Dra. Raquel I. Bianchi. Enero, 2009

RELIGIÓN. Dra. Raquel I. Bianchi. e-mail: [email protected] Enero, 2009. ABCDE- El lenguaje de las religiones. Introducción a la mística com

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RELIGIÓN.

Dra. Raquel I. Bianchi. e-mail: [email protected] Enero, 2009.

ABCDE-

El lenguaje de las religiones. Introducción a la mística como fenómeno religioso. Religión, religiosidad y espiritualidad. Sobre el origen de la religión. Estado actual de la ciencia de la religión. Historia de las religiones. La fenomenología de la religión. Lo sagrado y lo profano. F- Sobre el concepto de Religión. G- Momentos históricos de una religión. H- Clasificación histórica de la fenomenología de las religiones.

A- El Lenguaje de las religiones. Hay varias formas de abordar un hecho religioso. Desde la historia, se hará un estudio diacrónico y se verán las diferentes etapas por la que pasa una religión. La historia es diacrónica porque va cambiando. Lo más puro, lo que no cambia son los símbolos, los mitos y los ritos. Son sincrónicos, se dan al mismo tiempo y en cada época significan lo mismo. Es la parte viva de la religión. Un Mitologema o mitema es un motivo o tema mítico. Los mitos se dividen en temas: por ej. ¿Cómo se creó el mundo?, ¿cómo se creó el hombre?, el origen y la lucha de los dioses. Hay dos mitemas que se repiten en todas las religiones. El primero nos cuenta que “los dioses crearon al universo y luego al hombre”. “Que los hombres y los dioses hablaban, se comunicaban por medio de la palabra”. No había ritos para acceder a la divinidad. No existía una religión. Había buena relación entre Dios y los hombres. El acceso a Dios era a través de la palabra. No eran necesarias las religiones. El otro Mitologema nos contará “cómo esta relación directa con Dios se rompió”. El hombre quedó incomunicado con Dios. Habitualmente se lo llama “La caída”. El hombre necesitará restituir esa relación con Dios. Este nuevo estado generó una oposición, lo Sagrado y lo Profano. Dios Sagrado Hombre Profano Pero ¿Cómo se puede recuperar esta relación?

El hombre se va a comunicar con Símbolos. Símbolos: del griego; simbalio, simbalión; poner junto con. Es la representación de dos cosas una es física y la otra metafísica. Es la representación de una ausencia. Se da principalmente en el arte y en la poética. Tiene una parte simbolizante y una simbolizada. Es un objeto-imagen. Es un objeto que me remite mediante una imagen a algo que no está y quiero evocar. Los símbolos para poder ser leídos en una sola dirección necesitan un texto que los ubiquen. Este texto es el mito. Los símbolos necesitan ser narrados, explicados. Y se van a narrar en el mito. El Mito: me va a decir para qué sirve este símbolo. El mito me permite entender de qué símbolo estamos hablando. El mito es una serie de símbolos narrados más o menos en forma cronológica. Los símbolos también necesitan ser actuados, expresados por el cuerpo humano. Y esto se hace por la mímica o el ritual. El rito actualiza lo que pasa en el mito. Símbolo, mito, rito, es el lenguaje que usará el hombre para acceder al misterio, a lo sagrado. Símbolo, mito, rito es la base del lenguaje religioso. Los hombres crean este lenguaje para poder restituir la comunicación perdida con Dios. En el símbolo, mito, rito tiene que haber una cronometría con lo celeste. Por eso se hacen en un día y horario, con un calendario celeste y terrestre. Los símbolos, mitos y ritos darán lugar a los textos sagrados. Los textos sagrados: congelan la experiencia religiosa. La clausuran. La reúnen en un solo conjunto escrito. Todas las religiones del mundo tienen símbolos, mitos y ritos. Algunas tienen textos sagrados. Las que no tienen textos sagrados las recuperan por la tradición oral.

B- Introducción a la mística como fenómeno religioso. Místico: Es aquel al que se le ha concedido una experiencia inmediata y sentida como real, de la divinidad, de la realidad última o bien aquel que la busca conscientemente. En todas las tradiciones religiosas hay personas que son místicos. Esto no es esoterismo. Ellos pueden vivirlo como una experiencia directa como un resplandor luminoso (sin esfuerzo) o bien luego de un largo proceso de preparación o ascesis. Llegue como se llegue a la mística siempre es un contacto con la divinidad. Para los que no han tenido una experiencia mística tienen acceso al conocimiento de Dios a través de los textos sagrados.

Habría dos ámbitos de la realidad: Sagrado // Profano. Estamos en lo profano. Cuando lo Sagrado osa aparecer o manifestarse se denomina Hierofanía. Cuando hay coincidencia entre plano profano y sagrado es un encuentro místico. Otra forma para el no místico de relacionarse con lo Sagrado es a través del arte. El arte, así como la belleza (también lo lúdico, el humor) al expresarse, permite comunicarse o ponerse en contacto con lo trascendente. Vivimos en lo ordinario y cuando podemos romper momentáneamente ese ordinario y trascenderlo, tenemos experiencia de lo divino. (Los místicos dicen que eso está dentro de cada uno y es Dios o la divinidad en uno). La Mística no ocurre en forma aislada. Siempre se da dentro de una tradición religiosa. Un budista va a tener una experiencia con una imagen búdica. Un cristiano con Cristo o imágenes Bíblicas. Un judío con el Ensof o el infinito. El místico pertenece a una tradición religiosa por haber nacido o por practicarla. Hay tres tipos de Místicos: Anónimos: personas que tienen experiencias místicas pero por vivir en forma aislada (ej.ascetas) nadie lo sabe. A las instituciones no les interesan estos místicos. Público o Conservador: aparece cuando la tradición religiosa se viene en picada. Estos místicos proclaman la rectificación del camino. En este contexto aparece la profetología, el estudio de los profetas. (ej. Moisés) Reformador: es una bisagra, crea un antes y un después. (Ej. Mahoma, Buda, Jesús). Son primero místicos anónimos por haber tenido su experiencia en intimidad, también místicos conservadores porque quisieron conservar la tradición, pero luego de su muerte se genera un nuevo movimiento, siendo en ese caso renovadores. El reformador parte de su experiencia religiosa y mueve los espíritus del resto. El problema de la mística es la comunicación. Ella se vive y luego es interpretada en una diversidad de formas. Cuando el místico quiere hablar de su experiencia lo va a hacer en símbolos convencionales, según su cultura. En general los místicos hablan en un lenguaje de luces y sonidos. El lenguaje Apofático: se usa en la mística oriental. Por ejemplo: El Tao no puede ser nombrado, no es esto o aquello, el Tao que se nombra no es el Tao. Se habla acerca de lo que no es, porque no se puede hablar de lo que es. Experiencia Mística, según lo referido a lo largo de las diferentes experiencias registradas se vivencia: (Dra. Arca Mena 2008). - sensación de unidad de todo lo existente, - pérdida (sentida) del yo y del mundo (sujeto y objeto), - pérdida del sentido de la causalidad,

- sensación de fuerte tono afectivo: alegría, bienaventuranza, paz, vitalidad, bienestar físico y mental, - sensación de estar en contacto con lo sagrado, - sensación de objetividad y realidad, - superación del dualismo y aceptación de las paradojas. - inefabilidad, el estado místico desafía la experiencia y no hay palabras, - transitoriedad; dura un instante (mx. 1 á 2 hs). - Es similar para diversas culturas, religiones y épocas de la realidad.

C- Religión, religiosidad y espiritualidad. Religión: es un sistema de creencias y cultos organizado por personas practicantes. Generalmente es vista como una institución social con sacerdotes, rabinos, lamas, pastores, dogmas, doctrinas, templos e instituciones, e incluso con intromisión política y en organizaciones sociales, que implica enormes estructuras sociales que abrazan muchas más cosas que sólo la experiencia espiritual de las personas. Que es una religión. Kant habló de ella como “el conocimiento de todos nuestros deberes como modelos divinos”. Victor Hugo, la expuso como “la verdadera filosofía”. E. James, la describió como “la creencia en la existencia de una realidad trascendente, que determina un sistema de supracausalidad expresado en mitos y ritos”. Durkheim pensó en la religión como “un sistema solidario de creencias y prácticas que unen a una misma comunidad. Según Fontana (2003), la religión es la “representación del reconocimiento humano de un poder sobrenatural, en especial de un Dios personal o de dioses a los cuales se les debe obediencia y devoción.”. Esta definición se ajusta con las religiones monoteístas como el Catolicismo, el Protestantismo, el Judaísmo y el Islam que comparten creencias sobre la existencia de un único Dios, creador del universo. Pero para las religiones no- teístas tales como el Budismo, el Taoísmo y el Hinduismo dicha definición no es adecuada. Para definir el concepto de religión deberemos contar con tres factores: 1. Creencia en una dimensión religiosa. 2. Observancia de un conjunto de rituales o prácticas religiosas. 3. Adhesión a una doctrina o código de conducta ética que surge de las enseñanzas religiosas. La religiosidad: es la expresión comportamental de la persona creyente, de su sistema de creencias y cultos organizados de su religión. La persona lo vive en lo social como un cuerpo de conocimientos, comportamientos, ritos, normas y valores que rigen, o pretenden regir, la vida del sujeto interesado en vincularse con lo divino.

Pretende ser un compromiso, no siempre logrado, con las creencias y prácticas, características de una tradición religiosa particular, expresada en credos y rituales. La religiosidad puede vivirse de dos formas: 1- ejercida como medio para acceder a la experiencia de lo divino. De esta manera cumple su fin último que es la expresión y el desarrollo de la espiritualidad. El religioso vive su religión y vivencia su fe como el valor más alto de su vida. 2- Si la religiosidad se convierte en un fin en si misma, la experiencia de lo divino se desvanece, y la religiosidad adquiere un carácter instrumental, y supersticioso, que aleja al sujeto de lo espiritual. En este caso el religioso usa la religión en un sentido estrictamente utilitario para ganar seguridad, posición social, u otras metas no religiosas o anti-religiosas. La religiosidad no es sino el cascarón de la vida religiosa del creyente. Lo que dota de realidad y sentido esencial a la vida religiosa del creyente es la espiritualidad. Sin espiritualidad, la vida religiosa es sólo apariencia, máscara, vacío de lo divino. La espiritualidad trata de la vida individual y comunitaria vivida como un todo lleno de sentido, en el deseo por alcanzar la unidad con el fundamento trascendente del universo en su totalidad. Este sentido y unidad tienen su base en vivir la vida como una búsqueda constante de una relación armónica con Dios, bajo cualquier circunstancia.

D- Sobre el origen de la religión. El fenómeno religioso puede ser abordado desde diferentes ciencias entre ellas la historia, la fenomenología, la antropología y la arqueología. Desde el punto de vista histórico las religiones tienen progresión o etapas. Pero desde el punto de vista fenomenológico no existe la evolución en la religión; la experiencia religiosa sigue siendo completa y plena en si misma. Pero si nos preguntamos qué es una religión y qué se sabe de su origen, nos es útil abordar el problema desde dos perspectivas diferentes: la arqueológica y la antropológica. 1) Desde la perspectiva arqueológica: Se puede hacer una demarcación física de la aparición del fenómeno religioso. A lo largo de las diferentes excavaciones las evidencias óseas de la presencia humana se desvanecen junto a sus artefactos, entre otros, los de uso mayoramente religioso. Se concluye que la religión es tan antigua como el hombre. 2) Desde la perspectiva antropológica: Ya no es tan fácil de determinar el origen. El tema tubo mucha relevancia entre los siglos XIX y en los comienzos del XX, debido a la importancia académica que aportó la teoría Darwiniana de la evolución. Si Dios no existe y el hombre no recibió del El su religión ¿De dónde surge esta? Así surgieron diferentes teorías como el animismo, la magia imitativa, el animatismo, el totemismo.

2.1. El animismo, desarrollada por el antropólogo inglés Edward Tylor (1832-1917), en su obra titulada “Cultura Primitiva”. Observando en los primitivos las experiencias producidas por el consumo ritual de alguna planta, el latido del corazón o la respiración misma, la ausencia de vida en los cadáveres, dedujo que el hombre poseía un misterioso principio de acción doble. Concluyó que existía un alma (Lat. Anima) que habitaba el cuerpo, pero que al morir este se desdoblaba y seguía de alguna manera residiendo en los elementos de la naturaleza. A la vez, esta naturaleza era sacralizada y se convertía en diversos símbolos para poder acceder ritualmente a una comunicación con el difunto (necro-mancia). 2.2. La magia imitativa. James Frazer (1854-1941) en 1890, publicó una obra titulada “La Rama Dorada”, donde exponía su propia explicación sobre el origen de la religión. Pensaba que en tiempos pretéritos, el hombre trató de controlar los avatares de la naturaleza mediante imitar sus efectos. Por ejemplo, creía que podía producir lluvia si arrojaba agua sobre el suelo o si imitaba el sonido del trueno mediante percusiones de tambores. O también que lograría vencer a su enemigo mediante imitar su figura con un muñeco y clavarle alfileres. Esto lo llevó al uso de fetiches u objetos mágicos (un ejemplo de esta clase de practica, se hallan implícitos en los textos de execración hallados en Egipto. Consisten en unas pequeñas figurillas donde se escribían los nombres de los enemigos, y luego se enterraban o se rompían en pedazos para causar mágicamente la destrucción de aquellos pueblos). Como este método de “obligar” a las divinidades mediante la magia no surtió el efecto deseado, sus ritos de manipulación se convirtieron gradualmente en actos de suplica. Así, según Frazer, se dio inicio a la religión. 2.3. El animatismo. El antropólogo inglés R. Marett (1866-1943), al intentar perfeccionar la teoría de Tylor, se convirtió en el precursor de otra idea: el animatismo. Después de estudiar a los pueblos de la islas de Pacífico, África y el norte de América, concluyó que la idea del alma o doble estaba inscripta dentro de una gran fuerza o poder sobrenatural impersonal, que era un todo y lo animaba todo. Un gran Espíritu impersonal. Para Marett, la religión era algo más que la creencia en un Dios o Dioses con identidades particulares: era la noción de un sentimiento hacia “el misterio”, una potencia que más que entenderse se siente. Lo llamó “mana”, (término tomado de la Polinesia), que corresponde a esta energía suprahumana y que conceptualmente sería más o menos un equivalente del brahmán védico, o del numen, como lo conocían los antiguos habitantes de Italia. (Las ciencias actuales de la religión prefieren llamar al misterio: teiomonismo). 2.4. El totemismo. E. Durkheim (1858-1919), en su obra “Los principios elementales de la vida religiosa” (Bs.As. 1968), intenta reducir el origen de la religión a la práctica “social” de la ceremonia sagrada alrededor del tótem. Pero reconoce “que no existe un instante radical en que la religión haya comenzado a existir”. No obstante, dejó asentado que bajo la sombra del culto totémico, existen dos sensaciones: mana por un lado y tabú por el otro. (Tabú en este caso no corresponde al ámbito de lo profano. Tabú es lo ambivalente de la religión, lo demoníaco, lo prohibido, lo vedado y peligroso pero en una

esfera sacramental). Es decir, la división del mundo en dos dominios totalmente separados y distintos, que comprenden, el uno, todo lo que es sagrado; y el otro todo lo que es profano. Lo sagrado tiene dos dimensiones: maná; fuerza impersonal positiva, y Tabú; fuerza impersonal negativa, (lo que no se toca, da miedo). Sagrado------------------------------------Profano--------------------------------------

E- Estado actual de las Ciencias de la Religión. No hay un instante radical en que la religión existió. No sabemos en realidad cómo la religión comenzó. No tiene sentido discutir el principio de la religión. Hoy en día se ha tratado de mantener la idea de Drukheim, de la existencia de dos planos de realidad, lo sagrado y lo profano. Los estudios actuales, entre ellos los históricos (Muller, 1823-1900- Petazzoni, 1839-1959- Dumézil, 1898-1986- Eliade, 1907-1986) y fenomenológicos (Otto, 1869- 1937- Ver der Leew, 1890-1950), tratan de explicar sus normas y alcances proyectándose en uno u otro de dichos planos. Veamos como. La historia de las religiones. Se ocupa del hombre; y por eso se mueve en el plano de lo profano. No le importa lo sagrado. Esta ciencia es primaria y madre de todas las demás, porque para acceder a un tema tenemos que ubicarnos en el presente que nos toca vivir y enfocarnos hacia donde pretendemos llegar. La historia de las religiones, como tal, no versa sobre la existencia de lo sagrado, pero tampoco lo niega, simplemente no entra en su campo de estudio Su contorno de interés es únicamente el hombre. Incluye su espacio físico, es decir, su marco geográfico, su clima y su relación con el medio ambiente, y como este puede influir en la elección de tal o cual idea trascendente. Estudia sus templos, mausoleos, tumbas, textos sagrados, inscripciones, mobiliario o cualquier otro utensilio que tenga a la mano para determinar su génesis, genealogía y destino. Por el otro, examina cada testimonio o fenómeno en su marco cultural y lo compara con los factores sociales, políticos y económicos que influyeron en determinado tiempo y región agrupándolos y clasificándolos tipológicamente. Por lo tanto, la historia como ciencia es espacial, contemplativa, explicativa, y comparativa. Y siempre su ámbito de estudio es el plano profano. (Croatto, J. “Los lenguajes de la experiencia religiosa, Buenos Aires, 1994, Pág. 21,22). La fenomenología de la religión. Si le importa lo sagrado. El fenomenólogo parte del fenómeno y va al hombre, para entender por que lo hace.

Actualmente conocido como “Antropología religiosa”, la fenomenología afirma que la religión es un hecho universalmente humano y lo aborda como tal. Parte de la observación y descripción del fenómeno, el testimonio o lo que el hombre en sentido cúltico “muestra”, y trata de intuir su disparador psicológico. Dicho de otra manera, el hombre cuando se encuentra en una actitud religiosa tiene un comportamiento diferente al accionar cotidiano y quiere expresarlo. El homo, al percibir la distancia entre los dos planos de realidad el profano y el sagrado, utiliza como vía de acceso una serie de lenguajes concretos en el sentido de mediaciones, los símbolos (el objeto/imagen), los mitos como símbolos narrados y ordenados literariamente y los ritos como las gesticulaciones de los símbolos, convirtiéndose en homo religiosus. Todos ellos van dirigidos a lo sagrado. Por lo que significan y hacia donde están proyectados, son hechos religiosos. El punto central del estudio fenomenológico, no son los testimonios o estructuras en sí, sino la intención con que fueron hechos. El punto es, que simplemente se vale de ellos para lograr comprender la sustancialidad del hombre que vive tal o cual experiencia sagrada; es decir, lo que estas significan. Es una ciencia estructural, significativa y esencial. El hombre, desde el plano profano, usando mediaciones concretas, al sacralizarlas, pretende alcanzar el plano sagrado. En conclusión, “la historia interroga ¿cuáles son los testimonios dejados por el hombre?, la fenomenología pregunta ¿qué significan?” Lo sagrado es inseparable de lo profano, uno no puede coexistir sin el otro, se dejan ver por oposición. Sin embargo, los antiguos tenían estos planos más integrados de lo que creemos, mediatizados en la cotidianidad de su vida. Para nosotros son vistas como dos rectas paralelas e infinitas que nunca se juntan. Quizás encontrar el punto de unión sea la mejor definición de que es una religión: razón por lo cual el antiguo no necesitó de esta palabra. Descripción de lo profano. En nuestra propia experiencia podemos percibir diversos planos de realidad. El artificial, por ejemplo las casas, los edificios, los monumentos, las autopistas, etc. Todos estos elementos, fueron hechos por alguien, aunque no sepamos exactamente quien fue. El plano natural, por ejemplo las personas, los animales, las plantas, los árboles, las estrellas, el sol, la luna, etc. Ante la pregunta de cómo es que llegaron aquí, es posible que estos elementos de orden natural nos hablen de un tercer plano de realidad, el sobrenatural. El orden sagrado deriva de un sentimiento, que no puede explicarse, pero se percibe que está allí, es inobjetivable, está más allá de su captación, no puede ser parte de un discurso.

El hombre percibe el orden sobrenatural por oposición. Trata de proyectarse a lo trascendente, a lo sagrado, de lo finito a lo infinito, y ahí encuentra la totalización de su fragmentación. El plano humano-profano, es temporal y espacial, es material, por lo tanto, sujeto a la destrucción, a la nada, al fin, a la muerte, a lo desconocido, al misterio y a la frustración de no poder develarlo. El plano humano-profano es finito y frustrante. El hombre necesita imperiosamente que lo salven. El hombre trata de buscar algo o a alguien en el más allá. Esta búsqueda ha sido definida como su dimensión espiritual. De ahí se desprende que todos los pueblos de la tierra y en todos los tiempos hayan tenido un concepto de Dios. En conclusión, determinamos dos cosas. Primero que la búsqueda de lo sagrado es una experiencia totalmente humana, y lo mediatiza por actitudes a las que nosotros llamamos fenómenos. Y en segundo lugar, que no existe experiencia religiosa sin esperanza de salvación. Todo lo que en el plano humano no encuentra, el hombre trata de proyectarlo en el otro nivel de realidad, en lo trascendente, en el plano sagrado, solo allí esta su salvación. Vale decir, que se totaliza ante la fragmentación del nivel profano.

El plano sagrado. Vamos a describir lo sagrado como un ámbito, un orden de la realidad en la que el hombre religioso (homo Religiosus) inscribe todos los elementos de dicha experiencia. Por un lado, sus sentimientos y actitudes como hechos subjetivos; y por el otro, objetos, símbolos, instituciones, etc. como hechos objetivos. Lo sagrado no es una realidad determinada, no es definible en términos ni subjetivo, ni objetivo; por ello es inobjetivable. Se comprende como una relación. ¿Cómo se accede a lo sagrado? En primer lugar el hombre necesita un medio u objeto significativo y expresivo (Manifestación objetiva). Este objeto o médium es por naturaleza profano, puede ser un objeto, institución, persona sagrada que pertenece a su realidad mundana. Por lo tanto, para que el objeto sea un vehículo adecuado, el homo religiosus debe sacralizarlo, es decir, debe darle carácter sagrado. Ese objeto compartirá dos realidades. El hombre usará un símbolo, que es el primer escalón hacia lo sagrado. Los actos humanos están orientados hacia esa máxima autoridad (Dios) que el hombre ve como un misterio. El misterio de lo trascendente nunca lo va a develar. El hombre necesita que el misterio se manifieste ahora, en este instante. En el mito se narró el misterio, este es el segundo escalón hacia este misterio. El mito se actúa en los ritos. En los ritos volvemos a crear el mundo. Los rituales suceden ahora, son transhistóricos. El símbolo-mito-rito es el lenguaje religioso básico que acerca al hombre a lo trascendente. Los ritos tienden a perdurar. Esto reproducirá los dos planos mencionados, profano y sagrado, en otro intermedio. Este tercer componente, comprende al objeto o símbolo que sirve de mediación objetiva. No cualquier objeto de la realidad profana sirve, este es seleccionado convencionalmente

como medio. Su forma y cualidades acusan una participación con determinado símbolo y ese objeto es ideal. En el instante de una vivencia religiosa, el objeto llega a ser sagrado. Acaece sobre él una transformación subjetiva (intencional), que se proyecta sobre el medio sin alterar su constitución física. En dicho momento, el objeto se satura de ser, participa con un símbolo, conmemora un hecho mítico y es empujado hacia arriba por medio de un acto ritual. En dicho ambiente, el objeto se impregna de valor, es lo que el hombre no es, y llega hasta donde el no puede. Allí, el objeto pertenece a las dos realidades y traza una línea de unión inversa entre los dos planos, es una paradójica coincidencia sagradoprofano. Como diría Mircea Eliade (reconocido historiador de las religiones) “ocurre una ruptura de nivel ontológico”. Lo trascendente es el misterio. El misterio, cuando se aparece, genera dos reacciones contradictorias en el hombre: 1) es fascinante; 2) y es tremendo. Produce terror tremendo, brujesco; pero no nos impele a huir sino que nos fascina y nos impele a acercarnos. Nosotros Queremos tener una experiencia de Dios, del misterio. El misterio cuando aparece, aparece de una vez y para siempre. Cuando la persona la tiene, le queda angustia porque quiere volver a tenerlo y por eso vive el rito. El misterio suele aparecerse, es una experiencia que fascina, da terror y lo angustia. Están los que nunca tuvieron la experiencia y viven o re-crean la del otro. Se denomina Hierofanía, cuando aparece el misterio, lo sagrado. Cuando aparece lo sagrado, los hombres posteriormente crearán el símbolo de este hecho. El símbolo es humano. Y después se crea el mito. Y después el ritual. Esta es la dialéctica de la experiencia religiosa. Hierofanía… Símbolo---mito -----rito. La principal hierofanía fue la creación del universo y la del hombre. El hombre en la instancia mítica va a intentar explicar estas hierofanías. Por medio de figuras: por eso hay tantos dioses, nombres, etc.

F- Sobre el concepto de Religión. Lo cierto es que la palabra “religión” tiene un significado muy amplio. Los habitantes del mundo antiguo la desconocían (debido a que no aparece en ninguna de las inscripciones), pero no así su concepto. Los pueblos mediterráneos utilizaban una idea equivalente que es “atadura” o “servicio”. La palabra religión no existía. En hebreo existía la palabra abadh: atadura a servicio. Aquellos que cuidaban, limpiaban, la estatua, le daban un “servicio” a Dios. La palabra religión, esta ausente en los manuscritos bíblicos primitivos.

En Santiago 1, 27, fue escrito en griego y usa la palabra “treskeia”: forma de adoración. Comienza a aparecer en las Biblias latinas para la temprana Edad Media bajo la forma de “religio”. El primero en introducirla al lenguaje neotestamentario fue San Jerónimo (Siglo IV) en su versión conocida como la Vulgata (Vg.). El traduce treskeia por relegio o religare (latín) y significa volver a unir. Este término latino, proviene de los antiguos habitantes de la península itálica, quienes creían en genios domésticos fastos y nefastos. Estos pueblos, para evitar que los espíritus malignos entraran en sus hogares y causaran desgracias, se sentían atados u obligados a atender a sus “Dioses lares” (estatuillas de sus antepasados), quienes les proveían protección. A estas prácticas o ritos caseros se le llamo religar. No se sabe cual es la religión original. En realidad fueron sincretismos: la unión de dos religiones. En realidad cada religión es secta en su origen, porque es parte o sector de otra. Por ejemplo el cristianismo viene del judaísmo, el judaísmo de los hebreos, los hebreos de los antiguos cananeos. Pero para el creyente, su religión es la “autentica”.

G- Momentos históricos de una religión. Momento temprano: Aquí solo se puede hablar de un período de oralidad, ya que carece de documentación escrita. Todo lo que podemos saber de esta etapa es gracias a la arqueología y la antropología. Su origen y proyección se pierden en lo más oscuro del pasado. De este tiempo datan los símbolos, mitos y los sistemas rituales. Momento donde aparece un reformador: En determinada etapa de su desarrollo, aparece una figura central que marca un antes y un después. Ya sea para hacer volver los espíritus al camino anterior o para trazar otro nuevo; pero en ambos casos se evidencia una decadencia en la era temprana. Puede ser un filósofo moralista o algún héroe revolucionario, que en algunos casos se lo deifica y pasa a ser, tanto su vida como su obra arquetipo de una estructura mítica. A partir de aquí podemos comenzar una lectura interpretativa en proyección al pasado. Ejemplos: Jesús, Buda, Mahoma. Momento del corpus literario: Se lo conoce como revelación, y suele estar asociado al reformador quien lo consigna por escrito. En algunas ocasiones, su obra es puesta en forma de texto y se le atribuye a él posteriormente; según sea el caso. En dicho documento sagrado se recogen las tradiciones de la cultura, ideas cosmogónicas, se instituyen los ritos así como el sistema mítico que oficia de arquetipo para tal repetición. Es decir, se recopila todo aquello que pueda regir la vida ética y litúrgica de la comunidad. En otras palabras, será nuestro principal instrumento desde donde iniciar nuestra investigación hacia el pasado oculto.

H- CLASIFICACIÓN HISTÓRICA DE LA FENOMENOLOGÍA DE LAS RELIGIONES. Desde 1960 hasta ahora.

RELIGIONES SEMÍTICAS: 1- Religión Mesopotámica. (4.000 a.C.) 2- Judaísmo. 3- Islam. 4- Cristianismo. Se llaman semíticas por Sem, el hijo de Noé. Se llaman semíticas también por su tipo de lenguaje, que viene de la lengua semítica.

RELIGIONES INDOEUROPEAS. 1- Celtas. Antiguas religiones del Rhin. 2- Grecia y Roma. 3- India. (1.500 a.C.) 4- Budismo. (Siglo V a.C.)

CHAMANISMO HIPERBÓREO. El Chamanismo tiene su origen en el Norte de Asia.

1- Confusianismo. 2- Taoísmo. 3- Religiones Americanas. 4- Religiones de los Bonpo. En el Tibet antes de la llegada de los budistas. Las R. Chamánicas son consideradas así por su organización política y social. Las tribus se reúnen alrededor del Chamán o jefe espiritual.

RELIGIONES DE TRADICIÓN. Antes llamadas primitivas. 1- Religiones de África. 2- Religiones de Oceanía.

Bibliografía: -

Lic. Sergio Fuster. “Las religiones del mundo”. Material teórico del curso anual dictado durante el año 2008. Espacio y Cultura. Laprida 1963. Croatto, J. “Los lenguajes de la experiencia religiosa, Buenos Aires, 1994. Edward K. Thompson, Philip H. Wootton Jr., Joseph Kastner, Marian A. Mac-Phail. “The World’s great Religions”. Time Inc. Editorial Luis Miracle, SA. Barcelona. España. Sexta Edición. 1973. Luis Heriberto Rivas. “Los libros y la historia de la Biblia. Introducción a las Sagradas Escrituras”. Editorial San Benito. Buenos Aires. 1ª edición, 2001. 1ª reimpresión, 2004.

Dra. Raquel I. Bianchi. 16/ 01/ 09.

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