Story Transcript
El barco fantasma del 14 de Abril 1912.
Una novela de ficción basada en hechos reales con los detectives Flynn y O’Malley en una de sus últimas aventuras.
Javier Torres Landa V. 2015.
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Advertencia. Flynn y O'Malley son personajes ficticios, y Yo, es el autor de este escrito quien ha decidido utilizar el recurso que ofrecen los relatos de ficción utilizando indistintamente estas denominaciones en el transcurso del relato. Quizá esto cree algunas confusiones y/o problemas de redacción, de ortografía y/o de gramática o hasta de comprensión pero recuerden que nadie es perfecto, ningún escrito es perfecto. Por lo mismo siempre habrá algún aspecto, algún párrafo, alguna referencia que de una forma u otra no se llega a aclarar pero que constituye parte de las intenciones del autor. Las que expresadas en pocas palabras significa el tratar de involucrar al lector de manera que asimile el relato, reflexione sobre sus inconsistencias o defectos pero que en general disfrute de uno de los placeres que nuestra 'era cibernética' amenaza con terminar y que simplemente es que todavía tenemos la oportunidad de leer y hacer uso de nuestra imaginación.
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1 Uno de los grandes misterios que aún permanecen como incógnita de aquella fatídica noche del 14 al 15 de Abril de 1912 es el reporte de un barco misterioso que los tripulantes del TITÁNIC vieron en las cercanías del trasatlántico una vez que hubieron colisionado con un iceberg, una aparición fantasmagórica (que pudo ser real y a la que no se dio la importancia que debería).
La relevancia de ese reporte o de ese misterioso navío es que de hecho, si ese barco era real (como parece haber sido) podría haber representado el tan necesario auxilio requerido por el lujoso TITÁNIC que en su viaje inaugural irremediablemente se hundía. Como todos sabemos, para muchas cosas él hubiera no existe, pero aun así él hubiera no deja de ser una explicación para tratar de explicar lo inexplicable o de entender lo ocurrido y constantemente lo utilizamos, por lo que 'él hubiera' existe aunque la supuesta lógica indique lo contrario. Si ese barco misterioso o barco fantasma hubiera oído las señales del telégrafo originadas en el TITÁNIC, si el personal a bordo de ese barco hubiera sabido interpretar las bengalas solicitando socorro quizá la tragedia hubiera tenido otras proporciones y quizá la pérdida de vidas humanas hubiera sido mucho menor. Empero, lo que es más real que cualquier otra cosa es la consideración de que si en el mismo TITÁNIC se hubieran hecho caso de las múltiples advertencias sobre la presencia de icebergs flotando y moviéndose directamente en la ruta que seguía el barco, otra cosa hubiera ocurrido. Y esas advertencias fueron totalmente reales y totalmente comprobables y sin embargo por uno de aquellos misterios del destino no fueron tomadas en cuenta. 3
Si el Capitán Smith hubiera ignorado los absurdos deseos del Director Bruce Ismay y de J.P.Morgan (el financiero de la construcción) el TITÁNIC hubiera reducido su velocidad, quizá otra cosa hubiera pasado pues la alta velocidad y el innato temor de un ‘choque de frente’ hizo que se virara el timón con objeto de evitar la colisión pero la velocidad a la que surcaba las aguas el trasatlántico era demasiado alta para que el viraje evitara el roce con el iceberg.
Hoy, a más de 100 años de distancia se dice que la velocidad del TITÁNIC no tuvo nada que ver con la desgracia, pero ya todos sabemos los efectos de la velocidad de cualquier objeto que impacta sobre otro, y por lo mismo, desestimar la velocidad exagerada del TITÁNIC solo tiene como objeto minimizar la responsabilidad del Director Ismay pues como es fácil comprender, la empresa White Star deseaba empequeñecer su responsabilidad total acerca del desastre pretendiendo atribuir el choque a otras causas y no a un mal manejo de la situación y por lo mismo 'proteger' la reputación del financiero J.P.Morgan de quien Bruce Ismay era portavoz. No puede dejar de pensarse que sea como se le vea, en este caso el iceberg era una enorme masa de hielo 'flotando' en el Atlántico, uno de los muchos trozos de hielo de diferentes tamaño que fueron reportados al TITÁNIC, reportes a los que no se les otorgó la importancia que tenían y si no se hubiera movido el timón tratando de evitar la colisión 'de frente', quizá en ese momento se hubiera evitado la tragedia, pues la lógica elemental, la lógica de 'primer grado' indica que una masa tan enorme como era la del TITÁNIC (más de 53,000 toneladas) al chocar con el iceberg, quizá lo hubiera movido, pues, repito, el iceberg flotaba sobre el agua, no era un objeto inmóvil, era arrastrado por la corriente, se movía, y puede ser que con una colisión de frente hubiera sido 'movido' por el trasatlántico con lo 4
que tal vez el inevitable daño hubiera sido menor a lo que fue.
Quizá si hubiera habido más tiempo y se hubiera reaccionado más rápido y adecuadamente, no estaríamos hablando de la tragedia como lo hacemos aún hoy día, a más de 100 años de haber ocurrido. Si los botes salvavidas no hubieran sido reducidos en número, quizá más personas hubieran podido haber sido salvadas. Y como estas hay una y mil especulaciones que tienen el tinte imposible del hubiera. En fin, en la tragedia del TITÁNIC y su hundimiento hay demasiados hubiera, pero quizá ninguno es tan grande y grave como la salvación de vidas que representaba el barco fantasmagórico que a tan solo unas millas de distancia hubiera representado la diferencia entre la vida y la muerte de muchas personas.
Quizá no se hubieran perdido tantas vidas, quizá no se hubiera evitado el hundimiento del TITÁNIC, el quizá, él hubiera entra en el terreno de lo posible pero aún y cuando se hubieran salvado más vidas, la tragedia no se hubiera podido evitar. El caprichoso destino estaba escrito y posiblemente nada hubiera podido 5
modificarlo. El TITÁNIC surcó el Atlántico por un lapso de poco más de 96 horas; tardó aproximadamente dos horas y media en hundirse totalmente, ocasionando la muerte a 1,517 personas. Y eso precisamente es lo que duele y lo que no se acepta en su totalidad a pesar de ser un hecho. Y por lo mismo, por esas y muchas otras consideraciones relativas es que estábamos ante la presencia del Jefe Mc Dermont quien recordaba que en una ocasión previa, no muchos tiempo atrás, O’Malley y Yo estuvimos involucrados en un asesinato que tuvo su origen en hechos ocurridos durante este fatídico viaje inaugural del TITÁNIC. A muchas personas nos parece increíble el que tantos factores negativos se hubieran conjugado en ese momento determinado y en ese específico lugar en el tiempo y en la historia. Sin ser o pretender ser expertos en lo relativo al TITÁNIC ha sido nuestra impresión que contribuyó en mucho a la magnitud de la tragedia la tardanza en entender y descifrar los daños ocasionados por la colisión con el iceberg y el tiempo perdido en enviar las señales de auxilio que el Capitán Edward John Smith ordenó aproximadamente a las 12:30, 50 minutos después del choque.
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Por supuesto la falta de claridad en los procedimientos de emergencia (muy rudimentarios (se puede afirmar) que estaban vigentes en esos días) tuvieron negativos efectos en los resultados de la tragedia principalmente en lo que se refiere a los buques que se encontraban en las cercanías del desastre y que se piensa pudieron haber acudido más pronto al auxilio de los pasajeros y tripulantes del TITÁNIC. Y en su descargo se argumentó que ‘no sabían’ lo que estaba pasando. Hoy, con las comunicaciones instantáneas, esta situación se nos hace imposible de aceptar, pero no podemos dejar de considerar que en ese 1912, no había las comunicaciones que tenemos hoy y que todos damos por un hecho que estemos donde estemos, comunicarnos con otros no solo es probable sino totalmente posible. Tal vez, si hubiera habido mayores precauciones, la tragedia hubiera sido menor, pues en el hundimiento del orgulloso TITÁNIC se presentaron factores internos y externos que se conjugaron para hacer de ese viaje inaugural la tragedia marítima que aún hoy, se recuerda con tristeza y amargura. Aún y cuando no ha sido la mayor tragedia marítima en cuanto a número de víctimas, eso no es paliativo ninguno: el que posteriormente haya habido otros hundimientos con mayor número de sacrificados no es ni puede ser un consuelo, ni un atenuante ni disminuye o cambia en nada lo ocurrido con el TITÁNIC. Las señales enviadas por el telegrafista John G. Phillips por medio del Código Internacional Morse (recientemente introducido) fueron: CQD CQD CQD DE MGY MGY. CQD era la señal de emergencia que se utilizaba en ese tiempo y que se repetía dos veces en secuencia inmediata para alertar al receptor que se trataba de una verdadera emergencia y no un error de transmisión.
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En el caso del TITÁNIC se añadió la nueva señal de emergencia que recién se comenzaba a utilizar: el hoy muy conocido e identificable SOS que sin embargo en esos días aún no era entendida en su cabal significación ni por los marineros ni por los telegrafistas y tampoco era utilizada en todos los mensajes de emergencia. Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que en ese tiempo, las comunicaciones no eran ni remotamente como son en la actualidad y además, podríamos resaltar muchos errores y fallas, pero tal hacer sería injusto pues lo haríamos con el criterio de nuestros días y con las facilidades de comunicación de que hoy disponemos olvidándonos que en esa noche de 1912, todas esas facilidades -que nos parecen obvias y están a disposición de casi cualquiera- no existían en esos días. DE significa de (de parte de) seguida de MGY que era la clave de identificación del TITÁNIC.
En la cabina de radiotelegrafía, a partir de las 10:00 de la noche se empezaron a recibir señales de aviso de peligro representado por bloques de grandes icebergs flotando en la ruta del TITÁNIC, pero -aparentemente- estaban más ocupados en transmitir y recibir mensajes de los importantes pasajeros de Primera Clase que en tratar esos avisos adecuadamente. 8
No se sabe por qué, pero poco o nulo caso se hizo a estos avisos. Posteriormente a la tragedia, se argumentó que el reducido equipo radiotelegráfico estaba muy ocupado enviando mensajes de y para los importantes pasajeros de Primera Clase a los que a toda costa, a cualquier precio era ‘importante’ ‘mantener contentos’ y tal vez pudiéramos decir que ambos radiotelegrafistas actuaron en forma poco profesional y quizá hasta en forma negligente. No sería aventurado afirmar que ese servilismo absurdo fue un factor importante en lo ocurrido porque aún y cuando los telegrafistas hubieran estado sobrecargados de trabajo con el envío y recepción de esos mensajes, el Capitán y los principales Oficiales a bordo debieron haber prestado mucha mayor atención al peligro que representaba no un iceberg por enorme que fuera, sino todo un bloque de témpanos de hielo pequeños y grandes situados precisamente en la ruta que el TITÁNIC seguía.
El último aviso de icebergs en las cercanías fue recibido a las 23:35 horas y como fue particular también fue ignorado por el Capitán Smith y/o los Oficiales de mayor 9
jerarquía. En ese mismo lapso pero con unos cuantos minutos de diferencia, los vigías dieron la alarma de iceberg al frente, calculando 'a ojo' (pues en otro 'ahorro' decretado por Ismay, no se les había proveído de binoculares) la distancia en 600 metros a proa.
A las 00:10 el Oficial Boxhall considera la posición del buque a 41°46'N, 50°14'W. A las 00:15, ya no había esperanzas, la primera llamada de socorro fue la señal CQD (Copy Quality Distress) por TSF sobre la longitud de onda de 600 metros. A las 00:45, la señal CQD se convierte en SOS y el RMS Carpathia, un barco que recogió la señal de socorro está en marcha a todo vapor, aunque este barco era lento (por lo general su navegación era a 13 nudos, pero esa noche bate su récord y llegó a los 17,5 nudos, aunque esto representaba navegar aún mucho más lento que otros buques) y la presencia de hielo lo retrasa aún más. Varios buques, aparentemente, percibieron o escucharon estas señales. De hecho, un oficial de guardia en el S.S. Californian había visto las bengalas del TITÁNIC pero no entendió su sentido de urgencia ni se molestó en despertar a su Capitán o a su telegrafista. En el S.S. Californian, el operador de radio en turno se fue a la cama poco antes del momento en que el mensaje de socorro del TITÁNIC fue enviado. Nunca hubo ninguna curiosidad en el resto de Oficiales del Californian por averiguar a qué se referían las luces que se percibían entre la bruma o a conocer si en la cabina telegráfica se hubiera recibido alguna llamada de auxilio. Siguieron su recorrido sin darse cuenta de que a pocos metros se desarrollaba una tragedia. Entre los buques que recibieron el SOS, se puede mencionar el RMS Olympic (barco gemelo del TITÁNIC) se encontraba a más de 500 millas (926 km) y le era imposible llegar a tiempo, el Mount Temple a 49 millas (95 km), el Frankfurt a 153 millas (285 km), los buques Birma, el Baltic y el Virginia estaban, respectivamente, a 70, 243 y 10
170 millas; el RMS Carpathia era el que se encontraba sólo a 58 millas (107 km), y es el único navío que intentó y de hecho acudió al rescate del TITÁNIC. Se continuaron mandado bengalas a intervalos regulares hasta la 1:40 de la madrugada. Lo mismo ocurrió con las llamadas de SOS que se enviaron hasta las 0:17. Los vigías en servicio (en el TITÁNIC) aquella noche habían reportado simplemente lo que sus ojos apreciaban, ante sus ojos –de improviso- se ‘apareció’ una mole impresionante, un iceberg de más de 30 metros de altura sobre el nivel de las aguas, directamente enfrente, a escasos 500 o 600 metros de distancia. La colisión era inevitable, y hasta la fecha a O’Malley y a Mí nos sigue dando ‘coraje’ el que por uno de esos ‘ahorros’ incomprensibles, a los vigías no se les había aprovisionado de catalejos o anteojos binoculares y por supuesto, aún no se habían inventado los lentes infrarrojos o los que ‘pueden ver’ con condiciones de muy escasa iluminación. El Primer Oficia William Murdoch, (de guardia en el puente en ese momento) intentó evitar la colisión; giró el timón todo a babor, esto es hacia la izquierda, seguidamente dio marcha atrás, lo que según los 'expertos' (?), fue un error, porque perdió fuerza el viraje. Sin embargo, al darse cuenta de que la sección sobre el agua del iceberg era muy superior a los 28 metros de altura del TITÁNIC esa instrucción del Primer Oficial Murdoch evitó el impacto de frente (y ‘de frente’ se estima equivocadamente la colisión hubiera sido catastrófica).
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El trasatlántico rozó con uno de los costados ‘visibles’ del iceberg; durante varios años y hasta 1985 se supuso que como si fuera una navaja la endurecida nieve del iceberg desgajó la estructura de acero reforzado de estribor (lado derecho) del barco que majestuosamente siguió sin detener su recorrido (eran las 11:40 de la noche). Ahora sabemos que el iceberg no rasgó la estructura de acero, sino que el impacto retorció las gruesas láminas produciendo el rompimiento de los remaches que las mantenían unidas y un diagrama posteriormente elaborado muestra la forma en que el iceberg, al impactar sobre el casco reforzado, separó los remaches causando una enorme brecha por la cual el agua penetró con rapidez a cinco de los compartimentos.
A partir de ese momento, el TITÁNIC estaba condenado. Cinco de sus compartimentos se retorcieron hacia adentro, desprendiendo o rompiendo los remaches e 12
inundándose en cuestión de minutos.
El diseñador Thomas Andrews y el Maestre carpintero Hutchkins fueron enviados por el Capitán a revisar los daños y predijeron lo increíble: en dos horas, el TITÁNIC se hundiría a tan solo 9 millas náuticas de la Isla de Terranova. 13
El Capitán Smith se mostró errático en su actuar y totalmente falto de coherencia en sus decisiones. Y ese actuar errático, confundió a los oficiales que no sabían qué hacer.
Como casi todos los tripulantes, y la mayoría de los pasajeros, el Capitán Smith estaba convencido de que el TITÁNIC era insumergible. En medio del más absoluto desorden el TITÁNIC se hunde a las 2:20 a.m. del lunes 15 de abril de 1912.
El barco S.S. Californian, que se encontraba a solo unas cuantas millas de distancia no escuchó (o no entendió) las señales telegráficas, ni vio las bengalas de auxilio y prosiguió su marcha, ignorante de la tragedia, ignorante también de que a su vera un 14
pequeño barco de pescadores noruegos se ocultaba.
El Carpathia estaba aproximadamente a 50 o 60 millas náuticas, es decir poco más o menos 107 kilómetros cuando recibió la primera señal de SOS; desafortunadamente, tardó de 15 a 20 minutos más, -hasta recibir la siguiente señal-, en cambiar la dirección de su travesía y tratar de acercarse al TITÁNIC lentamente a través de las oscuras y heladas aguas.
Todos estos hechos estaban en nuestra mente y en la del Jefe Mc Dermont mientras esperábamos con cierta impaciencia que se decidiera a explicar para que nos había llamada 15
pues, hacer un recuento de lo ocurrido en esa noche nada tenía que ver con nuestras actividades, y mientras nosotros recordábamos lo aprendido en nuestra investigación acerca de la muerte de Jean Aubart y el destino del collar enjoyado de la perrita Kitty, el Jefe Mc Dermont seguía recordando algunos pormenores de la desdicha.
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2 Al cabo de interminable hora y veinte minutos, el Carpathia, al mando del Capitán Arthur Henry Rostrom (o Rostron) llegó a las cercanías de la tragedia logrando rescatar 712 o 715 personas entre pasajeros y tripulación, personas que en medio de un indescriptible desorden y confusión habían logrado subir a los botes salvavidas resguardándose de las heladas aguas que probaron ser mortales para muchos de los pasajeros y tripulantes del TITÁNIC.
Simplemente por especulación el Jefe Mc Dermont enfatizó que se calcula que el S.S. Carpathia tardó aproximadamente una hora y cuarenta minutos en llegar a las cercanías del naufragio iniciando las labores de rescate que principalmente consistieron en subir a bordo del Carpathia y atender a los pasajeros y tripulación del TITÁNIC que encontraron sitio en los botes salvavidas en medio del mayor de los desordenes. De entre los rescatados, un pasajero murió a bordo del Carpathia, por lo que solamente 711 de los tripulantes originales del TITÁNIC sobrevivieron (los otros 4 pasajeros murieron a bordo de los botes de rescate).
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Precisamente este relato se centra en las consideraciones acerca del Californian -que hacía el Jefe Mc Dermont-, que ubicaban ciertos recuerdo en nuestras mentes y que ha sido identificado posteriormente como el buque fantasmagórico que hubiera podido minimizar la tragedia del TITÁNIC.
En medio de una pausa en el relato, O’Malley y Yo procedimos a revisar un reporte (posterior, como es lógico) de la serie de equivocaciones y presunciones que según los expertos se cometieron en el TITÁNIC y que demuestra la serie de errores que marcaron la travesía y que sellaron el trágico destino del trasatlántico. Debido a insistencia de algunos pasajeros, -y a la tibieza de algunos Oficiales del TITÁNIC-, no hubo ningún ensayo de los procedimientos de emergencia para colocarse los chalecos y abordar los botes salvavidas. Era un viaje de placer y con un servilismo rayano en la tontería se decidió que no se podía ‘incomodar’ a los importantes pasajeros de Primera Clase con ensayos y procedimientos rutinarios para una eventualidad que ‘nunca’ se produciría. .- La velocidad del trasatlántico no fue reducida a pesar de los múltiples y repetidos avisos sobre la presencia de icebergs; J. Bruce Ismay (uno de los Directores principales de la White Star Line) incluso ordenó alrededor de las 8:00 pm., que se incrementara la velocidad tomando en cuenta la tranquilidad de las aguas haciendo caso omiso de esas múltiples advertencias de bloques de hielo ('icebergs') flotando directamente en la ruta que seguían e inexplicablemente, el Capitán Smith hizo caso a esas exigencias quizá firme en la muy difundida creencia que el TITÁNIC era ‘insumergible’. .- Empero y más que nada estaba deseoso de complacer al importante Director de la naviera para la cual trabajaba y pudiera ser que también tuviera intenciones de 'romper el record' establecido por el buque 'gemelo' del TITÁNIC, el OLYMPIC.
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.- Los reglamentos vigentes establecían botes salvavidas para 962 personas, esto es, 14 o 15 botes salvavidas únicamente y aunque el TITÁNIC excedía esta reglamentación pues llevaba 22, que no eran suficientes para las 2,228 personas a bordo y al respecto, se dice que fue por instrucciones directas del Director Ismay el que se redujo el número de botes salvavidas con objeto de ‘no afear’ las cubiertas de los pasajeros de primera clase.
No podíamos dejar de notar que de cualquiera de las maneras, esto representaba que 1,266 personas estaban ‘condenadas’ de antemano, porque de acuerdo a la capacidad de evacuación, y a los expertos que analizaron posteriormente la tragedia se hubieran requerido al menos 10 botes salvavidas más para ‘salvar’ a todos los pasajeros y quizá algunos de los tripulantes. Hoy se calcula que si la capacidad máxima de cada bote salvavidas que portaba el trasatlántico era de 65 personas, y en el TITÁNIC iban 2,228 personas a bordo se hubieran requerido como mínimo 34 botes salvavidas, pero solo había 22, con un 'faltante' de 12 botes, por lo que más de UN MILLAR de personas estaban 'condenadas' de antemano en caso de ocurrir 'lo que nadie creyó que ocurriera' pues además, no todos los botes salvavidas tenían capacidad para 65 personas y había alguno de menor tamaño que solo admitirían 47 tripulantes. 19
.- En el TITÁNIC ni los Directores, el Capitán o la tripulación dio importancia alguna a los avisos sobre la presencia de icebergs en la zona de tránsito durante gran parte de la travesía habían navegado en medio a pequeños bloques de hielo y equivocadamente pensaban que a esos bloques delgados se referían las advertencias.
O’Malley y Yo especulamos igualmente que jamás pasó por su mente que más adelante habrían de encontrar bloques de colosales proporciones y además tenían una inmerecida confianza en la solidez del imponente barco de 46,329 toneladas con una extensión de más de 52.69 metros de largo y con botes salvavidas colocados a 17.5 metros sobre la línea de flotación. Vimos con asombro la fotografía de la que se dice fue el iceberg con el que chocaron en donde -en su momento- se señaló una línea de pintura roja oscura pero aún visible en la fotografía sobre el ángulo inferior derecho del iceberg, que fue dejada por el TITÁNIC y que ayudó al marinero del Carpathia (anónimo, quien tomó la famosa fotografía) a identificar el iceberg causante de la tragedia.
Curiosamente en nuestra investigación anterior, no habíamos visto esta fotografía, 20
lo que indicaba que el nuevo caso (si es que se trataba de algo nuevo) tenía que ver con el hundimiento del TITÁNIC y había sido preparado cuidadosamente por Mc Dermont por lo que había incluido esa fotografía que ahora nos mostraba. .- A partir del impacto, el Capitán Smith y su tripulación esperaron demasiado tiempo para repartir los chalecos salvavidas y comenzar a habilitar los botes salvavidas y ocuparlos. .- Los botes salvavidas no fueron llenados a su total capacidad, ni en forma ordenada y como resultado dejaron de subir a 366 personas más que pudieron haber sido salvadas aún y cuando considerando la capacidad individual de los botes salvavidas disponibles NO TODAS las personas (pasajeros y/o tripulación) hubieran podido ser salvadas. Este número se refiere exclusivamente a los botes que había, no a los QUE DEBERÍA HABER HABIDO.
{El bote número 6 fotografiado desde el RMS. Carpathia}.
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{El bote número 1 llega al Carpathia, era el menos cargado de todos}.
Los botes salvavidas se dirigen hacia el Carpathia (en la derecha el bote número 14 y a la izquierda el bote D).
{Prácticamente los últimos supervivientes en el bote de salvamento plegable D}.
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{Un bote del Titánic, del que aún existe alguna duda sobre su identidad creyéndose que podría ser del Carpathia}.
No podía ser del Carpathia porque no fue sino hasta mucho después que se ordenó la búsqueda de sobrevivientes en las heladas aguas.
{El bote número 12 a su llegada al Carpathia}.
{Las mujeres son instaladas en la cubierta del Carpathia}.
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{El Carpathia llegando a Nueva York con los sobrevivientes rescatados}.
{El Carpathia deposita los botes salvavidas del Titánic en los muelles de la White Star Line en New York el 18 de abril}.
Los trece botes recuperados por el Carpathia en morbosa exhibición en los muelles de Nueva York.
Los botes salvavidas (una vez consignados a salvo en el Carpathia los sobrevivientes) no regresaron a recoger más gente, ni el Capitán Rostrom envió los botes salvavidas del Carpathia en búsqueda de más sobrevivientes; de hecho, solamente uno de los botes salvavidas del TITÁNIC (parcialmente ocupado) se detuvo en su recorrido hacia su ‘barco madre’ a recoger algunos pasajeros que estaban en el agua y que por cierta fortuna estaban en el trayecto del bote salvavidas: El quinto oficial del TITÁNIC, Harold Lowe, responsable del bote número 14, reunió alrededor de él a otros cuatro botes y distribuyó los pasajeros para vaciar el suyo y poder regresar por más sobrevivientes de los que estaban ya en el agua. A las 03:00, llegaron al lugar del naufragio con el bote número 14, 40 minutos después del hundimiento. 24
Sin embargo, el tiempo medio de supervivencia en el agua con la temperatura existente era estimado en tan sólo 20 minutos. Ese bote salvavidas número 14 logró recoger del agua tan solo a cuatro hombres, uno de los cuales murió a bordo, pues el resto de los que encontraron –aparentemente- ya habían fallecido por el tiempo transcurrido desde el hundimiento del trasatlántico hasta el momento en que fueron buscados.
O’Malley y Yo concluimos que se asumió que las frías aguas habían terminado con la vida de cualquiera que estuviera en ella y que sería un esfuerzo inútil buscar sobrevivientes y no podemos dejar de mencionar que se tenía la firme idea de que cualquier persona no podría resistir más de 20 minutos en las heladas aguas. El diseño del TITÁNIC no proporcionaba suficientes accesos a cubierta para los pasajeros de Segunda y Tercera Clase, de hecho, sólo había 7 accesos, lo que significa que en caso de una emergencia estos pasajeros tendrían dificultades para acceder a los botes salvavidas; además, por un absurdo e incomprensible reglamento, las escaleras hacia estos accesos tenían que permanecer cerradas para evitar que los pasajeros de Primera Clase fueran ‘importunados’ por la presencia de pasajeros de Segunda o Tercera Clase. Muchos pasajeros tuvieron que romper las rejas que obstruían al paso para poder subir a cubierta, y buscar acomodo en los botes salvavidas y como ocurrió, ese acceso se logró casi una hora después del impacto. A ningún oficial se le ocurrió mandar abrir esas rejas.
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Los compartimentos destinados a los pasajeros de Tercera Clase estaban rodeados de maquinaria y equipo del barco con muchos lugares sin salida (no indicada o señalizada) y los pasajes difíciles de seguir para poder llegar a cualquier cubierta estaban inadecuadamente señalizados o sin señalizar.
Incluso muchos de los tripulantes y asistentes de los pasajeros de Primera Clase ignoraban los vericuetos de los lugares asignados para Tercera Clase, y tan solo los que habían sido asignados a la atención de este grupo de pasajeros sabían por dónde ir para poder llegar a cubierta. Otros aspectos de diversas índoles se han mencionado, como integrantes del complejo conjunto de circunstancias que condujeron al fatal desenlace, y estaban considerados en el voluminoso reporte que Mc Dermont nos mostraba, como por ejemplo: La mayoría de los pasajeros de Primera Clase y la mayoría de la misma tripulación creían que el TITÁNIC era insumergible y a pesar de la evidencia, a pesar de que ‘entraba agua’ por todas partes se resistían a subir a los botes salvavidas y solamente cuando el agua comenzó a filtrarse a los camarotes y recintos destinados a Primera Clase fue que 26
comprendieron el peligro en que se encontraban. Esto ocurrió cuando la proa comenzaba a hundirse, cuando el agua llegaba a la cubierta, cuando ya muchos de los compartimentos de pasajeros estaban ‘anegados’ y a los pasajeros (y a la tripulación) no les quedaba otro remedio que comprender el inevitable hundimiento del TITÁNIC.
Muchos pasajeros no creyeron jamás que el TITÁNIC se estaba hundiendo. Algunas personas pensaban que era más seguro permanecer en el barco que abordar los botes salvavidas y casi ninguna percibía la leve inclinación ocasionada por los diversos compartimentos al irse llenando de agua, aparte de que a muchas personas incomodaba el uso del chaleco salvavidas hecho con gruesas, inmóviles y totalmente rígidas placas de corcho.
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Inclusive muchos de estos pasajeros, -acostumbrados a ser ‘atendidos por sirvientes’- ignoraban en donde podían encontrar los chalecos salvavidas. La tripulación del barco Californian, (que estaba bastante cerca del TITÁNIC), no escuchó las señales de telégrafo, ni vio las bengalas de auxilio o si las vieron consideraron que eran fuegos artificiales de celebración, aparentemente el radio operador estaba dormido y la tripulación si es que vieron las bengalas, las interpretaron no como luces de emergencia o ‘pedido’ de auxilio sino como fuegos artificiales de celebración de alguna fiesta de los pasajeros que noche a noche se organizaban en los ‘barcos de lujo’.
Como ya se mencionó es de hacerse notar que el Capitán Henry Rostrom del Carpathia tampoco ordenó a los botes salvavidas regresar a buscar sobrevivientes, y nosotros (O’Malley y Yo) suponemos que él y su tripulación asumieron que por el tiempo transcurrido las frías aguas habían terminado con la vida de los pasajeros que estaban en el agua. De hecho es muy probable que en las múltiples comisiones investigadoras que se instituyeron, los miembros de esas comisiones hayan asumido lo mismo y por lo mismo, ninguna reprimenda o mención se hace sobre esta negligencia hacia el Capitán Rostrom y/o sus oficiales. Por otra parte pocos oficiales de cierta jerarquía del TITÁNIC estuvieron en los botes salvavidas que fueron ‘manejados’ por marineros inexpertos o miembros de los equipos de atención de la cocina. En otro aspecto del hundimiento, los expertos especulan que si el TITÁNIC hubiera colisionado de frente al iceberg, solamente los dos o tres primeros compartimentos se hubieran inundado y no se hubiera hundido; como hubo un viraje, el iceberg rasgó la 28
sección lateral derecha (Starboard) del TITÁNIC inundando irremediablemente y al mismo tiempo 6 de los 16 compartimentos ‘de agua’.
Es decir, con tan solo el 31 % de los compartimentos inundados, el buque estaba condenado y aunque estos 16 compartimentos estaban diseñados para irse ‘llenando’ uno por uno, al llegar al límite del primero, el agua se ‘pasaba’ al segundo y así sucesivamente; este proceso no se produjo porque 5 o 6 de los compartimentos se llenaron de agua simultáneamente al ser deteriorados por el costado del iceberg y este hecho demuestra la falibilidad de los diseños humanos. Sin embargo, en 1985 al encontrarse los restos del TITÁNIC esta teoría fue revisada (incluso demostró ser falsa) y nuevas hipótesis se realizaron enfocadas ahora hacia una supuesta 'debilidad' del acero con el que fueron hechos remaches y placas. Por supuesto, todo esto, todas estas acusaciones y especulaciones han llenado páginas y páginas que de alguna manera han contribuido a entender un poco más la magnitud de la tragedia aunque no sean más que especulaciones. 29
Todo mundo tiene sus opiniones y tiene derecho a opinar. Es muy fácil criticar sobre lo que ha pasado pero en realidad sirve de muy poco. Las críticas y teorías no modifican los sucesos originales, y en la mayoría de los casos tampoco explican las causas; generalmente sólo distribuyen o reparten la culpabilidad y se envuelven en especulaciones a los mil y un ‘hubiera’ que han ido surgiendo al paso de los años y que son prácticamente inevitables. En realidad hubo cerca de tres horas para poder organizar una evacuación más efectivamente, es decir, desde las 23:40 horas del 14 de Abril hasta la 1:30 del día 15, o desde que se produjo el choque hasta el momento en que el barco inicia el hundimiento definitivo (precedido por la ruptura de la proa) las labores de salvamento fueron realizadas en medio de un caos general y sin seguir ningún orden o procedimiento establecido.
Hoy día hay procedimientos de evacuación y un determinado orden para su realización e incluso se realizan ‘ensayos’ con la presencia de todos y cada uno de los pasajeros y la tripulación, pero en 1912, aún no se implementaba esa reglamentación como obligatoria y se dejaba a criterio del Capitán hacerla o no. En el caso del TITÁNIC, no se hizo ningún ensayo ni simulacro y si hubo ‘demasiadas concesiones’, de hecho en el mismo barco, aun y cuando había un lugar 30
específico para las mascotas, a los pasajeros ‘importantes’ (como el matrimonio Astor) se les permitió el capricho que su perrita de raza Airdale (denominada Kitty) permaneciera junto con ellos en sus mismas habitaciones y se les permitía la entrada a los salones comedores, acompañados de su consentida mascota. Es decir, durante el corto recorrido, todo se dedicaba a tratar de ‘mantener contentos’ a los pasajeros importantes, haciendo a un lado muchas consideraciones de simple sentido común.
Como resultados de estas acciones y de importantes omisiones, las vidas de 1,343 pasajeros, 855 tripulantes y algunas mascotas abordo del trasatlántico cambiaron dramáticamente a partir de las 21:40 de la noche de ese sábado 14 de abril de 1912. Directamente tan solo 711 personas, en su mayoría, mujeres y niños, sobrevivieron a la tragedia. 31
Solamente como una muestra del desorden en el que tardíamente se comienzan a utilizar los botes salvavidas, a continuación se muestra una tabla que indica cómo se realizaron esas maniobras y es de hacerse notar que el primer bote salvavidas (el Número 7) se lanza al agua a las 12:45 con tan solo 28 pasajeros, es decir casi una hora después del impacto con el iceberg. Mc Dermont indicó que esta compilación fue ordenada por él mismo, para los fines de la nueva investigación, y quizá nosotros nunca la habíamos visto, por lo que deberíamos hacer una copia y conservarla pues creía que en el caso que estaba por encargarnos esa Tabla podría ser de mucha utilidad. Botes
Hora del lanzamiento al mar
Capacidad
Contenido real
Lado
Bote 7
12 : 45
65
28
Estribor
Bote 6
12 : 55
65
24
Babor
Bote 5
12 : 55
65
35
Estribor
Bote 3
01 : 00
65
40
Estribor
Bote 1
01 : 10
40
12
Estribor
Bote 8
01 : 10
65
28
Babor
Bote 9
01 : 20
65
45
Estribor
Bote 10
01 : 20
65
30
Babor
Bote 11
01 : 25
65
55
Estribor
Bote 12
01 : 25
65
28
Babor
Bote 14
01 : 30
65
45
Babor
Bote 16
01 : 35
65
40
Babor
Bote 13
01 : 35
65
63
Estribor
Bote 15
01 : 35
65
65
Estribor 32
Bote C
01 : 40
47
40
Estribor
Bote 2
01 : 45
40
18
Babor
Bote 4
01 : 55
65
40
Babor
Bote D
02 : 05
47
24
Babor
Bote A
-
47
17
Estribor
Bote B
-
47
28
Babor
Estas cifras nos indican trágica y dramáticamente que 465 personas más pudieron haber sido salvadas, 465 personas más pudieron haber sido acomodadas en los botes salvavidas de los que tan solo dos, el bote número 13, botado a la 1:35 de la madrugada con 63 pasajeros y el Bote Número 15, botado a la misma hora fueron los UNICOS que estuvieron a total capacidad. No se puede entender que los Botes 1 ,2, y el A, hayan sido autorizados a partir con menos de 20 pasajeros, particularmente el Bote Número 1 con tan solo 12 personas a bordo, pero los números nos dejan ver claramente la enorme confusión y desorden que reinó desde el momento en que se determinó la evacuación, que como se puede observar comienza prácticamente dos horas después de la colisión, hora y media posterior a que el ingeniero Thomas Andrews y varios hombres hicieron una inspección ocular de los daños y comunicaron al Capitán Smith el destino del trasatlántico.
33
3 Según relatos reunidos con posterioridad, y lo que se desprende de los numerosos reportes oficiales, y las múltiples especulaciones acumuladas a través de los años, O’Malley y Yo concluimos que los hechos ocurrieron de la siguiente manera: La colisión con el iceberg la percibió el Capitán Smith cuando estaba en su camarote a punto de dormir aproximadamente a las 11:40 de la noche del 14 de Abril.
Se vistió y con lentitud fue al puente y se informó de la colisión por el Oficial William Murdoch. Luego ordenó parar las máquinas y envió al cuarto oficial Joseph Boxhall a investigar. El oficial Boxhall hizo una inspección rápida, no remarcó nada y tranquilizó al capitán, el cual pidió, sin embargo, una inspección más detallada a un carpintero que descubrió una ligera vía de agua que no ocasionó ninguna preocupación. El capitán llamó entonces a Thomas Andrews, el arquitecto diseñador del trasatlántico, a otro oficial y los dos hombres fueron a hacer una inspección más detallada. Descubren que la sala de clasificación de correo está inundada, lo que indudablemente era señal de una enorme cantidad de agua ya dentro de la doble cubierta del casco principal. 34
Andrews (que conoce a la perfección el diseño del trasatlántico) comprende entonces que el agua ya ha rebasado cinco compartimentos y que esto condena a la nave a su hundimiento. A continuación, establece un pronóstico escalofriante: el barco se hundirá en una hora o dos a lo sumo. A las 12:05, la pista de squash a 10 metros por encima de la quilla, ya está bajo el agua. Para las 12:20, el agua helada del Atlántico había invadido parte de los camarotes de la tripulación de delante del «puente E». Y de aquí se desprende una serie de incomprensibles decisiones y lo que hoy podemos considerar como errores: Diez minutos después de la colisión, esto es, a las 12:30 p.m., se ordena bajar los botes y tratar de organizar la evacuación.
A partir de las 01:15 (es decir, casi después de DOS HORAS) el agua comienza a invadir la proa del barco y los pasajeros, que habían permanecido incrédulos, comprenden 35
la realidad del posible hundimiento, lo cual acelera la evacuación (y el desorden) a partir de esa hora. Además, los pasajeros de la Tercera Clase del TITÁNIC (poseídos de un pánico ya generalizado entre los pasajeros) comenzaron a llegar en gran número a la cubierta del barco después de haber tenido que romper varias rejas y causar algunos desmanes, mismo que habían hecho los pasajeros de Segunda cuyo acceso a las cubiertas del barco estuvieron ‘bloquedas’. A la 01:20, los botes número 9 y 10 se hicieron a la mar con respectivamente 42 y 34 pasajeros. Esto significa que tardaron casi una hora en ‘organizarse’ y otra más en llegar al agua, pues debe recordarse que los botes salvavidas estaban a una altura cercana a los 18 metros sobre el nivel del agua. A la 01:25, los botes número 11 y 12 fueron los siguientes con respectivamente 55 y 28 pasajeros. La diferencia de carga entre estos dos botes se explica (aunque no se justifica) por el hecho de que a algunos hombres se les permitían plazas en los botes situados a estribor, mientras que en los botes de babor, los lugares estaban estrictamente prohibidos para los hombres. Así, los botes de babor con sólo las mujeres y los niños no se llenaron lo suficiente y se negó el acceso a algunos pasajeros hombres que tenían que acudir –desesperados- a la cubierta de estribor en donde sí se admitían hombres en los botes salvavidas. A la 01:30, los botes número 14 y 16 son evacuados en babor con 40 personas en cada embarcación. A bordo de la embarcación número 14, el quinto oficial Harold Lowe disparó tres tiros al aire para disuadir a los pasajeros, que trataban de subir a bordo del bote presas de un pánico creciente y contagioso. A la 01:35, los botes número 13 y 15 se bajaron de forma simultánea en estribor con 64 y 65 pasajeros a bordo en una arriesgada maniobra que a punto estuvo de causar otra tragedia. Estos botes, como ya vimos, son los dos únicos que se llenaron a máxima capacidad y resulta curioso destacar que el bote número 15 estaba ocupado principalmente por hombres. Cuando el bote número 13 golpea en el agua, deriva debajo del bote número 15 que en ese momento era bajado hacia el mar. El bote número 13 logró librarse por poco del accidente.
36
A la 01:40, el bote plegable C fue el último correctamente descendido a la mar en el lado de estribor, con 40 personas a bordo de 47 posibles. El presidente de la White Star Line y armador del TITÁNIC, Bruce Ismay, tomó plaza a bordo del bote plegable justo antes de su bajada al mar alrededor de la 01:43 de la mañana. Algunos dicen que se ‘disfrazó’ como mujer para no ser rechazado por la tripulación, sin embargo, tal aseveración, además de que no ha sido confirmada en forma contundente, era innecesario pues el Director Ismay totalmente prepotente y arrogante era temido por todos los oficiales a bardo y nadie hubiera osado oponerse a que subiera al bote salvavidas. A la 01:45, el bote número 2 con 18 personas fue bajado al mar frente a las 40 plazas potenciales. Luego, a la 01:55, el bote número 4 salió con 32 personas a bordo. Este bote había empezado a cargarse justo al principio de la evacuación, pero se quedó cerca de una hora parado en la cubierta A, supuestamente porque no podían abrir las ventanas de dicha cubierta. Después de tocar el agua, el bote se dirigió hacia la parte trasera del buque y liberaron a seis tripulantes varones del agua siendo esta acción de las pocas similares que se presentaron pues casi todos los botes salvavidas trataban de separarse del casco del 37
TITÁNIC lo más rápido posible por el temor de que la succión producida al hundirse fuera a arrastrarlos. Esa fue una prioridad -fruto del miedo y muy entendible- tratar de alejarse del trasatlántico lo más posible, en cualquier dirección, pero lo más lejos posible del barco que poco a poco ante las miradas incrédulas de los tripulantes de los botes salvavidas, lentamente se iba hundiendo. Por último, a las 02:05 el bote plegable D es el último puesto con éxito en la mar helada con 24 personas a bordo. Durante el descenso, dos hombres saltaron al bote salvavidas desde una cubierta, a continuación, unos minutos después, otro hombre saltó al agua y se unió a la embarcación a nado, encontrándose con su esposa que estaba a bordo. Como podemos suponer hubo muchos pasajeros (hombres y mujeres) que de una forma u otra, por designio propio o empujados por las circunstancias saltaron (o cayeron) a las heladas aguas en donde enfrentaban la fatal 'hipotermia'.
A partir de las 02:05, con el barco a punto de hundirse completamente, sólo quedaban dos botes plegables que se encontraban en el techo de las cámaras de oficiales. Varios oficiales tuvieron que arrastrar a los botes y remos hasta hacerlos caer en la cubierta del barco. La maniobra fue un éxito para el bote A de estribor, y los marineros fijaron los pescantes al bote, pero el bote B -situado a babor- se volcó de espaldas al golpear con la cubierta del barco y así cayó al agua. 38
Alrededor de las 02:15 la helada agua del mar ya invadía la parte delantera de la cubierta de botes y el puente de mando. El bote B parte a la deriva, desocupado, mientras el bote A estaba todavía unido a los pescantes, pero los marineros lo lograron liberar antes de que se hundiera. Los botes se alejaban del buque y la gente que se encontraba en las heladas aguas trataba de alcanzarlos a nado.
Una treintena de personas, la mayoría miembros de la tripulación llegaron al casco del bote B, incluido el segundo oficial Charles Lightoller y Archibald Gracie y con grandes trabajos logran voltearlo aunque lleno de agua helada. Otra veintena de personas se reunieron en el bote, y algunos murieron de frío durante la noche antes de llegar al costado de Carpathia. En lo particular este bote estaba parcialmente lleno de agua por haberse volteado y por algunos de los nadadores que llegaron a él lo que contribuyó a hacerlo más peligroso para sus ocupantes. 39
El Oficial Lightoller realizó recorridos para recoger a cuanto pasajero pudieron localizar nadando en las heladas aguas. A las 02:10, el Capitán Smith relevó a los operadores de radio, Jack Phillips y Harold Bride de su función. A las 02:17 Thomas Andrews se encontraba solo en la sala de fumadores de Primera Clase, el Capitán volvió al puente, y la orquesta dejó de tocar justo antes de la caída de la chimenea que tenían delante de ellos. Poco después, la gran vidriera se derribó, provocando la destrucción de la escalera de honor y dio acceso al agua a todas las piezas de la parte delantera del TITÁNIC.
A las 02:18, las luces del TITÁNIC parpadearon por última vez y después se apagaron. Unos momentos después, el infortunado buque se partió en dos entre la tercera y cuarta chimenea.
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A medida que la parte delantera se hundía rápidamente, la parte trasera flotaba y se iba llenando de agua poco a poco hasta las 02:40 horas en que desaparece de la vista iniciando su travesía hasta el fondo del océano.
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Los gritos de agonía, lanzados por los náufragos, eran audibles por los botes situados en las inmediaciones, y en algunas de las embarcaciones se establecieron debates sobre la necesidad de regresar a la escena del naufragio y tratar de rescatar a las personas que se encontraban en el agua.
El quinto oficial Harold Lowe, responsable del bote número 14, reunió alrededor de él a otros cuatro botes y distribuyó los pasajeros para vaciar el suyo, con beneplácito de sus ocupantes que 'se sintieron' amenazados minutos antes cuando Lowe disparó al aire para 'controlarlos'. A las 03:00, llegaron al lugar del naufragio con el bote número 14, 40 minutos después del hundimiento. Sin embargo, no podemos dejar de volver a considerar que el tiempo medio de supervivencia en el agua con la temperatura existente era sólo de 20 o 30minutos y a pesar de que había transcurrido más de esos fatídicos 20 minutos el bote de Lowe recogió del agua a cuatro hombres, uno de los cuales murió a bordo, lo que muestra que quizá si más botes salvavidas hubieran regresado a las heladas aguas tal vez hubieran podido rescatar a más sobrevivientes. Más tarde, a las 03:30, los pasajeros de los botes salvavidas vieron las luces del Carpathia, así como las bengalas azules lanzadas por este barco. Unos 40 minutos más tarde, el primer bote (el número 2) fue recuperado por el buque de asistencia, el RMS. Carpathia. 42
Durante ese tiempo, la situación de los botes A y B era precaria. Los supervivientes a bordo del segundo, se encontraban mojado y en estado de ‘shock’ en el bote, debiendo mantenerse en una incómoda posición para evitar un vuelco, pues por alguna parte seguía entrando agua y finalmente se embarcaron en los botes número 12 y 4 que fueron a su rescate. Los ocupantes del bote A (que comenzaba a ‘desinflarse’) fueron rescatados por el bote número 14, que regresaba de la escena del accidente y por lo tanto iba casi vacío. A las 05:30, el S.S. Californian avisado por el Frankfurt llega a la escena del desastre (y un poco más adelante veremos cómo tuvo que ‘volver’ a las cercanías del TITÁNIC y procedió a tratar de ‘ayudar’). El bote número 12, sobrecargado, es el último recuperado a las 08:30. El Segundo Oficial Charles Lightoller fue la última persona en subir a bordo del Carpathia. El Carpathia a continuación, puso rumbo a Nueva York a las 08:50, y J. Bruce Ismay telegrafió la noticia del naufragio del TITÁNIC a la White Star Line. Después de esos eventos, después de esa tragedia, nada es igual para los sobrevivientes y sus allegados. Las consecuencias del naufragio se extienden por generaciones, tocando con su aureola de misterio y desgracia a muchos descendientes de la tragedia. Los Aubart y los Cleaver son alcanzados en 1983 por las repercusiones de la tragedia del TITÁNIC. Jean Aubart y Alice Cleaver, ambos descendientes de sobrevivientes del naufragio, se encuentran casualmente en una exhibición de recuerdos del TITÁNIC, organizada en Paris en 1983, se enamoran y contraen matrimonio. Entre sus actividades, se dedican a coleccionar objetos y recuerdos del fatídico primer y único viaje del TITÁNIC. Y así comienza una serie de eventos independientes, que van entremezclándose en compleja red de acontecimientos. Acontecimientos que continúan hasta la fecha y que tuvieron momentos de gran intensidad alrededor de 1985 al descubrirse los restos del naufragio y que seguramente continuarían, pues como expusimos anteriormente, el Jefe Mc Dermont no nos había llamado para hacer un recuento y/o relato actualizado de la tragedia. 43
El manto trágico del TITÁNIC sigue influenciando las vidas de los sobrevivientes y su descendencia.
Uno de los muchos puntos de este relato que Mc Dermont había dejado pendiente es el relativo a John George Phillips y Harold Bride, los telegrafistas del TITÁNIC. Se había quedado pendiente el relato por su deseo expreso de pretender aprender más acerca de estas personas, que al igual que muchos empleados de la White Star Line permanecieron en su puesto de trabajo hasta el desenlace final sentando un ejemplo de lealtad y dedicación a sus labores pocas veces igualado y asimismo, pocas veces reconocido aunque plagado de omisiones y errores en su labor.
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Sin embargo, un tanto incongruentemente quizá, Mc Dermont menciona que a los miembros de la orquesta que amenizaba las reuniones a bordo del TITÁNIC se les ha otorgado un reconocimiento muy merecido, pero fuera de toda proporción y tal vez se tenga razón, pero de cualquier manera el que hayan permanecido tocando en medio del caos existente, es digno de reconocimiento aunque no de acuerdo al ‘escándalo mediático’ con el que se les ha pretendido cubrir. Vivimos unos tiempos en los que cualquier cosa se convierte en ‘acontecimiento mediático’ lo que ha retirado dignidad y propiedad a muchos eventos en un desmedido afán comercializador, y desgraciadamente, todo lo que tenga que ver con el TITÁNIC está considerado en esa posición, y no dejamos de pensar que en unos cuantos meses más, cuando sea el aniversario de la tragedia, los medios de comunicación, las ‘redes sociales’ y cualquier otro medio actual será objeto de una ‘invasión’ de noticias y reportajes acerca del hundimiento con una muy mercada y lamentable tendencia mercantilista, esto es, explotar al máximo el recuerdo de la tragedia. Pero para Mc Dermont, de la misma manera que John George Phillips y Harold Bride, la orquesta conocida como The Wallace Hartley Band permaneció en su sitio tocando varias melodías con el objetivo de que los pasajeros no perdieran ni la calma ni la esperanza aún y cuando era obvio que el buque se estaba hundiendo y que muchas vidas se perderían. Abandonaron sus labores al justo antes de romperse la tercera chimenea que estaba a sus espaldas. Incluso, en el caso de John Phillips y su ayudante Harold Bride, Mc Dermont menciona una anécdota curiosa que involucra a Bride quien tuvo o mantuvo una fuerte discusión en el reducido espacio del cuarto de telégrafo con un pasajero de segunda clase que quería ‘a fuerza’ quedarse con el chaleco salvavidas del telegrafista ya que en el desorden imperante en esas horas trágicas del hundimiento, nunca supo en dónde quedó el chaleco que le correspondía.
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John Phillips a pesar de su corta edad, (tan solo 25 años) ya había tenido experiencias importantes como telegrafista en los barcos Teutonic, Campanean, Corsican, Victorian, Pretorian, Adriatic y Oceanic y fue designado como Telegrafista en Jefe para un nuevo y mayor barco que se construía en Irlanda del Norte, (Belfast para ser precisos, en los astilleros pertenecientes a la empresa Harland and Wolff) y que llevaría por nombre TITÁNIC, con 46,329 toneladas de peso y una longitud de 267 metros.
La anécdota (muy del bizarro gusto de Mc Dermont) refiere que Bride se rehusó a darle el chaleco a su compañero telegrafista (lo que a la corta representaría la salvación de Bride) y ahí terminó el asunto. Para nosotros, que conocemos a Mc Dermont, es fácil interpretar que el hecho de ‘aprovechar’ la tragedia humana en provecho propio, es algo que le molesta profundamente, lo que establece con claridad al referir que poco después -y ya a salvo en Nueva York-, Harold Bride recibe una oferta del periódico The New York Times consistente en el pago de la entonces exorbitante suma de 1,000 dólares por sus declaraciones sobre los últimos minutos que le tocó vivir a bordo del desafortunado buque y es de esa manera en que pudimos enterarnos de lo ocurrido en esos últimos minutos en la cabina de telégrafo del TITÁNIC. A las 11.40 de la noche del 14 de Abril de 1912, sucedió lo que el caprichoso destino tenía preparado: el TITÁNIC choca contra un iceberg y comienza a hundirse desatando una y mil tragedias.
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{Esta fotografía, tomada cuatro días después de la tragedia, muestra una sección (del lado derecho ligeramente encima del nivel del agua) que estaba ‘manchada’ de rojo, lo que se interpretó como rastros de pintura proveniente del casco del TITÁNIC y se estableció que ese fue el iceberg con el cual el infortunado trasatlántico colisionó}. Momentos antes, Bride se preparaba para relevar a Phillips, cuando el Capitán Smith entra a la sala de comunicaciones y le solicita a Phillips que envíe un CQD, alerta de ayuda, a todos los barcos posibles; minutos después de medianoche, Smith vuelva al cuarto y les repite que continúen irradiando mensajes de ayuda, sin olvidar detallar la posición del barco y sugiriendo que empleen la nueva señal SOS. Luego de ausentarse unos minutos para constatar por sí mismo la situación, Phillips regresa al cuarto de radio e informa a Bride que la parte de proa de nave se está inundando con rapidez; Bride comienza a conseguir ropa de abrigo y salvavidas para ambos, pero solo logra obtener un chaleco, mientras Phillips regresaba al telégrafo para seguir enviando llamadas de socorro, antes de que se interrumpa la energía eléctrica y aquí debe decirse que los trabajadores a bordo del TITÁNIC pensaron que la oscuridad perjudicaría grandemente las labores de evacuación y mantuvieron los generadores funcionando hasta el último momento en su afán de evitar el pánico, lo cual merece reconocimiento. Se presenta un oficial, comunicando a ambos que el Capitán Smith les indicaba que ya habían cumplido con su deber, que dejaran sus puestos e intentaran salvarse.
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{Aquí hay una discrepancia sin importancia alguna pues en algunos relatos se asevera que el propio Capitán Smith fue quien se presentó en la cabina y quien indicó que podían abandonar su puesto de trabajo}. Sin embargo Phillips y Bride se negaban a abandonar la estación y continuaban operando el telégrafo enviando señales de auxilio por todas las frecuencias de que podían disponer y aprovechando al máximo el esfuerzo continuado de los trabajadores del cuarto de máquinas que hicieron todo lo posible por suministrar energía eléctrica hasta el último dramático momento. El mensaje que repetían era breve y conciso: CQD CQD SOS SOS CQD DE MGY MGY.
John Philips, desde su angosta cabina seguía transmitiendo.
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Repetía sin cesar las coordenadas en donde se encontraba el TITÁNIC.
Mientras el cuarto radial comenzaba a llenarse de agua, ambos se rinden ante lo inevitable y deciden ahora procurar salvarse: Bride se dirige hacia la parte delantera de la nave y Phillips a popa. John Phillips logra subir a uno de los últimos botes salvavidas, pero el bote volcaría y él caería a las heladas aguas del Atlántico no logrando sobrevivir. Bride, en otro bote, fue rescatado por el "Carpathia" y Mc Dermont nos lee con solemnidad parte de sus declaraciones posteriores: "Nunca olvidaré el trabajo de Phillips durante los últimos terribles quince minutos. Se mantuvo en su puesto mandando y recibiendo mensajes (del vapor Carpathia que acudía al rescate). Se quedó ahí unos diez minutos, o tal vez quince, después que el capitán lo hubiera liberado. El agua comenzaba a entrar a nuestra cabina. Llegaba música desde la popa, la banda del barco tocaba una pieza de ragtime, Autumn. Phillips corrió hacia la popa y fue la última vez que lo vi vivo". Posteriormente los ciudadanos de su ciudad natal organizan una colecta para colocar un pequeño monumento conmemorativo en honor a John Phillips.
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Y aunque cueste creerlo, el privilegiado testigo (Harold Bride) confiesa no haber sentido el impacto del duque contra el iceberg y apenas darse cuenta de lo que pasaba, hasta que, estando de pie al lado de Phillips diciéndole que se fuera a dormir el capitán se asomó a la cabina y dijo "Chocamos contra un iceberg. Ya mandé hacer una inspección para saber qué pasó. Prepárense para pedir ayuda, pero esperen a que yo les avise"; regresando diez minutos después para ordenar desde el umbral de la puerta que pidieran ayuda sólo con el mensaje "CQD" (llamada internacional reglamentaria de socorro vigente en la época) en el que exponían "daño en el centro de la nave hacia la popa". Según Bride, afuera se escuchaba un gran alboroto pero nada que indicara problemas, incluso muy pocas personas se dieron cuenta de la colisión, pues no fue aparatosa ni sacudió el enorme y majestuoso barco. Simplemente ocasionó ruptura de los remaches y el doblamiento de varias placas del acero doble y reforzado que constituían la base de la aseveración acerca de que el TITÁNIC era ‘insumergible’. Mientras el TITÁNIC comienza a hundirse, tripulantes y pasajeros visualizaban un milagro y ese milagro parece fundado reforzado por la silueta de un barco cercano.
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4 Un buque cercano podría estar ahí en unos minutos: se tienden los brazos y las esperanzas hacia unas luces que brillan a unas cuantas millas de distancia. Y no es una de las visiones habituales en las catástrofes; en la pasarela, el Comandante Smith y sus oficiales, ven las luces del navío (supuesto salvador), y en esa dirección parten las bengalas luminosas y se dirigen mensajes en clave Morse. Pero el desconocido navío sigue sordo y mudo. ¿Por lo menos avanza hacia el buque accidentado? No, las luces brillan en el mismo lugar, aparentemente el barco está detenido y no se recibe respuesta alguna a las desesperadas señales que en esa dirección se envían. Luces que sugerían un milagro pero que se convierten en pesadilla para los pasajeros y tripulación del TITÁNIC; ya no hay tiempo de más nada. El TITÁNIC se parte en dos, las chimeneas caen, la proa se dobla sobre el agua y desaparece, luego, lentamente, le sigue la popa.
En los relojes se marca la hora: 2.30.a.m. 51
Todo ha terminado, el ‘insumergible’ TITÁNIC, inicia su descenso final hacia el fondo del océano. Un poco antes del hundimiento, las luces desconocidas se habían debilitado y luego apagado.
Siendo las 05.00 de esa madrugada (3 horas y media después de que el TITÁNIC se ha hundido) un reflector agujerea la noche: es un gran buque de alta chimenea y cuatro mástiles: el RMS. Carpathia de 13,500 toneladas y capacidad para 2,500 pasajeros y carga.
Acude por fin al auxilio de los náufragos y recoge algo más de 700 sobrevivientes justamente los que en medio del desconcierto y desorden generalizado en el TITÁNIC habían podido subir a los botes salvavidas y quizá alguno que en su desesperación cayó o fueron lanzados a las heladas aguas. 52
Unas horas más tarde, un segundo barco se detiene junto al Carpathia en medio de los témpanos, botes volcados, y cadáveres flotando. Ese barco, es el S. S. Californian. Llega demasiado tarde. Para nosotros (es decir para O'Malley, Flynn y para mí) ese tardío arribo es símbolo del azar y de sus propios errores. ¿Por qué? Porque el Californian hubiera podido salvar centenares de vidas, ya que no estaba a más que a unas cuantas millas del naufragio y no quiso ni supo interpretar las llamadas de auxilio creyendo que eran luces de bengala de alguna fiesta. Mc Dermont hace una estudiada pausa y nos pide especular un poco al respecto, y con ese modo malicioso sabemos que aquí puede estar una de las claves del porque actúa en forma tan indirecta. Especulamos y pronto Mc Dermont se une a nuestras especulaciones: Sabemos que el radiotelegrafista del Californian había dejado de sintonizar la frecuencia de socorro media hora antes del choque con el iceberg y jamás fue despertado para averiguar lo que pasaba; además su teniente primero de guardia (y el mismo capitán) habían confundido el resplandor en el lejano horizonte de las bengalas de alarma con las luces festivas de un buque demasiado distante. ¿Era entonces el Californian ese desconocido buque del que los pasajeros del TITÁNIC habían visto brillar las luces? 53
Probablemente, si verdaderamente se encontraba a pocas millas del trasatlántico agonizante aunque años después surge otra versión (improbable) que indica que ese barco no era el Californian sino un pequeño pesquero conocido como el Samson que aprovechando la oscuridad, se ocultaba tras la mole del mucho mayor barco, es decir, del Californian. Consideramos poco probable que el Samson hubiera sido el barco cuyas luces vieron desde el TITÁNIC, y más improbable aún el que hubiera representado gran ayuda, aunque de todas maneras cualquier ayuda hubiera disminuido el número de víctimas pero de haber sido así, de acuerdo a lo expresado por su capitán Henryk Naess, de cualquier manera –repetimos- el Samson no podría haber ido en auxilio del TITÁNIC a menos, que el Californian hubiera cambiado su rumbo y acudido al auxilio del trasatlántico condenado. Simplemente porque el mismo Californian estaba en la misma dirección del TITÁNIC y su mole ‘tapaba’ la visión al Samson, de manera que la tripulación del Samson no hubiera podido ver más que alguna de las luces de bengala que iluminaban esporádicamente el cielo y según los testimonios de algunos tripulantes estas se interpretaron como luces festivas, jamás como petición de auxilio. Sin embargo, Mc Dermont insiste en que la aparición súbita (aunque oculta) del Samson tiene la mayor relevancia, no para el TITÁNIC y su hundimiento, eso ya se tiene que considerar como un hecho comprobado imposible de cambiar, sino para nuestro próximo caso que tiene antecedentes en ese misterioso o fantasmagórico barco. Por fin ya ha dicho en forma clara y categórica que se trata de un caso, y no puede quedar o existir duda alguna que tendrá conexión con la tragedia del TITÁNIC y por lo que Mc Dermont ha dejado entrever, quizá más directamente con el misterioso y desconocido Samson al que ha calificado como Barco Fantasma que con el naufragio en sí. Debe considerarse –por lo que se averiguó después y se mencionó anteriormenteque entre el Samson y el TITÁNIC se encontraba el Californian, y por lo mismo ni el TITÁNIC ni el mismo Samson podía verse o comunicarse entre sí. De haber ocurrido así, el Samson hubiera perdido su identidad, hubiera estado al descubierto y quizá –si el Californian hubiera acudido en auxilio del TITÁNIC, hubiera seguido el rumbo marcado por el Californian. Pero sabemos ahora que no ocurrió así. Esto, por supuesto se supo mucho después, con lo que resulta que en la vecindad del TITÁNIC en ese fatídico amanecer aparentemente estuvieron no solamente el Californian sino también el Carpathia y un poco más lejos el Samson y otros barcos más que se encontraban en las proximidades. Con todo, ignorante de estos detalles el comandante del Californian, Stanley Lord, quizá mintió para encubrir la responsabilidad que el sentido común indicaba en esas circunstancias y que posteriormente fue incorporado en las reglas de conducta naval, esto es, auxiliar a un buque en dificultades o en aparentes dificultades. 54
Algunas semanas después del desastre y del escándalo mediático que se hizo al respecto, se instala la comisión investigadora del desastre del TITÁNIC. Pasajeros de rostros aún marcados por el drama, oficiales serios intentando explicar una catástrofe que los supera, ingenieros con los planos del buque en sus manos, marineros y oficiales con libros y registros de la travesía.
Stanley Lord (Capitán del S.S. Californian) se disculpa profusa y vehementemente, se apoya en el testimonio de sus hombres, en la carta de ruta del Californian (con todo y su flagrante contenido modificado) y en calmadas declaraciones. Ante las acusaciones de omisión de asistencia, insiste en que estaba demasiado lejos para identificar las bengalas como señales de socorro y nada sabe acerca del otro misterioso barco que se menciona estaba en las proximidades y del que se asegura que no podía dejar de haber advertido. Las investigaciones acerca del desastre tienen siempre el mismo refrán: a falta del comandante del TITÁNIC o de su segundo a bordo, se buscaba un culpable pues –entre otras cosas- no se podía ‘acusar’ a las autoridades navales de reglamentos inadecuados y nadie se atrevía a ‘colocar’ ninguna culpa sobre los Oficiales del desaparecido TITÁNIC o sobre los 'Directores' de la poderosa e influyente naviera. Las evidencias recogidas tanto de los pasajeros como de la tripulación señalan incontrovertiblemente que había (cuando menos) un barco cerca del TITÁNIC. Se supuso enfáticamente que se trataba del Californian y posteriormente con los testimonios de Stanley Lord y lo comentado por el personal del Carpathia (que recogió de primera mano los relatos de los sobrevivientes) se asume positivamente que se trataba de ese barco y como no hizo nada en respuesta a las desesperadas llamadas de auxilio, el Comité ha encontrado el culpable que ellos y la opinión pública buscaban: el S.S. Californian, representado por su Capitán Stanley Lord.
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Así lo requería la equivocada lógica del razonamiento llevado en las investigaciones, la absurda lógica que trataba de resolver el misterio de lo ocurrido en esa madrugada y en los que se quiso evitar a toda costa el señalamiento de errores por parte de la naviera y/o del personal del infortunado barco o del Capitán Smith quien – convenientemente para la Comisión- pereció junto con su encargo, y por lo mismo, la Comisión logra su propósito no manifiesto: encontrar un culpable. No un culpable del naufragio, para ello, ya tenían un ‘ente’: el iceberg, sino para el salvamento de una mayor cantidad de seres humanos. Hábilmente la Comisión enfoca sus baterías hacia una omisión, no hacia un acto y en esa omisión, igualmente hábiles evitan mencionar las omisiones de la Naviera, y/o de sus Oficiales a cargo porque tenían en ‘sus manos’ al Capitán Stanley Lord quien no podía justificar el no haber acudido al auxilio del TITÁNIC. Stanley Lord seguía protestando, tratando de dejar de lado las presiones y preguntas insidiosas, repitiendo sus explicaciones y basando sus disculpas en la falta de procedimientos claramente establecidos, (lo cual era muy cierto y penoso para la Comisión) apoyándose que no tenía radio comunicación y que siempre pensó que se trataba de fuegos artificiales, de una celebración y no de llamada de auxilio. No había forma de demostrar lo contrario. Pero tampoco hacía falta. Con esa simple duda, la responsabilidad se posaba en esos hombros, ya no en los del Capitán Smith y/o sus Oficiales, ya no en la White Star. El drama se metamorfoseaba en interminables informes y expedientes; jueces y escribientes sucedían a los marinos y el polvo de las audiencias sale al viento de alta mar y poco se avanzaba en determinar la verdad de lo ocurrido. El navío oscuro, el testigo silencioso e impasible de la agonía del TITÁNIC, obsesionaba a los investigadores, (pero no a la Comisión) pero parecía un caso de imposible resolución pues una vez que se decidió que se trataba del S.S. Californian, las baterías se enfocaron hacia el Capitán de ese también infortunado barco pero por mucho que se dijera, por mucha presión que se ejerciera, las disculpas ofrecidas por Lord tenían mucho peso y demostraban claramente la necesidad de precisión en los procedimientos de emergencia. Finalmente, se promulgaron medidas correctivas y preventivas, entre las cuales figura la presencia obligatoria de telegrafistas las 24 horas del día en los buques de cierto tonelaje. Los años pasan, las polémicas se van borrando, el naufragio del TITÁNIC toma poco a poco una dimensión legendaria.
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A veces un artículo, una entrevista, un libro, una entrevista o una película, terminan de fijar en la Historia el drama del gigante trasatlántico pero todavía faltaría un evento de inconmensurable importancia: el descubrimiento de los restos del infortunado TITÁNIC. Los restos del Titánic fueron localizados el 1 de septiembre de 1985 a la 1:05 a. m. por una expedición dirigida por Jean-Louis Michel del IFREMER (Instituto Francés de Oceanografía), y por el Dr. Robert Ballard de la Institución Oceanográfica de Woods Hole (y al mismo tiempo 'agente secreto' de la C.I.A., quien tenía otra misión muy diferente la localización de dos submarinos nucleares estadounidenses ANTES de que fueran encontrados por exploradores rusos). Estos investigadores y su equipo ubicaron los restos sumergidos del TITÁNIC a 4,000 metros de la superficie, provocando gran expectativa mundial.
En 1962 se había evocado el cincuentenario del naufragio y esa celebración se encuentra enmarcada por dos muertes: la de Stanley Lord primero, Capitán del Californian quien fallece a los 84 años de edad (de quien se presumía podría haber salvado a muchos de los náufragos que flotaban en las frías aguas del Atlántico) y la de un oscuro y desconocido Capitán noruego de nombre Henryk Naess. Se asegura que las últimas palabras del Capitán Stanley Lord fueron: "No pude salvarlos, yo no sabía lo que pasaba ahí". Para algunas personas hay que desconfiar de las frases pronunciadas antes de expirar, pues se afirma que ayudan solo a los muertos; pero en este caso podía ser la verdad, quizá el Californian no era el barco cuyas luces vieron muchos de los tripulantes y pasajeros del TITÁNIC, pero igualmente si podía haber sido y la evidencia posterior parece demostrar que efectivamente fue el S.S. Californian el barco que estuvo más cerca y que pudo haber auxiliado al enorme trasatlántico en desgracia.
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De lo aprendido con posterioridad se desprende que durante el transcurso de esa fatídica noche varios oficiales y marineros a bordo del Californian fueron testigos de luces blancas lanzadas al aire (desde el TITÁNIC) y se cuenta que presenciaron el lanzamiento de ocho bengalas, sin que ninguno interpretara que eran llamadas de auxilio.
Al ser despertado, el Capitán Lord, molesto y malhumorado, interpretó que eran o llamadas de identificación de algunas empresas navieras o bien, fuegos artificiales de las celebraciones festivas que se acostumbraban en los trasatlánticos de lujo y el destino quiso que no se despertara en él (ni en sus oficiales subordinados) el más mínimo sentido de curiosidad. De cualquiera de las maneras que se considere, es de extrañar el que no se hubiera despertado la curiosidad de esos marineros máxime cuando estaban rodeados por grandes témpanos de hielo y desafortunadamente a bordo del Californian no había un operador bien versado en las muy recientemente implementadas claves Morse o que pudiera identificar ese idioma que en aquellos días era una novedad que tan solo grandes navíos comenzaban a utilizar. La desaparición o cese de esas señales fueron interpretadas a bordo del Californian como que el desconocido barco había proseguido su travesía y ellos hicieron lo mismo. No fue sino hasta entrada la mañana de ese mismo día que el Californian fue notificado por el buque Frankfurt que el TITÁNIC se había hundido en la madrugada y 58
hasta entonces comprendieron que el cese de la actividad había sido mal interpretado y fue ocasionado por el hundimiento del TITÁNIC. Sin embargo, funciona a su favor que una vez enterado de la tragedia, Stanley Lord inmediata –aunque tardíamente- regresó al sitio y aproximadamente a las 8:30 de la mañana el Californian llegó al lado del Carpathia en donde ya nada útil podía hacer por los sobrevivientes. Fue encargado de recoger cadáveres del agua, mientras el Carpathia ponía marcha hacia New York. Durante los interrogatorios llevados a cabo en las Audiencias de Investigación del desastre en New York, el Capitán Lord comentó: “Cuando dejé el puente aproximadamente a las 10:30 comenté con el Oficial de Guardia que creía haber visto algunas luces acercarse a nuestra posición, pero como habíamos hecho varios errores relativos a la posición de algunas estrellas, nunca consideramos que fueran luces o señales de algún barco cercano. No podíamos determinar en donde terminaba el océano y comenzaba el firmamento o viceversa y ambos creíamos que posiblemente se tratara de alguna estrella”. “Era una noche calmada, oscura y fría; fui a mi camarote después de haber acordado con el Oficial que mantuviera el rumbo y me avisara cuando hubiera alguna novedad”. “Alrededor de las 11:30 fui informado que era muy probable que hubiera un barco al mismo nivel del nuestro aproximadamente a 4 millas y ordené que se hicieran señales con las lámparas Morse, pero el buque no respondió a nuestras señales”. “Volvimos a señalar aproximadamente a los 10 para las 12, a las 12 y media y a un cuarto para la Una sin recibir ninguna indicación de que nuestras señales hubieran sido recibidas”. “Aproximadamente a la 1 y 15 de la mañana fui informado que el buque desconocido había lanzado un cohete y posteriormente otros 7”. “Los oficiales a bordo y yo, concluimos que eran fuegos artificiales, que era alguna celebración, alguna fiesta que se estaba llevando a cabo en el buque desconocido al que jamás relacionamos con el TITÁNIC”. “Repetí mis instrucciones de que continuaran llamándoles y que me avisaran cuando tuvieran alguna respuesta o pudieran averiguar de qué barco se trataba”. “Volví a mi camarote y traté de conciliar el sueño intranquilo porque estábamos rodeados de témpanos de hielo”.
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Como resultado de las investigaciones, no se levantaron cargos al Capitán Lord o a sus oficiales por negligencia, aunque se hicieron señalamientos de desaprobación por su falta de iniciativa. Para no complicar las cosas y en virtud de que era prácticamente imposible determinar si el Capitán Lord decía la verdad y toda la verdad, se ignoró la violación a algunas de las reglas de conducta marítima para con buques en desgracia. El pretexto siempre fue el que en el S.S. Californian se ignoraba que cualquier buque estuviera en peligro. Lord renunció a la compañía (Leyland Line) en agosto de ese mismo año y algunos reportes especifican que no fue renuncia sino que fue despedido y la mancha de su falta de acción o su inactividad en acudir a investigar el desastre del TITÁNIC permaneció con él durante los años que le quedaron de vida a pesar de varios intentos por rehabilitar su nombre realizados en 1955, 1958, que resultaron en vano así como los realizados por sus herederos quienes presentaron otras peticiones (igualmente infructuosas) con posterioridad a su muerte (1962) en 1965 y 1968. Finalmente, sin haber redimido su nombre, Stanley Lord murió el 24 de Enero de 1962, cincuenta años después del hundimiento del TITÁNIC. Puede afirmarse que el descubrimiento de los restos del TITÁNIC en 1985 tampoco confirmar o niegan la culpabilidad asignada al Capitán del Californian, Stanley Lord aunque aparentemente la posición del hundimiento muestra una desviación de más de 13 millas de la reportada originalmente, lo cual indicaría que el Californian estaba mucho más lejos del TITÁNIC de lo que se supuso en esa época. Como era de esperarse, durante las Investigaciones realizadas durante 1912, se encontraron que las anotaciones que debían corresponder a la noche en cuestión habían sido ‘arrancadas’ del libro lo que fue un argumento en favor de los acusadores y en contra de Stanley Lord. Los acusadores de Lord argüían que la posición dada verbalmente por Stanley Lord era incorrecta y que en realidad se encontraba más cerca del TITÁNIC de lo que había mencionado en sus declaraciones como lo demostraba el registro del propio TITÁNIC y esa discrepancia fue atribuida a la misma hidrodinámica del barco y a las fuertes corrientes del área en donde fueron finalmente localizados los restos del infortunado trasatlántico. Como quiera que se le considere, independientemente de cuál fuera la exacta posición del barco en el momento, la base real de cualquier acusación residió en la falta de iniciativa de investigar sucesos ‘extraños’ en una situación potencialmente peligrosa representada en este caso por la enorme cantidad de témpanos flotando que constituían un grave riesgo y ‘agravada’ por la misteriosa desaparición de los registros correspondientes a esa noche.
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Y como sea que haya sido, la muerte de Stanley Lord no hizo más que revivir el episodio, pero cualquiera que fuera lo verdaderamente ocurrido, Stanley Lord llevó consigo ese conocimiento hasta su muerte y después de ella. Se hicieron indagatorias con otros miembros de la tripulación, pero ninguno arrojó nuevas luces o provocó mayores dudas al respecto, por lo que se tuvo que concluir que los únicos testimonios verdaderos que existieron, solamente fueron conocidos por el Capitán Lord. La segunda muerte a la que hemos hecho referencia y a la que Mc Dermont atribuye la mayor importancia, ocurre en Oslo, ese mismo año de 1962 y corresponde al fallecimiento de un capitán noruego que respondía al nombre Henryk Naess. ¿Quién es ese desconocido? ¿Por qué hablar de él? ¿Qué relación tiene con el TITÁNIC? ¿Por qué Mc Dermont la concede tal importancia? Ese hombre decía tener información pertinente al desastre y se jactaba de detentar la clave de uno de los misterios que rodeaba el naufragio del TITÁNIC, el misterio de la nave desconocida (el Barco Fantasma) que –según Naess- se ocultó a la sombra del Californian la noche del 14 de abril de 1912 y que pudiendo acudir al auxilio de los náufragos tampoco lo hizo. Con esto vemos como la tragedia del TITÁNIC también estuvo influenciada por otros acontecimientos que ocurrieron en las cercanías, independientemente de lo que ocurría con el trasatlántico.
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Mc Dermont nos muestra una añeja y diminuta fotografía de quien en vida fue Henryk Naess y procede a comentar brevemente su historia, sin duda, pretendiendo sembrar en nosotros la duda y obligándonos a investigar con mayor profundidad. Henryk Naess navegaba desde los 15 años; a los 33 años comandaba un barco pesquero denominado Samson, dedicado a la caza de focas, que todos los años salía de Alessund para una campaña de pesca y caza en el norte canadiense teniendo clientes en Europa y en Estados Unidos. En la primavera de 1912 vuelve de Europa con un cargamento de pieles de foca y quizá con alguna otra mercancía.
Después de haber costeado Labrador, Terranova, pone rumbo al este-noreste y en la noche del 14 al 15 de Abril, debe detenerse a causa de los icebergs. Entonces, hacia 12.30 de la noche ve, de repente, como dos grandes estrellas al sursuroeste. Se asombra porque el cielo está cubierto por la bruma y la vista de esas brillantes luces era algo inusitado además de inesperado. Intrigado y temeroso, da la orden a un marinero de subir a la cofa; éste observa largo rato las supuestas estrellas y baja de nuevo, informando que no se trata de estrellas, sino de unas luces, una multitud de luces (posteriormente cree que lo que ha visto han sido las luces a bordo del TITÁNIC que en ese momento confunde con las luces de guardacostas estadounidenses). Naess hurga la sombra con sus gemelos y distingue ahora unas sombras, y posteriormente bengalas, varias bengalas. 62
Bruscamente, da la orden de apagar cualquier luz y ocultar cualquier reflejo del Samson y al amparo de la oscuridad dirigirse hacia el lugar opuesto de donde brotan esas luces ocultándose a la sombra de un barco que ha visto fugazmente (el S.S. Californian) en casi la misma posición en la que vieron los resplandores. Se dirige no al este, sino en dirección oeste. Y he aquí la explicación del por qué actúa como lo hace y se oculta en la distancia en medio de la oscuridad: "Pensábamos encontrarnos en aguas territoriales estadounidenses, y que esas bengalas o luces significaban que habíamos sido vistos por los guardacostas y por lo mismo, teníamos que ocultarnos”. “Si nos agarraban, confesaría Naess, nuestra mercancía se nos escapaba por una simple tontería y quizá nos metiéramos en graves problemas". Logra permanecer oculto y tan pronto lo considera prudente, se dirige hacia Islandia, considerándose a salvo de los guardacostas estadounidenses. Como el Samson no tiene radio, Naess ignora que el TITÁNIC se ha hundido, ignora también que el barco en cuya proximidad se ocultó es el S.S. Californian, ignora todo lo que ha ocurrido a unas cuantas millas náuticas de su posición. Hace escala en Islandia y ahí se entera de la catástrofe ocurrida en las cercanías de Terranova, lugar en donde acababa de estar. Y es aquí, precisamente aquí en que Mc Dermont solicita nuestra atención y especial dedicación a su relato, pues dice que en esto está la primera clave del asesinato que tendremos que investigar. La fecha llama poderosamente la atención de Naess: fue precisamente en la noche del 14 al 15 de Abril en las proximidades de Terranova, la noche en que huyó ante las bengalas de un presunto guardacostas, la noche en que se escondió atrás de otro barco de mayor calado antes de huir y refugiarse en la oscuridad. Verifica en su registro de a bordo la posición del Samson en ese momento: Longitud 50 grados 15" oeste; Latitud 41 grados 52"norte y en ese momento se da cuenta de que había estado a unas pocas millas del TITÁNIC (41° 44”N, y 49° 57”O) y esas bengalas eran las de los náufragos y no de los guardacostas como había creído o había declarado.
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Entonces Naess se asusta; no tiene que saberse la verdad, que nunca se sepa. Reúne a sus hombres y les explica la situación. Posteriormente comentaría: "No hubo ninguna amenaza, simplemente nos pusimos de acuerdo para guardar el secreto”. “A nadie convendría el saber que habíamos estado en ese lugar en esos momentos”. “No había nada de que jactarse, nada de que estar orgulloso". “Nadie debía enterarse de que habíamos huido del lugar del desastre creyendo que eran luces de un guardacostas y nadie iba a creernos que no supimos nada del desastre del TITÁNIC”.
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5 Como se puede ver, es ésta otra página que se daba vuelta sobre esta historia oculta: el navío desconocido en las cercanías del TITÁNIC no solo era el S.S. Californian, no era solo uno barco, sino dos, también estaba el barco cazador de focas ‘Samson’, y para Mc Dermont y para nosotros, ese es el verdadero Barco Fantasma puesto que estaba ‘tapado’ por el S.S. Californian. La explicación de Henryk Naess es convincente en sus grandes lineamientos, pero supone un nuevo misterio en el corazón del propio enigma: quizá sin saberlo o sin darse cuenta, estuvo en posibilidades de asistir a los náufragos del TITÁNIC, pero por una u otra razón, no lo hizo. Y en los relatos posteriores, para mucha gente, este episodio no es real ni creíble, y no ha faltado quien afirme que fue tan solo una forma de obtener cierta notoriedad la que llevó a Henryk Naess a hacer esas declaraciones, unos meses antes de su fallecimiento. Sin embargo, Mc Dermont indica que otros eran los propósitos del Capitán noruego, otro era el secreto de su presencia en esas aguas y en esos momentos. Naess afirma creer que se encontraba en aguas estadounidenses lo cual es muy comprensible y provoca pánico, pues cuando intervienen los estadounidenses, … ¡cuidadito! …….. más si se lleva mercancía ilegal y se tiene el temor de ser registrado o revisado por los guardacostas. El hecho real es que se encontraba en aguas internacionales pero por la carencia de instrumentos confiables y las circunstancias de esa noche, Henryk Naess ignoraba estar en aguas internacionales. Ahora bien, de ser verdadero ese relato, el Samson está aproximadamente a 300 millas del este de la costa de Terranova cuando descubre o se da cuenta de las luces. Mc Dermont señala que esta es la primera incongruencia del relato del capitán noruego, pues esas no son ni han sido nunca aguas territoriales de Estados Unidos. A la que sigue otra más: si su relato es verdadero y todo lo que llevaban eran pieles de foca, incluso en aguas territoriales de Estados Unidos no tenía nada que temer de los guardacostas pues era un comerciante conocido; no era tampoco su primer viaje y las pieles de foca eran un mercancía ‘aprobada’, es decir, legítima. Entonces ¿Por qué esa fuga? La explicación que parece más viable (y que es la que Mc Dermont cree la verdadera y relaciona con nuestro futuro caso) es que además del cargamento de pieles de foca, transportaba contrabando o alguna otra mercancía ilegal o prohibida. Es muy probable y totalmente posible que él y su tripulación estaban implicados en asuntos turbios, ilegales o simplemente sospechosos. 65
Sobre la verdadera razón de su extraño comportamiento en el momento del naufragio del el TITÁNIC el viejo Capitán Naess, (como lo hizo Stanley Lord) hasta en el umbral de la muerte, guardó silencio y solo con posterioridad a su muerte se supo su presencia en las cercanías del TITÁNIC en esa fatídica noche.
Resulta curioso y trágico que mientras el TITÁNIC se hundía y los tripulantes luchaban por sobrevivir, dos navíos –que podían haber auxiliado- no lo hacen, uno (el S.S. Californian) por no entender las señales enviadas desde el infortunado buque, el otro (el Samson) por llevar mercancía ilegal. ¿Cuál era esa mercancía? Mc Dermont creía saberlo pero gusta de ‘andar con rodeos’. El Samson tuvo, sí, su posterior hora de gloria: bajo el nombre de City of New Cork, participó en la expedición antártica del explorador Byrd en 1928. Y esa expedición fue parcialmente financiada en parte por la familia Guggenheim. ¿Por qué esa precisión? Porque justamente, coincidentemente un Guggenheim figura en la galería de las víctimas célebres del TITÁNIC. Benjamín Guggenheim, no habiendo podido conseguir lugar en alguno de los botes, se quitó su salvavidas, arregló su smoking y en el puente, tranquilo y apartado, esperó la muerte con su traje de noche, en tanto a unas cuantas millas de distancia estaba detenido en 66
las sombras un barco que habría podido salvarlo y que sería comprado más tarde por su propia familia. Un detalle quizá nimio, totalmente intrascendente pero que es uno más de los muchos que se produjeron y que terminan de marcar este naufragio demasiado célebre con el ineludible signo de lo extraño que ha caracterizado todo lo que tiene que ver con este infortunado trasatlántico. Durante el transcurso de los años posteriores en varios países se instituyeron organismos de investigación (que no llegaron a nada nuevo) y se erigieron monumentos a las víctimas del desastre. En Canadá, el 17 de abril de 1912, la White Star Line fletó un buque, el MackayBennett, que zarpó de Halifax para explorar la zona del desastre y recuperar los cuerpos. Otros barcos se unieron al rescate, el Minia encontró dos cadáveres, el Montmagny 4, el Algerine 1, el Ilford, y el Otawwa otro. 116 cadáveres fueron devueltos al mar ya que estaban en avanzado estado de descomposición lo que hacía imposible su identificación. Los relojes que se encontraron en algunos de los cuerpos descompuestos marcaban entre las 02:00 y las 02:20. De las víctimas recuperadas por el Mackay-Bennett hubo 160 que no fueron reclamadas por sus familiares y se encuentran enterradas en tres cementerios de Halifax: 119 en Fairview Lawn, 29 El Cementerio Monte de los Olivos y 10 en el Cementerio judío Barón de Hirsch. Entre los cadáveres recuperados por ese encontraba un niño de alrededor de 2 años de edad, que fue el único niño recuperado. No fue reclamado ni pudo ser identificado. Fue la tripulación del Mackay-Bennett, quien tomó bajo su cargo su sepultura en el cementerio Fairview Lawn de Halifax en donde se grabó la inscripción como tumba de un niño desconocido.
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Años después, algunas familias estimaron que el niño enterrado era familiar suyo, y querían que la losa se cambiara. Sin embargo, ante la ausencia de una prueba verídica, la placa permaneció de manera anónima dedicada al Niño Desconocido. Bajo la presión incesante de esas familias, la exhumación y el análisis de ADN en el 2001 y 2002 terminaron con conclusiones diferentes sin poderse aclarar quién era el niño sepultado. Por último, en 2007, el niño desconocido es oficialmente identificado como Sidney Leslie Goodwin, un niño de un año y medio, pasajero de tercera clase; empero la placa no ha sido cambiada. En los Estados Unidos igualmente se dedicaron a honrar la memoria de algunos desaparecidos en el desastre del TITÁNIC. En Nueva York, el TITÁNIC Memorial Lighthouse fue erigido en la parte superior de la rectoría de la Casa de los Marinos en South Street, en 1913 en forma de un faro blanco de 16 metros que posteriormente (1968) se trasladó colocándosele delante del Museo Marítimo en la misma South Street, sin embargo es la réplica de un faro común y corriente y no hay una placa o inscripción que designe específicamente a quien se dedicó el monumento, y tan solo algunas personas recuerdan que es un Monumento conmemorativo de la tragedia del TITÁNIC pero si eso no se sabe, a nadie se le ocurrirá pensar que fue erigido en memoria de las víctimas del desastre.
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En Washington, el Women's TITÁNIC Memorial es una estatua de seis metros que representa a un ser humano (de sexo indefinido) con los brazos extendidos y se encuentra en Fort McNair y cuyo significado es oscuro.
Fue inaugurada el 26 de mayo de 1931, por Helen Herron Taft, viuda de presidente americano William Howard Taft y al que asistieron el entonces presidente Herbert Clark Hoover y su Gabinete oficial. Igualmente se trasladó la estatua en fecha posterior (1966) al parque Rock Creek, donde permanece como una estatua dedicada a las mujeres del TITÁNIC, pero cuyo significado nadie entiende. Sobre la base de la estatua se pueden leer dos pomposas inscripciones: «A los hombres valientes que perecieron en el naufragio del TITÁNIC, 15 de abril de 1912. Que dieron sus vidas para salvar las mujeres y los niños. Erigido por las mujeres de América» y «A los jóvenes y viejos, ricos y pobres, los ignorantes y estudiosos, a todos aquellos que noblemente han dado sus vidas para salvar a las mujeres y niños». Al otro lado del Atlántico, en Inglaterra varios monumentos conmemoran a distintas víctimas del naufragio. El Memorial erigido en Southampton, en el East Park está dedicado a los ingenieros, oficiales y trabajadores anónimos que perecieron en el naufragio y que fueron contratados por la Harland & Wolffe de Belfast para la construcción de varios barcos de enorme envergadura y grandes expectativas. Harland & Wolff es una empresa naviera establecida en 1861por Edward James Harland y Gustav Wilhelmn Wolff y por el tamaño de sus instalaciones y los bajos costos de mano de obra pronto fue asociada a la White Star Line y constituyó el astillero en donde se construyeron los mayores barcos de la época, (entre ellos el TITÁNIC, el OLYMPIC, y el Britannic) y tuvo entre los financieros e interesados en su éxito comercial al infame Bruce Ismay, testaferro del magnate J.P.Morgan quien a través de su subsidiaria International 69
Mercantile Marine Co., colocó al Gerente Operativo Sir William Perrie en una incomodísima posición, al tener que 'soportar' a Bruce Ismay como uno de los Directores. Muy posteriormente, la empresa fue adquirida por el gobierno británico en 1989 dedicándose a la construcción de enormes buques petroleros en conjunción con el magnate noruego del Transporte marítimo (Fred Olsen modificando su nombre a Harland & Wolff Holdings PLC).
El monumento erigido en memoria de los trabajadores, (no de las víctimas del desastre) fue inaugurado el 22 de abril de 1914 por Sir Archibald Denny, presidente del Institut of Marine Engineers, ante una multitud de más de 100.000 personas. Bajo la estatua de bronce, se encuentra una inscripción de 35 nombres de los mecánicos que trabajaron en la construcción del TITÁNIC.
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En el TITÁNIC Musicians Museum (también en Southampton) se erigió un modesto monumento con una placa dedicada a los miembros de la orquesta The Wallace Hartley Band que perecieron en el TITÁNIC. El TITÁNIC Musicians Memorial fue dedicado a los miembros de la orquesta del infortunado trasatlántico, e inaugurado el 19 de abril de 1913, en la biblioteca de la ciudad.
En una oficina de correos ubicada en la intersección de High Street y de East Street, una placa de bronce fundido a partir de una pala de la hélice del TITÁNIC fue puesta en honor de los carteros del buque.
A los mayordomos y camareros del TITÁNIC, se les dedicó una fuente de piedra que fue inaugurada en Southampton el 27 de julio de 1915.
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En Lichfield, una gran estatua de bronce representa al Capitán Edward John Smith, la cual fue inaugurada por su hija el 29 de julio de 1914. En Colne (Lancashire), en el parque de la ciudad, se erigió un busto del retrato de Wallace Hartley sobre una base de mármol, en memoria del director de la orquesta del TITÁNIC. Por su parte, en Irlanda, la estatua del Memorial TITÁNIC de Belfast, que se inauguró el 26 de junio de 1920, fue erigida por una suscripción en la que participaron la población de Belfast, los empleados de Harland and Wolf, la White Star Line y la familia de Thomas Andrews.
En principio se encontraba en la Plaza Donegal, y más tarde se trasladó a los jardines del Ayuntamiento. Lleva el nombre de los 22 miembros de la tripulación del TITÁNIC, todos originarios del Ulster y víctimas del hundimiento. El Thomas Andrews Memorial Hall es un edificio dedicado a la memoria del arquitecto naval y jefe de los astilleros de Harland and Wolff, y se encuentra situado en el lugar de nacimiento del arquitecto en Comber. Fue construido en 1914 e inaugurado en febrero de 1915. Como se puede apreciar, los motivos y objetivo de estos monumentos son muy diversos y quizá en parte representen los intereses de las personas que los promovieron y los puntos que se han considerado dignos de llegar a la posteridad. Hasta aquí terminaba el reporte que Mc Dermont nos había proporcionado y cuya lectura absorbió buena parte de la mañana. Dejando a un lado el reporte, Mc Dermont dijo que quería revisar lo que recordáramos de los eventos ocurridos en el TITÁNIC respecto al magnate estadounidense 72
John Jacob Astor, su esposa Madeleine y la perrita Kitty, que habían sido antecedentes que nos condujeron a la aclaración del asesinato de Jean Aubart. Recordábamos perfectamente como Kitty era la mascota de Madeleine Astor y junto con otros doce canes, pertenecientes a ricos y/o extravagantes pasajeros de Primera Clase, zarparon en el TITÁNIC haciendo compañía a otras mascotas propiedad de miembros de la tripulación y de otros pasajeros. Pocas personas saben que el Capitán Smith era un amante de los perros y que poseía uno que era su orgullo personal, un precioso ejemplar de Borzoi (o galgo ruso) que había nacido en su criadero particular.
Tenía particular orgullo en mostrar a todo mundo sus perros y las magníficas instalaciones que había diseñado para ellos en el TITÁNIC en donde también alojaría las mascotas de sus distinguidos pasajeros.
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El mismo Capitán Smith había mandado construir en la Cubierta F, Caniles (es decir, recintos especialmente diseñados y construidos para albergar perros) con calefacción, y un ‘servicio’ de primera para atender a las mascotas de los distinguidos pasajeros.
Incluso instituyó un servicio de paseo incluido en el costo del Canil y se contaba con personal dedicado exclusivamente al cuidado de cada valioso animal. Cuentan cronistas posteriores que el mismo Capitán Smith había programado un desfile canino para que los orgullosos propietarios pudieran ‘lucir’ a sus mascotas. Se dice que el evento social estaba programado para la tarde el fatídico día 15 de Abril, y por supuesto, jamás llegó a realizarse. Resulta curioso que de esos doce animales, hayan sobrevivido tres perros en circunstancias poco conocidas. Y sobrevivieron gracias a que el propio John Jacob Astor resignado a la muerte al no poder subir a ningún bote salvavidas, tuvo la ocurrencia de ir hacia la Cubierta F y soltar a los 10 animales que se encontraban encerrados en las perreras. John Jacob Astor sabiendo que su esposa Madeleine tenía a Kitty (la perrita de raza Airdale de su propiedad) y que la señora Anne Isham no dejaba a su perro (Gran Danés) por nada de este mundo decide soltar a los otros animales que gemían y ladraban furiosamente quizá porque su instinto ancestral les indicaba lo inminente de la tragedia. 74
{El buque Bremen, cuatro días después del naufragio reportó haber visto flotando en el agua a una dama en traje de noche, abrazada a un perro de gran porte (un Gran Danés) que tampoco había sobrevivido. Identificación posterior confirmó que se trataba de la Señora Isham de quien se supo que se negó a subir al bote salvavidas porque rehusaron dejar que subiera su enorme perro con ella}.
Los perros que ‘oficialmente’ sobrevivieron al naufragio fueron: “Sun Yat Sen” perrito pequinés propiedad de Henry y Myra Harper, ciudadanos británicos que lograron ser rescatados, y cuya pequeña mascota fue escondida entre los pliegues del voluminoso abrigo que llevaba la señora Harper.
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En una forma similar, se salvó la perrita “Lady” una Pomerania que viajaba con su dueña, la estadounidense Margaret Hays quien tuvo la presencia de ánimo de esconderla en su abultado bolso con el que subió al bote salvavidas número 7 llegando sanas y salvas a New York.
El tercer animal (del que se desconoce el nombre) era un Terrier que pertenecía a Elizabeth Barrett Rothschild, quien viajaba junto con su esposo, el magnate Martin Rothschild quien perdió la vida en un acto caballeroso al ceder su lugar en el bote número 8 a una dama proveniente de Segunda Clase.
En el New York Herald, el 21 de Abril de 1912, basado en el testimonio de un marinero del Carpathia, (Jonás Briggs) se menciona un perro de raza terranova, que respondía al nombre de “Rigel” como el protagonista de un episodio fortuito que ayudó a 76
localizar un bote salvavidas a la deriva con personas totalmente exhaustas que se hubieran perdido para siempre de no haber sido por el perro que a base da ladridos, nadó entre el bote y el Carpathia hasta que lograron localizar el silencioso bote salvavidas y rescatar a las desfallecidas 12 personas que iban adentro empapadas hasta los huesos y al heroico perro que las localizó.
Aunque no hay evidencia oficial de este episodio, ni la naviera o el dueño del perro se presentaron a validar la historia, ni fue confirmada por ningún sobreviviente, la publicación de este heroico acto canino llamó la atención a los lectores del Herald en Nueva York. ¿En dónde sino en los Estados Unidos puede haber tanta dedicación por un perro y tanto desprecio por las vidas humanas? En lo que se refiere a Kitty, (la perrita de los Astor) nadie sabe con certeza su destino y es de suponerse que pereció ahogada, sin embargo, nadie tampoco sabe cómo fue que el collar incrustado de joyas fue separado de su cuello y recogido en forma fortuita por Roberta Maioni (como se relata en la novela Kitty en el Titánic).
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Lo único que se relata al respecto, en la novela de ficción (que mucho recomendamos su lectura) fue que de alguna manera logró deshacerse del collar y este fue recogido de la cubierta por Roberta Maioni quien como amiga de Rosalie Bidois (encargada del cuidado de Kitty) reconoció el collar al verlo tirado momentos anteriores a que abordara el bote salvavidas número 8 en el que logró salvarse de la tragedia. La pretendida venta de ese collar y un confuso set de circunstancias condujeron al asesinato de Jean Aubart (que afortunadamente O’Malley y Yo conseguimos aclarar) y nos puso en contacto con su viuda Alice Cleaver y su hijo Jean Sebastian quienes a pesar de la desgracia seguían siendo fanáticos de todo lo ocurrido con el TITÁNIC y continuaban con la pasión de su padre y esposo adquiriendo escogidos recuerdos del naufragio. Mc Dermont indicó que ya había solicitado al Comisario Nicholaas Kerk, de la Policía de Ámsterdam su cooperación en relación con un grupo de diamantes que se presumía transportó John Richard Fry, valet de Bruce Ismay, que fue adquirido por la casa Rokin & Hess en Ámsterdam por Joakim Mallenkvist a finales de 1912. Quizá el nombre no fuera el correcto, pues según lo mencionó Kerk a Mc Dermont podía ser Jonathan Robert Fries, pero para fines de este escrito se le considera como John Richard Fry esperando que más adelante se aclare la denominación por la correcta y adecuada Adjunto Mc Dermont entregaba un sucinto obituario de todo lo que se sabía acerca de John Richard Fry, acompañado por una dirección W. Kess # 342 y una anotación manuscrita que exponía: ‘cerca del aérea de compras en Beethovenstraat y opuesto al Beatrixpark’. Name: Mr. John Richard Fry (Jonathan Robert Fries?) Age: 39 years Last Residence: in Liverpool, Merseyside, England Occupation: Servant to Mr. Joseph Bruce Ismay 1st Class passenger First Embarked: Southampton on Wednesday 10th April 1912 Ticket No. 112058 Cabin No.: B102 Died in the sinking. Body Not Recovered
Mc Dermont estaba tomándose su tiempo y evitando ir al fondo del asunto, utilizando una de sus muy raras expresiones de humor negro, sin mencionar nada en forma directa. Para estas alturas, tan solo había mencionado un grupo de diamantes, quizá ilegales, quizá no, pero aún no explicaba que tenían que ver con el caso para el que nos había convocado, somos Detectives de Homicidios, y aún no mencionaba ningún muerto aparte 78
claro está de aquellos que perecieron en el TITÁNIC y sobre los que hemos platicado media mañana, acontecimiento que tuvieron su lugar hace casi cien años y que quizá tuvieran alguna relevancia como antecedentes, pero nada más. Mc Dermont hizo otra pausa indicando posteriormente que ya fuera en Diamant Museum Ámsterdam (en Paulus Potter St.) o en Coster Diamonds (igualmente en Potter Street) podríamos obtener información detallada sobre diamantes en caso de ser necesario, pero quizá deberíamos seguir la recomendación del Comisario Kerk y tratar de localizar a Hans Oude en uno de los distritos de compras más lujosos de Ámsterdam quien conoce todo lo que hay que saber acerca del tráfico legal e ilegal de diamantes que se lleva a cabo en Holanda. Añadió con un toque de humor caustico que como era nuestra costumbre y no podríamos dejar pasar la oportunidad, el Comisario Kerk había recomendado que no dejáramos de visitar Bijenkorf (situada muy cerca del circuito comercial Kalverstraat -en la calle Rokin- a donde seguramente iríamos). O’Malley y Yo no dejamos de percibir el desliz, era la primera vez que aseguraba que iríamos a Ámsterdam o que deseaba que fuéramos aunque no lo había mencionado directamente, y conociendo a Mc Dermont no hicimos comentario alguno al respecto, esperando que a su tiempo, en su momento, él lo mencionara (así le gusta manejar estos asuntos). Sin embargo, debo confesar que tanto rodeo y la plática acerca del TITÁNIC (cargada de documentación y especulaciones) había despertado nuestra curiosidad y hablo también por O’Malley quien se mostraba complacido e interesado, la forma en que prestaba atención y como absorbía la información que Mc Dermont nos proporcionaba era –para Mí- un claro indicativo de que estaba desarrollando un gran interés por el futuro caso. Mc Dermont cerró el expediente, nos dirigió una mirada al tiempo que decía que esa copia era para nosotros y que debía ‘no ser vista’ por nadie más, ‘ni siquiera por el Comisario Kerk’ y que recomendaba que una vez que hubiéramos memorizado su contenido destruyéramos el expediente y confiaba que no se nos ocurriera llevar a Holanda ese material. Después, pausadamente sacó del cajón de su escritorio dos boletos de avión (KLM) y los colocó cuidadosamente enfrente de sí.
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Volvió a abrir el cajón, y nos hizo entrega de dos fotografías del mismo individuo tomadas en épocas diferentes diciendo que era Hugo Hans Mallenkvist, nieto del Joakim Mallenkvist quien adquirió en beneficio de Rokin & Hess (Ámsterdam) (procedentes de un desconocido) un lote de diamantes en 1912 o 13.
Este individuo había sido encontrando muerto en un hotelucho de mala muerte en Dublín hace aproximadamente dos meses. Las circunstancias de su descubrimiento son bizarras y plantean muchos interrogantes. Cuando el olor del cadáver resultó insoportable el dueño del Hotel irrumpió en la habitación 302 en donde encontró al sujeto, identificado por el registro de entrada (tres meses antes) como Hugo Hans Mallenkvist de nacionalidad holandesa. Se trataba indudablemente de un asesinato, pues además de estar fuertemente amarrado de brazos y piernas a los barrotes de latón de la cama, mostraba señales de haber sido quemado por innumerables huellas de cigarrillos por todo el cuerpo y posteriormente, tenía un grueso cuchillo de cocina clavado hasta la empuñadura en el pecho. Era sin duda un asesinato, y no un asesinato común, sino uno perpetrado con saña, y precedido por tortura. Era un crimen que podía ser clasificado como premeditado, muy premeditado y uno en el cual el móvil tendría enorme importancia pues nadie se toma la molestia de torturar salvajemente a un individuo sin que exista un motivo muy poderoso. Gracias a la descripción del propietario del Hotel, se detuvo a un ciudadano holandés de nombre Rudd van Ralkelende, quien se suicidó en su celda escasos minutos después de haber ingresado en ella. La investigación sobre esta persona dio como único resultado comprobar que su 80
pasaporte y su permiso de entrada a Irlanda eran falsificaciones. En el Consulado Holandés no tenían ninguna referencia acerca de este individuo y las investigaciones del Comisario Kerk no habían encontrado nada –aún-, salvo que una persona con ese nombre había partido hacia el Mombasa (África) dos o tres meses antes. La resolución del crimen estaba estancada y esclarecerla sería nuestra obligación y próximo caso.
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6 Quiso la casualidad o el destino que en preparación para la boda entre el Príncipe Guillermo de Inglaterra (William, hijo de la infortunada Lady Diana Spencer) y Catherine Middleton, se pensara en que ella usara la famosa Tiara Spencer en recuerdo de Lady Di. Para tal objeto, la joya fue enviada a revisión y reacondicionamiento a la prestigiosa casa Gassan Diamonds (en Ámsterdam) para su ajuste a la medida de la cabeza de la futura esposa del Príncipe Guillermo. Lady Diana en 1981 eligió la diadema familiar para sus nupcias con el Príncipe Carlos. De oro y plata y cuajada de diamantes -con cinco centrales, uno de ellos, de mayor tamaño y envuelto en un pequeño corazón-, destacada por el diseño con sus hojas, tulipanes, flores-estrella y los arcos de media luna. La pieza data del Siglo XVIII, aunque, al parecer, fue montada y rediseñada en varias ocasiones. También han llevado la diadema la hermana de Diana, Lady Jane, el día de su boda (1978), y Victoria Lockwood, la primera esposa de Charles Spencer, en sus nupcias (1989). Esta emblemática tiara no se ha vuelto a ver desde la muerte de la Princesa Diana y se supone que ahora que se case Catherine Middleton la usará.
El asunto tomó un giro inesperado al notificarse que Gassan Diamonds no se haría 82
cargo del trabajo físico del ajuste (aunque conservaba la responsabilidad por la valiosa joya) sino que este se haría en los talleres de Are & Dik Jewelers en Hootftstraat y que el responsable del mismo sería Hans Oude (cuyo principal ayudante era hasta hace poco tiempo el difunto Hugo Mallenkvist). El Comisario Kerk que seguía con interés los chismes y detalles de la boda real, había tenido contacto con Hans Oude (de hecho había cimentado una buena amistad con el anciano) en ocasión de un incendio en el taller, incendio del que se había culpado (sin poder demostrarse jamás su participación) a su ayudante Hugo Mallenkvist y por lo mismo de inmediato llamó su atención la noticia de que a su viejo amigo Oude se le hubiera encomendado el trabajo de ajustar la Tiara. Obviamente no porque tuviera alguna duda acerca de su habilidad profesional o algo relacionado con ello, sino porque en su grupo de ayudantes figuraba Hans Hugo Mallenkvist (o Hugo Hans) quien –como ya se estableció- tenía relación con un antecesor del mismo apellido, quien había figurado en la transacción de los diamantes transportados por John Richard Frey pasajero del TITÁNIC. Kerk había desarrollado un sexto sentido que le indicaba que Mallenkvist no era de confiar, y creía que el anciano Oude se había dejado llevar por su buena naturaleza y no era lo desconfiado que debería ser ante Hugo Mallenkvist, y estaba seguro que algún día, el anciano tendría una muy desagradable sorpresa. Un punto en el que Kerk se había fijado era que Rudd van Ralkelende frecuentaba (antes y después del evento) un viejo hotelucho parecido al hotelucho dublinés en donde fue torturado y asesinado Hugo Hans Mallenkvist. Un punto que llamaba la atención, era el nombre falso, el van Ralkelende que utilizaba el individuo que se había suicidado en la celda de detención y esa incongruencia indicaba a Kerk, Mc Dermont, O’Malley y a mí, que el motivo atrás de estos acontecimientos debía ser en verdad ‘muy poderoso’, o lo que es lo mismo, en este caso involucraba una muy fuerte cantidad de dinero y una (o varias ) ‘personas’ que harían cualquier cosa por no ser descubiertas y/o relacionadas con el tráfico de diamantes ilegales. Aunque nunca se estableció alguna relación entre estos dos individuos, el Comisario Kerk no creía en coincidencias, y la sola y continuada presencia de Mallenkvist en ese lugar, ‘le daba mala espina’, sin poder precisar o definir un porqué lógico. Una de las razones -aducía Kerk en su subconsciente- era el que el hotel estuviera ubicado en Oudezijds Achterburgwal, una de las calles principales del famoso Red Light Distrit en donde los problemas ocasionados por el tráfico de drogas representan uno de los 83
mayores sitios de conflicto entre la policía, los ciudadanos y los turistas (particularmente los turistas jóvenes) y aunque en general, no era un sitio frecuentado por traficantes en diamantes, podía ser una ‘cubierta’ adecuada en la que la policía estaría más ocupada en los desmanes juveniles que en el tráfico de diamantes.
Mc Dermont explicó que lo que el Comisario Kerk interpretaba podía relacionarse con tráfico ilícito de diamantes en el que estaba o estuvo involucrado John Richard Fry (valet personal del Director de la compañía a la que pertenecía el TITÁNIC: J. Bruce Ismay) y alguien del buque Samson, quizá el mismo Capitán Henryk Naess. Según las indicaciones del Comisario Kerk en el Samson se transportaban diamantes ilícitamente además de las pieles de foca y su objetivo al estar en esas aguas era recoger algún pequeño bulto con diamantes que Fry arrojaría al agua en algún momento predeterminado. Kerk imaginaba que ese momento fue señalado como la medianoche del 14 de abril, en una longitud determinada (es decir, Longitud 50 grados 15" oeste; Latitud 41 grados 52" norte), pero no contaban con que unos minutos antes el TITÁNIC encontraría un iceberg en su camino y que ese encuentro cambiaría toda la situación e inclusive, como todo lo que tiene que ver con el TITÁNIC, no terminó en 1912. Fry tampoco contaba con que el S.S. Californian estaría ubicado exactamente entre el Samson y el TITÁNIC. Por supuesto que Naess y su tripulación (a través de Fry y éste por Ismay) sabían la ruta del TITÁNIC y por eso el Samson estaría en ese preciso lugar en esos precisos momentos. 84
Por lo mismo, la argumentación posterior de Naess fue creíble: en 1912 al no contar con telégrafo y no reconocer las bengalas de auxilio, se aferró a esa explicación. Esta explicación fue necesaria cuando años después fue cuestionado al respecto debido a que el marinero Roald Edgeoyan en uno de sus frecuentes delirios alcohólicos de sus últimos años reveló la naturaleza del secreto que se habían comprometido a guardar los tripulantes del Samson, es decir, el tráfico ilegal de diamantes que por supuesto, Naess no iba a revelar y que atribuyó a una alucinación alcohólica de Roald Edgeoyan. El Comisario Kerk pensaba que el traslado de los diamantes no pudo efectuarse en esa noche, y por eso mismo, los diamantes no pudieron ser arrojados al agua por Fry, sino que debe haber pensado en alguna otra alternativa que el mismo naufragio y su inesperada muerte impidió se hiciera. Kerk y Mc Dermont creían que de alguna manera ese cargamento de diamantes (que cierto ‘son eternos’) llegó a Ámsterdam y que tenía algo que ver con la tortura y muerte de Hugo Hans Mallenkvist años después. De alguna forma Kerk y Mc Dermont suponían que Hugo Hans Mallenkvist sabía acerca de ese cargamento específico y ese ‘conocimiento’ fue o era lo que se pretendía ‘proteger’ con su asesinato y por ello fue brutalmente torturado. Mc Dermont (que no es dado a seguir o dejarse guiar por ‘corazonadas’) había proporcionado la teoría que Roald Edgeoyan y Joakim Mallenkvist estaba ‘relacionados’ de alguna manera y quería específicamente que O’Malley y yo investigáramos esa posibilidad a la que incluso había añadido la especulación que el verdadero nombre de quien se conoció como Rudd van Ralkelende era Edgeoyan o estaba íntimamente relacionado con él. La tortura se explica por la ‘necesidad’ de obtener ese conocimiento que llevaba tantos años oculto. No era del dominio público el que Fry transportara diamantes, y sin embargo, las fuentes policiacas aseguraban que eran diamantes que Fry llevaba en el TITÁNIC y aseguraban enfáticamente que eran los mismos que Joakim Mallenkvist adquirió a finales de 1912 en beneficio de Rokin & Hess no ya de Fry, (obviamente) sino de alguien más que quizá estuvo relacionado con el Samson y su tripulación. No podían dejar de considerar que por alguna razón, encubierta por humanitarismo, el Californian regresó al lugar del naufragio y se ofreció a ‘buscar y recoger cadáveres’ lo que el Comisario Kerk ha interpretado como la búsqueda específica del cuerpo de John Richard Fry y la probable restitución del paquete de diamantes. Mc Dermont creía que su interpretación (y la de Kerk) era correcta pero no tenía 85
los suficientes elementos para apoyarla y por lo mismo consideraba que era indispensable que fuéramos a Ámsterdam y recogiéramos toda la información pertinente para armar un caso solido pues de una forma u otra, la tortura y muerte del inquilino del cuarto 302 en un hotelucho de Dublín no había sido aclarada y lo único que se había averiguado sin corroboración, era que se trataba de Hugo Hans Mallenkvist cuya fotografía nos miraba con fijeza como en mudo reto a que resolviéramos el misterio de su muerte y ese misterio estaba estrechamente relacionado con la tragedia del TITÁNIC.
Ya habíamos iniciado casos con mucha menor información que este y dentro de todo, conocer Ámsterdam era una buena posibilidad de cambiar nuestra rutina y aprender algo de otras culturas, a lo que peligrosamente nos estábamos aficionando. Lo único que faltaba, según las instrucciones de Mc Dermont era establecer contacto con Johnny Hardgraves en Element Six (la mayor importadora y fabricantes de diamantes industriales en Irlanda) para que nos diera una explicación más detallada de la diferencia entre los diamantes industriales y los diamantes auténticos y por lo mismo, deberíamos trasladarnos hasta el Condado de Clare y en Kilrush buscar el Shannon Industrial Estate en donde Hardgraves nos esperaba. Ir a Kilrush por carretera es un viaje largo (largo para Irlanda pues son 197 kilómetros desde Dublín) y no hay muchas opciones pues podíamos ir en avión a Limerick y de ahí, rentar un automóvil y encaminarnos por la R-68 hasta la costa, la entrada del Shannon o bien podríamos desde Limerick trasladarnos por el río hasta Kilrush, lo que aún y cuando no somos muy ‘marineros’ que digamos de alguna manera nos llamaba la atención, máxime cuando en nuestra memoria revoloteaban y se mezclaban imágenes y recuerdos acerca del TITÁNIC, por lo que poéticamente, O’Malley creía que era nuestro destino embarcarnos en algún lado y llegar a Kilrush en barco. De alguna manera, pensábamos que era poético y adecuado. Como de cualquiera de las maneras necesitábamos tiempo para pensar y repasar lo aprendido con Mc Dermont y programar de alguna manera cuales serían las actividades en 86
Ámsterdam, y por una costumbre nuestra, decidimos ir por carretera hasta Limerick y de ahí, seguir en barco hasta Kilrush. Nos despedimos de Mc Dermont quedando acordado que a nuestro regreso de Kilrush estaríamos con todo lo necesario para ir a realizar nuestra investigación en Ámsterdam. Nos dirigimos a nuestro habitual lugar de reunión y reflexión, es decir, Kelly’s en donde habíamos establecido la costumbre de iniciar y dar seguimiento a los casos en que nos encargábamos sin tener la intervención de nuestros compañeros de Harcourt Square que, no es que fueran una molestia, pero nosotros apreciábamos mucho nuestra privacidad y la posibilidad de trabajar en nuestras investigaciones sin que gente extraña (aunque fueran compañeros) se enteraran de lo que estábamos haciendo y/o los progresos de nuestras pesquisas. Siempre es un placer ir a Kelly’s y en esta ocasión lo fue doblemente porque además de la tradicional atención de Éamon y Bridget, supimos que en Kilrush vive un hermano de Éamon (Seamus) quien es el propietario de otro Pub que –como era de esperarse- también se denomina Kelly’s y suponemos está atendido con las misma eficiencia.
Como era obvio, no podíamos menos que prometer buscar a Seamus y transmitirle los saludos de su hermano y cuñada. Revisamos el mapa y la escasa información existente sobre Kilrush lo que nos llamó la atención pues debe ser uno de los lugares menos frecuentados por el turismo internacional, pero, por lo mismo, favorito de los locales y al parecer no es así. La única mención que encontramos está relacionada con un monumento o estatua erigida para conmemoran a Irlanda, representada por “The Maid of Erín” que celebra a los insurgentes fenianos Allen, Larkin y O’Brien quienes fueron colgados en 1867 en 87
Manchester después de haber baleado a un policía que trató de impedir (y lo logró) el rescate de un prisionero que era transportado hacia la cárcel de Manchester. La estatua se erigió en 1903 como un gesto de desafío hacia el gobierno británico y durante la Guerra de 1918 a 1921, el ejército inglés derribó la estatua sin que hayamos encontrado registro de cuando fue levantada otra vez.
En el folclore pueblerino de Kilrush se conoce más a este trío como los ‘Mártires de Manchester’ por las implicaciones en contra de los ingleses que el nombre propio de la estatua “Maid of Erín”. Habíamos encontrado una incongruencia en el relato de Mc Dermont y en el camino hacia Kilrush la fuimos discutiendo. En cierta manera las explicaciones de Henryk Naess fueron convincentes y su cuento de creer encontrarse con guardacostas estadounidenses explica hasta cierto punto el que no se haya detenido a ayudar al naufragante TITÁNIC. Pero queda por aclarar la verdadera razón del porque huyó y comprobar si las o la hipótesis de Kerk y Mc Dermont era la correcta. Y tal vez un punto interesante sería conocer si algún tripulante del Samson se 88
‘contrató’ en el Californian o cualquiera de los otros barcos que fueron comisionados para buscar y recoger cadáveres (Mackay-Bennett, Meppler o el Algerine). Aceptamos que el Samson no tenía telégrafo y no supo interpretar el significado de las luces de bengala que vieron. Aceptamos por lo mismo que no sabía lo que estaba ocurriendo a bordo del TITÁNIC en esos momentos. Aceptamos también que al darse cuenta de que el S.S. Californian no hacía nada por ir hacia donde provenían las luces y proseguía su marcha tampoco tuvieron curiosidad de acercarse hacia el TITÁNIC y averiguar lo que pasaba. Después de todo, en el Samson se esperaba un cargamento valioso, un lote de diamantes que se suponía debía recoger del agua en esa latitud y quizá sabían que provenía de uno de los pasajeros del TITÁNIC. En lugar de hacerlo, huye en la oscuridad en dirección opuesta. Solamente una explicación puede ser aceptada: el Samson llevaba un cargamento de diamantes los cuales se complementarían con el que debía recoger de parte de John Fry (pasajero del TITÁNIC). Al no poder hacerlo ý sentirse o creerse amenazado por los guardacostas Naess prefiere huir a ser capturado y que se descubra el resto del cargamento. Y eso es lo que platica y acuerda con su tripulación, eso es lo que se debe interpretar de su declaración: ocultar el hecho de haber estado presentes en esa fatídica noche en las cercanías del naufragio. Reúne a sus hombres y les explica la situación, y de acuerdo al reporte que nos proporcionó Mc Dermont lo dice muy claramente: “no tiene que saberse la verdad; que nunca se sepa”. "No hubo ninguna amenaza, simplemente nos pusimos de acuerdo para guardar el secreto”. “A nadie convendría el saber que habíamos estado en ese lugar en esos momentos”. “No había nada de que jactarse, nada de que estar orgulloso". “Nadie debía enterarse de que habíamos huido del lugar del desastre creyendo que eran luces de un guardacostas y nadie iba a creernos que no supimos nada del desastre del TITÁNIC”.
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Interpretado en relación directa con la tragedia, tiene sentido, pero igualmente lo tiene si lo relacionamos con la necesidad de ‘guardar el secreto’ acerca del tráfico de diamantes y la necesidad de ocultar el cargamento de diamantes que estaba a bordo del barco y que se complementaría con el ‘bulto’ transportado por J.R. Frey y la especulación de Mc Dermont acerca de que el marinero Roald Edgeoyan conocía perfectamente de lo que se estaba tratando, es decir, no de ocultarse del guardacostas estadounidenses, sino de ocultar el conocimiento del cargamento de diamantes ilícitos que Henryk Naess llevaba a bordo del Samson. La misma falta de equipo de comunicación, de señales internacionales y la ausencia de las hojas correspondientes en la bitácora del barco, impiden conocer a ciencia cierta lo ocurrido, pero podemos imaginar que esas circunstancias son alteradas por Naess para que testifiquen a su favor y expliquen por qué no se acercó a ayudar al TITÁNIC y a la vez, desvíen la atención de su cargamento. Nosotros imaginamos que si bien puede ser muy cierto el que ni Henryk Naess ni su tripulación supieron que el TITÁNIC se hundía, algunos de ellos si sabían del cargamento ilegal de diamantes que llevaban y su protección fue la prioridad que tuvieron en mente. Tenían que ocultarse tanto de los guardacostas (imaginarios o no) como del mismo S.S. Californian y por eso apaga todas las luces y se da a la fuga; por eso se reúnen en secreto y acuerdan no decir nada, por eso hacen desaparecer las hojas de la bitácora y se modifican otros registros. De acuerdo a lo que hoy conocemos, las declaraciones del Capitán Naess son realizadas unos meses antes de su muerte en 1962, es decir, 50 años después del hundimiento del TITÁNIC. El TITÁNIC se hundió a mitad del Océano a bastantes millas aún de la costa más cercana, (fuera totalmente de cualquier ‘agua territorial’) mientras que el Samson había salido de Cabo Hatteras, situado en Carolina del Norte. El TITÁNIC se hundió en lo que es conocido como los Bancos de Newfoundland, unas millas al este de Canadá. En 1963 el escritor Leslie Reade realizó una investigación no relacionada con el TITÁNIC acera de registros en Islandia y encontró que el Samson estuvo en el puerto de Isafjordhur el 6 de Abril, y de nuevo el 20 de abril de 1912 (confirmado por los recibos del pago de impuestos en el puerto en esa fecha). De ahí, y a consecuencia de los rumores que corrían en Islandia acerca del barco misterioso, escribe un libro denominado The Ship That Stood Still en donde incluyó copias notariadas de esos documentos aunque el registro correspondiente al 20 de abril deja muchas dudas acerca de su autenticidad y desafía al ‘sentido común’ en una pretensión de 90
‘limpiar’ el nombre del capitán noruego. Ese libro contribuyó a las fantasías que se han tejido acerca del TITÁNIC y basta considerar que, de acuerdo a ello, el Samson debió haber cubierto una distancia de 1,500 millas entre abril 6 y abril 15 como para haber estado en la zona del hundimiento, lo que es absolutamente imposible para un barco que tenía 6 nudos como velocidad máxima, por lo que jamás hubiera podido cubrir esa distancia como para estar en las cercanías del TITÁNIC la fatídica noche del 14 de abril, y regresar a Isafjordhur el 20 de abril y pagar sus impuestos. Estas consideraciones (y algunas otras) ‘apoyan’ la hipótesis de los comisarios, pero no las aclaran, y esa era en parte nuestra misión. Quizá el Samson pudo estar en las cercanías del naufragio en la madrugada del 15 de Abril, pero de ninguna manera podría haber estado en Isafjordhur y pagar sus impuestos el 20, por lo que se especula que este registro está ‘alterado’ y fue modificado para alejar las sospechas acerca de la participación del Capitán Naess en los acontecimientos y liberar a la marina mercante noruega de la ‘mancha’ que durante mucho tiempo se le atribuyó por no haber prestado ayuda a un trasatlántico en desgracia. Sin que viniera al caso, una vez que comenzábamos a recorrer la N7 rumbo a Limerick, O’Malley comentó que mucho escándalo se hizo acerca de los pasajeros de Primera Clase del TITÁNIC, pero poco se ha escrito y se sabe sobre el resto de los pasajeros y en Internet había encontrado varios artículos que se ocupaban de ese aspecto.
Sabemos que el hundimiento del TITÁNIC representó la pérdida de vidas en números muy elevados, se calcula que entre 1,491 y 1,512 personas fallecieron como consecuencia del encuentro con el iceberg, la serie continua de malas decisiones y el muy 91
pobre total de 705 sobrevivientes. Lo que no se ha hecho público y pocas personas saben es que los miembros de la tripulación (porcentualmente) fueron los más afectados ya que las cifras señalan que aproximadamente un 76 % de ellos fallecieron. De la misma manera, se debe considerar que el porcentaje de pasajeros de Tercera Clase fueron afectados por varios factores, de entre los cuales O’Malley cita que sus alojamientos se encontraban lejos de la cubierta en donde se encontraban los botes salvavidas y por lo mismo, estos pasajeros encontraron mayores dificultades que los demás simplemente para poder llegar a esa cubierta. Otro aspecto es que muchos de ellos no hablaban o entendían el inglés y no sabían o podían entender las escasas señales que pudieran permitirles orientarse en el interior del buque. Como factor adicional –que ya se ha mencionado anteriormente- las puertas de acceso a escaleras eran pocas y estaban cerradas por rejas de acero y candados además de estar peligrosamente cerca de maquinaria.
En lo referente a los pasajeros de Segunda Clase, las estadísticas muestran índices menores, solo perecieron el 59 % de ellos, ya que una gran mayoría de mujeres y niños lograron acomodo en los botes salvavidas y pudieron ser rescatadas por el Carpathia. En contraste, los varones pasajeros de Segunda Clase fueron los más afectados ya que en principio y durante varias horas aun y cuando estaban en la cubierta de salvamento, les fue negado el acceso a los botes. Estadísticas muy diferentes se encuentran en relación con los pasajeros varones de Primera Clase, ya que de estos un 60 % se encontraba entre los sobrevivientes, casi todas las mujeres sobrevivieron, lo que significa números muy diferentes a los que se pueden 92
contabilizar respecto a los pasajeros (hombres, mujeres y niños) de la Segunda y Tercera Clase. Quizá estos números se deban a que el Primer Oficial William Murdoch aceptó en los Botes Salvavidas a muchos pasajeros debido tal vez, a que una gran mayoría de ellos se encontraba presente en la cubierta en donde estaban colocados los botes salvavidas, cubierta, además, a la que solamente los pasajeros de Primera Clase tenían acceso directo. Por supuesto que estos números y porcentajes nada significan salvo que representan la exagerada atención y preferencias que se otorgaron a los pasajeros de Primera Clase y una inadecuada aplicación del principio de “mujeres y niños primero” que se supone debía haberse seguido, pero 'ojo': mujeres y niños primero lo que no significa que a los hombres se les vetara el acceso: mujeres y niños primero. Otro punto que O’Malley había señalado como para que se le prestara atención era la interrogante representada por la necesidad de encontrar alguna o la relación de Mallenkvist con algún miembro o de los pasajeros o tripulación del TITÁNIC o bien, lo que nos parecía más factible, con alguno de los barcos que tardíamente acudieron al sitio del hundimiento, como puede haber sido el Mackay-Bennett, el Meppler y/o el Algerine pues es evidente que de alguna manera Fry se deshizo de los diamantes ya que aunque su cuerpo nunca fue hallado e identificado posteriormente al naufragio un grupo de diamantes fue presentado para su comercialización en Ámsterdam, a finales de 1912, directamente a la firma Rokin & Hess representada en ese entonces por Joakim Mallenkvist y como ya se ha establecido John Fry no era conocido como comerciante en diamantes. No era del dominio público el que John Richard Fry transportara diamantes, y sin embargo, O’Malley enfatizaba que las confiables fuentes policiacas aseguraron a Kerk y a Mc Dermont que eran diamantes que Fry (o Fries) llevaba en el TITÁNIC los que Joakim Mallenkvist adquirió a finales de 1912 en beneficio de Rokin & Hess. Por lo mismo, debe haber una conexión entre esos hechos del pasado y la tortura y muerte del descendiente de Joakim Mallenkvist y era parte importante de nuestro encargo el encontrarla. Reflexionando al respecto, O’Malley y Yo acordamos no eliminar a la tripulación del Carpathia, no definitivamente a reserva de confirmar que en los reportes no se mencionara algo relacionado con el ex secretario de Bruce Ismay, averiguar en referencia a la tripulación del Mackay-Bennett, del Meppler y del Algerine. De entre ellos, saldría (tal vez) la conexión buscada pues quien quiera que fuera el beneficiado con los diamantes extraviados no se iba a quedar con los brazos cruzados, 93
quizá, especulábamos, en un último intento por transferir su carga, Fry entregó el lote de diamantes a algún otro pasajero o miembro de la tripulación del TITÁNIC (lo que era bastante improbable) y que bajo cubierta de la labor humanitaria, alguien buscaba ese valioso lote de joyas entre los cadáveres flotando y en descomposición que se esparcían alrededor del área del desastre.
En los reportes consultados por O’Malley se hacía mención que el Mackay-Bennett encontró el cadáver de John Jacob Astor quien fue identificado por su hijo y transportado a New York para darle sepultura. Del mismo modo aunque no se mencione en los periódicos de la época, alguien podría haber encontrado el cadáver de Fry y a propósito se le catalogó como no identificado, una vez que se recogió el lote de diamantes de entre sus ropas.
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Esta última hipótesis pesaba más en nuestro ánimo que la posibilidad que Fry hubiera entregado las joyas a alguna otra persona. Podía haber sucedido, era una línea de investigación como cualquier otra, no la íbamos a descartar, pero no le atribuíamos prioridad en este momento. A los tripulantes del Mackay-Bennett se les rindieron homenajes, se les hicieron celebraciones, e incluso se les recompensó por su labor humanitaria. Y sin embargo, quizá en medio de ellos se encontraba una persona que estuvo muy lejos de compartir tan altos propósitos y cuya finalidad primordial fue localizar los diamantes extraviados, los diamantes que John Richard Fry (Jonathan Robert Fries) debía haber lanzado por la borda para que la tripulación del Samson los recogiera. De nuevo revisamos nuevamente el lacónico comunicado que se refería a este pasajero que en vida viajó desde Southampton con el boleto número 112058, alojado en la cabina B 102 con el cargo de sirviente del Director de la White Star Line, J. Bruce Ismay: Nombre: John Richard Fry. Edad: 39 años. Última Residencia: in Liverpool, Merseyside, Inglaterra. Ocupación: Sirviente de Mr. Joseph Bruce Ismay . Pasajero de Primera Clase. Embarcado: Southampton el Viernes 10 de Abril 1912. Boleto Num. 112058. Cabina : B102. Muerto en el hundimiento. Cuerpo no recuperado.
No podía haber confusión, el pasajero que estuvo en la Cabina B102 y que funcionaba como Secretario de J. Bruce Ismay tenía por nombre John Richard Fry y sin embargo, podía utilizar como seudónimo el de Jonathan Robert Fries en sus tratos con el bajo mundo, las tres iniciales coincidían y no sería el primer caso en que se utilizara un pseudónimo para pretender ocultar actividades dudosas o ilegales. Según lo que O’Malley iba diciendo, para su tiempo el TITÁNIC no tenía rival en lujo y/o elegancia. Fue equipado con una piscina interior, gimnasio, cancha de ‘squash’, baños turcos 95
(o de vapor), biblioteca y una sala de recepción exclusiva para los pasajeros de Primera Clase y muchas otras extravagancias o ‘lujos’ para la época. Las cabinas o camarotes de Primera que no se consideraban de lujo fueron equipados con revestimientos de madera pintadas de blanco, muebles costosos y otras decoraciones consideradas elegantes en ese tiempo.
Estas cabinas no tenían baños privados, es decir, había un baño para cada dos cabinas, en donde se disponía de agua caliente y agua fría, además de contar con estufas eléctricas. En las Suites (o cabinas de lujo) había una sala de estar en la que se incorporaron chimeneas hermosamente empotradas.
Una innovación fueron los tres elevadores eléctricos que podían ser utilizados por los pasajeros de Primera y uno para los de Segunda Clase.
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En la Cubierta de Botes los salvavidas estaban divididos en dos grupos: uno hacia proa (el frente) y el otro hacia la popa (es decir la parte trasera del barco). En la parte delantera se hallaban 12 botes, 6 a cada lado: 2 de madera para salvamento (números 1 y 2, con capacidad para 40 personas c/u), 4 plegables Engelhardt (A, B, C y D., cuya capacidad era para 47 personas c/u) y 6 de madera (3 a cada lado que tenían capacidad para 65 personas c/u). Hacia popa, se hallaban 8 botes de madera con capacidad de 65 personas c/u (4 a cada lado).
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Con todos los botes a su máxima capacidad se podían salvar un total de 1178 personas. {(2x40) + (4x47) + (6x65) + (8x65)}.
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7 O’Malley interrumpió su relato porque ya podíamos apreciar a la distancia el hermoso puente O’Dwyer y el imponente Castillo Saint John que son característicos de Limerick y ahora lo que teníamos que hacer era buscar el embarcadero, dejar el auto y dirigirnos hacia Kilrush.
Preguntando aquí y allá, con facilidad encontramos el embarcado que para nuestra conveniencia estaba equipado muy convenientemente con servicio de estacionamiento y en menos de lo que nos tardamos en decirlo, estábamos a punto de salir rumbo a Kilrush. El viaje comenzaba con los mejores augurios, poca gente, escaso, casi nulo viento y un clima semi cálido muy agradable. Nos instalamos en las bancas de la cubierta superior y volvimos a revisar el material que O’Malley había obtenido y que básicamente describían algunas de las principales características con las que se dotó al TITÁNIC y conociendo a Mc Dermont sabíamos que en alguna parte encontraríamos información que era relevante para el caso que estábamos investigando. Mc Dermont no es impulsivo (ni lo será jamás), tampoco se deja llevar por elementos intuitivos, para él, los hechos y preferentemente por escrito, era lo que tenían prevalencia sobre cualquier otro elemento y por lo mismo, en esa parte del trayecto revisamos los planos del TITÁNIC. Hacia la proa o más bien dicho, en dirección hacia proa del TITÁNIC también se encontraba el Puente de Mando y el denominado primer bloque, el cual comprendía las habitaciones de los oficiales, la sala Marconi (o cuarto de Telégrafo), las máquinas que movían los ascensores y 6 habitaciones simples de Primera Clase. 99
En las paredes de este bloque se hallaban ventanas circulares que iluminaban las habitaciones interiores de Primera Clase de la cubierta inferior. El segundo bloque lo conformaban la escalinata de Primera Clase y el Gimnasio.
La escalinata recorría desde esta cubierta hasta la Cubierta E: en el nivel superior se hallaba una cúpula de cristal que brindaba luz natural a la escalera a lo largo de sus niveles por medio de tragaluces a ambos lados de ésta.
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El Gimnasio estaba ubicado en el lado de estribor, al costado de la entrada de Primera Clase.
El mismo estaba equipado con equipos que funcionaban eléctricamente, además de bicicletas estáticas y otras amenidades. El lugar estaba acondicionado para un mayor confort y tenía un panel de madera contra la pared del espacio de la chimenea donde se apreciaban 2 adornos: un mapamundi y un corte transversal del barco. Entre la segunda y tercera chimenea se encontraba el techo elevado del salón general y la sala de lectura de Primera Clase. Más allá de la tercera chimenea se encontraba un pequeño bloque destinado a los tanques de agua, la entrada de luz a la sala de máquinas y un espacio reservado con cubierta de paseo para los ingenieros. Al costado de este bloque se hallaba un tragaluz que cubría la cúpula que iba sobre la escalera trasera de Primera Clase. La cuarta chimenea no cumplía la función de expulsar humo de las calderas, por eso y en su lugar se le dio la función de dar ventilación a las cocinas inferiores y a la segunda sala de máquinas donde se encontraba la turbina principal que movía la hélice central de 4 palas inclinadas en un ángulo que se suponía era el más 'adelantado' de su época. El 'ultimo grito' de la ingeniería naval. 101
A ambos lados de la cuarta chimenea se encontraba el techo elevado de la sala de fumadores de primera clase en la cubierta inferior. Al final de la cubierta se hallaban la entrada y escalera de Segunda Clase (la cual descendía hasta la Cubierta F). Así mismo, los pasajeros contaban con su respectiva cubierta de paseo. Cubierta A, conocida también como la cubierta de paseo, albergaba los camarotes, la sala de lectura, el salón común, la sala de fumadores y los Cafés Verandah de la Primera Clase y el muy renombrado Café Parisién.
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El uso de esta cubierta fue únicamente para Primera Clase, pues la escalinata de Segunda no tenía salida a esta cubierta. La sala de lectura de Primera Clase fue, destinada generalmente, para el uso de las damas. Originalmente se planeó construirla con la parte media superior abierta como en el caso del Olympic, y así se hizo, pero luego Bruce Ismay decidiría hacerle un cambio: la cubierta de paseo delantera sería cerrada y contaría con ventanas. Aparentemente esto se debió a que en el Olympic él observó que la gente se quejaba de la brisa marina en sus habitaciones. El resultado final fue que la mitad de la cubierta fue cerrada hasta donde terminaba la sala de lectura y la otra mitad sería abierta desde el comienzo del salón común hasta el final. En la parte delantera, cerca de la primera chimenea, se ubicaban las habitaciones estándar de primera clase, las cuales estaban decoradas con paneles de pino blanco, contaban con estufas eléctricas y con muebles de caoba lujosos de la época.
Las habitaciones interiores en esta cubierta tenían la facilidad de recibir iluminación de la cubierta superior. El salón común de Primera Clase albergó a muchos de los pasajeros antes que se diera la orden de empezar la evacuación.
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Detrás de la escalera y la entrada, se localizaban los 3 ascensores para su uso exclusivo, los cuales transportaban a los pasajeros hasta la cubierta E, la gran escalinata hacia su primera parada justo antes de la segunda chimenea.
Luego venía un pasadizo que estaba decorado en el mismo estilo que la entrada de Primera Clase y que contaba con una puerta giratoria. Este corredor llevaba a la sala de lectura y el salón común de Primera Clase. La sala de lectura era un ambiente decorado en estilo gregoriano con paneles de madera blancos y con ventanales que se extendían hasta la cubierta de botes, lo que le daba una buena iluminación. Además tenía una chimenea de adorno. Al costado de la sala de lectura y en medio de la segunda y tercera chimeneas se encontraba el salón común de primera clase, el cual estaba decorado en el estilo Luis XIV, inspirado en el Palacio de Versalles. Estaba tapizado y contaba con paneles de madera bellamente tallada en las paredes. En la parte delantera, cerca de la puerta había una chimenea de adorno sobre la cual se encontraba una miniatura de Diana de Versalles, más conocida como Artemisa y sobre todo eso, un gran espejo.
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Las ventanas se extendían, al igual que en la sala de lectura, hasta la cubierta de botes. Uno de sus mayores atractivos era su gran candelabro, el cual estaba ubicado en un pequeñísimo domo con tallados. El salón estaba subdividido en pequeñas áreas privadas separadas por muros con espejos y apliques de bronce. Aquí se podían sacar libros gracias a un estante ubicado en la parte delantera de la tercera chimenea. A ambos lados del mismo se hallaban un reloj y un barómetro. En la parte trasera, del lado de babor, había un pasadizo que contaba con otra puerta giratoria y que conectaba al salón con la escalera trasera, muy parecida a la Gran Escalinata delantera, pero un poco más pequeña y con menos detalles (el reloj de su primer nivel era diferente al de El Honor y La Gloria coronando al tiempo). El salón de fumadores, el lugar predilecto de los caballeros de primera clase después de las cenas. Hacia la popa se entraba a la sala de fumadores, decorada en estilo georgiano pero con paneles de caoba oscura. En los mismos paneles había adornos de bronce, que le conferían cierta elegancia. Sus ventanas no eran traslúcidas sino vitrales. Además, contaba con preciosos vidrios tintados empotrados en las paredes.
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El café de estribor se convirtió en una sala de juegos temporal para los niños de primera clase durante el viaje. El suelo era de linóleo con un motivo que fue utilizado en otras áreas del barco. Su altura era mayor a la de la cubierta ya que su techo estaba elevado unos centímetros de más en la cubierta de botes. En esa elevación se hallaban unos pequeños vitrales que tenían la forma de la mitad de una elipse alargada. En el centro de su pared trasera, la sala contaba con una chimenea de mármol blanco que era la única utilizada en todo el barco para fines de calefacción, por ello contaba con 2 cestos de carbón, uno a cada lado; sobre ésta pieza blanca había un cuadro titulado El Paso al Nuevo Mundo. Tenía acceso a un bar que compartía con los Cafés Verandah. Se comunicaba con el café de babor mediante una puerta giratoria. Los últimos espacios de Primera Clase en este nivel eran los 4 cafés. Su decoración se basó en las casas de campo inglesas y sus paredes estaban cubiertas por hiedras y espejos, los cuales le daban un efecto de amplitud. La iluminación natural provenía de las 4 grandes ventanas de hierro que tenía cada café, que sumadas a la cubierta abierta, permitían a los comensales tener una magnífica vista del océano. Aquí se servirían comidas ligeras, pero no almuerzos. La escalera de Segunda Clase pasaba de largo este nivel, pues no tenía salida. Cubierta B. Este nivel estuvo diseñado principalmente para alojar a los pasajeros de Primera Clase y tener una cubierta de paseo que se extendería desde su parte delantera hasta la trasera, dividida justo después de la escalinata trasera de primera clase para dar lugar a la cubierta de paseo de segunda clase. Al igual que en la cubierta superior, Ismay hizo observaciones en el viaje del Olympic y vio que este sector de paseo en la cubierta B no era tan popular como el del nivel superior. Es así que se decide transformar completamente la cubierta B, añadiendo más cabinas en la parte delantera y haciendo algunas modificaciones en las partes media y posterior. Se les añadió a las Parlor Suites (una en cada lado justo después de la escalinata delantera), el conjunto más caro del barco, unas cubiertas de paseo privadas. Las demás suites se transformaron, siendo extendidas hacia el casco del buque y cambiando la ubicación de sus baños privados. El restaurante a la Carta de Primera Clase fue remodelado: las despensas ya no se hallarían cerca del ingreso por la escalinata, ese espacio sería solamente de ingreso; se amplió el espacio hacia el lado de babor y hacia estribor, se creó el popularísimo Parisién Café, el cual resultó ser todo un éxito.
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Las ventanas de la cubierta eran parecidas a las de la cubierta de paseo cerrada del nivel superior; pero, al hacerse los cambios, éstas fueron transformadas en ventanas angostas y sólo se conservaron las ventanas originales en el embarque de primera clase, las cubiertas privadas y el café de estribor. Esta era la cubierta que recorría toda la eslora del trasatlántico, a pesar de que estaba dividida en 3 partes, el castillo de proa, la mitad del barco y la cubierta de popa. En el castillo de proa se hallaba el mástil delantero, la primera escotilla, la cual (a diferencia de las demás) funcionaba como tragaluz, debido a los pequeños ojos de buey sobre su cubierta.
El sistema que movía las 2 anclas de proa dejaba al descubierto las pesadas cadenas en este espacio; así mismo, la grúa que se ubicaba detrás del ancla servía para transportarla. 107
Esta zona estaba reservada para la tripulación exclusivamente, por lo que los pasajeros de Tercera Clase no podían acceder desde el nivel inferior, aun habiendo escaleras, ya que estas permanecían cerradas durante la travesía.
La parte media de esta cubierta era la más larga. En la parte delantera se localizaban las cabinas estándar de Primera Clase, las cuales se extendían hasta la gran escalera. A ambos lados de ésta se ubicaban las entradas de embarque de Primera Clase; {lamentablemente, no existen fotografías de estas secciones en el TITÁNIC}. Delante de la entrada de Primera Clase se ubicaban las Parlor Suites, el conjunto más costoso en el barco.
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Cada una constaba de una sala de estar, 2 dormitorios, 2 vestidores, un baño y (lo que se añadió en la conversión ordenada por Bruce Ismay) una cubierta de paseo privada. Había un conjunto en babor y otro en estribor. Las 2 cubiertas de paseo estaban decoradas en estilo Tudor. La suite de estribor fue ocupada por la familia colombiana Martínez Cardeza y la de babor fue ocupada por los ingleses J. Bruce Ismay y su Secretario John Richard Fry. Cubierta C. Esta cubierta estaba dedicada principalmente al alojamiento de los pasajeros y los espacios de la tripulación (los cuales estaban reducidos al área de proa). Contaba con 4 escotillas de carga, 2 en la proa y 2 en la popa. En la parte delantera, bajo el castillo de proa, habían 2 camarotes (uno a cada lado del barco) para los hombres de cubierta. Asimismo, se ubicaban 2 comedores para uso del personal; el primero, con capacidad para 35 personas, le pertenecía a los marineros y estaba ubicado a babor, después de un camarote y antes de la cocina de la tripulación. A estribor se ubicaba el comedor para los fogoneros de las calderas, con capacidad para 87 personas. A ambos lados de la estructura se hallaban escaleras que conducían a los camarotes de los fogoneros en la cubierta inferior. Finalmente, junto al espacio abierto descendiendo por el castillo de proa, se encontraba el hospital de la tripulación. Esa cubierta abierta le pertenecía a Tercera Clase, por lo cual se instalaron escaleras de acceso (una a cada lado) desde su espacio cerrado de la cubierta D. 109
Cubierta D. En la parte delantera se encontraban las estancias de los maquinistas y una sala común de Tercera Clase. Luego de ser separados por un mamparo seguían las habitaciones de primera clase, las cuales estaban decoradas con paneles de madera pintadas de color blanco que se prolongaban hasta antes de los elevadores. El baño de caballeros se ubicaba hacia proa junto con 4 bañeras compartidas y el baño de damas se ubicaba hacia popa con otras 4 bañeras compartidas. En esta sección contaban con una pequeña dispensa. Luego se hallaban las puertas de embarque de Primera Clase (2 a cada lado), las cuales se cerraban herméticamente adhiriéndose al casco; hacia dentro se cerraban con rejas dobles ornamentadas. La única iluminación de estas salas de embarque provenía de las 2 ventanas rectangulares que tenía cada puerta y su decoración era de paneles blancos tallados con suelo de linóleo blanco; también contaban con una puerta doble del mismo diseño de las que conectaban al comedor (madera con fierro) y con un arco que conducía a los ascensores. Hacia popa, cada sala tenía una vitrina. Al bajar por la escalinata, los pasajeros entraban en la sala de recepción, decorada con sillones y mesas de mimbre y con paneles de madera blancos, esta sala estaba adjunta, mediante puertas dobles al salón comedor de Primera Clase. El comedor de Primera Clase era de un estilo muy lujoso, en combinación de paneles blancos y muebles de caoba, con lámparas en todas las mesas y vitrales en 110
profusión, que recibían la luz natural de una hilera doble de ojos de buey; hacia proa había un espacio para el piano, este era el salón más espacioso del barco. El comedor de Segunda Clase estaba situado a popa, con paneles de madera de color natural y sillas del mismo material, este comedor era casi tan espacioso como el de Primera Clase y la comida servida en ese provenía de la misma cocina que la comida del comedor de Primera.
En esta cubierta (D) también se encontraba el hospital del barco, contaba con cinco cabinas privadas cada una con una camilla y un botiquín de primeros auxilios muy completo según relatos de los supervivientes, aunque con el grave inconveniente de que el hospital solo podía ser usado por pasajeros de Primera y Segunda Clase. La galería de los pasajeros de Segunda Clase servía como punto de reunión de todos los pasajeros de dicha clase después de la cena. Cubierta E. Esta era la última cubierta a la que llegaba la escalinata de primera clase de proa, en esta cubierta estaban los baños turcos, decorados con baldosas de ricos colores, columnas sobredoradas y lámparas de bronce. Los baños turcos sólo podían ser usados por los pasajeros de Primera Clase
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Cubierta F. En esta cubierta se encontraban la piscina, el comedor de Tercera Clase y la sala general de Tercera. La piscina era una novedad tanto en el TITÁNIC como en el OLYMPIC, y como era de esperarse, solo la podían usar los pasajeros de Primera Clase.
Situado en medio del barco, el comedor de Tercera era en realidad dos salones divididos por un mamparo estancado pero movible.. Sus paredes estaban pintadas con esmalte blanco y decoradas con posters de la empresa madre de la White Star Line, la International Mercantile Marine (IMM). La sala general, con sus paneles de madera de pino y sus muebles recios de teca, funcionaba como el salón para los pasajeros de Tercera Clase.
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En esta cubierta se encontraban los Caniles (guardería para las mascotas) y era visitada tanto por el Capitán Smith como por la mayoría de los distinguidos dueños de los perros que viajaban a todo lujo en el TITÁNIC.
Antes de llegar al Atlántico y partir a su destino, el TITÁNIC realizo 2 escalas desde los artilleros de Belfast. Zarpó o salió el 10 de abril de 1912 de un puerto ubicado en el Canal de La Mancha, conocido como Southampton en Inglaterra (algunos consideran este puerto como el puerto de salida del TITÁNIC), luego hizo su primer escala en un puerto ubicado en Francia, el puerto de Cherburgo donde cargo más pasajeros. Al día siguiente, el 11 de abril, arribo al puerto de Queenstown ubicado en el sureste de la República de Irlanda; dado que el puerto de Queenstown fue el último lugar donde estuvo en contacto con el continente, muchos historiadores han considerado que ese es el puerto de donde partió el TITÁNIC hacia su trágico destino. Resulta en extremo interesante considerar que los pasajeros que aún estaban despiertos no se dieron cuenta de lo que ocurría porque el impacto había sido suave. Lawrence Beesley, uno de los sobrevivientes, declaró que "no hubo ruido de choque o de otra cosa; no se sintió el choque, ninguna sacudida de un cuerpo pesado chocando con otro..." Sobre la cubierta, y no obstante el intenso frío, con posterioridad al impacto con el iceberg algunos pasajeros tontamente entusiasmados sostenían una "batalla" con bolas de nieve, usando el hielo que el mortífero témpano había depositado durante su breve roce con el barco, mientras que otro pasajero, que no quería dejar la comodidad del salón de estar, alargó un vaso y pidió a un amigo que "viera si había llegado un poco de hielo a bordo". 113
De lo que algunos pasajeros sí se dieron cuenta fue de que se pararon las máquinas y preguntaron a los camareros por qué se había detenido la marcha, y éstos les aseguraron que no había motivo de alarma que era un procedimiento rutinario. Los camareros actuaban de buena fe, y total desconocimiento pues hasta el momento creían realmente que todo estaba (o estaría) bajo control. Abajo, sin embargo, la historia era diferente y el intento de un forzado humor no la iba a cambiar. Los hombres del primer cuarto de calderas de inmediato se encontraban sumergidos en fuertes torrentes de agua que se precipitaban a través de una grieta en el costado del barco, grieta ocasionada por el desprendimiento de los remaches, y el deformamiento de las dobles planchas ‘de contención’ ocasionados por la enorme presión no por cortes en las planchas de acero como nos lo han querido hacer creer los ‘guionistas cinematográficos’. Algunos de esos trabajadores lograron llegar al siguiente cuarto de calderas, y luego al siguiente, hasta entrar al número 4, que estaba casi a la mitad del buque y donde aún no llegaba el agua. Tardía mente y temeroso de que el daño fuera grave, el Capitán Smith fue (o envió alguno de sus subordinados) al cuarto de radio, donde los dos operadores de radio, John Phillips y Harold Bride, estaban listos para recibir o transmitir señales, y les dijo que el barco había chocado con un iceberg y quería que estuvieran listos para enviar llamadas de auxilio. Cuando regresó al puente de mando ya era obvio que el TITÁNIC se hundía aunque fuera lentamente, despacio, sí, pero se hundía. El témpano de hielo había abierto una sección en la proa de estribor del largo de la tercera parte de la longitud del barco, y el agua helada del Atlántico entraba incontrolable y copiosamente. O’Malley no cesaba de recalcar que aún ahora está muy extendida la creencia de que en el hundimiento del TITÁNIC se usó por primera vez el «SOS», pero en realidad no fue así. El SOS se propuso en la Conferencia Internacional de la Comunicación Inalámbrica en Berlín en 1906. Se ratificó por la comunidad internacional hasta 1908 y desde entonces comenzó a extenderse su uso. La señal, sin embargo, raramente fue usada por los operadores de radio británicos que preferían el anterior código «CQD» y de hecho Phillips recibió órdenes específicas del Capitán Smith de utilizar las dos claves de señales telegráficas. Final y muy lentamente –en medio de tremenda confusión y desorden- los botes salvavidas empezaron a ser cargados de pasajeros y bajados lentamente, aunque en realidad 114
no los depositaron en el mar de inmediato, porque se recibió respuesta a la señal de socorro por parte del Carpathia que informó estar a sólo 60 millas de distancia y aseguró que llegaría en cuatro horas lo que ocasionó que el indeciso capitán Smith retrasara aún más el descenso de los botes salvavidas contribuyendo (tal vez sin proponérselo) a incrementar el caos reinante en las cubiertas del barco que irremediable, inexorablemente se hundía lentamente. El Capitán Smith (muy tarde) se dio cuenta de que su barco se hundía más rápido cada minuto que pasaba, y sabía que, al hundirse la proa y levantarse el estribor sería más difícil (si no imposible) bajar los botes, algunos de los cuales estaban ocupados a mucho menos de su capacidad, sobre lo que se dice que ocurrió de esa manera porque muchas mujeres se rehusaban a dejar a sus esposos y se retrasaba explicablemente el que las mujeres entraran al bote y consecuentemente ‘bajarlos’ al agua que por otra parte estaba a cerca de 20 metros debajo de los sitios en donde se ubicaron los botes salvavidas. En realidad, parte de lo que ocurría era que los orgullosos pasajeros de Primera Clase no querían obedecer a los tripulantes de los botes salvavidas que como hemos comentado no era marineros sino algunos camareros y fogoneros y/o personal de las calderas que habían sido enviados a cubierta para tripular los botes salvavidas contribuyendo al caos generalizado. Además del desconcierto y falta de procedimientos claros se aunaba al desconcierto el que los pasajeros de Segunda y Tercera Clase luchaban por que se les hiciera caso y se atendieran sus solicitudes en un vano intento por que terminaran los ‘privilegios’ que se dispensaban a los pasajeros de Primera Clase. Mientras los botes chapoteaban varios metros abajo, las notas de Nearer My God to Thee flotaron en la noche, emitidas por un grupo de músicos del barco que se había reunido en la cubierta con sus instrumentos (inclusive muchos sobrevivientes no se han podido poner de acuerdo cual era la melodía que se tocó o la última que oyeron). Algunos pasajeros se unieron a la orquesta cantando, otros miraban fijamente sobre el costado del barco para echar una última mirada y prolongada vista hacia los rostros de sus seres amados antes de que se volvieran indistinguibles en la oscuridad de la noche. Es impresionante pensar que las 10,000 luces eléctricas a bordo del TITÁNIC permanecieron encendidas hasta instantes antes de que la proa se hundiera. En descargo y justificación hacia los tripulantes, debe aclararse que las tripulaciones de los botes salvavidas estaban integradas casi todas por camareros, fogoneros y personal ‘de servicio interno’, pues los oficiales y casi todos los marineros permanecieron a bordo para ayudar a los que se quedaban y tratar de organizar una evacuación con cierta semblanza de orden. Dos horas después de que chocara el trasatlántico, el Capitán Smith ordenó: "¡Abandonen el barco!" El permaneció en el puente y no se le volvió a ver. 115
A pesar de la orden, Phillips y Bride aún estaban transmitiendo, urgiendo a los barcos que venían en su rescate para que se apresuraran, hasta que la energía eléctrica falló y al no poder hacer nada más, salieron a cubierta. Los pasajeros y tripulantes del TITÁNIC que estaba en los botes, como atraídos por un enorme magneto miraban hacia al imponente barco que se hundía.
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El barco, de casi 300 metros de largo, con cuatro enormes chimeneas y que todavía brillaba con la luz resplandeciente de claraboyas y salones, ahora estaba con una gran porción bajo el agua y hundiéndose muy despacio pero perceptiblemente. El ángulo se hizo más abierto al levantarse el estribor, luego se inclinó hasta alcanzar una posición casi vertical y permaneció unos momentos así, casi inmóvil.
Al balancearse sobre el nuevo eje todas sus luces se apagaron de repente. Según los testigos presenciales se produjeron profundos y sordos instantáneos estruendos a medida que toneladas de maquinaria y objetos ‘sueltos’ cayeron y rompieron las entrañas del trasatlántico mientras iba rumbo al fondo del océano. En seguida el enorme trasatlántico se deslizó hacia adelante y hacia abajo, cerrándose las aguas sobre él como una helada mortaja.
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8 O’Malley enfatizó que el RMS Carpathia era un transatlántico menor de tan solo 13,500 toneladas perteneciente a la Cunard Line que venía desde Nueva York en ruta hacia Fiume; lo comandaba el veterano capitán Arthur Rostrom. Según los contradictorios y confusos reportes, alrededor de las 00:25 horas del 15 de abril de 1912, recibió la increíble noticia de que el RMS TITÁNIC se hundía tras impactar con un iceberg. El CQD enviado era tan angustiante que Rostrom no tuvo dudas de ello y cambió de rumbo, forzó las máquinas del barco hasta llegar a hacer 14 nudos. El RMS Carpathia estaba en ruta paralela y en rumbo encontrado a unas 58 millas de distancia hacia el sur de la posición del TITÁNIC, es decir aproximadamente 107 kilómetros. Rostrom avisó al TITÁNIC que llegaría en el lapso de 4 horas al lugar. Como ya sabemos, el RMS Carpathia no era el barco más cercano al lugar del hundimiento. El SS Californian, un buque de transporte mixto estaba a menos de 10 millas de distancia y tenía al TITÁNIC a la vista, pero por haber desconectado el telégrafo inalámbrico debido entre otras razones a fallas en la comunicación por parte de los telegrafistas del TITÁNIC 10 minutos antes del choque y porque el capitán Stanley Lord y su tripulación, desestimaron todas y cada una de las muchas señales visuales luminosas enviadas por el barco condenado. Esas circunstancias dieron por resultado que el S.S. Californian no tomara parte en el rescate. (Sus controvertidas y contradictorias declaraciones posteriores ante la Comisión británica acabaron con la reputación de Lord y fue desvinculado de la Leyland Co). El RMS Carpathia llegó al sitio del desastre eso de las 4 o 5 de la mañana y con la luz del amanecer descubre a los botes salvavidas del infortunado transatlántico en medio de los témpanos e inicia tardías labores de rescate. Entre una cosa u otra se lograron rescatar a 705 pasajeros (uno falleció a bordo del RMS Carpathia) que además llevó consigo los botes salvavidas del extinto buque (a excepción de los plegables que al igual que el TITÁNIC no sobrevivieron el desastre y/o fueron abandonados). Se retiró del lugar a las 8:50 horas, momentos después de que el SS Californian al mando del Capitán Lord aparece en el horizonte acudiendo al rescate tardíamente y Rostrom le encomiendo ‘barrer la zona’ en búsqueda de supervivientes. Al poco rato otros barcos se unen a la búsqueda de sobrevivientes y/o la recuperación de cadáveres. 118
Aparentemente en las heladas aguas no hay señales de vida y el Carpathia puso rumbo de vuelta a Nueva York. Durante la travesía albergó a los pasajeros según su Clase manteniendo silencio telegráfico hasta llegar a Nueva York donde con la mayor expectación (periodística y de enorme multitud de curiosos) desembarcó los pasajeros y tripulantes sobrevivientes y los botes salvavidas del desaparecido TITÁNIC. 73 años después, el 1 de septiembre de 1985, se ubicaron los restos sumergidos del TITÁNIC a 4,000 metros de la superficie, provocando gran curiosidad mundial. Una vez explorado preliminarmente se descubrió lo que ya se presentía y se sabía pero no se conocía con precisión: que cuando se hundió el TITÁNIC no estaba entero, sino que estaba partido en dos, y ambas partes a unos 600 metros de distancia. Prácticamente ningún superviviente a excepción del joven Jack Thayer recuerda este suceso; según los propios dibujos y pinturas de la época, aún y cuando estaba roto por la mitad se hundió aparentemente en una sola pieza y con la popa al aire. Una visión fantasmal surgió desde el fondo pudiendo verse la sección de proa del famoso buque llena de carámbanos de óxido y en relativo buen estado general, en todo caso peor de lo que se imaginaron muchos interesados en el tema, que esperaban un barco casi entero y en buen estado en el fondo.
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Como se ha mencionado, los restos del TITÁNIC se encuentran actualmente partidos en dos secciones, separadas entre sí por unos 600 u 800 metros: la corrosión marina ha hecho sus efectos llenando de carámbanos de óxido cada espacio del navío y la tumba que es en sí el barco está muy oxidada y degradada. Algunos perfiles son apenas reconocibles, la cubierta de madera y todos los objetos exteriores de ese material han desaparecido y está solo presente la base de hierro cubierta en parte por restos de fango (la parte inferior) y otras concreciones marinas. La sección de popa está severamente dañada y es apenas reconocible: por las características del daño los investigadores sostienen que esta parte del barco cayó casi de plano sobre el fondo (desde una altura de más de 3 kilómetros), desarmándose y aplastándose con la fuerza del impacto y con la aún más enorme presión de toneladas de agua. También se cree que, a diferencia de la sección de proa, la popa al hundirse no se hallaba completamente inundada, lo que pudo provocar durante el descenso un súbito aplastamiento del casco al alcanzar una determinada profundidad, debido precisamente a la enorme presión del agua. La sección de proa está en un relativo mejor estado respecto de la popa y sus estructuras son reconocibles aún. Falta una sección media del barco de unos 104 metros aproximadamente que se cree está enterrada en el limo y cerca de esta sección, pero a la fecha no se ha localizado. 124
El estado general de los restos del TITÁNIC ha preocupado últimamente a la comunidad científica pues se ha verificado un aumento de la velocidad de corrosión pese a la escasa proporción de oxígeno presente en las frías aguas del fondo marítimo. Se afirma que esto es debido a las fuertes corrientes imperantes como la de Loreley que recorre todo el fondo marino del sector. Los investigadores asocian el mejor estado de la sección de proa a que esta ‘planeó’ en el agua y se posó con relativa suavidad en el fondo. Algunas expediciones han logrado introducir robots con cámaras en su interior, que recorrieron algunas habitaciones de la Cubierta A y se han encontrado con que algunas instalaciones interiores como chimeneas en las habitaciones de lujo, cerámicas, pianos, sillas y catres aún son reconocibles, en especial las lámparas. En la sección de popa, el campo de escombros asociada a esta porción contiene una gran cantidad de objetos que se desprendieron de su interior. Maletas, ollas, porcelanas y botellas están entremezcladas entre los hierros fantasmales de alrededor. Al investigar la sección de proa, algunos exploradores creen haber encontrado la fisura provocada por el témpano de hielo y han lanzado algunas teorías que han refutado la idea de que el témpano rajó la obra viva. Se ha aceptado que el témpano desprendió y soltó los remaches de las planchas del casco combándolas y permitiendo que el agua penetrara.
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En el interior, las piezas de madera que subsisten son escasas y están en avanzado estado de descomposición. Obviamente no se han encontrado restos humanos. Después de estos descubrimientos y de reconocer el estado en que se encuentran los restos del TITÁNIC la idea original de hacer reflotar las dos porciones del casco se ha abandonado por ser absolutamente impracticable y casi imposible. Algunos fragmentos del casco que han sido extraídos y analizados han pretendido demostrar el porqué del naufragio: según algunos investigadores el acero empleado en la construcción contenía una alta proporción de azufre y fósforo, elementos que conferían a este acero una alta fragilidad al navegar por aguas muy frías; bastó una moderada tensión transversal (al 'chocar' con el témpano de hielo o 'iceberg') para que los remaches saltaran y se produjese la fatal vía de agua; es decir, un fuerte golpe podía crear una vía de agua pero eso es también falso pues muchos de los barcos construidos con ese mismo astillero y con ese mismo acero aún subsisten hasta la fecha y han soportado condiciones climáticas iguales o peores a las que se presentaron ese abril de 1912.
Aunque desde el inicio de las investigaciones y especulaciones al respecto siempre se ha mencionado una supuesta mala calidad del acero empleado en su construcción, esa es una concepción completamente falsa, pues no solo el TITÁNIC fue construido de esa forma y con ese tipo de acero, sino que el 95% de los barcos de la época eran construidos con el mismo tipo de acero, utilizando prácticamente los mismos proveedores. Sí bien hoy en día puede ser que no superaría las pruebas de calidad necesarias actualmente, en 1912 era un material más que aceptable y al que no puede atribuirse la tragedia por más que a los guionistas cinematográficos y reporteros del Discovery Channel gusten de estas excentricidades para no dejar que el interés por el TITÁNIC decaiga. En otras palabras, el desastre del TITÁNIC fue de tal magnitud que obligó y sigue obligando a los actuales constructores de navíos y autoridades gubernamentales a tomar y establecer las más estrictas normas de seguridad. 126
Desgraciadamente después del descubrimiento de los restos, lo que queda del TITÁNIC ha sido sistemáticamente saqueado por exploraciones supuestamente científicas y honorable, pero que no han podido ocultar su sentido comercial altamente desarrollado extrayéndose cientos de artefactos, tales como porcelanas, botellas, monedas, vajillas maletas, etc., creándose un importante mercado para los coleccionistas y en forma paralela ha creado una ‘industria’ de falsificaciones y un importante ‘mercado negro de antigüedades” a las que se atribuye haber pertenecido o al TITÁNIC o a alguno de sus pasajeros.
Quizá podamos decir que el TITÁNIC fue uno de los barcos más maravillosos y famosos de su época, equipado con la mejor tecnología y los mejores materiales disponibles en el momento, entre lo que destaca su gran lujo pero también destacan sus incipientes medidas de seguridad y la exagerado atención proporcionada a los ricos pasajeros de Primera Clase. Quizá el insano deseo de romper con el record de velocidad establecido por el Olympic, barco de la misma línea y armado del mismo modo, en conjunción con otros factores produjo una de las desgracias más famosas que registra la historia y esa cadena de incidentes llevó consigo la vida de poco más de 1,500 personas. Aún hoy, a 102 años de distancia, el TITÁNIC sigue proporcionando de que hablar y alimentando el folclore popular.
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Hace escasos días, en una exposición de objetos pertenecientes a pasajeros del TITÁNIC, realizada en la ciudad de Copenhague, un collar perteneciente a Eleanor Widener, (pasajera de Primera Clase en el infortunado trasatlántico) fue robado de las vitrinas de la exposición. La nota periodística afirma: "Pensamos que los ladrones no eran profesionales ya que había joyas de más valor en la misma vitrina". El collar tiene un valor estimado de 14,000 euros pero puede alcanzar una cifra mayor si se recupera y se añade el morbo que su sustracción ha provocado. El responsable de la exposición itinerante (denominada Musealia), Torben Plank ha explicado que considera muy difícil –sino imposible- el que los ladrones logren vender el collar porque es muy conocido internacionalmente y todo mundo sabe que es propiedad de Musealia y material de mucho atractivo en las exposiciones itinerantes que esta organización organiza.
La nota explicativa mencionaba algo que a O’Malley, a Flynn y a Mi llamó poderosamente la atención. Textualmente decía: “la joya había pertenecido a Eleanor Widener, quien sobrevivió al naufragio, pero según un rumor, el collar fue hallado en el bolsillo de un mayordomo cuyo cuerpo flotante fue recuperado de las frías aguas, varios días después, sin haberse podido identificar plenamente”. La importancia que le concedíamos a esa noticia y en particular a la nota explicativa, era que de la misma manera que ‘el collar fue hallado en el bolsillo de un mayordomo’, exactamente lo mismo podía haber ocurrido con el lote de diamantes que John Richard Fry transportaba y que el Samson esperaba recoger. 128
Una rápida consulta en Internet, arrojó los siguientes datos preliminares: Nombre: Mrs. Eleanor Widener (de soltera Elkins). Nació: 21 Septiembre 1861. Casada con: George Dunton Widener. (Pennsylvania, U.S.A.). Embarcó en: Southampton. Boleto Número: 113503. Cabina: C80 (Primera Clase). Rescatada en el bote salvavidas Número 4. Murió de un embolismo cerebral el 13 Julio 1937. Como era de esperarse no se hace ninguna mención a las joyas que llevaba o si una vez recuperado el collar, se hizo contacto con ella para devolverlo. Parece mentira pero no deja de asombrarme cómo han cambiado las cosas desde esa fecha trágica en la que si hubieran contado con las maravillas tecnológicas en materia de comunicación la tragedia quizá hubiera podido ser evitada. No solo porque hoy día, la comunicación telegráfica, que iniciaba en esos días, ya ha sido superada y con mucho. Lo que quizá en aquellos tiempos se consideraba como una utopía o algo inalcanzable, hoy puede establecerse comunicación instantánea a casi cualquier lugar del planeta y no solamente se puede transmitir sonido, sino también imágenes. Hoy día, en el mundo de los negocios por ejemplo, se puede establecer una videoconferencia con participantes diversos en varios lugares del planeta en forma simultánea a pesar de la distancia y/o de los cambios de horario. Inclusive se cuenta con traducción simultánea y en o de varios idiomas por lo que las barreras tradicionales de idioma, costumbres, horarios, etcétera, han sido ampliamente superadas. Como un ejemplo o muestra de esto, en el remoto navío en el que nos desplazábamos por el Río Shannon, había una cabina de comunicaciones equipada con lo más moderno en equipos y sin necesidad de un operador especializado, cualquiera que pudiera o supiera manejar un teléfono celular o una computadora puede tener acceso a esos servicios y establecer comunicación a casi cualquier parte del mundo. Nosotros, aprovechando la ausencia de otros pasajeros, pudimos disponer de esas facilidades e inclusive imprimir algunas de las hojas del reporte que no había proporcionado Mc Dermont y hacer copias de las fotografías de Hugo Hans Mallenkvist 129
nieto de Joakim Mallenkvist quien había sido encontrando muerto en un hotelucho de mala muerte en Dublín hace aproximadamente dos meses.
No cabía duda alguna, con cierto deterioro físico (quizá por el paso de los años) pero el sujeto que aparecía en ambas fotografías era la misma persona. Empero, la otra fotografía que nos había proporcionado el Jefe Mc Dermont (tomada sobre la plancha de autopsias) no mostraba con claridad las características de este sujeto.
El navío en que nos encontrábamos cubría una ruta que pasaba muy cercano a la costa, bordeándola y con tan cuatro paradas para recoger pasajeros, la primera en Ballysteen, la segunda en Foyne, la tercera en Glin y la cuarta en Talbert en donde podíamos transbordar a un bote/taxi que nos llevaría al otro margen a Killimer y posteriormente a Kilrush. Aunque aparentemente era un recorrido más largo y menos directo que hacerlo por carretera, (siguiendo la N18 hasta Ennis y después la N58) hasta Kilrush, en realidad era mucho más rápido, más corto y más placentero. Como hemos establecido el viaje a Kilrush obedecía a que Johnny Hardgraves, un viejo conocido de Mc Dermont y alto ejecutivo de la firma Element Six (situada en Kilrush) podía proporcionarnos los elementos técnicos necesarios para poder introducirnos en el complicado mundo del comercio de diamantes y las diferencias entre los diamantes 130
verdaderos y los industriales para con ese conocimiento hacer nuestra labor en Ámsterdam más fructífera y evitar confusiones que nos desviaran de nuestro objetivo. Una vez que estuviéramos en Kilrush solo teníamos que localizar el Shannon Industrial Estate y reunirnos con Hardgraves y aunque no en el mismo nivel de importancia, teníamos que localizar el Pub Kelly’s y entregar el paquetito que Éamon y Bridget enviaban a su pariente. Resultaba extremadamente curiosa la coincidencia actual representada por el hecho de que estuviéramos navegando sobre el caudaloso Río Shannon y que el caso que tratábamos estaba relacionado con otro buque (de imborrable recuerdo) el TITÁNIC que navegó y naufragó en su viaje inaugural 102 años antes. Esta coincidencia estaba enfatizada por la presencia en la morgue de Dublín del cadáver de un descendiente de Joakim Mallenkvist quien adquirió un lote de diamantes que se aseguraba habían sido transportados en el TITÁNIC.
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9 Como lo comentábamos hace poco, las maravillas de las comunicaciones actuales nos permiten el acceso a información que anteriormente tenía que buscarse en bibliotecas especializadas o recurriendo a expertos en la materia. Hoy, una simple computadora o un teléfono celular nos permite obtener información en forma inmediata y aún y cuando mucha de esa información requiere verificación, el general es bastante confiable por lo que decidimos buscar lo referente a los diamantes industriales para ir adentrándonos en el tema que seguramente Johnny Hardgraves dominaba. No es ningún secreto que existen dos principales divisiones o clasificaciones de los diamantes, unos, los más conocidos y valorados se han dedicado a funciones ornamentales desde muy remotas épocas de la humanidad. Más recientemente, se descubrieron usos industriales para los diamantes y hoy día se ha llegado a producirlos artificialmente. Lo que constituyó una sorpresa para nosotros, es que aproximadamente el 80 % de los diamantes extraídos de las minas, es decir, diamantes ‘naturales’ tienen características que les hacen no ser adecuados o propios para su uso en la industria ornamental. Los expertos coinciden en que la dureza y conductividad térmica son la base de su valoración, pero en el caso de los diamantes (digámosle) ornamentales su claridad y color tienen una mayor relevancia.
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Según lo que encontrábamos en Internet, esto representa una producción de aproximadamente 20,000 kilos anuales (o 100 millones de quilates) no son considerados aptos para su uso como piedras preciosas y por lo mismo, son destinados a un uso industrial. Y si a esto agregamos la producción sintética de diamantes industriales (descubierta a partir de 1950) podremos comprender el tamaño e importancia de esta rama de la industria. Como comprenderán ni O’Malley ni Flynn, ni Yo profundizamos en este aspecto, pues estábamos seguros que Johnny Hardgraves se encargaría de hacerlo y solo hacemos notar que se producen cerca de 600 toneladas métricas al año de diamantes industriales, lo que si nuestros cálculos son correctos, equivaldría a 3,000,000,000 (tres mil millones) de quilates. Se supone que actualmente, muy cerca del 90% del material abrasivo de las lijas de diamante es de origen sintético.
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El uso industrial dominante de los diamantes es el corte, perforación, lijado y pulido de diversos materiales.
La mayoría de usos de diamantes en estas tecnologías no requiere de diamantes grandes y por ejemplo, en las lijas (industriales o caseras) o en herramientas para pulido se utiliza un polvo más o menos fino como recubrimiento final y primer contacto con el material que se irá trabajando.
Los diamantes son insertados en la punta de taladros u hojas de sierras, o –como ya se mencionó-, esparcidos en forma de polvo para su uso en aplicaciones de lijado y pulido. Algunas aplicaciones especializadas incluyen el uso en laboratorios como contenedor para experimentos de alta presión, rodamientos de alto desempeño, y un uso limitado en ventanas especializadas. Con los avances continuos que se han hecho en la producción de diamantes sintéticos desde 1950 muchas aplicaciones futuras se están volviendo factibles. Está generando mucha excitación el posible uso del diamante como un semiconductor apto para construir microchips, o el uso del diamante como un disipador en electrónica, aunque hasta hace pocos años en esta rama de la tecnología se empleó 134
ampliamente en la fabricación de agujas de las cápsulas fonocaptoras de los tocadiscos que paulatinamente están pasando de moda.
El recorrido fue placentero y aunque muy poco pudimos apreciar de los paisajes circundantes, dada la hora en que llegamos a Kilrush decidimos que lo mejor sería cumplir con el compromiso con los Kelly, y visitar el Pub, desde donde podíamos telefonear a Johnny para avisarle de nuestra llegada. Sin ningún contratiempo desembarcamos en Kilrush y localizamos con prontitud el Pub hacia el que encaminamos nuestros pasos.
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Después de las presentaciones y mensajes de rigor y de agradecer que hubiéramos accedido a llevar el obsequio de sus parientes pude localizar al teléfono a Johnny Hardgraves quien sorprendentemente ofreció acompañarnos en el Pub y con posterioridad nos mostraría las instalaciones de la fábrica que, según sabíamos era la más importante de Irlanda. En un lapso de no más de 20 minutos un rubicundo y agradable Johnny hizo su aparición en el Pub siendo recibido festivamente por Seamus Kelly quien nos dijo que Johnny era un muy buen cliente y muy apreciado por los parroquianos y de hecho, por todo Kilrush. En el entretiempo, Seamus nos sorprendió informando que el diamante (del griego antiguo αδάμας, que significa invencible o inalterable) es un alótropo del carbono donde los átomos de carbono están dispuestos en una variante de la estructura cristalina cúbica centrada en la cara denominada «red de diamante». El diamante es la segunda forma más estable de carbono, después del grafito. El diamante tiene renombre específicamente como un material con características físicas superlativas, muchas de las cuales derivan del fuerte enlace covalente entre sus átomos. En particular, el diamante tiene la más alta dureza y conductividad térmica de todos los materiales conocidos por el hombre. Al parecer Seamus había trabajo una larga temporada en Element Six y aún recordaba algo de lo que había aprendido. Como parte de su exposición, Seamus mencionó que el límite entre los diamantes de calidad de gema y los diamantes industriales está definido pobremente, y parcialmente depende de las condiciones de mercado (por ejemplo, si la demanda de diamantes pulidos es alta, algunas piedras aptas serán pulidos en gemas pequeñas o de baja calidad en vez de ser vendidas para uso industrial). Para O’Malley y para Mí, no había duda de que Seamus tenía una memoria privilegiada y tal vez podríamos hacer uso de ella. Era obvio que ni Seamus ni su esposa vivían en 1912, pero si sus padres o algún pariente y a lo mejor recordaban algo relacionado con el TITÁNIC, que debe haber sido uno de los tópicos de los que nadie se olvida. No podíamos dejar de pensar en que quizá Seamus pudiera ser una fuente de información valiosa y productiva pues por una parte tenía conocimientos técnico (como nos lo estaba demostrando) y por la otra como propietario de un Pub (aunque no lo era y con seguridad ni siquiera existía en 1912) tenía acceso a mucha información que sus clientes intercambiaban quizá sin darse cuenta de que Seamus les escuchaba.
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Respecto a información acerca de los eventos en esas fechas, Johnny probó ser totalmente ignorante pues además de no haber nacido en aquellos tiempos, solo tenía en Kilrush 8 años, habiendo llegado allá un poco después que la firma Element Six se estableciera y además, era obvio que lo único que le interesaba eran los diamantes. Lo relevante de la información que proporcionó es referente a la excelente reputación que Rokin & Hess tiene en el mundo de los diamantes. Sin embargo, no podíamos dejar de considerar que quizá esa reputación sea la actual, pero en 1912 puede haber sido muy diferente ya que enfáticamente se nos había asegurado que a finales de 1912, Joakim Mallenkvist había adquirido el lote de diamantes que la conseja popular igualmente aseguraba que tenían procedencia en John Richard Fry, pasajero del TITÁNIC y sirviente de J. Bruce Ismay. Al no ser un conocido comerciante en joyas, y el que Joakim Mallenkvist hubiera adquirido ese lote de diamantes, podía ser una muestra de que la empresa Rokin & Hess no era todo lo honesta que debería haber sido pues con toda claridad se especificaba que Mallenkvist los adquirió a nombre y para la empresa en la que trabajaba, no a título personal. Lo que daba mayor credibilidad a esta teoría o hipótesis era el hecho que el nieto de ese Mallenkvist había sido salvajemente torturado y asesinado y que el principal (o único) sospechoso también era holandés y se había suicidado en su celda antes de que se hubiera podido realizar ningún interrogatorio. Un suicidio en esas circunstancias proporciona mucho material para especular y según Flynn, O’Malley y Yo, ahí podría estar la clave para descubrir al autor de la tortura y brutal asesinato. Por lo mismo, era vital para nuestra investigación conocer cómo y porqué se consideró a Rudd van Ralkelende sospechoso del asesinato de Hugo Hans Mallenkvist y esa información debía tenerla el Comisario Kerk, pero de alguna manera, no la había considerado importante ni la había comunicado al Jefe Mc Dermont. Por otra parte y siguiendo la misma línea de investigación, habría que conocer todos los antecedentes de Rokin & Hess y eso sería una prioridad una vez que estuviéramos en Ámsterdam no aquí en Kilrush o en Dublín. Platicamos un rato, hablamos de nimiedades nos despedimos de Seamus (con la promesa de volver a visitarle) y nos dirigimos al edificio de Element Six para que Johnny pudiera mostrarnos lo que se suponía debía mostrar. En su espaciosa oficina, dos posters llamaron nuestra atención. Uno mostraba los diamantes más famosos del mundo.
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El otro los diamantes de las celebridades y/o ‘reinas de las celebridades’.
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La ‘clase’ que Johnny impartió fue breve, sustanciosa y enfatizada con imágenes, iniciando con que los diamantes son las piedras preciosas más valoradas del mundo, debido principalmente a su brillo cristalino y a que sus formas dejan a los espectadores maravillados, y por cierto el centro más prestigiado y famoso de corte de diamantes está en Ámsterdam. Tienen un precio (que según él es muy diferente a valor) elevadísimo y solamente las personas muy ricas pueden darse el lujo de poseer uno cuyo tamaño sea como una nuez (o mayor). Mucho de las clasificaciones tiene que ver con la historia de la piedra y por supuesto, con su tamaño y aunque no todos los expertos coinciden en determinar los 10 diamantes más famosos de la historia, generalmente coinciden en los tres primeros, que son: 1- La Gran Estrella de África La Gran Estrella de África es conocida como el diamante cortado más grande de nuestro planeta. Como podíamos suponer, fue cortado en Ámsterdam y se necesitaron más de 6 meses para reunir la información necesaria para producir tal corte perfecto y darle la forma que luce actualmente. Originalmente fue descubierto en la mina Premier, en Transvaal, (Sudáfrica) el 25 de Enero de 1905 con un peso de 3,106 quilates, y como en aquellas fechas Transvaal aún era parte del Imperio Británico, el gobierno de Transvaal entregó la piedra al Rey Eduardo VII como regalo por su cumpleaños número 66. En aquel entonces se conocía como el diamante Cullinan. Por instrucciones y deseos del propio monarca el joyero Isaac Asscher de Ámsterdam, cortó la piedra. Asscher estudió la enorme piedra durante aproximadamente seis meses antes de decidir cómo tallar la misma para aprovechar al máximo su tamaño. Como primer paso se decidió dividirla en dos, siendo una parte de aproximadamente 2,000 quilates y la otra de 1,000 quilates. Con posterioridad la segunda piedra resultante fue dividida en nueve partes principales, 96 brillantes pequeños y aproximadamente 10 quilates de ‘pedacería’ La primera piedra, la mayor, (del tamaño y forma de un huevo de gallina), pesó 530,20 quilates y es la que se conoce como la Estrella de África y está montada en lo alto del cetro real británico.
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Para algunas personas y algunos expertos, se sigue denominando como Cullinan I con objeto de diferenciarla de la segunda piedra. La que le seguía en tamaño, la Cullinan II, se colocó debajo del gran rubí en la corona del Imperio Británico. Pesa 317 quilates y tiene el diámetro de la carátula de reloj para hombre, es decir, aproximadamente 4 centímetros.
2- Koh-I-Noor
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El Koh-I-Noor es un diamante legendario y su presencia es muy renombrada desde 1304. El Kōh-i-Nūr, (o Koh-i-Noor) es una denominación persa que significa "Montaña de Luz". Es un diamante de 105 quilates (21,6 gramos en su corte más reciente), fue en su momento uno de los diamantes más grandes del mundo. El Kōh-i Noor es originario del estado de Andhra Pradesh en la India al igual que su doble, el Darya-ye Noor ("Luz del Mar"). Ha pertenecido a gobernantes Hindúes, Mogoles, Persas, Afganos, Sikh y Británicos, que lucharon amargamente por él en varios puntos históricos y fue tomado como trofeo de guerra una y otra vez. Al final de varios periodos de lucha, la Compañía de las Indias Orientales se quedó con él para hacerlo parte de las Joyas de la Corona Británica cuando la Reina Victoria fue proclamada Emperatriz de la India en 1877. Durante su reinado el diamante fue cortado en varias ocasiones y considerado como una de las joyas de la corona más protegidas del Reino Unido. Pesa 108,93 quilates y según el mito, fue enviado desde el cielo como regalo del Dios de la India para un feligrés con fe.
3- El Excélsior
Se encuentra en la segunda posición de la lista de los diamantes más grandes del mundo, y antes del Cullinan era el mayor diamante conocido en el mundo. También fue cortado en Ámsterdam por J.J, Asscher del que obtuvo 21 piezas que iban de 1 a 75 quilates.
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4- El Gran Mogul
Fue encontrado en el Siglo XVII en la India, y debido a su rareza recibió este nombre. Se supone que fue enviado a Londres en donde se perdió la pista de su paradero. Desafortunadamente, este diamante ya no existe. Algunas personas de la India creen que el Koh-I-Noor fue fabricado a partir del diamante del Gran Mogul pero no es una creencia extendida a todos los expertos o comerciantes quienes creen que simplemente en algún momento fue robado y con posterioridad dividido en otras piezas que forman parte de la Corona Real británica, pero esta especulación no pasa de ser un rumor no confirmado.
5- El Ojo del Ídolo
Este diamante pesa 70,2 quilates y tiene una historia interesante también sin confirmación: se dice que formó parte de un rescate para liberar a la princesa Rasheetah del 142
secuestro de que fue objeto por el Sultán de Turquía hace algunos cientos de años. Se supone se encontraba engastado en una estatua de Brahma (de la que fue sustraído el después denominado como Orlov) y que fue entregado al Sultán de Turquía como parte del pago del rescate de la Princesa de Kashmir (Rasheetah). Es del tamaño de un huevo de gallina, de forma aplanada, con un color azulado intenso. Originariamente estaba solo, pues, la leyenda cuenta que era uno de los ojos de un ídolo (que posteriormente se conoció como una estatua de alguna deidad hindú, presumiblemente Brahma). Posteriormente se le rodeó de diamantes blancos de gran calidad en un engarce de platino. 6- El Regente.
Este diamante fue encontrado cerca de Golconda por un esclavo hindú, en 1702. El Regente es famoso por su gran claridad, corte perfecto, y su gran reputación por ser considerado como uno de los diamantes más raros del mundo.
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7- El Orloff
The Orloff o simplemente Orloff (también conocido como Orlov) es el tercer diamante cortado más largo del mundo. Su limpidez tiene un carácter propio de la fineza de los diamantes hindúes y el color refleja una débil sombra azul y verde. Con cerca de 200 quilates es uno de los diamantes que tiene historias que se confunden con leyendas. Según la más difundida de ellas, un desertor francés lo robó de un Templo Brahmán en Misore en donde el diamante se utilizaba como uno de los ojos de un ídolo o deidad mitológica. Otra leyenda refiere que la piedra perteneció al Rey de Persia Nader Dhah y después de su asesinato fue vendida a un armenio de nombre Shaffrass. Independientemente de cuál sea su origen, en 1771 fue comprada por el Conde Grigori Greogoriehich Orlov en otro de sus fallidos intentos por ganar el favor de la Emperatriz Catalina II (Catalina La Grande). Después de conservarlo personalmente durante varios años, la Emperatriz de todas las Rusias, se deshizo de la joya para su deleite personal y la mandó montar en el Cetro Imperial de la familia Romanoff. Curiosamente, los bolcheviques con toda su fobia y rabia en contra de los Romanoff y los Zares en general, dentro de todos los desmanes que se perpetraron con o por la Revolución de 1917 no lo vendieron ni lo destruyeron.
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Lenin y Trotsky lo tuvieron en sus manos y Trotsky ordenó se guardara en Moscú, en donde permaneces hasta la fecha, sin ser ‘expuesto’ o ‘prestado’ para ninguna exposición o ningún Museo.
8- La Esperanza Azul
Fue transportado de la India a Europa en 1642. Fue propiedad del Rey Louis XIV y hoy en día podemos verle en el Smithsonian Institute en Washington DC en donde se exhibe bajo el nombre de Diamante Hope y en donde refulgen bajo la iluminación sus 44 quilates de color azul intenso. Se cree que este diamante es parte del legendario Diamante Azul Tavernier y es el caso más famoso de maldiciones asociadas con diamantes y en este caso se asocia su posesión con desgracia y muerte de aquellos quienes lo poseyeron. En 1669, el joyero ruso Tavernier trajo de la India una extraordinaria piedra preciosa de color azul intenso que una vez tallado fue presentado a Louis XIV, quien lo adquirió y otorgó al joyero vendedor títulos de nobleza y una fortuna. Al poco tiempo, Tavernier fue encontrado muerto, devorado por las ratas. Impactado por la noticia Louis XIV guardó el diamante en un cofre, mientras las desgracias se abatían sobre la población: una inesperada y desconocida plaga llevó a la población a la práctica del canibalismo. 145
El mismo Louis XIV (El Rey Sol) murió inesperadamente. El diamante permaneció dentro de una bóveda cuando comenzó a correr entre la población la leyenda de la maldición del diamante azul venido de la India que causaba desgracias a quien lo poseyera. María Antonieta (esposa de Louis XVI) se burló de los rumores y de la maldición y acostumbraba lucir el diamante en cuanta ocasión se presentaba. Sabemos que tanto María Antonieta como Louis XVI perdieron la cabeza bajo la guillotina, pero muy pocos saben que mientras se llevaba a cabo la ejecución, algunos ladrones enardecidos saqueaban el Palacio y robaban el ya famoso diamante maldito. Es así, que la piedra llega a manos del tallador holandés Wilhem Fals quien moriría a los pocos meses. Su hijo, consciente de la maldición vendió la piedra al francés Baulieu y luego, inexplicablemente Fals cometió suicidio. Al enterarse, Baulieu aterrado por la superstición, se deshizo de la joya que de alguna manera fue entregada al Rey Jorge IV de Inglaterra, quien ordenó que se incrustara en la que sería su corona, pero en 1822 perdió la razón y murió loco en 1830. Fue entonces cuando aparece Sir Henry Hope quien decide no tomar riesgos con la maldición, toma la piedra bajo su cuidado y la lleva a ‘exorcizar’, realiza ‘actos de magia’, la somete a procesos secretos de la organización de los Rosacrucez y cuando está seguro de que la maldición ha terminado, da su nombre a la joya. Nada malo sucedió con Sir Henry mientras mantuvo la piedra guardada (y aun posteriormente, es quizá, el único propietario al que no alcanzó ‘la maldición’) pero en cuanto vendió el diamante en 1901 a un estadounidense de apellido Colot, el maleficio de la piedra resurgió: Colot cayó enfermo y perdió su fortuna. Sin embargo, como un remedio para aliviar sus males Colot malbarató la joya que pasó a ser posesión del Príncipe Kanitowski, noble ruso con una gran debilidad por las mujeres hermosas, el juego, y los lujos. Estando en París, obsequió la joya a una vedette, pero a los pocos días, acribilla a tiros a su amante y la piedra se pierde en la confusión resultante. Poco después, el diamante azul (y su maldición) aparecen en poder de un griego de apellido Montarides quien sufre la irreparable pérdida de su esposa y pequeño hijo que perecen trágicamente al caer el carruaje en el que viajaban hasta el fondo de un abismo. Ya para entonces era conocida y popularmente difundida la maldición del diamante, pero su atractivo no disminuía. El Bajá Turco Abdul Hamid, lo adquiere del viudo Montarides tan solo para perder el trono por culpa de una revolución, y al ser apresado, atribuye todas sus desgracias a la posesión del diamante maldito. 146
Y así, según nos cuenta Johnny, la maldición seguía y seguía, afectando la vida de cuantas personas poseyeran el diamante hasta 1958 en que al ser depositado en el Smithsonian Institut en Washington, ya no se vuelve a presentar ningún hecho trágico, diluyéndose la leyenda del ‘diamante maldito’.
9- Sancy
Este diamante fue una vez propiedad del Duque de Burgundy, también conocido como Carlos el Intrépido. Perdió la piedra preciosa en una batalla de 1477. Esta maravillosa gema es conocida como una de las primeras que fue cortada con forma de caras simétricas en forma de pera, con 55 quilates y su nombre procede de Monsieur de Sancy, Ministro Plenipotenciario de Francia en Turquía. El diamante fue escondido durante el turbulento período conocido como La Revolución Francesa. Durante mucho tiempo nadie sabe el destino de este dimanante pero en 1906 reaparece como propiedad de la familia Astor. Los Astor eran multimillonarios judío/estadounidenses cuya cabeza en el momento era John Jacob Astor III, de 46 años de edad, de vida ‘disipada’ y gustos caros. 147
Junto con su reciente y nueva esposa y su perra de raza árdale, abordan el TITÁNIC en Southampton y fallece en la tragedia de Abril de 1912.
10- Taylor/Burton
Este diamante que originalmente fue conocido como Diamante Cartier, con 69.42 quilates, procedía de las minas de Sudáfrica y fue encontrado alrededor de 1966. Adquirió celebridad al ser comprado en un millón de dólares por el actor Richard Burton para su esposa en ese entonces, la actriz inglesa nacionalizada estadounidense Elizabeth Taylor quien pocos después se ‘convertiría al judaísmo’. De ahí proviene el nombre con el que es conocido y quizá no sea 'una maravilla' pero si es muy 'conocido' por toda la publicidad que recibió. Fue adquirido por la sucursal de la casa Cartier en New York supuestamente por encargo del representante de Burton y a las pocas semanas, la Prensa estadounidense y copiándole la prensa sensacionalista mundial anunciaba con gran escándalo que había sido adquirido por el actor como regalo de bodas para su no menos famosa esposa. Posteriormente fue subastado por la misma actriz para destinar los beneficios a un hospital de Bostwana. Su propietario actual no es conocido. 148
10 Johnny nos explicaba que además de estos diez diamantes clasificados como los más importantes o conocidos, existen otras piedras famosas que por una razón o por otra no se incluyen en el listado mencionado anteriormente, porque según opina Johnny, alguien decidió que solo debían mencionarse diez, y absurdamente, nadie se pone de acuerdo y cada quien hace su listado de los 10 diamantes e incluye en ellos los que en su opinión o a su juicio deber ser incluidos. De entre estos, según Johnny, los que siempre o casi siempre aparecen son el Tiffany (128.51 quilates), el Centenary (273 quilates), el Jubilee o Diamante Reitz (245.35 quilates), el Dresden, (41 quilates), El Florentino (137.27 quilates), el Sha (88.7 quilates), El Regente o Pitt (140.50 quilates). Del renombrado Cullinan, Johnny añade que se denominaron bajo ese nombre por haber sido Sir Thomas Cullinan el propietario de las minas en las que fueron encontrados y que incluso a los diferentes diamantes extraídos de los tres cortes principales también se conocen como Cullinan variando su identificación con números romanos desde el 1 al 9, (I al IX). Johnny insiste en que debemos conocer que al Cullinan I se le conoce o se refieren también como La Gran Estrella de África, o La Gran Estrella Imperial de África, y al Cullinan II se le denomina igualmente La Estrella Menor de África, o La Gran Estrella Menor de África omitiendo, en este caso, el calificativo de Imperial. Este particular comentario indicaba a O’Malley y a Mí que el Jefe Mc Dermont había hablado extensamente con Johnny Hardgraves y le había insistido en lo que deseaba nos informara. ¡Quién sabe qué otras cuestiones tenía guardadas o reservadas el Jefe Mc Dermont! No vale la pena quitarles su tiempo amables lectores y exponer todos los muy interesantes datos que Johnny nos enseñó acerca de los procesos de fabricación de los diamantes industriales porque considerábamos que en 1912 cuando los Fry, Ismay o Mallenkvist o más recientemente van Ralkelende, no había diamantes sintéticos y por lo mismo el contrabando o transporte de diamantes en el que el Samson y Naees trabajaban eran diamantes auténticos, diamantes de ornato, joyas, no herramientas industriales. Sin embargo, un punto era importante resaltar aunque debemos hacer la aclaración que en realidad estamos transfiriendo nuestras notas pues dentro de sus explicaciones, Johnny utilizó un lenguaje bastante técnico y muchas de estas indicaciones no son fáciles de entender en lenguaje sencillo y mucho menos transcribir ahora, fecha en que han transcurrido algunos meses desde esa histórica e importante reunión en Kilrush. Los diamantes ‘originales’ se forman en el denominado magma, es decir, aproximadamente a 150 kilómetros (o más) de la superficie ya que requieren elevada 149
presión y rangos de temperatura que se encuentran a diferentes distancias de la superficie, sobre lo que se conoce como magma terrestre. Los diamantes son transportados cerca de la superficie del planeta a través de erupciones volcánicas de origen profundo. Esto es algo que sucede relativamente rara vez. Las chimeneas contienen el material que fue transportado hacia la superficie por acción volcánica, pero no fue eyectada antes de que la actividad volcánica cesara. (Esperamos que eso sea el verdadero sentido, es decir, creemos que no todo el material que contiene diamante es lanzado fuera de las chimeneas volcánicas). Durante la erupción, estas chimeneas están abiertas a la superficie, resultando en circulación abierta; en las chimeneas se han encontrado muchos xenolitos de rocas superficiales, e incluso madera y/o fósiles. Las chimeneas volcánicas que llevan diamantes están relacionados estrechamente a las regiones más viejas y frías de la corteza continental (cratones). Esto es porque los cratones son muy gruesos, y su manto litosférico se extiende a profundidades suficientemente grandes de tal manera que los diamantes sean estables. (Aquí, igualmente, esperamos haber comprendido correctamente el sentido de lo que entusiastamente Johnny explicaba). No todas las chimeneas contienen diamantes, e incluso en algunas contienen tan pocos o insuficientes diamantes como para hacer el minado económicamente viable. El magma en chimeneas volcánicas es generalmente de uno de dos tipos característicos, que se enfrían en roca ígnea conocida tanto kimberlita o lamproita. El magma en sí mismo no contiene diamantes; sin embargo, actúa como un elevador que lleva las rocas formadas en la profundidad (xenolitos), minerales (xenocristos), y fluidos hacia arriba. Estas rocas son característicamente ricas en minerales de olivino, piroxeno, y anfibol, ricos en magnesio que suelen ser alterados a serpentina por el calor y los fluidos durante y después de la erupción. Ciertos minerales indicadores ocurren típicamente en kimberlitas diamantíferas, y son usadas como trazadores mineralógicos por los buscadores de diamantes, quienes siguen las huellas del indicador de regreso a la chimenea volcánica que pueden contener diamantes. Estos minerales son ricos en cromo (Cr) o titanio (Ti), elementos que le imparten colores brillantes a los minerales.
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El proceso de transportación a través de las chimeneas se conoce como Camino Kimberlítico y se diagrama de la siguiente manera:
Los minerales indicadores más comunes son los granates cromianos (usualmente piropo de Cr, rojo brillante, y granates verdes de las series ugranditas), granates eclogíticos, piropo de Ti anaranjado, espinelas rojas de alto Cr, cromita oscura, diópsido de Cr verde brillante, olivino verde vidrioso, picroilmenita negra, y magnetita. Los depósitos de kimberlita son conocidos como suelo azul, por las partes profundamente serpentinizadas de los depósitos, o como suelo amarillo, por la arcilla de esmectita cercana al suelo y carbonato meteorizado y parte oxidada. Una vez que los diamantes han sido transportados a la superficie por el magma en una chimenea volcánica, pueden ser erosionados afuera y distribuidos en un área de grandes dimensiones. Una chimenea volcánica que contiene diamantes es conocida como una fuente primaria de diamantes. Las fuentes secundarias de diamantes incluyen a todas las áreas donde hay un número significativo de diamantes, erosionados de su matriz de kimberlita o lamproita, y acumulados por la acción del agua o el viento.
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Estos incluyen depósitos aluviales y depósitos en líneas costeras existentes y antiguas, donde los diamantes tienden a acumularse debido a su tamaño y densidad similares. Los diamantes también han sido encontrados (pero muy rara vez) en depósitos dejados atrás por glaciares; sin embargo, en contraste con los depósitos aluviales, los depósitos glaciales son menores y, en consecuencia, no son fuentes comerciales viables de diamante. Aproximadamente 130 millones de quilates (26.000 kg) son cavados anualmente, con un valor total cercano a $9 mil millones de dólares, y solo aproximadamente 100.000 kg son elaborados sintéticamente al año. Más o menos el 49% de los diamantes provienen de África central y del sur, aunque se han descubierto fuentes significativas del mineral en Canadá, India, Rusia, Brasil y Australia. Como ya vimos anteriormente, se les mina o extrae de la kimberlita y lamproita presentes en chimeneas volcánicas. La minería y distribución de los diamantes naturales son un motivo de controversia frecuente, tales como las preocupaciones sobre la venta de los "diamantes de sangre" por los grupos paramilitares africanos. La cadena de suministro de diamantes está controlada por un número limitado de negocios poderosos, y está también altamente concentrada en un pequeño número de localizaciones alrededor del mundo. Otra cosa nueva que aprendimos es que existen gemologistas (o al menos así lo entendimos) y que son las personas que se dedican al estudio y/o trabajan con gemas. Los gemologistas adecuadamente entrenados y equipados pueden distinguir entre diamantes naturales y diamantes sintéticos. También pueden identificar la gran variedad de diamantes naturales tratados, siendo dos excepciones una pequeña minoría de diamantes tratados por HPHT del Tipo II, y algunos diamantes verdes artificialmente irradiados. (no entendimos a que se refiere esto, resulta demasiado técnico o especializado). No se ha encontrado cristales "perfectos" (a nivel de red cristalina atómica). Y si entendimos correctamente, esto significa que tanto los diamantes naturales y sintéticos siempre poseen imperfecciones características, que surgen de las circunstancias del crecimiento del cristal, que les permite ser distinguidos unos de otros. En los laboratorios usan técnicas como la espectroscopia, microscopía y luminiscencia bajo luz ultravioleta corta para determinar el origen de un diamante.
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También usan máquinas especialmente diseñadas para ayudarles en el proceso de identificación. Dos de estas máquinas son la "Diamond Sure" y la "Diamond View" pero no pudimos ver ninguna en operación, porque ‘estaban ocupadas en proyectos confidenciales’ (típico de la cultura empresarial en cualquier parte del mundo). Sin embargo, no solo a través o por medio de máquinas pueden realizarse algunos métodos para identificar diamantes sintéticos. Dependiendo del método de producción y del color del diamante Johnny nos dio algunos indicativos: Los diamantes CVD suelen ser identificados por una fluorescencia roja. Los diamantes coloreados C-J pueden ser detectados a través del Diamond Spotter del Swiss Gemmological Institute, que según entendimos es una máquina fácilmente accesible y que se encuentra en la mayoría de los Laboratorios. Las piedras en el rango de color D-Z pueden ser examinadas a través del espectrómetro UV/visible Diamond Sure, herramienta desarrollada por De Beers. De modo similar, los diamantes naturales suelen tener imperfecciones y fallas menores, tales como inclusiones de material extraño, que no se ven en diamantes sintéticos y esa es otra diferencia y quizá una de las más fáciles de utilizar. Como era entendible, y muy claro para nosotros, en 1912, Rokin & Hess no disponía de estos adelantos ni había diamantes artificiales o industriales por lo que de alguna manera tenían que comprobar que el lote que Mallenkvist proponía adquirir eran diamantes auténticos. Al comentar este aspecto con Johnny nos dijo que no debíamos asegurar nada y que debíamos conocer un poco acerca del Zircón. ¿Por qué? Porque el Zircón es una de las piedras minerales más antiguas que se conocen y desde tiempos inmemoriales se han utilizado como sustitutos de los diamantes engañando con suma facilidad al público en general y aunque le parecía (y a nosotros también) muy poco probable que el lote de joyas que adquirió Joakim Mallenkvist para Rokin & Hess fueran zirconios y no diamantes, Johnny consideraba que también era una posibilidad y por lo mismo sería conveniente que supiéramos a cerca de este mineral y tomáramos en cuenta la eventualidad de una posible sustitución. El zircón es el mineral más antiguo conocido de la tierra y uno de los minerales más abundantes en la corteza terrestre. Se formó como primer producto de cristalización de la roca magmática (procedente del magma terrestre) como el granito o de rocas alcalinas como las pegmatitas o la sienita.
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Se supone que hay zircones de 3 y 4,000 millones de años de antigüedad pues en las rocas el zircón se recristaliza o se forman granos de nueva cristalización lo que permite la existencia desde que el planeta se formó y es un proceso que se repite constantemente. En los sedimentos ha encontrado granos de zircón alterados y transportados por los procesos erosivos correspondientes a las diferentes edades de la Tierra. El tamaño medio de los granos de zircón es de 100-300 µm, por ejemplo en rocas graníticas aunque a veces alcanzan varios centímetros, sobre todo en pegmatitas.
Según Johnny el análisis simple de la forma del cristal y de los bordes permite sacar conclusiones sobre cómo se ha formado. De igual manera, es decir, en una forma extremadamente técnica para nosotros, mencionó que la fórmula del zircón puede variar y el zirconio o el silicio presentes pueden ser sustituidos por otros elementos y así ha sucedido. Se han encontrado casos con un contenido de hasta el 30% de óxido de hafnio (HfO2), 12% de óxido de torio (ThO2) o 1,5% de óxido de uranio (U3O8). Estas impurezas son la razón por la que la densidad varía de 4,3-4,8 g/ml. (Lo cual puede ser muy interesante, pero no vemos como ese dato pueda ser de utilidad para nuestros propósitos). En presencia de irradiación radioactiva la red cristalina del zircón es fácilmente alterada. Estos cristales a menudo muestran un color pardo. Las alteraciones permiten la entrada de agua en el cristal y disminuyen la densidad y en su muy particular opinión, aún en 1912 en Rokin & Hess hubieran detectado rápidamente que se trataba de zircones y no diamantes. La compra no se hubiera realizado. El punto más importante y el objeto de toda esta exposición y tecnicismos con la que Johnny nos bombardeaba es que el Zircón, o los Zircones debido a su tamaño y pureza además de tener calidad de gema, se han utilizado a veces como sustitutos de diamante con el claro propósito de engañar al comprador.
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Johnny explicó con claridad y énfasis que no se debe confundir el zircón con la zirconita, ya que esta es un sustituto artificial pero para nuestra tranquilidad, añadió que en 1912 no se conocía la zirconita. De cualquiera de las maneras y dicho en una forma simple el zircón no es un sustituto del diamante ni por su claridad ni por su dureza y presenta varios inconvenientes entre los cuales destaca que no aguanta la limpieza en baños de ultrasonido y puede cambiar de color si es sometido a calor pero aun así, ha sido frecuentemente utilizado como sustituto, y solo Dios sabe cuántos ingenuos hayan caído en el engaño sobre todo turistas que son atraídos por ‘supuestas gangas’ a sabiendas que ni regresarán a hacer ninguna reclamación o demanda.
Pero la principal y la más fácilmente advertible (y quizá la que más nos podía llegar a interesar) es que los cantos (o bordes) se rompen con facilidad, lo que no ocurre con el diamante. Y esta comprobación podía haber sido realizada con mucha facilidad por Joakim Mallenkvist en 1912, o sea, que si de determinó que eran diamantes auténticos fue porque lo eran. Actualmente, con el Zircón, además de hacer joyas de imitación, se fabrican cuchillos resistentes y de gran filo (aun mayor a la del acero), más sin embargo con la amenaza de posibles usos terroristas con este tipo de cuchillos en los aeropuertos, ferrocarriles y terminales de autobuses (al poder pasar desapercibido por los detectores de metales) se ha limitado su venta y uso y los fabricantes se han visto obligados a incorporar suficiente cantidad de partículas metálicas para que puedan ser detectado con facilidad. El Zircón también se utiliza en la fabricación de pigmentos para cerámica. Después de todas estas explicaciones y nuevos conocimientos O’Malley y Yo compartíamos la hipótesis de que John Richard Frey, el secretario de Bruce Ismay transportaba diamantes auténticos (seguramente de procedencia ilegítima o al menos dudosa) y que ese lote -de alguna manera- llegó a poder de Rokin & Hess participando en 155
la transacción el abuelo del torturado Hugo Hans Mallenkvist y quizá la relación entre estos eventos del pasado estuviera oculta en alguna parte de los primorosos canales o calles de Ámsterdam, en vetustos archivos a los que el Comisario Kerk tenía acceso, o simplemente perdidos en la memoria de Hans Oude. De igual manera, en los antecedentes de Rudd van Ralkelende o en los registros policiacos podría haber alguna pista, alguna clave que indicara la conexión entre estos incidentes y nos permitiera aclarar el brutal asesinato de Hugo Hans Mallenkvist. La escena del cadáver con quemaduras en innumerable número de lugares y con un grueso cuchillo de cocina enterrado hasta la empuñadura, era algo que no se borraba fácilmente de nuestra memoria, aunque solamente la hubiéramos visto en fotografías. En nuestras mentes había una gran duda referente a la necesidad de consultar a Johnny Hardgraves previo a nuestro traslado a Ámsterdam. ¿Por qué Mc Dermont había considerado necesario el conocimiento de los diamantes, zircones y demás que Hardgraves nos proporcionaba? ¿Por qué? ¿Para qué? Lo único que podíamos pensar con certeza era que el Jefe Mc Dermont no nos lo iba a decir, no lo iba a aclarar, tendríamos que descubrirlo por nosotros mismos y eso tendría que ser después. Johnny concluyó su exposición diciendo que nos recomendaba además de un aparatito que nos proporcionaría, conseguir un pedazo de vidrio comercial, cualquier cosa, no necesariamente un gran trozo, algo que pudiéramos llevar a cualquier parte y que no despertara sospechas y que lo mantuviéramos a la mano cuando estuviéramos en presencia de diamantes. Si eran auténticos, cortarían o rasgarían con mucha facilidad la superficie, si no lo hacían podíamos tener la seguridad de que no eran diamantes, podíamos asegurar que eran Zircones o Zirconita o cualquier otra imitación, pero definitivamente sabríamos que no eran diamantes. Aunque no íbamos a comerciar con diamante, creía que no habría objeción alguna en que nos cercioráramos que las joyas o artículos que veíamos fueran diamantes auténticos y no pensaba que a nuestros Clientes (o quien quiera que resultara ser) fuera a importarle el que hiciéramos esa pequeña pero certera prueba. Por su parte, él se pondría en comunicación con sus conocidos y contactos en el mundo de los diamantes y vería que información pudiera obtener respecto a Rokin & Hess, a Mallenkvist o a Oude, y a ver si alguien sabía algo respecto a esa vieja operación de compra/venta realizada a finales de 1912. 156
Mencionó –tal vez como excusa o explicación- que todo el mundo sabe acerca del diamante Burton /Taylor, que en su momento eran unas de las celebridades más conocidas, y en 1912 la máxima celebridad fue el TITÁNIC y aunque no es posible comparar ambos sucesos o grados de celebridad, y aun y cuando el naufragio del TITÁNIC no fue objeto de la curiosidad popular como lo es ahora con la profusión de medios de comunicación, cree que habrá alguien quien aún recuerde algo respecto a esa transacción. Otro punto que Johnny enfatizó (y que reforzaba nuestra idea de la extensión de las indicaciones de Mc Dermont) fue que enfatizó de hecho, que quizá en los periódicos de la época (en Ámsterdam) se hubiera publicado algún artículo o reportaje al respecto pues no todos los días se adquieren diamantes que provienen del TITÁNIC y según parece la transacción no era ‘secreta’ o con pretensiones de serlo, antes al contrario, una operación como esa podría ‘cimentar’ en el comercio de diamantes la fama de los participantes. Como último punto, Johnny Hardgraves sacó del cajón un aparatito (parecido a una antigua pluma fuente) y nos dijo que era la última novedad en materia de identificación de diamantes y del que expuso que prácticamente no tiene margen de error. Se conoce como Diamond tester y su principio de funcionamiento está basado en las cualidades de conductividad térmica del diamante. Como ya nos lo había explicado anteriormente, los diamantes auténticos tienen una altísima capacidad de conducir el calor, y este aparato aprovecha esta propiedad para identificar a los diamantes. Su funcionamiento es muy sencillo, pues lo que hace es enviar un pulso de calor instantáneo a la punta del mismo y comprobar si éste se disipa a la velocidad esperada. Prácticamente nunca da un falso positivo, si bien sí es posible que de un falso negativo debido a diversos factores como por ejemplo que el diamante esté sucio, caliente o sea muy pequeño o simplemente que no sea un diamante. Lo sabríamos porque en el primer caso se prende una pequeña lucecita de color verde (lo que indicaría que se está tratando con un diamante auténtico), y en el caso de no ser así, se prendería otra pequeña lucecita en color rojo que indicaría o que no es un diamante o que está sucio, caliente o es muy pequeño para que el aparato lo detecte y por lo mismo debemos cuidar de que la piedra que examinemos no esté sucia o caliente. Johnny explicó que existen muchos modelos de Diamond tester en el mercado. Los más económicos suelen costar en torno a los 300€, por lo que no son un instrumento que el público suela tener o que sea de fácil adquisición. El que él nos está proporcionando (según argumentó) es un modelo un poco más sofisticado que el económico y ha probado ser muy eficiente y muy simple.
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Alimentado por dos pilas comunes (que Johnny recomendó fueran alcalinas) recordó: si se prende en verde O.K., si se prende en rojo, no es un diamante. Realmente muy simple y efectivo. En esa nota y agradeciendo el aparatito, nos despedimos de Johnny quien se disculpó por no poder acompañarnos o llevarnos hasta el embarcadero pues le habían llamado a una reunión con carácter de cierta urgencia. Mientras reunía apresuradamente los documentos requeridos para la junta, su secretaria llamó un taxi y nos dijo que en no más de 10 minutos estaría a la puerta por nosotros y que no debíamos pagar ninguna cantidad, la empresa se hace cargo de esos gastos. Un buen detalle. Y efectivamente en 5 o 7 minutos, nos avisaron que el taxi esperaba. Le indicamos la dirección: Henry St.26, y el nombre del Pub y con toda seriedad nos indicó que no era un Pub, sino que su denominación correcta era Kelly’s Bar, Steak & Seafood House y era uno de los sitios más populares y conocidos de Kilrush. Durante el corto trayecto, el chofer (cuyo nombre era Frank Robinson) dijo que Element Six pagaba por el taxi, pero que dos caballeros como nosotros, no le negaríamos una pinta de cerveza a un trabajador sediento. No hay modo de negarnos, pues la gracia, el estilo y el desparpajo de este Robinson no tienen más respuesta que invitarle la pinta de cerveza. Seamus nos recibió con alegría, lo que iluminó la cara de Robinson quien dijo que ese era otro asunto, las cervezas irían por su cuenta, ‘no todos los días se tropieza uno con amigos del gran Seamus Kelly’. Seamus tomó cartas en el asunto y dijo que de ninguna manera, las cervezas irían por cuenta de la casa. Esa es la manera de zanjar diferencias en Irlanda, y por lo mismo, no podíamos menos que aceptar. 158
En inmejorable estado de ánimo nos refrescamos y disfrutamos momentos de indefinible encanto en compañía de un genial conductor de taxi llamado Frank Robinson quien parecía conocer y ser amigo de todos los habitantes de Kilrush y de Seamus Kelly quien no le iba a la zaga. Seamus comentó que si alguien sabía todo lo que ocurre en Kilrush era Frank Robinson por lo que en un impulso comentamos que estábamos en busca de información referente a algunos pasajeros del TITÁNIC. De inmediato Robinson mencionó que no lejos del centro del pueblo, vivía una señora que fue hija de una tripulante del TITÁNIC, pasajera de Segunda Clase en el trasatlántico y que por uno de esos milagros que deben agradecerse a San Patricio, salvó su vida logrando lugar en uno de los últimos botes salvavidas que abandonó el TITÁNIC (aparentemente el número 10) en el momento preciso en que se estaba hundiendo y que en su casa había hecho una especie de altar en el que reverenciaba algunos objetos que pertenecieron a su madre y que se salvaron del naufragio. Recordamos que durante el Caso Aubart, en París, habíamos visitado la casa de la señora Bárbara Baclini también hija de una sobreviviente del naufragio y en esa visita habíamos obtenido información valiosa y según mi memoria, esta señora culpaba a Bruce Ismay por el hundimiento del TITÁNIC tanto por su afán insano de ‘recortar gastos’ y/o su deseo (también insano) de romper el record de velocidad del Olympic. Por lo mismo, en ese momento decidimos quedarnos en Kilrush unas horas más y buscar la entrevista con la señora que Frank Robinson mencionaba que era conocida como la Señora West. Una rápida consulta nos indicó que esta pasajera tenía únicamente 10 meses y 22 días de nacida en aquella fatídica noche en que naufragó el TITÁNIC y por lo mismo, de poco o nada podía acordarse y de poco o nada podía transmitir a su hija, pero sin embargo, como muchas familias de los sobrevivientes o fallecidos en el TITÁNIC, tenía ‘recuerdos’ y seguramente muy en privado, su hija podría saber algunas cosas que no se hicieron del dominio público. Un punto que llamó nuestra atención y que influyó en gran manera en nuestra decisión de quedarnos en Kilrush fue la anotación que mencionaba o enfatizaba que durante casi toda su vida, la Señora West, evitó cualquier exposición pública respecto al naufragio y siempre se mantuvo firme en que en esa fecha era un bebé de menos de un año de edad por lo que no ‘recordaba’ absolutamente nada. Ha sido nuestra impresión que mientras más enfáticamente se niega algo, es porque hay algo oculto o en el fondo que no se desea ‘salga a la luz’ y en la mayoría de los casos, los secretos de los padres no son considerados de la misma manera por los hijos. La actual Señora West, era hija de la pasajera del TITÁNIC, y quizá su criterio fuera diferente al de su madre y quizá el hecho de que mantuviera ‘un altar’ en su casa (dedicado al TITÁNIC) indicaba que no coincidía con los puntos de vista que su madre hizo públicos. 159
Según esto, ella pregonaba que si alguien merecía ser recordado fue su marido quien obedeció las reglas y no forzó su acomodo en ninguno de los botes salvavidas cuando otros muchos (como el Director Ismay) si lo hicieron e incluso mencionó que sin llegar a confirmarlo que de este nefasto personaje se afirmó que se disfrazó como mujer para poder subirse a uno de los botes salvavidas, lo que 'hablaría' muy poco acerca de su valor y/o su 'hombría'. Seamus dijo que él se encargaba de hacer el cambio de los boletos náuticos para el día siguiente y como era dueño de un hotel, haría que nos arreglaran alojamiento para esta noche y que igualmente se haría cargo de que Frank Robinson y su taxi estuvieran a nuestra disposición para lo que se nos ofreciera.
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11 El Hotel del que era propietario Seamus era moderno, amplio y magníficamente ubicado y con una vista primorosa del Río Shannon a su paso por la población.
Kilrush, en gaélico o irlandés Cill Crois (que significa iglesia sobre promontorio) ha existido desde el Siglo XVI, pero no fue sino hasta el Siglo XVIII en que la población creció en importancia. Este crecimiento coincide con la sucesión de John Ormsby Vandeleur como el personaje más rico del distrito. De origen holandés, la familia Vandeleur fue la más prominente familia en la región Este del Condado de Clare. Diseñaron el trazado de la ciudad y muchas de las calles aún conservan el trazo y nombre original que se referían a nombres de los miembros de esta acomodada familia. El propio John Ormsby Vandeleur construyó la enorme mansión familiar que fue y es conocida como Kilrush House in 1808 y para esas fechas puede afirmarse que prácticamente era el dueño de todo Kilrush. Con la riqueza obtenida por un ventajoso matrimonio y ciertas maniobras políticas no muy claras, decidió ‘desarrollar’ el pueblo que poco a poco fue transformándose en un emporio para los Vandeleur. Sin embargo la gran hambruna de 1845 a 1849 atrajo muchas dificultades hacia 161
Kilrush, manifestándose en alta mortandad de la población debido principalmente al cólera, elevadas fiebres y enfermedades de todo tipo que asolaron a la población. Empero lo que más daño causó fue la decisión de los Vandeleur de desalojar a cualquiera que les pareciera con el pretexto de proteger a la población de enfermedades y se menciona la cifra de que en un momento determinado, más de 20,000 pobladores originales fueron desalojados (es decir, arrojados de sus viviendas) a capricho de los omnipotentes Vandeleur a quienes nadie osaba oponerse. La historia de la población menciona entre 40, y 50,000 personas muertas por las enfermedades y/o desalojadas por los caprichos de los Vandeleur.
Kilrush sobrevivió a todas estas circunstancias, caprichos y adversidades y revivió con el arribo del ferrocarril al final del Siglo XIX convirtiéndose en una población eminentemente comercial, característica que conserva hasta la fecha. Bárbara Joyce Dainton, (anteriormente Joyce West) nació el 24 de mayo de 1991 y fue una sobreviviente del naufragio del TITÁNIC a la muy temprana edad de 11 meses y días de nacida.
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Fue hija de Edwy Arthur West y Ada Mary Worth quienes habían decido comenzar una nueva vida cultivando frutas en Florida, hacia donde se dirigían (con sus dos hijos pequeños) adquiriendo pasajes en Segunda Clase a bordo del TITÁNIC. Las tres mujeres de la familia sobrevivieron y respecto a Edwy Arthur West nunca fue identificado si es que su cadáver fue recobrado posteriormente. Al haberse roto su sueño, Ada Mary Worth decide regresar a Inglaterra y establecerse en Liverpool, en lugar de quedarse en New York en donde varias asociaciones ofrecían enviarle a Florida pero siempre se opuso. Bárbara o Joyce (como ella prefería que le llamaran) fue a la escuela en Purley, (Worshipful Boarding School) y después fue inscrita en Truro High School. Fue contratada como institutriz por una acaudalada familia galesa y estuvo radicada en España hasta 1936 en que al desatarse la Guerra Civil, regresó a Inglaterra en donde se colocó como maestra en Guidford. Posteriormente, estuvo enseñando en su antigua escuela en Truro y en Plymstock. En 1938 casó con Stanley Winder (conocido jugador de rugby de la época) quien falleció en 1951 de un ataque fulminante al corazón. Al año siguiente casó con William Ernest Barrel Dainton. Durante toda su vida, evitó cualquier tipo de publicidad o asociación con el TITÁNIC, a excepción hecha de algunas comunicaciones (muy breves) que hacía con la British TITÁNIC Society. A medida que pasaba el tiempo y se hacía más vieja, más y más se molestaba por las ‘ridículas’ declaraciones de Milvina Dean, y Lillian Asplund, reconocidas por la prensa estadounidense como las ‘ultimas sobrevivientes del TITÁNIC’. Joyce decía que Milvina Dean era absolutamente ridícula y cuando el TITÁNIC se hundió ella (Milvina) tenía un año escaso de edad y no podía recordar absolutamente nada y que todas, una por una de sus declaraciones y recuerdos, eran ‘manejados’ por la prensa sensacionalista que ‘explotaba’ sin cesar a la ambiciosa Milvina quien no podía o no quería dejar la cierta ‘celebridad’ que le otorgaba el ser considerada como la última sobreviviente del TITÁNIC’.
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Muy similares comentarios hacía en relación con Lillian Asplund, reconociendo que cuando el hundimiento Lillian debe haber tenido 4 o 5 años y ‘quizá’ recordaba algo, pero que al igual que ‘la Dean’ eran manejadas por una prensa insaciable y amarillista y obtenían ingresos por sus ‘declaraciones’. Tenemos que reconocerlo, las fechas de nacimiento y los registros no permiten más que la verdad y en esa fatídica noche del 14 de abril, dos de las tres ‘pasajeras’ eran bebés, y la otra era una niña muy pequeña como para poder darse cuenta cabal de lo que ocurría y ‘recordarlo’, por lo que es poco probable que tuvieran recuerdos de la tragedia, pero Joyce West o Dainton es la única sobreviviente que rehusó ser ‘explotada’ y beneficiarse con la publicidad generada acerca del TITÁNIC.
En Mayo del 2006, Lillian Asplund de 99 años muere; en Octubre del 2007, a la edad de 96 años, fallece Joyce y en Diciembre del 2008, a los 95 años de edad, Milvina Dean termina su existencia extinguiéndose así los sobrevivientes que explotaron comercialmente el desastre pero que no oscurecieron el recuerdo del infortunado transatlántico, ni su leyenda, ni la decisiva influencia que sigue ejerciendo (de una manera u otra) en las vidas de quienes tienen contacto con el TITÁNIC. Revisando esta información (y recordando lo aprendido en el caso anterior) tanto a Flynn,O’Malley como a Mí no nos quedaba duda alguna de que las ‘declaraciones ‘o ‘recuerdos’ de Milvina Dean y Lillian Asplund estaban dictados por intereses ajenos a la verdad y en nuestra opinión poco dignos de credibilidad (aún y cuando incluyeran datos verdaderos), pero definitivamente no podían ser fruto de sus recuerdos, sino expresiones de otras personas. Sin embargo, nuestra intuición nos decía que lo que pudiéramos aprender de la hija de Joyce Dainton tendría otras características pues su madre no se había dejado llevar ni por el sensacionalismo adosado al TITÁNIC ni por un afán de lucro mal enfocado y lo que hubiera comentado con su hija tendría más posibilidades de ser auténtico y verdadero. Esa era nuestra esperanza fundamentada únicamente en nuestra intuición y experiencia y quizá en una inmerecida confianza en nuestra habilidad como interrogadores. A nuestro favor teníamos una débil posibilidad: poco antes de su muerte Bárbara Joyce Dainton quedó incapacitada y requería atención las 24 horas del día. 164
Su hija contrató personal de tiempo completo, pero además, ella estuvo todo el tiempo posible atendiendo a su madre enferma y en esos momentos, las confidencias suelen surgir como epílogo a una vida. Frank Robinson conocía a la actual Joyce West (pues había revertido al apellido de soltera de su madre) y dijo que no le sería difícil obtener una cita para que nos recibiera, máxime siendo –como decía que éramos- unos verdaderos caballeros, que habíamos podido visitar Element Six en donde no dejan pasar ‘a cualquiera’. En nuestra opinión esa no era la mejor de las recomendaciones pero si Frank creía que esa sería nuestra puerta de acceso, bienvenida; nunca es prudente contravenir las costumbres locales por disparatadas que puedan parecer. Y al parecer, no era tan disparatada, porque Joyce West accedió a recibirnos y a platicar con nosotros y a fuer de ser sinceros no queríamos enterarnos de cómo fue que Frank obtuvo la cita, pero la obtuvo y eso era lo importante. La casa era pequeña pero exquisita, decorada con un gran gusto, muy ordenada y espaciosa. De inmediato, O’Malley y Yo expusimos el motivo de nuestra visita y nuestro interés en conocer los detalles de lo que recordara su madre le hubiera platicado acerca de la tragedia del TITÁNIC, y muy en particular queríamos saber si hubiera mencionado algo acerca de J. Bruce Ismay y/o su Secretario John Richard Fry. Dijo que durante toda su vida, su madre nunca quiso hablar o emitir opiniones sobre ese fatídico viaje, pero que en sus últimos días, a menudo platicaba –un tanto desordenadamente- acerca de ese trágico evento que causó la muerte de su padre. También mencionó que siempre estuvo opuesta a las declaraciones y opiniones expresadas por algunas sobrevivientes de la tragedia, y que incluso mantuvo alguna correspondencia con la British TITÁNIC Society cuyo tema casi siempre era en el sentido de tratar de que la asociación refutara o evitara las declaraciones que hacían personas que tan solo buscaban el dinero o la notoriedad pues cuando ocurrió el hundimiento no contaban con uso de razón y la mayoría ni siquiera había cumplido el primer año de vida y por lo mismo, no podían tener recuerdos y solamente estaban repitiendo lo que su ‘patrocinadores’ les indicaban que dijeran y el otro punto (en el que nunca le hicieron caso) fue que su esposo merecía reconocimiento pues murió ‘por obedecer las reglas’ y pudo finalmente haberse salvado. Respecto a J. Bruce Ismay, definitivamente no era una persona que hubiera agradado a su madre y para la que solamente tuvo palabras derogativas o indicativas de un profundo desprecio. Su madre estaba convencida que ‘los caprichos’ de Ismay produjeron o fueron causas directas de la desgracia y nunca le había ‘perdonado’ por eso.
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Incluso mencionó que en algún momento se dijo que Ismay ‘se disfrazó’ como mujer, -o con vestidos de mujer-, para poder ser admitido en el bote que finalmente salvó su vida. Aclaró también que su madre nunca se ocupó de aclarar esta versión, ni le importaba. No recordaba que hubiera mencionado directamente a su secretario o a su chofer, tan solo en alguna ocasión (o dos) mencionó que eran que le parecían ‘totalmente serviles’ y todo lo que Ismay hiciera o dejara de hacer encontraba la tácita aprobación de ellos. Quizá en algún momento pensó que el Secretario era una persona ‘repulsiva’ (para ella y su criterio), y ‘capaz de cualquier cosa’, pero nada más. Por lo poco que su madre trató el tema, se podía afirmar que muy poco trató con Fry, quizá alguna vez intercambiaron palabras, pero ella podría afirmar que era una persona con la que su madre nunca se hubiera ‘llevado’ ni bien ni mal; la hubiera ‘evitado’. E igualmente, hubiera evitado hablar acerca de ella. A pregunta específica de O’Malley, respondió que no podría afirmar nada pues ella no era su madre, pero que quizá pudiera pensar que su madre podría haber pensado que Fry era muy capaz de verse involucrado en tráfico ilegitimo de joyas pues su naturaleza taimada y ambiciosa puede haberlo llevado a tratar de aprovechar la ventajosa posición (y supuesto respaldo total) de su ‘jefe’ Ismay, a quien todos parecían ‘reverenciar y obedecer’. Joyce West nada más sabía o podía deducir de lo platicado con su madre excepto quizá que en sus últimos días tenía una especie de ‘obsesión’ de contar algunas cosas que durante toda su vida había evitado cuidadosamente mencionar y ella creía que de alguna manera, era como una losa de gran peso en su conciencia, pero entre esas cosas, no recordaba que hubiera mencionado algo respecto al Secretario de Ismay y mucho menos sobre sus actividades. Generalmente se refería a cosas de orden doméstico, recodando las ilusiones y planes que durante esas escasas 96 horas de travesía y del futuro que labrarían en su nuevo hogar. Un poco forzada por la insistencia, expresó que era probable el que Fry estuviera involucrado en asuntos ilegales o dudosos, pero igualmente era probable que no lo estuviera, el único punto es que de alguna manera ‘no era del agrado’ de su madre y ella respetaba la intuición de su madre, pues toda su vida trató con personas de muy diferentes condiciones y naturaleza y desarrolló un excelente sentido para ‘juzgar’ a las personas. Quien sabe que hubiera habido, que tipo de relación se estableció durante esas 96 horas de la trágica jornada, pero es un hecho de que John Richard Fry y Joseph Bruce Ismay nunca hubieran podido considerarse dentro de los ‘favoritos’ de su madre. 166
Joyce se disculpó diciendo que era una pésima anfitriona y que había preparado té y unos pastelillos (hechos por ella) y que mientras preparaba ‘el servicio’ podíamos, si queríamos ver el rincón que ella había destinado a los recuerdos del TITÁNIC pues si bien su madre no gustaba de exhibirlos y/o hablar sobre ellos, los había conservado y de hecho en algunas ocasiones, los sacaba y sus ojos se llenaban de lágrimas contemplándolos en silencio. Ella misma tenía los ojos irritados y se podía notar que las lágrimas –a punto de brotar- estaban siendo reprimidas. Por supuesto que permitimos su ausencia y mientras ella se desahogaba y daba rienda suelta a sus emociones, nos dedicamos a ver los recuerdos que Joyce Dainton había conservado. En voz baja compartíamos nuestras impresiones y era absolutamente obvio que Joyce West no sabía nada más acerca de Ismay y Fry de lo que había dicho, no fueron personas del agrado de su madre y poco o nada había habido entre ellos, y además de lo reservada que había sido Joyce Dainton, era bastante claro que consideraba a Fry ‘capaz de cualquier cosa’ y la descripción de su hija como una persona ‘taimada y ambiciosa’ podría cubrir muchas cosas y podría interpretarse como un aprovechado de su privilegiada situación al lado de Ismay para dedicarse a hacer negocios turbios por su cuenta. La afirmación de que su madre ‘solamente tuvo palabras derogativas o indicativas de un profundo desprecio’ eran mucho más que un indicio de que ‘esas personas’ ‘no le agradaban’. Provisionalmente concluimos -de acuerdo a nuestra hipótesis e información que teníamos- que John Richard Fry estuvo involucrado en negocios turbios sin el conocimiento de Bruce Ismay quien con ese carácter 'hipócritamente puritano' que acostumbran los estadounidenses segura y públicamente lo hubiera rechazado aunque en privado quizá otra cosa sucediera. Si nuestra hipótesis estaba equivocada, ya lo comprobaríamos pero de momento, asumiríamos que sí estuvo involucrado en el tráfico de diamantes y que el Capitán Naees (y su tripulación) igualmente eran parte de la organización. Empero, creíamos que sería cuestión de grado pues para estas alturas de la investigación en nuestra mente estaba muy claro que Fry traficaba con diamantes quizá sin el conocimiento de su patrón. La entrevista con Joyce West no había disipado ninguna duda, antes al contrario y con todas las precauciones derivadas de no haberlo mencionado directamente, Yo también compartía la impresión de que su madre fue una buen juez de carácter y el hecho de que no le agradara ni Fry ni Ismay, eran –de momento- un apoyo a nuestra hipótesis y quizá un indicativo de que debíamos indagar mucho más en la vida de estas personas. Después de unos momentos a solas, Joyce regresó a la habitación con un primoroso ‘servicio’ de porcelana, té negro y pastelitos. 167
En la pared sobresalían dos reproducciones de periódicos antiguos fechados el 13 de Abril de 1912, uno del New York Times y el otro del London Herald.
Joyce comentó que en el número correspondiente al New York Times a su madre ‘revolvía el estómago’ el énfasis hecho en el encabezado en el que sin objeto se menciona que Ismay se había salvado y que siempre comentaba esa absurda ‘fijación’ con las ‘celebridades’ y el desprecio hacia la ‘gente común y corriente’ que caracterizan a los periódicos estadounidenses, ese ‘sensacionalismo absurdo’ era muy ‘molesto’ para ella. Una sección de estos recuerdos estaba destinada a la construcción del TITÁNIC en los astilleros de Harland & Wolff en Belfast en donde –según comentó- un pariente y muy querido amigo de su abuelo (Edwyn Arthur West) trabajó en la construcción del trasatlántico.
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Según recordaba Joyce el pariente era un metalurgista especializado que estuvo destinado principalmente al área que tenía a su cargo la fabricación de las enormes hélices, y su complicado mecanismo (para la época) que era considerado como un proceso ‘secreto’.
Otra sección estaba destinada a objetos diversos de entre los que destacaba otra reproducción (como la que nos había regalado Alice Cleaver de Aubart) de una campanita ‘de mano’ que como suvenir se venden en las exhibiciones en donde se exponen algunos artículos recogidos del fondo del Océano.
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La pieza más importante y la que según Joyce su madre apreciaba más era una maqueta del TITÁNIC que alguna de las muchas asociaciones creada a raíz de la tragedia había obsequiado a algunas de las familias de sobrevivientes.
Joyce mencionó que la maqueta original en mayor escala y correspondiente al buque gemelo (el Olympic) estaba colocada en el Salón de Fumar del transatlántico para que los importantes pasajeros de Primera Clase la pudieran admirar y que la reproducción actual le fue regalada simplemente por ser una sobreviviente de la tragedia, ella ya ha olvidado quien tuvo ese gesto pero estaba segura que su madre lo agradeció profusa y profundamente. Enfatizando las peculiaridades de su madre, Joyce comentó que fue su voluntad el que su funeral fuera realizado antes de cualquier anuncio público de su fallecimiento y por lo miso, y de acuerdo a sus deseos sus restos mortales fueron enterrados el 5 de noviembre 170
del 2006, habiendo fallecido en Truro, Cornwall, Inglaterra el 16 de Octubre anterior cuando contaba con 96 años de edad. En realidad, no habíamos aprendido nada nuevo salvo que se había reforzado nuestra impresión respecto al Director J. Bruce Ismay, de cuyo carácter y modo de hacer las cosas podría afirmarse que no eran lo éticos que cualquiera supondrá pero no había ninguna evidencia de que él, personalmente, se hubiera dedicado a actividades o negocios deshonestos fuera de sus responsabilidades en la naviera. Lo criticable podrían ser sus métodos, su despreocupación por los demás, su ‘estilo’ de manejar la compañía, pero ese es un mal común, muchos directivos recurren a esos excesos para ser exitosos, y aunque uno no esté de acuerdo con ello, se han utilizado por los Siglos de los Siglos y se seguirán utilizando y de ninguna manera convierten a quien los emplea en criminales. En contra de estas conclusiones (más o menos definitivas) las opiniones, vagas e imprecisas acera de su Secretario John Richard Fry eran lo suficientemente vagas e imprecisas como para poder inclinarse a cualquier sentido que uno quisiera y en nuestro caso, esa misma vaguedad otorgaba cierta credibilidad a que a espaladas de Ismay, Fry estuviera ocupado en otras actividades pero en honor a la verdad no teníamos ninguna evidencia como para darlo por cierto. Y de cualquiera de las maneras, esa era la hipótesis con la que pequeñas piezas de información concordaban. A un lado de la maqueta, Joyce señaló un cuadro enmarcado en el que se describe una versión de lo ocurrido con el TITÁNIC mencionando que su madre no estaba de acuerdo con algunas de las explicaciones que en él se daban y aunque estaba muy pequeña cuando ocurrió la tragedia, durante muchos años el tema del hundimiento era obligada conversación y en ellas, oyó muchas discrepancias con las supuestas ‘versiones’ oficiales que tanto en Inglaterra como en Estados Unidos circulaban en diversos medios y que tan solo pretendían (según ella) proporcionar ‘sensacionalismo’ y ‘agrandar’ la tragedia. En lo particular, Joyce mencionó que el mencionado cuadro trata mayormente con explicaciones de tipo ‘técnico’ y más se refiere a causas del hundimiento y equivocados procedimientos que versiones de los pasajeros y/o sobrevivientes. Otro punto que Joyce recuerda perfectamente es que su madre siempre comentó que el acero utilizado en el TITÁNIC era lo mejor que había en su momento, un pariente muy cercano (mencionado anteriormente) era prestigiado metalurgista, sabía de lo que hablaba y siempre se enorgullecía de sus conocimientos, por lo que si el acero hubiera tenido algún defecto él se hubiera enterado y 'algo' se hubiera hecho al respecto.
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Cuando la expedición en la que participó Ballard (y al que se le atribuye el descubrimiento de los restos del naufragio –lo que es falso pues no fue ni el ‘jefe’ ni el ‘único descubridor’- y se le ha negado el mismo reconocimiento a Jean-Louis Michel del IFREMER Instituto Francés de Oceanografía), y al haberse recobrado una pieza del caso (en 1998) se comenzaron infundados rumores acerca de la calidad y propiedades del acero y se estableció la teoría de que no eran ‘resistentes’ al frío de las heladas aguas del Atlántico, lo que no deja de ser una tontería, pues durante muchos años los buques construidos de esa manera siguieron cruzando el Océano sin ningún tropiezo, pero el ‘sensacionalismo’ que acompaña al TITÁNIC hace que todo se magnifique y/o se exagere faltando completamente a la verdad. Quizá, como lo han expresado los expertos el acero era demasiado ‘duro’ y podría romperse con un golpe fuerte (como el impacto con un iceberg), pero era lo ‘mejor’ que había en 1912 y la aseveración de que no resistiría bajas temperaturas es tan solo una exageración además de que el 'iceberg' es una masa flotante o flotando lo que establece otras posibilidades y no es lo mismo que una masa inmóvil o fija.
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12 No deja de ser curioso constatar que para unas personas que han hecho evidente a todo el mundo su ‘desinterés’ por la tragedia del TITÁNIC, aún hoy, a casi 100 años del hundimiento, son las que más enteradas están de lo que acontece al respecto. Joyce citó que han sido siete las muy costosas exploraciones que se han hecho al fondo del mar el sitio en donde el dividido casco y restos del TITÁNIC reposan -y sin necesidad de consultarlo en ninguna parte- cita las fechas de 1987, 1993, 1994, 1996, 1998 (en la que se recuperó una pieza del casco con un peso de 17 toneladas), 2000, y 2004. Mencionó que se creó una empresa de nombre RMS TITÁNIC INC., que son las que mantienen los derechos legales sobre los restos del naufragio y que han recuperado más de 5,700 piezas de diferentes tamaños y que se precian de que más de 15 millones de personas en todo el mundo han podido ‘deleitarse’ con la vista de estos artefactos que se incluyen en las exposiciones itinerantes que organiza esta corporación y de las que no sabemos si la mencionada anteriormente (Musealia) sea parte de esta organización o actúe por cuenta propia. También mencionó que en Irlanda existe una especia de gremio o grupo de descendientes del TITÁNIC, conformado por hijos e hijas de algunos sobrevivientes, y consultando en un cajoncito sacó una copia de algunos pasajeros de nacionalidad irlandesa que sobrevivieron al hundimiento. O’Malley las copió y entre los nombres estaban Daniel Bickley, Bernard Mc Coy, Agnes Mc Coy, James Kelly, Katherine Mc Gowan, Anna K. Kelly, John Bourke, Nora Fleming y un James Flynn. En tanto O’Malley realizaba la copia, Joyce mencionó que en algún momento su madre dijo que al final del Siglo, por los años 1894, 96, u 98 un escritor de nombre literario Morgan Robertson, publicó un pequeño libro que se tituló Fitulity, y como subtítulo mencionaba el Desastre de un Titán, y en el libro se narra la historia de un barco que se creía insumergible y que sus pasajeros eran gente rica y despreocupada y ‘casualmente’ se hunde en la ruta del Atlántico en una fría madrugada de invierno. Algunos creen en que se trata de una mera casualidad, pero otros, decían que era una predicción o presagio de lo que ocurriría 14 años después. Por supuesto que la madre de Joyce nunca creyó ni en la coincidencia ni que fuera un presagio o presentimiento, y la misma Joyce comparte esta opinión y opina que después de cualquier suceso y muy particularmente en este caso, no falta quien encuentre o descubra o invente algo que pueda relacionar con el TITÁNIC. Mencionó que en el transcurso de los años ha sido ‘contactada’ por varias empresas comerciales que ofrecen recuerdos ‘auténticos’ del naufragio como un reloj de bolsillo que se dice perteneció a Carl Asplund y que tiene un valor estimado de hasta 50,000 dólares, 173
sin embargo, ella duda que sea auténtico pues de alguna forma su hija Lillian (una de las últimas sobrevivientes de la tragedia) no quiso adquirirlo ni ‘dar fe’ de su autenticidad. Por otra parte, hasta donde ella sabe, el denominado “Corazón del Mar”, la joya que dio origen a la trama de la Película TITÁNIC (una colección de zafiros) y a la que se le puso el nombrecito de ‘Collar de Rose’, si existió y fue subastado en Shotheby’s de Beverly Hill para donar el importe recaudado (que no se hizo público) a una fundación de las muchas que 'favorecía' la extinta Princesa Diana.
Y como comentario añadió que fuera de la farsa y demás episodios que nunca sucedieron y que rodean a los actorcitos que se utilizaron en ese film, hay 'algunas' cosas que corresponden a lo sucedido y que fuera de cualquier cosa fue o es una producción bastante bien realizada con impresionantes maquetas y 'efectos especiales' que solo por eso vale la pena ver. Cambiando el tema, recalcó que no deja de notarse que hasta las vajillas y los pasajes de abordar para el TITÁNIC han resistido el paso de los años.
Las diversas exploraciones que se han mencionado han rescatado tesoros del barco más poderoso de su época, que por cierto son causa de subastas y coleccionistas y como otro ejemplo Joyce mencionó que la casa Christie's vendió un salvavidas, (uno de los seis que existen) y se subastó entre los 60 mil y los 80 mil dólares.
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Ella se enteró porque recibe correspondencia de estas casas con regularidad, como si tuviera el dinero o quisiera llenar su casa de recuerdos absurdos. Para ella y su particular criterio una cosa es conservar los recuerdos de su madre y otra muy diferente coleccionar artículos (cuya procedencia y/o autenticidad podría ser muy dudosa) procedentes de otros supuestos pasajeros o tripulación o que hayan pertenecido al infortunado navío. No le ve sentido, cree que simplemente es una explotación remunerativa sin respaldo emocional alguno destinada a fines meramente comerciales. Agradeciendo sus atenciones nos despedimos y nos encontramos con Frank que pacientemente había esperado en el auto pues dijo que aunque era curioso por naturaleza no le había parecido prudente ni necesario estar presente en nuestra entrevista. Nos expuso que aún teníamos tiempo suficiente para ‘un refrigerio’ con Seamus y que de todas maneras el Kelly’s Bar & Restaurant estaba en nuestro camino hacia el embarcadero. O’Malley revisaba la copia de los nombres de sobrevivientes irlandeses del naufragio y de pronto mencionó a Frank que tal vez, él podría encargarse de rastrear a esos sobrevivientes y/o a sus descendientes y ver si había modo de comunicarse con ellos y a la vez, hablar con ellos en relación a los dos pasajeros que nos interesaban: J. Bruce Ismay y John Richard Fry, tal vez, alguien podría ‘saber algo’ respecto a estos pasajeros y nos gustaría conocerlo independientemente y además de que nosotros haríamos lo mismo. Frank mencionó que cuando el precio es correcto, la información fluye, que fue interpretado por nosotros como que lo haría siempre y cuando se le pagara por hacerlo y aunque el viejo refrán especifica que ‘música pagada toca mal son’ esperábamos que no fuera el caso con Frank pues además, habíamos pensado que Seamus fuera el contacto y/o coordinador de los esfuerzos de Frank pues tampoco queríamos que esta indagatoria tomara más tiempo del necesario y/o que se prolongara eternamente. Cuando estuvimos en el muy agradable ambiente del Kelly’s y hubimos tenido la oportunidad de ‘refrescarnos’ y platicar algunas cosas que eran de nuestro interés con Seamus le proporcionamos el listado y dijo que él también podía ayudar pues tenía varios contactos a quienes podría interesarles el tema y decidió que en obviedad de prontitud 175
dividiría la lista para que él buscara a algunos y al mismo tiempo Frank indagara sobre los otros. O’Malley mencionó que había nueve nombres en la lista pero creía que Bernard y Agnes Mc Coy podía ser un matrimonio, y lo mismo James y Anna Kelly, por lo que dividió el listado en 4 nombres para él y nosotros y 3 para Frank. Seamus investigaría a los Kelly, James Flynn, Nora Fleming y John Burke, mientras Frank se haría cargo de Daniel Bickley, del matrimonio Mc Coy, y de Katherine Mc Gowan. Concretamente nos interesaba conocer si alguno de ellos había comunicado a sus descendientes algún relato en relación a la posibilidad de que Fry hubiera sido algo más que el Secretario de Ismay, creíamos que se dedicaba a ‘otros asuntos’ y eso era lo que requeríamos averiguar, si alguien sabía o había oído algo al respecto. Frank quiso conocer ‘que otros asuntos’, a lo que enfáticamente aclaramos que precisamente eso era lo que queríamos saber, si Fry, al amparo de su privilegiada posición, se dedicaba a otros asuntos y cuáles eran estos y advertimos que debían tomar en cuenta que era posible que utilizara un pseudónimo. Seamus era más discreto y no hizo ningún comentario pero innegablemente sabía la necesaria discreción de la investigación aunque no su finalidad. De cualquier manera, era evidente para nosotros que ambos tenían interés y buena disposición en ayudarnos y de que estaban dispuestos a hacerlo de inmediato. Establecimos los medios de comunicación dejando en claro que si no nos localizaban tan pronto tuvieran alguna noticia al respecto, podían comunicarse con Archi en Harcourt Square de donde nos trasmitirían la información de inmediato en cualquier lugar en el que nos encontráramos, pues con todo y lo que las comunicaciones han avanzado, todavía hay obstáculos y dilaciones y a veces todo el problema es una simple batería que se ha descargado o se agota en el momento más inoportuno e inesperado o se está fuera del alcance de las estaciones retransmisoras de la señal. Embarcamos e hicimos el recorrido a la inversa hasta llegar a Limerick en donde fuera de que el automóvil estaba inusitadamente cubierto de polvo no tuvimos ninguna dificultad para iniciar el regreso hacia Dublín y comentar en el camino lo que habíamos aprendido en relación a este caso. No podíamos decir que habíamos aprendido o adelantado mucho pero sabemos a ciencia cierta que casi todos los avances en las investigaciones son con lentitud y que cualquier detalle por pequeño y/o poco importante que parezca son vitales y pueden representar la clave que nos conducirá a la siguiente pista. La sincronización y la adecuada interpretación de esos detalles es lo que hace que una asociación de detectives funcione y no necesariamente que se comparta la misma 176
opinión, sino que se consideren exactamente los mismos hechos o evidencias a medida que se van conociendo. La única evidencia con la que contábamos hasta este momento era la mención que dicen hizo a finales de 1912, en la que se establecía que Joakim Mallenkvist había adquirido el lote de diamantes que la conseja popular igualmente aseguraba que tenían procedencia en John Richard Fry, pasajero del TITÁNIC y sirviente de J. Bruce Ismay. Lo que a nuestros ojos y a falta de mayor información al respecto daba mayor credibilidad a esta teoría o hipótesis era el hecho que el nieto de ese Mallenkvist había sido salvajemente torturado y asesinado y que el principal (o único) sospechoso también era holandés y se había suicidado en su celda antes de que se hubiera podido realizar ningún interrogatorio. Un suicidio en esas circunstancias proporciona mucho material para especular y según nosotros, ahí podría estar la clave para descubrir al autor de la tortura y brutal asesinato. Por lo mismo, era vital para nuestra investigación conocer cómo y porqué se consideró a Rudd van Ralkelende sospechoso del asesinato de Hugo Hans Mallenkvist y esa información debía tenerla el Comisario Kerk, pero de alguna manera, no la había considerado importante ni la había comunicado al Jefe Mc Dermont o este por alguna oscura razón había omitido mencionarlo. Por otra parte y siguiendo la misma línea de investigación, habría que conocer todos los antecedentes de Rokin & Hess y eso sería una prioridad una vez que estuviéramos en Ámsterdam no aquí en Kilrush o en Dublín. De la misma manera, y bajo la misma hipótesis era importante corroborar quien afirmó (y si hubo alguna prueba) de que la procedencia de ese lotes de diamantes pueda ser relacionada directamente con Fry. Una rápida búsqueda en Internet nos había informado que Rokin & Hess tiene sucursales en Londres, New York, Sidney, y Beverly Hills y aunque no sabemos desde cuándo, es muy probable que las sucursales de Londres y New York tengan mucha más antigüedad que la de Beverly Hills y por lo mismo, de alguna manera, John Richard Fry puede haber tenido contacto con Mallenkvist en alguna de ellas ya que eran ciudades que Ismay visitaba con relativa frecuencia, visitas en las que asumíamos le acompañaba su Secretario. Especulábamos que en alguna de esas ciudades tuvo lugar la entrevista entre Fry y Joakim Mallenkvist en la que se concertó el negocio y se establecieron las bases de operación. Convendría saber si anteriormente al mes de Abril de 1912 se realizaron algunas operaciones entre Fry y Rokin & Hess a través de Mallenkvist pues eso confirmaría el que en la noche fatal el Samson estuviera oculto a la vera del Californian en espera de su oportunidad para recoger el paquete con el lote de diamantes. 177
Por más que tratábamos no podíamos dejar de ver como el hundimiento del TITÁNIC cambió la vida y las actividades de muchas personas y aunque no quisiéramos admitirlo, todo giraba alrededor de esa fría y oscura madrugada de Abril 15/1912 y uno de los puntos que más nos impresionaba es que a casi 100 años de distancia el TITÁNIC sigue siendo noticia o siguen ocurriendo eventos que de una forma u otra se relacionan con el infortunado viaje y naufragio. Para estas fechas todos los sobrevivientes del TITÁNIC ya han fallecido, pero quedan sus descendientes y una interminable serie de personas a las que el hundimiento de ese famoso trasatlántico llama poderosamente la atención y que de una forma u otra han mantenido presente en el recuerdo esa tragedia que si bien –como ya se ha explicado- no ha sido ‘la mayor’ tragedia náutica, es, sin duda, la más famosa y recordada. Incluso ahora, se ‘ofrece’ por módicos 40 o 50,000 dólares la posibilidad de unirse a alguna de las expediciones que con cierta frecuencia se organizan para ‘ver’ los restos del TITÁNIC y recuperar algunos objetos a los que los ‘coleccionistas’ no dejan reposar en el fondo del mar. Empero, esto ya estaba un poco lejos de nuestras actividades. O’Malley y Yo creíamos que lo relacionado con el TITÁNIC aún no terminaba de influir en nuestra investigación pero ya era tiempo de dedicarnos a otras actividades más recientes y por lo pronto, nuestro viaje a Ámsterdam ya era inminente precedido como era natural y esperado de una última reunión con el reporte correspondiente al Jefe Mc Dermont. Quedaba pendiente de ir conociendo lo que Frank Robinson y Seamus Kelly pudieran averiguar con los descendientes de los pasajeros de nacionalidad irlandesa que entrevistarían y que quizá arrojaran alguna luz o proporcionaran alguna pista que nos condujera a aclarar las muertes de Rudd van Ralkelende, y Hugo Hans Mallenkvist, y en Ámsterdam buscaríamos información referente al marinero Roald Edgeoyan quien ‘se había ido de la boca’ y había revelado la presencia del buque pesquero Samson a la vera del Californian en aquella noche fatídica. Como complemento estaba la interrogante acerca del comisario Nicholaas Kerk cuya curiosidad (o instinto policiaco) le había llevado a relacionar a Hans Oude con el negocio de los diamantes supuestamente transportados por John Richard Fry en aquella travesía transatlántica. Con todos estos antecedentes, el viajecito a Ámsterdam prometía que sería todo menos aburrido. Como ha sido nuestra costumbre, debíamos conseguir un buen mapa de Ámsterdam pues hemos encontrado que son de gran utilidad y ahorran valioso tiempo cuando se tienen. Por lo mismo antes de pasar a Harcourt Square fuimos a las oficinas de KLM, en donde obtuvimos un magnífico mapa callejero y otro de tipo publicitario y turístico que seguramente nos ayudarían a localizar los lugares que visitaríamos. 178
Cosa extraña y por demás rara, el Jefe Mc Dermont había salido no solamente de la Comisaría sino de la Ciudad, aparentemente en Belfast había surgido un problema y la mayoría de los Jefes Policiacos habían tenido que realizar varias reuniones de emergencia y 179
Mc Dermont (imaginábamos que sin muchas ganas) había tenido que asistir, no sin antes dejarnos con Archi los boletos y la requisición oficial y perentoria del Reporte de nuestro viaje a Kilrush (y la correspondiente cuenta de gastos). Por lo mismo platicamos con Archi, redacté el Reporte -mientras O’Malley realizaba el de los gastos- y quedamos de comentar algunas peculiaridades y el encargo de la coordinación de los mensajes de Seamus y/o Frank mientras Archi nos llevaba al aeropuerto para iniciar el traslado a Ámsterdam. Pasamos a nuestras casas a empacar y recoger algunos elementos que nos serían necesarios y en el camino al Aeropuerto coordinamos con Archi lo que habría que hacer. Un monstruoso y enorme 747/406 con los colores azul y blanco tradicionales de la aerolínea esperaba a sus pasajeros (estableciendo un incongruente contraste con el verde esmeralda que predomina en el aeropuerto)
O’Malley comentó que cuando menos no era un viaje inaugural pero que el monstruoso avión debe haber tenido su antecedente en el TITÁNIC y con esa ‘broma’ revoloteando en nuestras mentes, tomamos nuestro lugar en la fila y abordamos el avión. Curiosamente el aeropuerto de Ámsterdam está muy cerca de la ciudad y el recorrido es rápido –como lo es el vuelo- y en menos de los que pensábamos ya estábamos ante la vista de los canales y callecitas de la ciudad que calurosamente nos daba la bienvenida. El Comisario Kerk había tenido la atención de enviar a una muy agradable mujer policía que en un auto anónimo nos recogió en la base de la misma escalerilla de servicio del avión y nos trasladó al Bilderberg Garden Hotel en Apollolaan en donde el Comisario había hecho reservaciones para nosotros y en cuyo restaurante De Kersentuin nos veríamos posteriormente. Es un hotel de lujo, de 5 estrellas –demasiado para nosotros- pero no obteníamos hacer nada pues desde que arribamos se nos dijo que éramos huéspedes distinguidos de la Policía de Ámsterdam, que todo nuestros gastos estaban cubiertos por ellos y que disfrutáramos nuestra estancia, por lo que, aunque quisimos hacerlo, no podíamos cambiar de hotel sin que nuestros anfitriones se ofendieran. También hay que aceptar de buena gana algunos ofrecimientos. 180
Una vez que nos hubimos acomodado en las lujosas habitaciones, consultamos el mapa para conocer nuestra ubicación encontrando con que estábamos en el denominado ‘Fashion and Museum District’ a unos cuantos pasos del Diamant Museum, del Rijksmuseum (Museo Nacional de Ámsterdam), del Van Gogh Museum, el Museumplein (que es una plaza que indica la presencia de museos en la zona) y el mundialmente famoso y conocido Concertgebouw. No los lugares habituales para Detectives de Homicidios. Localizamos las áreas de nuestro interés, en particular el ‘Red Light District’ y la estación de policía más cercana a esa zona (ubicada en la Warmoesstraat) que sería el lugar en donde encontraríamos a la persona que el Comisario Kerk había designado (Marteen Hellberg) como nuestro asistente y guía dado que nuestro conocimiento del idioma y/o de la ciudad era nulo y Marteen dominaba el francés, el alemán y el inglés y conocía la ciudad como la palma de su mano. Solo esperábamos que su actitud fuera la adecuada y que no resintiera que dos policías extranjeros ‘manejaran’ el caso y/o le ‘dieran ordenes’. Los inicios de cualquier investigación generalmente son lentos y mientras no nos hubiéramos reunido con el Comisario Kerk y/o con Hans Oude no teníamos nada que hacer más que comportarnos como turistas y tratar de absorber el ambiente de la ciudad. Sin embargo, debíamos tratar de comunicarnos con Hans Oude, avisarle que ya estábamos en Ámsterdam y hacer una cita para conocernos e iniciar nuestro trabajo. Sin embargo, tratar de establecer comunicación telefónica en Ámsterdam es toda una proeza para quien no está acostumbrado a las peculiaridades de su sistema y desconoce (como nosotros) el idioma por lo que recurrimos a la operadora del hotel a la que dimos los datos de Oude para que tratara de establecer la comunicación. Una peculiaridad que tiene los teléfonos en Ámsterdam es el uso de una clave previa al marcado de la numeración, en alguna ocasiones es una letra, seguida de un número que imaginamos es ‘de zona’ seguidos de un grupo de 4 números y otro de 3 o 4 181
como por ejemplo, Coster Diamonds tiene como clave T+31 (0)20 3055 555, pero encontramos otros que se especifican como 31(20) 624 6589. En un momento más la eficiente operadora estableció la comunicación con Hans Aude quien afortunadamente hablaba inglés y con quien quedamos de vernos en hora y media en la puerta del Van Gogh Museum (que era el Museo que quedaba más cerca del hotel y el que nos hizo reflexionar las ironías de la vida pues Van Gogh en vida no fue más que un pobre trastornado con una visión especial de la vida y un manejo extraordinario de los colores pero que ha sido convertido en un 'monstro' cuyo 'valor comercial' está fuera de cualquier alcance y comprensión).
Sin más, tomando el mapa turístico salimos a caminar por el rumbo. Una ciudad cosmopolita, llena de turistas (en su mayoría jóvenes) y que es reconocida como la Ciudad de los Diamantes. No bien habíamos salido a la calle cuando se acercaron a nosotros dos jovencitas con propaganda de Canal-Bus (una de las empresas que hacen recorridos turísticos por los canales de la ciudad) las que en magnífico inglés nos dijeron que muy cerca de nuestra ubicación estaba el ‘paradero’ de botes que hacen el recorrido por los canales, precisamente enfrente al Rijksmuseum en donde podemos abordar el bote bajo el sistema de subir y bajar en cualquier estación durante todo el día con un mismo boleto (del mismo modo que lo hacen las empresas terrestres en Dublín y/o Londres, Roma o Madrid). Adquirimos dos boletos y en medio de sonrisas nos despedimos, encaminándonos hacia la plaza Museumplein y el Museo dedicado a Van Gogh. El museo fue inaugurado en el año 1973 y tiene dos cuerpos, el primero sobre la calle es obra de Gerrit Thomas Rietveld (1888-1964) y el segundo terminado en 1999 fue diseñado por el arquitecto Kisho Kurokawa.
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La colección ocupa tres pisos del museo y ofrece las obras de Van Gogh clasificadas por año y lugar, Holanda, París, Arles, Saint Rémy y Auvers-sur-Oise. También hay obras de parientes, amigos y contemporáneos de Van Gogh que de una u otra forma influyeron en su vida y obra y una impresionante colección de cartas a su hermano Theo que han permitido a biógrafos y entusiastas enaltecer a Van Gogh a alturas insospechadas. En el primer cuerpo del edificio se encuentra la taquilla en donde habíamos quedado en vernos con Hans Oude, pues es un sitio en donde podíamos identificarnos y quizá hasta entrar al Museo, no porque nos interesara mayormente la obra de Van Gogh sino por el anonimato que representa estar en medio de grandes multitudes. Es seguro que en el Museo haya algún Café o Restaurante en donde podíamos pasar totalmente desapercibidos. Consultando la Guía vimos que efectivamente hay una Cafetería con vista a la Plaza en donde podríamos conversar. El único problema que veíamos era la cantidad de gente haciendo cola para ingresar. Sin embargo Hans ya había tomado en cuenta esa eventualidad y aprovechando las facilidades de la moderna comunicación se presentó con tres boletos electrónicos que obtuvieron en su oficina para facilitar el acceso. Hans Oude ya es una persona mayor y camina con cierta dificultad por problemas de várices que aunque las está atendiendo todavía le proporcionan algunas molestias por lo que camina a paso muy lento aunque su mente es ágil y alerta. Como la mayoría de los holandeses es una persona de estructura ósea grande, pesada, de carácter jovial y muy orgulloso de que su país haya ‘rescatado’ tierras al mar, pues casi dos quintas partes de su territorio están bajo el nivel del mar, incluyendo las principales ciudades y está particularmente orgulloso de que Holanda haya añadido 2,500 km2 a su país. Tiene particular aversión hacia los nazis que en 1940 invadieron Holanda exterminando prácticamente a toda la población de origen judío y aunque él no es de esa creencia, no puede dejar de considerar la brutalidad del nazismo, (él pertenece al 31% de católicos del país, el protestantismo en sus diferentes manifestaciones cuenta con el 21% y le llama mucho la atención que un 40% de los holandeses confirma no tener religión alguna). Le molesta profundamente la actitud ‘oficial’ de tolerancia hacia las drogas pues afirma que esa política lo único que busca es el beneficio económico y se puede apreciar en la enorme cantidad de visitantes (o Turismo Internacional) que son jóvenes y acuden a Holanda (principalmente Ámsterdam y Rotterdam) para poder ‘dedicarse al desenfreno de las drogas permitidas o toleradas’ por obra de un gobierno sin ética ni principios humanitarios. 183
Suponemos que estas afirmaciones tenían como objeto establecer la calidad moral de Hans Oude y darnos a entender su forma de pensar.
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13 Según la escasa información que el Jefe Mc Dermont había proporcionado, Hans Oude ‘conoce todo lo que hay que saber acerca del tráfico ilegal de diamantes’, y hacía ahí debíamos dirigir nuestra conversación, pues el asunto de las drogas (blandas o duras) es otro asunto y no estábamos en un caso en el que la presencia de drogas se hubiera reportado aunque en algún momento O’Malley insinuó que tal vez el suicidio de Rudd van Ralkelende hubiera tenido que ver con drogas y con el contrabando de diamantes. Sin embargo, había un punto que no era congruente con la información obtenida y lo que presenciábamos en estos momentos: Rokin & Hess estaba catalogada o calificada como una empresa de ‘moral’ (o ética) muy flexible, mientras Oude (empleado de esa firma) hacía gala y profusa exposición de una alta calidad moral. No había congruencia, pues simplemente considerado, si la afirmación de Mc Dermont era verdadera y Hans conocía todo lo que hay que saber acerca del tráfico ilegal de diamantes, ¿Cómo era que seguía empleado en Rokin & Hess de quien se tenían grandes y graves dudas acerca de su reputación? La única explicación que se nos ocurría (y que compartimos después) es que Hans Oude era un Agente encubierto del Comisario Kerk colocado en Rokin & Hess para descubrir lo que pudiera acerca de ese tráfico ilegal de diamantes. Con esa explicación, ya había cierta congruencia entre las apreciaciones que nos íbamos haciendo, aunque a fuer de ser sinceros, nuestra desconfianza acerca de Hans Oude no se desvanecía. No obstante, todo lo que nos dijera Hans Oude debía ser tomado con infinitas precauciones y confirmado de alguna manera con el Comisario Kerk en quien Mc Dermont había depositado ‘toda su confianza’. Ya entrando en materia, Hans dijo que estaba seguro que John Richard Fry o Jonathan Robert Fries fueron la misma persona y que como Secretario de Bruce Ismay aprovechó su elevada posición para comerciar cuando menos en tres ocasiones lotes de diamantes con su ‘contacto’ o 'asociado' Joakim Mallenkvist. La seguridad se la proporcionaban reportes y registros de la época que había podido ver, reportes que se encuentran celosamente guardados en los Archivos Secretos de Rokin & Hess. Estos archivos se encuentran en las bóvedas del BNA Amrus Bank of Ámsterdam localizado en Vijzelstraat y otra parte en el Aaraeleng Bank AG., localizado sobre la Overtoom Straat. Averiguaría en cuál de estas instituciones se encuentra las cajas de archivo en donde está la documentación que nos interesa.
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Poco a poco se había formado en nuestra mente que con los contactos de Kerk y tal vez de Marteen (nuestro provisional ayudante) quizá pudiéramos acceder a esas bóvedas y de alguna manera localizar los archivos a que hacía referencia Hans Oude y confirmar lo que nos había dicho. Respecto a otras organizaciones, Hans dijo que eran mucho más recientes y que no creía que ninguna tuviera raíces o antecedentes en bandas u organizaciones existentes en 1912 y a las que Joakim Mallenkvist o Fry hubieran estado relacionados. No así el nieto de Joakim, Hugo Hans quien era miembro de una banda de delincuentes organizados conocida como ‘The Nieuwendijk”. Siguiendo una intuición (y quizá para ponerle ‘a prueba’) le proporcionamos el nombre de Rudd van Ralkelende solicitando averiguara si pertenecía a esa banda llamada ‘The Nieuwendijk”. Como comentario Hans Oude dijo que esta organización era pequeña pero muy poderosa y se dedicaba a todo tipo de actividades ilegales (prostitución, drogas, contrabando, extorsión, etc.) y era muy selectiva no cualquier persona era admitida como miembro de esta organización. Terminamos esta reunión preliminar o primera que dejó algunas interrogantes en nosotros, principalmente lo relativo a las incongruencias mencionadas. Hans Oude se retiró y nosotros quisimos tratar de ver algo de la exposición de las obras del renombrado Van Gogh, pero como ocurre con todos estos Museos la gran cantidad de personas queriendo hacer lo mismo dificultan la vista a los cuadros en donde la gente se aglomera e impide el libre acceso. Por lo mismo O’Malley y Yo buscamos aquellos cuadros en que hubiera menos gente y nos acercamos a verlos aunque no fueran los más conocidos o buscados pero que de cualquier manera son una muestra de la diversidad de temas que a Van Gogh interesaban.
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Aunque este tipo de pintura no es muy de mi agrado, no puedo dejar de reconocer que tiene gran mérito y valor quizá no tanto como se ha publicitado pero indudablemente es una muestra del genio de este pintor que dentro de su desequilibrio y locura tenía un ‘ojo’ 187
muy especial para reproducir cualquier objeto que llamara su atención y estuvo ‘devorado’ toda su vida por una obsesión por plasmar en pintura sus impresiones que casi siempre son de objetos 'cotidianos' y/o 'paisajes' diversos con un muy especial 'manejo' del color. Como íbamos en sentido contrario a la corriente de visitantes salimos con facilidad y rapidez deteniéndonos un momento a apreciar un poster que se colocó a la entrada y que era una composición de algunas de las obras de Vincent Van Gogh como un anticipo de lo que se puede ver en este Museo.
Reflexionábamos que el siguiente paso era conocer y reunirnos con el Comisario Kerk y con quien sería nuestro ayudante Marteen a quien le teníamos preparado el encargo de conseguirnos acceso a las bóvedas del Banco en donde Oude indicara estaban los archivos. Mientras se llegaba la hora de la reunión, recorrimos el circuito que está saturado de tiendas de alta costura (y altos precios), elegantes cafés y Restaurantes y como era de esperarse centro del turismo ‘mayor’ y de gente bien vestida y no necesariamente 'formal', pero si alejada de camisetas, pantalones de mezclilla, gorras, lentes y otros aditamentos que 188
pretenden 'unificar' a la juventud y que sin duda viene siendo un 'atuendo' cómodo pero no apropiado o adecuado a todas las situaciones lugares y/o eventos. Revisando el mapa quisimos localizar el Museo y/o Casa de Rembrandt que en lo personal es uno de los pintores que me gustan y cuyas obras considero extraordinarias, pero aunque Ámsterdam no es una ciudad muy grande, el sitio estaba a suficiente distancia como para hacer impráctico el caminar hasta allá. Con lentitud regresamos al hotel en donde un recado del Comisario Kerk nos esperaba informándonos que Marteen pasaría por nosotros alrededor de las 10 de la noche para ir a cenar (esperaba aceptáramos la invitación), conocernos e iniciar nuestras actividades. Aunque no estábamos cansados, reposamos un largo tiempo en el hotel, conversando e intercambiando hipótesis, observaciones y opiniones acerca de los que estábamos viviendo hasta que nos avisaron telefónicamente que el Comisario Kerk nos esperaba en el Lobby. Bajamos al lobby y nos encontramos con una reproducción al doble de tamaño del Jefe Mc Dermont, podía haber sido o ser su hermano, casi iguales de facciones pero en un tamaño extra grande, el Comisario Kerk era como un clon de Mc Dermont y por el otro lado, Marteen era una edición un poco más pequeña pero más ancha que O’Malley, un hombre joven, extremadamente musculoso, fuerte y con esa sonrisa de quien aún tiene una alma de niño envuelta en un corpachón impresionante. Sin que yo pueda ser considerado chiquito o delgado, a su lado me imagino me veía como un alfeñique. De inmediato se estableció una empatía especial, de inmediato supimos que congeniaríamos y que nuestra asociación profesional sería provechosa y sin limitaciones de jurisdicción y/o celos profesionales. Nos dirigimos al Restaurante De Kersentuin (en el interior de nuestro Hotel) en donde nos habían asignado una mesa cercana a un rincón en donde podríamos platicar un tanto alejados del resto de los comensales. Una vez que hubimos intercambiado las cortesías y saludos de rigor Kerk preguntó si ya habíamos establecido contacto con Hans Oude y al recibir nuestra confirmación quiso saber cuál era nuestra opinión. Con toda seriedad dije que antes de exponer nuestra opinión, tenía una duda que requería aclarar. Nosotros estábamos bajo la impresión de que Hans Oude estaba trabajando como agente encubierto de la Policía en Rokin & Hess y quería saber si nuestra impresión era correcta.
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Con una sonrisa (de esas que desarman a cualquiera) Kerk dijo que esa observación confirmaba la buena opinión que Mc Dermont tenía de nosotros, solo a personas con nuestra experiencia o intuición podían haberse dado cuenta de ese hecho con tan solo unos minutos de trato; efectivamente, Hans Oude tenía varios años de estar como agente encubierto en el seno de la organización Rokin & Hess y lo obvio era que esa era información extremadamente confidencial por lo que enfatizó ante Marteen la necesidad de mantener absoluto secreto acerca de esa condición de Hans. Te lo digo Juan para que lo entiendas Pedro; exactamente la misma técnica que Mc Dermont seguiría de estar en el mismo caso. Una vez aclarado el punto y con ello explicada a satisfacción las incongruencias que habíamos notado y restableciendo la confianza que deberíamos tener el Hans Oude mencionamos el asunto de los archivos depositados en los Bancos y en nuestro deseo de ingresar y consultar esos archivos obviamente, sin que en Rokin & Hess se enteraran de la consulta. Tan pronto tuviéramos la confirmación de Hans de en cual bóveda, de cuál Banco estaban los archivos Kerk (que insistió que le llamáramos Nicholaas) vería como hacerle para garantizar nuestro acceso, la consulta y la discreción requerida. En seguida procedimos a exponer nuestra interpretación respecto al suicidio de Rudd van Ralkelende, ciudadano holandés que se suicidó en una celda en la cárcel de Dublín y cuyo pasaporte y permiso de entrada resultaron falsificaciones y lo único que se sabía al respecto era que una persona de ese mismo nombre había partido hacia África unos meses antes. Nosotros estábamos bajo la impresión de que en Ámsterdam (y más concretamente Nicholaas) interpretaba que se trataba de tráfico ilícito de diamantes y/o drogas. Efectivamente, nuestra impresión era la adecuada y era la que había sido comunicada a Mc Dermont pero aún no se había avanzado mucho en ese sentido, de África todavía no se recibía confirmación de esa persona, pero Kerk confiaba en que pronto se recibirían noticias. Por otra parte, el Comisario Kerk confirmaba que en su opinión John Richard Fry (con cualquier alias que utilizara) estuvo involucrado en cuando menos tres entregas de diamantes auténticos a Joakim Mallenkvist lo que lo convertía en un delincuente y por lo mismo se inclinaba a pensar que en la fatídica noche del 14 de abril de 1912, Fry y alguien del buque Samson, quizá el mismo Capitán Henryk Naess estuvieron involucrados en el transporte de diamantes. Según las interpretaciones del Comisario Kerk el Samson transportaba diamantes además de las pieles de foca o quizá su objetivo al estar en esas aguas era recoger algún pequeño bulto flotante que Fry arrojaría al agua en algún momento predeterminado y basaba esa interpretación en los reportes de Hans Oude (lo que sin duda podrían ser corroborados en los archivos que a pesar del tiempo transcurrido permanecían 'abiertos'). 190
Un punto en el que Kerk se había fijado era que Rudd van Ralkelende cuando se encontraba en Ámsterdam frecuentaba (antes y después del evento) un viejo hotelucho parecido al hotelucho dublinés en donde fue torturado y asesinado Hugo Hans Mallenkvist lo que le decía que ‘viejos hábitos’ no perecen. Aunque nunca se estableció alguna relación entre estos dos individuos, el Comisario Kerk no creía en coincidencias, y la sola y continuada presencia de Mallenkvist en ese lugar, ‘le daba mala espina’, sin poder precisar o definir un porqué lógico. Una de las razones -aducía Kerk en su subconsciente- era el que el hotel estuviera ubicado en Oudezijds Achterburgwal, una de las calles principales del famoso Red Light Distrit en donde los problemas ocasionados por el tráfico de drogas representan uno de los mayores sitios de conflicto entre la policía, los ciudadanos y los turistas (particularmente ciudadanos y turistas jóvenes).
Según tenía entendido Nicholaas el hotelucho en el que se torturó y asesinó a Hugo Hans Mallenkvist era muy similar a su contraparte en Ámsterdam y su intuición le decía que debe haber alguna conexión y le indicaba que tenía que ver con el tráfico de diamantes y no necesariamente con drogas, aunque no descartaba la posibilidad de que ambos ‘negocios’ estuvieran ligados entre sí. Marteen dijo que se estaba vigilando estrechamente a un sujeto de nombre Romeo 191
Koster que era miembro de la organización The Nieuwendijk y cuyo ‘modus operandi’ coincidía con el uso de cigarrillos aplicados al cuerpo de la víctima y posteriormente ‘terminar’ el trabajo con un grueso cuchillo de cocina enterrado a profundidad. Romeo Koster había sido detenido y procesado en varias ocasiones, pero nunca se le comprobó nada y salió en libertad, pero sin embargo, estaba siendo vigilado cautelosamente y pronto cometería un error y podría ser detenido. Se acordó que revisaríamos los reportes de los expedientes tanto de Romeo Koster como de Rudd van Ralkelende así como lo que se tuviera en relación con la organización Nieuwendijk y de hecho Kerk dijo que aunque los expedientes originales estarían disponibles para nuestra consulta podría a un traductor oficial para que nos hiciera una versión en inglés de ellos a fin de que pudiéramos comprenderlos en su totalidad y revistar todos los detalles. Al respecto Marteen solicitó se le permitiera hacer la traducción, la que de cualquier manera –ofreció- podía ser revisada por el traductor designado, pero él creía que si lo hacíamos juntos podíamos ir dándonos cuenta de los datos consignados y quizá podríamos encontrar alguna otra pista que a ellos se les hubiera pasado por alto o a la que no le otorgaron importancia. Al Comisario Kerk le pareció una magnífica idea y acordamos que nos veríamos en la Estación de Policía cercana a la Warmoesstraat en donde se concentraría la información y podríamos revisarla. Un punto que no habíamos tocado y que tampoco se había mencionado era el relativo a saber si entre las actividades a las que se dedicaba el grupo criminal organizado al que denominaban Nieuwendijk estaba incluido el comercio de Obras de Arte y en particular pinturas. Marteen dijo que no estaba seguro pero que creía que así era, pues en aquellos no tan lejanos tiempos de ‘fama’ de Hans van Meegeren y sus falsificaciones de pinturas de Vermeer creía recordar que esa organización ayudó o participó en el engaño que se hizo a través de Alois Miedl en 1942, al Mariscal Herman Goëring de una pintura conocida como Cristo y la Adúltera que a la postre, resultó ser una falsificación perfecta realizada por Henricus Antonius van Meegeren mejor conocido simplemente como Hans van Meegeren.
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Después de un sensacional juicio van Meegeren estuvo en prisión y después vivió en Ámsterdam en relativa calma muriendo en el Hospital Valerusklineik el 30 de diciembre de 1947. Había cierta lógica y especial encanto en lo que Marteen mencionaba pues si en esos tiempos de la II Guerra la organización Nieuwendijk ya operaba y estuvo involucrada en la venta a Goëring es muy probable que hubiera incrementado su actividad aunque quizá procurando un mayor anonimato y por lo mismo, aún continuaba con esas actividades pero sin ser ‘tan notorio’ ya que en esa oscuro mundo ilegal de las Obras de Arte robadas o falsificadas la discreción y el ocultamiento es extremadamente importante. Recordaba que en algún momento, investigando la sustitución de una pintura de Vermeer en Irlanda tuvimos contacto con el Art Loss Register en Londres en donde aprendimos que Modigliani tan solo pintó 27 obras, pero que hay miles diseminadas en Estados Unidos y unas 300 entre los coleccionistas de Europa lo cual indica que la falsificación y/o el tráfico de pinturas es un enorme y lucrativo negocio. Una vez que hubiéramos confirmado que continuaban con esas actividades, como otro ‘buscapié’ nos pondríamos en contacto con el Art Loss Register a ver qué información tenían respecto a comerciantes holandeses y/o operando en Holanda.
Afortunadamente esta organización tiene oficinas en Ámsterdam y los ancestros irlandeses (por primera vez en este caso) indicaban que ahí encontraríamos pistas importantes que de una manera periférica podríamos relacionar con nuestro caso. Marteen mencionó que desde 1921, el Rijksmueum exhibe permanente y perfectamente protegidas cuatro obras maestras de Johannes Vermeer: ‘La Pequeña Calle’, ‘La Carta de Amor’, ‘Mujer Leyendo Una Carta’ y la muy famosa ‘Sirvienta de la Leche’ o ‘The Milk Maid’ y hasta donde sabe Marteen estima que Vermeer tan solo produjo 34 pinturas que en su mayor parte se encuentran exhibidas en los principales Museos del Mundo y solo Dios sabe cuántas otras falsificaciones que se localicen en exhibiciones privadas de coleccionistas. Obviamente y con gran orgullo mencionó que también se exhiben las obras 193
maestras de otro gran pintor holandés Harmenszoon van Rijn Rembrandt del que dijo que ha sido objeto de grandes estudios y controversias pues a principios del Siglo XX algunos estudiosos estimaron la obra de Rembrandt en unas 600 pinturas, casi 400 grabados y cerca de 2,000 dibujos. Entusiasmado con el tema, Marteen mencionó que no obstante, investigaciones realizadas desde 1960 hasta la actualidad —lideradas por el Proyecto de Investigación Rembrandt, coordinado por varios expertos holandeses sobre el pintor— han reducido esta cifra en unas 300 pinturas, aunque no sin generar cierta polémica. Respecto a los grabados, generalmente realizados mediante punta seca o al aguafuerte, la cifra estimada es más estable, y se aproxima a las 300 piezas. Es muy probable que Rembrandt realizase más de los 2,000 dibujos que se le atribuyen, pero incluso esa cifra es posiblemente demasiado elevada según los estudios contemporáneos. Mencionó que en cierto momento se contaban hasta 90 autógrafos distintos de Rembrandt, aunque en la actualidad se sabe que muchos de sus alumnos debían copiar sus pinturas como parte de su aprendizaje. Investigaciones más recientes han reducido esta cifra hasta las 40 pinturas, suprimiendo algunos dibujos y 31 grabados, entre los cuales se cuentan algunas de las imágenes más representativas del grupo. Muchos de sus autorretratos le muestran con ropajes anacrónicos, o haciéndose muecas a sí mismo. Sus autorretratos muestran la evolución desde el atribulado joven con talento, y el pintor exitoso de la década de 1630 hasta los sombríos retratos de su vejez, de enorme profundidad psicológica. Juntos componen la imagen de un hombre que atravesó todos los estados de la vida, y cuya expresión refleja las fuertes sacudidas que sufrió su espíritu a lo largo de su vida.
De acuerdo a los conocimientos de Marteen sobre Rembrandt (que estaban siendo bastos y completos) menciona que entre las características más notables de su obra se destacan su uso del claroscuro, el manejo escenográfico de la luz y la sombra y que son igualmente destacables son su visión dramática y emotiva de temas que tradicionalmente habían sido tratados de una forma impersonal. En su muy particular opinión que quizá no es compartida por los críticos y enterados del Arte, Rembrandt se caracteriza por el sentimiento de empatía que desprende su visión de la humanidad, independientemente de la riqueza o la edad del retratado. 194
Su propio entorno familiar -su mujer Saskia, su hijo Titus, su amante Hendrickjesuelen aparecer de forma visible en sus pinturas, en ocasiones representando temas bíblicos, históricos o mitológicos. En breve fue una magnífica exposición de los conocimientos de Marteen Hellberg respecto a Rembrandt, lo que nos proporcionaba la seguridad de que el fortachón policía era poseedor de un cerebro de primer orden y una cultura envidiable. Ya encaminado en el tema mencionó que por primera vez en 200 años las pinturas conocidas como ‘La Sirvienta de la Leche’ y ‘Mujer Leyendo Una Carta’ se volvieron a reunir en Ámsterdam debido a que en forma misteriosa y milagrosa el cuadro conocido como ‘La Sirvienta de la Leche’ que había sido robado fue recuperado y devuelto al Museo, lo que constituyó –en su momento- todo un acontecimiento.
Ambas pinturas muestran lo que se ha dado en llamar ‘el Vermeer esencial’, es decir, la representación de escenas domesticas con mujeres jóvenes de pie en lo que también se ha dado en denominar ‘cuarto típico’ de Vermeer estando ocupadas en las actividades intrascendentes del día, pero con cierta absorción de pensamiento, lo que equivale a decir que su mente estaba ocupada en otras cuestiones. Se supone que como espectadores estamos ante la presencia de una escena de la vida real, en realidad Vermeer ha ‘orquestado’ cuidadosamente todos los aspectos de la escena, como un coreógrafo maestro lo haría, ha tenido la precaución de asignar un lugar preciso haciendo uso de la perspectiva y de la suave luz del día que penetra en la habitación desde la izquierda. 195
Como último punto y colofón a su exposición Marteen mencionó que habiendo pinturas como estas, no entiende cómo puede haber gente que prefiere las pinturas ‘modernas’ que no tienen ‘fondo’ ni representan nada y que tampoco tienen ‘estética’ pero por las que muchas personas pagan 'verdaderas fortunas' para tenerlas como propiedad.
Añadió, desdeñosamente, que para él eso no es arte, sino simple y comercial decoración.
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14 Ya tendría ocasión de comprobarlo y de intercambiar opiniones con O’Malley, pero este joven policía me había impresionado muy favorablemente pues sus comentarios y exposición tenían gran claridad y constituían lo que Yo llamo ‘retroalimentación’ y que para otras personas constituye una ‘crítica positiva’. En mi concepto, no existe lo que puede ser denominado como ‘critica positiva’, la crítica siempre es crítica, siempre es negativa, se refiere a los aspectos negativos –según nuestra opinión- de alguna persona, alguna acción o algún evento, y si eso mismo se enfoca o se quiere enfocar como algo positivo recibe el nombre de elogio o cumplido, pero no ‘crítica’ cuando mucho podría denominársele como 'apreciación' que lleva implícito el concepto de 'positivo' y a lo que los psicólogos (como siempre complicando las cosas) se refieren como 'retroalimentación'. Los especialistas en estas materias distinguen que la crítica se refiere a la persona o quizá a la forma de ser de una persona, mientras la ‘retroalimentación’ tiene como objeto la opinión personal acerca de una conducta, comportamiento o acción específica y puede estar referida a otros aspectos además de la conducta personal. Esa distinción puede ser muy debatible y cada quien es muy libre de aceptarla o rechazarla, pero para nosotros, que sabemos por propia experiencia que en el plano de las relaciones interpersonales no es lo mismo decir “eres tonto” a decir “has hecho una tontería”, esa distinción no sería aplicable, pues en el primer caso es prácticamente un insulto, y en el siguiente puede ser ‘retroalimentación’. No es una crítica porque no se está juzgando las cualidades de las cosas o de las personas, y su ese juzgar es positivo es cuando se convierte en alago o cumplido en aprobación. Procediendo con meticulosidad Kerk hizo un breve resumen o recapitulación de las actividades acordada asegurándonos que serían iniciadas de inmediato: 1. Era un hecho que Hans Oude trabajaba como agente encubierto bajo órdenes directas del Comisario Kerk. 2. A través de Kerk conoceríamos en cual bóveda bancaria (del BNA Amrus Bank of Ámsterdam o del Aaraeleng Bank AG. localizado sobre la Overtoom Straat, en donde se resguardaban los archivos de Rokin & Hess y se encontraría la forma de que tuviéramos acceso. 3. Se establecería la identidad real de la persona que se hizo pasar como Rudd van Ralkelende y la relación que pudiera establecerse entre esta persona y el difunto Hugo Hans Mallenkvist.
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4. Se investigaría a profundidad a la organización criminal denominada The Nieuwendijk para cuyo análisis Marteen haría la traducción al inglés de los expedientes. 5. Se establecería contacto con la sucursal en Ámsterdam de la organización The Art Loss Register. En gran cordialidad y cortesía nos despedimos en espera de reunirnos a primera hora de la mañana en la Estación de Policía ubicada en la calle Warmoesstraat y dar inicio a nuestras actividades conjuntas. Con todo, la reunión había sido altamente productiva y aunque en nuestros conocimientos específicos no habíamos avanzado gran cosa, se había logrado hacer que la maquinaría policiaca estuviera en movimiento y pronto comenzaríamos a tener resultados y poco a poco, comenzaríamos a armar el ‘rompecabezas’ que se inició en aquel fatídico Abril de 1912. Debo confesar que aunque el misterio de John Richard Fry y/o J. Bruce Ismay no tenía ninguna importancia para el caso presente, los ancestros irlandeses insistían en que Fry o Fries (como dio en darse a conocer) efectivamente transportaba diamantes y era muy probable que estuviera involucrado con lo que pudiéramos considerar antecedentes de la organización criminal que hoy se conoce como The Nieuwendijk. Aunque no creíamos en coincidencias, pudiera ser que con el paso del tiempo las consecuencias de las acciones ilegales de Fry hubieran alcanzado una vez más a otro miembro de la familia Mallenkvist pues parece ser una especie de maldición o embrujo que miembros de una familia de criminales continúen las acciones de sus predecesores. El actual difunto era nieto de la persona involucrada en los sucesos de 1912. Mucho dependía de que pudiéramos encontrar la conexión precisa entre estas personas y su derivación a los actuales Romeo Koster y/o el ‘auténtico’ Rudd van Ralkelende quienes de una forma u otra eran los protagonistas de nuestro caso y en los que deberíamos centrar nuestra atención. Otra persona que aún estaba ‘en las sombras’ y de quien no sabíamos bien a bien cuál era su papel en este sórdido asunto, era el marinero noruego Roald Edgeoyan -a través de quien- en sus delirios alcohólicos de sus últimos años, se supo lo que se supone era el propósito oculto del buque Samson ostensiblemente navío pescador/cazador de focas, pero en realidad además de esas actividades realizaba actividades de contrabando y no cabía duda alguna que el Capitán Henryk Naees era parte importante del asunto.
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El primer indicio y nuestro comienzo ‘oficial’ se inició con una comunicación de Hans Oude avisando que en una de las bóvedas que Konin & Hess tenía contratadas en el Aaraeleng Bank AG., (localizado sobre la Overtoom Straat), podríamos encontrar los expedientes correspondientes a 1912. Entonces ahora era cuestión de que Marteen obtuviera el acceso a esa bóveda. Eficientemente Oude también había proporcionado la comunicación al Comisario Kerk por lo que para cuando nos pusimos en contacto ya se había iniciado el proceso de permitirnos revisar esos expedientes con toda discreción pues aun después del tiempo transcurrido todavía no se consideraban 'cerrados', por lo que no cualquier persona podía tener acceso a ellos. Como ya se ha mencionado, no creíamos que encontraríamos información importante o relevante para aplicarse a nuestra investigación actual, sino más bien, o que esperábamos encontrar era confirmación de las actividades ilícitas de John Richard Fry y quizá alguna otro testimonio que estableciera la relación entre este personaje y los ‘investigados’ Koster y Roald Edgeoyan y tal vez hubiera algún indicio que nos permitiera conocer antecedentes de la identidad de la persona que se había hecho pasar como Rudd van Ralkelende porque francamente hablando, la información que pudiera obtenerse de Mombasa, no proporcionaría mayor cosa, quizá algún registro de huellas digitales (o un retrato) que pudiera investigarse en Ámsterdam.
En el Aaraeleng Bank, una vez que el Comisario Kerk hizo los arreglos, y en uno de esos excesos de confidencialidad tan comunes en las instituciones financieras, nos proporcionaron una salita (que no me gustó mucho, pues en un lugar prominente había una cámara de circuito cerrado y sin duda alguna grabarían todo lo que hiciéramos) e indicaron que en todo momento debería estar un Guardia de Seguridad de la Institución, pues los documentos que revisaríamos estaban catalogado como confidenciales y no podríamos fotografiarlos ni obtener copias, cualquier consulta y/o anotación sería revisada 199
por uno de sus Directores quien aprobaría o no el que tomáramos notas respecto a su contenido. Con toda cortesía pero mayor firmeza Marteen indicó que no aceptaba esas condiciones; estaba de acuerdo en que no se tomaran fotografías ni se obtuvieran copias, pero no aceptaba que estuviera presente el Guardia de Seguridad o que un Director designado revisara los documentos sobre los que decidiéramos hacer notas. Al fin de cuentas así se acordó en esa forma procedimos a la salita en donde en unos momentos nos entregaron tres cajas de cartón que estaban marcadas como 1912 (1,2, y 3 respectivamente). Nos acomodamos en las duras sillas de madera y sin dilación procedimos a revisar las cajas. O’Malley tomó la 1, Marteen la 2 y yo dediqué mi atención a la 3. En la Caja #2 el grueso del contenido se refería a expedientes de personal empleado en diferentes capacidades durante esa época, registros, reportes, evaluaciones, antecedentes, datos personales, etc. Decidimos dejar la revisión de esa caja para lo último pues aún no recibíamos ninguna noticia de África y por lo mismo, si llegaba a conocerse algún indicio sobre la identidad del supuesto Rudd van Ralkelende aunque estábamos plenamente conscientes de que esa persona no existía en 1912, pero quizá si algún ancestro. La Caja #3 correspondía al último semestre de 1912, concretamente de Julio a Diciembre y era la que menor cantidad de documentos contenía. No así la Caja #1 que correspondía a Enero/Junio de 1912. O’Malley encontró un expediente bastante interesante correspondiente a un empleado en la Sección Internacional que respondía al nombre de Erasmo Carter, ciudadano de origen estadounidense nacionalizado holandés en 1907 por medio de matrimonio con una ciudadana originaria de Utrecht de nombre Beatrice Kralenjstad. Revisando cuidadosamente el expediente, O’Malley encontró que había una carta de recomendación en papel membretado de la naviera White Star Line a favor de Erasmo Carter (cuya firma ininteligible podría ser de Joseph Bruce Ismay quien en 1895 (con 38 años de edad) trabajaba en el negocio fundado por su padre estableciendo importantes nexos con Harland & Wolff.
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En anotaciones marginales había varios nombres: Lord W.J. Pirrie, Edward Harland y John Pierpont Morgan (el famoso y reconocido millonario estadounidense J.P. Morgan). Las anotaciones solo mencionaban esos nombres, pero no había ninguna referencia para con ninguno de ellos. Sin embargo, era un punto que valía la pena investigar, Erasmo Carter fue ciudadano estadounidense recomendado por la White Star Line y el hecho de que tuviera anotaciones en las que se hacía referencia a personajes destacados (o importantes) de la época podría representar que no era un empleado cualquiera pues no cualquier empleado tiene contacto con personas de ese nivel. Quizá Hans Oude pudiera averiguar más en relación con los compañeros de trabajo y/o amistades de este empleado así como lo que se pudiera saber acerca de su esposa y la familia Kralenjstad. ¡Qué lejos y a la vez qué cerca estábamos en ese momento de saber que ahí estaba la clave de nuestro caso! y de que solamente faltaba la investigación de las huellas digitales que nos enviaban desde África para redondear esta parte de la investigación. Una copia fotostática (incorporada al expediente) llamó mi atención, era una reproducción de un suplemento del diario The Courant titulada Het Nieuws van den Dag ("The News of the Day") que trataba de la aprehensión de una persona de nombre Henry Tindal Kralenjstad, en donde se hacía la aclaración que no se trataba de Henry Tindal (quien fundó el periódico De Telegraaf en 1893 y era un personaje de reputación intachable) sino una persona con el mismo nombre quien fue procesada por encontrarse en posesión de un lote de joyas robadas de entre las cuales sobresalía un pequeño lote de 6 diamantes (en bruto) y 2 cortados y tallados que habían sido reportados por la Asociación de Joyeros de Ámsterdam.
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Según la crónica que seguía, el señor Tindal Kralenjstad aseguraba que no los había robado sino que los había encontrado entre las ropas de un cadáver que flotaba sobre las aguas del Atlántico en la mañana del 15 de Abril de 1912 cuando se encontraba a bordo del buque Meppler (que junto con el Mackay-Bennett, y el Algerine fueron encargados por el Capitán del R.M.S. Carpathia Arthur Henry Rostrom (o Rostron) de recoger los cadáveres flotando en el agua. Esta era una mención directa y específica que resolvía algunas de las interrogantes que teníamos en este caso. La copia de ese Suplemento indicaba que Henry Tindal Kralenjstad mientras trabajaba temporalmente en el buque Meppler, había recuperado 8 diamantes de las ropas de un cadáver que encontró flotando sobre las frías aguas del Atlántico mientras efectuaba labores de recuperación poco después del hundimiento del TITÁNIC. El cadáver podía haber sido el de John Richard Fry y aunque él dice que encontró 8 diamantes, no se sabe cuál era el número de piedras que había, pero de alguna manera, Tindal Kralenjstad había conservado esas 8 joyas y posteriormente alguien (quizá el mismo Kralenjstad) había ofrecido las joyas a Joakim Mallenkvist. Esa parecía haber sido la secuencia de eventos por medio de la cual, algunos sino todos los diamantes que transportaba John Richard Fry en el viaje inaugural del TITÁNIC llegaron a ser adquiridos por Rokin & Hess. La información sugería que Kralenjstad o Erasmo Carter pudieron estar asociados en ese negocio y como suele suceder en estos casos, no había mayores datos o seguimiento de lo ocurrido y aunque Marteen ofreció averiguar lo que pudiera existir en los archivos policiacos, no creíamos que obtendríamos más información, pero lo que si podíamos hacer y sería muy útil era el examen actualizado relativo a esta personas, sus amistades, conocidos, amigos, compañeros, asociados, etc. Estando en eso, Marteen recibió llamada del Comisario Kerk en la que surgía una nueva pista y un nombre que había proporcionado el Consulado de Holanda en Mombasa: Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag, con una fotografía de pasaporte y el registro de la huella digital de sus pulgares.
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Kerk ya había designado un elemento (Inga Guadrikiri) para que localizara en la base de datos la información que hubiera sobre esta persona. Marteen mencionó que conoce a Inga y han trabajado juntos en varias identificaciones y si alguien podía localizar a Jan Peter Oranjestaad sería Inga. No era un hallazgo que pudiera calificarse de sensacional, pero a los ancestros irlandeses les había emocionado (señal segura de que íbamos por buen camino). Un poco más adelante encontramos un recibo por un cheque (número LJ/736445007-A-46) a nombre de Erasmo Kralenjstad por 200,000.°° Florines Holandeses el 7 de Diciembre de 1912. Este recibo podría ser el pago por el lote de diamantes, pero desgraciadamente no había concepto ni se especificaba el número de joyas adquiridas ni si eran diamantes ‘en bruto’ o ‘tallados’. Empero, definitivamente eran los diamantes que Fry transportaba y que el personal del Samson debía recoger esa fatídica noche de abril de 1912. Esto aclaraba totalmente que John Richard Fry se dedicaba al tráfico de diamantes ilegales con o sin conocimiento de su 'patrón' Bruce Ismay. Marteen Hellberg (con conocimientos enciclopédicos que me sonaron al original O’Malley) recordó que no fue sino hasta el año 2,000 en que Holanda sustituyó el Euro por el Gulden (o florín holandés) que desde el Siglo XVII y durante muchos años fue la moneda de curso legal con ciertas peculiaridades como por ejemplo, las denominaciones de las monedas y los billetes que utilizaban un sistema de cuartos, y por lo mismo, en vez de haber denominaciones de 0.20, 2, 20, o 200, existían denominaciones de 0.25, 2.50, 25 y 250 florines, lo cual era un tanto complicado. Hoy, con el Euro y la adopción del sistema métrico decimal es muy fácil determinar los valores y Holanda se encuentra formando parte de la Comunidad Europea de Naciones. Este recibo confirmaba sin lugar a dudas que el vendedor de los diamantes transportados por John Richard Fry, fue Erasmo Kralenjstad quien recibió 200,000 florines por el lote. Con un insuperable estado de ánimo buscamos y rebuscamos registros o referencias con los otros nombres que teníamos pero nada encontramos. Al fin de cuentas, las bóvedas del Aaraeleng Bank, habían entregado sus secretos, ahora todo lo que nos quedaba por hacer era presentar los documentos encontrados, solicitar la autorización del Director y hacer las copias requeridas para conservarlos. Una vez hecho esto, nuestro siguiente paso sería revisar los archivos del diario The Courant (en busca del suplemento Het Nieuws van den Dag ("The News of the Day") revisarlo y cotejarlo con los archivos policiacos. 203
Quizá en esta información surgiera otros nombres que pudieran ser de interés, pues no podíamos olvidar que todo lo que teníamos hasta el momento era información de casi 100 años de antigüedad y poca o ninguna relación tendría -o podría tener- con las personas que intervinieron en la muerte de Hugo Hans Mallenkvist escasos días atrás. Y un punto que quedaba pendiente -con un signo de interrogación mayúsculo- era el referente a Henry Tindal Kralenjstad quien confesó haber encontrado 8 diamantes en un cadáver procedente del naufragio del TITÁNIC aunque el pago correspondiente había sido realizado a nombre de Erasmo Kralenjstad. ¿Cuál era la relación entre estas dos personas? Por uno de esos impulsos malsanos, O’Malley y Yo recopilamos varios papeles y notas de diversos expedientes (de las 3 Cajas y al azar) tan solo para evitar que la atención de los Directivos del Banco se centraran en el objeto de nuestra revisión, pues, dentro de todo, no había nada que pudiera asegurarnos que no platicarían con alguien de Rokin & Hess y revelaran interés de Interpol y de la Policía Holandesa sobre información correspondiente a los eventos de 1912. Marteen no decía nada, pero a todas luces se veía que no aprobaba del todo nuestra forma de actuar, sin embargo, tuvo la presencia de ánimo de no hacer objeción alguna. O’Malley permaneció en el Banco en espera de que la buena voluntad del Director (que se había ‘auto convencido’) hasta aceptar que se obtuvieran copias fotostáticas de los documentos seleccionados y mientras una diligente empleada obtenía las copias (celosamente vigilada por el Guardia de Seguridad) Marteen y Yo nos dirigimos hacia las oficinas del periódico The Courant (De Telegraaf) en busca de información referente al suplemento en donde se mencionaba la detención de Henry Tindal Kralenjstad, y en tanto nosotros atendíamos esta diligencia Inga trabajaba diligentemente en la información referente a Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag. En The Courant Marteen encontró un viejo compañero de escuela (de nombre Bruno) que ahora trabajaba como reportero político quien con toda facilidad y precisión localizó el Suplemento requerido en donde, salvo que se mencionaba por nombre el barco como Mapler y no Meppler y se le asignaba bandera canadiense, la información era la misma que ya habíamos visto. Dos o tres detalles diferente pero irrelevantes, sin embargo la historia era la misma que conocíamos. Era lo esperado, pues lo que habíamos revisado era una copia fotostática del artículo, pero lo que en realidad me interesaba era saber si había habido algún ‘seguimiento’ o alguna otra información que no se hubiera publicado. Generalmente, los periodistas someten a la aprobación de su Editor el artículo o reportaje y este sufre ciertas modificaciones, pues no hay Editor que se respete o no, pero que siempre hacen valer su condición ‘de jefes’, que no haga alguna corrección, o añadido, suprima líneas o incluso, cambie algunas frases. 204
Bruno (el ex compañero de Marteen) localizó el expediente del artículo de referencia en el que se había suprimido la mención hacia Rokin & Hess (quizá por sugerencia de los Abogados poniéndose en su lugar ‘prestigiosa Casa de Joyas’) y una alusión generalizada a ‘gemas de gran valor’ sin especificar. Por las ropas, que se describían como de cierta calidad, se suponía que en el cadáver en el que Tindal Kralenjstad encontró los diamantes eran de manufactura estadounidense, pero al igual que todos los nombres habían sido suprimidos por el Editor, lo mismo se hizo sobre el supuesto origen de la ropa. La supresión de nombres y de la presunta nacionalidad de la ropa hablaba de intervención de los Abogados del periódico, celosos de evitar cualquier demanda y demasiado cuidadosos con un artículo que se había calificado como ‘para llenar espacio’. Un punto de relativa significación podría ser el párrafo en el que se referían a un ‘acompañante’ que escoltó o siguió a Tindal a su entrevista con el personal de la Casa de Joyas, cuidando que el nombre Joakim Mallenkvist (así como el del acompañante) no apareciera. Los protagonistas de la historia eran conocidos, de eso no había duda alguna, pero por voluntad del Editor (suponemos) todos los nombres y referencias a personas o empresas acreditadas fueron suprimidos. No había habido ningún seguimiento de la nota en el Suplemento, e incluso tanto el Editor como el autor del reportaje o noticia (cuyo nombre no aparecía en el escrito) ya habían fallecido. ¿Quizá algún otro diario habría publicado algún artículo al respecto? Bruno no lo creía, en su opinión fue una noticia ‘para llenar espacio’ no creía que alguien más se hubiera ocupado de ello, mas sin embargo, buscaría con sus conocidos en otros periódicos en la esperanza de que algún otro diario de la época hubiera publicado algo al respecto y si hubiera un atisbo lo comunicaría de inmediato a Marteen. Quizá en algún otro lugar una transacción de joyas y/o diamantes sea ‘noticia’, pero no en Ámsterdam en donde se realizan diariamente un gran número de operaciones comerciales con joyas, Ámsterdam es el centro comercial de diamantes en bruto en el mundo y Londres el de diamantes cortados y terminados (por más que New York quiera adjudicarse esos títulos aunque no puede obviarse la gran cantidad de diamantes que se 'manejan' en esa ciudad). Salíamos de las oficinas del periódico cuando O’Malley nos alcanzó avisando que había recibido una llamada de Inga informando que tenía ‘novedades’ por lo que nos encaminamos hacia el Red Light District a la Estación de Policía. Algo había pasado la noche anterior, pues en la Estación de Policía de la Warmoesstraat y había una inusual actividad y enorme cantidad de jovencitos y jovencitas estaban detenidos y en proceso de interrogatorio. 205
En medio de gritos, empujones y desorden en general pudimos localizar un lugar tranquilo y entrevistarnos con Inga Guadrikiri quien resultó ser una mujer plena de belleza y atractivo (podía ser estrella de cine o modelo ya que por su aspecto nadie pensaría que era policía). Después de las presentaciones de rigor, Inga mencionó que el archivo de datos había encontrado coincidencia perfecta con las huellas que les habían enviado desde el Consulado en Mombasa: pertenecían a Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag y de los archivos había obtenido una copia de su fotografía.
Inga había encontrado la identidad del desaparecido viajero, el hombre que se hacía pasar como Rudd van Ralkelende. Lo más interesante de la identificación era que existía una orden de aprehensión en su contra (pendiente de ejecutar) por ser considerado ‘peligroso’ traficante de drogas, 206
contrabandista y sicario de la organización criminal The Nieuwendijk con nexos comprobados con Hugo Hans Mallenkvist. En el expediente correspondiente a la investigación sobre The Nieuwendijk había otra fotografía de este individuo y aunque con un color diferente en el cabello, no había duda de que se trataba de la misma persona.
Una duda asaltaba nuestros sentimientos, relacionada con las fechas, ¿Desde cuándo Rudd o Jan Peter estaba en África? ¿Podríamos situarlo en la escena del crimen, en Dublín cuando es torturado y asesinado Hugo Hans Mallenkvist? Si así era, teníamos un sospechoso, un muy probable torturador y asesino, pero si no era así, si las fechas no coincidían todo el esfuerzo había sido inútil. Según lo que Mc Dermont nos había comunicado (y revisando nuestras notas al respecto lo confirmamos) la tortura y asesinato de Hugo Hans Mallenkvist ocurrió aproximadamente hace dos meses y unos días después la persona que portaba el nombre de Rudd van Ralkelende se suicidó en su celda. De acuerdo a lo que Inga tenía en la información proporcionada por el Consulado Holandés en Mombasa el sujeto identificado como Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag ingresó al continente durante un lapso de tres días posteriores a la fecha en que van Ralkendele cometió suicidio. Por lo mismo, había una cierta coincidencia en las fechas y debido a nuestra naturaleza e instinto policíaco llegamos a pensar que la muerte de van Ralkendele no había sido precisamente suicidio, sino que podía haber sido asesinato al que se hizo aparecer como suicidio. Quizá Jan Peter había recibido el encargo de torturar y dar muerte a Hugo Hans y ‘hacerse cargo’ del van Ralkendele e inmediatamente ‘desaparecer’ en África.
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Esa era otra posibilidad pues generalmente este tipo de acciones tienen una ‘mente maestra’ que es quien organiza y mueve a sus piezas, los ejecutores, rara vez tienen ese tipo de ‘iniciativa’ y además, se requieren recursos económicos para poder ir al África, no cualquiera puede volar a Mombasa desde Dublín.
La hipótesis involucraba la presencia de alguien (o una organización poderosa) que tuviera los recursos y pudiera no solamente planear y ejecutar acciones como las que comentábamos sino ‘proteger’ a sus sicarios. Mombasa es el centro del turismo costero en Kenia y en nuestra opinión podría ser ‘el lugar perfecto’ para ocultar el tráfico de diamantes y joyas que se origina (entre otras partes) en Sierra Leona y que por rumbos inaccesibles llega hacia la Isla de Mombasa siguiendo caminos originalmente desarrollados por los portugueses. Nos habíamos inclinado por esta hipótesis porque encontramos en la información referente a la organización The Nieuwendijk que comprobaba que esta tenía nexos con comerciantes en Setubal, uno de los puertos más importantes de Portugal y es cubierta por ruta aérea por la empresa Air Luxor por lo que Jan Peter pudo haber volado dese Dublín a Lisboa y de ahí a cualquier lugar de África para luego dirigirse a Mombasa. Sin importar la ruta seguida, lo verdaderamente relevante era la coincidencia de fechas lo cual confirmaba nuestra suposición de que Jan Peter Oranjestaad estaba en Dublín en las fechas en que se produjeron los eventos que relatamos. Una rápida consulta a través de Archi, en Harcourt Square podría aclarar este asunto, por lo que la solicitamos de inmediato.
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15 Flynn, O’Malley y Yo estábamos contentos aunque no satisfechos. Después de un inicio incierto al fin ya teníamos material relevante y pistas que investigar y aunque tal vez había tomado mucho tiempo, teníamos material para trabajar, teníamos hipótesis y un rumbo más o menos definido. Estábamos contentos, repito, pero no satisfechos pues casi todo el material que teníamos corroboraba algunas de las teorías o hipótesis que podrían ser catalogadas como antecedentes del caso y aclaraban (o explicaban) eventos de tiempos pasados, pero poco teníamos referente a los últimos meses, a contactos, amistades, individuos diversos, relaciones de negocios o personales existentes en Ámsterdam que tuvieran relación con nuestro caso presente. Algunos nombres del pasado continuaban repitiéndose pero aún no sabíamos o no podíamos asignar esos nombres a personas reales, actuales. Teníamos la impresión (que bien puede estar equivocada) que las actividades y ocupaciones habituales tiene una tendencia a repetirse, aunque bien podía ser el tema contrario, su misma naturaleza de ilícitos o ilegales podría conducir a que los descendientes de esas personas no se dedicaran a este tipo de actividades y buscaran precisamente lo opuesto y por lo mismo, esta era una consideración que no podíamos olvidar y que debíamos explorar a plenitud. Siempre hemos considerado como falso el dicho de que ‘los pecados de los padres recaen en los hijos’ y aunque en muchas ocasiones así ha ocurrido, en nuestro trabajo como policías no podíamos permitirnos el lujo de considerarlo como una regla de aplicación universal o infalible. La genética y sus derivaciones y aplicaciones han probado ser importantes, pero en nuestro concepto y experiencia acumulada no han probado ser ‘infalibles’. Todavía quedaba pendiente el obtener información referente a Romeo Koster y Roadl Edgeoyan y quizá acerca de Beatrice Kralenjstad quienes pertenecía a personas cuyos nombres que habían ido surgiendo en el transcurso de la investigación. En la Estación de Policía nos reunimos con el Comisario Kerk a quien informamos el estado en que se encontraba la investigación y quien se ofreció de notificar al Jefe Mc Dermont al respecto mientras Inga reunía la información existente referente a Romeo Koster, Roald Edgeoyan y Beatrice Kralenjstad la cual tardaría un poco en estar ‘procesada’ y ‘actualizada’. Mientras tanto nosotros, todos, revisaríamos el voluminoso expediente relacionado con The Nieuwendijk. Como cualquier organización criminal, el expediente era muy voluminoso e incluía un sinfín de detalles, nombres, lugares, y contactos de diferentes miembros de la 209
organización y en especial había un sub-expediente dedicado a los Dirigentes conocidos de esta estructura criminal. Una larga lista de nombres terminaba con la mención de Vandor Goedgedrag, originario de Kralendijk, Antillas Holandesas, con 70 años de edad, indiscutiblemente el Gran Jefe de la organización desde su llegada a Eindhoven en 1987 desde donde controlaba su ‘imperio’. En el archivo se incluía una v fotografía de esta persona que podía ser considerado como cualquier capitán de empresa, o catalogarse como un ‘típico’ ‘hombre de negocios’ ya en la madurez o tal vez, decadencia de sus facultades físicas, pero con la mente alerta y funcionado que caracteriza a estas personas.
La larga, larguísima relación de sus actividades, era digna de una novela policiaca o una serie de televisión dedicada a los criminales y de entre las líneas emergía una personalidad dominante, posesiva, autoritaria, sin escrúpulos y totalmente dedicada al engrandecimiento de su señorío criminal. Los ancestros irlandeses indicaban que esta persona, este antillano de apellido Goedgedrag, podía ser ‘la mente maestra’ atrás de nuestro caso y la persona que ‘movía los hilos’ de Jan Peter Oranjestaad. En este punto, Marteen con su conocimiento del idioma y su mente ágil mencionó la coincidencia entre ambas personas: Vandor Goedgedrag y Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag, enfatizando la coincidencia del último apellido: Goedgedrag implicando que definitivamente eran parientes y que Vandor indudablemente ‘protegía’ a Jan Peter. De comprobarse como cierta esta aseveración, se explicaba el viaje de Jan Peter a Mombasa después de haber torturado y asesinado a Hugo Hans Mallenkvist y colocaba a Vandor como el autor intelectual de este hecho. Entregamos a Marteen las fotografías que teníamos de Hugo Hans (junto con la de la autopsia) y después de examinarlas cuidadosamente dijo que haría copias y las incluiría en el expediente, haciendo la aclaración que en su muy particular concepto y opinión, que coincidía totalmente con la nuestra) la fotografía de la autopsia no se ‘parecía’ a la imagen que ellos tenían registrada o las que estábamos entregando. 210
Romeo Koster también tenía un expediente personal, mucho más pequeño y con pocas anotaciones que el de Vandor o el de Hugo Hans y se establecía que había sido detenido e incluso procesado en varias ocasiones por diferentes sospechas como el comerciar con Obras de Arte Robadas, tráfico de drogas, posesión ilegal de enervantes, comercio con joyas de dudosa procedencia, etc., pero nunca se comprobaron esos delitos. Toda esta información, gracias al diligente y eficiente trabajo de Marteen Hellberg, la teníamos traducida al inglés y podíamos consultarla con relativa comodidad. Sin embargo, Koster continuaba ‘bajo vigilancia estrecha’ y el Comisario Kerk confiaba que pronto cometería un error y lo atraparía. Romeo Koster había sido detenido y procesado en varias ocasiones, pero nunca se le comprobó nada y salió en libertad en todas y cada una de las veces que se le detuvo, pero sin embargo, estaba siendo vigilado cautelosamente y 'sabemos' que pronto cometería un error y podrá ser detenido de nuevo. Importante resultaba para nosotros comprobar la eficiencia de los Abogados de los que The Nieuwendijk disponía y la extensión de la ‘protección’ que otorgaba a sus miembros. Los puntos más destacables en relación con este individuo eran su pertenencia a la organización criminal dirigida por Goedgedrag, y su peculiar ‘modus operandi’ caracterizado por el empleo de un grueso cuchillo de cocina enterrado a profundidad en las victimas que se decía había ejecutado y el domicilio en donde se le tenía vigilado estaba ubicado en pleno Red Light District, sobre la Oudezijds Achterburgwal. Recordábamos que se nos había mencionado que no cualquier persona ingresaba en la organización The Nieuwendijk, no cualquiera recibía la ‘protección’ que la estructura proporcionaba. Entre sus contactos no había nombres establecidos como ‘seguros’, aparentemente trabaja ‘en solitario’ y no era una persona sociable o amante de socializar. No era mucho lo que podíamos avanzar o conocer respecto a este individuo y solo quedaba la esperanza de que cometiera ‘el error’ que el Comisario Kerk esperaba y fuera 211
nuevamente aprehendido. Una de las innovaciones que Marteen había introducido en su traducción era una referencia cruzada con todos los nombres y lugares que aparecían en los expedientes y en uno de esos impulsos extraños que sugieren los ancestros irlandeses decidí buscar el nombre de Alois Miedl (el agente que compro una falsificación de Vermeer para el Mariscal Goëring). Junto al nombre aparecía el número de página en donde se encontraba la referencia: página 14 en donde se establecía que una persona de apellido Carter había hecho el contacto entre Miedl y el falsificador Van Meegeren que resultó en la compra/venta de la pintura intitulada “Cristo y la Adúltera”.
¿Podría tratarse de algún antepasado de Erasmo Carter? Hasta ahora, y particularmente en este caso, las interrelaciones entre las personas actuales y personas que vivieron la tragedia del TITÁNIC se habían caracterizado por tener 212
correspondencia de parentesco fuera sanguíneo o político y por lo mismo, razonablemente pensado, no había ninguna razón para deliberar que el Carter referido a Alois Miedl no pudiera ser pariente del Erasmo Carter que se casó con Beatrice Kralenjstad y que por su parentesco estaba relacionado con el recipiente del cheque número LJ/7364-45007-A-46 (Erasmo Kralenjstad) por 200,000.°° Florines Holandeses supuestamente producto de la venta de los diamantes que John Richard Fry transportaba. Por fortuna o coincidencia ¿También será pariente del Carter que se menciona como contacto para ‘engañar’ al Mariscal Goëbels? O acaso ¿será cierto que “los pecados de los padres recaen en los hijos”?. Como sea que se considere, ahora resulta ‘académico’ e improductivo, pero hemos encontrado que vale la pena hacer esas especulaciones para analizar cada detalle posible desde todos los ángulos posibles y como O’Malley no cesa de decir, ‘hacer de abogado del Diablo’ resulta beneficioso en nuestra ocupación. Y siguiendo esa misma línea de pensamiento especulativo se nos ocurrió la idea de que quizá ese misterioso Carter (de quien no sabíamos nada en concreto) hubiera estado involucrado en el robo y/o la devolución de la pintura “La Sirvienta de la Leche” de Johannes Vermeer a la que nos hemos referido anteriormente. Claro queda que este evento ninguna relación tiene con nuestro caso, pero se menciona porque a estas alturas de la investigación estaba muy claro para nosotros que la organización criminal conocida como The Nieuwendijk cubría una muy amplia gama de actividades y es de todos conocido que el tráfico de Obras de Arte es extremadamente productivo sobre todo si se cuenta con una organización financieramente poderosa que pueda ‘esperar’ el tiempo necesario para que el robo sea olvidado (o pierda relevancia) sin que ese tiempo represente pérdidas económicas y una vez pasado ese tiempo, proceder a su comercialización lo que además, ha incrementado su valor. Además, y como cierta compensación está el hecho de que en la mayoría de los robos y/o comercialización de Obras de Arte no hay muertes, sino que por lo general, solamente son crímenes en contra de la propiedad y muchas de las personas involucradas, (Museos o Coleccionistas privados) lo menos que desean es publicidad y/o notoriedad. Marteen compartía nuestras especulaciones y en un momento dado –sin saber cómo llegamos al tema- comentábamos con él nuestra satisfacción de que el trabajo policiaco que se desarrollaba en Ámsterdam era ‘de la vieja escuela’, es decir, a base de conocimientos, intuición, instinto, experiencia y con un uso racional de los adelantos modernos como el ADN y/o las aplicaciones derivadas de la Genética y sus aplicaciones y no –como sucede en otros lugares-, fundamentados total y ciegamente en estas modernas herramientas actualmente incorporadas a las labores policiacas. Un asunto sobre el que no se había profundizado y que seguramente no tiene ninguna relación con el caso presente era la información referente a Roald Edgeoyan (el marinero noruego que ‘destapó’ el conocimiento sobre las actividades ilegales que se 213
desarrollaban bajo el mando del Capitán Henryk Naees a bordo del Samson) y cuya presencia en las cercanías del TITÁNIC la noche del 14 de Abril de 1912 hubiera podido representar ayuda para los náufragos y quizá hubieran podido salvar más vidas. Sin embargo, no dejaba de tener importancia pues su testimonio comprobó tres cosas: una la cercanía del Samson al TITÁNIC en la noche fatídica; dos, las actividades ilegales de la tripulación de este buque y/o del Capitán Naees y tres la ‘cara oculta’ de John Richard Fry, el Secretario de J. Bruce Ismay. De estas actividades se desprendieron los subsiguientes eventos que culminaron con las muertes de Hans Hugo Mallenkvist y Rudd van Ralkelende (nombre falso utilizado por Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag). Al investigar estas personas se expuso la conexión con las familias Kralenjstad y Goedgedrag y se estableció la participación de la organización criminal conocida como The Nieuwendijk. Un buen ejemplo de trabajo policiaco que cubría un lapso de casi 100 años con ramificaciones en Inglaterra, Holanda e Irlanda y que conformaba el viejo dicho de que los viejos hábitos no mueren y el sino personal persiste a través de generaciones determinando –en parte- las actitudes y comportamientos de los descendientes. Hoy se afirma que todo esto es genético y quizá lo sea, pero eso no cambia la naturaleza humana ni modifica el entorno de la investigación policiaca y en los particular nosotros tendríamos mucho cuidado con el uso de estos instrumentos modernos porque se ha desarrollado una tendencia malsana a considerarlos como infalibles cuando no son más que una herramienta o un grupo de herramientas y no ‘la verdad absoluta’ y jamás, serán un sustituto del conocimiento ni sustituirán el ‘buen juicio’, la lógica y la experiencia. Una rama rota, colillas de cigarros, huellas en la hierba, trozos de tela o de cuerda u objetos incongruentes con el medio ambiente ‘encontrados’ en la escena del crimen han conducido a más soluciones que los análisis de ADN. Un claro ejemplo de lo anterior, lo podemos apreciar en medicina en donde algunos cirujanos confían más en sus instrumentos que en sus conocimientos médicos y no se molestan en buscar ‘lo incongruente’. Lo mismo está ocurriendo en el ámbito policiaco y muchos policías confían más en los procesos de ADN que en su conocimiento y/o experiencia. Este punto quedó ampliamente demostrado cuando Inga Guadrikiri comentó que había preferido leer la traducción hecha por Marteen pues deseaba mejorar su inglés (y además estaba mucho más ordenada y de fácil lectura) y que había encontrado que en la Estación de Policía ubicada en Princengracht, cerca del Canal Binnenamstel se había presentado un individuo (nativo de Curazao) quien dijo ser Frits Christoffelberg (conocido por su apodo Bonaire) demandando protección policiaca pues temía que la organización The Nieuwendijk había puesto ‘precio’ a su cabeza. 214
En el sucinto reporte se mencionaba que Christoffelberg clamaba ser un ‘destacado’ lugarteniente de Vandor Goedgedrag y que a cambio de ‘protección’ podía demostrar ‘muchas cosas’ que permitirían a la Policía de Ámsterdam apresar a Goedgedrag. Lamentablemente, afirmaba Inga, no se le había otorgado ninguna credibilidad a su denuncia pero al revisar el expediente encontró que efectivamente un Frits Christoffelberg, apodado Bonaire figuraba como uno de los lugartenientes conocidos de Goedgedrag. En la Estación de Policía Frits no había dejado ninguna dirección y se fue ‘muy molesto’ amenazando que ‘su vida sería responsabilidad de la Policía’ y una búsqueda más profunda por parte de Inga reveló Vondelstr 19 (muy cerca del Filmmuseum) como su domicilio. Era una nueva pista, producto de la aplicación de intuición y/o ‘corazonada’ y una pista que tanto Flynn, O’Malley, como Marteen y Yo consideramos importante de seguir. No todos los días un miembro importante de una organización criminal decide buscar protección policíaca a cambio de información; es frecuente sí, pero no algo cotidiano o tan repetitivo como se nos ha querido dar a entender. Solamente esperábamos que estuviéramos a tiempo de encontrarlo y que lo que temía, es decir perder su vida a manos de los sicarios de Goedgedrag, no hubiera ocurrido. De inmediato acudimos al Comisario Kerk quien reconoció la oportunidad y de inmediato ordenó se acondicionara la Casa de Seguridad ubicada en por el rumbo del Zoológico a donde instruyó a Marteen que se instalara a la brevedad posible a este supuesto testigo. Marteen conocía el lugar, ubicado en la Plantage Middenlaan y solicitó que Inga quien había analizado el reporte nos acompañara. Nicholaas accedió y tan pronto fue posible salimos hacia Vondelstr. Confiábamos en que la suerte estuviera de nuestro lado y de que en esa dirección no fuéramos a encontrar un cadáver. Con todo género de precauciones nos acercamos al Filmmuseum desde donde Inga, Flynn y Yo procedimos a pie mientras Marteen y O’Malley examinaban el frente de la calle Vondelstr y si era posible acceder a esa dirección por alguna parte del Artis Zoo, es decir, la parte posterior. En la casa marcada con el número 19 no se apreciaba movimiento alguno pero era altamente ‘sospechoso’ que todas las ventanas estuvieran cerradas y las cortinas corridas, (nada llamaría más la atención que ese absurdo deseo de ‘privacidad’), pero a la vez podría ser un indicio de que Frits Christoffelberg -como esperábamos- se encontraba oculto adentro de la casa pues de la chimenea escapaba una leve columna de humo, lo que indicaba la presencia en el interior de alguna o algunas personas. 215
Marteen reportó que no había forma de ingresar por la parte posterior de la casa, la que estaba ‘adosada’ a una alta barda de piedra que delimitaba los terrenos del Zoológico, y que no habían notado a nadie ‘sospechoso’ o manteniendo la casa bajo observación, ni vehículos estacionados con personas ‘leyendo’ o consultando mapas, o camionetas ‘de servicio’ o cualquier otro indicio indicativo de que el domicilio estaba siendo vigilado. Con precaución y rapidez, Marteen forzó la chapa de la cerradura y con inusitado apresuramiento y nerviosismo penetramos en el oscuro pasillo de acceso, exclamando que éramos ‘la policía’ e Interpol y buscábamos a Frits Christoffelberg respondiendo a su demanda de auxilio. Repetimos nuestro reclamo varias veces, sin recibir respuesta, y de repente apareció en lo alto de la escalera un demacrado y aterrorizado sujeto portando enorme rifle de repetición cuyas bocas gemelas apuntaban en nuestra dirección. A plena vista del individuo y conscientes del riesgo dejamos nuestras armas en el suelo y mostramos nuestras placas de identificación; afortunadamente Inga iba vestida con el uniforme blanco y azul que identifica los cuerpos policiacos de Ámsterdam y el escudo con las letras Politie claramente visibles.
Frits -si era él- no quitaba su vista de ella y tal vez por el uniforme o el escudo policiaco el aterrado sujeto bajó el rifle, pero sin soltarlo, descendiendo cansadamente hasta donde nos encontrábamos. A media voz, solicitó ver nuestras placas de Interpol y las de policía de Inga y Marteen y solo cuando estuvo satisfecho se dejó caer en el último escalón, permitiendo que Marteen recogiera el rifle inerte de sus manos diciéndonos que efectivamente era Frits Christoffelberg.
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Visiblemente tranquilizado, añadió que no había visto a nadie ‘sospechoso’ o vigilando la casa, pero estaba seguro que tarde o temprano los ‘asesinos’ de Goedgedrag le encontrarían. Indicamos que debíamos transportarle lo más pronto posible a una Casa de Seguridad; que debía recoger lo que quisiera llevar consigo y que no había tiempo que perder, en cualquier momento podrían llegar los temidos sicarios de The Nieuwendijk. Marteen informó telefónicamente al Comisario Kerk que teníamos ‘el paquete’ y que tan pronto fuera ‘seguro’ sería transportado al ‘almacén’. Inga permaneció vigilante al lado de Frits mientras este recogía algunos objetos personales y un pequeño portafolios en tanto nosotros revisábamos las cercanías de la casa con la finalidad de asegurarnos que nadie fijaba su atención en lo que ocurría y procurando evitar sorpresa alguna al salir. Aunque había gente circulando, al parecer todo mundo se ocupaba de sus asuntos y supuestamente todo estaba ‘en orden’. Lo estaba. Acercamos el auto a la entrada, Frits entró rápidamente y se tendió en el suelo en la parte trasera y con deliberación pero sin prisa partimos hacia la Casa de Seguridad. Después de un rodeo prolongado y asegurarnos que no éramos seguidos, llegamos a Plantage Middenlaan que afortunadamente contaba con un pequeño jardín anterior y un garaje bajo techo. Un Agente (vestido de civil y que Marteen reconoció) abrió la puerta y sin apenas detenernos, con un hábil movimiento el automóvil estaba dentro de garaje. Dudo mucho que alguien se hubiera dado cuenta de la maniobra pues a pesar de que había bastante gente circulando, podíamos creer que eran turistas o visitantes del Zoológico o del Planetarium ocupados en sus asuntos y sin tomar nota de lo que ocurría a su alrededor.
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Adentro de la Casa de Seguridad nos esperaba Nicholaas y otras personas quienes dieron fría bienvenida a Frits y se interesaron por su bienestar y necesidades inmediatas para hacer de su estancia lo menos penosa posible. Nótese que no se estableció lo más agradable posible. Con toda seriedad, Nicholaas enfatizó que Frits podría disponer de la casa pero no podría abandonarla, ni hacer uso de teléfono o cualquier dispositivo de comunicación, estaría siempre acompañado, tendría guardias permanentes y su ‘interrogatorio’ comenzaría la mañana siguiente. Un poco más tarde le sería entregado un escrito en el que se especificaban las actividades que debería realizar y las normas que regirían –estrictamente y sin desviaciones- su estancia en ese lugar. Frits hizo entrega al Comisario del portafolio indicando que en él estaban documentos, registros y algunos libros de Contabilidad que seguramente Goedgedrag quería que nunca fueran conocidos y que demostraban su ‘buena fe’. Obviamente, Kerk no hizo ningún comentario; lo entregó a Marteen solamente diciendo que se realizara ‘profunda revisión’ de su contenido de inmediato. Indicó severamente que dejarían a Frits Christoffelberg descansar, bañarse y prepararse pues las sesiones que se iniciarían en la mañana y durarían varios días serían intensas, prolongadas y muy detalladas, asegurando que no había modo de que fuera localizado por quienes le perseguían, añadiendo que solamente unas cuantas personas sabían de este operativo y enfatizando que nadie en (o de) la Estación de Princengracht sabía de la protección otorgada o de la existencia de esta Casa de Seguridad. Había cierta frialdad, cierto dejo de severidad en el Comisario Kerk debido, -sin duda-, al hecho de que el hombre con el que hablaba no era una persona ‘común y corriente’ o un ciudadano amenazado: era un criminal atemorizado, un individuo que había hecho su vida dedicándose a actividades delictivas al margen de La Ley. Marteen con infinita paciencia y lejos del oído del Comisario Kerk explicaba estos aspectos a Inga quien consideraba que Frits ‘merecía’ otro tipo de ‘trato’. A partir de estos momentos podemos decir que las relaciones entre nosotros y la Policía se deterioraron un poco. El personal policiaco, -comprensiblemente- consideraba que su prioridad era encontrar las evidencias que condujeran al desmembramiento y aniquilación de la organización criminal, mientras que nosotros pensábamos que era prioritario establecer la responsabilidad de Jan Peter Oranjestaad como el autor del asesinato de Hugo Hans Mallenkvist y posiblemente de la persona que bajo el nombre de Rudd van Ralkelende fue encontrada muerta en la celda de detención.
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La cuestión según nos enteramos posteriormente por medio de Inga y Marteen-fue acalorada y ampliamente discutida y no fue sino hasta que el Comisario Kerk se pronunció al respecto el que se decidió que O’Malley y Yo participaríamos en los interrogatorios y trataríamos de establecer la responsabilidad de Jan Peter. Una vez logrado esto, aunque teníamos un plazo predeterminado los interrogatorios se enfocarían hacia las evidencias que condujeran a la terminación de la existencia de The Nieuwendijk en donde ya no tendríamos intervención alguna. Mientras todo esto ocurría recibimos una comunicación del Art & Loss Register en el que proporcionaban información interesante.
No podían aclarar si algún holandés había intervenido en el robo y posterior recuperación de la pintura de Vermeer conocida como “La Sirvienta de la Leche” pero proporcionaban una historia interesante relativa al excéntrico millonario tejano Charles Ethan Brown, conocido jocosa y despectivamente como Charlie Brown quien se ha convertido en el ‘hazmerreir’ del mundo del Arte y en particular de las pinturas de los Grandes Maestros. Se le atribuye el nada honroso título de ser el coleccionista privado que más falsificaciones ha adquirido y cuyas excentricidades, alimentadas por una inagotable 'fortuna petrolera', son la ‘comidilla’ de los tabloides. Se cuenta que trató de adquirir la propiedad de Memphis, Tennessee, conocida como Graceland (que fue la residencia de Elvis Presley) llegando a ofrecer cualquier cantidad de dólares por ella, pero la venta fue negada repetidamente aunque sí pudo adquirir uno de los Cadillac’s color rosa que gustaban al artista.
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Trató de comprar el vaporoso vestido blanco que Marilyn Monroe lució en la película “Seven Year’s Itch”.
Infructuosamente trató de adquirir el anillo de zafiros y diamantes que el Príncipe Carlos regaló a la difunta Princesa Diana de Gales como símbolo de su compromiso matrimonial.
Sin embargo, el colmo de sus pretensiones (según el criterio de Art & Loss) fue que desde 1973 en que abrió sus puertas el Van Gogh Museum, Charlie Brown se ha empecinado en comprar ‘a cualquier precio’ la pintura de 72 x 90 centímetros que 220
representa la habitación del pintor en Arles y que es considerada como una de las más preciadas joyas del Museo.
Inclusive –mencionaba el comunicado- que ha mandado hacer un marco incrustado en piedras preciosas para exhibir ese original y ha encargado el diseño de un sistema de protección similar al instalado en el Louvre para proteger la Gioconda de Leonardo.
Leyendo este reporte, a O’Malley y a Mi ‘se nos revolvió el estómago’ solo de imaginarnos la pintura de Van Gogh en un marco con incrustaciones de piedras preciosas y muy particularmente por la consideración de cómo 'funcionan' los cerebros de esas personas que creen que con su dinero pueden 'comprar todo'. 221
16 El día había sido productivo, agotador, tenso, incluso con peligro pero productivo y era el momento de dejar que los acontecimientos siguieran su curso. Nosotros queríamos revisar cuidadosamente la información con la que contábamos y planear escrupulosamente nuestros interrogatorios a Frits Christoffelberg pues era evidente que solo tendríamos algunas sesiones y era vital que fueran bien aprovechadas. Contábamos con la aparente disposición de Frits de cooperar y por lo mismo, lo que supiera acerca de Jan Peter nos lo diría y sería verdadero (aunque de cualquier manera lo verificaríamos). Mientras tanto, Nicholaas había aceptado tramitar la detención de esta persona en Mombasa y lograr su extradición a territorio holandés, preferentemente a Ámsterdam. Muchos vericuetos y acciones legales y legalistas se tenían que hacer, pero teníamos a nuestro favor que el Comisario Kerk compartía nuestras teorías y puntos de vista y creía que aunque la tortura y muerte de Hugo Hans Mallenkvist había ocurrido en Dublín, (fuera de su jurisdicción) con el testimonio de Frits encontraríamos otros crímenes de los cuales podrá ser procesado en Ámsterdam y de cualquiera de las maneras, este peligroso elemento sería ‘retirado’ de la circulación. Obviamente que nada de lo que hiciéramos podría devolver la vida a Hugo Hans y quizá y muy probablemente no se le castigara por ese crimen, pero eso es también una noción equivocada e incompleta de lo que es nuestro trabajo. Nuestra misión y la misión de la sociedad no es castigar, no es venganza, o retribución por las violaciones a las Leyes o las actividades consideradas como delictivas es 'proteger y servir' con todo lo que esos conceptos implican. De hecho aún es un tema de lo más debatido la necesidad o no de ‘la pena de muerte’ y por lo que se puede apreciar, jamás nos pondremos de acuerdo máxime cuando se considera la pena de muerte como un castigo merecido por determinadas acciones u omisiones. De acuerdo a como nosotros consideramos el asunto, la maldad misma tiene su propio castigo y tarde o temprano el ‘malo’ termina siendo su propia víctima. Nuestro trabajo principalmente consiste en investigar, en encontrar las evidencias que demuestren que tal o cual crimen fue cometido por tal o cual persona, no más. El que se le castigue inadecuada o adecuadamente conforme a las Leyes y Reglamentos vigentes ya no es de parte de nuestro trabajo y/o nuestra incumbencia, para ello existen los Abogados y los Tribunales y todo un Sistema de Administración de Justicia del que formamos una parte.
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El punto que a nosotros nos parece más importante es el referente a la Actitud que se tome en el desempeño de las diferentes responsabilidades pues de esa actitud (o actitudes) depende en mucho el éxito del trabajo. Y dentro de estas actitudes juegan un papel de gran relevancia las incongruencias que cada caso presentan en relación con el entorno. Un poco más atrás mencionábamos que en una investigación, una rama rota, una colilla de cigarro, un rastro de sangre, huellas sobre la hierba, trozos de tela, etc., descubiertos o encontrados en la escena del crimen han conducido a proporcionar más soluciones que cualquier otro medio. Simplemente dicho esas ‘pistas’, esos ‘hallazgos’ no son más que el reconocimiento de elementos incongruentes con el medio ambiente que se investiga, pues es obvio que una rama rota ha sido rota por algo o por alguien, un rastro de sangre puede ser de la misma víctima o del criminal; huellas sobre la hierba, de la misma manera, pueden indicar dirección, número de personas, etc., y también es obvio que algo o alguien ha dejado esas huellas. Siempre es el caso que algo o alguien es quien produce ‘la incongruencia’ y al respecto ningún ADN o ciencia genética puede interpretarla si no es por el ‘instinto’, ‘experiencia’ y ‘conocimientos’ de los investigadores que, posteriormente, puede y quizá hasta debe ser confirmado con las herramientas más modernas y/o avanzadas de que se pueda disponer. Y en nuestro concepto, (afortunadamente compartido por el Jefe Mc Dermont) la mal denominada e inexistente ‘venganza social’ no tiene lugar en nuestro trabajo y tan solo es nocivo producto de una entelequia creada por ‘políticos’ que en todo encuentran elementos negativos. Decidimos caminar un rato y conocer un poco del ambiente especial de Ámsterdam en tanto decidíamos las preguntas que haríamos y la actitud que deberíamos tomar y sin mucho pensarlo estuvimos de acuerdo que el mejor acercamiento sería el directo informando que ‘sabíamos’, lo que estábamos preguntando y que solo pretendíamos su confirmación por parte de Frits o su aclaración si estábamos equivocados en nuestra percepción. Básicamente nos referiríamos a las actividades de Jean Peter, su trabajo para la organización, sus relaciones con Vandor Goedgedrag y aspectos relativos. Pronto nos encontramos en Leidsplein (en el lado opuesto de la Estación Central) en donde se originan dos rutas turísticas, una ‘para caminar’ de alrededor de 4 kilómetros y la otra por vía Canal Bus navegando por los típicos canales que cruzan Ámsterdam en todas direcciones y fue precisamente esa la que elegimos ya que nos brinda la facilidad de bajar y subir a voluntad en cualquiera de las estaciones de recorrido usando el mismo boleto.
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En esa estación descubrimos que también funcionan como oficinas de Renta de Bicicletas las que pueden dejarse en depósito mientras se hacen recorridos a pie o en los botes conocidos popularmente como Hooper.
El recorrido es tranquilo aunque interrumpido por las voces de los Guías que en varios idiomas van informando al viajero de lugares de interés y/o de próximas estaciones y sus respectivas atracciones turísticas. Nuestra primera parada la hicimos en Nieuwendijk en donde se encuentra la Magna Plaza y la afamada y reconocida tienda departamental Bijenkorf (que a pesar de haber sido muy recomendada, no llamaba nuestra atención), pero en sus alrededores se ha desarrollado un complejo de tiendecitas y boutiques que culmina en el enorme Centro Comercial alojado en un renovado edificio del Siglo XIX con más de 40 tiendas de especialidades y varios restaurantes.
Existe una variedad impresionante de zapaterías en las que aún se pueden ver los Zuecos, un tipo de calzado de una sola pieza, hechos generalmente de madera que en un 224
principio se utilizaron en las zonas rurales holandesas siendo fabricados tradicionalmente de sauce o álamo. La historia los coloca como originados a mediados del Siglo XIV, pero los expertos estiman que podían ser mucho más antiguos.
Increíblemente los zuecos fueron utilizados durante años como calzado diario y no solamente en las zonas rurales. Lo explican porque en tierras tan húmedas como las holandesas, nada puede proteger del agua tan bien como la madera esmaltada. Los zuecos más tradicionales se pintan en amarillo y rojo, siguiendo algunos dibujos clásicos y son parte del considerado ‘atuendo nacional’. Sin embargo, los que se fabrican para la venta como suvenir (en enorme variedad de tamaños) cubren un amplio rango de colores y patrones que pueden incluir flores o hasta escenas de calles y paisajes. Adquirimos dos pares para llevar a Maggie y Nicole y uno especial con intrincado diseño para el Jefe Mc Dermont. Seguimos caminando por la Nieuwezijds Voorburgwal hasta llegar al Amsterdams Historisch Museum remodelado en el 2011 en lo que fue el antiguo Orfanatorio de la ciudad construido en 1580, reconstruido en 1634.
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En él se exhiben numerosos artículos relativos a la historia de la ciudad que cubren desde la Edad Media hasta el tiempo actual y aún se conservan muchos de los muebles originales que se utilizaron en el Orfanatorio junto con otro grupo de mobiliario y artefactos correspondientes a la Rasp House que fue el establecimiento ‘correccional’ de la ciudad en donde los prisionero eran obligados a ‘raspar’ madera para hacerla lisa y presentable y producir aserrín.
En medio de este recorrido nos pusimos de acuerdo en que presentaríamos a Frits varios gruesos expedientes indicando que en ellos estaba toda la historia de la organización conocida como The Nieuwendijk con un expediente dedicado a Vandor Goedgedrag, otro simplemente titulado Bonaire, un tercero bajo el rubro Jan Peter Oranjestaad y otros con identificaciones como Rudd van Ralkelende, o Kralenjstad y como ‘engaño’ haríamos uno con los nombres Marteen Hellberg/Inga Guadrikiri con objeto de poner a prueba la veracidad de las afirmaciones que hiciera. Hasta ese momento habíamos visto una ciudad de edificios antiguos con pretensiones de modernidad y extrañábamos aquella imagen de la Holanda típica famosa y 226
reconocida por los molinos de viento que poco a poco van desapareciendo y que cada vez se ven menos.
Y esto nos llevó a la consideración de cómo han ido cambiando las cosas y cómo esos cambios se reflejan y se perciben en Ámsterdam (y el resto de Holanda) demostrados con su actitud hacia el tabaco y la marihuana.
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Actualmente, guste o no, se apruebe personalmente o no, la marihuana es legal en Holanda mientras el tabaco no y no se puede olvidar que los 'tabacos' procesados en Holanda y/o Ámsterdam son de los más conocidos, famosos y comercializados en todo el mundo. El tabaco es permitido, tolerado como se dice ahora, pero bajo múltiples advertencias, amenazas y limitaciones, mientras que la marihuana es no solamente permitida y legal, sino promovida en la misma forma en que el tabaco lo fue años atrás. En Ámsterdam pudimos ver por primera y única vez, como los anuncios tradicionales de prohibición de fumar incluyen los tres tipos conocidos de productos en donde se usa el tabaco: puros, pipas y cigarros, mientras que en el resto del mundo se han concretado tan solo a ilustrar el cigarrillo como el representante del objeto de esta moderna ‘fobia’.
Y resulta extremadamente curioso porque el tabaco holandés es decir, el tabaco procesado en Holanda tiene fama de ser de la más alta calidad y las marcas holandesas de tabaco conservan una imagen de excelente sabor y reconocido prestigio. La imagen de un fumador de pipa inmerso en su muy personal deleite individual poco a poco va siendo menos frecuente.
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Y por cierto, quiero ofrecer una disculpa por ocuparme de consideraciones personales pero no puedo evitarlo porque al estar recorriendo la zona Red Light District de Ámsterdam en un horario ‘fuera de lo usual’ y observar la cantidad de gente recorriendo la zona, ‘viendo’ la mercancía que ahí se ofrece (humana y/o de otros tipos) no se puede dejar de pensar la superficialidad, inutilidad y temporalidad de todo el asunto y en mi muy particular opinión el ‘desperdicio’ de tiempo y significado en el que está sumida nuestra juventud. Y porque además, descubrí que Flynn y yó somos inveterados y convencidos 'fumadores de pipa' y el tabaco o las marcas holandesas (como Clan, Flying Dutchman, Sail o Amsterdamer) están entre nuestras marcas preferidas.
Y no podemos olvidar que 'el padre' de todos los detectives, el inmortal Sherlock Holmes fumaba en pipa.
A pesar de la hora, que era en medio de la mañana, resulta impresionante la cantidad de gente que circulaba por los lugares que se reconocen como 'Red District' en Ámsterdam
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Porque lo hemos comentado específica y largamente nosotros estamos ‘cansados’ de oír a políticos gobernantes y capitanes de empresas decir y repetir y volver a decir y enfatizar que ‘la juventud es el futuro’. Nosotros no estamos de acuerdo con ese enfoque ni con esa actitud, pues estrictamente hablando la niñez y juventud es el presente y el futuro tanto de las naciones como de las empresas. Lo que se encuentra ‘detrás’ de esas aseveraciones es hipocresía y manipulación, es el ‘lobo envuelto en piel de oveja’, es la excusa utilizada para continuar envenenando a la sociedad con el pretexto del progreso económico de unos cuantos. No podíamos dejar de considerar que la responsabilidad y la culpa de todas estas situaciones recaen directamente en todos los ciudadanos, no nada más en los gobernantes y/o políticos. De repente, dando vuelta por una callecita, nos encontrábamos en Rokin # 89 en un local comercial en donde el verde color de los adornos recordaba los Pubs Irlandeses. Curiosamente, se trataba de un Pub Irlandés, o la versión holandesa de un Pub irlandés denominado The Tara, Irish Pub, Select Bar & Lounge
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Entramos; una cerveza helada nunca es rechazada y con las esperadas diferencias, vimos que habían tratado de hacer una buena reproducción de ‘lo auténtico’ y aunque podíamos observar algunos ‘faltantes’, el ‘espíritu’ del Pub irlandés no transpiraba dentro de ese ambiente ajeno. Sorpresivamente tenían un mostrador en donde vendían tabaco para pipa irlandés, de la marca Erinmore, fabricado en Belfast y que durante mucho tiempo fue mi favorito (habiendo dejado de serlo por las dificultades para conseguirlo, no por otra razón).
Igualmente había una variedad de tabacos que hacía tiempo no veíamos y aunque no era una tabaquería, la ocasión ‘se pinta sola’ por lo que adquirimos algunos paquetes de viejas marcas que quizá por años no encontrábamos fácilmente desde que a algún médico enajenado pensó que el tabaco es perjudicial a la salud y se le ocurrió establecer reglas y prohibiciones que proporcionaron a los políticos un pretexto más para buscar 'adeptos' y afortunadamente no han podido hacer que se decrete que respirar es nocivo para la salud, a pesar de que en las condiciones actuales, lo es.
Muy satisfechos con mis compras, (y con la tácita aprobación de los demás) nos instalamos en el Pub y esperábamos ‘el servicio’. La conversación recayó –una vez más- en el asunto de la juventud actual y la situación que se vive en la mayoría de las poblaciones del mundo. Especulábamos que tal parece que no hay ‘memoria colectiva’ y que ocupados como estamos por la lucha por el diario sobrevivir y la subsistencia nos olvidamos que quienes hemos formado la historia de nuestras comunidades somos todos: todos juntos con nuestras acciones y omisiones hemos sido los que hemos hecho y deshecho nuestra sociedad 'ayudados' por supuesto por lo políticos. 231
Como factores de influencia podemos destacar la falta generalizada de valores éticos o morales en donde todos somos víctimas y cómplices, de la misma manera que lo somos en la corrupción e impunidad imperante. Sin embargo, prestamos mucha mayor atención a quienes consideramos responsables directos de estas situaciones: a los gobernantes, políticos y empresarios olvidándonos de nuestra apatía y despreocupación por estos aspectos que es lo que nos coloca en el doble papel de víctimas y cómplices. Nos hemos contentado con reclamar, con exponer, con demandar soluciones, pero no hemos sabido reconocer que es a nosotros a quienes corresponde reconocer esos reclamos, establecer las soluciones y darnos cuenta de que nuestros gobernantes no son ni actúan como tales, no representan a la ciudadanía sino a los grupos de poder que con nuestra apatía hemos permitido se ‘eternicen’. Da pena confesar que somos espectadores y no protagonistas de nuestra propia historia porque hemos dejado o hemos perdido la libertad ante políticos, gobernantes y empresarios que responden únicamente a intereses partidistas, grupales o personales. Preocupa mucho y se escribe bastante acerca del mundo que vamos o estamos dejando a nuestros hijos y nietos, pero nadie se ha ocupado de escribir acerca de los hijos y nietos que estamos dejando al mundo. Y lo que más nos duele a nosotros es reconocer que hemos permitido que recaiga en esa juventud descarriada e irresponsable el retomar el rumbo correcto y nos hemos conformado con reclamar y seguir reclamando sin reconocer que nada o muy poco se ha logrado con esa actitud pasiva y que las soluciones no están en el gobierno, las instituciones, los políticos, o los gobernantes, sino en todos y cada uno de nosotros. No somos los únicos que han reclamado o que reclaman, la verdad sea dicha, la historia de las naciones ha estado marcada por enorme cantidad de ‘luchadores sociales’ que han esgrimido la injusticia, la corrupción, la impunidad y otras muchas banderas verdaderas pero que de una u otra manera no han logrado más que algunas modificaciones pero jamás el cambio total y permanente que pretendían. También, cierto es, que se pueden atribuir a esas luchas sociales y a esos luchadores sociales enorme cantidad de defectos y de fallas humanas, pero eso tan solo es una explicación del fracaso, no la causa o la razón. La causa o la razón, se puede reducir a que en muy escasas ocasiones obtuvieron o lograron conseguir el ‘apoyo de la mayoría’ y esa es una característica muy humana: los ‘buenos’ luchan solos, los ‘malos’ siempre se apoyan y cuentan con los medios ‘legales’ (o ‘legalistas’), la ‘autoridad’ o ‘la fuerza’ para hacerlo y en múltiples ocasiones con todos esos factores juntos.
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17 Nuestra conversación giraba sobre multitud de cosas forzadamente obligando al asunto del interrogatorio de Frits Christoffelberg (Bonaire) a permanecer en los terrenos del inconsciente y de la memoria para emergen con más fuerza en algún momento oportuno o inoportuno mientras regresábamos al hotel. O’Malley tenía reservada una sorpresa para Flynn y para mí. Una vez que estuvimos cómodamente instalados en nuestra suite, y tuvimos hechas las anotaciones y reporte correspondiente a nuestro caso, O’Malley sacó de su bolsillo una larga cajita diciendo que mientras estábamos ocupados comprando tabaco en el Pub, él localizó una tiendecita que llevaba el nombre de Gouda en donde vendían artículos de cerámica y porcelana procedentes de esa ciudad holandesa.
En esa manera enciclopédica y magisterial que ha adoptado ‘cuando se pone serio’, O’Malley mencionó que Gouda es una ciudad meridional de Holanda de aproximadamente 72,000 habitantes muy conocida tanto por su queso como por la fabricación de velas, porcelana y pipas de arcilla. El lugar donde Gouda se ubica actualmente era alrededor del año 1000 un terreno pantanoso salpicado de arroyos tales como el Gouwe. A lo largo de las orillas del Gouwe se comenzó a extraer turba en el siglo XI y el XII, concretamente en donde hoy están situados el mercado y el ayuntamiento. Con toda seriedad y sin dejar de su mano las cajas (y sin permitir que la tomáramos) mencionó que en 1143 se mencionaba el nombre de Gouda por primera vez en una carta del Obispo de Utrecht.
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Alrededor de 1225 se comunicó a través de un canal el Gouwe con el Viejo Rin y la desembocadura del Gouwe en el Ijssel fue agrandada hasta construir un puerto. El castillo de Gouda sirvió para dar defensa a dicho puerto. Con ello, se creó una ruta que fue utilizada para el comercio de Flandes y Francia con Holanda y la zona del Mar Báltico. En 1272 el Conde Floris V otorgó los fueros a la ciudad, que mientras tanto había adquirido una considerable importancia. Hubo de sufrir dos incendios importantes en 1361 y 1438. En 1572 la ciudad fue ocupada por los protestantes sublevados contra Felipe II, quienes incendiaron un monasterio de la ciudad y saquearon otro más. En 1577 se llevó a cabo la demolición del castillo. Como muchas otras ciudades de Holanda (Países Bajos), Gouda también fue afectada por la peste en 1602. Hasta 1750 no llegó a recuperarse la cifra de población perdida. A partir de 1830 se comienzan a derribar las murallas de la ciudad, acabándose con la última puerta de acceso a la ciudad en 1854, y en 1855 entra en servicio el ferrocarril Gouda-Utrecht. En 1940 fue terraplenado el canal Nieuwehaven, al que siguieron más tras la Segunda Gran Guerra. En 1944 la estación de ferrocarril fue destruida por un bombardeo en contra de las fortificaciones alemanas. Y de ahí, con la reconstrucción ha quedado como puede verse hasta la fecha. El caso es que en esa tiendecita, O’Malley había comprado unos obsequios para Flynn y para mí, una pipa de arcilla realizada por el método tradicional de moldes y con el agregado de una boquilla de material plástico (imitación ámbar). Mostró con orgullo una fotografía en la que se apreciaba el molde explicando que desde quien sabe que tanto tiempo se siguen fabricando las pipas de arcilla de esa misma manera.
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Una vez que vimos con detenimiento la fotografía, O’Malley se decidió a entregarnos las cajitas diciendo que estaba seguro que Flynn no tenía una de esas en su colección, y que pocas cosas le proporcionaban más placer que obsequiarle una de esas pipas y aunque no sabía si yo tuviera una, de igual manera había adquirido una para mí. Realmente, (y no es pose) me conmovió pues no podía haber duda alguna de su sinceridad y del deseo de agradarme y al mismo tiempo está el hecho de que hasta ese momento en mi colección particular no había una pipa holandesa de arcilla. La pipa es realmente preciosa y aunque estoy hablando por mí, estoy seguro que a mi ilustre compañero también le agradó y mucho.
Agregó además, que había aprendido un ‘adelanto’ que próximamente se hará extensivo a todo el mundo consistente en la implantación de un ‘micro chip inteligente’ en el interior de los cigarrillos con el objeto de que ‘no arrojen humo’, y que pronto estaremos en plena campaña por un ambiente libre de humo, aunque se fume.
Sin comentarios. Como suele ocurrir, inmersos como estábamos en el tema de las pipas de arcilla y los artilugios ‘modernos’ volvimos al tema del interrogatorio en donde repasábamos las 235
ideas que habíamos comentado con anterioridad, las que, dicho sea de paso, cada vez, nos parecían lo mejor, o la mejor forma de proceder ante Frits Christoffelberg a quien poco tiempo dejarían a nuestra disposición. Una vez que hubimos acordado lo procedente, decidimos descansar y estar preparados para la mañana siguiente en que Marteen (con los expedientes ficticios que prepararía) nos acompañaría a la Casa de Seguridad para realizar nuestro interrogatorio. El interrogatorio fue muy exitoso desde nuestro punto de vista, Chris fue ‘sorprendido’ por la extensión de nuestros conocimientos sobre sus actividades y las de la organización a la que habría dedicado la mayor parte de su vida adulta. Afortunadamente nunca se dio cuenta de lo que constituía el verdadero material y los voluminosos expedientes (repletos de papeles) que se colocaron cuidadosamente en la mesa ante sus ojos, contribuyeron en gran manera a fijar esa impresión. Creíamos haber hecho una importante contribución pues en los subsiguientes interrogatorios la actitud mental de Chris sería muy favorable al darse cuenta de los ‘mucho’ que se sabía, por lo que no podría permitirse ningún lujo y desafiar al Comisario Kerk quien ya le había advertido con toda seriedad que no era más que un gusano y que si la información que les proporcionara fuera inútil o incompleta, sin ningún remordimiento la policía misma les entregaría en las manos de Vandor Goedgedrag. Tan solo en las enfermas mentes de los escritores de series de televisión estadounidenses y de los ‘productores’ de las mismas se coloca a personas en esa posición (es decir, ‘informantes’) en enfoques de autoridad o de mando, o más absurdamente, que puedan ‘dictar’ condiciones, cuando en realidad, solamente son delincuentes que además de pertenecer a los estratos de menor calidad moral de la sociedad, se han rebajado a la traición por el único deseo de ‘salvar su pellejo’ solamente y lo único que tienen es ‘información’ (mercancía valiosa, cierto es), pero igualmente podían tener u ofrecer ‘desinformación’. Esa era la posición de Frits Christoffelberg y era un punto que no debíamos olvidar, sino al contrario, tener muy presente y aprovechar esa condición para obtener información precisa y comprobarla antes de tomar cualquier acción. En anteriores ocasiones, hemos encontrado que si el informante cree que sabemos más de los que se discute en los interrogatorios, el informante asume una posición en la que ve peligrar su ‘posible protección’ y tiene que recurrir a proporcionar datos verdaderos e importantes para lograr que esa ‘protección’ se materialice. Es un caso muy desemejante a cuando se trata de ciudadanos honestos que son testigos de algún hecho delictivo y en donde su situación de ‘informante’ es inmensamente distinta y la protección policiaca es necesaria y no, como ocurre con el presente individuo, cuando es un delincuente que desea ‘escapar’ de las consecuencias de sus anteriores actividades y de sus ex compañeros a quienes está traicionando. 236
En el ambiente confinado de la Casa de Seguridad, en medio de cámaras y micrófonos ocultos y un sinfín de dispositivos el interrogatorio tenía el carácter de una plática informal y no el ambiente seco y frío del pequeño cuarto con una mesa y sillas incómodas que se utiliza en casi todas las Estaciones de Policía. Cierto era que Frits no se merecía esas ‘atenciones’, pero así se había decidido y así, se harían las cosas. El imperativo que representaba la eficacia de anteriores operaciones llevadas a cabo por la organización criminal The Nieuwendijk aunado a la rapidez con la que se había realizado el operativo actual obligaba a que no se llevaran a cabo los interrogatorios en la Estación de Policía y era evidente que al Comisario Kerk molestaba -y mucho- el gasto que todo esto representaba. Por lo mismo, nosotros debíamos obtener resultados positivos rápido y confiábamos en que el enfoque que le daríamos al interrogatorio fuera efectivo. Cuidadosamente habíamos revisado los antecedentes y lo poco de información que teníamos acerca de este sujeto. El primer punto importante era que el individuo se había presentado voluntariamente en la Estación de Policía de Princengracht y se había identificado bajo el nombre de Frits Christoffelberg, (apodado Bonaire) quien se ostentaba como un importante lugarteniente de Vandor Goedgedrag. Posteriormente a su reclusión en la Casa de Seguridad, su identidad había sido comprobada, sus huellas registradas y efectivamente correspondían a un Frits Christoffelberg, nativo de Curazao. Una búsqueda más intensiva corroboró que el individuo era miembro de la organización The Nieuwendijk aunque no había demasiados detalles sobre sus actividades. El punto clave era que el individuo temía por su vida y a causa de ello, había buscado el intercambio de información por seguridad. Aún no sabíamos por qué Bonaire temía por su vida. ¿Qué había hecho que le ponía en esa situación de riesgo? ¿Conocía a Jan Peter Oranjestaad? ¿Podría proporcionar información que permitiera procesar y condenar a este sujeto? En el portafolio que justamente ahora se estaba revisando en la Estación de Policía ¿habría evidencias en contra de Jan Peter? ¿Podríamos establecer a Jan Peter como el autor del asesinato de Hugo Hans Mallenkvist y/o Rudd van Ralkelende? 237
Esas eran las interrogantes principales que teníamos que resolver. Y las resolvimos. Dentro de todo, el interrogatorio resultó provechoso. Chris quedó ‘deslumbrado’ por la extensión de lo que supuestamente conocíamos acerca de la organización y sus actividades. Los expedientes ficticios que Marteen e Inga prepararon fueron un testigo mudo de impresionante valor. Chris creyó completamente que ‘todo’ estaba registrado, que la policía de Ámsterdam y la Interpol sabían la extensión de sus actividades y que tan solo la falta de evidencias que pudieran ‘sustentarse’ en una Corte Legal era lo que había impedido que se aprehendiera y procesara a los principales Jefes de la Organización. Efectivamente conocía a Jan Peter, lo único que no sabía era su destino actual, había oído que Vandor le había enviado fuera del país, le había ordenado ‘esconderse’ hasta nuevo aviso, pero no sabía las razones. Indicó que Jan Peter era pariente cercano de Vandor y que por esos lazos familiares gozaba de consideraciones que no se extendían a otros miembros de la organización y recibía un trato especial de Vandor quien le encargaba otros asuntos de índole personal de los cuales Chris no estaba enterado. Señaló a Jan Peter como el autor material de tres muertes: la de Lucius van Oldenbarne en 1999, la de Nico Spiegel en 2004, y la de Olga Neuffeld en 2009 asegurando que en la documentación contenida en el portafolio había información precisa acerca de estos asesinatos. De inmediato se hizo la anotación correspondiente y se indicó a Marteen que la pasara a Inga para que fuera corroborado lo más pronto posible. No podría asegurar que Jan Peter fuera el autor material de la muerte de Hugo Hans Mallenkvist pero por el modus operandi y el hecho de que Vandor le hubiera enviado fuera del país eran –para él- evidencia suficiente que indicaban que Jan Peter había sido el encargado de esa ejecución aunque el responsable 'intelectual' sería Vandor Goedgedrag directamente. Tampoco podría decir si la muerte de Rudd van Ralkelende fue o no suicidio y en el caso de que no lo fuera no podría decir si Jan Peter tuvo algo que ver con ello. No era la primera vez que alguna muerte ordenada por The Nieuwendijk se hacía aparecer como suicidio. Insistimos sobre el punto, pero Chris se mantuvo firme en sus afirmaciones.
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Mencionó a Romeo Koster como uno de los ‘comerciantes’ en Obras de Arte (principalmente pinturas de los Grandes Maestros) favorecidos por Vandor quien le tenía asignado también alguno aspectos relacionados con el tráfico de enervantes, pero en realidad su utilidad era en el ramo de la comercialización de joyas y pinturas robadas. Fue en relación con el comercio de joyas robadas que Chris cometió una torpeza y su gran error. Unos meses antes, estando en Mombasa, que como sabemos es el centro turístico costero de Kenia, Chris se involucró en la adquisición de varios lotes pequeños de diamantes contrabandeados desde Sierra Leona por efectivos paramilitares africanos. En una de esas operaciones, un trabajador de las minas había podido hacerse de cuatro diamantes en bruto del tipo denominado ‘diamante azul’ que fueron adquiridos por Ftits (Bonaire) en beneficio de su organización. Quiso el destino que posteriormente, (como una hora después) el mismo individuo regresó con otros tres diamantes azules. Uno de ellos era de gran tamaño y a pesar de estar ‘en bruto’, claramente se vería que era una pieza de gran valor y que una vez tallada alcanzaría un precio muy elevado. Frits se dejó llevar por su ambición y aprovechando la circunstancia de que se encontraba solo, realizó el trato a título personal, guardando los tres diamantes sin ingresarlos a los registros de la empresa.
Después de esa ‘torpeza’ llevó los diamantes de vuelta a Ámsterdam y los entregó a los descendientes de Wilhelm Fals (uno de los muy famosos ‘cortadores’ de diamantes de su época) en donde esperaba obtener una jugosa utilidad.
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La casualidad, el destino o como ustedes deseen llamarle hizo que pocos días después, el mismo minero africano se presentara con otros diamantes y en el transcurso de la transacción aseguró haber entregado 7 diamantes, mismos que se le habían pagado y reclamaba el mismo pago que se le había hecho anteriormente. Sin embargo, el encargado tan solo tenía registro de los 4 primeros diamantes en cuya transacción estuvo personalmente. El minero insistía en que los otros tres le fueron pagados y entregados ‘por la otra persona’ ese mismo día, más tarde cuando regresó con ese último lote de diamantes. El encargado sospecho inmediatamente que Frits había realizado una operación fuera de lo establecido por la compañía y entró en pánico, reportando directamente a Vandor Goedgedrag lo ocurrido. En absoluto secreto, Vandor averiguó lo que había pasado y que los diamantes habían sido entregados a Simone de Jongh (encargado de la firma Sucesores de Wilhem Fals). Como suele suceder con estas organizaciones que basan sus actividades en el terror y la amenaza, poco después de esto, de Jongh informó a Frits que no solamente Vandor conocía la existencia de los diamantes, sino que los había recogido y ahora él se quedaba peor que como comenzó pues ahora nadie le pagaría por el trabajo realizado y ya no tenía los diamantes para comercializarlos. Con esto, Frits se dio cuenta de que había caído de la gracia de Vandor y de que su vida estaba amenazada, The Nieuwendijk ‘no perdona’. Era una historia que tenía todos los visos de ser verdadera y probablemente Hans Oude podría corroborarla pues supuestamente conoce todo lo que pasa en el mercado de diamantes y seguramente tendría contacto o podría contactar a Simone de Jongh. Con la tácita amenaza sobre su cabeza, Frits decidió recurrir a la policía. Con referencia al alias Rudd van Ralkelende que Jan Peter utilizó, (o utiliza en Mombasa) dijo que él no lo sabía, ni lo podía saber, pero que el nombre debe habérsele ocurrió al conocer por los periódicos de la muerte de esta persona y supuso que en su prisa por huir del país, fue el primer nombre que a Jan Peter surgió de su memoria. Esta era una explicación como cualquier otra, una posibilidad que cuando Jan Peter fuera extraditado e interrogado conoceríamos, o al menos, conocería la Policía pero no creíamos que tuviera mayor importancia. Proporcionó algunos nombres de personas que la Organización emplea como ‘sicarios’ o ‘ejecutores’ mencionando que merced a una iniciativa de Vandor, en los últimos años se ha incrementado el ‘uso’ de mujeres como ejecutoras destacándose a Henrykje Falkestein, Andrea Harumberg e Ilse Baer de quien él está seguro son responsable de más de una docena de asesinatos en los últimos 10 años. 240
Supone -sin estar completamente seguro- que Ilse Baer es o ha sido amante de Jan Peter y que tiene su domicilio en la calle de Sweelinck, enfrente del Sarphatipark (de esta dirección, si está seguro pues en alguna ocasión Vandor envió con él mensajes confidenciales dirigidos a esta señora). Otro punto más a corroborar y otra actividad para la Policía de Ámsterdam. Volvimos a insistir sobre Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag mostrando las fotografías que de este individuo teníamos solicitando su identificación absoluta, y total, incluyendo todo tipo de detalles sobre su complexión, estatura, hábitos, etc.
Sin duda alguna reconoció la fotografía indicando que acostumbraba cambiar su apariencia principalmente por medio de teñido del cabello, y utilizando ‘rellenos’ de acrílico o plástico dentro de las mejillas, con lo que modificaba las dimensiones y/o apariencia general de su rostro. Indicó que lo que no podía modificar era la forma puntiaguda de sus orejas que en esa fotografía estaba cubiertas por abundante cabello pero con diferente ‘corte’ eran un rasgo característico que le identificaba. O’Malley expuso la otra fotografía, en la que el individuo mostraba un corte de cabello diferente, otro color y las puntiagudas orejas que Frits mencionaba.
La identificación fue positiva, positiva al 100% y a la que se agregó el comentario que Jan Peter utilizaba ‘bigote’ porque tenía una cicatriz sobre el labio que procuraba ocultar siempre.
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Y como otro punto particular, comentó que era muy buen ‘tirador’ con armas cortas, utilizando ambas manos, aunque siendo ambidiestro prefería utilizar su mano derecha cuando hacía uso de los cuchillos de cocina, que prefería a las armas de fuego. Usaba cuchillos de cocina por su facilidad para obtener, su enorme variedad y la dificultad de identificarlos.
Lo calificó como un ‘psicópata’ que prefiere el contacto personal muy próximo con sus víctimas, a las que gusta de atormentar, aunque no descarta el disparar desde cierta distancia. Y en su mente no había duda alguna que actuaba bajo la dirección y ordenes específicas de Vandor, lo que confirmaba nuestra hipótesis de que Vandor Goedgedrag era la ‘mente maestra’ atrás de nuestro caso y la persona que ‘movía los hilos’ de Jan Peter Oranjestaad. No quiso especular y nosotros tampoco lo hicimos acerca de cuál era o podría ser la motivación detrás de la tortura infringida por múltiples quemaduras de cigarro pues podrían corresponder a gran variedad de explicaciones que van desde el psicópata gusto de hacerlas como el utilizarlas como arma de convencimiento para obligarle a revelar algún asunto. Quizá, Vandor Goedgedrag no le ordenara la tortura, pero era evidente que ‘algo’ quería saber, ‘algo’ conocía o guardaba dentro de sí Hugo Hans Mallenkvist que sus asesinos (Jan Peter y Vandor) deseaban conocer. No lo sabíamos, tal vez nunca lo sabremos, pero en este caso a diferencia de otros, y aunque al principio concedimos demasiada importancia a las motivación, poco a poco fuimos viendo como la o las motivaciones tenían una importancia menor a lo que pensamos inicialmente, y ahora tan solo eran una ‘curiosidad profesional’ aunque casi siempre resulta significativa para aclarar el crimen. Realmente, no valía la pena ni perder tiempo especulando al respecto. Como era obvio, un equipo de ‘expertos’ estaría revisando cuidadosamente el domicilio de esta persona en el número 19 de la calle Vondelstr, lo que a nosotros nos parecía un tanto precipitado pues los miembros de The Nieuwendijk que buscaban a Chris tendrían por fuerza que darse cuenta de que había ‘extraños’ en el departamento y no tardarían en averiguar que su ‘presa’ había huido y la policía ocupaba el domicilio. 242
Nosotros hubiéramos colocado vigilancia y esperado un poco más para registrar el domicilio, pero no era nuestro ‘operativo’ y como ya se ha explicado, las prioridades eran otras. Dimos por terminada esta sesión pues no creíamos que obtendríamos más información de la que Frits nos había proporcionado y además de todo, teníamos la obligación de corroborar lo más posible la información que se había conseguido. Un total éxito y asunto que proporcionaba satisfacción fue que al mostrar a Frits el expediente titulado Marteen Hellberg/Inga Guadrikiri dijo claramente sin vacilaciones, sin duda o inseguridad, que no conocía a ninguno de los dos, que para él, esos nombres eran nuevos y que nada sabía acerca de esas personas, lo que demostraba que estaba ‘diciendo la verdad’. Recogimos las cintas que se habían grabado de toda la entrevista para revisarlas cuidadosamente con Marteen e Inga, presentar nuestro Reporte y comentarlo detalladamente con el Comisario Kerk de donde esperábamos salieran nuestras próximas actividades. Mientras tanto ocurría esto, revisaríamos los asuntos incompletos que teníamos todavía en ese estado de ‘pendiente’ y trataríamos de ‘cerrar’ la investigación en lo que a nuestro caso correspondiera, pues era obvio para nosotros, que Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag era el sujeto responsable del asesinato de Hugo Hans Mallenkvist. También era obvio que tal vez no sería procesado por este crimen a menos que una vez extraditado y procesado en Ámsterdam confesara específicamente este asesinato pero quizá ya no estaríamos en Holanda para participar en el proceso; los juicios o trámites de extradición pueden ser muy tardados y por lo que habíamos escuchado y se había establecido ‘oficialmente’, la prioridad era acabar con la Organización The Nieuwendijk (y el ‘imperio’ de Vandor Goedgedrag) y no la solución de un asesinato cometido en Dublín. Con Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag en Holanda, custodiado fuertemente, la situación tendría otras características. Revisando los nombres con los que identificábamos los asuntos pendientes encontramos: Romeo Koster, y Roald Edgeoyan y Beatrice Kralenjstad, a los que añadimos los de Lucius van Oldenbarne, Nico Spiegel, y la de Olga Neuffeld. Como un separado aparte incluimos los de Henrykje Falkestein, Andrea Harumberg e Ilse Baer. En lo referente a Romeo Koster, Roald Edgeoyan y a Beatrice Kralenjstad, considerábamos que eran personas de otro tiempo cuya investigación ya no tenía caso realizar, su papel en los eventos de su época y turno activo creíamos ya estaba establecida y nada más podríamos obtener que modificara lo que habíamos averiguado. 243
De igual manera, no sería nuestra responsabilidad ni nuestro trabajo aclarar las muertes de Lucius van Oldenbarne, Nico Spiegel, o la de Olga Neuffeld dado que tampoco tenían relación con nuestro caso y probablemente pudieran servir como evidencia en contra de The Nieuwendijk. Posiblemente se pudiera establecer alguna relación con los nombres de los sicarios o ejecutores (¿ejecutoras?) mencionados por Frits, es decir, Henrykje Falkestein, Andrea Harumberg e Ilse Baer quienes deberían ser investigadas por la Policía de Ámsterdam, lo que equivale a decir que era responsabilidad del Comisario Kerk y no asunto nuestro. Salvo por la corroboración de estos ‘pendientes’ podríamos decir que nuestro trabajo estaría terminado y podríamos regresar a Dublín con la satisfacción de haber concluido un caso más, aunque en forma directa el responsable material aún no había sido ‘puesto detrás de las rejas’. Creíamos poder estar satisfechos con los resultados de nuestras actividades en Ámsterdam. Posteriormente, a través del Jefe Mc Dermont nos enteraríamos de cómo había resultado el caso en contra de Jan Peter Oranjestaad Goedgedrag, Vandor Goedgedrag y la organización criminal conocida como The Nieuwendijk y entonces, y solo entonces, podríamos dar por terminado el caso de tortura y asesinato de Hugo Hans Mallenkvist en nuestras mentes. No era, de hecho no es la mejor manera de terminar un caso pero no siempre las cosas salen como uno quisiera que salieran y no siempre puede uno ser responsable por los resultados, pues, como ocurrió en este caso, las ‘autoridades’ tuvieron otro punto de vista y otras prioridades y las consecuencias de nuestro trabajo se encaminaron en diferente dirección. No todo puede calificarse como fracaso o desperdicio y aunque habíamos aprendido algunas cosas interesantes y conocido breve y levemente una ciudad fascinante. El proceso que terminaría en la eliminación de una poderosa organización criminal podría considerarse como un cierto triunfo en el cual nuestra intervención había sido positiva y decisiva. Y con esas observaciones, nos dedicamos a organizar nuestra salida de Ámsterdam y el regreso a Dublín, a la rutina diaria y el obligatorio Reporte que Mc Dermont estaría esperando. Teníamos una travesía aérea pendiente y en el avión, podríamos cumplir con ese requisito. Siempre optimistas, pensábamos que a nuestro regreso otro caso nos estaría esperando.
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Mientras tanto debíamos ponernos de acuerdo con el Comisario Kerk pues jerárquicamente aún estábamos bajo sus órdenes y quizá tuviera alguna otra misión que encomendarnos. Por quien sabe qué circunstancias, ni el Comisario, ni Marteen ni Inga estaban ‘disponibles’. Al parecer se había organizado una reunión de carácter extraordinario y todo mundo en el departamento estaba en la revisión de los documentos y registros que Frits había entregado. Ese era otro punto con el que no estábamos de acuerdo pues de ser cierta la información ahí contenida, mientras más personas tuvieran acceso a ella, más ‘comprometida’ podía resultar esa información y –no por nada- pero nuestra experiencia mostraba que mientras más personas estén enteradas de algo, menos es posible mantener la información confidencial, pero no íbamos a cometer la imprudencia de hacerlo notar a Nicholaas Kerk pues seguramente no había sido su decisión, sino una imposición de los altos jefes. Al estar haciendo esta recopilación del caso, recordé que durante nuestra estancia en Kilrush habíamos encomendado a Seamus y a Frank Robinson que investigaran al grupo de descendientes de sobrevivientes irlandeses que quizá pudieran proporcionar información acerca de John Richard Fry y/o Joseph Bruce Ismay y que el listado correspondiente con 9 nombres se había divido en un grupo del que se encargaría Seamus: que eran los Kelly, James Flynn, Nora Fleming y John Burke, mientras Frank se haría cargo de Daniel Bickley, del matrimonio Mc Coy, y de Katherine Mc Gowan. Ahora, en el presente día, esa información ya no era necesaria, ya habíamos establecido lo requerido en relación a estos dos pasajeros del TITÁNIC, pero no por eso debíamos olvidar el esfuerzo y dedicación que Seamus y Frank pusieran en ese asunto, y quizá más adelante obtuviéramos información que completara o modificara lo que ya sabíamos. Y dentro de todo este esfuerzo de nuestros colaboradores y propio habíamos logrado establecer con cierta precisión cuál fue el misterioso buque fantasma que algunos sobrevivientes del TITÁNIC vieron antes de la tragedia. Nos dimos cuenta de que no fueron ‘espejismos’ ni figuraciones de esos pasajeros, sino un evento real, un barco, el Californian, a cuya vera se ocultaba otro: el Samson.
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Se conoció y aclaró su papel en los eventos fatídicos de esa madrugada y sobre el cual algunos miembros de la tripulación fundamentaron ciertas ‘esperanzas’ de rescate o auxilio. Consideramos que no sería adecuado comunicarnos con ellos e informarles que la información ya no era necesaria, pensando que tal vez, más adelante y en otro caso, esos datos pudieran ser de utilidad pues cualquier cosa que tenga que ver con el TITÁNIC tiene la tendencia a estar unida de una forma u otra. Como parte de nuestra investigación y en búsqueda de ‘pistas’, también habíamos iniciado comunicación con el Art & Loss Register en Ámsterdam en la exploración de traficantes de arte holandeses y esa comunicación se había iniciado y aún no producía ningún resultado, por lo que era de elemental cortesía comunicarles que nuestra solicitud seguía vigente y solicitarles que cualquier información al respecto fuera dirigida a Marteen Hellberg. Con eso creíamos haber cubierto todos los ‘pendientes’. Aún y cuando el desenlace del caso no era ‘lo tradicional’ y/o ‘lo esperado’, el crimen estaba resuelto, solamente faltaban los eventos complementarios y la acción de la ‘maquinaria de la justicia’. Nosotros habíamos terminado nuestra parte del proceso. Y dentro de todas estas consideraciones no podíamos dejar de pensar que el TITÁNIC parece tener consigo una especie de embrujo que funciona aún casi 100 años después de su hundimiento. Ese ‘embrujo’ especial cubre no solo los años posteriores, sino que se puede extender a varios años anteriores al fatídico viaje y nos recuerdan como en 1894, 96 u 98, un escritor de nombre Morgan Robertson publicó una novela intitulada Fitulity.
Resulta extremadamente curioso y/o quizá coincidental que en esa novela, Robertson narra con 14 o más años de anticipación la tragedia de un gran barco 246
considerado invulnerable y que se hunde en una fría madrugada en las frías aguas del Atlántico y cuyo nombre coincidente era TITÁN. Las coincidencias son asombrosas: el barco naufraga por haber colisionado contra un iceberg, el peso, longitud y capacidad de pasajeros descrita por Robertson son muy similares a las características reales del Titánic, incluso el apellido del Capitán es el mismo. Otro de los puntos interesantes es que Robertson menciona la falta de botes salvavidas, por lo que se puede afirmar que el Titán y el Titánic son desconcertantemente similares y aunque nosotros no creemos en coincidencias o predicciones sobrenaturales, el libro, publicado en 1898 (14 años antes de la tragedia del Titánic) es asombrosamente profético. O’Malley {a quien todo esto llama mucho la atención y quien tampoco cree en coincidencias ni profecías}, nos dice que el Olympic, trasatlántico gemelo del TITÁNIC inició su construcción en el astillero Harland & Wolff en Belfast en 1908 y no era un secreto ni sus dimensiones ni los ‘adelantos’ que incorporaría. Sin embargo, O’Malley añade que los planos de construcción fueron elaborados desde mucho antes, y supone que de alguna manera Morgan Robertson estaba enterado de que se construiría un barco gemelo del Olympic, que llevaría el nombre de Titánic y de alguna manera, tuvo acceso a esos planos originales y quizá por ello, su descripciones son tan precisas o 'tan coincidentes'. Aún y cuando las novelas son obras de ficción, muchos datos reales son investigados y utilizados de acuerdo a la trama que el autor pretende comunicar. No ‘todo’ sale de la imaginación, las novelas exitosas, generalmente tiene como base hechos reales, datos e información fidedigna rodeados de una serie de especulaciones y/o 'invenciones'. En este caso, en el caso del naufragio del TITÁNIC las similitudes con el buque ficticio Titán son sorprendentes, aunque no tanto si consideramos (como opina O’Malley) que Robertson conoció esas características y tuvo la inspiración e ingenio literario para incluirlas en su novela: El Titánic se hundió en su viaje inaugural.
El Titán también.
El Titánic fue uno de los transatlánticos de lujo más grandes del mundo (882 pies, desplazando 53,000 toneladas), y una vez fue descrito como "inhundible". El Titán fue descrito la embarcación flotante más grande de su tiempo y considerado como el mejor trabajo del hombre (800 pies, desplazamiento 75,000 toneladas), e igualmente fue considerado "inhundible". El Titánic tenía tres hélices y dos mástiles hélices y dos mástiles.
El Titán estaba equipado con tres
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El Titánic zarpó desde Southampton, Inglaterra en su viaje inaugural en 1912. El Titán también fue botado en abril, también desde Southampton. El Titánic sólo contaba con 20 botes salvavidas, menos de la mitad del número requerido para la capacidad de pasajeros 3000. El Titán contaba con "tan pocos como la ley lo estimaba", 24 botes salvavidas, menos de la mitad del número requerido para la capacidad total de pasajeros: 3.000. Moviéndose demasiado rápido, 23 nudos, el Titánic golpeó un iceberg en la noche del 14 de abril de 1912, en el Atlántico Norte 400 millas de distancia de Terranova y se hunde horas después en la madrugada del día 15. También en una noche de abril en el Atlántico Norte a 400 millas de Newfoundland (Terranova), el Titán golpeo un iceberg mientras viajaba a 25 nudos y esto es parte de lo asombroso de esa novela, pero tampoco es 'algo' inexplicable pues en esa zona es muy frecuente el que haya 'icebergs' y muchos de ellos, de gran tamaño y en 1898 esa información era conocida por todas las compañías navieras que navegaban por esas aguas.
El Inhundible Titánic se hundió, y más de la mitad de sus 2207 pasajeros y gran parte de la tripulación murieron esperando la ayuda que nunca llegó. Eso fue real. En la novela, el Indestructible Titán también se hundió, y más de la mitad de sus 2500 pasajeros murieron. Eso fue una ficción literaria basada en simples cálculos aritméticos que 14 años después fue 'corroborada' por una espantosa tragedia. Indudablemente que de ninguna manera se puede pretender explicar la coincidencia en la que el infortunado y ficticio Titán y su contraparte real el Titánic chocaran con un 248
gran témpano de hielo, pero por otra parte, era ampliamente conocida la presencia de icebergs en la ruta que recorrerían y por supuesto, ningún trabajo cuesta imaginar que en algún momento, en alguna ocasión, cualquier trasatlántico chocara con un iceberg así como se sabía de antemano que los botes salvavidas serían insuficientes y que el número de víctimas sería elevado.
Lo 'impensable' ocurrió y hoy a muchos años de distancia el hundimiento del TITÁNIC continua siendo 'NOTICIA' y materia de miles de especulaciones y responsable del florecimiento de una gran industria comercial.
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