Reseñado por Angeles Clemente Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, México. 231 pp. ISBN-13: ISBN-10:

Gee, James Paul. (2005). La ide ología en los discursos, lingüística s ocial y alfabetizaciones (2a. ed., P. Manzano, Trad.). España: Fundación Paidei

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Gee, James Paul. (2005). La ide ología en los discursos, lingüística s ocial y alfabetizaciones (2a. ed., P. Manzano, Trad.). España: Fundación Paideia Galiza. 231 pp. ISBN-13: 978-84-7112-497-5 ISBN-10: 84-711-497-1

Reseñado por Angeles Clemente Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, México Enero 22, 2007 A pesar de que este libro (titulado en inglés Social Linguistics and Literacies, Ideology in Discourses con una reedición en 1996) se escribió en 1990, no se publica en español sino hasta 2005. Lo primero que nos viene a la mente, y con justa razón, es quejarnos por la lentitud de la actualización de investigación sobre lingüística aplicada en idiomas como el español. Sin embargo, también tendríamos que reflexionar sobre el hecho de que 15 años después de su primera publicación, se haya considerado la traducción de este libro, lo cual dice mucho acerca de la relevancia y permanencia dentro del campo de la educación y la lingüística de este libro de James Paul Gee. Partiendo de esta premisa, habría que preguntarse qué tanto el contenido de este libro es relevante para el discurso socio-crítico de la lingüística aplicada actual. La ideología en los discursos navega entre dos grandes campos de las ciencias sociales, la educación y la lingüística aplicada, específicamente la conexión entre alfabetización y discurso. Gee divide su libro en siete capítulos, los cuales, en su conjunto, responden a tres objetivos principales: dar una perspectiva general de los enfoques socioculturales del lenguaje y la alfabetización, plantear un enfoque específico para el análisis del discurso o “lenguaje en uso en la sociedad” y proponer una teoría sobre el lenguaje y la alfabetización cuyo eje es la idea de los “Discursos”1 (p. 9). Veamos ahora cómo desarrolla Gee estos tres objetivos. 1

El uso de la palabra Discurso con D mayúscula es de mucha importancia. Gee usa la letra D mayúscula para establecer una diferencia con lo que generalmente se entiende por discursos.

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En el primer capítulo, el autor toma una posición ideológica básica: para entender el papel de la alfabetización y el discurso, es necesario entender los conceptos de ideología y teoría. ¿Por qué? Porque de acuerdo a Gee, al estudiar el lenguaje en su perspectiva social hay que entender los “Discursos”, definidos como: lo que dice alguien, la forma en que lo dice, la identidad que toma cuando lo dice y los actos que acompañan a lo que dice. En otras palabras, los Discursos son “formas de comportarse, interactuar, valorar, pensar, creer, hablar y, a menudo, leer y escribir que son aceptadas como casos de determinados roles (o “tipos de personas”)” (p. 10). De allí que los Discursos conlleven teorías que, a su vez, “recogen puntos de vista sobre la distribución de bienes sociales, como el estatus, el valor y los bienes materiales en la sociedad (quién debe tenerlos y quién no)” (p. 11), es decir, las ideologías que subyacen a las teorías. Una de las atracciones más grandes de este libro es que aun en los momentos más teóricos de la discusión, como es el caso de este primer capítulo, el autor siempre conecta sus conceptos teóricos con ejemplos concretos de discursos/Discursos. En este caso, con el análisis de una narración en inglés no estándar de una niña afroamericana de siete años, Gee ejemplifica el concepto de teoría y hace una diferencia entre teorías tácitas (o ingenuas) y teorías explícitas, y entre teorías primarias, teorías mediatas y teorías derivadas. Dentro de esta discusión, Gee hace un llamado a los maestros, quienes en su papel de alfabetizadores tienen la obligación de dejar a un lado sus teorías e ideologías de lenguaje mal fundamentadas y con ello los prejuicios que éstas conllevan: En la medida en que las ideologías son tácitas, mediatas o derivadas y buscan su propio beneficio, son la raíz del mal humano y nos hacen cómplices y, por tanto, responsables del mal que hay en el mundo (p. 36). Habiendo desarrollado ambos términos, contrastando diferentes usos de ideología como el de Napoleón y De Tracy y llevándonos de manera muy sencilla hasta la “falsa conciencia” de Marx, en los capítulos II y III, Gee proporciona una revisión histórica del fenómeno educativo, primero desde Platón a Freire y luego englobando lo que Gee denomina los nuevos estudios sobre alfabetización, cuya diferencia con los anteriores es su enfoque sociocultural en el estudio de la alfabetización y el lenguaje. Poniendo en entre dicho el supuesto de que la alfabetización “mejora las capacidades cognitivas de nivel superior, el pensamiento más analítico y lógico” (p. 48), Gee afirma que la educación en general ha sido dirigida con base en la ideología de la clase dominante, suponiendo la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes de acuerdo a la clase social a la que se pertenece, es decir: docilidad, disciplina, control de tiempo, sinceridad y respeto, para las clases inferiores, lo que las hace adecuadas para los trabajos industriales y de servicio; destrezas verbales y analíticas, “pensamiento crítico”, pensamiento y escritura discursivos, para las clases superiores, adecuándolas a los puestos directivos (p. 49). En contraposición con esta alfabetización autoritaria, Gee nos introduce al concepto de la alfabetización en su dimensión liberadora. Por alfabetización liberadora Gee básicamente entiende, “un uso especial de un Discurso (para criticar a otros) y no un discurso especial” (p. 157, cursiva en el original). En este concepto lo primero que hay que entender es que lo importante de la alfabetización/escolarización son los valores, normas y creencias (sociales, culturales y políticas) que acompañan a estos procesos, es decir, lo que se ha denominado currículo oculto. En la alfabetización tradicional el currículo oculto ha tenido consecuencias obvias: “hábitos de trabajo guiados a la industrialización, habilidades de habla expositiva en situaciones artificiosas, una población religiosa, o políticamente inactiva” (p. 55) o el extremo opuesto: “la oposición radical a los opresores coloniales” (Ibíd.). En la alfabetización liberadora, leer—la habilidad intrínseca de la alfabetización—es mucho menos fundamental de lo que se cree. Leer es un verbo transitivo. Esto quiere decir que no simplemente se lee, sino que se lee algo. Leer significa leer un texto de algún tipo, lo que también

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supone distintos tipos de conocimientos y capacidades para leer textos de ciertos tipos, en determinadas maneras y niveles. La multiplicidad de posibilidades sobre qué textos leer nos indica que los conocimientos, capacidades y actitudes para leer se adquieren durante la socialización. Dicho de otra manera, una persona tiene que socializarse en una práctica para aprender a leer los textos de esa práctica. De ahí que, de acuerdo a la alfabetización liberadora, las prácticas alfabetizadotas deben estar completamente integradas, entrelazadas, y conectadas con el cúmulo de prácticas sociales cotidianas como la conversación y la interacción, y los valores y las creencias que éstas llevan implícitas. Así, afirma Gee, “cada uno de nosotros es miembro de muchos Discursos, y cada Discurso representa una de nuestras siempre múltiples identidades” (p. 11). En el Capítulo IV Gee se enfoca en los lenguajes sociales que se generan de esas múltiples identidades y en cómo seleccionamos significados con base en ciertas creencias y valores, es decir, con base en nuestros modelos culturales. La relevancia de estos conceptos subyace en que los modelos culturales tienen consecuencias profundas para la enseñanza de la lengua y para la alfabetización de personas que accedan a una cultura nueva para ellas y para los estudiantes que deseen dominar los modelos culturales estándar y predominantes en la sociedad (p. 103). Los capítulos restantes entran de lleno al análisis del discurso, poniendo en práctica la teoría de Gee sobre los Discursos. Se propone que el discurso está compuesto por cinco niveles o sistemas lingüísticos: la prosodia (tono, volumen, acento y longitud que se da a las sílabas, además de las vacilaciones y las pausas); la cohesión (todas las diferentes formas de conectar palabras y oraciones); la organización del discurso (organización de oraciones en unidades superiores); las señales de contextualización (construcción del contexto por parte del hablante/escritor para compartirlo con su oyente/lector); y la organización temática del texto (imágenes, contrastes y puntos de interés para señalizar y desarrollar los temas) (p. 109). Tomando como unidades de análisis la línea, es decir, “oraciones simples” (Ibíd.) y la estrofa, es decir, el “conjuntos de líneas sobre un único tema mínimo” (Ibíd.) para analizar el lenguaje, Gee muestra evidencia que éste contiene una multiplicidad de interpretaciones. Sin embargo, instituciones sociales, como las escuelas, tienden a privilegiar ciertas interpretaciones—aquellas interpretaciones que favorecen a las élites y grupos en el poder. En otras palabras, “la creación de sentido es siempre social y política” (p. 134). Para entender mejor la teoría de los Discursos, Gee resume una serie de observaciones basadas en investigaciones que se han dedicado principalmente al estudio del discurso. Gee concluye que los Discursos: [a] son intrínsicamente ideológicos, [b] …resisten a la crítica interna y al auto examen, [c] …se definen internamente…como puntos de vista adoptados por el Discurso en su relación con otros discursos, [d] …se preocupa(n) por determinados objetos y propone(n) ciertos conceptos, puntos de vista y valores a expensas de los demás, [d]… están íntimamente relacionados con la distribución del poder social y la estructura jerárquica de la sociedad (p. 144-145). Gee establece una diferencia básica (pero no única) entre Discursos primarios y Discursos secundarios. Utilizando la vieja dicotomía—muy discutida y poco aceptada dentro de la lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas, AITE (1987) —de Krashen (1982) entre adquisición y aprendizaje, Gee afirma que los Discursos primarios se adquieren en la casa, dentro del seno familiar y social más cercano. Por otro lado, los Discursos secundarios se aprenden posteriormente y son productos más bien institucionales (escuelas, oficinas, iglesias, clubes, etc.). Siguiendo la hipótesis de Krashen, Gee afirma que los Discursos primarios se dan de manera más natural aunque inconciente, mientras que los secundarios se manejan más concientemente y de manera más formal. Sin embargo, a diferencia de Krashen, Gee concede a las personas que manejan los Discursos secundarios una habilidad que Krashen nunca exploró en el aprendizaje: la conciencia.

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Cuando atravesamos una situación a la que somos incapaces de acomodarnos o adaptarnos, tomamos conciencia de lo que estamos tratando de hacer o de los que nos han pedido que hagamos…. [E]sas experiencias…. son corrientes en el caso de las personas que están un tanto al margen de un Discurso o cultura, y por tanto, con frecuencia, esas personas tienen una visión del funcionamiento de estos discursos o culturas de las que carece la mayor parte de las personas de la mayoría dominante (p. 153). Es obvio que desde este punto de vista, separándose completamente de la posición de Krashen, Gee afirme que la alfabetización liberadora “supone casi siempre el aprendizaje y no sólo la adquisición” (p. 157). Dado que el lenguaje está íntimamente conectado con la realidad social, los modelos culturales, el poder, la política y los valores, y que, por lo tanto, ningún discurso es neutral, la misión de la escuela dentro de un enfoque de alfabetización liberadora debería ser la formación de personas que reflexionen y critiquen los ‘mapas discursivos’ de su sociedad y del mundo; que sean capaces de yuxtaponer diversos Discursos para poder comprenderlos a través de un lenguaje de reflexión más global; que puedan transformar Discursos basándose en ideas culturales e históricas más amplias; y ante todo que posean la capacidad para crear nuevos Discursos sobre nuevas formas sociales más justas. En suma, el libro de Gee cumple con los tres propósitos planteados. Analiza desde una perspectiva sociocultural la conexión entre el lenguaje y la alfabetización, describe una determinada forma de hacer análisis del discurso como práctica social y, a partir de esta base teórico-práctica, explica su teoría de los “Discursos”. Es por esta razón que durante estos quince años posteriores a la primera edición, el libro de Gee ha sido una lectura fundamental para cualquiera que quiera tomar parte en la discusión post-colonial actual, cuyo enfoque es la identidad, la performance, el poder/autoridad y la agencia dentro del discurso, temas que recientemente se están explorando, no sólo en la alfabetización sino también en la enseñanza de la segunda lengua y que tienen que ver con discusiones sobre el imperialismo lingüístico (Phillipson, 1992; Canagarajah, 1999) y la globalización (Block y Cameron, 2002). Ahora bien, ¿por qué es importante contar con este libro en español? Porque es primordialmente en el mundo hispanohablante, junto con otras regiones del hemisferio sur, en donde necesitamos pensar en el análisis del lenguaje no como una disciplina apolítica (Pennycook, 2001), sino como parte importante de una forma de alfabetizar para concienciar, para no repetir patrones dominantes, para crear mentes críticas y para favorecer el cambio social (Freire, 1970; Luke, 2003; Norton y Toohey, 2004). Con una intención ideológica determinada o, si les otorgamos el beneficio de la duda, con una teoría tácita, usando el término de Gee, los gobiernos de Latinoamérica han creado, en pos del progreso, instituciones para derrotar el analfabetismo que no conciben la alfabetización/escolarización como parte de un proceso socializador mayor. Aprender a leer se concibe como una práctica individual, asocial, y su éxito se atribuye a la cognición personal más que al conjunto de prácticas sociales que son las que realmente la generan. Además, el mundo hispanohablante no es un mundo monolingüe. Miles de personas hablan el español como una segunda lengua y muchas otras están aprendiendo otras lenguas adicionales, entre las cuales predomina el inglés. Es un hecho que, así como el mito de la alfabetización, se ha construido un mito alrededor del fenómeno de las segundas lenguas sobre la prosperidad y el bienestar social que se derivan a partir del aprendizaje de una lengua adicional a la materna. Lo que ha hecho creer que si los miembros de los grupos étnicos minoritarios son alfabetizados en español (y no en su lengua materna), o que si a los estudiantes de las escuelas secundarias publicas que atienden a los más pobres se les enseña inglés, todos ellos tendrán acceso a un modo de vida mejor.

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Todos sabemos que esto está muy lejos de la realidad que vivimos en Latinoamérica. Sin embargo, de acuerdo a Gee, todos los que manejamos esas lenguas adicionales como Discursos secundarios tenemos la ventaja del metadiscurso, o lo que Gee llama el “Discurso reciclado” (p. 160), es decir, “un discurso de decir, hacer y valorar” (p. 161, cursivas en el original). Los que estamos a cargo de la educación en países latinoamericanos tenemos que generar en nuestros estudiantes capacidades de reciclado de oposición y metaconocimiento. Después de todo, aunque: no podemos pretender que el reciclado ponga fin a los efectos del racismo o del clasismo ni que abra todas las puertas, [sí] podemos esperar que abra algunas puertas, al tiempo que contribuye a cambiar la sociedad en proceso. Al menos es algo que hacer mientras esperamos la revolución” (p. 161). Comentario sobre la traducción En general, la traducción de la obra me parece buena; sin embargo, algunos pasajes se tradujeron demasiado literalmente, por lo que tuve que recurrir a la versión original en inglés. Las notas del traductor sobre las decisiones tomadas al traducir los textos que Gee analiza son una gran ayuda para que el lector de la versión en español capte la idea que el autor conlleva al analizar diferentes textos en inglés.

Referencias

Block, D. y Cameron, D. (2002). Globalization and language teaching. London: Routledge. Canagarajah, S. (1999). Resisting linguistic imperialism in English teaching. Oxford: Oxford University Press. Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido (J. Mellado, Trad.). México: Siglo XXI Editores. Krashen, S. (1982). Principles and practice in second language acquisition. Oxford: Pergamon. Luke, A. (2003). Literacy and the Other: A sociological approach to literacy research and policy in multilingual societies. Reading Research Quarterly, 38(1), pp. 132-141. Pennycook, A. (2001). Critical applied linguistics. NJ: Lawrence Erlbaum Associates. Phillipson, R. (1992). Linguistic imperialism. Oxford: Oxford University Press. Norton, B. y Toohey, K. (2004). Critical pedagogies and language learning. Cambridge: Cambridge University Press. White, L. (1987). Against comprehensible input. The input hypothesis and the development of second-language competence. Applied Linguistics, 8(2), pp. 95-110. Acerca de la autora de la reseña Angeles Clemente es profesora/investigadora desde hace 21 años en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Cursó su licenciatura en Letras Modernas en la Universidad Nacional Autónoma de México y su maestría y doctorado en la Universidad de Londres. Ha realizado investigación sociolingüística y psicolingüística sobre el inglés y el español en México, y en este momento se encuentra realizando investigación sobre los procesos de construcción y reproducción de las culturas de aprendizaje de una lengua dentro de las dinámicas socioculturales que tales procesos implican. **** Reseñas Educativas/ Education Review publica reseñas de libros sobre educación de publicación reciente, cubriendo tanto trabajos académicos como practicas educativas.

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Reseñas Educativas/ Education Review en español es un servicio ofrecido, gratuitamente por el Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad del Estado de Rió de Janeiro (UERJ). Todas las informaciones son evaluadas por los editores: Editor para Español y Portugués Gustavo E. Fischman Arizona State University Editor General (inglés) Gene V Glass Arizona State University Editora de Reseñas Breves (inglés) Kate Corby Michigan State University Las reseñas son archivadas y su publicación es divulgada por medio de una listserv (EDREV). Reseñas Educativas es firmante de la Budapest Open Access Initiative.

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