han perdido su función de sumideros de CO2 y ahora expulsan más carbono del que absorben.

196 AUTOR: María Martín

FOTOS: Rubén Cacho / Miriam Chacón / Leticia Pérez

No es el guión de una película de terror, sino las previsiones específicas para el área de Castilla y León que manejan los expertos y científicos desde diversos organismos como el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), el Ministerio de Medio Ambiente y varias universidades para las próximas décadas. Y es que hasta los más escépticos acerca de la teoría del calentamiento global del planeta deben aceptar el visible aumento de las temperaturas de los últimos años, con valores que

alcanzan medias de 0,05 grados anuales en el periodo 1972-1996 en Castilla y León, según el estudio elaborado por un grupo de profesores entre los que se encuentra José Luis Labajo, profesor de Física General y de la Atmósfera de la Universidad de Salamanca. Los resultados de esta investigación reafirmaron lo que científicos de todo el mundo estaban constatando y fijaron el aumento de la temperatura en la región en un promedio de medio grado en una década desde

los años 70. Es un dato que hay que poner en relación con las estimaciones del panel que fijan el incremento de la temperatura mundial a lo largo del siglo XX en 0,74 grados, lo que supone, según el director del Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam), situado en Valsaín (Segovia), Francisco Heras, que en sólo tres décadas se ha duplicado el incremento mundial, lo que significa que en la Península Ibérica y, sobre todo, en regiones interiores como Castilla y León los cambios "van mucho más rápido".

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Más extremos El profesor José Luis Labajo se encuentra inmerso ahora en un nuevo estudio que intenta constatar "el comportamiento temporal de la frecuencia de producción de fenómenos extremos", como olas de calor o fuertes heladas, un aspecto, a su juicio, más importante que el mismo aumento de las temperaturas porque estos episodios extremos, "que cada vez son más extremos", suelen ser "catastróficos". También, puntualiza que "indudablemente, el hecho de que suba unas centésimas de grado al año inicialmente no tiene ninguna incidencia grave, pero si eso se mantiene en el tiempo lleva a valores extremadamente altos porque es acumulativo". Sobre este aspecto, el meteorólogo Galo Cantalejo, desde el Centro Territorial del Instituto Nacional de Meteorología, añade que "aunque un incremento de 0,05 grados al año pueda parecer poco, es muchísimo", ya que el mismo cambio en el sentido contrario equivaldría a "una glaciación". El tipo de precipitaciones también va a cambiar: "Serán chubascos tormentosos en lugar de frentes, lo que provocará una erosión mayor y mayor sequedad en la tierra. Los efectos para la agricultura serán desastrosos", vaticina Cantalejo. Por su parte, José Luis Labajo sostiene que estos cambios en las lluvias ya se están notando: "En Castilla y León normalmente las precipitaciones son poco intensas, con máximos de 30 ó 35 litros en 24 horas, pero este año ya se han superado en algunos casos los 50 litros". El CO2, culpable Uno de los principales culpables del calentamiento global es el dióxido de car-

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bono (CO2), el gas de efecto invernadero que se encuentra en mayor proporción en la atmósfera. Antes de la revolución industrial la presencia de CO2 era de 280 partes por millón (ppm) y en la actualidad supera las 375, un 34 por ciento más, lo que demuestra la influencia negativa de la actividad humana sobre el medio ambiente, en concreto por el tráfico rodado o industrias como la del carbón. En Castilla y León se centra un proyecto de medición de sumideros de CO2 en una zona agrícola cuyo fin es comparar los datos obtenidos con los que suministra un satélite de la Agencia Espacial Europea y que es único en España. Lo coordina la profesora de Física Aplicada de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid María Luisa Sánchez, quien explica que la principal conclusión extraída de siete años de mediciones es "el aumento en tres partes por millón al año del CO2 expulsado a la atmósfera", según los datos que obtienen del laboratorio instalado en La Mudarra (Valladolid), más que el incremento a nivel global, que se acerca a las dos ppm, según el IPCC. María Luisa Sánchez puntualiza que el proyecto, asimismo, mide la cantidad de ozono registrada en esta área rural, también con tendencia creciente, y que, al contrario de lo que se pudiera esperar, suele presentar tasas más elevadas en el campo que en las ciudades. Los datos registrados sobre CO2 y ozono en La Mudarra permiten a estos científicos conocer de antemano qué resultados va a obtener el agricultor según la cantidad de estos gases que absorba la vegetación. "Este año, los flujos son realmente satisfactorios y las cosechas serán excelentes",

garantiza Sánchez, al tiempo que recuerda que en temporadas de sequía "la vegetación absorbe mucho menos CO2" y, por lo tanto, el agricultor acaba obteniendo menos productividad en sus cultivos. Los bosques, ¿sumideros o fuentes? El simple proceso de la fotosíntesis implica la absorción de CO2 por parte de plantas y árboles, en una cantidad que la Consejería de Medio Ambiente calcula en 12,5 millones de toneladas anuales para el conjunto de bosques de Castilla y León, cuya superficie forestal alcanza los 50.000 kilómetros cuadrados. En términos económicos, este carbono absorbido tendría un valor en el mercado de emisiones de 250 millones de euros. De acuerdo a este

dato, casi bastaría con la función que ejercen los bosques como sumideros de carbono para cumplir con el Plan Nacional de Asignación de Emisiones de CO2, controlado por el Protocolo de Kyoto, y según el cual entre los años 2005 y 2007 la Comunidad dispondría de una tasa máxima algo superior a los 48 millones de toneladas de CO2. Sin embargo, las reglas de la naturaleza son inestables. El director del Ceneam, Francisco Heras, explica que "un bosque es un almacén de carbono en dos sentidos, porque almacena mucha materia orgánica de arbolado, pero también en los suelos". Así, mientras los árboles crecen se va retirando carbono de la atmósfera que se almacena en el suelo pero "esto tiene un límite". "Llega un

momento en que el bosque es ya maduro y lo que absorbe es parecido a lo que quema, porque se va degradando la materia orgánica por la descomposición". Además, el aumento de las temperaturas acelera este proceso, de modo que puede llegar el caso de que "algunos bosques que eran sumideros pasan a ser fuentes emisoras de carbono, porque la descomposición supera a la capacidad que tiene el bosque para fijar CO2". Adaptación Los primeros efectos directos del calentamiento global ya se están constatando en algunas especies, vegetales y animales. Como ejemplos, el director del Ceneam indica que, comparando la distribución

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actual de la vegetación en Guadarrama respecto a la que había hace unas décadas, se observa que "los matorrales están invadiendo los espacios de alta montaña que antes sólo ocupaban los pastizales de altura, los ecosistemas más adaptados al frío y que se encuentran en las cumbres". Igual pasa con algunas especies como las mariposas, que desde los años 70 "han ascendido en su límite inferior de distribución 210 metros de altitud", lo cual es "muy coherente con los cambios de temperatura que se están viendo en la zona". "El problema es que la montaña tiene una altitud limitada y llegará un momento en que empezarán a extinguirse algunas especies, porque no pueden subir indefinidamente como respuesta al calentamiento", añade Francisco Heras. En este sentido, el zoólogo Francisco 'Pancho' Purroy, de la Universidad de León, considera que el "colectivo de mayor riesgo" es precisamente el de alta montaña, que "a medida que el calor va invadiendo sus refugios, va retrayendo su área de ocupación y sus poblaciones". Como ejemplos de especies amenazadas, nombra a la lagartija serrana, que vive en Gredos, o a anfibios de alta montaña, como la salamandra o el sapo común, instalados en el Sistema Central, "porque la intensificación de los rayos ultravioleta, junto con un tipo de parásito que se desarrolla con temperaturas del agua un poco cálidas, afectan a la supervivencia de los renacuajos". Por eso, considera que algunas especies "están abocadas al a extinción". También apunta al riesgo del urogallo cantábrico, en peligro no sólo por el cambio climático, sino por la fragmentación de los bosques.

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Para Purroy, la fauna tiene una respuesta flexible a los cambios, pero dentro de unos límites y el problema actual es la velocidad con la que se están produciendo, lo que merma la capacidad de adaptación "particularmente de especies que se muevan poco". Al mismo tiempo, subraya que se dan "desfases entre los calendarios de reproducción" de especies predadoras y sus presas que afecta, por ejemplo, al

papamoscas cerrojillo. Un estudio llevado a cabo en la Sierra de Guadarrama explica que el éxito reproductor de esta ave se ha reducido en más de un 20 por ciento desde los años ochenta, puesto que las orugas con las que alimenta a sus polluelos han adelantado su época de cría. Amenazas agrícolas La escasez de agua que sobrevendrá con el cambio climático provocará unos terribles efectos sobre la agricultura de regadío de Castilla y León. Cultivos como la remolacha, la patata o el maíz deberán mejorar su eficiencia en el riego si quieren persistir y para ello científicos del Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl) trabajan con herramientas de simulación para lograr este objetivo. Pero no sólo las sequías agravarán la situación del sector agrícola. Un estudio de las profesoras Ana Iglesias y Sonia Quiroga, desde las universidades Politécnica de Madrid y de Alcalá de Henares, refleja las posibles implicaciones del cambio climático sobre los cultivos de la región. El viñedo, por ejemplo, sufrirá una variación de la calidad y del grado alcohólico y se exigirá la implantación de nuevas variedades. Los cereales de primavera y los forrajes podrán beneficiarse del incremento del periodo libre de heladas, pero también padecerán daños por estrés térmico y sequía en primavera. Igualmente, los cereales de invierno sufrirán las mismas consecuencias por el aumento de temperaturas, durante todo el año. En cuanto a los hortícolas, necesitarán más riego y verán aumentar las plagas y las enfermedades durante todo su ciclo de producción.

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