Story Transcript
1 6
El sujeto y sus vínculos: un mundo de posibilidades1 The subject and its bonds: a world of possibilities
Isidoro Berenstein2
Resumo: O autor, em Conferência na Jornada Anual do Contemporâneo Instituto de Psicanálise e Transdisciplinaridade, em agosto de 2006, O Sujeito e seus Vínculos, revisa seus conceitos de sujeito, vincular, outro, fazer constrastado com dizer na espacialidade e temporalidade do vínculo, exemplificando com o processo de separação e de enamoramento, que se dá fora do princípio de intercâmbio, inaugurando um novo tempo, um novo começo e um novo sujeito que é potência, vontade, negatividade por excelência. Relata a tensão entre ser sujeito de um vínculo quando se corre o risco de ser outro, com a idéia de morte subjacente, e a desubjetivação, consequência da ruptura do vínculo, onde deixa-se de ser sujeito do vínculo e fica-se condenado a ser o si-mesmo já que não se pode ser outro sem o outro. Vincular-se, então, propõe uma impossibilidade geralmente negada ou duramente aceita pelos sujeitos do vínculo, a propósito do olhar do alheio do outro. O tempo - e o sofrimento de estar dentro ou fora de um vínculo, quando dizer já é não estar fazendo – o antes do vínculo e o depois do vínculo se põem a posteriori como defesa frente a fluidez do agora. O vínculo se produz quando se aceita o impossível de uma estabilidade ou rigidez de uma relação, onde os sujeitos se autorizam a entrar num lugar aberto (não-fechado), temível mas com um mundo de possibilidades, onde ninguém pode dizer como é esse lugar ou nos assegurar que 1Conferência apresentada na Jornada Anual do CIPT – 2006, agosto – O Sujeito e seus Vínculos e revisado para publicação em dezembro de 2006. 2Psicoanalista. Miembro Titular en Función Didáctica de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Co-Director Científico del Departamento de Familia y Pareja de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Director Científico del Departamento de Familia de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Mary Sigourney Award 1993 por destacadas contribuciones al Psicoanálisis. Libros publicados, entre otros: Psicoanalizar una familia, Lo vincular (en col. con la Dra. Janine Puget), El sujeto y el otro, De la ausencia a la presencia, Devenir otro con otro(s), Ajenidad, presencia, interferencia.
16
1 7 permaneceremos nele.
Summary: The author, in The Annual Conference of the Contemporary Institute of Psychoanalysis and Transdisciplinarity, in August of 2006, The Subject and its Bonds, revises his concepts of subject, to tie, another one, to make compared with to say, in the spatiality and temporality of the bond, sampling with the passion and separation process, that stay outside of the interchange principle, inaugurating a new time, a new start and a new subject that is potency, will, negativity par excellence. He tells the tension between being subject of a bond, when the risk is to be another one, with the idea of underlying death, and the desubjectivity , consequent of the rupture of the bond, when leaves yourself of being subject of the bond and is yourself convicted to be self-exactly since we cannot be another one without the other. To associate itself, then, the subjects can accepted a hardly denied impossibility for the subject of the bond, by the way of the look of the other people's one of the other. The time - and the suffering to be inside or of a bond, when to say already is not to be making - before the bond and after the bond is put a posteriori as defense front the fluidity of now. The bond is produced when is accepted the impossible of a stability or the rigidity of a relation, where the subject authorizes yourself, to enter in an open place (not-closed), frightful but with a world of possibilities, where nobody can say as it is this place or in assuring them that will remain in it.
Descritores: Alheio, outro, devir outro com outro, pertença, identidade, próprio e mesmo.
17
1 8 Keywords:Other people's, another one, to devir another one with another one, belongs, identity, proper and same.
18
1 9
1. De que trata lo vincular. Una proposición general es que donde hay sujeto hay vínculo y donde hay vínculo hay sujeto. Sin vínculo o sin sujeto no habría esto que estamos postulando. Todo aquello que se ocupa del hombre, la psicología, el psicoanálisis,
el
derecho, la religión, la sociología, la antropología, la historia, se ocupa de lo que une y separa las personas, del individuo y del conjunto de ellos, de lo singular del sujeto y su ligamen con los demás. A esto último se refiere lo vincular, a la relación de los otros, con los otros y entre otros. Uno de los otros es el propio sujeto, eso que llamamos “uno mismo”. Y aquí comienza un problema derivado de las palabras que usamos. ‘Propio’ (própio) y ‘mismo’ (mesmo). Una palabra habla de la propiedad, de lo que se posee y la otra habla de la identidad. Convendría pensar en estas palabras como pertenecientes a un idioma no vincular. Después daré algunos detalles. Lo vincular se refiere a la producción de subjetividad y la subjetividad se hace con otros, entre otros. Lo vincular crea y marca un territorio, no sabría si decir un borde, entre los sujetos, los une y los separa, allí donde lo exterior se hace interior y lo interior se hace exterior. Es una frontera y cada uno de los territorios subjetivos se separa y se une en ese lugar. Allí, a esa zona va a parar lo que se sitúa como ajeno (alheio), en tanto que lo propio (otra vez aparece esta palabra) decide que pertenece cabalmente al interior de su mundo, a su identidad, ese territorio que el sujeto diferencia claramente o al menos así lo cree, del mundo del otro. Sin embargo ese otro, que habita en ese borde, es difícil de asimilar como propio y es vivido a veces como indeseable necesario aunque, a veces como un extranjero, dentro de un territorio que le es propio, que le pertenece. Ocurriría como en los estados nacionales donde habita el refugiado, el ilegal, a veces llamado indocumentado ya que carece del documento identitario que lo hace pertenecer al “nosotros mismos”, lo que nos habilita como ciudadano, reconocidos como perteneciente al conjunto y autorizados a habitar y a circular en el interior del estado. Este es el modo en que éste acepta no aceptando dentro de si esa presencia, haciéndole habitar en ese borde que podemos llamar “margen”, allí habitan los marginados que no es necesariamente el margen del país o de la ciudad, puede ser un barrio, 19
2 0 una parte de un barrio separado por una calle. Lo interno está asociado a la identidad, a lo que es del sujeto o de una institución, a lo que tiende a ser homogéneo así como lo externo está asociado a lo de afuera, lo no idéntico, lo extraño. 2. Acerca del sujeto. La idea de sujeto es cómo se producen los límites a las relaciones con los otros, como se supone proteger la individualidad, protegerla de los otros, protegerla de la posesividad del amor que sería convertir dos en uno y protegerlo de la expulsión del odio, que sería convertir a uno en menos uno. El modelo de cuidado de la individualidad, a nivel de la comunidad, es el derecho, en la medida en que ese límite requiere de una fuerza que impida que los individuos se peleen y lleguen a matarse entre si. El derecho supone la puesta de un límite. Su fundamento es que al hacer uso de la violencia por ley ha de impedir el uso privado de la violencia entre las personas, violencia que al ser ejercida por un estado debe a su vez resultar acallada, silenciosa y racionalizada como necesaria. No parecemos disponer de un lenguaje sobre la subjetividad que no sea un lenguaje propietario, donde todo lo que proviene del otro es registrado de alguna manera como una amenaza a mi propio yo, un yo que parece ser de mi propiedad. Puede ser apaciguada también por la seducción, o por una cierta entrega pasiva para que no se le pida mas, etc. No se deja de pensar al yo como propio, esto es de mi propiedad y de lo que me apropio y al otro como no propio (Castro, 2005). Muchas discusiones de pareja o de familia se refieren a las dificultades para que el otro tenga un lugar de legitimidad. Analizamos las dificultades para hacer un lugar a lo que el otro dice, a los pacientes les decimos y muchas de nuestras intervenciones son acerca de las consecuencias de no hacer un lugar a lo nuestro, las interpretaciones. Habría un supuesto vincular que es un deber, el deber de hacer-le o dar un lugar, hacerlo como lugar, lo que significa tener que construirlo. Es un deber que no depende que el otro lo haga primero o que se haga en retribución después. Esto último sería correspondiente al principio general de intercambio. Cada sujeto espera que el otro vaya a un lugar ya pre-parado o pre-dispuesto por el parentesco (los lugares del padre, de la madre del hijo, o del avúnculo) y por la pertenencia de clase social y tener que hacerlo o darlo es frecuentemente registrado como un ataque expropiatorio al yo. Las pertenencias, ambas (parentesco y clase social), se inscriben en el sistema de representaciones así como en el 20
2 1 propio cuerpo. Pero ocurre, nos ocurre que al analizarlas por lo general lo hacemos con las que corresponden al sistema del parentesco: hablamos de los conflictos con el padre, con la parte infantil, con la madre parcial, con el pecho. No se analizan de la misma manera rigurosa los conflictos derivados de la pertenencia social. No se bien por qué, quizá porque son tomados como ‘lo dado’, ‘lo establecido’ para el paciente y desde ya para el analista también. La relación emocional amorosa con otro aparece como algo inédito, no editado previamente, lo llamamos experiencia de enamoramiento. Allí en forma más directa se produce el don (dom), consiste en darle al otro por fuera de un principio de intercambio. Investido de deseo, emerge ese deber. Tiene carácter de inmediatez, es un momento instituyente, no se sigue de un tiempo anterior sino que inaugura un tiempo, no se deriva de la relación causa-efecto, es decir que el enamoramiento no sería efecto de una causa. Después del enamoramiento, es cuando se lo considera como efecto que recorta una causa del conjunto de elementos previos para explicarlo. Es una experiencia nueva. El lenguaje trata luego de institucionalizar ese momento instituyente donde un sujeto pasa a ser otro del que era. Ese que era es investido por la nueva experiencia vincular y emocional y una bedeutung, una significancia se establece. No desaparecen las experiencias infantiles y sus representaciones, solo que dejan de ser centrales en la determinación del sujeto que es determinado por las experiencias novedosas que se suceden en su vida anímica. El lenguaje jurídico y el religioso tratan de formalizar o ritualizar eso incierto que se produce como experiencia emocional en el encuentro con otro3. 3. El hacer y la disparidad con el decir. La Subjetividad habrá que verla en relación a lo individual y al vínculo con los otros. Desde la formulación de que uno es lo que es (identidad) pasaremos a otra: uno es lo que hace, de allí pasaremos a que uno es lo que hace con otros. Lo que se hace brinda alguna señal en la conciencia aunque el sentido sea 3 Hice alusión sin saberlo a un lenguaje y un pensamiento que tiende a formalizar y homogeneizar y a otro lenguaje que trata de la institucionalización de la experiencia. Si a la experiencia religiosa le llaman “la gracia”, es una experiencia vívida de inmediato y sus regulaciones rituales tienden a formalizarla desde su institucionalización. En psicoanálisis, la experiencia emocional es una experiencia vívida e inefable que de inmediato tratará de ser ritualizada para repetirla, formalizarla, es decir ponerla al abrigo de una institución, lo cual lleva a la ausencia de la experiencia emocional o de la gracia si fuera religiosa. Debiéramos decir algo de la experiencia del amor y de sus regulaciones rituales así como de su institucionalización.
21
2 2 inconsciente. Pero también se incluye lo que no se hace, aquello que está en potencia, y no puede ser ni consciente ni inconsciente. Y la subjetividad sería eso, tanto lo que surge de un hacer con los otros como lo que ahora se decide no hacer pudiéndolo hacer, o porque no sabe cuando, si alguna vez hará con los otros. Es otra manera de caracterizar lo imprevisto. La subjetividad sería la conjunción de lo que se produce y de lo no producido, de lo que se hace y de lo que se decide no hacer, por lo tanto, no es posible de conocer y desde ese punto de vista es una negatividad. Pongamos un breve ejemplo que tocó a mucho de nosotros. En un momento dado algunos tomamos la decisión de emigrar de nuestro país. Hubo de pasar por un proceso de decisión que nos llevó a un hacer y luego una vez hecho, ya en el otro país, iniciar un proceso de ligadura al nuevo lugar y de desligamiento del lugar anterior, semejante al trabajo del duelo. Dos tareas diferentes. Pero ocurrió que otros no emigraron, no hicieron, aparentemente no tuvieron que decidir irse. El quedarse en el país no parece ligado a una decisión sino a la falta de una decisión. Algo no se hace, queda en potencia e instituye una marca en la subjetividad. Por eso dije que esta incluye lo que se hace y lo que, como lo que está en potencia, no se hace pudiéndolo hacer. Pasa con vinculo algo que podría aplicar a la subjetividad y a formas de pensar actuales. Vínculo, según vimos en su etimología así como en el imaginario popular, sugiere la idea de un ligamen duradero, que une a los sujetos, con una declarada tendencia a la estabilidad aunque expuesto a alteraciones, rupturas, vicisitudes, reestablecimientos. Que sea pensado como perdurable o estable no habla tanto de los hechos vinculares que son inestables por definición sino de las ideas que los recubren, de lo que los sujetos vinculados desean o de lo que dictan los modelos sociales vigentes. Cuando esas ideas no se cumplen y no queda otra que acercarse a los hechos, porque éstos se imponen, eso le llaman 22
2 3 crisis, crisis de la familia, de la pareja, de la modernidad, etc. De todos modos la subjetividad actual también contiene esta disparidad entre lo que ocurre, esto es el resultado práctico y contundente de un hacer y los pensamientos que teñidos de un fuerte tono desiderativo tratan de lo que debiera hacerse o de lo socialmente correcto, lo que estaría bien que se haga. Me recuerda esta otra disparidad entre los hechos de la guerra, evidentes en el momento en que está por ocurrir o está dándose, lo que es un existente, un observable duro, contundente temible como dije, y las declaraciones contra la guerra o aun las manifestaciones por la paz, como una actividad ligada al deseo colectivo, a la impotencia de impedir eso que las convocan. Es que las explicaciones, lo que se dice para aplicar a los nuevos hechos vienen demoradas, pues durante un tiempo, corto o largo, la comunidad se vale de las ideas previas y conocidas, por lo tanto surgidas de hechos previos y diferentes de los actuales. Me estoy refiriendo a los hechos duros, contundentes del vínculo y a las expresiones desiderativas de cómo debieran ser. 4. De qué se habla cuado se habla de un espacio-tiempo vincular. Conviene preguntarse si, como se usa ocasionalmente, vínculo es un lugar, una porción de espacio adonde el sujeto entra o de donde se sale y a la vez qué tipo de temporalidad es la del vínculo. Una fuente de angustia y de dolor en las parejas que se separan es alrededor de la idea de que se debe salir de un lugar representado por la casa, lugar supuestamente estable avalado por el derecho de propiedad. Pero no por las inestabilidades propias de las relaciones humanas. También pone en suspenso una modalidad de tiempo como la cotidianeidad. ¿“Porque me tengo que ir”? es la expresión angustiosa del marido. ¿“Cuándo, en qué tiempo, voy a ver a mis hijos”? ¿“Porque ella se va a quedar con ellos”? ¿Cuál es la justicia de esta deslocalización y 23
2 4 destemporalización? Debiéramos preguntarnos qué es ese lugar supuesto estable, en el espacio, supuesto permanente en el tiempo, existente, con un adentro que se piensa establecido de una vez y para siempre. ¿El que se va, de dónde y adónde y a qué tiempo se va? ¿El que se queda dónde y en qué tiempo se queda? Nadie queda tranquilo y cada cual se supone mas maltratado que el otro. Es posible que el punto de angustia sea desencadenado porque en el vínculo entre sujetos no hay ningún adentro donde quedarse ni un afuera adonde se pueda ser expulsado. El antes y el después son términos temporales que se ponen a posteriori como defensa frente a la fluidez del ahora. La ruptura del vínculo trae una desubjetivación, dejo de ser sujeto de ese vínculo y estoy condenado a ser mi mismo ya que no podré devenir otro sin otro.
El
vínculo es ese lugar donde adentro y afuera, interno y externo, antes y después se superponen y se combinan, pero mejor es decir que se tornan indefinidos. Marcan una zona imprecisa donde el afuera, por ejemplo los modelos sociales de relación están incluidos dentro del vínculo y el adentro, los modos internos de pensar de cada uno y constituir la relación están en ese afuera que es la relación entre los sujetos. La separación de la pareja, y la nueva organización de la familia, desnuda y muestra que el vínculo es tal en tanto se vaya haciendo y es un trabajo para el cual no hay feriados ni fines de semana ni vacaciones, es una tarea constante. Aunque hay períodos que son investidos con ese matiz de vacaciones, como esos fines de semana en que las parejas se van, suerte de enamoramiento e idealización, que promete poder no trabajar, como ese famoso séptimo día que Dios descansó. Vincularse propone una imposibilidad generalmente negada o duramente aceptada por los sujetos y que he descrito a propósito de la 24
2 5 ajenidad. La posibilidad de convertir lo ajeno del otro en familiar, por lo tanto ampliar el territorio de lo propio pone al sujeto ante la situación de creer posible acceder a lo inaccesible. Nada impide incorporar lo ajeno salvo que no es posible sin que nadie lo prohíba. El límite está dado por la propia posibilidad subjetiva y por tener que enfrentar un riesgo de relacionarse con el otro, lo que puede suponer que habrá que convertirse en otro, a lo que subyace la idea de muerte. La prohibición así como la restricción parecen preservar la subjetividad y a la vez son su límite. Este tipo de obstáculo a menudo insalvable está relatado por Kafka en el cuento llamado Ante la ley. Relata que un campesino se acerca a las puertas abiertas de la ley ante las cuales hay un guardián. Pide permiso para entrar y el guardián se opone. Éste lo desafía a desafiar su prohibición pero lo amenaza con que si pasa por esa puerta abierta ha de encontrar nuevas puertas con nuevos guardianes más severos aún. Le dice que quizá más adelante se pueda. El campesino opta por no entrar y esperar. Con el tiempo le ruega, trata de sobornarlo, lo que el guardián escucha y acepta pero manteniendo el impedimento. Así el campesino va pasando su vida esperando una autorización que no llega y sorprendiéndose de esta contradicción de tener una puerta abierta y un impedimento o imposibilidad vivida como una prohibición de atravesarla. Hacia el final de su vida y ya cerca de su muerte esta ya realmente impedido. El campesino recibe del guardián la ya tardía buena noticia de que esa puerta, justamente esa puerta le estaba exclusivamente destinada a él. ¿Qué tipo de valor y coraje se requieren para dar ese paso?
4
Con respecto a los sujetos que se hallan
en una experiencia emocional amorosa sería plantearse como entrar al vínculo cuando ya se está en su interior o querer salir cuando se está fuera de él, querer vincularse cuando se está haciéndolo. Una de las 4
Este cuento ha sido considerado por varios autores. Agamben (1995) lo usa para analizar la estructura de
la ley y los límites de su posibilidad o su transformación en ese lugar de imposibilidad, expresado en el cuento como el de entrar a un lugar abierto o intentar llegar a un lugar donde se está.
25
2 6 moralejas del cuento de Kafka puede ser, a mi criterio, que nadie, desde ya que no el guardián por más temible que parezca, puede autorizar al sujeto (el campesino) a entrar en un espacio que, sin él saberlo, lo está esperando y que solo podrá conocerlo una vez adentro pero para ello debe forzar una restricción
que es vivida como prohibición. Desde
afuera no podrá entrar y básicamente no podrá saber lo que es estar adentro. En la clínica psicoanalítica así como de pareja y familias se observan
frecuentes
discusiones
acerca
de
entrar
a
vincularse
estableciendo que el impedimento, representado por el guardián del cuento de Kafka, está en el otro. Desde el analista lo considera resistencia del paciente, desde éste pensara en la impenetrabilidad del analista o del método. Cada sujeto deberá autorizarse a entrar en un lugar abierto, temible, pero no por abierto sino por nuevo y nadie puede decir al sujeto como es ese lugar o asegurarle si permanecerá en el mismo. Deberá emprenderlo junto con otro y por si mismos. La ley estará abierta para cada cual y el vínculo también lo está para cada conjunto y se requiere valor o coraje para hacer, allí radica su especificidad, muestra una puerta abierta y a través de ella un mundo de posibilidades, como dice el título de esta conferencia. La relación de vínculo se produce al aceptar lo imposible de una estabilidad o fijeza de la relación.
BIBLIOGRAFÍA Agamben, Gregorio (1999): Lo que queda de Auschwitz, España, PreTextos, 2000. Castro (2005) 26
2 7 Etcheverry, José (1978): “Sobre la versión castellana”, en Sigmund Freud, Obras Completas, Págs. 47- 48, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1979. Green, André (2000): El tiempo fragmentado, Buenos Aires, Amorrortu editores, 2001.
27