EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA. Gabriel García Márquez

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA Gabriel García Márquez 1 1) 2) 3) 4) GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Y EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA. ESTRUCTURA

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EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

Gabriel García Márquez

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1) 2) 3) 4)

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Y EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA. ESTRUCTURA Y CONTENIDO NARRATIVO LOS PERSONAJES EL AMOR Y LA MUERTE EN “EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA”

1. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Y EL BOOM DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA 1.1. La novela hispanoamericana durante el siglo XX. La novela en Hispanoamérica nació algo tarde y tuvo una lenta evolución, por lo que es necesario llegar hasta el siglo XX para notar la independencia temática y de estilo de la narrativa latinoamericana, que fue registrando un ritmo creciente hasta hacerla verdaderamente única a través de la segunda mitad del siglo. La consideración internacional de esta novelística se ciñe a la década de los años 70, cuando alcanzó la primacía en las letras hispánicas y un interés excepcional y universal gracias al llamado “boom” de la novela hispanoamericana. Pero esta culminación está precedida por un proceso de depuración que surgió a comienzos del siglo XX, ayudado en gran medida por la importancia que habían adquirido los poetas latinoamericanos y los movimientos innovadores de su literatura. De manera esquemática y simplificadora se suelen distinguir las tres etapas siguientes: a) La novela realista, hasta aproximadamente 1940. b) Los comienzos de la renovación narrativa, con frutos cada vez más logrados entre 1945 y 1960. c) El “boom” de la novela hispanoamericana. La consolidación y el desarrollo de la nueva narrativa a partir de 1960.

a) La novela realista, hasta aproximadamente 1940. La característica más significativas de la novela realista hispanoamericana de esta época es la presentación de la peculiaridad americana. De acuerdo con ello, hay que distinguir las áreas temáticas siguientes: a) La naturaleza. Una naturaleza de proporciones grandiosas y de gran diversidad, inexplorada en buena parte, cuyas fuerzas telúricas encuadran o condicionan la aventura humana. Novelas ambientadas en la cordillera, en la pampa, la selva amazónica,… b) Los problemas políticos. Resulta característica la inestabilidad política de aquellos países, la incesante sucesión de revoluciones, la frecuente presencia de dictadores que emanan de la oligarquía dominante, etc. En estas tensiones halla la novela hispanoamericana un potente filón. c) Los problemas sociales, subyacentes a las citadas tensiones políticas. La novela reflejará las desigualdades de la pirámide social: en la cumbre, la oligarquía aliada a los intereses de las grandes potencias extranjeras que explotan las inmensas riquezas naturales; en la base, las peonadas de las grandes haciendas, los obreros de las 2

omnipotentes compañías bananeras, etc., masas paupérrimas e ignorantes. La novela realista es, sobre todo, una protesta ante estas desigualdades. Además, no pocos títulos se proponen denunciar la oprimida condición del indio, se habla así de una novela indigenista. De entre las numerosas novelas que surgen dentro de la línea realista sobresalen dos títulos fundamentales: Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos y La vorágine, de J.E. Rivera.

b) Renovación de la narrativa hispanoamericana a partir de los años 40. El Realismo mágico. A partir de 1940 (con algunos precedentes) se observa un progresivo cansancio de la novela realista y se origina una auténtica renovación de la novela hispanoamericana. No desaparecen los temas anteriores, pero se abordan de otra manera y se complementan con temas nuevos. Las innovaciones que se producen son las siguientes: 

La aparición de temas nuevos como el mundo urbano (frente al predominio de lo rural en la etapa anterior) y los problemas existenciales, que se añaden a los problemas sociales. (Jorge Luis Borges, El Aleph)



La recuperación de los elementos mágicos de los mitos y leyendas americanos (Leyendas de Guatemala, M.A. Asturias).



La presencia de lo onírico (Pedro Páramo, Juan Rulfo).



El abandono de la estructura realista tradicional: se nota un mayor cuidado del estilo y los autores atenderán a las innovaciones formales aportadas por los grandes novelistas europeos y norteamericanos. (Rayuela, Cortázar).

La corriente narrativa que se origina en esta época se denomina “realismo mágico”. Ya Borges había hablado en los años 30 de “realismo fantástico” y Alejo Carpentier hablará de “lo real maravilloso”, para referirse a una narrativa que incorpora la fantasía y la imaginación porque, según Carpentier, el realismo puro era incapaz de recoger la asombrosa e insólita realidad del mundo americano. En esta nueva narrativa, realidad y fantasía se presentarán íntimamente ligadas en la novela: unas veces por la presencia de lo mítico, lo legendario y lo mágico; otras, por el tratamiento poético de la acción, de los personajes o los ambientes. Borges, Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo y Alejo Carpentier son los escritores que emprenden la renovación de la narrativa hispanoamericana que desemboca en el Realismo mágico. c) El “boom” de la novela hispanoamericana en los años 60. Desde 1962 se asiste tanto en España como en el resto de Europa al desarrollo sorprendente de la novela hispanoamericana, hasta entonces marginada y desconocida, pese a su importancia. Se trataba, en realidad, de un conocimiento repentino de una novelística que se había desarrollado en su propio aislamiento americano durante años y que al aparecer súbitamente daba la sensación de un “boom”, de un surgimiento imprevisto. Se trata también, en buena medida, de un fenómeno editorial en el que tienen responsabilidad editores y editoriales. Además, no se trata solo de que aparezcan nuevos e importantes novelistas, sino que muchos de los que venían publicando desde tiempo atrás escriben en estos años algunas de sus obras más significativas (es el caso de Onetti, Sábato, Cortázar o Lezama Lima). 3

El “boom” no tiene carácter generacional, lo llenan escritores de diversas edades y países y, frecuentemente, con escasa relación entre ellos. Aunque también sus estilos y preocupaciones son diversos, puede afirmarse que, en general, se trata de novelistas que siguen un proceso de renovación ya iniciado en los años 40. Así, en lo temático se continúa el desarrollo de temas de la generación anterior, como el gusto por lo urbano y por una nueva novela rural; y, sobre todo, se consolida la integración de lo fantástico y lo real. Lo que caracteriza a los escritores que se ubican dentro del 'boom', es que se trata de intelectuales exiliados de sus países, que desde Europa tomaron parte de la causa latinoamericana, y se hicieron eco de ella. Vargas Llosa dijo años más tarde que "había llegado a Europa siendo peruano, y allí me descubrí latinoamericano". Esta necesidad de pertenencia a una cultura que les era común, con diferencias regionales, terminó por conformar un grupo de lucha que acabó reclamando las libertades, los derechos humanos, y la revolución cubana y nicaragüense 1. La mayoría de los especialistas suele situar el punto de arranque de este fenómeno mediático centrado sin excepciones en el género novelístico, en junio de 1963 con la publicación de la mítica y revolucionario Rayuela, del argentino Cortázar, que fue contemporánea de los primeros títulos significativos del peruano Vargas Llosa, La ciudad y los perros (1963), del mexicano Carlos Fuentes, La muerte de Artemio Cruz, (1962) y, sobre todo del colombiano G. García Márquez , cuya novela Cien años de soledad (1967) consolidó el “boom” hasta el punto de convertirse en la obra más famosa, vendida y traducida de la lengua española entre todas las posteriores a Don Quijote de la Mancha. Esta explosión de creatividad cultural y social llegó a Europa como un soplo de aire nuevo en un momento en que la novela europea daba claros signos de asfixia. Entre los factores que provocaron el “boom”, destacan los siguientes: 

Identificación ideológica de la mayoría de los autores con la revolución cubana, creación de una actitud común y una toma de conciencia de que literatura y política eran dos vínculos indisolubles.



Preocupación por los problemas culturales. Los premios, los concursos y los congresos mantuvieron viva la conexión entre los escritores del “boom”, divulgando su actitud ideológica y sus aportaciones literarias.



Gran apoyo del sector editorial español, con importantes labores de divulgación y promoción publicitarias. Editoriales como Seix Barral y agentes como Carmen Balcells tuvieron un papel primordial en el triunfo de esta corriente.



Difusión de muchas traducciones de estas novelas, gracias al interés de múltiples revistas especializadas en literatura, incluso difusión cinematográfica de relatos de los autores del “boom”.

Los autores del “boom” hispanoamericano fueron capaces de confirmar las innovaciones de las etapas anteriores y aportar sus propias novedades. Las principales características son: Características temáticas: 

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Se amplía la preferencia por la novela urbana y cuando aparezca la novela de ambiente rural (por ejemplo, en García Márquez) recibirá un tratamiento nuevo.

El trabajo de estos autores está condicionado por el clima de agitación política de América Latina en las décadas de los 60 y 70: la revolución cubana en 1959, los regímenes autoritarios que gobernaron Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y otros países son los mejores ejemplos.

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Se consolida el tema existencial, con protagonistas solitarios, con problemas de comunicación y que no encuentran sentido a la existencia (El túnel de Ernesto Sábato)



Importancia de la temática histórica y social. Abundan novelas donde se aborda el tema del dictador, como en El otoño del patriarca (García Márquez) o El señor presidente (Miguel Ángel Asturias), o la historia iberoamericana, como en El siglo de las luces (Alejo Carpentier)



Aparece la propia creación literaria como tema (Rayuela, Cortázar)

Alguno de estos temas se ven claramente en El amor en los tiempos del cólera: -

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la crisis existencial del individuo se aprecia en la soledad manifiesta de Florentino (vive por y para Fermina y únicamente se comunica con ella por cartas); la historia de Iberoamérica y la situación social está presente en múltiples referencias: la boda de Fermina y Juvenal es apadrinada por el Dr. Rafael Núñez, tres veces Presidente de la República (p.224). La visita del Presidente Marco Fidel Suárez a la casa del matrimonio con el fin de conocer los prodigios del loro (p.37) El abuso de poder por parte de los gobernantes hacia las viudas que debían “sepultarse en vida a coser su mortaja”. El endeudamiento y el gusto por la vida fácil de la época; por último, la propia creación narrativa o metaficción también se encuentra aquí, ya que esta novela resume múltiples voces: destacan, como voz distinta a la del narrador, las cartas de amor de Florentino que además son un duplicador de la realidad. Estas cartas ponen de manifiesto la relación entre autor y ficción. A propósito de ellas el autor teoriza sobre la idea de la escritura como imitación y dolor.

Características formales: se insiste en la renovación de técnicas novelescas a través de la incorporación de técnicas de la novela experimental. Lo más destacable es: 

Experimentación y nuevas formas de expresión lingüística: superposición de estilos y registros, distorsión sintáctica y léxica, utilización de un lenguaje poético.



Renovación total de la estructura del relato: ruptura de la línea argumental, saltos en el tiempo, tendencia a unir diferentes géneros literarios, el empleo del monólogo interior y diversos puntos de vista (pluriperspectivismo).



Como se ha dicho antes, muchos de estos autores cultivaron también el realismo mágico, que consiste en fundir lo cotidiano (problemas sociales y existenciales) con lo insólito (lo onírico y sobrenatural). El ejemplo clave del Realismo mágico lo encontramos en Cien años de soledad: donde encontramos los diálogos entre vivos y muertos, un personaje que desaparece volando con una sábana, la duración del diluvio en Macondo de más de cuatro años, una lluvia de flores, el nacimiento con cola de cerdo del último miembro de la familia o que el último integrante de los Buendía sea comido por las hormigas. Aunque en EATC no predomina el Realismo mágico, sí podemos encontrar algunos ejemplos, como el súbito crecimiento de flores en el cementerio en el que está enterrada Tránsito Ariza o el crecimiento sobrenatural de la muñeca de Fermina Daza (Pág. 183: “…descubrió que la muñeca estaba creciendo: la preciosa ropa original que llegó con ella le dejaba los muslos al descubierto, y los zapatos se habían reventado por la presión de los pies.”)

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En definitiva, con el “boom” de la novela hispanoamericana encontramos un arte nuevo que ocupa un lugar preeminente en la narrativa mundial. Algunos de los autores más representativos son Mario Vargas Llosa (peruano y con doble nacionalidad española, premio Nobel de Literatura en 2010), Ernesto Sábato (argentino, cuyas novelas destacan por las preocupaciones existenciales), y Julio Cortázar (argentino, pero nacionalizado francés poco antes de su muerte, destaca tanto por sus novelas como por sus cuentos que consiguen mezclar realidad y fantasía). Pero, el autor más representativo de este “boom” es García Márquez. 1.2. Gabriel García Márquez Gabriel García Márquez nace el 6 de marzo de 1928, en Aracataca, un pueblo de la costa atlántica colombiana. “Gabo”, como se le conoce cariñosamente, fue el mayor de una familia numerosa de doce hermanos, que podríamos considerar de clase media: Gabriel Eligio García, su padre, fue uno de los numerosos inmigrantes que, con la “fiebre del banano”, llegaron a Aracataca en el primer decenio del siglo XX. Su madre, Luisa Santiaga Márquez, pertenecía en cambio a una de las familias eminentes del lugar: era hija del coronel Nicolás Márquez y de Tranquilina Iguarán, que no vieron con buenos ojos los amores de su hija con uno de los “aventureros” de la “hojarasca” (como se llamaba despectivamente a los inmigrantes), que desempeñaba el humilde oficio de telegrafista. El hecho de desempeñar ese oficio y de ser hijo de madre soltera no lo hacía merecedor de su hija. Con intención de separarlos, ella fue enviada lejos de la ciudad, pero Gabriel consiguió conquistarla a través de serenatas de violín, poemas y otras pruebas de amor. Por eso, cuando tras vencer múltiples dificultades, Gabriel Eligio y Luisa Santiaga consiguieron casarse, se alejaron de la familia y se instalaron en Riohacha, sin embargo, cuando tenía que nacer su primer nieto, sus padres convencieron a Luisa Santiaga de que diera a luz en Aracataca. Poco después Gabriel Eligio y Luisa Santiaga regresaron a Riohacha, pero el niño se quedó con sus abuelos hasta que, cuando tenía ocho años, murió el abuelo, al que García Márquez consideró siempre “la figura más importante de mi vida”. De esos primeros ocho años de “infancia prodigiosa” surge lo esencial del universo narrativo y mítico de García Márquez, hasta el punto de que, con alguna exageración, ha llegado a decir: “Después todo me resultó bastante plano: crecer, estudiar, viajar... nada de eso me llamó la atención. Desde entonces no me ha pasado nada interesante”. Lo que sí es cierto es que los recuerdos de su familia y de su infancia, el abuelo como prototipo del patriarca familiar, la abuela, la vivacidad del lenguaje campesino, la natural convivencia con lo mágico y el mundo caribeño, desmesurado y fantasmal aparecerán, transfigurados por la ficción, en muchas de sus obras. Aunque estudia los cinco cursos de Derecho no llega a graduarse, porque, según confiesa, “me aburría a morir esa carrera. Pronto García Márquez abandona los estudios de Derecho: en un viaje a Barranquilla conoce a un grupo de periodistas que le fascinan y decide instalarse allí y orientar totalmente su vida al periodismo, por lo que empieza a trabajar de columnista y a escribir su primera novela, La hojarasca. A estos periodistas les debe el descubrimiento de los autores que más tarde se convertirán en sus modelos literarios: Kafka, Joyce y, muy especialmente, Faulkner, Virginia Woolf, y Hemingway. La simbiosis de literatura y periodismo es clara en algunas de sus obras narrativas publicadas, Relato de un náufrago (1955), Crónica de una muerte anunciada (1981), o Noticia de un secuestro (1997). En 1955, García Márquez va por primera vez a Europa como corresponsal del periódico El Espectador. El que tenía que ser un breve viaje, se convierte en una estancia de más de cuatro años: Ginebra, Roma –donde se matricula en el “Centro Sperimentale de Cinematografía” (A partir 6

de 1963, García Márquez conseguirá por fin trabajar como guionista)- y, finalmente, París. García Márquez, que había decidido seriamente ser escritor, se queda en París afrontando grandes penalidades económicas. En un viaje relámpago a Barranquilla, se casa con su novia Mercedes Barcha, con la que pronto tiene dos hijos. En 1967, tras 18 meses de duro trabajo concluye Cien años de soledad. Para enviar el manuscrito a Buenos Aires, deben empeñar los tres últimos objetos de un cierto valor que les quedaban: una batidora, un secador de pelo y la estufa. El éxito es fulminante. Según Vargas Llosa, “el éxito resonante deja a García Márquez mareado y algo incrédulo”, aunque feliz porque por fin puede dedicarse exclusivamente a escribir. En 1982 le conceden el Nobel. Su discurso de agradecimiento es un canto de amor a América Latina: “Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Éste es el nudo de nuestra soledad”. Obra Es el más influyente de los autores del “boom”, especialmente desde que le fuera concedido el Premio Nobel. Sus primeras novelas cortas tanteaban ya en la búsqueda de la unión de lo real y lo fantástico y en la formación de un peculiar mundo imaginario, al modo de Faulkner. Así aparecen novelas cortas como La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961), La mala hora (1962), y libros de relatos como Los funerales de la Mamá Grande (1962) y Ojos de perro azul (1950). Todos ellos crean el mundo fantástico de Macondo y sientan las bases de Cien años de soledad (1967), la novela que consolidó el surgimiento del “boom” y supuso todo un fenómeno en las letras hispánicas (y tal vez en la literatura mundial). La obra es una síntesis de la historia de un poblado fantástico, Macondo, íntimamente unido a la familia de los Buendía, que representa metafóricamente la historia de Colombia, de América Latina y de la Humanidad en general, con los riesgos que la acosan: los más elementales problemas humanos, los problemas sociales, explotación, guerras…pero todo ello aparece representado en la novela por medio de elementos fantásticos, fuerzas naturales insólitas, y, en resumidas cuentas, elementos maravillosos, que dan a la novela una textura peculiar entre el realismo y lo fantástico, acentuada por la mezcla de elementos trágicos, cómicos y extrañamente grotescos. Los estudiosos de G. Márquez suelen considerar las novelas posteriores como pertenecientes a una segunda etapa. El otoño del patriarca (1974) tiene por protagonista a un dictador que quiere ser el símbolo de todos los déspotas americanos y de su peculiar modo de ejercer el poder. Crónica de una muerte anunciada (1981) es una magistral novela corta que reproduce minuciosamente un crimen pasional del mundo rural de la infancia del autor, explorando minuciosamente en los hechos, sus motivaciones, el estilo de vida, las pasiones humanas que lo desencadenan… pero a través de una técnica rigurosa de documentación, y luego de descomposición temporal y el análisis pormenorizado de los hechos que presta un peculiar “suspense” a unos hechos cuyo desenlace se conoce desde el principio. El amor en los tiempos del cólera es de 1985. Posteriormente ha publicado El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1944) y Memoria de mis putas tristes (2004). Ha redactado sus memorias en Vivir para contarla (2002) y el año pasado publicó su última novela, En agosto nos vemos. 7

Anexo. Algunos autores y obras mencionadas en este apartado: Autores

Obras

La muerte de Artemio Cruz, 1962 Cuenta los recuerdos de Carlos Fuentes (Panamá, 1928. Nacionalizado un político mejicano, antiguo revolucionario enriquecido, mejicano. Premio Cervantes 1987) que repasa su vida en el lecho de muerte y, con ella, la reciente historia de su país Juan Rulfo (Méjico, 1917-1986) Pedro Páramo, 1955. Obra que transcurre entre la realidad y la fantasía. Comala es una aldea desaparecida con sus habitantes ya fallecidos cuando la novela empieza. El narrador cuenta a saltos la historia de Juan Preciado que llega a la aldea para conocer a Pedro Páramo, su padre, un cacique cruel, pero amado por las mujeres a las que deshonra y abandona. Cien Años de soledad, 1967 Gabriel García Márquez (Colombia 1928. Obra cumbre del “Realismo mágico”, cuenta la historia de Premio Nobel 1982). siete generaciones de la familia Buendía a lo largo de cien años, y la de Macondo, pueblo mítico, desde su fundación hasta que desaparece arrasado por un cataclismo. Crónica de una muerte anunciada,1981 Minucioso relato de las circunstancias que rodean un crimen que todos saben que se va a producir y nadie puede evitar. La Ciudad y los Perros, 1962. Describe la vida de unos Mario Vargas Llosa (Perú, 1936. Premio jóvenes en un colegio militar de Lima. Cervantes en 1994 y Premio Nobel 2010) Conversaciones en La Catedral, 1970. Obra de compleja estructura, cuya acción transcurre en un bar llamado “La Catedral” Rayuela, 1963 Julio Cortázar (Bruselas, 1914-1984. Novela que utiliza innovadoras técnicas narrativas: posee Nacionalizado argentino) una estructura en secuencias y puede leerse de principio a fin o saltando de unas páginas a otras. Cuenta la historia de Oliveira, argentino que marcha a París y, al regresar de nuevo a Argentina, se siente extranjero en su tierra. Alejo Carpentier(Cuba, 1904-1980) El siglo de las luces, 1962 Ficción basada en un episodio ocurrido en la Isla de Guadalupe durante la Revolución Francesa. Los personajes centrales son tres jóvenes cubanos, que pertenecen a la burguesía, a quienes un francés, Víctor Hugues, adoctrina en las ideas de la Ilustración y la Revolución, convirtiéndolos en auténticos revolucionarios ilustrados G. Cabrera Infante (Cuba, 1929-2005. Premio Tres tristes tigres, 1967. Se compone de una serie de Cervantes en 1997) conversaciones entre diferentes gentes de La Habana: personajes de la televisión, cantantes, músicos de Jazz, jóvenes ricos, fotógrafos, etc. Todos reflejan fielmente las hablas de sus respectivos grupos sociales que constituyen una muestra de la cultura impuesta en la isla por EEUU.

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2. ESTRUCTURA Y CONTENIDO NARRATIVO El amor en los tiempos del cólera, publicada en 1985 por Gabriel García Márquez, comparte con otras novelas del “boom” hispanoamericano el gusto por la innovación estética y la experimentación formal. Por eso, vamos a encontrar en esta novela una estructura narrativa caracterizada, entre otras cosas, por la ruptura de la linealidad temporal, el perspectivismo múltiple, y la original disposición argumental. Analizaremos a continuación estas y otras características:

ESTRUCTURA Podemos afirmar que la estructura de la novela es en espiral ya que el comienzo y final se tocan: existe una relación de oposición semántica entre la primera frase: Era inevitable y la última del texto: Toda la vida. Desde su arranque “Era inevitable” alude a la fatalidad de los amores contrariados, constante en la literatura colombiana. Frente a la muerte con la que se inicia la novela, “Toda la vida” se asocia a un final feliz con influencia de bolero. Es la historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza a lo largo de más de cincuenta años. La novela está dividida en seis capítulos (carentes de título) y, el primero y el último se desarrollan en el momento presente. Del dos al cuatro son una larga analepsis. La novela, iniciada “in media res”, refleja el estilo de un cuentista tradicional, del fabulador inagotable que es G.G.M. Son frecuentes las alusiones al número seis como símbolo, por ejemplo se juega con la pareja y el trío amoroso cuyo producto es seis; una de las cartas de la pareja protagonista tiene seis pliegos. También se puede asociar este número con la creación del mundo: en seis días tal y como cuenta la Biblia.

NARRADOR En E.A.T.C. encontramos un narrador omnisciente, pero con algunas peculiaridades. En primer lugar, el narrador se sabe partícipe de la colectividad y se presenta como un autor-cronista (no olvidemos su profesión de periodista) que va describiendo las costumbres de la época. Por otro lado, se siente como un personaje más del relato, de ese personaje colectivo que encontramos en esta novela. Como ejemplo valgan las expresiones “nuestra ciudad” utilizada por el narrador o “El Diario del Comercio, nuestro periódico tradicional...”; “La partida de bautismo fue durante muchos años nuestro único instrumento válido de identificación”. Por otro lado, El narrador se siente tan partícipe del relato que cita también el nombre de su mujer al final (Mercedes) cuando desde el barco va comentando las poblaciones por donde pasan: “…en la población (…) donde nació Mercedes”.

TÉCNICAS NARRATIVAS La primera técnica que sobresale es el perspectivismo. El narrador suele contar los hechos desde tres perspectivas, básicamente: la de Urbino, la de Florentino y la de Fermina, que va cambiando, lo que aporta mucha variedad, rompe la monotonía y aporta ritmo y frescura a la novela. Llama la atención que el procedimiento para conseguir este perspectivismo se base en “saltos”, tomando, dejando y retomando la psicología del personaje en concreto. A menudo, todo queda enlazado a través de los “recordatorios” y párrafos de repaso del contenido que completan las piezas de un puzzle que el lector va componiendo, y “sumarios” que resumen partes anteriores del contenido (ej. P.385) 9

También encontramos la técnica “parentética” que consiste en interrumpir una historia con otra y volver después a la anterior. Otro rasgo de la técnica narrativa muy destacado es el especial tratamiento del tiempo con los saltos hacia atrás (analepsis) como juego entre lo retrospectivo y lo lineal, entre el presente y el pasado, y algunos casos de saltos hacia el futuro (prolepsis): “Muchos años después…” El capítulo sexto y último es una muestra de linealidad del tiempo que enlaza con el comienzo de la novela: muerte de Jeremías, visita de Juvenal Urbino y posterior muerte de este. La escritura epistolar es esencial en la novela, sobre todo en las relaciones entre Fermina y Florentino, era su única vía de comunicación en los inicios juveniles, y fue la llave que abrió de nuevo el corazón de Fermina medio siglo después, con esas cartas llenas de sabiduría que le enviaba Florentino. Un Florentino que leía todo lo que llegaba a sus manos, formándose de manera autodidacta, algo que condicionaba su estilo literario, excesivamente florido y que le incapacitaba para escribir un texto comercial. Las cartas de Fermina, en cambio, eran sucintas y escuetas, como correspondía a su carácter. García Márquez no permite al lector leer una sola línea de todas estas cartas, pero sí le muestra información suficiente de su contenido, así como del progreso estilístico de Florentino Ariza, que tanto le ayudaría en el triunfo final con Fermina. (p.417) Los olores, aromas, sabores… son utilizados como enlaces asociativos de recuerdos y situaciones desde las primeras líneas: “el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.”; “la tufarada nauseabunda contaminó en su memoria el recuerdo de Fermina Daza” ESTILO NARRATIVO En cuanto a los estilos narrativos encontramos: 

El estilo indirecto: el narrador utiliza verbos dicendi, introductorios de lo que piensa o dice el personaje. “El doctor Urbino se sintió delatado”; “el doctor Urbino se acordó sin amargura de la botica”; “el joven chelista del conjunto (…) le dijo que era el cuarteto para cuerdas de Gabriel Fauré…”



El indirecto libre: ausencia de verbos dicendi y de nexos introductorios del enunciado: “Ella le dio más argumentos hasta el final de la visita. No iría al entierro, pues así se lo había prometido al amante”



El estilo directo, poco frecuente, está presente en intervenciones breves y aisladas pero contundentes, lapidarias, es decir, el autor deja hablar a un personaje cuando de verdad quiere que lo reconozcamos, por lo que su intervención se convierte en una pincelada de su carácter y con ella cierra un episodio, consigue así un efecto de remate. Generalmente, aparece tras una larga descripción (son abundantes las descripciones de lugares, personajes y situaciones), y es una frase sentenciosa que actúa de cierre tras los dos puntos. Un ejemplo de esto es la última frase de la novela.

SÍNTESIS ARGUMENTAL La novela cuenta las historias de amor entre los personajes principales: Fermina Daza, Juvenal Urbino (esposo de Fermina) y Florentino Ariza (eternamente enamorado de Fermina). La historia transcurre en el pueblo caribeño de La Manga, el cual vive sumido en continuas guerras civiles y con la amenaza constante del cólera. Fermina Daza junto a su padre, Lorenzo Daza, y su 10

tía Escolástica, se mudaron desde San Juan de la Ciénaga a La Manga en busca de un futuro más alentador. A los trece años, Fermina conoce a Florentino y, tras una intensa relación epistolar de cuatro años, que se mantiene durante el viaje que se ve obligada a emprender Fermina a instancias de su padre, lo rechaza. Florentino queda destrozado, pero se jura a sí mismo que tarde o temprano conseguirá el amor de Fermina. Más tarde, a los veintiún años, Fermina se casa con el doctor Juvenal Urbino. Florentino “decide” entonces que Juvenal Urbino morirá antes que Fermina, y por tanto, al quedar ésta sola, él aparecerá para vivir ese amor que le había sido prohibido. Fermina y Juvenal convivirán durante 51 años. El día en que muere Juvenal, al intentar rescatar a su loro que estaba en un árbol, en el velatorio por el afamado doctor, aparece Florentino y le recuerda a Fermina su promesa, hecha en su juventud, de que iba a esperarla por siempre. Fermina responde ofendida, puesto que lo toma como una osadía, pero pasado un tiempo, Florentino retoma el carteo con Fermina y más tarde consigue su amistad. Transcurren los días y los meses, y Fermina decide hacer un viaje por el río Magdalena, que es preparado por Florentino. El viaje, que en principio sólo iba a realizar Fermina, se convierte en una especie de luna de miel entre ambos en el que, finalmente, descubren que el amor puede aparecer a cualquier edad, en el caso de Fermina, o continuar toda la vida, en el caso de Florentino.

DISPOSICIÓN ARGUMENTAL Este argumento se presenta con la siguiente disposición: 1) Primera parte (capítulo 1): comienza con las muertes de Jeremiah de Saint-Amour y de Juvenal Urbino, incluye informaciones acerca de los últimos años del matrimonio Urbino-Daza; en el velatorio del doctor, aparece Florentino y renueva su promesa de amor; se produce una pausa narrativa para marcar los saltos temporales. 2) Segunda parte (capítulos 2 a 5): hay un salto al pasado, encontramos los antecedentes de las vidas de los tres personajes protagonistas, necesarios para que el lector sepa cómo se ha llegado a la situación en la que se ha producido la pausa narrativa. Se narran los amores juveniles de Florentino y Fermina, el matrimonio de ésta con el doctor Urbino; y la vida de la pareja y del despechado Florentino (con todas sus conquistas), hasta llegar al momento inicial de la muerte del doctor. 3) Tercera parte (capítulo 6): se recupera la linealidad narrativa interrumpida en el capítulo primero, desde el velatorio del doctor se avanza en las nuevas relaciones entre Fermina y Florentino. Ambos asumen su edad, su condición social y emprenden el viaje final por el río a modo de luna de miel.

TIEMPO Debemos distinguir entre:

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-

El tiempo interno de los hechos: a la hora de contar los hechos se rompe la linealidad temporal y se produce a menudo una visión retrospectiva de los hechos e, incluso, una anticipación o prospección de lo que va a ocurrir: así en el capítulo primero se anticipa que el loro será la causa de la muerte del doctor.

-

El tiempo externo: el relato completo transcurre en cincuenta y tres años, siete meses y once días. En la novela, hay numerosas alusiones a la época: se hace referencia a las novedades técnicas que se van incorporando a la sociedad: el tranvía, el teléfono o el cine,

por ejemplo; y encontramos alusiones a hechos históricos: las guerras entre conservadores y liberales, la guerra colombiana de los mil días, la inauguración del primer buque fluvial y, sobre todo, las epidemias de cólera.

ESPACIO La obra se desarrolla en La Manga, una localidad de la costa caribeña. Sus referentes reales son tres ciudades de la misma costa: Barranquilla, Santa Marta y Cartagena de Indias. Se cita también Europa, en concreto París, a tenor de los viajes realizados por Fermina y Urbino. Otros lugares telúricos son Riohacha, Caracolí, Valledupar y el río Magdalena. Todos ellos son lugares auténticos que dan verosimilitud a la novela. Otros lugares peculiares son los buques fluviales. En estos buques es donde Florentino y Fermina perdieron la virginidad con Rosalba y Juvenal, respectivamente, y donde ambos consuman su amor de senectud. Se describe el paisaje tropical en invierno hablando de “aguaceros instantáneos arrasadores” y en verano “un polvo invisible, áspero.” Se habla también del paisaje ciudadano donde “se oxidaban las flores y se corrompía la sal”, “ranchos de cartones y latón de las orillas de las ciénagas.”

CONTENIDO NARRATIVO La trama se desarrolla en Centroamérica a principios del siglo XX, época en la cual, según el narrador, los signos del enamoramiento podían confundirse con los síntomas del cólera. El título de la novela ya hace alusión a estos dos elementos: -

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Por un lado, el amor, que se convierte en tema central y se presenta en todas sus formas: nos encontramos con el amor idealizado –representado por la relación entre Fermina y Florentino-, el amor sexual –el que llena el vacío de Florentino mientras espera a Fermina, y arrastra al doctor Juvenal hacia Lucrecia-, el amor práctico o necesario –ejemplificado en el matrimonio de Fermina y Juvenal; el amor de senectud, que se convertirá en amor eterno; y, por supuesto, el amor que se vive de manera absoluta, como meta, como principio y fin. Por otro lado, todo lo anterior se vive en los tiempos del cólera (2ª parte del título). Las epidemias asolaban la zona, mientras los días transcurrían imperturbables para Fermina y Florentino, quienes entregados al amor, recíproco o ajeno, consumían el tiempo sin enterarse del acontecer diario. Así pues, el cólera llega a convertirse en decorado de estos amores e, incluso, se llegan a confundir los síntomas de la enfermedad con los del amor. Tránsito Ariza solía decir que su hijo sólo había estado enfermo de cólera –cuando en realidad estaba enamorado- y esta enfermedad provoca dos hechos fundamentales: el encuentro entre Fermina y Juvenal, y el viaje sin fin por el río, amparados por la bandera que indicaba que los viajeros del barco habían contraído la enfermedad.

La temática es rica y realista, porque García Márquez profundiza en cuestiones fundamentales en la vida del hombre: la familia, la amistad, el amor en las diferentes etapas de la vida, la fidelidad, a vida conyugal, y la muerte. El mundo que encontramos en El amor en los tiempos del cólera bajo la estética del realismo mágico se asemeja, más de lo que pensamos en un primer momento, al mundo en que vivimos.

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A continuación, resumimos lo más importante de cada parte: Capítulo 1 Se inicia con la muerte de Jeremiah de Saint-Amour (un suicidio por temor a las inclemencias de la vejez) y la relación amistosa con el doctor Juvenal Urbino, continúa con el homenaje a Lácides Olivella, la fuga del loro, el alboroto general en la casa y una lluvia torrencial que presagia una nueva muerte. Conocemos algunos rasgos de la convivencia del matrimonio Urbino Daza hasta llegar al intento de rescate del loro y muerte del doctor Urbino. Previamente se nos cuenta la gran labor que había desempeñado este visionario intentando convertir la ciudad en un lugar de progreso. Florentino Ariza aparece en el funeral para reiterarle a Fermina Daza su amor desde hacía más de cincuenta años. El principal protagonista del capítulo es el doctor Juvenal Urbino. Es destacable que haya dos muertes importantes al comienzo de la novela, porque con ellas el autor pretende mostrarnos dos cosas: primero, el miedo a la vejez, causa del suicidio de Jeremiah, y segundo y más importante, el hecho de que el doctor tuviera que morir para que el amor de Florentino Ariza pudiera tener alguna esperanza. El tratamiento del amor no ha hecho más que empezar, el narrador no indica claramente si el doctor Urbino y Fermina Daza estaban de verdad enamorados, provocando la ambigüedad en el lector. Los temas del envejecimiento y del orgullo de clase también aparecen reflejados: el envejecimiento es más claro en el doctor Urbino, puesto que se habla con detalle de la disminución constante de su mente y cuerpo, al acercarse la muerte. También vemos el envejecimiento de Fermina y de Florentino, pero todavía no se narran con tanta virulencia como el del doctor. El tema de las clases sociales se introduce de manera más sutil, la novela se inicia con la muerte de un plebeyo como Jeremiah, aunque amigo de un médico de ricos, para pasar con rapidez a una fiesta de alto copete, mostrando la estratificación social, que sólo la tenacidad de un personaje como Florentino, además del paso del tiempo, lograrán romper. El mundo al que pertenece el matrimonio Urbino-Daza no es el mismo que el del resto de los mortales, ni el mismo que el de Florentino, y eso se encarga de demostrarlo la propia Fermina, cuyos orígenes tampoco eran muy altos. Capítulo 2 Este capítulo, además de iniciar los saltos temporales, está dedicado al enamoramiento febril de Florentino Ariza y Fermina Daza, cincuenta años atrás, iniciado cuando Florentino acudió a la casa de Lorenzo Daza a entregar un telegrama. Ayudados por la madre de Florentino y la tía de Fermina, los jóvenes sortean las prohibiciones del padre para seguir comunicándose por vía epistolar y el febril Florentino llega a enfermar de amor esperando una respuesta de su amada. Ante la propuesta de matrimonio, y desvelados los contactos entre ambos, Fermina es alejada en un viaje punitivo de año y medio, y Florentino cae enfermo encerrado en un burdel en el que no practica el sexo porque ha de mantenerse virgen y fiel para ella, puesto que le había respondido afirmativamente. A pesar de la distancia, los jóvenes siguen en contacto gracias a la complicidad de los compañeros telegrafistas de Florentino y de Hildebranda Sánchez, prima de Fermina. Pero el tiempo es inclemente y cuando ella vuelve comprueba que ya no le quiere, lo que provoca la ruptura entre ambos, poniendo en verdadero riesgo la vida de Florentino. El principal objetivo es el desarrollo de la relación entre Florentino y Fermina, por lo que se va profundizando más en las distintas vertientes amorosas, sobre todo en lo referente a ese amor juvenil. El comportamiento de Florentino no deja lugar a dudas de su enamoramiento, pero precisamente su conducta exagerada pone en riesgo la culminación de ese amor y, en ocasiones, parece incluso que disfrute más de la idea de estar enamorado que del propio amor. En cambio Fermina siempre se muestra mucho más pragmática, y a veces incluso un poco lejana, sí parece amarle, pero sus convicciones no serán tan firmes cuando al regreso de su viaje punitivo no resiste la imagen de ese “pobre hombre”, seguramente porque tiene ya poco que ver con la imagen platónica que ella se había fabricado en la distancia. En este capítulo se aborda un tema complementario como es la literatura. Gracias a las cartas enfebrecidas de Florentino, parece que se le da mucha más importancia a la escritura de cartas como

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elemento comunicativo, y artístico, más que a la propia palabra oral, su amor se construye casi por escrito, aunque el autor se cuida muy mucho de enseñarle al lector una sola línea de ninguna de esas cartas, recibiendo sólo las descripciones de su tono general a través del narrador, aunque sin eliminar ni un ápice del romanticismo que destilaban, sobre todo las de Florentino, que se había leído cuantos volúmenes de poesía romántica caían en sus manos. El encuentro final del capítulo, el momento en el que los caminos de ambos se separan, resulta demoledor, pero necesario para mantener la tensión narrativa, para aprovechar los dos caminos argumentales que se abren ante el lector, el que ha de recorrer Fermina junto a su flamante marido, y el que le aguarda al amante despechado, mucho más ameno literariamente hablando. De igual manera, García Márquez demuestra con esa escena lo difícil que puede llegar a ser el amor, lo enrevesado de los sentimientos, y la cantidad de variantes que el corazón humano puede llegar a alcanzar.

Capítulo 3 Los saltos temporales nos ponen de nuevo ante el doctor Urbino, a su regreso de París, para dar entrada a los orígenes de la relación entre él y Fermina Daza, o lo que es lo mismo, una variante del triángulo amoroso, la del amor oficial y social, puesto que el joven médico llega derrotando al cólera y se convierte en un baluarte social digno de la hija de cualquier familia que se precie en la ciudad. Bajo la amenaza del cólera, el doctor examina a Fermina Daza y cae enamorado sin remedio de ella, a pesar de su carácter arisco. Los intentos de matrimonio halagan al padre, Lorenzo Daza, casi tanto como molestan en la ciudad, provocando que Fermina reciba anónimos y hasta muñecas de vudú. Los dos hombres parecen aunar fuerzas pero el sí de Fermina sólo llegará con los halagos de su prima Hildebranda, como si sólo pudiera elegir al doctor cuando comprueba que alguien podría arrebatárselo, una prueba más de que no sentía amor verdadero hacia él. Cuando Florentino descubre que Fermina va a casarse con el doctor Urbino, está a punto de morir, y se embarca en un viaje terapéutico para tratar de olvidarla, en ese viaje pierde la virginidad, y aunque ya nunca dejará de entregarse sexualmente a un sinnúmero de mujeres, trata de mantenerse leal para Fermina, porque entonces asume que para que él pueda ser feliz habrá de morirse el doctor Urbino. Durante casi dos años Florentino cree que ha sobrevivido al tormento de perder a Fermina Daza, ayudado por todas las mujeres de lasque ha disfrutado, hasta que la vuelve a ver, del brazo de su marido, más bella que nunca, y embarazada de seis meses. Tal vez sean las clases sociales las protagonistas de este tercer capítulo, supeditadas al amor, evidentemente, pero el matrimonio del doctor Urbino con Fermina Daza provoca una catarata de anónimos y amenazas hacia la advenediza, puesto que Fermina no pertenecía a la aristocracia clásica de la ciudad. Además de las cuestiones sociales, irrumpe con fuerza también el tema del sexo, contrastando la ultra decencia, a veces incluso la mojigatería, del matrimonio Urbino- Daza, con el libertinaje que emprende Florentino para paliar el vacío que Fermina ha dejado en su corazón. Él utilizará el sexo como un sustituto para el amor, un patrón de conducta que, curiosamente, mantendrá justo hasta la muerte del doctor Urbino, porque después asume la más absoluta abstinencia hasta llegar a Fermina, como conservando una segunda virginidad. Capítulo 4 Florentino decide ganar fama y fortuna mientras espera que el doctor Urbino muera, y esa fama le llegará en la Compañía Fluvial del Caribe, permitiéndole comprar una nueva casa y acondicionarla para cuando Fermina la habite, y sin llevar allí a ninguna de sus amantes, porque ese territorio también ha de ser virgen, por lo que continúa en su línea, no de fidelidad estrictamente hablando, pero sí de lealtad hacia la amada. Para alcanzar ese éxito social y profesional, contará siempre con la ayuda de Leona Cassiani, la mujer que puede considerar como amiga y que incluso está a punto de conocer su secreto. Debido a las inquietudes progresistas y cívicas del doctor Urbino, él y Florentino se conocen al fin, y entre ellos se establece, si no simpatía, sí una corriente de respeto, sobre todo de Florentino hacia el doctor, a quien envidia pero por quien sentirá también pena puesto que ha de morir para que él pueda alcanzar la gloria.

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Las sospechas de que el matrimonio de los Urbino Daza no fue un asunto de amor afloran de nuevo, el narrador se adentra en los motivos para dejarle claro al lector que ella aceptó la propuesta de boda porque pensó que estaba a punto de perder la oportunidad para siempre. No se arrepintió del matrimonio inmediatamente, sino cuando regresaron de Europa y tuvo que convivir con la suegra tiránica y las hermanas ligeramente retrasadas del doctor, por lo que sólo encontró consuelo en la crianza del hijo. Por eso convence, tiempo después, al doctor Urbino para volver a Europa a intentar recuperar su amor. El tiempo y la edad emergen como protagonistas de este cuarto capítulo, y con ellos juega García Márquez al desvelar las entretelas del matrimonio Urbino-Daza, continuando lo que ya había ido narrando en el capítulo primero. Los saltos en el tiempo, al igual que en los capítulos anteriores, son necesarios para trazar esa panorámica de la pareja. En cambio, en el caso de las andanzas amatorias de Florentino Ariza, no parecen apreciarse avances, cada una de sus conquistas, salvo detalles curiosos, parece la misma que la anterior, lo que le confiere al tiempo una circularidad que hace que parezca que no transcurre, quizá por eso al lector le cuesta un poco más percibir el envejecimiento de Florentino que el del matrimonio. Sólo se percibe cuando el mismo Florentino es quien toma conciencia de ese salto temporal y las huellas que ha dejado en él, se da cuenta de que han pasado treinta años, y tiene, por primera vez, dudas de que el doctor vaya a morirse antes que él, empieza a sentir el terror de no poder cumplir su promesa por culpa del tiempo y la vejez. A diferencia del doctor, que sí temía a lo que hubiera después de la muerte, Florentino lo que teme es no tener tiempo suficiente para cumplir con su amada.

Capítulo 5 El matrimonio Urbino sigue teniendo una importantísima presencia en la vida social de la ciudad, como se observa en el primer viaje en globo, que también le sirve a García Márquez para volver a hablar de las guerras civiles. Al regreso, Florentino empieza a tomar conciencia del paso inclemente del tiempo, sobre todo al ver los cambios que éste ha provocado en Fermina. Debido a esa presencia social, Florentino tiene oportunidad de verla más a menudo, y sigue pensando que la indiferencia de Fermina es una prueba más de su amor, hasta que ella desaparece, oficialmente en un viaje para curarse de cierta enfermedad no revelada del todo. El hecho de la enfermedad de Fermina asusta a Florentino, pues le hace pensar en la fragilidad humana, y en cómo se frustrarían sus planes si ella o él mismo murieran antes que el doctor Urbino. Pero la realidad tenía poco que ver con la enfermedad, Fermina se va porque ha descubierto la infidelidad de su marido con Bárbara Lynch. A pesar del pecado, el doctor tampoco demostró unas especiales artes amatorias, a diferencia de Florentino, sino que transmitía en cada encuentro una fugacidad y una culpabilidad tremendas, hasta el punto de que su propio cuerpo también empieza a resentirse. El tío León XII reconoce a Florentino como su único heredero en la Compañía Fluvial del Caribe y en ese momento parece que la galería de amantes de Florentino comienza a decrecer, no busca ninguna nueva, y cuando muere el doctor, sólo tenía una, la más joven y perturbadora, América Vicuña, y por primera vez será consciente de lo que le va a costar renunciar a ella, pero hay algo mucho más importante, ya que por fin la espera termina, por fin el destino le concede un respiro, y así se planta en el velatorio del doctor para reiterarle a Fermina sus sentimientos, al tiempo que García Márquez regresa al momento inicial de la novela, poniendo fin a los saltos temporales. La enfermedad aparece repetidamente en este capítulo, y más que la enfermedad el envejecimiento del que son conscientes, casi al mismo tiempo, los tres protagonistas. Sin embargo, la experiencia de la enfermedad sigue siendo muy diferente entre los ricos y los pobres, ya que cuando Fermina desaparece durante dos años, Florentino asume que ha dejado la ciudad para ir a un hospital privado, donde nadie sabrá de su enfermedad; por el contrario, las víctimas de cólera en San Juan de la Ciénaga son abandonados en las calles sin siquiera el beneficio de la sepultura después de su muerte. La edad es importante para Fermina, porque es la primera vez que realmente parece cambiar, conocer la infidelidad de su marido la envejeció diez años en una noche, y durante el resto del capítulo casi todas las descripciones de ella se centran en su envejecimiento. La posibilidad de que el amor de Florentino por Fermina pudiera disminuir con el envejecimiento no se contempla, y si él se altera por los cambios que observa en ella, es por el miedo de quedarse sin tiempo para ella, no porque esté dejando de amarla.

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En este sentido, quizá más impactante que cualquiera de los síntomas de envejecimiento físico es la pérdida de las amantes de Florentino, muchas de ellas han muerto y eso pone de relieve cuánto tiempo lleva esperando a Fermina; esto demuestra que, por primera vez, Florentino se da cuenta de que terminará con Fermina o muerto, por lo que ya no se molesta en buscar nuevas amantes con las que llenar el vacío de su corazón. Cuando por fin tiene su oportunidad, Florentino actúa precipitadamente, y eso le granjea un nuevo rechazo de Fermina, y la advertencia de que, si finalmente quiere conquistarla, debe ser menos impetuoso y más reflexivo.

Capítulo 6 Fermina le envía a Florentino una carta demoledora y llena de rabia, no tanto por su atrevimiento en el velatorio, sino una vez más porque alguien le diga qué hacer con su vida antes de que ella misma tome una decisión al respecto. Así que antes de permitir a nadie entrar en su vida, decide saldar cuentas con el pasado del esposo muerto y tomar posesión, verdaderamente y por vez primera, de su casa y de su existencia. Durante este tiempo Florentino coquetea con el insomnio y la depresión, al tiempo que trata de desembarazarse de una América Vicuña que ya no es una niña y se ha enamorado de él. El hecho de recibir la carta de Fermina, aunque dolorosa, le da la oportunidad de responder, y de alguna manera es el pistoletazo de salida, muy sutil, para reiniciar lo interrumpido hacía cincuenta años. Lo mejor de todo es que el Florentino exagerado y barroco quedó por fin atrás, y las cartas que le enviará ahora a Fermina son auténticas meditaciones sobre la vida, el amor, la vejez, la muerte, y escritas con tan buen tino que serán lo que en verdad le ayude a terminar de conquistarla. En el primer aniversario de la muerte del doctor Urbino, Florentino acude a la misa sin ser invitado, y tácitamente se firma la paz, Fermina le agradece su presencia y sobre todo sus cartas, y tras unos meses titubeantes, comienza a visitarla todos los martes, las cartas son ahora conversaciones, y el amor empieza a cimentarse sobre una amistad madura, aprobada incluso por el hijo de Fermina. Pero Florentino sufre una caída, y han de volver a las cartas, para darse cuenta ambos, pero sobre todo Fermina, de cuánto echaban de menos esas tardes de los martes. Ciertos periódicos arremeten contra la familia Urbino-Daza y Florentino defiende públicamente a Fermina, que desea abandonar la ciudad durante un tiempo, para alejarse de la maledicencia y de las discusiones con su hija Ofelia. Florentino la invita a un crucero fluvial en uno de los barcos de la CFC, viaje al que se incorpora él mismo a última hora. Lo que en principio no iba a ser más que la continuación de las conversaciones de los martes, termina por ser lo que Florentino siempre había soñado, toda una luna de miel en la que al fin Fermina y él se encuentran como amantes después de medio siglo. Sólo la muerte de América Vicuña empaña el viaje, pero el amor exige un nuevo tributo, en este caso el de la única mujer que amó tanto a Florentino como para morir por él. Al regresar, Fermina sabe que esa felicidad no podrá mantenerla en la ciudad, con todas las convenciones sociales, de ahí que Florentino tenga la idea de izar la bandera amarilla del cólera para seguir navegando por el río sin atracar y sin que nadie les incomode. En este último capítulo, las cartas cobran casi la misma importancia que tuvieron en el segundo, a través de ellas Florentino alcanza al fin el corazón de Fermina, y eso que eran muy diferentes a las que siempre escribió. Tampoco esta vez el lector llega a leer una sola línea, pero basta con la temática de las mismas para conocer sus efectos: amor, muerte, vida, vejez, cuatro de los temas centrales de la novela. Sólo podían comprenderse esas cartas si se tenía la experiencia de una vida entera, por eso Fermina encontró en ellas tanto consuelo, porque las palabras de Florentino afectaban directamente a su propia vida, quizá por eso el personaje de Fermina adquiere en este capítulo una madurez mental que no se le había visto antes, esa mujer terca como una mula muestra ahora una templanza dignísima, tanto a la hora de frenar un poco las veleidades juveniles de Florentino, como en el momento de entregarse a él, mejor dicho, de la entrega mutua. La evolución del personaje de Fermina llega con la muerte del doctor Urbino, y ella necesita libertad, de ahí que en ningún momento se hable de matrimonio entre ella y Florentino durante el viaje en barco; esa libertad, elevada a su máximo exponente, llegará de la mano de la bandera amarilla del cólera, que después de estar presente en toda la novela, al final tiene un valor positivo, al permitir la navegación eterna y feliz de los dos amantes por el tiempo que les quede por vivir.

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3. LOS PERSONAJES En El amor en los tiempos del cólera encontramos un triángulo amoroso compuesto por Florentino Ariza, Fermina Daza y Juvenal Urbino, quienes son los personajes principales de la novela. Sin embargo, este triangulo amoroso presenta algunas características singulares: es algo que latente durante toda la vida de los personajes pero ignorado, por lo menos por dos de ellos, Fermina y Juvenal. No así para Florentino, que solo es un espectro para los otros dos y mantiene durante 51 años su esperanza hasta que con la muerte de Juvenal vuelve a incorporarse a la vida de Fermina. PERSONAJES PRINCIPALES: Juvenal Urbino de la Calle: doctor eminente, hombre preocupado por el progreso de su ciudad, formado en Europa, es culto y pertenece a la aristocracia clásica. Es el esposo de Femina Daza aunque pretendido por muchas de las damas de la ciudad. Cumple con el modelo de los personajes de García Márquez, que suelen tener una fe ciega en el orden y mantenimiento de costumbres y hábitos hasta sus últimas consecuencias para no dejarse ganar por la muerte antes de tiempo, como demuestra el doctor visitando en coche de caballos a sus pacientes, así como con su intención de jubilarse mientras seguía cumpliendo, día a día, un detallado plan de actividades. Se propuso luchar y eliminar las epidemias de cólera, lo que lo convirtió en un grande de la ciudad y tuvo el honor de ser quien erradicara el cólera morbo. Fue precisamente el cólera, o la amenaza en forma de síntomas, lo que le permitió conocer a Fermina con quien se casa porque le atrae su arrogancia y altivez. (“Él era consciente de que no la amaba. Se había casado porque le gustaba su altivez, su seriedad, su fuerza, y también por una pizca de vanidad suya, pero mientras ella lo besaba por primera vez, estaba seguro de que no habría ningún obstáculo para inventar un buen amor. No lo hablaron esa primera noche en que hablaron de todo hasta el amanecer, ni habían de hablarlo nunca. Pero a la larga, ninguno de los dos se equivocó”). Mantuvo dicho matrimonio a pesar de su pasión por Bárbara Lynch, ya que tenía un miedo atroz al escándalo. A pesar de su prestigiosa imagen pública, es un hombre débil y cobarde en su casa. En su vejez, era un médico respetable. Muere de un modo absurdo al intentar atrapar a su loro que había huido a un árbol.

Florentino Ariza: hombre romántico y soñador por excelencia, eterno enamorado de Fermina Daza, débil y enfermizo, suple sus carencias con una fuerza de voluntad inquebrantable. Se enamora perdidamente de Fermina Daza desde el momento en que la ve. Tras un breve romance, el rechazo de Fermina casi acaba con su vida. Su mal de amores es confundido con el cólera, pero tras un viaje terapéutico en barco surge un hombre casi nuevo, que se empeña en recuperar su amor, aunque para ello tenga que esperar más de 51 años a que muriese el doctor Juvenal Urbino. En este tiempo, sigue obsesionado por Fermina, no puede pensar en otra cosa. Se mantiene leal a ella, pero no fiel, ya que Florentino desarrolló un instinto especial para reconocer a una mujer necesitada y eso le dio infalibles ventajas como amante, a pesar de su aspecto lúgubre y triste, o además de ese aspecto que daba pena y hacía que ellas se apiadaran de él. Llega a anotar en un diario el nombre y detalles de 622 amantes, sin contar algunas pasajeras. Florentino usa el sexo como un adicto, como el medio de suplir su deseo de Fermina y su dolor. “Esta certidumbre halagadora aumentó la ansiedad de Florentino Ariza, que en la cúspide del gozo había sentido una revelación que no podía creer, que inclusive se negaba a admitir, y era que el amor ilusorio de Fermina Daza podía ser sustituido por una pasión terrenal”. 17

Así fue sobreviviendo. Se complace en el dolor por el amor no correspondido y dedica su vida a ganar suficiente dinero y estatus social para ser digno de Femina. Por eso, entra en la Compañía Fluvial del Caribe, de la que llegará a ser el presidente. En su trabajo es incapaz de escribir una carta de negocios; sin embargo, escribe numerosas cartas de amor para Fermina y para los transeúntes en el Portal de los Escribanos, el mercado de la ciudad. Respeta a Juvenal Urbino, y al morir el doctor la reacción de Fermina le desconcierta. Entonces su carácter se transforma por completo, y además de seguir siendo un empedernido romántico, se muestra como un hombre maduro y sabio, las dos cualidades que más iba a apreciar Fermina en aquel momento de sus vidas.

Fermina Daza: Mujer independiente, capaz y muy testaruda, de lo que da ejemplo en todos los detalles, cuando su esposo no le permite mantener ninguna criatura que no hable en la casa, ella encuentra un loro que pueda hablar. Es lo suficientemente hermosa como romper los corazones de Florentino Ariza primero, y del doctor Juvenal Urbino después. Bajo su fachada orgullosa y firme, muestra un carácter humanitario y tierno, por eso cuida de su marido cuando envejece como si fuera un bebé indefenso. Como todos los personajes femeninos de García Márquez, toma el hogar como un territorio acotado, una posesión tras la que reside la verdadera fuerza, y también lleva el peso narrativo, como ocurre en otras novelas del colombiano. Fermina Daza cumple otro de los tópicos de los personajes de García Márquez: tiene una cualidad física muy desarrollada, el olfato, lo que en su caso le serviría para descubrir la única infidelidad de su marido. Es hija de un campesino adinerado y viudo que se instala en la ciudad. A los trece años, se enamora de Florentino y tras su ruptura, emprende el viaje del olvido. Sale de la ciudad como una joven impresionable y regresa como una mujer sofisticada que rechaza al amor de su juventud porque entiende que su romance fue una ilusión caprichosa. Fermina pasó de la pena por el “pobre hombre” que era Florentino, a otro “pobre hombre” pero con mucho más estilo, cultura, educación, dinero y fama, como era el doctor. Al casarse con Juvenal, se introduce en un estamento superior, defiende con firmeza su posición de dama distinguida de la sociedad y es respetada en la ciudad. En realidad, eligió para huir de la soledad, porque le ofrecía seguridad, y pensando que ya tendría tiempo de hacer germinar el amor que todavía no sentía hacia él. Terminaron por formar una pareja admirable, a pesar de atravesar varias crisis porque siempre mantuvieron las apariencias. Cuando fallece el doctor, se produce un caos en los sentimientos de Fermina ante la reiteración inmediata de las intenciones de Florentino. El hueco del doctor Urbino, el insufrible vacío de cincuenta años de convivencia, alternará con la imagen, también imborrable, del otro eterno enamorado: “Sólo entonces se dio cuenta de que había dormido mucho sin morir, sollozando en el sueño, y que mientras dormía sollozando pensaba más en Florentino Ariza que en el esposo muerto”. La vida de Fermina, su corazón, cambia de ocupante aunque ella se niegue a admitirlo en un principio, el doctor y Florentino reanudan la batalla aun cuando el primero de ellos se hubiera retirado del mundo de los vivos. Hacia el final de su vida, Fermina se revela como un personaje algo más sosegado, más calculador. Aunque eligió la seguridad, dejando a un lado el amor tórrido que le brindaba Florentino, en la última etapa de su vida, la vuelta del antiguo novio le trae aires frescos y la posibilidad de creer que con él engañará a la muerte. 18

* Un rasgo común que mantienen entre sí estos tres personajes, además de sus sentimientos y el triángulo amoroso que conforman y que da sentido a la novela, tiene que ver con los viajes que realizan en determinados momentos, parece como si necesitaran salir de La Manga para “hacerse” como personas, para ir puliéndose narrativamente ante los ojos del lector: a) Fermina Daza: realiza un viaje punitivo, como un castigo decretado por su padre, y regresará convertida en mujer presta para encarar el amor con supuesta madurez. Posteriormente, hará nuevos viajes para encontrar y reencontrar el amor, o tratar de olvidar un desengaño. El último viaje por el río supone su madurez como mujer y como amante. b) Juvenal Urbino: busca la ciencia en Europa, vuelve presa de la añoranza para conseguir la fama siguiendo los pasos del padre en la lucha contra el cólera, por lo que presumirá siempre de cosmopolitismo. Acompañará a Fermina en otros viajes para resucitar su amor, y tendrá que ir a buscarla para que le perdone su infidelidad con Bárbara Lynch c) Florentino Ariza: parte por consejo maternal para curarse del rechazo de Fermina, y vuelve con la vida rápidamente cambiada, y con la resolución, quizá, de luchar en silencio por ese amor, por no darle la satisfacción a Fermina de saberle vencido. También para complacerse en el dolor de la pérdida, no para sufrirlo, sino para gozarlo en una especie de autoinmolación. Al final, logra su objetivo en otro viaje por el río mucho más satisfactorio.

PERSONAJES SECUNDARIOS: * Jeremiah de Saint-Amour: Su nombre alude al profeta Jeremías, con quien comparte su condición de refugiado y su antropofagia. Su muerte da inicio a la novela, es el primer suicidio en mucho tiempo que no se produce por amor, sino por temor al envejecimiento. * Lorenzo Daza: padre de Fermina, lo acusan de negocios sucios, puesto que ha amasado su fortuna de forma un tanto oscura. Es muy estricto con su hija y se empeñará en concertar un matrimonio de conveniencia para Fermina, con el fin de lograr un ascenso social. Cuando encuentra el paquete de cartas de amor de Florentino, impone a su hija un viaje de dos años de duración para que se le borren los recuerdos de Florentino. Propicia la boda de Fermina con el prestigioso doctor Urbino. Cuando se descubre que él es un estafador que pasa moneda falsificada, logra huir de la ciudad con la ayuda de su yerno. * Tía Escolastica: actúa como confidente de Fermina, facilitando la correspondencia entre su sobrina y Florentino. Cuando Lorenzo Daza se entera, la expulsa de su casa y de sus vidas. Ella desafiará así a su hermano, e intentará proyectar en la sobrina los éxitos y la felicidad que no pudo conseguir: “- Contéstale que sí – le dijo -. Aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no”. (p. 109) * Lotario Thugut: telegrafista alemán, uno de los primeros amigos que tuvo Florentino en momentos delicados. Actúa con él como una figura paternal: en plena efervescencia del amor por Fermina, lo anima con la telegrafía; y después intenta sin éxito la iniciación sexual de Florentino, al que proporciona una habitación permanente en su hotel-burdel.

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* Tío León XII: tío de Florentino, dueño de la CFC (Compañía Fluvial del Caribe) hasta que se la entrega en herencia. Ejerció más como amigo que como familiar y fue otro pilar importante en la vida de su sobrino: le da trabajo y facilita su ascenso social. * Tránsito Ariza: madre y confidente de Florentino Ariza, incondicional en el apoyo a su hijo, trata de ilustrarle en los secretos del amor, pero terminó volviéndose loca, creyéndose un personaje de cuentos infantiles, y fue entonces cuando su hijo le devolvió todo su cariño. * Hildebranda Sánchez: prima de Fermina Daza con quien comparte sus confidencias, ambas se comportan como hermanas, la enseña a fumar, y es una nueva confidente que vino a ocupar el lugar de la tía Escolástica, puesto que ella también se consumía por el amor temerario y clandestino hacia un hombre casado. Desempeñó un buen papel en las relaciones iniciales entre la prima y Florentino, por quien siente lástima, y después resaltará las virtudes del doctor Urbino, momento en el cual Fermina se decidirá por él. Pasados los años, seguirá ofreciéndole refugio a la prima cuando huya tras el adulterio del marido. * Ausencia Santander: amante de Florentino, le enseñará lo único que tenía que aprender para el amor: que a vivir no enseña nadie, sino que debía ir aprendiendo por sí solo. Se amaron con tanta pasión que sufrieron un robo en la casa en pleno encuentro sexual. (p. 257) * Leona Cassiani: mujer inteligente, que fue para Florentino lo más cercano al enamoramiento fuera de Fermina, y que terminaría convirtiéndose en pura amistad. “Fue la verdadera mujer de su vida, aunque ni él ni ella lo supieran nunca, ni nunca hicieran el amor”. Florentino le consiguió un empleo en la Compañía Fluvial y ella siempre lo ayudaría a prosperar en la compañía, porque lo que no fue sexo la primera vez sería amistad y gratitud el resto de la vida de ambos. Fue su única amiga y con ella se consuela de los estragos del tiempo. * Sara Noriega: poetisa, mayor que Florentino, maestra y de aficiones semejantes a las suyas, como la poesía. Fue su amante y con ella mantuvo una relación clandestina y apasionada. * Olimpia Zuleta: amante de Florentino, mujer casada a la que consiguió conquistar después de meses de mensajes con palomas mensajeras. Tras la primera y única vez que mantienen relaciones sexuales, su marido la mata porque descubre el mensaje que Florentino escribe en su vientre y que ella olvidó borrar. Florentino no tuvo tanto miedo al marido como al hecho de que Fermina pudiera enterarse de lo ocurrido. * Bárbara Lynch: amante de Juvenal Urbino, su relación duraría unos pocos meses y sería descubierta por Fermina. Bárbara padeció, más que disfrutar, los encuentros apresurados y llenos de culpabilidad con el doctor. (p. 349) * Prudencia Pitre, Viuda de Dos: amante de Florentino, se hubiera casado con él, pero le arregló un matrimonio que le permitiera seguir viéndola, uno de sus hijos podría ser del propio Florentino. (p. 386, 409) * Viuda de Nazaret: es la segunda mujer con la que Florentino mantiene una relación sexual, metida en su cama casi por la propia Tránsito Ariza. Su relación con Florentino la despierta e inclina a una vida promiscua, por lo que le estará eternamente agradecida- Florentino le dispensó siempre un cariño muy especial. (p. 218, 220) * Rosalba: enigmática mujer que sedujo por ver primera a Florentino en su viaje en barco para huir del desengaño de Fermina, lo hizo a oscuras y clandestinamente, hasta el punto de que Florentino sólo pudo intuir después su identidad. Le descubrió su infinita capacidad para seducir y ser seducido. (p. 207, 208, 210) 20

* América Vicuña: de catorce años, pariente de Florentino Ariza, quien es su tutor mientras ella estudia en un internado. Florentino tiene un romance con ella, quizá el más cercano al enamoramiento, es su última amante antes de entregarse a Fermina Daza. La figura de América Vicuña le trae a la cara la imagen de la joven Fermina de la que se enamoró sin remisión, es una repetición, una suerte de reencarnación que le devolvió a los desasosiegos del amor, su Fermina también tenía entonces 14 años, unos botines blancos y una trenza dorada. Florentino se dedicará a formarla y moldearla a su imagen, mejor dicho, a la imagen y semejanza de lo que él hubiera querido en Fermina Daza. América Vicuña descubre las cartas de Fermina, convirtiéndose así en la única persona que conoce el secreto de Florentino; ella sigue amándolo y eso precipitará un final trágico porque se suicida cuando rompen abruptamente su relación. (p. 390) 4. EL AMOR Y LA MUERTE EN “EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA” La muerte y el amor, esos son los temas principales de la novela. No hay amor sin muerte y eso lo comprendió Gabriel García Márquez cuando, en un viaje parecido al que nunca terminó Florentino Ariza, leyó a don Francisco de Quevedo, concretamente su soneto “Amor más poderoso que la muerte”. Aquellos versos fueron definitivos, porque los sentimientos de Quevedo eran los de Florentino. Pero ese amor necesitaría unas buenas dosis de muerte para poder llevarse a cabo, de ahí que el comienzo de la novela termine con la existencia de Saint-Amour, para luego llegarle el turno al doctor Urbino, y que Florentino pueda sentir de primera mano si su amor es o no más poderoso que la propia muerte. Amor y muerte, sin duda, conforman el marco temático de la novela, de forma inseparable, porque aparecen unidos desde el mismo título de la novela, ya que las epidemias de cólera causaron numerosas muertes, hasta en los momentos de mayor intensidad narrativa. Así, Florentino Ariza se presenta ante su eterna amada, Fermina Daza, el día del entierro de su marido y provoca que esa misma noche ella no duerma bien, pero no por la reciente muerte de su esposo, sino por el recuerdo de Florentino. Por otro lado, Florentino espera toda la vida, hasta la muerte de Juvenal, para acercarse a su amada y, en ocasiones, el temor de que la muerte pudiera dejar inconclusas sus expectativas amorosas (como cuando Florentino ve tropezar a Fermina a la salida del cine) provoca pánico por si “la muerte le ganaba su encarnizada guerra de amor”. Por tanto, El amor en los tiempos del cólera, puede describirse como una novela de amor, pero también de muerte. Analizaremos, en primer lugar, los diferentes aspectos en que se presenta el amor, y, luego, hablaremos con más detalle de la presencia de la muerte en la novela.

EL AMOR Los sentimientos inquebrantables de Florentino Ariza por Fermina Daza constituyen toda una antología amatoria; pero, además en la novela se da cabida a las mil y una variantes que puede presentar el amor, algunas de las cuales son las siguientes: a) Amor adolescente: en los primeros tiempos entre Fermina y Florentino. b) Amor legalizado, oficial y bendecido por todos los estamentos, religiosos y sociales: el matrimonio entre Fermina y Juvenal Urbino c) Amor extramarital: la infidelidad cometida por el doctor Urbino con Bárbara Lynch. d) Amor puramente sexual: las aventuras mantenidas por Florentino Ariza para cubrir el vacío de su corazón dejado por Fermina. 21

e) Amor intergeneracional: el mito del viejo y la niña, la relación mantenida entre Florentino y la adolescente América Vicuña. f) Amor de madurez, o senil: el conquistado, cincuenta años después, por Fermina y Florentino. g) Amor frustrado, como los que experimentaron Hildebranda Sánchez y la tía Escolástica

La relación entre los tres protagonistas de la novela puede entenderse como un triángulo sentimental extendido durante más de cincuenta años, que da lugar a las manifestaciones del amor que vamos a analizar con más detenimiento: 1. Amor entre Fermina Daza y Juvenal Urbino: amor convencional marido-mujer. A causa de una equivocación clínica, en el episodio del posible contagio de cólera de Fermina, el doctor cayó prendado ante los encantos de una mujer plebeya, que no era de su clase, y que incluso recibió amenazas para que se alejara de él. Puede que fuera la tozudez de Fermina lo que terminase de encandilarlo, mientras que ella, azuzada por los intereses de su padre, terminó eligiéndolo sin motivo aparente, igual que rechazó a Florentino, para comprobar con los años que no podría haber elegido mejor marido, puede que mejores amantes sí, pero tal vez no mejor marido. Fermina decidió casarse con él en la época en que tomó conciencia de que estaba sola en el mundo, y aunque no lo admitiera, la acongojaba la idea de que, para bien o para mal, Florentino Ariza era lo único que le había ocurrido en la vida. En realidad, lo quería tan poco como al otro, pero además lo conocía mucho menos, eso sí, el doctor le ofrecía una situación social y unos bienes envidiables, y ella consintió en elegirlo para huir de la soledad, porque le ofrecía seguridad, y pensando que ya tendría tiempo de hacer germinar ese amor. No obstante, en todo momento fue consciente de cuáles serían sus obligaciones como esposa, y mejor elegido o no, esa elección habría de durar hasta la muerte, en ese momento no valían bellezas varoniles, ni glorias ni riquezas, sino decencia, por eso decidió también borrar por completo el recuerdo de Florentino. Terminaron por formar una pareja admirable, y ambos manejaban el mundo con tanta fluidez que parecían flotar por encima de los escollos de la realidad. Sin embargo, a lo largo de su matrimonio, Fermina y Juvenal atravesaron varias crisis, y fue en aquellos momentos de enfrentamientos cuando ellos parecieron más felices, manteniendo las apariencias incluso cuando ella huyó ante la única infidelidad del marido. Terminaron por volverse unos expertos en el conocimiento de las manías y caprichos del otro, conscientes de que ya no podrían vivir separados.

2. Amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza: amor platónico. Florentino Ariza fue un auténtico especialista en todas las modalidades del amor: pasó del amor caballeresco y cortés propio de los trovadores medievales, a la desesperación romántica ante la ausencia de Fermina y su posterior rechazo, para adentrarse después en el amor más lúbrico y sexual, con sus 622 amantes, pero aún mantuvo la capacidad suficiente para reciclar su corazón tras la muerte del doctor Urbino, hasta entregarse a su amada como si hubiera sido virgen de nuevo. Florentino sustituía el vacío que el amor ilusorio de Fermina Daza creaba en su vida con pasiones terrenales, amores de cama, y en la plenitud de sus relaciones, se preguntaba cuál de los dos sería el amor, el de la cama turbulenta o el de las tardes apacibles de los domingos, así fue capaz de aceptar la definición de Sara Noriega sobre el amor dividido: "amor del alma de la cintura 22

para arriba y amor del cuerpo de la cintura para abajo". Con el tiempo Florentino aprende lo que había padecido muchas veces sin saberlo: se puede estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna. Florentino vive tantísimo por amor, y sólo por amor, que cuando hereda la Compañía Fluvial del Caribe no sólo se acuerda de Fermina, para cuyo reconocimiento lo hace todo, sino de todas las mujeres que le han dejado huella, y a las que también amó, a cada una de una manera, y es entonces cuando pasa revista a la lista de las más importantes, llegando a pronunciar una frase simbólica en la novela: “El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas”. (p. 385) Porque la concepción de la fidelidad de Florentino para con Fermina no responde a los conceptos habituales del amor, pero está basada en la lealtad a un ideal de amor que, aun transcurriendo medio siglo, es lo suficientemente fuerte como para que él espere a Fermina a pesar de que entre ellos no existiera ningún compromiso. Esa lealtad fue el verdadero motor de su vida, y aunque no tuviera casi nada que ver con la fidelidad amorosa, sí tuvo la fuerza suficiente como para ayudarlo a reconquistar a Fermina en los albores de la vejez. Esa reconquista requería un nuevo Florentino, unas técnicas amatorias nuevas, ninguno de los dos era ya un adolescente, y él comprendió con rapidez que los excesos romanticones y juveniles no servirían de nada ante una mujer que ya había vivido una vida entera. Es entonces cuando surge un amante maduro, sosegado, casi intelectual y experto, porque la edad de ambos y la condición de viuda de Fermina exigían una actitud reflexiva por encima de todo. Así fueron triunfando las tardes de los martes y aquellas cartas en las que el nuevo Florentino era capaz de suministrarle a Fermina las mismas ideas que rondaban por su cabeza, unas ideas que le iban a permitir entender su propia vida, y esperar con serenidad los designios de la vejez. Cuando comienzan a verse personalmente, ambos se descubrieron como eran: dos ancianos acechados por la muerte, sin nada en común, aparte del recuerdo de un pasado efímero que ya no era de ellos sino de dos jóvenes desaparecidos. Florentino invita a Fermina a un viaje de descanso por el río y ella acepta. Entonces es cuando le llega a Fermina la hora de preguntarse con dignidad, con grandeza, con unos incontenibles deseos de vivir, qué hacer con el amor que se le había quedado sin dueño y reconoció a Florentino como el hombre que estuvo siempre al alcance de su mano aunque ella no lo hubiera notado antes. Ahora les bastaba con la dicha simple de estar juntos por el resto de sus vidas: “Era como si se hubieran saltado el arduo calvario de la vida conyugal, y hubieran ido sin más vueltas al grano del amor. Transcurrían en silencio como dos viejos esposos escaldados por la vida, más allá de las trampas de la pasión, más allá de las burlas brutales de las ilusiones y los espejismos de los desengaños: más allá del amor. Pues habían vivido juntos lo bastante para darse cuenta de que el amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más cerca de la muerte”. 3. El amor sin amor: Florentino Ariza llega a instruirse en lo que el mismo narrador denomina “amor sin amor”. Al llegar a la conclusión de que nada puede hacer contra la firme decisión de Fermina comienza una serie de aventuras que servirán de bálsamo. Florentino suplanta el amor lírico por el amor de cama. Busca el alivio a los desdenes de Fermina en otras mujeres a las que convierte en amantes ocasionales y objetos de una pasión efímera. Es tan evidente este remedio intencionado que el mismo personaje se pregunta por las dos maneras de amar: quería saber “cuál de los dos estados sería el amor, el de la cama turbulenta o el de las tardes apacibles de los domingos”. A veces, también habita la ternura en el corazón del amante ocasional: este sentimiento se lo inspira Olimpia Zuleta.

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4. El concepto de fidelidad en la novela: al igual que el amor, la fidelidad experimenta una serie de transformaciones a lo largo de la obra, y no siempre tiene que ver con la idea de fidelidad amorosa. Los primeros tiempos de amor entre Fermina y Florentino representan la fidelidad llevada al extremo, durante el viaje punitivo de Fermina, ella llega a pedirle permiso para acudir a un baile, pese a estar cientos de kilómetros de distancia. El matrimonio Urbino Daza fue un ejemplo de fidelidad conyugal, el doctor le tenía demasiado respeto, tal vez incluso miedo, al carácter de Fermina como para permitirse alegrías extramaritales; también sus principios, firmes le mantenían como marido fiel, hasta que la pasión desbordada por Bárbara Lynch le hizo sucumbir, pero fue una infidelidad a medias, ya que los encuentros que mantenían eran siempre clandestinos y apresurado. El doctor tuvo que pasar dos años sin Fermina y la vergüenza de ir a buscarla suplicando perdón. A ella, en cambio, la infidelidad del esposo le generó desconfianza, celos, reproches y hasta culpa, ella construyó una barrera de rabia para ocultar el miedo de perder a su marido, por eso aquella aventura del doctor la envejeció de golpe diez años, la deslealtad le dolió más incluso que la infidelidad física. También puede interpretarse como fidelidad el amor y la gratitud de Leona Cassiani para con Florentino Ariza. Lo quería tanto, que en vez de engañarlo prefirió seguir amándolo, y tuvo el coraje suficiente de rechazarlo, una noche en la que él la requebró, pero más por desesperación y soledad que por otra cosa. Esa fidelidad estuvo a punto de hacer que él le desvelara el secreto de su amor, algo que Leona conocía ya. Por último, el enamoramiento de la adolescente América Vicuña hacia Florentino no estaba exento de grandes dosis de fidelidad. Cuando el doctor Urbino muere, Florentino rompe unilateralmente las relaciones con ella, aunque seguirá teniéndola a veces como paño de lágrimas, e incluso como enfermera cuando él se fracturó el tobillo.

Por otro lado, cada uno de los personajes principales vive el amor de manera diferente: El amor, para Florentino Ariza, no era sólo un síntoma semejante a los provocados por el cólera, sino una forma de vida, y en algunos momentos de la novela se le nota en el alma que lo que verdaderamente le mantiene vivo es el hecho de poder seguir amando, no ya la posibilidad de ser correspondido o no, sino su condición de amante. Tal vez eso explique el juramento que fue capaz de conservar intacto durante toda una vida, porque a pesar de sus incontables aventuras, posibles gracias tanto a su ojo clínico como a su aspecto desvalido, nunca dejó de serle fiel a Fermina, mejor dicho, de serle leal, porque en esos amores sin amor iba buscando el conocimiento amatorio para ofrecérselo íntegro a ella cuando llegara el momento. (p. 283: “En realidad…una traición”) En cambio, para Fermina Daza, el amor nació de la simple curiosidad. Florentino no era el tipo de hombre que hubiera escogido, y, a pesar de ello, suscitó en ella una curiosidad difícil de resistir, y terminó pensando en Florentino como nunca se hubiera imaginado que se podía pensar en alguien. No obstante, su carácter más pragmático le evitó los sinsabores que sufrió Florentino a lo largo de los años, mientras que ella mostraba cierta indolencia a la hora de rechazarlo, la misma indolencia con la que aceptó las proposiciones del doctor Juvenal Urbino, tercer miembro de esta ecuación amatoria que recorre toda la novela. En cuanto al doctor Juvenal Urbino, sus capacidades amatorias presentan dos vertientes bastante claras, la poderosa impresión del enamoramiento y la calma del cariño de la vida en común, el peaje que le exigía a Fermina durante sus años de matrimonio. Al conocer a Fermina, 24

sucumbió con tanto estrépito ante su belleza como mucho tiempo después lo haría ante la pasión de Bárbara Lynch, entre esos dos fogonazos, el amor practicado por el doctor fue el decente, el aprobado socialmente, el monótono, lo cual nos lleva a pensar si su insistencia al pretender a Fermina no respondería más a un triunfo social, y si no fue igual de persistente para recuperarla, tras su patinazo de pasión con Bárbara Lynch, para no quedarse descolocado socialmente. Quizá no la amó, quizá ella tampoco a él, pero fabricaron algo parecido al amor durante cincuenta años, y sólo ante la certeza de la muerte, el doctor abrió del todo su corazón para reconocer ante Dios cuánto la había querido.

LA MUERTE La presencia de la muerte Desde el mismo inicio de la obra, la muerte se convierte en un personaje más de la misma, hasta el punto de que se presenta como el reverso de la moneda del amor, puesto que cuando éste va a triunfar, antes se produce algún deceso; todo el primer capítulo de la novela parece una apología de la muerte, con el fallecimiento de Jeremiah de Saint-Amour y los constantes presagios que desembocarían en la defunción del propio doctor Juvenal Urbino. Además, toda la historia se enmarca en un panorama de enfermedad y muerte provocada por el cólera.

Diferentes manifestaciones de la muerte La muerte necesaria: En esta novela, se pone de manifiesto que, a veces, el fin de una vida abre la posibilidad del amor. Así, el doctor Urbino ha de morir para que Florentino pueda reiniciar su conquista a Fermina, esta es una muerte esperada y necesaria, por tanto, para Florentino. El triunfo de Florentino Ariza está condicionado por la muerte del doctor Urbino: el día que Florentino Ariza vio a Fermina Daza embarazada del brazo del doctor, supo que su rival tendría que morir, y aunque después llegó a sentir cierta simpatía por el doctor, el destino debía ser inevitable, y de esa muerte sacaría él las fuerzas reservadas durante cincuenta años para lanzarle de nuevo a la cara a Fermina la promesa de su amor en el mismo velatorio, mostrando así uno de los momentos de la novela en el que amor y muerte aparecen más entrelazados. La muerte prematura y el miedo a la muerte: desde la mitad de la narración, aproximadamente, a Florentino le llegan otros miedos, el más importante de ellos tenía también que ver con la muerte, puesto que teme que le llegue a él antes de que pueda reanudar su misión, o incluso que sea la propia Fermina quien se vaya antes de hora; encontramos, así representado en la novela la amenaza de la muerte, el miedo a una muerte prematura porque puede truncar el objetivo vital. El suicidio: la novela se inicia con el suicidio de Jeremiah de Saint-Amour, quien tenía la determinación irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años, en un acto de rebeldía contra la vejez y al mismo tiempo de amor hacia la vida, Pero, además la novela termina con el suicidio de la joven América Vicuña, cerrando así un círculo que viene marcado por dos muertes provocadas voluntariamente. La muerte absurda: la muerte del doctor Urbino se produce de una manera ridícula, al caer de un árbol intentando atrapar a su loro. Al final, una de las cosas que más le preocupaba de morirse era la vida solitaria que padecería Fermina sin él, y en cambio no le preocupó demasiado la manera ridícula en que se sintió morir. 25

El presagio de la muerte: la propia muerte de Jeremiah afectó al doctor Urbino porque le tocó de cerca y la consideró como un anuncio de la suya. Por otro lado, al final de la novela Florentino Ariza comprobó de golpe cómo tanto él como Fermina habían empezado a envejecer, y entonces aflora en él un terror demoledor, el miedo a no poder valerse por sí mismo, a tener que recibir ayuda para andar o moverse, porque entonces no sería digno de ella. Ninguno de los dos puede abstraerse del paso de los años, de los presagios de la muerte. Por eso, en el viaje final, cuando ambos amantes terminan de ser conscientes de sus cuerpos ancianos, la dulzura va en aumento, porque la inexorabilidad de la muerte no podrá privarlos del disfrute de su amor, ni siquiera con todas las dolencias de los dos ancianos que ya son. Las epidemias, la enfermedad y la muerte: además, de las muertes individuales, y tratándose ya de muertes de índole colectiva, destacan los cadáveres provocados por las sucesivas oleadas del cólera sufridas en la ciudad y el país, en una muestra más del atraso del mismo y de sus intentos de modernización. Sin olvidar tampoco a las víctimas de las eternas guerras civiles, cuyos cadáveres a veces se solapan y hasta confunden con las víctimas de la enfermedad (p. 325, 361).

Por último, cabe destacar que García Márquez también analiza en su novela diferentes aspectos sociales relacionados con la muerte como son: - los plazos sociales de la muerte: justo al transcurrir un año de la muerte del doctor, tras satisfacer los plazos impuestos por el luto social, en la misa de funeral, Fermina por fin habla a Florentino, ganada por las cartas en las que ha encontrado un hombre nuevo que rompió el pasado y que sabe hablarle de la vida, la muerte, de la vejez, del amor, de las ideas que ella también tenía. - la viudez: durante ciertos momentos de la novela, las viudas son modelos de mujer para Florentino, en ellas ve a mujeres experimentadas, alejadas de los inconvenientes de los noviazgos, hechas para la vida porque ya han vivido la suya junto a los maridos, y siente por ellas una cierta devoción, sobre todo porque su destino es el de terminar haciendo feliz a una de ellas, tal y como ocurrirá con Fermina, y por eso ya antes ha ido practicando con la viuda de Nazaret o con Prudencia Pitre, Viuda de Dos.

Como conclusión, podemos decir que García Márquez une, durante toda la novela, a Eros y Tánatos, amor y muerte como dos de los motores de la existencia humana, uno porque supone la legítima aspiración a la felicidad, y la otra por su carácter inevitable, y porque carecer del primero a veces puede suponer padecer la segunda en vida.

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