YENDO DE LA CAMA AL LIVING

YENDO DE LA CAMA AL LIVING Por Lourdes Landeira y Florencia Paz Landeira Anormales: Sobre Pauline Zkerra, prostituta indignada y consejera de Barcelon

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YENDO DE LA CAMA AL LIVING Por Lourdes Landeira y Florencia Paz Landeira Anormales: Sobre Pauline Zkerra, prostituta indignada y consejera de Barcelona.

Cuando la conocí, en una primavera porteña de hace muchos años – más de veinte –, Paula andaba las calles de Buenos Aires. Rodeada de amigos y, en general, con una sonrisa a medio guardar que soltaba ante cualquier gesto cómplice. Y esa luz: sombra bajo el rostro alerta, por si tocaba pelear, ¿viste? Cuando la visité en Barcelona, en el 2010, me invitó a su casa okupa – previa consulta a sus compañeros –. Seguía siendo Paula, algo más rubia, un tanto más delgada, muy segura en su caminar y en su saltar los molinetes para no pagar el subte. Yo nunca lo había hecho, pero al lado de ella me salió tan natural. Sus amigas la llamaban Pauline y ella brillaba, mientras me mostraba el barrio. Algunas noches, con más o menos nubes, salía. ¿Vale? Cuando conversé con ella en la semana preelectoral argentina 2015, se corrieron todos los velos y me dijo: “Es una explosión de vida, una luminosidad, a veces me siento tan feliz, que siento luz”. Bonito, ¿no? Es Pauline Zkerra, consejera del distrito Ciudad Vieja de Barcelona. Ciutat Vella, en catalán.

Cómo no pensar en cuánto nombran los nombres: a veces para dar identidad, a veces para estigmatizar. ¿Qué divergencia o avenencia habrá entre puta y trabajadora sexual? O entre activista y okupa, entre inmigrante e ilegal, entre ciudadana y desocupada, entre feminista y femenina, entre indignada y política. Entre Paula y Pauline. ENTRE LA RAMBLA Y LA ASAMBLEA ¿Cómo llegaste a ocupar el lugar en el que hoy estás? Mi cargo es consejera en el distrito centro de Barcelona, que

ocupa cuatro barrios, el Raval, el Casc-antic, el Gotic, el Barceloneta, ¿vale? Es donde está el puerto, las ramblas de Raval, el ayuntamiento, donde van todos los turistas; es la zona más potente, el distrito más centralizado, por decirlo de alguna manera. Hasta ahora el cargo era ocupado por personas elegidas a dedo por los partidos políticos. Esta vez, a raíz de las demandas al estado español, después del 15 M, salieron, pues, reclamos desde el pueblo, que no estaba contento con cómo se están perdiendo derechos sociales en España y en toda Europa. Se dice que se sale de la crisis, pero es mentira. Aprovecho a decir que Mauricio Macri apoyó la campaña de Mariano Rajoy, quien metió a España en la crisis de derechos sociales, no solo económicos. Porque la gente piensa que el derecho social y humano se gana de un día para el otro y no es así; es muy difícil de conseguir y, a veces, tan fácil de derrumbar. ¿Qué

sucede

en

España

en

esa

materia?

Rajoy ha sumido al país en una crisis absoluta. A tal punto que ahora una ley que dice que viene a cuidar a las personas, prohíbe el derecho a la manifestación y el hacer fotos a los policías cuando están asesinando. En lo que es mi especialidad, el trabajo sexual, la ley dice que cuida a las trabajadoras sexuales; entonces, prohíbe el consumo del trabajo sexual, porque lo considera la esclavitud del siglo XXI y enuncia que se va a castigar a los clientes. Pero dos artículos más abajo, esta ley mordaza dice que la trabajadora sexual, que no cese en su trabajo cuando un policía se lo indique, recibirá una advertencia. Si hay una segunda vez, se le hace a la mujer una multa de 500 euros; si una compañera se

enfrenta al funcionario de turno por tercera vez, la multa es de 10.500 euros. Es decir, que una mujer puede deber- en un día- 11.000 euros al estado español. Y esa es la manera en que ellos quieren acabar con la esclavitud. Con el cliente, nada; nunca jamás se castiga al hombre. Lo mismo pasaba en Argentina con los edictos policiales en alguna época; yo los sufrí, la policía decía que no te perjudicaba, pero la que iba a la cárcel era una, las violadas, maltratadas, humilladas: las trabajadoras sexuales. Estas leyes, en muchos países, avalan los asesinatos hacia las trabajadoras sexuales, sobre todo, contra las mujeres, las que más sufrimos la violencia institucional. No terminaste de contar cómo llegaste a ocupar tu cargo de consejera. Estoy

en

un

partido

que

es

independentista,

la

CUP

(Candidatura de Unión Popular). Se diferencia de los otros partidos por ser anticapitalista y anti patriarcal. Ahora, estamos intentando que realmente sea feminista. Ellos invitaron a participar a los movimientos sociales, organizados a raíz de la crisis. “Prostitutas indignadas”, el colectivo al que pertenezco, es anterior a la crisis. Nosotras veníamos peleando contra la ordenanza cívica que intenta marcar cómo una persona debe comportarse para ser correctamente cívica. Y dice que las trabajadoras sexuales no pueden negociar en las calles. Queremos regularizar el trabajo sexual. Hicimos una movida muy fuerte en todo el mundo y por eso nos ofrecieron a nosotras una candidatura. En nuestro colectivo, se decidió en asamblea que fuese yo en la lista, porque soy la más feminista, políticamente hablando. Se hizo una reunión, se invitó a los cuatro barrios a llevar sus candidaturas y a defenderlas. Y aquí estoy. Soy la única de nosotras, pero no significa que estoy sola, solo soy la cara visible; sin ellas, mis compañeras, no soy nada. Es un poderío de mujeres en el que estoy arropadísima.

¿Cómo fue hacer campaña política? Al principio me costaron los encuentros, pero siempre dije y digo que soy trabajadora sexual. A la gente del barrio le encanta, me paran por la calle, me hacen preguntas. Ahora, hay otra gente que me ha cuestionado que vaya diciendo que soy puta. Me pasó en un programa de radio: el conductor me dijo que él era cojo y no iba diciéndolo por todos lados. Claro, le dije yo, pero vas diciendo que eres conductor de radio y esa es tu profesión. Y mi profesión es ser puta y esto es lo que digo. Y si tú tienes un problema con la palabra puta, pues es tu problema. Da miedo, pero no paraliza, el miedo te lo trabajas un poquito. Lo que más tengo es el hablar con mis compañeras. Ellas me pagaron la campaña. Era trabajar o hacer la campaña. No es cuestión de que los partidos te paguen la militancia, pero sí de que se revea, que se solventen tus gastos. Trabajo con los militantes de base, que no cobran nada y no estoy de acuerdo con eso, porque significa que solo puede hacer política quien tiene recursos económicos. La CUP triplicó los votos en mi distrito. Fue todo un logro. DENTRO DEL RECINTO (¿LUCES?, NO) ¿Qué implica ejercer el cargo? Es mucho trabajo y mucha responsabilidad. Y está también el miedo: a lo que no sabes, a no estar al nivel de la confianza

de la gente que ha apostado por ti, a no lograr un cambio real, a que todo el esfuerzo por lo que se ha peleado todos estos años caiga en saco roto. Mi partido es nuevo, no éramos políticos, somos personas de la calle que ahora somos políticas. No conocemos todas las herramientas, todas las leyes, estamos aprendiendo. Los que sí son políticos profesionales usan esto a su favor. Te doy un ejemplo: hubo un debate sobre si luces sí o luces no para la navidad. Para mí, la respuesta era muy simple: luces no. Ese dinero se puede invertir en guarderías, comida, lo que sea, ayuda para la gente que no tiene dónde vivir, porque los bancos que lucraron durante dos décadas ahora expulsan a los que no pueden pagar la cuota. Muy simple: luces, no. En cambio, los políticos con experiencia hacen grandes discursos sobre por qué poner las luces. Es una pérdida de tiempo, yo soy simple, no académica; y la gente lo agradece y mucho, la simplicidad y también el compromiso.

Hablemos de feminismo. Antes te decía que soy la más feminista de mi espacio. El tema es que las otras compañeras no se asumían como feministas, por sentirse rechazadas por el feminismo institucional. Entonces, ha surgido el feminismo de las trabajadoras sexuales, que se inscribe en los nuevos feminismos. El feminismo institucional aparece como un concepto escrito pero, en verdad, tiene que ser un proceso. Necesitamos, hombres y mujeres, asumir qué significa el feminismo y entender que no hay un solo feminismo. Las mujeres musulmanas pueden tener uno, las lesbianas, otro; las heterosexuales, otro; otro, las amas de casa y, por supuesto, nosotras, el de las trabajadoras sexuales. Se trata del

análisis de la sociedad machista en la que vivimos y en pensar cómo queremos revertir esa situación. Eso es lo que intentamos hacer. Una cosa es lo políticamente correcto en todo el mundo. Somos iguales, tal y Pascual pero- de hecho- en nuestro partido, que se define anti patriarcal, estamos haciendo un protocolo para evitar agresiones machistas. ¿Y lo femenino? El ser femenina y el disfrutar de serlo, para mí, es un poder; por más que sea una construcción cultural, lo tengo, lo disfruto, lo vivo y me gusta. Es una cosa que reivindico mucho, en cada acto social que hago soy exageradamente femme; no porque seas femme eres tonta, o te tienen que faltar el respeto o estás provocando a alguien. Creo que habría que darle más valor a la femineidad y no tanto a las masculinidades, que ya lo tienen. En general, las mujeres que han llegado al poder son muy masculinas. Y no creo que sean valores a resaltar. Sí lo son el cuidado, el cariño, el respeto, la atención; eso hay que poner en alza. El vestido de la asunción me salió muy caro, pero no fue casual, una mujer femenina no tiene que vestirse de modo simple. No, esa es una de mis reivindicaciones. Y le hago mucho hincapié. La ropa es el juego con que nos divertimos los adultos, ya está, nada más, no por eso te tienen que violar, ni que tocar, ni que decirte nada. EN LA SALA DEL TRABAJO ¿Qué pelea dan las putas indignadas como colectivo? En la CUP creamos el programa sobre trabajo sexual; por primera vez, se hace un programa donde se habla de anticapitalismo en la prostitución. Decimos que no queremos

trabajar para terceros. Pero, en caso de que una mujer trabaje para un tercero, ella tiene que tener más beneficios económicos que el empresario. Invitamos también a la reflexión de la dignidad del trabajo, entendemos que- en esta sociedadno existe un trabajo digno, sino que hay explotación a tutti pleni, a todo el mundo. Siempre que damos una charla, un discurso, preguntamos: ¿Tú te sientes digno en tu trabajo, crees que te están valorando? Y claro, la gente empieza a reflexionar. Nosotras tampoco decimos que es el mejor trabajo del mundo. Yo misma, no sé qué hubiera hecho si hubiera tenido otras oportunidades, otra realidad. Pero no puede pasar que una mujer como yo, que llevo trabajando más de treinta años, no tenga derecho a nada porque he sido prostituta y mi trabajo no está reconocido. Quizá, en una sociedad más justa, donde hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades, las trabajadoras sexuales replantearemos si la prostitución es válida. Entendemos que es patriarcal, pero no es verdad que el abolicionismo solucione la realidad de las trabajadoras sexuales, sino que ayuda a aumentar el estigma de lo que significa ser puta en esta sociedad. Y nos castiga, nos empuja a la clandestinidad y nos deja más vulnerables. Si nuestro trabajo estuviera regulado, podríamos acceder a derechos que hoy no tenemos. Las abolicionistas invisibilizan nuestra capacidad de decisión. ¿Cuál es el estigma de ser puta? Ser puta está muy mal visto. Eso viene junto a que todo lo relacionado a la feminidad y a la sensualidad de la mujer tiene que ser castigado. Se avanza en todo el mundo sobre

derechosdelcolectivolgbtiq(lesbianas,gays, bisexuales, trans, intersex, queer), pero el aborto está prohibido. Que una mujer se apodere de su sexualidad está prohibido. Nos castigan porque tenemos la capacidad de utilizar nuestros genitales, nos hacen ver cómo víctimas, y no es tan así. Cuando un hombre está frente a una trabajadora sexual, él se siente vulnerable, tiene que pagar por un deseo construido socialmente como incontrolable. Esto nos da un poder económico: cobrar un dinero por algo que ellos están deseando, nuestras vaginas, nuestros culos, nuestras bocas. Las abolicionistas suelen decir que si la prostitución fuera una profesión, entonces, estaría en la oferta posible para las niñas a la hora de elegir trabajo. Yo he sido trabajadora sexual desde los 13 años, por supuesto, no es lo aconsejable, pero a mí me salvó la vida. Aun así, tenemos que evitar que niños y niñas tengan que hacer trabajo sexual. A otras les ha costado la vida, claro. Hay que tener, una vez más, una red de cuidados reales. Si después, ya adulta, tiene que apuntar para el trabajo sexual, que sea en las mejores condiciones posibles. Muchas mujeres eligen ser trabajadoras sexuales. Es el famoso tema del mientras tanto, qué hacer hasta que haya una sociedad sin condiciones de violencias y maltratos. El estigma hace que los hombres crean que las putas somos menos que nada, por eso se sienten con derecho a matarnos. Y esto en la prensa no sale.

¿España tiene un índice alto de femicidios? Sí. Y muchas chicas jóvenes parecen estar más relajadas, menos alertas, se olvidan todo lo que hemos sufrido nosotras para lograr el status social que tenemos las mujeres hoy. Permiten que los novios les controlen el móvil. Creen que el amor es de fidelidad absoluta, posesión, yo soy tuya. No sé si fallamos las madres en trasmitir, si es algo propio de la adolescencia. Y los hombres siguen imitando el modelo de lo que es ser hombre, dominador. Entonces, hay que trabajar con ellos y con ellas en que las mujeres no son su posesión. Los asesinatos son una expresión de la construcción social del eres mía o de nadie. No sé cómo es aquí, pero en España, cuando un hombre mata a una mujer, intentan sacarse el muerto de encima. Dicen: hombre de origen rumano mató, o latinoamericano. Si yo matase a alguien, dirían: nacionalizada española de origen argentina. Si es una violenta, es que no es de nuestra cultura. Eso me jode. A LA INTEMPERIE CON COBIJO Tu vida cambió radicalmente con esta nueva función, tenés un sueldo todos los meses, un trabajo al que ir todos los días, ¿cómo lo vivís? Tengo mucho más trabajo y poco tiempo libre. La gente te para por la calle para proponerte cosas, tú tienes que llevarlo a tu partido, después al distrito. Que si las casas están

deterioradas, que si creamos una cooperativa de trabajadores del mismo distrito para que hagan reformas; aquí juega mucho el tema de la gentrificación que expulsa a los antiguos vecinos europeos para que el barrio sea más blanco, más rico (como acá pasa en San Telmo). Los vecinos se organizan para combatirlo. Ya participaba en los movimientos sociales, pero ahora estoy más comprometida como consejera en las demandas de la gente, como que no se aprueben más hoteles, que el dinero del turismo se vea en la ciudad, que el turismo sea más respetuoso y no tan invasivo. Se ha perdido la familiaridad de la gente que vive en estos barrios. Y el dinero solo beneficia a los empresarios. Nosotras apostamos al negocio de proximidad, entre otras cosas. Suena muy bonito tener un sueldo todos los meses, pero también es un compromiso desde la mañana hasta la noche durante todos los días. Es una responsabilidad muy grande de la que estoy encantada y lo voy a hacer lo mejor posible. Y mucho más que eso, que soy una tía que aprende muy rápido. Trabajo, responsabilidades, contrapartida?

compromiso, ¿hay

una

Cobrar un sueldo me da una seguridad, a corto plazo, porque es por cuatro años, nada más. Toda mi vida me sentí frustrada y culpable por ser trabajadora sexual; eso me hizo perder mi capacidad de fuerza, todo lo que aprendí, mi profesionalidad, perdí el tiempo buscando una solución y una salida de la prostitución. Cuando me empoderé en el trabajo sexual era grande, tenía 30 años. Podría seguir trabajando aun (tengo 44), de hecho, las que más cobran son las mayores, que son profesionales. Pero luego tuve un accidente y no pude seguir trabajando. Vale, trabajaba muy esporádicamente y me empobrecí

muchísimo. Si yo ahora estuviera bien físicamente, con este sentimiento de libertad y empoderamiento que tengo, creo que es mucho mejor ser puta que ser política. Trabajaría en mi profesión y me financiaría yo misma el activismo, es lo que hacen mis compañeras. Si la prostitución estuviera reconocida y yo pudiera parar y cobrar el paro- el subsidio-, como se dice aquí… Claro que este trabajo me da otros beneficios, yo podría pedir un préstamo, por ejemplo. De todas formas, me gustaría volver a trabajar en el sexo, con toda la experiencia que he adquirido, con el empoderamiento, con la idea política que tengo ahora. Seguramente, lo voy a hacer después de estos 4 años. ¿En qué otra acción concreta estás embarcada? Estamos intentando una acción con la huelga de mujeres internacional (strike women, como golpe para el estado) para participar en visibilizar las tareas no reconocidas de la mujer. Por el reconocimiento económico desde los estados de las tareas del cuidado. El sistema capitalista ha basado tosas sus estructuras en el trabajo invisibilizado de las mujeres. Se construyó el trabajo como natural, pero ha sido impuesto. Se derrumbaría la sociedad si cobráramos por nuestro trabajo. No pueden sostenerse las jerarquías del trabajo, ¿por qué una arquitecta tiene que cobrar más que un ama de casa? Las estructuras del trabajo son clasistas. Es tan necesaria una mujer que limpia un edificio como una que lo proyecta. En Europa las tareas del cuidado están relegadas a los inmigrantes, mayormente. No ven como profesiones la limpieza y el cuidado. No debería haber status.

¿Ser inmigrante candidatura?

no

fue

un

condicionamiento

para

tu

No, tengo ciudadanía argentina y española. En general, no me he sentido discriminada porque soy blanquita. Y, en mi partido, la CUP, en ningún momento se hizo diferencia. Barcelona reúne muchas culturas y muchos países. Hay un argentino regidor, un puesto mucho más importante que el mío. Había gente que ni sabía que yo era argentina. Además, como partido independentista, se considera que todas las personas, no importa de dónde vengamos, somos parte constructora de un nuevo país, una nueva nación; entonces yo soy catalana, soy barcelonesa, soy parte de esto, porque lo estoy construyendo. Esa es la visión de mi partido. No luchamos solo porque sea independiente Cataluña, también por un país diferente, socialmente más igual. La CUP quiere salir de esta comunidad europea racista y clasista, entonces, si vamos a ser parte de Europa, que sea de una más justa. Es lo que anhelamos. EL LUGAR DE LA LENGUA, CON O SIN NORMA (HABLO TODO EN FEMENINO) ¿Hablas catalán? Yo soy barcelonesa. No puedo decir que soy catalana, porque no hablo el idioma. Lo entiendo y tengo metidas algunas palabras del cotidiano. Pero mi trabajo es en catalán. Los plenarios, las reuniones son en catalán, entonces, claro que lo entiendo. Como Barcelona es bilingüe, hasta que me metí en la parte institucional, no tuve la necesidad de hablarlo. Ahora todo el mundo me habla en catalán, por la normalización de la lengua, que le dicen. Yo dejé muy claro que no iba a hablar en catalán, ellos dicen que se va a dar con el tiempo. En algunas décadas será única lengua y todo el mundo lo hablará. Y, vamos, yo terminaré hablando catalán. ¿Utilizan lenguaje inclusivo en los plenarios? El lenguaje inclusivo es un aburrimiento, pero entiendo que es

un proceso. Ahora hablo todo en femenino. En los plenos del distrito, generalizo todo en femenino, entonces digo, todas nosotras las consejeras, aunque haya consejeros. En la asamblea de las trabajadoras sexuales, todos los documentos los redactamos en femenino. Porque creemos que es una manera de empoderamiento. El lenguaje es importante. También usamos mucho la palabra puta, para quitarle el estigma. Un amigo nos contó la versión de que la palabra puta significa, en una de sus acepciones, pensadoras. Dice que, en la antigüedad, cuando secuestraban a las griegas o a las romanas, se llevaban a las mujeres más guapas y las de clases más altas y con mayor instrucción, mujeres que podían tener un debate político e intelectual. Las hacían esclavas y los hombres que la sometían decían: ten cuidado con esta porque es una puta. Eso significaba que era una pensadora y que podía comerle el coco al tío. Es una definición que, más allá de lo que tenga de cierto, a mí me encanta, la hago mía. ¿Qué normas rompiste y qué normas te gustaría romper? Llegué a Europa hace 15 años, quería conocer el movimiento okupa. A los 15 días fui a una reunión anarco-feminista y me invitaron a vivir a una okupa, me encontré con una artesana que había conocido en Uruguay y me fui a vivir con ella. Para mí fue terrible, porque no estaba nada acostumbrada, fue un shock, la gente se vestía todo igual, todp de negro. Toda mi vida rompí las normas. Tú puedes romper todo, pero si más o menos encajas en el estereotipo, es una herramienta, lamentable pero real. Yo pasaba fácil por las fronteras, por una actitud que se lee, gestos de empoderamiento que me dieron el ser argentina y los movimientos sociales por los que pasé. Pero la migración no fue una de las cosas que a mí me tocó negativamente. Romper la idea de

vergüenza de ser una trabajadora sexual ha sido la ruptura más grande de todas las que he tenido. Sentirme poderosa ante los hombres, caminar segura, sintiéndome sexual, sexy, pero empoderada. La explosión de mi femineidad, pero una con poder, no con una mirada de soy para que vosotros me consumais, sino soy yo la que estoy caminando aquí. Mis novios me tienen miedo, mis amantes, los que se meten conmigo a la cama, también mis clientes. Quieren que yo esté a gusto, se preocupan por eso, porque desprendo la seguridad del proceso de aprendizaje de la vida y los años. VOY EN AVIÓN ¿Y para el futuro? Estoy ilusionada con esta nueva etapa y con las posibilidades que se me abren. Quiero lograr la regularización del trabajo sexual. Es algo que la sociedad le debe a las mujeres, el reconocimiento al trabajo y la caída del estigma. Como también luchar contra los mandatos opresivos. Tú tienes que ser guapa lo justo, femenina lo justo, inteligente en exceso, multifacética, excelente profesional, tener tiempo para atender a tus hijos, limpiar tu casa. Y debes ser sexualmente orgásmica. Pues ahora si no te corres, si no tienes un orgasmo, pues ya no eres independiente, ya no te conoces el cuerpo. Aceptar que tenemos nuestros tiempos, que cada una hace lo que puede. A mí me toca vivir en esta sociedad como mujer y defiendo lo que me toca. Reivindico los valores de la femineidad como positivo. Joder, hay que amar, hay que cuidar, hay que estar ahí al lado, hay que construir. ¿Y el amor de pareja? Me he enamorado muchas veces, pero siempre he dicho que estoy enamorada de todos mis amigos, amor profundo, conexión con esas personas, hombres, mujeres, o lo que fueran que a mí me han dado la fuerza. Allá y aquí también. Fui amada muchas veces y espero que me siga pasando. No tengo perspectiva de

pareja, quiero volver a sentir el gusanito del amor; si tengo un novio no quiero vivir con él, tenerlo cerca sí. Tendría que ser algo muy perfecto, con dos habitaciones grandes y separadas. Compartir también debe ser bonito. Los hombres que me han tocado tienen miedo a decir que no les gusta mi trabajo, y claro, al final de la relación me han hecho saber que mi trabajo importaba y era una de las cosas determinantes.

¿Sueños por cumplir? Mi sueño sería vivir medio año aquí y medio año en Europa. Echo mucho de menos el país, aunque cada vez me siento más lejana. Esta es la primera vez que me he perdido en esta ciudad que conocía como la palma de mi mano. Yo creo que siempre que tenga la posibilidad (porque es muy caro ir y venir) voy a volver a Buenos Aires. Pero también extraño mis cosas en Barcelona, mi espacio. Apuesto a estar un poco allá y un poco allá. No tengo cargas familiares ni ambiciones de consumo; me gusta ponerme guapa, eso sí es verdad. También es una explosión de vida, una luminosidad, a veces me siento tan feliz, que siento luz.

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