EDUCACION LA EVOLUCION DE LA EDUCACION SUPERIOR EN LOS ESTADOS UNIDOS

E D U C A C I O N E N U.S.A. LA EVOLUCION DE LA EDUCACION SUPERIOR EN LOS ESTADOS UNIDOS INTRODUCCION En los Estados Unidos hoy, como en casi todas

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E D U C A C I O N E N U.S.A.

LA EVOLUCION DE LA EDUCACION SUPERIOR EN LOS ESTADOS UNIDOS

INTRODUCCION En los Estados Unidos hoy, como en casi todas partes del mundo, la gente está rompiendo con las limitaciones y los resabios del pasado. Está movilizando todos sus recursos en previsión de lo que deparen los años por venir, comprendiendo que la nueva era que se nos viene encima tan aprisa nos está empujando a una revolución completa en el pensamiento humano. Como todas las revoluciones, ésta también traerá consigo dislocaciones, tensiones y tal vez tareas abrumadoras. Pero si grandes son los riesgos, grandes son también las recompensas. Al abrir el espacio exterior a la exploración del hombre, la nueva era nos anuncia el momento más dramático de todos los tiempos. Está levantando el telón para dejarnos ver por dentro el origen y la esencia de la vida, y del universo en que vivimos y, tal vez, también nos dará una perspectiva más verdadera del hombre mismo y de su papel en el mundo, y una sabiduría más madura para dar forma a los sucesos del futuro. La mayor parte de la gente convendrá en que en un período semejante la educación de todos aquellos que puedan sacar provecho de ella, al límite de sus capacidades, adquiere una importancia nueva. Hoy más que nunca es imperativo proporcionar preparación de la más alta calidad a los que mañana serán los descubridores, los innovadores y los intérpretes de un país en todos los campos del saber: en la ciencia y en la tecnología; en las artes, en la religión y en el pensamiento especulativo; en el comercio, en los negocios, en la industria y en las profesiones; en la administración pública y en las relaciones internacionales. En los Estados Unidos se cree también que es igualmente importante emplear la educación superior como medio para formar un conglo-

merado de ciudadanos articulados, bien documentados —hombres y mujeres— que no sólo sean altamente especializados sino capaces de pensar por sí mismos, capaces de escoger líderes sabios y responsables para guiar la política de su país, y con las dotes necesarias para dar su justo valor a las cosas de la mente y del espíritu. Esta doble preocupación y este objetivo de dos puntas han moldeado la educación superior en los Estados Unidos por muchos años. Pero hoy, bajo el impacto de la siempre creciente ola de estudiantes, la educación superior norteamericana se está transformando en una genuina educación "general". También como resultado de la creciente presión de los números, algunas instituciones educativas están haciendo frente a graves dificultades, en el alojamiento y en el financiamiento, para proporcionar el personal docente debidamente capacitado y para mantener los elevados planos de enseñanza. Estos problemas se harán más agudos y extensos todavía cuando la marea de estudiantes que ahora inunda las escuelas secundarias ingrese a las universidades. A la luz de las necesidades tanto presentes como futuras, los ciudadanos de los Estados Unidos están sometiendo a sus escuelas a un minucioso escrutinio. Algunos críticos dicen que las sedes de la enseñanza superior están resultando chicas para sus cometidos. Una y otra vez los investigadores han enfocado sus baterías sobre las deficiencias en teoría y funcionamiento, y en problemas vitales aún no resueltos. Esas apreciaciones han servido como aguijón para despertar un sentido de responsabilidad cívica más amplio y vivo. Se están haciendo renovados esfuerzos para mejorar el cuadro educativo allí donde es necesario el mejoramiento. Sin embargo, el reconocimiento honrado de los defectos y debilidades no debe impedir al observador imparcial apreciar los grandes adelantos logrados por la educación superior norteamericana a través de los años, ni las grandes contribuciones que ha hecho y sigue haciendo. Esa educación superior ha producido las técnicas de la producción en masa que han transformado la agricultura y la industria en toda la tierra. Entre esos beneficios no es el menor la producción en masa de remedios salvavidas como la penicilina y la estreptomicina, y de preventivos de enfermedades serias, como la vacuna Salk, que han llevado salud y nuevas esperanzas a todas partes del mundo. Ha fustigado el genio de. inventores y científicos, entre ellos los americanos que fueron pioneros en los experimentos para liberar los vastos recursos de la energía atómica para provecho del ser humano y progreso del conocimiento. Ha producido notables figuras entre los pensadores y artistas del mundo: Emerson, William James, John Dewey, George Santayana, Edward MacDowell, Frank Lloyd Wright, Willa Cather, Thornton Wilder, y Eugene O'Neill, para nombrar solamente a unas cuantas luminarias entre las más conocidas. También, como dijo recientemente un educador norteamericano: "En nuestra justificada preocupación por las dificultades, no debemos perder de vista la audacia que encierra la mera idea de hacer de la educación superior una educación general: lo que tiene de reto y de oportunidad, lo que ha sido necesario para tan sólo concebirla, y el compromiso nacional que involucra como valor educacional".

Una universidad no es una escuela escuelas, es un ambiente.

ni un grupo

CARDEN-AI.

de

NEWMAN

UNA EMPRESA UNICA Y COMO SURGIO Aunque hija de la vieja tradición de las universidades británicas y europeas, la educación superior, tal como existe hoy en los Estados Unidos, es diferente de la de cualquier otro país. lia sido modelada por trescientos años de desarrollo nativo, y por el compromiso histórico de los Estados Unidos de proporcionar la oportunidad de adquirir educación completa a todos los que puedan beneficiarse con ella. A través de los años, los esfuerzos para lograr ese objetivo han conducido a la creación de un sistema de gran variedad y diversidad, para igualar la variedad y diversidad de temperamentos individuales, con sus intereses, talentos y propósitos propios. Esto ha involucrado una lucha constante para mantener elevados niveles y, a la vez, hacer la educación lo bastante flexible para que pueda adaptarse a los rápidos cambios de una sociedad que emerge en un mundo complejo y a veces desconcertante.

Una gran parte cíe la fortaleza de la educación superior norteamericana descansa precisamente en esa diversidad y en esa flexibilidad. Hoy hay unas 1.900 universidades* en los Estados Unidos, que abarcan una gran variedad de programas, y que varían en tamaño desde los 19 estudiantes en el "júnior college" de Deep Springs, California, hasta los 42.000 de la Universidad de California, que es la más grande en los Estados Unidos. No hay dos de estas instituciones que sean idénticas. Cada una fija sus propias normas y sigue sus propios procedimientos. Esto es posible poique la educación en los Estados Unidos no está nacionalizada ni centralizada, como ocurre en muchos países. Sin embargo, en todos los centros de enseñanza superior de los Estados Unidos el propósito fundamental es el mismo: proporcionar enseñanza aventajada a jóvenes —hombres y mujeres, separada o conjuntamente— que generalmente ingresan a los 18 años y continúan hasta alrededor de los veinticinco años. Muchos de estos establecimientos son colleges de artes liberales, algunos de los cuales son de los más antiguos del país. Los programas de estas instituciones son de cuatro años y tienden a la obtención del "bachelor's degree" en artes o ciencias, similar al "baccalaureat" del liceo francés. El college puede ser público o particular, y puede ser escuela independiente o escuela preparatoria formando parte de una universidad. Dando preferencia a las humanidades, el plan de estudios provee para la especialización vocacional dentro de la estructura de una educación bien redondeada en las artes y las ciencias. Este tipo de college sigue más de cerca que cualquier otro en los Estados Unidos las normas tradicionales de la educación liberal traída de Europa al Nuevo Mundo y destinada a servir de baluarte de la cultura americana por cientos de años. Los colleges "júnior" o "community" tienen programas de dos años que culminan en la obtención de un diploma y dan a sus educandos una educación académica general y frecuentemente los preparan para hacer frente a necesidades específicas de sus lugares de origen y regiones circunvecinas. Estas instituciones generalmente son públicas, al igual que la mayoría de las escuelas secundarias o "high schools" del país. Colleges pequeños, sostenidos por las iglesias y esparcidos por todo el país constituyen otro grupo importante. Aunque no todos éstos han sido reconocidos enteramente como instituciones de enseñanza superior, muchos de ellos tienen niveles altos y sus graduados, entre los que abundan clérigos y maestros de escuela, proporcionan mucho del fermento espiritual en la vida contemporánea norteamericana. Luego vienen las universidades y algunas de ellas, como Harvard y Yale, datan de los tiempos de la Colonia. Entre las universidades las "Con frecuencia el término "college" se emplea indistintamente con la palabra "university", pero, en general un "college" proporciona cuatro años de estudios preparatorios a la obtención de un primer grado, mientras que una "universidad" es un grupo de escuelas o facultades en las que se cursan estudios de grado y profesionales, a la vez que estudios preparatorios. Los estudiantes pueden ingresar a un college o universidad, previa la terminación satisfactoria de seis años de educación secundaria en "high school" ya sea pública o particular, enseñanza que a su vez es precedida por seis años de instrucción primaria.

hay que se sostienefl por si mismaS, ó pór ¿iportés dé particulares, o por las iglesias, o que son financiadas con fondos públicos. Comprenden tanto escuelas preparatorias para la obtención de los "Bachelor's Degrees" en Artes o Ciencias, como escuelas de graduación y profesionales que otorgan grados tan altos como los de doctorado en artes, ciencias, filosofía, letras, leyes o medicina. Algunas de ellas tienen programas de excelencia igual a los de las mejores universidades del mundo. Un grupo muy reducido de instituciones de educación superior, en el que destacan la Academia Militar de West Point, en Nueva York y la Academia Naval de los Estados Unidos, en Annapolis, Maryland, cuya misión es preparar a la oficialidad de las fuerzas armadas, son sostenidas directamente por el Gobierno Federal. Además, ciertos departamentos y dependencias gubernamentales llevan a cabo vastos programas educati-

Jóvenes especialmente dotados en la Universidad de Kunsas son matriculados en cursos especiales como esta clase de matemáticas avanzadas. Esta universidad mantenida por el Estado ideó un programa »imbién de avanzada que brinda a los estudiantes excepcionales la oportunidad de realizar un trabajo excepcional.

Vos por su propia cuenta. Como ejemplos se pueden citar los servicios educativos del Departamento de Agricultura y los centros nacionales para la preparación del personal del servicio exterior. Pero la influencia del gobierno no se limita a las pocas instituciones que sostiene o a los programas educativos que dirige. Particularmente en los años recientes, la participación del gobierno en la educación superior se ha hecho más activa y vital en toda la nación. Para ayudar a la canalización de sus actividades, sostienen en la Oficina Federal de Educación una División de Educación Superior con el fin de que sirva especialmente como centro de consulta y de intercambio informativo y de investigación. En un sistema educacional tan autónomo como el de los Estados Unidos, es preciso llevar algún control de la calidad de la instrucción dada. A este fin se han establecido en todo el país asociaciones voluntarias de reconocimiento. Estas determinan en qué forma o grado los colleges y universidades responden a las normas establecidas y compilan listas de las instituciones que han tenido éxito en sostener esos niveles. Aparte de esto, numerosos Estados tienen sus propias listas oficiales. El reconocimiento de la elegibilidad de un graduado para enseñar en una localidad determinada, o para la práctica de varias profesiones que requieren un alto grado de competencia académica, puede depender de que haya terminado sus estudios en una institución de facultad reconocida. Otra característica distintiva de la educación superior en los Estados Unidos es el carácter único de la vida del internado. Como quiera que muchos estudiantes viven en la escuela durante sus cuatro años de estudios preparatorios, la mayor parte de los colleges y universidades les proporcionan habitación y alimentos al costo. Para muchos jóvenes, estos años lejos del hogar son magnífica oportunidad para adquirir experiencia, y el ambiente de libertad del college les hace adquirir confianza en sí mismos. Y también la estrecha camaradería de la vida del internado los ayuda en mucho a ampliar su comprensión humana, ya que son llevados a convivir, muchos de ellos por primera vez, con muchachos de su misma edad procedentes de partes remotas del país y, algunas veces, de lejanos rincones del mundo. Detrás del crecimiento y variedad de la educación superior en los Estados Unidos está la firme convicción de que la cultura de una nación no es un cuerpo inerte de conocimientos o de realizaciones pasadas, sino, más bien, una fuerza vibrante y constructiva que invade todos los aspectos de la vida diaria. A las tradicionales facultades de artes y letras, leyes, medicina y teología, las universidades norteamericanas han agregado, a través de los años, las facultades de agricultura, minería, ingeniería, industria, administración de negocios, arquitectura, odontología y varias otras. Al programa tradicional de artes liberales se le han agregado muchas innovaciones, entre otras, trabajos para el drama y la ópera, y estudios extensivos en psicología y ciencias sociales; periodismo y redacción creadora; las técnicas de la enseñanza; relaciones humanas, política exterior y servicios públicos. Durante todos los años que el estudiante pasa en la universidad, la enseñanza formal está en contacto estrecho con los acontecimientos y

problemas del mundo moderno. Además, los maestros y administradores tratan siempre de tornar en cuenta el talento y las aptitudes de sus educandos, así como sus necesidades sociales y vocacionales. Esta es una característica relevante de la educación superior norteamericana y de ella la nación lia obtenido mucha de su vitalidad económica y cultural. Aunque la mayoría de los estudiantes se preparan para una carrera predeterminada, los colleges y universidades se empeñan en hacer algo más que simplemente pulirlos para que se conviertan en competentes especialistas, aunque esto también tienen que hacerlo. También tratan de ayudarlos a convertirse en individuos integrados, capaces de traducir mucho de lo que han aprendido en actividades que les serán provechosas personalmente durante todas sus vidas. Igualmente tratan de inculcar en ellos la herencia de valores culturales y espirituales que emanan del arte y el pensamiento tanto del Oriente como del Occidente; prepararlos para pensar libremente en los problemas vitales de su tiempo; para agudizar su sentido de responsabilidad cívica; y para fortalecer su comprensión del significado y las potencialidades de la vida. Otros objetivos de esta educación son los más tradicionales: ayudar a los hombres y mujeres capaces a desarrollar su intelecto a su estatura completa. Alentar y preparar a los artistas que haya entre ellos a expresarse a sí mismos en forma creadora. Proporcionar la disciplina y la instrucción que capacitarán a otros con dotes especiales para hacer contribuciones duraderas a la marcha ascendente del conocimiento en el mundo, y despertar en todos ellos un sentido de su obligación moral para proceder de esa manera. Y lo que quizás sea lo de mayor alcance: proporcionar alimento vitalizador a la vida interior, esto es, una más vigorosa sensibilidad, percepciones más sutiles e imaginaciones más valederas. ¿Hasta qué punto va alcanzando estas metas la educación superior norteamericana? No enteramente, de ninguna manera. Sin embargo, una encuesta llevada a cabo recientemente por la Oficina de Censos de los Estados Unidos muestra una tendencia educacional que es altamente significativa para la salud de una democracia: el ascendente nivel de educación de los obreros de la nación. Hoy, el promedio de trabajadores norteamericanos termina 11,8 años de escuela contra 9,3 en 1940. Un nueve por ciento de todos los trabajadores tienen títulos universitarios en comparación con 6,5 por ciento, y 18 por ciento han tenido cuando menos un año de universidad contra 13,4 por ciento hace dieciocho años. Es también significativo el hecho de que el experimento norteamericano de la educación en masa está despertando el interés y las esperanzas de otros pueblos en distantes lugares de la tierra. Recientemente el señor Robert II. Reid, al regresar de un viaje alrededor del mundo para estudiar los sistemas educativos, informó que los educadores, particularmente en Asia, están impresionados por el hecho de que en los Estados Unidos no se decide todo el futuro de la educación de un niño a los 12 años de edad, sino que allí el niño puede escapar de esa norma que cierra muchas oportunidades en la vida a todos los niños, salvo unos cuantos favorecidos. Esto no siempre fue así. En los tiempos de la Colonia, la universidad norteamericana era exclusivamente una institución preparatoria para

caballeros, especialmente para los que aspiraban a ser pastores religiosos. Fue para este objeto que los puritanos de la Colonia de Massachusetts fundaron Harvard, la más antigua universidad de los Estados Unidos, en 1636. El conocimiento de latín y griego era uno de los requisitos primarios para la admisión, y se seguía el plan de estudios medieval de matemáticas, griego y latín clásicos, hebreo y filosofía aristotélica. Aunque la universidad norteamericana en sus primeros tiempos siguió las normas y modalidades que le imponían las congregaciones religiosas imperantes en aquel tiempo, derivó mucho de su carácter y contextura especiales de escuelas inglesas tan famosas como Eton, Rugby y Harrow, y de los collcges residenciales de Oxford y Cambridge. El College of William and Mary en la vieja capital colonial de Williamsburg, Virginia; Harvard, Yale y Brown en la Nueva Inglaterra; y Princeton en

i M i i B A M e lÉlÉtlitlilf;:

E l talento excepcional debe ser descubierto y estimulado. En los laboratorios para los recién ingresados en la Universidad del Estado de Ohío o en las salas dedicadas a centro para escuchar poesías, se encuentran los jóvenes que serán los químicos o los escritores del futuro.

Nueva Jersey, todos fueron establecidos no sólo como centros de enseñanza sino también como centros de vida estudiantil. Esto se ha constituido en norma tradicional en los Estados Unidos. La vida en la universidad ocupa un lugar importante en la enseñanza y en el aprendizaje. Aunque hoy esa vida está relativamente libre de trabas y es rica en experiencia humana, la existencia diaria en la universidad de los Estados Unidos, en sus principios, era estrictamente reglamentada y severa la supervisión. Los estudiantes mismos eran notablemente más jóvenes que la mayoría de los alumnos de preparatorias de hoy, y mucho menos representativos de todas las clases sociales. Con el transcurso de los años los requisitos para el ingreso y los programas de estudios se fueron ampliando pero, sin embargo, por largos períodos, el contenido general de la educación superior siguió siendo el mismo. Tanto las universidades estatales sostenidas con fondos públicos establecidas después de la Guerra de Independencia a fines del siglo dieciocho, como los colleges particulares que databan de los días anteriores a la revolución, siguieron siendo influenciados profundamente pollas glandes universidades de Europa, de donde procedían sus más destacados profesores. Las universidades de Europa habían sido creadas para atender las necesidades de las clases acomodadas, de los funcionarios públicos y de los profesionales, y se habían convertido en la espina dorsal de una bien cimentada cultura. Pero sus contrapartidas americanas, con sólo ligeras adaptaciones a las necesidades de una sociedad fluida, naciente, a la larga demostraron ser inadecuadas para hacer frente a las crecientes exigencias de. una nueva manera de vivir. A mediados del siglo diecinueve se produjeron cambios revolucionarios que reflejaban los cambios básicos en los listados Unidos que la precipitación de los acontecimientos había hecho inevitables: el crecimiento y la colonización rápidos del país conforme la frontera iba siendo empujada más y más hacia el oeste; las grandes reformas sociales y humanitarias de mediados del siglo; la elevación de la mujer a un nuevo lugar en la vida americana; las dislocaciones y las sobrias realidades de una cruenta Guerra Civil; y, en los años de la postguerra, el surgimiento de poderosas fuerzas comerciales e industriales que transformarían la economía en unas cuantas décadas y elevaría a los Estados Unidos a la calidad de potencia mundial. Conforme los cambios sociales cobraban ímpetu, los norteamericanos en número creciente comenzaron a protestar contra el carácter demasiado y exclusivamente clásico de las sedes de enseñanza superior. Por años las sociedades agrarias de toda la nación estuvieron insistiendo en que el país necesitaba urgentemente de escuelas en las que los estudiantes pudieran aprender los principios de la agricultura científica. Por otra parte, la incesante expansión industrial estaba creando una aguda demanda de trabajadores con conocimientos básicos de las nuevas ciencias y preparados adecuadamente para labores mecánicas y técnicas. Como resultado de esta situación se dio a la educación superior norteamericana un fuerte impulso en una dirección radicalmente nueva. En 1862, en los días más aciagos de la Guerra Civil, el Congreso aprobó, y el Presidente Abraham Lincoln promulgó, una nueva ley, la Ley Morrill,

que proveía un tipo más práctico de enseñanza superior. La intención de la Ley era asegurar el funcionamiento en cada uno de los Estados de cuando menos un college destinado a atender las necesidades de la agricultura y la economía doméstica, la ciencia y la industria, y poner la enseñanza técnica al alcance de jóvenes de ambos sexos, a bajo costo o gratuitamente. Con el tiempo, surgió todo un sistema de collcges nuevos, algunos como instituciones separadas, otros como dependencias de las universidades de los Estados. Se les llegó a conocer como collcges de "concesión de tierras" porque al principio fueron pagados y en parte se sostenían con fondos provenientes de los ingresos por las tierras de propiedad federal (Land Grant Colleges). Estos fondos fueron la base original de la ayuda federal, suplementados con fondos adicionales proporcionados por el gobierno nacional y los Estados. Con los años el movimiento fue más allá. Reconociendo la necesidad de proseguir el estudio en una agricultura en expansión, el Gobierno de los Estados Unidos estableció en todo el país estaciones agrícolas experimentales afiliadas a los collcges llamados de "concesión de tierras". En 1914 se crearon los servicios de extensión cooperativa, con lo que se llevó el beneficio de los últimos progresos en la agricultura a los adultos en sus propias granjas. Aunque los colleges de este tipo comenzaron humildemente y no alcanzaron su madurez completa sino hasta el siglo veinte, casi desde su aparición hicieron un fuerte impacto en la educación superior norteamericana. Estos collcges han ensanchado la base de la enseñanza superior al ponerla al alcance y dentro del interés de un número de gentes mucho más grande. Y han demostrado también la faetibilidad de una estrecha colaboración entre los gobiernos central y locales para mantener un sistema de escuelas destinado a atender las necesidades de la localidad, de la región circunvecina, y del país como un todo. Los mismos años que presenciaron el nacimiento de. estos "Land Grant Colleges" y de las grandes universidades estatales del medio-oeste, también vieron el surgimiento de otro distinguido grupo de instituciones docentes: Cornell, Northwestern, Johns Hopkins, Stanford y la Universidad de Chicago. Cada una tenía su propio ímpetu y su propia filosofía. También en el mismo período nacieron algunos de los famosos colleges para mujeres —Vassar, Smith, Wellesley, Radcliffe y Barnard— suplementando el creciente número de escuelas coeducacionales. Para la última década del siglo diecinueve, el sistema de escuelas públicas, expandido considerablemente, estaba formando un estudiantado para los colleges y universidades mucho mejor preparado para los estudios superiores y más maduro que en tiempos anteriores. Además, los estudiantes provenían de segmentos más amplios de la población y tenían capacidades y aspiraciones más variadas. En forma siempre creciente, la enseñanza superior fue puesta al servicio de una sociedad cuyo espíritu se había vuelto predominantemente pragmático y utilitario. Con el abandono del tradicional plan de estudios clásico y teológico y el esfuerzo consciente de relacionar la escuela más estrechamente con las exigencias inaplazables de la vida diaria, los colle-

ges y universidades de toda la nación fueron aprisionados en el fragor del auge de la era industrial. La tendencia había recibido fuerte ímpetu con la introducción del sistema electivo. Por años, los educadores de los Estados Unidos habían sido profundamente impresionados por las realizaciones de la escuela alemana y de la cspecialización alemana, especialmente en las ciencias y en la técnica. A su tiempo, bajo la dirección de Charles W. Elíot, de Harvard, el sistema alemán de enseñanza superior Obtuvo amplía aceptación en los Estados Unidos. Bajo el nuevo plan, se ofrecía al estudiante una amplia variedad de materias para estudio especializado. Se pensó que de un vasto conjunto de cursos el estudiante podría escoger sin riesgos aquellos que más le acomodaran para llegar a ser una autoridad o un experto práctico en la materia que él seleccionara. Con el tiempo, el sistema electivo barrió casi todo vestigio de la vieja tradición del estudio rígidamente prescrito trasplantada de Oxford y Cambridge, La libre elección y la espccializaeión fueron llevadas todavía más lejos en los primeros años del siglo veinte. El plan de estudios se puso a tono con la creciente complejidad de la vida americana y las necesidades de una democracia de bases amplias dieron nueva importancia a las ciencias tanto sociales como naturales. Además, las universidades estaban fuertemente influenciadas por sus propias escuelas de grado y profesionales, que entonces crecían a saltos ante la creciente demanda de eruditos y especialistas y las nuevas oportunidades que se abrían para ellos. El interés en la investigación intensiva bajó hasta las escuelas preparatorias, acicateando todavía más la especialización temprana y, al mismo tiempo, ensanchando más aún la siempre ancha brecha entre la instrucción formal y las más atractivas actividades externas de. los estudiantes. La hendidura resultó en un duelo que desde hace mucho caracteriza a la educación superior en los Estados Unidos. Con el transcurso del tiempo, el nuevo sistema fue. llevado a extremos comparables a los antiguos. Extremando su celo los estudiantes se concretaban tanto a convertirse en expertos en cualquier campo estrecho que a menudo salían del colla ge con muy poca educación verdadera. Al mismo tiempo, los espíritus más débiles se aprovechaban de su nueva libertad para escoger materias que no les exigieran grandes esfuerzos ni les quitara mucho tiempo para así disfrutar mejor de la parte alegre de la vida universitaria. En el período de desencanto que siguió a la Primera Guerra Mundial el desagrado con el sistema electivo se manifestó de viva voz. Se dijo que había robado a la educación superior la unidad y la dirección. Y muchos sintieron, como resultado de su propia experiencia con el sistema, que éste no les había dado un sentido justo de los valores ni la preparación para enriquecer y madurar la vida interior. Siguió una era de vigorosa experimentación. Para salvar la laguna entre la sala de clases y los lugares de recreo y esparcimiento, se hicieron esfuerzos para centrar todos los aspectos de la vida universitaria en asuntos intelectuales y estéticos. También se estableció un sistema de "honores" con miras a alentar la originalidad y la inventiva a la vez que para

Nuevas demostraciones así como nuevos auxiliares y textos de enseñanza han sido necesarios para enseñar la nueva física. E n algunas escuelas se está experimentando con cursos básicos que comienzan, no con las tradicionales leyes newtonianas, sino con conceptos desarrollados durante los últimos cincuenta años.

acicatear tanto al profesorado como al estudiantado hacia un nuevo respeto para el estudio. Las reformas introducidas en la década de mil novecientos veinte por Alexander Meiklejohn, uno de los más destacados y audaces educadores de los Estados Unidos, tendían todas ellas a esos fines. Más concretamente, se trataba de dar una mayor unidad a toda la estructura de la educación superior; imbuir en los estudiantes un código de honradez intelectual que se pudiera expresar en acción social inteligente; y despertar en ellos un nuevo sentido de la vida de la mente. Meiklejohn seguía un método similar al de Sócrates. Primero hacía que los estudiantes examinaran lo que decían y pensaban. Luego los hacía seguir su razonamiento hasta llegar a su conclusión lógica. Durante toda su larga carrera de reformador de la educación, primero en el Amlierst College y posteriormente en la Universidad de Wisconsin, su principal preocupación fue la formación de una educación liberal que envolviera a los gjiudiantes en una contienda de ideas, y relacionara todos sus estudios con los problemas importantes de sus vidas y de su sociedad. Otros experimentadores escogieron otras rutas para llegar a los mismos fines. En 1931, Robert Maynard Ilutchins, en aquel tiempo el joven Presidente de la Universidad de Chicago, estableció en aquella universidad un programa nuevo, revolucionario, que proveía una educación liberal de grandes alcances, pero a la vez altamente integrada, para todos los estudiantes en sus primeros años de estudios superiores. En realidad, el plan era más redescubrimiento que innovación, pero en aquel tiempo tenía la frescura de la novedad. Buscaba llevar la atención de los estudiantes a las grandes ideas y los grandes libros del pasado, con el fin de darles una comprensión básica de los problemas que el hombre ha tenido que resolver en todas las edades, y con los inmutables principios con los que hay que encararlos. Pedía trabajo extensivo en un conjunto medular de cursos requeridos, incluyendo dos años de estudio de humanidades; dos años de ciencias sociales; un año para cada una de estas materias: matemáticas, ciencias físicas, ciencias biológicas, inglés, historia y un idioma extranjero. Seis años más tarde también el St. John's College en Annapolis, revisó su plan de estudios para dar nuevo realce a la importancia de las artes liberales al dar al hombre el conocimiento del mundo y de él mismo. Al igual que la Universidad de Chicago, St. John's hizo de los grandes libros del pasado los verdaderos maestros. Sirviéndose de ellos como guía, los estudiantes habrían de desarrollar facultades y principios intelectuales que conducirían a nuevas ideas y descubrimientos. Sin volver al rígido programa de los primeros tiempos, tanto Chicago como St. John's volvieron sus miradas a la tradición para dar cohesión y un sentido de objetividad a la educación. En método, tanto uno como otro adoptaron el sistema de seminario y tutoría de Oxford y Cambridge, suplementado con conferencias y experimentos de laboratorio, y ambos recalcaron la importancia de probar las teorías y los conceptos establecidos con los nuevos instrumentos y técnicas. Aunque el fin buscado seguía siendo el mismo, la reforma siguió una senda radicalmente diferente en los colleges "progresistas" — todos

ellos influenciados fuertemente por el rudo pensamiento de otro educador americano, John Dewey. Reaccionando contra la manera autoritaria en la educación, Dewey había subrayado la importancia de "aprender haciendo", y del pensamiento original, la motivación interior más fuerte y la experiencia directa en todas las etapas del desarrollo intelectual. El verdadero objeto de la educación, afirmaba él, es ayudar al individuo a realizar sus posibilidades, y prepararlo, 110 sólo a ajustarse a su sociedad, sino a controlarla y modelarla. Una de las primeras instituciones que aplicaron la filosofía de Dewey a la enseñanza superior fue Bennington, un col/e ge para mujeres establecido en el Estado de Vermont en 1932. En contraste agudo con las normas establecidas en Chicago, donde los estudiantes de un mismo año estudiaban el mismo conjunto de grandes ideas más o menos al mismo tiempo, en Bennington difícilmente dos estudiantes tenían el mismo programa al mismo tiempo o en un momento dado. Cada curso de estudio era hecho a la medida de las aptitudes y las aspiraciones de cada individuo. A primera vista el método de Bennington podría parecer una vuelta al sistema electivo en su forma más libre y fácil. Pero estaba lejos de ser eso pues a los estudiantes no se les permitía escoger los cursos a su capricho. El profesorado vigilaba que en todos sentidos cada estudiante universitaria obtuviera un fondo de conocimientos relacionados lo más amplio posible, aunque dentro de un plan de estudios lo bastante flexible para tomar en cuenta cabalmente las diferencias individuales. El Antioch College, mixto, de Yellow Springs, Ohio, ya desde 1920 se había aventurado por otro camino distinto. Aplicando la teoría de Dewey de que la educación no puede ser separada de la vida, Antioch daba énfasis al concepto de que viviendo juntos en el college y gobernándolo ellos mismos, daba a los estudiantes preparación útil para la vida fuera de la institución en la más amplia comunidad de la nación y del mundo. Otra innovación de Antioch fue un plan de trabajo y estudio, alternando semanas de instrucción escolar con semanas de trabajo relacionado con los estudios, ya fuera remunerado o voluntario, con el fin de cerrar el hueco entre la teoría y la práctica, entre, la enseñanza académica y la competencia profesional. En los años siguientes el plan de Antioch sería adoptado por numerosos colleges y universidades, en forma similar o con algunas variantes. Con el transcurso del tiempo, el espíritu renovador invadió aun los recintos más conservadores. Un movimiento de gran significación fue el surgimiento, casi en todas partes, de programas de gobierno propio, por medio de los cuales los estudiantes participaban directamente en la organización y mejoramiento de la vida en la universidad. Hoy existe una saludable tendencia a arrojar más y más responsabilidad sobre los estudiantes hasta el punto, en algunos lugares, de permitirles que tomen parte en la elaboración de programas y fijación de normas. Por un tiempo la generalización de la educación tendió hacia una nivelación descendente de los niveles, pero fuertes corrientes contrarias finalmente produjeron una nueva fase de progreso y estabilidad. Sin embargo, los esfuerzos de reforma han continuado. Tan recientemente como 1951, el Amherst College elaboró un plan de estudios completamente

nuevo, que se dice es una síntesis maestra de lo mejor de lo viejo y de lo nuevo. Hoy, el principio de proporcionar una sana educación general antes de permitir a los estudiantes embarcarse en la especialización, es aceptado casi umversalmente. Generalmente, la especialización se logra por medio del estudio electivo, con la educación general incorporada en amplia orientación y en cursos de fondo en humanidades, las ciencias sociales y en varias ramas de las ciencias físicas y biológicas. Es práctica ampliamente observada prescribir cierto número de cursos generales como requisitos parciales para el título universitario en artes o ciencias, y hacer que el estudiante los sunlemente con trabajo extensivo en una especialidad. Aunque la médula principal de los estudios puede ser prescrita, muchas de las materias y temas son modernos completamente. En su com-

Los temas que se enseñan en las universidades norteamericanas son numerosos. E : t e es un archivo de los cursos ofrecidos a los estudiantes en un departamento de una universidad.

E l desafío que tiene ante sí la educación superior norteamericana es el de alcanzar un alto número de gente preparada sin recurrir para ello a! tratamiento en masa, conservando en cambio la individualidad.

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binación de requisitos fijos y libre elección, conferencia y seminario, laboratorio y teoría, un programa así constituye la fusión de las tradiciones, influencias y experimentos que han dado forma a la educación superior norteamericana desde el principio. Desde el principio del siglo, y a un ritmo más acelerado en los años recientes, la cambiante forma de la educación superior ha permitido a colleges y universidades penetrar más y más profunda y directamente en la vida nacional. Esto se ha debido, en gran parte, al desarrollo de la enseñanza técnica y vocacional dentro de la estructura de la educación superior. Hoy, cerca de dos tercios de todos los estudiantes matriculados buscan estudios vocacionales, técnicos o profesionales, con el tercio restante dedicado a las artes liberales y a los programas de ciencias. Comentando el estado actual de las cosas, Robert F. Goheen, presidente de la Universidad de Princeton, dice: "A pesar de la angustia de los tradicionalistas, y ha habido mucho de eso, la extensión del papel de la universidad hasta incluir la educación en materias vocacionales y técnicas no puede decirse que haya deshancado radicalmente nuestra postura académica. Por el contrario, ha llevado la aplicación de altas normas de objetividad y pensamiento sistemático a los problemas vocacionales y técnicos. Los adelantos en el conocimiento logrados en los laboratorios universitarios y diseminados por medio de los cursos universitarios, han incrementado ampliamente el rendimiento de nuestras cosechas de granos, abierto el camino a recursos minerales desconocidos y elevado la probable duración de la vida en los nacimientos hasta un punto que antes parecía increíble". Estos son unos cuantos de los dividendos tangibles atribuibles directamente al progreso de las universidades en esos campos en los últimos 50 ó 75 años. A ese balance tenemos que agregar los miles y miles de ingenieros, agricultores, enfermeras, periodistas, y otros especialistas vocacionales competentemente preparados que han sido formados en las universidades. Al aceptar esas tareas, las universidades claramente han descendido de no importa qué remotas alturas se haya creído que debían ocupar y han demostrado su capacidad y su interés en alumbrar la oscuridad y los peligros en que todos pasamos nuestra vida de trabajo. Aunque aquilatando el valor de los resultados tangibles, el público norteamericano está dando más atención a lo intangible. Hay un más amplio reconocimiento de que la educación liberal en las ciencias y las humanidades ha demostrado ampliamente, igual que en el pasado, su poder y su capacidad de producir hombres y mujeres con una amplia y profunda visión de la vida. La gente está comprendiendo también que hay una urgente necesidad de hombres y mujeres así para el desempeño de tareas vitales: para ayudar a la nación a utilizar provechosamente los éxitos y los fracasos de la historia; para dar nuevas percepciones de las fuerzas que mueven a los individuos y a las sociedades; y para señalar el camino en la incesante búsqueda de los principios y valores que servirán de brújula y ancla en un mundo que sin lugar a dudas será radicalmente diferente del que ahora conocemos.

La cámara de la televisión puede llevar el detalle intrincado de una demostración a centenares de estudiantes simultáneamente. También mediante sistemas de comunicaciones de dos vías, es posible realizar sesiones de preguntas y respuestas. Aquí la cámara fotografía un dispositivo que registra el pulso, los latidos del corazón y el ritmo respiratorio de un paciente en una clínica universitaria.

"La cultura es la suma de todas las formas del arte, del amor y del pensamiento que, en el transcurso de los siglos, le han permitido al hombre ser menos esclavo". ANDRK

MALRATJX

PROBLEMAS, PROPOSITOS Y NUEVAS PERSPECTIVAS Aunque las instituciones de alta cultura en los Estados Unidos nunca habían tenido tanto aliento creador como ahora, tampoco nunca habían provocado tal chisporroteo de controversia y nunca habían estado plagadas de tantos problemas de urgencia inmediata. Algunas de sus dificultades provienen de dilemas inherentes a cualquier sistema de educación en masa. Otras, como en el pasado, son el resultado de los cambios explosivos en la sociedad norteamericana. Los Estados Unidos en la actualidad están educando al grupo más numeroso y más ampliamente representativo que jamás haya participado de la educación superior. Los hombres y mujeres que hoy inundan las universidades constituyen un tercio de la juventud en edad universitaria de la nación, y proceden de todas las clases raciales, económicas y culturales del país. Casi en tedas nartes se deja sentir la presión de los números. En el otoño de 1957 se produjo una exorbitante inscripción de 3.068.000 estudiantes en programas de grado; de éstos un millón fueron mujeres. Otros 300.000 adultos se inscribieron en cursos especiales. Se necesita cerca de un cuarto de millón de profesores para darles instrucción. La marea ha venido subiendo desde hace años. En el otoño de 1957 se inscribieron 45 por ciento más estudiantes que en 1951, aunque el número de los de entre 18 y 21 años en la población total aumentó solamente en dos por ciento en el mismo período de seis años. Se calcula

que para 1970, como resultado de los abultados promedios de nacimientos de la década de 1940, ese número probablemente se habrá duplicado e incluirá casi la mitad de todos los jóvenes de edad universitaria del país. El personal docente total tendrá que ser aumentado considerablemente, y también se necesitarán más aulas, más bibliotecas, gimnasios y dormitorios, aparte de mayores erogaciones en salarios de profesores y costos enormemente incrementados de construcciones y mantenimiento; y los demás gastos serán de espanto. Para 1970 el presupuesto actual de más de cuatro mil millones de dólares, fácilmente se duplicará. Sin embargo, casi no hay duda de que la abundante economía del país podrá proporcionar y proporcionará los fondos requeridos. Se están haciendo varias proposiciones concretas para hacer frente a la necesidad de más aulas y demás facilidades. Algunos educadores propugnan una mayor difusión de los programas de. estudio y trabajo como el que desde hace tiempo está en uso en Antioch. Como con este plan sólo la mitad del alumnado está en las aulas en cualquier momento mientras la otra mitad está en el trabajo, la universidad que adopta este plan puede dar cabida al doble de estudiantes. También hay peticiones, en algunos lugares, para que se alargue el año escolar, con vacaciones más cortas y menos tiempo para recreo. A este respecto se sugiere que las escuelas universitarias de verano que han venido prosperando desde hace años en todo el país, podrían proporcionar cuando menos el núcleo para un programa de año completo. Un problema mucho más serio y difícil es la actual escasez, en numerosas universidades, de profesores altamente calificados. A través de los años muchos brillantes profesores, de ambos sexos, han abandonado la enseñanza para aventurarse en actividades más remunerativas. Mejores sueldos sin duda ayudarán a atraer a un número más grande de personas sobresalientes a la enseñanza superior y a evitar la fuga de los profesores ya existentes. También se están sugiriendo y poniendo a prueba otras soluciones. Un enfoque realista del problema de proporcionar enseñanza de alta calidad a un número mayor de estudiantes involucra el mayor empleo de los adelantos técnicos que la ciencia ha puesto a nuestra disposición. La televisión, el más cautivante de los medios de comunicación en masa, ofrece fabulosas posibilidades. No es un curalotodo y nunca podrá reemplazar completamente a un dinámico profesor, ni comnensar totalmente la pérdida del estrecho contacto personal entre profesor y alumno. Pero como las inscripciones siguen creciendo y la demanda de instructores expertos presiona más y más, el hecho indiscutible es que, gracias a la magia de la televisión, ya no es necesario que el aprovechamiento de las luces de los profesores extraordinarios se limite a las cuatro paredes del aula o del laboratorio. El empleo de la televisión para fines educativos ya ha progresado considerablemente. Según un reciente informe de la Oficina de Educación de los Estados Unidos, se han reservado 256 canales para programas educativos no comerciales, y más de mil programas de esos han emanado directamente de instituciones de enseñanza superior. Además, setenta y nueve sistemas escolares han iniciado ya programas educativos para ser televisados por estaciones comerciales.

En el año escolar 1957-58, se dieron por televisión unos 400 cursos

separados con validez de universidad. Algunos de esos cursos proporc.oseparacios con v e iemplo, el "Semestre del Amanecer , de la Univc"sid^ literatura comparada difunUmversictact a e ^ otorgaba validez de universidad ^ los estudiantes que aprobaran en un examen sobre esa materfa en a Universidad, tras de haber seguido e curso en sus casas. Aunque los cursos de "refresco" televisados para profesionales han demostrado su valer, la televisión educativa aún no intenta en seno invadirTos campos de enseñanza tendiente a la obtención de grados supenoe Sin embargo, parece que este será el siguiente paso, dado que hay

E l costo de la educación superior es alto, incluso en las instituciones que deben parte de su minteniniiento a ingresos provenientes de impuestos. Muchos e s t u a n t e s dedican parte de su Tmpo Ti trabajo para ayudar a sufragar « gastos. E l atender las .»esas en los comedores «mversitarios es una fuente corriente de ingresos estudiantiles.

miles de personas ocupadas en los negocios y las profesiones que con agrado proseguirían sus estudios para la obtención de grados superiores si pudieran hacerlo de esta manera. De cualquier manera, muchos educadores creen aue una enorme expansión de la educación por televisión está ya casi a la vista. Para sustentar esta predicción se señala que en Pittsburgh, Pennsylvania, en 1957, un profesor universitario enseñó física por un canal de la televisión local a unos 700 estudiantes de escuela secundaria. En 1958, este mismo curso grabado en películas, fue tomado por unos 75.000 estudiantes en cuando menos catorce Estados y, según los pronósticos, todo hace creer que dentro de un año estudiantes de cuando menos cuatro continentes —Europa, Africa, Australia y América del Norte— estarán tomando este mismo curso filmado, adaptado, naturalmente, a los giros de los Sputniks y Exploradores. También otros artefactos científicos se están abriendo paso. Se ha progresado mucho en el empleo de la radio, grabaciones en cinta y reproducciones y equipo de alta fidelidad. AI igual que con la televisión, los profesores de todos los niveles escolásticos pueden enriquecer grandemente y dar nueva vida a sus enseñanzas con la ayuda de estos aparatos, a la vez que, con la eliminación de muchas labores rutinarias, el empleo de estos artefactos dejará a los maestros más tiempo disponible para sus tareas educacionales; para fortalecer la fibra intelectual de los estudiantes; para acrecentar su poder creador; para ampliar su comprensión humana; y para ayudarlos a formarse un gusto más depurado, un juicio más sano y un sentido más profundo de responsabilidad personal. La utilidad de la cinta magnética para dar la repetición, el ejercicio, el acento perfecto y la inflexión requeridos para la enseñanza de idiomas extranjeros, es palpable. En las matemáticas y las ciencias, la enseñanza de este tipo está demostrando ser un medio altamente eficiente para ajustar la velocidad de la instrucción a la capacidad de cada estudiante para absorber hechos complejos y principios extraños. Y en historia y otras ciencias sociales, el empleo de la cinta puede aprovechar todo el potencial de la radio para hacer vivo y memorable lo que de otra manera sería rutinario y opaco: obras con efectos de sonido para dramatizar los puntos culminantes de los eventos mundiales; discusiones de mesa redonda sobre política nacional e internacional por comentadores ilustres; entrevistas con personajes notables locales o nacionales y debates animados o conferencias formales por autoridades en distintas materias. Un problema espinoso que sólo cede en importancia a la escasez de profesores sobresalientes se resume en esta agobiadora pregunta: conforme la marea de estudiantes vaya llegando a las universidades, ¿cómo podrán éstas proveer adecuadamente para los jóvenes excepcionales que haya entre ellos, de manera que sus talentos privilegiados se desarrollen debidamente, sin desatender las necesidades de la mayoría? Como primer paso, habrá que "descubrir" a los jóvenes privilegiados. En numerosas localidades hay ya programas para "ubicarlos" desde la secundaria, o antes, y asegurar su arribo a la universidad. Si se necesita de ayuda financiera, ésta generalmente se obtiene, ya sea como donaciones, préstamos o becas.

Un aspecto alentador de la situación es que el público en general está hoy más convencido que nunca de que los jóvenes de talento extraordinario y de agilidad mental extraordinaria son el recurso más valioso de la nación. También hay la clara comprensión de que estos jóvenes están llamados a desempeñar un papel de importancia vital, no sólo aquellos con inclinaciones científicas, sino también aquellos poseedores de la inteligencia, la paciencia y la comprensión humanas necesarias para hacer buenos profesores, y los dotados con habilidad artística, genio inventivo, visión social, o con la capacidad de pensamiento constructivo. Los esfuerzos para proveer adecuadamente para los estudiantes superiores, toman formas distintas en los distintos lugares. Algunas universidades particulares están redoblando el cuidado en la selección y haciendo que sus requisitos de ingreso sean más estrictos y sus programas más exigentes. Al proceder así, estas instituciones están atrayendo casi exclusivamente a los estudiantes más capaces y más decididos y norman su instrucción enteramente a sus necesidades. Esta solución no es accesible para los colleges de "concesión de tierras" (Land Grant Colleges) ni para las grandes universidades de los Estados que legalmente están obligadas a admitir a todos los graduados de las escuelas secundarias reconocidas. Pero también en esos planteles se están haciendo muchas cosas. Por ejemplo, la Universidad de Kansas, estatal, ha establecido un programa especial para estudiantes privilegiados, que son seleccionados por medio de exámenes que abarcan a todo el Estado mucho antes de su ingreso a la universidad. Cuando estos jóvenes llegan a la universidad, un comité especial de profesores los guía en la elección de materias. Se les permite tomar tantos cursos como puedan y quieran seguir y aun se admite que hagan estudios adelantados si tienen capacidad para ello. Pueden usar la biblioteca con la misma libertad que los graduados y el profesorado, y algunos hasta hacen de ayudantes ocasionales de los profesores. De manera similar, numerosas instituciones están suavizando sus reglamentos sin rebajar sus niveles de enseñanza superior. Los estudiantes excepcionales algunas veces son admitidos en la universidad aun antes de terminar formalmente sus estudios de secundaria. A los estudiantes ya inscritos en las universidades que demuestran habilidad superior se les permite tomar más cursos de los que se prescriben normalmente para un año dado. Los programas de "honores" están siendo incrementados y se están probando nuevos planes de estudios, a menudo con énfasis en la discusión de grupos pequeños en lugar de la conferencia formal, y en el estudio independiente al ritmo propio del estudiante. En el logro de estas salidas de la costumbre, los educadores están recibiendo el fuerte respaldo y la ayuda financiera de muchas de las principales fundaciones del país, en su mayoría instituciones filantrópicas fundadas por prósperos industriales. A través de los años, las fundaciones se han hecho más y más influyentes, particularmente en los campos más adelantados de la investigación y la erudición. Como corolario de la creciente tendencia de elevar más los requisitos de ingreso a la universidad y de hacer de los estudiantes privilegiados un focó de atención más consistentemente, muchas escuelas secunda-

En

el

museo

de la Universidad de Arkansas, columnas móviles de aluminio sostienen de madera liviana, sobre los cuales se colocan los cuadros.

zócalos

rias están elevando sus normas a fin de preparar a sus estudiantes más adecuadamente para la recia competencia que van a encontrar. También, en vista de las pesadas tareas impuestas a colleges y universidades —tareas destinadas a ser más pesadas en los años por venirtodo el cuadro de la escuela secundaria en los Estados Unidos está siendo minuciosamente revisado. En 1957, el doctor James B. Conant, ex presidente de la Universidad de Harvard y posteriormente Embajador ante la República Federal Alemana, fue comisionado por una fundación, la Corporación Carnegie, para hacer un estudio comprensivo de la escuela secundaria americana para saber hasta qué punto está cumpliendo su cometido,

Los descubrimientos del Dr. Conant todavía no son oficiales, pero es casi seguro que sus recomendaciones se traducirán en acción. Comienza con la proposición de que no más del 15 o 20 por ciento de los jóvenes en edad universitaria constituyen verdadero material para la universidad. Estos son los estudiantes con cuociente de inteligencia de 110 o más. So arguye que muchos de los que se encuentran debajo de esta línea divisoria requieren un tipo de enseñanza superior diferente del acostumbrado de cuatro años de universidad. El college "júnior" de dos años, o una escuela técnica o comercial, podría atender mejor sus necesidades. Y todavía otros con cuociente de inteligencia inferiores a 110 pueden ser enseñados y preparados satisfactoriamente para trabajar en sus ocupaciones preferidas en la misma escuela secundaria, sin necesidad de más instrucción. Para los destinados a la universidad, se recomienda un plan de estudios que comprenda cinco materias "sólidas" cada año —inglés, historia, ciencias, matemáticas e idiomas extranjeros. Además, está generalizada la creencia, como en otros años, de que las clases de cada materia deben agruparse de acuerdo con la capacidad, permitiendo de esta manera que los que aprenden aprisa cubran considerablemente más material en un año que los que aprenden despacio. Como el volumen de material que los estudiantes deben dominar hoy es inmenso, puesto que crece al paso que crece el conocimiento del hombre, es casi seguro que tanto la escuela secundaria como la universidad pronto sentirán la presión de la necesidad de cubrir más espacio. Si los estudiantes de universidad han de recibir preparación profesional adecuada en sus especializaciones y, al mismo tiempo, una bien redondeada educación general, más y más materias-temas ordinariamente presentadas en el nivel universitario irán siendo dejadas a la escuela secundaria, y mucho del material de las secundarias irá a parar a las primarias. Numerosas escuelas secundarias, entre las mejores, ya hoy están experimentando con los medios para tomar parte del trabajo de las universidades. Un esfuerzo promisorio en este sentido es el programa adelantado implantado en más de 200 escuelas secundarias norteamericanas. Bajo este plan, los estudiantes talentosos trabajan en grupos pequeños, en una variedad de temas, lo que. virtualmente equivale a programas individuales que van mucho más allá del alcance ordinario de la secundaria. Si salen bien, las universidades a que ingresen les reconocen esos estudios y los admiten en cursos más adelantados en esos ramos que de otra manera estarían cerrados para ellos en su primer año de universidad. Un proyecto algo parecido, auspiciado por la Fundación Ford en un número limitado de escuelas secundarias, permite a los estudiantes talentosos terminar su secundaria en tres años en lugar de los cuatro acostumbrados, e ingresar en la universidad un año antes. Con el tiempo, se espera que las secundarias formularán un plan de estudios rápido para jóvenes brillantes, que alcanzará hasta la primaria y continuará a través de la universidad y de los estudios de grado. No todos los que van a la universidad seguirán el curso acelerado, pero los estudiantes capaces que maduran pronto sí lo harán y de esa manera reducirán el tiempo total consumido en la larga senda hacia el grado profesional.

Parece que esta idea gusta más a la mayoría de los educadores que la alternativa propuesta: establecer escuelas secundarias separadas para los privilegiados. Se reconoce generalmente que el tener juntos a estudiantes de diferentes capacidades en la misma escuela, ayuda a poner en contacto a los más brillantes con el resto de su generación, lo que beneficia a ambas partes, y también combate uno de los verdaderos peligros de la separación: la nutrición del pedantismo. Aunque el plan rápido divide a los estudiantes en grupos por capacidades, esto de ninguna manera quiere decir que los menos talentosos estén condenados a la oscuridad exterior. De hecho, reciben ahora más atención especial que antes, pues las escuelas pueden ofrecerles cursos adaptados exclusivamente a sus necesidades. Esos cursos pueden proporcionar preparación vocacional de más alto calibre para aquellos que no irán a la universidad. El plan de estudios es menos intelectual que el de los que van a ir a la universidad, pero tiene sus propios niveles altos. Entonces, la médula del plan es que la escuela secundaria guíe a cada estudiante al lugar que más le conviene, mediante competentes pruebas de su aptitud y dirección profesional cuando los muchachos y muchachas tienen 15 o 16 años. Debido a la necesidad de ingenieros y otros científicos para conservar a la nación a tono con los fenomenales adelantos de nuestros tiempos —y cruzar las fronteras del conocimiento nuevo— está en marcha un programa masivo para preparar 10.000 profesores de física en cinco años. Además, los programas de ciencias tanto en las secundarias como en las universidades están siendo radicalmente reestructurados. Se está intentando integrar más completamente cada rama científica dentro de sí misma, para correlacionarla más estrechamente con las ramas afines, y avivar la imaginación de los estudiantes dejándolos "sentir" cada materia como un todo. Por ejemplo, la Physical Science Study, fundada en 1956 por concesión de la Fundación Nacional de Ciencias, recientemente formuló un curso de física para escuelas secundarias. El comité de esa organización, bajo la dirección de Jerrold Zacharias, entusiasta profesor de física del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ha preparado un nuevo libro de texto. El nuevo curso presenta una visión integrada del universo, comenzando con los modernos conceptos de tiempo, espacio y materia, y reproduciendo, en método, el proceso por el cual el tema mismo se desarrolló a través de los años. Numerosas escuelas secundarias lo están probando experimentalmente. Siguen en importancia los remozados cursos de matemáticas y química de las secundarias. En un futuro no muy lejano, lo que ahora se está haciendo con la física tendrá que hacerse con todo el plan de estudios de la escuela, desde la primaria hasta la universidad. Porque los Estados Unidos están exigiendo un nivel más alto de educación para todos sus ciudadanos. No sólo a los más brillantes se les debe dar el aliento inicial que los lleve por el camino de sus especialidades, sino los menos favorecidos también tienen que ser enseñados a colocarse lo más cerca posible del límite de sus capacidades. Fuerzas poderosas en el mundo están haciendo esto inevitable. Una de ellas es la expansión del automatismo, eliminando muchas labores que

A los estudiantes se les debe enseñar a razonar, a comunicar sus ideas y a formarse juicios sensatos. Una pintura de Modigliani ha estimulado esta informal discusión entre una clase y otra, y los jóvenes, sin ser estudiantes de arte, se muestran ansiosos de discutir el significado que para cada uno de ellos tiene la obra de arte en cuestión. Es una experiencia que forma parte importante de la educación.

sólo requieren espaldas vigorosas, y creando nuevos trabajos que exigen habilidad e inteligencia de primer orden. Otra es el ritmo vertiginoso en que está creciendo el conocimiento. Desde hace tiempo ha sido demasiado grande para que una sola mente lo domine. Esto ha obligado a la gente a especializarse, a veces dentro de límites excesivamente estrechos, y sin duda seguirá siendo así. Sin embargo, la experiencia del pasado demuestra que cuando la especialización es llevada demasiado lejos, uno deja de ser "educado". Tal vez la especialización tenga que ser quebrantada y la carga más ampliamente repartida. Al mismo tiempo, un mundo en el que se multiplican los especialistas necesitará desesperadamente de gente que pueda ver más allá de sus ocupaciones propias, hacia cosas más amplias e importantes. Esta es una de las razones por las que los educadores insisten en que la educación especial debe basarse siempre en la educación general, completa, que es la que tiene anchura y flexibilidad. Hay también otra razón más inmediatamente práctica. Nuestro mundo está cambiando tan rápidamente que nada garantiza que la especialización de hoy sea siquiera deseable mañana. Por tanto, la preparación individual debe ser lo bastante amplia para ayudar a la gente a sobrevivir los altos y bajos de la demanda y para adaptarse sin mucha dificultad a las nuevas condiciones que es seguro que vendrán. Entonces, las escuelas del futuro inmediato, si es que van a ser un firme apoyo de la educación general a la vez que desarrollarán un alto grado de competencia especializada, tendrán que documentar más y más y preparar mejor a todos sus estudiantes. Con el paso del tiempo tal vez tengan hasta que elevar la inteligencia misma. Se sabe que el cuociente de inteligencia no es inmutable. Depende en gran parte del ambiente y de la preparación, y varía con los caminos de costumbres y emociones del individuo. Se sabe que salta dramática y permanentemente. ¿Qué es lo que lo hace saltar y cómo puede hacerse? ¿Podrá la civilización elevarse por sí misma? Se ha dicho que las respuestas a estas preguntas podrán cambiar todo el aspecto de la educación más fundamentalmente que cualquier otra cosa que haya ocurrido en los últimos treinta siglos. Como lo dice un escritor, hablando de la educación en cualquiera parte: "Todavía enseñamos a nuestros niños a la manera que los griegos enseñaban a los suyos, sólo que generalmente no tan bien. .. Algún día sabremos lo que es realmente el proceso de aprender, y cuando ese día llegue, la raza humana comenzará a llegar realmente a algo en el mundo". En este momento, en la tormentosa evolución de la educación en los Estados Unidos, ¿qué nuevas demandas hace el pueblo americano, en conjunto, a sus universidades? Cuando menos, está pidiendo la creación de más profesiones y semiprofesiones nuevas, con programas de apoyo que conduzcan a nuevos grados. Pide un incremento de la educación profesional y de grado y preparación más adelantada para los profesores en particular; una más cuidadosa y completa búsqueda de talentos, y dirección más personalizada para colocar a los estudiantes en sus nichos ocupacionales adecuados; menos énfasis, proporcionalmente, en las especializaciones de las artes liberales, equilibradas por medio de más

Una estructura neoclásica de blanco granito adornada con columnas jónicas, es de la Universidad de California en lierkeley, y lleva el nombre de Benjamín Ide AVheelcr, presidente de la Universidad desde 1 8 9 9 hasta 1 9 1 9 .

material de artes liberales en los cursos profesionales, y continuado énfasis en la ciencia y en la tecnología. Actualmente, como muchos estudiantes que prosiguen su educación más allá de la secundaria no van a universidades, está haciendo que la demanda pública de preparación aventajada no-universitaria, también principalmente en ciencias y tecnología, esté creciendo tan rápidamente como la demanda de preparación universitaria. Al paso que prosigue la evolución, las universidades y las escuelas técnicas adelantadas, van enraizando más profundamente en la vida na-

cional e internacional. Es así como el presidente de la Corporación Carnegie define el presente estado de cosas: "Todo el mundo relaciona los nombres de Salk y Enders con la vacuna para la poliomielitis, pero pocos piensan de las bases de donde proceden, las Universidades de Pittsburgh y Harvard. Los profesores de ingeniería se sienten en su casa en las plantas industriales cerca de sus aulas. Los especialistas en agricultura de la universidad aconsejan a los agricultores de todo el Estado. Las universidades que colaboran en los programas de defensa del gobierno han creado fantásticos laboratorios de investigación, como el laboratorio de radiación de la Universidad de California en Berkeley y su ciclotrón, y gastan cientos de millones de dólares al año. "Fuera de nuestras fronteras, los expertos de las universidades americanas están colaborando en distintos proyectos en casi todos los países del mundo libre. Cualquiera que viaje a lugares lejanos hoy en día se acostumbra al hecho de que no importa cuán remota sea la aldea o pradera allí encontrará a un ingeniero de Purdue, o un experto en salubridad de la Johns Ilopkins, o un antropólogo de Cornell o un experto en agricultura de la Universidad de Minnesota. Hombres de nuestras universidades son consejeros de gobiernos extranjeros, llevando a cabo investigación fundamental y en infinitos modos están modelando el futuro". Reconociendo sus crecientes responsabilidades, aun los planteles más distinguidos ya no esperan fríamente que los estudiantes talentosos vayan a ellos, sino que escudriñan todo el país en busca de esos estudiantes en un movimiento respaldado por más de cincuenta millones de dólares en becas. También los patrones en potencia compiten en la búsqueda de talento educado en una variedad de ocupaciones cada vez más amplia. Numerosas compañías por su cuenta también están proporcionando preparación adelantada a sus propios empleados, ya sea independientemente o en cooperación con instituciones de enseñanza superior vecinas a sus negocios. Según un reciente informe del Fondo para el Adelanto de la Educación de la Fundación „Ford, 85 por ciento de las 349 grandes corporaciones de los Estados Unidos han suscrito una especie de programa organizado para la enseñanza de conocimientos y espeeializaciones. Algunas de ellas tienen presupuestos de educación que rivalizan con los de las universidades. En calidad, se dice que sus cursos pueden compararse favorablemente con los de universidades. Desde la Segunda Guerra Mundial esta tendencia ha adquirido una fuerza de grandes consecuencias, agregando toda una nueva dimensión a la educación superior en los Estados Unidos. Además, numerosos planteles de enseñanza superior están hoy compartiendo sus estudiantes con las empresas de negocios y las industrias. Esta tendencia ha cobrado gran ímpetu en los últimos diez años y, aunque los procedimientos varían, el plan generalmente comprende un programa de estudio en la universidad alternando con trabajo remunerado en las ramas a que el estudiante pretende dedicarse definitivamente. Esto constituye un "internado" que algunas veces proporciona hasta dos años completos de experiencia práctica antes de la graduación.

Otro aspecto significativo es el crecimiento espectacular de la educación internacional. En los últimos años, muchos coUeges y universidades norteamericanas han extendido su radio de acción hasta incluir la instrucción en el idioma y la cultura de zonas remotas de la tierra hasta ahora poco conocidas en los Estados Unidos. Además, otorgan reconocimiento profesional o validez a estos estudios en el extranjero. También recientemente, los viajes de estudio de verano han venido a ocupar su lugar como variante del tradicional viaje "del año del joven en el extranjero", poniendo de esa manera al estudiante en contacto estrecho con los problemas sociales, políticos, económicos y culturales de un mundo que se achica. Sin embargo, de todas las recientes aventuras en la educación internacional, el programa de intercambio auspiciado por el Gobierno de los Estados Unidos es el de mayor envergadura. En un sentido estrictamente real, es el adelanto educacional más dramático de la última década. Dos leyes del Congreso de los Estados Unidos proveen las bases legales y fiscales para los intercambios. La Ley Fulbright de 1946 y la Ley SmitliMundt de 1948, que amplían las actividades de intercambio para incluir otros tipos de prestaciones no autorizadas en la Ley Fulbright y abarcando a otros países no incluidos en la Ley Fulbright. Desde 1948, bajo el programa Fulbright solo, los Estados Unidos han proporcionado los fondos y las facilidades para el intercambio de más de 32.000 estudiantes, maestros y profesores con unos treintinueve países extranjeros. Entre los visitantes hay investigadores, conferenciantes, líderes extranjeros y expertos técnicos, cuyo objetivo es estudiar, enseñar, investigar u obtener experiencia práctica de primera mano al observar la vida de los Estados Unidos a través de todo el país, y también van estudiantes y profesores de los Estados Unidos al extranjero con las mismas miras. Al mismo tiempo, los programas internacionales auspiciados completamente por particulares han seguido creciendo. Estos suplementan las becas que desde hace tiempo viene otorgando la Fundación Guggenheim, que elevó a escala mundial el principio establecido por Cecil llhodes para el intercambio educacional entre los Estados Unidos y la Gran Bretaña. Conforme los visitantes extranjeros siguen desparramándose por las ciudades, pueblos y zonas rurales de los Estados Unidos, el impacto de tantas mentes jóvenes y despiertas procedentes de otros países va extendiendo ampliamente su influencia prometedora. Entre otras muchas cosas, los visitantes extranjeros traen una perspectiva fresca de la educación superior propia, y ellos, a su vez, obtienen una visión directa de un sistema de enseñanza superior que puede ser diferente del suyo propio en muchos modos. Los recién llegados pueden encontrar algunas cosas sorprendentes: la amistosa camaradería entre estudiantes y profesores; el "campus" tradicional, algunas veces ubicado en lugares de rara belleza; la hospitalidad, la variedad y "chiste" de la vida universitaria norteamericana. Los procedimientos pueden serles nuevos: los cursos fijos; las asignaturas claramente definidas, abrumador conjunto de temas, desde Platón hasta la cría de aves.

Viendo a ia universidad de los Estados Unidos desde fuera, eí visitante se preguntará cómo puede cumplir su misión cultural en medio de tantas distracciones y tanta diversidad. Pondrá en duda la idea de la educación superior como educación "general", creyendo que el único objeto de una institución de enseñanza superior debiera ser preparar a los líderes intelectuales de la nación, y principalmente por medio del uso de las disciplinas intelectuales establecidas. Su experiencia en los Estados Unidos de América puede llevarlo a sopesar este punto de vista con el concepto norteamericano, con comprensión más honda que antes de lo que realmente es ese concepto. Tal vez llegue a ver que el proporcionar educación superior en escala creciente es un imperativo histórico que hoy es claramente ineludible en los Estados Unidos. Y no sólo en los Estados Unidos, sino también en muchos otros países. Llegará a comprender más completamente que antes que también es parte del concepto norteamericano el que un sistema de educación superior tiene diferentes responsabilidades para con gentes diferentes. El college de agricultura responde a un tipo de necesidades; el college comunal a otro y así sucesivamente. También hay un lugar importante para la institución que se dedica a preparar principalmente a ios artistas e intelectuales de la nación. En este tipo de escuela las normas tienen que ser rigurosas, para elevar los niveles altos del saber en la nación. Cada tipo de escuela llena una función indispensable y ninguna está más alto que otra. Y la mayoría de los ciudadanos norteamericanos cree que, aunque pudiera hacerse, sería peligroso recortar la educación superior a una sola norma. Al señalar las características sobresalientes de la manera norteamericana de ver las cosas concernientes al saber, un ex senador de los Estados Unidos ha sintetizado sus objetivos ulteriores de esta manera: "Nuestro objetivo es producir hombres y mujeres que posean sabiduría a la vez que conocimientos; compasión a la vez que altos valores personales; convicciones a la vez que razonamiento disciplinado; sensibilidad para la belleza a la vez que firmeza mental para distinguir lo verdadero de le falso; individualidad a la vez que voluntad y disposición para luchar junto con otros para el logro de una meta común". Y luego agrega: "Nuestro futuro no está en retroceder a ideales inferiores. Se encuentra en el enriquecimiento y vigorización de lo que ya es nuestro".

Guía para quien proyecte hacer estudios en los Estados Unidos cDónde

EstudiarP

El primer paso que lia de dar el estudiante chileno que desea ir a estudiar a los Estados Unidos será solicitar informaciones a fin de seleccionar cuál es la institución educativa que llena sus aspiraciones y posibilidades. Debe dirigirse al Servicio Informativo y Cultural de la Embajada de los Estados Unidos de América en Santiago. También puede dirigirse al Director Administrativo o a la Directora de Extensión Cultural del Instituto Chileno-Norteamericano de Cultura, Moneda 1467, Santiago; o al Director Administrativo de los Institutos Chileno-Norteamericanos en las ciudades de Valparaíso, Concepción, Antofagasta o Chillan. Los chilenos que han estudiado en los Estados Unidos constituyen también una buena fuente de información. Los University Clubs de Santiago y de Valparaíso están dispuestos a dar informaciones y consejos al estudiante chileno que desee ir a estudiar a los Estados Unidos. Cualquier estudiante chileno puede escribir en español, solicitando informaciones, a la siguiente dirección: Institute of International Education, 1 East 67th Street, New York 21, N. Y. Al escribir deberá mencionar claramente los estudios que desea hacer, su preparación académica y el tiempo que proyecta permanecer en los Estados Unidos como estudiante. Las informaciones que solicite son gratuitas y no es necesario adjuntar ningún documento al pedir tales informaciones. Todas las instituciones de enseñanza superior de los Estados Unidos tienen prospectos impresos en los que dan detalles sobre su historia, organización, dependencias, catedráticos, cursos de estudio, costo de pen-

siones, becas que están en condiciones de conceder, requisitos de ingreso, información sobre la vida estudiantil y otros asuntos de interés. Muchas instituciones también publican folletos especiales para estudiantes extranjeros. Muchos de estos prospectos y folletos pueden encontrarse en las oficinas de los Institutos Chileno-Norteamericanos anteriormente mencionados. También pueden obtenerse si el estudiante escribe directamente al Admissions Office del college o university. En este caso tendrá que esperar algún tiempo antes de recibir lo solicitado, pues, habitualmente, tales instituciones lo despachan por correo marítimo. Asociaciones

Calificadoras:

En el campo de la enseñanza secundaria y superior hay asociaciones calificadoras (accrediting associations) voluntarias, que admiten como integrantes de su organización únicamente a colegios y universidades, que llenan determinados requisitos o normas. Son seis las asociaciones de esta naturaleza en el país. Tienen listas de las universities, colla ges y planteles particulares de segunda educación que llenan los requisitos generales. Además, casi en cada ramo profesional se cuenta con asociaciones calificadoras nacionales. Ellas conservan nóminas de las instituciones conceptuadas dignas de aceptación en sus respectivas esferas de acción. Estas agencias calificadoras particulares son de vasta influencia y coadyuvan al mantenimiento de ciertas normas educativas en toda la nación. Es necesario insistir que el estudiante seleccione un college o universidad o pwfessional school que sea calificada por tales asociaciones. De esta manera, el estudiante extranjero está a salvo de gastar tiempo y dinero. Estas Asociaciones Calificadoras han fijado ciertos requisitos que tienen que llenar las instituciones educativas estadounidenses si quieren ser calificadas. Su finalidad es la de ayudar a los gradúate schools a seleccionar estudiantes con buena calificación y que sean aptos para realizar estudios avanzados y para salvaguardar al estudiante contra el ingreso en una institución no calificada. Admisión al College o

University:

Una vez que el estudiante haya seleccionado cuidadosamente el college o university al que desee ir a hacer estudios, debe solicitar ser admitido por lo menos con una anticipación de ocho a diez meses a la apertura del año escolar respectivo que en los Estados Unidos empieza en septiembre. El primer paso que debe dar es solicitar un formulario de solicitud de admisión de la Admissions Office del college o university. La Admissions Office cuando envía al solicitante el formulario, generalmente describe qué academic credentials (documentos y requisitos) deben llenarse para ser admitidos. Las academic credentials deben incluir: 1. Solicitud llenada debidamente; 2. Una fotografía adjunta a la solicitud; 3. Documentación completa de los estudios realizados; 4. Un certificado de una autoridad educativa en el que conste la clase y calidad de estudios reali-

zados por el solicitante; 5. Un certificado oficial sobre su eficiencia en el inglés, conferido por el funcionario respectivo de la Embajada de los Estados Unidos o el Director de Cursos del Instituto Chileno-Norteamericano de Cultura de Santiago, Valparaíso, Concepción, Antofagasta o Chillán; y 6. Certificado de salud conferido por un médico de la localidad. Los colleges o universities de los Estados Unidos han llegado a tal punto que el cupo de matrículas está casi completo y es posible que con el tiempo esta situación se complique aún más. Algunas veces, el estudiante extranjero halla dificultad en ser admitido. Por lo tanto, cuando un estudiante extranjero no es admitido no debe tomarse como un índice de su incapacidad para ingresar a la institución educativa que haya escogido. Hay que tener presente que las solicitudes de admisión a los colleges y universities de los Estados Unidos pasan por un proceso de estricta selección entre las solicitudes presentadas por estudiantes de todas partes del mundo. También es muy importante que el estudiante chileno que desee ir a estudiar en los Estados Unidos tenga presente una gran verdad; no siempre es lo más indicado seleccionar el college o university más grande o de renombre mundial. Sucede que en estas instituciones, que cuentan con muchos miles de estudiantes y miles de catedráticos, es más difícil para el estudiante adaptarse al ambiente que lo que sería si seleccionara una institución más pequeña. Entonces, la decisión final sobre el college o university, debe hacerla el mismo estudiante en unión de sus padres, asesorándose eso sí, de chilenos que estudiaron en los Estados Unidos o de funcionarios de instituciones norteamericanas capaces de dar esta clase de servicio. Requisitos

básicos para la

admisión:

Los requisitos de admisión a los colleges o universities varían de institución a institución. Sin embargo, ciertos requisitos básicos son comunes a todas ellas. Para ser admitido para hacer estudios de graduate o undergraduate, el estudiante debe leer, hablar, escribir y comprender completamente bien el inglés. Si no se halla suficientemente capacitado para el manejo del inglés, es aconsejable, que posponga su viaje de estudios hasta cuando haya dominado estas dificultades. Las instituciones educativas de los Estados Unidos se están mostrando cada vez más exigentes en cuanto al indispensable requisito del dominio del inglés, ya que sin este dominio el estudiante extranjero jamás puede realizar estudios con éxito. La estrictez de estas instituciones tiene el laudable fin de evitar al estudiante extranjero que malgaste su tiempo y su dinero y, quizá, evitar el surgimiento de reacciones inesperadas en el estudiante, que se siente defraudado en la consecución de los conocimientos que esperaba adquirir. Al considerar las dificultades que encuentra el estudiante extranjero en los Estados Unidos debido a la falta del idioma, muchos colleges o universities han tratado de ayudarle, estableciendo cursos intensivos de inglés antes de que empiecen las clases del año escolar y consecutivamente con los primeros semestres de estudio regular. Muchas instituciones educativas de enseñanza superior de los Estados Unidos ofrecen cursos intensivos de inglés antes del año escolar. Para participar en estos cursos, el estudiante extranjero debe estar en los Estados Unidos dos meses antes

de que empiece el año escolar. Estos cursos ayudan al estudiante tanto a ejercitarse en el manejo del inglés, como también a adaptarse al ambiente del país y del college o university. Informes sobre estos cursos de o imantación se puede proporcionar al estudiante en las oficinas de la Embajada de los Estados Unidos en Santiago. Por último, es necesario recalcar que solamente aquel estudiante extranjero que haya hecho estudios con buen éxito en su propio país y que podría hacer igual en los Estados Unidos, tiene probabilidades de ser admitido para realizar estudios de perfeccionamiento en las instituciones educativas de enseñanza superior de ese país. Esto se aplica al estudiante que todavía no tiene título, pero se aplica aún más al estudiante que tiene título profesional. Calificación

de los Documentos

y

Requisitos:

La calificación de los documentos del estudiante extranjero por las instituciones educativas de los Estados Unidos presenta ciertas dificultades. Es natural que el estudiante extranjero quiera que se le reconozca el valor respectivo al título adquirido en su país. Pero las dificultades a este respecto surgen cuando los requisitos que las instituciones de los Estados Unidos exigen para conceder tal grado difieren grandemente con los requisitos exigidos por sus similares en Chile. Además, dado que cada una de las instituciones de enseñanza superior tienen sus normas características, la revalidación de. documentos de una institución a otra, dentro de los Estados Unidos, crea problemas. Esto, como se comprenderá, es cierto, en mayor grado, para la revalidación de documentos obtenidos en instituciones de enseñanza superior de otros países. Al tomar en cuenta lo que se anota en el párrafo anterior, los documentos del estudiante extranjero forman un conjunto cuyas partes deben ser revisadas y calificadas de acuerdo con normas de instituciones diferentes en su estructura a la de otros países. Sin embargo, existen ciertos factores básicos sobre los que se efectúa la revalidación de los documentos del estudiante extranjero: ( a ) estudios que planea hacer el estudiante; ( b ) requisitos de la institución respectiva para conceder títulos específicos; y (c) estudios y documentos adquiridos por el estudiante extranjero que podrían llenar los requisitos de la institución en que planea hacer estudios de especialización. Todos estos factores son tomados en cuenta por la Admissions Office al recibir una solicitud de ingreso de un estudiante extranjero. Mientras más informes y documentos se puedan presentar al Admissions Officer (jefe de la oficina de admisiones), tanto mejor, ya que así tendrá mayores oportunidades para estudiar y decidir sobre la solicitud del estudiante extranjero y realizar la calificación. Se han realizado progresos en el sentido de resolver los problemas surgidos como consecuencia de la calificación de los documentos de los estudiantes extranjeros. Las instituciones estadounidenses están interesadas en intercambiar y compartir informaciones y experiencias educativas que servirán para establecer un sistema internacional de calificaciones con lo cual se ahorrarán muchas dificultades al estudiante extranjero que proyecte hacer estudios en los Estados Unidos.

INDICE Página Introducción

3

Una empresa única y como surgió

5

Problemas, propósitos y nuevas perspectivas

21

Guía para quien proyecte hacer estudios en los Estados Unidos

35

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