Story Transcript
CASO PRÁCTICO Aplicación de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) en un grupo de jóvenes promesas internacionales para mejorar su rendimiento ajedrecístico. La terapia de aceptación y compromiso (ACT) se ha utilizado en diferentes ámbitos de la intervención psicológica y en el deporte, demostrando su eficacia. Desde la Universidad de Almería y con la participación de 20 jóvenes ajedrecistas de nivel internacional, se intentó aumentar, a través de diversas actividades, el rendimiento ajedrecístico, consiguiéndose buenos resultados en 5 de los 7 participantes de la condición experimental, mientras que ninguno de los jugadores de la condición control alcanzó el criterio relevante de cambio.
El programa es una intervención social basada en evitar, a través del uso de estrategias de aceptación de los pensamientos, que los jugadores de ajedrez se dejaran guiar por sus pensamientos y sensaciones en el juego, es decir, conseguir que el jugador no se vea controlado por la fusión a sus pensamientos, sensaciones o eventos privados, que le llevasen a no centrarse en el juego o a actuar intentando evitar esos pensamientos, sin resultar útil. Se pretendía soslayar situaciones en las que, por ejemplo, un ajedrecista, durante una partida, descubriera que ha cometido un error, y empezara a derivar pensamientos del tipo “estoy perdido”, etc. Si el jugador se comporta en base a estos eventos privados, sin discriminar que son sólo pensamientos, actuaría como si éstos fueran hechos, dejando así de actuar centrado en el juego. Para ello se parte de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) que ha demostrado previamente su eficacia en el contexto de los trastornos psicológicos y en el ámbito del deporte. En este sentido, la ACT es una alternativa a las intervenciones de corte cognitivo, en tanto que el tratamiento de los eventos privados es radicalmente distinto, pues, al adoptar una visión funcional de la cognición, no se persigue cambiar el contenido, sino la función discriminativa de los pensamientos y sensaciones, para que no supongan un obstáculo en la realización de acciones. En esta dirección, varios autores han demostrado su eficacia en estos ámbitos a través de estrategias de aceptación de los pensamientos y sentimientos, en vez del control de éstos. Entre ellos destacan Fernández, Secades, Terrados, García y García (2004) y Gardner y Moore (2004), Lutkenhouse (2007)
y Ruiz (2006). Éstos aplicaron la terapia del ACT a la intervención psicológica y al ámbito del deporte, demostrando en todos los casos su utilidad. El deporte en el que mayor evidencia existe es el ajedrez. Por ejemplo, en el caso de Ruiz (2006), se obtuvo en un ajedrecista profesional un incremento notable de su rendimiento, tras una intervención de sólo cuatro sesiones de ACT. Todos los estudios anteriores tenían la particularidad de que se llevaron cabo de manera individual, y en el caso del ajedrez se trabajó con profesionales del ámbito. Esta intervención resultó innovadora dado que el protocolo llevado a cabo se hizo a través de grupos y con jóvenes promesas del ajedrez, no con profesionales (aunque conocidos internacionalmente). La meta era mejorar su rendimiento ajedrecístico. Consistió en evitar y controlar el malestar de las de experiencias privadas (pensamientos, recuerdos, sensaciones o predisposiciones), ya que, este hecho se vuelve problemático, a la larga, en tanto que no controla lo que se pretende, y produce una limitación en la vida de la persona, al dedicar mucho tiempo a controlar el malestar producido. La intervención se financió parcialmente por el Ministerio de Educación y Ciencia (SEJ05845) y por la Junta de Andalucía (HUM-1093) e implementada por profesionales de la Facultad de Psicología de la Universidad de Almería. La Federación Española de Ajedrez (FEDA) se encargó de elegir a los participantes para la condición experimental, para participar en una concentración de entrenamiento, contexto en el que se realizó el estudio. Este grupo se compuso de 8 participantes, 4 chicos
1
y 4 chicas, con una edad comprendida entre 14 y 20 años, siendo la media de edad de 16 años. Para confeccionar la condición control se seleccionaron a 12 ajedrecistas de la base de datos de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), de acuerdo a su similitud con los participantes de la condición experimental. Cada uno de los 8 participantes del grupo experimental se emparejó con otro de la condición control siguiendo los siguientes criterios: (a) mismo sexo (b) diferencia de edad inferior a un año (c) diferencia inferior a 40 en la puntuación ELO (los puntos ELO son los obtenidos a través de procedimientos matemáticos y utilizados por la FIDE para confeccionar el ranking internacional) (d) similar grado de participación en competiciones, y (e) pertenencia al mismo país. Si esta última condición no era posible, se seleccionaban 2 jugadores que se situaran una posición superior y otra inferior en el ranking europeo de la categoría del jugador. El rendimiento de éstos fue ponderado para compararlo con el de la condición experimental. En el caso del jugador octavo de la condición experimental no se le pudo hacer un seguimiento, ni asignarle un compañero del grupo control porque carecía de registro en el archivo de la FIDE. El objetivo del grupo experimental consistió en enseñarles a detectar las barreras psicológicas y aprender a distanciarse de ellas, aplicándose a situaciones de competición que resultasen problemáticas para los participantes. Por el contrario, el grupo control no recibió ningún tipo de intervención ni contacto con los experimentadores. Para esto se utilizaron dos instrumentos; el primero de ellos es el AAQ-II, una adaptación al castellano de la segunda versión del Acceptance and Action Questionnaire (Cuestionario de Aceptación y Acción) (Bond et al., en revisión). La adaptación se llevó a cabo por los autores con motivo del estudio. El AAQ-II es una medida genérica de la evitación experiencial y la aceptación psicológica, que posee mejores propiedades psicométricas que la primera versión. Consta de una escala tipo Likert de 7 puntos, indicando las puntuaciones altas mayor grado de evitación experiencial y menor grado de aceptación. También se hizo uso del Cuestionario de Reacciones Problemáticas en Ajedrez (CPRA; Ruiz y Luciano, 2006). Es un
cuestionario específico sobre las reacciones problemáticas a distintos eventos privados, que los ajedrecistas llevan a cabo durante la competición. Pretendió ser una medida de la evitación experiencial en el campo del ajedrez. Se confeccionó tras la consulta de la literatura ajedrecística de las barreras psicológicas (por ejemplo, Nunn, 1998). Al igual que el anterior, consta de una escala Likert, con puntuaciones de 1 a 9, donde 1 es nunca y 9 siempre. Los ítems consisten en afirmaciones que describen una actuación fusionada con pensamientos irrelevantes para una práctica eficaz, o bien en afirmaciones que describen comportamientos de evitación de pensamientos perturbadores. Por tanto, a mayor puntuación en la escala, mayor frecuencia de reacciones problemáticas durante la competición. Este cuestionario carece de validación, pero se llevó a cabo un pequeño estudio exploratorio en el que 17 ajedrecistas de alto nivel contestaron el CRPA y el AAQ-II, encontrándose una correlación positiva y significativa entre el CRPA y el AAQ-II (r=.61), así como una correlación negativa de ambos cuestionarios con la puntuación ELO (correlación CRPA y ELO: r=.-44; correlación AAQ-II y ELO: r=.347). En este caso el criterio de cambio seleccionado a nivel individual fue un descenso del 15% de la puntuación total. La administración se realizó antes de la intervención, además de a los dos, cuatro y seis meses. Asimismo, la variable dependiente a medir fue el rendimiento ajedrecístico, obtenido a través del archivo de la FIDE. Se calculó la puntuación performance (puntuación ampliamente utilizada por la FIDE para evaluar la fuerza del juego desarrollado por un jugador en un torneo determinado) de cada torneo disputado por el jugador, siempre que en éste hubiera computado al menos cuatro partidas. El período de seguimiento fue el tiempo necesario para que los participantes disputaran un mínimo de 9 torneos, que abarcó una media de 9 meses. Como criterio de cambio se estableció una diferencia de 40 puntos más de performance en el cómputo global de un torneo (numerosos ajedrecistas y jugadores cualificados consultados lo consideraron un criterio de cambio bastante alto). Se esperaba que el jugador ascendiera una cantidad relevante de puestos en la clasificación final.
2
Para la implementación del programa, la FEDA informó previamente a los participantes de que iban a trabajar con un psicólogo, sobre diversos aspectos de la competición. Cada día, al finalizar la sesión de entrenamiento, los jugadores se reunían con el psicólogo durante una hora. La intervención tuvo lugar durante una concentración de entrenamiento de 5 días. En el primer día, los participantes tenían que jugar partidas contra el programa informático Fritz 8, con el objetivo de que surgieran barreras psicológicas que se trabajarían en los días posteriores. Durante su desarrollo, los ajedrecistas escuchaban ruidos (sonidos del módem, alarmas, etc.) y frases desalentadoras a través de unos auriculares (“me voy a equivocar”, “se me acaba el tiempo”, etc.). El nivel de juego del programa se ajustó a cada participante, de tal manera que, los participantes tuvieran la posibilidad de vencer, pero siendo todas las partidas complicadas. Durante el segundo día, se invitó a los participantes a comentar los pensamientos y sensaciones molestas que tuvieron durante las partidas del día anterior y, a establecer la conexión entre esos eventos privados y aquellos que le resultaban molestos durante las competiciones. Sirvió para iniciar ejercicios de distanciamiento psicológico. Se hizo grupalmente y durante unos 30 minutos, a través de, un entrenamiento en múltiples ejemplos de situaciones, para que luego utilizaran lo que habían aprendido en unas partidas de práctica contra el ordenador. Uno de estos ejemplos que sirvió de ejercicios fue el del otoño y las hojas (Wilson y Luciano, 2002). Se invitó a los participantes a cerrar los ojos e imaginarse un árbol en la orilla del río al que se le cayesen las hojas. Una vez que tenían esa imagen, se les pedía que se concentrasen en los pensamientos molestos que habían tenido (uno a uno), sin hacer nada para evitarlos, e imaginar que los podían escribir en las hojas que caían del árbol y, que eran arrastradas por la corriente del río. Los otros dos ejercicios, eran de características similares, con el fin de conseguir el mismo objetivo. En el tercer día, tras repasar lo que se hizo el día anterior, los participantes volvieron a jugar contra el ordenador. En el cuarto y quinto día se realizó una intervención que duró 3 horas aproximadamente. Consistió en hacer un repaso de las barreras psicológicas que
suelen aparecer durante la competición, y analizar la manera en la que los participantes reaccionaban ante ellas. Si lo hacían con miedo, se procedía, a la desesperanza creativa y al distanciamiento psicológico de los eventos privados problemáticos, con ejercicios extra a los del segundo día, consistiendo en la reducción del miedo a perder. Cuando los sujetos mostraban miedo a perder y se comportaban de manera fusionada en las partidas, trataban de eliminarlo jugando defensivamente. Se les preguntaba por la razón de su actuación, qué conseguían con ello, y se revisaba cuál era la calidad del juego y los resultados obtenidos jugando de ese modo. Asimismo, en base a sus respuestas, se concluyó que, comportarse de ese modo les liberaba a corto plazo, pero el miedo volvía a aparecer posteriormente; además se comprobó que los resultados obtenidos, actuando de ese modo eran peores, ya que no se atendía a la posición concreta en el tablero. Para hallar los resultados de la evaluación se compararon las puntuaciones medias en el performance de cada condición, procedentes de los nueve torneos previos y posteriores a la intervención disputados por cada jugador, utilizando la prueba T de Student para muestras independientes. Del mismo modo, se analizaron los tamaños del efecto de la intervención para cada variable dependiente, utilizando la d de Cohen. Se obtuvo una apreciable diferencia entre el rendimiento de la condición experimental y control: 5 de los 7 participantes de la condición experimental superaron el criterio de cambio establecido (los 2 restantes mostraron un incremento poco significativo), mientras que ninguno de los participantes de la condición control lo alcanzó. La condición experimental pasó de tener un performance medio antes de la intervención de 2.252 a 2.325 en el seguimiento, mientras que la condición control pasó de 2.267 puntos a 2.271, respectivamente. En el seguimiento se hallaron diferencias estadísticamente significativas (p=.024), y no así en el período anterior a la intervención (p=.702). En cuanto a la medida de los instrumentos empleados, sólo fueron posibles obtener datos de 7 de los 8 participantes de la condición experimental (el participante 3 no contestó los cuestionarios). Respecto al CRPA, 6 meses después de la intervención, 3 jugadores (participantes 2, 4 y 7) mostraron un
3
descenso que superó el criterio de cambio establecido, siendo la puntuación media antes de la intervención de 77, y a los 6 meses de 65.85. Por otro lado, 3 participantes mostraron una puntuación significativamente menor en el AAQ-II a los 6 meses (participantes 2,4 y 8), siendo la puntuación media antes de la intervención de 33.85 y en el seguimiento de 28.14. Debido a las características del estudio, no se pudo realizar un análisis formal de mediación; sin embargo, se calculó la correlación entre las puntuaciones del CRPA en el seguimiento a los 6 meses con el cambio en el rendimiento ajedrecístico, encontrándose una correlación positiva, aunque no significativa (debido a lo reducido de la muestra), entre el descenso en el CRPA y el aumento del rendimiento (r=.49). No se encontró correlación entre el descenso en el AAQ-II y el aumento del rendimiento, pero sí entre el descenso del AAQ-II y el descenso en el CRPA (r=.37). Por otro lado, los niveles de excitación experiencial en el pre-tratamiento, (medidos mediante los dos instrumentos) correlacionaron con el incremento del rendimiento en el seguimiento (AAQ-II e incremento en las puntuaciones performance). Referente a la evaluación de los dos cuestionarios, no hubo correlación entre la mejoría del rendimiento y cambio en la evitación experiencial, medida con el AAQ. Este hecho se puede deber, por un lado, a que las puntuaciones en evitación de los jugadores no fueron altas, por lo que no cabría esperar cambios significativos. Por otro lado, a la posible insensibilidad de este cuestionario para dar cuenta del uso de estrategias de control de barreras psicológicas durante la competición. Por el contrario, en esta misma evaluación se observó una correlación positiva entre la mejora del rendimiento ajedrecístico y el descenso en las reacciones problemáticas a diversos eventos privados durante la competición (medido con el CRPA), aunque sólo 3 de los 7 participantes mostraron un descenso significativo. Como se mencionó en la descripción de instrumentos, este cuestionario no ha sido validado, pero ha sido utilizado en una investigación previa en la que se encontró una correlación similar entre el descenso en el CRPA y el aumento del rendimiento (r=.47) (Ruiz y Luciano, 2006). Por tanto, el presente estudio replica esa tendencia.
Tras la intervención, 5 de los 7 participantes de la condición experimental mostraron un incremento notable en su rendimiento, que les llevó a obtener clasificaciones significativamente mejores en los torneos que sus respectivos compañeros del grupo control. Por otro lado, el hecho de que ninguno de los jugadores de la condición control consiguiera superar el criterio de cambio indicó que, efectivamente el criterio era exigente. En cualquier caso, la disminución en el impacto de las barreras psicológicas en el juego correlacionó con el aumento del rendimiento, sugiriéndose así, que el descenso en las reacciones problemáticas que los jugadores llevaban a cabo en presencia de eventos privados con funciones aversivas, habría sido un aspecto importante del cambio. En resumen, la intervención se dedicó a que los jóvenes pudieran experimentar los pensamientos y sensaciones que se presentaban en los distintos momentos del juego, para así poder elegir qué tipo de reacción en el juego puede ser la mejor en cada momento. Han sido varias las virtudes y limitaciones que se han observado en esta intervención. En cuanto a las limitaciones, no se introdujeron medidas específicas durante el proceso de intervención; podría haberse diseñado la tarea experimental de tal modo que permitiera medir la posible disminución del grado de credibilidad de los pensamientos mientras se realizaba la tarea, así como permitir la medición de los resultados antes y después de introducir la intervención. La limitación que se podía considerar como más relevante es que, no era posible aislar el efecto de la mera atención a los aspectos psicológicos que fue dispensada a los participantes de la condición experimental, así como el efecto de la concentración de entrenamiento, del efecto del procedimiento en sí. No obstante, existieron muchos aspectos que ponen en duda lo anterior: (a) todos los participantes tenían un entrenador personal, con el que entrenaban asiduamente, que conservaron después de la concentración, por lo que la práctica habida en la concentración no aportaba una cantidad de entrenamiento muy significativa; (b) durante la concentración entrenaban los 8 participantes con un solo entrenador, por lo que el trato no fue personalizado, máxime teniendo en cuenta que dentro del grupo había, mucha variabilidad en cuanto al nivel de juego; y (c) los sujetos
4
Como virtudes, se observó que los participantes eran deportistas de nivel internacional, la duración del seguimiento era inusualmente larga y la variable dependiente utilizada era una medida directa del rendimiento de alta fiabilidad y validez. Era, además, la primera intervención en grupo de estas características que resultó eficaz y, bien acogida por los participantes. Esta experiencia ha puesto de manifiesto una replicación de estudios anteriores, en cuanto a la eficacia de una aplicación breve de ACT para incrementar el rendimiento de ajedrecistas de alto nivel, añadiéndose, un formato grupal en jóvenes promesas, en vez de profesionales.
control también disfrutaban de competiciones o actividades intermedias de este tipo. Distinto era el caso de la atención a los aspectos psicológicos del juego, pues, a pesar de la alta significación deportiva de los cambios producidos en los participantes de la condición experimental que sobrepasaron el criterio de cambio, no puede excluirse que la mera atención a dichos aspectos pudiera haber repercutido en el rendimiento de los participantes de la condición experimental, teniendo en cuenta que se desconoce el grado en que los participantes de la condición control tuvieron ese tipo de atención. Por esta razón, futuros estudios deben establecer condiciones de control que reciban, al menos, algún tipo de atención a los aspectos psicológicos del juego.
Comentario del caso Uno de los aspectos más significativos del programa ha sido la aplicación de una teoría utilizada previamente en el ámbito del deporte y en la intervención psicológica, a un contexto relativamente desconocido, o más que desconocido (porque en el ámbito del ajedrez ya existían aplicaciones de ACT) novedoso. En este caso, la muestra y el formato son diferentes a los utilizados anteriormente en ajedrez. Además de ser un programa basado en la evidencia, introduce innovaciones en su desarrollo. Teniendo en cuenta las necesidades de la población, entre éstas las percibidas, basadas en la opinión de los miembros de la Universidad, que idearon la implementación del programa, y las expresadas, que se derivaron de los registros objetivos de la FEDA y de la FIDE (que sirvieron para luego comparar los resultados obtenidos y ver la evolución de los participantes, a la vez que se evaluaba el programa), se estableció como finalidad, mejorar el rendimiento ajedrecístico en una muestra de 20 jóvenes conocidos internacionalmente en este ámbito, aunque no eran profesionales. Éstos se eligieron en base a la información recogida en la FEDA y en la FIDE, por lo que los datos con los que trabajaron se podían considerar fiables. Se controlaron las variables extrañas que aparecieron, para así obtener fiabilidad en el estudio; sin embargo, se observaron variables que pudieron ser controladas para una mayor validez, como por ejemplo, prestar atención a los aspectos psicológicos del juego, porque no se puede excluir que, la mera atención a dichos aspectos pudiera haber repercutido en el rendimiento de los participantes de la condición experimental. Además, con cada una de las actividades implementadas en el programa se pretendía llegar de forma progresiva al objetivo propuesto; cada actividad supuso un paso más para evitar que los eventos internos (pensamientos, ideas, etc.) contaminaran el juego de los participantes. Durante la realización del programa se obtuvieron lecciones que, finalmente se proponen como iniciativas a seguir en intervenciones futuras, para conseguir con ello óptimos resultados. Esta intervención ha replicado los resultados obtenidos en estudios anteriores.
5
Las 10 preguntas del GTO 1. Situación objeto y necesidades. Entre las necesidades presentadas en la comunidad, se encontraron por un lado, las percibidas, aquellas basadas en la opinión de los miembros de la Universidad de Almería que llevaron a cabo el programa. Éstas consistían en evitar que pensamientos, sensaciones o cualquier experiencia privada impidiera el buen rendimiento deportivo en jóvenes dedicados al ajedrez, es decir, conseguir que la relevancia de la posición presente en el tablero no quedara relegada a un segundo plano, siendo los verdaderos pensamientos derivados los principales actores del juego. Por otro lado, se encontraron necesidades expresadas, que se derivaron de registros objetivos, en concreto, de la Federación Española de Ajedrez (FEDA) y de la Federación Nacional de Ajedrez (FIDE). La información de aquí extraída se considera fiable, ya que la FEDA es la máxima institución del ajedrez español y forma parte de la Federación Nacional de Ajedrez (FIDE). En cuanto a la evaluación de necesidades, ésta no se realizó de forma exhaustiva, sino dado que, la terapia de aceptación y compromiso (ACT) había sido efectiva en diversos ámbitos del deporte, incluyéndose además en la intervención psicológica, se aplicó a una muestra de 8 participantes para mejorar su rendimiento ajedrecístico. En base a esto, quizás es adecuado decir que la pertenencia del programa está suficientemente justificada, si con ello se consigue una mejora en el rendimiento, que de hecho así fue. El contexto de la intervención fue una concentración de entrenamiento.
2. Finalidad, población diana y objetivos. La intervención se dirigió a 20 jóvenes promesas del ajedrez conocidas internacionalmente, siendo ésta la población diana. Éstos se dividieron en dos grupos, el control y el experimental. Ocho de los participantes fueron destinados a la condición experimental (elegidos para ello por la FEDA), que fue la que se benefició de la intervención, siendo la población objeto, y el resto de participantes (12) se destinó a la condición control, donde no se intervino. La meta de la intervención era la mejora del rendimiento ajedrecístico. El objetivo, evitar que el juego de estos deportistas estuviera controlado por su fusión a los pensamientos y que aprendieran a reconocerlos, para así poder evitarlos. Se relaciona por una parte, con las conductas de los participantes, ya que se pretendía que los sujetos redujeran esos eventos privados que le entorpecían el juego, y por otra parte se relaciona con las habilidades, dado que se intentaba que los participantes controlaran esos eventos privados que le perjudicaban en el rendimiento. Estos eran factores de riesgo que hacían que el rendimiento ajedrecístico se viera disminuido.
3. Justificación de la estrategia de intervención. La intervención se ha basado en la aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) (Hayes, Stroshal y Wilson, 1999: Wilson y Luciano, 2002). Es un modelo de intervención psicológica diseñado, y utilizado con éxito, para el tratamiento de los distintos trastornos que quedarían englobados en la definición funcional identificada como Trastorno de Evitación Experiencial o Evitación Experiencial destructiva o problemática (Hayes, Luoma, Bond, Masuda y Lillis, 2006). Esta evitación hace referencia a un plan de vida consistente en, evitar y controlar, deliberadamente, el malestar en forma de experiencias privadas, ya sean pensamientos, recuerdos, sensaciones o predisposiciones. Tal plan se torna problemático, a la larga, en tanto que no controla lo que pretende, y produce una limitación en la vida de la persona, al dedicarse más tiempo a controlar el malestar que, a realizar acciones personalmente valiosas (Luciano y Hayes, 2001). Esto también puede aplicarse al ámbito de la Psicología del Deporte. Esta aplicación conduce al empleo de estrategias de
6
aceptación, en vez del control de pensamientos, sensaciones y otros eventos privados; de hecho también ha demostrado su eficacia en este ámbito. Las actividades propuestas están ligadas a la ACT. Una de las características de esta terapia es el uso de metáforas, paradojas y ejercicios experienciales, cuyas principales metas son las de esclarecer las trampas a las que van ligada el lenguaje verbal, de ahí el uso de estas actividades para alcanzar el objetivo. Algunas de ellas han sido utilizadas por distintos autores, que previamente habían intervenido con la ACT para demostrar su utilidad en otros ámbitos. Cada una de ellas, iba acercando progresivamente al sujeto a situaciones, que le servirían en actividades posteriores para alcanzar la mejora del rendimiento ajedrecístico. En cuanto a la justificación del programa, existen numerosas experiencias previas que lo apoyan. Como se ha expuesto, la ACT ya había sido aplicada al ámbito de la intervención psicológica y el deporte. En concreto, en el caso de Ruiz (2006) se obtuvo en un ajedrecista profesional un incremento notable de su rendimiento tras una intervención de sólo cuatro sesiones de ACT. Todo esto sirvió de guía a los profesionales de la Universidad de Almería para aplicar esta terapia al ámbito del ajedrez, pero en una muestra con características distintas a las empleadas en estudios anteriores y con un formato de grupo.
4. Ajuste comunitario de la intervención. Como se ha explicado en el texto referente a los instrumentos utilizados, éstos han sido adaptados a la población en estudio. Para el uso del cuestionario AAQ-II se utilizó una Adaptación al castellano de la segunda versión del Acceptance and Action Questionnaire (Cuestionario de Aceptación y Acción, AAQ-II). El AAQ-II es una medida genérica de la evitación experiencial y la aceptación psicológica que posee mejores propiedades psicométricas que la primera versión. Asimismo, se confeccionó ex-profeso un Cuestionario de Reacciones Problemáticas en Ajedrez (CPRA; Ruiz y Luciano, 2006) tras haber consultado la literatura relacionada con ítems que indicaban aquellos aspectos relevantes que se quería medir. Además, el hecho de que se aplicara a una población de jóvenes promesas del ajedrez, y no a profesionales, hizo que se tuvieran que controlar variables (edad, nivel de rendimiento, nacionalidad) en el grupo experimental (elegido a su vez por la FEDA) para evitar sesgos; además de emparejar a cada uno de los participantes de este grupo con uno del grupo control, con similares características. Por otro lado, los datos con los que se trabajan eran objetivos (obtenidos a través de la FEDA, FIDE), para evitar que datos subjetivos minaran los resultados de la intervención. También se controló la variable dependiente empleada para el cambio (puntuaciones ELO). Además, se usó el programa informático Fritz 8, para practicar lo aprendido en tareas anteriores, obteniendo datos objetivos para la posterior comparación.
5. Aspectos organizativos. La intervención fue llevada a cabo por dos profesionales de la Facultad de Psicología de la Universidad de Almería, con el fin de aplicar la ACT al contexto del ajedrez, pero con características diferentes en la población a las utilizadas hasta el momento. Gracias a la financiación parcial del Ministerio de Educación y Ciencia (SEJ05845) y la Junta de Andalucía (HUM-1093) se pudo llevar a cabo la intervención del programa. Se trabajó con los participantes elegidos por la FEDA y se evaluó el proceso en varias ocasiones, a través de la AAQ-II y el CRPA; su administración se realizó antes de la intervención y a los dos, cuatro y seis meses, para comparar los resultados.
7
6. Plan de acción. En cada uno de los cinco días que duró la intervención se llevaron a cabo diferentes actividades para conseguir la mejora del rendimiento ajedrecístico. El primer día, la actividad consistía en jugar partidas contra el programa informático Fritz 8 (uno de los mejores programas comerciales de ajedrez). Con ésta se pretendía que surgieran barreras psicológicas para trabajarlas en los días posteriores. En el segundo día, la actividad consistía en comentar los pensamientos y sensaciones molestas que tuvieron durante las partidas del día anterior y, establecer una conexión entre esos eventos privados y aquellos que les resultaban molestos durante las competiciones. También se llevaron a cabo actividades de distanciamiento psicológico en grupo a través de la aplicación de diferentes ejemplos, donde se tenían que imaginar diversas situaciones. Al finalizar, todo lo aprendido se debía aplicar a un par de partidas contra el ordenador. La actividad del tercer día consistía en jugar de nuevo partidas contra el ordenador. Finalmente, durante el cuarto y quinto día se repasaron las barreras psicológicas que solían aparecer durante la competición, y analizar la manera en la que los participantes reaccionaban ante ellas. El uso de las actividades se basó en la ACT. Ésta utiliza metáforas, paradojas y vivencias experienciales para el acercamiento a los eventos internos, que dificultan la realización correcta de una actividad y poder identificarlos para su posterior eliminación. Las actividades seguían una secuencia lógica; se empezaba con aquellas que favorecían la aparición de barreras psicológicas y seguidamente se iban realizando actividades para detectarlas y saber actuar frente a ellas. Con esto se conseguía un acercamiento progresivo a la mejora del rendimiento ajedrecístico, además servía para dar empowerment a los participantes, ya que aprendían habilidades para reconocer esos eventos y eliminarlos o a actuar con ellos, pero sin dejar que interfirieran demasiado en su juego ante el tablero.
7. Evaluación de la intervención. En cuanto a la evaluación del proceso (formativa), se hizo a través de los dos cuestionarios, el AAQ-II y el CRPA (son los dos instrumentos explicados anteriormente). El primero de ellos fue una adaptación al castellano del cuestionario de Aceptación y Compromiso, AAQ-II. Esta adaptación fue realizada por los autores con motivo del estudio. Este es una medida genérica de la evitación experiencial y la aceptación psicológica que posee mejores propiedades psicométricas que la primera versión. El otro cuestionario, el CRPA, es específico sobre las reacciones problemáticas a distintos eventos privados, que los ajedrecistas llevan a cabo durante la competición, y pretende ser una medida de la evitación experiencial en el campo del ajedrez. La administración se realizó antes de la intervención y a los dos, cuatro y seis meses. Asimismo para evaluar lo que habían aprendido en las actividades, cada sujeto se tenía que enfrentar a varias partidas con el programa informático Fritz 8, para ver si las actividades habían surtido efecto, fomentando así la autoevaluación y la reflexión. Referido a la evaluación de los resultados (sumativa), se eligió el rendimiento ajedrecístico, obtenido a través del archivo de la FIDE. Además, como criterio de cambio se estableció una diferencia de más de 40 puntos de performance entre el período anterior y posterior a la intervención. En cuanto al diseño de evaluación, se refiere a un diseño de medidas repetidas (método cuantitativo), ya que se midió el resultado de cada participante a lo largo del tiempo (dos, cuatro y seis meses); se recogieron datos de la línea base antes de la implementación del programa (a través de las puntuaciones ELO) en la condición experimental, para luego comparar los resultados obtenidos durante y después de la intervención.
8
8. Resultados de la intervención. Se observó una apreciable diferencia entre el rendimiento de la condición experimental y la de control: cinco de los siete participantes de la condición experimental superaron el criterio de cambio establecido (los dos restantes mostraron un incremento poco significativo), mientras que ninguno de los participantes de la condición control lo superó. La condición experimental pasó de tener un performance medio antes de la intervención de 2.252 a 2.325 en el seguimiento, mientras que la condición control pasó de 2.267 puntos a 2.271, respectivamente. En el seguimiento se hallaron diferencias estadísticamente significativas (p=.024), y no así en el período anterior a la intervención (p=.702). En cuanto a la medida de los instrumentos empleados, sólo fueron posibles obtener datos de 7 de los 8 participantes de la condición experimental (el participante 3 no contestó los cuestionarios). Respecto al CRPA, seis meses después de la intervención, tres jugadores (participantes 2, 4 y 7) mostraron un descenso que supera el criterio de cambio establecido, siendo la puntuación media antes de la intervención de 77 y a los seis meses de 65.85. Por otro lado, tres participantes mostraron una puntuación significativamente menor en el AAQ-II a los seis meses (participantes 2,4 y 8), siendo la puntuación media antes de la intervención de 33.85 y en el seguimiento de 28.14. Debido a las características del estudio, no se pudo realizar un análisis formal de medición; sin embargo, se calculó la correlación entre las puntuaciones del CRPA en el seguimiento a los 6 meses con el cambio en el rendimiento ajedrecístico, encontrándose una correlación positiva, aunque no significativa (debido a lo reducido de la muestra), entre el descenso en el CRPA y el aumento del rendimiento (r=.49). No se encontró correlación entre el descenso en el AAQ-II y el aumento de rendimiento, pero sí entre el descenso del AAQ-II y del CRPA (r=.37). Por otro lado, los niveles de excitación experiencial en el pre-tratamiento (medidos mediante los dos instrumentos) correlacionaron con el incremento del rendimiento en el seguimiento (AAQ-II e incremento en las puntuaciones performance). Referido a la evaluación de los dos cuestionarios no hubo correlación entre la mejoría en el rendimiento y cambio en la evitación experiencial medida con el AAQ. Este hecho podría ser debido, por un lado, a que las puntuaciones en evitación de los jugadores no fueron altas, por lo que no cabría esperar cambios significativos. También podría deberse, a la posible insensibilidad de este cuestionario para dar cuenta del uso de estrategias de control de barreras psicológicas durante la competición. Por el contrario, en esta misma evaluación se observó una correlación positiva entre la mejora del rendimiento ajedrecístico y el descenso en las reacciones problemáticas a diversos eventos privados durante la competición (medido con el CRPA), aunque sólo tres de los siete participantes mostraron un descenso significativo. Como se mencionó en la descripción de instrumentos, este cuestionario no ha sido validado, pero se utilizó en una investigación previa en la que se encontró una correlación similar entre el descenso en el CRPA y el aumento del rendimiento (r=.47) (Ruiz y Luciano, 2006). Por tanto, el presente estudio replica esa tendencia. Tras la intervención, cinco de los siete participantes de la condición experimental, mostraron un incremento notable en su rendimiento que les llevó a obtener clasificaciones significativamente mejores en los torneos que sus respectivos compañeros del grupo control. Por otro lado, el hecho de que ninguno de los jugadores de la condición control consiguiera superar el criterio de cambio indicó que, efectivamente, el criterio era exigente.
9
En cualquier caso, el descenso en el impacto de las barreras psicológicas correlacionó con el aumento del rendimiento, sugiriéndose así que el descenso en las reacciones problemáticas que los jugadores llevaban a cabo en presencia de eventos privados con funciones aversivas, habría sido un aspecto importante del cambio. Hay que destacar también que no se produjeron efectos indirectos como consecuencia de la aplicación del programa.
9. Mejoras. En cuanto a las limitaciones, no se introdujeron medidas específicas durante el proceso de intervención; podría haberse diseñado la tarea experimental de tal modo que, permitiera medir la posible disminución del grado de credibilidad de los pensamientos mientras se realizaba la tarea, así como permitir la medición de los resultados antes y después de introducir la intervención. La limitación que se puede considerar como más relevante es que no era posible aislar el efecto de la mera atención a los aspectos psicológicos que fue dispensada a los participantes de la condición experimental, así como el efecto de la concentración de entrenamiento, del efecto del procedimiento en sí. No obstante, existieron muchos aspectos que ponen en duda la limitación referente al efecto de la concentración de entrenamiento: (a) todos los participantes tenían un entrenador personal, con el que entrenaban asiduamente, que conservaron después de la concentración, por lo que la práctica habida en la concentración no aportaba una cantidad de entrenamiento muy significativa; (b) durante la concentración entrenaban los 8 participantes con un solo entrenador, por lo que el trato no fue personalizado, máxime teniendo en cuenta que dentro del grupo había, mucha variabilidad en cuanto al nivel de juego; y (c) los sujetos control también disfrutaban de competiciones o actividades intermedias de este tipo. Distinto era el caso de la atención a los aspectos psicológicos del juego, pues, a pesar de la alta significación deportiva de los cambios producidos en los participantes de la condición experimental que sobrepasaron el criterio de cambio, no puede excluirse que la mera atención a dichos aspectos pudiera haber repercutido en el rendimiento de los participantes de la condición experimental, teniendo en cuenta que se desconoce el grado en que los participantes de la condición control tuvieron ese tipo de atención. Por esta razón, futuros estudios deberán establecer condiciones de control que reciban, al menos, algún tipo de atención a los aspectos psicológicos del juego. Como virtudes, señalar que los participantes eran deportistas de nivel internacional, la duración del seguimiento era inusualmente larga y la variable dependiente utilizada era una medida directa del rendimiento de alta fiabilidad y validez. Era, además, la primera intervención en grupo de estas características que ha resultado eficaz y bien recogida por los participantes.
10. Continuidad. Las virtudes que se han descrito en la pregunta anterior son a su vez indicadores de que el programa puede tener continuidad en el futuro. Del mismo modo, el hecho de ser un programa basado en la evidencia, favorece la continuidad del mismo, ya que asegura que la intervención está basada en modelos que han tenido éxito, que los recursos se han empleado en intervenciones que conocen los principios de la programación efectiva, además puede aumentar las oportunidades de conseguir fondos para los programas. Por el contrario, un aspecto que haría que el programa no continuase sería que el Ministerio de Educación y Ciencia (SEJ05845) y la Junta de Andalucía (HUM-1093) que ha financiado esta intervención, dejara de hacerlo. Además, como se explica en el texto, las limitaciones que se han
10
encontrado, tales como el hecho de que no se introdujeran medidas específicas durante el proceso de intervención, podría hacer que los resultados estuvieran sesgados y no se consiguiera lo pretendido, impidiéndose así que se siga con el posterior desarrollo del programa. Otra limitación es la imposibilidad de aislar el efecto de la mera atención a los aspectos psicológicos, que fue dispensada a los participantes de la condición experimental. Éstas harían que los resultados se vieran sesgados, influyendo en parte, a la continuidad del programa.
Resumen Basándose en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) empleada en la intervención psicológica y en el deporte, se ha conseguido replicar estudios anteriores en una población de jóvenes ajedrecistas de nivel internacional (aunque no profesionales), cambiando el formato, de individual a grupal, consiguiendo que los efectos negativos de los eventos privados sobre el tablero de juego se reduzcan, obteniéndose resultados positivos, además de confirmar la tendencia que se ha obtenido en algunos de los estudios previos con el uso de la ACT. Los resultados muestran una mejora del rendimiento en 5 de los 7 participantes, mientras que ninguno de los jugadores de la condición control alcanzó el criterio relevante de cambio. Además el análisis entre condiciones revela diferencias estadísticamente significativas en el rendimiento ajedrecístico.
6ombre: 6erea Pérez Carrasco Fecha: Enero de 2010 Bibliografía: Bond, F.W., Hayes, S.C., Baer, R.A., Carpenter, K.M., Orcutt, H.K., Waltz, T., y Zettle, R.D. (en revisión). Preliminary psychometric properties of the Acceptance and Action Questionnaire – II: A revised measure of psychological flexibility and acceptance. Elo, A. (1978). The rating of chess players, past and present. New York: Arco. Fernández, R., Secades, R., Terrados, N., García, E., y García, J.M. (2004). Efecto de la hipnosis y de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) en la mejora de la fuerza física en piragüistas. International Journal of Clinical and Health Psychology, 4, 481-493. Gardner, F.L., y Moore, Z.E. (2004). A mindfulness-acceptance-commitment-based approach to athletic performance enhancement: Theoretical considerations. Behavior Therapy, 35, 707-723. Hayes, S.C., Luoma, J.B., Bond, F., Masuda, A., y Lillis, J. (2006). Acceptance and Commitment Therapy: Model, processes and outcomes. Behavior Research and Therapy, 44, 1-25. Hayes, S.C., Stroshal, K.D., y Wilson, K.G. (1999). Acceptance and commitment therapy. An experiential approach to behavior change. New York: Guilford. Luciano, C., y Hayes, S.C. (2001). Trastorno de Evitación Experiencial. International Journal of Clinical and Health Psychology, 1, 109-157. Lutkenhouse, J.M. (2007). The case of Jenny: A freshman collegiate athlete experiencing performance dysfunction. Journal of Clinical Sport Psychology, 1, 166-180. Nunn, J. (1998). Secrets of practical chess. Londres: Gambit.
11
Ruiz, F.J. (2006). Aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) para el incremento del rendimiento ajedrecístico. Un estudio de caso. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 6, 77-97. Ruiz, F.J., y Luciano, M.C. (2006, julio). Acceptance and Commitment Therapy (ACT) and chessplayers’ performance. Comunicación presentada en The Second World Conference on ACT, RFT and Contextual Behavioural Science, Londres. Wilson, K.G., y Luciano, M.C. (2002). Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Un tratamiento conductual orientado a los valores. Madrid: Pirámide.
12