SKCCIÓN CLÍNICA OKÍGÍNAL NOTAS 0LÍNI0A8. Junio de 1014 XVI. Epilepsia Jaoksoniana

SKCCIÓN CLÍNICA OKÍGÍNAL NOTAS 0 L Í N I 0 A 8 JUEVES CLÍNICOS J u n i o de 1014 XVI E p i l e p s i a Jaoksoniana. Los Dres. D. Enrique QómeE Uer

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SKCCIÓN CLÍNICA OKÍGÍNAL

NOTAS 0 L Í N I 0 A 8

JUEVES

CLÍNICOS

J u n i o de 1014 XVI E p i l e p s i a Jaoksoniana. Los Dres. D. Enrique QómeE Uerino y D. José Arnal han estudiado 7 operado, respectivamente, una enferma interesantísima, de la que ramos A dar cuenta i nuestros lectores, copiando Intef^ras las notas detalladas que se han servido comunicamos dichos dootores. El Dr. Qdmez Merino nos refiere lo siguiente: «Ei día 1.** de Mayo del curso actual se presentó en la consulta de enfermedades nerviosas del Instituto Rubio la enferma Emilia M..., que motiva esta breve nota olinioa. H^ja de Jornalero del campo, tiene veinticuatro años, es soltera, y manifiesta que siempre vivió en su pueblo y que nunca estuvo enferma. Su anamnesia, tanto hereditaria y familiar como personal, carece de importancia; y puede decirse que su historia patológica comienza con la enfermedad actual, hace oinoo aflos próximamente, A oonseouencia de una COK de mala que recibió la enferma sobre la eminenciaftrontalicquierda. La herida contusa producida, falta de un tratamiento apropiado, cicatrizó por seganda intención, despaés de un largo periodo supuratorlo, dejando una cicatriz indeleble, deprimida 7 de forma Irregular, bastante visible en la región antes citada. Las consecuencias Inmediatas del traumatismo se limitaroD A ligeros aintomas de oonmooión cerebral, que desaparecieron en ••RMV. IsHO>AMaa. • • Omt. MI».—tisi

JmUo t$té—m

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gnida sin dejar baellas de sa paso. A este episodio patológico sigaió un dilatado espacio de tiempo—coatro afios—de salad perfecta, interrumpido, por fin, hará anos catorce meses, por an inesperado y violento ataque nervioso, con pérdida del conocimiento y convulsiones del brazo y pierna derechos. Esta primera crisis fué de corta duración, recobrando bien pronto la inteligencia y el movimiento; pero quedando cierta dificultad para hablar y notable disminución de fuerza muscular en los miembros afectos, que desde entonces faeron acometidos de un temblor continao, cuyas oscilaciones se exageran en cnanto la enferma intenta algún movimiento. Desde aquella fecha, los síntomas paralíticos y los accesos convulsivos, lejos de disminuir, han aumentado en intensidad y frecuencia, conduciendo rápidamente á la enferma al estado en que la encontramos en la actualidad. Pálida, demacrada y de aspecto enfermizo, anda lentamente con ligera claudicación del pie derecho, que se acentúa con el cansancio; el brazo y la mano derecha permanecen en extensión animada de un temblor constante de peqaefias y frecuentes oscilaciones. No hay atrofia de los músculos ni contracturas permanentes; pero la mano se dobla con flexión palmar siempre qae inicia nn movimiento voluntario. La fuerza niascular está determinada en todo el lado derecho, aunque todos los movimientos y actitudes son posibles. Los reflejos tendinosos están exaltados en ambos lados, y en el pie derecho se comprueba el signo de Babinski. La comisara labial derecha está cafda, y la asimetría facial resaltante se exagera cuando la enferma ríe ó mueve los labios. Si se la ordena abrir la boca al máximo, no se dibuja á. través de la piel la contracción de los músculos mentonianos y del cutáneo del caello. La leogaa proyectada al exterior no presenta temblor fibrilar ni su punta está desviada; la musculatura del velo del paladar y del istmo de las fauces es normal, y no hay trastornos de deglnoión. La palabra es lenta y monótona, y se percibe cierto grado de disartria al pronanciar las consonantes labiales y explosivai. Los múscalos de loa párpados y del globo ocular funcionan normalmente, y las papilas reaccionan bien á la luí y á la acomodación. La sensibilidad, tanto general oomo especial, y en todas sus modalidades, no maestra el más ligero trastorno. Lo mismo podemos decir de loa esfínteres. Eo loa demás aparatos orgánicos no se enoaentra nada digno de mención. La piel y mucosas aooesibles á la vista, aparte de sa aspecto anémico, no ofrecen manchas ni cicatrioes reveladoras de procesos sifilíticos ó tubercalosos anteriores. Loa inenstroos se verifican regalarmente y sin grandes molestias; existe algo de leooorrea. Ea resumen: los síntomas obeervadoa oonttitajren un síndrome

Notüs clínicas

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nenropático, en el qae alternan manifestaciones paroxfstioas de forma epiléptica (convulsiones del brazo y pierna derecha), con otras permanentes y de forma ataxo-paralítica (temblor y hemiparesia). ¿En qoé cuadro nosoldgioo de la patolof|;lA nerviosa podremos inc.lairlas? Desde Inejiío, desecharemos la histeria; pues, aparte de la falta de estigmas nearósicos, en este caso resultarla incompatible (ton la integridad de la sensibilidad el signo del cutáneo, la exaltadónde los reflejos tendinosos y el fenómeno de Bahlnski. En cambio, el predominio de los síntomas motores y su evidente sistematización identifloan este síndrome con el propio de las lesiones del haz piramidal. Mas, admitida como verosímil esta hipótesis, ¿en qué panto de esa larga vía extendida desde la región cortical psioomo tora á las placas motrices de los músculos se encuentra la lesión? Su looalizaoión en la médala explicaría qnizA los síntomas parésicos de los miembros, pero irla asociada A otras manifestaciones mielopAtioas, probablemente ai síndrome de Brown-Sequard. Lo mismo podríamos rechazar su asiento mesocefálico, ya que en este caso ia parilísis no es de tipo alterno, ni participan de ella los nervios craneales. En idéntico modo, tampoco es admisible una lesión suprapeduncular de los núcleos grises centrales, ó de la cápsula interna, porqae háblese dado lugar, bien al síndrome talámico de Dejerine, ó bien A I* hemiplc^jía típica con degeneración descendente del manqjo piramidal y oontraotara y atrofia de los músculos paralizados. Finalnwnte, nos qaeda por descartar la hipótesis qae por exolasión y por adaptarse mejor A los síntomas observados, resalta más verosímil, es decir, la localizaoión del proceso morboso en la corteza del cerebro. En efecto; ana lesión cortical localizada en el tóbalo frontal dei hemisferio izquierdo, extendiéndose hasta la circanvotación frontal ascendente,explicaría muy bien los síntomashemiparésioos con temblor, y las crisis convulsivas del brazo y pierna derechos qae sufre eata enferma, y que verosímilmente pertenecen al cuadro clínico de la Spikpéia cortioed ójaekioniana. Ahora bien; en este caso, ¿caAl es el agente epilectógeno? Probablemente el traumatismo sufrido sobre el cráneo produjo la fractura de la lámina interna del frontal, ó simplemente una contusión oon derrame sanguíneo sabdaral, y de todos modos, la formación de on foou paquimeningítioo 6 oioatrlsial qae, ooraprimiendo primero y excitando después las oiroanvolaoiones frontales y peri-rolindloas, reaaitari* responsable de la afección nerviosa qae padeoe esta eaferma. Para terminar, digamos dos palabra* dei tratamiento, admitiendo en principio qae ios remedios farmaootógioos y el régimen dietétioo apropiado están aquí indioadot, oomo en todo* los casos de «pi-

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iepsia; pero, ¿podriaraos hacer algo más para mejorar la suerte de esta pobre enferma? Recordemos que la cansa de sn padecimiento, verosimilmente, ha sido tranmática, y qae en esta variedad etiológica, más qne en ninguna otra, está indicada la intervención operatoria. La craniotomia, en efecto, constituye el tratamiento quirúrgico de todos los síndromes nenropáiicos qne se agrupan bajo la denominación común de compresión cerebral; y, evidentemente, deberá discutirse su aplicación siempre que un agente cualquiera (fractura del cráneo, oxóstosis interna, hematoma, cicatriz meníngea, neoplasia, etc.) comprima, irrite ó desorganice un determinado territorio cortical, capaz de dar sintomas focales. Claro es que sn eficacia será tanto mayor cuanto más pronto se trepane y menores sean las lesiones consecntivasy persistentes de destrucción cerebral, halladas al abrir el cráneo. Por esto también, la operación no podrá nada contra los sintomas paralíticos y atrofióos, reveladores de la degeneración descendente del haz piramidal; y, en cambio, resultará más 6 menos eficaz, pero siempre indicada, en aquellos otros casos en los cuales los sintomas de irritación de la corteza predominen en el cuadro patológico observado. En conclusión, y refiriéndonos ahora á nuestra enferma, la clínica, basada en las consideraciones diagnósticas qne preceden, nos autoriza para proponer una extensa craniotomia sobre la región rolándica izquierda; en primer lugar, porque el caso que estndiamob pertenece á I» epilepsia traumática con sintomas de foco; y en segundo lugar, porque aún no existen manifestaciones genuinamente parHlitiuHS y atróficas, sino parésicas y convulsivas, que hacen sospechar una lesión irritativa, más bien qne destructiva, de los centros motores corticales.* A sn vez, el ür. Amal nos da cuenta de sn intervención en los siguientes términos: «Como complemento de la historia olinioa hecha por el doctor don E. Gómez Merino, de la enferma Emilia Martínez, afecta de epilepsia jacksoniana, parálisis de la mano derecha y paresia del antebrazo y brazo del mismo lado, cuya enferma me fné presentada por dicho itefior, por si la creyese intervenible, toda vez que, descartada la histeria, habla que admitir lesión focal de la zona cerebral motora correspondiente, procedo á referir lo hecho ú ocurrido con dicha enferma desde que pasó á mi cargo, en 12 de Mayo último, dándosele ingreso en enfermería por mi Sección de Cirngfa general en el Instituto Rublo. Procedióse al eatudio bemático qae, por su normalidad, comprobada en el laboratorio por el Dr. Oallego, hizo descartar como poco probable la existencia de inflamaoión sapurada; aaimismo se proce-

N ^;.>.'rh' fio i'^^ ito.

.Procesos tuberculosos locales llamados impropiamente quirtírgicos S97 'les entre el tumor y el anticatodo, los rayob emitidos pueden noorosnrlas y perforarlas. Para evitar esto se lian id \ i.muitica ¡ S i u i i í 1111 i n .

Flk-. 21 - í . a mi..iu:i ciirrut» iln4a fie 'iies; nn:pf* fv.ii C"rr( cción de íftf* (iicurvacloiieH r a q u l t l c M .

Procesos tuberculosos locales llamados impropiamente quinírgkos

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pn sobre la supei'flcie de la piel, es un poderoso tónico general y r e constitnyente, y, locHliuenle, un poderoso hactoi'icida analgésico y cicatrioifil. Con este tratamiento de sol y aire damos a! cuerpo su fuerza vital que había perdido, las funeioníjs ríe la piel se r e s t a u r a n y las enerarías se r e c u p e r a n . Se ha venido afu'mando en todos los tonos, que las Tuerzas orjjfánioas se re¡)onen por la nutrición, por los alimentos que Ke inírieren; y n a d a más Icjo.s de la verdad, podríamos decir, (¡ue este concepto: 710 sólo (le pan vive el liom,hre¡ aplicado en otro sentido, liste eiror rundamental de que el hombre repon!\ d'' ,'tia muv Sin» • !.• mudi'ijup p n ue tat! d< -ciris if ¡a (••; uuina \ ••< >• i • , . i < , .p i-iu 11 p .•~i>. ^Mi i .sp;M-'- -> internie liI)¡o-tar«i(in a , iiDli " i!i'l ItHtaiiiiHDlo.

Klur. 2 i ,

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Kl iiiimiio ciiHO, c n r i i i j o .

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Sección

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FiK.i;r,.~oti-() esBo de «rt:i ; • ,

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1 1 .|i- ¡:, figura 25 •«(! li:>

I.

qwefSttíío coiB'j ení'íríSiei a en '-i .•^sí.níiiorío.

Procv \'n tnh< r.]iSi)\,i\ In, tl('\ II w •'.inK ini¡"'i>pini)U'iitc ijii¡n¡r¿;if las ( oxili - >^ iipiirad is -leiKM) desde el principio un curso la vorable hasta l'i 1 ui (' ion H isi,( .liiora no s(i ha observado caso alf^uno de malas i'i'll I ( fl' liel IS de esj.' t l'íl t.aillienl O. 1>M i ni. I ii).)>, di' coxitis eotí nii'uerosas fístulas abandonaron el 11 al.iinn iiio [mi ( i sol, por biisear un.a r;'ipid,M eiirae.ión por medio de i.is III ,'. I 1 ,'ini". lili ¡senil,..ii, pcii¡ nudas Después de dos .-inOiS de este tratiiii'ih' I 1-1 •' loi! eonl nii'i.i en el mismo dl.'ido, sin eneoiilrar . ii> líi |1 I .,!• n '

n i ) . . ' iiU

I .inseeiieix'i.'i

f,) V t l ^ a b l e

OI I ,t .1 ' I , •! C ii I I ,1 I'MS del 11 íüaiini iMo por la hcHot,< i a¡>ia 1 -, I i I í'.| II I . 1.,)!' ni o iii l;i iiitii nm arí leul.ir, eoiito ree-la j^eneral, Lo^ 11 st,111,1. 1)1,is . n i i i e n i e , il,-);ui l.'is .a ?'l H'U iacioties anquUí.sadaf>: unas \ee.iís, con loij movimientos m u y liuiitados; otrüs, la piel TOMO XXXI.-6

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Sección cieniíjica

original

sacia fiAcida y naacerada, los músculos atrofiados; y HÍ el oirnjano ha intervenido ó restíi-.ni.i, p.ji lo iíeiiiTai queda un uiicnibro completamente inútil, =.i!) fnii'-ii'/ii, atroíiado, débil, iinpotent sabido, contiene todos los alcaloides del opio, en forma de sal clorhídrica, y se expende en'el comereto bi^e Hifirmade Hoff mann La Boche, en ampollas de 3 centigramos. Asociado A la escopolaroina, el pantepón se ha empleado para la narcosis por inyección, con el objeto de reemplazar A la morfina, aaooiada, como es sabido, A la eaoopolamina, en el método Sohneiderlen. La menor toxicidad del pantopón comparado con la morfin* le ha hecho preferible en esta forma de narcosis, habiéndose asociado esta oombinaoión por varios prActioos con la reducción del oíroolo sanguíneo, aconsejada ya por Klapp para la simple anestesia por inhalación. Da. EDVAUH) PiHA

Ano é IntMtino gruMO. Opers«léii « • l a apeaAleitla • r 4 a l « a • ! • elcaSHa Tlalkle. (Va QidMema MUiea.)

En la SoeUdad d* Medicina d« ParU, el Dr. Dupny de Frenelle ata nuevo instrumental par* la operación de la a|>endioUis orónioa,

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Rerisia de etpecimIidaJes

y desoribe so técnica que extractamos. Para ello practica ana inoisión transversal baja de la pared, interesando por dentro la envoltura del fiaran recto; levanta este máscalo al modo de Jalagaier, después de lo cual, con un separador de tres ramas aii^randa la abertura. De este modo llef^a á iluminar perfectamente la recién ileoceoal.

Trataaileat* é e I s • • • • « 4 c • • • p*r ! • • «••terimaelsBea e*B ! • t l a t a r s 4 e l « a « . (¿a Pi-ovínet Midicalé.)

Ei Dr. klasohat (de Talle) expone el tratamiento que emplea hace quince aflús, y que no ba visto descrito en ninguna parte. Confirmado el diagnóstico de fisura de ano, se procede de la siguiente msnera: Secundado por su ayudante, se pone bien al descubierto la Asara, se limpia bien con un tapen de algodón hidrófilo y agua hervida. Inmediatamente se toca con tintura de iodo dos ó tres.veces, valiéndose de un pincel fino. Esto se repite cada tres dias, y á las tres ó caatro veces la curación es segura. El dolor, un poco vivo, sobre todo en la primera cauterización, sólo dura algunos minutos, y siempre ba sido bien soportado, i tal extremo, qne el autor, que las primeras Teces anestesiasba la zona con cocaína, ha desistido de hacerlo por completo. Este tratamiento, u n simple, rápido y seguro, está llamado á prestar grandes servicios en los enfermos posilániraes.

Ceatribaeléa «I trataarteat* « ^ r a t e r l * 4*1 prelada* rectal 4el • ! • • , prr «I Dr. L^DfDick (Tllaltt). {Joumal dé dUrurgié.)

El Dr. Lengnick empieza siempre por practicar las cauterisaoiooes radiadas profundas; pero, inspirándose en el método de Schmieden, preconiza, para establecer la coatinencia, reemplazar el anillo metálico de Tbierscb por on anillo vivo, fácilmente dilatable y soporuble, qae no es otra cosa qae an oolgi^o aponearótioo tomado del sujeto mismo y trasplantado al nivel del ano. A continuación transcribimos an caso operado por este procedimiento. Niño en qae el recto se prolapcaba á cada deposición, y qae ti mismo estimulo que le prodocia le obligaba á practicar esfaenoa qae le hadan aumentar cada día de tamaflo. Se empezó por practiearla ana eaaterizaoión á ftiego, bastante profunda y de forma radiada; después, al nivel del muslo derecho, talló an colgajo de la fasoia lata, anebo de 0,6 em. y largo de 10 om. próximamoota. Bata ii^erto lo lntr*diU« lodo alrodedor dal ano, 4a-

Ano é intestino grueso

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bi^o de la maoosa, por medio de ana aguja mny corva. Sos dos oabos fueron anudados al exterior desde el momento que se notó on estrechamiento conveniente del orificio anal. A continuación de la operación, al nifto se le dio opio para producirle estreflimionto durante seis días. Desde Abril de 1913, fecha de la intervención, no se ha vuelto & presentar el prolapso; las molestias han desaparecido, y el esfínter est& perfectamente continente hasta para los gases.

N»ta asbre «n «MI* 4e eAneer del anéndlen • • ana Javea 4e Trlnte •. DITÍMIAM « • • t r A a i t a 4 « l e n e a f o l d e n « a r p l a n o , o l a i a l a B d * « n a r r a c t a r a ( • • • v l e a l a r l e a r p l b l p a r t i t a m * ) , por Mouchet. (Révug il'Orthopidie, Mayo da 18U.)

Conelu$ion«t.—Existen hechos raros, pero indisontibleit, de deformidad conjunta del escafoides carpiano, consistente en un desdoblamiento de este hueso (naviculari carpi bipartitum), en escafoides, propiamente dicho, «navicular radial», de Pflczner, articulado con el trapecio, el trapezoide y el hueso grande, y en escafoides ó navicular eitbital, articulado con el radio, el semi-lunar y el hueso grande. Esta anomalía ósea entra en el cuadro de las deformidades por detención del desenvolvimiento, y se observa en una proporción de '/, A 3 por 100 de los sujetos; rauoho mAs a menudo en el hombro y en el lado izquierdo. Interesa no confundir esta deformidad congénita con una fractura antigua; los nignos clínicos, aobre todo el examen radiogrAfloo, permiten esta distinción A los observadores cuidadosos. Por excepción, como en el caso que reflero, el desdoblamiento oongénito del escafoides estA asociado A otras deformidades óseas. Da. LAOASA

TOMO X X X I - «

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ReiñtU de etpeeialiáadet

Coprologia. M «Biple* 4 * l a p r a e k a é e • e k a i M t • • e l • • « « « I * « e l a * tmmtiímwm * a a e r a « t t e a a , por H. rr«ii«i«. (XMMeft. A KM». «M., LZXTII.)

Loa JafToa gáatrico é inteatinal, oon ó aln billa, no ejercen aooión disolvente aobre loa núoleoa oelalares, aooi6n sólo debida al jago panore&tico; las bases, como potasa, sosa, amoniaco, pueden predaoiría, aun en solnoiones may dilnfdas; pero la patrefaoción exige, por lo menos, noventa y seis horas, para qae estas bases ú otras sabstanclns se encuentren en cantidad capaz de producir la destrooción naolear. Luego la pmeba de los núcleos persiste en todo an valor, pnea ni la aasencia de nacleosa pudiera ser óbice, probado que es la pancreatina, y no la nacleosa, la que influye en ana resultados. Si en lagar de carne de vaca se emplea sangre desecada oon glóbulos naoleadoa, como la de rana ó aves, se consiguen los mismos resultados experimentales.

La r a a e r e a t l t i a e r A a l e a , por A. SehBidl. {MUua. amt 4. OrmtttgMHm d. MU. u. CUr., Bd. XXVI, B. 7.)

El autor ba encontrado ana serie de trastornos de la digestión y nutrición que parecían ser causados por pancreatitis crónicas. Los sintomas coprológicos que presentaban eran: diarrea intermitente, aumento de grasa en IHS evacuaciones, bajo la forma neutra ó desdoblada, y presencia en bastante número de fibras musculares en digestión más ó menos avanzada. En los tres casos m&s típicos, la pmeba de los núcleos fué negativa, desapareciéndolo mismo coloreados que sin colorear. La digestión de los feculentos parecía normal. En los casos atennados, dieta basada en los análisis, pancreón y pancreatlna, han producido mejoría apreciable.

lia d i a r r e a « • • • • « • U T a a l a « a a t r a • c a t e r a M M B f a , por Roeb. ( S x . M«d. d« OUiabrk, « Roaro t9t«.)

Enfermo operado hacia diez afiosde gastro-enterostomía, que Ingirió un vaso de agua sublimada concentrada, pero que se trató inmediatamente oon vomitivos y lavados gástricos albuminosos. Se le presentó diarrea sanguinolenu, que curó oon régimen al mes; pero, dos más tarde,comenzó con deposiciones diarreleas muy abundantes, fermentadas, muy fétidas, sin melena ni sangre; se velan á simple inspección alimentos sin digerir, siendo principalmente azúcares.

lÜHteolofta

4Sn

barinaa y i^raaas que provocaban fermentaoiones y repleolón f«Moaa. El enfermo apreoi«b« en tres horas la daraoión de s« tráosiio digestivo. , Cabe aaponer qae ia gran cantidad de Ifqnidos, y loe estaenot heohos para vomitar en ooasita del envenenamiento, prodojesen la dilauoión del neo-pfloro, y, como secaela, los demás trastornos.

T r t « « i a M l l a , por J. U. T M Oott 7 W. LlnU. (Jomr. af Ot* Ám. MU. AM., •«m.9, WM.)

Los aatores, al contrario de lo sostenido hasta ahora, no han encontrado triquinas ni sas embriones en las heoes, nú oonstitayendo, por tanto, éstas an medio de contagio, y careciendo de valor los antisépticos intestinales. J. LOIS-TAOOB T ESPIMOSA, ÁlOBDo d« MMllelnk.

Giaaoologla. A « « r l a • • • • • e a t l v a * aMiplla h l a t e r e e M H i a p a r e A a e e r 4*1 c a e l l * a t e r í a * , por «1 Dr. OUtrleh. (ZtUi. für Gyn. Urolofi*.)

La observación se refiere A ana mnfer de veintiocho aflos, de buen eHtado de salad general, enferma de cáncer de cuello uterino, á laque el autor practicó amplia faistereotomia total, sigaiendo la técnica de Bumm, el 16 de Noviembre Altimo. En este oaao se d^é abierta la vagina, y ni) tapón de drenaje, que se quitó al sexto dia. Corso post-operaturio normal hasta el séptimo dia^ el cuarto dia s« quitó ia sonda á la enferma, y esta verificó espontáneamente sos mtociones. Al séptimo dia se queja de dolores en la región renal, y la orina salió turbia, aunque en normal cantidad. El 4 de Diciembre menos dolores, orinas turbias y supresión de emisión espontánea; el cateterismo da salida á orina purulenta. Lavado de vejiga con nitrato argéntico al 1 por 1.000. El dia O, STfi de temperatura; por el cateterismo sólo se obtienen gotas de pus; lavado de vejiga: inyeoui^ de morfina. El dia 6,38*,8 de temperatura; no orina nada; la vejiga vacía; por la noche un vómito. Lavado de vejiga, compresas calientes, sal de Carisbad. El día 7, anaria completa, varios vómitos por la noche. Por palpación no se aprecia aumento de volumen en el riflón; al taoto se aprecia una tuinoraoión en el parametrio derecho. Practicó el autor una punción (á la vista y colocada la enferma en la mesa de operaciones) con una aguja fina, y no encontró nada de

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Revuta de especialidades

pos. La cistoscospia da los si^^aientes resaltados: tamefacoión edematosa de la mocosa vesical, con abaltaniientos, especialmente al nivel de las desembocadaras oreterales: cistitis edematosa. Este edema hace difícil el acceso de ambos orificios areteraies, qae, los dos, dan salida á filamentos de pai espeso; en el orificio izquierdo puede introducirse un catéter en ana extensión de an centímetro; á la derecha es imposible el cateterismo. Para disminuir la tamefacción de la mocosa é intentar el cateterismo urétera!, se hizo una instilación de suprarrenina al 0,1 por I.OOO; á las siete de la tarde, nueva instilación de 200 c c. de la solución (le suprarrenina. El día 8, á las tres de la maflana, siente la enferma necesidad de orinar, y hay emisión espontánea de 500 c. c. de orina; if^nal cantidad emite A la siete de la mafiana; al medio día la enferma había emitido 3 litros de orina; la cantidad total en las veinticuatro horas pasó de 5 litros. Desde este momenro las emisiones son espontáneas, el apetito aumenta, disminuye la temperatura y sólo quedan algunos dolores. El dia 11 de Diciembre la enferma se nota mojada; micciones espontáneas: una instilación de azul de nietile no demuestra que la vejiga funciona bien y retiene; pero un tercio de la orina sale por la vagina, lo que hace sospechar se baya formado una fistnla ureteral. En efecto, con el espéculnm se ve claramente el orificio puntiforrae de la fístula en el ángulo derecho del embodo vaginal, linealmenle cicatrizado. La enferma marcha al campo á convalecer, y escribe á los ocho días diciendo que ya se cerró la fistnla eHpontáneainente. Claro es que, como consecuencia de operaciones amplias, todos los autureH Eefialan trastornos urinarios, qne en algunos casos llegan haitla gangrenas de vejiga. En este caso lo curioso es la aparición tardia de los accidentes (al decimosexto día de operación), la impermeabilidad de los uréteres; la anuría, que duró ochenta y seis horas sin dejar transtcrnos consecutivos, y el sent^illo tratamiento que salvó la situación. La fístula ureteral, aunque en esta clase de histciectomias se forman espontáneamente, el autor no duda en achacarla á la punción que hizo en el paramelri». Pur lo demás, como o. S.)

T. distingue cuatro grupos: en el primero hay sólo trastornos vasomotores (sincope y asfixia locales); en el segando, superficial y limitada gangrena; en el tercero, la gangrena es más ó menos extensa y profunda; en el cuarto grupo, finalmente, están agrupados los casos dudosos ó asociados. (La tesis contiene las historias de 39 tsasos en niflos de edades comprendidas entre diez dias y quinue aflús.) En casi todos los casos tiene el niflo antecedentes neuropátioos y la afección ha comenzado en el tiempo frío; en muy pocos casos se han hallado neuritis y endarteritis. La teoria del espasmo vascular es muy hipotética é insuficiente para explicar los caaos graves. Parece más probable una teoría toxi-iofectiva: la auto lutozioación por insuficiencia renal, la tuberculosis y la siflliv, son la» tres causas más importantes. Da. C. SAuíE OB LOS TnaBaaoM

BIBLIOGRAFÍA (Juándo d«bé opéraru V i r a d o s sin intervención (y por loa inedioa médicotí), poco masada! 'litfftr 100. ' Loa caaoa de accidentes graves (peritonitis Keneralisada, gangrei^el apéndice, vómito negro) aun mucho más frecaentes en las es'Isticas de los intervencionistas qne en las de los oportunistas, lo I demuestra el valor de los medios médicos para evitar llegoen accidentes. La intervención en frió nació, como oonsecnenoia, de lo absurdo de operar todo« loa enfermos apendicularea y en todoa los momentos de sn enfermedad. Esta intervención, que tiende á practicar tan sistemática como antes la intervención en caliente, tiene sus indicaciones basadas en hechos clínicos y de Índole social. No debn confandirse los estados crónicos apendioalares (verdaderas apendicitis crónica») con la apendicitis crónica seonndaria á erisis aguda. Cuando se somete al enfermo á un tratamiento ordenado, y loa síntomas desaparecen por completo, no hay que pensar en la intervención. 8i se trau de crisis oontinnas, qne se exacerban agravando., el estado general, y el tratamiento mé'IM'|{|MKI«>

SECCIÓN CIENTÍFICA ORIGINAL TKATAMIKNTO DR LA BLicNoitRAoiA POK BL UKAKOBLBN

(MBDIO

QUIMIOTKRXPIL 14 DR FKBUKKO, por el Dr. Camilo Cailej» 190 A PKOPÓMTO DR LA PRB8IÓK MINIMA, por Aiiioiiio Mut 193 OlPBKKNCí ACIÓN DR LAS BPILKPSIAB, pot BI Dr. Camilo GnUrja... 218 SoBKB LA FORMACIÓN DB LO« CILINDROS URINARIOS, por R. Nuiva

Smitos

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LA8 RMCUBLAS-'TAM.RKRM

PARA MUTILADOS

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ÜKFUKMBO, por el

Dr. EioHHiido

247

CiRROHiit UBPÁTICAH: ESQUEMA» SINTOMÁTI(!OS, por Fernando Sas-

tre Lo'/.ano

260

LA TIHIOPIIBIA r LOS TISIÓFOBOS, por el Dr. F. García Triviño...

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L A OKIBNTACIÓN ua NUBSTKO LBCHO, por el Dr. .Salvador V. de

CHHtro 888 TERMINOLOGÍA MÉDICA: Sobre el empleo de las palabras ohapotno, bazuquea, batuqueo, aquilia y atonU gástricas, por el doctor D. SantiHgo Carro y García 340 CONCKPrO CI.IN1aetariel4cice de enferaedadee prOTOcadaa por la aiimentaelÓB láetea. El tratamiento de loe portedorea de baeiloa diftértooa La fnneión de la flándala timo Oispitnitariamo Vacsoa antUifódica MI lea alfaa •MoloffUydlffallowsiénielMaMMbrawwpwioAlloaa Obatruooión traqueal debida á la ftándnla tiíao Boéeienoia de •acraeiéa emleerina Corea: Doa oaaoa en loa que ae encontró en la aaofre el

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