Story Transcript
V. Subsistema Susana
arrocera
*
Soverna
7.7. DescripcitSn
e imporfancia
actual
Desde mediados de Ia d&ada del setenta, la pfoduccibn de arroz en Argentina se ha sumado al cofijunto de adividad8S agrópecuarias que registran transformaciones significativas orientadas a satisfacer requerimientos de los mercados externos. Esos cambios se manifiestan en nuevas formas de integracih y expansih empresarial y en la incorporac¡& de innovaciones tecnológicas. En el trienio 197Bj972 se exportaran en promedio 71 SO0 t de arroz, mientras que en el correspondiente a 1983-1985 las exportaciones fueron de 113.000 toneladas. MS aM del crecimiento de vohmen, el dinamismo del mercado externo proviene de cambios m la cualidad del arroz exportado Hasta principios de Ios ahos setenta ia y en los niveles de elaboracih
Argentina participaba en un mercado exportador de granos de baja calidad y precios. Es alrededor de 1974-1975 cuando se alcanzan los requisitos internos (cambios en las variedades de semillas y en la tecnología dr! ta etapa agricoIa) para participar en un mercado de mayor calidad. Simultb neamente cambia el tipo de arroz exportado. En 197U1972 el arroz btanqueado y pulido -que tiene mayor nivel de elaboracMconfQur6 el 32% del votumen y el 40% del valor exportado, mientras que en 19831985 represent6 el 48% y el 60% respectivamente (INDEC, Anuatio de Comercio Exterior).
‘El presente trabajo se basa en fa investigwi6n “Expakión agroindustrial y transformaciones sociales agrarias: formas productkas y modalidades de integracibn. Estudio det comphjjo arrocero”, duswollada en el Centro de Estudios y de Prornocibn braria (CEPA) con un subsidio del CONICET. En al transcurso de ta misma se reali& una encuesta a productores en las provincias de Entre Nos y Corrientes. En este estudio participaron Susana Soverna, Norma Giarracca, Susana Aparicio
y Maria t. Tort.
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Las exportaciones de arroz se ubican lejos de las correspondientes a otros cereales y granos oleaginosos en volumen y divisas (alrededor de los 30 millones de dólares). Su importancia debe medirse en el arden regional: ei 100% de la praduccibn agraria y el 93% de la producción industrial se localizan en la región NEA.’ En 1988, la superficie cosechada fue de 92.ooO ha y la producción de arroz cáscara (sin procesar) de 384.ooO toneladas. Las principales prcvincias productoras son Entre Rios, can apruximadamente 47.500 ha y 222.ooO t de producción y Corrientes, con 3O.ooO ha y 114.ooO t; Santa Fe cosecha 7.300 ha con una produccion de 22.ooO toneladas. El resto de la producción proviene, en orden de importancia, de Formosa, Misiones y Chaco (8otsa de Cereales, 1989). En los úhimos años el rendimiento agricola promedio superá los 4.000 kg por ha, registrando Entre Ríos un nivel promedio de 4.700 kg/ha y Corrientes de 3.800 kgihectárea. En correspondencia con este crecimiento, tambikn SB expandió la industria arrocera. Entre 1973 y 19&4 los establecimientos aumentaron de 74 a 109, el personal ocupado industrial creció de 1.500 a 2.3 OO personas y la participaci6n en el valor agregado del sector industrial se elevú de 0,9Oh a 1,3 por ciento (Gutman, 1987). En las províncias de Entre Rios y Corrientes, los molinos arroceros constituyen ei f,4% y el 2,8%, respectivamente, de los establecimientos industriales, generan el 12% y el 3,3% del vator de producci6n manufacturera provincial y emplean el 4,3% y 4,6% del personal ocupado en la industria (INDEC, CNE, 1985).
la conformación de la oferta interna de arroz y el destino de la producción permiten delimitar tres periodos en la evolución del subsistema: en el primero, la impotiacibn atendia el 80% del consumo; en el segundo, la producción nacional creci6 rápidamente hasta abastecer el consumo interno y, residuaimente, logr6 saldos exportables; en el tercero, la dinkmica del crecimiento proviene principalmente de ios mercados externos. El primer periodo se extiende hasta 1931-1932, cuando comienzan a sentirse los efectos de las medidas implementadas para afrontar la gran crisis de los años treinta (Bragadin, ISW). Hasta ese momento la producción agraria era de bajo nivel por los métodos rudimentarios de trabajo y por la deficiente calidad de la semilla. Los bajos aranceles aduaneros permitian a los molinos importar arroz de alta calidad. Agravaba ia situaci6n de ta producción interna el hecho de que Ba producci0n agraria se localizaba en el noreste, mientras que las plantas industriales se concentraban en Buenos Aires, con lo cual los granos se encarecian por la incidencia de los fletes ferroviarios.
’ Ia regibn NEA -Noreste Argentino- comprende Entre Ríos, Santa Fe. Misiones,
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Chaco
y Formosa.
las provincias
de Currientes,
El segundo periodo se extiende hasta el final de la dkada del sesenta y principios ds la del setenta y 8sth signado par profundos cambios en los laborales y de configuración de los agentes aspectos tecnoGg¡cos, econ6micos principales. La prOducci6n agraria se desplaza hacia el litoral y se transforma de una actividad de s8canO en una de regadío, con 10s consiguientes cambios tecnoh5gicos y organitativos de la unidad de producci&. Se mejoran las variedades de semillas, en eswcial las que integran el tipo comercial “largo ancho’ -preferido por el mercado internu y, ya en la dbda del sesenta, los granos ‘Carolina mediano’ con destino al mercado 8xterno. La estructura agraria está constituida en ese momento por productores que utilizan tracción mechka y cantidades variables de mano de obra asalariada y que configuran una gama de agentes sociales que van desde el fzumer hasta el gran empresario. Durante este periodo son dsspkadas tas franjas d8 la economía campesina que habían accedido al cultivo en condiciones de secano. Las plantas elaboradoras tambi6n se tocaliran en el litoral, si bien persisten los 8Stabl8Cimi8ntOS de la Capita! que, en este período, se abastecen totalmente de materia prima nacional. Estas empresas se modernizaron tecnológicamante y lograron un producto final equivalente al que hasta 8se momento s0 importaba. Pereson caracteriza asi la relación entre las fases agricola e industrial a fines de los años s8senta: ’ ...la comercialización (...) se sfectuaba en un mercado imperfecto, dominado por los grandes acopiadores a los que se sumaban intermediarios menores adoptando las mismas Condicion8S de ampra. De esta forma, una oferta atomizada concurria con escasa capacidad de negociaCi6n para obtener precios remunerativos* (PeresOn, 1975, pág. S).2 Según et mismo autor, ios precios at productor mantenian una tendencia real negativa, mientras que los correspondientes al producto final crecian, por lo cual 5% estaba generando un deterior0 8n la capacidad de acumulaci6n de los productores agrarios en beneficios de los agentes intervinientes en las etapas finales del circuito de la produccíán. Este segundo periodo se cierra con la crisis de sobreproducci6n de los años 1969-l 970 que afect6 principafmente a los productores de granos tipo Carolina mediano de la provincia de Entre Rios y que significó el fracaso d8 una estrategia exportadora orientada a mercados d8 baja calidad.
El fercarperiodo es el actual y puede stiividirse en tres momentos: eI primero, entre 1970 y 1973, Se caracteríz6 por una fuerte depresibn de casi todas las variables: Brea cosechada, pwducci6n agricoia 8 industria!, personal ocupado en la industria, volumen exportado (cuadro V.l.), y especialmente, precios pagados al pr&uctor. La caída de estos últimos, con sus 8fectos sobre el conjunto d8 los productores arroceros -algunOS de los cuales salieron d8t subsístema- convífiió al arroz en un problema nacional y fon6 la intervencíh del Estado, hasta entonces prescindente; asi, entre 1970 y 1972 se fijaron precios sosten y entre 1972 y 1975 precios mínimos (Rofman, 1987). En estos añoS de crisis, se produce un
’ Este trabajo se refiere SM a las provincias del MA, que en ese momento no incluhn a Entre Rías. 157
reacomodamiento del subsistema, consistente principalmente en ia busqueda de 11uevos mercados y en la adecuación de los sectores involucrados a las exigencias que dichos mercados plantean. En ese sentido, el cambio mh significativo se produce en e! tipo comercial de grano producido, establecihdose una tendencia al aumento de los granos ‘largo fino’ (INTA, 1985): la produccibn de granos medianos pasó del 39,396 del total en 1973-1974 a sálo el 8% una dhada despuh, el grano largo ancho o Doble Carolina mantiene en el periodo su relevancia (27%}, mientras que los largos finos incrementan su peso relativo pasando del 31% at 65 por ciento.
Cuadro V.1. Subsistema arrocero. Evolucián de los siguientes indicadores económicos: produccibn de arroz chscsra y de arroz elaborado; volumen de 8xporiacib1, precio de arroz chscara y SI consumidor
Año
Producción arroz cãs-
cara t’
Producción arroz ela-
borado
Egaorfaci6n armx t3
Prwio
Precio arro¿= al consumidor (quintal)5
arroz cas-
cara (quintal)’
r’
(en $ corrientes
de c/a?o)
197971 1971-72 1972-73 1973-74 1974-75
288.ooo 294.0# 260.000 316.UOO 351.000
134sOo t15.ooo 103.m 147.#0 176.300
91.943 23.423 40.025 38.488 71.851
30 109 220
117 313 542
395
1.615
1975-76 1976-77 1977-78 1978-79 1979-80
309.m 320.000 31omO 312.000 26coQo
163.900 213.600 167.600 178.800 169.800
92.476 195.$00 f 28.953 99a63 115.078
3.413 6.900 r3.m 37.908 43.250
-10,559 29,547 69.447 156.743 266.8%
1980-81 1961-82 1982-83 1983-84 1904-85 1985-e-6 1986-87 -
286.300 437.2cu 277.200 476.200
204.900 169.700 177.800 273.800 238.200
123.206 59.667 84.565 143.423 111.746
134.038 524.583 250
679.785 2297.951 938
4mooo
378.200 351.6m
621
1.141
7 13 21
4.708
56 81 125
El segundo subperiodo se desarrolla entre 1974 y 1380. Son anos en los se impone una estrategia de crecimiento de! subsistema centrada en los pfductotes agropecuarios. Estos introducen nuevas tecnologias de produccih, pero ademhs desarrollan modalidades de integracih agroindustrial por las cuales asumen el secado, la etatiracih y hasta ta comercciakación del grano en los mercados externo 8 interno. AdecuAndose a los requerimientos de hs nuevas variedades de semillas, especialmente Blue 8etl y Biue Bonet o variedades ameriCanas, se mejora la tknica de nivelaci6n de! terreno para hacer mhs eficiente el riego. Se incorporan los fertilizantes y se cuida la calidad de Ia semilla, para lo cual se realizan importaciones de los EE.UU. y de Uruguay. Se completa asi un paquete tecnol6gico integrado por semilla homoghea, buena nivelación y fwtilizaci6n, que asegura la produc&n de un cereal acorde con los requisitos de tos mercados mundiales m& exigentes. En es8 período los productores modernizan su parque de maquinarias e introducen la cosecha a granel siguiendo los lineamientos técnicos de los principales cereales del psis. Paralelamente, ensayan mecanismos de integracibn agroindustrial 8n forma individuaI o cooperatativa, Mediante la “salida individuaI’ algunos productores agregaron como complemento de la actividad agricola el secado del grano (43,2% de los easos en la Encuesta de Productores, 198@ y la elaboracidn (4,2% de la misma encuesta). La incorporaci6n de estos procesos les permitia diferir et momento de la venta y participar de otros mercadtos formadores de precios: ef d8l arroz chscara seco y e[ del arroz pulido. ,Atgunos integraron tambidn otras etapas para Hegar hasta el abastecimiento a mayoristas. Esta situacibn se dio especialmente entre los productores correntinos: et 71,2Oh tiene secadora y el g,9?h secadora y molino. L.a tntegracibn agroindustrial por la via cooperativa se desarrollo b&sscamente en Entre Ros, donda las ocho cooperativas existentes acopiaron en 19B5 el 39% del total d8 arroz &swra de la provincia. Las cooperativas arroceras asumen un papef de unidad compleja al incorporar a sus funciones la industrialÍraci6n, la comercializaci6n en tos mercados internos y externos, 81 abastecimiento y la financiasion de insumos, así como et asesoramiento tknico. Et tercer subperiodo se inicia alrededor da 1981 y aún no SB ha cerrado. En estos años la estrategia de crecimiento del sistema pasa de los productores agropecuarios a tas grandes plantas elaboradoras. Esta transformación se produce sobre la base de cambios t&cnicos y d8 nuevas estrategias empresariales. Entre los primeros cabe mencionar la incorporacion det arroz parboilirado (precocido) y el aumento de la conwntracih ttknica de las piantas elaboradoras -los ocho establecimientos con mCts personal ocupado (entre los que se incluyen dos cooperativas) generaban en 1973 el 40% del valor de producci6n y en 1984 el 64,6%. En cuanto a las estrategias nuevas, se acentúan los mecanismos de cuasi-integracih (entrega de insumos, servicio de secado y almacenaje) por los cuales las grandes plantas se aseguran la disponibilidad de materia prima en cantidad que
3 Nos referimos a la encuesta realizada en el marco del pmyecto de investigaci6n y desarrollo CONICET-CEPA, de aqui en m&s citadla como Encuesta a Prcductores,
1985
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y calidad suficientes y se pone énfasis en el desarrollo de nuevas formas de captaci6n de mercadas diferenciales a travds de tecnicas de marketing. En este periodo, la producción alcanza sus mtiimos niveles (476.ooO t de arroz cáscara y 273.ooO t de arroz elaborado, en 1984). Aumentan los rendimientos industriales y ta productividad del personal ocupado. SimuMneamente, crece la participaci6n de las tiltimas etapas de la cadena y desciende la de los productores agricolas en et precio finaf del producto. 2.
las etapas
productivas.
tu etapa agrbla
En el subsistema arroz, las actividades que se desarrollan desde la provisi6n de insumos para la producci6n agropecuaria hasta que el arroz está listo para el consumo se agrupan en las siguientes etapas: a) Pruvisibn de insumos. Esta denominación comprende insumos que son resultado de procesos muy diversos. Algunos pueden provenir de la misma explotacibn, como ta semilla; otros provienen de la industria quimica -los herbicidas usados por casi todos los productores-, de la rama petroquímica -los combustibles que hacen posible el funcionamiento de las bombas de riego y tas maquinarias-, de la rama metalmecánica -como los repuestos-, de la automotriz, etcétera. b) Produccibn agraria. Esta etapa incluye las actividades de selección y preparación del terreno, siembra, riego y cosecha. c) Preindustrializaci6n. Incluye limpieza, secado, preselecci6n y almacenamiento. d) Irrdustrialjzación. Incluye limpieza, homogeneiraci6n y molienda. e) Fraccionamiento y envasado En et subsistema arrocero la etapa principal es la produccidn agraria, porque las caracterÍsticas agron6micas def cereal imponen una organizaci6n del trabajo que alcanza niveles de relativa complejidad y, ademAs, porque el producto que se genera está casi listo para el consumo. Así, en la etapa industrial basta con un procedimiento -el descascarado- para que el arroz est8 en condiciones de ser comercializado; en realidad, la relevancia de ta etapa industrial reside en las caracterkticas que asumen sus agentes sociales, que en general integran ‘hacia adelante’ otra etapa del sistema, fraccionamianto, envasado y comercialización, Es por estas razones que en lo que resta de este punto ~610 nos referiremos a la etapa agricola y a la de industrialiraci6n.
El arroz 8s un tuitivo de ciclo anua! que requiere determinadas condiciones ecol6gicas para su desarrollo: temperaturas no inferiores a 19 grados a partir de la floracibn, abundante agua (precipitaciones del orden de los 800 mm entre siembra y cosecha, si no se la auxilia con riego artificial) y gran luminosidad hasta la florackb. Se adapta a distintos tipos de suelo siempre que &stos puedan retener el agua, lo que reduce los gastos de riego. En el pais, estas condiciones se dan principalmente en la ragi6n mesopot&micà, aunque aili 81 tbgim8n de lluvias no permite el 160
cuttivo d8 ~8cano; por ello se d8b8 recurrir a medios mscAnicos para aprovschar el agua suMerfAn8a (situaci6n pwdominante en Entre Ríos) 0 81 agua de rios y laguna6 (mmo sucede en corrientes) a fin de lograr una, inundacibn del cultivo con una capa de 15 cm de profundidad durante por Jo menos cien dias (SIPNA, 19753. La fueMe de agua smpkada para 8i ri8gO condiciona el modelo de organizacibn de la producctin. En al caso de aguas subterráneas, la capacidad de riego da un pozo establece con bastante rigid8x el tamaño de la arrwera: entre 40 y 50 ha Es así que los productores entrerrianos organizan su explotación en módulos alrededor d8 un pozo que se ubica de forma tai que pu8da regar alternativamente distintas parcelas en cada rotación. En cambio, cuando el agua proviene de rios y lagunas no hay limites pr8cisos para la explotaci6n arrocera. El origen del agua de riego y la estructura agraria prevaleciente4 explican las diferencias en las superficies dedicadas al tuitivo en cada prwincia (cuadro V.2.).
Cuadro
V.2, Superficie
de las expbtaciones (en porcentaje@
SUp#iCi8
de mcox según
COffi8nteS
provincia
Entre Rios
Hasra 39 ha Isa99 ha fOat99 ha 200haymAs Total
Otra característica
importante
de rotacidn difusión del ‘cstpín’, m&8Za qU8 deteriora 81 WeiO y qU8 8S de dKcil y COStOSa erradi-&, s8a m&icã o con herbicidas; una tima de combatiria cmsist8 pfecisamante en abandonar durante dos o tra8 añoS tos Suelos inf8stadOS; b) 81 fuerte deterior0 d8 ta estructura de IOS 5U8tOS qU8 Se produce por el uso de maquinarias p8Sadas -especialmente la cosechad@ ra- en tefrenOS húmedos.
bi o triatwal de suelos.
’ Corrientes
se cwa&rlzb
awntamientos
8s su wquerimiento
se debe a: a) la creciente
por una ocupacilin extensiva del suelo en manos de bn Entre Rlos la wupwi6n sx&~siva se mbind de CO~OI-IOS, muchos da ettos extranjeros,
un reducido grupo de familias; MII
del cultivo
Esta necesidad
Esta sltuacitin se cowierte en otra determinante fufldamerrtal de la ocganizacih de la producción, ya que exige drsponer de nuevas tierras. darles destino a las que salen dei cultivo y, ademhs, reconstruir parcial o totalmente el sistema de riega, incluyendo en algunos casos el pozo de agua. la ntrcesidad de iotaci6n trae como consecuencia la art~cuk&-~ de un subsistema arrwganad8ría y ia difusión del arrendamiento. En efecto, en el país la producci6n de arroz se combina cun la produccih ganadera (el 86% de la explotaciones EncuMa a Produtiores. 1986. Esto sucede no ~610 cuando el productor es propietario y va rotando las dos actividades dentro de su propiedad, sino tamb$n cuando el productor no dispone de tierras en propiedad o de superficie suficiente para realizar la rotaclûn y toma tierras en arriendo. La mayoria de esas tierras pertenecen a p:opietarios ganaderos. que reciben una renta en porcer?taje de lo producido u secgk un precia fijo por kilo de producto y que, además, utilizan el rastrojo de arroz para pastoreo- Trabajos realizados por et INTA sMala que esta compíernefitack arroz.-ganadsrl no SO!::: se sustenla en necesidades tkcnicas: tambih trene su fundamerlta er! la mayor rentabilidad de ia explotacihn, ya que eleva e! margen bruro de beMil-;o :espectl; de otras combinaciones positrles de actividades I[INTA, SPITAE, “983) La imagen mis %cuente del wboce~u es ia de urz productor nhade CI “galondrina”. Daros de la Encuesta de Pwdutiores de 1986 seMa:r Id prahferación de contratos de arrendamiento por un tkmino inferior a un año, “contratos accidentales”, limitados por la duracih del ciclo del cubo. El arwtdamiervo 70 es privativo de empresarios slr; tierras; algunos propietarios ton;an tierras por necesidades de rotaci6n Ca Encuesta de 1986 sfwci~ 1~s resuttadas expclestos ~7 ésl,ruadro Y 3 Cuadro V.3. Distribucih de los prsductwes por sistema de tenencia según provincia (en pmentajes)
Tenencia --
Entre Rius
Cwitsntes PI__
---
--svr-l.----Y_
T utai _.I
I
s6lo trerras en propiedad Sblu tierras en arriendo Hace arroz 8rl ti8ms propias y en tierras tomadas Arrienda para arroz pero tiene tierras en propiedad para oVos usos Total Fuente:
162
Encuesta
tì RmX~ctores,
1906.
CONtCET-CEPA
2.2. Tecnología 2.2.1.
Desarfol~e
y seleccibn
de semillas
Uno de los aspectos más importantes de las modernas técnicas productivas en el arroz es el desarrolto y la selecci6n de semillas. Estas deben adecuarse a las condiciones ecolbgicas de las zonas arroceras y a los rquerimientos del mercado. Las variedades existentes en et pais pueden
agruparse
en tres categorías:
a) Tradicionaks: entre el& la variedad Fortuna (subtipo Doble Carolina) de grano largo y ancho, difundida 8n Corrientes y Santa Fe y la de mayor demanda en el mercado interno. b) Americanas: @tue 6eli y Blue Bonet). De grano largo fino, son de cicb más cot?o que las tradicionales. Están muy difundidas 8n Entre Rios pero también tienden a expandirse en Corriantes. c) Modernas: Son variedades semienanas que están atin en período de experimentaci8n. Las variedades americanas abrieron nu8vas posibilidades a la producción de arroz en ei pas. Estas s8mil!as se CaraCWrizan por tener más attos rendimientos, pero tambi6n por presentar mayores posibilidades de degenerackk y par requerir el uso de un paquete tecnol6gico más estricto. En cuanto al primer aspecto, es precisamente la amptia difusi6n de estas variedades en Entre Rias lo que explica los mayores rendimientos por hectkea de esa provincia en relación can los que se obtienan en Corrientes y Santa Fe. Por otro lado, las posibilidades degenerativas de estas semillas limjtan la autorreproduccibn por la explotación, lo que ha llevado a un incremento de su comercialización: “productores de punta’, molinos privados y cooperativas, interesados en obtener un producto de mayor homogeneidad y calidad, producen y venden estas variedades. En arroz no existen criaderos particulares ni híbridos; la s8miHa no 8s “apropiable” y. por lo tanto, no hay seguridad en el negocio det semillero. El productor no estå forzado a comprar la semiifa en cada cMo.’ Además, la compra de semilia a terceros d8pend8 también de la superficie de ta explotaci6n destinada a arroz: cuanto más reducida, mayor es la dependencia de semilla comprada. tas grandes arroceras tienen m&s posibilidades de realizar una buena selecci6n en su predio. Otra caracteristica de las variedades amerícanas es el requerimiento de un ‘paquete tecnotógico” más estricto; exigen mayor nivelación dei srreh (lo que abarata los costos def riego) y fertilizantes, excepto en los casos en que el suelo es muy nuevo: esto liltimo va acompafiado de Ana intensifica-
5 tos datos de ta Encuesta a Productores de 1986 indicar: que el rl!Yb de los productores compran la totalidad de la semilla pero con diferencias muy marcadas segtin su locahzación. En Entre Ríos. donde predominan las vahdades amerìcanas. ese porcentaje asciende al 58%. en tanto que en Corrienres desciende al 16
por ciento, 163
ciOn del uso de agroquimicos para combatir las malezas y para preservar la nivelaci6n.” La Encuesta de ic)86 revela que los fertilizantes -introducidos en 1978son usados por el 43% de los productores con una tendencia al aumento; que los herbicidas san utilizados por el 68% sobre todo en las superficies menores porque limitan la rotaci6n; y que ios insecticidas se aplican en el 23% de las explotaciones, especialmente en las m6s extensas. La efectividad del uso de estos insumos es mayor cuando s8 usan combinados: los datos indican que obtienen rendimientos por encima del promedia nacional (3,5% t/ha) el 93% de los productores que usan herbicidas, el 50% de los que utilizan ~610 fertilizantes y el 98Oh de los que combinan fertilizantes y herbicidas. En el otro extremo de la escala se ubican ios productores que no emplean ninguno de estos insumos -16% del total-; de ellos, el 77% muestra rendimientos inferiores al promedio nacional. 2.2.2. Equipos y maquinarias Las explotaciones arroceras disponen de un importante parque de maquinarias. La mecanización de las labores recibid un fuerte impulso en los años cincuenta, etapa de expansión del cultivo. Los datos de la encuesta indican que actualmente todas las explotaciones arroceras tienen tractores, et 57% cosechadora mecAnica propia, el 34% niveladora y el 57% taipero.’ El 80?& de los productores adquirieron sus tractores en el lapso que va de 1970 a 1974. En el período 1975-l 979 se incorporaron a las explotaciones entre el 53 y el 61% de los impiementos más novedosos (niveladora y taipero). Estos datos confirman la mencionada posibilidad de capitaliraci6n que tuvieron los productores en la decada del setenta, asociada a un período de buenos precios. Durante esos años también se incorporaron determinados elementos que abrieron la posibilidad de la integracion ‘hacia adelante’ de las explotaciones: la secadora y 81 molino. Por su parte, el riego -práctica imprescindible en la organización de la producción en el país- requiere el uso de bombas y motores para accionarlas. El 88Ok de los productores cuenta con bombas y el 50% con más de una; el 97% tiene motores. El uso intenso de las maquinarias, especialmente de las de riego, convierte al combustible en 81 insumo con mayor peso en al costo de producción. Por esta raxbn, YPF implementb planes de crkdito que el productor recibe a travbs de la cooperativa o de los bancos provinciales.
’ t-lay productores
que
para
simplificar
fa cosecha’
usan
desfoliantes
y
desecantes cuando el granó est8 maduro, y en algunos arroz&& se desarrollan experiencias de s&mbra y aplicaci6n de ag~uimicrx adreos para preservar la nivelacibn. ’ El taipero es un ímplemento que se adosa al tractor y que permite la construcci6n de barreras de tierra que encauzan y retienen el agua dentro de un
tablbn de riego, 164
2.2.3. Mano de obra En Argentina el arroz es el cereal que emplea mayor cantidad de mano de obra por hectárea. La introducción de la cosecha me&ica en los años cincuenta redujo considerablemente la demanda de mano de obra estacional. En la década del setenta la generalizac¡& de la cosecha a granel acentuó ese proceso. Sin embargo las tecnologías m6s modernas en materia de manejo del cultivo y fas labores culturales que acompañan el ciclo biológico tienden a una utilitaci6n m& intensa de mano de obra. La aplicacibn de esas tknicas pueden elevar las tareas previas a la cosecha de 6,5 a 19,8 jomales/ha. A titulo comparativo, la producción de trigo demanda 4,3 horas/hombre por hect&rea. La forma en que se organiza el trabajo por el sistema de rotación y riego, el uso intensivo de capital y de tecnología avanzada, v’nhs cierto nivel de integracibn agroindustrial, hacen que esos requerimientos laborales sean desarrollados, en su mayor parte, por trabajadores asalariados. La totalidad de los productores emplea fuerza de trabajo extrafamiliar, aun cuando el peso de la misma y el vínculo laboral varían de acuerdo con tas caracteristicas de ia exp!otaMn, especialmente con la superficie dedicada al cultivo. El 78% de las explotaciones contrata mano de obra permanente, es decir, establece un contrato laboral con ralaci6n de dependencia y garantiza la estabilidad. Además, para determinadas tabores estacionales se contrata asalariados en forma eventual, con una relaci6n de trabajo temporaria. En ambos casos -contrata&n permanente o transitoria de mano de obra- la relación salarial es directa. MIo el 7,8% de tas explotaciones no contrata mano de abra en forma directa y utiliza fuerza de trabajo ex-terna a traves de ta compra de servicios a contratistas; por lo común se trata de labores mecanizadas que incluyen ef pago del trabajo de quienes accionan las mhquinás. Estas explotaciones tienen por lo general superficies sembradas inferiores a las 40 ha y un parque de máquinas incompleto. En ellas la presencia del trabajo familiar es más importante que la fuerza de trabajo etirafamitiar, situac&n que se extiende a las explotaciones de hasta 100 ha, aun cuando en estos casos haya contrataci6n directa de mano de obra. En d extremo opuesto figuran las explotaciones con más de 200 ha cultivadas, en las que el productor realiza tareas gerenciales y deja en manos de Ios asalariados la totalidad de labores de la explotacibn.
La forma en que se combinan las distintas Variables presentadas -tierra propia y/o arrendada, disponibilidad de capital expresado en el parque de maquinarias y tipo y cantidad de mano de obra- a las que se agrega la articulaci6n con el mercado de productos, permite agrupar a los aproximadamente 800 productores existentes en el país en Cuatro tipos principales: l
Grandes pr0d~tor8~: son propietarios de tierra, aunque intervienen en el mercado tomando nuevas extensiones põr necesidades de rotac& y/o cedikndolas para arroz o pastaje; cuentan wn asalariados permanentes y contratan mano de obra transitoria para nivelación y, 165
cosecha; disponen del parque cumpteto de maquinarias y combinan la produccih de arr~t con la ganaderia; comercializan el arroz con molinos privados y, en algunos casos, integran a la empresa la etapa de secado y elaboracih. Arrendatarios puros: san tomadoras de tierras para proclucci6n exclusiva de arroz; cuentan con parque completo de maquinarias que puede incluir cosechadora y secadora; contratan mano de obra en forma directa, tanto permanente camo transitoria. Productores medios: son propietarios, aunque eventualmente arriendan; se proveen de insumos y venden preferentemente a cwperativas; tienen el parque de maquinarias necesario; controlan directamente la produccih; contratan uno Q dos asalariados permanentes. Farmers: son prapietarios que tienen limitaciones de tierra para rutacibn y que combinan la producción de arroz con otros productos agrícolas (lino); su parque de maquinarias se limita a tractor y bomba; trabajan directamente en la exptotación; contratan servicios de terceros y en algunos casos se ofrecen como contratistas; comercializan con molinos privados y cooperativas. Estos cuatro tipos se completan con las terratenientes ganaderos que, si bien na intervienerr en el mercado de arroz, ceden tierras al sistema y retienen, a travhs de ia renta, parte del excedente que en 61 se genera.
Cuadro
V.4. Tipo de produdar arrocem (en porcentajes)
Tipo de productor Grandes productores Arrendatarios puros Productores medius Farmer
Fuen&:
Encuesta
a ñmuctores,
Carrientes
30 45
20 5
por pravincia
Entre RI’OS 5 8 67 20
Po tal 13 22 50 15
1986. CONICET-CEPA
Los productores descritos tienen presencia en las dos principales provinchs productoras, aunque con distinto peso relativo (cuadro V.4.), situacih que resulta, como se dijo, de la forma de expansih del cuttivo y de la estructura agraria preexistente.
166
3. ta etapa de produccibn
induatriaf
Una vez cumplido el ciclo agrkola, el arroz cosechado se somete a una serie de procedimientos para adaptar ef grano al consumo humano, facilitar su conservac¡& y darle buen aspecto y presentacibn, Un primer conjunto de actividades -rece@&, prelimpiera, secado y almacenamientotiene por objeto preservar las sustancias alimenticias, evitando la atterack de sus componentes y alargando su período de conservacM. Las actividades de descotierado y descascarado posibilitan el consumu humano del grano, en tanto que el blanqueado, pulido y abrillantado mejoran el aspecto y amplian su vida Util. Fara cumplir con los estbndares internacionales de calidad y presentaMn, cada una de estas actividades -en si mismas muy simples- debe satisfacer ciertos requisitos que apuntan principalmente a preservar la integridad del grano y a alcanzar el mtiimo de homogeneidad. Es por ello que las innovaciones tecnológicas en secado, almacenaje y molienda tienen como propósito principal evitar los granos quebrados y mejorar ta selecci6n (Panizza, 1984). En ei país la proporci6n de granos quebrados descendió del 2594, en 1970 al 17% en 1985 (INDEC, Estadística Industrial), 10 cual es una indicaci6n det desarrollo de esfuerzos por elevar la calidad del procesamiento. Para la molienda existen dos alternativas tecnol6gicas: ei procesamiento del arroz crudo (la forma tradicional) y ei procesamiento del arroz parboilirado, alternativa que requiere operaciones de macerackn y cocci6n previas a la molienda.’ El grano de arroz parboilizado tiene una serie de ventajas por sobre el arroz crudo: a) mayor valor nutritivo, ya que sustancias proteicas, vitaminas, sales y minerales que fwmalmente se pierden con el pulido, se disuelven durante la cocci0n y se reparten en todo el grano; b) mAs altos rendimientos industriales, ya que en et proceso de cocción se sueldan granos que en la industrializacibn tradicional resultarian partidos, con lo que se disminuye el porcentaje de granos quebrados: y c) el arroz parboilizado, elaborado o no, se conserva por m& tiempo porque resulta mas resistente a los insectos y tambi6n a Ia humedad (Funes, 1980).
3.1, Los molinos amc0ros El censo industrial de t9E35 relev 109 molinos arroceros, de los cuales sólo dos estan ubicados en la Capital Federal; los restantes se localizan en las provincias del noreste. El cuadro VS. presenta su distribuci6n por provincia segtin cantidad de molinos, producci6n y proporci6n del valor que generan.
’ El proceso de parboiliracibn artos. Actualmente existen tito
fue introducido en el pals hace alrededor dos plantas elaboradoras.
de diez
Cuadro V.5. Cantidad de molinos, arroz chcara procesado y porcentaje del valor de producción segirn localiracih 1985
Capital Federal Entre Ríos C0rrienks Santa fe Resto Total
2 52 39 9 7 109
24.198 243.760 41.739 37.224 6.667 353.588
7 69 12 10 2 loo
22 60 9 7 2 100
FMn?e: ~aboraabn propia sobre la base de: ’ y 3Censo Nacional Econúmrco f 985 Datos st!l publicar. AmIa Nacb-ml de Granos. Industrraliracrbn de arroz. 1985 Datos srn puhlmr
EI ntimero de mohos se increment6 considerablemente en las últimas decadas: 58 en 1964, 74 en 1974 y 109 en 1985; pero aun más slgniflca!wo que este dato resulta la gran movilidad que se produce en la rama. De tos molinos actuales 80 se establecieron a partir de 1970, y de éstos, 63 son postariores a 1976. los nuevos molinos son por lo general de tarnafio pequeño (62 ocuparon menos de diez personas en 1984); los de rna~w tamaños están entre las plantas mCls antiguas (véase cuadro V.6.). Cuadro V-6. Cantidad de establecimientos. Porcentaje de valor de producción y porcentaje de valor agregado segtin wtratos de personaf ocupado. Años 1963, 1973 y 1984
1963 1973 1904
Fmnfe:
168
- Establecimientos - % V.B.P. * Yo V.A. - Establecimientos - % V.B.P. - % V.A. - Establecimientos - % V.B.P. - % V.A. Elahmclbn
21 53
s/d 29 55 Zf
62 4,4 3,8
31 56,2 s/d 34 22 40’ 31,4 26,2
propla sobre la base del INDEC-CNE,
3 93 s/d ?O 46,5 6Q4 5 3016 33,6
3 26,3 s;‘d 1 717 6,5 2 33,4 36,3
1964. 1974 y 1985
58 100 74
100 100 109 100 100
El boom
molinero
de los años setenta revela algunas
características
interesantes de esta rama: en primer lugar, la inexistencia de barreras a la entrada, fendmeno vinculado con la disponibilidad de tecnokja y Icr escasa diferenciac¡& del producto elaborado;
l
los nuevos industriales son, en su gran mayoría, resultado d8 un proceso de integración “hacia adelanta’ de estabkimisntos agriadas: ‘chacareros industriales”;
l
estas plantas modifican la evoluci6n de algunos indicadores económicos de la rama: crece la producci6n y aumenta la mano de obra ocupada, a la vez que desciende la productividad por obrero entre 1974 y 1979 (INDEC, Estadística Industrial);
l
l
no obstante el incremento en el número de plantas, no se altar6 fa concentracibn econ0mica de la rama. En 1973 y 1964 las ocho empresas con más personal ocupado concentraban respectivamente el 64,5% y &,6% del valor de producción de la rama (Khavisse, l983), 10 que permite caracterizar a esta actividad industria! como una actividad altamente concentrada y con muchos establecimientos. La mayar parte de las plantas nuevas compiten entre si por una pequeña purcián del valor generado en ta rama, al que no logran ampliar en terminos relativos.
Sintetizando, en los afios Setenta hay una fuerte presencia de “chacareros industriales’ y se percibe una mayor ineftciencia en la rama al no poder usufructuar de economias de escala, A partir de 1980 se producen algunos cambios significativos que permiten hablar de1 control del subsistema por parte de las grandes plantas elaboradoras. Esto se manifiesta en una mayor diferenciaci6n del producto elaborada, en un incremento de la concentrati& tknica y en la extensi6n de los mecanismos de ‘cuasi-integracibn’. En cuanto a la diferenciación de productos, el elemento más significativo es la introducci6n del parboilizado. En 1978 se instala la primera planta y en 1983 fa segunda. Pero, puede preverse que el costo de esta tecnotogia, contrariamente a lo ocurrido con el procesamiento tradicional, limitará el espectro de empresas que puedan adoptarla (se estima que no más de cinco). La mayor concentraci6t-r técnica queda evidenciada al comparar tos datos de 1973 con los de 1984 (INDEC-CNE, 1974 y 1985): en 1973 los ocho establecimientos con más personal ocupado generaban el 40,6% del valor de producci6n de la rama y en 1984 el 64%. Esto fue posible por el aumento de las inversiones en los molinos, tanto cooperativos como privados, buscando aprovechar las economias de escala, por la ampliaci6n del equipamiento en secadoras, descascaradoras y pulidoras y por la introducci0n de procesos corno el parboilizado; simuk~neamente se produjo una racionalización de los procesos productivos y una mayor intensificacibn en el uso dp ras fuerzas de trabajo.
169
Los grandes molinos privados dependen total o parcialmente de terceros para preveerse de materia prima. La presencia da molinos integrados (individuales 0 cotscti~lros) afect6 su abastecimiento de arroz; por ello se vieron inducidos a art!cuIar mecanismos que les garantizaran la prouisiún regular de materia prima. Una de los más difundidos es la entrega de semitla l a devoluciW (dos bolsas por cada una entregada), con lo cual el molino cierra un trato de venta a futuro y a la vez se garantiza la homogeneidad y calidad det producto; para el productor 8s una forma de financiación que puede completarse con la entrega de fertilizantes y herbicidas. Otro mecanismo es mejorar los plazos da pago al productor. fsta 8s Ia gran ventaja frente a la cooperativa, que también ofrece servicios de abastecimiento de insumos y de financiamiento. 3.2. Modalidades
de arficulaci6n
agroindustrial
Si bien el tamaño -medido por la cantidad de personal ocupado remunerado (cuadro V.6.)- es una variable que permite clasificar a los molinos arroceros, las transformaciones ocurridas en la rama en las dos Ultimas dkadas señalan como mAs pertinente definir ios tipos de molinos por la modatidad de articulacion agroindustrial, porque la caracteristica m6s notoria de los agentes económicus de la rama es su fuerte ligazon con la actividad agraria. las cooperativas tienen plantas procesadoras a las que Ilega la materia prima de sus socios, productores agrarios; los molinos pequeños y medianoe; estAn integrados a expIotaciones agropecuarias, aunque no siempre hay coincidencia en la propiedad juridica entre ambos establecimientos; y lo mismo acontece con parte de los molinos grandes. Según este criterio, los tipos de molinos resultantss son: las cooperativas, los grandes molinos no integrados y ios motinos integrados (véase cuadro V-7.).
Cuadro V.7. Organizacián
juridics da los establecimientoa sagún estratos de personal ocupado. 1985 (en porcentajes)
armcems,
Es tratos Qrganizaci6n
jurídica
_
-
Hasta 10 Sociedades anónimas Cooperativas Sociedades de hecho y unipersonaI8s Otras y sin especificar Totat Fusrrte:
Elatmaclbn
propia
77-50
57-100
Il 4
20 6
4 1
1 1
36 12
34 13 62
7 7 40
*-* 5
2
2: tu9
sobre
la kse
de datos de
nmy
INDEC-CNE. 19%.
mds
Total
l Las cooperativas. Si bien representan s6to et t 1% de tos establecimientos, concentran una etevada proporci6n de arroz cAscara acopiado. Las ocho cooperativas de ta provincia de Entre RibS, acopiaron en 1985 8t S det total provincial (una cuarta parte del arroz c&cara nacional); esos estabkimi8ntoS cuentan con equipos para secar, descascarar y putir. Pero adem& las cooperativas arroceras cumplen otras funciones: proveen insumos agricotas, canalizan la financiacibn y tambibn se ocupan de ta comercializaci6n.* Et productor cooperativizado es pequefio (en especial en Corrientes) o mediano, y desarrolla una estrategia de inversi6n orientada b&sicamente al arroz. En Entre RÍos, ta mayoría de tos productores que asumen un compromiso mayor con tas cooperativas manejan entre 100 y 200 ha con arroz, 8s decir, son aqu&tos con una capacidad financiera (wa~rant’~ mediante) que les permite acomodar38 a tos plazos de la tiquidacibn final d8 su agente integradór. l Los grandes molinos no infegrados. A esta categoría corresponden ~610 dos empresas; la característica que tas define es ta compra a terceros de ta totatidad de ta materia prima que elaboran, Se articulan b6sicamente con piodutiores independientes, pero, si tas condiciones de mercado to rectaman, se abastecen de arruz elaborado por motines integrados y/o cooperativas. En 1985, acopiaron et 14,2% del arroz cAscara det paCs
(J.N.G., 1985). En
ta relaci6n
mecanismos
con
tos productores
de integracM
similares
adetantan semillas, fertilizantes,
independi8nt8s
han
desarroltado
a las ‘agricutturas
de contrato’: insecticidas y -cuando tas compras se senricios de secada y almacenamiento y
realizan a consignacibnofrecen pagos m&s favorables at productor. Los productores se por toda ta zona arrocera y resuRa difícil establecer notables entre eltos y tos productores cooperativizados, de ta encuesta señalan que tos grandes productores de superiores a tas 200 ha- se articulan preferentemente
hallan distribuidos diferencias muy
aunque arroz
tos datos -superficies
con tos grandes
mdinos. Estas dos empresas tienen Carad8riSticas patIicular8S que Conviene r8sattaf: son de tas m8s antiguas en el psis, controlan marcas líderes y, en tos úhimos años, se han dedicado exclusivamente a abastecer et mercado interno, Una de atlas, despues de haber incluido la etaboracibn de tiros productos de origen agropecuario, se ha especializado en ta produccibn de arroz, constituy6ndose en pionera en ta introducbbn de tecnotogia d8 procesamiento y empaque. La otra empresa forma parte de un grupo
econbmico fuertemente exportador, producci6n Qtta el arroz 8s una de las tantas com8rcio
diversificado
con inversiones
agropecuaria actividades
en finanzas,
y producción industrial; 8n y no ocupa un lugar centrat,
’ Los datos rewgidas
muestran que tos 192 productores ancuestdx3 habían Cid0 1985-1986,302 OpWaCtOneS d8 “8fltr0~& fo venta) de arroz, 8s dscir un promedio de 1,6 entregas por prodwtw. Ahora bien, de esa total de rsntrggas, st 49% (149) se rsatizb a COOp3fatiVas. Esto indica que en terminas de ‘antrqas” no apareÉen mayortts diferencias entre tas cooperativas y los otros r8dit&O
8tl8t
agentes.
lo Wàrranl:
Sistema
de
prefinanciacibn
can
la cosecha
como garantia.
habiendo incluso perdido peso en su contribución a ia producci6n tota1 de la firma. Los molinos integmdos. Representan la gran mayoría de los motines arroceros y se definen por tener la propiedad y/o controlar dos o más etapas del proceso de produc&n, incluyendo siempre la producción agrícola con la que se abastecen total o parcialmente. Constituyen un grupo heterogéneo que involucra diversos tamaños y formas de organiraEntre ellos existen empresas que controlan marcas de cidn jurídica. importante difusión en et mercado interno (‘Moneda”, ‘Mocobi”). Estus molinos mantienen relaciones con todos los otros agentes del sistema, tanto en sentido vertical (proveedores de insumos, productores independientes, fraccionadores, exportadores), como horirontat (grandes molinos privados y cooperativas). Tres elementos caracterizan esta modalidad de integracibn (Giarracca, 1968): a) ta posesi6n de la secadora, que permite comercializar arroz elaborado que se puede almacenar más tiempo; el agente ya no sale al mercado de arroz &cara sino al de arroz procesado; b) la mayoría de estas unidades diferencian contablemente las fases productivas, es decir, los costos de producci6n de la etapa agrícola no están integrados a los del procesamiento; y c) los molinos integrados con mayor capacidad de etaboraci6n difícilmente satisfacen sus propias necesidades agrarias; compran arroz a terceros -compitiendo con los grandes molinos y Ias cooperativasasumiendo como “molino privado” otra modalidad de integracibn (por ejemplo, adelantan insumos a productores agrarios). l
4. Destino
de la produccih
Mercados
internos
y externos
Oel total de arroz cosechado una pequeña parte se utiliza como semilla; el resto se elabora y se destina casi exclusivamente al consumo humano.” La producci6n de arroz industrializado oscila alrededor de tas 240.#0 t (vease cuadro V.6.), de las cuales se vuelcan al mercado interno entre 12O.ooO y 150.000 toneladas. El consumo nacional per capita de arroz se mantiene alrededor de los 4 kg anuales, cifra que resutta insignificante al compararla con la de los países del sudeste asiktico (100 kg por persona y por año). Sin embargo en el subsistema arroz, el mercado interno es mis seguro y ofrece precios comparativamente m&s altos. De ahí que Ios grandes molinos privados se orienten a atenderlo casi con exclusividad. En la Capital y el Gran Buenos Aires, dos marcas líderes, “Gallo” y “Ccjndor”, controlaban en 1986 aproximadamente et 60% de las ventas. En C&doba, Rosario, Mendoza y Bahía Blanca, entre tres y cinco marcas reconocidas, que corr8sponden a otros tantos molinos privados (integrados o no), controlan entre el S% y el 72% del mercado. La conservación y expansibfl de este mercado por parte de las empresas líderes se debe a la continuidad y homogeneidad del producto ofrecido y al desarroUo de
” Subproductos como et afrecho, como alimento para ganado.
172
et arrocin
y la cascara
pueden
emplearse
una organiraci6n de ventas con cobertura geográfica amplia que les permite apiicar politicas patiiculares como descuentos, bonificaciones, financiaci6n. EI resto dal mercad0 se reparte 8ntr8 las marcas que imponen algunos fraccionadores, las cooperativas (que {legan residualmente al mercado interno) y dem&s molinos,” Pero la importancia de los grandes molinos en el mercado interno va m& alia de esa capacidd de control d8 las ventas que estas cifras marcan tan elocuentemente. En efecto, estas empresas han desarrollado poiíticas de diferenciación de productos orientadas a la segmentac& del mercado que tas alocan en condiciones ventajosas frente a los competidores. Esta diferenciaci6n se feaMi en la etapa de fraccionamiento que, en el caso de l# grandes molinos, esta integrada a la empresa j3 y es acompahada por una agresiva politica de promocibn utilizando tbcnicas de marketing. Como acontece frente a otros bienes, a trav& de la promocibn se crean pautas de consumo propias de tos distintos grupos sociales, que son cada vez más ineldsticas y que permiten a la empresa la fijacibn de precios diferenciales para ei arroz sin disminuir las ventas. El an&lisis de la evolucih de los precios det arroz en los distintos mercados del compteja (acara, 8xportad0, industrial y al consumidor) permitió observar que el precio del arroz al cOnsumidor se ha mantenido comparativamente alto, especialmente a partir de 1978. La fijaci6n de precios diferenciales forma parte de una estrategia de creación de ventajas monopólicas (Gutman, 1987) por parte de las empresas Iíderes que, en este sistema, se completa con la integracibn vertical y, en un caso (Molinos Río de la Plata, de Bunge y Bom), con el poder conglomera1 resultante de la combinacián y diversifkacibn de actividades. Argentina ha exportad0 en los últimos años un promedio de lCU.ooO t de arroz procesado, que equivalen a 16U.ooO t de arrox cascara. El comercio mundial de arroz es de veinte milones de toneladas da arroz chara; el total de Io que se comercializa es del orden def 5% de ia produccih mundial, la cuat asciende a cuatrocientos millones de toneladas. En general este es un cukivo de subsistencia, consumido principalmente por los paises que lo producen cuya pobla&n, entre 1970 y 1982, se incrementb en un 1,8%; en ei mismo lapso el consumo aument6 un 25%; paralelamente, en los últimos 12 años el comercio mundial de arroz cfeciãl a una tasa del 4%, pasando de 8 millones a. 12 millones de toneladas (Rebetla, 1SS), La participacih argentina en la produccik~ mundial no alcanza al 0,196 y en el comercio internacional e6 det orden del 0,8%. Estas cifras muestran la factibilidad de que la Argentina mejore su presencia en dicho mercado teniendo en cuenta su gran potencial arrocero y la importante posibilidad negociadora en el marco del comercio de cereales (Paniua, 1984). La
l2 Desde tg84, el Programa Alimentario Nacional (PAN) se constituyb en un demandante importante de arroz de bajo precio. ” Existen algunos fraccionadores independientes que compran arioz a grane! y lo 8nvasan 0 hacen env8sar en el mismo molino con su propia marca. en general reconocida por ei consumidor a travbs de otros productos alimenticias. La marca líder tisna diez presentaciones distintas que implican distintos niveles de elaboracibn.
173
comparacic5n con ta experiencia uruguaya refuerza asta idea: Uruguay tiene una producción de arroz sin procesar del arder! Ife las 35C?.UCEt de la cuai exporta 3Qo.ooO toneladas. Las exportaciones argentinas se colocan en una franja de buenos precios, si ofrecen tas mejores calidades; hacia esos mercados se orienta la producci6n en las Ultimas décadas. DespuBs de un ciclo exportador deprimido -1972-1974,. que correspondi6 a la etapa de adecuación dei ttpu comercial de arroz a las exigencias del mercado, las exportaciones crecieron. En esos años - 1975) 977- comienzan las expoflaciones masivas de largo fino y se inician las operaciones de la Federacibn de Cooperatrvas Arroceras (FECOAR), que se crea con la expresa finalidad de exportar. Entre 1977 y 1981 eI arroz con destino a fa exportacion supera en promedio el 50% del total del arroz elaborado. A partir de 1982, aun cuando hay dos afios con muy buenas exportaciones (1984 y 1985 con 143.ooO y 112.ooO t totales, respectivamente) no ce logra alcanzar esos niveles relativos. El mercado externo es cubierto en su mayor parte por las cooperativas y por un gran exportador de arroz que no interviene en la elaboraci6n sino que compra ei producto a terceros. Residualmente participan tambihn molinos (medianos y pequeiios) que exportan directamente, empresas que intervienen en el mercado internacional de granos y la Junta Nacronal de Granos (J.N.G.). El arroz se exporta con distintos grados de elaboracion; tos tipos con mayor peso son el arroz integral y el arroz pulido. Pero en los últimos años se refuerza una tendencia a exportar con mayor nivel de elaboraci6n. En efecto, 8ntre 1977 y 1981 predomina et arroz integral y, a partir de 1982, el arroz pulido. Los cambios a nivei social expuestos en ta etapa agraria facilitaron este significativo recorte de ciclos en el tipo de arroz para exportacion. Así, a partir de 1976, se refuerza !a presencia det ‘chacarero molinero”, que se venía acentuando desde comienzos de los setenta. Este grupo, mhs ligado a la actividad agricola que a ia industrial, se interesa en una rápida transferencia al sector agrario de los ingresos generados por las exportaciones. De al!i que haya aceptado, y hasta propiciads, la exportaci6n de un grano con escaso nivel de elaboracilrn y, por lo tanto, de bajo valor agregado. A esto se sumo el aumento del costo del dinero que, en aquellos aFos, impuls6 al sector molinero a desprenderse rápidamente del grano. Las buenas exportaciones de es8 periodo, en relacibn con los precios internacionales crecientes, permitieron la acumulac6n de capitales que favorecieron inversiones destinadas a ampliar algunas plantas procesadoras. Entre éstas debe menCiOnarS a las cooperativas, que emprendieron 8n los ciclos siguientes una estrategia de exporraci6n que incluia bkicamente un tipo de arroz con mayor nivel de procesamiento. A partrr de 1981, aunque los “chacarerus-moli~eros~ no desaparecen, ta produccicjn para el mercado externo est& cada vez m&s cuncentrada en las plantas de mayor nivel y capacidad instatada, interesadas en desarrollar pbnamente una estrategia de exportaciones agroindustriales. En cuanto ai destino de las exportaciones, los datos (INDEC, Anuario de Comercio Exterior) indican que se está en una etapa de renovacion de ios clientes del arroz nacional: estAn desapareciendo Ios tradicionales paises 174
compradores, sobre todo los que Integran la CEE, en tanto que se abren nuevas pMbilidades con los países Arabes [Irán, Siria) y con 10s paises limitrofes.
Históricamente la compraventa dei arroz había sido libre -como ia dei resto de los cereales-, pero con la diferencia de que el arroz no tiira en la bolsa, lo cual restaba transparencia al mercado (Rofman, 1987). El Estado comienza a intervenir directamante a raíz de Ia crisis de sobreproduccibn de 3%3. Hasta entonces su participaci& se había limitado a orientar algunos recursos hacia la investigacibn y extensi6n en universidades, en especial en la Universidad de ta Plata y en el INTA (Estaciones Experimentales de El Sombrerito y ConcepMn del Uruguay). En este sentido, la Estaci6n Experimental de Tucumån reatizb una labor pionera. En 1970 la Junta Nacional de Granos (J.N.G.) fija un precio sosten para la cosecha 1970-1971 y participa directamente en el mercado para garantizar ese precio. Entre 1972 y 1975 la Junta fija el precio minimo del arroz pero sin intervenci6n del Estado en la compra. A partir de 1976 y hasta t980, es decir en el primer quinquenio del gobierno militar, desaparecen las regulaciones de precios. En 19B0, cuando las consecuencias de las políticas de sobrevaluación del paso sobre las exportaciones se agudizan, la J.N.G. establece un sistema de prefinanciacion de la cosecha (wwranf) por ei cual otorga al productor certificados de dep6siro negociables contra ta garantia det arroz. Las cooperativas funcionan, en la mayoria de los casos, como intermediaLos certificados de depbsito rias, haciendose cargo del almacenaje, pueden descontarse en bancos provinciales, los que tienen una linea de descuento del Banco Centra!. En ej momento de la cosecha (meses de mano, abrit), la sobreabundancia de la oferta hace descender mucho las precios. Ei warrmt posibilita un mejor manejo de las condiciones de comerciaiiraci6n at permitirle al productor obtener un ingreso inmediato. Si luego de! plazo estipulado el productor no ha colocado su Cosecha, ia Junta pasa a ser dueña del arroz (Rebella, 19B6). A fines de 1963, la Secretaría de Agricuttura crea la Comisi6n Nacional Asesora del Arroz en la que participa el gobierno nacional a travbs de las distintas reparticiúnes que se vinculan con el producto (J.N.G., Banco Nacibn, Secretaria de Comercio, MA), los gobiernos provinciales y representantes de tos productores e industriales (cámaras, cooperativas, asociaciones). La acción de ssta comisibn se concentrb en resolver problemas coyunturales, en especial el monto de! warr¿W, y se djsolvió sin arlicular un programa nacional para la actividad. Et fNTA fue la instituci6n que m%s avanz6 en ese sentido. Por su parte, la 3-N-G. asume funciones d8 exportador de arroz cuando las negociaciones se hacen entre países. Así actira en al caso de las ventas a iran, aunque $610 en el plano formal, ya qua ia operatoria concreta del negocio queda a cargo de FECOAR, la Federaci6rr de Cooperativas.
175
“Es importante señalar que las exportaciones del arroz, como la mayoría de las exportaciones de base agropecuaria del psis, han contado con impuestas a la exportacibn, los que han variado según los años, desde niveles prkticamente cercanos a cero en 1970, hasta porcentajes sobre el valor exportado del 25 a 27,5% para arroz con cAscara y 25% para arroz sin cáscara en 1973, llegando en 1967 a 15 a 16% para arroz con ckcara y a 11% para arroz sin cáscara” (Rebella, 1966). Por úttimo, una forma indirecta de intervencion del Estado en el subsistema se dio entre 1984 y 1983 a travds del Programa Alimentario Nacional (PAN). En este caso, el Estado actu6 como demandante del producto en cantidades que oscilaron entre 3O.ooO y 12.ooO t anuales. Esa demanda fue cubierta, en general, por pequeños y medianos molinos integrados. 6. Cambios
recientes
En los úttimos años se han acentuado la etapa actual:
las tendencias
que caracterizan
en 1967 se cfe en Concordia el Consorcio del Litoral en ef que participan cinco molinos integrados con capacidades individuales de molienda de 1Qoo t mensuales. Este grupo es el primero en su tipo y busca, a tfavás de economias de escala (acopian aproximadamente el 15% del arroz cáscara producido en el país), mejorar la comercialización del producto, especialmente en el mercado externo. Et consorcio cuenta con asesoramiento agfonbmico e importa semillas para mejorar las variedades; se consolidan los lazos comerciales con nuevos compradores (Mn, Siria, Brasil). En los protocolos firmados con Brasil, cumpliendo con las paliticas de integración comercial, el arroz figura como un componente importante; los grandes molinos no integrados, si bien continúan centrando su estrategia de desarrollo empresarial en el mercado interno, han comenzado a realizar exportaciones d8 arroz parboilizado; el arroz parboifirado es ofrecido al mercado por nuevas marcas que compran el servicio a una de las dos empresas que lo producen. Se estima que este tipo de arroz constituye entre el 25% y el 30% del total consumido en el psis; en la prúducci6n agrícola, tas variedades correspondientes al tipo comercio largo fino continúan su expansih; el cambio rn& importante en este sentido se está dando 8n la provincia de Corrientes, tradicional productora de Fortuna. Ello ha incidido f&pidamente en el aumento de los rendimientos agrícolas. Este dato señala una tendencia de adecuaci6n creciente a las demandas del mertido externo y cambios en el consumo interno;
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l
las posibilidades de expansión del producto atraen nuevos capitales al subsistema. A manera de ejemplo, en los ÚltimOs afios, la empresa fider da la industria azucarera realirb inversiones en tierras en Corrientes y ya se está produciendo arroz cáscara; por otra parte, se ha previsto la ampliaci6n de esas inversiones a trav& de obras infraestructura con la finalidad de poner en producci& nuevas 8 importantes superficies de tierra. de
7. Sintesis
y conctusionas
En et subsistema afroc8ro existen dos polos de fuerte dinamismo: productores agrarios y un reducido grupo de grandes establecimientos
los
induStrial8S.
Los productores agrarios se caracterizan por su relativa homogeneidad dentro de condiciones de producci6n capitalista y han demostrado sen Tienen gran capacidad para sensibles a las sMales del mercado. organizarse en cooperativas y para extender la actividad empresaria mAs all& de los limites de su explotacM. Aprovecharon las posibilidades de acumulacibn que ofrecieron los buenos precios de la dkada pasada para capitalizarse, Si bien su ciclo de predominio parecería haber concluido, la importancia de ta etapa agraria en este subsistema les asigna un papel estrat45gico. En efeao, ia intrínseca calidad culinaria del grano, la uniformidad de tamaño y la ausencia de defectos originados en el desarrolto agrícola son condiciones todavía insustituibles por cualquier procesamiento industrial. Entre los grandes estabkimientos induStfiai8s hay dos cooperativas que orientan su produccibn a cubrir las demandas de los nuevos clientes EMtWnOS. Articuladas en FECOAR al resto de las cooperativas, sin embargo, las dos empresas cm marcas líderes en el nwcado interno, a las que ya se hizo referencia, son las que 88 constituyen en un signifrcativo polo de poder en el subsistema. Controlan la tacnologia del parboilizado y han segmentado el msrcado ofreciendo productos diferenciados para los disMtos smOreS, buscando Captar pref8r8nt8m8nt8 los de mhS altos ingresos. Por estas razones pueden fijar precios monupblicos. Est&in dasarrollando mecanismos de agficuttura de contrato a trav& de los cuales establecen las COndicion8s d8 cafidad de la mat8ria prima que r8quieren sus plantas 8kboradOras y procuran reducir costos. Pero ademas tienen sus miradas puestas en los mercados externos. Estos indicadores señalan que ei subsistema arrocero está en proceso de reconfiguración y que el nuevo perfil será trazado por los cambios tecnol6gicos a nivel agrario 8 industrial y por 81 desarroilo de nuevas estrategias exportadoras por parte de kis grandes empresas, sean Mas privadas, caoperativas o consorcios de industriales, Cualquiera sea su Mura estrutiuraci6n, 8s un sistema con grandes potencialidades de crecimiento, tanto desde el punto de vista de las condiciones técnicas, por disponibilidad de tiarra, maquinarias 8 instalaciones, como desde el de las condiciones sociales, 8s decir, por la presencia de un sector de empresarios capitafistas innovadores en ia &apa agraria 8 industrial.
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