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OR n n a d e lös esírw híis callí^'uolaa v e lc n n ü 'a iío , el jú bilo en que rein p e con ia inespeiada venid n de D -P edro. —Acaso buscáis H m odo tle averiguar si es venlad lo del subU 'rraneo ... V uestra em bajatla, com o la 11amaia, me ¡nterosa. Cómo sabré, cuanto antes, el lesiütado de olla? —M añana p o r la noche, si logram os nuestro inlentc>, m andart'm oí -pie ipíenieii hogueras e n los dos picos de Osquiu y so b ie Atahondo.
— 8 — Recofféos à donde e«là v u e stra gerite y esperadm e. 0:1 franqueo el su b terrán eo , j>ero sereis conducidos conUüB ojos vendados. K in^im o, excepto yo, |K)f tra« dicioii do Ids P rio res, y dos cupilulai-es de m i confian za, sabe dóndo se aLrc: « u n secreto. Y dc^ qué loancra proi^ejjuireH el viaje? —T enem os cahkilos de repuesto eu ol Molino del Obispo. Pero bien podíais encusnr lo de las ven